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Novela. Despejes del Meollo (página 3)


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Los sueños que el periodista empírico no pudo materializar, desde las posiciones que desempeñó en el Club Juvenil, los estaba realizando desde su posición de director de una escuela de cultura popular, desde donde la obra de educación y cultura que debía realizar , era más formal que la que realizaba desde el club juvenil, que la gran ramera desarticuló en de El Memiso.

El cuerpo profesional que acompañaba al periodista empírico, igual que el director tenía una mentalidad de maestros comunitarios, que trabajaban y mantenían a la escuela vinculada a todo el quehacer de la comunidad, para que desde esos espacios, el pueblo mismo pudiera planificar su desarrollo y su progreso, formando a los sujetos como entes productivos para sí, para su familia y para su sociedad.

Si moría alguien, la solidaridad de la escuela representada por el cuerpo profesoral y sus estudiantes, se hacía presente como la sangre a la herida, que acude inmediatamente.

La misión de la escuela con visión comunitaria, era rescatar lo que la formalidad del sistema educativo tradicional, iba dejando fuera por las exigencias, que en muchos casos los estudiantes no pueden cumplir, debido a las limitaciones que le impone su condición económica. La estrategia funcionó y la escuela llegó a ser tan popular que producía celos.

El periodista empírico le puso toda el alma a su nuevo rol, no obstante a que el coronel Pérez N… no se sentía conforme, ni entendía lo que estaba tramando el poder político, establecido en la dirección del Estado.

Las realizaciones del periodista empírico, atrincherado como un trabajador comunitario, en la dirección de una escuela de Cultura Popular, impulsó la educación de la comunidad de El Memiso, y muchas personas que estaban fuera de las aulas, reingresaron al crecimiento de saberes y cualificación. Después de muchos años de servicio comunitario en educación, el comunicador profesor fue compensado con la cancelación, y así terminó un proceso que dio origen a otro también interesante.

El declive del periodista empírico comenzó cuando se enamoró de Altagracia Milagros Del Atlántico y perdió la cabeza, cometió errores que los que le envidiaban, aprovecharon para pagarle con daño, el bien que él le había hecho, como judas al hijo del hombre, pero como hay un axioma que expresa, que para los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien, en el periodista empírico se hizo realidad.

Se sabe que el comunicador docente fue conminado por su superior jerárquico, a realizar unas investigaciones sobre un escándalo, en el que estaban envueltos una profesora y un profesor del centro de estudios, pues al supervisor se denunció que un profesor enamorado de una maestra, había peleado en la calle con el esposo de la misma, por el educador evitar que el esposo de la profesora estuviera motón. El periodista empírico lo sabía todo, pero buscando evadir la responsabilidad le dijo al funcionario:

  • Señor, si usted lo permite, yo le sugiero que esa investigación la realice alguien que no trabaje en el centro.

Sin comprender, el funcionario insistió en que la investigación tenía que realizarla el director en virtud de lo cual, así se lo explicó a los afectados, pero ellos no lo entendieron, y su actitud dio origen a ciertas contradicciones, lo cual produjo fuertes enfrentamientos entre amigos de infancia, cuando los profesores del problema creyeron, que el director había solicitado que fueran separados de las funciones docentes.

La profesora María Brumas De las Tinieblas cuyas condiciones físicas le daban poder ante los hombres dijo:

  • El director me desacreditó en ese informe que hizo a sus superiores, pero yo lo aplastaré a él.

Poco a poco María Brumas De las Tinieblas fue poniendo fuera de relieve todo el problema, hasta sobredimensionar todos los errores del director, con lo que llegó un momento en que el director era más culpable, de asuntos diversos, que los que dieron origen al conflicto.

Pero como las contradicciones fueron a parar a los tribunales, María se propuso ponerle una acusación nueva, todos los viernes al periodista docente, para que por lo menos pasara el fin de semana preso.

Luego cuando María Brumas De las Tinieblas logró la cancelación del director con más de cinco acusaciones en tribunales diferentes, este le dijo a doña Basilia:

  • Madre, ahora puedo decir con toda seguridad, que todo se ha perdido, hasta el honor.

El plan B de María Brumas De las Tinieblas era ver al director muerto, por eso aunque él desistió de las funciones docentes, donde quiera que el periodista empírico conseguía empleo, María Brumas De las Tinieblas iba con un expediente donde lo acusaba de falsificador, y si lo habían nombrado, lo cancelaban o no lo nombraban, si lo iban a nombrar, mientras la miseria lo consumía, y las asechanzas de María Brumas De las Tinieblas sustituían las del coronel Pérez N… pero cuando el amanecer lleno de luces multicolores retiraba los reductos de la noche pasada, ya María Brumas De las Tinieblas estaba preparando las hostilidades, para combatir a un enemigo que ella creó por error, al creer que el director la había acusado de lo que estaba acusada por el pueblo, antes del director conocer los pormenores del asunto aquel , que destruyó la vida del periodista empírico, aunque después Dios lo levantó muy por encima, de donde jamás estuvo .

El periodista empírico pensaba que como a él lo obligaban a realizar una investigación, en cuyo informe no dijo nada, porque lo que quería era salir del paso, ya que al supervisor era a quien le interesaba, suspender de funciones a María Brumas De las Tinieblas y al profesor del conflicto, para enemistar al comunicador docente, con el personal bajo su responsabilidad.

Por eso aunque el periodista empírico le dijo a su jefe inmediato, que no era bueno que la investigación la hiciera el director, porque al vivir todos en la misma comunidad, casi siempre el jefe y subalternos, si no son amigos son familia, lo cual imposibilita que se pueda hacer un trabajo objetivo.

La profesora del conflicto presumía que, el director entre otras cosas la había acusado de infidelidad a su esposo, que era la acusación que le tenía el pueblo de El Memiso, por lo cual tuvo que retrasar la decisión de sacar al esposo de la casa, para llevarse todo, y dejarlo hasta sin su ropa, pero cuando creyó que el escándalo de la infidelidad se había enfriado, se fue de la casa y la vendió con el esposo durmiendo en el piso, por falta al menos de un catre.

Parece que el enojo violento que impulsó a María Brumas De las Tinieblas a intentar destruir al periodista empírico en función de docente, más que por una supuesta difamación de este, parece haber sido porque tuvo que demorar la expulsión que tenía preparada para dejar en la calle al padre de sus hijas, sin pito y sin flauta. Eso llegó a la mente a Papasón una tarde, mientras meditaba sobre cosas insólitas que son enigmas, intríngulis, acertijos o incógnitas.

Pero no obstante a todo el daño que María Brumas De las Tinieblas le propinó, paso a paso al periodista empírico, él de igual manera convirtió todo lo negativo, en bien para su beneficio y de los escombros donde lo dejó todo el daño propinado, Papasón emergió como gaviota, y se elevó más allá de donde estaba cuando surgió el conflicto. De periodista empírico el joven se convirtió en un profesional multidisciplinario al cursar tres profesiones y dos especialidades que lo catapultaron por encima de los sueños que se había propuesto materializar.

Durante su adolescencia María Brumas De las Tinieblas y el periodista empírico fueron muy buenos amigos. Cursaron la educación primaria junta y eran inseparables. De parte de la atractiva joven, había un gran aprecio por el joven y tanta confianza que en varias oportunidades, ella compró su ropa más íntima buscando la aprobación preferencial del colega, como ella le decía para esos años al periodista empírico. En varias ocasiones incluso, la hermosa mujer estando ya casada, le expresó a Papasón en presencia de la madre de este, que como él era que ella quería que fuera su marido.

Lo más lejos que el periodista empírico tenía a esa hora, era que su padre se estaba muriendo sin despedirse de nadie, sin sonreírle ni hacerle chistes a ninguno de sus hijos o nietos. Eran las cinco y treinta de la tarde de aquel domingo gris del diecisiete de abril, cuando el comunicador escuchó la voz de un vecino llamado Francisco Olivo, que procedente de la escena del hecho llegó, a la casa del hijo mayor de Nazario, y llorando le dio la noticia a Esterbina , la esposa del periodista empírico.

La conversación entre Esterbina y Francisco Olivo se había producido en el Portón Frontal de su casa, y el periodista empírico estaba sentado en el garaje, el cual estaba en línea recta casi al final del patio trasero, pero Papasón pudo escuchar algo de lo que se decía y comprender la dimensión de la realidad, por eso cuando su esposa le dijo:

Prende el vehículo y vamos al hospital, que a tu padre le dio un mareo y lo llevaron para allá. Serénate que sea lo que sea, Dios nos ayudará.

El periodista empírico sospechó que su padre había muerto.

Tenía que sacar el auto de reversa, y como nunca había recibido una noticia de esa magnitud, iba a salir tan rápido que su esposa le dijo de nuevo:

Serénate, que lo que sea que haya pasado, él está bajo atención médica.

En ese momento por la mente del periodista empírico comenzó a pasar como una cinta con todos los recuerdos del padre recién fallecido y una invasión de angustia invadió todo el ser del hijo de don Nazario el deseo de decirle al padre lo que estaba presente crea mayor dimensión de tristeza hasta que la impotencia transporta los torrentes de lágrimas que sacuden el alma de dolor inmenso.

El periodista empírico salió a la calle y cuando aceleró, sintió que había perdido el juicio, no sé que hubiera sucedido, si algunas de esas gentes que se quedan en la calle, esperando que el conductor la defienda, se hubiese quedado en el medio, porque aceleré el carro dos veces, y no supe cuando ni como, no sepe tampoco donde estacioné el vehículo, ni como estuve tan rápido, frente al cuerpo inerte de mi padre. Le puse mi mano derecha en su cara y estaba todavía caliente.

Pregunté qué médico atendió a mi padre al llevarlo al centro médico y de inmediato, una doctora con figura de ballena que me observaba, desde la puerta de la emergencia me contestó:

  • Fui yo quien lo recibí, pero él llegó aquí cadáver.

En un momento que iba a llorar me recordé que eso no resolvería nada, y aunque me sentía la cabeza vacía le dije a la doctora:

  • Voy a buscar un ataúd, vengo ahora, y ella con la indolencia que caracteriza a los empleados públicos, de los países fallidos porque todos los que los administran lo desfalcan.

Me dijo:

No tenemos del formulario que hay que llenar para entregar el cadáver.

Entonces yo le contesté:

¿Y…? Yo vengo a buscar ese cadáver ahora y me lo llevaré aunque usted tenga que necesitar no sé cuantos formularios más.

Los que estaban en el lugar se miraron con los ojos desorbitados, y el abogado Bartolo Moreno González que me acompañaba dijo:

Está bien, yo iré a otro hospital a buscar uno. Vengo inmediatamente.

Entonces como el cuerpo de mi padre estaba sobre una camilla de la emergencia, la doctora ordenó su traslado para la morgue.

Acompañé a los camilleros como si quisiera evitar algún maltrato, al indefenso viejo, pero recordé rápido, que un cadáver no sufre y pensé que él cuando ya los años lo había envejecido lo suficiente, cada vez que se le hablaba de protegerse decía:

Tanto cuidado, para uno joderse como quiera. Salí entonces para ir a comprar el ataúd, pero cuando iba a ponerme al timón de mi vehículo, alguien me dijo:

  • Licenciado, siéntese de éste lado y deme la llave que yo conduciré. Lo agradecí mientras el dolor desgarraba mi alma con furor, pero cada vez que el periodista empírico iba a perder el control por la fuerza de la emoción dolorosa se decía: – Yo soy quien tengo que resolver este problema, porque el que lo resolvía todo ya no puede, ahora hay que resolverle a él.

El hermano Miguel Clara llegó en su camioneta, y nos siguió para transportar el ataúd, luego regresamos a la casa con el cadáver, pero al llegar mi hermana Bartola me dijo:

  • El mejor hacer el velatorio en el local del centro comunal de las monjas, que es un lugar bastante amplio, y ya hablamos con ellas.

Eran alrededor de las siete de la noche de aquel domingo diecisiete del mes de abril del año dos mil cinco, y no olvido que el dolor por la muerte de mi padre lo aumentaba el hecho, de que cuando se produjo su fallecimiento, yo tenía tres días que no me comunicaba con él, razón por la que habían muchas cosas por hablar.

Recuerdo que cuando volví a buscar el cadáver de mi padre, como hacía tanto días que no hablaba con él y me había quedado con el deseo, que cinco años después conservo aún , le dije: – Adiós tolete. Entonces Lalito Mañón contestó:

  • Ese si era un tolete de hombre verdad. Yo que sé como trabajaba ese hombre, sin cansarse nunca.

Yo meditaba y sentía que se me agolpaban los recuerdos de toda una vida juntos. En mi memoria lo escuchaba subiéndome el ego al decirme como siempre, que él se sentía orgulloso de haberme aportado a mí a la humanidad, para mejorar al mundo sin aprovecharme de ninguna oportunidad que me diera la sociedad, y como sabia que ya no volvería a escuchar esas valoraciones jamás, la tristeza me consumía como le consumió a él la vida, dejando su anatomía vacía como una expresión patética.

La noche ya había tendido la oscuridad por donde quiera, cuando miré para el cielo donde escasas estrellas, asomaban allá en las alturas y una tristeza tan honda como extensa y profunda, se apoderaba de mí. Recuerdo que la última vez que hablé con mi padre Nazario, fue en el negocio de su propiedad y la conversación giró en torno a la necesidad de aceptar a Cristo, como único y suficiente salvador, para poder ir al cielo, y que él habiendo estado enojado, por algo que una hija le hizo en su nevera, comenzó a reír.

Luego, el día que murió Nazario, con la última persona con quien habló, fue con Chibula y extrañamente le decía a ella, que para que Dios la ayudara a dejar de decir malas palabras, tenía que convertirse a Jesucristo como su esposa Sila.

Nazario había aceptado los principios del evangelio, y su forma de predicar era indirecta. Estaba influenciado sin decirlo, de su esposa que es profesante, y de su hijo mayor que siempre le hablaba de la necesidad que tiene todo el mundo, de hacer el nuevo pacto, para salir del vacío existencia que produce la falta de Dios en la vida de las personas, lo cual se refleja en perversidades, crímenes y todo tipo de maldades, corrupción, robo y falta integral de amor, creando un ser humano totalmente deficiente, egoísta y perversos en sentido general.

Ante el cadáver de mi padre, se me agolpaban múltiples recuerdos de vivencias junto él, y la tristeza me mordía la existencia. Mi padre siempre fue un hombre fuerte, valiente e invencible, y ahora estar frente a su despojos mortales, vacíos de existencia, hacía emerger de mí una honda y alta tristeza.

Una sonrisa amable se quedó grabada en su rostro, como si le sonriera a la muerte cuando fue a llevarle la vida. Durante todo el tiempo que estaba frente al cadáver de mi padre, recordaba mis días de niño, siempre enfermo, y él caminando conmigo para donde distintos médicos. Me llevaba a la clínica del Doctor Zaiter, de Rafael Albae y cualquier otra de emergencia. A veces teníamos que caminar largos kilómetros, pero como yo siempre estaba muy débil, él me cargaba hasta cansarse y luego me decía:

  • ¿Puede caminar un poquito? Para esos años vivíamos en La Culata, un lugar que era como un punto intermedio, entre El Memiso al norte y la ciudad de la Zona Colonial al sur. Lo cierto es que para llegar a cualesquier lugar, era distante como difícil, el viaje al once y al cuatro, no había ninguna otra alternativa. Para esos años Nazario y Basilia solo tenían tres hijos, que eran Tuninguito, Juan y Bartola, pues primero que Bartola Nació Dionisia, pero murió recién nacida, quizás porque la partera nunca tuvo los recursos científicos necesarios, para realizar los partos.

Ahora que ya el cuerpo sin vida de mi padre está expuesto en un salón amplio del centro comunal de El Memiso, y que todos los hijos con la madre de sus quince muchachos, con la que crió once pues cuatro murieron están ahí despidiéndose de él. Como un ritual nos paramos frecuentemente para mirar la anatomía vacía de nuestro progenitor. En esos momentos los recuerdos se suceden intermitentemente, y llegan a la mente cosas que uno quisiera conversar con la persona ida, y la angustia inunda la garganta y produce lluvia en los ojos.

Mi padre no obstante a sus ochenta y tres años era un señor apuesto, lo cual repetía periódicamente una mujer para mi desconocida:

  • Yo no había visto un muerto tan buenazo.

  • Este es el muerto más buenmozo que yo he visto.

Como mi padre vivió toda la vida haciendo amistad, el amplio salón del centro comunal de El Memiso, era insuficiente para tanta gente que quería darle el último adiós, sin él poder contestar.

La noche de un domingo triste discurría hacia un lunes igual, todo era tristeza, la luz de las estrellas, y la luna parcialmente escondida, el rostro de las gentes y la mirada de la esposa, como la de los hijos, todo era tristeza. Tan pronto se dispersó como pólvora, la noticia sobre el fallecimiento de Don Nazario, conocido como Juan de La Cruz, El Memiso se llenó de silencio. La infinita cantidad de bares, discotecas, colmadones y las casas de cada ciudadano, que fungían de igual manera como si fueran negocios por su música tan alta, que en vez de alegrar irritaba y estresaba, se llenaron de silencio amargo. Los borrachones perdieron el apetito de alcohol y su tristeza sin la medicina, que es la que le da el equilibrio, para desequilibrarlo en mayor grado, brilló por su ausencia fortuita.

El Memiso se llenó de un denso silencio que podía cortarse en el aire. Solo en el centro comunal donde estaban expuestos los restos mortales de Juan de la Cruz, cada cierto tiempo se escuchaba el grito de algún familiar, o persona que iba a dar el pésame. Consumado es dijo alguien que acababa de llegar a la puerta, y de inmediato un coro de gritos verdadero me lastimó el alma herida de dolor y tristeza.

La voz de la noche imponía su silencio de sombra con las palabras ausentes. Esa noche, en el universo sideral las estrellas fugases se sucedían periódicamente, cada diez minutos cronometrados. El periodista empírico hizo la salvedad durante un minuto, en que dejó de pensar en cómo evadir las asechanzas del Coronel Pérez N…, y todos los presentes en el velatorio salieron para observar al cielo, y más rápido que inmediatamente todos comprobaron el inaudito acontecimiento sin precedentes.

De repente el hijo mayor de Juan de la Cruz, su Tuninguito se paró frente al féretro con los restos mortales de su padre, y recordó todas las veces cuando él o alguien le decía a Nazario, cuanto debía cuidarse para poder vivir un poco más y él siempre contestaba:

  • Como quiera uno se va a joder.

Nazario después llamado Juan de la Cruz en su entorno juvenil, era llamado Talé y luego de un incidente con un agente del orden, que quiso hacer desorden con él, le apodaron también cabo. Se decía que Nazario llegó a La Culata procedente de un lugar llamado Mata San Juan, en busca de trabajo y se estableció con una familia de apellido Arias. Mi madre cuenta que era un joven apuesto, que vestía con toda la elegancia de los más distinguidos de su época, por lo cual tenía muchos éxitos con las damas de su generación.

El joven Nazario era un trabajador compulsivo, que no tenía predilección por ningún quehacer. En principio era un campesino dedicado a toda labor agrícola, desde todos los trabajos en los campos del ingenio, la realización de Carbón vegetal en términos industriales, hasta la producción de arroz y otros frutos.

Desde el amanecer de cada día hasta bien entrada la noche, Nazario estaba en sus labores cotidianas. Durante su juventud nunca tuvo una gripe ni dolor de cabeza. Era un hombre fuerte y sano física y mentalmente. Le gustaba ayudar a los demás. Su solidaridad siempre se hizo presente ante cualquier eventualidad de las personas.

Mientras la noche discurría. Como todos los familiares del padre del periodista empírico estaban alrededor del ataúd con los despojos de don Nazario, el joven le dijo a su hermano Juan:

  • Tú recuerdas que era lo que más le gustaba en las mañanas a Juan de la Cruz.

  • Claro que comer. Tú recordarás que hubo una vez que lo primero que Nazario hacía al levantarse, era un chocolate para comérselo con pan.

El hermano del periodista empírico meditó un rato y luego dijo:

  • Recuerda que Nazario tuvo dieciséis hijos, decían que eran quince pero fueron dos pares de mellizos, y una que le pusieron Dionisia y los once que estamos vivos.

Una sonrisa de tristeza voló de los labios de los hijos del fenecido, y de las demás miradas se derramó una lluvia de nostalgia que conmocionó a todos los presentes en los funerales don Nazario de la Cruz.

En la noche que estamos, todos en el velatorio de Nazario de la Cruz, comprendí perfectamente que es normal, que todo el que pasa por situación que pasamos ahora, tiene una especie de recapitulación de todos los momentos, que uno vivió en compañía de la persona fallecida. Por ejemplo yo recuerdo ahora una vez, que mi hermano Juan le dijo en alta voz a mi padre, algo que él escuchó que nuestra madre comentó en voz baja, y la reacción de nuestro progenitor fue terrible.

El periodista empírico hizo un silencio de tristeza reverente, como organizando sus ideas, para seguir contando los recuerdos, aunque parece que también recordó las asechanzas del Coronel Pérez N…: Resulta que Nazario después de ser un hombre extremadamente serio y trabajador, tenía una gran debilidad por el juego de gallos, y como para esos días la familia vivía en San Joaquín, él iba vestido impecablemente de blanco para la ciudad de El Memiso. Llevaba un sombrero de Panamá alas anchas, y unas botas negras que al salir de la casa podía usarlas de espejo, para arreglarse el pelo. La carretera o el camino vecinal, después de llover estaba que parecía una furnia movediza. Resulta que cuando el hermano del periodista empírico llamado Juan le Voceó:

  • Ya se va para El Memiso a jugar gallos. El padre de ambos niños pudo escuchar claramente la pregunta, pues a esa hora la brisa circulaba rauda en esa dirección, y como era natural en él, paró a Lomo de Oro que era su caballo de paso fino preferido y se devolvió a contestarle al hijo Juan, con tanta mala suerte que el animal resbaló, y cada quien calló por su lado. Juan dejó el limpio al instante y después por muchos años. Puede decirse que a Nazario le gustaban todos los juegos, como forma de diversión, porque nunca descuidaba su trabajo por nada del mundo. Le gustaban las mujeres, pero no desatendía el hogar por ningún romance. Creo que el amor de su vida fue doña Basilia la madre de todos sus hijos, aunque oí hablar de decenas de mujeres con la que se entendió antes de casarse con mi madre, y después las que tuvo fue muy discretamente. Esas son partes de las cosas que uno recuerda a esta hora, cuando él ya no puede decir nada de lo que uno quisiera escuchar.

Faltaba poco para la media noche cuando vi que llegaron cuatro policías uniformados, los miré y pensé que como aquí en El Memiso cualquier cosa puede suceder, seguro que el Coronel Pérez N… , aprovechando que el padre del periodista empírico murió , mandó a buscarlo preso, por la última noticia que firmando como Miguel Ángel Valdez, difundió después que el intermediario de la Fortaleza se la suministró, dando cuenta que el propio coronel Pérez N, le rompió tres costillas a un preso, al que le propinó varias patadas, las que por su condición de patagón, leccionaron salvajemente al interno, enfermo de violación a las reglas de derecho del poder establecido. . Esterbina caminaba por la avenida "beso del río Abadoni" cuando vio al coronel Pérez N… y pensó: Que la sabiduría es el poder de los inteligentes, como el dinero lo es de los brutos. El periodista empírico te lo hará saber, y sonrió aguardando la sorpresa irreversible.

Capítulo V

Los agentes entraron al Centro Comunal, se dirigieron al ataúd y cuando se cercioraron que era verdad que el padre del periodista empírico estaba muerto, salieron del lugar, y se marcharon exhibiendo una tristeza de actores muy experimentados.

Durante esa noche de tristeza densa, silenciosa y extensa, he recordado como si estuviera mirando hacia el pasado, todos los actos que viví en compañía de mi padre. Mirando su anatomía vacía recordé cuando murió su madre Severa Heredia, que después de llegar de su trabajo a la casa, se bañó, se vistió y cuando ya se iba fue que le dijo a mi madre:

  • Sila, se murió la vieja, yo ya me voy, si tú vas a ir más tarde, déjale los muchachos a Andrea donde Agustín.

Siendo yo el mayor de los hijos de mi padre, puedo decir que no conocí a mi abuela paterna, pues no recuerdo nada de ella que no sea esa frase de mi padre, al decirle a mi madre que ella había fallecido.

Cuando Nazario de la Cruz se estableció en El Memiso, después de vivir alrededor de quince años en la Zona de la batalla terminada a Culatazos por falta de municiones, le compró al precio que la iglesia tradicional vendía los espacios, que los ciudadanos apartaban para construir sus bohíos, y construyó una casa modesta cercada de tablas de palmas y techada de Zinc. En ese lugar levantó su familia.

Según la tradición, los terrenos donde el general Marcos Evangelista Adón fundó la comunidad que hoy es " Un Pueblo Fascinante " en honor a su triunfo contra una guarnición española, durante las guerras por la restauración de la República Lontana, Las tierra donde se fundó la comunidad eran propiedad del general, incluyendo donde el benefactor construyó la Penitenciaría Nacional y un residencial, para alistados y otro para oficiales .Los demás terrenos pertenecían al señor José Soriano, y por lo cual el perínclito le construyó una iglesia a la religión popular, quien siempre se atribuyó su propiedad, sin base jurídica autentica .

  • ¿Eso es así Papasón?

Claro que si Juan. Lo que sucede es que esa iglesia siempre está buscando ventajas.

  • Es lamentable que esa iglesia sea tan oportunista, y que sea quien con esa actitud mantenga a miles de familias, sin título de su propiedad , por lo que para progresar, no pueden ser sujetos de crédito por ninguna entidad bancaria .

Llegó Manamaná y seguido se incorporó a la conservación diciendo:

En este caso esa institución no es el apio del pueblo, sino la retranca al progreso por su egoísmo.

Y Manamaná reiteró:

Esa es la salvación que esa iglesia le ofrece a la gente.

El periodista empírico no obstante a su dolor, guardó silencio y se quedó pensando mientras los demás conversaban:

Guao, como esa iglesia apoyada en su concordato, se robó un pueblo de gentes humildes, donde hay familias que sus antepasados, fueron de los fundadores de la comunidad, por lo cual ya como quiera son dueños de esos terrenos, y otros que le compraron a la iglesia cuando solo era un rumor de la tradición popular, que decía que San Antonio le hizo un milagro a José Soriano, y este en pago a una promesa le donó sus tierras. Insólitamente, totalmente inaceptable, ni durante feudalismo.

Dios mío en tu nombre, que estafa más grande, pues la iglesia debía tener un acto firmado por José Soriano, de otro modo las tierras pertenecen a los descendientes de él y de Marcos Evangelista Adón, o al Estado.

El periodista empírico siguió pensando, y de sus ojos se iniciaron dos ríos rumbo al mar pero aunque quiso dejar de pensar, le asaltó otra reflexión:

Jehová Dios mío, pero la iglesia popular vacía de ti, se robó un pueblo ciento diez años después de que su creador lo fundó en sus tierras, y su fundador no fue José Soriano, sino Marcos Evangelista Adón.

Entonces tratando de olvidar la burla, el periodista empírico pensó dejar de pensar y dijo:

Pero como los ladrones no entrarán al reino de los cielos.

La noche galopaba sobre la oscuridad a esa hora de dolor y recuerdos, y por otro lado en el grupo que dialogaba Bartola le explicó a Niulvín, quien era José Dolores de Cruz al decirle:

Era el padre de mi progenitor, un señor alto, de fácil risa y de conversar interminable, que cuando iba a visitarnos llevaba mucho casabe y siempre decía que el que comía casabe se le olvidaba lo que sabe.

Rememoró Bartola, que en una oportunidad José Dolores y Agustín Mieses, se desafiaron implícitamente a conversar, y cada uno prendió su cachimbo, acomodaron la silla donde iban a sentarse, y después que el referí dio la orden de iniciar, comenzó don Agustín y cuando ya tenían cuarenta y ocho horas hablando, cayeron cual largos eran y sus cachimbos quedaron encendidos. Como Juan de la Cruz antes de la caída, pensó que eso iba a suceder, se preparó con una botella de verrón y al verlos gotear le puso un poco en las narices y volvieron en si…

Los once hijos de Nazario de la Cruz seguían sentados, alrededor del féretro con el cadáver de su padre, extrañamente sonreído, como un signo de que al marcharse el alma, él pudo sonreírle a la vida antes de partir. Todos estaban sin recordar que todo ser humano es mortal y que como es lógico, tarde o temprano independientemente de su voluntad, o de la de sus seres queridos el momento llega. Lo inteligente sería que como las personas se preparan para vivir, así mismo se preparen para morir, pues para un vivo no hay nada más seguro que morir. El ser humano se prepara estudiando para vivir , teniendo familia, casa, empleo o fortuna, etc. Y para morir debemos prepararnos desde que adquirimos conciencia, porque mientras vivimos concomitantemente vamos muriendo, aunque los que esclavizan acumulando riquezas piensa que el dinero es la vida, y como quiera la hora llega, y todo se queda.

Debe ser un imperativo de todo ser humano, profundizar acerca de cuál será su destino final, después de buscarle sentido a su existencia efímera.

Después del periodista empírico se observaba a Juan, Bartola, Beneranda, Simeona, Margarita, Francisco, Francisca, Paula y Nilson cada uno con su respectivo cónyuge y sus hijos. Un concierto de sollozos rompía de vez en cuando el silencio de la noche de aquel domingo desafecto, que castró la felicidad en nuestros corazones, y sembró un recuerdo de ese dolor para siempre en cada uno de los que amábamos a Nazario de la Cruz.

Como Nazario no tuvo tiempo para desandar, los sueños del periodista empírico parecían hacerlo por él, mientras dormitaba en la penumbra del centro comunal de El Memiso, donde velaba a su padre aquel domingo diecisiete del mes de abril. Al comunicador social le pasaba por la mente, cuando su padre era socio de la "sociedad amistad", que iban a inaugurar el local, y él mandó a hacer un traje de gala, para tan especial oportunidad. Veía a Juan de la Cruz camino a la furnia de la Culata, en Lomo de Oro yendo en la mañana a trabajar, regresando en la tarde a casa y volviendo a media noche a ver un horno, y si se estaba quemando, a esa hora ponerse a cortar hierba y sacar tierra de la falda de la loma, en lo profundo de la oscuridad.

Pasaban además por la mente de Papasón, los momentos cuando Nazario sembraba arroz en la ciénaga llamada de la Bomba, separada solo por el río Aranama de una finca del perínclito, llamada la "Rusia" donde había un ganado tan selecto, que parecía de lujo. Recordaba que en ese lugar donde su padre trabajaba fue donde él y su hermano Juan trabajaron por primera vez, en sus inicios por solicitud de ellos a su padre, una tarde de lluvia, y después por obligación cumpliendo horario como empleados, aunque no pasaban de seis y siete años.

Cruzaron por la mente del periodista empírico todos los lugares donde Juan de la Cruz trabajó con sus hijos de ayudantes. Lo veía en los cañaverales desyerbando, cortando caña, y haciendo desaberos, como realizando todo tipo de trabajos agrícolas, hasta que se estableció como comerciante, de un pequeño negocio que tenía muchos clientes en San Joaquín durante la zafra, pero durante el tiempo muerto languidecía todo, que era como si murieran todas las actividades productivas.

Cuando Nazario de la Cruz construyó su primera casa en El Memiso, se instaló con su familia y comenzó a progresar paulatinamente. Resulta que cuando Anita Adón nieta del general de la batalla de la Victoria, quien era tía de Sila la esposa de Nazario, le propuso a su sobrina que en razón de que su casa estaba inservible, que la construyeran y que tomaran la parte de la esquina, para que pusieran un negocio, le dieran la otra a ella mientras estuviera viva, para cuando muriera que la enteraran y cogieran la otra parte, y así lo hicieron.

La noche avanzó rauda y el periodista empírico regresó de todos esos recuerdos. La voz de la noche en tinieblas, se escuchaba tanto en la distancia como en todos los alrededores del centro comunal, donde de vez en cuando algún sollozo o grito de dolor, herida el silencio fúnebre de la madrugada, que pautaba las primeras horas del lunes más diferente, de todos los lunes, para los dolientes de don Nazario de la Cruz ido bajo el silencio de una tarde dominical.

En El Memiso el dolor de ausencia zumbaba por toda la comunidad, cuando el periodista empírico estando frente al cadáver de su padre, colocado en el Centro Comunal, recordó la vez aquella en que un policía jugador de billar, que entró al patio de la casa de Nazario de la Cruz sin permiso de nadie, tras pisar una hoja de zinc que cubría un hoyo para un sanitario, se cayó en sus profundidades llena de agua, y después de nataguear un rato, al tirarle una soga le ayudaron a salir, pero la policía de El Memiso abusadora de poder como siempre, se puso al margen de la ley y el orden, y arrestaron a don Nazario por un policía violarle su propiedad ,Nazario pasó la noche preso, y al otro día un juez lo puso en libertad, después de pedirle excusa por el abuso de poder policial, como siempre.

Los cierto es que el policía cayó al hoyo , mientras el dueño de la casa estaba trabajando, pero al llegar sin dejarlo bañarse ni comer nada, se lo llevaron preso para la comisaría, por órdenes del Coronel Pérez N…

El periodista empírico, hijo mayor de Nazario, que tampoco estaba en la casa, al llegar y encontrarse con lo que le sucedía a su padre, se encaminó a la comisaría, donde de inmediato fue hecho preso por órdenes de un coronel animal irracional de apellido Arias. La encarcelación abusiva en contra del periodista empírico, lo puso a observar los abusos y las arbitrariedades de la policía, peor del mundo, llena de miembros mal educados, violentos, deshonestos y mentirosos, tanto como corruptos y asesinos.

El comunicador no podía entender como habían encarcelado a su padre, porque un policía en violación a una propiedad privada, entró a orinar al patio de su casa, sin permiso y como agravante del abuso a él también lo hicieron preso, cuando razonó esa verdad. La falta de capacidad pensante del Coronel Pérez N… no le permitió entender los derechos de esos ciudadanos, que sin violar ninguna ley, fueron privados de su libertad, por órdenes de un cavernícola investido de autoridad, solo porque se pone ropa y zapatos como los seres humanos.

Muchos años después cuando el periodista empírico, creía que ya la policía de El Memiso se había civilizado el agente 117 de tránsito, le puso una multa fundamentada en dos mentiras, por haber violado la luz roja y otra por no tener licencia.

´Por lógica, ningún padre pone en peligro a su familia completa, por no esperar que cambie la luz de un semáforo, y más el día del cumpleaños del conductor, que viajaba con sus cinco hijos y sus esposa, para celebrar su cumpleaños en el club de profesores de la universidad del Estado, donde es profesor, y en lo atinente a manejar sin licencia, la existencia del documento, probó luego la falsedad de la acusación del desaprensivo uniformado y pagado con los impuestos que pagamos todos.

El periodista empírico vio luego al agente 117 como instrumento de Satanás, para hacerle daño por dejarse usar, como discípulo del dios de las tinieblas y una hermosa alabanza a Dios lo sacó de la nostalgia.

Aunque el periodista empírico no quería pensar, en el abuso de que fue víctima, del cielo le llegó como un refrigerio de aliento y esperanza para que recibiera la paz, algo hermoso y sencillo, que se le repetía en los oídos:

Los mentirosos no heredarán el reino de los cielos.

El coronel Pérez N… sometió a Juan de la Cruz y al periodista empírico, pero cuando el expediente llegó a las manos del Juez Camarera, este dijo voz a cuello ante el asombro de todos los agentes presentes:

Cuando será que estos agentes se irán a civilizar. Cualquiera lo manda a hacer preso a él ahora…

En esta madrugada de sombra, bajo el fulgor de las estrellas sembré en el espacio, sin canciones en los tugurios, el dolor de una gran familia, pero con la tristeza adormeciendo a la comunidad, cuando once hijos y una esposa, unos nietos, hermanos, sobrinos y amigos, dan la despedida, al que era, al que fue, y al que será, lo que siempre fue, padre solidario, trampolín de sus hijos, trabajador incansable, Nazario para todos. Juan de la Cruz para unos, Talé para algunos, y Cabo para otros.

Once hijos en guardia de honor, despiden con lágrimas intermitentes a su progenitor, ausentado sin consentimiento y sin aviso. Ausentado sin despedida para que todos tengamos que recordar, cual fue el último día que le pedimos la bendición con que condujo a su familia, siendo maestro sin ser profesor. Juan de la Cruz trazó las pautas a sus hijos creada por él. Había que llegar a la casa, ni un minuto después de las nueve de la noche.

Esa era una orden militar para la tropa familiar de don Nazario, y cuando el companero de la gran ramera doblaba las campanas, para indicar que eran las nueve, todos los hijos de Nazario que estaban en el parque de El Memiso, salían corriendo porque de inmediato el padre, se colocaba cada noche en el centro de la casa, y como un ritual al acostarse, llamaba a sus hijos e hijas uno a uno por su nombre, y quien no estaba, al llegar después de él pasar revista, tenía una pela sin excusas, ni apelación.

Bobito tocaba las campanas durante alrededor de tres minutos, los cuales eran suficientes para llegar corriendo del parque a la casa , porque uno podía estar haciendo lo que fuera, y cuando sonaba el primer campanazo se disparaba a correr, rumbo a su casa sin explicación ni despedida.

  • 1. Lo mismo que ocurría con la hora para llegar a la casa, sucedía cuando un hijo de Nazario de la Cruz se encontraba algún objeto, que debía justificarlo y solo era suyo, después que el padre comprobaba que no había aparecido el dueño. Si alguien por alguna circunstancia le debía regalar algo a un hijo de Tolé, él tenía que autorizar al hijo para que lo recibiera, de otro modo no podía tomarlo. Los hijos de Juan de la Cruz no podían hablar mentiras, porque al descubrirse la sanción era una pela de calzón quitado, y si un hijo de Tolé le faltaba el respeto a una persona mayor, la pela era segura y en cada falta castigada, después Nazario le explicaba al hijo la razón del castigo.

En una oportunidad uno de los hijos de Nazario de la Cruz (Tolé), que se negaba a aceptar la categoría de padrino de un señor, que le reclamaba al niño su condición, pero en una oportunidad el padrino impuesto le dijo al jovencito:

Mi ahijado béseme la mano.

Juancito miró con indignación al padrino y como para terminar el asunto definitivamente le dijo:

¿Qué le bese la mano?, quiere usted. El jovencito le extendió su mano al padrino, y cuando éste le dio la suya, le dio un beso en ella, y se marchó sin ponerle atención al hombre, que indignado le decía:

Esto se lo va tú a explicar a mi compadre.

Y así fue. Nazario de la Cruz después de la pela, le informó a su hijo el porqué de ella.

Aunque habían pasado tantos años, ahora esos acontecimientos afloran a la memoria de uno. Nazario tenía ochenta y tres años, pero ahora que es la última vez que estamos con él, aunque él no está con nosotros, los recuerdos de las cosas que vivíamos junto a él, llegan a nuestra memoria como el agua cristalina, cuando brotaba del pozo, para que el sol se mire en ella.

Ahora enredado en la brisa de la madrugada, escucho algunos sollozos no de cargo de conciencia, sino por la tristeza del ser amado que se fue.

De repente la madrugada se hizo más oscura, y un concierto de cantos de gallos anunciaba, que pronto iba a amanecer. Eran las horas más difíciles de la noche. Por momentos el silencio se escuchaba inaudito, como canción ausente que rompe los bostezos y el rut, rut que entonan los soñolientos, cuando se frotan los ojos y se sacuden la cabeza, como para deshacerse de la cuaja de estar una noche entera, velando a alguien que nadie esperaba que iba a morir ese día.

Los gallos seguían cantando sin cesar, y ya las luces del día que emergía, presentaban el espectáculo de luces y colores, con que la naturaleza pone de manifiesto la grandeza de su creador.

En El Memiso el sol sale por el este, y da gusto poder ver ese derroche de belleza imponente, que como un mural de un genio de las artes visuales, pone majestuosamente el creador del universo y todo cuanto en el existe, pues lo cielos y la tierra cuentan la gloria del Altísimo.

Tras llegar las primeras horas de la mañana, una influencia mayor de personas llegaba a dar sus condolencias a una familia inmensa, con roles muy diversos en la comunidad de El Memiso, y en la república de Lontana. Los que amanecimos tuvimos que salir del mortuorio a higienizarnos, estableciendo turnos para que algunas mujeres estuvieran dispuestas a contestar los gritos y lamentaciones que eran de rigor, pues la familia debía transmitir con sus gritos un dolor auténtico, no como hacen algunos hipócritas que contratan mujeres gritadoras, para que amenicen con sus gritos y lamentaciones, el dolor que debe haber en todo velatorio.

Independientemente a la tristeza derretida por todo lugar, una mañana esplendorosa precedía al clímax de tristeza que llegaba lentamente, pues después del momento del fallecimiento de una persona, la nostalgia profunda del alma, entra en una especie de adormecimiento, que se mantiene hasta la hora dispuesta para enterrar los despojos mortales, cuando se aumenta la tristeza, hasta la resignación paulatina, que solo la trae el tiempo.

La mañana del lunes de ese dieciocho de abril había llevado el sol al centro del universo y en el medio del salón comunal, permanecía en un ataúd faraónico el cuerpo de don Nazario de la Cruz. El padre del periodista empírico. Dentro y fuera del salón se inició la degustación de un almuerzo para los solidarios presentes. El cortejo fúnebre estaba previsto para salir a las tres de la tarde, rumbo a la morada final y definitiva. El periodista empírico permanecía más callado y tranquilo que una fotografía, pero cuando escuchó a una señora con filin de ser de las personas que si piensan lo hacen después de hablar, que se paró al llegar frente al ataúd y dijo, como para qué todo el mudo la escuchara:

Paz a sus restos. El periodista empírico la miró tímidamente mientras pensaba: Que disparatazo, pues será que descanse su alma, porque los restos de un muerto es lógico que estén en paz.

El amplio salón estaba repleto de personas, como todos los alrededores de fuera del local, y la cantidad de personas que llegaba por todas las calles, auguraban que Nazario tendría un entierro popular, como lo fue él en vida, por ser amigo y solidario de todo el mundo.

Todo parece indicar que en El Memiso, no se quedó nadie sin ir a darle el último adiós a don Nazario de la Cruz, que fue el nombre que él escogió para evadir a sus padres, cuando salió de su entorno, para establecerse en tierra del Triunfo, como de El Memiso y de toda la República de Lontana.

Mientras más se acercaban las tres de la tarde, más personas llegaban de El Memiso, como de distintos sectores de la ciudad de la zona colonial, y de la República de Lontana. Algunas personas llegaron en goletas, fragatas y vapores por el río Aranama y dejaban sus naves, en el atracadero próximo al puente del río Dajao o Juan Bautista Brazobán. Al llegar la hora de salir el cortejo fúnebre, volvieron a escucharse los gritos de dolor profundo que hacían llorar a todo el mundo, cuando se escuchaban lamentaciones como:

  • Hay padre adiós para nunca más…

  • Adiós padre de mi alma, nunca te olvidaremos.

  • Adiós Nazario de la Cruz, que Dios le dé a tu alma el descanso que no quisiste nunca darle a tu cuerpo.

Frente al centro comunal esperaba el carro fúnebre, y detrás una camioneta llevaba decenas de arreglos florales, enviados por universidades e instituciones diversas como por personalidades. Tan pronto sacaron el ataúd y lo introdujeron en el carro fúnebre, las personas se organizaron en dos filas infinitas.

A esa hora el coronel Pérez N… pasó con cara de perro bravo por el frente del centro comunal, y luego se devolvió y se detuvo en frente, como si fuera algún invitado plenipotenciario, pero el periodista empírico mirándolo solo de reojo, lo hizo ir como acosado.

Eran las tres y diez minutos de la tarde de aquel lunes dieciocho, cuando el cortejo fúnebre inició la marcha, hacia la morada final del padre del periodista empírico, bajo un coro de gritos, clamores, sollozos y lamentaciones diversas. Al llegar al cementerio municipal de Memiso, los primeros tuvieron que esperar alrededor de una hora para que llegaran los de la cola. Entonces el periodista empírico inició el panegírico diciendo:

Nazario, de este lado. Aquí estamos sus once hijos. Los cinco que se fueron al nacer, ya deben haberle dado su bienvenida, mientras nosotros aquí destrozados por su ausencia nos hemos reunido, para darle el último adiós y decirle que puedes irse en paz, porque cumplió con su deber .Le reconocemos como un padre ejemplar. Usted fue el padre que cualquier hijo quisiera tener. Un padre modelo, paradigma de padre.

Como en su paso por esta vida efímera fue un hombre de bien, esta inmensa multitud de su pueblo, ha venido a despedirse de usted, y a mostrarle su afecto, y como la ciencia me ha enseñado que el alma de un fallecido, como energía, ronda alrededor del cuerpo dejado, durante las últimas veinticinco horas, se que usted nos está escuchando en el momento más triste que hemos tenido, después de todos los que han pasado, desde que te fuiste de este mundo. Adiós descanse para siempre en paz padre del alma, padre querido, creo que Dios le acogerá en las moradas que Cristo fue a preparar.

Después del panegírico, los obreros del cementerio introdujeron el ataúd conteniendo los restos mortales del padre del periodista empírico, don Nazario de la Cruz en el panteón de la familia, y de nuevo el clímax de la tristeza, hizo brotar las lagrimas a los familiares, y amigos del despedido.

Sobre el camposanto volaban decenas de palomas blancas, y sin salir del área daban vueltas y hacían acrobacia, como si fueran parte de los actos fúnebres de Nazario, quien cuando la multitud se despidió, salió rumbo al lugar de origen.

Después del sepelio, al cada quien tomar destinos diferentes, el dolor y la tristeza por la pérdida del ser amado, se diseminó hacia el lugar de cada quien, pero la magnitud del dolor se mantiene, hasta que el tiempo va curando el dolor y perpetuando los recuerdos, con la resignación que hace aceptar lo irremediable.

No obstante a toda consolación, los primeros días del fallecimiento del padre del periodista empírico, fueron muy difíciles, porque como Nazario de la Cruz al levantarse cada mañana, iba a la casa de su Tuninguito como le decía cuando era niño a su primer hijo, lo cual determinó que padre e hijo se compenetraran y sin decirlo, se sintieran ambos orgullosos el uno del otro. En esos primeros días del fallecimiento de Nazario de la Cruz, cuando el periodista empírico se levantaba y veía que ya su padre no podía ir tempranito, para su casa para hablar con él, se derramaba en llanto desconsoladamente.

Una mañana al levantarse, después de orar, el periodista empírico salió de la casa y luego de llorar por largo tiempo, salió su esposa Esterbina De las Maravillas Fascinante y al consolarlo con la palabra de Dios, leyeron juntos un poema que Tuninguito escribió ,el cual dice: Qué somos al no ser nada/ que no seas tú/ que no sea él/ lo mismo que yo/ los mismo que somos todos/ un soplo de ilusiones animadas/ seres camino al infinito/ que es la fosa/ el cementerio/ fin del camino/ luz que se apaga/ inicio de la sombra/ que es vivir muriendo/ para morir un día/ y después/ ¡ay después!/ gusanos/ huesos/ polvo/ nada/.

Luego doña Esterbina De las Maravillas Fascinante, dijo:

Tú vez amor, tu propio poema da una sentencia no solo para tu padre, sino para todos los seres humanos, pues todos somos mortales y tarde o temprano, cada quien en su momento y circunstancia, nos iremos hacia otra dimensión, tu padre tuvo una muerte privilegiada, salió hacia la eternidad sin traumas, sin sufrimientos, sin dolores, sin drama patético. Sentado en su silla imperial donde le gustaba dormitar, después de bromear y predicar, sobre como Cristo cambia a las personas, que se convierten, se quedó dormido en Paz, con una sonrisa dibujada en su rostro, y no volvió a despertar. Así se fue privilegiadamente, como yo quiero irme, cuando sea el tiempo sin apelación.

El periodista empírico se detuvo a pensar, y recordó cuando después de las asechanzas del coronel Pérez N… por torpeza este dio pasos de incompetencia, y la persecución de los organismos de seguridad, del gobierno del neobenefactor y neoperínclito fueron vencidos por el periodista empírico. Elito el sustituto de Chapita, todo se inició cuando Pepillo se encontró con tres ex compañeros de arma, que lo creían todavía en la institución castrense, y buscando información sobre el periodista empírico, le dijeron que tenían órdenes de matar sin apelación a ese periodista, y que no podían pasar de esa noche, porque a quien se lo habían encargado, se pasó todo el tiempo en asechanzas, y nunca pudo materializar la orden.

Después al periodista empírico se le ocurrió, recordar las circunstancias en las que fue expulsado de la universidad de la ciudad de la Zona Colonial, cuando cursaba la precarrera para ingresar a la escuela de derecho. El joven podía llegar a la clase de matemática a las siete de la mañana, y tan pronto se sentaba se dormía, o de lo contrario, mientras el profesor impartía la clase, él joven estaba escribiendo poseías, o leyendo discretamente algún libro de literatura, así pasaba cada semestre, sin que ni el propio estudiante supiera cómo era que iba a aprobar la asignatura.

Luego en el tercer semestre le tocó cursar en adición a las matemáticas, física, química y biología, lo cual influyó para que el periodista empírico, fuera puesto en prueba por la universidad, durante un semestre y al ingresar de nuevo, no superó el trauma y entonces fue expulsado definitivamente de la universidad, con la buena suerte de que cuando se inscribió en el centro de altos estudios, lo inscribieron con un número de cédula que tenía un error, lo cual aprovechó el periodista empírico, y tiempo después de pasar varios semestres, en una universidad privada de la misma ciudad de la Zona Colonial ,volvió al punto de origen.

En la universidad privada, donde el periodista empírico fue directamente a la escuela de derecho, luego de aprobar un examen de admisión, usando el recurso de tín Marín de dopingué, cucaramacara que se fue. Esa era una institución para personas de la alta sociedad, donde el joven conoció a los hijos de varias personalidades y celebridades, de la república Lontana, y donde los estudiantes generalmente, debían pasar el día entero, por lo que al llegar el medio día, casi siempre se escuchaba a los discípulos decir:

  • Bueno muchachos, vamos a comer para tal restaurant.

Pero aunque el periodista empírico nunca iba, porque de toda la universidad, era el único que no era rico, y siempre alguno de los compañeros decía:

Papasón es mi invitado especial.

Lo cual el periodista empírico agradecía, pero preferiría quedarse y luego ir para algún colmado a comer pan y salami, masitas y galletitas. Ellos se iban en sus carros, a veces negociando ir en varios, y dejar algunos en la universidad, por temor a no encontrar la cantidad suficiente de parqueos.

Fue mientras estudiaba en la universidad privada, cuando el periodista empírico tuvo alguna promoción económica, y se desvió un tanto de su proyecto de estudios. Aparecieron una multiplicidad de novias y mujeres, y el joven volvió a desviarse de la meta de ser abogado. Luego pasaba mucho tiempo en los sitios de diversión, tomando alcohol y bailando o mudado en moteles, dándole uso a sus conquistas amorosas, y con frecuencia llegaba a la universidad vacio, después de pasar muchas horas con alguna mujer en un hotel o motel, de donde casi siempre salía borracho y livianito, para la universidad donde varias veces, algunos profesores tuvieron que llamarle la atención, por dormirse con ronquidos en plena clase de derecho.

La situación de Papasón apodado el periodista empírico, como estudiante de derecho empeoró por el prestigio, que le dio el hecho de estudiar en una universidad de ricos, por lo que sus conquistas amorosas aumentaron, y mujeres que le habían resultado antes difíciles, en esa etapa le caían fácilmente en el harén, hasta que la universidad sucumbió ante el derroche de lujuria del periodista empírico, el cual para sentarlo lo cancelaron de todos los empleos que tenía, y por donde entró a su vida una época de inestabilidad económica, que lo llevó a las mayores carencias y limitaciones que jamás soñó.

El periodista empírico había fracasado en sus estudios universitarios, pero el error de un número cambiado en su carnet de estudiante le dio una brecha, para intentar matricularse como nuevo en la universidad del estado, de donde lo habían expulsado con honores, pero él insistía en hacerse profesional. Solicitó inscripción como de nuevo ingreso, y como su carnet por error no comenzó con el número uno de su cédula, sino que por error le pusieron la primera vez un número seis, y como el primer libro que se imprimió en la imprenta dice, que para los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien, así fue.

Próximo al medio día de la vida del periodista empírico este reinició los estudios universitarios desde la carrera de comunicación social, solo que en esa oportunidad el joven estaba tan mal económicamente, que tuvo la obligatoriedad de dedicarle todo su tiempo a los estudios, con un propósito que decía:

Me gradúo o me muero.

Previo a su reingreso a la universidad del Estado, durante los conflictos con la profesora María, quien había jurado luchar en contra del joven hasta aplastarlo, en una de esas audiencias de las acusaciones que la profesora le hacía en tribunales diferentes, el abogado que representaba al periodista empírico pidió al magistrado que fuera benevolente con el joven porque se trataba de un futuro colega, y luego la profesora acusadora cuando le tocó hablar dijo:

Magistrado no se trata de ningún futuro colega. Ese lo que está es alcoholizado, difamando a personas sin razón. Ese ya no da para nada, estaría mejor en la cárcel y por eso yo estoy luchando para hacerle ese favor.

Al periodista empírico esas palabras le laceraron lo más profundo del alma, y más por provenir de una persona sin ninguna capacidad intelectual, profesional o calidad, pero ese duro juicio le sirvió luego de aliciente y reforzador, de una crítica que le hizo un amigo que le dijo al comunicador:

Yo no entiendo cómo es que un joven probado como inteligente, no pone dentro de sus prioridades hacerse profesional, teniendo condiciones de sobra. Y al que le sirva el traje que se lo ponga.

El periodista empírico miró para todos los lados, y como no había nadie más, se puso el traje.

El periodista empírico pasaba la de Caín estudiando sin recursos en la universidad, pero como el tiempo pasa inexorablemente, llegó el día de su primera graduación, y luego como una acción intermitente, se graduó por segunda vez, y como las palabras despectivas de la mujer le zumbaban en los oídos, realizó una tercera carrera, pero una tarde rememoró el desprecio de aquella mujer destalentada y pensó:

  • Como para los que aman a Dios todas las cosas le ayudan a bien, haré la cuarta carrera y todas las ejerceré, y comenzó al trote, del periódico a los tribunales, y de la universidad soltaba la cátedra en la imprenta. Era una especie de máquina de producir sentidos y de crear conocimientos y sabiduría.

El hombre se convirtió en un profesional multidisciplinario a la velocidad de la luz, a veces a la velocidad del sonido, a partir de esa experiencia, el periodista empírico no desperdició ni un solo instante, todo el tiempo lo usaba en cosas útiles, que lo hicieran crecer con sentido integral.

Luego con una aureola de éxitos que jamás soñó, el periodista empírico ya titulado e intelectualizado, con una multidisciplinaridad de carreras como norte, la vida hizo pensador al periodista empírico y tras meditar una tarde mientras estaba en su biblioteca, arrullado por una briza fresca sin precedentes, pensó:

Es verdad que para los que aman a Dios todas las cosas le ayudan a bien, porque no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista y después de un suspiro de descanso, el hombre comenzó a repensar:

Rico no es quien logra acumular una gran cantidad de dinero, sino quien está en capacidad de administrar bien lo poco que tiene, cuando escuchó la voz del hijo de Monga que le decía:

Muchacho, yo quisiera que tú veas al coronel que te querías comer aquella vez. Está que da lástima, porque él quedó sin dinero, tú sabes que él no pensó que esos puestos son pasajeros y lo que se dedicó fue a hacer maldad, y no preparó su vejez, por lo que ahora está con una pensioncita devaluada, que no le da ni para las medicinas que siempre necesitan los viejos. El sueldito que tenía cuando lo jubilaron, que era de cuando el galón de gasolina costaba cuarenta centavos de tugurines, no le serbia para nada. Sus enemigos se esfumaron, fueron diseminados como el tamo, y como todo pasa, la fotografía del periodista empírico, no hubo que ponerla debajo de la inscripción que existe, en la sala de honor del colegio de periodistas, del centro de los héroes que dice: Mártires de la Prensa.

Con una sonrisa colgada de los labios, el comunicador se quedó pensando encantado durante un gran tiempo, y en su mente escribió para sí: Quien por la circunstancia que sea, se ve en la ineludible obligatoriedad, de tener durante su juventud inexperta, muchas novias y mujeres, y a sendas en su tiempo, la amó. Buenos serán los recuerdos de cada una de ella, y si hubo agravios, el hombre inteligente sabe que su misión no es entender a ninguna mujer, sino amarla, porque en la suma de los momentos felices está la felicidad diferida, que alimenta al tiempo que solo vuelve en recuerdos, porque quien renuncia a lo mejor de su pasado, no construirá un mejor futuro.

Me inclino reverente ante Adalgisa Estela de los Luceros, como ante Altagracia Milagros del Atlántico y con igual ternura inmensa ante Dora Valenzuela Del Universo como ante la génesis de mis sentimientos inéditos que fue Rosa Argentina Galaxia, sendero que iluminó el camino hacia María Amparo Sideral ,estrella fugaz que se fue al infinito de luz, de donde fortuita emerge diferente Marga Océano de los Planetas, para en fuego consumir los días previos del amor de mi vida, engendro de dulzura , sin igual a Esterbina De las Maravillas Fascinante, amiga, amor, amante, compañera, y esposa a tiempo completo.

El periodista empírico entró a la oficina de aquella institución pública y luego de observar la fotografía del presidente de la república de Lontana pensó: La promoción del culto a la personalidad del presidente de la república de Lontana es un oficio de los más rentables que existen en el país, porque nadie se hace rico más rápido que un cultita presidenciador que tenga suficiente labia para loar y endiosar al presidente se turno, lo cual genera pingues beneficios y poder compartidos, aunque el papel del presidente no es protagónico ya que el mismo solo debe ser receptivo, para dejar que sus acólitos lo presenten como un genio inigualable, y en tal virtud deberán ponerle en su cedula que su profesión es presidente de república Lontana.

Los alabarderos de culto a la personalidad del presidente de república Lontana con su anuencia de figura sencilla y de cara humilde como de simulador, deberán postular que su defendido es el único líder que hay en Lontana el único que sabe gobernar, es él, aunque en sus gobiernos la pobreza se multiplicara en miseria a la velocidad de la luz, pero o él es el que gobierna o que entre el mar.

El presidente de república Lontana tiene que aprovechar todos los escenarios internacionales, para promoverse como el genio de la intermediación internacional, para demostrar su liderato, y si no lo toman en cuenta, ser capaz de proponerse o intentar imponerse, porque a él hay que tomarlo en cuenta fuera del país, debido a sus gestiones subliminares de relaciones públicas, y en Lontana con el culto a su personalidad es suficiente.

En las instituciones del estado la fotografía del presidente de la república Lontana, es ineludible y quien no desea caer en desgracia, debe mantener una fotografía sonriente del presidente, en un lugar donde todo el mundo pueda verla, lo que indica que en esa oficina el presidente es el que manda, algo parecido a la era gloriosa.

Con profunda meditación el periodista empírico siempre consideró, que el presidente de la república Lontana era un gran civilista, que en cumplimiento de sus facultades constitucionales nombraba a todos los funcionarios de la cúpula gubernamental administrativa, pero no obstante a los múltiples escándalos. El presidente nunca sustituía a ningún funcionario, porque su cargo era su botín de campaña por haberse fajado para llevar su partido al poder.

Al presidente no le gustaban los funcionarios nuevos, para que no fueran a superar la corrupción del anterior.

De ahí que Rosa Argentina observó al periodista empírico mientras hablaba de cómo se defendió del coronel Pérez N…y vio como pensó que: La corrupción gubernamental Administrativa es el flagelo que inspira los males sociales en la república de Lontana, dado el ejemplo a los que delinquen de quienes dirigen el Estado, pues los líderes de un país son el paradigma para los gobernados, y de la imitación a quienes dirigen surge en Lontana un estado de inestabilidad social que se refleja en la inseguridad colectiva que se expresa en todo tipos de crímenes y delitos como atracos, sicariato,drogas,asaltos, y la violencia intrafamiliar.

En la república Lontana los ciudadanos que tenían el lujo de poseer un empleo, eran los peor pagados del mundo, con el privilegio adicional de una inflación propiciada por la voracidad impositiva de un gobierno insaciable por exprimir al pueblo, para engendrar todos los niveles de violencia inimaginable, por los desposeídos que intentan subcistir, porque la honestidad se perdió en los sueños de promoción de valores sin referente autentico. Entonces el periodista empírico bostezó por el futuro, y la miseria de de amplios sectores de la república Lontana.

Luego de un día de intensas faenas, al caer la tarde sobre el suelo de la República de Lontana, la ausencia del sol sin estar de noche todavía, levantaba una brisa fresca que se conjugaba con la que producía las aspas de un abanico, que alguien me colocó en la puerta frontal de mi biblioteca, desde donde me sustraigo entre libros o creando otros. Mientras la tarde se dormía fuera de mi biblioteca, se despertó mi alma y comencé a escribir las ideas que tenía extasiadas en el alma: No me iré de mis versos nunca, viviré en mis poemas, como en mis poesías, por la eternidad de su existencia sin fin.

Después, durante los días de amores juveniles indefinidos, el periodista empírico escribió poemas a múltiples destinatarias, que estaban que hacían lamer los dedos, como dicen estos versos: Eres tú toda amor/ toda ternura/ toda hermosura/ toda dulzura/ y de tus labios brotan/ como miel de un manantial/ que eres tú toda amor/ toda dulzura y fragancia.

Y después la poesía se hizo Francis sobresaturado de la Cruz, que emergió de Altagracia en milagros, a la cosmogonía Lugo.

De canto en canto, de versos con la pasión ardiente de una adolescencia diferida, el periodista empírico elevó sus versos, y su voz poética al espacio cósmico de Adalgisa Estela de los Luceros, al expresar: Me quedaré sin tus besos Adalgisa/ me quedaré hoy igual que ayer/ sin tus besos/ hambriento de tus caricias Adalgisa/.

Luego en meditación profunda, el periodista empírico evocó de los abismos del tiempo pasado, a María Amparo Sideral, y como estrella fugaz, se desplazaron unos versos que formaron el poema, que le susurra en los oídos del periodista al decir: Cuando sin tus besos, me encuentro yo hambriento/ ampárame Amparo/ y si la tristeza asecha mi alma/ apárame Amparo/ pues yo sin tus besos/ y el fuego en latidos de tu pecho en llama/ vivo desnutrido.

Después cuando el temperamento del periodista empírico le permitió profundizar su pensamiento, entendió que cada una de las novias que pasaron por su vida, fueron muy especial para él, y que cada una ocupó de manera real, un tiempo singular de su vida, porque en su tiempo a cada una las amó igual, hasta que la madures, lo obligó a escoger a una compañera, en representación de todas las mujeres del mundo, para que fuera su esposa, su compañera, su amante, su amiga, su confidente, su todo… Así apareció Esterbina De las Maravillas Fascinante en la vida del periodista empírico y le dijo:

Buenos días mi cielo:

Sabes una cosa mi amor, que yo vine a ti a buscar mi felicidad, porque soy depositario de la tuya.

Indicó el periodista empírico a su esposa.

Esterbina De las Maravillas Fascinante sonrió dulcemente, y una multiplicidad de estrellas fugases, comenzaron a desplazarse en el cielo más hermoso del universo, para encantar de ternura a todo mortal.

Entonces el coronel Pérez N…pasó sonriente frente al periodista empírico, que se encontraba sentado en un banco del parque central de la ciudad de El Memiso, y proclamó voz a cuello: Los periodistas son el equilibrio de la sociedad moderna, que garantizan la convivencia civilizada entre los seres humanos… Esterbina lo escuchó todo, y con un derroche de belleza como siempre, tras un beso ardiente al periodista empírico, él despejó el meollo aquel y se marchó entre sonrisas, risas y carcajadas…

 

 

Autor:

Esterbina Marte Suberbi

 

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