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Antes de Ayer? (página 2)


Partes: 1, 2

 

Entró en la habitación mientras Isabel, la única intrusa, fue sacada no sin antes observar como Delfina se colocaba de rodillas frente a las piernas flexionadas de Saturna, convirtiéndose en el mejor médico obstetra del mundo realizando un parto dirigido, al pronunciar la exclamación: "¡en nombre de Dios!". Llevó el piecito que estaba afuera, ya amoratado hacia al interior de la matriz de Saturna y con su mano allí localizó el otro; los juntó y corrigiendo la asimetría, evitó la lujación de cadera, la hipoxia cerebral; en síntesis, impidió el sufrimiento fetal severo. Juanita nació de pie… y sin cesárea.

Isabel afirma "Cuando Dios va hacer las cosas, Dios da la idea y todo se da. La señora solo pasaba a ver cómo estaba y se convirtió en el instrumento que permitió que se salvara Carmen Saturna y Juanita, fuese un bebé sano; además, refiere Isabel "fue la primera y la única vez que vi tomando a papá". Es que había motivos para celebrar…

La Tradición

Cuando una mujer paría, la cuarentena se cumplía, y el encierro era primordial tanto para la madre como para el hijo. Su alimentación solo incluía la gallina criolla, otra cosa hacia daño, por lo que el programa dietético era el hervido en el almuerzo y las presas asadas o cocidas en la tarde. La solidaridad de los vecinos se manifestaba y se ponían a la orden las gallinas del patio "por si las necesita…" acompañada de lechosa o melón en trozos, pues no se conocía la licuadora, ni la procesadora de jugos.

Los niños nacían con los ojos cerrados y tardaban unos quince días en abrirlos; solo lo hacían cuando se les alumbraba con las velas o la lámpara. La infancia, estaba caracterizada por la permanencia en el hogar, las relaciones solo entre hermanos, alguno que otro primo y casi nunca los vecinos. Las casas quedaban distantes; los juegos consistían en diálogos, imitación de roles, cualquier objeto con el uso de la imaginación se convertía en juguete valioso, favoreciendo el ingenio y la recreación, en medio de las carencias propias del entorno.

Cuando germinaba alguna diferencia, ésta era subsanada por la autoridad presente, es decir, los mayores de la familia; el nexo no importaba. Todos tenían la potestad de intervenir. Isabel asumió figura de autoridad y se le respetaba y se le temía. Su palabra era santa palabra, no se podía refutar, y si la falta era catalogada como fuerte surgía el castigo corporal, pero nadie se traumatizó ni quedo marcado, y el resentimiento no hacia aparición… y Dios libre que entre los hermanos no se hablaran después del incidente; el perdón y el olvido eran ineludibles.

Podría afirmarse que Saturna se apoyaba en el poeta y pensador estadounidense Ralph Waldo Emerson (1803-1882) quien afirmó: "Quien no comprende una mirada tampoco comprenderá una larga explicación" , por lo que si se estaba cometiendo una falta y si por casualidad ésta ocurría con visitantes en la casa, los ojos hablaban, el temor se hacia presente y la sanción era inevitable. Se debía interpretar el lenguaje de los ojos y obedecer sin explicación alguna.

Se hacia entonces obligatorio exhibir las enseñanzas del hogar sin derecho a reparación, la actuación con los visitantes debía ser impecable.

La casa era el centro de todo. Para Saturna el lema era: "vale más ratón en su cueva que en barriga de gato gordo", con esto reafirmaba el valor de la cercanía, garantizaba la seguridad del entorno, y sobretodo, lograba consolidar sus redes de apego como forma de manifestación de amor.

Indudablemente, en Saturna y Gabino el afecto hacia los hijos era escaso en manifestaciones mediante el contacto corporal. La caricia y los besos hacia los hijos se sustituían con el susto y el celo de que "nada les pase", daban la vida en cuidados de alimentación y vigilancia, y de esta forma se decían los "te quiero", que hoy día a pesar de su abundancia resultan a veces difícil de traducir.

La fe, las creencias y la religiosidad, se aprendían en la casa con el ejemplo. Saturna paseaba el rosario ya desgastadito hasta dos veces en el día, en la mañana y en la tarde y el temor a Dios no conocía limites comenta Isabel; en este sentido, la tradiciones tenían fuerza relevante y eran percibidas no como una carga sino como un valor; no se estaba pasado de moda, ¡Que importante la tradición!.

Ciertamente, la tradición, como dicen Villanoud y Colleldemont, (2001) no niega la posibilidad de creación o cambio más bien, estos son posibles por la tradición. Sin tradición no habría nada que cambiar, ni ningún fin para la creatividad… La tradición tiene así su importancia, puede suscitar nuevas formas de reflexión como esto "que es hoy" a la luz de lo "que ha sido ayer"

La semana Santa era Santa, con todas sus tradiciones y con todos sus rituales y sobretodo, con toda la fe, el recogimiento, el silencio y la oración. Se anunciaba, se preparaba y se disfrutaba… No se comía carne los viernes durante la cuaresma, y se compraba el pescado salado como alimento exclusivo para la semana, acompañado de los dulces de batata y los buñuelos de yuca. Bañarse estaba prohibido "por que te conviertes en pescado"; inclusive, se tejían moños en el cabello para no peinarse durante esos días, la leña del fogón se picaba para toda la semana, el tiempo se dedicaba exclusivamente a hacer oración acompañada del incienso… como no había Iglesia cercana, Saturna dirigía las oraciones en la casa.

Primer inmigrante

Los hijos son como los dedos de la mano, diferentes, menos mal, ¿te imaginas que fuesen iguales?, pero, es que además, cualquiera que te aporrees igual te duele…

Cuando Ramón, el primero de los varones y el segundo de los hijos llegó a la adolescencia, la escardilla y la agricultura se le apretaron en el pensamiento, y el espacio del conuco se le hizo estrecho. Un día cualquiera, encontrándose en la faena con Gabino, puso en huelga la escardilla y le dijo: "hasta aquí llego yo, me voy de aquí", dejando sin respuesta a su padre y a su madre, quienes solo atinaron a preguntar: ¿A dónde vas Monche? Éste respondió: "a Maracaibo en busca de otra vida".

Es el período de Gómez y se inicia la industria petrolera venezolana. Muchos trabajadores del campo emigran hacia las zonas petroleras, en donde conseguían trabajo más fácilmente, y él ya lo había planificado. Serian veinticuatro horas en el único autobús que con sus cauchos transitaba por encima de la vegetación, logrando hacer el camino. Así se fue Ramón llegó a Cabimas, vivió en los Puertos de Altagracia y formó familia en Maracaibo, nunca más volvió…

Ciertamente el dolor de Saturna, no tendría definición. Fueron muchas las lágrimas, muchas las oraciones y grande el susto permanente en el alma por el hijo ausente, sin saber dónde está, si come, si está bien, cómo vivir sin estas respuestas, cómo vivir esperando diariamente ese regreso. Y es que Monche apenas era un niño, con catorce o quince años se es aún un niño. ¿Por qué Saturna y Gabino no le buscaron? ¿Por qué esa espera pasiva? … estos tiempos eran así, la tecnología y los medios de comunicación no dieron el apoyo, Dios bendiga la inventiva del hombre que favorece que los hijos aunque se ubiquen en el pacifico realizan, ese contacto inexcusable.

Y es que si un hijo se aleja en busca de mejores horizontes, el consuelo es saber que está bien y que es feliz, el ramalazo de la separación solo lo sabe, el que lo vive y el consuelo es permanecer comunicados… no, no creas, no es control es contacto.

Saturna, un día supo que Monche estaba en Cabimas y que se iba a prestar el servicio militar… Esta noticia le produjo un dolor inmenso, para la época esto significaba un periodo de dos años de formación en condiciones severas y sin garantías, este sufrimiento llegó inclusive, a producirle fuertes quebrantos de salud que debió superar con el transcurrir del tiempo y luego, continuaron los largos períodos de ausencia, para regresar tres días después de muerta Saturna…

Así pues, para Saturna éste no contacto sería la causa de un sufrimiento indeleble que le acompañó el resto de sus días. Monche, salió del seno de la familia demasiado joven, fue un inmigrante casi niño y emigrar no es fácil, son muchas las cosas de las que te desprendes… ¡Pero es que a él no le gustó la agricultura! y debió tener días duros; la soledad debió acompañarle, por lo que encontró otros afectos y allí fue feliz.

Es que el apego familiar se construye en los primeros años y el ser humano tiene tanto la capacidad como el deseo de formar relaciones emocionales asociadas a la organización y funcionamiento de partes específicas del cerebro humano. Así como el cerebro nos permite ver, oler, gustar, pensar y movernos, también es el órgano que nos permite amar o no amar, ¡pero hay que entrenarlo!.

Bien, no podemos exigir a alguien que dé… lo que no ha tenido, quizás era muy temprano y Monche no se entrenó. ¿Cómo exigirle, que demuestre apego en la distancia, sino aprendió hacerlo estando cerca? Por eso, el sufrimiento de Saturna como madre quizás también tuvo su equivalencia en Monche como hijo…

Ahora, nuestras redes de apego se han fortalecido y la capacidad de manifestar el amor ha trascendido las carencias, que alguna vez estuvieron presentes, es por lo que el roce, el beso sentido, el abrazo apretado, el gesto dulce y la palabra oportuna al hijo, al sobrino, al hermano, constituyen el pegamento en las redes del apego, que debemos construir. Por ello, éstas deben multiplicarse y por sobretodo que nuestras manos no se paralicen… no encontremos excusas. Ahora tendríamos que pedir perdón si el pegamento se torna escaso…

Juventud…

La vida del conuco estaba caracterizada por el trabajo en equipo, todos cumplían un rol y a temprana edad, ya se asumían responsabilidades que ayudaron de alguna manera a fortalecer el espíritu y el valor por el trabajo como elemento que dignifica al hombre, entendiendo esto como ser más humano; de forma tal que Juan y Alberto trabajaban el conuco y las técnicas de siembra de la tierra, cumplían el mismo horario, por lo que el tiempo del juego estaba completamente reducido y formaban parte del equipo de compañeros, que al lado de Gabino cultivaban la tierra.

Las niñas junto con Saturna aprendiendo también las funciones del hogar, siempre ocupadas, compartiendo las faenas propias del hogar, resultaba pesado porque todos los hombres, incluyendo los hijos que estaban en las labores del conuco, comían en la casa y esos preparativos obligaban a Saturna a involucrar a todas hijas adolescentes y niñas en los quehaceres como; moler maíz, hacer arepas, preparar "el salado" e inclusive hervir el café, todo mezclado con el agradable olor de la leña.

Todo debía estar listo para el regreso de los hombres…, sumado al arreglo de la casa y el aprendizaje del bordado y la costura. Era un aprender haciendo e ir descubriendo en ello lo que más gustaba. Las elecciones eran escasas; sin embargo, el gusto y la responsabilidad surgían y la tarea se cumplía de forma gratificante.

Cada uno fue buscando su quehacer y es así como Isabel salió para Cumarebo; ya era una señorita, dominaba a la perfección el trabajo del hogar. Se fue a vivir con Elena su madrina de bautizo, con quien perfeccionó el oficio de corte y costura y es entonces cuando se decide que Carmen Cristana, contando con once años, se traslade también. Llega a la casa donde se encuentra Isabel y prontamente enferma, con fiebre alta, rosetas en el cuerpo… ¡era la Viruela! Fue aislada y atendida solícitamente por Isabel, este acontecimiento generó la inquietud en Saturna y terminó de conceder las razones que le impulsaron a salir del caserío donde vivían, ¡se vino a vivir a Cumarebo!

Buscó la cercanía de la familia y el apoyo de la madrina Josefita, tía y madre de crianza de Saturna y en una casa cercana a la de ésta en la calle nueva hoy calle municipal de Puerto �Cumarebo, se ubicó la familia, un alquiler muy alto, cinco bolívares mensuales, fue el compromiso, por lo que Gabino se quedó en el conuco.

Venía en la semana a dar vueltas y a traer los alimentos de acuerdo con la temporada de la cosecha, la infancia había terminado y la responsabilidad del mantenimiento de la familia, hizo su aparición de manera espontánea…

El Trabajo y la Hospitalidad

Isabel, aprendió desde muy niña la responsabilidad de los oficios del hogar y del trabajo. Saturna, se propuso formarla con criterios de rigidez para favorecer que ella fuese una buena mujer; indudablemente, lo logró Isabel ha realizado diferentes oficios en su vida, desde criar animales para luego venderlos, hacer dulces para la venta, coser, bordar. Son referenciales de esto, las pantuflas bordadas en tela de pana o terciopelo de las parejas que contraían matrimonio en el pueblo.

Su horario de trabajo comenzaba antes de salir el sol; las cuatro de la mañana era la hora ideal para empezar el día.

En su juventud, Isabel estuvo rodeada de amigas como Carmen y Rosa hermanas de César Bracho. Éste conoce a Isabel y surge el amor y después de un período de enamoramiento de unos cinco años, se formaliza un compromiso que duró diez, con la característica de los noviazgos de antes, es decir, las visitas se cumplían en la casa con horario establecido, uno sentado distante del otro, escaso diálogo, quizás el necesario, con presencia de los padres… uno que otro papelito escrito y dejado con cautela en un sitio estratégico, unido al hecho de que César estaba radicado en Santa Bárbara del Zulia y en los Puertos de Altagracia, mientras Isabel en Cumarebo.

Ocurrió que madrina Josefita manifestó su disgusto ante el prolongado compromiso y recomendó a Isabel que lo rompiera, cuando Cesar llegó, ella atendió el consejo y dio por prescindida la palabra dada… Pasaron treinta días y César volvió para fijar fecha y quince días después se celebró la boda era el mes de diciembre y el tres de enero de 1947 se casaron; ella vestida de blanco y con corona de flores en la cabeza, como eran los deseos de Saturna.

Formaron una familia de la cual hoy, enhorabuena, se enorgullecen con cinco hijos, Raquel, Elaine, Cesar, Aleide y Xiomara, además de Cesar Eduardo, el mayor de los siete nietos.

Isabel es ejemplo de tesón en la vida, ha realizado todo lo que puede calificarse como trabajo digno, ejecutado de una forma meritoria y responsable, y hasta hace escasos años trabajó junto con César en su famoso kiosco del mercado periférico, en Valencia.

Por lo que puede afirmarse que es modelo para las mujeres de la familia que deben ser "trabajadoras en la casa y fuera de ésta", siguiendo: los requerimientos de las economías modernas, el feminismo con sus teorías del desarrollo de la personalidad y las exigencias de ser el ojo avizor en el complejo enjambre de la conducción de una casa debiendo además lograr el excelente manejo de las relaciones entre sus miembros.

Por supuesto, ahora es distinto con el pasar de los años, el trabajo que suele realizar la mujer le exige otros escenarios y muchas veces le toca estar sentada en un escritorio; entonces, debe caminar, trotar o hacer gimnasia, para no permitir que con los años se le acumule también centímetros a la cintura, porque aunque al esposo la cinta métrica no le alcance para dar la vuelta al abdomen, ella debe mantenerse esbelta y delgada, y cuidar el corazón que con el paso de los años y sin auxilio de las hormonas se siente amenazado si se lleva una vida sedentaria.

Así llega a la noche, y si no está extenuada por el esfuerzo físico lo está por el intelectual, que a veces cansa más que el primero… Isabel sin embargo, sin ningún programa aparente, parece no haber tenido dificultad en lograrlo, aun hoy conserva la esbeltez de su cuerpo y no conoce la palabra cansancio…

La casa de Isabel y César en Cumarebo fue el mejor centro vacacional de la familia y sin reservación previa, La hospitalidad como valor podía ser respirada, ninguna visita se retiraba sin ser servida en la mesa con solicitud y esmero. Como afirma Antoine de Saint-Exupery (1900-1944), escritor francés. "El que recibe a sus amigos y no presta ningún cuidado personal a la comida que ha sido preparada, no merece tener amigos"… Allí el pan se multiplicaba y siempre se experimentaba la sensación, de que se ha estado esperando tu llegada.

Este hogar siempre fue visitado; los amigos de la familia son innumerables y los deseos de permanecer son contagiosos, aun, hoy día… Allí, ciertamente transcurrieron las mejores vacaciones, se gestaron buenos recuerdos y un sin número de aprendizajes se construyeron.

En esta casa con patio central, ventanas de tipo colonial testigo de algunas serenatas, transcurrió la infancia y la juventud de la siguiente generación, entre juegos y reuniones familiares, aquellas habitaciones llegado el mes de agosto, se llenaban de risas, gozos, travesuras y pequeñas complicidades, cómo olvidar los días en la playa con los trajes de baño improvisados, el muelle y los paseos a las cuevas, los baños en la pila del patio, y las arepas peladas de tía Isabel allí, se producía el encuentro…Todos los primos y los primos de los primos llegaban, desde Maracaibo: Elizabeth Arias y de que Tana venían Nancy, Carmen, Alida, Maritza e Hilda Belén y después de que Hilda también se unían al grupo, venían los de la Familia Salas… a veces por turnos, así eran las vacaciones y sin ningún reparo había cama y comida para todos.

La hospitalidad es un don. ¿A quien no le gusta sentir que lo están esperando…? Y es que en la casa de Tía Isabel parece cumplirse con los visitantes el poema de Giraldes titulado "Mi Hospitalidad" y el cual dice:

¡Se hospitalario!

"Porque eres señor de tu casa, trátalo cual si fuera amo. No preguntes quién es."

"Siéntalo junto al fogón, corazón de fuego de tu morada tranquila, y dale un banco fuerte en que asentar su fatiga".

"Arrima unas brasas a sus pies para que sequen el barro de sus botas y el calor suba hasta sus labios en confianzas de confidencia."

"Déjalo hablar y asiente con tu cortesía sus palabras. Y cuando el sueño nuble de vacío sus ojos, entonces dale un lecho y vigila su reposo tendido sobre tus pellones"

¡Que pase nomás, lo estábamos esperando!.

"Cuando se vaya llevará consigo el regalo de tu hermandad que mejora al hombre."

La Humildad

Juan, el tercero de los hermanos se dedicó a trabajar como ayudante en el negocio del pueblo, y asumió prematuramente el rol de proveedor en el hogar, el cual fue cumplido con mucha responsabilidad.

Sus ingresos estaban destinados al sustento del grupo familiar, es así como cada día en la mañana colocaba religiosamente en la mesa, un bolívar con cincuenta céntimos, es decir, el llamado diario de aquel tiempo, no sin antes, dejar el agua recogida en los envases. Por eso, esta tarea parecía no agradarle. Solía referir cuando se hizo adulto, que por cargar el agua, él no había tenido tiempo de jugar… y es que las hembras no debían recoger agua. Según Saturna en la cabeza de ellas solo la corona del vestido de novia. Los varones en la calle, trabajando; las hembras en la casa, antes era así…

El tiempo transcurre y los oficios se diversificaban entre los miembros de la familia, sin embargo, Juan retorna al campo, al cultivo. Allí fortaleció su amor a la tierra, es esto lo que le gustaba, lo hizo hasta el día de su muerte. Se caso con Ana Vargas y construyó un hogar en el cual formaron ocho hijos, hoy hombres y mujeres de bien: Juan, Ramón, Félix, Juana, Guadalupe, Rafael, Dolores y José.

Si algo puede afirmarse de la personalidad de Juan fue esa exhibición de humildad como valor moral, puesta de manifiesto de forma permanente, entendiendo que: "La humildad es una característica humana, que es atribuida a toda persona que se considere un ser pequeño frente a lo trascendente de su existencia delante de Dios". Madre Teresa de Calcuta.

Es en este sentido que una persona humilde, generalmente ha de ser modesta y vivir sin mayores pretensiones: alguien que no piensa que él o ella es mejor o más importante que otros. Así vivió Juan, practicando además el valor de la responsabilidad, el apego con el grupo familiar, en un constante "diálogo" con Papá Dios y regalando abundantes bendiciones para los que teníamos oportunidad de encontrarnos con él, aunque fuese por breve tiempo. Vivió con la sencillez del campesino y la grandeza de ser un hombre puro, murió cultivando la tierra, murió como quiso, Dios le complació en eso…

El perdón

Alberto trabajó como vendedor en el sector, distribuía los dulces en forma de conservas, hechas por una señora del pueblo e inclusive de las que también elaboraba Isabel. Cuando fue ya un joven adolescente se fue a San José de la Costa con sus padrinos, para realizar trabajos de agricultura. Venia a la casa cada tres meses cuando lo hacían los propietarios de la finca; evidenciando además, su responsabilidad con el mantenimiento de la casa materna.

Más adelante, Alberto regresa a la casa y se dedica al aprendizaje de diferentes oficios. Fue autodidacta y llegó a ser carpintero, albañil, herrero, inclusive debió tener algo de artista pues incursionó como restaurador de figuras de santos.

Hizo poesías y compuso letras para canciones de la iglesia evangélica en la que se convirtió y fue practicante.

Asumió cuanto oficio digno pudiera realizar. Llegó a ser jefe de mantenimiento en la Escuela Ezequiel Zamora de Cumarebo hasta el día de su muerte.

Es en plena juventud cuando se enamora de Amalia Rosa González a quien conoce desde su niñez, mujer de grandes cualidades y con quien funda un hogar y son bendecidos con once hijos: Mery, Belkis, Carmen Amalia, Gisela, Alberto, Oscar, Alfredo, Douglas, Sandro, Julio y Carolina. Amalia, resulto ser esa compañera ideal para Alberto, aun en los momentos difíciles, ella conserva su estado de alegría, es difícil recordar en ella un gesto de mal humor inclusive en las peores circunstancias. Sirven de modelo para las generaciones siguientes de lo que es el apoyo y la solidaridad en una pareja matrimonial, pero de ellos es importante destacar el ejemplo de testimonio de fe que permiten en la familia tener un modelo del valor del perdón.

Y es que para Amalia y Alberto debió ser difícil, vivir los momentos de profunda tristeza en los que ese ramillete extraordinario de once hijos, quedara convertido en solo diez, cuando aquella noche aciaga del diez de septiembre de 1984, Alfredo, joven de escasos veinticinco años, decidiera salir al expendio de comidas cercano a la casa, sitio donde ocurrió el incidente en el que de forma incompresible, minutos después perdiera la vida.

En esos momentos de dolor, Alberto nos dio una lección muy grande de fe, aceptación, y capacidad de perdón. Con el cuerpo de Alfredo en brazos y arrodillado en el lugar del suceso, fue capaz de orar por el responsable de la muerte de su hijo, y además, pedir al resto de los hijos que no hicieran ninguna actuación que implicara acciones de venganza, expresando: "¡será Dios quien establecerá la medida y el castigo!, que él los perdonaba, y que no había mas nada que hacer…"

Es difícil hablar del perdón en un escenario como éste, debieron Alberto y Amalia llenarse de serenidad.

Si, la serenidad es entonces una virtud que nos enseña a conservar la calma en medio de nuestras ocupaciones y problemas, pero cómo exhibirla en circunstancias tan difíciles.

Alberto y Amalia, nos dieron testimonio de fe, de esperanza y de templanza. Transmitieron la paz que el resto del grupo familiar requería en ese momento, porque perdonar no solo tiene como beneficio el crecimiento interior, sino también trae consigo una gran paz en quien lo práctica.

Según la madre Teresa de Calcuta "perdonar supone un ejercicio de las virtudes, porque para perdonar se necesita de caridad, humildad, paciencia, fortaleza y amor… perdonar es la manifestación de un corazón puro como consecuencia de una vida virtuosa". 

En cierto sentido perdonar es vivir las virtudes que se practican en el cielo y perdonar es vivir en la tierra los valores del cielo, por eso, perdonar es un pedacito de cielo en la tierra.

 Y a Tío Beto, como le conocimos, fue como un hombre de paz… ésta fue la herencia que dejó y hoy Amalia vive en paz, rodeada del afecto de sus diez hijos y dieciséis nietos, repartiendo buen humor…

Solidaridad

Cuando Juanita era joven adolescente de diecisiete años, llegaron de España los doctores González, fundadores del único hospital del pueblo, ya ella había sacado la educación primaria; entonces, se dedica a ser aprendiz de primeros auxilios y se convierte en enfermera, fue jubilada del Ministerio de Sanidad y ejerció siempre hasta el final de sus �días…

Se enamora de Bernardino Rivas, con quien se casa y tiene seis hijos, Arnoldo, Aischer, Carlos, Víctor, Armando y Jorge. Fue la última en casarse, vivía con Carmen Cristana, pues para la fecha ya Saturna había muerto.

Recordemos que Juanita nació de pie, sí nació de pie para el trabajo, para la lucha por la vida y para acompañar al que le necesitase. En este sentido, si hablamos de la solidaridad como virtud, se refiere como una práctica cuya finalidad sólo puede ser el ser humano necesitado, sin distinción de credo, sexo, raza, nacionalidad o afiliación política. Comprendiendo que para que haya solidaridad se requieren dos personas: una necesitada y otra solidaria.

Pero, en la solidaridad el solo dar o ayudar, no es lo más difícil, esta implica: afecto, la fidelidad del amigo, la comprensión del maltratado, el apoyo al perseguido, la apuesta por causas impopulares o perdidas, ceder el tiempo, dedicación, amor…

La parte difícil comienza cuando se nos presenta el dilema de ayudar sin recibir nada a cambio; de ayudar aunque nadie se entere, ni aún la persona a la que ayudamos. Esto es, ser solidarios por una verdadera convicción de igualdad y de justicia. Es difícil ser solidarios, entregados y ser al mismo tiempo, totalmente desinteresados…

Decir que Juanita fue una enfermera, es incompleto; es que ella fue una enfermera que hizo de la solidaridad su estandarte de vida para con el prójimo, eso la convirtió en una compañía deseada en los nacimientos, en las enfermedades, en las convalecencias y ella estaba presta a estar con todo aquel que de alguna forma la necesitara, son innumerables las personas que atendió solícitamente, no tenia horario; igual daba si era en la madrugada si era de día o era en la noche, ¡el tratamiento se cumplía!

Le tocó a Tía Juanita, vivir días difíciles, duros y siempre le vimos con su hablar en tono bajo, con discrecionalidad. Impresiona que no aprendió a hablar en voz alta, ni para llamar a alguien cuando era necesario, le era imposible, cuando hacia el esfuerzo y lo intentaba entonces le salían palabras atropelladas pero en voz más baja.

Nos dejó un legado de recuerdos y enseñanzas, tía murió de cáncer. Cuando le hicieron la mastectomía, asumió una postura estoica, no hubo desesperos ni quejas, su fe le permitió ofrecer con sumisión todo cuanto le estaba ocurriendo. Tía, nunca esperó nada a cambio… indudablemente, debe estar muy cerca de Dios.

La Comunicación

Hilda, la última de los hijos, llegó realmente muy niña a Cumarebo, tuvo la oportunidad de estudiar, hizo la escuela primaria bajo la tutela de Isabel, pues por instrucciones de Saturna, ésta asumió la responsabilidad de representarla. Muy joven desde los catorce años, se dedica a trabajar como vendedora en la tienda de Josefina Apiz. Se Casa con Juan Esteban Ortiz, quien se enamora de ella desde que ésta era una adolescente.

Según Hilda, los amores de antes eran diferentes a los de ahora y los de ella con Juan Esteban fueron ¡lindos y bellos!.. Aun hoy cuando habla de Juan, parece estar enamorada… refiere, que si volviera a nacer o si se lo encuentra en otra vida, le gustaría volver a casarse con él…

Juan vivió cuatro años, enamorado en silencio sin decir nada, hasta atreverse a dar los buenos días… y preguntarle si había recibido "algo" y es que Juan aun pagándole a dos de los niños que estaban en la casa para que le entregaran la correspondencia a Hilda, había fracasado en ese intento de hacerle saber sus sentimientos, ya que estos por miedo, hacían desaparecer las notas y no la entregaban a su destinataria.

Cierto día, una nueva notica fue entregada en manos de los niños y estos la colocaron en un sitio, donde fue descubierta por Carmen Leónidas, esta procedió a interrogar a Hilda acerca del enamorado que tenia, porque tener un enamorado ¡era cosa seria!. Ella soportó el interrogatorio, con prueba en la mano, constituida por una carta que nunca había leído…

Así confirmó Hilda la premonición recibida de parte de una futurista acerca de la existencia de un enamorado, y a partir de entonces comenzó a cambiar el rechazo que experimentaba hacia él, por atracción y amor.

Resulta interesante, hacer una comparación ilusoria, acerca de las comunicaciones antes de ayer y hoy día, cuando gozamos de un avance tecnológico que ha logrado reducir el mundo a una aldea, y donde disfrutamos de pequeños aparatos y de grandes redes de internet, que suprimen el uso de papelitos y de niños para el envió de los mensajitos.

Hoy en contrapartida, la cosa se complicó, y mientras antes de ayer los jóvenes tenían una opción bastante reducida en la selección de la pareja, hoy el mundo es el escenario, favoreciendo que la incertidumbre aumente, y la comunicación pierda calidad.

Si, el arte de conversar, compartir, conocer  nuestra familia… pudiera estar perdiendo espacio. Parece mentira, pero muchos días pasamos más tiempo hablando con extraños, que con los que viven bajo nuestro mismo techo. 

He leído estadísticas impresionantes acerca del poco tiempo que dedicamos a hablar en el hogar; algunas de estas estadísticas declaran que los padres pasamos una media de quince minutos diarios de conversación con nuestros niños, poquísimo, especialmente si tomamos en cuenta que la mayor parte del tiempo estamos hablando solo "dando instrucciones" y no escuchando…

El padre Antonio Rivero afirma: "Comunicarse es amar de verdad, porque se regala la propia intimidad, la riqueza de la persona, su originalidad. Sólo quien se comunica en profundidad, ama".

Es fácil conversar, es muy difícil comunicarse de verdad. La comunicación verdadera enriquece; la simple conversación sólo entretiene.

¿Cómo vamos a abrir las puertas para que nuestros hijos confíen en nosotras? ¿Cómo vamos a lograr sentirnos unidas a nuestros esposos, padres o hermanos si no sacamos tiempo para hablar con ellos?

Por regla general se habla con las personas que saben escuchar, con aquellos que muestran amor y aceptación incondicional. Por lo tanto debemos esforzarnos en crear ese ambiente de confianza y aceptación en el seno de nuestro hogar, ya que si los hijos no se sienten aceptados y bienvenidos con nosotros, buscarán la aceptación en otros lugares y con otras personas.

El clima de intimidad para una comunicación se forma, se construye, no se improvisa. Menos aún no se puede imponer. Toda presión asusta. Ningún caracol sale de su concha protectora si lo golpeamos o lo molestamos para que salga. Sólo sacará su cabeza si capta que no hay peligro…

Juan Ortiz logró comunicarse, y conquistar a Hilda ésta apenas tenia los dieciocho años. Se casaron después de ocho meses de compromiso formal, su hogar se colmó de bendiciones con nueve hijos: Carmen, Juan, Magaly, Gustavo, Betty, Dulce Anais, Henry, Iris, y María Alejandra.

Supieron consolidar una unión matrimonial caracterizada por la dedicación a ellos y a la crianza de los hijos. Mientras ella permanecía en la casa, en las labores propias del hogar; Juan se dedicaba a trabajar.

Siempre lo hizo de forma independiente, sirvió de ejemplo por su organización, método, constancia y cumplimiento en sus jornadas laborales. Su responsabilidad, y su administración se anteponían ante cualquier eventualidad.

Cuando los hijos crecieron y las posibilidades de estudio se redujeron en Cumarebo, se mudan a Maracaibo en la búsqueda de mejores escenarios.

Hilda y Juan tuvieron la idea y la oportunidad de construir la casita de descanso en el pueblo de Cumarebo, en la cual Juan puso su ilusión, esta sirvió para recibir a cuanto grupo de la familia deseara pasar unos días de descanso, y en ésta casa Juan e Hilda se lucían como los mejores anfitriones, brindando a los visitantes, incontables atenciones, desde el hospedaje, hasta el desayuno con empanaditas y leche fresca, ésta casita como solíamos llamarle se convirtió en un escenario ideal para momentos de reflexión, regocijo y alegría.

Juan murió aun joven, su corazón se había debilitado, Hilda hoy día continúa al frente del hogar como punto de apoyo y de unión, sigue siendo la anfitriona de su casa, donde sus hijos, se reúnen los domingos y comparten el acontecer de cada semana, afianzando sus redes de apego…

Machita y Pachito

Carmen Cristana, al igual que sus hermanos aprendió un oficio, un buen día llegó de Caracas a Cumarebo, un señor llamado Arturo Enrique Baledon, quien en compañía de varios operarios se dedicó a instalar una sastrería, en sociedad con el Señor Luperco Donquis.

Carmen Cristana, es contratada como aprendiz de ojales, y poco a poco adquiere la práctica necesaria para confeccionar hasta dos paltos de lino semanales y en algunas oportunidades, cosía inclusive los pantalones. Por lo que recibía un ingreso de treinta bolívares semanales.

Un día, estando de visita en casa de su maestro de costura, llegó gente de la Ciénaga, eran la señora Gabriela de Alvarez con su esposo Hilario y su hija Belén. Buscaban información, necesitaban una casa grande para mudarse a Cumarebo; y la casa del Señor Baledon, se encontraba en venta.

Esta circunstancia fue el inicio de una amistad con la familia recién llegada, posteriormente, vino quien en nombre de la familia, sellaría el negocio, el joven Ramón Alvarez, y a la semana siguiente estaban todos incluyendo a Adolfo y Eladio José, y es cuando este último, tiene la oportunidad de conocer a Carmen Cristana.

Así se conocieron, surgió la amistad y posteriormente el amor. Aunque Carmen Cristana manifiesta, que desde ese día, a ella él le gusto y sabe que a él también le sucedió lo mismo con ella…

Un año de cortejo y uno de compromiso, fue el tiempo necesario para la celebración de la boda, durante este tiempo Eladio trabajaba como cocinero en el comedor de la Creole en Punto Fijo, entonces la relación se fortalecía, mediante las frecuentes correspondencias y las continuas visitas a Cumarebo.

Es en este tiempo cuando Saturna sufre quebrantos de salud, enferma seriamente y muere el 13 de julio de 1950, fue difícil para todos la pérdida de la madre, y es entonces cuando la familia Alvarez Morales, le sirve de apoyo a Carmen Cristana, para transitar y superar los primeros días del duelo.

Gabino, permaneció viudo, durante 37 años, vivió en casa de Isabel, nadie ocupó el lugar de Saturna, la fidelidad fue un valor practicado por el abuelo.

Ser fiel en la vida supone un ejercicio constante de reelección, a lo largo de las experiencias que atravesamos ¡elijo una y otra vez! a mi pareja, y al reelegirla renuevo mi compromiso de fidelidad…

Entonces la fidelidad bien entendida y mejor experimentada debe ser aquella que es consecuencia de la vida en pareja, del fruto de las vivencias compartidas, de las situaciones atravesadas, de los momentos transitados, del conocimiento adquirido acerca del otro y de uno mismo.

La fidelidad obtenida así es por lo tanto un valor que requiere además de principios, un poquito de tolerancia y una carga extraordinaria de amor, de Amor del bueno. Que difícil en nuestros tiempos… Hoy el abuelo nos sirve de modelo, fue fiel en la viudez… ¡Mas difícil aun!

Vivió para sus hijos y disfrutó de sus nietos y bisnietos, periódicamente viajaba a Maracaibo, visitaba a Carmen Cristana a Hilda y además tuvo la gran oportunidad de reencontrarse con Monche y su familia; y disfrutar de momentos de gozo y alegría. Murió lleno de paz, en los brazos de sus nietas Hilda Belén, Aicher y Mery en Coro el 24 de febrero de 1987.

Un año después de la muerte de Saturna se celebra el matrimonio, el día sábado 21 de julio de 1951, en horas de la tarde, Carmen Cristana llegó al altar de la iglesia Nuestra Señora de la Candelaria, vestida de blanco con su corona de flores en la cabeza. Le esperaba Eladio José.

Constituyen su hogar en la casa ubicada en la calle La paz en Cumarebo, cercanos a la casa de misia Gabriela e Hilario; padres de Eladio José. Prontamente son bendecidos con cinco hijas: Nancy, Carmen, Alida, Maritza e Hilda Belén. Hubo un hijo varón quien murió al nacer…

Cuando Eladio se casa con Carmen Cristana, ya tenía una bendición adelantada, sus hijos José Rafael, Betsy y Rubén Antonio, quienes se integran al núcleo familiar, por lo que somos ocho hermanos.

Era el año 1958, y Eladio comienza a trabajar en los supertanqueros petroleros, de la empresa Creole Petroleum Coorporation.

Recordemos que durante 1915 y 1921 comenzó la era petrolera en el país. Eladio trabajó, como mayordomo de cocina en los barcos petroleros, hasta jubilarse a los 60 años en el año 1981. Se dedicó a vivir y a disfrutar del apego familiar, y es así como realiza frecuentes paseos con Tana como le llamaba a Carmen Cristana, fortalece relaciones con las amistades y de manera muy especial construyó un equipo de amigos con sus cuatro yernos a quienes les colocaba apodos y para el eran bólido, asiclo, limoncito y monteverde en lugar de Freddie, Henry, Aquiles y Eleudo con quienes compartía juegos de domino, bolas criollas, barajas, además de sus proyectos entre tantas cosas. Realmente fue corto el tiempo… no, no es una queja Papa Dios, pero debió permanecer más con nosotros…

Murió en Maracaibo, tan solo nueve años de haber sido jubilado, el día viernes 24 de marzo de 1990, a los 69 años, con la paz

y la tranquilidad del deber cumplido… Murió el esposo, el padre, el abuelo, el amigo, aun hoy se le extraña y su recuerdo esta presente en cada evento familiar.

La disciplina

Al inicio cuando, Eladio viajaba de Punto Fijo a Aruba, Carmen Cristana debía permanecer sola en Cumarebo, asumiendo los roles del hogar, esto hizo necesaria la mudanza del grupo familiar, y contra toda opinión Carmen se vino a vivir a la Península, dejando el resto de la familia, hermanos, suegros y demás parientes en Cumarebo, pero cerca de Eladio…

Un tiempo en la calle Falcón, otro en la calle Libertad, hasta que se concluyera la construcción de la casa en Caja de Agua.

A Carmen Cristana, como esposa de marinero le tocó vivir días de soledad y de responsabilidad completa del hogar, pero Eladio aunque distante siempre estaba de alguna forma presente. Ella decía "cuando venga Yayo", hasta las más elementales decisiones de las hijas, estaban supeditados a la opinión del padre, aunque este estuviese en alta mar. Hoy sabemos que era ella quien decidía, quizás fue ésta una forma de hacer sentir la figura paterna en la casa.

El hecho de que Eladio estuviese navegando, hizo que Carmen Cristana fortaleciera su carácter llegando casi a asumir una posición severa en cuanto a la formación de los hijos y la responsabilidad en el hogar, por lo que la disciplina no tuvo descanso.

Cómo explicar el deseo de que estudiáramos y de que hiciéramos de la escuela nuestro norte, "es la herencia que les dejamos", solían decir. Los preparativos comenzaban muy temprano, casi de madrugada; con un baño de agua fría y un uniforme almidonadito, sin derecho a protesta y con la presencia de Carmen Cristana, supervisando. Esta de vez en cuando iba a la escuela sin que le llamaran solo para saber, por si acaso…

Más tarde cuando se realiza un nuevo traslado de Eladio, Carmen Cristana no lo dudó, y un 29 de julio de 1963, realiza la mudanza, en este caso a Maracaibo, a comenzar de nuevo y los hijos al colegio más cercano…

La disciplina como valor según Cesar Barreto (2006) es "un entrenamiento que corrige, moldea, da fortaleza y perfecciona, su misión es formar buenos hábitos y establecer una serie de reglas personales que te comprometan contigo mismo para alcanzar un ideal." Esto sin duda es una de las tareas más importantes de la vida.

Quien práctica la disciplina cumple con sus obligaciones, supera las expectativas, siempre va un poco mas allá de lo esperado, con sus compromisos y con todo aquello en lo que ha empeñado su palabra.

Es muy significativa la forma en que Carmen Cristana aprecia el horario, el orden, que permiten mantener un ambiente agradable y armónico donde se encuentra. Por lo que las tareas en la casa estaban asignadas, y el fiel cumplimiento de las mismas debía ser ejecutado sin excusas.

En la casa se hospedaron familiares y allegados para realizar estudios entre ellos: su sobrina Carmen Ortiz, Hija de Hilda; Asnoldo Rivas, hijo de Juanita y Edith Garcés su ahijada, hija de su comadre Carmen de Garcés, esto hacia que las corresponsabilidades también se incrementaran y con ellas el establecimiento de más normas, todos debían tener una tarea hogareña asignada y como decía ella "pena la vida" quien no las cumpliese, aun no entiendo como se traduce el dicho, lo cierto es que se cumplían…

La economía del hogar, ha reposado en sus manos, ciertamente Eladio trabajaba, pero Carmen Cristana cobraba y administraba, normalmente el estaba en alta mar o en puertos lejanos, en este sentido la administración del hogar también tenia su propia disciplina, se sustento en "arroparse hasta donde alcanza la cobija", solo con lo necesario, y con la sentencia de que "es mejor ir de coleto a seda que de seda a coleto".

La disciplina es un valor fundamental y básico para poder desarrollar muchas otras virtudes, sin la disciplina es prácticamente imposible tener fortaleza y templanza ante las adversidades que se presentan día a día.

Formar y llevar a la familia en un camino de superación constante no es una tarea fácil. Las exigencias de la vida actual pueden dificultar la colaboración e interacción porque ambos padres trabajan, pero eso no lo hace imposible, por tanto, es necesario dar orden y prioridad a todas nuestras obligaciones y aprender a vivir en armonía con ellas.

La disciplina es el valor de la armonía, por que todo guarda su lugar y su proporción. Cesar Barreto (2006) insiste "Para conquistar este valor hay que empezar por aprovechar nuestra necesidad de orden en las casas y para ello hay que tenerles un lugar a cada cosa y mantenérselo por medio de la disciplina, poner siempre allí esas cosas. También hay que practicar el orden en el hablar, en el vestir y en nuestras pertenencias."

Para Carmen Cristana, el arreglo personal es prioritario para ella, recordemos el trato de atenciones y cuidados dedicadas a su Tio Poldo hermano de Saturna; en este sentido el peinado es cuestión de estado, por lo que sus nietos le saludan y preguntan por su copete refiriéndose al arreglo de su cabello.

Aun hoy día, Carmen Cristana hace de la disciplina un valor, no puedo omitir expresar el sentimiento que experimentamos cuando tenemos la alegría de su visita en nuestras casas, es una auditoria en el mejor sentido de la palabra… así continua formándonos… sus recomendaciones de cómo ser buena esposa a sus hijas y sobrinas siguen vigentes, pues con ejemplo lo demostró.

Dicen que los marinos tienen un amor en cada puerto, pues Carmen Cristana se convirtió en ese amor para Eladio y por eso se trasladaba a los puertos cercanos cuando este no podía viajar a la casa. Esto justifica sus viajes a Punto Fijo a Curazao y sus escapadas a las Cataratas de Hueque en Falcón, a Curimagua, y a la Casita de descanso de Hilda y Juan, y es que ella y Eladio mantenían un romance, cuando Eladio se alegraba con unos traguitos solía entonar "es la historia de un amor como no hay otro igual"… dedicada por supuesto a su amor Carmen Cristana.

El respeto al tiempo, es otra norma, la puntualidad, el conceder prioridad a los compromisos de la familia. Estar a tiempo para no tener contratiempos, realizar oportunamente las actividades sin necesidad de que nos lo pidan, y su lema "el que madruga Dios lo ayuda" han sido aplicados hasta en la mas elemental tarea, por eso el despertar en la mañana, la diana era escucharle decir ¡alcé arriba!, así despertábamos…

Son múltiples las enseñanzas de Carmen Cristana y de Eladio, pero cómo olvidar, el respeto a las celebraciones familiares, el rezo del rosario, la devoción a Jesús de la Misericordia, las navidades y sus tradiciones, el Niño Jesús, se deseaba todo el año, la cartica se planificaba, la ilusión era completa es que casi lo llegábamos a visualizar cuando la noche de navidad pachito señalaba el cielo y decía: ¡viene por allá! …

La Noche de Navidad, si Eladio estaba en casa, era preparada con todo detalle, el se dedicaba con esmero, a lograr que el Niño Jesús de cada quien estuviera en su lugar, se seleccionaban los regalos y el sitio donde debían permanecer escondidos, en algunos casos los compadres o los vecinos servían de apoyo. Los estrenos se denominaban así todo el año era la ropa del 24 el 25 y la del 31. Podía ser el mes de agosto y si había una fiesta importante nos preguntábamos ¿que me pongo la del 24 o la del 31?

Se afianzaban las costumbres, la tradición de las comidas, se elaboraba todo en casa, y se hacia para los vecinos, los compadres y las visitas, y es que Eladio traía hasta los adornos navideños de sus continuos viajes, ¡la fiesta de Navidad era fiesta si pachito estaba, en casa!…

El día de la madre constituía un gran evento y la atención se concentraba, en buscar el obsequio que mas le agradara a Tana, y en correspondencia el día del padre si coincidía con Pachito en tierra se celebraba con la familia en pleno, todavía en nuestros recuerdos el día del padre celebrado en Cumarebo y donde según Cesar Bracho hijo, desgastamos la canción de Piero "es un buen tipo mi viejo…"

La amistad

Carmen y Eladio se dedicaron a fomentar amigos en el sector donde vivían, su lema era: "¿quien es tu hermano?, el vecino más cercano"…

Esto fue puesto en práctica, llegando a establecer nexos de compadrazgos, mediante incontable número de bautizos y confirmaciones que les aportaron un sinfín de ahijados.

De acuerdo con Gustavo Gutiérrez Merino (1928-?) filósofo y teólogo peruano: "Tener un amigo no es cosa de la que pueda ufanarse todo el mundo", entonces la amistad constituye un privilegio, y en este sentido, el valor de la amistad ha sido una constante, en la vida de Carmen y Eladio, imposible no recordar a las comadres Mary de Raffe, Yolanda de Gurecuco, Gregoria de Villavicencio, Carmen de Garces, y sus esposos, los compadres en Caja de Agua.

Con las amistades se fortalecieron las virtudes, al conllevar las tristezas, las alegrías, los logros, el mal de uno era el de todos, se compartían las oraciones, el rosario en familia era frecuente. Los patios de Mary de Raffe y Carmen Cristana estaban comunicados, y cuando llegaban Eladio José o el compadre Marcos Raffe quien fue marino también, era motivo de alegría compartida por todos, podía experimentarse el dicho anónimo que afirma "que los amigos son en la mayoría de los casos una prolongación de la familia", creo que es la familia que escogemos…

Cualquier alegría es mucho más grande, cuando se comparte con alguien; cualquier tristeza es más llevadera cuando se puede descargar en un amigo ó una amiga. Juan Pablo VI enseñaba "que la amistad es una relación humana y cristiana que puede ser disfrutada por almas nobles y virtuosas. Lo cual supone y desarrolla la generosidad, el desinterés, la simpatía, la solidaridad y; especialmente, la posibilidad de mutuos sacrificios".

La amistad implica un profundo conocimiento de sí mismo, y el desarrollo de algunas virtudes. De acuerdo con Jorge Antonini (2000) "…la amistad se refiere a una relación de intimidad. Por lo tanto, no puede darse en profundidad hasta que la persona llegue a descubrir su propia intimidad y aprenda luego a compartirla con los otros."

Ya hemos referido, la amistad implica un desarrollo de las virtudes, no puede caber amistad donde falta virtud, es algo imprescindible. Algunos ejemplos para mostrar esto. La lealtad es necesaria para conservar los vínculos implícitos en la adhesión al amigo, permiten reforzarla y protegerla a lo largo del tiempo. La generosidad permite actuar a favor del otro teniendo en cuenta lo que le es útil y necesario para su mejora personal.

El pudor controlará la entrega de aspectos de su intimidad, favoreciendo el respeto. La comprensión le ayudará a reconocer los distintos factores que influyen en la situación del otro, en su estado de ánimo… La confianza llevará a mostrar interés en el otro a creer en él y en sus posibilidades de apoyo, credibilidad y confidencia.

Hubo en Carmen y Eladio amistades, que de alguna forma constituyeron esa extensión de la familia, y que aun están presentes, el señor Jesús Padovani por ejemplo ha sido ese amigo siempre querido y respetado.

Debo destacar la amistad entrañable entre Eladio y Juan Esteban el esposo de Hilda, en verdad fueron ejemplo de una amistad que se sustentaba en la práctica de muchas virtudes, fueron confidentes de sus planes, consejeros, compañeros, siempre sacaban el tiempo para la comunicación fraterna. ¿Cómo decirle a Juan Esteban que Eladio había Muerto? Los que vivimos esos días recordamos como Juan lloró y como extraño, al amigo que se fue…

Hoy en día, se dedica poco tiempo a cultivar la verdadera amistad y esto no es lógico ni humano.

La amistad es un hábito que requiere entrenamiento, y en este sentido Carmen Cristana continúa entrenándose, si le otorgamos un color a cada amigo, podemos afirmar que goza de un extraordinario arco iris de amistades, hoy comparte este privilegio con amigas como Cecilia de Zabaleta, Carmen de Vicuña, Eloina de Moran, Inés Escobar, Adela de Colman, Petra de Angulo, Pilar de Arteritano, Isnelda de Rincón, María de Fernández, Mireya Cruz. Algunas ya se han marchado como Violeta de Fernández, Célica Araujo, Rosa de Fernández, y Juanita de Salazar, a quienes les unió una amistad inquebrantable.

La Unión Familiar

Cuando Eladio y Carmen Cristana llegaron a Maracaibo, el apego con la familia siempre estuvo presente, y las distancias se superaban fácilmente, los encuentros en las fechas importantes permitían fomentar el apego familiar, y en este sentido la familia de Eladio jugó papel importante.

La unión de los hermanos de Eladio fue impecable, Belen, Adolfo y Agustina, Ramón y Raymunda, Agustín y Eladia, alrededor de sus padres, Hilario y Gabriela, conformaron realmente un equipo, al que Carmen Cristana se integró e hizo de ellos su gran familia.

Fomentar, cuidar y cultivar los lazos familiares no es una tarea fácil ante la realidad que nos domina; Carmen Cristana ha asumido el rol de ser puente de unión, y es así como al llegar a Maracaibo favoreció el reencuentro con su hermano Monche y su familia, ciertamente se reencontraron, se quisieron, se respetaron, y nunca hubo un reproche, Monche se convirtió en el hermano del contacto frecuente, con ella.

El apego se fortaleció, con aquellas llamadas telefónicas bajo el pretexto de saber ¿como amaneciste?, o con la visita eventual, realizados hasta el día de su muerte. Ahora, este afecto y este contacto esta presente y se manifiesta y prolonga en sus hijas, Merle, Daisy, Castalia y Berenguela.

Para Carmen Cristana la unión familiar es una tarea que se ha impuesto. Hoy día la unión familiar resulta tan importante y tan frágil y es que entre otros los medios de comunicación pudieran confundirnos, ante el fomento de algunos antivalores, y alejarnos de la posibilidad de entender la importancia de respetarnos y tolerarnos.

Pero si reflexionamos y retomamos los escenarios invadidos, quizás logremos que las nuevas generaciones, sigan creyendo, fomentando y viviendo la importancia de pertenecer a una familia unida. En el entendido de que el valor de la familia unida va más allá de los encuentros frecuentes, de la cotidianidad, de los momentos de alegría y gozo, la solución a los problemas que puedan surgir.

El valor de una familia unida radica en la posibilidad de que cada uno de sus miembros asuma la responsabilidad de forma gratificante de su papel, y en función de eso favorecer la felicidad de todos.

En una caracterización del término unidad podríamos afirmar, que significa compartir los mismos valores, compartir éxitos, preocupaciones y fracasos, compartir las emociones y sentimientos.

Es resolver problemas juntos y confiar en los otros, es tomar en cuenta las necesidades de todos, ofrecer ayuda y saber aceptarla. Es comprender las debilidades ajenas, saber perdonar y pedir perdón.

Es cultivar aficiones comunes, compartir metas y colaborar en la consecución de objetivos. Es respetar a los demás y tolerar las diferencias.

Es reír y llorar juntos…

Hemos recreado estas vidas y valorado las lecciones, hoy lo importante es que estamos juntos y que los pensamientos compartidos, solo tiene la humilde pretensión de reconocer lo valioso que han sido cada uno de ellos en nuestra formación y estimar como han contribuido y le han dado sentido a lo que somos hoy y lo que puedan ser mañana las siguientes generaciones…

Referencias

Antoine de Saint-Exupery (1900-1944), El principito.

Barreto Cesar (2006).

Giraldes en su poema titulado "Mi Hospitalidad"

Gustavo (2000). Introducción a la filosofía.

Jorge Antonini (2000). La amistad como valor.

Madre Teresa de Calcuta. Material mimeografiado.

Padre Antonio Rivero.

Rousseau (2000). El Emilio o de la Educación 18ª.ediccion.

Ralph Waldo Emerson (1803-1882). Frases

Villanoud y Collelldemont, (2001). Historia de la Educación en Valores.

Agradezco:

A Henry, Henry Jonathan, Jenny Lynn, Gilberto, Henry Jesús y María Milagros, por cederme el tiempo…

A quienes contribuyeron con entusiasmo en las fotografías.

A Marialcira, Edixon y Carmen Padilla, por sus aportes.

Gracias….

Dedicatoria

A la memoria de Pachito

A los descendientes de

Gabino y Carmen Saturna…

A Henry y Gilberto.

Y a mis amigos…

En los 80 años de Machita

Por tantas bendiciones que agradecer

Por tanto que aprender

Y por cada detalle que no se debe olvidar.

 

 

 

Autor:

Carmen Alvarez de Neumann

Valencia, enero de 2008

Partes: 1, 2
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