Otra alternativa es que los perros y gatos pierdan la secreción de insulina en forma gradual a medida que se destruyen con lentitud las células beta. Es posible que esos animales tengan un periodo inicial en que la hiperglucemia puede controlarse con tratamientos de insulina (es decir, diabetes mellitus no dependiente de insulina NIDDM); no obstante con el tiempo se pierde la secreción de insulina y aparece IDDM.
La diabetes mellitus tipo II:
Se caracteriza por resistencia a la insulina y por células beta "disfuncionales". Las cantidades totales de insulina secretada puede estar aumentadas, disminuidas o ser normales en comparación con el animal normal en ayuno. Independientemente de esto, esa cantidad de insulina es insuficiente para superar la resistencia a la misma en los tejidos periféricos. La secreción de insulina evita cetoacidosis en la mayoría de los pacientes con diabetes tipo 2. Estos pacientes pueden tener IDDM o NIDDm, dependiendo de la gravedad de la resistencia a la insulina y del estado funcional de las células beta. Ambos tipos de diabetes mellitus se reconocen tanto en perros como en gatos.
La clasificación se los seres humanos diabéticos:
Como tipo 1 o 2 se basa en los antecedentes familiares la presentación clínica y los resultados de pruebas inmunológicas (ejm, identificación de anticuerpos séricos contra células beta y contra insulina) y con secretagogos de insulina. Rara vez se dispone de antecedentes familiares en perros y gatos diabéticos: por lo general la presentación clínica no es útil sobre todo en gatos; no se efectúan de manera sistemática pruebas con secretagogos de insulina y sus resultados pueden causar confusión. Por tanto como médicos los autores suelen clasificar a los perros y gatos diabéticos como IDDM o NIDDm de acuerdo con la necesidad de tratamiento con insulina.
Esto llega a generar confusión porque algunos diabéticos en especial los gatos, al principio al principio parecen tener NIDDm que progresa a IDDM u oscilan entre IDDM y NIDDm conforme aumentan y disminuyen la gravedad de la resistencia a la insulina y el deterioro de la función de las células beta. Los cambios manifiestos del estado diabético (IDDM y NIDDm) son comprensibles cuando se advierte que: 1)la enfermedad de los islotes puede ser leve a grave y progresiva o estática; 2)la capacidad del páncreas para secretar insulina varía con la gravedad de la enfermedad de los islotes y puede disminuir con el tiempo. 3)la capacidad de respuesta hística a la insulina variable a menudo junto con la presencia o ausencia de transtornos inflamatorios. 4)todas esas variables influyen sobre la necesidad de insulina, la dosificación de ésta y la facilidad de regulación de la diabetes.
En perros y gatos también se reconoce diabetes mellitus secundaria, que es la intolerancia a los carbohidratos consecutiva a enfermedad o farmacoterapia concurrente que antagoniza a la insulina. Entre los ejemplos se incluyen perra en diestro y gatos tratados con acetato de megestrol (progesterona). Es posible que en esos animales se encuentren hiperinsulinemia al principio. Sin embargo con la persistencia del transtorno antagonista de la insulina, la función de las células beta se altera y puede aparecer diabetes mellitus permanente, por lo general IDDM. Si el transtorno antagonista de la insulina se resuelve mientras esta presente la función de las células beta, es posible que no sobrevenga diabetes mellitus manifiesta permanente. Sin embargo, la probabilidad de que aparezca diabetes "subclínica" persiste en los animales que se vuelven euglucémicos después de tratar el transtorno antagonista de la insulina o de suspender el fármaco antagonista de la insulina para que no sobrevenga diabetes mellitus.
En ocasiones las perras de mayor edad presentan diabetes durante el diestro o en embarazo, quizá como resultado de los efectos antagonistas de insulina por parte de la progesterona. Es posible que el estado diabético se resuelva una vez que la concentración de progesterona decline a cifras propias del anestro o que persista y que requiera tratamiento con insulina de por vida. La aparición de diabetes durante el diestro o el embarazo es semejante a la diabetes gestacional en seres humanaos. En mujeres este tipo de diabetes se restringe a embarazadas en quienes el inicio o la identificación de la diabetes o de alteraciones al la tolerancia de glucosa ocurre durante el embarazo. Después de terminado el embarazo, la mujer puede permanecer con diabetes clínica, revertirse hacia un estado diabético subclínico con alteraciones de la tolerancia a la glucosa o hacia un estado con tolerancia normal a la glucosa.
En estos últimos grupos, el riesgo de que ocurra diabetes manifiesta en etapas más avanzadas de la vida del 10 al 40% de acuerdo con la gravedad de la obesidad. Las perras con diabetes transitoria causada por diestro tienen alta probabilidad de presentar IDDM permanente durante el siguiente estro. Por esta razón todas las perras con diabetes "gestacional" deben esterilizarse tan pronto como sea posible después de que se diagnostica diabetes.
DIABETES MELLITUS DEPENDIENTE DE INSULINA:
La forma de diabetes mellitus reconocida con más frecuencia en perros y gatos en clínica es la IDDM. EN el hospital don de laboran los autores casi todos los perros, y el 50 al 70% de los gatos tienen IDDM al momento en que se diagnostica diabetes mellitus. La IDDM se caracteriza por hipoinsulinemia, incremento en esencia nulo de la concentración sérica de insulina endógena después de administrar un secretagogo de insulina, ( por ejm, glucosa o glucagon) en cualquier momento luego del diagnóstico de la enfermedad, incapacidad para establecer control de la glucemia con dieta, hipoglucemiantes orales o con ambos, y una necesidad absoluta de insulina exógena para conservar el control de la glucemia.
PERROS:
La causa de diabetes mellitus se ha caracterizado de manera escasa en perros y gatos, pero sin duda es multifactorial. La afección de varios perros de una familia y el análisis del árbol genealógico de keeshond han sugerido predisposiciones genéticas. En algunos perros puede sobrevenir una forma extrema de herencia, representada por una deficiencia congénita absoluta de células beta. Los cambios genéticos menos graves en las células beta pueden predisponer a un animal a diabetes mellitus después de que ha quedado expuesto a factores ambientales, como de que ha quedado expuesto a factores ambientales, como infecciones virales, sustancias químicas tóxicas. Situaciones que generan tensión crónica o exposición prolongada a antagonista de la insulina.
La destrucción mediada por mecanismos inmunitarios de los islotes se considera un factor importante en la aparición de IDDM en seres humanos. Datos recientes sugieren que en algunos perros diabéticos ocurren mecanismos similares. En más del 50% de los seres humanos con IDDM se encuentran anticuerpos contra células beta de la clase IgG al momento del diagnostico inicial. En algunos perros con IDDM se han encontrado autoanticuerpos contra células de los islotes y anticuerpos contra células beta; también se ha descrito insulitis mediada por mecanismos inmunitarios.
Al parecer, los mecanismos autoinmunitarios junto con factores ambientales, tienen participación en el inicio de la diabetes y la progresión de la misma en perros.
La destrucción de los islotes mediada por mecanismos inmunitarios que conduce a IDDM en seres humanos se ha dividido desde el punto de vista conceptual en seis etapas, empezando con la susceptibilidad genética. La etapa 2 incluye un fenómeno desencadenante que conduce a autoinmunidad de células beta. Los factores ambientales que desencadenan inmunidad contra células beta se han definido de manera deficiente, pero tal vez incluyan fármacos y agentes infecciosos. Un factor interesante que se ha identificado a últimas fechas en seres humanos comprende el consumo de leche de vaca durante la lactancia. Algunos seres humanos con IDDM recién diagnosticados tienen anticuerpos contra albúmina sérica bovina y un péptido del mismo tipo de albúmina de 17 aminoácidos. Se ha emitido la hipótesis de que la ingestión de leche de vaca en etapas tempranas de la vida puede iniciar la destrucción de células beta por remedo molecular entre esas proteínas en la leche de vaca y una proteína de las células beta. La etapa 3 es el periodo de autoinmunidad activa, pero se conserva la secreción normal de insulina. Durante la etapa 4 persisten las anormalidades inmunitarias, pero se pierde de manera progresiva la secreción de insulina estimulada por glucosa a pesar de la conservación de euglucemia. Durante la etapa 5 aparece diabetes, aunque se conserva algo de secreción residual de insulina. La etapa 6 se caracteriza por destrucción completa de las células beta.
Por desgracia, los autores no suelen identificar diabetes en perros sin hasta la etapa 5 o 6 cuando el tratamiento con insulina es indispensable.
En clínica suele observarse pancreatitis en perros con diabetes mellitus y se ha sugerido como una causa de diabetes luego de destrucción de los islotes. Sin embargo, la incidencia de pancreatitis identificable en estudios histológicos de perros diabéticos es sólo del 30 al 40%. Aunque la destrucción de las células beta consecutiva a pancreatitis es una explicación obvia para la aparición de diabetes mellitus en perros sin lesiones pancreáticas obvias participan otros factores quizá más complejos .
Factores potenciales comprendidos en la etiopatogénesis de la diabetes mellitus en perros y gatos:
Perros | Gatos |
Genética | Amiloides de los islotes |
Insulitis mediada por mecanismos inmunitarios | Obesidad |
Pancreatitis | Infección |
Obesidad | Enfermedad concurrente |
Infección | Fármacos (p.ej.,acetato de inegestrol) |
Enfermedad concurrente | Pancreatitis |
Fármacos(p.ej., glucocorticoides) | Genética |
Amiloides de los islotes | Insulitis mediada por mecanismos inmunitarios. |
EN GATOS:
La amiloidosis grave específica de los islotes y la vacuolización de las células beta, además de la degeneración de las mismas, son anormalidades histológicas frecuentes en gatos con IDDM. Aún se desconoce la causa de la degeneración de células beta en gatos. La pancreatitis crónica es más frecuente en gatos diabéticos que lo que se sospechaba con anterioridad. En un estudio se identificó evidencia de pancreatitis pasada o actual en 10 (51%) de 37 gatos diabéticos al momento de la necropsia. Al parecer, la pancreatitis puede originar destrucción de los islotes en algunos gatos con IDDM. Incluso otros gatos diabéticos no padecen amiloidosis, inflamación o degeneración de los islotes pancreáticos, pero tienen reducción del número de éstos de células beta que contienen insulina o de ambos, en la valoración inmunohistoquímica. Esto sugiere que participan otros mecanismos en la fisiopatología de la diabetes mellitus en gatos. En dos gatos diabéticos se ha descrito infiltración linfocítica de los islotes junto con amiloidosis y vacualización de los mismos, lo que sugiere la posibilidad de insulitis por mecanismos inmunitarios. Sin embargo, este dato histológico es muy raro en gatos diabéticos. Tanto la participación de la destrucción inmunitaria como la genética quedan por valorar en gatos.
DIABETES MELLITUS NO DEPENDIENTE DE INSULINA:
GATOS:
El reconocimiento clínico de NIDDM es más frecuente en gatos que en perros; explica hasta el 30 al 50 % de los gatos diabético que se observan en el hospital donde laboran los autores. La etiopatogénesis de la NIDDM sin duda es multifactorial. En seres humanos, la obesidad, la genética y la amiloidosis de los islotes son factores importante en la aparición de NIDDM. Investigaciones recientes sugieren que la intolerancia a carbohidratos inducida por obesidad y el depósito en los islotes de amiloide específico para los mismos representan factores causales potenciales en gatos.
La obesidad causa resistencia reversible a la insulina, que depende de regulación descendente de los receptores de insulina, alteraciones de la afinidad de unión de los receptores con la insulina y defectos posreceptores en la acción de ésta. En gatos obesos se han documentado alteraciones de la tolerancia a la glucosa y una respuesta secretoria anormal de insulina luego de administrar glucosa por vía IV. Esta respuesta anormal se caracteriza por un retraso inicial de la secreción de insulina, seguido por secreción excesiva de las misma, que son resultados similares a los que se identifican en seres humanos con diabetes mellitus no dependiente de insulina.
Los gatos tienen números mucho mayores islotes pancreáticos con depósitos de amiloide y depósitos más extensos del mismo dentro de los islotes que los gatos no diabéticos, lo que sugiere que la diabetes mellitus y el amiloide insular tienen una relación casual.
El polipéptido amiloide de los islotes o amilina, es el principal constituyente del amiloide aislado a partir del tejido pancreático de seres humanos con NIDDM y de gatos adultos con diabetes. La secuencia de aminoácidos del IAPP en seres humanos y gatos es similar y en estudios con microscopia inmunoeléctrica se ha identificado IAPP dentro de gránulos secretores de células beta en ambas especies. La localización del IAPP e insulina en la vesícula secretora de células beta sugiere que estas partículas se consecretan en respuesta a estímulos de glucosa y proteína. Aunque hay controversias al respecto, en algunos estudios se ha demostrado inhibición de la secreción de insulina y resistencia a éstas inducidas por IAPP. Las observaciones de que hay IAPP en las células beta y de que se cosecreta con la insulina, junto con los datos de que puede antagonizar el efecto de la insulina in vivo, suscita interesantes posibilidades de que podría haber hipersecreción de IAPP en la NIDDM, lo que contribuye o representa la única causa de la resistencia a la insulina que caracteriza a este síndrome. La notoria similitud entre el IAPP en seres humanos y en gatos sugiere mecanismos fisiopatológicos similares en la aparición de NIDDM de seres humanos y diabetes felina relacionadas con amiloidosis. La gravedad de la amiloidosis de los islotes determina si el gato diabético tienen IDDM o NIDDM.
PERROS:
Se ha documentado intolerancia a carbohidratos inducida por obesidad de perros y se han identificado pequeñas cantidades de amiloides en los islotes de algunos perros con diabetes mellitus. A pesar de estos datos, es muy raro el reconocimiento clínico de estos datos, es muy raro el reconocimiento clínico de NIDDM en perros. Se ha escrito una forma juvenil de diabetes mellitus en perros que es muy similar a la diabetes de inicio en la madures en seres humanos jóvenes, una sub clasificación de la NIDDM. La medición de las concentraciones plasmáticas de péptido C durante las pruebas de respuesta a la insulina también sugiere la presencia de algo de función continua de las células beta en un pequeño porcentaje de perros diabéticos. El péptido C es el péptido conectador que se encuentra en la molécula de proinsulina y que se secreta hacia la circulación en concentraciones equimolares como insulina. Las concentraciones plasmáticas aumentadas de péptido C en este ultimo grupo de perros sugieren una forma grave de diabetes mellitus tipo 2 o función residual de células beta en perros con diabetes mellitus tipo 1 por desgracia, las características clínicas de la NIDDM juvenil en perros y la presencia de algunas capacidades secretoras de péptido C semejan a la IDDM en que los perros con esos padecimientos se tratan con insulina para corregir la hiperglucemia.
DIABETES MELLITUS TRANSITORIA:
GATOS:
Los requerimientos de insulina aumentan y disminuyen en alrededor del 20% de los gatos diabéticos. Algunos de esos gatos calvez nunca requiera tratamiento con insulina una ves que se ha disipado un periodo inicial de diabetes mellitus que requiere dicha hormona, en tanto otros muestran dependencia permanente de insulinas semanas a meses después de la resolución de un estado diabético previo.
La valoración reciente de un grupo de gatos con diabetes mellitus transitoria 1) anormalidades en los islotes (p.ej; amiloides) identificables en estudios histológicos; 2) enfermedades o administración de fármacos antagonistas de insulina identificables (p.ej; progesterona, glucocorticoides) al momento en el que se diagnostico inicialmente la diabetes; 3) supresión reversible de la función de células beta, manifiesta por falta de secreción de insulina durante pruebas de esta con secretagogos cuando se diagnostico inicialmente la diabetes y presencia de secreción de insulina después de que se suspendió la tratamiento para la diabetes y 4) resolución o control de enfermedades antagonistas de insulina identificables y establecimientos de control de la insulina o hipoglucemiantes orales al momento en que se resolvió el tratamiento para la diabetes.
Con base en estos datos, los autores han emitido la teoría de que los gatos con diabetes transitoria se encuentran en un estado de diabetes subclínica que se vuelve clínica cuando el páncreas queda expuesto a tensión por un fármaco o enfermedad antagonista de la insulina concurrente. A diferencia de los gatos saludables, aquellos con diabetes mellitus transitoria tiene enfermedades de los islotes, lo que altera su capacidad para compensar el antagonismo concurrente de la insulina y origina intolerancia a los carbohidratos. La secreción de insulina por parte de las células beta queda suprimida de manera reversible, con las probabilidades por empeoramiento de la intolerancia de los carbohidratos y aparición de toxicidad por glucosa. La hiperglucemia crónica altera la secreción de insulina por parte de las células beta e induce resistencia periférica a dicha hormona al favorecer la regulación descendente de los sistemas de transporte de glucosa y causar un defecto de los sistemas de transporte de glucosa y causar un defecto en la acción de la insulina después del transporte las células beta tienen respuesta alterada a la estimulación por secretagogos de la insulina, lo que imita a la diabetes mellitus tipo 1. Los efectos de la toxicidad por glucosa son potencialmente reversibles al corregir el estado de hiperglucemia. El medico hace un diagnostico correcto de IDDM en el gato, pero el tratamiento con insulina y la terapéutica de trastornos antagonistas de esta disminuyen la glucemia y tienden a resolver la resistencia a la insulina. Mejora la función de células beta, regresa la secreción de insulina y se resuelve un estado de IDDM aparente. Las necesidades futuras de tratamiento con insulina dependen de la enfermedad de los islotes existente. Si la enfermedad es progresiva, a la postre quedan destruidas suficientes células beta para que aparezca IDDM permanente.
PERROS:
La IDDM transitoria o reversible es muy rara en perros. La causa mas frecuente de diabetes mellitus transitoria en perros es la corrección de enfermedad concurrente antagonista de la insulina (p.ej; diestro en perras) estos perros en diabetes secundaria y una masa adecuada de células beta funcionales para conservar la tolerancia a los carbohidratos. Otras causas incluyen NIDDM y el periodo de "luna de miel" de la IDDM, durante las semanas a meses que siguen al diagnostico de IDDM en seres humanos, las necesidades de dosificación de insulina pueden reducirse e incluso progresar a requerimiento pequeño a nulo. A esto se le denomina periodo de luna de miel. Dicho periodo también ocurre en algunos perros diabéticos recién diagnosticados y se caracteriza por un excelente control de la glucemia con dosis pequeñas de insulina (< 0.2 U/kg por inyección). Probablemente la existencia de función residual de células beta cuando se diagnostica la diabetes y la corrección de la toxicidad por glucosa luego de iniciado el tratamiento con insulina expliquen la felicidad inicial con que se trata el estado diabético. La destrucción progresiva y continua de células beta funcionales residuales suscita perdida cada vez mayor de la capacidad secretora de insulina endógena, además de una mayor necesidad de insulina exógena para controlar la diabetes. Como resultado, cada vez es mas difícil conservar el control de la glucemia y lasa dosificaciones de insulina aumentan a cantidades que se requiere con mayor frecuencia (0.5 a 1.0 U/kg por inyección). Por lo general, este incremento en las necesidades de insulina ocurre en el transcurso de los primeros seis meses de terapéutica.
DIAGNOSTICO DE IDDM EN CONTRAPOSICIÓN CON NIDDM:
Por lo general, los perros y gatos no se presentan al medico si no hasta que los signos clínicos de diabetes se vuelven obvios y preocupan al propietario. Por un tanto, el momento del diagnostico, todos los perros y gatos diabéticos tienen hiperglucemia y glucosuria en ayuno, independientemente del tipo de diabetes mellitus que se encuentre. Una vez que se establece el diagnostico de diabetes, el medico debe tener en cuenta la posibilidad de NIDDM y la necesidad de tratamiento con insulina. Debe considerarse de manera uniforme que los perros tienen IDDM e iniciar tratamiento con insulina, a menos que haya fuerte sospecha de diabetes mellitus secundaria (p.ej; perras intactas en diestro).
La incidencia importante de NIDDM y diabetes transitoria en gatos suscita interesantes preguntas respecto a la necesidad de 6terapéutica con insulina. En algunos gatos diabéticos es posible conservar control de la glucemia con cambios en la dieta, con hipoglucemiantes orales o ambos. Es obvio que seria provechoso capas de diferenciar de manera propectiva entre IDDM y NIDDM. Para este propósito se ha utilizado pruebas con secretagogos de insulina en seres humanos. Por desgracia las mediciones de la concentración serica de insulina basal y luego de administrar un secretagogo de dicha hormona no han sido auxiliares constantes para diferenciar entre IDDM y NIDDM en gatos. Una concentración serica de insulina en ayuno mayor que las cifras medias normales (> 12 u U/ml en el laboratorio con el que trabajan los autores) o cualquier concentración de insulina luego de administrar secretagogo mayor de una desviación estándar (estándar deviation ,SD) por arriba de la media de referencia (>18 uU/ml en el laboratorio con el que trabajan los autores), sugiere la existencia de células beta funcionales y la posibilidad de NIDDM. Por desgracia, los gatos en los que identifica IDDM de manera subsecuente y muchos de aquellos con NIDDM tienen una concentración serica basal baja de insulina y no muestran respuesta a una exposición de glucosa o glucagon. Esta deficiencia aparente de insulina en gatos en los que identifica NIDDM de manera subsecuente quizás se debe a toxicidad concurrente de glucosa. Debido a los problemas con las pruebas de insulina con secretagogos para identificar la función de las células beta, la diferencia final entre IDDM y NIDDM a menudo se efectúa de manera retrospectiva después de que el medico ha tenido varias semanas para valorar la respuesta del gato a la terapéutica y para determinarla necesidad de insulina en contraposición con hipoglucemiantes orales se basa en la gravedad de los signos clínicos, la presencia o secuencia de cetoacidosis, la salud general del gato y los deseos del propietario.
La diabetes mellitus se origina por deficiencia relativa o absoluta de la secreción de insulina por parte de las células beta. La deficiencia de dicha hormona, a su vez, disminuye la utilización de glucosa, aminoácidos y ácidos grasos por los tejidos. La glucosa que se obtiene a partir de la dieta o por gluconeogénesis hepática, que ocurre a una tasa modesta, con la hiperinsulinemia, se acumula en la circulación, lo que produce hiperglucemia. Conforme aumentan las cifras plasmáticas de glucosa se excede la capacidad de las células de los tubos renales para resolver glucosa a partir del ultrafiltrado glomerular, lo que produce glucosuria. Esto ocurre cuando la concentración plasmática de glucosa excede 180 a 220 mg/dl en perros. El umbral medio informado para gatos normales es de 290 mg/dl. Los gatos diabéticos, de manera subjetiva, aparecen tener umbral renales para la glucosa de 200 a 320 mg/dl. La glucosuria crea una diuresis osmótica y produce poliuria. La polidipsia compensadora evita la deshidratación. La menor utilización hística periférica de la glucosa ingerida origina pérdida de peso a medida que el organismo intenta compensar la "inanición" percibida.
La interacción del "centro de saciedad" en la región ventromedial del hipotálamo con el centro de alimentación en la región lateral de dicha estructura controla la cantidad de alimentos ingeridos. El centro de la alimentación que desencadena conducta de consumo de alimentos, funciona de manera crónica, pero puede ser inhibido de manera transitoria por el centro de la saciedad luego de ingerir alimentos. La cantidad de glucosa que ingresa a las células del centro de la saciedad afecta directamente la sensación de hambre; mientras la glucosa entra a esas células, menor será la sensación de hambre y viceversa la capacidad de la glucosa para entrar a las células en el centro de la saciedad esta mediada por insulina. En diabéticos con falta relativa o absoluta de insulina, las glucosas no entran a las células del centro de la saciedad, lo que origina falta de inhibición del centro de la saciedad, lo que origina falta de inhibición del centro de la alimentación. De este modo, esos individuos presentan polifagia a pesar de la hiperglucemia. Por tanto, los cuatro signos clásicos de la diabetes mellitus son poliuria, polidipsia, polifagia y perdida de peso, conforme esos signos se vuelven obvios para el propietario, la mascota es llevada con el veterinario para que les preste cuidados.
Por desgracia, los propietarios de algunos gatos y perros no identifican los signos de enfermedad y esos diabéticos no tratados pueden pensar a la postre cetoacidosis diabética.
En casi todos los diabéticos, el interrogatorio incluye polidipsia, poliuria, polifagia y perdida de peso clásicas. Los propietarios a menudo llevan un perro con el veterinario por que notan que esta orinando dentro de la casa. Una molestia frecuente de los propietarios de gatos es la necesidad constante de cambiar la arena. Los otros signos se establecen al interrogar mas al fondo al propietario. Una anamnesis completa es muy importante incluso en los llamados diabéticos obvios, pues el medico debe estar enterado de cualquier problema simultaneo o que complique mas la situación puesto que esos perros y gatos por lo general son animales de edad avanzada, deben laborarse todos los trastornos potenciales de animales geriátricos. El medico también debe preguntarse, "¿Por qué ahora ha mostrado síntomas de paciente?" en muchos casos, esos pacientes pueden ser diabéticos limítrofes o latentes para presentar diabetes manifiesta como consecuencia de farmacoterapia, pancreatitis, insuficiencia cardiaca congestiva, estro infecciones de vías urinarias o muchas otras causas potenciales.
En ocasiones, un propietario lleva a un perro para cuidarlo veterinario debido a ceguera repentina por formación de cataratas o a un gato por debilidad de las extremidades posteriores y una postura de plantígrados posible que los signos clásicos de la diabetes mellitus hayan pasado inadvertidos o que el propietario los haya considerado inadvertidos o que el propietario los haya considerado insignificantes. Si el propietario no observa los signos clínicos relacionados con diabetes no complicada y en ausencia de cataratas o debilidad de las extremidades posteriores, un perro o gato diabético esta en riesgo de presentar signos sistémicos de enfermedad a medida que aparecen cetonuria y acidosis metabólica progresivas. La secuencia temporal desde que inician los signos clínicos hasta que aparece DKA es imprevisible. Los autores han observado a perros y gatos con diagnóstico de diabetes que con continúan vidas más bien normales durante más de seis meses sin tratamiento, en tanto otros se han deteriorado con rapidez. Sin embargo, una vez que aparece cetoacidosis, la duración de la enfermedad grave antes de la presentación con el veterinario por lo general es menor de una semana.
DIAGNOSTICO DE DIABETES MELLITUS:
El diagnóstico de diabetes mellitus requiere la presencia de signos clínicos apropiados (es decir, poliuria, polidipsia, polifagia, pérdida de peso) y documentación de hiperglucemia y glucosuria persistentes en ayuno. La medición intrahospitalaria de la glucemia y de la glucosuria con pruebas apropiadas de reactivos en tiras para sangre (Chemstrip bG, Bio-Dynamics, Indianapolis, IN) y orina (Keto-Diastix, Ames División, Miles Laboratories, New Haven, CT) permite confirmar con rapidez las diabetes mellitus tanto en perros como en gatos. La documentación concurrente de cetonuria establece cetoacidosis diabética.
Es importante documentar tanto hiperglucemia como glucosuria cuando se establece un diagnóstico de diabetes mellitus y glucosuria renal primaria, en tanto la glucosuria permite distinguir entre diabetes mellitus y otras causas de hiperglucemia, entre las que destacan hiperglucemia por tensión inducida por adrenalina (que puede aparecer al momento del muestreo sanguíneo). Es posible que sobrevenga hiperglucemia de 300 a 400 mg/dl en gatos expuestos a tensión. Por desgracia, la "tensión" es un término subjetivo imposible de medir con exactitud , no siempre se reconoce con facilidad y puede desencadenar respuestas inconstantes entre perros y gatos. Por lo general, la hiperglucemia en gatos enfermos o atemorizados está inducida por tensión. Por lo general no apareció glucosuria en presencia de hiperglucemia por tensión, ya que el incremento transitorio de la glucemia evita que se acumule glucosa en la orina a una concentración perceptible. Si hay dudas, el perro o gato "expuesto a tensión" puede enviarse a casa, dándole instrucciones al propietario para que vigile la glucosuria con la mascota en el ambiente casero.
La hiperglucemia leve (es decir, 130 a 180 mg/dl) es silenciosa en clínica y por lo general un dato inesperado o no sospechado. Si el perro o gato con hiperglucemia leve es objeto de examen debido a poliuria y polidipsia, debe buscarse otro trastorno que no sea diabetes mellitus clínica. La hiperglucemia leve puede ocurrir hasta 2 h después de la alimentación en algunos perros y gatos luego de consumir alimentos húmedos y blandos, en perros y gatos "expuestos a tensión", en casos de diabetes mellitus temprana y con trastornos que producen ineficacia de la insulina. Si persiste la hiperglucemia leve en perros o gatos en ayuno o no expuestos a tensión, está indicada una valoración diagnóstica para trastornos que producen ineficacia de la insulina. En esos animales no está indicado tratamiento con insulina porque no hay diabetes mellitus clínica.
PATOGENIA DE DIABETES MELLITUS TIPO I:
La diabetes mellitus tipo 1 afecta sobre todo a personas procedentes del norte de Europa, mientras que es mucho menos frecuente en otros grupos raciales, como negros, nativos americanos y asiáticos. Pueden encontrarse grupos familiares, y alrededor del 6% de los hijos los parientes de primer grado de los pacientes con diabetes tipo I desarrollarán la enfermedad. En los gemelos homocigotes, el riesgo de concordancia acumulada (es decir, el riesgo de que la enfermedad afecte a los dos gemelos) es del 70 % entre el nacimiento y los 35 años. El hecho de que esta cifra no sea del 100 % implica que la penetrancia del rasgo de susceptibilidad genética es incompleta o que existen otros factores ambientales que también desempeñan algún papel.
Al menos uno de los genes de susceptibilidad para la diabetes de tipo 1 se encuentra en la región que codifico a los antígenos de clase II del MHC en el cromosoma 6p21 (HLAD-D)". Recuérdese que la región HLA-D contiene tres clases de genes (DP, DQ y DR), que las moléculas de clase II son muy polimorfas y que cada una de ellas tiene numerosos hálelos. Alrededor del 95% de los pacientes de raza blanca con diabetes tipo 1 tiene aletas HLA-DR3, HLA-DR4 o ambos, en tanto que la relevancia de esto antígenos en la población general es del 45%. Existe una asociación aún más fuerte con determinados hálelos (como DBQI *0302). que se encuentran en desequilibrio che enlace (es decir, coheredados) con los genes HLA-DR. Es interesante señalar que, aparentemente el riesgo de diabetes tipo 1 de la población blanca reside en las cadenas del péptido HLA-DQ ( con diferencias de aminoácidos de la región cercana a la hendidura captadora de antígeno de la molécula.
Se cree que las variaciones genéticas de la molécula de clase II HLA pueden alterar el reconocimiento del receptor (le la célula T o modificar la presentación de los antígenos por variaciones de la hendidura de captación del antígeno. Por tanto, los genes HLA de clase II podría influir en el grado de capacidad de respuesta inmunitaria de las células pancreáticas a un antiantígeno o bien la presentación de un antoantígeno de las células ( podría hacerse de forma que incitara una respuesta inmunitaria normal.
Además de la influencia establecida de los genes relacionados con el HLA, el estudio del genoma humano revela que existen alrededor de otras 20 regiones cromosómicas asociadas, de forma independiente entre si, con la predisposición a la enfermedad. Hasta la fecha, las regiones encontradas son Hpl5 (la región del gen de la insulina) y las que codifican lo de la gluicocinasa y de los pépticos receptores de células T. En conjunto, todas ellas no representan más del 10% del riesgo genético. En años venideros se prestará una gran atención al estudio de estos y otros genes.
PATOGENIA DE DIABETES MELLITUS TIPO 2:
A pesar de lo mucho que se ha progresado en los últimos años en su conocimiento, la patogenia de la diabetes tipo 2 sigue siendo enigmática. No existen pruebas de que en ella intervenga ningún mecanismo autoinmunitario. Está claro que la forma de vida desempeña un papel importante, como lo demuestra la obesidad. No obstante. los factores genéticos son incluso más importantes que en la diabetes tipo 1. En los gemelos, homocigotos, la concordancia oscila del 60 al 80%. En los parientes de primer grado de los pacientes con diabetes tipo2 (y en los gemelos no homocigotos), el riesgo de desarrollar la enfermedad es del 20-40%, mientras que la cifra cae a 5-7%, en la población general.
A diferencia de la diabetes tipo 1, en la de tipo 2 no existe relación alguna con los genes FILA. Por el contrario los estudios epidemiológicos indican que la diabetes de tipo 2 parece ser el resultado de un conjunto de múltiples defectos o poliformismos genéticos, cada uno de los cuales aporta su propio riesgo y es modificado por los factores ambientales.
Los dos defectos metabólicos que caracteriza a la diabetes tipo 2 son: 1) una alteración de la secreción de insulina por las células ( y 2) una disminución de la respuesta de los tejidos periféricos a la insulina (resistencia a la insulina). La primacía del defecto de secreción o de la resistencia a la insulina es objeto de un debate continuo.
Aunque la instauración de la diabetes mellitus tipo 1 es repentina, de hecho la enfermedad se debe a una agresión autoinmunitaria crónica a las células (, cuyo inicio suele haberse producido muchos años antes de que la enfermedad se manifieste. Las características clásicas del proceso (hiperglucemia y cetosis) aparecen en etapas avanzadas de su evolución, cuando la destrucción afecta a más del 90% de las células (. Las pruebas que respaldan la importancia del mecanismo autoinmunitario son:
La infiltración inflamatoria rica en linfocitos ("insulitis"), que se observa tanto en los islotes durante las primeras fases de la enfermedad como en los modelos animales de diabetes autoinmunitaria (véase Fig. 20-19A). El infiltrado está formado sobre todo por linfocitos T CD8, con un componente variable de células TCD4 y de macrófagos. En el caso de los animales con diabetes autoinmunitaria, las células CD4 pueden transferir la enfermedad a animales normales, lo que establece la primacía de la autoinmunidad celular en la diabetes tipo 1.
La insulitis se asocia al aumento de la expresión de moléculas MHC de clase I y a la expresión aberrante de moléculas MCH de clase II en las células (. (Sin embargo la expresión de las moléculas aberrantes de clase 1 del MHC no en un requisito imprescindible para que aparezca la enfermedad). Esta expresión aberrante se debe en parte a citosina producidas localmente (p. ej., interferón y [IFN-(] secretadas por las células T activadas TM. La alteración genética de una citosina que induce la producción de [IFN-(] favorece cl desarrollo de diabetes en un modelo múrido. No se sabe con certeza si la expresión normal de los genes del MHC es la causa o una consecuencia de la insulitis.
Alrededor del 70-80% de los pacientes con diabetes de tipo 1 tienen autoanticuerpos frente a las células de los islotes, dirigidos contra antígenos intracelulares como la descarboxilasa del ácido glutámico (GAD), el "autoantígeno 2 del islote" (IA-2, una tirosina fosfatasa), la insulina y gangliósidos. No se sabe si estos u otros autoantígenos intervienen en la producción de la lesión de las células (. Según estudios recientes efectuados en un modelo animal, las células T que reaccionan frente a GAD intervienen en la patogenia de la diabetes tipo 1, lo que sugiere que los anticuerpos frente a (GAD se forman después de haberse producido la lesión de las células ( mediada por las células T. Sea cual sea su origen, los autoanticuerpos GAD pueden detectarse mucho antes de que aparezcan los síntomas clínicos. Además, la presencia simultánea de anticuerpos anti GAD, IA-2 e insulina hace que el riesgo de desarrollar una diabetes clínica en los 5 años siguientes sea casi del 100%. Los parientes asintomáticos de los enfermos con diabetes tipo 1 (con el consiguiente riesgo de sufrir la enfermedad) desarrollan autoanticuerpos frente a las células de los islotes meses o años antes de que aparezca una diabetes franca. Alrededor del 10% de las personas con diabetes tipo 1 tienen también otros trastornos autoinmunitarios específicos de órgano, como una enfermedad de Graves, una enfermedad de Addison o una tiroiditis.
PATOGENIA DE LAS COMPLICACIONES:
La morbilidad asociada a la diabetes de larga evolución de cualquier tipo se debe a diversas complicaciones graves, principalmente microangiopatía, retinopatía nefropatía y neuropatía. Por ello, la base de estas complicaciones es objeto de un gran esfuerzo de investigación. La mayoría de las pruebas experimentales y clínicas disponibles indican que las complicaciones son consecuencia de las alteraciones metabólicas, principalmente de la hiperglucemia.
Por ejemplo, cuando se trasplanta un riñón procedente de un donante no diabético a un diabético. las lesiones de la nefropatía diabética se desarrollan en un plazo de 3 a 5 años. Por el contrario, los riñones con lesiones de nefropatía diabética experimentan regresión de las lesiones cuando se trasplantan a receptores no diabéticos. Estudios clínicos multicéntricos demuestran claramente que el control estricto de la hiperglucemia retrasa la progresión de las complicaciones microvasculares de la diabetes.
Parece que en la génesis de estas complicaciones intervienen dos procesos metabólicos.
MORFOLOGÍA DE LA DIABETES MELLITUS:
Los hallazgos anatomopatológicos pancreáticos son variables y no necesariamente espectaculares. Las alteraciones más importantes son ¡as relacionadas con las muchas complicaciones generales tardías de la enfermedad. Existe gran variabilidad de unos pacientes a otros en cuanto al momento en que aparecen estas complicaciones, a su gravedad y al órgano u órganos concretos afectados. En las personas que mantienen un control estrecho de la diabetes, la aparición de las complicaciones puede retrasarse. Sin embargo, en la mayoría de los pacientes, lo más probable es que las alteraciones morfológicas afecten a las arterias (atemsclerosis), las membranas basales de los vasos de pequeño calibre (microangiopatía), los riñones (nefropatía diabética), la retina (retinopatía), los nervios (neuropatpía) y otros tejidos. Las lesiones aparecen tanto en la diabetes tipo 1 como en la tipo 2.
MORFOLOGÍA:
Páncreas. Las lesiones pancreáticas son inconstantes y raro vez son útiles para el diagnóstico. Los cambios peculiares son más frecuentes en la diabetes tipo 1 que en la tipo 2. Pueden encontrarse una o varias de las siguientes alteraciones.
Reducción del número y del tamaño de los Islotes. Esa lesión es más frecuente en lo diabetes tipo 1, sobre todo en los casos rápidamente progresivos. La mayoría de los Islotes son pequeños, anodinos y difíciles de identificar.
Infiltración leucocitaria de los islotes (insulitis), formada principalmente por linfocitos y similar a la encontrada en las modelos de diabetes autoinmunitario. Esta lesión puede identificarse en los diabéticos tipo 1 en el momento de la presentación crítica de la enfermedad. La distribución de la Insulitis puede ser llamativamente irregular. También puede encontrarse infiltrado por eosinófilos sobre todo en los lactantes diabéticas que no sobreviven al período inmediatamente postnatal.
Con microscopía electrónica, puede observarse la desgranulaclón de las células ( reflejo del agotamiento de la Insulina almacenada en las células que ya han sufrido daños. Esto alteración es más frecuente en ¡os pacientes con diabetes tipo 1 recién diagnosticada, cuando aún existen células ( visibles en la diabetes tipo 2, la producción de la masa celular de los islotes puede ser más sutil de forma que sólo se demuestre mediante estudios morfométricos especiales.
La sustitución por amiloide de los islotes en la diabetes tipo 2 aparece como un depósito de un material amorfo, rozado, que comienza en el interior y alrededor de loe capilares y entre las células. En estadios avanzados, la sustitución de los Islotes puede ser prácticamente total , también puede encontrarse fibrosis. Esta alteración es más frecuente en los casos de diabetes tipo 2 de larga evolución. Como ya se señaló, está formado por fibrillas de amilina procedentes de las células (Pueden encontrarse lesiones similares en los ancianos no diabéticos en los que aparentemente forman parte del proceso normal de envejecimiento).
El aumento del número y tamaño de los islotes es especialmente característico de los recién nacidos no diabéticos hilos de madres diabéticas. Es probable que la hiperplasia de los Islotes del feto sea consecuencia de la hiperglucemia materna.
Arterosclerosis acelerada: la diabetes supone una pesada cargo para el aparato vascular. La afectación se extiende a los vasos de todos los calibres, desde la aorta a las más pequeñas de los arteriolas yo los capilares. La aorta y las arterias de tamaño grande y mediano sufren una arterosclerosis grave acelerada. Esta aterosclerosis, salvo por su mayor gravedad y comienzo a edades más tempranas, es Indistinguible de la que afecta o los personas no diabéticas.
La causa de muerte más frecuente en la diabetes este infarto de miocardio, causado por la ateroesclerosis de las arterias coronarlas. Es significativo que su Incidencia sea casi igual en los mujeres y en los varones diabéticos, en tanto que en las mujeres no diabéticas en edad fértil el infarto de miocardio es raro. La gangreno de las extremidades interiores, debida a la enfermedad vascular avanzada, es unas 100 veces más frecuente en los, diabéticos que en la población general. También las grandes arterias renales desarrollan aterosclerosis grave pero, como se comentará más adelante, el efecto más nocivo de la diabetes en los riñones tiene lugar en los glomérulos y la microcirculatorios.
No se sabe con exactitud cuál es la patogenia de lo aterosclerosis acelerada, lo más probable es que en ello Intervengan varios factores. Entre la tercera parte y la mitad de los pacientes muestran elevaciones de los lípidos en la sangre, fenómeno que se sabe predispone a la arterosclerosis; sin embargo, lo mayor predisposición a esto enfermedad también afecta al resto de los diabólicos. Las alteraciones cualitativas de las lipoproteínas causadas por el exceso de glucosación no enzimático podría afectar a su recambio y depósito en los tejidos.
En la diabetes tipo 2. se describen niveles bojos de lipoproteínas de alto densidad (HDL). Como éstas son «moléculas protectoras frente a la aterosclerosis ,este fenómeno podría contribuir al desarrollo de la enfermedad. En las diabéticos, la adherencia de las plaquetas a las paredes de los vasos es mayor, posiblemente por aumento de la síntesis del tromboxano A2 con reducción de la postrauma. Junto a todos estos factores, la incidencia de hipertensión tiende a ser más alta en los diabólicos que en la población general, con el consiguiente aumento del riesgo de desarrollo de aterosclerosis ligado a esta s1tuaclón.
Esta lesión vascular asociada a la hipertensión es más prevalente y más Intensa en los diabéticos que en el resto de la población; sin embargo. no es una alteración especifico de la diabetes y puede encontrarse en ancianos no diabéticos sin hipertensión. Consiste en un engrosamiento hialino y amorfo de la pared de las arteriolas que provoca el estrechamiento de su luz. Como cabría esperar. en los diabólicos es proporcional no sólo a la duración de la enfermedad sino también a las cifras de tensión arterial.
Microanglopatía diabética. Una de las características morfológicas más constantes de la diabetes es el engrosamiento difuso de las membranas basales. Dicho engrosamiento es más evidente en loe capilares de la piel, el músculo esquelético, la retina, los glomérulos renales y la médula renal, Sin embargo, también puede apreciarse en estructuras no vasculares, como los túbulos renales, la cápsula de Bowman, los nervios periféricos y la placenta.
Con microscopia tanto electrónica como óptica, se observa un notable engrosamiento de la lámina basal que separa el parénquima o las células endoteliales del tejido que los rodeo; este engrosamiento se debe a la oposición de capas concéntricas de material hialino, compuesto predominantemente por colágeno tipo IV. Conviene seña-lar que, o pesar del aumento del grosor de ¡as membranas basales, los capilares diabético. tienden a dejar salir mayor cantidad de proteínas plasmáticas que los capilares normales. La microangiopatía es la base de la nefropatía y de algunas formas de neuropatía diabática.
En los ancianos no diabéticos puede encontrarse una microangiopatía idéntica, pero es raro que alcance la magnitud de la observada en los diabólicos de larga evolución. Existe una clara relación entre la microangiopatía y la hiperglucemia.
Los riñones constituyen la diana principal de las alteraciones diabéticas. La insuficiencia renal es la segunda causa de muerte en esta enfermedad, superada sólo por el infarto de miocardio. Son tres las lesiones que pueden encontrar: 1) lesiones glomerulares., 2) lesiones vasculares renales, principalmente arteriosclerosis y 3) pielonefritis, Incluida la papilitis necrotizante.
Las lesiones glomerulares más importantes son el engrosamiento de la membrana basal capilar. La glomerulosclerosis difusa y la glomerulosclerosis nodular. En engrosamiento de las membranas basales de los capilares glomerulares afecta a toda su longitud. Esta alteración puede detectarse con microscopio electrónica algunos años después del comienzo de la enfermedad, a veces sin alteraciones identificables de lo función renal.
La glomerulosclerosis difusa consiste en un aumento de la matriz laminar mesangial del lobulillo mesangial y de forma constante al engrosamiento de la membrana basal. Afecta a la mayoría de los pacientes en las que la evolución de la enfermedad supera los 10 años. Cuando la glomerulosclerosis es importante, se manifiesta con una síndrome nefrótico caracterizado por proteinuria, hipoalbuminemica y edema.
La glomerulosclerosis nodular se refiere a una lesión de los glomérulos caracterizada por depósitos nodulares de una matriz laminar en el centro mesangizal del lobulillo. Estos nódulos tienden a desarrollarse en la periferia del glomérulo y, como se depositan en el Interior del mesanglo desplazan los asas capilares de los glomérulos a posiciones aún más periféricas. Es frecuente que estas asas capilares formen halos alrededor de los nódulos, produciendo una imagen característica que se denomina lesión de Kimmelstiel-Wilson, como homenaje a los primeros autores que la describieron. Habitualmente contiene células mesangloles atrapadas. En los glomérulos no afectados por lo glomerulosclerosis nodular se observo una glomerulosclerosis difuso.
La glomerulosclerosis avanzado se asocio a isquemio tubular y o fibrosis intersticial. Además, los pacientes con glucosuria no controlado pueden reabsorber glucosa y almacenarla en forma de glucógeno en el epitelio tubular. Este fenómeno no afecto a lo función tubular.
La glomerulosclerosis nodular se observa en alrededor del 10 al 35% de los diabéticos y es una causa importante de morbilidad y mortalidad. A diferencio de la forma difusa, que también puede encontrarse en ancianos e hipertensos, la forma nodular de la glomerulosclerosis significa, desde un punto de visto práctico, que el enfermo es diabético. Tanto lo forma nodular de la glomeruloesclerosis como la difusa producen una Isquemio suficiente como para inducir la aparición de finos cicatrices en los riñones, haciendo que la superficie cortical adopte un patrón granular.
La aterosclerosis y la arteriosclerosis renales forman parte de la afectación general de los vasos sanguíneos de los diabéticos. El riñón es uno de los órganos en los que las lesiones son más frecuentes y graves, pero en todo el organismo se encuentran cambios similares de las arterias y arteriolas. La arteriosclerosis hialina no afecta sólo a las arteriolas aferentes, sino también a las eferentes. La arteriosclerosis de los vasos eferentes es muy rara o inexistente en las personas no diabéticas.
LA PILONEFRITIS:
Es la Inflamación aguda o crónica de los riñones que suele iniciarse en el tejido intersticial, para propagar después a los túbulos. Tanto las formas agudas como las crónicas de esa enfermedad afectan tanto a personas diabéticas como diabéticas, aunque son más frecuentes en las primeras: además, una vez desarrollada, la pielonefritis tiende o ser más grave en las primeras. Existe un patrón especial de pielonefritis aguda. La papilitis necrotizante (o necrosis papilar), que es mucho más frecuente en los diabéticos que en el resto de pacientes.
COMPLICACIONES OCULARES DE LA DIABETES:
Las alteraciones visuales, a veces incluso la ceguera total, son una de las consecuencias más temibles de la diabetes de larga evolución. En la actualidad, esta enfermedad ocupa el cuarto lugar entre las causas de ceguera adquirida en Estados Unidos. La afectación ocular puede adoptar la forma de retinopatía, formación de cataratas o glaucoma.
NEUROPATÍA DIABÉTICA:
Ni el sistema nervioso central periférico son respetados por la diabetes.. El patrón más frecuente de afectación consiste en una neuropatía periférica simétrica de las extremidades inferiores, que afecta tanto a la función motora como, especialmente, a la sensitiva. Manifestaciones clínicas
Resulta difícil resumir con brevedad las diversas presentaciones clínicas de la diabetes mellitus. Aquí sólo se comentarán algunos de sus patrones más característicos.
La diabetes tipo 1, que en la mayoría de los pacientes se manifiesta alrededor de los 20 años, se caracteriza por poliuria, polidipsia, polifagia y cetoacidosis, todo ello consecuencia de las alteraciones metabólicas. Como la insulina es una de las hormonas anabólicas principales del organismo la pérdida de la función insulínica afecta no sólo al metabolismo de la glucosa, sino también al de las grasas y al de las proteínas.
En este derrumbamiento metabólico interviene también la secreción sin oposición de hormonas de contrarregulación clucagón hormona de crecimiento y adrenalina). La asimilación de la glucosa por los tejidos muscular y adiposo sufre una neta disminución o incluso queda abolida. No sólo se interrumpe la formación de depósitos de glucógeno en el hígado y en los músculos, sino que la glucogenólisis agota las reservas existentes. La consecuencia es una intensa hiperglucemia en ayunas con glucosuría que, a su vez, induce una diuresis osmótica que se manifiesta por poliuria, provocando una intensa pérdida de agua y electrólitos.
La pérdida obligatoria de agua por riñón, combinada con la hiperosmolaridad secundaria a la hiperglucemia, tiende a producir una pérdida del agua intrace1ular haciendo que intervengan los osmorreceptores de los centros de la sed del encéfalo. Aparece así una sed intensa (polidipsia). El déficit de insulina hace que el anabolismo estimulado por ésta se transforme en un catabolismo de las grasas y las proteínas. Se produce proteólisis. y el hígado extrae los aminoácidos gluconeogénicos, utilizándolos para fabricar glucosa.
El catabolismo de las proteínas y las grasas favorece la aparición de un balance energético negativo que, a su vez, conduce a un aumento del apetito (polifagia), lo que completa la tríada clásica de la diabetes: poliuria, polidipsia y polifagia. A pesar del mayor apetito, lo que prevalece son los efectos catabólicos, por lo que el paciente pierde peso y presenta debilidad muscular.
La combinación de polifagia y pérdida de peso es paradójica y siempre debe despertar la sospecha de diabetes. Los niveles plasmáticos de insulina son bajos o nulos, mientras que los de glucagón están aumentados.
La intolerancia a la glucosa es "de tipo inestable, de manera que la glucemia es muy sensible a la insulina exógena, a las desviaciones de la ingestión dietética habitual, a la actividad física no habitual a las infecciones y a cualquier otra forma de estrés. Una ingestión insuficiente de líquidos o los vómitos pueden provocar rápidamente importantes trastornos del equilibrio hidroelectrolítico.
Por tanto, estos pacientes son vulnerables, por una parte, a los episodios de hipoglucemia (secundarios al tratamiento con insulina) y por otra la cetoacidosis. Esta ultimo complicación afecta casi exclusivamente a los diabéticas tipo y su desarrollo se ve facilitado por la conjunción de un grave déficit de insulina con un ascenso absoluto o relativo del glucagón. El déficit de insulina produce una degradación excesiva de los depósitos de grasa, con el consiguiente aumento de los niveles de ácidos grasos libres. La oxidación de estos ácidos grasos libres en el hígado, mediante la acetil CoA, produce cuerpos cetónicos (ácido acetoacético y ácido (-hidroxi-butírico).
El glucagón es la hormona que acelera esta oxidación de los ácidos grasos. La velocidad a la que se afrontan los cuerpos cetónicos puede superar el ritmo al que son utilizados por los músculos y otros tejidos, lo que causa celoneniía y cetonuria. Si la deshidratación dificulta la eliminación urinaria de las cetonas, se producirá un aumento de la concentración de iones hidrógeno en el plasma con la consiguiente acidosis metabólica general la liberación de aminoácidos secundaria al catabolismo proteico agrava el estado cetósico.
Los diabéticos son muy susceptibles a las infecciones y. como el estrés que éstas producen aumenta las necesidades de insulina, los episodios de cetoacidosis diabética son frecuentes.
La diabetes mellitus tipo 2 puede manifestarse también con poliuria y polidipsia pero, a diferencia de la tipo 1, la edad de los pacientes suele ser más avanzada (por encima de los 40 años) y a menudo son obesos. En algunos casos, acuden al médico por sufrir debilidad o una pérdida de peso inexplicadas. Sin embargo, lo más frecuente es que el diagnóstico se haga tras un análisis de sangre u orina realizado por otros motivos en una persona asintomática.
Aunque los pacientes con diabetes tipo 2 también sufren alteraciones metabólicas, éstas son más fáciles de controlar y menos graves. Cuando se descompensan. Los enfermos desarrollan una coma hiperosmolar no cetósico, un síndrome debido a una deshidratación grave secundaria a una diuresis hiperglucémica mantenida en una persona que no bebe el agua suficiente para compensar sus pérdidas urinarias.
Lo más típico es que se trate de un diabético anciano discapacitado por un accidente cerebrovascular o una infección, que le impiden mantener una ingestión hídrica adecuada. Además, la ausencia de cetoacidosis y de sus síntomas (náusea, vómitos. dificultades respiratorias) hace que el paciente no busque atención médica en tanto no desarrolle una deshidratación grave o entre en coma.
En ambas formas de diabetes de larga evolución, las complicaciones de la arteriosclerosis, como el infarto de miocardio, el accidente cerebro-vascular, la gangrena de las piernas o la insuficiencia renal, son los episodios; más peligrosos y frecuentes. Los diabéticos sufren también mayor susceptibilidad a las infecciones de la piel y a la tuberculosis, la neumonía y la pielonefritis.
La probabilidad de que un paciente muera de su enfermedad es mayor en la diabetes tipo 1 que en la de tipo 2. Las causas de muerte son, por orden descendente de importancia, el infarto de miocardio, la insuficiencia renal, la enfermedad cerebro-vascular, la cardiopatía isquémica y las infecciones seguidas de un gran número de tras complicaciones más frecuentes en los diabéticos que en los no diabéticos (p.ej. la gangrena de una extremidad). Afortunadamente en la actualidad, la hipoglucemia y la cetoacidosis rara vez constituyen la causa de muerte del paciente.
Como ya se ha mencionado, esta enfermedad sigue siendo una de las diez primeras causas de muerte en Estados Unidos.
Se espera que el trasplante de islotes, aún en fase experimental, o los progresos logrados a través de los nuevos estudios moleculares permitan conseguir la curación de la diabetes mellitus. Hasta que ese momento llegue, la única esperanza de prevenir las complicaciones mortales de la diabetes reside en el control estricto de la glucemia.
La teoría del tratamiento de la mellitus es administrar la suficiente insulina como para que el paciente tenga un metabolismo de los carbohidratos, de las grasas y de las proteínas tan próximo a la normalidad como sea posible. Se dispone de varias formas de insulina. La insulina "regular" tiene una duración da la acción de entre 3 y 8 horas, mientras que las restantes formas de insulina (precipitadas con cinco con diversos derivados proteicos) se absorben lentamente del lugar de inyección y por tanto sus efectos pueden durar hasta 10 a 48 horas. Habitualmente, a un paciente con diabetes grave se le administra una dosis única de una de las insulinas de acción prolongada por día para aumentar su metabolismo general de los hidratos de carbono a lo largo del día. Después se administran cantidades suplementarias de insulina regular a las horas del día en que la glucemia tiende a elevarse demasiado, como son las horas de las comidas. Por tanto, en cada paciente se establece una pauta individualizada de tratamiento.
En el pasado, la insulina utilizada para el tratamiento se obtenía del páncreas de animales. Sin embargo, recientemente se ha introducido la insulina humana producida por tecnología del ADN recombinante, debido a que muchos pacientes presentan inmunidad y sensibilización a la insulina de origen animal, lo que limita su eficacia.
GLUCOSURIA: "glucosa en la orina"
*Normalmente la glucosa que se filtra en el riñón se reabsorbe a la sangre en su totalidad.
*El riñón tienen un límite (umbral) de reabsorción de glucosa.
*Si hay mucha glucosa en sangre, se rebasa el límite de reabsorción y el excedente de glucosa pasa a la orina originándose la condición de glucosuria.
HIPERINSULINISMO
Aunque es mucho más raro que la diabetes, el aumento de la producción de insulina, conocido como hiperinsulinismo, también ocurre ocasionalmente. Esto suele ser consecuencia de un adenoma de un islote de Langerhans. Aproximadamente del 10 al 15 % de estos adenomas son malignos, y a veces se diseminan por todo el cuerpo metástasis procedentes de los islotes de Langerhans, lo que induce la producción de ingentes cantidades de insulina tanto por el tumor primario como por las metástasis. De hecho, para evitar la hipoglucemia, en algunos de estos pacientes ha sido necesario administrar más de 1000 gramos de glucosa cada 24 horas.
El diagnóstico de certeza de hiperinsulinismo se hace determinando unos niveles altos de insulina por radioinmunoanálisis, en especial cuando la insulina permanece constantemente elevada durante todo el día sin un incremento significativo con el aumento de la ingestión de hidratos de carbono.
SHOCK INSULÍNICO E HIPOGLUCEMIA:
Como se ha destacado anteriormente, el sistema nervioso normalmente obtiene casi toda su energía del metabolismo de la glucosa, y la insulina no es necesaria para esta utilización de la glucosa. Sin embargo, si la insulina hace que la glucemia descienda a valores bajos, se deprime el metabolismo del sistema nervioso central. En consecuencia, en los pacientes con hiperinsulinismo o con diabéticos que se administran dosis excesivas de insulina, puede producirse el síndrome conocido como shock insulínico.
Cuando el nivel de glucemia desciende a un nivel de 50 a 70 mg/dl, el sistema nervioso habitualmente se vuelve bastante excitable debido a que este grado de hipoglucemia sensibiliza la actividad neuronal. A veces se producen diversas formas de alucinaciones, pero con mayor frecuencia el paciente experimenta simplemente un nerviosismo extremo, temblor generalizado, y rompe a sudar. Cuando la glucemia desciende a 20 a 50 mg/dl, es probable que se produzcan convulsiones clónicas y pérdida de conciencia. Si el nivel de glucosa continúa bajando, cesan las convulsiones y sólo queda un estado de coma. De hecho, a veces es difícil distinguir, simplemente por la observación clínica, entre un coma diabético consecuencia de una acidosis por falta de insulina y un coma hipoglucémico provocado por un exceso insulina. El olor a acetona del aliento y la respiración rápida y profunda del coma diabético no se producen en el coma hiperglucémico.
El tratamiento adecuado de un paciente con shock hipoglucémico o coma es la administración intravenosa inmediata de grandes cantidades de glucosa. Habitualmente esto saca al paciente de la situación de shock en unos minutos. También la administración de glucagón (o, de forma menos eficaz, de adrenalina) puede causar glucogenólisis en el hígado y aumenta de forma muy rápida el nivel sanguíneo de glucosa.
Si el tratamiento no se realiza inmediatamente, es frecuente la lesión permanente de las neuronas del sistema nervioso central; esto ocurre especialmente en el hiperinsulinismo prolongado causado por tumores pancreáticos.
Hemos llegado a la parte final del trabajo y podemos decir que la diabetes mellitus es un trastorno crónico del metabolismo de los
carbohidratos, las grasas y las proteínas. Es un trastorno heterogéneo primario del metabolismo de carbohidratos que suele implicar deficiencia absoluta o relativa de insulina, resistencia a la misma o ambas cosas.
Su característica distintiva es el defecto o el déficit de la respuesta de secreción de insulina, con alteración del uso de los carbohidratos (glucosa) y la consiguiente hiperglucemia.
Tienes 4 signos cardinales que son muy importantes en el desarrollo de la a)poliuria, b)polidipsia, c) polifagia, d) pérdida de peso.
La diabetes también podemos encontrarlas en perros y gatos pero es difícil detectarla a tiempo.
Los síntomas: hay pronto hiperglucemia y glucosuria, la tolerancia para el azúcar disminuye, pérdida de glucosa por los riñones.
En perros y gatos, el trastorno más frecuente del páncreas endocrino es la diabetes mellitus, que es el resultado de una deficiencia absoluta o relativa de insulina debida a secreción deficiente de ésta por parte de las células (. La incidencia es similar en perros y gatos; la frecuencia varía de uno en 100 a uno en 500.
Esperamos que el trabajo halla sido del agrado del que lo ha leído; ya que nos hemos esforzado en brindarles la mejor información.
1.- González-Campo de Cos
Manual de Bioquímica
Editorial: Nacional: México
1989:42
2.- Guyton-Hall.
Fisiología médica.
Editorial: Mc. Graw-Hill Interamericana
1997: 736
3.- Murray Robert-Mayes Peter-Granner
Bioquímica de Harper
Editorial: El manual moderno: México
1997-968
4.- Patología estructural y funcional.
Cotran – Kumar – Collins
Editorial:. Mc. Graw-Hill Interamericana.
Sexta edición
5.- Patología sistemática Veterinaria.
Trigo Tavera, Fcoj.
Ed. Mc. Graw-Hill Interamericana
6.- http//www.visiónveterinaria.com/diabetes mellitus
ERIKA GERALDINE ZARATE TINOCO
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