Para la realización de las tareas de levantamiento de rastros se utiliza:
- Medios ópticos tal como lupas cuentahílos, lupas planas y lupas binoculares;
- Medios lumínicos, fuente lumínica U.V. (luz ultravioleta) de onda corta y larga, con filtro, de utilización en la visualización de indicios orgánicos (semen, sangre).
- Reactivos físicos, químicos y líquidos, de última generación, para el tratamiento de superficies convencionales y no convencionales.
Todas las superficies admiten el levantamiento de la evidencia que posee la huella para su revelado. De tal forma, si la superficie es papel, es necesario cubrir la misma con plástico o cinta transparente ancha, evitando que al adherirla no queden dobleces o burbujas de aire.
Sin embargo, si el rastro se encuentra en una superficie que no puede ser trasladada tan fácilmente deberá ser levantada y para ello se han diseñado las denominadas cintas levantadores. Ésta es una hoja de celuloide cubierta con una sustancia adhesiva especial que se usa para trasladar la huella de la escena a un soporte o acrílico que se consigue de diferentes colores.
El material típico para el levantamiento es una sustancia flexible y pegajosa que al oprimirse contra la huella revelada, recoge por adhesión la figura sin absorber propiamente el polvo. La superficie va protegida con una hoja de celuloide que puede separarse fácilmente para realizar el levantamiento y colocarse nuevamente con cuidado. Existen otros levantadores a base de goma elástica (caucho) los cuales son usados de forma muy similar.
Es decir, el levantamiento de un rastro papilar, se efectúa utilizando para ello "cinta adhesiva", es aconsejable solamente en aquellos casos en que resulte imposible trasladar el "soporte" hasta el laboratorio criminalístico o bien, no sea posible obtener fotografiado directo por conformación o ubicación anormal de la superficie continente del rastro.
La operación de levantamiento deberá ser realizada con sumo celo y cuidado por parte del operador; en primer lugar, tomará una porción de cinta adhesiva acorde con el área donde se hallan los rastros (longitud), utilizando rollos de cinta de diversos anchos, conforme a la necesidad del operativo (anchura). Luego procederá a adherir al soporte un extremo de la misma, alejado del área de los rastros, y luego, desde el extremo sujeto y sobre la parte media de la cinta apoyará un elemento de barrido adecuado (rastrillo de goma, pulpejos, primera o segunda falange de los dígitos), siguiendo un recorrido recto por el centro de la misma, cubriendo la totalidad del rastro. Sobrepasado éste, se procede entonces a adherir los bordes de la cinta, desde el centro hacia fuera. De lo expuesto, surge que los rastros revelados han quedado cubiertos totalmente por la cinta adhesiva; se debe verificar la no existencia de arrugas, pliegues o globos de aire. Si ello ocurriera pueden ser eliminados con una acción de planchado a través de una almohadilla blanda o de franela.
A continuación se procede a despegar la cinta del soporte; esta operación requiere práctica y experiencia técnica, por cuanto de ser imperfecta en su ejecución, pueden alterarse o destruirse los rastros. La mecánica de procedimiento consiste en levantar uno de los extremos de la cinta y en acción continua y pareja, despegarla del soporte hasta llegar al otro extremo. De ser posible, antes de despegar este último, se tendrá preparado un vidrio liso y transparente, limpio completamente (soporte de transmisión).
Despegada la cinta del soporte original, observaremos que los rastros papilares han quedado adheridos al pegamento obrante en la cara interior de la cinta adhesiva; en realidad, lo que se levanta del soporte son los polvos adhesivos y adheridos a la secreción sudorípara, así como también algo de la misma; si se polvorea nuevamente el soporte original, en algunos casos, se logrará revelar por segunda vez los rastros. La cinta adhesiva en las condiciones precitadas, se adhiere al soporte de transmisión para su transporte al laboratorio a los fines de práctica pericial.
Por último cabe señalar, que el levantamiento de los rastros revelados por medio de cinta adhesiva deberá realizarse, en todos los casos sin excepción, luego de haber procedido a una prolija limpieza de los contornos y aledaños de los rastros, delimitando con toda objetividad y exactitud su área de integridad idónea. Lo más importante para recordar es que bajo ninguna circunstancia deberá practicarse el levantamiento previo al fotografiado.
El levantamiento de huellas que verifica el perito estará sobre personas, documentos y cosas; su finalidad inmediata será revelarlas a efecto de establecer a quién le corresponden dichas huellas. Obviamente la identificación de la persona a quien le corresponden las huellas reveladas por el perito, no significa necesariamente que es ésta la persona responsable del hecho; excepto si otros medios de prueba concluyen en esa premisa. Es decir, el perito levantará las huellas que se encuentren en el lugar, las revelará, emitirá su informe pericial, y con el mismo, otras evidencias y otros informes periciales, el investigador comprobará su hipótesis o la reemplazará por una nueva que deberá comprobar ante el tribunal encargado de dictar sentencia contra la persona que conforme a las pruebas es la responsable del hecho punible.
Por consiguiente la identificación de la persona a quien le corresponden las huellas reveladas, en principio solamente probará su presencia en el lugar antes o después de cometido el hecho; y estará vinculado con la relación causal del mismo y por consiguiente le será imputable solamente si otros medios de investigación lo confirman.
El perito levantará las huellas que se hallen en el lugar del hecho para los efectos antes mencionados; asimismo, tomará las huellas del cadáver que en el lugar se encuentre, en caso de que no se le pueda identificar en forma fehaciente por sus familiares. En esa virtud, la actividad del perito consistirá en levantar los rastros y evidencias con el fin de revelar huellas y comparando con el registro que tiene a su disposición determinará la identidad de quien o quienes estuvieron en el lugar del hecho antes de la llegada de las autoridades; obviamente si el hallazgo del delito lo hizo determinada persona, procederá a identificarla debidamente, puesto que al descubrir el hecho pudieron haber quedado sus huellas en el lugar. Luego procederá a tomar huellas del cadáver que se halle en el lugar. En conclusión, el perito en la escena del crimen que estamos suponiendo levantará tres tipos de huellas: las huellas latentes que se hallen en los objetos, cadáver o documentos que son parte del escenario; tomará las huellas de persona viva (quien hizo el hallazgo), y finalmente tomará las huellas del cadáver encontrado en el lugar. Todo con un fin: esclarecer las circunstancias bajo las cuales ocurrió la muerte de la persona cuyo cadáver se encuentra en el lugar y en caso de que dicha muerte hubiere sido provocada por mano criminal: identificar al responsable por medio de la revelación de las huellas latentes que se encuentren en el lugar.
6.7. Embalaje y transporte de evidencias con huellas
De ser esto posible, es siempre recomendable el transporte de los objetos donde se encuentran las huellas al laboratorio criminalístico, a fin de asegurarse la correcta documentación para el cotejo. Si las superficies son de un tamaño demasiado considerable, pero la gravedad del caso así lo amerita, muchas veces será una buena idea extraer el segmento de interés.
Los objetos que han de transportarse deberán empaquetarse en cajas de cartón, papel manila o papel kraft con el mayor cuidado para evitar roturas; no deberán estar expuestos a fricción del material envolvente; y, naturalmente no deberán tocar las huellas del mismo. Nunca deberán envolverse piezas en vidrio, plástico o telas.
Para estos casos, podrán utilizarse los productos que especialmente para el efecto se hallan en el mercado, elaborados con el máximo de seguridad y con las características idóneas para lograr la óptima conservación de las condiciones de la evidencia; aunque suele ser común que en esta tarea actúe el ingenio y experiencia del técnico en cuanto a utilizar los medios que considere más adecuados. Los medios de resguardo y transporte de las evidencias, estará de acuerdo a la naturaleza de las mismas, en esa virtud, por ejemplo: las botellas pueden ser colocadas en una jaula de madera que se sujetará dentro de una caja de cartón o madera. Los vidrios planos se podrán colocar entre dos cuadrados de madera que se sujetan con cuatro clavos, luego de lo cual se fijan a una caja de cartón. Los pedazos de vidrio se ponen en una caja de cartón con los ángulos penetrando en los lados de la caja de manera que queden asegurados y luego se ata la caja para que todo permanezca firme. Los cuchillos y las armas de fuego se sujetan a una tabla o pedazo de cartón fuerte, con cuerdas que pasen a través de agujeros hechos en el cartón o en la tabla. Es muy importante que el perito no contamine la escena del crimen, puesto que hacerlo incidiría en las condiciones de los rastros que levante en el lugar; para el efecto, dependiendo de las circunstancias el perito preparará su ingreso a la escena debidamente desinfectado, utilizará la vestimenta, guantes, visores y máscaras de protección que sean adecuados al manejo de los rastros que levantará. Hoy día en el mercado se hallan diversos productos como zapatillas, botas, cobertores de calzado, overoles, gorros, capuchas, guantes, batas y pantalones de material desechable; extinguidores de olores totalmente estériles, gels antisépticos que no requieren el uso de agua, toallas húmedas desinfectantes, antisépticos y protectores contra bacterias y virus, respiradores, máscaras protectoras, visores y anteojos protectores; todo formulado especialmente para garantizar la conservación de la evidencia con la mayor pureza posible.
En resumen, el perito que levante la evidencia observará la normativa de higiene, seguridad y protección para sí y para la evidencia; a efecto de poder ingresar a la escena del crimen sin alterar de forma alguna las evidencias, las cuales embalará adecuadamente y dispondrá su transportación hacia el laboratorio o unidad técnica de investigación con el mínimo de riesgos posible, cuidando acuciosamente que las evidencias se mantengan intactas, en el mismo estado en que la dejó el malhechor.
Figuras: Equipo para escena del crimen.
Figuras: Equipo para escena del crimen.
6.8. Las actividades del perito en lofoscopía
El perito en lofoscopía lleva a cabo las siguientes actividades:
- Tomar impresiones con propósitos administrativos y judiciales.
- Clasificar, ubicar o localizar las fichas decadactilares en los archivos.
- Buscar impresiones dermopapilares en el lugar de los hechos (huellas latentes).
- Hacer investigaciones decadactilares.
- Hacer investigaciones nominales.
- Confrontar eliminatorias.
- Analizar y cotejar huellas palmares y plantares (estas últimas principalmente en recién nacidos).
- Emitir dictámenes.
Actualmente al área de lofoscopía también se le denomina de identificación, porque todas las actividades que ahí se realizan se hacen para esos fines. Además de las aplicaciones que se acaban de mencionar en la parte superior, la sección de lofoscopía proporciona los informes siguientes:
a.) Informes nominales:
Cuando sólo se cuenta con el nombre de una persona, se procede a localizarlo en un archivo nominal para determinar si se encuentra alguien registrado con dicho nombre. Únicamente se pueden tener resultados si se proporcionan los nombres y apellidos de la persona buscada. El resultado será más preciso en la medida en que se aporte un mayor numero de datos. Sin embargo, se debe tomar en cuenta la probabilidad de encontrar homónimos. Debido a ello, se recomienda complementar la información adicional sobre el individuo en caso que se tenga, acerca de su edad, domicilio, señas particulares, sobrenombre o alias, etcétera.
b.) Informe dactiloscópico:
Para poder realizar este tipo de actividad se requiere tener una ficha decadactilar de la persona que se busca en el archivo de servicios periciales. No se recomienda trabajar con copias fotostáticas ni con documentos enviados por fax, ya que éstos se caracterizan por la reducción de la nitidez del original. Los duplicados presentan dificultades para la confrontación.
c.) Informes monodactilares:
Se hacen cuando son encontrados fragmentos de huellas dermopapilares en el o los lugares de los hechos. Se procede a levantar dicha huella y trasladarla al laboratorio para ser amplificada y, entonces, procede la confronta eliminatoria.
d.) Estudios comparativos antropométricos:
Se llevan a cabo mediante diversas técnicas de análisis. Por lo general, se estudian videos y fotografías. Es indispensable que tengan nitidez y precisión para poder trabajar con ellos.
e.) Información del catálogo de fotografía criminal:
El catálogo de fotografía criminal cuenta con fotografías de frente y perfil de individuos que han sido señalados como presuntos responsables de una conducta ilícita. Este catalogo sirve de complemento a los archivos dactiloscópicos y nominales.
6.8.1. Tiempo de intervención del perito
El tiempo de intervención varía de acuerdo con la actividad que se tenga que realizar. Un levantamiento de huellas dermopapilares latentes en el lugar de los hechos se puede realizar en algunas horas. Sin embargo, en otros casos puede durar más tiempo. Algunos factores que intervienen en la duración de la tarea son:
- La precisión y la certeza de los datos proporcionados, a partir de los cuales se iniciará la búsqueda en los archivos.
- La carga de trabajo que se tenga en ese momento en el laboratorio de lofoscopía e identificación.
6.8.2. Los resultados
El resultado que arroje la intervención del perito en identificación, variará por la naturaleza misma de su intervención. Siendo siempre precisada por los elementos que tenga a su alcance para emitir su dictamen o entregar el informe correspondiente. Se debe tener en cuenta que existen algunos inconvenientes que no permiten obtener resultados positivos en los levantamientos de las impresiones dermopapilares encontradas en el lugar de los hechos. Así sucede cuando las impresiones de la huella encontrada carecen del núcleo; se aprecia embarrada o corrida; o es tan tenue que no permite ser revelada, mucho menos levantada y embalada. Cabe señalar, que las condiciones climáticas son factores que coadyuvan a la desaparición o lavado de las impresiones lofoscópicas. De esta manera, los elementos de búsqueda se encuentran en un medio no favorable para realizar la labor criminalística.
No obstante que ya hemos apuntado sobre la seguridad que para la identificación personal representa esta prueba pericial, pueden surgir ciertas dudas en la mente de quienes incursionan en el estudio de las disciplinas auxiliares de la criminalística y obviamente en la mente de quienes se interesen en el presente trabajo. Por ejemplo: ¿Pueden heredarse los dibujos de las crestas papilares de los dedos?
Sobre la herencia de las impresiones dactilares, palmares y plantares todavía no se ha resuelto nada definitivo por la ciencia lofoscópica. Los investigadores Feré, Forgeot y Faulds entre los antiguos y Locard y D. Abundo que estudió con las impresiones entre los idiotas; Senet que hizo comparaciones de una familia a través de cinco generaciones; Cevidalle y Benassi, que las estudiaron en los anormales; Miranda Pintos, etc., entre los modernos, todos ellos han llegado a la conclusión de que las impresiones dactilares no se heredan. Lo único que se ha probado hasta el presente, y no como una regla general, es que existe, en muchos casos, entre los consanguíneos directos, una tendencia a la reproducción de ciertos caracteres similares en sus respectivas impresiones, pero sin que esto represente igualdad absoluta. Galton, apoyándose en la Ley de las analogías, pero no en comprobaciones reiteradas, afirma que existen razones para creer en la posibilidad de que los dibujos dactilares son hereditarios. Discípulos suyos dedicados en especial a estas investigaciones no han podido comprobar las sugerencias del maestro. La realidad es que hasta el presente no se ha podido encontrar un solo caso de igualdad hereditaria.
Otra interrogante a plantear podría ser: ¿Pueden falsificarse las impresiones lofoscópicas? Desearíamos ser contundentes y lacónicos, sin embargo, aquí nos encontramos frente a la lucha de dos técnicas: la de los criminales y la de la criminalística. El criminal trata de perfeccionar sus métodos para borrar los rastros del crimen. La criminalística trata que todo lo que la ciencia le suministre incorporarlo en su guerra sin cuartel contra el delincuente.
Los delincuentes trataron de borrar las huellas, primero borrando las posibles impresiones dejadas, luego usando guantes y más tarde tratando de falsificar las impresiones. Los tres procedimientos han dado un resultado casi nulo. Lo primero, el borrar las huellas es difícil de lograrlo, ya que sin quererlo se van dejando; se podrán borrar las más visibles, mas las invisibles es un poco difícil. El empleo de los guantes tampoco ha servido de mucho a los delincuentes porque casi siempre comienzan trabajando con ellos y terminan con las manos descubiertas. Es bueno recordar que los ladrones operan casi siempre en la oscuridad y que se valen más bien del sentido del tacto que de sus ojos. También puede estar el guante desgastado o roto y en ese caso permite el paso de rastros que admite reconstruir perfectamente la impresión.
Con respecto a la falsificación de impresiones lofoscópicas para dejar rastros o impresiones falsas que sirvan para desorientar a los investigadores es un poco difícil lograrlo con verdadero éxito porque estas falsificaciones no se pueden hacer totalmente por ser imposible reproducir los poros en su totalidad y con su nitidez y característica verdadera.
Además, los poros de la impresión lofoscópica natural dejan el rastro de la gota de sudor, lo que no hacen los poros de las falsas impresiones. Hay varios procedimientos para falsificar las impresiones dactilares tales como los de Collier, Reitcher, Wehde, Goddefroy y Reiss; estos dos últimos permanecen secretos. Estos sistemas están basados en la impresión de clichés.
Afortunadamente, hoy día existen sistemas modernos de identificación personal con base en huellas dactilares que garantizan mayor seguridad, como lo es el sistema desarrollado por la empresa norteamericana denominada Cogens System, que en 1990 desarrollo un sistema automático de identificación de huellas dactilares (AFIS) siendo el más sofisticado, preciso, seguro y avanzado que existe.
El AFIS (Automated Fingerprint Identification System), es un sistema basado en la identificación automatizada de huellas dactilares. Su objetivo principal es bajar el índice delictual con la ayuda de una poderosa herramienta que permite que el sistema sea automático y electrónico. El sistema es 100% compatible con los de otras policías del mundo. Su eficiencia mejora la solución de crímenes y logra un efecto preventivo, pues los delincuentes tendrán un margen muy limitado de error en sus actos, ya que dejando un rastro, una huella en el lugar del hecho, o un objeto, se tendrá la capacidad de incriminarlos de manera certera y rápida. La inmediata identificación de personas en forma fehaciente contribuye a agilizar los procesos judiciales, reducir el tiempo de detención preventiva de personas sin antecedentes, reducir el tiempo de respuesta a trámites civiles y libera recursos humanos para afectarlos a tareas de prevención e investigación.
Este sistema facilita la investigación gracias a la informatización de las huellas dactilares parciales o completas de los delincuentes. Este sistema es un programa que compara huellas dactilares electrónicamente con una base de datos que almacena información dactilar por imágenes. Un individuo a quien se le toma las huellas dactilares solamente tiene que colocar su dedo en la placa de vidrio de un lector óptico. No utiliza tinta, no macha y no requiere un experto en huellas dactilares para operar el sistema. El sistema hace identificaciones positivas automáticamente, comparando las huellas del individuo con las huellas almacenadas en el sistema. La imagen obtenida de la huella dactilar puede ser utilizada para matricular al individuo en la base de datos del sistema después de realizada la búsqueda completa, evitando que la persona se matricule más de una vez.
Obviamente, identificar a quién le pertenece determinada huella, es una labor que se realiza en segundos, puesto que la rapidez con la que una computadora compara la imagen percibida con las que se hallan en la base de datos no tiene relación con el tiempo que emplearía una o más personas en hacer dicha comparación. Es decir, al encontrar pareja para la huella dactilar en la base de datos, el sistema da los resultados permitiendo al operador verificar la comparación automática que hizo la computadora. Asimismo existen mecanismos auxiliares que podrían garantizar en mejor forma la conservación del registro de huellas dactilares, uno de ellos es la fotografía de huellas.
El sistema ya es utilizado por el FBI, Interpol, Scotland Yard, la policía de Francis, España y otros Estados desarrollados. En México fue introducido el sistema y ha reportado importantes logros en la identificación de delincuentes que se hallaban en la lista de los más buscados del mundo, especialmente involucrados en actividades de narcotráfico.
Hasta el momento sobre el sistema se dice que no tiene características sino cualidades, entre otras: Es ágil, preciso y seguro; rapidez en la identificación personal; goza de aceptación a nivel mundial; no utiliza tinta, fichas ni otros mecanismos para la toma de muestras que forman el banco de imágenes y datos; es más económico, puesto que minimiza costos, trabajo y esfuerzo; la optimización depende del uso de las más modernas herramientas para la captación y almacenamiento de imágenes; facilita la detección de robo de identidad, así como el uso de múltiple identidad por una misma persona; de ser adoptado por todos los países del mundo facilitará la localización y captura de prófugos y delincuentes peligrosos; la conservación de los registros ofrece mayor seguridad que las actuales fichas que forman los gabinetes de identificación.
6.9. Importancia de la fotografía de huellas
La fotografía es uno de los mecanismos auxiliares más útiles para la criminalística. Y definitivamente que en la lofoscopía presta una utilidad de valor incalculable, toda vez que puede dejar evidencia de las pruebas del hecho desde que las mismas son levantadas en la escena del delito. Como bien lo apunta Benito Amilcar Fleita, en su obra Sistemas Actuales de Análisis en Criminalística: "La actuación del fotógrafo se inicia en la propia inspección ocular…"
Como todo elemento de juicio, es de suma importancia fotografiar las huellas antes de realizar nada que pueda alterarlas, ya sea levantarlas o transportarlas y utilizar testigo métrico. Claro está que en aquellas huellas latentes deberán revelarse primero por cualquiera de los métodos antes descritos.
La iluminación lateral ayudará a fotografiar impresiones sobre sustancias plásticas. Se observará que cuando se usa polvo blanco sobre una superficie negra, las líneas de fricción aparecen blancas en la fotografía. Se deberá hacer el negativo del negativo o una transparencia negativa a fin de que las líneas de contacto resulten negras para su clasificación y cotejo. Si las impresiones se encuentran en fondos negros, haciendo imposible el revelado y fotografiado por métodos convencionales, es recomendable realizar pruebas para asegurar un correcto resultado, pero se recomienda el uso de filtros para aclarar los fondos, polvos que presenten buen contraste, o el uso de fluorescencia ultra violeta (UV) para fondos multicolores. Para el uso de UV se emplearán polvos fluorescentes, como por ejemplo el antraceno.
En el caso de que la huella se encuentre en un espejo, si el mismo es de poco valor es recomendable raspar la película que produce el reflejo y colocar un fondo negro. De no ser esto imposible, lo más conveniente será una buena iluminación y foco para evitar los reflejos. Por último, las fotografías deberán realizarse siempre en tamaño natural y luego podrán ampliarse.
La fotografía es un mecanismo que asegura en mejor forma la conservación del registro de huellas dactilares; y en esa virtud es importante conocer la forma en que este mecanismo otorga esa ventaja. El procedimiento es bastante simple y según recomienda nuestro referido autor: "La técnica fotográfica aconseja la utilización de lentes comunes para los fines documentativos panorámicos y lentes macros o lentillas de aproximación para destacar huellas o características en detalles…"
6.9.1 Materiales
Como en todo, es importante tener un material de gran calidad para conseguir buenos resultados. La cámara a emplear debe ser tipo réflex, no importa si es autofoco o manual, o si el valor de exposición lo hace con un programa o se hace manualmente. Sí es importante que en determinado momento se pueda poner todo en manual, ya que en ocasiones es difícil que una máquina enfoque determinados objetos, o puede ser de interés controlar la abertura del diafragma, la velocidad de obturación o las dos cosas.
Lo que si es necesario es un objetivo macro. Pero no basta con que el fabricante ponga macro, nos referimos a un objetivo para fotomacrografía (tipo micro Nikkor por ejemplo). El poder sacar una positiva a 4 o 5 aumentos, sin que el factor de ampliación nos haga perder calidad en la foto es un tema vital.
El flash irá, no puede ser de otra manera, en consonancia con la cámara. Se recomienda un número ISO no menor de 45. Es muy aconsejable que sea específico para la máquina, o lleve una zapata que lo haga compatible, para los casos en los que la cámara posea control TTL para flash. Si es automático, con sensor en el flash, cuantos más diafragmas posea en automático mejor, y preferible si además tiene controles de reducción de potencia.
En cuanto al estudio, unos fondos claros y oscuros, focos, una mesa con unos tubos de luz de día o flashes, y una caja de luz, o unos flashes con difusores es lo necesario.
La película a utilizar puede ser en color o blanco y negro. Estamos acostumbrados a verlo todo en color, lo que hace que se nos hagan más reales las fotos en color, pero si no disponemos de una procesadora en color, o no podemos sacar las fotos al tamaño deseado tendremos que recurrir al blanco y negro. La película en blanco y negro debe ser de grano muy fino, capaz de obtener unos negros profundos y unas luces muy blancas. Claro, que debe ir con un perfecto tratamiento en el laboratorio, que consiga que la película alcance un contraste óptimo, con la máxima acutancia posible y no se produzca un granulado, etcétera.
6.10. Técnica a utilizar en el fotografiado de huellas
En este apartado analizaremos el tema del fotografiado de huellas lofoscópicas, dejando las teorías de la fotografía policial y general para otras páginas. Una vez que se han aplicado los reactivos adecuados y revelado las huellas latentes, se debe proceder a su fotografiado, para poder estudiarlas, una vez ampliadas, y además dejar un testimonio gráfico de dónde y cómo estaba depositada la huella.
Antes de realizar la fotografía de detalle, se hace necesario fotografiar el objeto o lugar donde ésta se encuentra de tal manera que se pueda apreciar de forma total el objeto y la situación de la huella revelada (se le llama fotografía de conjunto general o total). Se realizará otra fotografía en la que se aprecie la huella y además una serie de datos apuntados junto a esta, como lugar, fecha, etcétera (conjunto parcial). Esto se debe hacer así para que la autoridad judicial, o quien deba ver el asunto, observe perfectamente de donde se obtiene la huella que es fotografiada al detalle y compruebe que es la misma que hay en las fotografías de conjunto.
A cada huella se le pondrá un "testigo métrico", esto es un adhesivo o regla en la que figuran los milímetros, normalmente se pone un centímetro, y además un número o una letra con el fin de poder distinguir e identificar cada una de las huellas, y poder comprobar, en la ampliación y la copia, el tamaño exacto al que se ha positivado la huella. También se debe de "acotar" la huella latente, esto es marcar con una línea gruesa (tiza, rotulador o similar) y se hará con el mismo color que se haya usado para revelar la huella, así se distinguirá mejor en las fotografías y en el laboratorio, por el trazo de la línea se determinará si es necesario hacer un contratipado o no.
Hay que tener en cuenta si se fotografían en blanco y negro, que el color del objeto, visto en blanco y negro, puede disminuir el contraste. Por ejemplo, unas huellas reveladas con Carbonato de Plomo (blanco), en un objeto azul claro, saldrá casi blanco en la positiva. Se debe de llevar un filtro que aumente el contraste, bien de forma permanente (un filtro amarillo o naranja), o utilizar el necesario en cada caso.
6.10.1. Esquemas de Iluminación para el fotografiado de huellas
a.) Huella en cristal transparente revelada con revelador blanco
Con la disposición que se muestra lo que se intenta es que el fondo permanezca lo más oscuro posible. Al iluminar la zona donde se encuentra la huella, sin dar luz sobre el fondo (negro), las crestas recibirán la luz, contrastando perfectamente con el fondo negro.
Figura: Iluminación en cristal transparente
b.) En objeto claro traslúcido reveladas con revelador negro
En este caso, la iluminación lo que pretende es crear un contraluz. Las crestas al ser negras, contrastarán perfectamente con el fondo claro iluminado. Si el objeto fuera una caja, debe de iluminarse igualmente, intentando que la luz ilumine la huella desde atrás (metiendo la luz por dentro de la caja). Es conveniente sobre exponer la toma en 1 o 1'5 diafragmas.
Figura: Iluminación en objeto claro traslúcido
c.) Objeto Opaco
Es indiferente si el revelador es blanco, negro u otro color. Lo ideal son los focos de luz a 45° del objeto. Si el objeto es oscuro, se sub-expondrá en un diafragma, sobre exponiéndolo si el objeto fuera blanco.
Figura: Iluminación en objeto opaco.
d.) Huellas por sustracción o moldeadas
En estos casos no se han aplicado reveladores. Las huellas son visibles. La colocación del punto de luz crea una luz rasante, la cual al incidir en las crestas crea unas sombras en los surcos, que aparecen oscuros.
Figura: Iluminación en huellas moldeadas.
e.) Espejos
En estos casos la dificultad radica en las dos imágenes de la huella que hay en el espejo. La revelada en el cristal y la que se refleja en el fondo del espejo. Lo primero es colocar la cámara totalmente perpendicular al espejo. A la cámara es conveniente ponerle un trozo de cartulina negra con un agujero para el objetivo, y que cubrirá toda la cámara y un poco más. Hay que abrir el diafragma al máximo, así se tendrá una profundidad de campo mínima y se fotografiará únicamente la imagen enfocada. La mejor luz será la difusa, así estaremos seguros de no encontrarnos con un reflejo. Otro método, básicamente consiste en iluminar la huella a través de la reflexión del foco de luz en el espejo y fotografiarla mediante un tubo puesto en el objetivo de la cámara. Naturalmente, si se raspa la parte trasera del espejo, éste se transforma en un cristal, aplicándose entonces la técnica correspondiente.
Figura: Iluminación de espejos.
6.10.2. Contratipado
En los casos en que las huellas están reveladas en blanco, si se quieren convertir las crestas en negro, para poder comparar mejor la huella con el lofograma obtenido mediante entintado, se debe hacer un contratipo del negativo. Esto se consigue de dos formas, una utilizando el negativo, y otra usando las positivas.
Para hacerlo con el negativo, se pone la emulsión de éste con la emulsión de película u hojas de material lith, y se le ilumina, al negativo. Se obtiene así, un negativo del negativo, transformando los blancos en negros y viceversa. Para hacerlo con las positivas, se hace una positiva al tamaño deseado (normalmente 4 o 5 aumentos), pero poniendo la película en la ampliadora al revés, esto es, con la emulsión hacia arriba. La copia obtenida, que estará al revés, una vez seca, se pone emulsión con emulsión con una hoja de papel en blanco y se ilumina. Se obtendrá una copia con la imagen cambiada en sus tonos y con la imagen inversa.
6.10.3. El flash
No se pueden dar directrices a seguir dados los múltiples tipos y marcas de flashes en el mercado, pero en general los flashes serán de dos tipos con posibilidades TTL y automáticos, pudiéndose poner el disparo en "manual", esto es a plena potencia de flash, o con reducciones de potencia.
En los casos de flash en TTL, hay que poner el flash, zapata y cámara para poder trabajar así, sobre-exponiendo o sub-exponiendo, en los casos de fondos claros y oscuros, respectivamente. Esta corrección en la exposición, se podrá poner normalmente en la cámara, teniendo algunas de ellas el llamado auto braketing. Aquí la maquina hará tres tomas: normal, sub y sobre expuesta.
En los casos de flash automático, con célula en él, se actuará según marque el fabricante. Normalmente se selecciona el diafragma en el flash y se pone el mismo en la cámara. Si se quiere sobre exponer la toma, se abrirá el diafragma y para sub-exponer se cerrará en la cámara sin mover el diafragma del flash (abrir es poner números bajos y cerrar poner los más altos). Hay que tener especial atención en los casos en los que la célula está en el flash, asegurándose de que va a leer la luz de la zona que queremos fotografiar.
Si se pone el flash en manual, solo hay que dividir el número ASA del flash por la distancia al sujeto y dará el diafragma a utilizar. Por ejemplo en un flash con un número 45, si el sujeto está a 4 metros se pondrá un diafragma 11 en la cámara.
En general, la iluminación con flash debe parecerse a los esquemas explicados anteriormente, intentando que el fondo quede oscuro si la huella está en blanco, etc.
6.11. Preparación de gráficas de impresiones lofoscópicas
Al exponer el dictamen referente a la identificación de impresiones lofoscópicas, el experto debe preparar material visual con el fin de ayudar en forma gráfica a los miembros del Tribunal a comprender la naturaleza de su informe. Con suma frecuencia sucede que quienes no están familiarizados con la ciencia de la lofoscopía, encuentren que les resulta indudablemente difícil comprender toda la importancia del dictamen de un perito con base en la explicación verbal que éste pudiera hacer, debido a la naturaleza técnica de la materia. Consecuentemente, una presentación gráfica de los datos que se presentan queda ampliamente justificada y da magníficos resultados. La preparación de estos gráficos es una responsabilidad completa del perito que los expondrá. A continuación, se dará una breve explicación de la forma en que se preparan estos gráficos, teniendo presente el interés que tiene en los mismos el sistema de administración de justicia.
Para realizar este trabajo en forma apropiada, será necesario tener, además del equipo fotográfico común para revelado y copia, una ampliadora de por lo menos diez aumentos. Contando con esta ampliadora, la imagen es impresa directamente del negativo original sin tener que preparar un negativo ampliado. Aparte del equipo fotográfico, se precisan los siguientes materiales: un rollo de cinta adhesiva fotográfica, de una pulgada o 2.5 cm. de ancho para delinear la zona de las impresiones que se van a usar en el negativo; cartón o cartulina gruesa, donde se montarán los gráficos una vez terminados; un tubo o frasco de adhesivo para papeles; y una botella de tinta translúcida y que no sea negra o blanca. También es recomendable tener un cristal esmerilado, con una luz debajo, para poder observar los negativos con facilidad. Otra cosa que, si bien no es esencial es aconsejada, es tener elementos con los que trazar líneas y escribir letras o números sobre los gráficos en forma uniforme. Si no se contara con esa superficie de cristal esmerilado, podría utilizarse una ventana para observar los negativos y determinar la parte que va a ser ampliada.
Sí el experto tiene que recurrir a un fotógrafo profesional para la preparación de su trabajo, deberá hacerlo en forma tal que la evidencia no deje de estar bajo su custodia personal durante toda la operación.
La impresión latente original y también la impresión entintada original -idéntica a la latente- deben ser fotografiadas en tamaño real. Este procedimiento evita una serie de problemas al ampliar ambas el mismo número de veces. En los negativos se marcan las zonas del dibujo lofoscópico que se requieren para mostrar la identificación usando la cinta adhesiva para fotógrafos. De este modo, solo se amplía esa zona. Por lo general, si la zona legible de la impresión latente es pequeña, no hay inconvenientes en mostrar la impresión completa. Pero si la zona fuera grande, como la palma de la mano o la planta del pie, se elegirá entonces una que no haga que el gráfico resulte demasiado grande o difícil de manejar.
Cuando se quiera decidir cuál parte del negativo se usará, se adhiere el negativo a la ventana o al vidrio esmerilado mediante cinta adhesiva para evitar sus movimientos. La cinta puede aplicarse en las esquinas del negativo. Primero debe marcarse el negativo correspondiente a la impresión latente. Deberá tratarse que la zona escogida quede de forma cuadrada y en lo posible que las crestas o formaciones verticales u horizontales conserven esa misma posición. Esto se facilita colocando, entre el negativo de la impresión y el cristal, una hoja de acetato o de celuloide cuadriculada.
Si la impresión latente fue revelada o fotografiada como una impresión clara sobre fondo oscuro, deberá prepararse un negativo de color inverso para que ambas, impresiones aparezcan mostrando trazos negros sobre un fondo blanco. Esto se hace colocando el negativo original junto a una nueva hoja de película y exponiéndola. El negativo resultante contiene la misma imagen que el original, con la excepción de que los colores han sido invertidos.
Si el negativo corresponde a una impresión levantada opaca, la impresión aparecerá en posición inversa, es decir, como si fuese reflejada en un espejo y, por lo tanto, el negativo deberá ser trabajado en el lado opaco o de la emulsión a fin de que aparezca en posición comparable a la de la impresión entintada.
Al no presentar las dos impresiones en el mismo color y en la misma posición, es posible que se llegue a confundir al observador, anulando así el efecto buscado en la preparación de los gráficos.
El tamaño de la ampliación debe tener las crestas de la impresión latente fácilmente distinguibles a simple vista. Se ha visto que un aumento de diez diámetros es el adecuado aun cuando cualquier ampliación desde 5 hasta 30 resulta satisfactorio. Pero deberá recordarse que las ampliaciones pequeñas son difíciles de ver desde unos cuantos metros y que las ampliaciones muy grandes pierden parte del contraste existente entre las crestas y el fondo. Conviene dejar un borde o margen de unos 5 centímetros o bien, un ancho igual a la tercera parte de la zona ampliada para hacer las anotaciones correspondientes al gráfico.
Cualquier gráfico que se prepare de las correspondientes características de crestas debe estar marcadas en las dos copias o indicadas en la misma forma. Se han observado varios sistemas para señalar las formaciones de crestas similares, pero la que parece más acertada o apropiada es también la que es más simple y consiste en señalar las características con líneas y números. No es preciso señalar todas las características de las crestas que aparecen en las impresiones. Doce características son suficientes para demostrar una identificación, pero de ningún modo se afirma o sugiere que esta sea la cantidad requerida. Todas las identificaciones de impresiones lofoscópicas se hacen observando las similitudes que ocupan, es decir, que las dos impresiones tienen crestas características de la misma forma y posición relativa dentro del dibujo lofoscópico.
No se recomienda los métodos que involucran una superposición de las impresiones, dado que solo son posibles en contadas ocasiones, debido a la distorsión de las crestas en la mayoría de las impresiones causadas por la presión o movimientos. Este procedimiento no es, necesariamente, una prueba de identidad.
Del mismo modo, no se recomienda la presentación de gráficos en los que las formas de las características se muestren en los márgenes. Como antes se expuso, las características individuales de las crestas pueden cambiar ligeramente en forma o en posición física debido a movimientos, presión, entintado incompleto, condición de la impresión latente cuando fue revelada, polvos que se adhieren al resto de la superficie, etcétera. Las identificaciones están basadas en un número de características vistas en una relación de unidad y no en la apariencia microscópica de las características aisladas.
Como la fotografía ampliada de la impresión aparece en blanco y negro, es necesario usar tintas de otros colores para las marcas que se deben hacer en el gráfico. En lo posible, deberá tratarse de que esas tintas sean translúcidas a fin de que sea posible ver las crestas que cruzan o atraviesan. Para estos fines, resulta muy apropiada la tinta de dibujó de carmín translúcida. Al trazar las líneas en el gráfico, deberá tenerse cuidado de que las mismas no se crucen o se toquen.
El gráfico tendrá una apariencia más clara, nítida y agradable si las características se numeran siguiendo la dirección de las agujas del reloj y si se deja la misma distancia entre los números. No es necesario, sin embargo, distribuir los números alrededor de toda la fotografía. Por lo general, los números se distribuyen sobre tres lados y el tipo de impresión (entintada o latente) se anota en la parte inferior. En cualquier caso, la forma de numerar debe estar subordinada a una explicación de las características en forma ordenada y, si la situación lo requiriera todos los puntos de investigación pueden ser ilustrados en un solo lado de la fotografía.
Debe trazarse una sola línea desde cada característica al punto numerado en el margen. Debe tenerse especial cuidado en trazar dicha línea exactamente hasta el punto característico, sin pasar a cubrirlo o no alcanzarlo. Debe evitarse borrones, tachaduras, enmendaduras o correcciones. A veces, si la tinta se corre o forma un manchón, suele ser posible sacarla con un trozo de género humedecido en alcohol desnaturalizado, sin que se llegue a dañar la fotografía.
Si la ampliación fuera muy grande, es decir, de 25 ó 30 diámetros, entonces podría trazarse un pequeño círculo al número, dado que en estos casos, las crestas van a ser más anchas que la línea de ilustración. Es imprescindible verificar la exactitud absoluta de todas las líneas y números. El experto debe también examinar las ampliaciones para ver si en ellas hay discrepancias aparentes las que, posiblemente, se le podría pedir que explicara.
Las ampliaciones pueden ser montadas sobre un cartón duro, usando el adhesivo. Una vez que se ha pegado la fotografía al cartón, deberá colocarse sobre él algún objeto pesado que cubra toda la superficie hasta que el adhesivo esté seco, para evitar que el cartón se arquee o se arrugue. Una vez listas, las dos ampliaciones serán cortadas de igual tamaño con unas tijeras pesadas, cortaplumas o escalpelo y se las une, tipo libro, usando la cinta adhesiva. Lógicamente, si los gráficos son grandes, de unos 15 cm. de lado o más, ya no es necesario montarlo y se podrán exhibir ante el tribunal sostenidos con algún tipo de apoyo.
Algunos jueces no permiten numerar o montar las fotografías. En esos casos, se usarán las ampliaciones solas. Si hubiera alguna duda sobre la admisibilidad de los gráficos con las ampliaciones, convendría preparar un par de ellos sin números.
CAPÍTULO VII
ASPECTOS DE LA PRUEBA PERICIAL
7.1. La investigación criminalística
La criminalística ha sido concebida por algunos autores como disciplina y por otros como ciencia. Rafael Moreno González, la conceptúa como: "la disciplina auxiliar del Derecho Penal que se ocupa del descubrimiento y de la verificación científica del delito y del delincuente. Es la disciplina que aplica fundamentalmente los conocimientos, métodos y técnicas de investigación de las ciencias naturales en el examen del material sensible significativo relacionado con un presunto hecho delictuoso, con el fin de determinar, en auxilio de los órganos encargados de administrar justicia, su existencia o bien reconstruirlo o bien señalar y precisar la intervención de uno o varios sujetos en el mismo."
Para el criminalista y criminólogo José Adolfo Reyes Calderón, "es la ciencia aplicativa que utiliza heterogéneos conocimientos, métodos y técnicas de investigación de las ciencias, para establecer como, cuando, dónde, quién y en que circunstancias acaeció un hecho o dejo de acaecer."
Por su parte Manuel Osorio conceptúa a la criminalística como "la disciplina que tiene como finalidad el descubrimiento del delito, en sus diversos aspectos, que da lugar a una serie de actividades que constituyen esta ciencia y disciplina. Su importancia se acredita teniendo en cuenta que, en la práctica policial y judicial, donde se enfrentan las garantías constitucionales y la responsabilidad jurídico-social, no basta saber que se ha cometido un hecho punible; sino que, además se necesita probar cómo, dónde, cuándo y quién lo realizó, para imponer una sanción. En la técnica moderna, la criminalística utiliza ciencias y artes diversos, entre ellos la física, la química, la medicina legal, la antropometría, la fotografía, la dactiloscopía, la balística y otras muchas, que harían interminable la enumeración y que permiten en cada caso determinar el valor probatorio de los rastros e indicios que han sido advertidos."
En tal sentido, tanto la investigación del hecho criminal como la identificación de los presuntos autores son de vital importancia. Esta etapa del proceso penal no es tarea fácil; muy por el contrario requiere un abordaje de alta complejidad que precisa intervenciones técnico-científicas apropiadas. Tanto en el campo de la verificación del hecho delictivo en toda su extensión y cualidades como en la individualización del presunto autor, el conocimiento técnico científico que aporta la criminalística es relevante.
La criminalística integra las disciplinas que conforman la Enciclopedia de las Ciencias Penales. Su objeto de estudio es el crimen, se refiere al cómo, al dónde, al cuándo y al quién del delito. Si bien en sus comienzos se caracterizó como un conjunto inorgánico de conocimientos, con un universo indeterminado, hoy se reconoce su entidad científica y su rol como auxiliar de la justicia Penal.
El saber criminalístico, ávido de encontrar la verdad real, brinda un invaluable auxilio al proceso penal con el propósito de que el hecho delictuoso cometido no quede impune. Comprueba científicamente la existencia o inexistencia del hecho punible, aporta determinaciones científicas relacionadas con la forma en que el delito se ha perpetrado, su cronología, los medios utilizados, la individualización de la o las personas intervinientes, la concordancia entre las pruebas e indicios y la realidad de los hechos.
Dentro de la investigación criminal, la lofoscopía es una ciencia auxiliar de la criminalística a través de la cual se comprobará el delito y sus circunstancias. En esa virtud la criminalística se auxilia de la lofoscopía para la identificación del o los responsables del hecho delictivo que le ocupa. La lofoscopía actúa llevando a cabo el procedimiento de examen de las huellas dermopapilares, con el objeto de identificar al responsable. Por consiguiente, la realización de dicho procedimiento pericial será la actividad que el experto o perito lleve a cabo.
Ahora bien, para la criminalística el estudio de la estructura de la investigación criminal se justifica por cuanto el crecimiento de la delincuencia es cada vez mayor en todos los países del mundo, aun cuando en algunos sea más notorio que en otros, como sucede en los países en vías de desarrollo.
La ciencia y la tecnología, con su increíble desarrollo, aportan conocimientos inéditos para la investigación, la reconstrucción del hecho y el descubrimiento de los delincuentes. Esto transforma la investigación criminalística en una ciencia exigente y rigurosa. A través del método, del conocimiento científico y la aplicación rigurosa de la ciencia y la tecnología, es posible una nueva perspectiva para observar el lugar del suceso, que entrega evidencias objetivas que permiten esclarecer la trasgresión, a través de la obtención de evidencias válidas procesalmente, más allá del relato de testigos. Saber ver con los ojos y con la razón y mirar a través de los instrumentos de última generación, constituye la clave fundamental de los investigadores criminales.
La estructura de la investigación criminal debe estar permanentemente actualizándose y modificándose para adecuarla a los nuevos tiempos, ya que la delincuencia siempre está a la vanguardia, utilizando las nuevas tecnologías para ocasionar daños a la sociedad en la que se desenvuelve, tecnología que en principio fue creada con fines legales, pero es utilizada para beneficio personal y daños a terceros, no se conoce los nuevos modus operandi, hasta tanto los individuos no actúen, es allí donde la criminalística con sus técnicas, métodos e instrumentos, juegan un papel fundamental en la investigación criminal.
La investigación criminal mediante la aplicación de los métodos inductivos y deductivos, principiando en el sitio del suceso, y apoyada en las técnicas e instrumentos de última generación, puede realizar estudios preliminares y análisis sobre la forma en que ocurrieron los hechos, instrumentos utilizados, y llegar a la colección y suministro de las evidencias de interés criminalístico, que puedan llevar a la identificación del o los autores del hecho investigado.
La investigación criminal realizada en forma metódica, técnica y científica, presta un valioso auxilio técnico y científico al órgano jurisdiccional mediante los dictámenes periciales, reconocimientos, inspecciones, reconstrucciones de hechos, etc, que contribuyen a que se logre una correcta y pronta administración de justicia.
En la investigación criminal intervienen todos los elementos del acercamiento, de contacto, de descubrimiento, que responden a un sentido particular: el del arte de investigar ligado a la ciencia, de aplicar el conocimiento, la experiencia y la ciencia para descubrir y demostrar fehacientemente una determinada realidad, requiere trabajo técnico para la averiguación del delito y esclarecer los hechos investigados, con medios fehacientes de convicción.
Igualmente, tiene principios y fundamentos que son aplicados científicamente para los siguientes fines:
- Investigación de los delitos.
- Identificar e individualizar al o los autores del hecho punible.
- Determinar las circunstancias de modo, tiempo y lugar, del delito cometido.
- Aportar los elementos probatorios que servirán para fundar la acusación por parte del Fiscal del Ministerio Público, sin menoscabo de la defensa y los derechos del imputado.
Una sólida investigación científica de los delitos, no sólo es imprescindible, sino fundamental para acreditar ya sea la culpabilidad o inocencia de los imputados. El conocimiento científico se vale del método objetivo; la objetividad supone que por fuera de cada sujeto existe un mundo que puede ser aprehendido y captado en su real dimensión. La objetividad impone reglas de acción que no deben ser soslayadas bajo riesgo de perderse en los laberintos de la oscura subjetividad. Del mismo modo que el método científico, existen otros métodos vinculados al conocimiento cuyo fin no es la búsqueda de leyes ni teorías, sino la resolución de casos particulares, aunque con la misma pretensión de objetividad. Entre esta clase de métodos se cuenta aquel relacionado con la investigación criminalística, término vinculado a ciencias como la lofoscopía, la grafotécnia y la balística. Estas ciencias actúan como auxiliares de la justicia, ya que tienen por objeto la descripción y explicación de fenómenos que acaecen en el marco de lo delictivo. Las ciencias criminalísticas aplicadas a la resolución de casos, se nutren de leyes derivadas de la física y/o de la química, aunque no puede negarse su entidad como tales al componer sus propios marcos epistémicos y dominios empíricos.
Entonces, cuáles son los nexos que unen la investigación científica con la investigación criminalística y cuáles son los aspectos que las separan, constituye una cuestión interesante de discutir. A partir de esta premisa básica, se propone como objetivo central, describir semejanzas y diferencias entre ambas clases de investigación, con especial énfasis en lo que hace a sus modos de descubrimiento y validación. De lo anterior se deduce que hay un punto común entre la investigación científica y la investigación criminalística, y es que no obstante en la primera el objeto es el conocimiento y en la segunda la verdad del hecho, la existencia de ambas está supeditada a la validación o comprobación.
Todo proceso de producción de conocimiento, independientemente de su naturaleza, lleva implícito dos momentos, que aunque a veces distantes temporalmente, son dos caras de la misma moneda: el descubrimiento y la validación; el primero, como el modo de alcanzar el conocimiento explícito en la respuesta a las preguntas trascendentes, modo relacionado con el puro intelecto, como experiencia racional, como acto eminentemente subjetivo. El segundo momento, ligado a justificar dicho saber, referenciado a algo que ha sido aceptado previamente, ya sea como conocimiento previo, o bien como proceso válido para la comunidad. Este segundo momento trasciende la subjetividad individual haciéndola colectiva; socializa lo subjetivo trocándolo en objetivo. Al fin y al cabo la objetividad no es más que intersubjetividad, la socialización de lo subjetivo.
7.2. La prueba
Partiendo del concepto común de prueba, diremos que es la práctica de un procedimiento con el fin de acreditar uno o varios hechos. La ley penal necesita de la prueba de los hechos porque de antemano fija también las sanciones a sus infractores. Es por eso que solo una prueba eficiente puede garantizar a la sociedad que sea ésta, organizada jurídicamente, la que imponga las sanciones o medidas adecuadas a los delincuentes. Tal es la trascendencia de la prueba que puede articularse que en el transcurso de su desarrollo surge como en un campo de batalla, suscitándose un combate entre la sociedad reclamante y el infractor del bien jurídico que defiende su libertad y se esconde a la sombra de la incertidumbre en la investigación que se lleva a cabo en un proceso judicial.
Para fijar un concepto de prueba, necesariamente tenemos que referirnos primero a las varias acepciones gramaticales de la palabra prueba. El Diccionario de la Real Academia Española, señala cuatro acepciones generales de la palabra: "Acción y afecto de probar; Razón, argumento, instrumento u otro medio con que se pretende mostrar y hacer patente la verdad o falsedad de una cosa; Indicio, seña o muestra que se da de una cosa; y, Ensayo o experiencia que se hace de una cosa".
El Manual de Derecho Procesal de Luis Álvarez Juliá, Germán Neuss y Horacio Wagner para dar un concepto de prueba nos remite al concepto del tratadista Jaime Guasp que respecto al concepto de prueba dice: "Son los elementos o los instrumentos que eventualmente llegan a producir la convicción del juez respecto a determinada situación jurídica." Obviamente la tendencia de la definición de Guasp tiene como punto de vista el Derecho Civil.
La prueba es la actividad procesal encaminada a la demostración de la existencia de un hecho. Según la lengua latina, proviene del vocablo "probandum" que significa probar o hacer fe. Así pues podemos decir que la acción de probar es aquella por medio de la cual se produce un estado de certidumbre en la mente de una o varias personas respecto de la existencia o inexistencia de un hecho determinado.
Así el jurista Eugenio Florián expone: "el concepto de prueba es la síntesis de diversos aspectos, pues la figura de la prueba es poliédrica. Inclusive un análisis sucinto nos demuestra su complejo contenido, del cual debemos tener en cuenta los aspectos que más interés revistan para los fines prácticos del procedimiento penal. En su acepción mas genérica y puramente lógica, prueba quiere decir, a un mismo tiempo, todo medio que produce un conocimiento cierto o probable acerca de cualquier cosa (Romagnosi); y en su sentido más amplio y haciendo abstracción de las fuentes, significa el conjunto de motivos que nos suministran ese conocimiento…"
Podemos resumir que los motivos de prueba son las razones que produce, mediata o inmediatamente, la convicción del juez, por ejemplo la afirmación de un hecho de influencia en el juicio, realizada por un testigo ocular, la observación directa de un daño, hecha por el juez sobre el lugar. Los motivos no son, sin embargo, simplemente razones sino también las circunstancias que pueden resultar de la materia o elementos de prueba y que fundan la convicción judicial. Con esto se demuestra que la prueba es la médula del proceso, el elemento que le da vida, y por consiguiente hace dinámico el Derecho. Para el Derecho Penal, la prueba es lo que permite conocer al infractor y aplicarle debidamente la sanción o medidas correspondientes.
Pero hay que tomar en cuenta que si son muy rigurosos los procedimientos probatorios, se debilita más el número de pruebas admisibles y por consiguiente menguan las sanciones, resultando por lo tanto, una gran separación entre los fallos de la opinión pública y los del Juez o Magistrado, sujetos a los preceptos legales; y a medida que esta desidia se incrementa, es la intranquilidad social la que lamenta cada vez más la ineficacia de la justicia y la funesta impunidad en que se deja a ciertos individuos peligrosos a quienes el veredicto de la opinión pública los ha señalado como culpables.
Es por esto que podemos decir que la importancia de la prueba radica principalmente en los cimientos de los intereses de la sociedad, con la necesidad de imponer al verdadero culpable el ostracismo social como castigo; y asimismo, en la protección de la libertad del ciudadano, para salvaguardar la imposición de no aplicar jamás ningún tipo de medida o sanción a un inocente.
Respecto a su objeto, diremos que el objeto de los medios probatorios será todo aquello sobre lo que se pueda recaer en la prueba; o sea, consiste en todo aquello que es susceptible de probarse. La doctrina francesa sostiene que la prueba debe ser respecto del hecho dudoso o controvertido y no del derecho, ya que el derecho no esta sujeto a prueba. Es por esto que se deben reunir los hechos a fin de poder ser objeto de prueba: como son los hechos negados que sean tenidos legalmente por verdaderos, que no este prohibida la prueba de los mismos, que sean admisibles, y fundamentalmente, que sean alegados por las partes.
La finalidad de la prueba es transportar a una de las partes frente al Juez con el objeto de mostrarle el medio que acredita el hecho; esa parte procesal en el Derecho Civil es el demandante o el demandado; y en el Derecho Penal, bajo el sistema acusatorio, quien transporta los medios de investigación frente al juez para probar o acreditar el hecho, es quien ejerce por ley la acción penal, es decir, el Fiscal del Ministerio Público.
Sin embargo, la existencia de un hecho es algo que tiene inexistencia procesal, pero para que tenga existencia y valor para un proceso es necesario poner los medios que lo acrediten frente al juzgador.
Pero así también vemos que varios autores han señalado o resumido estas acepciones al tratar de definir la prueba, como se ve en las citas hechas por el autor colombiano Gustavo Humberto Rodríguez R. al tratar el tema, entre ellos a Rafael de Pina al afirmar: "la palabra prueba, en su sentido estrictamente gramatical, expresa la acción y efecto de probar y también la razón, argumento, instrumento u otro medio con que se puede mostrar y hacer patente la verdad o falsedad de un cosa".
En materia procesal, probar equivale a acreditar ante la autoridad competente, ante quien se sigue el proceso; o los elementos de la acción o denuncia, o los de excepción o defensa, utilizando para ello los medios previamente establecidos por la ley adjetiva.
Estos medios de prueba, una vez desahogados, serán analizados por la autoridad judicial con la finalidad de concederles o negarles valor probatorio en juicio, de acuerdo con la eficacia con la que hayan demostrado lo que se pretendía probar, y en lo que esto tenga relación con la litis planteada, recibiendo el valor de pruebas plenas aquellas contra las que no haya ninguna forma de impugnación, o no pueda existir duda coherente, o no puedan desestimarse por la autoridad; las demás se remitirán a la condición de meros indicios.
La valoración judicial le esta reservada por la Ley, exclusivamente a dicha autoridad quien determinará si la prueba merece ese valor demostrativo a no, esto sobre la base de su criterio y buen juicio, lo que implica que será la forma de valorar de quien en ese momento ostente el cargo de autoridad, lo que a fin de cuentas venga a concederle o a negarle ese valor a las pruebas.
Esta situación se da por la posibilidad de que, dos juzgadores distintos, le reconozcan diferente valor a la misma prueba, en uso de ese criterio y buen juicio; el que además, no es conveniente regular mediante disposiciones concretas de la Ley ya que entonces se estaría convirtiendo al Juez en una máquina de dictar sentencias, carente de todo arbitrio.
En este contexto aparece la Prueba Pericial, consistente en la opinión técnico-científica emitida por un experto en cierta ciencia, técnica o arte y que servirá al juzgador para apoyar su criterio. Las pruebas periciales requieren de previa interpretación pericial, o sea que el perito interprete los resultados de los experimentos o maniobras que su ciencia, técnica o arte le hayan sugerido para dar contestación a los problemas planteados.
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