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Tendencias del cuento venezolano en tres autores de los 80 y 90: Luis Barrera Linares, Ángel Gustavo Infante y Miguel Gomes (página 2)


Partes: 1, 2

 

En "Rutina" se presenta la vida, tediosa e insoportable de un habitante del cerro, y la agresión constante a que son sometidos, no solamente por los azotes de barrio, sino tambièn por la policía.

Estos "cerrìcolas" se debaten entre la desesperación, la rutina, la borrachera y la muerte: "El borracho sacò un revòlver. Apuntò a la mancha blanca màs allà de la reja. Disparò dos veces y recayò sobre los escalones.(…) Da Silva sintió el impacto: la segunda bala le perforò un pulmòn. Sintió como sus piernas se aflojaban, fue deslizándose y desprendió varias botellas de vino del estante izquierdo al lado del mostrador." (INFANTE, 1986: 41).

Este fragmento nos recuerda el puro, seco y brillante estilo de Hemingway, lo cual denota en el autor de Cerrìcolas un tremendo y profundo trabajo con el lenguaje.

En este recorrido por la ciudad, bajamos del cerro, un poco agotados por la violencia y el embrutecimiento, y comenzamos a caminar por las aceras de una de las avenidas que conoce tan bien Miguel Gomes en su La cueva de Altamira (1992). Libro de relatos que continùa y fortalece este tipo de cuento urbano.

Estos prácticamente parten del espacio donde los deja Angel Gustavo Infante, y son la continuidad por intentar atrapar la ciudad de los primeros años del fin del siglo. Gomes los ha fechado entre (1984-1991) y encontramos al personaje que ha bajado del cerro, pero que se siente en una càrcel mayor, la inmensa ciudad que agobia, aprieta y comprime.

El libro està formado por diez relatos: "Travesía", "Lo que yo traigo", "Seis, siete meses", "Tagliavini: 12:00 M ? 3:30 P.M., "La cueva de Altamira", "Souvenir", "De un album", "Mitologías", "Domingo por la tarde" y "Un adios catalán".

En "Travesía" un joven busca por todos los medios escapar de la recluta, pero siente que no hay escapatoria: "(…) un requisito para que las cosas sigan existiendo en todo El Centro. La ciudad se estrecha, se comprime, se anuda aquì, y la sientes en tu garganta, en el resuello impredecible de la prisa." (GOMES, 1992:15). Y es allì cuando nos damos cuenta que al parecer estamos atrapados para siempre, no hay salida, estamos cercados: "El Àvila, al fondo, oculta el horizonte, sellando toda salida posible. Què lejos queda el mar tras la montaña."(GOMES, 1992:17) nos viene el recuerdo de una película de Ridley Scott, donde la ciudad del futuro serà una inmensa prisión: Blade Runner.

Y como en esa película no estamos solos en esta ciudad finisecular, otros seres: extranjeros que comparten su suerte de galeotes, y lo hacen con la conciencia (o falta de ella) del que ha perdido la esperanza de algo diferente, de un futuro mejor. Veamos en "Tagliavini…", quien pasa los dìas en una camioneta por puesto, haciendo la ruta una y otra vez, dìa a dìa: "Umberto Tagliavini no sabe por què todos los dìas le parecen iguales, huecos, hechos de cosas y personajes traslùcidos, anodinos. Eso, desde hacìa algunos años. Tal vez sea la vejez. Tal vez necesite un descanso. O retirarse. La vida es absurda como una estampa muda sin leyendas ni explicaciones."(Ibid:34).

La breve revisión de estos autores, nos demuestra dos cosas; que nuestra narrativa corta està cimentando las bases para el desarrollo pleno de este gènero, y que puede compararse a la de los mejores narradores de nuestro continente. Por otro lado se ha intentado establecer los lìmites de esta urbe que nos apasiona, como un gran crisol donde todo se mezcla. Y por ùltimo la lucha del individuo por encontrar su identidad, en un medio que establece un cerco sobre nuestras vidas, en un tiempo donde la misma se cotiza por muy poco valor.

BIBLIOGRAFÍA

Barrera Linares, Luis, 1985: Beberes de un ciudadano, Caracas, Ediciones Caribana.

Gomes, Miguel, 1992: La cueva de Altamira, Caracas, Alfadil Ediciones.

Infante, Angel Gustavo, 1987: Cerrìcolas, Caracas, FUNDARTE.

ANEXOS

Entre la montaña y el llano

Un Ensayo Biográfico sobre

Orlando Araujo (1927-1987)

Por Carlos Torres Bastidas

¿Y la piedra de la quebrada de mi pueblo?

Como una muela fuera del agua buscaba el

alimento de un dios bajo la tierra. Mascaba,

palabra de honor que mascaba; era parte de una

mandíbula y de un rostro y de un cuerpo varonil y

terrible. Sucede que la piedra sentía como una

novia.(…) yo se bien que aquella piedra y otras

más sufren de nostalgia por mi ausencia y por

la muerte de mi amigo. Quiso decir que no son

dichosas, y que saben llorar de amor cuando

mi padre regresa y sólo se oye un rumor de aguas

lejanas, ya en la tarde, al toque de oración. Amigos

míos.

Orlando Araujo.

I

Calderas es una hermosa población, ubicada en el Estado Barinas, en el piedemonte andino, tierra de hombres trabajadores y dedicados a las labores del campo, acariciada eternamente por la neblina y por el imponente Río Azul, quien con su murmullo poderoso acompaña las frías noches de los habitantes. Cuna de famosos jinetes y de hombres recios, en cuyo seno vio la luz Orlando Araujo.

El escritor caldereño Orlando Araujo fue uno de los valores más importantes y trascendentes de la literatura venezolana. Creó una prosa magistral y única, fue un hombre desgarrado por lo que sucedía en su país y preocupado por el rescate de nuevos valores dentro de la literatura.

Nació en el año 1927, aunque en muchas solapas de sus libros, en las reseñas biográficas publicadas, se señala el 14 de Agosto de 1928. El Club Rotario de Barinitas señala en una placa colocada en su casa natal el 14 de Agosto de 1928. Para asegurarnos que esta era la fecha correcta, acudimos a la Jefatura Civil de Calderas, y revisando el libro de Partidas de Nacimiento del año 1928 nos percatamos del error, ya que el 17 de Agosto de 1928 fue presentado por el señor Sebastián Araujo de 32 años, el niño JOAQUÍN ANTONIO, quien nació el 16 de Agosto de 1928.

Pero al revisar el libro del año 1927 encontramos en la Partida No.102 que Sebastián Araujo de 30 años presentó el 28 de Septiembre de 1927 al niño ORLANDO RAFAEL, hijo del presentante y de su esposa Eden Ciangherotti, de 23 años. Como podemos ver estos son los padres de JOAQUÍN ANTONIO quien nació en 1928, la fecha en que se señala que nació Orlando (1928) es incorrecta, y podemos afirmar por eso que nació en 1927.

Como sabemos que es importante determinar la fecha de nacimiento, y los nombres de los padres de Orlando Araujo nos permitimos reproducir íntegra la Partida de nacimiento de este gran escritor: "PARTIDA NÚMERO 102. José Jesús Rosario, Primera autoridad civil del Municipio Calderas, hace constar; que hoy veintiocho de Septiembre de mil novecientos veintisiete, se presentó ante este despacho el Ciudadano Sebastián Araujo, de treinta años, casado, comerciante, vecino de este Municipio y manifestó que nació en el pueblo el niño ORLANDO RAFAEL, hijo legítimo del presentante y de su esposa Eden Ciangherotti, de veintitrés años, casada, de oficios del hogar. Fueron testigos presenciales de este acto Jasinto (sic) Rangel y Manuel Barroeta, mayores de edad y vecinos de este Municipio. Leída que les fue la presente acta manifestaron estar conformes y no firman por no saber. El Jefe Civil (fdo) José Jesús Rosario. El secretario (fdo) Fortunato Aponte."

Sus hermanos fueron: Joaquín Antonio, Irma y Omaira. Se casó dos veces; en el primer Matrimonio con la Sra. Morella con quien tuvo dos hijas: Inés Morella y Mariace.

En su segundo matrimonio con Trina Urbina con quien tuvo dos hijos: Sebastián y Juan. Tuvo una hija ilegítima con la Sra. Amélida Quintero: Olga.

Realizó sus Estudios Primarios y Secundarios en Calderas y Barinitas (Barinas), en Valera (Trujillo) y San Cristóbal (Táchira).

Según Diego José Sanguinetti: "Su niñez fue como la de todos los niños de su época; su viveza y curiosidad lo destacan entre sus compañeros; su mente aguda y su ligereza mental lo llevan a un mundo de fantasía que lo hacen diferente dentro de un gobierno familiar en que lo correcto y el cumplimiento de sus acciones lo convierten en un modelo de aquel pequeño pueblo serrano.

Cada vez que Orlando Araujo se solía escapar para irse a bañar en el cristalino pozo denominado La Piedra del Patio, el río Calderas con su fuerte caudal sonaba como si quisiera hablarle al pequeño niño y decirle: Ten cuidado, que en un mañana el mundo de las letras y de la economía recibirán en su seno a un eterno soñador de lo humano y lo divino."

Orlando Araujo recuerda su niñez y el encuentro con la literatura en De lo humano y lo divino: "Yo conocí a Rubén Darío muy de mañanita, en una hacienda de café de mi padre, al pie del monte andino. Qué alegre y fresca la mañanita, me agarra el aire por la nariz, los perros ladran, un niño grita, y una muchacha gorda y bonita sobre una piedra muele maíz. Y para mí esto era la calle de los mamones y del calvario allá en Calderas. Y eran las hijas de Carmelita Moreno moliendo el maíz de las arepas y era Filipillo Raspacabulla dando brincos; y era, en fin. Rubén Darío, amigo mío, ya definitivamente metido en mis diez mil infancias.

Rubén convivía con Vargas Vila en la caballeriza de mi casa en el pueblo. Vargas Vila era clandestino. Yo leía Aura o las Violetas, y leía El Huerto del Silencio para llorar con las mujeres leprosas mientras el caballo turco de mi padre miraba tratando de comprender, y enmudecía."

Pero no sólo le interesó la Literatura, también la Economía, materia en la que destacó profesionalmente, ya que fue asesor en diversas compañías, y profesor en la Escuela de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales, de la Universidad Central de Venezuela, donde dictó las materias: Seminario sobre Industrialización de Venezuela entre 1962-1965. Fue Profesor fundador de la Cátedra "Problemas Económicos de Venezuela". 1965-1969. Posteriormente esta Cátedra se funde con otras en "Formación Socio-Económica de América Latina".Profesor Miembro de la Cátedra de Integración Económica, de la Cátedra "Formación Socio Económica de América Latina", y de Estructura Social de Venezuela en la Escuela de Psicología de la Facultad de Humanidades y Educación.

En esta Institución no sólo prestó servicios como docente, también en cargos directivos y gremiales, entre los cuales tenemos: Representante de los profesores en el Consejo de la Facultad de Humanidades y Educación, Representante de los profesores en el Consejo de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales, y Representante de los profesores ante el Consejo Universitario de la Universidad Central de Venezuela.

Su obra literaria comprende la Crítica y la Creación, entre las que tenemos: Lengua y Creación en la obra de Rómulo Gallegos (1955), Juan de Castellanos o El Afán de Expresión (1960) sobre el cual Orlando Araujo escribe lo siguiente: "Juan de Castellanos era casi un niño cuando vino a América. Soldado desde los catorce hasta casi los sesenta, la melancolía sexagenaria lo encuentra convertido en monje escribiendo versos, allá en el retiro de Tunja, ciudad de conventos, de poetas y de panaderos. Juan de Castellanos escribió 150.000 versos que yo leí, creedme amigos, cuando era adolescente, tratando de encontrar alguno bueno, y, en efecto, algunos encontré como quedó consignado en un pequeño libro que hace años escribí sobre el soldado poeta.

Pero lo que interesa para la memoria no es tanto los valores poéticos de Castellanos, sino el artículo y el afán de sus octavas reales: eran elegías escritas para que la posteridad no se olvidara de los varones ilustres que vinieron, vencieron y murieron en Las Indias: Elegías de varones ilustres de Indias. Tal fue el título y el afán de aquellos infinitos versos."

Orlando Araujo se interesó en sus ensayos por la literatura y la Economía de su país, obras como La Palabra Estéril, publicada por la Universidad del Zulia en 1966, y que obtuvo el Premio Ensayo Universidad del Zulia. Operación Puerto Rico sobre Venezuela (1967), Situación Industrial de Venezuela (1969), lo demuestran ampliamente.

En el año 1970 aparece su libro de relatos más conocido, Compañero de Viaje, el cual fue llevado al cine por Clemente de la Cerda, donde rescata una gama de personajes importantísimos para la historia de Calderas, su pueblo natal, como por ejemplo "Pedro Terán". Araujo habla con una prosa que parece más bien poesía, donde con trazos precisos pinta las bellezas de su tierra, y habla de personas que conoció en su niñez y que siempre llevó consigo en su recuerdo.

Dentro de la creación literaria una veta poco explorada por los escritores de nuestro país, la literatura infantil fue tema también para este hombre múltiple ?como lo llama el profesor y escritor Earle Herrera-, con Miguel Vicente Patacaliente(1971) al que le fuera otorgado el Premio de Literatura Infantil del Banco del Libro. Los Viajes de Miguel Vicente Patacaliente, publicado en abril de 1978, donde Araujo hace un derroche de imaginería, y demuestra su maestría en desarrollar personajes atractivos para el universo infantil.

La Obra Literaria de Enrique Bernardo Núñez (1972), es un estudio en el cual analiza una por una, todas las obras del autor de Cubagua, La Galera de Tiberio y El hombre de la levita gris.

Narrativa Venezolana Contemporánea (1972) con el cual obtiene el Premio Municipal de Prosa, donde analiza la obra de escritores tan importantes como Rómulo Gallegos, Teresa de la Parra, Arturo Uslar Pietri, Salvador Garmendia, Guillermo Meneses, Julio Garmendia, hasta los valores más resaltantes de los años setenta. Este es un texto de consulta casi obligatorio, para cualquier estudiante de Letras o profesor de la materia, ya que es una guía útil y precisa.

En colaboración con Armando Córdova publica: Sobre la Integración de América Latina (1973) y con el profesor Oscar Zambrano Urdaneta La Palabra Activa un ensayo sobre el escritor y poeta Antonio Arráiz, con el que obtiene el Premio de Ensayo "El Nacional" en 1968. Es una investigación sobre la obra literaria de uno de nuestros más importantes escritores: Antonio Arráiz, quien dio un gran impulso a la poesía venezolana con su poemario Áspero y que fue autor de la novela Puros Hombres, que según Araujo es: "una de las mejores novelas de este país", y de los cuentos de Tío Tigre y Tío Conejo. Además: "escribió un casi desconocido relato sobre el Diablo. Era uno de los diablos menores de la corte de Satanás, se llamaba Jatar, y entró en negociaciones, en tiempos coloniales, con un gran jugador que le ganó la partida y prácticamente lo convirtió en esclavo." Comenta Araujo en "Luzbel, amigo mío".

En 1972 Orlando Araujo obtiene el Premio Nacional de Literatura, el más alto galardón que puede obtener un escritor en nuestro país, con la obra: Contrapunteo de la Vida y de la Muerte (1974). Pero no era un hombre conformista ni que se dormía en sus laureles, y comienza una investigación sobre la violencia literaria y social en Venezuela, y en 1974 publica: En Letra Roja: La Violencia Literaria y Social en Venezuela. También sigue trabajando con la literatura infantil con El niño que llegó hasta el Sol (1978).

En 1977 bajo el sello editorial Contexto Editores, aparece un conjunto de relatos, titulado 7 Cuentos que luego serían reeditados por la prestigiosa editorial española Plaza y Janés, en 1980 lo cual promueve su obra a nivel internacional. Estos cuentos se caracterizan por su concisión en el manejo del lenguaje, y precisión en la configuración de personajes.

En 1980 aparece Glosas del Piedemonte, en 1985 Mis Canciones ya viejas y Viaje a Sandino. En 1987 aparecen: El Tesoro de Lucía y El Niño y el Caballo. En 1988 postumamente se publican De lo humano y lo divino; textos radiales recogidos por Trina Urbina, Cartas a Sebastián para que no me olvide y Elia en azul.

Al citar la obra de un escritor tan prolífico, podemos dejar fuera parte de la producción de Orlando Araujo, pero lo que nos interesa es traer a nuestra mente, los títulos de sus libros más importantes, y el ejemplo de un hombre de provincia que supo conquistar el mundo, con tesón y esfuerzo.

II

Desde sus años de juventud Orlando Araujo fue un notable estudiante. Después de graduarse de bachiller, se fue a estudiar Economía en la Universidad Central de Venezuela, enviado por su padre Sebastián Araujo, que era un hombre práctico, y así lo hizo. Pero por recomendación del Profesor Edoardo Crema "uno de los hombres de más serena inteligencia que yo haya conocido", quien le dijo que estudiara Letras, ya que tenía madera para ser un buen crítico literario, Orlando Araujo se vio de pronto en el doble compromiso de seguir las dos carreras. Para quienes hemos pasado por las aulas de la Central, nos parece admirable y sumamente difícil sacar dos carreras tan contrapuestas, en esa casa de estudios, y más aún graduarse Cum-Laude de Economista en Julio de 1953, y de Licenciado en Letras, Summa Cum Laude en Septiembre del mismo año.

Orlando Araujo no se quedó en la torre de marfil del intelectual que no quiere involucrarse en los problemas de su sociedad, o que no toma acciones directas sobre su entorno. Desde su época de cursante de la carrera de Letras, prestó sus conocimientos a la investigación entre 1949 y 1953, y como Miembro del Personal Docente y de Investigación en el Instituto de Filología "Andrés Bello" de la Facultad de Humanidades y Educación desde 1953.

Dentro de su labor Docente en Letras tenemos que fue Profesor de la Cátedra de Literatura Venezolana en la Escuela de Letras de la Facultad de Humanidades y Educación, entre 1958 y 1960. Profesor de Literatura Contemporánea en la Escuela de Comunicación Social (Escuela de Periodismo) entre 1958 y 1960.

Profesor del Seminario de Literatura Venezolana en la Escuela de Letras entre 1967 y 1972.

Dictó muchos seminarios sobre escritores venezolanos, y alcanzó el puesto de Director de la Escuela de Letras, puesto en el que se mantuvo hasta el día del allanamiento.

Como Director dio un apoyo decisivo a la "Renovación de la Escuela de Letras", que permitió la inclusión de nuevas materias en el Pensum de estudios, y abrió nuevas posibilidades para el desarrollo de los estudiantes de las promociones futuras, se mantuvo firme en su puesto hasta que fue Profesor titular jubilado de la Universidad Central de Venezuela desde 1978.

En el área de la Economía, Orlando Araujo produjo interesantes estudios: Caracterización histórica de la Industrialización en Venezuela(1964), Operación Puerto Rico sobre Venezuela (1967), Venezuela Violenta (1968) que fue traducido al alemán por la editorial Suhrkamp de Frankfurt en 1971. Situación Industrial de Venezuela (1969) y Sobre la Integración de América Latina, escrito en colaboración con Armando Córdova en 1973, y dirigió muchos seminarios sobre la problemática económica en Venezuela, los libros que escribió sobre el tema se estudian actualmente en la Escuela de Economía de muchas universidades. Fue también Miembro y Representante de los profesores en el Consejo de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales, y desarrolló una intensa actividad en la Empresa Privada como Asesor, donde obtenía muy buenos ingresos económicos, pero el gusanillo literario estaba dentro de él, y decidió dejar la Economía para dedicarse a lo que llamaba él, "mis queridas letras", y tenía que hacerlo ya que lo esperaban muchos premios y reconocimientos en esa área.

Entre sus premios literarios más importantes tenemos: El Premio de Cuentos de "El Nacional" que obtuvo en dos oportunidades, en 1968 con el cuento: "Un muerto que no era el suyo" y "Contra la ira Templanza". El Premio de Ensayo "El Nacional" en 1968 que obtuvo con "La Palabra Activa" con el Ensayo sobre Antonio Arráiz, en cooperación con Oscar Zambrano Urdaneta.

En 1956 el Premio "Miles Sherover" con Lengua y Creación en la obra de Rómulo Gallegos. En 1965 el Premio Ensayo Universidad del Zulia, con La Palabra Estéril. En el año 1972 el Premio Municipal de Literatura, en 1974 el Premio Nacional de Literatura, y en 1979 obtiene la Mención de Honor de la UNESCO por Los viajes de Miguel Vicente Patacaliente. Esta serie de reconocimientos y distinciones mostraron que su talento era de gran valía.

Orlando Araujo no sólo se desarrolló en las Letras y la Economía, también fue Periodista y Comunicador Social, tuvo un programa de radio: "De lo humano y lo divino" que Araujo mantuvo por algún tiempo en la Radio Nacional de Venezuela, donde hablaba de todo lo que le interesaba profundamente. Los textos que escribió para sus programas fueron reunidos por Trina Urbina, y editados bajo el auspicio de la Casa de la Cultura de Barinas en un libro de título homónimo.

Como periodista desarrolló un importante papel con artículos polémicos en el diario "El Nacional", del cual fue colaborador permanente desde 1958. Fue Fundador Director de la Revista "El Mes Económico" desde 1958 hasta 1962, Jefe de Redacción del diario "El Venezolano" en 1963, Director del Diario Vespertino "La Extra" en 1964, Co-Director del Semanario "Qué pasa en Venezuela?" entre 1964 y 1966, Co-Director del Quincenario "Deslinde" entre 1969 y 1970.

En el género de la Crónica desarrolló sus experiencias de un viaje a Nicaragua, y lo tituló: Viaje a Sandino (1985), y un libro de recuerdos sobre amigos, sus escritores y poetas preferidos al que tituló: Crónica de Caña y Muerte (1982) donde tal vez previó el final de su existencia, y dejó en estas páginas sus amores y desvelos, sus preocupaciones y sueños, sus anhelos y sus tristezas, es un libro que debe ser leído como su testamento literario para la posteridad.

Allí encontramos opiniones y poemas de sus compañeros: el novelista Adriano González León, el poeta y crítico Alejandro Oliveros, el profesor Oscar Zambrano Urdaneta y muchos otros que compartieron con él, la difusión y el desarrollo de las letras en nuestro país.

No queremos pasar por alto la poesía, que también desarrolló, pero de una manera más íntima y personal, en Mis canciones ya viejas (1985), y con su pequeño libro titulado El tesoro de Lucía (1987), una joya de inapreciable valor para los estudiosos de la obra de Araujo.

Es importante que nos acerquemos a la obra de este Caldereño y venezolano excepcional, un hombre que supo prestarse al servicio de los demás con sus conocimientos y su enorme sensibilidad creadora, puestos al servicio del colectivo.

Así lo expresa Oscar Zambrano Urdaneta (1988), quien fue uno de sus mejores amigos: "Nada de lo que Orlando Araujo vivió o escribió se encuentra desprovisto de pasión y ternura, lo que en modo alguno significa que no conociera la objetividad y el equilibrio propios de los temperamentos serenos y reflexivos. Desde luego que todo escritor apasionado es, por naturaleza, combativo y polémico, con posiciones definidas que suele defender con bizarría y coraje. Esto no descarta cierta dosis de arbitrariedad inevitable, que en Orlando Araujo estuvo siempre contrarrestada por su capacidad de rectificación cuando llegada al convencimiento de que, en algunos de sus juicios o hipótesis de trabajo, podía haber sido injusto o inexacto.(…) Semejante conducta, sin duda poco frecuente, habla muy alto de su hidalguía de espíritu, de su honradez y valor para reconocer los propios errores, lo que no excluye, por supuesto, su firmeza acerada cuando se trataba de sostener y defender puntos de vista o ideas y posiciones de principio en los que creía firmemente, y en aras de las cuales pudo haber rendido la vida, si hubiese sido necesario."

Orlando Araujo, quien dejó de ser nuestro "compañero de viaje" el 15 de septiembre de 1987, nos enseñó con su vida y su obra a vivir entre la montaña y el llano, entre la ciudad y el campo, entre la poesía y la economía, entre lo humano y lo divino. (Torres B. 2002)

"Y VA DE ENSAYO", de M. PICÓN SALAS

(Análisis)

Por Carlos Torres Bastidas

Mariano Picón-Salas reflexiona sobre los géneros literarios. En especial sobre el ensayo, ya que para eso fue invitado por la Universidad Santa María. El autor de este ensayo, se queja de ser catalogado como "ensayista", y hace la comparación con un carpintero, que solamente hiciera sillas y que no pudiera complacer a sus clientes con otros encargos.

Y tiene razón, ya que el oficio de escritor es integral. Comprende la poesía, la novela, el cuento y por supuesto el ensayo.

Aunque en momentos de grandes tensiones sociales, cuando es necesario el discernimiento ante tanta violencia y anarquía, el ensayo surge como el género literario que permite la interpretación de los hechos. Establece nuevos paradigmas y los contrapone con los que funcionan en la actualidad.

Picón-Salas habla de un género literario para quienes ya no se satisfacen con las clasificaciones embalsamadas de la antigua preceptiva. Se diferencia no solamente por la técnica utilizada, sino por la función que cumple. Es entonces un género funcional.

Luego de una descripción "poética" de los tres géneros fundamentales, concluye que la función del ensayista es la de conciliar la Poesía y la Filosofía. Es decir el uso de imágenes hermosas y pensamiento profundo.

Tarea difícil entonces la del ensayista, quien no pretende ser poeta, pero debe expresarse como tal, y que tampoco busca explicar complicadas teorías sobre el mundo que le rodea, sino por el contrario, debe sugerir.

Es una búsqueda no sólo intelectual sino también plástica. Y claro, ya que Picón-Salas está escribiendo un ensayo sobre las cualidades del ensayo, él mismo aplica esas máximas en lo que está desarrollando.

Cuando describe la imagen del científico y filósofo Isaac Newton, lo hace como un poeta: "Probablemente aquella tarde otoñal inglesa (notemos las pinceladas del lírico) en que el físico Isaac Newton vio caer una manzana, el ensayista acaso se hubiera contentado con describir el hecho y dejar al buen Isaac cargado de cavilaciones[…] hasta que no formulara en lengua clara y distinta las leyes de la atracción universal."

El ensayista debe manejar sus herramientas, para perfilar o describir los síntomas, puede tener la capacidad de hacer predicciones, mostrar qué es lo que puede venir, hacia donde nos pueden llevar ciertas situaciones o hechos. No está en la obligación de presentar grandes teorías, pero si nos puede dar la carta de presentación de pensadores revolucionarios.

Adolfo Bioy Casares quien hace la presentación de un magnífico volumen de ensayistas ingleses, concuerda con lo que expone Picón Salas: "En todos los géneros literarios hay un juego dramático y formal que, en apariencia, estorba la expresión y la distrae de las verdades esenciales. El novelista y el dramaturgo encaran el mundo a través de personajes, el crítico debe atenerse a la obra que estudia y el poeta, intrínseco y puro, supedita su visión a los criterios de la rima y del metro. Como tantas veces ocurre, las trabas son, para ellos, mercedes ocultas, ya que decir de paso alguna verdad ( y encontrar fortuitamente alguna dicha) a todos no está concedido. En la novela abundan los elementos irresistibles […] y en la hereditaria sabiduría de un soneto, ¡cuánto mediocre subsiste, noble y adamantino! Pero el hombre que toma la pluma para discurrir sobre Una caminata por los suburbios, Los parientes pobres, Nuestra amistad con los libros, La vanagloria, La ambición, llama a su alma y directamente la interroga; las verdades que encuentra son las que salió a buscar; todo el mérito de sus escritos le corresponde; es el artista más digno" (Ensayistas ingleses, 1948: XXX)

Picón-Salas privilegia al ensayista sobre el novelista, quien con sus personajes, debe presentar una situación. Mantener la tensión y atención del lector con sus herramientas; la descripción y la narración, mientras que el autor de un ensayo debe necesariamente aspirar, a eso que llaman "realismo".

Es interesante tomar en cuenta esta afirmación: "Por su propia naturaleza el Ensayo se desarrolla de preferencia en épocas de crisis, cuando el hombre se siente más confundido y están crujiendo, amenazantes […] los valores de una vieja cultura." Por eso es que en la actualidad tiende a confundirse el artículo de opinión con el ensayo. Algunas investigaciones sobre ciertos temas también se confunden con ensayos. Podemos leer en los subtítulos de ciertas publicaciones, "ensayo biográfico", también "ensayo sobre economía", "ensayo político" y por supuesto "ensayo" cuando pretende ser simplemente literario. Pero esto se debe principalmente a que somos hijos de una época de crisis. Nuestros valores se tambalean. Los avances científicos y tecnológicos nos hacen reconsiderar ciertos paradigmas a los que estamos condicionados. El surgimiento de la "Nueva Era", la libre interpretación de fenómenos como el terrorismo o la clonación de seres humanos. El deterioro del planeta, y los viajes fuera del nuestro para buscar nuevos recursos que son necesarios para la raza humana.

Es aquí cuando el ensayista debe jugar su papel. Es un visionario, es un pensador que busca en otros y en él mismo, posibles respuestas y soluciones a todos los problemas que aquejan actualmente a la humanidad.

El ensayista es un buscador. Tal como dice Picón-Salas, cuando vuelve a casa, reflexiona sobre lo que ha visto y vivido. Busca la respuesta en viejos pensadores, y trata de explicar por comparación con hechos sucedidos y pensados en el pasado, a qué norma el hombre puede acudir.

Pero un punto determinante en cuanto al género y al cultor del mismo, está en el punto decisivo y fundamental del planteamiento de Picón-Salas. Ya que nos advierte, que no solamente es asunto de reflexionar sobre temas o problemas de nuestra época candente de crisis. Ya que si esto solamente bastara, pues todos pudieran escribir ensayos. Y en cierta medida de eso se encargan en la actualidad los periodistas. El problema o asunto fundamental para el ensayista, es "como las cosas se dicen" y aquí claro está, ya estamos dentro de la Literatura.

Leer un buen ensayo que hable de la tolerancia y de la justicia es importante. Pero mucho más es la forma como se nos presenta este tema. Si está escrito en una lengua "suculenta, nerviosa, cortada y concisa, no tanto delicada y peinada como vehemente y brusca", nos encontramos cara a cara con Montaigne, con su personalidad que dejó huellas intensas en lo que reflexionó y escribió.

La conclusión a la que llega Picón-Salas, es que el ensayo debe seguir las reglas de todo el resto de la Literatura: tener algo que decir, y hacerlo de modo que agite la conciencia y despierte la emoción de los otros hombres, y en una lengua tan personal y propia, que ella se bautice a sí misma".

La frase final de este ensayo nos deja pensando en la máscara que se pone la Literatura, para nosotros esa máscara de gases, no es más que la de la actualidad.

BIBLIOGRAFÍA

AA.VV.: (1948) Ensayistas ingleses. Clásicos Jackson, Volumen XV

(Estudio preliminar por Adolfo Bioy Casares, selección Ricardo Baeza), Buenos Aires, W.M. Jackson Inc. Editores.

 

Por

Carlos Torres Bastidas

Partes: 1, 2
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