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El apostol San Pablo (página 2)


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Pero recordemos que, hacia el año 34 "Pablo" aparece como un recto joven fariseo, fanáticamente dispuesto contra los cristianos. Creía que la nueva secta era una amenaza para el judaísmo por lo que debía ser eliminada y sus seguidores castigados. Se nos dice en los Hechos de los Apóstoles que "Saúl" estuvo presente aprobando cuando "San Esteban", el primer mártir, fue apedreado y muerto. (42) Fue poco después que "Pablo" experimentó la revelación que iba a transformar su vida. Mientras iba a la ciudad de Damasco para continuar su persecución contra los cristianos y hacerles renegar de su fe, Jesucristo se le apareció y tirándolo por suelo le pregunta: "Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues?". (43) Por la luz sobrenatural quedó ciego. "Pablo" ante el Señor se entregó totalmente: "Señor, ¿qué quieres que haga?.  Jesús le pide un profundo acto de humildad ya que se debía someter a quienes antes perseguía: vete donde Ananías y él te lo dirá". Después de su llegada a Damasco, siguió su conversión, la sanación de su ceguera por el discípulo Ananías y su bautismo. "Pablo" aceptó ávidamente la misión de predicar el Evangelio de Cristo, pero como todos los santos, vio su indignidad y se apartó del mundo para pasar tres años en "Arabia" en meditación y oración antes de iniciar su apostolado. Hacía falta mucha purificación. Jesucristo lo constituyó Apóstol de una manera especial, sin haber convivido con El.  Es pues el último apóstol constituido. "Y en último término se me apareció también a mí, como a un abortivo". (44) Su vida es totalmente transformada en Cristo: "Lo que era para mí ganancia, lo he juzgado una pérdida a causa de Cristo. Y más aún: juzgo que todo es pérdida ante la sublimidad del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por quien perdí todas las cosas, y las tengo por basura para ganar a Cristo". (45)

Desde entonces era un hombre verdaderamente nuevo y totalmente movido por el Espíritu Santo para anunciar el Evangelio con poder. "Saúl" desde ahora se llamará con el nombre romano: "Pablo".  El por su parte nunca descansó de sus labores. Predicación, escritos y fundaciones de iglesias, sus largos y múltiples viajes por tierra y mar (al menos cuatro viajes apostólicos), tan repletos de aventuras, podrán ser seguidos por cualquiera que lea cuidadosamente las cartas del Nuevo Testamento. No podemos estar seguros si las cartas y evidencia que han llegado hasta nosotros contienen todas las actividades de "San Pablo". Él mismo nos dice que fue apedreado, azotado, naufragó tres veces, aguantó hambre y sed, noches sin descanso, peligros y dificultades. Fue preso y, además de estas pruebas físicas, sufrió muchos desacuerdos y casi constantes conflictos los cuales soportó con gran entusiasmo por Cristo, por las muchas y dispersas comunidades cristianas.

Tuvo una educación natural mucho mayor que los humildes pescadores que fueron los primeros apóstoles de Cristo. Decimos "educación natural" porque los otros apóstoles tuvieron al mismo Jesús de maestro recibiendo así una educación divina. Esta también la recibió San Pablo por gracia de la revelación. Siendo docto tanto en la sabiduría humana como en la divina, Pablo fue capaz de enseñar que la sabiduría humana es nada en comparación con la divina:

"Tened un mismo sentir los unos para con los otros; sin complaceros en la altivez; atraídos más bien por lo humilde; no os complazcáis en vuestra propia sabiduría.". (46)

A Aquel que puede consolidaros conforme al Evangelio mío y la predicación de Jesucristo: revelación de un Misterio mantenido en secreto durante siglos eternos, pero manifestado al presente, por la Escrituras que lo predicen, por disposición del Dios eterno, dado a conocer a todos los gentiles para obediencia de la fe, a Dios, el único sabio, por Jesucristo, ¡a él la gloria por los siglos de los siglos! Amén. (47)

Inicio de sus predicaciones[84]

"Pablo" inició su predicación en Damasco. Aquí la rabia de los judíos ortodoxos contra este "traidor" era tan fuerte que tuvo que escaparse dejándose bajar de la pared de la ciudad en una canasta. Al bajar a Jerusalén, fue suspiciosamente vigilado por los judíos cristianos porque no podían creer que él que tanto había perseguido se había convertido. De regreso a su ciudad nativa de Tarso, otra vez se unió Barnabás y juntos viajaron a Antioquía siriana, donde encontraron tantos seguidores que fue fundada por la constancia de los primeros cristianos. Fue aquí donde los discípulos de Jesús fueron llamados cristianos por primera vez (del griego "Christos", ungido). Después que regresaron a Jerusalén, una vez más para asistir a los miembros de la iglesia que estaban escasos de alimentos, estos dos misioneros regresaron a Antioquía y después navegaron a la isla de Chipre; durante su estancia convirtieron al procónsul, Sergius Paulus.

Una vez más en tierra de Asia Menor, cruzaron las Montañas Taurus y visitaron muchos pueblos del interior, particularmente aquellos en que habitaban judíos. Generalmente en estos lugares Pablo primero visitaba las sinagogas y predicaba a los judíos; si ellos lo rechazaban entonces predicaba a los gentiles. En Antioquía de Pisid, "Pablo" lanzó un discurso memorable a los judíos, concluyendo con estas palabras: (48) "Entonces dijeron con valentía "Pablo" "Bernabé": Era necesario anunciaros a vosotros en primer lugar la Palabra de Dios; pero ya que la rechazáis y vosotros mismos no os juzgáis dignos de la vida eterna, mirad que nos volvemos a los gentiles. Pues así nos lo ordenó el Señor: Te he puesto como la luz de los gentiles, para que lleves la salvación hasta el fin de la tierra."

Después de esto "Pablo" y Bernabé volvieron a Jerusalén donde los ancianos trataban el tema de la posición de la Iglesia, todavía en su mayoría  de miembros judíos, hacia los gentiles convertidos. La cuestión de la circuncisión fue problemática porque para los judíos era importante que los gentiles se sometieran a este requisito de la ley judía. "Pablo" se mostró en contra de la circuncisión, no porque quisiera hacer un cristianismo fácil sino porque comprendía que el Espíritu ahora requería una circuncisión del corazón, una transformación interior.La ley no puede justificar al hombre sino sólo la gracia recibida por medio de Jesucristo. Vivir esta gracia es sin embargo un reto aún más radical que el que presenta la ley y exige entrega total. Esta llamada a la gracia y a la respuesta total hasta la muerte forma parte esencial de su enseñanza y de su vida.

Según el libro de los Hechos de los Apóstoles, luego del martirio de "Esteban", "Saulo Pablo" se dirigió a Damasco, hecho que los biblistas tienden a situar en el término del año subsiguiente a la lapidación de Esteban, según se comenta en la sección anterior. (Ver además el análisis de Víctor M. Fernández[85]Nota 28

Entretanto "Saulo", respirando todavía amenazas y muertes contra los discípulos del Señor, se presentó al Sumo Sacerdote, y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, para que si encontraba algunos seguidores del Camino, hombres o mujeres, los pudiera llevar atados a Jerusalén. Como la lo comentásemos línea precedentes; sucedió que, yendo "Saulo" de camino, cuando estaba cerca de Damasco, de repente le rodeó una luz venida del cielo, cayó en tierra y oyó una voz que le decía: "Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?" El respondió: "¿Quién eres, Señor?". Y él: "Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Pero levántate, entra en la ciudad y se te dirá lo que debes hacer". Los hombres que iban con él se habían detenido mudos de espanto; oían la voz, pero no veían a nadie. Saulo se levantó del suelo, y, aunque tenía los ojos abiertos, no veía nada. Le llevaron de la mano y le hicieron entrar en Damasco. Pasó tres días sin ver, sin comer y sin beber. Hechos de los Apóstoles. (49)

"Pablo" mismo presentó esta experiencia como una "visión" (50), como una "aparición" de Jesucristo resucitado (51) o como una "revelación" de Jesucristo y su Evangelio. (52) Pero nunca presentó esta experiencia como una "conversión", porque para los judíos "convertirse" significaba abandonar a los ídolos para creer en el Dios verdadero, y "Pablo" nunca había adorado a ídolos paganos, ni había llevado una vida disoluta. Los biblistas tienden a acotar a un marco muy preciso el significado del término "conversión" aplicado a "Pablo"[86]. Nota 29 En realidad, cabe que "Pablo" interpretara que tal experiencia no lo hacía menos judío, sino que le permitía llegar a la esencia más profunda de la fe judía[87]Por entonces, el cristianismo aún no existía como religión independiente.[88]

Las "Epístolas paulinas" guardan silencio sobre los detalles de este episodio, aunque el comportamiento previo y posterior de Pablo es señalado por él mismo en una de ellas.

"(…) pues yo no lo recibí ni aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo. Pues ya estáis enterados de mi conducta anterior en el Judaísmo, cuán encarnizadamente perseguía a la Iglesia de Dios y la devastaba, y cómo sobrepasaba en el Judaísmo a muchos de mis compatriotas contemporáneos, superándoles en el celo por las tradiciones de mis padres. Mas, cuando Aquel que me separó desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia, tuvo a bien revelar en mí a su Hijo, para que le anunciase entre los gentiles, al punto, sin pedir consejo ni a la carne ni a la sangre, sin subir a Jerusalén donde los apóstoles anteriores a mí, me fui a Arabia, de donde nuevamente volví a Damasco". (53)

En otra de sus epístolas afirmó: "Y en último término (Cristo resucitado) se me apareció también a mí, como a un abortivo.". (54)

Como resultado de esa "experiencia" vivida en el camino a Damasco, "Saulo de Tarso", hasta entonces dedicado a "perseguir encarnizadamente" y "asolar" con "celo" a la "Iglesia de Dios" según sus propias palabras (55), transformó su pensamiento y su comportamiento. Pablo siempre habló de su condición judía en tiempo presente (56) y señaló que él mismo debía cumplir las normas dictaminadas por las autoridades judías. (57) Probablemente nunca abandonó sus raíces judías, pero permaneció fiel a aquella experiencia vivida, considerada uno de los principales acontecimientos en la historia de la Iglesia.[89]

Después del suceso vivido por Pablo en el camino de Damasco, Ananías lo curó de su ceguera imponiéndole las manos. "Pablo" fue bautizado y permaneció en Damasco "durante algunos días". (58)

Desde la década de 1950 se presentaron trabajos científicos que sugirieron la presunta epilepsia de "Pablo de Tarso"[90], y se postuló que su visión y experiencias extáticas pudieron ser manifestaciones de epilepsia del lóbulo temporal.[91] También se propuso un escotoma central como dolencia de Pablo, y que esa condición podría haber sido causada por retinitis solar en el camino de Jerusalén a Damasco.[92] Bullock sugirió hasta seis posibles causas de la ceguera de Pablo en el camino a Damasco: oclusión de la arteria vertebrobasilar, contusión occipital, hemorragia vítrea secundaria/desgarro de retina, lesión causada por un rayo, intoxicación por Digitalis, o ulceraciones (quemaduras) de la córnea.[93]  Con todo, el estado de salud física de "Pablo de Tarso" permanece desconocido.[94]

Su ministerio temprano.[95]

"Pablo de Tarso" comenzó su ministerio en Damasco y Arabia (59), nombre con el cual se hacía referencia al reino nabateo.[96] Fue perseguido por el etnarca Aretas IV (60), hecho que se suele datar de los años 38-39[97]o eventualmente de antes del año 36.[98]

"Pablo" huyó a Jerusalén donde, según Gálatas (61) , visitó y conversó con Pedro y con Santiago. Según en Hechos de los Apóstoles (62), fue Bernabé quien lo llevó ante los apóstoles. Podría interpretarse que fue entonces cuando le transmitieron a "Pablo" lo que más tarde mencionó en sus cartas haber recibido por tradición sobre Jesús. (63).[99]  La estancia en Jerusalén fue breve: se habría visto obligado a huir de Jerusalén para escapar de los judíos de habla griega. Fue conducido a Cesarea Marítima y enviado a refugiarse en Tarso de Cilicia. (64) Raymond Brown señala que no se conoce con exactitud cuánto tiempo permaneció allí, pero pudieron ser varios años.

Bernabé acudió a Tarso y fue con "Pablo" a Antioquía, donde surgió por primera vez la denominación de "cristianos" para los discípulos de Jesús. "Pablo" habría pasado un año evangelizando allí, antes de ser enviado a Jerusalén con ayuda para aquellos que sufrían hambruna. (65)[100] Antioquía se convertiría en el centro de los cristianos convertidos desde el paganismo.Nota 30

La segunda jornada misionera.[101]

La cual duró del año 49 a 52, llevó "Pablo" a Silas, su nuevo asistente a Frigia, Galicia, Troas, y a través de tierra de Europa, a Filipos en Macedonia. Lucas el médico era ahora un miembro del grupo, y en el libro de los Hechos él nos da un relato que ellos fueron a Tesalónica, y después bajó a Atenas y Corinto. En Atenas "Pablo" predicó en el Areópago y sabemos que algunos de los estoicos y epicureanos lo escucharon y discutieron con él informalmente atraídos por su intelecto vigoroso, su personalidad magnética, y su enseñanza ética. Pero más importante, el Espíritu Santo tocaba los corazones de aquellos que abrían su corazón podían comprender que Pablo tenía una sabiduría nunca antes enseñada.

Pasando a Corinto, se encontró en el mismo corazón del mundo griego-romano, y sus cartas de este período muestran que él está consciente de la gran ventaja en su contra, de la lucha incesante contra el escepticismo e indiferencia pagana. Él sin embargo se quedó en Corinto por 18 meses, y encontró éxito considerable. Un matrimonio, Aquila y Priscila, se convirtieron y llegaron a ser muy valiosos servidores de Cristo. Volvieron con él al Asia. Fue durante su primer invierno en Corinto que Pablo escribió las primeras cartas misioneras. Estas muestran su suprema preocupación por la conducta y revelan la importancia de que el hombre reciba la inhabitación de Espíritu Santo ya que solo así hay salvación y poder para bien.

La tercera jornada misionera.[102]

Cubrió el periodo del 52 a 56. En Éfeso, ciudad importante de Lidia, donde el culto a la diosa griega Artemisa era muy popular. Pablo fue motivo de un disturbio público ya que los comerciantes veían peligrar sus negocios de imágenes de plata de la diosa que allí florecía. Después, en Jerusalén, causó una conmoción al visitar el templo; fue arrestado, tratado brutalmente y encadenado. Pero cuando fue ante el tribunal, él se defendió de tal forma que sorprendió a sus opresores. Fue llevado a Cesarea por el rumor de algunos judíos en Jerusalén que lo habían acusado falsamente de haber dejado entrar a gentiles en el templo. Así planeaban matarlo. Fue puesto en prisión en Cesarea esperando juicio por aproximadamente dos años bajo el procónsul Félix y Festus. Los gobernadores romanos deseaban evitar problemas entre judíos y cristianos por lo que postergaron su juicio de mes a mes. Pablo al final apeló al Emperador, demandando el derecho legal de un ciudadano romano de tener su juicio escuchado por el mismo Nerón. Fue entonces colocado bajo la custodia de un centurión, el cual lo llevó a Roma. Los Hechos de los Apóstoles lo dejan en la ciudad imperial esperando su tribunal.

Aparentemente la apelación de "Pablo" fue un éxito porque hay evidencia de otra jornada misionera, probablemente a Macedonia. En esta última visita a las comunidades cristianas, se cree que nombró a "Tito obispo en Creta" y a "Timoteo en Efeso". Volviendo a Roma, fue una vez más arrestado. Su espíritu no decae ante las tribulaciones porque sabe en quien ha puesto su confianza.

Por este motivo estoy soportando estos sufrimientos; pero no me avergüenzo, porque yo sé bien en quién tengo puesta mi fe, y estoy convencido de que es poderoso para guardar mi depósito hasta aquel día. (66)

¡Oh abismo de la riqueza, de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus designios e inescrutables sus caminos!. (67)

Estaba en Damasco un discípulo llamado Ananías a quien se dirigió el Señor diciéndole: "Ananías: aquí estoy, Señor", respondió este. "Levántate", le dijo el Señor, y ve a la calle llamada Recta; y busca en casa de Judas a un hombre de Tarso llamado "Saulo, que ahora está en oración". Respondió Ananías: "Señor, he oído decir a muchos que este hombre ha hecho grandes daños a tus santos en Jerusalén, y viene con poderes de los sumos sacerdotes para encarcelar a todos los que invocan tu nombre". "Ve a encontrarle, le dijo el Señor, porque este hombre es un instrumento elegido por mí para llevar mi nombre delante de todas las naciones, y de los reyes, y de los hijos de Israel. Yo le haré ver cuántos trabajos tendrá que padecer en mi nombre". (68)

Fue Ananías, entró en la casa, impuso las manos a Saulo y le dijo: "Saulo mi hermano, el Señor Jesús que se te apareció en el camino me ha enviado para que recobres la vista y quedes lleno del Espíritu Santo". Al momento cayeron de sus ojos unas como escamas y recobró la vista. Levantándose fue bautizado. Habiendo tomado alimentos recobró fuerzas. (69)

Perseguidor generoso.

Saulo era el más encarnizado enemigo de la Iglesia primitiva: convencido de la verdad del judaísmo, quería exterminar la secta cristiana. "Han oído hablar, escribirá más tarde a los Gálatas, el modo con que en otro tiempo vivía yo en el judaísmo, con qué furia perseguía a la Iglesia de Dios y la desolaba, y cómo me señalaba en el judaísmo más que muchos de mis compatriotas, siendo en extremo celoso de las tradiciones de mis padres". (70)

Este encarnecimiento de perseguidor revela en "Pablo" una cualidad fundamental: "estaba lleno del celo de la gloria de Dios" (71) queriendo servir al Señor con fogosidad y abnegación sin medida. Su generosidad al servicio divino lo empujaba a perseguir sin piedad a los cristianos. Se comprende que esta cualidad preparó a "Pablo" para su vocación.

Origen de la vocación.

Al hablar de su vocación, "Pablo" la hace remontar mucho antes del acontecimiento que se produjo en el camino de Damasco. Afirma que "Dios lo había llamado por su gracia, desde el seno materno". (72) Al origen de su existencia, aún antes de su nacimiento, "Pablo" había sido señalado por la vocación. Dios se lo había apartado o lo había escogido, es decir que había separado a Pablo de los demás hombres y del mundo, para tomar posesión de su vida, reservándoselo para sí. Lo había llamado por su gracia, es decir que por un favor enteramente gratuito, había decidido hacerle oír su llamamiento. En este sentido fue predestinado a la vocación.

La infancia, la juventud de Saulo y aún su actitud de perseguidor, estaban en realidad impregnados y ordenados por esta predestinación: toda su vida estaba orientada, sin darse cuenta, hacia el momento en que la vocación se iba a revelar.

Carácter y legado de Pablo.

El carácter y el legado de Pablo se verificaron: 1) en las comunidades por él fundadas y en sus colaboradores; 2) en sus cartas auténticas; y, 3) en las llamadas cartas deuteropaulinas, surgidas quizá de una escuela que nació y creció en torno al Apóstol.[103] Es a partir de ese legado inmediato que surgió todo su influjo posterior.

Comunidades y colaboradores.

"Pablo" utilizó para con sus comunidades y colaboradores un lenguaje apasionado[104]Nota 31 A los tesalonicenses les escribió que eran su esperanza, su gozo, su corona, su gloria (73); a los filipenses les dijo que Dios era testigo de cuánto los amaba con el entrañable amor de Jesucristo (74), y que resplandecían como antorchas en el mundo. (75) A los miembros de la comunidad de Corinto les advirtió que no sería indulgente con ellos (76), pero no sin antes comentarles que les había escrito con muchas lágrimas para que supieran cuán grande era el amor que les tenía. (77)

Se especula que "Pablo" debió ser un hombre capaz de suscitar profundos sentimientos de amistad, ya que sus cartas dan muestras de lealtad por parte de un amplio abanico de personajes con nombre propio [ver, por ejemplo, (78) Romanos 16:5-15].[105] Nota 32 TimoteoTitoSilas, todos formaron parte del equipo paulino, llevando sus cartas y sus mensajes, a veces en circunstancias difíciles. Los esposos cristianos, Priscila –también llamada Prisca– y Aquila, cuya amistad hacia "Pablo de Tarso" resultó entrañable, fueron capaces de levantar su tienda y partir con él desde Corinto a Éfeso y luego ir a Roma, de donde habían sido exiliados previamente, para preparar la llegada del Apóstol ("Pablo"). Vidal García sugiere que en Éfeso fueron ellos quienes, en una intervención riesgosa, habrían logrado la liberación de "Pablo"[106], lo que justificó el encomio del Apóstol ("Pablo"):

Saluden a Prisca (Priscila) y Aquila, colaboradores míos en Cristo Jesús. Ellos expusieron sus cabezas para salvarme. Y no solo les estoy agradecido yo, sino también todas las Iglesias de la gentilidad.

A ellos se suma Lucas, a quien por tradición se identifica con el autor del evangelio homónimo (Evangelio San Lucas) y de los "Hechos de los Apóstoles"[107], Vidal García sostiene que fue "Pablo el autor del Libro de los "Hechos de los Apóstoles". Se menciona su nombre entre los de los colaboradores de "Pablo". (79) Según la Segunda epístola a Timoteo, habría acompañado a "Pablo" hasta su final. (80)[108]

Fundador del cristianismo.[109]

Arrepentido de sus inícuas persecuciones, en su viaje de Jerusalén a Tarso cayó del caballo, por un fuerte ataque de epilepsia.[110] Hecho que aprovechó para armar su mito de haber oído a Dios, y haber visto una fulguración luminosa, como las que perciben los epilépticos en sus ataques.

En términos modernos se ha dicho que "Pablo de Tarso" fue el organizador y vendedor del cristianismo. Un apóstol líder, emprendedor, trabajador, entusiasta, imaginativo, formador de equipos, algo lunático y misógino.

Los problemas en sus relaciones con las autoridades religiosas judías de Jerusalén, y el presentimiento de que podría fundar una nueva iglesia, con base en la disidencia iniciada por Jesús dentro del judaísmo, que se extendía rápidamente en Palestina, lo condujo en el año 36, camino a Damasco, a tomar la decisión de convertirse al cristianismo, e intentar ser su líder.

Comenzó su actividad de evangelización cristiana en Damasco y la continuó en Arabia.

En el año 40, perseguido por los judíos fundamentalistas de esas regiones huyó a Jerusalén, donde Bernabé lo presentó a Pedro y Santiago, quienes lo acompañaron a Cesarea, de donde partió a refugiarse en Tarso. Bernabé viajó a Tarso y acompañó a "Pablo" a Antioquía, donde pasaron un año evangelizando.

En Antioquía sugirió y promovió la denominación de cristianos para los discípulos de Jesús, y convirtió a esta ciudad en el centro de los cristianos convertidos desde el paganismo.

En sus epístolas no da detalles sobre la visión en el camino a Damasco, pero sí afirma que perseguía a los cristianos. La decisión tomada en su viaje a Damasco lo marcó para el resto de su vida, literalmente se pasó al enemigo para ser el principal difusor del cristianismo, arriesgar su vida, sufrir encarcelamientos y, finalmente, morir decapitado en Roma.

Fue enterrado en la vía Ostiense de Roma. "Pablo" fue fiel hasta la muerte a esta decisión que lo convirtió en el apóstol más efectivo de Jesús.

Organizador de la primera iglesia cristiana.[111]

"Pablo de Tarso" transformó el cristianismo en una religión universal.

Fuera de "Pablo" el resto de los apóstoles estaban muy atados al judaísmo y faltos de instrucción, eran incapaces de proyectar y universalizar el cristianismo.

"Pablo" no fue el inventor del "cristianismo", pero logró que las ideas de la pequeña secta judía, llamada más tarde "cristianos", se concretaran y se extendiera.

La iglesia cristiana de Jerusalén, era para "Pablo" muy localista, por la poca instrucción de los apóstoles, quienes no tenían conocimientos amplios como "Pablo", a causa de su origen campesino y pesquero y por las exigencias judaizantes.

Esto frenaba las ansias expansivas del "cristianismo" de "Pablo", especialmente en las áreas helenísticas que era donde tenía gran influencia. Como consecuencia después de un par de visitas a la comunidad cristiana de Jerusalén, "Pablo" decidió organizar su propia iglesia cristiana, modificando y usando el mensaje de ella.

La incipiente y poco numerosa iglesia de Jerusalén formada por los apóstoles, constituía una leve variante herética del judaísmo fariseo. Ni siquiera tan desviada como las sectas de los esenios o los zelotes.

"Pablo" tuvo más razón y visión histórica que Jesús y sus apóstoles juntos, en la práctica de hacer iglesia, en este sentido él aparece como el constructor del "cristianismo".

Reunió a miles de prosélitos en distintos lugares, conculcó las escrituras judías para facilitar las conversiones, encargó a Marcos, Lucas y Juan de componer evangelios en correcto griego para los importantes enclaves helénicos, donde el griego era de uso corriente, y donde no saber griego era propio de ignorantes.

Decretó una fecha propicia, como el 25 de diciembre para celebrar el nacimiento del Jesús bíblico, porque otras religiones celebraban en ese día el nacimiento de horus[112]u otros dioses, la renovación y nacimiento del dios Sol, el cambio del otoño al invierno, al pasar del Equinoccio al Solsticio.

A partir del año 33 aproximadamente existió una "iglesia cristiana" creciente en Jerusalén, y allí se celebró el denominado "Concilio de Jerusalén"[113] alrededor del año 49.

Su relación con Jesús

Lo transforma en hombre nuevo, lleno de la gracia, conocimiento de Dios. Es capaz de comunicar la vida de Cristo. Murió el "hombre viejo". (81) Nace el "hombre nuevo". (82) Ahora la vida de Cristo es su vida. (83) Está plenamente identificado con ÉL. (84) Ofrece su vida con su Señor en su misterio de pasión, muerte y resurrección (85), para completar lo que falta en su propia carne a la pasión de Cristo. (86) Está lleno de agradecimiento porque Cristo "se entregó a sí mismo por mí". (87)

Cuando "Pablo" fue tirado por tierra, fue capaz de entregarle a Cristo absolutamente todo sus ser. Más tarde pudo decir "ya no soy yo quien vive, es Cristo quien vive en mi".[114] (88)

"Pablo" fue un fascinado, un enamorado de la persona de Cristo. Encontrarse con Jesús Resucitado fue la experiencia más grande, profunda y decisiva de su vida. Experiencia de gozo, de amor y de libertad. Cristo rompió la losa del sepulcro de su orgullo y autosuficiencia, que era propia de los fariseos, y le resucitó por dentro. En adelante sentirá la necesidad de evangelizar: "¡Ay de mí si no evangelizare!" (89); "Me empuja el amor de Cristo". (90) Apasionado por la Verdad, ya la predica en Arabia y en Damasco y se conmueve hasta las lágrimas ante una ciudad incrédula o idólatra. Predica la verdad desnuda de todo ornato humano, y la predica a tiempo y a destiempo. (91) Sus sufrimientos, que sabe que son valiosísimos, pues en ellos participa todo el cuerpo, corazón que padece y llora, voluntad que acepta y ofrece, y la fe que aquilata el mérito, son principalmente las puertas que abren las puertas al evangelio por todas partes: "Nunca fueron mis móviles ni la ambición ni la avaricia, ni el afán de gloria humana. Fuimos toda bondad en medio de vosotros. Como una madre cuida cariñosamente a sus hijos, así, en nuestra ternura por vosotros, hubiéramos querido entregaros, junto con el evangelio, nuestra propia vida. ¡Tan grande era nuestro amor por vosotros! Recordáis, hermanos, nuestros trabajos y fatigas: día y noche trabajábamos, para no ser gravoso a ninguno de vosotros mientras os anunciábamos el evangelio de Dios". (92)

Una característica singular de Pablo es que "Se complace en sus debilidades, porque cuanto más débil soy, soy más fuerte". (93) Está convencido de que su fuerza tiene las raíces en la flaqueza. No era elocuente, ni tenía presencia retadora, era débil en las persecuciones, lleno de mansedumbre en el gobierno de las almas, y predicaba verdades repugnantes a contracorriente a los no creyentes y también a los creyentes. Pero estaba convencido de su fuerza venía de Dios y que con sus sufrimientos suplía lo que faltaba a la pasión de Cristo. (94) Y por encima de todo, estaba colmado de amor: "¿Quién enferma y no enfermo yo? ¿Quién se escandaliza y yo no ardo?". (95) Padeció torturas espirituales, defección de sus evangelizados, persecuciones, abandonos, soledad. Y a pesar de todo, está alegre, "aunque triste, pero enriqueciendo a muchos" (96) y a los Filipenses les recomienda la alegría cuando está en la cárcel. (97) El poeta Ovidio, desterrado escribió sus obras tituladas "Tristia", y paradójicamente "Pablo" escribe: "Gaudete, iterum dico, gaudete" (Alegraos siempre en el Señor), encarcelado. La razón está en que las páginas brotan de manantiales diferentes. "Pablo" era hombre de oración, de acción de gracias y de peticiones y esperanzas, sabía que sembraba con lágrimas pero esperaba la cosecha entre cantares y como ha escrito Bergson, la alegría anuncia siempre la vida que ha triunfado.

Hay que haber comenzado alguna empresa, alguna obra, para poder barruntar las dificultades de todo género que se les presentaron y que tuvieron que superar aquellos débiles hombres escogidos: hospedaje, fieles, trabajo, amistades, poder sobrevivir, abrirse camino. Nosotros nos lo encontramos todo hecho, ellos tuvieron que empezar de cero y con un mensaje impopular e innovador. Llegados a Roma, los dos fueron encarcelados en la Cárcel Mamertina, y sacrificados bajo Nerón: Pedro crucificado, acusado del incendio de Roma, que el mismo emperador había provocado; Pablo, como ciudadano romano, decapitado con espada: Así lo escribe vísperas de su inmolación: "Yo estoy a punto de ser sacrificado". (98) Los sepulcros de los dos están en Roma como cimiento de la Iglesia. Por contraste, las ruinas de la "Domus aurea" de Nerón[115]Nota 33, apenas reciben algún turista curioso, pero las Basílicas de Pedro y Pablo son visitadas constante y continuamente por creyentes y no creyentes todos los días del año. "Las puertas del infierno no prevalecerán contra ella". (99)

Como la Iglesia de Jerusalén oraba por Pedro en la cárcel, debe hoy la Iglesia orar por Juan Pablo II [116]y nosotros, de un modo especial ahora que vamos a tener presente sobre el altar al mismo Cristo, que le ha elegido para apacentar su rebaño. "Gustad y ved qué bueno es el Señor" (100), que nos ha dejado al cuidado de tales pastores, mártires.

Conocimiento de Jesús de Nazaret.

Cabe plantearse si, habiendo estado "Saulo Pablo" en Jerusalén "a los pies de Gamaliel", conoció personalmente a Jesús de Nazaret durante su ministerio o al momento de su muerte?. Las posiciones de los estudiosos son diversas, pero en general se presume que no fue así, ya que no hay mención de ello en sus epístolas. Resulta razonable pensar que, de haber sucedido un encuentro semejante, "Pablo" lo habría consignado en algún momento por escrito.[117] Nota 34

Siendo este el caso, cabría también cuestionar la presencia permanente de Saulo Pablo en Jerusalén en sus años de adolescencia o juventud.[118]  A partir del Libro de los Hechos, (101) Raymond E. Brown sugiere que "Saulo Pablo" era fariseo desde su juventud. Dado que resultaría infrecuente la presencia de maestros fariseos fuera de Palestina y que, además del griego, Pablo conocía el hebreo, el arameo o ambos, la suma de toda esa información da pie a pensar que al iniciarse la década del año 30, "Saulo Pablo" se trasladó a Jerusalén con el fin de estudiar más profundamente la "Torá".[119] Nota 35

La primera persecución.

Según los "Hechos de los Apóstoles", el primer contacto fidedigno con los seguidores de Jesús lo tuvo en Jerusalén, con el grupo judeo-helenístico de "Esteban" y sus compañeros.[120] "Saulo Pablo" aprobó la lapidación de "Esteban" el protomártir, ejecución datada de la primera mitad de la década del año 30.[121]

En su análisis, Vidal García limita la participación de "Saulo Pablo" en el martirio de "Esteban" al señalar que la noticia sobre la presencia de "Pablo" en esa lapidación no pertenecería a la tradición original utilizada por Hechos[122]Bornkamm argumenta sobre la dificultad de suponer que "Pablo" haya estado siquiera presente en la lapidación de Esteban.[123]

Con todo, otros autores (por ejemplo, Brown, Fitzmyer, Penna, Murphy O'Connor, etc.) no encuentran razones suficientes para dudar sobre la presencia de "Pablo" en el martirio de "Esteban". Siempre según los Hechos, los testigos de la ejecución de "Esteban" pusieron sus vestidos a los pies del "joven Saulo". (102) Martin Hengel considera que "Pablo" podría tener en aquellos momentos unos 25 años[124]

El capítulo 8 de los Hechos de los Apóstoles (103) muestra en los primeros versículos un cuadro panorámico de la primera persecución cristiana en Jerusalén, en el que "Saulo Pablo" se presenta como el alma de esa persecución. Sin respetar ni a las mujeres, llevaba a los cristianos a la cárcel.

"Saulo" aprobaba su muerte. Aquel día se desató una gran persecución contra la Iglesia de Jerusalén. Todos, a excepción de los apóstoles, se dispersaron por las regiones de Judea y Samaria. Unos hombres piadosos sepultaron a Esteban e hicieron gran duelo por él. Entretanto "Saulo" hacía estragos en la Iglesia; entraba por las casas, se llevaba por la fuerza hombres y mujeres, y los metía en la cárcel. (104)

No se habla de matanzas pero, en un discurso posterior en el templo (105), "Saulo" señaló que andaba por las sinagogas encarcelando y azotando a los que creían en Jesús de Nazaret. En Hechos de los Apóstoles (106)  se indica que las intenciones y propósitos de "Saulo" eran amedrentar de muerte a los fieles. Y en el mismo Libro de Hechos de los Apóstoles (107)  se coloca en boca de "Saulo" su persecución "hasta la muerte", encadenando y encarcelando a hombres y mujeres.

Vidal García y Bornkamm manifiestan su desconfianza respecto de los alcances reales de esa persecución, tanto desde el punto de vista de su extensión geográfica cuanto de su grado de virulencia[125]Barbaglio señala que los Hechos hacen aparecer a Pablo, "no como el perseguidor sino como la persecución personificada", por lo que no se los puede considerar una crónica neutra.[126] Sanders sostiene que esa persecución se debió al celo de Saulo Pablo, y no a su condición de fariseo[127]Más allá de los alcances precisos de su carácter persecutorio, se podría resumir -en palabras de Theissen– que la vida del Pablo precristiano se caracterizó por "el orgullo y el celo ostentoso por la Ley".[128]

Encuentro con Cristo vivo.

Como ya lo explicásemos en el Capítulo II del presente trabajo, respecto a la "Conversión de Pablo"; reiteramos, Iba a llegar "Saulo" al término de su viaje, cuando queda cegado por la luz de Cristo y echado por tierra. No ve el rostro de Jesús pero oye su voz: "¡Saulo, Saulo! ¿por qué me persigues?. Yo soy Jesús a quien tú persigues".

"Saulo" creía que Jesús estaba muerto, bien muerto y que su lamentable fin sobre la cruz era la señal de la reprobación de Dios para su obra. Cuando he aquí que de pronto se da cuenta de la potencia triunfadora de este Jesús que le prueba que está vivo, puesto que lo detiene y lo tira por tierra. Saulo encuentra a Cristo glorioso, a un Cristo rodeado de luz sobrenatural.

En toda vocación, desde ahora, el llamamiento procede de Cristo resucitado. La fuerza divina de la resurrección está comprometida en el llamamiento; por este motivo la vocaciónes un misterio de vida nueva, un misterio de gozo, felicidad y alegría.

Llamado de Cristo.

Jesús se aparece a "Saulo" identificado con su Iglesia, puesto que se proclama perseguido. La persecución contra los cristianos alcanza personalmente a Cristo.

Desde luego Jesús detiene e interpela a "Saulo" en el camino de Damasco como jefe de su Iglesia. El autor del llamado es Cristo en su Iglesia. Se puede decir que con Jesús está toda la Iglesia dirigiéndose a "Saulo" para llamarlo y para provocar la transfiguración de perseguidor en apóstol.

Por este motivo la Iglesia tiene parte en la vocación: cuando Cristo llama lo hace por y para la Iglesia, y en nombre de la Iglesia. El llamamiento es por demás un servicio voluntario en la Iglesia y por la Iglesia: apego a Cristo y servicio de la Iglesia son una sola y misma cosa.

Respuesta de Saulo.

"Señor, ¿qué quieres que haga?". (108) Es notable la docilidad de "Saulo" al llamamiento de Dios. Venía a Damasco con voluntad firme de perseguir a los cristianos violentamente y he aquí que deja todo lo que quería hacer y no busca ya más que conocer la voluntad de Jesús. Se ofrece con una disponibilidad sin límites. Su generosidad al servicio de Cristo.

"Saulo" es el modelo de la aceptación de la vocación. Para él, el llamado echaba por tierra su vida y sus convicciones. Pero este llamado fue recibido por un alma grandemente abierta.

Misión que da Dios a Pablo.

Del primer perseguidor, Cristo quiere hacer el mayor apóstol ("Pablo") de la Iglesia primitiva, el que llevará acabo el más extenso trabajo de evangelización entre las naciones paganas.

El pasado de "Saulo" no será un obstáculo para esta misión; de perseguidor que fue ahora será mucho más ardiente para proclamar y extender la fe en Cristo. Pudiera suceder que ciertas personas, llamadas por el Señor para una misión apostólica importante, hayan tenido un pasado aparentemente poco de acuerdo para esta misión. Pero este pasado no es para ellas un obstáculo, porque la vocación opera una renovación del alma, pone fin a un período de la existencia e inaugura un nuevo destino.

Llamado al sacrificio.

Cristo declara aún: "Yo mismo le haré ver todo lo que tendrá que sufrir por mi nombre". La vocación confiere a Saulo la eminente dignidad de apóstol, pero lo destina al mismo tiempo al sufrimiento. Una misión apostólica no puede cumplirse sin sacrificio, y "Pablo" tendrá que experimentarlo.

La vocación, llamamiento para seguir a Cristo, es siempre un llamado a unirse a su sacrificio, compartir su Pasión para cooperar a la salvación del mundo. A los que llama especialmente para ser sus apóstoles y testigos, Jesús les muestra todo lo que tendrán que sufrir por su nombre, por amor de Él.

Efusión del Espíritu Santo.

Para que "Pablo" pudiera realizar lo que le pide el Señor, deberá recibir la luz y la fortaleza de lo alto, "ser lleno del Espíritu Santo". Como en él, conversión y vocación coinciden; la gracia que necesita le es dada por el bautismo.

El llamado de la vocación no toca solamente el exterior del alma: para penetrar en una personalidad, en una vida humana y para moderarla según su nuevo destino, es acompañada de una efusión del Espíritu Santo. El alma es transformada por el Espíritu Santo y se vuelve apta para realizar todas las exigencias de la vocación, para cumplir la misión confiada por el Señor.

Bautismo y vocación.

En el caso de "Saulo" aparece más vivamente el estrecho lazo que existe entre bautismo y vocación. Por el bautismo Dios se adueña de un alma para llenarla de su vida divina; por la vocación quiere adueñarse de ella mucho más, llevando hasta lo máximo esta posesión.

El bautismo inauguró la vida de "Pablo en Cristo", vida de fe y de amor. En virtud de la vocación "Pablo" se entregó totalmente a Cristo que entraba en su alma; se puso a vivir únicamente por Él: la fe y la caridad alcanzaron su más grande dimensión en la total consagración a su misión apostólica.

Sus viajes misioneros y trabajos evangélicos[129]

Punto de partida de sus viajes.

La Iglesia de Antioquia de Siria fue el punto de partida de sus viajes, donde por primera vez el Evangelio fue anunciado a los griegos y donde fue acuñado también el nombre de "cristianos" (109), es decir, creyentes en Cristo. Desde allí tomó rumbo en un primer momento hacia Chipre y después en diferentes ocasiones hacia regiones de Asia Menor (Pisidia, Licaonia, Galacia), y después a las de Europa (Macedonia, Grecia). Más reveladoras fueron las ciudades de Éfeso, Filipos, Tesalónica, Corinto, sin olvidar tampoco Berea, Atenas y Mileto.

En el apostolado de "Pablo" no faltaron dificultades, que él afrontó con valentía por amor a Cristo. Él mismo recuerda que tuvo que soportar "trabajos, cárceles, azotes; peligros de muerte, muchas veces. Tres veces fui azotado con varas; una vez apedreado; tres veces naufragué. Viajes frecuentes; peligros de ríos; peligros de salteadores; peligros de los de mi raza; peligros de los gentiles; peligros en ciudad; peligros en despoblado; peligros por mar; peligros entre falsos hermanos; trabajo y fatiga; noches sin dormir, muchas veces; hambre y sed; muchos días sin comer; frío y desnudez. Y aparte de otras cosas, mi responsabilidad diaria: la preocupación por todas las Iglesias". (110) En un pasaje de la Carta a los Romanos (111) se refleja su propósito de llegar hasta España, hasta el confín de Occidente, para anunciar el Evangelio por doquier hasta los confines de la tierra entonces conocida. ¿Cómo no admirar a un hombre así? ¿Cómo no dar gracias al Señor por habernos dado un apóstol de esta talla? Está claro que no hubiera podido afrontar situaciones tan difíciles, y a veces tan desesperadas, si no hubiera tenido una razón de valor absoluto ante la que no podía haber límites. Para "Pablo", esta razón, lo sabemos, es Jesucristo, de quien escribe: "El amor de Cristo nos apremia… murió por todos, para que ya no vivan para sí los que viven, sino para aquel que murió y resucitó por ellos" (112), por nosotros, por todos. 

De hecho, el apóstol ("Pablo") ofrecerá su testimonio supremo con la sangre bajo el emperador Nerón aquí, en Roma, donde conservamos y veneramos sus restos mortales. Clemente Romano, mi predecesor en esta sede apostólica en los últimos años del siglo I, escribió: "Por celos y discordia, "Pablo" se vio obligado a mostrarnos cómo se consigue el premio de la paciencia. Después de haber predicado la justicia a todos en el mundo, y después de haber llegado hasta los últimos confines de Occidente, soportó el martirio ante los gobernantes; de este modo se fue de este mundo y alcanzó el lugar santo, convertido de este modo en el más grande modelo de perseverancia". (113) Que el Señor nos ayude a vivir la exhortación que nos dejó el apóstol en sus cartas: "Sed mis imitadores, como lo soy de Cristo". (114)

Como ya lo dijimos precedentemente, "Pablo" comenzó su actividad de evangelización cristiana en Damasco y Arabia. En el año 40 marchó a Jerusalén y allí conoció a San Pedro. Conoce entonces a Bernabé.

Bernabé acude a Tarso y se lleva a "Pablo" a Antioquia, donde pasaron un año evangelizando. Antioquia se convierte en el centro de los cristianos convertidos desde el paganismo. Aquí surge por primera vez la denominación de cristianos para los discípulos de Jesús.

Este periodo de doce años (45-57) fue el más activo de su vida. Comprende tres grandes expediciones apostólicas de las que Antioquia fue siempre el punto de partida y que terminaron por una visita a Jerusalén.

Primer viaje misional.

En el primer viaje misional, en el año 46 junto con Bernabé y su primo Juan Marcos de ayudante, partieron de Seleucia, puerto de Antioquía, hacia la isla de Chipre. En Salamina predicaron durante un año. Este fue el primer lugar donde predicaron a los no judíos, es decir, a los gentiles o paganos. Fue aquí donde "Saulo" comenzó a ser llamado por su nombre romano "Pablo", como ya lo hemos dejado expresado significa "el más pequeño".

Después de esto en barco abandonan la isla de Chipre. Juan Marcos regresó a Jerusalén. "Pablo" y Bernabé llegaron hasta el sur de Galicia. Como encontraron mala acogida por parte de los judíos residentes, decidieron dirigirse a los paganos, formar comunidades y dejarlas al cuidado de encargados.

Los nuevos cristianos enviaron dinero a Jerusalén por medio de "Pablo" y del apóstol Bernabé.

"Pablo" y Bernabé fueron elegidos por el espíritu santo para evangelizar a los gentiles, mientras que otros lo hicieron con algunas comunidades judías.

Luego de embarcar en Antioquia, se desembarcan en Salamina (ciudad al este de Grecia), ciudad donde predicarán brevemente, en una Sinagoga local, para luego partir hacia Páfos, ciudad al suroeste de Chipre. Aquí "Pablo" se enfrentará al "mago Elimas", el cual quiere tratar de impedir que "Pablo" convierta a un cónsul al cristianismo. "Pablo" dejará tan patente la superioridad del Espíritu Santo frente a los "poderes" de Elimas (deja ciego a Elimas), que un cónsul presente en la escena, "quedó impresionado por la doctrina". (115)

"Pablo" y Bernabé embarcan en Páfos hacia Galicia, región de Asia menor, hogar de los Gálatas. Allí volverá a predicar, provocando la ira de las comunidades judía de la zona, que además arrastrarán a los gentiles en contra de "Pablo" y su acompañante. Esto es debido a que al ver "Pablo" que los judíos no querían escuchar sus predicaciones, les dijo que les dejaba y se iba a predicar a los gentiles. (116) A partir de este punto, las mujeres acomodadas de la zona, pasarán a ser instrumentos de los judíos para perjuicio de los Apóstoles. De Antioquia de Pisidia, la ciudad gálata donde se encontraban, saldrán precipitadamente hacia Iconia, otra ciudad de la zona.

Allí "Pablo" realiza algunas curaciones. Algunos paganos toman a "Pablo" por un Dios y le hacen sacrificios. Los judíos irrumpen en esta escena antes de que "Pablo" y Bernabé puedan deshacer el entuerto y provocan reacciones violentas en los gentiles, los cuales llegan a la lapidación de "Pablo", el cual se salva milagrosamente de morir. (117)

Tras esto, "Pablo" y Bernabé volverán al punto de partida, Seleucia, puerto de Antioquía.

Nuevamente, los dos viajeros se encaminan a la siguiente ciudad: Derbe. Allí obtendrán un éxito notable con sus predicaciones.

En el año 49 "Pablo" regresó a Jerusalén y organizó el primer "Concilio Cristiano", el "Concilio de Jerusalén", del año 50.

Segundo viaje misional.

En el año 50, "Pablo" acompañado por Silas, partieron de Antioquía, por tierra, hacia Siria y Cilicia y llegaron al sur de Galicia. En Listra, se les unió Timoteo. Atravesaron las regiones de Frigia y Misia. Al parecer, se les unió Lucas el Evangelista en la Tróade.

"Pablo" decidió ir entonces a Europa, y en Macedonia fundó la primera comunidad cristiana europea, la comunidad de Filipos. Luego fundó comunidades en Tesalónica, Berea, Atenas y Corinto. Se quedó durante año y medio en Corinto, acogido por Aquila y Priscila, matrimonio judeo-cristiano que había sido expulsado de Roma debido al edicto del emperador Claudio.

En invierno del año 51 escribió la primera carta a los tesalonicenses, el documento más antiguo del Nuevo Testamento[130]Al año siguiente volvió a Antioquía.

El segundo viaje lo hizo de los años 49 al 52. En este recorrido encuentra menos reacciones violentas que en el viaje anterior, pero estas no faltan y son bastante graves. Visita las iglesias que fundó en el primer viaje y se propone seguir predicando por Asia Menor pero un mensaje del cielo se lo impide y le manda que vaya a Europa a predicar. Se encuentra con dos colaboradores: el evangelista San Lucas (a quien llama "médico amadísimo") y Timoteo, que será su más fiel secretario y servidor, y a quien escribirá después dos cartas que se han hecho famosas.

La primera ciudad de Macedonia que visitó fue Filipos (en sueños oyó que alguien le pedía ayuda y que fuera a Macedonia. (118)

Allí curó a una chica que adivinaba el futuro. Al acabárseles el negocio a los que cobraban por cada adivinación, estos atacaron contra "Pablo" y su compañero Silas y les dieron una feroz paliza. Pero en la cárcel a donde los llevaron, lograron convertir y bautizar al carcelero y a toda su familia. (119)

"Pablo" guardó siempre un gran cariño hacia los habitantes de Filipos y a ellos dirigió después una de sus más cariñosas cartas, la Epístola a los Filipenses.

Después fue a la ciudad de Atenas, que era muy famosa por su cultura y por sus filósofos[131]Allí predicó, aunque mucha gente se rió de él por hablar de que Cristo había resucitado, convirtió a varias personas.

Luego fue a Corinto un importante puerto de comerciantes. Allí pasó un año y medio predicando, logrando un gran número de conversiones. De aquí saldrán las cartas a los corintios.

Tercer viaje misional.

En primavera del año 54 inició su tercer viaje misionero, estableció su centro de operaciones en Éfeso, capital de Asia Menor. Permaneció allí unos tres años.

Ante noticias de los conflictos surgidos en la comunidad de Corinto, escribió la primera carta a los corintios en el año 54 y la segunda carta a los corintios a finales del 57. Atendiendo a los conflictos con los judeo-cristianos, escribió las cartas a los filipenses y a los gálatas en el año 57[132]

Viajó a Corinto a finales del 57, donde pasó el invierno. Escribió la carta a los romanos, en la primavera del 58 y volvió a Jerusalén para entregar la colecta de las comunidades cristianas procedentes del paganismo.

En Jerusalén judíos procedentes de Antioquía lo acusaron de violar la Ley judía e intentaron matarlo en una revuelta. El tribuno romano, Claudio Lisias impidió que lo asesinaran, lo encarceló y lo envió a la provincia de Judea, donde fue retenido por el procurador Félix durante dos años, del 58 al 60, a la espera de conseguir un rescate por su libertad. (120)

En la Carta a Filemón "Pablo" se declara ya anciano. (121) La escribió estando preso, a mediados de los 50 en Éfeso, o a mediados de los 60 en Cesarea o Roma. Se supone que en aquella época se alcanzaba la ancianidad hacia los cincuenta o sesenta años.

Porcio Festo sucedió a Marco Antonio Félix como procurador de Judea. "Pablo" apeló a su derecho, como ciudadano romano, a ser juzgado en Roma. Tras un accidentado viaje, llegó a Roma en la primavera del año 61 y fue liberado en el 63.

Visitó las comunidades de Oriente y volvió a ser apresado en Roma durante las persecuciones de Nerón. Fue sentenciado a muerte y por tener la ciudadanía romana, gozó del privilegio de la decapitación en el año 67. Evitó así el suplicio de la cruz destinado para quienes no eran ciudadanos romanos.

El  tercer viaje lo hizo del año 54 al 58. En este viaje lo más importante fue que en la ciudad de Efeso en la cual estuvo por bastantes meses, Pablo logró que muchas personas empezaran a darse cuenta de que la diosa Diana que ellos adoraban era un simple ídolo, y dejaron de rendirle culto. Entonces los fabricantes de estatuillas de Diana al ver que se arruinaba el negocio, promovieron una persecución en contra del Apóstol ("Pablo"). (122)

De Éfeso partió "Pablo" hacia Jerusalén a llevar a los cristianos pobres de esa ciudad el dinero de una colecta que había promovido entre las ciudades que había evangelizado. Por todas partes se iba despidiendo de los cristianos, diciendo a sus discípulos que el Espíritu Santo le comunicaba que en Jerusalén le iban a suceder hechos graves, y que por eso probablemente no lo volverían a ver. Esto causaba profunda tristeza en sus seguidores que tanto lo querían.

Cuarto Viaje: Viaje no misionero.

Partieron del puerto de Cesarea Marítima, arribando en una jornada al puerto de Sidón; desde esta ciudad, donde permanecieron varios días, se dirigieron, costeando entre Chipre y Cilicia, a Mira; esta travesía duró unos quince días. Desde Mira, reemprendieron el viaje hacia Creta, arribando en el puerto de Lasea (Puerto Hermoso).

"Pablo" fue embarcado junto a otros prisioneros rumbo a Italia. En la escala en Sidón se le permitió visitar a sus amigos y ser atendido por ellos. Después de quince días de navegación, llegaron a Mira, y allí tomaron una nave alejandrina, llegando finalmente a Puerto Bonito (Creta). El centurión Julio, a pesar de las advertencias del Apóstol ("Pablo"), avezado en estas lides, tomó la decisión de partir, tomando en consideración la opinión del piloto y el patrón, partidarios de invernar en el puerto de Fenice, al parecer mejor preparado para pasar allí el invierno.

El centurión encargado de la custodia de los prisioneros, entre ellos "Pablo", llamado Julio Aristarco, macedonio natural de Tesalónica; este acompañaría a "Pablo", al menos durante una parte de su viaje.

La tempestad.

El barco en que se encuentra "Pablo" costeando frente a Creta fue sorprendido por un viento huracanado procedente de la isla; como consecuencia de este viento fueron empujados frente a un islote llamado Cirte. A la deriva, fuera de su ruta, intentaron no chocar contra las rocas de la costa por medio de distintos procedimientos.

La tempestad provocó la deriva del barco. Éste permaneció a merced de la tempestad mientras ésta continuó durante varios días. La tripulación del navío intentó por todos los medios mantenerlo a flote, pero, al prolongarse el temporal, con el paso de los días cundió el desánimo. "Pablo" en todo momento intentó que sus acompañantes mantuviesen la calma y comiesen, ya que habían estado varios días sin comer. De este modo, el Apóstol ("Pablo") prometió a la tripulación que había intercedido por ellos ante el Espíritu, y que no debían temer nada, ya que ninguno de ellos perdería la vida en este lance. La tripulación, en medio del Adriático, decidió sondear la profundidad del mar, pero observaron que era escasa y decidieron anclar la nave de todas las formas posibles, evitando, de esta manera, chocar contra los escollos de la costa.

El naufragio.

Finalmente divisaron una ensenada con una playa frente a las costas de Malta.

Al divisar la ensenada, decidieron lanzar la nave hacia ella. Entre dos bancos de tierra, la nave naufragó, siendo desmembrada por la fuerza del oleaje. Los soldados decidieron matar a los prisioneros, pero el centurión, queriendo salvar la vida de Pablo, se lo prohibió.

En la isla de Malta.

Una vez a salvo, descubrieron que se encontraban en la isla de Malta. En este episodio, nos encontramos de la mordedura de la víbora. El Apóstol ("Pablo") fue mordido por una víbora que se encontraba entre las ramas. De inmediato, los nativos de la isla interpretaron el hecho como un signo desfavorable para "Pablo", pero, al no sufrir daño alguno, los nativos cambiaron de opinión.

Llegada a Roma.

La navegación se reanudó, embarcando en una nave alejandrina. Llegaron a Siracusa, capital de Sicilia. Desde allí, costeando, llegaron al puerto de Pozzuoli y, desde este lugar, por tierra hasta Roma.

En Siracusa permanecieron tres días; en Pozzuoli una semana, en compañía de hermanos. Finalmente, en Roma, fueron recibidos por cristianos de esta ciudad, sabedores de que Pablo llegaba a la misma.

Quinto viaje: Viaje de la cautividad.

En su quinto viaje a Jerusalén, los judíos promovieron contra él una fuerte persecución y estuvieron a punto de darle una paliza. Los soldados del ejército romano apenas lograron sacarlo con vida de entre la multitud enfurecida. Entonces cuarenta judíos juraron que no comerían ni beberían mientras no lograran matar a Pablo. Al saber la hermana de él esta grave noticia, mandó un sobrino a que se la contara. Entonces Pablo avisó al comandante del ejército, y de noche, en medio de un batallón de caballería y otro de infantería, lo sacaron de Jerusalén y lo llevaron a Cesarea. Allá estuvo preso por dos años, pero permitían que sus discípulos fueran a visitarlo. (123)

Al darse cuenta "Pablo" de que los judíos pedían que lo llevaran a Jerusalén para juzgarlo (para poder matarlo por el camino), pidió ser juzgado en Roma, y el gobernante aceptó su petición. (124) Y en un barco comercial fue enviado, custodiado por 40 soldados. Y sucedió que en la travesía estalló una espantosa tormenta y el barco se hundió. Pero Jesucristo le anunció a Pablo que por el amor que le tenía a su muy estimado Apóstol ("Pablo") no permitiría que ninguno de los viajeros del barco se ahogase. Y así sucedió. Lograron llegar a la Isla de Creta y allí salvaron sus vidas del naufragio

Al fin llegaron a Roma, donde esperaban a "Pablo" con gran entusiasmo los cristianos. En esa ciudad  estuvo dos años preso (casa por cárcel) con un centinela en la puerta. Y los cristianos y los judíos iban frecuentemente a charlar con él, y aprovechaba toda ocasión que se le presentara para hablar de Cristo y conseguirle más y más seguidores.

Cuando estalló la persecución de Nerón, éste mandó matar al gran Apóstol ("Pablo"), cortándole la cabeza. Dicen que sucedió el martirio en el sitio llamado las Tres Fuentes (Tre Fontana) (y una antigua tradición cuenta que al caer la cabeza de "Pablo" por el suelo, dio tres golpes y que en cada sitio donde la cabeza golpeó el suelo, brotó una fuente de agua).

Su muerte

Arresto y muerte de Pablo.

La última etapa de la vida de "Pablo", que abarca desde su apresamiento en Jerusalén hasta su presencia en Roma, tiene como fuente fundamental el relato de Hechos de los Apóstoles (125), aunque el autor de Hechos no trata el deceso del Apóstol. Si bien autores cualificados de diversas extracciones reconocen que el relato no responde a criterios estrictos de historicidad al detalle[133]sin embargo también se considera que el relato atesora varias noticias históricas sin duda fidedignas.[134]

Ciudadanía romana.

La información sobre la ciudadanía romana de Pablo solo es presentada por los Hechos de los Apóstoles (126) y no encuentra paralelismos en las cartas de "Pablo", lo que aún hoy resulta motivo de debate.[135] Contra esta noticia, Vidal García aduce que un ciudadano romano no hubiese sido apaleado, tal como en 2 Corintios (127)  asegura "Pablo" que le ocurrió a él, ya que estaba prohibido.[136]  A favor, Bornkamm señala que el nombre "Paulus" ("Pablo") era romano.[137]  Y, de no ser romano, "Pablo" no hubiese sido trasladado a Roma tras su detención en Jerusalén.[138]  Sin embargo, hay excepciones a ambos supuestos.[139]  Peter Van Minnen, papirólogo e investigador especializado en documentos griegos del período helenístico y romano incluyendo los del cristianismo primitivo, defendió enérgicamente la historicidad de la ciudadanía romana de "Pablo", sosteniendo que "Pablo" era descendiente de uno o más libertos, de quienes habría heredado la ciudadanía.[140]

Santiago aconsejó a "Pablo" que su comportamiento durante su estadía en Jerusalén fuera el de un judío piadoso y practicante (128) y "Pablo" aceptó, todo lo cual se considera digno de crédito.[141] Cuando el período ritual de setenta días estaba por cumplirse, algunos judíos procedentes de la provincia de Asia vieron a "Pablo" en los recintos del Templo y le acusaron de patrocinar una violación de la Ley y de haber profanado la santidad del Templo introduciendo en él a unos griegos. Intentaron matarlo en una revuelta, de la que fue sustraído mediante el arresto por parte del tribuno de la cohorte romana con asiento en la Fortaleza Antonia.[142] Conducido ante el Sanedrín, "Pablo" se defendió y terminó por suscitar una disputa entre los fariseos y los saduceos, ya que éstos últimos no creían en la resurrección mientras que los fariseos sí. (129) Seguidamente, los judíos se habrían confabulado para matar a Pablo pero el tribuno lo envió al procurador de la provincia de Judea, Marco Antonio Félix, que residía en Cesarea Marítima (130), ante quien volvió a defenderse. El procurador postergó el juicio y dejó a Pablo en prisión durante dos años. (131) Bornkamm considera que tanto el traslado de "Pablo" a Cesarea Marítima como la postergación de su juicio son datos fiables desde la crítica histórica.[143] El caso fue revisado solo después de la llegada del siguiente procurador, Porcio Festo. Por haber apelado al César (132), "Pablo" fue enviado a Roma.[144] La cronología más tradicional de la vida de Pablo ubicaba la redacción de la Epístola a los filipenses y de la Epístola a Filemón en este período de cautividad de "Pablo" en Cesarea Marítima, o posteriormente en su prisión en Roma.[145] Nota 36

Del azaroso viaje de "Pablo" a Roma en calidad de prisionero (133) se puede obtener algunos datos fidedignos, que incluyen la prolongada duración de la travesía, el acompañamiento de que fue objeto, y una detención obligada en la isla de Malta, que pudo extenderse durante tres meses.[146] (134)

El libro de los Hechos de los Apóstoles otorgó a la llegada de "Pablo" a Roma una importancia adicional al mero carácter histórico: para él significaba el cumplimiento de lo que consideraba ya previsto por Jesús en el comienzo del mismo libro respecto de que el Evangelio sería llevado a todas las naciones. (135) Algunos estudiosos señalan además cierta ironía apologética en la forma en que el libro de los Hechos de los Apóstoles describe la llegada de "Pablo" a Roma: no por libre voluntad, como se lo había propuesto una década antes sin lograrlo, sino como prisionero sujeto al César, con lo que los romanos se convirtieron en agentes indirectos del afianzamiento del evangelio en el centro mismo de su Imperio.[147]

La cautividad de "Pablo" en Roma, considerada un hecho fidedigno, habría tenido una duración de dos años, tiempo en que el Apóstol ("Pablo") no vivió encarcelado sino en custodia lo que, sin embargo, acotó sus libertades.[148] (136)

Una de las cuestiones sobre la que no existe una definición clara es si, luego de esa custodia domiciliaria de "Pablo" en Roma, se produjo su liberación seguida de algún otro viaje (por ejemplo, si llevó adelante su proyecto de viajar a España), antes de ser muerto en la misma Roma. Favorecen esta hipótesis la Primera epístola de Clemente y el Fragmento Muratoriano.[149] Nota 37 En el presente se tiende a desconsiderar estas noticias como carentes de suficiente sustento.193 Resulta razonable pensar que el autor que finalizó la escritura de los Hechos de los Apóstoles hacia el año 80 conocía el final de "Pablo". Si "Pablo" hubiese sido liberado anteriormente de su prisión, esto habría sido señalado en el libro, lo que no sucede.[150] (137) Nota 38

En cambio, tanto la tradición eclesiástica como los análisis historiográficos y exegéticos coinciden en señalar que la muerte de "Pablo" acaeció en Roma bajo el gobierno de Nerón, y que tuvo un carácter violento.[151] Nota 39 Ya Ignacio de Antioquía señaló el martirio de Pablo en su Carta a los Efesios 12, escrita probablemente en la primera década del siglo II. Respecto de la fecha, existe una tradición de su muerte en la misma época que Pedro (año 64) o un poco más tarde (año 67).[152] Con todo, el mandato de Nerón se extendió entre los años 54 y 68, y la mayoría de los autores modernos tienden a señalar que la muerte del Apóstol ("Pablo") se produjo antes de lo apuntado por  Eusebio de Cesarea, más precisamente en el año 58,[153] o a lo sumo a principios de la década de 60.[154]

Sepultura y culto.

Se encuentra documentada la forma en que se desarrolló prontamente el culto a "Pablo" en Roma y cómo se expandió posteriormente por distintas localidades europeas y norteafricanas.[155]

Entre las fuentes más antiguas que vinculan la muerte de "Pablo" con Roma se encuentran el testimonio de su sepultura en la vía Ostiensis por parte del presbítero Gayo a fines del siglo II o principios del siglo III, y un calendario litúrgico del siglo IV sobre el entierro de los mártires.

En concordancia con este testimonio, la "Pasión de Pablo" del Pseudo Abdías (siglo VI) señaló la sepultura del Apóstol "(Pablo") "fuera de la ciudad (…), en la segunda milla de la vía Ostiense", más precisamente "en la hacienda de Lucina", una matrona cristiana, donde más tarde se levantaría la basílica de "San Pablo Extramuros".[156] Hacia el siglo V, el texto apócrifo del Pseudo Marcelo, conocido bajo el título de Hechos de Pedro y Pablo 80, señaló que el martirio de "Pablo" habría sido por decapitación en las Acque Salvie,[157] en la vía Laurentina, hoy abadía delle Tre Fontane, con un triple rebote de su cabeza que aseguraba haber causado la generación de tres vías de agua. Esta noticia es independiente de todas las anteriores y tardía, lo que sugiere su carácter legendario.

Tras una serie de excavaciones realizadas en la basílica romana de "San Pablo Extramuros" desde 2002, un grupo de arqueólogos del Vaticano descubrieron en 2006 restos humanos óseos en un sarcófago de mármol ubicado bajo el altar mayor del templo. La tumba data aproximadamente del año 390. Mediante la técnica de datación por medición del carbono-14, pudo determinarse que los restos óseos datan del siglo I o II. En junio de 2009, el papa Benedicto XVI anunció los resultados de las investigaciones realizadas hasta ese momento y expresó su convicción de que, por los antecedentes, ubicación y datación, podría tratarse de los restos del Apóstol ("San Pablo").[158]

Después de dos años en cadenas (cárcel Mamertina que puede ser aun visitada en Roma) sufrió martirio en Roma al mismo tiempo que el Apóstol Pedro, obispo de la Iglesia de Roma. El "Apóstol Pablo", por ser romano, no fue crucificado sino degollado. Según una antigua tradición su martirio fue cerca de la Via Hostia, donde hoy está la abadia de Tre Fontana (llamada así por tres fuentes que según la tradición surgieron cuando su cabeza, separada ya del cuerpo, rebotó tres veces).

Las inscripciones del segundo y tercer siglo en las catacumbas nos dan evidencia de un culto a los Santos Pedro y Pablo. Esta devoción nunca ha disminuido en popularidad.

"San Pablo" que al final dijo: "He competido en la noble competición, he llegado a la meta en la carrera, he conservado la fe". (138)  Nos ha dado la Palabra de Dios que nos fortalece para nuestras luchas y salir como él, victoriosos. Es por lo tanto esencial que meditemos asiduamente sus cartas como toda la Palabra de Dios que encontramos en la Santa Biblia. Allí encontraremos la Sabiduría.

A modo de conclusión

Valoraciones de Pablo de Tarso.

Tanto durante su vida como en las siguientes generaciones, la figura y el mensaje de Pablo de Tarso fueron motivo de debate, generaron juicios de valor marcadamente contrastantes, y llegaron a suscitar reacciones extremas.212 De hecho, el propio Clemente de Roma sugirió que "Pablo" fue entregado a la muerte "por celos y envidias".[159]

Por una parte, tres de los padres apostólicos de los siglos I y II, Clemente de RomaIgnacio de Antioquía (particularmente en su Carta a los romanos) y Policarpo de Esmirna (en su  Segunda epístola a los filipenses), se refirieron a "San Pablo" y manifestaron su admiración por él.[160] Policarpo llegó a expresar que no sería capaz de aproximarse a "la sabiduría del bienaventurado y glorioso "Pablo"":

"Porque ni yo ni otro alguno semejante a mí puede competir con la sabiduría del bienaventurado y glorioso "Pablo", quien, morando entre vosotros, a presencia de los hombres de entonces, enseñó puntual y firmemente la palabra de la verdad; y ausente luego, os escribió cartas, con cuya lectura, si sabéis ahondar en ellas, podréis edificaros en orden a la fe que os ha sido dada (…)".[161] Policarpo de Esmirna, Epístola a los filipenses III. Nota 40

Por otra, la corriente judeo-cristiana de la Iglesia primitiva tendió a ser refractaria a Pablo, a quien pudo considerar rival de Santiago y Pedro, los líderes de la Iglesia de Jerusalén.[162] De allí que especialistas como Bornkamm interpreten que la Segunda epístola de Pedro, un escrito canónico tardío datado de los años 100-150, expresa cierta "cautela" respecto de las epístolas paulinas.[163] Si bien esta carta menciona a "San Pablo" como "querido hermano", parece tratar sus escritos con alguna reserva por las dificultades que podrían suscitarse en su comprensión, con lo que "los débiles o no formados podrían torcer su doctrina, para su propia perdición". (139)

Los padres de la Iglesia subsiguientes avalaron y utilizaron las cartas de Pablo de forma sostenida. Ireneo de Lyon, a fines del siglo II y a propósito de la sucesión apostólica en las distintas iglesias, señaló a "San Pablo" junto a Pedro como base de la Iglesia de Roma.[164] Contra los extremismos, tanto de los judeo-cristianos antipaulinos como de Marción y de los gnósticos, el propio Ireneo expuso su postura según la cual existía consonancia entre los evangelios, los Hechos de los Apóstoles, las cartas paulinas y las Escrituras hebreas:

Todavía hemos de añadir a las palabras del Señor las palabras de "San Pablo", examinar su pensamiento, exponer al apóstol ("San Pablo"), aclarar todo lo que ha recibido de otras interpretaciones por parte de los herejes, que no comprenden lo más mínimo de lo que dijo Pablo, mostrar la estupidez de su locura y demostrar, precisamente a partir de "San Pablo" ?de quien ellos sacan sus objeciones contra nosotros?, que son unos mentirosos, mientras que el apóstol ("Pablo"), heraldo de la verdad, enseñó todas las cosas plenamente de acuerdo con la predicación de la verdad (…).[165] Ireneo de Lyon, Adversus haereses IV.

Quizá el culmen de la influencia de "Pablo de Tarso" entre los padres de la Iglesia haya tenido lugar en la teología de Agustín de Hipona, en particular contra el pelagianismo.[166] La diversidad notable de valoraciones de la figura y obra de Pablo continuaron a través del tiempo, y se puede resumir en el decir de Romano Penna: "San Juan Crisóstomo  lo exaltaba como superior a muchos ángeles y arcángeles; Martín Lutero sostenía que no había nada en el mundo tan audaz como su predicación; un hereje ibérico del s. VIII, Migecio, proclamaba incluso que en él se había encarnado el Espíritu Santo; y un estudioso de comienzos del s. XX lo consideraba como el segundo fundador del cristianismo. Otras definiciones son más corrientes, como "el misionero más grande", "el decimotercer apóstol", "el primero después del Único" o, más simplemente, el "vaso de elección"".[167]

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