Venezuela: A propósito de la independencia desde abril de 1810 hasta diciembre de 1830 (página 2)
Enviado por Leonardo Poleo
El año 1819 también señala el cambio de actitud en Estados Unidos y Gran Bretaña que deciden apoyar con hombres, armas y dinero los movimientos de la independencia. Debe tenerse presente que el periodo comprendido entre 1750 y 1850 abarca la Revolución Industrial, el surgimiento y consolidación del Modo de Producción Capitalista en su primera fase, el ascenso económico, social y político de la Burguesía, el nuevo reparto del mundo, el surgimiento de los nuevos grandes imperios coloniales y de áreas de influencia en una nueva correlación de fuerzas de potencias grandes y medianas.
Morillo recibe instrucciones para firmar un armisticio. El 25 y 26 de noviembre de 1820, España y la Republica de Colombia firman los tratados de Armisticio y Regularización de la Guerra, suscritos entre Correa y Sucre, poniendo fin a las hostilidades y a la guerra a muerte, respectivamente. El 27 de noviembre de 1820 se entrevistan con Bolívar y Morillo en Santa Ana de Trujillo. Finalmente, Pablo Morillo consigue su retiro, solicitado en 16 ocasiones anteriormente, de la Capitanía Generalde Venezuela, y regresa a España, tras dejar el mando al general Miguel de la Torre en diciembre de 1820.
En enero de 1820 se produjo una sublevación entre las fuerzas expedicionarias acantonadas en la península que debían partir hacia América para reprimir la insurrección de las colonias españolas. Aunque este pronunciamiento, encabezado por Rafael de Riego, no tuvo el éxito necesario, el gobierno tampoco fue capaz de sofocarlo y poco después, una sucesión de sublevaciones comenzó en Galicia y se extendió por toda España. Fernando VII se vio obligado a jurar la Constitución en Madrid el 10 de marzo de 1820. Comenzó así el Trienio Liberal o Constitucional. Durante el Trienio, se propusieron medidas en contra del absolutismo y se suprimen la Inquisición y los señoríos. Sin embargo, aunque el rey aparentaba acatar el régimen constitucional, conspiraba secretamente para restablecer el absolutismo (Regencia de Urgel; sublevación de la Guardia Real en julio de 1822, sofocada por la Milicia Urbana de Madrid). Finalmente, la intervención del ejército francés de los Cien Mil Hijos de San Luis, bajo los auspicios de la Santa Alianza, restableció la monarquía absoluta en España (octubre de 1823). Se eliminaron todos los cambios del Trienio liberal; por ejemplo, se restablecieron los privilegios de los señoríos y mayorazgos, con la única excepción de la supresión de la Inquisición.
Se inició así su última época de reinado, la llamada Década Ominosa (1823-1833), en la que se produjo una durísima represión de loselementos liberales, acompañada del cierre de periódicos y universidades. La Real Cédula de 1 de agosto de 1824 prohibió «absolutamente» en España e Indias las sociedades de francmasones y otras cualesquiera secretas. Al mismo tiempo se registraron levantamientos absolutistas instigados por el clero y por los partidarios del infante Carlos María Isidro, hermano de Fernando, que se perfilaba como sucesor.
También se consumó la práctica desaparición del Imperio español. En un proceso paralelo al de la Península tras la invasión francesa, la mayor parte de los territorios americanos declararon su independencia y comenzaron un tortuoso camino hacia repúblicas liberales (Santo Domingo también declaró su independencia pero poco después fue ocupada por Haití). Sólo las islas caribeñas de Cuba y Puerto Rico, junto con algunas porciones africanas en Marruecos, el Sahara y Guinea, las Filipinas, las Marianas (incluyendo Guam) y las Carolinas, en el Pacífico, permanecían bajo el dominio de España. En 1829 una expedición partió desde Cuba con la intención de reconquistar México al mando del almirante Isidro Barradas. La empresa acabó finalmente derrotada por las tropas mexicanas.
El 31 de marzo de 1830 Fernando promulgó la Pragmática Sanción, aprobada el 30 de septiembre de 1789, bajo Carlos IV pero que no se había hecho efectiva por razones de política exterior. La Pragmática establecía que si el rey no tenía heredero varón, heredaría la hija mayor. Esto excluía, en la práctica, al infante Don Carlos María Isidro de la sucesión, por cuanto ya fuese niño o niña quien naciese sería el heredero directo del rey. De esta forma, su hija Isabel (la futura Isabel II 1833-1868), nacida poco después, se veía reconocida como heredera de la corona, con gran disgusto de los partidarios de don Carlos, el hermano del rey. En 1832, hallándose el rey enfermo de gravedad en La Granja, cortesanos partidarios del infante consiguieron que Fernando VII firmara un Decreto derogando la Pragmática. Con la mejoría de salud del Rey, el Gobierno de Francisco Cea Bermúdez, la puso de nuevo en vigor. Tras ello, Don Carlos marchó a Portugal. Entre tanto, María Cristina, nombrada regente durante la grave enfermedad del rey (la heredera Isabel apenas tenía tres años en ese momento), inició un acercamiento hacia los liberales y concedió una amplia amnistía para los liberales exiliados, prefigurando el viraje político hacia el liberalismo que se produciría a la muerte del rey. Fernando murió en 1833 sin hijos varones, había tenido otra hija la infanta Luisa Fernanda. El infante don Carlos, junto a otros realistas que consideraban que el legítimo heredero era el hermano del rey y no su hija primogénita, se sublevaron y empezó la Primera Guerra Carlista. Con ello hizo su aparición el carlismo.
España transita un difícil e intenso camino que intenta colocarla en sintonía tardíamente con las realidades sociales, políticas y económicas del resto de Europa Occidental.
El 28 de enero de 1821 se produce el pronunciamiento de Maracaibo solicitando su anexión a la República de Colombia, siendo ocupada por las tropas comandadas por el General Rafael Urdaneta. Esto es considerado como una violación al tratado de armisticio con lo cual se reanudan las hostilidades, iniciándose a partir del 28 de abril la campaña de Carabobo que culmina con la batalla del mismo nombre el 24 de junio de 1821, batalla decisiva para finiquitar la independencia de Venezuela.
La Guerra Nacional de Independencia de Venezuela ha concluido, quedan pendientes la toma de Puerto Cabello y la batalla naval del lago de Maracaibo; se ha roto el vínculo colonial, se ha liberado el comercio exterior, se ha reajustado la estructura social y se ha transferido la propiedad territorial agraria a los nuevos amos del suelo. El impacto demográfico ha sido muy fuerte y la ruina, miseria y destrucción son generalizadas. Las unidades de producción han sido destruidas y la mano de obra y la infraestructura productiva han sido desarticuladas. La ausencia de inversiones y la crisis fiscal aguda van a ser constantes por muchos años.
El 6 de mayo de 1821 se instala el congreso constituyente de Cúcuta que el 12 de julio ratifica la ley fundamental de Colombia a través de la Constitución Nacional de 1821 creándose formal y definitivamente la República de Colombia.
El 14 de diciembre de 1821, El Libertador llega a Cali y marcha sobre Pasto y Popayán (campaña del Sur) que se consolida a favor de Colombia con la batalla de Bomboná el 7 de abril de 1822.
Antonio José de Sucre vence a los realistas en la batalla de Pichincha el 24 demayo de 1822 con lo cual se asegura la independencia de Quito y su incorporación a Colombia. Entre el 26 y el 28 de julio de 1822 se encuentran en Guayaquil, los libertadores Simón Bolívar y José de San Martín y el 31 de julio los colegios electorales de Guayaquil votan definitivamente por su incorporación a Colombia. Quedan así liberados los territorios al sur de la república, se soluciona el problema político de Guayaquil y el Libertador Bolívar alcanza la máxima popularidad.
El año 1824 va a estar señalado por las acciones militares de Junín el 7 de agosto y de Ayacucho el 9 de diciembre. Con la primera culmina definitivamente el largo, accidentado y muy inestable proceso de independencia de Perú y con la segunda se establece la independencia del Alto Perú y su separación del Virreinato del Río de La Plata; creándose y organizándose constitucionalmente, a partir de aquí, la República de Bolivia durante los años 1825 y 1826.
Finaliza así el proceso de independencia de Hispanoamérica, con la excepción de Cuba y Puerto Rico. Posesiones de las cuales dará cuenta oportunamente la expansión imperialista de los Estados Unidos.
El Congreso de Panamá, designado a menudo como Congreso Anfictiónico de Panamá en recuerdo de la Liga Anfictiónica de Grecia antigua, fue una asamblea diplomática que tuvo lugar en 1826 en la ciudad de Panamá. El congreso fue convocado por el libertador venezolano Simón Bolívar con el objeto de buscar la unión o confederación de los estados de América, sobre la base de los anteriores virreinatos hispanoamericanos, en un proyecto de unificación continental, como lo había ideado el precursor de la independencia hispanoamericana, el prócer venezolano Francisco de Miranda. El congreso se llevó a cabo en el antiguo convento de San Francisco -hoy Palacio Bolívar- de la ciudad de Panamá. Asistieron al congreso: Colombia, México, Perú y las Provincias Unidas del Centro de América. Bolivia y Estados Unidos no llegaron a tiempo. Argentina y Chile no mostraron interés. Paraguay no fue invitado. El Imperio del Brasil tampoco mostró interés. Gran Bretaña envió un observador y los Países Bajos otro a título personal. El salón donde fue celebrada dicha convención recibe el nombre de Salón Bolívar y reposan allí una espada del Libertador, juntos con los originales "Protocolos del Istmo", primeros acuerdos firmados por los ministros plenipotenciarios que asistieron a esta reunión en 1826.
El Congreso logró instalarse en la ciudad de Panamá el 22 de junio de 1826 y dejó de sesionar el 15 de julio de ese año. Asistieron dos representantes por cada país concurrente: Colombia (que abarcaba los actuales estados de Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá), Perú, México, y las Provincias Unidas del Centro de América (que comprendía las actuales repúblicas de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica). El propio Bolívar se abstuvo de intervenir en sesiones del Congreso al considerar incompatible su presencia allí mientras desempeñaba la presidencia de Perú.
Los temas de discusión en la agenda delCongreso eran los siguientes:
1. Renovación de los tratados de unión, liga y confederación;
2. Publicación de un manifiesto en que se denuncia la actitud de España y el daño que ha causado al Nuevo Mundo;
3. Decisión sobre el apoyo a la independencia de las islas de Cuba, Puerto Rico, Canarias y Filipinas;
4. Celebración de tratados de comercio y de navegación entre los Estados confederados;
5. Activación de la Doctrina Monroe de los Estados Unidos en contra de las tentativas españolas de reconquista;
6. Organización de un cuerpo de normas de derecho internacional;
7. Abolición de la esclavitud en todos los Estados confederados;
8. Contribución de cada país para el mantenimiento de los contingentes militares comunes;
9. Adopción de medidas de presión para obligar a España al reconocimiento de las nuevas repúblicas y
10. Fijación de las fronteras nacionales con base en el principio de uti possidetis, tomando como base el año 1810.
El pleito entre Perú y Colombia por la provincia de Guayaquil, así como el litigio entre México y Centroamérica por la región de Soconusco (actual Chiapas) impidió discutir la aplicación del uti possidetis como criterio para la delimitación territorial, tomando como base el año 1810. Ante el fracaso de las conversaciones sobre este tema y para evitar el agravamiento de las pugnas ya existentes, estas cuestiones no se resolvieron en el debate, encargando la definición de fronteras a los acuerdos bilaterales entre cada país.
La negativa de los Estados participantes a reducir sus aranceles impidió todo intento de fijar acuerdos preferenciales de comercio, al ser evidente los desequilibrios en la balanza comercial de cada asistente. Estos países eran dependientes de los aranceles como fuente de ingresos para sus gobiernos, por lo cual se negaron a toda concesión al respecto. La exigencia del observador británico Dawkins para contar con acuerdos comerciales de manera separada con cada estado impidió las posiciones comunes entre los países hispanoamericanos por lo que el Congreso decidió mantener el statuo quo sobre los aranceles y el comercio.
El intento de estimular la independencia de Cuba y Puerto Rico también recibió la opinión contraria del observador británico, quien advirtió además los riesgos de lanzarse a una guerra contra España en la región del Mar Caribe donde otras potencias -como la propia Gran Bretaña y Francia poseían colonias. La presión británica desaconsejó también invocar el apoyo de Estados Unidos para instaurar por la fuerza la Doctrina Monroe, en tanto los estadounidenses eran, junto a España, los principales actores comerciales en Cuba y Puerto Rico.
Finalmente discreparon México y Colombia sobre cuál de estos países debería liderar el esfuerzo anticolonial en las islas del Mar Caribe, donde ambos Estados disponían de importantes puertos. Esta pugna se agravó con la oposición del delegado británico a toda operación bélica contra las colonias españolas, y causó que el Congreso finalmente evitara tomar alguna decisión sobre el Caribe, mientras Gran Bretaña apenas ofrecía su mediación para lograr el reconocimiento diplomático del gobierno español de los estados surgidos luego de las guerras de independencia hispanoamericanas.
Los embajadores tan sólo acordaron con relativa facilidad la creación de una liga de repúblicas americanas con jefes militares comunes, la formación de un pacto mutuo de defensa, y el establecimiento de una asamblea parlamentaria supranacional, aunque sin acordar detalles específicos sobre el funcionamiento de ésta ni sobre la organización de las tropas comunes de defensa y menos aún sobre su financiamiento. Con muchas limitaciones se elaboró al fin el "Tratado magnífico titulado de la Unión, de la Liga, y de la Confederación perpetua" que emergió del Congreso y que, aprobado por todos los concurrentes, fue ratificado solamente por Colombia en el mismo 1828. Las rivalidades y los recelos de Chile, Brasil, Argentina, Perú y México con Colombia y con lo que llamaban el liderazgo omnímodo de Bolívar; los conflictos entre México y las Provincias Unidas de Centroamérica y la acción contraria de Británicos y estadounidenses marcaron la pérdida de interés en el congreso que quedó marcado más por realizaciones de proyección espiritual que de carácter práctico y efectivo. En 1830 Colombia se ha disuelto en tres estados y en 1834 las Provincias Unidas de Centroamérica han conformado 5 países distintos.
Entre 1810 y 1826 el Alto Perú fue escenario de interminables combates y batallas entre los realistas peruanos y alto peruanos y los patriotas argentinos y alto peruanos, a los quese sumarían después de la batalla de Ayacucho los patriotas del Perú y la Gran Colombia al mando de Sucre, y que conseguirían finalmente obtener la independencia en los territorios que permanecerían bajo control realista.
El 6 de agosto de 1824 Bolívar derrotó al ejército realista del general José de Canterac con el coronel Manuel Isidoro Suárez en la Batalla de Junín. Esta victoria constituye sobre todo, el paso previo para el triunfo final en la batalla de Ayacucho. Los jefes realistas, Canterac, Carratalá, Váldés y La Serna, reunidos en el Cuzco decidieron reorganizar sus fuerzas y salir al encuentro de los vencedores de Junín. Sucre, por encargo de Simón Bolívar, decide continuar la campaña militar en el Perú, y el 9 de diciembre de 1824, los independentistas logran una victoria en la llanura de Ayacucho, pampas de Quinua. Con la capitulación del virrey La Serna se reconocía la "Independencia del Perú y América".
El 29 de enero de 1825, el general José Miguel Lanza proveniente de las zonas rurales cercanas (republiquetas), tomó la ciudad de La Paz y declaró la independencia de las Provincias del Alto Perú, siendo nombrado su primer presidente. El 6 de febrero el mariscal Sucre a la cabeza del Ejército Libertador cruzó el río Desaguadero. Efectivamente, en la tercera semana de enero el ejército vencedor en Ayacucho continuó del Cuzco hacia Puno, llevando siempre como vanguardia a la División Peruana, confiada en esta oportunidad al Coronel O'Connor, menos el batallón núm. 3 del Perú, que se quedó de guarnición en el Cuzco. Sucre avanza sobre el Alto Perú con el ejército libertador. La división de Colombia (Córdova) queda acantonada en La Paz mientras que la división del Perú se interna hasta Oruro y Potosí, donde recibe la noticia de la muerte de Olañeta el día 2 de abril de 1825 en el combate de Tumusla.
Luego del triunfo del Ayacucho, y siguiendo precisas instrucciones de Bolívar, el comandante Sucre entra en territorio alto peruano el 25 de febrero de 1825. Su papel se limita a dar visos de legalidad a un proceso que los mismos patriotas ya habían puesto en marcha. Pero, el destino de la nueva república estaba sujeto a tres posibilidades, proseguir la unidad con Buenos Aires, incorporándose a las Provincias Unidas, mantener la adhesión al Perú reconociendo las medidas de incorporación dictadas por el virrey Abascal como resultado de la revolución del 16 de julio de 1809 en La Paz, o sostener con decisión la independencia absoluta del Alto Perú, no sólo con relación a España, sino también con referencia a las Provincias Unidas del Río de la Plata y al Perú, recién liberado. La Real Audiencia de Charcas dependió del Virreinato del perú hasta 1776 cuando pasa a integrar el nuevo Virreinato del Río de La Plata. Las distintas provincias formaban corregimientos separados con gobernadores que dependían directamente del Virrey hasta la creación de la Intendencia del Ejército y Real Hacienda de Chuquisaca en 1782, la cual les da cierta unificación.
El acta de independencia, redactada por el presidente del Congreso, José Mariano Serrano, fue declarada por 7 representantes de Chuquisaca, 14 de Potosí, 12 por La Paz, 13 por Cochabamba y 2 por Santa Cruz el 6 de agosto de 1825. Mediante un decreto se determinó que el nuevo estado llevaría el nombre de Bolívar, en homenaje al Libertador, quien a la vez fue designado "Padre de la República y Jefe Supremo del Estado". Bolívar agradeció estos honores, pero declinó la aceptación de la Presidencia de la República, para cuyo cargo designó al general Antonio José de Sucre.
En 1826 el Libertador Simón Bolívar otorgó al país la primera Constitución, a través del discurso ante el congreso constituyente desde Lima el 25 de mayo de 1826, la cual fue aprobada por el Congreso de Chuquisaca.
Desde 1826 hasta 1830 se puede considerar que concluye el proceso de ruptura del vínculo colonial entre Venezuela y España, proceso cruento y largo, muy cargado de vicisitudes. Este desarrollo histórico está señalado por el proceso de disolución de la República de Colombia 1826-1830, la última proclama del Libertador, el asesinato de Antonio José de Sucre y la muerte de Simón Bolívar.
La República de Colombia creada a través de la ley fundamenta de 1817 y organizada constitucionalmente en 1821 por el congreso constituyente de Cúcuta, nace sobre las consecuencias dejadas por la Guerra Nacional de Independencia, dentro de una profunda desvinculación geográfica y económica incentivada por el caudillismo, el localismo y las rivalidades y los recelos entre las clases poderosas que reclaman para si elejercicio de las "tiranías domésticas activas y dominantes" pues confunden unión e integración con subordinación y pérdida de privilegios. La ausencia aparente de razones poderosas que los unifiquen, el rígido centralismo de la constitución de 1821 y la disposición constitucional que impedía modificarla por 10 años, las actuaciones de Páez jefe Militar de Venezuela y Santander Vicepresidente de Colombia encargado del poder ejecutivo mientras dura la prolongada ausencia de El Libertador por su permanencia en el Sur y la intervención permanente de Gran Bretaña y Estados Unidos condenan progresivamente a muerte el proyecto bolivariano, sueño máximo de Simón Bolívar.
En este proceso destacan como momentos culminantes: el movimiento separatista de La Cosiata desarrollado en Venezuela instigado por Miguel Peña y con el abierto desacato de Páez al gobierno central, la última visita de Bolívar a Venezuela rodeado de una apoteosis general en la cual ratifica la autoridad de Páez, el fracaso de la Convención de Ocaña convocada para estudiar las posibles modificaciones al texto constitucional de 1821 pero que de inmediato se divide en procolombianos (bolivarianos) y anticolombianos (antibolivarianos-paecistas y santanderistas, entre otros), la dictadura reaccionaria de El Libertador, el atentado contra la vida de Bolívar, el fracaso del Congreso Admirable presidido por Sucre al cual no asisten los venezolanos ni los santanderistas y ante el cual renuncia El Libertador. El Congreso Constituyente de Valencia separa a Venezuela de la República de Colombia, elabora la constitución de 1830 y dicta medidas antibolivarianas como la expulsión perpetua y el retiro de la nacionalidad.
En Junio de 1830, muere asesinado Antonio José de Sucre, Gran Mariscal de Ayacucho; la consigna es sin Bolívar y sin herederos ni continuadores. La enfermedad dará cuenta de El Libertador. El proceso de disolución de Colombia se ha consumado marcando el fin del proyecto bolivariano; en este marco histórico El Libertador dicta su Última Proclama en la cual da muestras de desprendimiento y desinterés y hace nuevos esfuerzos por la unidad y para salvar la república de Colombia.
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Autor:
Leonardo Poleo
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