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Diseño y ecosustentabilidad (página 2)

Enviado por Tulio Fornari


Partes: 1, 2

1.2- Superación de la dicotomía Biótico / Abiótico.

Es común distribuir los componentes materiales del mundo en dos categorías: vivos e inertes, siendo los primeros los que poseen vida y los segundos los que carecen de ella. El término vida provino del latín vita, pero del griego bios se derivó el prefijo bio con el mismo significado "vida", y así se construyó la voz biótico para significar "que vive", "que está con vida", a la vez que, mediante la anteposición de la negación a, se creó la palabra abiótico para significar "que no vive", "que está sin vida", esto es, "inerte".

Sin embargo, como no existen aún definiciones científicas que sean ampliamente aceptadas respecto de lo que sean vida y muerte, con relación a ellas nos valdremos de nociones más bien intuitivas que de conceptos fundados rigurosamente; de ahí que, buscando cierta elasticidad terminológica, utilizaremos el vocablo biótico para referirnos (aunque no excluyentemente, como veremos más adelante) a formas de existencia orgánica basadas en el carbono, generadas por la naturaleza -esto es, naturogénicas- y en tanto sus funciones vitales se estén llevando a cabo de manera relativamente "normal", mientras que recurriremos a la expresión abiótico para aludir a entes inorgánicos y a los entes orgánicos cuyas principales funciones vitales hayan cesado, es decir, que se encuentren en estado cadavérico. Así, por ejemplo, consideraremos a un caballo vivo como un ente biótico, a un caballo muerto como un ente abiótico, y a una escultura de piedra de un caballo igualmente como un ente abiótico. (El término abiótico también significa "medio en que no es posible la vida", acepción que no emplearemos en este texto).

Una cuestión muy polémica a atender es la de la posibilidad de existencia de "vida inorgánica", tal como lo manifiestan una cantidad creciente de afirmaciones semejantes, en lo fundamental, a esta: "Los progresos en materia de robótica, inteligencia y vida artificial, redes de comunicación y miniaturización de componentes, en general anuncian que de cumplirse hasta las predicciones más conservadoras pronto habrá una nueva 'ecología biomaquinal', poblada por computadoras y robots que podrán aprender de la experiencia, adaptarse a medios cambiantes y a la larga adquirir inteligencia real que se aproxime a la humana, la iguale y hasta la supere"[2]

Por consiguiente, consideraremos a la clase de los entes bióticos como constituida por dos subclases, una de ellas incuestionable, la de los entes bionaturales, integrada por los seres poseedores de "vida natural", y otra de realidad actualmente discutida, la de los entes bioartificiales, cuyos miembros tal vez serían ya (si es que actualmente existen aunque sin un reconocimiento suficientemente amplio), o podrían ser en un futuro más o menos incierto, seres poseedores de "vida artificial" o "exobiológica", como serían los que podríamos denominar biorobots. Planteada así esa cuestión, los biorobots, caracterizables como bioartefactos, quedan entonces diferenciados de los meros robots, esos artefactos extensamente empleados en la actualidad, los que, pese a la gran versatilidad funcional y autonomía decisional de que se los ha llegado a dotar, no son reconocidos como seres bióticos o al menos "neobióticos", siendo entendidos sólo como una especie más del conjunto de los entes abióticos artificiales sólidos.

Llegados a este punto, así como antes hemos señalado la existencia de una zona híbrida entre lo natural y lo artificial, lo naturartificial, ahora agregamos que entre lo biótico y lo abiótico también existe un área mixta, lo abiobiótico, contenedora de entes que combinan, con diversos grados de adhesión y duración, partes abióticas y bióticas, como puede ser un muro de piedra recubierto intencionalmente de hiedra o un ser humano portador de prótesis inorgánicas (endógenas: corazones artificiales, y/o exógenas: brazos artificiales, por ejemplo. De esta manera, la también reduccionista dicotomía biótico / abiótico será transformada en la tricotomía más abarcante y aprehensiva biótico / abiobiótico / abiótico.

Refiriéndonos brevemente al tema de la abiobioticidad naturartificial sólo diremos que, a lo largo de su evolución, los seres vivientes han ido generando órganos naturales que les fueron facilitando su adaptación al medio, funcionando en cierto modo como instrumentos bióticos corporales; pero, a partir de ciertos estadios de sus desenvolvimientos, algunas especies de animales superiores los potenciaron mediante el uso de instrumentos abióticos de naturaleza orgánica (por ejemplo palos), o inorgánica (por ejemplo piedras), y en casos comenzaron a fabricarlos (por ejemplo las ramitas cortadas y deshojadas por chimpancés para atrapar termitas, introduciéndolas en los túneles de sus termiteros, "alargando" de ese modo sus dedos, o las pieles quitadas por humanos a animales muertos, usadas para abrigarse, "duplicando" así sus propias pieles -por lo cual suele llamarse "segunda piel" a la vestimenta, y "tercera piel" a los edificios-). Pero si bien algunas especies animales comparten con el hombre la facultad de usar instrumentos abióticos y abiobióticos (que a veces son exactamente los mismos, como, por ejemplo, las piedras empleadas a modo de percutores), lo cierto es que la capacidad humana de crear y producir tales útiles ha llegado a ser extraordinariamente superior a la animal, a tal punto que gracias a ella la humanidad ha podido superar el evolucionismo corporal naturagénico, reemplazándolo cada vez mas por otro de índole antropogénico o artificial, basado en su propio albedrío. Por ello, y a partir de que en una de sus acepciones se denominan prótesis, de modo muy amplio, a piezas (de origen natural, naturartificial o artificial) que sustituyen o complementan total o parcialmente órganos naturales, las personas descendientes del homo faber pueden ser consideradas como seres protésicos, pues desde hace milenios "utilizan toda clase de dispositivos y extensiones tecnológicas del cuerpo, desde artefactos pasivos (como la ropa o los zapatos) y dispositivos removibles que sirven para registrar datos (como termómetros, relojes y otros sensores) hasta aparatos destinados a reparar alguna función biológica deficiente o a compensar medianamente alguna carencia del cuerpo (como bastones, lentes, extremidades artificiales, auxiliares auditivos y articulaciones metálicas)"[3] Recordemos que Freud caracterizó al hombre como siendo "un dios armado de prótesis".

1.3- Tabla de clases de entes y de esferas de entes materiales terrestres.

Hemos planteado que los entes materiales, de acuerdo a sus características genésicas –esto es, según sus orígenes-, son agrupables en tres clases: las de los entes naturales, naturartificiales y artificiales; por otra parte, todos ellos, sobre la base de sus características sustanciales -esto es, según los tipos de materia de que están compuestos- también son agrupables en otras tantas tres clases: las de los entes bióticos, abiobióticos y abióticos. Cruzando estas dos series de clases obtuvimos una Tabla de clases de entes materiales (terrestres), que consta de nueve clases genésico-sustanciales:

Clases de entes:

1abionaturales. 4-abibionaturales. 7-bionaturales

2-abionaturartificiales. 5-abibionaturartificiales 8-bionaturartificiales

3-abioartificiales 6-abibioartificiales 9-bioartificiales

Luego desdoblamos las tres clases de entes naturartificiales (2, 5 y 8) en dos subclases cada una, correspondiendo unas a los entes zoogénicos y otras a los antropogénicos, con lo que la Tabla quedó compuesta de doce casillas (sumando las correspondientes a clases y subclases) en las que consignamos sus denominaciones específicas y mencionamos algunos tipos de entes característicos de cada uno de esos agrupamientos. Además, a las clases de entes bioartificiales y abibioartificiales, cuyos miembros serían biorobots, las hicimos figurar como siendo "hipotéticas", debido a que la existencia real de esos entes aún está pendiente de una confirmación suficientemente consensuada por parte de los círculos científicos y filosóficos relacionados con ese tema, pero sin embargo las incluimos en la Tabla porque actualmente la posibilidad de que puedan crearse biorobots constituye una importante motivación para investigaciones orientadas a ese fin, de las que no está ausente la práctica del diseño prospectivo.

En la Tabla también se han incorporado tres categorías de Esferas sustanciales de entes materiales: abiósfera, abiobiósfera y biósfera (constituidas, respectivamente, por los conjuntos de todos los miembros de las hileras de entes abióticos, abiobióticos y bióticos) y dos categorías de Esferas genésicas de entes materiales: naturósfera y tecnósfera (constituidas, la primera, por los conjuntos de todos los miembros de las columnas de entes naturagénicos y zoogénicos -naturafactos y seminaturafactos- y la segunda por los conjuntos de todos los miembros de las columnas de entes antropogénicos -semiartefactos y artefactos-) (llamar esferas a estos agrupamientos de entes se deriva del término biosfera -"esfera de la vida"- creado en 1875 por Eduard Suess para designar a la capa de materia viva que rodea la Tierra).

tabla

2- Objetos materiales del diseño y prácticas diseñísticas

2.1- Diseño.

Para acotar nuestro campo de referencia con nitidez precisamos que el diseño (profesional o no) al que nos referiremos es el proceso de creación mental y su resultado propositivo de entes aún total o parcialmente inexistentes -porque serán totalmente nuevos o porque, de tener ya existencia real, se concibe cómo transformarlos- destinados en principio a ser materializados, proceso que consiste en el desarrollo de un conjunto de ideas e imágenes, más o menos detalladas, acerca de las características que tendrán los productos a ser posteriormente elaborados, así como las particularidades técnicas de su ejecución material, lo que además puede incluir otras indicaciones, como la cantidad de ellos a ser producidos, tiempos y lugares de realización de los trabajos, etc.

También suele llamarse diseño al producto final materializado, resultante de prescripciones diseñísticas previas y/o contemporáneas a la producción, hayan sido éstas externadas o no mediante planos u otros medios de comunicación.

2.2- Lo diseñable y los géneros de diseño.

Todo ente perteneciente a la tecnósfera (y que no sea resultado de acciones humanas impremeditadas) ha sido necesariamente diseñado, haya sido consciente quien lo concibió de que llevó a cabo una práctica llamada diseño o no lo haya sabido. Por lo tanto la cantidad y variedad de los objetos del diseño es realmente ilimitada, y en consecuencia es grande la diversidad de prácticas diseñísticas, aunque en principio, y muy grosso modo, es posible estructurarla en cuatro géneros básicos:

Abiodiseño: creador de abioartefactos y semiabioartefactos.

Abiobiodiseño: creador de abibioartefactos (al menos en términos "prospectivos") y semiabibioartefactos.

Biodiseño: creador de bioartefactos (al menos en términos "prospectivos") y semibioartefactos.

Multidiseño: creador de entes que conjuguen dos o tres de los géneros anteriores.

El biodiseño y el abiobiodiseño están asociados con diversas prácticas tecnocientíficas como la biotecnología y la bioingeniería, aplicadas actualmente en sectores como los de reproducción de organismos, salud animal y humana, agroalimentación, suministros industriales, protección medioambiental, etc.

3- Enfoques diseñísticos.

Entendemos por enfoques o puntos de vista a maneras particulares de considerar y tratar determinados asuntos. Lo cual no implica que cada cuestión deba ser abordada con un único enfoque; más bien ocurre lo contrario, salvo que en general cada caso suele encararse desde varios puntos de vista pero jerarquizándolos, es decir, otorgándoles diferentes grados de importancia según la índole del punto tratado, los cocimientos e ideología poseídos, etc. Así, por ejemplo, diseñar un inmueble destinado a la venta, requerirá conjugar diferentes enfoques tales como, entre otros, el funcional, el constructivo, el económico financiero…y es posible que en tal caso un arquitecto priorite el primer enfoque, un ingeniero el segundo y un inversor el tercero. Un punto de vista necesario, aunque todavía no debidamente reconocido ni jerarquizado en el campo del diseño, es el enfoque ecológico.

4- Diseño con enfoque ecológico.

4.1- Ecología

En 1870 Ernst Haeckel creó el nombre ecología para designar la ciencia abocada a la investigación de las interacciones entre animales, plantas y sus medioambientes inorgánicos; posteriormente ese campo de conocimiento se fue ampliando con la inclusión del estudio de los seres humanos y sus productos materiales, así como el de otros organismos vivientes como los pertenecientes a los reinos moneras, protistas y fungi, a los que también se pasó a considerar como integrantes de aquellos sistemas interactivos.Pero el término ecología, que originalmente denominó una ciencia natural, comenzó luego a ser usado igualmente para nombrar su objeto original de estudio, haciéndolo significar "naturaleza", como en el dicho: "nosotros somos parte de la ecología; nosotros la mejoramos o la alteramos" [4], en el cual el término "ecología" es empleado como sustituto de "naturaleza". Además, junto a la postura científico-ecológica inicial de aproximación a la naturaleza, fueron surgiendo otras maneras de considerarla y de actuar respecto a ella, como son, mencionando unas pocas de las actuales, la ecoeconomía, la ecopolítica, la ecoética, el ecoderecho… De ahí que se haya llegado a constituir una especie de panecología, integrada por una serie de áreas que abarcan desde unas principalmente científicas hasta otras marcadamente ideológicas, con las que se vinculan actividades muy variadas, que comprenden desde la reflexión teórica y la experimentación individual hasta algo así como ciertas manifestaciones de una especie de "guerrillerismo verde" (generalmente desarmado).Hemos dicho que el ecodiseño se basa en un enfoque ecológico, y por eso, en tanto diseño y no ciencia, su relación con la ecología apunta, en lo concerniente a la naturaleza -entendida como medio ambiente natural- no sólo a procurar conocimiento acerca de cómo es ella y cómo "funciona", sino también para derivar de eso una orientación lo mejor fundada posible acerca de las razones y modos de conservarla y/o transformarla.

Todas las personas tienen actitudes propias ante el medioambiente, esto es, frente al conjunto de componentes vivientes e inanimados que lo constituyen.Hay quienes son indiferentes o desaprensivos respecto a él, o mejor dicho, lo son en cuanto a las consecuencias que puedan tener sus acciones con relación al mismo. Tal es, por ejemplo, el caso del presidente Bush, quien el 13 de marzo de 2001 "se pronunció en contra del Protocolo de Kyoto (que) obliga a los países industrializados a disminuir sus emisiones de gases contaminantes, principalmente el dióxido de carbono, producido por la combustión de hidrocarburos (diciendo): No aceptaré un plan que perjudique nuestra economía ni a los obreros estadounidenses. Estados Unidos y la industria están antes" [5.Otros, en cambio, son conscientes de las consecuencias positivas o negativas que sus acciones puedan tener sobre el medioambiente, a la vez que también toman en cuenta las posibles incidencias benéficas o perjudiciales del entorno sobre ellos. Obviamente, los diseñadores con enfoque ecológico pertenecen a este segundo grupo, lo cual no significa que todos actúen con respeto hacia la naturaleza, pues los hay que conciben el modo de perjudicarla, como cuando, por ejemplo, proyectan la manera de destruir selvas con fines económicos o bélicos.Por su parte, aquellos que adoptan enfoques ecológicos respetuosos se dividen en varias tendencias: algunos autores distinguen entre ellas una a la que denominan ecología superficial o ambientalismo, y otra a la que llaman ecología profunda o ecologismo, (aunque hay quienes usan indistintamente los términos ambientalismo y ecologismo sin establecer diferencias entre sus significados.Pep Puig, caracteriza al ambientalismo de la siguiente manera: "El ambientalismo no cuestiona la premisa básica de la sociedad presente: el hecho de que la humanidad deba dominar la naturaleza. Más bien hace posible este dominio desarrollando aquellas tecnologías que disminuyen el impacto causado por la expoliación del medio natural" [6]. El mismo autor, refiriéndose ahora al ecologismo, sostiene: "Lo que hace del ecologismo una ideología liberadora distinta, una nueva concepción del mundo, es el cambio que implica en la noción de jerarquía. Las ciencias ecológicas nos dan las bases filosóficas para una visión no jerárquica del mundo. ¿Por qué hablamos de 'Jerarquía' y 'Dominación'? eso no tiene nada que ver con el ecologismo (ideología que denuncia los modernos sistemas de producción, distribución y promoción de bienes y de necesidades como algo groseramente irracional y antiecológico) que tiene por objetivo crear una sociedad en armonía con la naturaleza" [7].

Las anteriores son posturas claramente distintas, y entre ellas se ubican otras que, por grados, se van diferenciando o semejando a aquellas. Sin entrar a discriminar valorativamente esas tendencias, considerándolas entonces en conjunto, se puede afirmar que el campo proyectual que se abre al ecodiseño es ilimitado, puesto que prácticamente todo lo diseñable puede serlo con enfoques ecológicos (lo cual, sin embargo, no implica uniformidad de criterios ya que el pluralismo ecológico se multiplica de manera creciente).

4.2- Ecosistémica.

El macro sistema integrado por todas las redes interactivas de organismos vivos y entes inanimados de nuestro mundo, cuya materia es la totalidad de la que antes hemos distribuido analíticamente entre biósfera, abiósfera y abiobiósfera, constituye la máxima expresión del objeto de estudio de la ecología. Pero esa totalidad puede ser entendida como un holon cuyo límite externo, situado por encima de la corteza terrestre, está determinado por la capa más alta de la biósfera, mientras que su límite interno, ubicado en el interior del planeta, corresponde a la capa más profunda de la biósfera. Y en tanto la concibamos como holon, la Tierra es pensable como integrada por una trama interactiva de múltiples holones de grados inferiores, denominados ecosistemas (los que a su vez se componen de holones menores -que a su vez también podrían ser considerados ecosistemas– y así sucesivamente; por ejemplo, en un ecosistema "bosque", tanto un árbol como una ardilla serían holones –pasibles de ser percibidos como ecosistemas-, en tanto que el aparato digestivo de la ardilla podría ser interpretado como uno de sus holones constitutivos –y éste ser entendido como ecosistema- etcétera. El término ecosistema fue propuesto, en 1935, por Arthur G.Tansley, para designar "la unidad ecológica fundamental, constituida por la interrelación de una biocenosis y un biotopo, [significando ello que] un ecosistema está constituido por un medio físico (el biotopo, hábitat o ambiente), sus pobladores (la biocenosis o conjunto de seres vivos de distintas especies o población) y las interrelaciones entre ambos [en un área determinada T.F]) [8] Actualmente ese concepto se ha constituido en una pieza clave de la teoría ecológica, y de su nombre se ha derivado la voz ecosistémica con la que se califica a lo perteneciente o relativo a ecosistemas, así se dice, por ejemplo: investigación, concepción, visión, perspectiva, fragmentación, delimitación, gestión, economía, transformación…ecosistémica .A su vez, al conjunto de todos los ecosistemas se lo denomina ecósfera [9]

Atendiendo a las características sustanciales y genésicas de los ecosistemas, debemos tener en cuenta que no existen ecosistemas totalmente abióticos ni totalmente bióticos, pues, por definición, los ecosistemas deben ser sistemas abiobióticos; por otra parte, dichos ecosistemas han de ser naturales o naturartificiales, debido a que tampoco es posible que existan ecosistemas artificiales, ya que -en tanto no haya biorobots u otras formas de vida artificial- ellos serían totalmente abióticos. Por lo tanto, actualmente sólo los sistemas abibionaturales y abibionaturartificiales serían considerados ecosistemas.

En cuanto a qué tan concretos son los ecosistemas, ha de advertirse que "la delimitación de una parcela de la ecósfera para su estudio y/o transformación [convirtiéndola en ecosistema T.F.] es siempre arbitraria hasta cierto punto, pues (…) cada parcela, aun cuando parezca tener fronteras bien definidas, estará ligada por relaciones funcionales con las vecinas; por ello, a los ecosistemas se les pueden conferir extensiones muy diversas: una pequeña charca, un bosque, un gran desierto, pueden ser considerados como ecosistemas".[10] Por lo tanto puede decirse que un ecosistema es un hecho "teórico-material", debido a que es una realidad física limitada mentalmente por la "decisión ecosistémica" de un observador, de ahí que sin tal espectador aquella realidad física existiría, pero sin ser un "ecosistema". En este sentido, los ecosistemas se asemejan a las divisiones políticas de los territorios; en efecto, las fronteras que delimitan los países son convencionales, y otro tanto ocurre con divisiones similares en el interior de ellos, como son las demarcaciones de estados o provincias, y así siguiendo.

4.3- Ecodiseño.

La palabra ecodiseño es sinónima de la expresión diseño ecológico, pues, en este caso, el prefijo eco

significa "ecológico", y puede decirse de él, entonces, que es una clase de diseño basado, entre otros, en un enfoque ecológico. Por ello prácticamente todo lo diseñable, incluidos ecosistemas, pueden serlo desde tal punto de vista, esto es, con la conciencia de que todo ente antropogénico que se agregue al mundo (además de los que se envían al espacio extraterrestre), al establecer interrelaciones con lo existente, de algún modo lo impactará (al margen de la importancia inicial de tal impacto, porque aun si es inicialmente muy pequeño, las consecuencias podrían llegar a ser más tarde de gran magnitud, efecto mariposa mediante), y a su vez será contraimpactado por las acciones y reacciones que provengan del entorno. Tal conciencia ecosistémica puede tener una base meramente empírica o estar fundada en conocimientos más elaborados, que pueden llegar a ser propiamente técnocientíficos. Obviamente, cuanto más extenso y verificado sea ese saber, sus poseedores podrán diseñar más competentemente; de ahí la conveniencia de incluir estudios de ecología en las diversas carreras que forman diseñadores, cualesquiera sean sus nombres.

El hombre diseña y produce artefactos y semiartefactos abióticos que en sí mismos no pueden ser considerados ecosistemas pero que están destinados a formar parte interactiva de ecosistemas al integrarse a ellos. Si ha ecodiseñado habrá previsto los impactos y contraimpactos ambientales que provocarán dichos productos; si sólo ha diseñado, probablemente no habrá tomado en cuenta tales interacciones y sus consecuencias.

Pero además de elaborar tales componentes de ecosistemas, el hombre también diseña y produce ecosistemas y hasta ecósferas.

Un verdadero hito en la historia del diseño de ecosistemas comenzó a materializarse en 1984, cuando, en el desierto de Arizona, se inició el proyecto Biósfera 2, el cual tuvo como finalidad reproducir las condiciones necesarias para mantener la vida dentro de una estructura de cristal y acero sellada, lo más autónomamente posible del exterior para que, siendo ese ámbito un ecosistema, sirviera para duplicar modelísticamente el funcionamiento de la ecósfera terrestre (a la que sus creadores, en su terminología, llamaron "biosfera"). En esa instalación de 204.000 metros cúbicos se reprodujeron las tres zonas de naturaleza física que componen la ecósfera natural: geósfera, hidrosfera y atmósfera; y se incorporaron más de 4.000 especies de plantas y animales de 40 países, más ocho personas. Con todo eso se organizaron un desierto, un océano una selva lluviosa, una sabana, una marisma ,un arrecife de coral y a la vez un área agrícola y un habitáculo para los ocupantes humanos (que la habitaron desde 1991 hasta 1993), esperándose que tal sistema pudiera ser autosuficiente al producir sus propios alimentos.

"Desafortunadamente el proyecto no podo proseguirse, pues se presentaron una serie de imprevistos y problemas. Todos los insectos polinizadores se extinguieron, y como consecuencia, muchas plantas se vieron imposibilitadas para reproducirse, causando, por consiguiente, una disminución en las reservas alimenticias. Los microbios del suelo consumieron más oxígeno de lo que se esperaba y éste reaccionó con el concreto usado en la construcción de Biosfera 2, descendiendo peligrosamente a niveles nocivos para la vida. Sin embargo, esta experiencia dio como resultado importantes datos sobre la mecánica de la biosfera, que seguramente serán de valor para la construcción de colonias humanas en otros planetas, en tanto las instalaciones de Biósfera 2 continúan en servicio, convertidas en un importante centro de investigaciones ecológicas" [11].

Lo que puede decirse de Biósfera 2 es que fracasó el intento de hacer de él un ecosistema durable lo más semejante posible a un ecosistema natural autónomo (aunque desde su inicio fue un ecosistema naturartificial, debido a su origen antropogénico), pero ello no tiene por qué conducir a pensar que dejó de ser totalmente un ecosistema, pues pasó a ser actualmente un ecosistema naturartificial dependiente o heterónomo, como lo son, entre muchos otros casos, según caracterización de Jaime Terradas, los núcleos de población humana [12].

Biósfera 2, en tanto réplica ecológica miniaturizada de la ecósfera terrestre construida en su interior, se constituyó en un ecosistema más de ella. Pero si ese experimento constituyó un hecho notable en la historia del diseño de ecosistemas, a los dos años del comienzo de su construcción se produjo en este campo otro suceso aun más trascendente: la puesta en órbita terrestre de la Estación Espacial MIR, que era, no ya representación de una ecósfera, como Biósfera 2, sino una ecósfera en sí misma, un nuevo pequeño mundo antropogénico agregado al universo. En 1986, la URSS logró situar alrededor de la Tierra dicha Estación, destinada al desarrollo de actividades científicas y tecnológicas, la que se mantuvo en operaciones hasta 2001 -año en que fue eliminada- esto es, durante quince años, lapso durante el cual fue habitada por 104 astronautas que la fueron ocupando por diversos períodos de tiempo, habiendo llegado a estar uno de ellos 438 días corridos, esto es, un año y 73 días.

La MIR estaba provista de equipos para condensar la humedad del aire interior y convertirla en agua potable y para reciclar orina y transformarla en agua no potable, también disponía de un generador de oxígeno para suministrar aire respirable, pero esos aparatos tenían una capacidad productiva muy baja, por lo que de ninguna manera podían reemplazar el aprovisionamiento externo proveniente de la Tierra. Mediante sus puertos de atraque para transbordadores espaciales, la estación podría ser abastecida de comida, oxígeno, agua y materiales (imprescindibles para la supervivencia y el trabajo de sus habitantes), renovada en su personal, así como despejada de los desechos orgánicos e inorgánicos acumulados en los períodos de entre-viajes de aquellas lanzaderas espaciales de transporte. Por eso, entre los centenares de experimentos que se llevaron a cabo en ella, algunos consistieron en el cultivo de vegetales, con miras a ir sentando las bases cognoscitivas de una futura independencia alimentaria.

La Estación Espacial Internacional ISS, que ha reemplazado a la MIR, cuenta con sistemas de control ambiental y sostén de vida mucho más evolucionados que los de su antecesora en materia del reciclado de sólidos, líquidos y gases, lo cual le proporciona un mayor grado de autonomía, pero sin que logre con ello dejar de ser una ecósfera extremadamente dependiente en cuanto al abastecimiento de provisiones y salida de residuos.

Pero el intento de concretar la autosuficiencia ecosistémica naturartificial transterrestre continúa. "Investigadores de la NASA están estudiando tecnologías que podrían reunir personas, plantas, microbios y máquinas en `ecosistemas’ en miniatura, con capacidad para sostener a los viajeros espaciales indefinidamente. Este tipo de soporte de vida -llamado `bioregenerativo´– sería completamente balanceado y autosuficiente, creando un microcosmo ecológicamente confiable donde cada elemento sostiene y es sostenido por cada uno de los otros. Los humanos y las plantas son compañeros ideales para viajes espaciales. Los humanos consumen oxígeno y emiten bióxido de carbono. Las plantas devuelven el favor consumiendo bióxido de carbono y emitiendo oxígeno. Los humanos consumen las partes comestibles de las plantas para alimentarse, mientras que los desechos y las partes no comestibles de las plantas pueden -después de ser descompuestos por microbios en tanques llamados `bioreactores´- producir fertilizantes para cultivo de las plantas. Las plantas y los microbios pueden también cooperar para purificar el agua, seguramente con la ayuda de máquinas. El único ingrediente necesario para mantener este sistema en operación continuada es la energía en forma de luz. Así, los tres elementos principales de un sistema bioregenerativo de soporte de vida son las personas, las plantas y los microbios, quienes se sostienen mutuamente para crear un sistema ecológico "cerrado". [13 ]

Entre los ecosistemas naturartificiales terrestres heterónomos de gran porte, los que manifiestan un mayor grado de dependencia del ámbito exterior son las ciudades, en parte por importación de los productos no elaborados por el ecosistema urbano, requeridos en cantidades crecientes (alimentos, electricidad, carbón, petróleo, gas, agua potable, materias primas, artículos terminados, etc.), y en parte por exportación de mucho de lo que, originado por múltiples actividades llevadas a cabo en su interior, se convierte, desmedidamente, en desechos no reciclados (emisiones de calor, gases, partículas, residuos sólidos y líquidos, etc.) contaminantes de la atmósfera, del agua y de los suelos externos, además de los propios.

5- Ecodiseño sustentable.

5.1- Desarrollo sustentable.

La crítica situación social y ambiental que caracteriza nuestra época es, en gran medida aunque no exclusivamente, resultado del modo en que se fue llevando a cabo el crecimiento económico moderno, acelerado bruscamente a partir del inicio de la revolución industrial decimonónica, proceso del que devino el desarrollismo, concepción ideológico-económica que a mediados del siglo pasado, luego de concluida la segunda guerra mundial, comenzó a difundirse ampliamente desde los Estados Unidos, logrando una gran aceptación internacional que con algunas variantes perdura hasta hoy. El sustento teórico básico de tal concepción consistió en establecer, de manera llamativamente reduccionista, que el grado de bonanza de un país se correspondía con su desarrollo económico -esto es, con su nivel de producción de bienes y servicios, tecnología, productividad y consumo social masivo- y era mensurable por su producto bruto interno o por su producto per cápita (criterios estadísticos de dudosa cientificidad)A partir de ello el país más desarrollado de la inmediata posguerra resultaba ser Estados Unidos, lo que lo convertía, a los ojos de numerosas naciones, en el modelo a seguir para alcanzar la prosperidad económica y en consecuencia el bienestar social. En relativamente poco tiempo los estados, tanto capitalistas como socialistas, que lograron aproximarse a los estándares económicos norteamericanos, es decir, los más adelantados en cuanto a niveles de producción, tecnología y productividad, fueron agrupados en el conjunto de los países desarrollados -constituyentes de los que se llamaron primer mundo (capitalista) y segundo mundo (socialista), en tanto que las naciones restantes, con economías de menores niveles de ingreso y productividad, basadas principalmente en el sector primario, fueron agrupados en el conjunto mayoritario de países subdesarrollados -integrantes del que se denominó tercer mundo-.

Pero el desarrollo existente en el primer mundo no se consideraba una situación estática sino sólo un estadio de un proceso de crecimiento económico que se aspiraba que fuera continuo, por lo que la producción y consumo de bienes y servicios debía aumentar constantemente. A su vez se propendía a que el subdesarrollo tercermundista comenzara a ser superado mediante la iniciación de procesos desarrollantes, tendientes a que los países que los comenzaran, denominados países en vías de desarrollo, se fueran acercando a los patrones económicos característicos del primer mundo, y fue así que ese modelo desarrollista se mundializó, aunque con ciertas diferencias según se tratase de un desarrollismo capitalista o socialista.

En esa misma época algunos observadores de diversas especialidades comenzaron a inquietarse y a alertar acerca de la peligrosa magnitud que estaban adquiriendo sucesos tales como, entre otros, la contaminación del aire, del suelo y del agua, la desertización, la disminución de algunos recursos naturales no renovables, los daños ocasionados por plaguicidas sintéticos, las enfermedades causadas por algunos de tales hechos, el afianzamiento de la miseria en ciertas regiones, el trabajo alienado…, lo cual, en conjunto, configuraba un cuadro del estado del mundo ciertamente alarmante. Entre fines de los años 60 y comienzos de los 70, la reflexión acerca de estos temas se amplió, procurándose identificar la etiología de ese conjunto de afecciones terrestres. En ello intervinieron numerosas personalidades e instituciones -incluida la ONU-, pero la que tuvo un papel muy destacado, por la resonancia de algunas de las conclusiones que difundió, fue el Club de Roma (organización multinacional no gubernamental creada en una reunión celebrada en dicha ciudad en 1968) cuyo informe Los límites del crecimiento, publicado en 1972, provocó un fuerte impacto internacional por sus predicciones ominosas, ya que, dicho muy sintéticamente, advertía que de continuarse con el ritmo de crecimiento técnico-productivo y demográfico vigentes se llegaría a un colapso mundial a mediados del siglo XXI, por lo que, para tratar de evitarlo, sería necesario reducir drásticamente el crecimiento industrial, de producción de alimentos y poblacional hasta estabilizarlo lo antes posible en 0%, pues la Tierra no tendría capacidad para soportar la contaminación y el requerimiento de recursos que ocasionaría el crecimiento económico y poblacional tal como se lo venía llevando a cabo. Por lo tanto quedaba planteada la cuestión de la posible existencia de una antinomia entre crecimiento (o desarrollo, pues el desarrollismo había establecido una sinonimia entre ambos términos) y la que se llamó "calidad ambiental", tema que se constituyó en el objeto de una vehemente polémica entre, dicho simplificadamente, partidarios del desarrollismo y contradesarrollistas. Los primeros tachaban de exageraciones catastrofistas las predicciones de sus antagonistas, mientras los segundos clamaban por un cambio radical del sistema de producción-distribución-consumo preconizado por el desarrollismo, a fin de salvaguardar la Naturaleza y desalienar la vida individual y colectiva de los humanos, llegando a proponer –en esa de la que hay quienes califican de primera revolución ambiental del siglo XX [14]- un estilo de vida libertario, austero, ahorrador de recursos, y respetuoso de la naturaleza, alternativo al estilo de vida industrialista-consumista-despilfarrador vigente en el primero y segundo mundos y que, deformada y defomantemente, se estaba tratando de imponer en el tercer mundo.

Tanto el desarrollismo irrestricto como el contradesarrollismo se manifestaban como posiciones maximalistas, con la diferencia de que uno se estaba llevando a la práctica mientras que el otro se presentaba como una más de las utopías sociales que venían imaginándose desde el siglo XIX. Frente a ellas, en el ámbito teórico, se iba gestando la que fuera calificada de segunda revolución ambiental del siglo XX [15] orientada a superar la antinomia desarrollo / calidad ambiental, uno de cuyos hechos sobresalientes fue la difusión, en 1987, por parte de la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (organismo de la ONU) del reporte Nuestro futuro común -también conocido como Reporte Brundtland-. Ese documento estaba basado en una posición crítica frente al desarrollismo irrestricto pero sin renegar del desarrollo. Entonces, no aceptándose ni la cancelación radical del crecimiento económico -al que se consideraba una aspiración social legítima- ni la asunción del riesgo de respaldar un sistema económico que presumiblemente conducía al colapso ecosférico, se proponía reemplazar ese modelo perjudicial de desarrollo insostenible en el tiempo por otro que sí lo fuera, esto es, por un modelo de desarrollo sostenible (o sustentable) en el tiempo, y que resultara inofensivo o mejor aun benéfico tanto para la humanidad presente y futura como para el medioambiente. "El Reporte Brundtland nos aporta la definición más difundida del desarrollo sustentable, según la cual es el desarrollo que satisface las necesidades del presente, sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer las suyas propias. Lo anterior supone un proceso de cambio, en el cual la explotación de recursos, la dirección de las inversiones, la reorientación de la tecnología, el desarrollo y la orientación institucional, estén en completa armonía y realcen el potencial actual y futuro de cumplir las necesidades y aspiraciones humanas. El reporte Brundtland destaca que la satisfacción de estas necesidades y aspiraciones humanas debe ser el principal objetivo del desarrollo" [16]

En términos concretos y según el mismo informe, el desarrollo sustentable tiene como base los siguientes aspectos:

"El crecimiento económico o economía rentable, significa que el desarrollo debe ser económicamente eficiente y equitativo dentro y entre las generaciones, con todo lo que implica: avances tecnológicos, procesos productivos, progreso científico y habilitación del territorio a las necesidades humanas y servicios.

Un desarrollo con equidad, o sociedad justa exige que el desarrollo aumente el control que la gente tiene sobre sus vidas y que se mantenga y fortalezca la identidad de las comunidades, a la vez que se satisfagan sus necesidades específicas. Es decir, el desarrollo debe ser compatible con la cultura y los valores de los pueblos y las necesidades que deben atenderse no son las mismas para todos.

Con respecto a los recursos naturales, el desarrollo debe ser compatible con el mantenimiento de los procesos ecológicos, la diversidad biológica y los recursos naturales, es decir, que su aprovechamiento por parte del hombre debe permitir la regeneración de los ecosistemas de manera natural o ayudados por él" [17]

El concepto de desarrollo sustentable recibió un espaldarazo inequívoco en la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sustentable (Johannesburgo, 2000), convocada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, con lo que, al menos formalmente, se ha convertido en un verdadero precepto.

Paralelamente a las acciones llevadas a cabo por las Naciones Unidas desde 1972, personas independientes, agrupaciones ocasionales, instituciones públicas y privadas de los más variados tamaños…relacionadas de muy diversas maneras con la problemática económico-ambiental han venido creciendo enormemente en cantidad sobre todo a partir de los años 60, a la par que ha ido sucediendo otro tanto con denuncias, protestas, reglamentaciones, legislaciones, tratados… referidos a aquel tema, mientras ocurría lo mismo con conferencias, cursos, seminarios, simposios, asambleas, congresos, dedicados a ese asunto. Pero simultáneamente se ha incrementado incesantemente el deterioro de las condiciones de vida de vastos sectores humanos, así como el daño sufrido por porciones gigantescas del mundo natural -lo cual no quita que en algunos casos se hayan logrado éxitos, pero éstos resultan minúsculos en comparación con la magnitud alcanzada por la degradación socio-ambiental contemporánea- como es patéticamente reconocido por la propia ONU en una publicación reciente de su Departamento de Información Pública que dice: "Cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la celebración de la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sustentable no era ningún secreto -ni siquiera una cuestión que hubiera que debatir- que el avance en el logro del desarrollo sostenible había sido extremadamente decepcionante desde la Cumbre para la Tierra de 1992, ya que la pobreza había aumentado y la degradación del medio ambiente había empeorado" [18]

Entonces, se debe desechar el concepto de desarrollo sustentable porque no ha resultado suficientemente operativo? Si fuera así, lo mismo valdría, de entre otros muchos, para un concepto como derechos humanos, de atenernos, por ejemplo, al dato de que "en las guerras del S.XX, en comparación con las antiguas, el número de muertos civiles se ha elevado hasta el 90%" [19] Sin embargo, si el concepto considerado parece razonable, lo sensato es conservarlo e insistir en su aplicación. Así, nos resulta fácilmente compartible una proposición como la de Eduardo Mora Castellano, en el sentido de que "al desarrollo sustentable debiéramos entenderlo como aquel crecimiento económico de una comunidad, región o país, que se da sin destruir los ecosistemas en los cuales se basa, y sin destruir a los humanos en los que también se basa, sino más bien contribuyendo a que la existencia de ambos sea menos precaria, más armónica y de manera que no se desperdicien su riqueza y sus potencialidades, aunque éstas no sean convertibles a dinero ni cotizadas en el mercado" .

5.2- Ecodiseño sustentabilista.

De acuerdo a lo anterior diremos que los producto sustentables son aquellos que contribuyen a la sustentabilidad socioecológica, y, en consecuencia, son criaturas del ecodiseño sustentabilista, que puede ser caracterizado como resultante de una conjunción de visiones ecosistémicas (tecnocientíficas) y sustentabilistas (éticas) Por lo tanto el ecodiseñador procurará concebir productos que cumplan con un mandamiento fundamental de la sustentabilidad:

-No perjudicar a las personas ni al medioambiente sino en lo posible beneficiarlos, y no ser perjudicados sino más bien ser beneficiado por ellos.

Para conseguirlo de modo amplio deberá lograr que ese principio se verifique a lo largo de todo el ciclo de vida objetual, esto es, desde su elaboración hasta su eliminación.

Así, deberán ser sustentables:

-Los materiales y energías a usarse, sus modos de obtención y transporte.

-Los modos de elaboración de los productos.

-Los modos de distribución de los productos.

-Las prestaciones de servicios por parte de los productos, es decir su usabilidad.

-El mantenimiento y reparación de los productos.

-El postuso de los productos (reutilización, reciclaje, desguace, eliminación)

Obviamente, este planteo sustentabilista debería valer para todo tipo de diseño de artefactos y semiartefactos, abarcando desde la concepción de un jardín hasta la de una estación orbital habitada. Sin embargo, la experiencia de cualquier diseñador indicará que actualmente eso constituye una rarísima excepción y de ninguna manera una norma aplicada (a pesar de que existan en ese sentido muchas escritas).

Por una parte ello ocurre porque los diseñadores, incluyendo a los de formación académica, en general no han sido educados en este sentido; pero por otra parte, y eso será lo más difícil de superar, porque nuestra cultura dominante sigue siendo desarrollista-consumista-dilapiladora, se diga lo que se diga en las Naciones Unidas y en foros alternativos.

Frente a esta situación corresponde que cada diseñador asuma una actitud moral propia en el sentido de profundizar o no en el conocimiento de esta cuestión, y en la de tratar o no de llevar a la práctica los principios del ecodiseño sustentabilista. Que ante esta disyuntiva la mayoría de ellos opte por ir adoptando la actitud positiva es por ahora una incógnita, pero tal vez aún tenga vigencia aquella antigua exhortación a "esperar contra toda esperanza".

CITAS

1-Ricard,André. Diseño ¿por qué?. Gustavo Gili, Barcelona, 1982.

2-.Yehya, Naief. El cuerpo transformado. Paidós, México, 2001

3-Ibid.

4-Aldana Echeverría, Lorenzo, citado por Armando Deffis Caso en La casa ecológica autosuficiente. Para climas templado y frío. Concepto, México, 1990.

5-La Nación. Buenos Aires, 1/4 y 5/4 2001.

6-Puig, Pep."El ecologismo como ideología" en Ecofilosofías, Cuadernos de Integral No.3, Barcelona, 1984.

7-Ibid.

8-La ciencia ecológica.

9-Chimal, Carlos. La cibernética. Centro Nacional para la Cultura y las Artes, México, 1999.

10-Terradas, Jaime. Ecología hoy. Teide, Barcelona, 1971

11-Reynoso Ballesteros, Marco. ¿Será el fin del mundo?, página de internet.

12-Terrdas, jaime. Op.cit.

13-Soportes de vida. www.ciencia.nasa.gov/default.htm

14-Fernandez-Vigil, Arturo. Formación del concepto de Desarrollo Sostenible.

www.fundicat.org/grupo

15-Ibid.

16-Ricaurte Quijano, Carla. Desarrollo turístico sustentable: el caso de Ixtapa de

la Sal". www.uaemex.mx

17-Ibid.

18-¿Qué cambiará con la Cumbre de Johannesburgo?. Preparado por la Sección del Sitio Internet de la ONU de la División de Noticias y Medios de Información del Departamento de Información Pública.

19-González Faus. De occidente al lejano oeste. www.fespinal.com/espinal/realitat.

 

Tulio Fornari

Partes: 1, 2
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