Estrategia de comunicación para propiciar la integración intergeneracional
Enviado por yorbanis gonzález
Introducción
La comunicación social es inseparable de la vida social. Todo proceso comunicativo facilita los mecanismos y ayuda a originar el desarrollo social, a la vez que contribuye a establecer una mejor calidad de los servicios de las instituciones sociales y estructuras comunitarias.
En relación con el papel que le corresponde jugar a la comunicación social en los procesos de desarrollo, han sido desarrolladas por investigadores diversas posiciones desde las ciencias sociales en América Latina, dentro de los que se destacan Jesús Martín Barbero, Paulo Freire, José Rebellato, Carlos Núñez, Mario Kaplún, entre otros. Este tema ha sido estudiado y analizado en Cuba por autores como Dra. Raysa Portal Moreno, Dra. Milena Recio Silva, Dra. Victoria Ojalvo entre otras.
Por general, el término comunicación social, ha estado relacionado con los medios masivos, materializado en la radio, la prensa, la televisión e Internet. Con el siguiente trabajo se pretende que la comunicación social es algo más que lo antes expuesto, ya que esta puede propiciarse en niveles micro como lo es el municipio, un asentamiento poblacional, el barrio, la comunidad. Las dinámicas comunicativas que se llevan acabo en estos espacios de nivel meso y micro, no son menos complejas que las que se producen a nivel de toda la sociedad. Es en estos espacios locales donde desde la cotidianidad, comienza la construcción de una sociedad que se emancipa y busca una mayor calidad de vida. El trabajo que se lleve a cabo es de vital importancia para lograr triunfar en sus proyectos sociales y políticos con el objetivo de satisfacer las demandas, necesidades y contradicciones de la comunidad.
Desarrollo
Es necesario comprender que "la capacidad de comunicar es una conquista de la naturaleza y no de la cultura, aunque cuando el proceso de hominización llega a término, esa capacidad se va a utilizar para originar relaciones y representaciones controladas por la razón y por la ética. El hecho de que el hombre, a veces, usando esa capacidad, haya logrado ampliar su universo vital con un universo cultural, donde el espíritu crea y se recrea, hace a nuestra especie aún más deudora de aquellos primeros seres vivos, que en su tenaz lucha por la supervivencia, conquistaron para nosotros las capacidades expresivas, los instrumentos biológicos, los patrones expresivos, en los que se funda genéticamente toda comunicación incluida aquella que opera con los más sublimes o abstractos de los productos comunicativos humanos."[1]
Para lograr lo antes expuesto es necesario el conocimiento real del hombre, propiciando la participación efectiva en la planeación, ejecución y evaluación de sus propios proyectos de autodesarrollo comunitario potenciando con ello una integración intergeneracional. En ello la comunicación es un factor vital, saber escuchar, saber responder, saber conducir, saber respetar al otro, son premisas fundamentales para lograr dicha integración.
Para ello es según el artículo de Sánchez Orbea, Griselda y Urías Arbolaez, Graciela, es importante tener presentes 3 premisas:
1. La comunicación no es independiente del desarrollo social, si el desarrollo social orienta recursos, estrategias y mecanismos para lograr el bienestar de las personas, la comunicación debe impulsar en esas personas la necesidad de participación y cooperación con el objetivo de lograr promover la necesidad de lograr un desarrollo comunitario. Ahora si bien es cierto que la comunicación por sí sola no produce cambios sociales, estos tampoco ocurren de no existir una comunicación abierta, democrática y participativa.
2. Es necesario asumir la comunicación como herramienta fundamental para fortalecer los procesos sociales y estar circunscripta como solamente a los medios de comunicación, sin hacer a un lado el papel que estos juegan como mediadores de opinión e información, los que favorecen a motivar, informar y estimular la participación de la sociedad, en función del desarrollo.
3. La comunicación es un reflejo de la cultura, por tanto se hace necesario asumir la práctica comunicativa como un encargo para el desarrollo comunitario. La comunicación no puede quedarse estancada en la cultura de los que dirigen o facilitan los procesos de desarrollo, sino abrirse a la comprensión de las personas propiciando con ello la participación abierta y democrática.
Propiciar una comunicación para el desarrollo social en general y comunitario es propiciar una comunicación a favor del autodesarrollo comunitario. De lo anterior se desprende la necesidad de comprender que la comunicación es un factor indispensable para el autodesarrollo, por lo tanto es esencial trazar políticas sociales ajustadas, donde se logre articular lo comunicativo en un equilibrio entre acceso y participación, en la que se debe tener presente la cotidianeidad como premisa para propiciar una comunicación efectiva.
Para lograr lo antes expuesto es necesario el conocimiento real del hombre, propiciando la participación efectiva en la planeación, ejecución y evaluación de sus propios proyectos de autodesarrollo comunitario potenciando con ello una integración intergeneracional. En ello la comunicación es un factor vital, saber escuchar, saber responder, saber conducir, saber respetar al otro, son premisas fundamentales para lograr dicha integración.
La práctica cotidiana coloca uno de los problemas más complejos dentro del desarrollo social. La comunicación social carga sobre sí no solo las complejidades de la comunicación humana, sino además las derivadas de su potenciación al tener lugar esta dentro de las comunidades. Es necesario entender los fenómenos comunicativos para poder romper con enfoques anteriores y evitar de esta manera la disociación o el reduccionismo que han estado presentes en los enfoques idealistas y en los enfoques biologistas. Partiendo desde una perspectiva sistémica debe analizar responsablemente los elementos que forman parte de la comunicación, aunque sean tan heterogéneos como actores, sustancias expresivas naturales o artificiales, instrumentos de comunicación biológicos o tecnológicos y representaciones generadas por los hábitos o por la razón. Todos estos elementos son copartícipes de un único sistema y su análisis dentro del Sistema de Comunicación permite comprender la dinámica y la dialéctica del proceso y de cada uno de los componentes que intervienen en el mismo.
El trabajo comunitario se constituye en una actividad política y educativa que cobra mayor vigencia en los momentos actuales. En él se propician las condiciones necesarias y suficientes para lograr que los actores comunitarios una mayor interacción social e interpretación de la realidad objetiva y subjetiva de los sujetos implicados en el proceso de integración intergeneracional. Para poder lograr dicha integración los procesos de comunicación se convierten en un elemento de vital importancia propiciando el intercambio y el consenso entre las diferentes generaciones.
Una mirada hacia las prácticas comunicativas dentro del trabajo comunitario, permite valorar que las mismas están estructuradas desde posiciones transmisivas, verticalistas lo que realmente se convierte en una barrera para lograr una articulación adecuada entre sociedad-conocimiento-transformación, lo que constituye un gran reto, y es preparar la comunidad para un cambio en sus prácticas comunicativas, de tal forma que las mismas garanticen la horizontalidad, y bidireccionalidad propia de los procesos de participación democrática que la sociedad cubana reclama.
Es importante comprender el concepto de prácticas comunicativas elaborado por la Dra. Raysa Portal Moreno, que la define como…"aquellas prácticas sociales en las que intervienen al menos dos actores sociales con funciones comunicativas diferenciadas de acuerdo a las circunstancias en que se desarrollen y que generalmente reproducen las regularidades de sus condiciones de existencia." [2]
Estas prácticas comunicativas están mediadas por condicionantes socioculturales, territoriales e históricas entre otras, que le imprimen su sello, en su expresión, desarrollo y posibilidades de transformación en el contexto comunitario. Las mismas aunque pueden ser analizadas en diferentes dimensiones, deben ser vistas a partir de la identidad comunitaria.
Para ello es necesario conocer que esta "encierra tres implicaciones trascendentales en el trabajo con las comunidades: la identidad es un fenómeno principalmente sociocultural; lo que hace posible esta identidad sociocultural es la interacción sostenida entre los miembros de la comunidad en su complejidad como grupo humano, y una comunidad es más coherente en cuento se identifica más consigo misma, asume sentidos de pertenencia, y ello es solo el resultado del quehacer social sistemáticamente compartido"[3].
Esto trae aparejado la posibilidad de afirmar que el estudio de la identidad es una necesidad del trabajo y la gestión comunitarias, por cuanto nos indica, entre otras cosas, el nivel de coherencia que tiene la comunidad en cuanto a tal, permite descubrir, en la medida que se modifica aquella, la eficacia de la gestión de transformación en y con la comunidad en cuanto sujeto social activo que se identifica con lo que hace.
Es por ello que para lograr una integración intergeneracional real el profesional del trabajo social debe tener presente aspectos socioculturales tales como la identidad de la comunidad donde se pretende realizar la transformación. La identidad nos indicara aquellos aspectos socioculturales que la identifican en su quehacer social lo que permite penetrar en su cotidianeidad, en su interacción social, permitiendo conocer su realidad y poder brindar las herramientas necesarias para que la comunidad sea la propia protagonista de su transformación.
Para ello se deben tener presente las siguientes condiciones socioculturales de la identidad planteadas por Martínez Casanova, Manuel: La comunidad de códigos culturales, la comunidad de tradiciones, la continuidad ceremonial y la autoidentificación comunitaria.
Entonces se hace necesario conocer dichas condiciones donde la comunidad de códigos culturales se configura por los modos de hacer y de pensar, ejecutados por comunidad, de una manera específica, en base a valores, criterios y puntos de vista codificados, es una vía para identificarse a sí mismo, de las demás comunidades.
El lenguaje y los modos de decir, las normas de convivencia y comportamiento social, las costumbres, la interacción familiar y grupal, así como el sistema de creencias, criterios y procederes mágico – religiosos, resultan de vital importancia para poder entender los códigos culturales de una comunidad dada. El profesional no debe nunca olvidar que el sistema de códigos resulta un elemento identitario de la comunidad con la que interactúa, por "incomprensible" que puedan parecerle, de no tenerlo presente puede atentar contra su intención de gestar la autotransformación comunitaria. Por lo que el profesional deberá trabajar desde la subjetividad social promoviendo la reflexión sobre la validez de sus códigos culturales y promover la necesidad de transformarlo.
Para esto tiene que tener presente la comunidad de tradición la que es hereditaria de tradiciones trasmitidas de generación a generación por vía oral se trasmiten los elementos que quedarán asumidos definitivamente por la comunidad. La tradición es la encomendada de mantener en el tiempo determinados modos de ser, hacer y pensar de la comunidad, sin negar el desarrollo y las tecnologías.
La tradición funciona como trasmisor de códigos culturales y por tanto de la cultura misma. Por lo que, en el contexto de una misma tradición, se encuentran presentes varias variables de aspectos socioculturales que posibilitan la diversidad de elementos propios de la cultura por lo que nunca resultan homogénea.
Cada etapa o generación modifican las tradiciones culturales, las que se adecuan a las nuevas exigencias y por ello es necesario promover la integración intergeneracional para lograr la perdurabilidad de las tradiciones. Es por ello que resulta imprescindible que, si de cambios en la tradición se trata, deben ser lo más coherentes y lo menos agresivos posibles, de ahí la importancia que resulta indispensable la concientización intergeneracional por parte de la comunidad, de los cambios y sus efectos en la tradición cultural que se afecta. Entonces la comunidad, como agente del cambio, podrá encontrar la vía menos traumática y efectiva para mantener vivas las tradiciones. La comunidad debe ser capaz de cuestionarla mediante la autovaloración crítica y ser capaz para encontrar la solución a este difícil problema. Esta es la única manera de conciliar tradición y cambio en el marco del desarrollo comunitario.
La comunidad ceremonial es otra condición de los procesos humanos que resulta insoslayable en cualquier análisis dirigido a entender la identidad de la comunidad.
Las ceremonias, entendidas así, son la cara visible de la cultura del grupo o comunidad. Estas, en su realización, son las que distinguen a un miembro de un colectivo de los que no lo son. En ello se evidencian los prejuicios, las limitaciones y los valores contenidos en la comunidad. Son estas precisamente las que nos indican como y con que rapidez cambia esta última en los procesos interventivos. Los cambios ocurridos en esta dirección son generalmente espontáneos e inconscientes por ser estos aspectos ceremoniales más sentidos que pensados, más vividos que proyectados.[4]
Para llevar a cabo el proyecto de autodesarrollo comunitario se debe tener presente que en ocasiones determinadas ceremonias, consideradas retrógradas o negativas por algunos, en la comunidad son cotidianas y "normales". Para poder lograr un cambio en tales comportamientos debe partir de la concientización de la comunidad sobre la negatividad de determinadas conductas y comportamientos, la importancia de transformarlos y por tanto, de sustitución en el mejor sentido para la misma. Ello trae consigo la promoción de una participación activa, consciente y protagonizada por la comunidad en el proceso de autotransformación, la que resulta de vital importancia para lograr el autodesarrollo comunitario donde se potencie la integración intergeneracional.
Es necesario tener presente que el desarrollo trae consigo la aparición dentro de la comunidad de nuevas ceremonias y por tanto tienden a desaparecer otras, lo que en ocasiones resulta una barrera y un elemento desestabilizador. Es por ello que la comunidad debe ser consciente de su protagonismo en los cambios o de lo contrario está condenada a desaparecer. Ahora si como parte del proyecto se es capaz de promover una integración intergeneracional como medio para mantener vivas tradiciones y ceremonias dentro de la comunidad y que perduren en el tiempo, se estará cumpliendo un reto hoy para la mayoría de los proyectos de autodesarrollo comunitario que se encuentran pautados por estar dirigidos principalmente a edades determinadas.
Por último, es necesaria la autoidentificación comunitaria, la que se manifiesta ante todo, como el aspecto de consolidación de los procesos anteriores. La autoidentificación posee la capacidad de potenciación extraordinaria en mantener latentes los aspectos expuestos anteriormente. Por lo que la comunidad toma y se apropia de elementos naturales, culturales o artificiales que le permiten autoidentificarse ante otras comunidades los que sirven de referentes identitarios para dicha comunidad.
La cultura popular tradicional es el recurso identitario más frecuente lo que constituye un elemento importante para poder entender los modos de pensar y hacer de diferentes grupos y sectores sociales dentro de la sociedad. La cultura popular tradicional es colectiva por lo que implica a todas las generaciones dentro de la sociedad, dándole mayor significación comunitaria. Por lo que en la elaboración del proyecto de autodesarrollo comunitario se debe tener en cuenta como recurso insustituible dentro de la comunidad como vía para propiciar la integración intergeneracional y asumir las potencialidades que la misma ofrece para el cambio y prestar atención a las situaciones medulares en que pueda resultar conflictiva con la ejecución del proyecto en sí.
Las prácticas comunicativas en el contexto comunitario median y son mediadas por el proceso de gestación de lo comunitario, que genera el autodesarrollo comunitario como vía esencial para la participación, cooperación e implicación de los diferentes actores comunitarios, viabilizando procesos transformadores a través de la participación consciente de la ciudadanía en las actividades construidas con ese objetivo.
Existe un entramado de relaciones sociales, lo que evidencia una vez más la significación que reviste la comunicación social y en particular las prácticas comunicativas en el trabajo comunitario y si por otra parte se analiza la complejo de lo cotidiano en las actuales condiciones del desarrollo social en Cuba, que exige unidad y cohesión de las acciones de todas las instituciones, organizaciones, y pueblo en general alrededor de las múltiples transformaciones sociales que se suceden y que requieren respuestas rápidas, eficientes y coordinadas, las que demandan una participación activa, el análisis de esta problemática adquiere relevancia y se constituye en tema necesario de reflexionar por parte de los profesionales del trabajo comunitario.
De todo lo anterior se infiere la necesidad de reflexionar en relación con la forma de comunicación que ha de adoptarse dada las particularidades del trabajo comunitario.
El modelo EMISOR-MENSAJE-RECEPTOR está siendo tan fuertemente cuestionado actualmente, lo que no es porque el mismo sea falso, sino por el contrario porque describe muchas de las formas que caracterizan la comunicación entre diferentes sujetos sociales, dígase jefe-subordinado, dirigente-dirigido, profesor –alumno, padre-hijo, medios de comunicación masiva-usuarios, etc.
Las personas no desean ser meros oyentes, quieren hablar ellos también y ser escuchados, pasar a ser interlocutores, se demanda por tanto abrir paso a una comunicación de base, a una comunicación comunitaria auténticamente democrática.
Definir la comunicación a que se aspira, equivale decir, la sociedad que se quiere vivir, en una sociedad como cubana sustentada en la más absoluta democracia, significa definir la comunicación y las prácticas comunicativas que en ella se generen como dialógicas, horizontales, participativas, al servicio de todos y en función de la gestación de lo comunitario.
Una mirada a la praxis del trabajo comunitario evidencia que aún no hemos rebasado los marcos estrechos de un modelo de comunicación que aunque pretende el logro de la participación democrática, continua reproduciendo el modelo tradicional el profesional continua siendo el comunicador o emisor que trasmite mensajes a la comunidad, esta como receptor y aunque se propicia la "participación" o mas bien la retroalimentación, esta sigue siendo unidireccional. En tal sentido valoramos que el modelo está invertido, los profesionales del trabajo comunitario en sentido general no tienen que ser los emisores para gestar lo comunitario en función del desarrollo, el verdadero emisor ha de ser la comunidad, la cual tiene que comunicar a través del actor social en cuestión, estos han de cumplir mas bien el rol de facilitadores en los procesos comunitarios.
Es oportuno indicar que todo proceso de comunicación para el desarrollo comunitario está inscrito en una práctica dinámica e integradora sobre la que se pueden ofrecer algunas consideraciones.
Hacer comunicación para el desarrollo comunitario es abordar o acceder a la creatividad, porque reta y supera con imaginación cualquier dosis tecnológica, a partir de las necesidades más sentidas por la población.
La comunicación para el desarrollo comunitario es participativa porque todos los actores sociales tienen y toman parte de ella.
Está relacionada estrechamente con la acción porque promueve alternativas en la búsqueda de soluciones, teniendo presente un sentido de pertenencia a la práctica sociopolítica y económica del país.
Es un derecho, porque si se excluyen los ciudadanos como agentes principales del desarrollo comunitario se corre el riesgo de caer en la banalidad.
A través de la comunicación identificamos y proyectamos un quehacer comunicativo que le otorga a la comunidad la acción recíproca de una relación directa que promueve el autodesarrollo.
Todo lo anterior pone de relieve la necesidad de abrirle a la comunicación un horizonte cada vez mas amplio en el terreno de lo social, consolidando un movimiento de desarrollo social que sirva de eje articulador de políticas sociales. Esos espacios de comunicación que abren las compuertas participación comunitaria han de caracterizarse por ser plurales y expresivos, o sea, que ofrezcan posibilidades de comunicación para la expresión individual a favor de la participación para el desarrollo comunitario, han de ser públicos, porque se dispone de medios de comunicación para llevarlos al conocimiento público de todos los que se implican en el proceso; deberán ser deliberantes y participativos, por cuanto ponen en juego visiones e intereses, se negocian sentidos y se construyen decisiones colectivas a favor del desarrollo comunitario, lo cual solo es posible a través de la creación de espacios comunicativos de construcción colectiva en la gestación de lo comunitario.
Si se desea un verdadero proceso de comunicación, el primer paso debería consistir en poner el destinatario no al final, sino al principio, por tanto se propone asumir un modelo de comunicación para el trabajo comunitario donde el profesional y instituciones implicadas en el trabajo comunitario en general, en su función asociada al rol de comunicadores para la comunidad, partan del conocimiento de las experiencias, necesidades, aspiraciones de la comunidad y luego de un proceso de análisis de la información obtenida como prealimentación para los procesos integración intergeneracional. Por lo que se debe seleccionar, ordenar, organizar, jerarquizar dicha información, para solo luego, devolverla a los destinatarios, de tal modo que estos puedan hacerlas conscientes, analizarlas y reflexionarlas.
En el contacto con la comunidad se deberá procurar devolver esos hechos y experiencia que ha recogido, de tal manera que esta pueda verlos desde otra perspectiva crítica, analizarlos, discutirlos, reflexionarlos, emitir juicios, desentrañar las causas del problema para poder trabajar sobre las causas que lo originan.
Todo estas observaciones permitirán que el proceso de comunicación entre las generaciones para de esta forma propiciar una comunicación más eficaz, donde se aprenda a "saber llegar" a la comunidad, pero, ¿que significa saber llegar? Significa que logren ser atendidos, que despierten el interés en los otros, que sean escuchados, entendidos, captados, para movilizar interiormente a quienes participan en el proceso, que logren problematizar el análisis de las situaciones, que generen el diálogo y la participación para propiciar el proceso de toma de conciencia crítica ante la realidad
La planeación estratégica en comunicación puede ser una vía para lograrlo, se trata pues de planear acciones racionalmente interrelacionadas en busca de un objetivo a mediano o largo plazo, en función de una meta a alcanzar.
Como bien plantea Portal Moreno, Raysa; la estrategia es lo que permite diseñar un escenario de acción examinando fortalezas y debilidades de la comunidad, las probabilidades de éxito y todas las barreras que puedan dificultar la estrategia. Por lo que, planear estratégicamente será "el proceso que tiene que conducir en un sentido y con un rumbo la voluntad planificada del hombre hacia el logro de objetivos generales que permitan modificar la realidad de la cual partimos sin perder el rumbo, sin perder lo esencial de esos propósitos." (Núñez, 1985: 83).
Por lo que se debe tener presentes los siguientes elementos propuestos por Montero de Miranda, Armando para elaborar una estrategia comunicativa:
1. Referente: Es el grupo, organización o institución que diseña y realiza la estrategia.
2. Credo Básico: Conjunto de principios, valores, interpretaciones y presupuestos que dan unidad esencial. Es la fuerza desde la cual el referente puede expresar su voluntad de futuro.
3. Horizonte de Planeación: Tiempo en que se enmarca la estrategia.
4. Análisis del Contexto en que se va Actuar: se debe tener una interpretación realmente objetiva que permita el diseño con capacidad de incidencia y modificación.
5. Objetivo Estratégico: Los formula el grupo referente para expresar lo que quiere lograr en el horizonte de planeación y modificación.
6. Líneas de Acción: Grandes directrices de actividades que expresan la identidad del trabajo del referente.
7. Ejes Temáticos: Aspectos o contenidos particulares que derivan de los objetivos particulares.
La construcción de una estrategia deberá partir de la realidad, o sea, de la cotidianidad de los actores comunitarios y acceder a esa realidad se constituye quizás en el reto mayor en este proceso, no obstante lo cual, la propuesta de una metodología para el autodesarrollo comunitario, construida por un grupo de investigadores del Centro de Estudios Comunitarios es una opción teórico-metodológica que permite acceder a tales propósitos.
Hay coincidencia teórica en relación con la importancia del diagnóstico para desarrollar la estrategia, y en la necesidad de convertir este diagnóstico en el inicio de un aprendizaje comunitario significativo. Esta aspiración solo es posible desde una concepción de un diagnóstico participativo que permita acceder al entramado de las relaciones sociales que se establecen en el contexto comunitario desde la perspectiva de sus propios protagonistas, que a su vez protagonizarían la estrategia en cuestión.
Otro elemento importante dentro de la estrategia comunicativa será el diseño de las actividades que se deriven del eje temático, en lo cual se tomará en consideración las posibilidades y potencialidades de la comunidad en cuestión para implicarse creadora y activamente en el.
Por ultimo un componente no menos importante dentro de la estrategia lo es la evaluación de la misma la cual tendrá que garantizar su carácter participativo, donde el análisis y la crítica estén presentes como vías para la expresión democrática de los ciudadanos. Por tanto debe ser sistemática su evaluación para poder trabajar sobre las contradicciones que durante el proyecto puedan aparecer.
Por lo que el diseño de la estrategia de comunicación según Montero de Miranda, Armando debe seguir los siguientes pasos que se muestran a continuación:
Se hace necesario entonces crear una conciencia colectiva sobre la necesidad de participar y apoyar el proyecto. Se debe explicar de forma clara el propósito del proceso de planificación y objetivos, logrando divulgar estos objetivos por diferentes vías de comunicación existentes en el territorio. Defender pública y ampliamente la necesidad de lograr una integración intergeneracional.
La comunicación en el trabajo comunitario tiene una función fundamental, como mediadora de los procesos de gestación de lo comunitario. Va a potenciar los procesos de transformación a partir de la participación de las generaciones con el propósito de lograr una integración que le permita identificar y solucionar las causas que originan las contradicciones y problemas logrando una mayor calidad de vida.
Bibliografía
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Sánchez, Griselda & Urías, Graciela. 2010. Comunicación y Gobernabilidad. Edición Digital.
Autor:
Lic. Yorbanis Gonzáles Díaz
Graduado: Estudios Socioculturales
Profesión: Asesor de Trabajo Comunitario del Centro de Estudios Comunitarios
Facultad de Ciencias Sociales, UCLV
[1] Ver: Martín Serrano, M (2002) Teoría de la Comunicación. Epistemología y análisis de la referencia. La Habana, Edit. Pablo de la Torriente. (1991) México, UNAM. Pág.31
[2] Ver: Ver: Portal Moreno, Raiza (2003) Comunicación y Sociedad , Selección de Lecturas La Habana Editorial Félix Varela 2003 Cuba , Pág. 2.
[3] Ver: Martínez Casanova, Manuel. (2009) La mediación Cultural del Desarrollo Social, El Desarrollo Local Comunitario. Desafíos Actuales Para América Latina Ediciones Feijoo. UCLV. Santa Clara. Pág. 258.
[4] Ver: Martínez Casanova, Manuel. (2009) La mediación Cultural del Desarrollo Social, El Desarrollo Local Comunitario. Desafíos Actuales Para América Latina Ediciones Feijoo. UCLV. Santa Clara. Pág. 261.