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Michel Foucault (página 2)

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4. Foucault. un posible ordenamiento de su estrategia

¿Tres etapas intelectuales? "Ustedes no tienen derecho de despreciar el presente".

En este apartado trataremos de mostrar, como en una mesa de disección, la manera en que según algunos autores sería posible ordenar el pensamiento de M.F. y las preguntas que lo orientaron en el transcurrir de sus investigaciones.

Para Miguel Morey, se podría pensar en tres fases, a modo de tres etapas intelectuales; sobre ésto nos dice: "La comodidad de una clasificación como ésta es del todo evidente. En primer lugar, se pliega a una sencilla exigencia cronológica que parece de suyo legitimarla, al tiempo que nos ofrece la ilusión de un encaminamiento sucesivo de la tarea de Foucault hacia una reflexión cada vez mejor armada (…) ratificada en parte por el propio Foucault, quien, por ejemplo, con ocasión de la publicación de Surveiller et punir, se extiende largo y tendido en consideraciones metódicas acerca del desplazamiento que conduce de la arqueología del saber a la genealogía del poder"(30).

La primera de estas etapas, es la que lleva el nombre de Arqueología. Este período se centra principalmente en una pregunta: ¿Qué puedo saber?(31); cuestión que Foucault intenta abordar a partir del análisis de los efectos y sistemas de verdad de los discursos; etapa marcada por una decisión metodológica irreconciliable: partir de un escepticismo sistemático y metódico hacia todos los universales antropológicos. Esta etapa comprende los trabajos de 1961 a 1969, es decir, desde Historie de la folie, hasta L´archéologie du savoir.

La segunda es la que Foucault denominó Genealogía. En este período elabora su pregunta sobre el poder en términos de ¿Qué puedo hacer?; intenta así realizar un análisis de las relaciones de poder equivalente a un análisis del

régimen político de la verdad como facilitador de tipos específicos de normatividad. Este es el período que abarca los años 1971 a 1976, desde L´ordre du discours y Nietszche, la géanalogie, l´historie, encontrando su momento mayor con la publicación de Surveiller et punir, hasta el primer volumen de la Historia de la sexualidad: La volonté de savoir. En este sentido, como diría Miguel Morey: "La genealogía intenta, por recurso a la noción de «relaciones de poder», explicar lo que la arqueología debía contentarse con describir"(32).

Finalmente, la última de estas tres etapas es la que caracteriza sus trabajos sobre la Ética; este desplazamiento se anuncia ya tras cuestiones como la de la gubernamentalidad a partir de 1978 y se ve realizada en los volúmenes segundo y tercero de la Historia de la sexualidad: L´usage des plaisirs y Le souci de soi ambos de 1984. En esta etapa Foucault se interesa principalmente en una cuestión: la de la subjetividad, más precisamente de las técnicas y tecnologías de la subjetividad, en términos de: ¿Quién soy yo?; Como un intento de abordaje de la relación del yo consigo mismo.

Sin embargo, esta clasificación aunque muy útil, no debe tomarse de suyo como una evidencia primera; de hecho, esta se pone en cuestión si se percibe, como bien lo hace Morey, que existen contactos de muy poco peso entre Histoire de la folie y Les mots et les choses (ambos trabajos de la etapa arqueológica), y no, por ejemplo, entre Histoire de la folie y Surveiller et punir, en donde el segundo –desarrollo propiamente genealógico- parece un "trabajo de reescritura de su primera obra arqueológica". Pero, como nos esmeramos en argumentar al final del apartado anterior, esto no quiere decir que no exista, entre ambas instancias, diferencias claras en el procedimiento; como lo expresara el mismo Foucault: "la genealogía explica o analiza el nivel de la arqueología"(33); como diría Morey: "El riesgo de aceptar una periodización como la tradicional es, a mi entender, doble. En primer lugar, nos puede llevar a imaginar algo así como la sucesión de tres procedimientos, cada uno de los cuales sustituiría al anterior: de arqueología a genealogía, y de ésta al análisis de las técnicas de subjetivación. Y ello es radicalmente erróneo. Los procedimientos metódicos se engloban en círculos cada vez más amplios pero no se sustituyen en absoluto. Así, en 1983, Foucault anota: «Arqueología: método para una Genealogía histórica, que toma como dominio de análisis los discursos; los discursos considerados como acontecimientos; ligados por reglas de Prácticas discursivas». Y en segundo lugar, puede llevarnos a pensar que L' archéologie du savoir es algo así como la culminación teórica de sus ejercicios anteriores de análisis histórico y concederle de este modo el estatuto pleno de teoría (…) Foucault no puede, y él es el primero en saberlo, obtener resultados de su discurso que valgan como «verdad»"(34).

Otro ejemplo de esto nos lo dan las palabras de Foucault en Un diálogo sobre el poder: "Cuando pienso en ello ahora, me pregunto de que pude hablar en Histoire de la folie o en Naissance de la clinique, por ejemplo, sino del poder"(35).

Así puede advertirse, en una dirección, un corte que diferencia el primer y el segundo período, y en otra, el período siguiente complementa y se reapropia del anterior.

Con esto, y siguiendo con la lectura que realiza Morey del pensamiento de Foucault, entendemos que no sólo es posible realizar sobre las investigaciones de un autor una lectura cronológica -en orden de aparicion de las publicaciones-; sino también, y efectuando una mirada más global, realizar una lectura de orden lógico. Por ejemplo, teniendo en cuenta la cuestión de la subjetivación (eje Subjetividad – Verdad )(36), como lo hace Morey y lo reconoce Foucault en la entrevista titulada "La ética del cuidado de uno mismo como practica de la libertad"; entendiendo por subjetivación el modo en que el sujeto hace la experiencia de sí mismo en un juego de verdad en el que está en relación consigo mismo.

Quisiera decir en primer lugar cual ha sido la finalidad de mi trabajo durante estos últimos veinte años. No ha sido analizar los fenómenos de poder ni sentar las bases para tal análisis. Busco más bien producir una historia de los diferentes modos de subjetivación de los seres humanos en nuestra cultura"(37).

Este eje de análisis (ahora enriquecido) podemos encontrarlo, también, en su "Autorretrato", donde el mismo M.F. denomina su proyecto como Historia crítica del pensamiento, entendiendo por pensamiento al acto que introduce un sujeto y un objeto en todas las relaciones posibles.

"Se trata de determinar lo que debe ser el sujeto, cuales deben ser sus condiciones, que estatus debe tener, que posición debe ocupar en lo real o en lo imaginario para poder convertirse en un sujeto legítimo de cualquier tipo de entendimiento dado. En suma, se trata de determinar su modo de subjetivación"(38).

Esta denominación: "Historia crítica del pensamiento", responde a la autoinclusión de Foucault en la tradición filosófico-crítica de Kant, cuestión que le permite completar su análisis de la subjetividad a partir de una ontología del presente.

Dicho argumento de pertenencia, si de alguna manera nos es posible rastrearlo, aparece mencionado por el autor en 1983 en su conferencia: "¿Que es la Ilustración?"; allí, y haciendo una referencia explícita a un articulo de Kant sobre la Aufklärung, señala: "La cuestión que en mi opinión aparece por primera vez en ese texto de Kant es la cuestión del presente, la cuestión de la actualidad: ¿Qué pasa hoy? ¿Qué es lo que pasa ahora? ¿Y que es ese «ahora» dentro del cual estamos unos y otros y que define el momento en que yo escribo?"(39).

Foucault, a nuestro entender, intenta mostrarnos hasta qué punto la pregunta sobre el presente, sobre la actualidad, aparece aquí como un acontecimiento al que Kant se propone interrogar. Dice Cristina Donda: "Lo que Foucault resalta es la pregunta por el presente; pregunta a través de la cual el filósofo ya no se ubicaría en relación a una doctrina o a una tradición; ni a una comunidad humana en general, sino que se plantea su pertenencia a un determinado «nosotros», a un nosotros que enraiza en un conjunto cultural característico"(40). Seguidamente, encontramos a M.F. advirtiendo que no es la primera vez en la historia de la reflexión filosófica que se revela una pregunta acerca de una cierta actualidad del conocimiento; esto puede fácilmente sondearse quizás al comienzo de El Discurso del Método en Descartes, pero esta reflexión, que parece comenzar a delimitarse en Descartes a partir de 1637, se esboza en términos universales, atemporales, bajo la forma de ¿Quién soy yo?. Puesto que, como ya dijimos anteriormente, allí Descartes es todo el mundo, no importa donde ni en que momento.

En la reflexión de Kant la cuestión parece plantearse de manera diferente; los interrogantes que Foucault nos presenta aparecen en el orden de: ¿Qué es lo que en la situación actual puede determinar tal o cual decisión de orden filosófico?; así nos dice: "El discurso tiene que volver a tomar en cuenta su actualidad, por una parte para recuperar allí su propio lugar, por otra parte para decir su sentido y por último para especificar el modo de acción que es capaz de ejercer en el interior de esa actualidad"(41).

Este articulo, al que M.F. hace referencia, se publica en el periódico alemán Berlinische Monatschrift en 1784. Allí Kant intenta responder a la pregunta: Was ist Aufklärung? con esta sentencia inicial:

"Ilustración es la salida del hombre de su autoculpable minoridad. Minoridad es la incapacidad de servirse de su propio entendimiento sin la guía de otro"(42).

Es entonces que Foucault se pregunta si no seria posible entender a la modernidad menos como un período de la historia que como una actitud; como una forma de relacionarse con la actualidad y como un trabajo sobre uno mismo dentro de esa actualidad; como "una elección voluntaria que es efectuada por algunos; una manera de pensar y de sentir; de actuar y de conducirse que a la vez indica una pertenencia y se presenta como una tarea. Un ethos en definitiva"(43). En Palabras de Baudelaire, a quien Foucault remite para explicar ésto: "Para la actitud de modernidad, el alto valor del presente es indisociable del ensañamiento en imaginarlo, en imaginarlo distinto de lo que es y transformarlo, no destruyéndolo, sino captándolo en lo que es"(44). La actitud de moderninad implica la asunción de una realidad siempre acompañada de una constante y severa crítica de lo que somos y de lo que hacemos; intento de transformación de lo real y trabajo severo sobre uno mismo; pero no trabajo de desentrañar la verdad sobre sí que se ocultaría profunda detrás de las palabras, sino y más bien, el de la práctica que busca ante todo una autoinvención.

"Sostener la fe en la Ilustración -solicitud que formula Foucault en el texto de 1984- insinúa la necesidad de hacerse cargo del uso de la propia razón, sin someterse a ninguna autoridad; ejercer la crítica, ya que es ésta la que tiene la finalidad de definir las condiciones en la que el uso de la razón es legítimo para determinar qué podemos saber, qué podemos hacer, y quiénes somos"(45).

La tarea contempla, por un lado: fe en la Ilustración; por el otro: un ethos filosófico caracterizado como una actitud límite: "No se trata de un comportamiento de rechazo. Se debe evitar la alternativa del afuera y del adentro; hay que estar en las fronteras. La crítica es en verdad el análisis de los límites y la reflexión sobre ellos. Pero si la cuestión kantiana era saber qué límites debe renunciar a franquear el conocimiento, me parece que la cuestión crítica debe ser invertida como cuestión positiva: en lo que nos es dado como universal, necesario, obligatorio, cuál es parte de lo que es singular, contingente y debido a coacciones arbitrarias. Se trata en suma de transformar la crítica ejercida en la forma de la limitación necesaria en una crítica práctica en la forma del franqueamiento posible (…) una labor paciente que le dé forma a la impaciencia de la libertad"(46).

Habría así, dos posibles formas de crítica: una que del lado de una filosofía crítica, se constituiría paulatinamente a partir de una analítica de la verdad y otra, más acorde a lo que Foucault parece pretender a lo largo de su extenso proyecto y que se fundaría en términos de una Ontología histórica de nosotros mismos. Ontología de los juegos de verdad y falsedad (y allí los modos de subjetivación) en donde el sujeto mismo se presenta como objeto de un posible conocimiento, como generador de un saber sobre sí mismo, regulado por normatividades ejercidas por determinadas prácticas discursivas que posibilitan un conjunto de prácticas sociales en un acontecimiento que marca una experiencia(47); entendiendo por juegos de verdad, al resultado de la mutua relación entre los procesos de subjetivación y las condiciones históricas a partir de las cuales algo de la realidad es factible de ser problematizado como objeto de conocimiento (proceso de Objetivación). Una historia crítica del pensamiento tendría entonces que partir del análisis de las condiciones en que el sujeto y el objeto se relacionan para transformarse a tal punto que estas permitirían la emergencia de un saber. Foucault no pretende preguntarse, como él mismo lo diría, acerca de una verdad ya dada, tampoco pretende promover lo válido en un momento posible, sino y más bien, revelar las condiciones a través de las cuales el sujeto en relación con el objeto, generan un conjunto de saberes acerca de ellos mismos, saberes que regulan y delimitan los procesos de objetivación de la realidad, saberes que se modifican históricamente, saberes a partir de los cuales los sujetos desarrollan una experiencia sobre si mismo a partir de la cual deben decir qué son. En consecuencia, la pregunta aparecería en términos de: ¿Qué condiciones históricas posibilitaron la inscripción de ciertas prácticas discursivas en una serie de juegos de verdad y falsedad, a partir de los cuales pudo forjarse un campo de saber particular?.

Tenemos entonces tres argumentos de peso para ensayar un ordenamiento distinto al tradicional: a) los procedimientos no se suceden; se engloban en reapropiaciones; b) El eje subjetividad-verdad atraviesa el interés de las investigaciones de manera general; 3) Ontología de la actualidad y de nosostros mismos en esa actualidad, como pregunta de partida y como pregunta objeto.

A la luz de lo dicho hasta aquí, podemos obtener un ordenamiento radicalmente otro: – Ontología histórica de nosotros mismos en relación a la verdad que nos constituye como sujetos de conocimiento (Histoire de la folie, Naissance de la clinique, Les mots et les choses). – Ontología histórica de nosotros mismos en las relaciones de poder que nos constituyen como sujetos actuando sobre los demás (Histoire de la folie, Surveiller et punit). – Ontología histórica de nosotros mismos en la relación ética por medio de la cual nos contituimos como sujetos de acción moral (Histoire de la folie, Histoire de la sexualité)(48).

Hemos planteado hasta aquí, dos posibles formas de ordenamiento del pensamiento de M. F., sin agotar aún, todas las alternativas localizables en relación a ésta, por lo pronto, nuestra labor . Ejemplo de ello es el que encontramos, en Saber y Verdad, en propias palabras de Foucault, cuando afirma: "La noción que sirve de soporte común a los estudios que he realizado después de la Historia de la locura es la de problematización, pese a que yo no había entonces aislado suficientemente esta noción(49)". Con problematización no quiere decir ni objeto preexistente ni creación discursiva de un objeto que no existe, sino y más bien, conjunto de prácticas discursivas y no discursivas que harán ingresar a «algo» en un juego de verdad y falsedad que lo hace emerger como objeto de conocimiento. Por ejemplo, en Histoire de la folie se trataba de la problematización de la locura a través de las prácticas institucionales y los modos de conceptualización (el problema que la locura planteaba a los otros); en Survellier et punir se trataba de analizar la problematización en relación a las prácticas penales y a las instituciones penitenciarias, en suma: los cambios en la problematización de las relaciones entre delincuencia y castigo; en Histoire de la sexualité, invirtiendo el frente de ataque, el problema que la conducta sexual puede plantear a los individuos mismos.

"…Más numerosos son aquellos que consideran el «afuera» igual a «contra» (de la filosofía)(50) pues se muestran sensibles al hecho de que Foucault desacreditó las cuestiones de posibilidad trascendental en beneficio de las cuestiones de posibilidad histórica, condenó la investigación de las profundidades (pues le pareció muy difícil discernir los puntos desde los cuales se perciben bien las superficies) y sustituyó la historia de los sistemas por la historia de las problemáticas…"(51).

En la presente investigación tendremos en cuenta el primer ordenamiento, aquel en el que se hacía referencia a las tres etapas cronológicas (Arqueología, Genealogía y Ética). Así, nos abocaremos exclusivamente al trabajo de la fase arqueológica, tomando como centro de interés lo que decidimos llamar "anclaje metodológico", recordemos: La arqueología del saber (texto en donde creemos se materializa la independencia y la forma del instrumento) y desde allí, efectuar una especie de lectura satelital de los textos: Enfermedad mental y personalidad, Historia de la locura, El nacimiento de la clínica y Las palabras y las cosas pero sólo en la medida en que estos nos aporten elementos para la comprensión de la Arqueología. Sin embargo, y a pesar de esta decisión metodológica, no evitaremos transitar por otros ordenamientos posibles cuando ellos nos permitan, de manera más precisa, articular los textos mencionados.

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Trabajo enviado por Lic. Carlos Alejandro Bicci Lic. Víctor Enrique Cáceres Lic. Gustavo Daniel Tello

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