- Introducción
- Claves para la interpretación del género apocalíptico
- El establecimiento del estado restaurado de Israel
- Estructura profética general de la Biblia y profecía de las 70 semanas de Daniel 9
- Estructura de la literatura apocalíptica
- Conclusión
- Apéndices
- Bibliografía
Advertencia El siguiente estudio tiene como objetivo ayudar al creyente en su responsabilidad, que como todos los cristianos tenemos (Ap. 1:3), de leer y entender el libro de Apocalipsis. Y más que una guía de pronóstico, es un manual de consuelo y renovación de ánimo para los verdaderos cristianos que en este mundo padecemos persecuciones hoy en día (2Tim 3:12). Y por tanto hemos asumido el cristianismo como un asunto de vida o muerte. El siguiente estudio se considera de carácter introductorio, dado que no pretende abarcar, y mucho menos agotar, los temas escatológicos aquí seleccionados para ser tratados. Por el contrario el tratamiento breve de los temas tiene como finalidad motivar y despertar el interés del creyente en profundizar más en ellos.
Introducción
Se conoce como género apocalíptico a un conjunto de expresiones literarias surgidas en la cultura hebrea y cristiana durante el período helénico-romano de ocupación palestina, en los siglos II antes de Cristo y II después de Cristo (entre ellos el Apocalipsis de Juan el cual aceptamos como oficial entre los cristianos y al cual dedicamos toda la exclusiva atención de esta monografía), y que expresan por medio de símbolos y complejas metáforas la situación de sufrimiento del pueblo judío, así como también del pueblo cristiano, a los cuales por su perseverancia se les brinda la esperanza de una intervención mesiánica salvadora en el caso judío, y apocalíptica (segunda venida de Cristo), para el caso cristiano. Pero como veremos, esta última, llena también las expectativas mesiánicas de los judíos. Entendidas estas expectativas dentro del contexto político, que en esa época se caracterizaba por las continuas guerras de los judíos para mantener la supervivencia de su culto, y aun hoy, por incesante acoso que es objeto la nación de Israel, no sólo por los árabes, sino por las potencias opuestas a occidente. En consecuencia, y al contrario de lo que muchos piensan, el libro de Apocalipsis que encontramos en la Biblia, no es único en su género, sino que es parte de un conjunto denominado género literario apocalíptico, vocablo griego que significa Revelación. Dicho género se le puede identificar en el Antiguo Testamento como epílogo final de los más importantes libros proféticos. De allí las continuas alusiones de la simbología del libro de Apocalipsis con los libros proféticos del A.T.. Podemos afirmar categóricamente que la literatura apocalíptica llegó a ser un movimiento literario de vanguardia, a parte del movimiento profético, que aunque nace de este, se diferencia en mucho por la profusión en el uso de imágenes y símbolos. Y que su mensaje se centra en la intervención final de Dios en persona, que de manera catastrófica e implacable castigará a los hombres que en su maldad oprimen al pueblo de Dios, a quien Dios mostrará finalmente el fallo de su juicio a su favor.
Frecuentemente trata de un personaje antiguo que relata la visión y por lo general ha muerto y ha resucitado. El propósito de dicha literatura es dar ánimo a sus lectores a no desmayar. Una especie de arenga militar para quienes en este mundo tenemos el duro batallar de cada día por causa de la esperanza y obediencia de nuestra fe.
Entre la literatura apocalíptica citamos los canónicos (oficialmente aceptados): Daniel, Isaías, Ezequiel, Zacarías, Joel, Mateo 24, 1era y 2da de Tesalonicenses y Apocalipsis de Juan.
Y la literatura Apócrifa: Apocalipsis de Pedro, de Esdras, de Enoc, Jubileos y los 12 patriarcas.
Fuente: Wikipedia Enciclopedia Libre, genero apocalíptico.
Claves para la interpretación del género apocalíptico
Antes de comenzar el estudio de este importante libro es necesario adquirir algunas destrezas que nos capacitarán para el entendimiento del mismo.
Principio del cumplimiento gradual de la profecía hasta su consumación literal 2Pd 1:20-21
Ninguna profecía está limitada en su cumplimiento a un espacio temporal o geográfico determinados. Este principio establece que toda profecía, en particular la apocalíptica, comienza con su interpretación figurada o metafórica, y con el transcurrir del tiempo (años, siglos) sus imágenes, símbolos y figuras, van tomando forma literal en el cumplimiento profético. Es decir los sucesos y acontecimientos predichos mediante los símbolos e imágenes, comienzan casi instantáneamente a tener vigencia, pero de manera figurada, y van transformándose y ajustándose gradualmente en una especie metamorfosis evolutiva, hasta tener su cumplimiento completamente literal, en el clímax que tiene lugar en la segunda venida de Cristo, también colindante al tiempo denominado La Gran Tribulación.
Este principio no es exclusivo de la literatura apocalíptica. Para ilustrarlo podemos tratar, como caso ejemplar, el libro de los Salmos capítulo 22. El salmista David para expresar su situación hace uso de un recurso literario que denominamos lenguaje figurado o metáfora. Por ejemplo en el versículo 18 "repartieron entre sí mis vestidos y sobre mi ropa echaron suerte". El salmista utilizó el lenguaje poético para comunicar con potencia su sentir por una situación que tuvo vigencia, en carne propia, en ese momento, pero que después se cumplió literalmente durante la crucifixión de Cristo Mt. 27:35.
Jesús también enseñó a sus discípulos sobre este mismo principio, cuando estos le consultaron acerca del Profeta Elías y su relación con Juan el Bautista, Mt 17:10-13. Respondió categóricamente que Elías vendrá y restaurará todas las cosas como está escrito en los profetas Malaquías 4:5, pero también reconoció que Elías ya había venido por medio de la persona de Juan el Bautista. Esto es, nada más ni menos, que decir que el cumplimiento de esta profecía tiene sus etapas de ejecución gradual: Elías vino en forma figurada (en la persona de Juan el Bautista) en la primera venida de Jesucristo, pero ahora debemos esperar su segunda venida en forma literal (el propio Profeta Elías) antes de la segunda venida de Jesucristo.
Otro ejemplo típico pero ya adentrándonos en la parte apocalíptica de las sagradas escrituras, es el simbolismo de la imagen de la Bestia y su sello 666, que estaremos exponiendo en este trabajo. Este simbolismo también estuvo vigente en el pasado, en la persona de los emperadores y reyes. El libro de Daniel Capítulo 3, relata como el rey Nabucodonosor se hizo una estatua de oro, y demandaba que se adorase a aquella imagen ¡pero ay de quien no adorase! Lo que representa un prototipo cumplido metafóricamente de Ap 13:15 y Dn 3:15 "hiciese matar a todo el que no la adorase". Actualmente, amén del estrepitoso avance de la ciencia y la tecnología, particularmente en la microelectrónica, el mismo sello sigue vigente pero todavía en forma figurada, y cada vez adquiriendo la forma simbólica y el cumplimiento exacto y literal predicho en el Apocalipsis 13:16-17. Esta misma tecnología es la responsable de toda la infraestructura informática y telemática (telecomunicaciones) necesaria para automatizar todo el proceso de compra y venta de cada individuo, permitiendo a su vez el continuo monitoreo del mismo, y donde (no precisamente por casualidad) confluyen y se filtran las desavenencias ideológicas, así como las convicciones de fe de cada quien. Conformando así el mecanismo idóneo en que se lleve a cabo, también de manera automática, la consecuente retaliación por parte del Sistema o Imperio, hacia los que por diversas razones ideológicas, pero especialmente por sus creencias de fe, fundadas en la biblia, (Dn 1:8, Dn 3:18 Apc 20:4) disienten con el orden y los principios corruptos e inmorales que rigen el sistema. También se destaca como prototipo del cumplimiento profético del sello 666, la época de los macabeos y la lucha que estos encarnizaron con Antíoco Epífanes (quien derramó sangre de puerco sobre el altar, en el templo judío, entre el 200 y 170 aC), simbolizando este último a la bestia (Dn 8:23), y los primeros a Cristo (Dn 8:25b). De esta manera el pueblo judío es ejemplo, prototipo figurativo de padecimientos en la lucha por mantener vivo el culto a Dios. No es de extrañar, pues, que sea en ese periodo en que se escribe la mayor parte de la literatura apocalíptica de origen apócrifo (no oficial), por los grupos sectarios más radicales de los judíos como lo fueron los escenios y celotes. Y aun menos perplejos debiéramos sentirnos por el hecho eminente de que la profecía apocalíptica cobra más vigencia y está más cercana a su consumación por el contexto geopolítico histórico que a la sazón nos tocó vivir, como los seres más privilegiados de este mundo en los últimos tiempos, al ser testigos de primera fila del cumplimiento de la mayor de las profecías bíblicas y uno de los ejemplos más claros de lo que estamos diciendo acerca de este principio del cumplimiento gradual:
El establecimiento del estado restaurado de Israel
Escorza
Otro principio que debemos considerar, para la correcta interpretación de la literatura apocalíptica, tiene que ver con la incapacidad del profeta o vidente en separar temporalmente acontecimientos narrados en una misma visión. Escorza(o) es un vocablo usado en el dibujo y la pintura para denotar la incapacidad o dificultad del pintor en representar imágenes en 3D. Por ejemplo cuando observamos en la lejanía los picos de lo que parece ser una sola montaña estamos imposibilitados para discernir si estos picos son pertenecientes a una montaña, o dos, o un conjunto de montañas separadas por cierta distancia o incluso intercaladas por un valle. Adaptando el mismo fenómeno en el plano profético pero referido ahora, por supuesto, al espacio temporal, se presentan dos aspectos a tomar en cuenta. Primero: Es común que se mezclen en la profecía apocalíptica, elementos de la primera venida con la segunda, ejemplo de estos pasajes son Isaías 9 y Daniel 9 donde se habla de los sufrimientos de Cristo juntamente con la gloria de su reinado 1Pd. 1:11. Entre otros. Cabe destacar también que en Daniel 9:24-27 donde se relata la profecía de las 70 semanas, se hace una partición de esta en 7 y 69, en la semana 69 acontece la crucifixión de Cristo ("se quitará la vida al Mesías" vs 26), y luego se retoma la semana 70 con la segunda venida, dando a entender el último corte (semana 69 = 62 + 7) un paréntesis, que el apóstol Pablo interpretó como la plenitud de los gentiles Ro 11:25.
Como consecuencia de esto (la escorza) los judíos no pudieron reconocer en Cristo el Mesías anhelado, pues no concebían a un Mesías humilde montado en un asno (Jn 12:15), pese a que hay profecías del Antiguo Testamento que soportan este hecho Zac 9:9. No es la forma común en que un gran rey y conquistador deba aparecer en la ciudad de Jerusalén, cuando todos sus nobles entran en caballo. No obstante esta expectativa es saldada en el Apocalipsis de Juan cuando Jesucristo venga con gran poder y gran gloria y montado sobre un caballo (Ap1:7, Lc 9:26, Ap 19:11).
Separa pues, una enorme distancia temporal (denominada también, tiempo de los gentiles), estos elementos del Mesías en su primera venida (para ofrecerse como sacrificio por la humanidad entera, es decir todos los gentiles, y no sólo por el pueblo Judío, hasta que este mensaje sea predicado en todo el mundo) con los otros elementos que toman lugar en los acontecimientos de la segunda venida (Apocalipsis), y que ahora tienen más sentido para los Judíos en cuanto a la expectativa de un Mesías Rey, Poderoso, cabalgando sobre un caballo blanco, y que peleará con la espada de su boca (Ap 19: 11-16).
El apóstol Pablo supo bien apreciar la diferencia temporal, o la escorza, de ambos aspectos de las dos venidas de Cristo. En su carta a los Romanos capítulo 9, 10 y 11 podemos entender mejor lo que estamos diciendo. Pablo es el primero en dilucidar esta situación. Fue el primero que determinó que había un tiempo de los gentiles. Y que los Judíos se habían apresurado (Ro 9:33, Isa 28:16) al esperar de Cristo en su primera venida lo que está reservado para ser manifestado en su segunda venida (Hch 1:7,8), y no es para menos pues la misma profecía en Isaías y Daniel mezclan los dos asuntos en un mismo párrafo.
El apóstol Pablo fue categórico al afirmar que aquella anhelada restauración de Israel por medio del Mesías, llegaría una vez finalizada la plenitud de los gentiles (Ro 11:25-29). En ningún momento da por finalizada aquella aspiración de los israelitas, quienes entonces deberían resignarse a ser sustituido como pueblo de Dios, por la Iglesia. Por el contrario la imagen usada por el apóstol de la rama natural para referirse a Israel y la rama silvestre como la iglesia (Ro 11:17-25), deja muy en claro, que el tiempo de los gentiles (nosotros la iglesia) es una pausa o paréntesis prolongado en el discurrir de los acontecimientos profetizados dentro del pueblo israelita. Pues irrevocable son los dones y el llamamiento de Dios (Ro 11:29). Tampoco el mismo Jesús negó el compromiso de la restauración de Israel, como una esperanza consumada a través del establecimiento de su iglesia. Sólo dijo no es el tiempo (Hch 1:7). No era de esperarse otra cosa puesto que la Biblia entera, tanto el Antiguo y el Nuevo Testamento fueron protagonizados y escritos por personajes y autores israelitas. No podrían ser sino ellos los actores principales de los últimos acontecimientos que se narran en la literatura apocalíptica. Hoy por hoy, nos ha tocado a nosotros (toda esta generación actual de este mundo) el privilegio de ver al Estado Restaurado de Israel como cumplimiento indubitable y hecho consumado de las profecías bíblicas, y esto tiene indudablemente un gran significado para los que hacemos un seguimiento de las profecías bíblicas, pues se trata nada más y nada menos que ver actuar al mismo Dios de Moisés y de Josué del Antiguo Testamento, que abrió el mar rojo e hizo maravillas en Egipto y en la tierra de Palestina derrotando milagrosamente, por la pura actuación divina, a ejércitos superiores delante de Israel durante su conquista. Tal cual fue ayer así lo podemos corroborar hoy en las crónicas de las guerras contemporáneas de los árabes en contra de Israel (La guerra de 1948, la guerra de los seis días, la guerra de Yon Kipur etc.). Y en este sólo hecho milagroso, que por cierto tuvo que esperar casi 2000 años, nos alegramos y esperanzamos en Dios, todos los que creemos en el Dios que sí cumple sus promesas a cabalidad, por muy larga e impaciente que fuera esta espera. Dios le prometió a aquel hombre viejo, sólo y nómada, Abraham, que le daría la tierra que pisaba sus pies, y en la cual él era extranjero, a él y a su descendencia se la daría para siempre Gen 13:15. Es precisamente esta promesa, así como otras profecías acerca de la restauración de Israel, las que vemos cumplidas hoy con gran exactitud y precisión en plena modernidad del siglo XXI. Hoy la Biblia sigue más vigente que nunca.
El segundo aspecto a considerar en la escorza tiene que ver también con el hecho de que los sucesos narrados en la profecía no necesariamente ocurren de manera apresurada o continuada, como acostumbramos a interpretar la narrativa. Sino que por el contrario puede haber muchas pausas temporales intercaladas, como también algunos sucesos que van concatenados en el hilo de la narración, suelen congelarse o paralizarse en alguna región del espacio temporal de manera prolongada. Tal es el hecho, por ejemplo de Mt 24:15-20 "…huir a los montes…" El lector puede advertir, invocando también el principio del cumplimiento gradual de la profecía (anteriormente expuesto), que situaciones como las allí narradas, son el libreto o partitura de un leitmotiv que han marcado la historia incluso de países como E.E.U.U. que fue fundado en principio por colonos que en su mayoría eran puritanos y cuákeros, que huían de Inglaterra con el anhelo de encontrar en aquellas tierras vírgenes (montes), la libertad religiosa de profesar sus credos, cada vez en acoso por la iglesia oficial anglicana.
El que tenga oídos que oiga y el que tenga ojos que vea
Un principio para la comprensión no sólo de la profecía bíblica, sino más general, aplicable para el entendimiento de toda ciencia y arte humanas, es el que se recoge o se desprende del viejo adagio popular: "No hay peor ciego que el que no quiere ver" Es decir mucho de la profecía y la sabiduría sapiencial humana están a la vista, al alcance de nuestra mano, pero nuestra actitud terca y necia impide que tengamos acceso a ella. Y por lo general estamos cargados (ver introducción Discipulado Verdadero Evangelio) de prejuicios, paradigmas y tabúes que condicionan nuestra manera de pensar y ver, e impiden ver otras cosas (principalmente la Biblia) que no están ajustadas a este conjunto de normas y preceptos en los cuales hemos sido instruidos desde la niñez. La Biblia da por sentado que la sabiduría estriba en el corazón del hombre y en su condición humilde, y no en la profusión de conocimientos Prv 16:22. 11:22. El conocimiento de la verdad no se mide en el esfuerzo para alcanzarla, sino en la actitud que asumimos para aceptarla. Jesús también habló y reprochó a sus discípulos que tenían el corazón endurecido y por esa razón no entendían la verdad Mr 8:17. De aquí la actitud sencilla y humilde como requisitos para tener acceso al conocimiento de la verdad Lc 10:21, 1Cor 3:18, 1Cor 8:2. Esto coincide con las descripciones biográficas que la misma cronología mundana hace de sus grandes sabios, como personas de gran corazón, sencillez y humildad: Sócrates, Newton, Einstein etc. Basta recordar la famosa frase de Sócrates: "Sólo sé que no sé nada" Ninguno de estos genios, así como otros, hicieron jamás alarde o echonería de sus genialidades, por el contrario con mucha prudencia y humildad, de una u otra manera, reconocieron que el poco conocimiento que habían creado provenía de Dios. Hoy vemos con asombro como el Vaticano y muchos poderes religiosos incluyendo protestantes y evangélicos están tan obcecados en contra de Israel, y por tanto en desconocer el cumplimiento profético de lo que ya hemos mencionado como la mayor profecía bíblica jamás cumplida ante nuestros propios ojos. Amado hermano si tampoco nosotros podemos verlo así, es porque verdaderamente estamos todos ciegos. Sin embargo esto no impidió que Cristo estallara en alabanzas al Padre, en Lc 10:21, al reconocer que era Dios mismo el responsable de semejante prodigio: esconder estas cosas de los sabios y entendidos y revelarla a los niños. Es decir cuando éramos niños, era sencillo creer que Adán y Eva fueon los primeros Padres de toda la humanidad, era fácil creer que Dios hizo el mundo en 6 días, creer que un pez grande se tragó a Jonás y un gran etc. pero a medida que vamos creciendo la escuela, el hogar, la iglesia nos va llenando de muchos conocimientos y prejuicios. Es decir nuestro corazón se va engrosando y endureciendo. El resultado no deja de ser asombroso: Prelados titulados con los nombres y apelativos más sofisticados y complejos: "doctores en divinidad", "reverendos y reverendísimos", "Phd en teología" etc. negando o tratando de explicar, con necios razonamientos, todas estas verdades y otras más. Es necesario volvernos como niños Mt 18:3, pero no en el modo de pensar sino en la malicia 1Cor 14:20.
El que lee entienda
Otro requisito para la interpretación apocalíptica tiene que ver con el hecho innegable de que el mensaje está escrito en clave con las interminables simbologías y metáforas, lo cual representa una manera discreta de denunciar las estructuras sociales corrompidas e inmorales, primeramente en el plano político (bestia), en plano religioso (bestia cordero), y finalmente en plano social y económico (sello de la bestia 666). Confrontando estas de manera indirecta sin necesidad de que conlleve al discípulo a un martirio prematuro Mt 10:16, Mt 11:12, Lc 16:8. Recordemos que Cristo también hablaba a las gentes por parábolas Mt 13:10. Entendamos de una vez que el texto sagrado de la Biblia no es cualquier libro que versa sobre cualquier tema que podamos entender por la simple lectura de su letra, o a través del debate de sus dichos, o por medio de la polémica entorno al significado y la semántica de sus palabras, y el correspondiente análisis de su estructura literaria. Esto es necesario hacerlo porque para esto entendemos que Dios ha dado al hombre el cerebro para el razonamiento, pero no es suficiente. La Biblia la entendemos en la medida en que la vivimos, no es aplicable en ella el acostumbrado academicismo teórico que practicamos en cualquier rama del conocimiento humano, por ejemplo en la Física existe una rama denominada Física Teórica dónde podemos resolver los más complicados y descabellados problemas sobre las partículas más misteriosas e incluso hipotéticas de la física, sin necesidad alguna de corroborar la veracidad de los resultados a través de la experimentación, que por cierto teóricamente se sabe que son imposibles de llevar a cabo en la práctica, sin alterar el resultado. También es común en nuestras universidades ofrecer largas y arduas carreras para graduar profesionales en todas las ramas del conocimiento científico tecnológico sin que puedan aplicar dicho conocimiento para obtener un resultado práctico y tangible. En el argot bíblico el conocimiento se obtiene a la par con la práctica. Así que únicamente aquellos cristianos que padecemos o sentimos el peso de la persecución (2Tim 3:12), de este sistema, somos quienes podemos entender el significado de estas palabras.
Para la mente que tenga sabiduría
Y aun por encima de la capacidad de tener oídos para oír, y esforzarnos a vivir El Verdadero Evangelio para poder entenderlo, todavía se le exige al creyente un grado más de esfuerzo con el propósito de entender la literatura apocalíptica. Ahora, no debemos confundir este esfuerzo mayor, como en esencia meramente intelectual académico, aunque esta vez, sí, se refiere al conocimiento intelectual teórico práctico y a la cultura general que el creyente pueda tener. La Biblia desde el principio hace un gran énfasis por diferenciar el conocimiento proveniente del intelecto, en contraposición con la sabiduría cuyo origen emana del buen corazón del hombre que poner en práctica ese buen conocimiento Prv 13:16. En otras palabras los creyentes no estamos llamados a ser ignorantes o faltos de conocimiento o escasos de un desarrollo profesional como parte de la humildad que debemos exteriorizar. Por el contrario la Biblia nos da el ejemplo de Daniel, José, Salomón, el apóstol Pablo y otros más que fueron personajes de gran eminencia y preparación intelectual entre sus semejantes. Daniel y sus amigos Sadrac, Mesac y Abed Nego, eran diez veces más sabios, en las ciencias y artes babilónicos, que cualquiera de los mismos caldeos que estaban en el palacio. Y además Daniel era entendido en misterios y sueños Dan 1:17,20 a este tipo de sabiduría es la que se nos reta en Apc 13:18.
Estructuras proféticas
En conclusión finalizamos esta sección diciendo que toda profecía bíblica, puede ser analizada desde el punto de vista humano, como una estructura profética. Lo que lleva a la esencia de la profecía más allá de un único suceso predicho, y al oficio del profeta en más que mera adivinación y entremetimiento. Es decir la profecía trasciende por encima del hecho histórico, al margen del espacio geográfico y temporal, para convertirse en un manual, que el cristiano verdadero consulta, primeramente, para tener consuelo y recibir aliento, y luego para estar apercibido de los acontecimientos que acaecen en su entorno más inmediato, local y global. Y que se repiten, de una manera u otra, en todos los tiempos y lugares 1Pd 5:9, en todos los creyentes que padecen persecución porque han decidido vivir piadosamente 2Tim 3:12, y que necesitan la confirmación de la palabra para convencerse, en medio de la confusión que generan dichos padecimientos, de que ellos sí están en la verdad.
Estructura profética general de la Biblia y profecía de las 70 semanas de Daniel 9
También hacemos objeto de nuestra introducción un bosquejo de esta profecía ya que debe ser considerada como la columna vertebral de toda la profecía bíblica.
Significado de las 70 semanas y el año sabático de descanso de la tierra.
Todos alguna vez habremos escuchado el término "año sabático", sobre todo los que tenemos alguna relación con el ambiente académico. Bueno de aquí viene su origen: Dios mandó al pueblo por medio de la ley que dio a Moisés, cuando sacó al pueblo de Egipto, que la tierra que Dios les daba por heredad debería descansar un año completo luego de ser labrada y trabajada 6 años. El 7mo ("sábado" significa 7) sería de descanso total, no sería talada, ni labrada ni mucho menos sembrada, las personas sólo comerían de lo que diera la tierra de por sí Lv 25:1-7. Pero los Israelitas no cumplieron con dicho mandamiento entonces se les aplicó lo que se dijo en el mismo libro Lv 26:34-35. Es decir sino hacían ellos descansar la tierra, voluntariamente, Dios si cumpliría su descanso según lo que está escrito en Jeremías 25:11
Ahora este periodo está dividido en tres intervalos (dos particiones internas 7 y 69) de este período de 70 años
0 – 7, 8 – 68, 69 – 70, es decir (70×7 = 490) años partidos en 7 y 69 (7 + 62) semanas, es decir 7×7 = 49 años más 62×7 = 434 años (a esto se le añade algunas correcciones del año judío de 360 días) que determinan la venida del Mesías Príncipe. La primera (semana 7) está representada en la persona de Esdras (observe la genealogía que se hace de este personaje en Esd 7:1-5, similar a la que se hace de Jesucristo en Mt 1) quien es enviado para restaurar el culto judío en el recién estrenado templo. Esto concuerda con el Principio del Cumplimiento Gradual de la Profecía, puesto que Esdras representa un prototipo de Cristo presente en la primera restauración judía. No nos debe extrañar entonces que la profecía de Zacarías, quien profetizó durante el tiempo de Esdras para darle ánimo a él y a Zorobabel en la construcción del templo y todo lo referente al restablecimiento de la adoración a Dios, finalmente sea unos de los libros proféticos y apocalípticos del Antiguo Testamento que más hable de Cristo y de su primera y segunda venida de acuerdo al Principio Gradual del Cumplimiento de la Profecía. La segunda partición (semana 62 + 7 = 69) representa la 1era vendida de Cristo. Y finalmente la semana 70 su segunda venida (luego de una semana de acontecimientos de altísimo valor teológico también partida en dos partes 3 ½ +3 ½).
Cada partición representa una pausa en el recorrido del reloj profético de Israel. Lo que implica desde ya la imposibilidad de hacer cálculos exactos a la fecha de su venida. Así de esta manera el mismísimo apóstol Pablo lo aplicó en el libro de los Romanos capítulo 11 verso 25 donde denominó a la pausa marcada por la semana 69 (62 + 7) con la muerte y resurrección de Cristo, "tiempo de los gentiles"
La restauración de Israel.
Aunque hoy el mundo y en particular la iglesia oficial, o gran ramera, llámese católica, protestante y algunas iglesias evangélicas etc. oficialmente se hayan pronunciado en contra de la vigencia de Israel como tierra prometida y contra el pueblo judío como el pueblo de Dios, advertimos que es imposible ponerle orden y entendimiento a toda la profecía bíblica si quitamos al pueblo de Israel del escenario como principal protagonista de los hechos aquí narrados.
La abominación desoladora
Importante son los logros prometidos durante la semana 62 + 7, o semana 69. En ella se nos dice que se confirmará el pacto con muchos (arrebatamiento de la iglesia mayormente gentil) a la mitad de esta semana, y finalmente el cese de las abominaciones, también conocida como la "abominación desoladora" Dan 11:31 y Mt 24:15. Aunque este es un acontecimiento literalmente israelita, no deja de tener una aplicación paralela para la iglesia, pues ella representa todas las desviaciones doctrinales y el poder burocrático que las sustenta. Particularmente el modelo sectario y proselitista que ha adoptado la iglesia moderna y el cual es responsable de derramar, sino literalmente, figuradamente, la sangre Apc 17:6 de muchos hombres de Dios, los cuáles han dado voluntariamente sus vidas y la de los suyos, en detrimento de su integridad física y moral Mt 23:4,34, por una supuesta entrega a la obra de Dios, pero que en el fondo es un ministerio degenerado y vergonzoso, que se maneja bajo los principios de la demagogia y del engaño y predominan prácticas deshonestas y pícaras, impropios de la encomienda digna que el Señor nos dejó, y en el cual los santos son esclavizados a un falso servicio a través de la seducción y manipulación Jud 1: 16, 2Pdr 2:18, creyendo que sus líderes proceden con verdad pero más sirviendo a intereses particulares y egoístas de un grupo de clérigos (de la organización eclesiástica a la cual pertenece el creyente, llámese católica, protestante o evangélica) sedientos y hambrientos de fama y de poder.
Pero analicemos con más detalle esta abominación desoladora de la que habló Daniel y tuvo como primer prototipo y modelo de su cumplimiento los sucesos que precedieron la hazaña de los Macabeos contra Antíoco Epífanes (Animamos a los lectores a leer los libros de los macabeos como parte de la cultura histórica que debe tener todo cristiano en su lucha por crecer en el entendimiento del estudio de la Biblia). También Jesús se refirió a ella como el momento previo a la invasión y destrucción de Jerusalén presidida por el general romano Tito. Analizando estos hechos históricos podemos especular sobre algunas características de este evento, las cuales pueden servir de ayuda para distinguir ciertos patrones repetitivos (estructuras proféticas) las cuales podemos aplicar a nuestro entorno más inmediato:
1) Fue el resultado de la acción voluntaria indiferente y apática del pueblo de Israel al ceder su celo y sus costumbres y demás ritos para reemplazarlos por la cultura helénica (Da.11:30c – 32, Mt 24:11-14).
2) Consecuencias: El pueblo que tenía celo por su Dios, al sentirse perseguido, huyó a los campos y a los desiertos (Da. 11:31-34, Mt 24:15-20) en busca de libertad para mantener la práctica de su culto. Aquí tiene lugar la epopeya de los macabeos.
3) Hoy, por aplicación del Principio Gradual de la Profecía, la abominación desoladora tiene también su interpretación dentro de la iglesia cristiana, donde progresivamente se va abandonando el uso de la Biblia, sustituyéndola por filosofías modernas: El humanismo, El Postmodernismo, la Nueva Era y el positivismo.
Ahora cabe hacer notar que a esta abominación desoladora, en el libro de Apocalipsis de Juan, recibe el nombre de la Gran Ramera Apc 17 (note el énfasis en este capítulo de la palabra clave abominación y abominaciones), donde además se describe su final, y es claro que la bestia misma, luego una vez que se ha aprovechado de sus buenos oficios para el logro de sus propósitos, arremete contra ella. No nos sorprenda que esta bestia (el 666 más cercano a nuestro entorno) finalmente termine agrediendo a este sistema eclesiástico corrupto, lo cual debemos calificar como justicia de Dios y no como una nueva edición de la persecución colectiva contra el cristianismo. Por tanto debemos estar alerta para no confundirnos ni confundir a otros. Remitimos al lector revisar lo tocante a la nueva persecución la cuál es ahora individual y no colectiva. Recordemos también el mensaje a la iglesia tanto en filadelfia Apc 3:9 con la denominada sinagoga de Satanás, para representar la iglesia falsa y rival que predica a Cristo por contienda Fil 1:15 y Fil 3:18 o las vírgenes insensatas de Mt 25:1-13. Y por supuesto la iglesia de Laodicea Apc 3:14.
Estructura de la literatura apocalíptica
Dado que el mensaje apocalíptico de los libros de la Biblia coinciden en su estructura. Tomaremos como bosquejo el Apocalipsis de Juan. El mismo libro nos revela en sí mismo su estructura (Ap 1:19) 1) Las cosas que has vistos, 2) Las que son, 3) Las que serán después de estas.
I) Las cosas que has visto: Visión de Jesucristo (Ap 1)
Indispensable en toda escritura de este género es la visión todopoderosa de ese salvador o Mesías. Una persona de carne y hueso hecho a nuestra semejanza humana, constituye el instrumento elegido por Dios para dar a su pueblo la reivindicación de sus padecimientos. Toda literatura que se denomine apocalíptica, siembra en sus lectores la expectativa del elegido. Por cierto, esta espera por la llegada del elegido forma parte fundamental de mucha de la literatura secular y actualmente tiene alto centimetraje en las películas de ciencia y ficción de Hollywood. Como por ejemplo el personaje del Jedi en la Guerra de las Galaxias, Harry Potter, y así los otros superhéroes de las famosas series televisivas. Inspirados sus libretistas en la literatura Apocalíptica.
Este elegido debe poseer características sobrenaturales emanadas del poder de Dios, por el cual le son sometidas todas las cosas, Rey de reyes, El principio y el fin, El Todopoderoso. Toda literatura de este género empieza, pues, con una apología hacia este personaje invencible, más aun, una suerte de apoteosis (Ap 1: 1-7) como una presentación o introducción del Mesías a sus lectores, quienes, aun en medio de sus padecimientos, se deleitan con orgullo y esperanza de la supremacía de su gran salvador.
Aunque la ciencia ficción, y todo su aparataje tecnológico, han tratado de ridiculizar y banalizar la imagen y personalidad de este Salvador, Mesías o Cristo, para nosotros los creyentes estos atributos de poder y deidad, no son producto de la fantasía y la ciencia ficción. Son los méritos de quien se entregó a sí mismo por nosotros, y se hizo obediente hasta la muerte de cruz (Fi 2:9 "Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre").
La esperanza de un salvador es uno de los leitmotiv más difundido en la Biblia, por ejemplo en Jueces 13:5, Dios prometió que el niño que habría de nacer (Sansón) salvaría al pueblo de los filisteos, muy a pesar de que sólo era un niño y habría que esperar que creciera. De igual manera cuando nació Jesús, Dios mismo celebró (En el más sano sentido) la primera Navidad, anunciando que un gran salvador estaba naciendo. Las gentes (los pastores y demás personas) se regocijaron Lc 2:14, 20 de ese nacimiento aun a sabiendas que tendrían que esperar treinta años después, cuando el niño ya fuera un hombre, y para entonces muchos de ellos ya estarían muertos Lc 2:29. Zacarías el padre de Juan el Bautista también lo expresó, con el mismo sentimiento de ansia por el gran paladín que lucharía contra los enemigos del pueblo de Dios (que a la sazón eran los romanos) en aquella oración que hiciera, luego que le fuera devuelta el habla, cuando nació su hijo Lc 1:71,74. Hoy los verdaderos cristianos debemos esperanzarnos y consolarnos en estas palabras que alcanzan mayor vigencia que antes, pues la esperanza de un salvador hoy no es una postura obsoleta, o una doctrina más que sirva para el debate y la polémica de los trasnochados academicistas. El apóstol Pedro también lo expresó 1Pdr 1:5, al decir que esta salvación está preparada para ser manifestada en el día postrero, y vaya que sí hace falta en este tiempo, más que en los tiempos antiguos, sobre todo cuando abrimos los ojos a través de la lectura apocalíptica, y nos damos cuenta, que como antes el pueblo estaba sujeto al padecimiento por el poder del imperio romano (que es el contexto en que se escribieron estas palabras), hoy estamos sujetos al poder de un imperio invisible pero diabólico, el imperio de la Bestia, por lo tanto la esperanza y la espera de un salvador es más pertinente hoy que en la antigüedad, y sobre todo en quiénes en medio de las persecuciones de que somos objeto esperamos y amamos la vendida de nuestro Señor Jesucristo 2Tim 4:8 más que todas las cosas que nos pueda dar este mundo.
II) Las que son: El padecimiento del Pueblo de Dios (Ap 2-3).
Tan cierto como lo primero, toda literatura apocalíptica toma en consideración los padecimientos de los creyente en la esperanza y en la fe de vivir una vida que resalte sobre el común de las gentes, en medio de una sociedad perversa y pecadora, que cada vez más solapa su maldad en sus aspectos más sobresalientes y loables, y más aun en su propia religiosidad (Isa 5:20, 8:12).
En los escritos se resalta la verdadera pasión y sufrimiento del justo, principalmente por cumplir, guardar y obedecer la palabra Dios, en contraste con la falsa religiosidad y la apariencia piadosa sustentadas principalmente en las obras de falsa piedad, ocultando con ello un fervor mundanal y el libertinaje carnal (Ap 3:17). Es bajo este lente que se evalúa la labor de siete iglesias de las cuales sólo 2, podríamos interpretar, son aprobadas: Esmirna y Filadelfia (Ap 2:8-11, 3:7-13), conocidas como las iglesias atribuladas. Se puede notar el contraste del mensaje con los calificativos de pobre en estas y el de rico en la iglesia de Laodicea. Ellas (Esmirna y Filadelfia) son ejemplo de padecimiento a quienes va dirigido el mensaje apocalíptico. La Biblia establece que si alguno padece no debe ser por ladrón ni por malhechor o por entremeterse en lo ajeno, sino como cristiano (1Pd 4:15-16). Por supuesto advertimos que nos van a calificar como malhechores (1Pd 2:12,3:16). Esto lo que quiere decir es que no todo padecimiento o sufrimiento es objeto de promesa para premiación. Ahora en estos tiempos peligrosos que nos ha tocado vivir a los creyentes de estos últimos días 2Tim 3:1, caracterizado por el postmodernismo según el cual todo es relativo y no existen los absolutos, los calificativos malhechor y ladrón son términos muy ambiguos y dependen del punto de referencia donde uno esté colocado, por supuesto nosotros nos referimos aquí desde el punto de referencia bíblico. Pero desde el punto de vista social (el mundo) nosotros los verdaderos cristianos somos vistos como malhechores 1Pd 2:12, 3:16, nos tildan como personas orgullosas altaneras Dn 3:12-19, sobre todo cuando nos negamos a participar de la hipocresía de las falsas obras de justicia Tit 3:5, Isa 64:6, como acostumbran los políticos y las personas religiosas para ganar popularidad. El primer padecimiento del creyente, en medio de una sociedad pervertida, es mantenerse firme en su convicción cristiana sobre valores y virtudes universales que saltan de la barrera de lo cultural, el costumbrismo y la liturgia. Como lo son la honestidad, la sinceridad, la rectitud, la justicia, las cuales son claramente observables bajo cualquier cultura y geografía (Os 6:6, Mq 6:8).
Más contradictorio todavía es el hecho de que este padecimiento se acentúa por la rivalidad de una falsa religión ("sinagoga de Satanás" Ap 2:9), oficial o no, que hostiga también al creyente con su blasfema de reclamar para sí el monopolio de la verdadera fe, mofándose y haciendo alarde de la supuesta superioridad "espiritual" y la aprobación de Dios, basada principalmente en un éxito numérico y la proliferación de ministerios y múltiples actividades carnales para atraer a las gentes Apc 3:17 y echar en cara a la iglesia pobre (que sacrifica el éxito numérico Jn 6:60-66 con tal de guardar la palabra de Dios) por lo cual Dios no está con ellos. El apóstol Pablo mencionó a los que predican a Cristo por contienda no sinceramente pensando añadir aflicciones al apóstol, quien en ese entonces estaba en la cárcel Fil 1:16
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