Descargar

Masonería y más allá

Enviado por Jesús Castro


Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Francmasonería
  3. Logia masónica
  4. Antimasonería
  5. Gadu
  6. Régimen iniciático
  7. Vida masónica
  8. Ultratumba
  9. Conclusión

Esta monografía, cuyo autor es Jscf, o más abreviadamente Jc (léase "Jotacé"), presenta el fruto individual de un estudio e investigación profundos acerca del tema que se expone, citando frecuentemente de diversas fuentes informativas consideradas fidedignas (al menos por el autor, Jotacé). Y como toda obra de investigación que se precie de serlo, la presente no puede eludir ser sometida a revisión futura, al objeto de eliminar eventuales errores y refinar las ideas manifestadas. Además, es intelectualmente libre, en el sentido de no estar vinculada oficialmente a ninguna organización académica, benéfica, política, religiosa y así por el estilo (siendo el objetivo principal de dicha "desvinculación" el deseo de descargar a las entidades aludidas o citadas de cualquier responsabilidad por las erratas y errores que pudieran detectarse en la actual monografía).

Introducción

Según la página web "http://etimologias.dechile.net/?maso.n", la etimología de la palabra "masón", de donde derivan los actuales términos "masonería" y "francmasonería", proviene del vocablo francés "maçon", cuyo significado básico es "albañil, persona hábil o individuo capaz de hacer o moldear algo". Al parecer, "maçon" deriva a su vez del término germánico "makon", que significa "hacer". Finalmente, la raíz indoeuropea de "makon" es "mag", que significa "amasar o amoldar".

Según este mismo sitio web y otras fuentes informativas, un "masón" es una persona que pertenece a la "masonería", que es un movimiento ideológico organizado en "logias" o grupos caracterizados por su carácter filantrópico y sus creencias en la igualdad humana, siendo teístas (creyentes en un dios personal y providente, creador y conservador del mundo) la mayoría de sus miembros. Practican una iniciación con grados, se dedican especialmente a estudios filosóficos y tienen como símbolos característicos instrumentos de albañilería y arquitectura, como por ejemplo la escuadra y el compás. Pese a que se arguyen diversos orígenes legendarios y remotos para la masonería, ésta realmente aparece cuando se formaron las cofradías y hermandades de constructores en la Edad Media, las cuales posteriormente se transformaron en organizaciones especulativas destinadas al estudio, la discusión y el fomento de sus ideales dentro de la sociedad.

Por lo tanto, la masonería tal cual hoy la conocemos se inició a finales del siglo XVII y tuvo su punto álgido en los siglos XVIII y XIX, siendo secreta la pertenencia a sus logias al menos al principio. El movimiento masónico se extendió mucho y con rapidez en el occidente europeo, influyendo considerablemente en la Revolución Francesa y en innumerables causas ideológicas y políticas del siglo XIX. El catolicismo y el islamismo pronto se consideraron amenazados por la expansión masónica y reaccionaron condenándola bajo la acusación de propagar las ciencias ocultas y el satanismo, algo que posteriormente se ha visto carente de fundamento en general, siendo más bien el recelo religioso malintencionado la causa de dichas condenas. También, las monarquías absolutistas y las dictaduras de los siglos XIX y XX, aparentemente influidas en buena parte por la iglesia católica, sintieron desconfianza hacia la masonería y hasta llegaron a perseguirla con dureza y crueldad.

El vocablo "masón" también es sinónimo de "francmasón", y este último proviene de "francmasone- ría". Se puede decir que los conceptos de "masonería" y "francmasonería" son coincidentes, salvo por el hecho de que la voz "francmasonería" deriva del francés "franc-maçonnerie" y tiene connotaciones procedentes del ámbito masón en la francofonía, un caso evidentemente particular de derivación morfo-semántica que esencialmente conserva el sabor original. El término francés "franc-maçon" significa "libre-albañil", y tiene sus correspondientes en el inglés "free-mason" y en el alemán "frei-maurer", que además apelan a una deseada concepción tolerante masónica.

Lo que no está claro es el origen del prefijo "franc" o "free" antepuesto a "masón", existiendo diversas hipótesis al respecto. Una es que procede de la expresión francesa "mestre mason de franche pere" de mediados del siglo XIII o "mestre mason de franche pere ou de grosse perre" de finales del siglo XIV. O- tra propone que el prefijo inglés "free" proviene de la expresión inglesa "fre masons" y ésta del francés antiguo "frere maçcon", que significa "hermano masón". También se ha argumentado que el prefijo "franc" proviene de "francos" y señala a los "franceses" (los francos) o "masones francos", pues en la época medieval el dominio político de los francos constituía la zona geográfica donde esos "maestros albañiles" efectuaban preferentemente su trabajo, entre otras cosas porque hubo mucha demanda de construcción de castillos, catedrales y palacios en aquel tiempo.

Sin embargo, es curioso que la palabra "masón" y algunos de sus derivados (masonería, masónico, etc.) fue usada en Italia varios siglos antes que en Francia e Inglaterra. Por ejemplo, en una escritura notarial italiana de noviembre de 918, en Lombardía, se habla de una "casa maconica" (casa masónica), mientras que el vocablo "maszum" (masón) aparece por vez primera en Francia en el 1217 y en Inglaterra no se encuentra nada equivalente hasta ya entrado el siglo XIV. Así, pues, la palabra "masonería" se halla usada en Italia desde el siglo X como mínimo, y servía para indicar una corporación de albañilería.

Francmasonería

Según la Wikipedia, la francmasonería o masonería es una institución de carácter iniciático, filantrópico, simbólico, filosófico, secreto, libre, selectivo, jerárquico, internacional, racional, humanista y con una estructura federal (sistema organizativo general que toma sus criterios a partir de un consenso entre elementos que son corporaciones o grupos), fundada en un sentimiento de fraternidad. Afirma tener como objetivo la búsqueda de la verdad, el estudio filosófico de la conducta humana, de las ciencias y de las artes y el fomento del desarrollo social y moral del ser humano, orientándolo hacia su evolución personal, además del progreso social, y ejemplifica sus enseñanzas con símbolos y alegorías tradicionales tomadas de la albañilería o, más específicamente, del Arte Real de la Construcción, es decir, de los constructores de las catedrales medievales.

Aparecida en Europa entre finales del siglo XVII y principios del XVIII, la masonería moderna o "masonería especulativa" ha sido descrita a menudo como un sistema peculiar de moral, bajo el velo de alegorías y enseñado por símbolos. Se presenta a sí misma como una herramienta de formación, con un método particular que, basado en el simbolismo de la construcción, permite a sus miembros desarrollar su capacidad de escucha, de reflexión y de diálogo, para transmitir estos valores a su entorno.

La historia institucional de la masonería presenta numerosas disidencias, cuyas principales causas, con importantes matices y derivaciones, están relacionadas con la admisión de la mujer en las logias de los hombres, la cuestión de las creencias religiosas o metafísicas, la naturaleza de los temas tratados o la forma de trabajar de las logias, así como con las bases sobre las que se fundamenta la "regularidad masónica". La existencia de distintos puntos de vista sobre éstos y otros temas ha dado lugar al desarrollo de distintas ramas o corrientes masónicas, que a menudo no se reconocen entre ellas.

La "regularidad" es un concepto tan importante como debatido en el seno de la francmasonería. Con base en él, las Obediencias masónicas establecen acuerdos de mutuo reconocimiento y relación entre ellas. En general, se habla de "masonería regular" (regularidad masónica) para referirse a la que se atiene a una serie de reglas tradicionales. Sin embargo, existe discrepancia sobre cuáles de estas normas son las realmente importantes y cuáles no, lo que da lugar a la división de la masonería mundial en dos corrientes principales (la regular o dogmática y la irregular, liberal o adogmática), a las que se puede añadir un cierto número de logias y de pequeñas Obediencias no adscritas a ninguna de las dos.

Las dos corrientes discrepan en varios puntos importantes, que afectan incluso a sus respectivas denominaciones. Ambas corrientes suelen ser conocidas, respectivamente, como Regular, una de ellas, y como Liberal o Adogmática, la otra. Sin embargo, los representantes de la segunda mantienen que su corriente es también plenamente regular, mientras que los de la primera argumentan que la suya es asimismo esencialmente liberal y adogmática. Es imposible establecer un criterio objetivo sobre este tema. Quizás, lo que se puede afirmar es que las diferentes corrientes masónicas no se consideran identificadas con térmi- nos como "irregular" o "dogmática". Finalmente, las logias que no se adscriben a los criterios de ninguna de las dos principales corrientes suelen ser denominadas "salvajes", si bien ellas prefieren referirse a sí mismas como "bajo la bóveda celeste".

edu.red

El compás ha sido considerado por la mayoría de la gente como el emblema de las ciencias exactas. La noción de regla, de rectitud. Los grados de la abertura del compás simbolizan, en la tradición masónica, las posibilidades y los grados del conocimiento, 45° se refiere al octavo, 60° al sexto, y 90° al cuarto.

La masonería, al limitar la abertura del compás a 90° máximo, indica con ello los límites que el hombre no sabría traspasar. El ángulo de 90° reproduce la escuadra, y la escuadra es el símbolo de la materia, en tanto que el compás es el símbolo del espíritu y de su poder sobre la materia. El compás abierto en 45° indica que la materia no está completamente dominada, mientras que la abertura de 90° realiza íntegramente el equilibrio entre las dos fuerzas; así el compás se convierte en escuadra justa.

La escuadra (símbolo de la virtud) y el compás (símbolo de los límites con los que debe mantenerse cualquier masón respecto a los demás) son quizá los dos símbolos masónicos más conocidos. Aparecen también las letras "G" y "A", que representan al Gran Arquitecto del Universo, concepto utilizado sobre todo en el rito escocés.

El movimiento masónico que se denomina "anglosajón" representa a la corriente "regular" y está en- cabezado por la Gran Logia Unida de Inglaterra y a ella se adscriben las principales obediencias. Por lo que a número de miembros se refiere, éste proviene de las Islas Británicas, Estados Unidos, los países de la Commonwealth, Iberoamérica y parte de la Europa continental, incluida España. Basándose en su interpretación de la tradición masónica y, en particular, de las Constituciones de Anderson, las Obediencias y Logias de esta línea establecen los siguientes criterios de regularidad:

> La creencia en una deidad o en un ser supremo (sólo uno), que puede ser entendido como un princi- pio no dogmático, es un requisito imprescindible a sus miembros.

> Los juramentos deben realizarse sobre el llamado Volumen de la Ley Sagrada, generalmente la Bi- blia u otro libro considerado sagrado o símbolo de lo trascendente, por el que realiza el juramento. La presencia de este Volumen de la Ley Sagrada, así como de la Escuadra y el Compás son imprescindibles en la logia.

> No se reconocía la iniciación masónica femenina ni se aceptaba el contacto masónico con las logias que admitían a mujeres entre sus miembros, aunque ha habido posteriormente organizaciones asociadas en los Estados Unidos que están abiertas a las mujeres, pero no son reconocidas en Gran Bretaña o Irlanda.

> Están expresamente prohibidas las discusiones sobre política y religión, así como el posicionamiento institucional sobre estos aspectos.

La corriente que se denomina "liberal o adogmática" tiene su principal exponente mundial en el Gran Oriente de Francia. Es la principal corriente por lo que a número de miembros se refiere, y sus miembros proceden de Francia, África francófona y algunos países de la Europa continental, y a ella se adscriben muchas obediencias en todo el mundo, en especial en Iberoamérica y Europa continental, incluyendo, en particular, a las Obediencias femeninas y mixtas. No se basa en un estándar de regularidad establecido, sino que mantiene como referente el reconocimiento compartido de unos valores, modelos rituales y organizativos que, por tradición, se consideran esencialmente masónicos. Por este motivo, presenta una mayor varie- dad de formas concretas de organización, cuyas principales características no tienen que darse simultá- neamente y son:

> El principio de libertad absoluta de conciencia. Admite entre sus miembros tanto a creyentes co- mo a ateos y los juramentos pueden realizarse, según las logias, sobre el Libro de la Ley (las Constituciones de la Orden) o sobre el Volumen de la Ley Sagrada, en ambos casos junto a la Escuadra y el Compás.

> El reconocimiento del carácter regular de la iniciación femenina. Las Obediencias pueden ser masculinas, mixtas o femeninas.

> El debate de las ideas y la participación social. Las logias debaten libremente incluso sobre cuestiones relacionadas con la religión o la política, llegando, en determinadas ocasiones, a posicionarse institucionalmente sobre cuestiones relacionadas con esos aspectos.

Los tres grados de la masonería son:

> Aprendiz, que es el primer grado, el de los iniciados, con el que una persona se vuelve masón; en este grado el masón se enfrenta consigo mismo y debe de superarse, empezando a controlar sus pasiones (exceso de los 5 sentidos).

> Compañero, que es un grado intermedio, donde el masón se dedica a aprender; en este grado el masón ve cómo el mundo exterior lo percibe y aprende a percibir el mundo exterior.

> Maestro, que es el tercer grado, en el cual se requiere que el masón participe en la mayor parte de los aspectos de la logia y de la masonería. En este Grado el masón es enfrentado con la realidad de la muerte, se enfrenta con la inmortalidad del alma y la vida eterna.

Los tres grados representan tres etapas del desarrollo personal. No hay, para los masones, un significado único de estos tres grados; conforme un francmasón va trabajando en cada uno de los grados y estudiando, interpretará estos grados en función de su desarrollo personal, y su única obligación será cumplir con las normas de la logia para la que trabaja. Una estructura simbólica común y una serie de arquetipos universales le servirán a todo masón para encontrar sus propias respuestas a las preguntas filosóficas de la vida.

No hay ningún grado en la francmasonería que sea superior al grado de maestro. Si bien algunas ór- denes masónicas tienen otros grados con números, estos otros grados se consideran de perfeccionamiento dentro del grado de maestro y no promociones superiores del mismo. Un ejemplo de ello es el Rito Escocés Antiguo y Aceptado, que confiere grados desde el número 4 hasta el número 33. Para alcanzar estos grados adicionales, es necesario ser maestro masón. Su administración depende de un sistema paralelo al de las logias azules o de artesanos; dentro de cada organización hay un sistema de oficios, que confiere rangos únicamente dentro de ese grado o dentro de esa orden.

En algunas jurisdicciones, en particular las de Europa continental, se les solicita a los masones que elaboren artículos sobre temas filosóficos, y que los presenten en público en la logia. Hay una extensísima bibliografía de artículos, revistas y publicaciones masónicas, que incluyen abstracciones y lecciones espirituales o morales de calidad diversa, manuales prácticos acerca de la organización y el manejo de los ritos, y también artículos históricos y filosóficos.

La masonería no es una sociedad secreta, sino que es discreta y con algunos secretos que son revelados a sus miembros a medida que éstos progresan. En lo que se refiere a las actividades de las logias, éstas son discretas. Con respecto al secreto, existen dos tipos de secretos prioritarios, uno de ellos asociado con el reconocimiento, las palabras de pase, los toques al saludarse y las respuestas a preguntas específicas para poder ingresar a la orden. Estos elementos forman parte del conocimiento esotérico que sólo se transmite en el interior de la institución y a quienes han alcanzado el conocimiento y el reconocimiento de sus iguales para llegar ahí. El otro tipo de secreto es ritual y personal: es el conocimiento que cada miembro de la logia va adquiriendo de sí mismo conforme aprende. Es una experiencia personal que por definición no puede transmitirse a nadie más.

Logia masónica

Según la Wikipedia, el término español "logia" proviene del italiano "loggia", que significa "galería"; y éste, a su vez, procede del fráncico "laubja", que significa "cobertizo enramado", el cual posiblemente deriva del término germánico "leaf" (hoja). Ahora bien, los masones han propuesto una etimología para "logia" procedente del griego "logos", que significa "defensa, argumentación, verbo, palabra", en el sentido de que en esos lugares de reunión, llamados "logias", se habla o se transmite enseñanzas a través de la palabra. Por otra parte, la tradición masónica también dice que "logia" proviene del sánscrito "loká" (local, lugar, localidad, mundo), haciendo alusión a que la "logia" representa al mundo terrenal. Sin embargo, no existen evidencias filológicas claras con respecto a ninguna de estas dos supuestas etimologías.

Una "logia" (italiano) ?o "lagos" en griego> era tradicionalmente una galería exterior, techada y a- bierta por delante, formada por columnas que soportan arquitrabes. Era una definición arquitectónica típicamente medieval que se correspondía con un edificio anexo al que se construía (catedral, castillo, templo) y que servía de lugar donde se reunían los miembros del gremio de canteros que trabajaban en la obra. Del vocablo italiano "loggia" parecen derivar las actuales "loge, lodge o logia".

Antimasonería

Desde su fundación, la masonería ha encontrado la oposición de distintos tipos de actores sociales. Los motivos de esta oposición pueden referirse a la institución masónica en cuanto forma de organización, o bien poner el acento en una característica pretendidamente negativa de sus principios filosóficos y valores morales. El término "antimasonería" o "antimasonismo" se refiere a la desconfianza, a la crítica, a la oposición, a la hostilidad, a la discriminación, a la represión o a la persecución de la masonería.

Una relación de las instituciones e ideologías antimasónicas que con mayor contundencia se han o- puesto o han atacado a la masonería puede ser la siguiente:

> La Iglesia católica (encíclicas "In Eminenti", del papa Clemente XII; y "Humanum Genus" del papa León XIII, entre otras) ha condenado sistemáticamente la filiación a la masonería en innumerables documentos, y ha decretado que es incompatible, por sus principios, con la doctrina y la fe de la Iglesia. Los pronunciamientos papales en este sentido han sido constantes. El "Osservatore romano" publicó diversos documentos; por ejemplo, en febrero de 1987 reiteró la vigencia de la pena de excomunión para los católicos que se inscriban en una sociedad masónica. Antes de eso, el 24 de marzo de 1984, se afirmó que la "fe cristiana y masonería son inconciliables"; el 26 de noviembre de 1983 se dio la "Declaración sobre la masonería", una advertencia de la Congregación para la Doctrina de la Fe, firmada por Joseph Ratzinger y Jean Jerome Hamer.

> El integrismo islámico: por ejemplo, la masonería está prohibida en Irán y en muchos países islámicos.

> El bahaísmo: Shoghi Effendi prohibió expresamente a los bahais pertenecer a la masonería, a la teosofía (denominación que se da a diversas doctrinas religiosas y místicas, que creen estar iluminadas por la divinidad e íntimamente unidas con ella) y a cualquier sociedad secreta.

> Las monarquías absolutistas: el zar Alejandro I, los monarcas españoles Felipe V, Fernando VI, Carlos III y Fernando VII.

> Las dictaduras fascistas y autoritarias del siglo XX: Miguel Primo de Rivera, Adolf Hitler, Francisco Franco, Salazar, Mussolini y, el régimen de Vichy. Éstas demuestran un desprecio total a la masonería, porque la consideran reaccionaria.

> Las repúblicas socialistas: la Unión Soviética (Tercer Congreso de la Internacional Socialista de 1921). Una excepción a este conjunto es Cuba, que no ilegalizó la francmasonería debido a que el héroe nacional, José Martí, era masón, aunque esta afirmación es discutida por muchos y no se enseña oficialmente en ese país.

Desde el punto de vista sociológico, pesa sobre la masonería la acusación de ser una secta, aduciéndose que se puede establecer su carácter sectario en el contexto psicológico de las minorías nómicas, en el que se "reconoce a estos grupos un carácter activo, esto es, una capacidad de influencia y transformación de la sociedad y sus valores diferente a las de una mayoría perteneciente a lo establecido,… aunque también se trata de grupos con una disciplina rigurosa, que practican un reclutamiento selectivo y una dinámica con alto nivel de cohesión grupal" (Fuente: http://martillodelumbre.wordpress.com/category/ponencias-yconferencias/la-palabra-secta-y-su-semantica-estigmatizante). Así, se le ha objetado que muestra presuntamente una conducta persistentemente excluyente, al invitar a participar únicamente a personas con cierto nivel cultural, que no representan la amplitud de la sociedad. Tal conducta de estas organizaciones también se considera un caldo de cultivo para que se utilicen las logias como medio para lograr ciertos beneficios indebidos, mediante el tráfico de influencias de las personas que las integran.

En fin, la masonería ha tenido una relevancia tan grande en la cultura occidental que han aparecido referencias a su favor o en su contra tanto en los medios de comunicación como en obras de arte diversas (novelas, películas, composiciones musicales, etcétera), sobre todo acerca de sus prácticas y rituales.

Existen otras organizaciones masónicas, como "La Estrella del Este" (Eastern Star, para las mujeres), "Las Hijas de Job" (Job"s Daughters, para las chicas de entre 10 y 20 años), "DeMolay" (para los chicos de entre 12 y 21 años), OISIR (Oculus Iluminus Secret Imperial Radical, creada en América), etc.

Gadu

Tomando como fundamento informativo la Wikipedia, tenemos que El Gran Arquitecto del Universo, expresado habitualmente con el acrónimo GADU, es un símbolo tradicional en masonería, cuyo contenido, interpretación y relevancia varían según la corriente masónica de que se trate. Para la corriente anglosajona, el GADU representa al Ser Supremo, un principio masónico cuya creencia e invocación en la práctica del rito son imprescindibles. Para la corriente continental, establecer la condición de la creencia en un Ser Supremo supone limitar la libertad de conciencia de sus miembros, por lo que ni la creencia en el GADU ni su invocación son preceptivas. Los masones, como individuos, son en todo caso libres de darle el contenido que mejor se ajuste a sus creencias. Como todos los símbolos, proporciona un marco, pero su interpretación concreta corresponde a cada cual.

Muchos francmasones consideran que el símbolo GADU es igual al Dios creador que determina a su voluntad los planes de la existencia. Para otros muchos, simboliza la idea de un Principio Creador, un Alma Suprema que está en el origen del Universo, cuya naturaleza es indefinible. Hay por último masones que, prescindiendo de cualquier enfoque trascendente, identifican al GADU con la sublimación del ideal masónico o que lo interpretan desde una perspectiva panteísta o naturalista.

La masonería no sería compatible con una postura de nihilismo radical (negación de todo principio religioso, entendiendo la religiosidad en el sentido de vinculación con un Ser o Causa Suprema) que negara cualquier sentido trascendente o inmanente al mundo, que interpretara el Universo como un puro caos sin orden posible, o que negara que, a pesar del desorden aparente, hay un Cosmos (un mundo fundamentalmente ordenado).

Por consiguiente, la figura de Dios es controversial en el masonismo: el Gran Arquitecto del Universo, la imagen mental de Dios. El Gran Arquitecto del Universo está sujeto a discusión según las diferentes líneas de pensamiento acerca de su existencia y si éste es un dogma o no que debe establecerse en una logia. Existe cierta uniformidad en establecer como regularidad masónica su creencia y se acepta su discusión como parte de la iniciación para la búsqueda de la verdad. Por otro lado, la aceptación de la Regla de los doce puntos en sus generalidades, a pesar de las corrientes más liberales para flexibilizarla en ciertos aspectos, adopta igualmente la existencia de dogmas implícitos en lo que se considera sagrado dentro de su hermética: símbolos, vestimentas, grados, relaciones y ritos (aun prescindiendo de un Dios dogmático).

Al existir cuestiones sagradas dentro de un cuerpo de conductas afines a sus creencias, se establece por lo tanto a la francmasonería como un culto pararreligioso (los masones asisten a sus templos, tienen castigos morales, entregan dinero, estudian sus símbolos, aprenden sus ritos, se imponen una filosofía y disciplina sagrada y desarrollan una relación entre sus integrantes) dentro del tejido religioso y social habitual. Esto significa que el culto masónico no es excluyente de las creencias religiosas habituales de sus integrantes (por lo menos en principio), aunque esta práctica termina fomentando una doble vida en las personas por su inherente secretismo, cuando se adopta finalmente como estilo de vida.

El Gran Arquitecto del Universo, expresado habitualmente con el acrónimo GADU, como se ha mencionado, es el nombre simbólico con el que suele referirse a Dios como primera causa del Universo en ciertas órdenes iniciáticas (Francmasonería, la Rosacruz, y la Orden Martinista). Dicha expresión proviene del Renacimiento europeo y fue utilizada por los alquimistas, astrónomos, filósofos y artistas, como una alegoría que designaba a Dios. También era conocida en el antiguo Oriente Próximo y se encuentra en una carta de Clemente de Roma a los cristianos corintios: "Que el artesano del universo", escribe, "mantenga en la tierra el número contado de sus elegidos. Él nos llevó de las tinieblas a la Luz, de la ignorancia al Conocimiento". En un himno que data de comienzos del siglo V, la iglesia de Epifanio de Salamina es calificada de "paraíso del Gran Arquitecto".

La creencia en el Gran Arquitecto del Universo, pues, es un principio inamovible dentro de la masonería, y especialmente por la liderada por la Gran Logia Unida de Inglaterra. Los masones, sin embargo, son libres de creer en el Ser Supremo que mejor se ajuste a su criterio personal, y, después, por medio de su propio esfuerzo personal, conseguir hipotéticamente un conocimiento más perfecto, una realización más interior y profunda de este principio, al mismo tiempo inmanente y trascendente, que constituye la base y esencia íntima de todo lo existente. El GADU, significa el resultado espiritual donde luego el microcosmos (el Ser entendido) se sublima dentro del macrocosmos (el Universo) y se revela luego como un Ser elevado.

Los francmasones siguen diversas religiones, como la católica, la judía o la musulmana; y algunos consideran que el GADU es el mismo Dios creador. Buscar las pruebas de la existencia del GADU resultan inútiles y superficiales y la importancia del mismo tiene que ver con una cuestión de fe (evidentemente, no racional). En ese sentido la fe, la esperanza y la caridad forman parte de las 3 virtudes Teologales, es decir, de la unión (mística o misteriosa, o al margen de la razón) con Dios. Es por esto que los masones abren y cierran sus trabajos consagrándolos "A la Gloria del Gran Arquitecto del Universo", y las Tenidas en las logias. Dichos trabajos son en realidad un culto al ser supremo, donde se pide a Dios la bendición del recinto como un lugar sagrado donde se alabará su Nombre. En ese sentido, la masonería, siguiendo su tradicional método de enseñanza (deductivo), analiza el universo y la perfección que reina en él y concluye que ésta no puede ser la obra de otro que no sea de el " Gran Arquitecto Del Universo".

Régimen iniciático

Procedente de la Universidad del Aconcagua, de la Facultad de Ciencias Sociales y Administrativas de la misma, se presentó en 2011 un trabajo monográfico de 97 páginas titulado "Descripción de la influencia de la cultura organizacional, sus formas de transmisión y el ceremonial en la longevidad de la masonería". En él se habla del rito iniciático masónico en los siguientes términos:

«El rito de iniciación corresponde al grado de aprendiz masón, ya que por el mismo un profano pasa a ser considerado aprendiz masón como consecuencia de lo aprehendido en dicha ceremonia. Se llama "profano" a la persona ajena a la institución, y que por ende no ha sido introducida a los misterios masónicos, pero sin ánimo de referirse a ella despectivamente. Este rito consta de diferentes y múltiples momentos que transcurren en el interior del Templo Masón y, en líneas generales, es similar en los diferentes Ritos masónicos aunque pueden presentar algunos cambios producto de las individualidades propias de cada uno, que los diferencian del resto.

En el Rito de iniciación, el profano debe transitar figuradamente por cuatro viajes que tienen como objeto representar simbólicamente un cambio de valores a la vez del proceso de maduración por el cual se transita como resultado de las experiencias vividas en él. Por lo tanto, el objetivo de los mismos es augurar emblemáticamente las posibles dificultades, pruebas y contratiempos con las cuales se podrá encontrar el candidato en la construcción de un mundo no material en su interior.

Estos viajes son llamados respectivamente "primer viaje" o "prueba de tierra", "segundo viaje" o "prueba de aire", "tercer viaje" o "prueba de agua" y "cuarto viaje" o "prueba de fuego". Cada uno de estos viajes tiene su propia simbología y significación, y al ser concebido cada viaje como un aprendizaje, tienen como objetivo instruir al neófito desde el comienzo de la ceremonia.

La "prueba de tierra" está destinada a la introducción y primera percepción de la simbología masónica. En ella, le son vendados al neófito los ojos como símbolo de la oscuridad en la que está sumergido por el no conocimiento de los misterios masónicos, se le pide que se despoje de todos sus bienes materiales simbolizados en relojes, joyas y monedas que hagan alusión a su vida profana, a la vez que es exhortado a escribir un testamento filosófico el cual se supone la muerte del profano, quien renace como un masón iluminado por el conocimiento y apartado de las pasiones y los bienes materiales.

La "prueba de aire" va dirigida hacia la formulación y aporte de nuevas ideas creadas desde la observación consciente de la realidad, a tener una visión crítica de la percepción propia y ajena, para así consiguientemente exponerlas al resto sin caer en fanatismos o pasiones por las diferencias generadas por las mismas con otros que piensan diferentemente.

La "prueba de agua" está dedicada a la estabilización de las emociones y a la comprensión de la naturaleza de las pasiones, con la intención de que el candidato sepa diferenciarlas de los sentimientos, y mantenerlas al margen en los trabajos, ya que se considera que las emociones y las pasiones ciegan al individuo apartándolo del trabajo en conjunto y del objetivo final que se desea alcanzar.

La "prueba de fuego" está destinada al encuentro del neófito con la verdad que habita en el interior de su alma, por lo que esta prueba se considera una gran oportunidad para encontrarse consigo mismo, de tal manera que este último viaje tiene lugar en su interior.

Después de finalizados los cuatro viajes, el iniciado debe beber del "cáliz de la amargura", y realizar un juramento por el cual se compromete a pertenecer a la orden eternamente y a no manifestar ni dar indicios de ninguno de los secretos de dicha institución. Este cáliz contiene agua avinagrada y miel, como símbolo de la amargura que significará su nuevo entendimiento de la realidad, incomprendida por la sociedad profana, que generará sarcasmo y críticas que se dirigirán hacia él, aunque al final sentirá la dulzura por la lucha que enviste contra sus defectos y vicios mundanos, producto de las nuevas experiencias vividas».

«En el interior de un templo masónico, se suele apreciar la presencia de tres velas que rodean el ara (altar que constituye el centro sagrado de la logia) y que se encuentran sobre un pavimento de mosaicos, llamados "los tres pilares" o "las tres pequeñas luces de la masonería".

Estos pilares reciben el nombre de "sabiduría, fuerza y belleza", y son los que sostienen simbólicamente la logia masónica. Estos pilares presentan capiteles jónico, dórico y corintio respectivamente, y sobre cada una de sus bases descansa una vela, las cuales permanecen encendidas durante los trabajos.

Se considera que estas tres luces representan tres cualidades o estados del alma, las cuales contribuyen a la formación del templo espiritual. Los tres pilares están vinculados con el maestro, el primer vigilante y el segundo vigilante, quienes dirigen los trabajos y son quienes encienden y apagan dichas luces. Así mismo, estos tres pilares también corresponderían a la manifestación de las tres cualidades de los trabajos de la logia:

la sabiduría, ubicada al sureste del pavimento de mosaico, responde a la presencia de Dios en la tierra y representa la inteligencia creadora; la fuerza, ubicada al noreste del pavimento de mosaico, simboliza la mente consciente y la capacidad de realizar lo que la mente concibe y; la belleza, ubicada al suroeste del pavimento de mosaico, hace referencia a la expresión externa de la armonía y el orden interno de la obra realizada con sabiduría y fuerza».

El hecho de que la masonería provenga de una serie de iniciativas medievales, obligadas por el carácter grupal de los gremios de albañilería, hace suponer que el peso del arraigo cultural y de la forma de pensar medieval se tiene que haber impuesto como la base criteriológica principal en el ritual masónico y, dada la fuerte componente tradicional del masonismo, no extraña que los fundamentos de la masonería estén consolidados sobre ideas y nociones medievales. Esto significa que, independientemente de las libres conceptualizaciones que el masonismo otorgue a sus miembros a nivel individual, en el nivel institucional o grupal la base conceptual y criteriológica es (y tiene que ser, por motivos de supervivencia estructural) marcadamente inamovible, impositiva y previsible dentro de un contexto tradicional necesariamente basado en entelequias medievales.

Vida masónica

La escritora y periodista mejicana Helia D'Acosta, interesada en la desmitificación de falsas creencias y leyendas negras, entrevistó en julio de 1969 al Gran Maestro de la muy respetable Gran Logia masónica del Valle de México, don Alfonso Sierra Partida, puesto que en dicho país, católico por tradición, una gran mayoría de sus habitantes (cultos y del vulgo) todavía creen que los masones son enemigos declarados de Dios y que han hecho un pacto con el Diablo, y que se reúnen en lugares secretos para realizar misas negras o satánicas al estilo de las que se practicaban en la Edad Media, en donde brujas y hechiceros sacrificaban niños y animales y se bebían la sangre de los mismos.

El Maestro Sierra explicó que la masonería nació en la época medieval, bajo la forma que hoy se denomina "masonería operativa", es decir, a partir de gremios de constructores o albañiles, donde había aprendices y maestros de obras. Los constructores medievales escondían los secretos de la arquitectura, con objeto de evitar que cayeran en manos desconocidas; y así surgieron los gremios, con su secretismo profesional, en donde la masonería comenzó a existir. Por eso, las grandes catedrales medievales fueron construidas por masones y por ello tienen símbolos masónicos. Curiosamente, aunque la gente suele creer que la masonería es enemiga de la Iglesia, sucede que en sus orígenes fue la Iglesia, con su demanda de construcción de catedrales, la que impulsó a la masonería y desde su seno fue donde surgió este movimiento, impregnado de religiosidad católica en sus orígenes.

La palabra "masón" significa básicamente "albañil", y fueron los albañiles masones los que construye ron las iglesias medievales a petición del naciente poder eclesiástico. Por lo visto, la palabra "masón" nace del sánscrito, en el entorno de las viejas formas de iniciación de los pueblos primitivos. Al principio, la masonería era simplemente "operativa", o sea, integrada por trabajadores de la construcción; pero en el Renacimiento se convirtió en lo que hoy se conoce como "masonería especulativa". La modalidad "especulativa" hizo sobrevivir a la masonería, ya decadente en su forma "operativa" a causa del cese progresivo en la construcción de catedrales y templos; y los intelectuales, artistas, políticos, poetas, escritores y hombres cultos ingresaron en ella a raudales.

De acuerdo a las explicaciones del señor Sierra, la palabra "logia" quiere decir "campamento", pues en la Edad Media las hermandades de artesanos y caballeros se reunían en "campamentos" o "talleres"; así, los campamentos o talleres de los masones se llamaron "logias". Leonardo Da Vinci fundó una logia en Milán, y después se fundó la Logia Francmasónica de París. En 1717, cuatro logias que trabajaban en cuatro tabernas de Londres se unificaron, y así nació la primera Gran Logia, londinense, y también la figura del Gran Maestre (maestro) masón, con Anderson. De allí, se difundió y expandió por todo el imperio británico y más allá. En Francia, la masonería facilitó enormemente los ideales revolucionarios, al posicionarse en el criterio de la libertad, igualdad y fraternidad humanas. De hecho, todos los grandes libertadores del mundo han solido pertenecer a la masonería. En América, por ejemplo, están Bolívar, Sucre, Morazán, Martí, O'Higgins, Jefferson, Washington, Lincoln, Juárez y otros. Todos ellos estudiaron, se prepararon y se perfeccionaron en el interior de las logias masónicas.

Partes: 1, 2
Página siguiente