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Importancia de la alimentación en los jóvenes (Paraguay) (página 2)

Enviado por Adriana Deligdisch


Partes: 1, 2, 3

2. Importancia de la alimentación en los jóvenes

La nutrición juvenil en el Paraguay

  • 2.1. NUTRICIÓN JUVENIL

Esta investigación trata la nutrición juvenil como tema central, es por esta razón que se da mayor importancia a ciertos criterios de los cuales se desarrollarán en este capítulo, tales como la definición de los conceptos más importantes en relación a la nutrición, la importancia de la nutrición durante el desarrollo y crecimiento, los niveles superiores de ingesta, la nutrición en el adolescente relacionado con el crecimiento y desarrollo y los hábitos alimentarios.

  • 2.1.1. Definición de conceptos relacionados con la nutrición

Cuando se desea definir la palabra nutrición, resulta difícil expresarlo en pocas palabras ya que actualmente los conocimientos en esta área están evolucionando rápidamente con los nuevos descubrimientos en todos los campos científicos. La nutrición, según el doctor Pedro Escudero,

es el resultado o resultante de un conjunto de funciones armónicas y solidarias entre sí, que tienen como finalidad la composición e integridad normal de la materia y conservar la vida.

El Consejo de la Alimentación y Nutrición de la Asociación Médica Americana, en 1963, sugiere que

la nutrición es una ciencia que estudia los alimentos, los nutrientes, la interacción en relación con la salud y la enfermedad; los procesos de digestión, absorción, utilización, y excreción de las sustancias alimenticias y también los aspectos económicos, sociales, culturales, y psicológicos relacionados con los alimentos y la alimentación.

Tomando en cuenta todos estos conceptos, puede decirse que la nutrición es el proceso que incluye el conjunto de funciones cuya finalidad primaria es proveer al organismo de energía y nutrientes necesarios para mantener la vida, promover el crecimiento y reemplazar las pérdidas.

  • 2.1.2. Nutriente o principio nutritivo

Son aquellas sustancias integrantes normales de nuestro organismo y de los alimentos, cuya ausencia o disminución por debajo de un límite mínimo producen, al cabo de cierto tiempo, una enfermedad por carencia. Los nutrientes se pueden clasificar teniendo en cuenta las necesidades diarias, basadas en las recomendaciones nutricionales en macronutrientes, como los hidratos de carbono, proteínas y grasas. Y en micronutrientes, como los minerales y vitaminas.

Los minerales, a su vez, pueden dividirse en tres grupos principales, teniendo en cuenta las cantidades de ingesta diaria recomendadas: los macrominerales, los oligoelementos y los elementos trazas. En el grupo de os macrominerales se incluyen los elementos cuyas necesidades diarias superan los 100 mg; los oligoelementos o microminerales son aquellos cuyas necesidades diarias son menores a 100 mg, y los elementos ultratrazas son aquellos minerales para los que las recomendaciones de ingesta todavía no han sido establecidas pero se encuentran en el orden de los microgramos o nanogramos.

  • 2.1.3 Alimento

Es toda sustancia o mezcla de sustancias naturales o elaboradas que ingeridas por el hombre aportan al organismo los materiales y energía necesaria para los procesos biológicos. Se tiene en cuenta sustancias que se ingieren por habito o costumbre, tengan o no valor nutritivo, como el té, café y los condimentos.

Otra definición considera alimento:

a toda sustancia que, debido a sus características psicosensoriales, valor nutritivo e inocuidad, al ser ingerido por un organismo contribuye al equilibrio funcional del mismo.

  • 2.1.4. Nutrición durante el desarrollo y crecimiento

El crecimiento y el desarrollo son dos aspectos complementarios que reflejan la magnitud y calidad de los cambios madurativos en un organismo. El crecimiento puede definirse como:

El proceso por el cual se logra un incremento en el tamaño corporal, que es consecuencia de la multiplicación celular. El desarrollo es el proceso asociado mediante el cual los tejidos y órganos adquieren mayor complejidad en sus funciones.

Cada órgano tiene distinta velocidad en cuanto al desarrollo, aunque con un esquema común: como primer paso se produce una etapa rápida de división de células, luego las divisiones celulares son más lentas pero con una continua síntesis de proteínas, lo que produce un aumento en el tamaño celular o hipertrofia. El sistema nervioso presenta un rápido crecimiento en los primeros años de vida, alcanzando a los 4 años cerca del 90% del tamaño definitivo del cerebro, en tanto que el crecimiento de los órganos reproductores es muy lento en los primeros años y se acentúa en la adolescencia.

Un adecuado aporte de nutrientes, así como una correcta metabolización de los mismos constituyen los pilares para lograr un crecimiento óptimo. Sin embargo, distintos factores, de origen social, psicológico, y cultural, afectan el adecuado crecimiento fisiológico, de manera que cada niño presenta un patrón individual de crecimiento y desarrollo.

Durante el primer año de vida el lactante crece rápidamente, a los seis meses lo más seguro es que habrá duplicado el peso del nacimiento y triplicado al año de edad. La talla aumenta un 50% desde el nacimiento al año y después son necesarios alrededor de 5 años para lograr el mismo porcentaje de aumento en la estatura.

A partir del año y hasta la adolescencia, la tasa de crecimiento disminuye y se hace extraño, con períodos en el aumento pondoestatural y períodos de picos de crecimiento; estas variaciones en el ritmo del crecimiento se acompañan de cambios en el apetito, el que puede ser por épocas, sobre todo en la edad preescolar.

En relación a la composición corporal, al nacer, el recién nacido tiene alrededor de un 14% de grasa corporal, proporción que aumenta al 23% a los 12 meses y disminuye al 18% a los 6 años, siendo mayor el contenido en las niñas que en los varones. Durante la adolescencia esa diferencia entre los sexos se hace más clara y se mantiene a lo largo de la adultez. La adolescencia se caracteriza además por una diferencia sexual en la tasa de adquisición de masa magra. En la primera fase de la pubertad, los jóvenes presentan un aumento rápido y sostenido de peso alipídico, que coincide con el crecimiento rápido en la talla y continúa hasta los 20 o 25 años de edad. Las mujeres desarrollan mayor contenido en masa grasa y la adquisición en masa libre de grasa cesa alrededor de los 16 años, en tanto que el crecimiento en a talla disminuye marcadamente poco después de la mestruación. La mayor velocidad de crecimiento en las mujeres es entre los 10-12 años y en los varones entre los 14-16 años.

La evaluación de crecimiento se realiza, mediante una serie de mediciones antropomédicas, siendo habitualmente utilizadas las relaciones: peso para la edad, talla para la edad, y el peso para la talla, esta última medición puede expresarse como porcentaje de adecuación del peso para la talla o bien como índice de masa corporal. En los menores de dos años también es de utilidad la valoración del perímetro cefálico. Estas mediciones se comparan con los valores esperados para una población de referencia, la que es considerada como población "normal". Existen varias poblaciones consideradas como referencia; a nivel internacional y para la comparación del estado nutricional entre países, la Organización Mundial de la Salud propone la utilización de los datos provenientes del Nacional Center of Health Statistics de EE.UU., conocido como NCHS. Cuando se realiza una avaluación clínica del crecimiento o bien un diagnóstico nutricional para llevara cabo intervenciones de asistencia alimentaria es conveniente utilizar como referencia patrones locales.

  • 2.1.4.1. Energía

El componente más importante del gasto energético es la tasa de metabolismo basal, aunque durante el crecimiento debe adicionarse el costo energético del mismo, el cual tienen 2 componentes: el valor energético del tejido o producto formado y el costo energético de sintetizarlo. Sin embargo, los datos que se tienen sobre este tema no son muy exactos, debido a que no es posible conocer con exactitud la composición del tejido formado, por lo que solo se pueden realizar aproximaciones sobre el costo energético del crecimiento, por lo tanto se ha aceptado en un valor redondeado de 5 Kcal por gramo para los niños pequeños. Según el Comité de Expertos en Energía y Proteínas de la FAO, hasta los 6 meses de edad, las necesidades energéticas se basaron en los datos acerca del consumo y la composición promedio de la leche materna. En los niños mayores se realizó la estimación del consumo medio de energía, valores que proceden de estudios realizados en países desarrollados. Desde el nacimiento hasta los 10 años de edad no se establecen diferencias en los requerimientos de energía entre los sexos. A partir de los 10 años, las recomendaciones difieren entre niños y niñas debido a las variaciones observadas en el inicio de la pubertad y en los patrones de actividad física. El procedimiento utilizado para los mayores de 10 años fue a través del método factorial, a partir de la tasa del metabolismo basal, adicionando el costo energético de las actividades realizadas y el costo adicional de crecimiento.

  • 2.1.4.2. Pautas para la alimentación durante el crecimiento y el desarrollo

Durante los primeros 2 años de vida: la leche materna o mejor dicho el calostro es el alimento ideal para el lactante de los primeros cinco días de nacido ya que posee un mayor contenido en proteínas y minerales y una menor concentración de carbohidratos y grasas en comparación con la leche normal.

Entre las múltiples ventajas de la leche materna deben mencionarse su inocuidad, su fácil disponibilidad, la estimulación de la resistencia a las infecciones y el desarrollo intestinal del lactante y además la creación de un fuerte vínculo entre la madre y el hijo. Los niños que son alimentados exclusivamente a pecho durante los primeros cuatro a seis meses de vida reciben la cantidad adecuada de nutrientes para satisfacer sus necesidades y crecer en forma satisfactoria.

Probablemente la única circunstancia por la que la lactancia no puede llevarse a cabo satisfactoriamente es que la madre no tenga la voluntad de amamantar a su hijo. Por otro lado, en situaciones en que la madre padezca de enfermedades de infecciones crónicas, o se encuentre recibiendo en forma prolongada medicamentos que pudieran ser secretados por la leche es aconsejable que la lactancia sea interrumpida. En estos casos se encuentran disponibles en el mercado productos con fórmulas lácteas denominadas "maternizadas", debido a que son elaboradas respondiendo a una composición de nutrientes semejante a la leche humana. Este tipo de formulas constituyen la alternativa de elección para reemplazar la lactancia materna cuando la misma no es posible. No se recomienda la utilización de la leche de vaca para la alimentación del lactante durante el primer año de vida, debido a que su consumo se ha asociado a pérdida de pequeñas cantidades de sangre en las heces. La causa de estas pérdidas no se ha determinado claramente, aunque se suponen que pueden deberse a una reacción de tipo alérgica entre la proteína de la leche y el entericito. Por otro lado, aunque el contenido en hierro de la leche de vaca es superior al de la leche humana, la biodisponibilidad del mismo es muy baja, por lo que la deficiencia de anemia resulta superior en los lactantes que la consumen.

El momento adecuado para iniciar la incorporación de alimentos sólidos depende de los distintos factores como el promedio de producción de la leche de cada mujer, el ritmo de crecimiento del lactante y el desarrollo de su aparato digestivo y neuromotor. Se estima que a los seis meses el niño presenta una capacidad similar a la del adulto para digerir y absorber los nutrientes. Los alimentos deben incorporarse en forma gradual y sin el agregado de sal; en primera instancia se sugieren cereales sin gluten, luego las verduras y frutas seguidas por la carne y por último, huevos. Es recomendable que se continúe con la lactancia durante la incorporación de alimentos sólidos, al menos hasta los nueve meses de edad. L elección en la manera de comenzar a ingerir alimentos debe ser adaptado a las posibilidades y características de la alimentación familiar. Al año de la vida la alimentación del niño debe contener alimentos de todos los grupos básicos, distribuidos en 3 a 4 comidas.

Durante el segundo año de vida el volumen de alimentos consumidos puede variar notablemente de un día a otro, como resultado en las modificaciones del apetito que son características de la etapa de crecimiento y que responden al patrón individual de desarrollo. Esta es la etapa de la vida es clave en la adquisición de hábitos alimentarios saludables, los que prevendrán posteriores problemas relacionados con la malnutrición tanto por déficit como por exceso.

De los 2 a los 11 años de edad: en las últimas décadas ha aumentado notablemente en los países desarrollados y en varios en Latinoamérica la preponderancia a la obesidad y sobrepeso en la infancia; por tal motivo, los guías alimentarios y patrones de actividad física que permitan alcanzar un peso adecuado y prevenir problemas de salud a largo plazo tales como enfermedades cardiovasculares, infarto, cáncer y osteoporosis.

Es importante resaltar que estas recomendaciones, en especial las referidas al límite en la ingesta diaria de grasas durante la niñez pueden prevenir las enfermedades cardiovasculares en la edad adulta, ni que tal tipo de alimentación condicione la preferencia por alimentos pobres en grasas en la adultez y que por lo contrario, restricciones alimentarias pueden desencadenar malos hábitos en los niños en relación a la comida y su alimentación. Estas recomendaciones si son recomendables en niños con sobrepeso o con antecedentes familiares de enfermedad cardiovascular.

Factores personales, como la preferencia por distintos gustos, las pautas y la disponibilidad de alimentos entre otros, condicionan la adquisición de los hábitos alimenticios, siendo el rol de los padres y cuidadores clave en este proceso.

Recientemente se ha reconocido una característica que puede ser habitual en los niños denominada neofobia a los alimentos, es decir, la falta de voluntad para probar y comenzar a ingerir alimentos nuevos, lo que resulta en una dieta monótona que probablemente sea deficiente en algún nutriente. Es obvio, que las preferencias de los niños son el principal determinante a la hora de elegir los alimentos, es decir que los niños no van a consumir lo que no les guste. Para acostumbrar al niño a ciertos alimentos es necesario como mínimo de 8 a 10 exposiciones a un mismo alimento así los niños pueden incrementar su preferencia por dicho alimento. Los padres y personas encargadas deben procurar ofrecer al niño las oportunidades para conocer diferentes alimentos a través de la repetida exposición de los mismos. Es conveniente que los padres sepan diferenciar dos tipos de responsabilidades en la alimentación de los niños: por un lado, los adultos son responsables de elegir y preparar los alimentos, de mantener una adecuada distribución de las comidas y de hacer agradable el momento de la alimentación estimulando la reunión familiar durante las comidas principales del día; por su lado los niños son responsables y capaces de regular la cantidad de alimentos que desean ingerir en función de su propia tasa de crecimiento.

Durante la adolescencia: la creciente independencia, la mayor participación en la vida social y las múltiples ocupaciones de los adolescentes frecuentemente influyen negativamente en sus hábito alimentarios, los que se caracterizan por:

  • Una mayor tendencia a pasar por alto las comidas, especialmente el desayuno y el almuerzo.
  • Ingerir en las media mañana o tarde comidas no nutritivas.
  • Una marcada preferencia por las "comidas rápidas"
  • Adoptar dietas de moda.

Estas pautas alimentarias hacen que los adolescentes constituyan un grupo de riesgos para el desarrollo de deficiencias de nutrientes, especialmente de calcio, vitamina A, hierro, acido ascórbico. Para lograr mejorar estos hábitos alimentarios es fundamental el cuidado de las comidas realizadas en el grupo familiar, procurando evitar la excesiva disponibilidad de comidas rápidas, gaseosas, dulces, golosinas, chocolates, etc., y en cambio aumentar la ingesta de frutas, verduras, lácteos y cereales.

Por otro lado, frecuentemente los adolescentes presentan bajos niveles de actividad física, y gastan gran parte de su día en actividades sedentarias como ver la televisión o jugar y sentarse frente a la computadora; esta tendencia debería prevenirse desde la niñez, estimulando tempranamente la participación de los niños en alguna práctica deportiva a fin de prevenir el sobrepeso y la obesidad, que son también problemas nutricionales frecuentes durante la adolescencia.

Esta etapa de la vida es además un período de cambios psicológicos importantes que pueden afectar las actitudes hacia la comida; las adolescentes mujeres frecuentemente sienten rechazo por su imagen corporal y en este grupo son cada vez más vistos los trastornos de conducta alimentaria como la bulimia y la anorexia. Es importante prevenir estos trastornos a nivel comunitario, enfatizando en la educación alimentaria a fin de estimular en las adolescentes la adquisición de hábitos alimentarios saludables.

  • 2.1.5. Nutrición en la adolescencia

La adolescencia es uno de los periodos del desarrollo humano que plantea más retos, es una etapa crucial de la vida. Quizás una de las más difíciles tanto para los propios jóvenes como para los padres, porque es una crisis que involucra toda la personalidad. Cambia el cuerpo, se crece de golpe y eso los hace sentir muy cómodos. Cambian los pensamientos, las relaciones, la forma en que se visten, la sexualidad, y todos estos cambios los desconciertan sin entender bien donde están parados, que quieren y hacia donde van. La alimentación monótona es aburrida, y los jóvenes deben conocer la variedad de alimentos existente para poder llevar una alimentación equilibrada sin que exista déficit de nutrientes.

En los últimos años la salud de los adolescentes ha sido tema de preocupación. Sedentarismo y nuevos hábitos de consumo han marcado la pauta en la alimentación de los jóvenes.

La adolescencia es una etapa de la vida marcada por importantes transformaciones emocionales, sociales y fisiológicas, donde la alimentación cobra una especial importancia. Por ello es relevante evitar tanto el déficit nutritivo como los excesos, ya que ambos pueden ocasionar graves trastornos de la salud.

Las necesidades de energía están estrechamente relacionadas con el sexo, edad y nivel de actividad física. Una ingesta de calcio insuficiente en esta etapa puede implicar el desarrollo de osteoporosis en la etapa adulta, por eso es necesario el consumo de 2-3 raciones de lácteos diarias. Por ello, es conveniente evaluar y clasificar la actividad física ligera, moderada o intensa y consumir la cantidad y variedad adecuada de alimentos para satisfacer esos requerimientos.

En primer lugar, hay una mayor demanda de nutrimentos debido al aumento drástico en el crecimiento físico y en el desarrollo. En segundo término el cambio en el estilo de vida y en los hábitos alimentarios de los adolescentes afecta tanto al consumo como a los requerimientos de nutrimentos. En tercer lugar, hay necesidades especiales de nutrimentos debido a la participación de deportes, embarazo, desarrollo de algún trastorno de alimentación, sometimiento a dietas excesivas, consumo de alcohol y drogas u otras situaciones comunes en los adolescentes.

Es muy difícil establecer unas recomendaciones standard para los adolescentes debido a las peculiaridades individuales que presenta este grupo de población. La mayor parte de las recomendaciones se basan en el establecimiento de raciones que se asocian con "una buena salud.

Las más recientes recomendaciones dietéticas (RDA), respecto de energía y proteínas, de la Food and Nutrition Board of the National Research Council (1989) para adolescentes se han establecido en función del peso, edad y sexo y son las que más se utilizan y mejor orientan.

  1. 2.1.5.1. Niveles superiores de ingesta de nutrientes durante la adolescencia

No existen prácticamente datos con respecto a los efectos adversos asociados al consumo excesivo de nutrientes durante la niñez y adolescencia, por lo que se considera que tales potenciales efectos tóxicos son los mismos que los observados en los adultos, y las cifras de los límites máximos de ingesta se obtienen generalmente de la extrapolación de los fijados para los adultos.

Hay una excepción en los niveles superiores de ingesta sugeridos para las vitaminas A y D, así como el flúor y el hierro.

En relación a la vitamina D varias publicaciones comentan hipercalcemia en lactantes suplementados con esta vitamina, al igual que las alteraciones esqueléticas que se observan en infantes con ingesta excesivas de retinol.

Con respecto a los niveles superiores de ingesta fijados por el flúor, los mismos derivan de los datos epidemiológicos de prevalencia de fluorosis provenientes de zonas geográficas con elevada concentración de flúor en el agua.

Los estudios que se hicieron en lactantes y niños que recibieron hierro no hemínico en forma de suplemento sirvieron para establecer la ingesta máxima que no se asoció a efectos gastrointestinales adversos.

  • 2.1.6. Crecimiento y desarrollo

La adolescencia es un periodo de maduración tanto mental como corporal. Junto con el crecimiento físico que se representa en la pubertad, el desarrollo emocional e intelectual es rápido. La capacidad los adolescentes para el pensamiento abstracto, por contraposición a los padrones de pensamiento concreto de la infancia, les permite realizar las tareas de la adolescencia, muchas de las cuales tienen repercusiones en su bien estar nutricional.

El desarrollo cognitivo se divide en la adolescencia temprana, media y tardía. El determinar la etapa del adolescente es de gran utilidad para brindar el asesoramiento nutricional y para diseñar los programas educacionales.

En la adolescencia temprana, el adolescente:

  • Se preocupa por su cuerpo y su imagen corporal.
  • Confía en y respeta a los adultos.
  • Se muestra ansioso respecto a las relaciones con sus compañeros
  • Es ambivalente respecto a la autonomía

Los adolescentes en esta etapa están dispuestos hacer o intentar cualquier cosa que les haga verse mejor o que mejore su imagen corporal.

En esta etapa desean resultados inmediatos, de manera que el asesoramiento nutricional deberá ajustarse a metas a corto plazo y enfocarse a los problemas alimentarios que ejercen un impacto en el aspecto o rendimiento del adolescente.

Un joven de adolescencia media:

  • Es influenciado en alto grado por su grupo de compañeros.
  • Desconfía de los adultos
  • Le da gran importancia a la independencia
  • Experimenta un desarrollo cognitivo importante.

Durante esta etapa el adolescente escucha más a los compañeros que a sus padres u otros adultos. Se preocupa más de los alimentos que consume. El impulso hacia la independencia generalmente ocasiona el rechazo temporal a padrones alimentarios de la familia. El asesoramiento nutricional incluirá la toma de dediciones prudentes cuando se come fuera del hogar.

El joven de adolescencia tardía:

  • Ha establecido una imagen corporal
  • Se orienta hacia el futuro y hace planes.
  • Cada vez es más independiente.
  • Es más constante en sus valores y creencias.
  • Esta desarrollando relaciones de intimidad y permanentes

Hacia la adolescencia tardía, los jóvenes piensan en el futuro y se interesan en mejorar su salud general. El asesoramiento nutricional durante esta etapa se enfoca a las metas a largos plazos. Los adolescentes en esta fase todavía quieren tomar decisiones pero están abiertos a la información que les brindan los profesionales de la atención la salud.

El perfil calórico indica el porcentaje de calorías que debe proceder de proteínas, grasas e hidratos de carbono. Siguiendo con las recomendaciones de los expertos en nutrición debemos distribuir nuestro aporte calórico de la siguiente forma:

  • 2.1.6.1. Hidratos de carbono

Deben suponer el 50-60 % de las calorías totales. Dentro de éstos se encuentra la fibra, que está formada mayoritariamente por hidratos de carbono no digeribles, cuya ingesta debe ser superior a 30 g/d. El arroz, el pan, la pasta y las galletas son alimentos ricos en hidratos de carbono.

  • 2.1.6.2. Proteínas

Durante la adolescencia conviene que el 12-15% de la energía proceda de las proteínas. Al llegar a la juventud, las proteínas podrían pasar a suponer el 10-15 % de la energía de la dieta. Los alimentos más ricos en proteínas son las carnes, los pescados, los huevos, la soja, los quesos y las legumbres (estas últimas también son fuente importante de hidratos de carbono).

  • 2.1.6.3. Grasas

Las grasas deben representar el 30-35 % del valor calórico de la dieta, y es importante tener en cuenta el perfil lipídico, es decir, el tipo de grasas que tomamos.

Así:

– los ácidos grasos saturados no supondrán más del 7% de la ingesta energética (grasas animales, mantequillas, margarinas y algunos aceites vegetales como el de palma y coco son fuente importante de este tipo de ácidos grasos).

– los ácidos grasos monoinsaturados constituirán el 13-18%, y los ácidos grasos poliinsaturados, menos del 10% (éstos dos últimos se encuentran fundamentalmente en aceite de oliva, girasol, soja, maíz).

– de los poliinsaturados el ácido linoleico es un ácido graso esencial y debe suponer un 2-6% de la energía diaria (una fuente de este ácido graso son los aceites de semillas como girasol y soja).

  • 2.1.6.4. Vitaminas

Durante esta etapa de la vida se necesita la ingesta de todas las vitaminas, pero algunas son más críticas que otras por su implicación en el proceso de desarrollo y crecimiento. Estas vitaminas son:

Vitamina A: esencial para la visión, crecimiento, diferenciación y proliferación celular, reproducción e integridad del sistema inmune.

Alimentos ricos en esta vitamina: el hígado, foie-gras, patés y zanahorias

Vitamina B6: su función es importante en el metabolismo de las proteínas y de los aminoácidos. Alimentos ricos en esta vitamina: soja, sardinas, salmón, lentejas, judías blancas, garbanzos, nueces, pipas de girasol, avellanas y cacahuetes, que aportan entre 1-0.60 mg/ 100g de porción comestible.

  • 2.1.7. Imagen corporal

El desarrollo de una imagen corporal, es decir, una imagen del yo físico que incluye el cuerpo adulto, es una tarea intelectual y emocional que se entremezcla con las cuestiones nutricionales. Los adolescentes menudo se sienten incómodos con sus cuerpos rápidamente cambiantes, a la vez, desean ser como sus compañeros e ídolos culturales mas perfectos. Su sentido de valía se deriva de sentimientos sobre sus propios atributos físicos, un rasgo que los torna vulnerables a distorsiones serias cuando se desarrolla un trastorno en la alimentación.

El deseo para modificar su tasa de crecimiento o sus proporciones corporales conduce a estos jóvenes a modificaciones alimentarías que tienen consecuencias negativas y que son objeto de explotación por los intereses comerciales. El rápido aumento de peso acompaña al desarrollo de características sexuales secundarias, hace que muchas mujeres jóvenes restrinjan indebidamente la cantidad de alimento que consumen. Los varones jóvenes se ven tentados a utilizar suplementos nutricionales, con esperanza de lograr el aspecto muscular adulto. No se puede pasar por alto la importancia que tiene para el nutriológo el el que los adolescentes deseen encajar en su entorno social, mediante imágenes corporales que piensan que les ayudara a ello.

  • 2.1.8. Hábitos alimentarios

Los adolescentes no solo están madurando físicamente, sino también desde el punto de vista cognitivo y psicosocial. Andan en busca de una identidad, tratan de lograr independencia y aceptación y se preocupan por su aspecto. Las comidas irregulares, los refrigerios, el tomar alimentos fuera de casa y el seguir padrones alimentarios alternativos caracterizan a los hábitos alimentarios de este grupo de edad.

Los patrones de comida de los adolescentes suelen ser caóticos. Omiten un número cada vez mayor de comidas en sus casas a medida que avanzan de edad. El desayuno y el almuerzo suelen ser comidas que con mas frecuencia se pasan por alto, pero las actividades sociales y escolares dan origen a que se pase por alto también la comida principal.

La selección de los alimentos es más importante que el tiempo o el lugar donde se consumen los mismos. El problema radica en superar las barreras para actuar con base en tal conocimiento. Los adolescentes identifican la falta de tiempo como la barrera más importante. Se perciben a si mismos como demasiados ocupados para preocuparse por los alimentos, la nutrición, la planificación de la comidas o el comer correctamente.

Los adolescentes crean asociaciones principalmente negativas con los alimentos sanos, pero positivas con los alimentos chatarra.

Para modificar sus hábitos alimentarios y adoptar mejores conductas, el asesoramiento se debe centrar en la adaptación de una nutrición apropiada en el tiempo disponible, la selección más fácil de alimentos sanos y el hacer que estos sean atractivos para los adolescentes y sus compañeros.

  1. 2.1.8.1. Alimentos rápidos y los medios de comunicación

El empleo de los alimentos rápidos para las comidas, es muy popular en los adolescentes.

Los llamados alimentos rápidos son aquellos que provienen restaurantes de autoservicio, restaurantes de alimentos con franquicia.

Los alimentos rápidos por lo general tienen un bajo contenido en hierro, calcio, riboflavinas vitamina A, y cuentan con pocas fuentes de acido fólico. El contenido de la vitamina C de los alimentos también es bajo a menos que se consuma frutas o jugo de frutas.

Es probable que en la televisión y las revistas tengan mas influencia sobre los hábitos alimentarios de los adolescentes que cualquier otra forma de medio masivo. Se estima que, para el tiempo en que el niño promedio llega a la adolescencia, ha visto 100 000 nuncios comerciales de alimentos, la mayor parte de las cuales son acerca de productos con altas concentraciones de grasas y carbohidratos simples.

  • 2.2. Alimentación de los jóvenes en Paraguay

Este capítulo se centra especialmente en todo lo que refiere a la cultura gastronómica de Paraguay junto con las comidas típicas y alimentos más ingeridos. De esta manera se puede tener una idea de cómo se alimentan los jóvenes paraguayos. A la par de esto, se presentan las características generales de los jóvenes de clase media-alta con lo que se pretende establecer una evaluación de cómo influye el modernismo de los jóvenes en sus hábitos alimentarios.

La carne y los alimentos básicos del país como la harina de maíz y de mandioca, se degustan en muchísimos platos de su gastronomía como la parrillada asada o la sopa paraguaya.

La comida paraguaya tuvo su origen precolombino y dejó deliciosas recetas. También recoge una herencia española consecuencia de la colonización lo que le confiere a sus platos un ligero toque mediterráneo. Todas las ciudades del país, así como los múltiples paradores en las principales rutas, cuentan con servicios gastronómicos de muy buena calidad.

La comida típica se prepara con productos frescos y naturales, ya que es costumbre consumir alimentos de cosecha. Por esta razón se pueden encontrar durante todo el año deliciosas frutas frescas, hortalizas, legumbres y verduras.

  • 2.2.1. Harina de maíz y de mandioca, un producto básico

Con la harina de la mandioca o de maíz se elaboran las variedades de chipás, el pan paraguayo. Además también es el ingrediente principal de la sopa paraguaya, un plato reconocido internacionalmente. Esta sopa toma nombres de acuerdo a las diferentes recetas que origina, así como la chipa guazú, elaborada con el choclo, o maíz tierno, y el borí de gallina, un caldo de gallina, al que se le agrega bolitas de queso.

  • 2.2.2. Mezcla de carnes

Las parrilladas que se cocinan en Paraguay suelen estar compuestas por una mezcla de carnes de distintas especies y suelen ir acompañadas con productos vegetales como la mandioca, el maíz, el choclo, la batata o la calabaza. Por eso, cuando se visita Paraguay se debe consumir un típico y delicioso plato, el asado, compuesto de carnes asadas a la parrilla que contienen costillas y filetes de carne de vaca, trozos de pollo, cordero y cerdo. Va acompañado generalmente por queso, ensaladas y mandioca.

Si se quiere probar toda la gastronomía, no puede faltar el pastel mandió. Son en realidad unas empanadas hechas con puré de mandioca, harina de maíz y rellenas de carne. Otro plato típico es el puchero de carne y hortalizas con choclo.

  • 2.2.3. Postres

En cuanto a postres, nada mejor que el baipy he, una deliciosa mezcla de maíz y leche. También sorprende el sabor desconocido del koserevá, un dulce de naranja agria.

  • 2.2.4. Mate, la infusión por excelencia

Paraguay comparte con su vecina Argentina la pasión por la infusión de yerba mate, una planta originaria de Sudamérica, que se seca, se corta y se muele. En este país, lo llaman también té del Paraguay, y tal vez sea así el nombre por el que es más fácil encontrarlo.

Los viajeros más nerviosos no han de olvidar que el mate, al igual que el café o el té, posee un efecto estimulante además de diurético.

La cocina paraguaya es una cocina muy sabrosa que posee una gran variedad de sabores, para satisfacer el paladar de cualquier extranjero.

  • 2.2.5. La cocina típica de Paraguay

Se consumen muchos guisos, y sopas, una de las más ricas es la realizada con base de verduras sofritas a la que se agrega carne picada remojada en agua fría y se sirve con "tortillitas" que se hacen con una mezcla de huevos, leche y harina de trigo y a las que se puede agregar queso paraguay (tipo como una mezcla para crepes espesa) –solo significa carne-. La sopa paraguaya es infaltable en cualquier fiesta.

Se consume mucho el asado acompañado de mandioca y los chorizos, hay una variedad denominada "besito" que son pequeños y suelen ser bien picantes. Es costumbre con los guisos y fideos con salsa de tomate consumir ensaladas de hojas verdes con tomate fresco. Las empanadas se consumen acompañadas de pan.

  • Las comidas más típicas son:

"sopa paraguaya", "Chipá guazú", "payagua mascada", "pastel mandió", "surubí a la parrilla", "sopa de pescado" (igual que las europeas pero a la que se incluye leche y queso paraguay), "caldo avá", "sopa soo", "chipa", "chipa soo", "sopa de porotos". "borí-borí" y "borí – borí con puchero de gallina", "puchero" más líquido que el nuestro de argentina, empanadas de carne, pollo, queso, etc., "polenta", "guiso de pollo o carne vacuna con arroz o papas" (es una de las comidas diarias más habituales), y dentro de los postres: "arroz con leche", "coserevá", "queso paraguay con miel negra", "cascos de guayabas y mamón en almíbar".

  • Las materias primas son las originales de América del Sur:

Mandioca y sus derivados, maíz, pescados de rió (surubí, piraña, pacú, etc.), carnes salvajes (carne de yacaré, carne de jabalí, etc.), frutos tropicales, locote, zapallo, más las introducidas por la conquista europea (española y portuguesa sobre todo), aunque no olvidemos que en Paraguay hay comunidades alemanas: harina de trigo, carne vacuna, porcina u o ovina, arroz, productos lácteos.

A continuación se ofrece una de las recetas más típicas de la cocina paraguaya y una de las más utilizadas por su inconfundible sabor:

CHIPA

250 gms. de grasa

8 huevos

500 gms. de queso Paraguay desmenuzado

1 cucharada de anís

1 cucharada colmada de sal gruesa

1 taza de leche

1250 gms. de almidón

Batir la grasa con los huevos y el queso desmenuzado. Agregar el anís, la sal disuelta en la leche y el almidón pisado y cernido. Amasar bien, aunque no demasiado. Formar las chipás y colocarlas sobre chapa engrasada y enharinada. Cocinarlas a horno muy caliente (250°C) durante 25 minutos. (en tatakua 15 minutos)

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