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El auge de las tecnologías en Colombia (página 2)

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4. LOS ESTÁNDARES DE CALIDAD

Los estándares consisten en establecer de forma clara y pública cuáles son las competencias conceptuales y prácticas que se espera alcancen los alumnos, saber con seguridad qué es lo que se puede esperar de la institución educativa, y determinar qué tipos de acciones pueden ser conducentes al logro de los objetivos.

En la medida en que el Ministerio de Educación Nacional MEN y las Instituciones de Educación declaren sus responsabilidades públicas frente al servicio público de educar o formar, ellos se están comprometiendo públicamente a rendir cuentas de la calidad de los servicios ofertados. El cambio de óptica de la enseñanza hacia los aprendizajes conducen hacia la formulación de estándares que ayuden a determinar qué es lo que deben y pueden aprender los alumnos.

Para poder hablar de calidad necesitamos un estándar. La calidad la determina el usuario al formular un juicio de satisfacción o de insatisfacción.[22] La acreditación se realizará de acuerdo a lo establecido por el gobierno nacional, mediante Decreto No. 2020 de 16 de Junio de 2006.

5. EL ESTUDIO DE LAS TECNOLOGÍAS

En los países industrializados el sistema educativo le otorga un enorme peso estratégico a la formación de tecnólogos. Son estos los profesionales preparados científica y técnicamente para echar a andar los sofisticados y complejos nichos industriales que los colocan en la vanguardia de la competencia mundial. A medida que nuestro país vaya alcanzando estándares industriales de gran factura, la profesión del tecnólogo se irá haciendo más relevante, y con mayor eco se irá reconociendo la importancia de esta fuerza productiva para alcanzar el progreso social y económico.

Si hace algunas décadas se necesitaban profesionales universitarios para establecer la infraestructura humana que necesitaba la construcción del mercado interno, hoy se requieren tecnólogos profesionales para enfrentar el desafío de la conquista de nuevos mercados externos, con base en nuestra propia educación productiva y tecnológica. Sí en los años ochenta la relación profesionales-tecnólogos era de diez a dos, hoy esta última cifra se transforma de diez a cuatro, y debe seguir ascendiendo. Se necesita que el país duplique el número de tecnólogos y que la relación profesionales tecnólogos sea favorable a estos últimos, como síntoma inequívoco del desarrollo científico-técnico y del nivel alcanzado por nuestra base productiva.

Una de las consecuencias del requerimiento y del reconocimiento de los tecnólogos tendrá que ver con la elevación de su nivel de ingresos, ya sea porque como personas preparadas para el trabajo desarrollen sus propios proyectos productivos que le signifiquen elevados ingresos, o porque por su misma formación, sus acciones y el mercado laboral suban. Los tecnólogos tendrán ingresos similares y en muchas ocasiones superiores a los profesionales. Recientes estudios sobre el impacto laboral del Tratado de Libre Comercio con los EE.UU. confirman dichas expectativas: los salarios de los tecnólogos que presten sus servicios a los sectores comprometidos con ese comercio se beneficiarán de manera considerable. Pero en últimas, lo más significativo del contexto económico actual es la gran oportunidad para que tecnólogos bien preparados, con profundas convicciones y visión de negocios puedan asegurar su futuro, con la creación de sus propias empresas, mediante el diseño de bienes, productos y servicios, o a través de procesos innovadores y competitivos en el mercado.

La firma de tratados internacionales de libre comercio abre las economías, enfrentándonos a rigurosas competencias en su mayoría en desventaja para los cultivadores, empresarios y comerciantes, que ven cómo difícilmente puedan competir. Estos cambios profundos ocasionados por la globalización, también nos tomó mal parados en el tema educativo universitario; pues esta transformación de los mercados hacia la sociedad del conocimiento requiere profesionales con habilidades nuevas que el sistema educativo no ha tenido tiempo de preparar. Hoy la demanda de trabajos no especializados requiere educación en competencias laborales certificadas, la de profesionales con competencias del siglo XXI requiere una fuerza laboral especializada que comenzará gradualmente a intensificarse.

La educación, la ciencia y la tecnología ofrecen herramientas poderosas y básicas para asegurar la viabilidad de un desarrollo sostenido y para enfrentar esta aguda crisis cultural y uno de sus efectos más desastrosos: la violencia cotidiana e indiscriminada que golpea por igual a todas la sociedad, y que es más aguda, de acuerdo con las estadísticas, que la generada por la suma del narcotráfico y la guerrilla. Solo con la educación y con las posibilidades de realización individual y de los grupos sociales que ofrecen el conocimiento y la construcción de la cultura, podremos aclimatar la paz y asegurar la capacidad de vernos como ciudadanos del mundo, participes de un cambio cultural amplio y sutil.[24]

La educación no es un fin en sí misma, es el medio que cada uno de nosotros debe buscar para progresar, y el que la sociedad debe proveer a las capas más amplias de su población, si quiere ser viable como sociedad moderna en un mundo abierto y competitivo.[25] Las carreras cortas de nivel superior abren la gama de oportunidades que ofrece la educación superior; permite una mejor atención de las crecientes demandas individuales de adiestramiento; contribuye a la igualdad de oportunidades en el acceso a la educación de tercer nivel; favorece la innovación del sistema postsecundario y reduce la presión sobre las carreras tradicionales del ciclo largo.[26]

6. LA DEMANDA DE TECNOLOGÍAS

La educación media está en la obligación de formar a sus egresados para acceder directamente al mundo laboral, con o sin capacitación adicional. En la mayoría de los países de la región la demanda por mano de obra calificada muestra un aumento progresivo.[27]

Una de las políticas de gobierno colombiano que tuvo más impacto social en los años sesenta fue la creación del SENA. Como muchos otros institutos de su estilo en Latinoamérica, estaba orientado a la educación técnica y tenía como propósito capacitar a sus alumnos en las destrezas y habilidades especificas requeridas para desempeñarse en diversos empleos operativos; sin embargo, por el vertiginoso desarrollo tecnológico, esta educación técnica concentrada en destrezas y habilidades muy especializadas, rápidamente se volvió obsoleta.

Lo anterior ha hecho obligatorio replantear todo el esquema de la educación técnica y tecnológica, la cual se debe orientar hacia las comprensiones generales y globales de los nuevos instrumentos, y hacia la formación en las competencias básicas que se requieren para conocer las lógicas internas y las estructuras de los sistemas y procedimientos. Esta educación requiere un serio componente de ciencias básicas. Este enfoque permite utilizar los modelos nuevos que se adquieren, la utilización para tareas novedosas, su reparación y aún su rediseño. Para ello se considera básico garantizar también que en esta nueva educación los aprendices adquieran las competencias lectoras y lógicas necesarias para acceder a los nuevos códigos y lenguajes en los que se fundamenta la tecnología actual.

Dado que el país necesita incorporar lo más avanzado de la ciencia y la tecnología y contar con un gran número de investigadores con postgrado, es evidente que también necesita un número incluso más grande de técnicos y tecnólogos especializados, que puedan colaborar con los primeros en los grupos y centros de investigación. Mientras la educación básica no tenga un fuerte componente de educación en tecnología y mientras después de terminarla los estudiantes no encuentren un abanico de posibilidades de formación técnica y tecnológica, no podrá lograrse la elevación del prestigio social del técnico y el tecnólogo, ni lograrse la masa crítica de personal intermedio calificado que permita desarrollar los planes propuestos para la incorporación masiva de la ciencia y la tecnología en la cultura, la educación y la producción nacionales.[28]

Las instituciones educativas deben concentrarse en la capacitación de la fuerza laboral, de manera que cumpla un doble objetivo: primero, mantenerse a un nivel competitivo; y segundo, evitar la ocurrencia de problemas sociales provocados por una alta tasa de desempleo, originada por la inconsistencia entre las destrezas ofrecidas por el trabajador y las requeridas por el mercado laboral.[29]

El fortalecimiento de la ciencia y la tecnología, que en el país se encuentra en un estadio incipiente, el desarrollo de un sistema educativo eficaz y adecuado para el nuevo orden económico, y la consolidación de organizaciones con capacidad de integrar el conocimiento como factor de competitividad, son prerrequisitos para que la apertura de la economía desate un proceso de desarrollo del país, que trascienda la simple ampliación del comercio de materias primas y bienes agrícolas, o el establecimiento de una industria de manufactura elemental (maquila) con escaso valor agregado.[30]

La competencia internacional nos obliga a ser altamente productivos en muchos terrenos. Esa productividad proviene de la incorporación masiva de ciencia y tecnología a las actividades productivas del país. Para ello es menester, que muchas personas estén seriamente interesadas en la ciencia y en la tecnología, así no pretendan ninguna utilidad social inmediata. La educación parece ser la única manera de lograr desarrollar las vocaciones científicas en los niños y jóvenes. Pero esa educación escolar no basta, es necesario que toda la cultura considere como suyas a la ciencia y a la tecnología. Por eso se requiere un gran plan de endogenización de la ciencia y de la tecnología en la cultura colombiana.[31]

El vínculo entre el sector académico, la investigación industrial y la producción no se da automáticamente, ya que este proceso no depende solamente de la oferta de conocimientos o de tecnología. Por el contrario, el fomento de la innovación en el sector productivo implica cambios institucionales y culturales que faciliten dicho proceso, y que permitan la creación de un nuevo tipo de industria más intensivo en conocimiento que el actual. Esto tiene que ver con la modernización de las empresas del país, con el fomento de sistemas de apoyo a la innovación (por ejemplo, para mejorar la relación universidad-industria o incorporar científicos en las industrias y firmas de ingeniería), con cambios en la cultura empresarial y con el fomento de una cultura de competencia.[32]

En el mundo industrializado de hoy, la ciencia y la tecnología se han convertido en factores de competitividad y de acceso a mercados. El conocimiento en sus múltiples formas es el componente más importante de lo que los economistas han llamado el factor residual, para explicar el crecimiento económico más allá del papel que desempeñan los factores clásicos de producción como el capital, la tierra y el trabajo.[33] El vínculo entre ciencia, producción y competitividad se da a través de aumentos en productividad, en calidad, en sostenibilidad de la producción y en capacidad para diseñar y desarrollar nuevos productos que respondan a las necesidades de la sociedad o a las demandas del mercado.[34]

Uno de los elementos claves para reinsertarnos favorablemente en una economía mundial abierta, radica en el mejoramiento substancial de nuestra competitividad. Competitividad implica conocimiento, tecnología, manejo de información, destrezas; significa elevar la calidad de nuestros centros educativos y la preparación de nuestros recursos humanos de alto nivel, tal como tempranamente lo entendieron los países del sudeste asiático y se dispusieron a hacer copiosas inversiones en su gente.[35]

El cambio tecnológico explica hoy más de la mitad del crecimiento económico, tanto en los países desarrollados como en aquellos que han seguido estrategias comerciales abiertas.[36] Y como lo advierten los analistas, no solo compiten los aparatos económicos sino también las condiciones sociales, los sistemas educativos y las políticas de desarrollo científico y tecnológico. En realidad, es la sociedad entera, el país mismo quien compite y no solo el sector empresarial.[37]

La civilización del futuro será afectada más por las invenciones e innovaciones de esta índole, y por las consecuencias económicas de las mismas, que por las confrontaciones bélicas. Los avances en biología molecular, incluyendo la biotecnología, en nuevos materiales, informática, microelectrónica, mantenimiento, etc., están forjando un nuevo paradigma técnico y económico, caracterizado por sistemas de producción intensivos en ciencia y tecnología, y por lo tanto, más dependientes de la calidad de los recursos humanos, de la aplicación directa del conocimiento y de las habilidades científicas.[38]

Bajo la convicción de que todo escenario del futuro exigirá la construcción de un nuevo pensamiento, de nuevas ideas y técnicas, herramientas, modelos, estrategias, procesos, alianzas económicas regionales, interregionales o continentales, están incorporando a la educación como componente fundamental de la integración y de la inserción en los mercados internacionales.[39]

7. LAS POSIBILIDADES DE PROGRESO ACADÉMICO EN LA FORMACIÓN TÉCNICO PROFESIONAL Y TECNOLÓGICA

Las carreras técnicas y tecnológicas estuvieron precedidas de las anteriormente denominadas carreras cortas, esta clasificación se realizó con base en el Decreto 80 de 1980, así:

• Modalidad Técnica

• Modalidad Tecnológica

• Modalidad Universitaria

• Modalidad de Formación Avanzada o de Postgrado.

Hoy la Ley 749 de 2002 organiza el servicio público de la educación superior en las modalidades de formación técnica profesional y tecnológica por ciclos, permitiendo su articulación con la educación media. Con esto se logra que los estudiantes continúen sus estudios hasta el nivel profesional, y que al mismo tiempo tengan la posibilidad de ingresar en forma paralela al mercado ocupacional.

Esta ley establece las reglas básicas que permiten la movilidad y la transferencia de los estudiantes a nivel técnico profesional, tecnológico y profesional, previo cumplimiento de los requisitos de ingreso de los estudiantes a cada uno de los ciclos. La organización de los programas curriculares es posible a partir de un enfoque flexible, secuencial y complementario entre los ciclos o momentos de formación, cada uno de los cuales brindan una formación integral y conduce a un título, que habilita al estudiante tanto para el desempeño laboral, como para su continuidad al siguiente ciclo.

Con este tipo de organización curricular, las instituciones de educación superior brindan la movilidad de los estudiantes mediante la modalidad propedéutica, al igual que la transferencia, validación y homologación de los programas de la educación no formal con los programas de la educación formal, entre modalidades, programas e instituciones. De igual forma, mediante esta modalidad, los programas no formales ofrecidos por el Servicio Nacional de Aprendizaje SENA, que cumplan con los requisitos de ingreso de sus estudiantes de acuerdo con el Artículo 7º de la Ley 749, a través de un proceso de equivalencia, le serán reconocidos sus estudios en la educación formal del nivel superior.[40]

Entre las estrategias que tiene el gobierno para fortalecer el sector, está que los alumnos de los grados 10º y 11º tengan la oportunidad de contar con una formación técnica profesional durante sus estudios, para facilitar el ingreso directo a la educación superior. La Ley 749, ofrece la oportunidad a las IES y otras instituciones técnicas y tecnológicas de homogeneizar contenidos de las competencias básicas, bien correspondan éstas a ciencias naturales, ciencias sociales, matemáticas o artes entre otras, de tal forma que haber aprobado un contenido en la educación media, garantizará su tránsito a lo superior, o haberlo cursado en la educación superior tendrá tránsito entre los diferentes programas e instituciones en condiciones de calidad, evitando que éstos tengan que ser cursados nuevamente, como sucede en la actualidad.[41]

En la Educación Superior que ofrecen y desarrollan las Instituciones Técnicas Profesionales, las Instituciones Tecnológicas, las Instituciones Universitarias o Escuelas Tecnológicas y las Universidades, un estudiante puede matricularse en un programa de formación técnica profesional y graduarse como tal, sin haber cursado la educación media. Sólo necesita la educación básica para matricularse en la técnica profesional y ser mayor de 16 años. El título de bachiller solamente lo requiere si desea continuar con la formación tecnológica o profesional.[42]

Si el estudiante quiere graduarse como bachiller y además ser técnico profesional, debe cursar las competencias que se desarrollan en la educación media, más las competencias laborales identificadas y verificadas por empresarios del sector y docentes expertos conocedores del entorno en el cual se desempeñen. Si el estudiante quiere continuar con sus estudios tecnológicos, y ha sido técnico profesional, de alguna manera ya tiene competencias laborales y experiencia en términos de competencias para la empleabilidad. En cuanto a las competencias básicas, se necesita reconocer si el joven tiene el nivel de complejidad en ciencias naturales y sociales, lenguaje, matemáticas, informática y otras, requerido para asegurar su tránsito por la tecnología.[43]

La Ley 749 prevé el desarrollo del ciclo técnico profesional una vez haya terminado la educación básica. Un sistema que articule racionalmente sus diferentes niveles y modalidades, deberá prever las necesarias articulaciones horizontales y verticales, para facilitar la transferencia, las posibles salidas al mundo del trabajo y las reincorporaciones al sistema educativo. Las salidas laterales al mundo del trabajo deberían ir acompañados del correspondiente diploma o certificación de los aprendizajes adquiridos[44] o créditos aprobados.

La formación técnico profesional, tecnológica y profesional permite que el estudiante al concluir cada ciclo obtenga un título que le facilite su inserción en el mercado laboral, dejando abierto el camino para regresar al sistema educativo cuando lo estime conveniente y proyectarse como tecnólogo. Sucesivamente, con el reconocimiento de sus aprendizajes previos, podrá llegar hasta los niveles de postgrado (especialización, maestría o doctorado).[45]

Actualmente el MEN viene impulsando en las IES, la iniciativa de organizar la educación por ciclos propedéuticos, que le permitan básicamente:

▪ Aumentar la cobertura.

▪ Disminuir la deserción.

▪ Aumentar el número de programas técnicos y tecnológicos.

▪ Mejorar la movilidad académica entre los niveles: básico, medio y superior.[46]

8. LA OFERTA DE TECNOLOGÍAS EN SANTANDER

La educación, y en nuestro caso la educación científica y tecnológica, requiere de la participación de múltiples sectores y niveles de la sociedad; es esencialmente un trabajo colectivo que descansa en un enorme y creativo esfuerzo personal. El desarrollo de la educación técnica y tecnológica está íntimamente entrelazado con el destino de los pueblos, la dirección y magnitud de este entramado será lo que logremos construir como conjunto social. Es por esto que educación tecnológica y compromiso social han ido de la mano a través del tiempo.[47]

Las estrategias en educación planteadas por el actual gobierno y más exactamente en el mejoramiento de la calidad y cobertura de la educación técnica y tecnológica en los próximos años, representará un apoyo importante a los gobiernos departamentales y municipales que formarán, en unión con la industria, un compromiso solidario para abordar problemas esenciales relacionados con el desarrollo regional. Esta política de apoyo y crecimiento que fomenta el encuentro de las diferentes fuerzas vivas de los sectores, debe de acompañarse a la vez, de una política substancial de mantenimiento y consolidación de lo que existe.[48]

Santander tiene gran potencial en la exportación de productos y servicios con valor agregado generados en los sectores de artes gráficas, confección, metalmecánica, manufacturas de cuero y calzado, joyería, avicultura, palma, dulces procesados y petroquímica, sectores cobijados por las preferencias en su mayoría. En esta región reviste gran importancia la industria de calzado, la cual espera alcanzar los niveles de competitividad requeridos por el Atpdea.[49]

En el Departamento de Santander hacen presencia diversas universidades locales, regionales y nacionales, con planes de estudio técnico profesionales, tecnológicos y profesionales, en las modalidades presencial, semi-presencial, a distancia y virtual. La clasificación más generalizada se encuentra agrupada en 9 áreas del conocimiento, de acuerdo con la estructuración elaborada por el ICFES, así:

• ÁREA: AGRONOMÍA, VETERINARIA Y AFINES

• ÁREA: BELLAS ARTES

• ÁREA: CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN

• ÁREA: CIENCIAS DE LA SALUD

• ÁREA: CIENCIAS SOCIALES, DERECHO, CIENCIAS POLÍTICAS

• ÁREA: ECONÓMICA, ADMINISTRACIÓN, CONTADURÍA Y AFINES

• ÁREA: HUMANIDADES Y CIENCIAS RELIGIOSAS

• ÁREA: INGENIERÍA ARQUITECTURA, URBANISMO Y AFINES

• ÁREA: MATEMÁTICAS Y CIENCIAS NATURALES

9. LAS TECNOLOGÍAS QUE EL PAÍS NECESITA

A pesar del aumento de cobertura en educación superior, Colombia aún tiene una baja participación de la educación técnica y tecnológica frente a otros países. En Colombia, sólo el 23% de todos los programas corresponden a modalidades técnicas profesionales y tecnológicas con sus correspondientes especializaciones.[50] En las instituciones privadas de educación superior se concentra el 67% de la matrícula de educación superior. Geográficamente, la oferta se concentra en Bogotá donde está 45% de los programas; le siguen Medellín, Bucaramanga, Cali y Barranquilla. Estas cinco ciudades tienen el 75% de la oferta de educación superior del país.[51]

La inversión pública y privada en el desarrollo de Ciencia y Tecnología e Innovación C&T e I. ha sido muy baja, en el 2005 la inversión total estuvo entre 0,7 y 0,8 puntos del PIB. Igualmente, hace falta una mayor utilización del conocimiento y de la tecnología en actividades económicas y productivas. En Colombia, sólo el 6,5% de las exportaciones contiene desarrollo tecnológico, frente al 21,3% de México y al 12% de Brasil.[52] A pesar de ello, las capacidades científicas y tecnológicas han mejorado en los últimos años: el número de grupos de investigación reconocidos por Conciencias pasó de 100 a 1.800 entre 1998 y 2005, y se encuentran registrados otros 2.000 Centros más. Entre 1998 y 2004, el número de personas dedicadas a las actividades de C&T e I. creció de 5.000 a 20.000.

Los programas más ofrecidos en Capitales y No Capitales son en las áreas de: Ingeniería, Administración, Educación, Salud, Contaduría, Economía, Derecho, Información y Diseño. La pirámide que se desearía encontrar está invertida, ofreciéndose muchos programas universitarios y muy pocos técnicos. Se nota una tendencia en los programas ofrecidos en No Capitales a que las modalidades Tecnológica Terminal y Universitaria se equiparen. En conclusión, los programas ofrecidos en las modalidades técnicas, tecnológicas, maestrías y doctorados, son inferiores a los ofrecidos para las modalidades: universitaria y especialización,[53] y muy pocos enfocados a las necesidades reales del país

Las políticas nacionales de educación consideran la educación como medio fundamental para aumentar la productividad del recurso humano y generar nuevas posibilidades de desarrollo social y económico. La política educativa del actual gobierno colombiano titulada: "La Revolución Educativa", cuyo objetivo se fijó en transformar el sistema educativo en magnitud y pertinencia, para garantizar la competitividad del país, conseguir una mejor calidad de vida y mayor equidad social.[54] La pertinencia referida a lo que se aprende en el sistema, pone de manifiesto la acción educativa y su realización en contexto con los diseños y contenidos curriculares, es aquí, donde los contenidos desarrollados responden adecuadamente a lo que el individuo necesita para desarrollarse como persona intelectual, afectiva, moral y físicamente, y para actuar en los diversos ámbitos de la sociedad; el político, el económico, el social, etc.[55]

Una estrategia de crecimiento equitativo obliga necesariamente a diversificar la oferta educativa a través de las posibilidades que permiten las Tecnologías de la Información y la Comunicación TICs. Las tecnologías no son por sí mismas determinantes de la historia y la evolución social, sino que más bien hay una relación de interdependencia entre tecnología y sociedad, de forma que las tecnologías para que se implanten, necesitan de un contexto social específico y al mismo tiempo, con su presencia, configurar nuevos modelos y escenarios sociales, culturales y económicos; en consecuencia, las tecnologías no son ni autónomas ni independientes respecto a las fuerzas y factores sociales que las han creado, sino que al mismo tiempo llegan a configurar nuevas formas de relación. La llamada educación virtual es una posibilidad real, siempre y cuando se acompañe de los recursos prácticos y pedagógicos inherentes a la educación tecnológica. Las aplicaciones de la tecnología de la información a los procesos educativos, han abierto nuevas posibilidades en el desarrollo de las diferentes modalidades de educación tecnológica; ello exige, a su vez, la existencia de la infraestructura material necesaria y el trabajo de grupos interdisciplinarios especializados en esta área.[56]

El país reclama que las competencias laborales o técnicas que se lleven a cabo en las instituciones universitarias tengan la posibilidad de certificarse por parte de los estudiantes y los sectores productivos, que cuenten con una infraestructura adecuada, además de un cuerpo docente convenientemente preparado para la tarea de enseñar, buenos materiales de estudio y de trabajo, estrategias didácticas modernas, uso de tecnologías como herramientas de equidad para ampliar las oportunidades de formación y ponen en primer plano el análisis de los medios empleados en la acción educativa.[57] La infraestructura que supone diferencia una educación técnica de una academicista, hace referencia precisamente a los sitios de práctica y esquemas pedagógicos que faciliten al estudiante el acercarse al "saber hacer", laboratorios, bases bibliográficas de consulta, personal calificado, etc.[58]

La universidad colombiana en todas sus áreas y modalidades, apoyo logístico y estamentos debe enrutarse principalmente a: atender los requerimientos de la globalización internacional de la economía colombiana[59] y de productos potencialmente exportables; las demandas que garanticen la seguridad bio-alimentaria interna y la reducción de la pobreza; así del avance y consolidación de su desarrollo científico y tecnológico…

CITAS:

[1] CAF. Estado actual de la educación técnica y tecnológica. En: www.caf.com/publicaciones, p. 5.

[2] Misión de Ciencia, Educación y Desarrollo. Colombia al filo de la oportunidad. Santa Fe de Bogotá, Colección Mesa Redonda, Cooperativa Editorial Magisterio, 1995, p.55.

[3] CAF. Op. Cit., p. 5-6.

[4] Ibíd., p. 69.

[5] Ibíd., p. 58-59.

[6] MEJÍA, Marco Raúl. Educación y Escuela en el fin de siglo. Bogotá, CINEP, 1995.

[7] CAF. Op. Cit., p. 69.

[8] Ibíd., p. 69-70.

[9] Ibíd., p. 70.

[10] PETROSINO, Jorge. En: La educación tecnológica: ¿Un intento de renovar la educación técnica?

[11] Ibíd.

[12] GÓMEZ BUENDÍA, Hernando. Educación para la ciencia y la tecnología. En: Educación: La agenda del siglo XXI. Santa Fe de Bogotá, D.C., PNUD Tercer Mundo Editores, 1999, p. 316.

[13] CAF. Op. Cit., p. 80.

[14] Ibíd., p. 70.

[15] Ibíd., p. 70.

[16] Ibíd., p. 70 y 44.

[17] GÓMEZ, Víctor Manuel. La formación técnica y tecnológica en el ámbito internacional, 1990

[18] CAF. Op. Cit., p. 55-56.

[19] Ibíd., p. 56 y 80.

[20] Ibíd., p. 80-81.

[21] Ibíd., p. 78-79.

[22] Ibíd., p. 71, 53 y-54.

[23] Ibíd., p. 13.

[24] Misión de Ciencia, Educación y Desarrollo. Op. Cit., p. 58-59.

[25] Ibíd., p. 92.

[26] TÜNNERMANN B. Carlos. Aproximación histórica a la universidad y su problemática actual. ICFES-Uniandes. Santa Fe de Bogotá, D.C., Siglo XXI Editores, 1997, p. 99.

[27] CAF. Op. Cit.,. p. 13.

[28] Misión de Ciencia, Educación y Desarrollo. Op. Cit., p. 90-92.

[29] CAF. Op. Cit., p. 13.

[30] Misión de Ciencia, Educación y Desarrollo. Op. Cit., p.55.

[31] Ibíd., p. 93.

[32] Ibíd., p. 103-104.

[33] Ibíd., p. 102.

[34] Ibíd., p. 102-103.

[35] BM. El milagro de Asia Oriental. El crecimiento económico y las políticas oficiales, Washington D.C., 1993.

[36] BM. ¿Qué determina la rata de crecimiento y el cambio tecnológico? Washington D.C. World Bank, 1989. Citado por Hernando Gómez B. En: Educación: La agenda del siglo XXI. p. 315-316

[37] TUNNERMANN B. Carlos. Conf. "La Educación Superior en América Latina". La Habana – Cuba, 1995. En: Rev. Universitas 2000, Caracas, Fondo Editorial para el Desarrollo de la Educación Superior FEDES, Vol. 21 No. 1-2, 1997, p. 27.

[38] Misión de Ciencia, Educación y Desarrollo. Op. Cit., p. 103[39] PALACIOS HIDALGO, Ignacio. La integración de los estudios universitarios en el Mercosur educativo. En: Rev. Universitas 2000, Vol. 16, No. 4, 1992, p. 25-31.

[40] CAF. Op. Cit., p. 34-35.

[41] Ibíd., p. 35 y 72.

[42] Ibíd., p. 58.

[43] Ibíd., p. 79.

[44] TÜNNERMANN B. Carlos. Aproximación histórica a la universidad y su problemática actual, p. 123.

[45] CAF. Op. Cit., p. 72-73.

[46] Ibíd., p. 73.

[47] Ibíd., p. 44.

[48] Ibíd., p. 44-45.

[49] PORFOLIO. Atpa a su alcance. Bogotá, Casa Editorial El Tiempo, p.72.

[50] CAF. Op. Cit. p. 49.

[51] DUARTE, Jesús y VILLA, Carlos Leonardo. Hacia un nuevo esquema de financiación de la universidad pública colombiana. En: Rev. Planeación y Desarrollo. Bogotá, DNP, No. 1 enero-marzo de 1997, p. 102.

[52] DNP. Agenda de Empleo 2019. Bogotá, Santiago Montenegro Trujillo, presentación en ppt, mayo 17 de 2006.

[53] CAF. Op. Cit., p. 49-50.

[54] Ibíd., p. 43.

[55] Ibíd., p. 43.

[56] Ibíd., p. 45.

[57] Ibíd., p. 43.

[58] Ibíd., p. 83

[59] ARIAS OSORIO, Eduardo. El potencial humano de alto nivel en Colombia. Santa Fe de Bogotá, D.C., Mineducación, ACUIP, ICETEX, 1ª. Edición 1998, p. 162.

Humberto Vanegas Angarita

Director de Investigación & Desarrollo UMB-ITAE

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