Ideales educativos de los liberales y su impacto en el porfiriato (México) (página 2)
Enviado por Marco Antonio Salas Lu�vano
LOS LIBERALES Y LA ORIENTACIÓN POSITIVISTA.
Tras una larga lucha y ante el triunfo inminente de los liberales portadores de los más altos valores de riqueza, ilustración, ciencia y artes; se requiere de un nuevo lenguaje, un lenguaje que tiene que ver con el uso del poder. Por ello, luego del triunfo de Juárez y la restauración de la República, el Estado jugó un papel prioritario en el acontecer educativo del país; de pasivo y negativo, transita hacia activo y positivo, no solamente vela por la seguridad y aplicación de leyes, sino que se constituye en educador de los mexicanos inculcando la doctrina positivista. El fundamento de su expresión se encuentra en la constitución de 1857 y las Leyes de reforma, estas son consideradas como … "la máxima expresión jurídico –política del liberalismo clásico"6. Así ya consolidado en el poder "…a partir de 1867 provoca un replanteamiento de su sistema de conceptos, tal como habían sido formulados y defendidos en su primera época. La carga negativa y disolvente del orden establecido que caracterizó al liberalismo de la primera época fue cediendo lugar a la defensa del orden"7. Este concepto (orden) tienen que ver con otro, el del positivismo considerado como: "Sistema filosófico que tiene por base a las ciencias bien constituidas y que proclama que los acontecimientos presentes son producto de los sucesos anteriores, sujetos a leyes matemáticas inmutables y eternas"8. Al respecto Zea, plantea que el positivismo "…pretende valer como soluciones a los problemas que se plantea el hombre, cualquiera que sea su situación espacial o temporal, geográfica o histórica"9. Aunque en ese momento, el liberalismo a ultranza llevaba a la anarquía, por ello era necesario reconceptualizar el concepto –escribe Cordova- "Barreda no vacila en afirmar que el liberalismo encarnó no sólo la idea del progreso, sino el mismo espíritu positivo"10. "Recuérdese que, para Comte el liberalismo europeo, que culminaba en Rosseau, representaba el espíritu negativo. En Barreda, en el discurso de que tratamos, sucede todo lo contrario: el liberalismo de los hombres de la Reforma representa el espíritu positivo en marcha. Barreda, a diferencia de Comte, no combate el catolicismo porque haya dejado de cumplir su misión y quiera sustituirlo por otra religión. Sino que ve en su expresión social y material, en el clero, un obstáculo a la marcha del espíritu positivo"11. En ese sentido es de considerarse a la iglesia y sus representantes como lo negativo para la revolución, esta pensada como un orden, como una emancipación mental del mexicano y de la humanidad "…caracterizada por la gradual decadencia de las doctrinas antiguas, y su progresiva substitución por las modernas"12.
Por ello se incentiva la participación decidida del estado en el desarrollo social, político y económico del país, con argumentos expresados en el positivismo y en las más altas ideas liberales. "Las metas y los caminos a seguir en la reconstrucción de la Republica, o sea el diseño del nuevo país, queda en manos de los intelectuales … El primero y principal propósito de la elite liberal en el poder fue "aplicar la Constitución" (símbolo de la victoria, razón de la lucha, clave de la dicha) íntegramente y sin pestañear"13. "Un Estado dirigido por intelectuales "científicos", es decir, conocedores de las leyes que presiden el desarrollo social, era la mejor garantía para poner en armonía las leyes de la evolución con las leyes del Estado"14.
El máximo logro de la década de 1867-1876 se da en el campo de la cultura. La Constitución de 1857 decretó "la enseñanza libre", la ley del 15 de abril de 1861 ratificó la libertad de enseñanza e hizo gratuita la oficial. La Ley Martínez de Castro promulgada el 2 de diciembre de 1867, aplicable al Distrito y Territorios Federales fue más allá al establecer la obligatoriedad del aprendizaje de las primeras letras y dar a la enseñanza en su conjunto una orientación positivista, inspirada en las ideas de Augusto Comte, importadas a México por el médico Gabino Barreda. Una nueva Ley 15 de mayo de 1869 redondeó la de 1867 y puso especial empeño en hacer la enseñanza metódica, basada en la jerarquía de las ciencias positivas y libre de adherencias teológicas y metafísicas; al respecto Julio Hernández citado por Tenti Fanfani, plantea que: "En la etapa dogmática o teológica se prepara a los individuos para la vida de ultratumba. Para ello se recurre a la "supresión completa de nuestra individualidad física, intelectual y moral para aceptar incondicionalmente los mandatos del director espiritual (…) la fe religiosa intolerante y ciega" llevan a "la renuncia de la vida terrestre y una rígida disciplina que nos impide la realización de todo acto natural, espontáneo o libre"15. Luego la etapa metafísica, donde "cada cerebro es árbitro para determinar el objeto de la escuela". Esta etapa lleva a "la libertad de escuelas pedagógicas" y por lo tanto a la anarquía. Sin embargo, este peligro se desvanece cuando se instaura la etapa científica en la educación. Esta no parte del dogma sino de la realidad; no se inspira en la opinión individual y subjetiva de un solo hombre, por sabido que se el suponga; se inspira en la razón y en la verdad; no invoca la tradición, sino la historia en sus grandes etapas evolutivas, no parte de principios metafísicos a priori, sino de hechos positivos observados, experimentados y comprobados a posteriori; no teje rapsodias o ensarta proposiciones mecánicas de trozos de bella literatura, sino elabora sistemas orgánicos con toda la aridez de la verdad; pero también con toda la belleza y grandiosidad de la inducción científica"16.
Así tanto en el Distrito Federal como en varios estados de la republica mexicana se decretaron leyes sobre educación., todas ellas parecidas al declarar gratuita, científica y obligatoria a la escuela primaria. Tras la promulgación de esas leyes vinieron las apasionantes discusiones sobre métodos pedagógicos y la apertura de escuelas. En 1867, sobre moldes enteramente positivistas, se fundó la Escuela Nacional Preparatoria de donde saldrían los funcionarios nucleares de la administración, los autores de códigos y leyes y líderes de la actividad intelectual; "Esta institución tiene una gran importancia como centro de inculcación de los valores del liberalismo positivista. Esta escuela poseía un currículo que se desarrollaba en cinco años y tenía como objeto formar una verdadera cultura general. … Su desarrollo bajo la égida de Barreda la convertía en un bastión del positivismo mexicano"17. Es de considerarse que esta institución y sus grandes pensadores fueron blanco perfecto de los grupos de intelectuales antagónicos al positivismo. Desde la preparatoria, el positivismo de Comte se derrama en todas direcciones hasta convertirse en filosofía hegemónica y oficial, aceptada por la mayoría de los liberales, incluso por algunos de los viejos apóstoles del liberalismo como D. Ignacio Ramírez, novelista, poeta, politólogo, filosofo y ateo; en suma, un hombre muy representativo de la nueva religión materialista.
Al mismo tiempo al interior de los estados de la republica mexicana proliferaban los institutos de ciencias que proveían la educación media y superior, sobresaliendo en Zacatecas el Instituto de Ciencias (ICZ), luego el autónomo (ICAZ). "Otra moda fue la de las escuelas normales de señoritas. En cambio la enseñanza técnica y profesional no hizo progresos de mejoría"18.
LOS GRANDES DEBATES PEDAGÓGICOS
También a partir de 1868 empieza la fiebre de abrir escuelas en todos los grados de la educación, y con impaciencia en el primario. José Días Covarrubias, director de instrucción pública, informaba en 1875 que en solo 7 años se había duplicado el número de alumnos hasta llegar a ser de 350, 000, y triplicado la cifra de planteles, que en 1875 era ya de 8,103 en el nivel primario. Al ascenso de D. Porfirio Díaz a la presidencia de la republica "…creció la escuela, la nueva escuela que se propuso como ideal sustantivo la difusión de los amores a la patria, al orden, a la libertad y al progreso. Díaz recibió 5194 escuelas primarias con 140 mil alumnos. De esos planteles sólo un 13 por ciento era de particulares. Para 1887 el número de primarias se había duplicado y el de alumnos, cuadriplicado. Estos subieron a 477 mil en las escuelas oficiales y a 140 mil en las católicas. La educación siguió circunscrita a la ciudad y a la clase media. Por la educación indígena y rural sólo se hicieron esfuerzos esporádicos y aislados19.
Para el año de 1882 se polemiza lo educativo en función del nuevo paradigma emergente "positivismo"; es decir, la educación espontánea (impartida por maestros empíricos, con saberes prácticos y con experiencia), es reemplazada por la educación racional (con instructores más eficaces, aplicando un método, pero el método positivista), al respecto TENTI FANFANI, plantea que mediante una circular se les notifica a los Jefes Políticos del Estado de Veracruz en diciembre de 1882 que: "El estado de civilización a que se ha llegado gracias a las reformas sociales que se han introducido basadas en la ciencia y en la observación hacen necesario salir de la rutina y del empirismo en todos los ramos (…) desgraciadamente hasta ahora, siguiendo una práctica viciosa e invertebrada, la educación se ha reducido a fatigar la memoria, de los niños con una enseñanza automática y, por lo mismo, estéril e improductiva, sin ocuparse de ningún modo del desarrollo gradual y conveniente de la inteligencia (…)20" Es evidente que los esfuerzos por desplazar los viejos fundamentos filosóficos se convertían en acciones contundentes, y que la nueva propuesta positivista francesa echaba raíces en suelo mexicano; sin embargo todo esto implicó grandes consecuencias, rupturas, encuentros y desencuentros entre los intelectuales, lo que motivo la organización y realización de dos Congresos Nacionales de Instrucción Pública (1889-90 y 1890-91). En ellos el cientificismo extremo y la crítica radical contra el orden establecido son dos polos opuestos distintivos con sus características estructurales de los primeros discursos pedagógicos en la educación en nuestro país. Así es como surge el concepto de pedagogía analizada en su propia especificidad; pues ya no se hace notable la insistencia por discutir el problema de la instrucción, abordada la educación desde lo ideológico político de lo obligatorio, gratuidad o uniformidad; sino se define a la disciplina que estudia la práctica educativa integral y la educación de masas. En estos dos congresos también se aborda lo rural educativo de los adultos, párvulos, nivel primario superior de artes y oficios.
Otras de las luchas que gestó la situación educativa, fue sin duda la polémica por lo nacional y lo extranjerizante. Es decir la idea de reivindicar la producción científica nacional y la apertura de fronteras para la importación de patrones educativos; de Francia y Estados Unidos principalmente. Pronto las voces de rechazo y aceptación se dejaron escuchar: R. Manterola en un discurso pronunciado en Chicago planteaba que "…el ideal de las personas ilustradas en mi país, y por consiguiente el de las clases directoras, y de su gobierno a la cabeza, tiene que ser y ha sido, en efecto, como entre todos los pueblos nuevos, el de marchar sobre las huellas de las naciones más avanzadas; seguir sus ejemplos; adoptar y hacer prácticas las doctrinas de sus grandes hombres"21.
Por el contrario "El representante por Sonora al Congreso de 1889-1890, José P. Nicoli, denunciaba el "espíritu de imitación" que guiaba a algunos pedagogos: "Si se trata del orden administrativo, tomamos del otro lado del Bravo ciertas instituciones quizá completamente contrarias a nuestro carácter y nuestra raza; si se trata de instrucción pública, entonces, del otro lado del atlántico, nos llegan ciertas asignaturas incompatibles también con nuestro ser actual"22.
También se suscita la polémica entre la teoría y el método, unos abogaban por el modo de ver el mundo por parte de los norteamericanos (pragmáticos, descentralización) y la cultura clásica latina con fuertes rasgos franceses. Justo Sierra considera pertinente adoptar lo francés, por lo cual es fuertemente criticado Por ello Gutiérrez se opone tenazmente a la intención de Sierra de tomar a la Universidad francesa como modelo. "Si el Sr: Sierra nos hubiera hablado de Harvard, del Columbia College, yo, por mi parte –no me opondría; pero sembrar aquí lo que ya no quieren en Francia misma, no me parece que nos convenga"23. A leguas se nota que se prefería los principios de la escuela pragmática norteamericana por encima de la francesa. Al final de cuentas este tipo de luchas y pugnas ocultan y muestran a la vez una lucha por el poder, por la legitimación de sus formas de pensamiento en el ejercicio de la vida pública administrativa nacional.
CONCLUSIÓN
El periodo conocido como el Porfiriato, es un momento en la historia de México donde se gestaron grandes eventos dentro del marco educativo. Las raíces se encuentran en las postrimerías del triunfo de la republica por Benito Juárez, y en la republica restaurada. También encuentra su fundamento legal en las leyes expedidas por los liberales en el año de 1857, y continua con los grandes debates que se dieron por los pedagogos de la época respecto a lo educativo. Algunos con ideas de importar lo educativo del extranjero y otros por defender lo nacional.
La filosofía positivista es el rasgo distintivo de la vida porfirista, donde la ciencia y la razón son las armas de hacer frente a las vicisitudes de la vida nacional, donde la verdad imperaba con o en contra de la voluntad de los individuos y donde el mismo positivismo fue una utopía.
Todas las nuevas escuelas eran de nuevo cuño: gubernamentales, gratuitas, laicas y devotas de las ciencias. Habían pasado a segundo terminó los centros educativos de la sociedad Lancasteriana hasta desaparecer mediante decreto presidencial, y a tercero las escuelas regenteadas por los curas. Con todo, la primera enseñanza no pudo llegar al campo y dentro de las ciudades alcanzó a la clase media y muy poco a la trabajadora. La enseñanza secundaria y superior se mantuvo elitista.
Los periódicos liberales de la capital el monitor republicano, el siglo XIX y algunas publicaciones de provincia difunden con entusiasmo el evangelio positivista. Naturalmente que la difusión del positivismo es aún mayor en las revistas de alta cultura y contenido científico, como el viejo y prestigiado boletín de la sociedad mexicana de Geografía y Estadísticas.
El positivismo lo inunda todo; los maestros o pedagogos, los historiadores, los autores de novelas, los poetas, todos son testigos de la influencia y lucen su barniz positivista.
La ciencia y el positivismo, tal era la consigna casi generalizada durante esta época.
BIBLIOGRAFÍA Y NOTAS
Nota: La clase culta eran pocos, educados en ciudades, profesionistas (abogados, médicos) que ejercían el periodismo, la oratoria, la milicia y se dividían en dos clubes: liberal y conservador.
2 REYES HEROLES, Jesús. El liberalismo mexicano. FCE. México. 1982.
3 Nota: El decreto aparece en. El Escolar Mexicano Tomo II, no. 31, abril 20 de 1890.
4TENTI FANFANI, Emilio. El arte del buen maestro. Edit. Pax. México, 1999. p. 97.
5Idem. p. 105
6 Idem. p. 46.
7 Idem. p. 46.
8 VILLASEÑOR, M. E. Lecciones de cosas. En: La Enseñanza Primaria. Tomo IV. No. 18. 15 de marzo de 1905. p. 292.
9 ZEA, Leopoldo. El Positivismo en México. Nacimiento, apogeo y decadencia. FCE. México. 1968. p. 17.
10 CORDOVA, Arnaldo. La Ideología de la Revolución Mexicana. La formación del nuevo régimen. Era. México. 1979. p. 48.
11 ZEA, (1968). Op. cit. p. 57.
12 BARREDA, Gabino. "Oración Cívica", Opúsculos, Discusiones y Discursos. (Reeditado en La revista Positiva y en Ensayos). México, 1877. p. 84.
13 GONZÁLEZ, Luís. El Liberalismo. En HISTORIA GENERAL DE MÉXICO 2. El Colegio de México. México. 1981. p. 908-909.
14 TENTI, (1999). op. cit. p. 51.
15 HERNÁNDEZ Julio. (1902). La escuela como institución social. México. Intelectual. Tomo XVII, 86. Tomado de TENTI FANFANI, E. El arte del buen maestro. p. 99.
16 HERNÁNDEZ, Julio. (1902). p. 87. y op. cit. p. 100
17 TENTI FANFANI (1999). Op. cit. p. 82-83.
18 GONZÁLEZ, Luís. (1981). Op. cit. p. 951.
19 Idem p. 951.
20 TENTI FANFANI, (1999). Op. cit. p. 100.
21 Idem p. 123.
22 Idem. p. 123.
23 Idem. p. 126.
Biografía del autor
Nació en Villa Hidalgo Zac., México el 1° de agosto de 1956. Es Licenciado en Economía, Prof. de Instrucción básica por el Centro de Capacitación y Mejoramiento Profesional del Magisterio, con Diplomados en Investigación Educativa y en Tutorías, Especialista en Docencia Superior y Maestro en Ciencias de la Educación por la Unidad Académica de Docencia Superior de la Universidad Autónoma de Zacatecas, y Doctor en Ciencias de la Educación ICE. UABJO (Oaxaca). Cuenta con Perfil Promep. Responsable del Programa de Maestría en Ciencias de la Educación de la Unidad de Docencia Superior de la UAZ. Ha participado en eventos a nivel local, regional, nacional e internacional con ponencias y conferencias. Ha publicado artículos en las revistas de Panorama Universitario, en la revista de la ADM, Revista Diálogo de la UAZ, Rev. Perspectiva Odontológica, DIDAC de la Ibero. Tiene varios libros en autoría. Actualmente es integrante del Cuerpo Académico: UAZ – 38: Educación, Sociedad y Desarrollo.
Por:
Marco Antonio Salas Luévano
Datos del autor
Dirección. Panfilo Natera # 305 – 1
Col. Panfilo Natera
Zacatecas, Zac. México
Nota: Este ensayo fue elaborado durante mi permanencia en el Doctorado en Ciencias de la Educación en el Instituto de Ciencias de la Educación de la Universidad Autónoma "Benito Juárez de Oaxaca", México, en el año de 2001.
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