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Origen del universo, según los dos más grandes científicos de todos los tiempos (existe dios) (página 2)


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(1948) Necesidad de una cultura ética. Creo por supuesto que el excesivo énfasis en lo intelectual -que suele dirigirse sólo hacia la eficacia y lo práctico- de nuestra educación, ha conducido al debilitamiento de los valores éticos. No pienso tanto en los peligros que conlleva el progreso técnico para la especie humana, como en la asfixia de la consideración mutua entre los hombres por un hábito de pensamiento inclinado al mero hecho, que se ha   extendido como un terrible congelamiento sobre las relaciones humanas. La plenitud en los aspectos morales y estéticos es un objetivo mucho más próximo a las preocupaciones del arte que a las de las ciencias.Tiene prioridad, sin duda, la comprensión de nuestros semejantes. Mas esta comprensión sólo resulta fecunda cuando la sustenta un sentimiento cordial y fraterno en la alegría y en la aflicción. El cultivo de esta elevada fuente de acción moral es lo que queda de la religión cuando ella se ha purificado de los elementos supersticiosos. En este sentido, la religión constituye una parte importante de la educación, en la que recibe una consideración muy escasa y poco sistemática. El dilema aterrador que plantea la situación política mundial está estrechamente relacionado con este pecado de omisión que nuestra civilización comete.(1948) Un mensaje a los intelectuales. Como intelectuales e investigadores de distintas nacionalidades, nos hallamos hoy enfrentados ante una profunda e histórica responsabilidad. Existen motivos que nos impulsan a estar agradecidos a nuestros colegas franceses y polacos, cuya iniciativa nos ha reunido aquí con un objetivo esencial: utilizar la influencia de los hombres sensatos para promover la paz y la seguridad en todo el mundo. Este es el antiguo problema mediante el cual Platón -uno de los primeros- luchó empeñosamente: aplicar la razón y la prudencia para lograr la solución de las dificultades del hombre en vez de apelar a los instintos atávicos y a las pasiones. Una penosa experiencia nos enseña que el pensamiento racional no basta para resolver las cuestiones de nuestra vida social. La investigación y el trabajo científico serio han tenido a menudo trágicas proyecciones sobre la humanidad. Han producido, por una parte, los inventos que liberaron al hombre de un trabajo físico agotador y tornaron la vida más rica y fácil, mientras que, por otra parte, introducían una grave inquietud en la existencia, pues el hombre se convertía en esclavo de su ámbito tecnológico -y más catastrófico todavía- creaba los medios para su destrucción masiva. Sin duda nos hallamos frente a una tragedia de terrible alcance.Por muy afligente que resulte este hecho es más trágico aún considerar que mientras la humanidad ha producido muchos investigadores de genio en el campo de la ciencia y la tecnología, sin embargo no hemos sido capaces de hallar soluciones adecuadas para los innumerables conflictos políticos y tensiones económicas que nos abruman. Por cierto el antagonismo de intereses económicos dentro y entre las naciones es en gran medida responsable de la situación peligrosa y amenazante que vive el mundo de nuestros días. El hombre no ha conseguido desarrollar formas de organización política y económica que garanticen la coexistencia pacífica de las naciones del mundo. No ha logrado edificar un sistema que elimine la posibilidad de la guerra y que rechace para siempre los criminales instrumentos de destrucción masiva.

Sumergidos como estamos en el trágico destino que nos ha llevado a colaborar en la elaboración de métodos de aniquilación más horribles y más eficaces cada vez, los científicos debemos considerar que nuestra solemne y esencial obligación es hacer cuanto esté a nuestro alcance para impedir que esas armas sean utilizadas con la brutal finalidad para la que fueron inventadas. ¿Qué otra cosa podría ser más importante para nosotros? ¿Qué otro propósito social podría sernos más deseable? Debido a estas circunstancias este Congreso tiene ante sí una misión vital. Estamos aquí para brindarnos mutuos consejos. Hay que construir puentes espirituales y científicos que sirvan de enlace entre las naciones del mundo. Debemos superar los tremendos obstáculos de las fronteras nacionales. Dentro de las instituciones menores de la vida comunitaria el hombre ha realizado algunos progresos en el intento de terminar con las soberanías antisociales. Esto es cierto en cuanto a la vida dentro de las ciudades, y en determinada manera, también de la sociedad dentro de los estados individuales. En esas comunidades la tradición y la educación han tenido una influencia moderadora y han contribuido al surgimiento de relaciones de tolerancia entre los pueblos que viven dentro de esos confines. Sin embargo en las relaciones entre estados independientes todavía se impone la anarquía.

No creo que durante los últimos mil años hayamos logrado algún progreso verdadero en ese terreno. Los conflictos entre las naciones aún se resuelven, con mucha frecuencia, mediante el poder brutal, a través de la guerra. El deseo incontrolado de un poderío siempre mayor se ha convertido en un elemento activo y agresivo cada vez que se ha presentado la posibilidad de que sea así. Durante el transcurso de los siglos este estado de anarquía en los problemas internacionales ha ocasionado sufrimientos y destrozos indescriptibles; siempre se ha impedido el desarrollo del hombre, de su espíritu y de su bienestar. En ocasiones se ha llegado casi al aniquilamiento de países enteros. Por otra parte, las naciones alimentan el designio de estar siempre preparadas para la guerra y esto añade nuevas repercusiones sobre la vida de los hombres. El poder de cada Estado sobre sus ciudadanos ha crecido sin pausa en los últimos siglos, tanto en los países en los que el poder estatal se ejerce con sensatez como en los que se utiliza para una tiranización brutal de la ciudadanía. La función estatal de mantener relaciones pacíficas y ordenadas entre los ciudadanos se ha convertido en un proceso cada vez más completo a causa de la concentración y centralización del moderno aparato industrial. A fin de proteger a sus ciudadanos de ataques externos, el Estado moderno necesita ejércitos cada vez más poderosos.

Además, el Estado estima imprescindible educar a sus ciudadanos para la posibilidad de una guerra: una "educación" que no sólo corrompe el alma y el espíritu de los jóvenes, sino que también afecta la mentalidad de los adultos. Ningún país puede evitar esta corrupción que infecta a la ciudadanía hasta en países en los que no se profesan abiertas tendencias agresivas. Así el Estado se ha convertido en un ídolo moderno a cuyo poder de sugestión sólo pueden escapar algunos pocos hombres. La educación para la guerra es un engaño, en efecto. El desarrollo tecnológico de los últimos años ha creado una situación militar por completo nueva. Se han inventado terribles armas, capaces de destruir en pocos segundos importantes masas de seres humanos y enormes áreas de territorio. Puesto que la ciencia no ha hallado todavía una protección adecuada, el Estado moderno ya no está en condiciones de brindar la seguridad necesaria a sus ciudadanos. ¿Cómo nos salvaremos, pues? La humanidad sólo estará protegida del riesgo de una destrucción inimaginable y de una desenfrenada aniquilación si un organismo supranacional tiene el poder de producir y poseer esas armas.

No puede pensarse, empero, que en los momentos actuales las naciones otorgarían dicho poder a un organismo supranacional, a menos que éste tuviera el derecho legal y el deber de resolver todos los conflictos que en el pasado han dado origen a la guerra.

Las funciones de los estados individuales quedarán limitadas a sus problemas internos, digamos; en sus relaciones con los estados restantes sólo se ocuparán de proyectos y cuestiones que de ningún modo puedan conducir a provocar situaciones de peligro para la seguridad internacional.

Por desgracia no hay indicios de que los gobiernos hayan llegado a comprender que en las condiciones en que se encuentra la humanidad urge que se adopten las medidas revolucionarias ante tan apremiante necesidad.

Nuestra situación no se puede comparar con ninguna otra del pasado. Por tanto resulta imposible aplicar métodos y medidas que en otro tiempo hubieran sido eficaces. Debemos revolucionar nuestro pensamiento, nuestras acciones y hemos de tener el valor de revolucionar las relaciones entre los países del mundo. Las soluciones de ayer carecen hoy de vigencia, y sin duda estarán fuera de lugar mañana. Llevar esta convicción a todos los hombres del mundo es lo más importante y significativo que los intelectuales hayan tenido jamás que afrontar. ¿Tendrán el coraje indispensable para superar, hasta donde sea preciso, los resabios nacionalistas con el fin de inducir a los pueblos del mundo a cambiar sus arraigadas tradiciones de la manera más radical posible? Es necesario realizar un supremo esfuerzo. Si ahora fracasamos la organización supranacional será erigida más adelante, pero entonces se levantará sobre las ruinas de una gran parte del mundo hoy existente. Conservamos la esperanza de que la abolición de la actual anarquía internacional no deba pagarse con una catástrofe general, cuyas dimensiones quizá nadie pueda imaginar.El tiempo es inexorablemente breve. Si deseamos hacer algo debe ser ahora.(1950) La cultura, una de las bases de la comprensión mundial. A fin de captar el sentido pleno de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre es necesario conocer a fondo la situación mundial que dio origen a las Naciones Unidas y a la UNESCO. La devastación provocada por las guerras en estos últimos cincuenta años   ha permitido que todo el mundo comprendiera que con el actual nivel tecnológico la seguridad de las naciones sólo puede fundarse en instituciones supranacionales y en estrictas normas de conducta. Se acepta ya que a largo plazo una conflagración mundial sólo puede evitarse si se instituye una federación mundial de naciones. De este modo, como modesto comienzo del orden internacional, se fundaron las Naciones Unidas. Empero, esta institución no es más que el lugar en que se reúnen los delegados de los gobiernos y no los representantes de los pueblos, que actúan con independencia, sobre la base de sus propias convicciones. Además, las decisiones de las Naciones Unidas carecen de fuerza ejecutiva para ningún gobierno nacional, ni hay medios concretos por los cuales se pueda exigir el cumplimiento de una decisión. La eficacia de las Naciones Unidas se ve más reducida aún porque se ha negado la participación a ciertas naciones; excluirlas afecta de manera negativa el carácter mundial de ese organismo.Sin embargo; considerado en sí mismo el hecho de que se planteen y discutan abiertamente los problemas internacionales favorece la solución pacífica de los conflictos. La existencia de un foro supranacional de discusión sirve para que los pueblos se acostumbren de modo gradual a la idea de que los intereses nacionales deben ser defendidos a través de las negociaciones pertinentes y no por la fuerza bruta. Creo que la característica más valiosa de las Naciones Unidas es este efecto psicológico o educativo. Una federación mundial supone una nueva clase de lealtad por parte del hombre, un sentido de la responsabilidad que no se desvanece en las fronteras nacionales. Para alcanzar su verdadero significado esa lealtad tendrá que abarcar algo más que objetivos políticos. Será necesario agregar la comprensión entre los distintos grupos culturales, la ayuda mutua económica y cultural. Sólo un esfuerzo en este respecto originará un sentimiento de confianza estable, hoy perdida a causa de los efectos psicológicos de la guerra y deteriorada por la débil filosofía del militarismo y de la política de las grandes potencias.

Sin comprensión y sin cierta dosis de confianza recíproca ninguna institución que vele por la seguridad colectiva de las naciones promoverá la simpatía general. A las Naciones Unidas se agregó la UNESCO, organismo cuya misión es trabajar en favor de las tareas culturales. La UNESCO ha tenido la capacidad necesaria para evitar la influencia paralizadora de la política de las grandes potencias, por lo menos en grado mucho mayor que las Naciones Unidas. Sólo pueden establecerse relaciones internacionales sólidas entre pueblos formados por personas cabales que gocen de cierta independencia; sobre la base de esta convicción, las Naciones Unidas han elaborado una Declaración Universal de los Derechos del Hombre que fue adoptada por la Asamblea General el 10 de diciembre de 1948. La Declaración estipula una serie de principios fundamentales y universales que tienden a asegurar la protección del individuo, evitar la explotación económica del hombre y salvaguardar el libre desarrollo de sus actividades dentro de la comunidad. Divulgar estos principios entre los estados miembros de las Naciones Unidas se considera un objetivo de gran importancia. De modo que la UNESCO dedica este tercer aniversario a formular una amplia llamada para establecer que estas aspiraciones éticas sean una base sobre la cual ha de restaurarse el equilibrio político de los pueblos. No se podía evitar que la Declaración se redactase en la forma de un documento legal, que por su rigidez se expone a discusiones interminables. No es posible que un texto de esa índole abarque la gran diversidad de condiciones de vida en los diversos países miembros de la organización; por otra parte es inevitable que este tipo de declaración admita muy distintas interpretaciones de detalle. La tendencia general de la Declaración, no obstante es inequívoca y proporciona una base adecuada y aceptable para el juicio y la acción. Admitir de manera formal ciertos principios y adoptarlos como líneas de acción, a pesar de todas las adversidades de una situación cambiante, son dos cosas distintas, tal como cualquier observador imparcial puede comprobarlo a través de la historia de las instituciones religiosas. La Declaración, entonces, ejercerá una verdadera influencia sólo y exclusivamente cuando las Naciones Unidas demuestren con sus decisiones y sus hechos que encarnan de facto el espíritu de este documento.

(1953) Los derechos humanos. Se han reunido ustedes hoy para dedicar su preocupación al problema de los derechos humanos; y han resuelto ofrecerme un premio con tal motivo. Cuando me enteré del hecho, me deprimió un poco tal decisión. ¿En qué desdichada situación, pensé, se encuentra una comunidad para no encontrar un candidato más adecuado a quien conceder esta distinción? Durante una larga vida he dedicado todos mis esfuerzos a fin de lograr una concepción algo más profunda de la estructura de la realidad física. Nunca he realizado trabajo sistemático alguno para mejorar la suerte de los hombres, para combatir la injusticia y la represión y mejorar las formas tradicionales de las relaciones humanas. Sólo lo hice con largos intervalos; expresé mi opinión sobre cuestiones públicas siempre que me parecieron desgraciadas y negativas, es decir cuando el silencio me habría obligado a sentirme culpable de complicidad. Al hablar ahora de los derechos humanos nos referimos en especial a los siguientes derechos esenciales: protección del individuo contra la usurpación arbitraria de sus derechos por parte de otros, o por el gobierno; derecho a trabajar y a percibir ingresos justos por su labor; libertad de enseñanza y de discusión; participación adecuada del individuo en la formación de su gobierno. Estos derechos humanos se reconocen hoy de manera teórica; sin embargo, mediante el uso frecuente de maniobras legales y formalismos resultan violados en medida mayor todavía que hace una generación.Existe, además, otro derecho humano, que pocas veces se menciona, aunque está destinado a ser muy importante: es el derecho, o el deber, que posee el ciudadano de no cooperar en actividades que considere erróneas o dañinas. He conocido personas de gran fortaleza moral e integridad que por ese motivo han entrado en conflicto con los órganos del Estado. El juicio de Nürenberg contra los criminales de guerra alemanes se basaba tácticamente en el reconocimiento de este principio: no pueden excusarse los actos criminales aun cuando se cometan por orden de un gobierno. La conciencia está por encima de la autoridad de la ley del Estado.(1953) La libertad. Señalemos, dos objetivos sobre los cuales tal vez estén de acuerdo quienes lean estas líneas:

1. Los bienes esenciales destinados a sustentar la vida y la salud de todos los seres humanos, deberían producirse con el mínimo esfuerzo posible.

2. La satisfacción de las necesidades físicas es por supuesto la condición previa indispensable para una existencia decorosa, si bien no es suficiente por sí sola. Para que los hombres se muestren satisfechos deben tener también la posibilidad de desarrollar su capacidad intelectual y artística según sus características y condiciones personales.

El primero de estos fines exige la difusión de todos los conocimientos relacionados con las leyes de la naturaleza y de los procesos sociales, esto es, el impulso de todas las investigaciones científicas. No obstante, el progreso de la ciencia exige que sea posible la difusión sin restricciones de opiniones y consecuencias: libertad de expresión y de enseñanza en todos los ámbitos de la actividad intelectual. Mas las leyes solas no logran asegurar la libertad de expresión; a fin de que el hombre pueda exponer sus opiniones sin riesgos serios debe existir el espíritu de tolerancia en toda sociedad. Un ideal de libertad externa como éste jamás se logrará plenamente, aunque debe persistirse en él con empeño si queremos que el pensamiento científico avance sin tregua, lo mismo que el pensamiento filosófico y creador en general. Para lograr el segundo objetivo, o sea que resulte posible el desarrollo espiritual de todos los individuos, es necesario un segundo género de libertad exterior. El individuo no ha de verse obligado a trabajar tanto para cubrir sus necesidades vitales que no le quede tiempo ni fuerzas para sus actividades personales. Sin este segundo tipo de libertad externa, no servirá de nada la libertad de expresión. La evolución de la ciencia y de las actividades creadoras del espíritu en general, reclama otro modo de libertad que puede calificarse de libertad interior. Esa libertad de espíritu consiste en pensar con independencia sobre las limitaciones y los prejuicios autoritarios y sociales así como frente a la rutina antifilosófica y el hábito embrutecedor del ambiente. Esta libertad interior es un raro privilegio de la naturaleza y un propósito digno para el individuo. Únicamente si se persigue con constancia y conciencia la libertad interior y la libertad externa es posible el progreso espiritual y el conocimiento y así mejorar la vida general del hombre en todos sus aspectos.

(1953) Educación y pensamiento independiente. No es suficiente enseñar a un hombre una especialidad. Aun cuando esto logre convertirlo en una especie de máquina útil no tendrá una personalidad desarrollada de manera armoniosa. Es indispensable que el estudiante adquiera una comprensión de los valores y una profunda afinidad con ellos. Tiene que alcanzar un vigoroso sentimiento de lo bello y de lo moralmente bueno, De lo contrario, la especialización de sus conocimientos lo asemejarán más a un perro adiestrado que a una persona de desarrollo culto y equilibrado. Ha de aprender a intuir las motivaciones de los seres humanos, sus sufrimientos e ilusiones para conseguir una relación adecuada con su prójimo y la comunidad. Estos elementos espirituales se transmiten a las generaciones más jóvenes a través del contacto personal con quienes enseñan, -no en lo esencial por lo menos- mediante los libros de texto. La insistencia exagerada en el sistema competitivo y la especialización prematura fundada en la utilización inmediata matan el espíritu en que se asienta toda la vida cultural, incluido el conocimiento especializado. Es asimismo vital para una educación fecunda que se desarrolle en el joven una capacidad de pensamiento crítico independiente, proceso que corre graves riesgos si se sobrecarga al educando con distintas y variadas disciplinas. Este exceso lleva sin duda a la superficialidad. La enseñanza debe ser de tal índole que lo que se ofrece se reciba como un don valioso y no como un penoso deber.

(1954) Ciencia y religión. En el transcurso del siglo pasado y parte del anterior se sostuvo de manera generalizada que existía un conflicto insalvable entre la ciencia y la fe. La opinión que predominaba entre las personas de ideas avanzadas afirmaba que había llegado la hora de que el conocimiento, la ciencia, reemplazase a la fe; toda creencia que no se apoyara en el conocimiento era superstición y, como tal debía ser combatida. De acuerdo con esta concepción, la educación tenía como única función abrir el camino al pensar y al conocer, y la escuela, como instrumento decisivo de la instrucción del pueblo, debía servir sólo a este fin. Por supuesto que el mejor medio de defender cualquier convicción es fundarla en la experiencia y en el razonamiento. El punto débil de esta concepción resulta, empero, que esas ideas que son inevitables y determinan nuestra conducta y nuestros juicios no pueden basarse sólo en este único procedimiento científico.En efecto, el método científico no puede mostrarnos más que cómo se relacionan los hechos entre sí y cómo se condicionan mutuamente. Sin embargo, es manifiesto también que el conocimiento de lo que es no da acceso directo a lo que debería ser. Se puede tener el conocimiento más claro y completo de lo que es, y no lograr, en efecto, deducir de ello lo que debería ser la finalidad de nuestras aspiraciones humanas. El conocimiento objetivo nos proporciona poderosos instrumentos para conseguir ciertos fines, pero el objetivo último en sí y el propósito de alcanzarlo deben venir de otra fuente. Por consiguiente, nos enfrentamos aquí con los límites de la concepción puramente racional de nuestra existencia. La inteligencia nos aclara la interrelación entre medios y fines. Empero, el simple pensamiento no es capaz de proporcionarnos un sentido de los fines últimos y fundamentales. Penetrar estos fines y estas valoraciones esenciales e introducirlos en la vida emotiva de los individuos, me parece, de manera concreta, la función más importante de la religión en la vida social del hombre. Los más elevados principios de nuestras aspiraciones y juicios nos los proporciona la tradición religiosa judeocristiana. Es un objetivo muy digno que, con nuestras débiles fuerzas, sólo logramos alcanzar muy pobremente, si bien proporciona una base segura a nuestras aspiraciones y valoraciones. Si se separa este objetivo de su forma religiosa y se examina en su mero aspecto humano, tal vez sea posible exponerlo así: Desarrollo libre y responsable del individuo, de modo que logre poner sus cualidades, con libertad y alegría al servicio de toda la humanidad.¿Cuál es, pues, en este problema, la función de la educación y de la escuela? Debería ayudarse al joven a formarse en un espíritu tal que esos principios esenciales fuesen para él como el aire que respira. Sólo la educación puede lograr este propósito. Si se tienen estos elevados principios claramente a la vista, y se los compara con la vida y el espíritu de la época, se comprueba con pena que la humanidad civilizada se halla en la actualidad en un grave peligro. En los estados totalitarios los propios dirigentes se esfuerzan por destruir este espíritu de humanidad. En las zonas menos amenazadas son el nacionalismo y la intolerancia, la opresión de los individuos por medios económicos los que pretenden asfixiar esas valiosísimas tradiciones. Así, pues, en lugar de plantear qué es la religión, preferiría elucidar lo que caracteriza las aspiraciones de una persona que a mí me parece religiosa: esta persona es la religiosamente ilustrada, la que se ha liberado, en la medida máxima de su capacidad, de las trabas de los deseos egoístas y se entrega a pensamientos, sentimientos y aspiraciones a los que se adhiere por el valor suprapersonal que poseen. Por consiguiente, una persona religiosa es devota en tanto no tiene duda alguna de la significación y elevación de aquellos objetos y fines suprasensibles que no requieren un fundamento racional ni son susceptibles de él. Existen de la misma manera inevitable y natural con que se da el individuo.

La religión es así el viejo intento humano de alcanzar clara y completa conciencia de esos objetivos y valores y fortalecer y ampliar de continuo su efecto. Si se concibe la religión y la ciencia según lo dicho, resulta imposible un conflicto entre ellas. Pues la ciencia sólo puede afirmar lo que es, mas no lo que debiera ser, y fuera de su ámbito son necesarios juicios de valor de todo tipo. La religión, por lo demás, enfoca sólo valoraciones de pensamientos y acciones humanos: no puede hablar, esto es claro, de datos y relaciones entre datos.

De acuerdo con esta interpretación, los conocidos conflictos entre religión y ciencia del pasado, deben atribuirse, sin duda, a una concepción errónea de la situación que se ha descrito. Empero, aunque los dominios de la religión y de la ciencia se hallan en sí mismos muy diferenciados, existen entre ambos relaciones y dependencias mutuas. Si bien la religión puede ser la que determine el objetivo, sabe, en efecto, a través de la ciencia, en el sentido más amplio, qué medios contribuirán al logro de los objetivos diseñados. Mas la ciencia sólo pueden crearla quienes de manera profunda están imbuidos de un deseo ferviente de alcanzar la verdad y de comprender las cosas. Y este sentimiento surge, por supuesto, de la esfera de la religión. Asimismo pertenece a ella la fe en la posibilidad de que las normas válidas para el mundo de la existencia sean racionales, es decir, comprensibles mediante la razón. La ciencia sin religión es coja; la religión sin ciencia ciega. Respecto a la ciencia es posible definirla, para nuestros propósitos, como "pensamiento metódico encaminado a la determinación de conexiones normativas entre nuestras experiencias sensoriales". Mas la función de establecer objetivos y de definir juicios de valor trasciende su propio fin. Aunque es cierto que la ciencia, en la medida en que capta conexiones causales puede llegar a conclusiones importantes sobre la compatibilidad e incompatibilidad de objetivos y valoraciones, las definiciones independientes y esenciales sobre objetivos y valores quedan fuera de su alcance. La religión enfoca la actitud del hombre frente a la naturaleza en su conjunto, establece ideales para la vida individual y comunitaria, y las mutuas relaciones humanas. La religión trata de alcanzar esos ideales al ejercer una influencia educadora en la tradición por difusión de determinados pensamientos y narraciones de fácil acceso -epopeyas y mitos– capaces de influir en la valoración y la acción dentro del marco de los ideales afectados. Este contenido mítico, o más bien simbólico, de las tradiciones religiosas suele entrar en conflicto con la ciencia. Las actitudes morales de un pueblo que se apoya en la religión han de estar siempre encaminadas al objetivo de mantener y preservar la salud y la vitalidad comunitarias y las de los miembros de la comunidad, ya que de lo contrario la comunidad perecería. Un pueblo que honrase la falsedad, la difamación, el fraude y el asesinato no podría subsistir durante mucho tiempo.

Si observamos las condiciones de vida actuales de la humanidad civilizada, aun según el aspecto de las normas religiosas más elementales, sentimos, sin duda, una desilusión muy dolorosa ante lo que se nos ofrece. Porque en tanto la religión prescribe amor fraterno en las relaciones entre individuos y grupos, el escenario más semeja un campo de batalla que una comunidad hermanada. El principio rector es en todas partes, tanto en la vida económica como en la política, la lucha implacable por el éxito a expensas del prójimo. Este espíritu competitivo predomina hasta en las escuelas y universidades y al destruir todos los sentimientos de cooperación y fraternidad, concibe el triunfo no como algo que emerge del amoral trabajo fecundo y concienzudo, sino como algo que nace de la ambición personal y del temor al rechazo. Hay pesimistas que sostienen que esta situación es inevitable, inherente a la naturaleza de los seres humanos. Quienes proponen estas opiniones son los enemigos de la religión; sostienen implícitamente que las doctrinas religiosas son ideales utópicos no aptos para regir los problemas humanos.

Los interesados en estos temas, cruciales en el estudio de la religión, deberían leer lo que nos dice de los indios pueblo el libro Pattern of Culture de Ruth Benedict. Al parecer, esta tribu ha logrado, en las condiciones de vida más duras, el difícil objetivo de liberar a sus miembros de la presión del espíritu competitivo e inculcarles una forma de vida fundada en la moderación y la cooperación, libre de coacciones externas y sin ninguna restricción de la felicidad.La interpretación de la religión aquí expuesta implica una subordinación de la ciencia a la actitud religiosa, una relación que se menosprecia con demasiada facilidad en esta época materialista por excelencia.Si bien es cierto que los resultados científicos son desde luego independientes de las consideraciones morales o religiosas, no hay duda de que todos los individuos a los que debemos los grandes descubrimientos fecundos de la ciencia se hallaban imbuidos de la convicción, genuinamente religiosa, de que este universo nuestro es algo perfecto y susceptible de un análisis racional. Si esta confianza no hubiese sido tan arraigada y emotiva y si esta búsqueda de conocimientos no se hubiese inspirado en el Amor Dei intelectualis (Amor intelectual de Dios, frase de la Ética de Spinoza), no es comprensible cómo hubieran podido desplegar esa devoción infatigable que es lo único que permite al hombre alcanzar sus mayores triunfos.

Origen del Universo: por SW Hawking

(Derechos de autor 1988 Stephen W. Hawking. Todos los derechos reservados.)

[Nota: Esto está tomado de los textos empleados en

Sintetizador de voz del profesor Hawking. Si bien la mayor parte de la ortografía y la puntuación, peculiaridades exigidas por el ordenador

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Hawking, Stephen William (1942- ), físico teórico británico, conocido por sus intentos de aunar la relatividad general con la teoría cuántica y por sus aportaciones íntegramente relacionadas con la cosmología. Nació en Londres y obtuvo el doctorado en la Universidad de Cambridge, donde trabajó como profesor de matemáticas desde 1979. Gran parte de su trabajo hace referencia al concepto de agujero negro. Su investigación indica que la relatividad general, si es cierta, apoya la teoría de que la creación del Universo tuvo su origen a partir de una Gran Explosión o Big Bang, surgida de una singularidad o un punto de distorsión infinita del espacio y el tiempo. Más tarde depuró este concepto considerando todas estas teorías como intentos secundarios de describir una realidad, en la que conceptos como la singularidad no tienen sentido y donde el espacio y el tiempo forman una superficie cerrada sin fronteras[6]¿Qué se infiere de que el universo haya tenido principio? Robert Jastrow dijo: "El instante en que se produjo la explosión cósmica, fue literalmente, el momento de la creación". Penzias, uno de los descubridores de la radiación cósmica de fondo, señaló: "La astronomía nos conduce a un suceso único, a un universo creado de la nada". Y George Smoot, director del equipo COBE, indicó: "Nuestros hallazgos atestiguan el nacimiento del universo"

El problema del origen del universo, es un poco como la vieja pregunta: ¿Qué fue primero, la gallina o el huevo. En otras palabras, lo que la agencia creó el universo. Y lo que creó esa agencia. O tal vez, el universo, o la agencia que lo creó, existieron siempre, y no necesitan ser creados. Hasta hace poco, los científicos han tendido a alejarse de esas preguntas, sintiendo que pertenecían a la metafísica o la religión, más que a la ciencia. Sin embargo, en los últimos años, se ha sabido que las leyes de la ciencia pueden tener incluso en el comienzo del universo. En ese caso, el universo podría ser autónomo y completamente determinado por las leyes de la ciencia.

El debate sobre si, y cómo, el universo comenzó, ha estado sucediendo durante toda la historia registrada. Básicamente, hay dos escuelas de pensamiento. Muchas tradiciones tempranas, y las religiones judía, cristiana e islámica, sostenían que el universo fue creado en el pasado relativamente reciente. Por ejemplo, el obispo Usher calcula una fecha de cuatro mil cuatro antes de Cristo, para la creación del universo, mediante la suma de las edades de las personas en el Antiguo Testamento. Un hecho que se utilizó para apoyar la idea de un origen reciente, era que la raza humana está evolucionando, obviamente, en la cultura y la tecnología. Recordamos que primero realiza esa acción, o desarrolló esta técnica. Por lo tanto, las carreras arguement, podemos no han existido tanto tiempo. De lo contrario, ya habría progresado más de lo que tenemos. De hecho, la fecha bíblica de la creación, no es que lejos de la fecha de la final de la última Edad de Hielo, que es cuando los humanos modernos parecen haber aparecido primero.

Por otro lado, algunas personas, como el filósofo griego, Aristóteles, no les gustaba la idea de que el universo tuvo un principio. A su juicio, ello implicaría la intervención divina. Ellos preferían creer que el universo había existido y existiría siempre. Algo que era eterna, era más perfecto que algo que tuvo que ser creado. Tenían una respuesta a la discusión sobre el progreso humano, que he descrito. Era, que había habido inundaciones periódicas u otros desastres naturales, que establecen varias veces la raza humana la derecha de nuevo al principio.

Ambas escuelas de pensamiento sostenían que el universo era esencialmente inmutable en el tiempo. O bien se había creado en su forma actual, o que había existido siempre, como lo es hoy. Esta fue una creencia natural en aquellos tiempos, porque la vida humana, y, de hecho, la totalidad de la historia, son tan cortos que el universo no ha cambiado significativamente durante ellos. En un universo estático e inmutable, la cuestión de si el universo ha existido siempre, o si fue creado en un tiempo finito en el pasado, es realmente una cuestión de la metafísica o la religión: o bien la teoría podría ser responsable de tal universo. De hecho, en 1781, el filósofo Immanuel Kant, escribió una obra monumental, y muy oscura, la Crítica de la razón pura. En él, llegó a la conclusión de que había me lo quitaron igualmente válidas, tanto para creer que el universo tuvo un principio, y por creer que no lo hizo. Como su título indica, sus conclusiones se basaban simplemente en la razón. En otras palabras, no tomaron ninguna cuenta de las observaciones sobre el universo. Después de todo, en un universo que no cambia, ¿qué había que observar?

En el siglo 19, sin embargo, la evidencia comenzó a acumularse de que la tierra, y el resto del universo, eran de hecho cambiando con el tiempo. Por un lado, los geólogos se dieron cuenta de que la formación de las rocas y los fósiles en ellos, habrían tomado cientos o miles de millones de años. Esto era mucho más largo que la edad de la Tierra, de acuerdo con los creacionistas. Por otra parte, el físico alemán, Boltzmann, descubrió la llamada Segunda Ley de la Termodinámica. Se establece que la cantidad total de desorden en el universo (que se mide por una cantidad llamada entropía), siempre aumenta con el tiempo. Este, al igual que el argumento sobre el progreso humano, sugiere que el universo puede haber estado pasando por un tiempo finito. De lo contrario, el universo sería por ahora han degenerado en un estado de completo desorden, en el que todo iba a estar a la misma temperatura.

Otra dificultad con la idea de un universo estático, fue que de acuerdo a la Ley de la Gravedad de Newton, cada estrella en el universo debería ser atraído hacia cualquier otra estrella. Así que ¿cómo iban a permanecer a una distancia constante entre sí. ¿No se caen todos juntos. Newton era consciente de este problema sobre las estrellas que atraen el uno al otro. En una carta a Richard Bentley, un filósofo que lleva parte del tiempo, él estuvo de acuerdo que una colección finita de estrellas no podía permanecer inmóvil: todos caerían juntos, hasta cierto punto central. Sin embargo, argumentó que una colección infinita de estrellas, no caería en conjunto, porque allí no habría ningún punto central para que caigan al. Este argumento es un ejemplo de las dificultades que se pueden encontrar cuando se habla de sistemas infinitos. Mediante el uso de diferentes formas de sumar las fuerzas en cada estrella, de la infinidad de otras estrellas en el universo, se puede obtener diferentes respuestas a la pregunta: ¿pueden permanecer a distancia constante entre sí. Ahora sabemos que la proceedure correcta, es considerar el caso de una región finita de estrellas. Entonces se añade más estrellas, distribuidas más o menos uniformemente fuera de la región. Una colección finita de estrellas caerán juntos. De acuerdo con la ley de Newton de la gravedad, la adición de más estrellas fuera de la región, no se detendrá la caída. Por lo tanto, una colección infinita de estrellas, no puede permanecer en un estado inmóvil. Si no se mueven uno respecto al otro a la vez, la atracción entre ellos, hará que se empiezan a caer hacia la otra. Alternativamente, se pueden alejando el uno del otro, con la gravedad ralentizar la velocidad de recesión.

A pesar de estas dificultades con la idea de un universo estático e inmutable, nadie en los siglos XX siglos XVII, XVIII, siglo XIX o, sugirió que el universo podría estar evolucionando con el tiempo. Newton y Einstein, se perdieron la oportunidad de predecir, que el universo debería ser la contratación, o en expansión. Uno no puede realmente Hold It Against Newton, porque él tenía doscientos cincuenta años antes del descubrimiento observacional de la expansión del universo. Pero Einstein debería haber sabido mejor. Sin embargo, cuando formuló la Teoría General de la Relatividad de reconciliar la teoría de Newton con su Teoría Especial de la Relatividad, añadió el llamado, '' constante cosmológica ''. Esto tuvo un efecto gravitacional repulsiva, lo que podría equilibrar el efecto de atracción de la materia en el universo. De esta manera, fue posible tener un modelo estático del universo.

Einstein dijo más tarde: La constante cosmológica era el mayor error de mi vida. Eso fue después de las observaciones de galaxias distantes, por Edwin Hubble en la década de 1920, se había demostrado que se alejan de nosotros, con velocidades que eran más o menos proporcional a su distancia de nosotros. En otras palabras, el universo no es estático, como se había pensado anteriormente: se está expandiendo. La distancia entre las galaxias está aumentando con el tiempo.

El descubrimiento de la expansión del universo, cambió por completo la discusión sobre su origen. Si se toma el actual movimiento de las galaxias, y ejecutarlo en el tiempo, parece que todos ellos deben haber estado en uno encima del otro, en algún momento, hace entre diez y veinte mil millones de años. En este momento, lo que se llama el Big Bang, la densidad del universo, y la curvatura del espacio-tiempo, habría sido infinita. Bajo tales condiciones, todas las leyes conocidas de la ciencia se romperían. Esto es un desastre para la ciencia. Esto significaría que la ciencia por sí sola, no podía predecir cómo empezó el universo. Todo lo que la ciencia podría decir es que: El universo es como es ahora, porque era como lo era entonces. Pero la ciencia no podía explicar por qué era, como era, justo después del Big Bang.

No es sorprendente que muchos científicos no estaban contentos con esta conclusión. Hubo por lo tanto varios intentos de evitar el Big Bang. Uno fue la llamada teoría del Estado Estacionario. La idea era que, como las galaxias se separan unas de otras, nuevas galaxias se forman en los espacios entre medio, de la materia de que continuamente se está creando. El universo habría existido y seguirá existiendo, para siempre, en más o menos el mismo estado como lo es hoy.

El modelo del Estado Estacionario requiere una modificación de la relatividad general, con el fin de que el universo debería seguir ampliando, y se creará la nueva materia. El ritmo de creación necesitaba era muy bajo: alrededor de una partícula por kilómetro cúbico por año. Por lo tanto, esto no estaría en conflicto con la observación. La teoría también predice que la densidad media de las galaxias y objetos similares, debe ser constante, tanto en el espacio y el tiempo. Sin embargo, una encuesta de fuentes extra-galácticos de ondas de radio, fue realizada por Martin Ryle y su grupo en Cambridge. Esto mostró que había muchas fuentes más débiles, que los más fuertes. En promedio, se podría esperar que las fuentes débiles eran los más distantes. Había, pues, dos posibilidades: O bien, estuvimos en una región del universo, en el que las fuentes de fuertes fueron menos frecuentes que la media. O, la densidad de las fuentes fue mayor en el pasado, cuando la luz salió de las fuentes más distantes. Ninguna de estas posibilidades era compatible con la predicción de la teoría del Estado Estacionario, que la densidad de las fuentes de radio debe ser constante en el espacio y el tiempo. El golpe final a la teoría del Estado Estacionario fue el descubrimiento, en 1965, de un fondo de microondas. Estos tenían el espectro característico de la radiación que emite por un cuerpo caliente, aunque, en este caso, el término, caliente, es poco apropiado, puesto que la temperatura era de sólo 2,7 grados por encima del cero absoluto. El universo es un lugar oscuro y frío! No existía un mecanismo razonable, en la teoría del Estado Estacionario, para generar microondas con tal espectro. Por tanto, la teoría tuvo que ser abandonado.

Otra idea para evitar una singularidad, fue sugerido por dos rusos, Lifshitz y Khalatnikov. Dijeron que tal vez un estado de densidad infinita, sólo se produciría si las galaxias se movían directamente hacia, o desde, el uno al otro. Sólo entonces, serían las galaxias todos han reunido en un solo punto en el pasado. Sin embargo, se podría esperar que las galaxias habrían tenido algunas pequeñas velocidades de lado, así como su velocidad hacia o lejos el uno del otro. Esto podría haber hecho posible que haya sido una fase de contracción anterior, en la que las galaxias de alguna manera lograron evitar chocar entre sí. El universo podría entonces han vuelto a expandir, sin pasar por un estado de densidad infinita.

Cuando Lifshitz y Khalatnikov hicieron su sugerencia, yo era un estudiante de investigación, en busca de un problema con el que para completar mi tesis doctoral. Dos años antes, yo había sido diagnosticado de ALS, o enfermedad de la motoneurona. Me habían dado a entender que tenía sólo dos o tres años de vida. En esta situación, no parece vale la pena trabajar en mi tesis doctoral, porque no me lo esperaba para terminarlo. Sin embargo, dos años habían pasado, y yo no era mucho peor. Por otra parte, me había convertido comprometida para casarme. Con el fin de casarse, tenía que conseguir un trabajo. Y con el fin de conseguir un trabajo, que tenía que terminar mi tesis.

Yo estaba interesado en la cuestión de si había habido una singularidad del Big Bang, porque eso era crucial para la comprensión del origen del universo. Junto con Roger Penrose, he desarrollado un nuevo conjunto de técnicas matemáticas, para hacer frente a este problema y otros similares. Hemos demostrado que si la relatividad general es correcta, cualquier modelo razonable del universo debe comenzar con una singularidad. Esto significaría que la ciencia podía predecir que el universo debe haber tenido un principio, pero que no podía predecir cómo el universo debe comenzar: para que uno tendría que apelar a Dios.

Ha sido interesante ver el cambio en el clima de opinión sobre las singularidades. Cuando yo era un estudiante de posgrado, casi nadie tomó en serio las singularidades. Ahora, como resultado de los teoremas de singularidad, casi todo el mundo cree que el universo comenzó con una singularidad. Mientras tanto, sin embargo, he cambiado de opinión: todavía creo que el universo tuvo un principio, pero que no era una singularidad.

La Teoría General de la Relatividad, es lo que se llama una teoría clásica. Es decir, que no toma en cuenta el hecho de que las partículas no tienen posiciones y velocidades definidas con precisión, pero se ha manchado a lo largo de una pequeña región por el principio de incertidumbre de la mecánica cuántica. Esto no importa en situaciones normales, debido a que el radio de curvatura del espacio-tiempo, es muy grande en comparación con la incertidumbre en la posición de una partícula. Sin embargo, los teoremas de singularidad indican que el espacio-tiempo será muy distorsionada, con un pequeño radio de curvatura, al comienzo de la presente fase de expansión del universo. En esta situación, el principio de incertidumbre será muy importante. Así, la relatividad general provoca su propia caída, mediante la predicción de las singularidades. Con el fin de discutir el principio del universo, necesitamos una teoría que combina la relatividad general con la mecánica cuántica.

Todavía no sabemos la forma exacta de la teoría correcta de la gravedad cuántica. El mejor candidato que tenemos en este momento, es la teoría de supercuerdas, pero todavía hay una serie de dificultades no resueltas. Sin embargo, hay ciertas características que esperamos estar presentes, en cualquier teoría viable. Una de ellas es la idea de Einstein, que los efectos de la gravedad pueden ser representados por un espacio-tiempo, que se curva o distorsionada por la materia y la energía en ella. Objetos tratan de seguir lo más parecido a una línea recta, en este espacio curvo. Sin embargo, debido a que es curvada, sus caminos parece doblada, como si por un campo gravitacional.

Otro elemento que se espera que estén presentes en la última teoría, es la propuesta de Richard Feynman que la teoría cuántica puede formularse como una suma de historias. En ella forma más simple, la idea es que una partícula tiene cada camino posible, o de la historia, en el espacio tiempo. Cada camino o historia tiene una probabilidad que depende de su forma. Para que esta idea funcione, hay que considerar las historias que tienen lugar en `imaginario '' tiempo ', en lugar de la hora real en que nos percibimos a nosotros mismos como viviendo. El tiempo imaginario puede sonar como algo salido de la ciencia ficción, pero es un concepto matemático bien definido. Se puede considerar como una dirección del tiempo que está en ángulo recto a tiempo real, en algún sentido. Una suma de las probabilidades para todas las historias de partículas con ciertas propiedades, tales como pasar a través de ciertos puntos en ciertos momentos. Entonces uno tiene que extrapolar el resultado, de nuevo al espacio tiempo real en el que vivimos. Este no es el enfoque más familiarizados con la teoría cuántica, pero da los mismos resultados que otros métodos.

En el caso de la gravedad cuántica, la idea de Feynman de una Suma “ sobre Histories '' implicaría sumando diferentes historias posibles para el universo. Es decir, diferentes momentos espacio curvo. Uno tiene que especificar qué clase de posibles espacios curvos que debe incluirse en la suma de historias. La elección de esta clase de espacios, determina en qué estado del universo está en. Si la clase de espacios curvos que define el estado del universo, incluidos los espacios con singularidades, las probabilidades de tales espacios no estarían determinadas por la teoría. En lugar de ello, que tendrían que ser asignado de alguna manera arbitraria. Lo que esto significa, es que la ciencia no puede predecir las probabilidades de tales historias singulares para el espacio-tiempo. Por lo tanto, no podía predecir cómo debe comportarse el universo. Sin embargo, es posible que el universo está en un estado definido por una suma que incluye sólo los espacios curvos no singulares. En este caso, las leyes de la ciencia determinarían completamente el universo: no se tendría que hacer un llamamiento a un agente externo al universo, para determinar cómo comenzó. En cierto modo, la propuesta de que el estado del universo está determinado por una suma sobre historias sólo no singulares, es como el borracho que busca su llave debajo de la farola: puede que no sea en la que la perdió, pero es la única lugar en el cual pudiera encontrarlo. Del mismo modo, el universo no puede estar en el estado definido por una suma de historias no singulares, pero es el único estado en el que la ciencia podía predecir cómo debe ser el universo.

En 1983, Jim Hartle y yo, propusieron que el estado del universo debe ser administrado por una suma sobre una determinada clase de historias. Esta clase consistía en espacios curvos, sin singularidades, y que eran de tamaño finito, pero que no tenía límites o bordes. Serían como la superficie de la Tierra, pero con dos dimensiones más. La superficie de la Tierra tiene un área finita, pero no tiene ninguna singularidad, fronteras o bordes. He probado esto experimentalmente. Me fui por el mundo, y yo no caigo.

La propuesta que Hartle y yo hicimos, puede parafrasearse como: La condición de frontera del universo es, que no tiene límite. Es sólo si el universo es en este hay un límite '"estado` `, que las leyes de la ciencia, por sí mismos, determinan las probabilidades de cada posible historia. Por lo tanto, sólo es en este caso que las leyes conocidas determinarían cómo debe comportarse el universo. Si el universo es en cualquier otro estado, la clase de los espacios curvos, en la Suma “ sobre Histories '', incluirá espacios con singularidades. Con el fin de determinar las probabilidades de tales historias singulares, uno tendría que invocar algún principio distinto de las leyes conocidas de la ciencia. Este principio sería algo externo a nuestro universo. No podríamos deducirlo de dentro del universo. Por otro lado, si el universo es en el no '"estado límite` `, podríamos, en principio, a determinar por completo cómo debe comportarse el universo, hasta los límites establecidos por el principio de incertidumbre.

Sería claramente agradable para la ciencia si el universo fuera en el no '"estado límite` `, pero ¿cómo podemos decir si es? La respuesta es, que la proposición de no frontera hace predicciones definitivas, sobre cómo debe comportarse el universo. Si estas predicciones no se pongan de acuerdo con la observación, podríamos concluir que el universo no está en la frontera no '' estado ''. Por lo tanto, el no '' propuesta límite “ es una buena teoría científica, en el sentido definido por el filósofo Karl Popper: puede ser falsificado por la observación.

Si las observaciones no están de acuerdo con las predicciones, sabremos que debe existir singularidades en la clase de historias posibles. Sin embargo, eso es todo lo sabríamos. No seríamos capaces de calcular las probabilidades de las historias singulares. Por lo tanto, no seríamos capaces de predecir cómo debe comportarse el universo. Uno podría pensar que esta imprevisibilidad no importaría demasiado, si es que ocurrió sólo en el Big Bang. Después de todo, eso fue hace diez o veinte millones de años. Pero si la previsibilidad se rompió en los campos gravitacionales muy fuertes en el Big Bang, también podría romper cuando colapsó una estrella. Esto puede ocurrir varias veces por semana, sólo en nuestra galaxia. Por lo tanto, nuestro poder de predicción sería pobre, incluso para los estándares de las previsiones meteorológicas.

Por supuesto, se podría decir que uno no se preocupan por la ruptura de la previsibilidad, que se produjo en una estrella distante. Sin embargo, en la teoría cuántica, cualquier cosa que no está realmente prohibido, se puede y se ~ sucederá. Por lo tanto, si la clase de historias posibles incluye espacios con singularidades, estas singularidades pueden ocurrir en cualquier parte, no sólo en el Big Bang y en el colapso de estrellas. Esto significaría que no podríamos predecir nada. Por el contrario, el hecho de que somos capaces de predecir los acontecimientos, es evidencia experimental contra singularidades, y para la no frontera '' propuesta ''.

Así que lo que hace la proposición de no frontera, predecir para el universo. El primer punto a destacar, es que debido a que todas las historias posibles para el universo son finitos en extensión, cualquier cantidad que se usa como una medida de tiempo, tendrá un mayor y un menor valor. Así que el universo tendrá un comienzo y un fin. Sin embargo, el comienzo no será una singularidad. En su lugar, será un poco como el Polo Norte de la Tierra. Si se tiene grados de latitud en la superficie de la Tierra para ser el anallogue de tiempo, se podría decir que la superficie de la Tierra comenzó en el Polo Norte. Sin embargo, el Polo Norte es un punto perfectamente normal en la Tierra. No hay nada especial en él, y las mismas leyes sostienen en el Polo Norte, como en otros lugares de la Tierra. Del mismo modo, el caso de que podríamos optar por etiquetar, como “ el comienzo del universo '", sería un punto ordinario del espacio-tiempo, como cualquier otro, las leyes de la ciencia se mantendrían al principio, como en otras partes.

A partir de la analogía con la superficie de la Tierra, se podría esperar que el fin del universo sería similar al principio, al igual que el Polo Norte se parece mucho al Polo Sur. Sin embargo, los polos norte y sur corresponden al principio y al final de la historia del universo, en el tiempo imaginario, no el tiempo real que experimentamos. Si se hace una extrapolación de los resultados de la Suma “ sobre Histories '' de tiempo imaginario a tiempo real, se encuentra que el comienzo del universo en tiempo real puede ser muy diferente de su fin. Es difícil trabajar en los detalles, por lo que la propuesta de no frontera predice para el comienzo y fin del universo, por dos razones. En primer lugar, todavía no sabemos las leyes exactas que rigen la gravedad de acuerdo con el principio de incertidumbre de la mecánica cuántica. Aunque sabemos la forma general y muchas de las propiedades que deberían tener. En segundo lugar, incluso si supiéramos las leyes precisas, no podríamos utilizar para hacer predicciones exactas. Sería demasiado difícil, para resolver las ecuaciones exactamente. Sin embargo, sí parece posible para tener una idea aproximada, de lo que la condición de no frontera implicaría. Jonathan Halliwell y yo, han hecho un cálculo aproximado tales. Se han tratado el universo como un fondo perfectamente lisa y uniforme, en el que había pequeñas perturbaciones de densidad. En tiempo real, el universo parece comenzar su expansión en un radio mínimo. Al principio, la expansión sería lo que se llama inflación. Es decir, el universo se duplicaría en tamaño cada pequeña fracción de segundo, justo cuando los precios se duplican cada año en algunos países. El récord mundial de inflación económica, fue probablemente Alemania después de la Primera Guerra Mundial. El precio de una hogaza de pan, salió de debajo de una marca, a millones de marcas en pocos meses. Pero eso no es nada en comparación con la inflación que parece haber ocurrido en el universo primitivo: un aumento de tamaño en un factor de al menos un millón de millones de millones de millones de millones de veces, en una pequeña fracción de segundo. Por supuesto, eso fue antes de que el actual gobierno.

Esta inflación fue una buena cosa, ya que produce un universo que era suave y uniforme a gran escala, y se estaba expandiendo a sólo la tasa crítica para evitar colapsar. La inflación fue también una buena cosa, ya que produce todos los contenidos del universo, bastante literalmente de la nada. Cuando el universo era un solo punto, como el Polo Norte, no contenía nada. Sin embargo, en la actualidad hay por lo menos 10 de las 80 partículas en la parte del universo que podemos observar. ¿De dónde salieron todas estas partículas vienen? La respuesta es, que la relatividad y la mecánica cuántica, permiten asunto a ser creados a partir de la energía, en forma de partículas pares anti-partículas. Así que, ¿de dónde procede la energía, para crear el problema? La respuesta es, que era prestada, de la energía gravitacional del universo. El universo tiene una enorme deuda de energía gravitatoria negativa, lo que equilibra exactamente la energía positiva de la materia. Durante el período inflacionario, el universo se endeudó fuertemente de su energía gravitacional, para financiar la creación de más materia. El resultado fue un triunfo de Reagan la economía: un universo vigorosa y en expansión, llena de objetos materiales. La deuda de la energía gravitacional, no tendrá que ser reembolsados ??hasta el fin del universo.

El universo primitivo no pudo haber sido exactamente homogénea y uniforme, porque eso violaría el principio de incertidumbre de la mecánica cuántica. En su lugar, tiene que haber habido desviaciones de densidad uniforme. La propuesta de no frontera, implica que estas diferencias en la densidad, sería empezar en su estado fundamental. Es decir, que sería lo más pequeño posible, en consonancia con el principio de incertidumbre. Sin embargo, durante la expansión inflacionaria, serían amplificados. Después del periodo de expansión inflacionaria había terminado, uno quedaría con un universo que se expande un poco más rápido en algunos lugares que en otros. En las regiones de expansión más lenta, la atracción gravitatoria de la materia, se frenaría la expansión aún más. Con el tiempo, la región dejaría de expandirse y se contraería para formar galaxias y estrellas. Por lo tanto, la proposición de no frontera, puede dar cuenta de toda la complicada estructura que vemos a nuestro alrededor. Sin embargo, no tiene una sola predicción para el universo. En su lugar, se predice una familia entera de historias posibles, cada una con su propia probabilidad. Puede haber una posible historia en la que Walter Mondale ganó la última elección presidencial, aunque tal vez la probabilidad es baja.

La proposición de no frontera, tiene profundas implicaciones para el papel de Dios en los asuntos del universo. Ahora es generalmente aceptado, que el universo evoluciona según leyes bien definidas. Estas leyes pueden haber sido ordenado por Dios, pero parece que él no interviene en el universo, para romper las leyes. Sin embargo, hasta hace poco, se pensaba que estas leyes no se aplicaban a los principios del universo. Correspondería a Dios para cerrar el reloj, y estableció el universo va, de ninguna manera quería. Por lo tanto, el estado actual del universo, sería el resultado de la elección de las condiciones iniciales de Dios. La situación sería muy diferente, sin embargo, si algo como la proposición de no frontera eran correctas. En ese caso, las leyes de la física se mantenga, incluso en el comienzo del universo. Así que Dios no tendría la libertad de elegir las condiciones iniciales. Por supuesto, Dios seguiría siendo libre de elegir las leyes que el universo obedecía. Sin embargo, esto puede no ser mucho de una elección. Sólo puede haber un pequeño número de leyes, que son auto consistente, y que conducen a los seres complicados, como nosotros mismos, que pueden hacer la pregunta: ¿Cuál es la naturaleza de Dios? Incluso si sólo hay una, conjunto único de leyes posibles, es sólo un conjunto de ecuaciones. ¿Qué es lo que respira fuego en las ecuaciones, y hace un universo para ellos gobiernan. Es la última teoría unificada tan convincente, que trae sobre su propia existencia. Aunque la ciencia puede resolver el problema de la ~ cómo empezó el universo, no puede responder a la pregunta: ¿por qué el universo se molesta en existir? Tal vez sólo Dios puede responder a eso.

Conclusión

El universo tuvo un momento de creación en tal virtud tuvo un creador, no pudo haberse hecho así mismo, la existencia de armonía, belleza, leyes físicas, químicas, etc, que lo gobiernan implican la existencia de un hacedor. La teoría de la gran explosión es contundente, demuestra científicamente que el universo tuvo un momento de creación, y que se encuentra en expansión constante, si invertimos este fenómeno, y lo imaginamos en sentido contrario, de tal suerte que la expansión se transforme en una condensación regresaremos al mismo instante del Big – Bang, o sea la obra de Dios.

Con el Big – Bang, o sin el Big – Bang, Para mi Ing. Licdo. Yunior Andrés Castillo S. Si existe Dios.

Ensayos similares se pueden encontrar en el libro del profesor Hawking, Agujeros negros y pequeños universos y otros ensayos , Bantam Books, 1993, ISBN: 0553095234

16 de noviembre 1993

 

 

Autor:

Ing.+Lic. Yunior Andrés Castillo S.

Santiago de los Caballeros,

República Dominicana,

2014.

[1] "Relatividad", Enciclopedia Microsoft® Encarta® 98 © 1993-1997 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.

[2] "Agujero negro", Enciclopedia Microsoft® Encarta® 98 © 1993-1997 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.

[3] "Dios", Enciclopedia Microsoft® Encarta® 98 © 1993-1997 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.

[4] "Cosmología", Enciclopedia Microsoft® Encarta® 98 © 1993-1997 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.

[5] "Universo, Origen del", Enciclopedia Microsoft® Encarta® 98 © 1993-1997 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.

[6] "Hawking, Stephen William", Enciclopedia Microsoft® Encarta® 98 © 1993-1997 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.

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