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Etapa, Fase y Crisis (página 3)

Enviado por Claudio Katz


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La supremacía del capital financiero es un proceso acotado, que no expresa el predominio de un "régimen de acumulación rentista". Si bien es cierto que el endeudamiento de los industriales potencia periódicamente la preeminencia de los financistas, también los desplomes bancarios recortan el poderío de este último grupo. Y a este mismo vaivén están sujetos los poseedores de títulos, acciones u obligaciones negociables que circulan en el mercado sin contrapartida equivalente en el plano productivo. Tal como ocurre con cualquier otro segmento del capital-dinero, el capital ficticio se valoriza y desvaloriza en función del comportamiento de la tasa de beneficio.

Al despegar el análisis de la crisis de sus raíces productivas, las teorías que exageran el papel del capital rentista, financiero o ficticio propagan imágenes superficiales del capitalismo, que simplifican inadecuadamente el análisis de este sistema.

CRISIS POR ARRIBA, DECLIVE DEL NEOLIBERALISMO

El enfoque marxista multicausal de la crisis brinda el fundamento teórico para comprender la tónica gris de la fase y las causas que bloquean la consolidación de una nueva etapa del capitalismo. Esta explicación remarca que la recuperación parcial de la tasa de ganancia basada en el aumento de la explotación y la reducción de los salarios no ha sido acompañada por una depuración nítida de capitales. Además, ese repunte del beneficio acentuó la retracción del poder adquisitivo, en condiciones de variada superproducción y agudos picos de especulación financiera.

En este marco, el experimento neoliberal derivó en la última década en una pérdida de legitimidad política de las instituciones de la clase dominante. Este desgaste de la dominación burguesa, que se manifiesta en la abstención electoral o el desinterés por la gestión pública, es consecuencia de la fractura social (desplome del "estado de bienestar") y del avance de la mundialización (erosión de la autoridad nacional por transferencias de soberanía a los organismos supranacionales).

Esta crisis alcanzó al propio neoliberalismo, cuya supremacía entre los grupos de poder tiende a declinar. Este desencanto se evidencia en el estado de ánimo de los economistas del establishment. G.Soros ya no ensalza el universo de las finanzas, J.Sachs cuestiona las cirugías financieras que ejecutaba en los 90 y J.Stiglitz critica los ajustes que anteriormente diseñaba. La decepción que comenzó con los desplomes del Sudeste Asiático y Latinoamérica se acentúa con la expansión de la crisis hacia el centro del capitalismo.

La doctrina neoliberal ya no define la agenda del capital. Sus predicadores continúan prevaleciendo, pero no despiertan el entusiasmo thatcherista de hace algunos años. Los cuestionamientos a la desregulación, el escepticismo con las privatizaciones y la reaparición del discurso proteccionista insinúan incluso un eventual resurgimiento del keynesianismo.

El neoliberalismo constituye una ideología burguesa en todas las acepciones del término. Sintetiza creencias ("soberanía del consumidor", "gravitación del accionista", "mano invisible"), intereses explícitos (ofensiva del capital), programas (modificar las relaciones de fuerza) y "falsas conciencias" ("desapareció el estado", "se disolvieron las fronteras"). Ha cumplido un significativo rol como un instrumento de propaganda de la clase capitalista para romper la cohesión social de los trabajadores. Y esta función es vital, porque la burguesía no puede ejercer su dominación sin la carga de mitos que divulgan los dueños del poder.

Pero la crisis actual afecta todas las creencias neoliberales. En primer lugar, las ilusiones en los "beneficios de la globalización" naufragan frente a las evidencias de polarización mundial. Particularmente la fractura entre el centro y la periferia erosiona el discurso de pasividad fatalista frente al saqueo imperialista.

En segundo lugar, el aumento de la desigualdad social y de la explotación socavan el entusiasmo por el "estilo de vida estadounidense" que exaltan los medios de comunicación, mediante el culto al dinero y la apología de los negocios. Esta reivindicación del utilitarismo individualista choca, además, con la resistencia popular al descarado intervencionismo del gendarme norteamericano, cuyas "misiones civilizadoras" resultan cada vez menos creíbles.

En tercer lugar, la quiebra del "cyberoptimismo" ha propinado un severo golpe a las expectativas neoliberales en el "futuro digital" de la "nueva economía". Ambas fantasías decrecen al compás del desplome del Nasdaq en Wall Street . Ya es evidente que el mercado no se diluye en las redes, que la propiedad no se disuelve en las conexiones y que la riqueza no emerge de los activos intangibles. El declive conjunto del neoliberalismo y de la "tecnoeuforia" contribuye a colocar nuevamente el estudio de la realidad objetiva del capitalismo en el centro de la investigación, contrarrestando el escapismo posmoderno. Por eso, las teorías referidas a una "sociedadred" ubicada más allá del tiempo y del espacio pierden adhesión y auditorio .

En cuarto lugar, la justificación neoliberal del desempleo en la teoría del "fin del trabajo" se ha tornado insostenible, porque es evidente que la desocupación es un mecanismo de reducción salarial y no un efecto coyuntural del avance tecnológico. El aumento de la exclusión y la regresividad solo contribuye al aumento de la explotación de los trabajadores en que asienta el capitalismo.

La reversión del auge neoliberal representa un golpe para la dominación capitalista, pero no introduce un cataclismo anímico en la clase dominante. Esta creencia no llegó a constituirse en la ideología sólida de una etapa, como sí ocurrió por ejemplo con el optimismo racionalista de fin de siglo XIX. A diferencia de esa época, la burguesía recuperó muy limitadamente la confianza en el futuro o la ilusión de encarnar una misión histórica. Por eso los mitos del neoliberalismo declinan sin provocar el gran impacto de un desmoronamiento abrupto.

TRES FRENTES DE REBELIÓN POPULAR

Una secuencia exactamente inversa al auge y declive del neoliberalismo ha seguido la resistencia popular de las últimas dos décadas. El período inicial de fuerte retroceso social y político de los trabajadores tiende a ser sustituido por crecientes manifestaciones de rebeldía. Pero el impacto de esta irrupción sobre el curso de la fase y la etapa debe ser analizado evitando las lecturas subjetivistas y objetivistas. Mientras que el primer enfoque exagera la incidencia de la acción popular sobre el proceso de acumulación, la óptica objetivista presenta el rol de los explotados como un hecho apenas complementario del desarrollo capitalista.

Una variante contemporánea del subjetivismo realza, por ejemplo, la "insubordinación del trabajo", caracterizando que el capital se "fuga hacia las finanzas" para contrarrestar el poder de los explotados. Pero olvida que el régimen social predominante se sostiene en la propiedad privada de los medios de producción y en el ejercicio cotidiano del "poder del capital". Sólo en situaciones excepcionales de ascenso revolucionario, colapso económico o descalabro del estado, el "capital se escapa" del circuito productivo . Por su parte, la tesis objetivista aparece en los razonamientos funcionalistas de los teóricos del ciclo Kondratieff, que observan las confrontaciones sociales como reflejos mecánicos de procesos predeterminados por la lógica de la acumulación .

Para evitar ambas distorsiones conviene delimitar analíticamente la esfera objetiva de las leyes del capital de la órbita subjetiva de la lucha de clases para definir en que marco se desenvuelve el antagonismo entre capitalistas y trabajadores. Este condicionamiento es sustancialmente diferente en períodos de prosperidad o estancamiento, pero no determina directamente la vigencia de ascensos o reflujos de la lucha popular. Este signo está en gran parte dictado por las tradiciones de lucha y los niveles de organización y conciencia de la clase trabajadora . Utilizando un esquema de análisis, que no disuelva la lógica del capital, ni ignore la acción de las clases explotadas: ¿Cómo se pueden ubicar los resultados de la lucha de clases en el cuadro de la etapa y la fase actual del capitalismo?

El punto de partida es reconocer que todas las transformaciones inauguradas por el neoliberalismo se apoyaron en ciertas derrotas claves de la clase obrera europea (Fiat-Italia en 1979-80, huelga minera en Gran Bretaña en 1984-85) y norteamericana (controladores aéreos 1980), así como en el reflujo revolucionario en América Latina (caída del Sandinismo en 1990) y frustraciones populares equivalentes en Africa (disgregación de los procesos nacionalistas ) y en Asia (desastre de Camboya). Estos acontecimientos -que dieron aire a la ofensiva capitalista- fueron adicionalmente apuntalados por la implosión de la URSS, el giro pro-capitalista de China y por la identificación popular del comunismo con las tiranías del ex "bloque socialista" .

Pero este contexto ha quedado radicalmente modificado desde la segunda mitad de los 90 por el avance de la resistencia popular en tres planos. En primer lugar, las luchas antiimperialistas de la periferia que se multiplican como alternativa superadora de los trágicos enfrentamientos étnicos o raciales de las últimas décadas (Ruanda, Balcanes, Asia). Especialmente en América Latina se localiza esta recuperación de la acción antiimperialista.

En segundo lugar, existe una clara recomposición de las huelgas y movilizaciones de la clase obrera, que tienden a revertir el retroceso precedente. Gran parte de los países europeos (como Italia o España) que fueron epicentros del atropello reaccionario se han convertido hoy en escenarios de la resistencia obrera, cuyo significado estratégico es decisivo, porque este sector -y no la "multitud" o la "ciudadanía"- es el principal agente de la transformación social. La recuperación obrera no pone fin a la crisis social e ideológica del proletariado de los últimas décadas (desempleo y descreimiento en proyectos anticapitalistas), pero inaugura la reversión del reflujo.

En tercer lugar, el movimiento de protesta global -al desafiar a los dueños del mundo en su propio terreno- ha cambiado el clima político internacional. Esta acción ofrece una alternativa progresista frente a la mundialización del capital y por eso canaliza el resurgimiento del internacionalismo y el desarrollo de una embrionaria conciencia anticapitalista. En estas protestas, la juventud vuelve a ganar protagonismo, se verifica el nuevo rol de la mujer en la batalla social y sectores oprimidos -como el campesinado- encuentran un canal de convergencia de sus aspiraciones, con el conjunto de la población explotada.

Esta triple reacción de los pueblos periféricos, la clase trabajadora y el movimiento de protesta global está modificando el contexto internacional. La nueva situación no revierte aún la tónica desfavorable de las relaciones de fuerza para los trabajadores, pero le ha quitado sostén a la ofensiva del capital.

¿Cuál será el impacto de este giro en la conciencia de los trabajadores? ¿Se recompondrá un proyecto político emancipatorio propio de la clase obrera con influencia e implantación masiva? ¿Se recuperarán los niveles medios de conciencia socialista de los grandes períodos revolucionarios? Por ahora no hay respuestas nítidas. Pero ya es posible afirmar que la izquierda ha dejado de nadar contra la corriente y que sus planteos encuentran mayor eco entre los explotados. Los proyectos socialistas renovados comienzan a despertar adhesión.

PREFIGURACIONES SOCIALISTAS

Diagnosticar el cuadro de la etapa y de su fase con el auxilio de la teoría de la crisis contribuye a comprender las tendencias del capitalismo contemporáneo. ¿Pero cuál es el objetivo de esta interpretación?

Los marxistas de principio de siglo XX analizaban estos temas para esclarecer las contradicciones del sistema y para vislumbrar indicios prefigurativos del futuro socialista. El análisis actual debe preservar ambas metas, evitando dos modalidades del fatalismo. La primera presenta el devenir socialista como el paso subsiguiente de una inevitable "etapa final" del capitalismo. Esta visión siempre interpreta que la "última fase" no es el período más reciente de este sistema, sino su estadio terminal. Olvida que los acontecimientos del siglo XX confirman que las crisis del capitalismo no desembocan necesariamente en el socialismo. La implantación de este régimen es deseable y factible, pero no inexorable y su conquista dependerá del empalme de la lucha social con acertadas estrategias políticas de transformación revolucionaria.

Existe otra variante de fatalismo que renuncia a indagar la perspectiva socialista, estudiando exclusivamente los mecanismos de autoreproducción del capital. El énfasis en investigar comparativamente los distintos "regímenes de acumulación" es un ejemplo de esta óptica. Pero al eliminar el horizonte socialista del análisis para concentrar exclusivamente las reflexiones en torno a las formas de regulación del capitalismo, la labor teórica se torna estéril o deviene en un recetario de consejos para gestionar la explotación de los trabajadores. En explícita oposición a ambos enfoques, los socialistas indagamos etapas, fases y crisis para contribuir a la lucha emancipatoria de los oprimidos.

En este estudio hay que observar como ciertas contradicciones del capitalismo ilustran cierta direccionalidad objetiva hacia un porvenir socialista. La percepción de estos rasgos no supone descubrir impulsos teleológicos, sino captar un devenir posible. Cómo ya ocurrió en el pasado, observar anticipaciones equivale a reconocer características embrionarias de sistemas futuros. Este tipo de precedentes fue visible en el origen del capitalismo y vuelve a notarse en el ocaso de este modo de producción.

En la actualidad, la tendencia a la socialización de la producción está a la vista en el avance de la internacionalización productiva y en la enorme gravitación de los conglomerados de corporaciones en cualquier punto de la actividad económica. Este entrelazamiento objetivo de los procesos de fabricación, circulación y distribución de las mercancías ilustra el creciente impulso hacia una gestión socializada. Pero esta tendencia choca con el reinado de la ganancia y de la propiedad privada de los medios de producción. En última instancia, todas las tensiones económicas creadas por la cruzada privatista del neoliberalismo deriva de este conflicto entre fuerzas tendientes a la planificación y coordinación social del proceso productivo y presiones opuestas, que apuntan a ampliar las normas capitalistas del beneficio y la explotación .

Pero el principal terreno de prefiguración socialista es la conciencia de los trabajadores, explotados y oprimidos. Allí se procesa el gran desafío de la etapa: alumbrar un proyecto socialista que atraiga el entusiasmo de las nuevas generaciones. Concluidas dos décadas signadas por el neoliberalismo y el derrumbe de los ex "países socialistas", existen condiciones para lograr sustanciales avances en este objetivo. La derecha pierde energía, autoridad y consenso a medida que avanza la rebelión popular en la periferia, se recompone la acción de la clase obrera y se masifica la protesta global. La caracterización de etapas, fases y crisis apunta a mejorar nuestra preparación teórica y política frente a estos acontecimientos.

Noviembre de 2002.

Notas

Economista, Profesor de la UBA, Investigador del Conicet. Miembro del EDI (Economistas de Izquierda). Varios temas sintetizados en este texto pueden consultarse en: www.eltabloid.com/claudiokatz

Hobsbawn Eric. Historia del siglo XX, Crítica, Buenos Aires 1998 (Introducción)

Ver la excelente presentación metodológica de estos problemas en: Jessop Bob. "What follows fordism?". Albritton R, Itoh M, Zuege A. (eds). Phases of capitalist development. Boom, crisis and globalisation , Palgrave, London , 2001.

Callinicos describe la existencia de tres líneas críticas de la periodización. En primer lugar, los partidarios de la "corriente de la derivación", que intentan analizar todos los procesos del capitalismo mediante la extensión de la "lógica del capital" a otras categorías del análisis (mercancía, estado, dinero). En segundo lugar, el enfoque de R.Brenner centrado exclusivamente en los mecanismos de la sobreproducción. En tercer término, los autores influidos por el posmodernismo, que objetan la omisión "esencialista" del impacto de "múltiples factores" en los estudios de las etapas. Pero

este mismo cuestionamiento se podría extender a cualquier esfera del análisis, lo que imposibilitaría por completo el conocimiento. Callinicos Alex. "Periodizing capitalism and analyzing imperialism: classical Marxism and capitalist evolution". Albritton R, Itoh M, Zuege A. (eds). Phases of capitalist development. Boom, crisis and globalisation , Palgrave, London , 2001.

Lipietz Alain. "The fortunes and misfortunes of Post-Fordism". Albritton R, Itoh M, Zuege A. (eds). Phases of capitalist development. Boom, crisis and globalisation , Palgrave, London , 2001.

Arrighi Giovanni, Moore Jason. "Capitalist development in world history perspective". Albritton R, Itoh M, Zuege A. (eds). Phases of capitalist development. Boom, crisis and globalisation , Palgrave, London , 2001.

Dumenil y Levy estiman que el punto de partida de esta ofensiva fue el "golpe monetarista" de 1979. Henewood considera que el contexto favorable al capital inaugurado por Reagan se mantuvo en Estados Unidos durante la gestión de Clinton. Dumenil Gerard, Levy Dominique. Crise et sortie de la crise, Actuel Marx-Puf, Paris, 2000. Henwood Doug. "The new economy and the speculative bubble". Monthly Review, 52, n 11, april 2001

Se calcula que en 1880 el PBI per capita de las naciones avanzadas ya duplicaba a los subdesarrollados y en 1913 esta diferencia se había triplicado. Pero la brecha saltó a cinco veces en 1950 y a siete veces en 1970. Hobsbawn Eric. La era del imperio, Crítica, Buenos Aires 1999 (cap 1)

Desde la finalización de la segunda guerra hasta 1983 se registraron en la periferia 100 conflictos bélicos que condujeron a la muerte de 20 millones de personas.

El aumento de la productividad en la industria norteamericana en comparación con la reducción de los salarios desde los años 80 ilustra este desacople. Ver Editors "The new face of capitalism". Monthly Review, vol 53, april 2002. Tabb William. "The new economy. Same irrational economy". Monthly Review, 52, n 11, april 2001. Editors "The new economy. Myth and reality". Monthly Review, 52, n 11, april 2001.

Petras se equivoca al negar este alcance. Petras James. "La revolución de la información, la globalización y otras fábulas". Voces y culturas, n 17, 1er. semestre 2001.

El primer enfoque sobre la productividad evalúa el comportamiento de un "multifactor productivity" que se cuantifica siguiendo el tradicional "residuo" de la función de producción neoclásica. La segunda visión está emparentada con el análisis de la composición técnica del capital y apunta a determinar como impactó la fuerte reducción de los precios de los insumos informáticos sobre el flujo de inversiones. El tercer cálculo es muy controvertido, porque mientras que algunos investigadores observan fuertes subas (Ollinder, Sichel, Jorgenson, Sitroh), otros (Gordon) estiman que estas mejoras corresponden a una subestimación del índice precedente y a una revisión de los cálculos de inflación. Además, subrayan que el avance ha sido coyuntural (pro-cíclico) y se ha concentrado en el segmento de bienes durables o en la fabricación de computadoras. Olinder Stephen, Sichel Daniel. "The resurgence or growth in the late 1990. Federal Reserver Board, may 2000. Jorgenson Dale, Sitroh Kevin. "Raising the speed limit", may 2000. Harvard University, Federal Reserve Bank of New York. Gordon Robert."Does the new economy measure utp to the great inventions of the past". Journal of Economic Perspectives, vol 14, n 4, fall 2000.Gordon Robert. "Has the New Economy rendered the productivity slowdown obsolete?. Northwestern University and NBER, june 19999.

Las discusiones técnicas sobre el incremento de la productividad que han prevalecido desde mitad de los 90 son muy complejas y están muy vinculados a la forma de computar la depreciación, la forma de evaluar los impactos cualitativos en actividades de servicios y la distribución de la mejoría entre las distintas ramas. Ver las últimas estimaciones generales (La Nación, 12.5.01, 11-8-01, 9-9-01), el informe McKinsey (Clarín 21-10-01), las opiniones de P Samuelson (Clarín 24-6-01) y P Krugman (Página 12, 15-8-01).

Es por ejemplo el caso de: Clairment Frederic. "La resaca después de la fiesta". Le Monde Diplo, mayor 2001. Buenos Aires.

Por ejemplo: Dumenil Gerard, Levy Dominique. "Periodizing capitalism: techonology institutions and relations of productions". Albritton R, Itoh M, Zuege A. (eds). Phases of capitalist development. Boom, crisis and globalisation , Palgrave, London , 2001.

El planteo de Tapia es un ejemplo reciente de este rechazo. Luego de repetir la tradicional objeción neoclásica (" a las ondas largas no las ví nunca, ni con microscopio, ni con macroscopio"), cuestiona el análisis de las fases de largo plazo junto a cualquier investigación del "estadiaje" inaugurado por Lenin. Tapia Granado José. "Katz , Mandel , Mattick, las ondas largas y las fluctuaciones cortas" (New School, 2 de marzo de 2002).

Astarita puntualiza correctamente este hecho, en un análisis que sin embargo asocia equivocadamente a Mandel con Kondratieff. Astarita, Rolando. "Un análisis crítico de sobre las tesis de las ondas largas". Cuadernos del sur 32, noviembre 2001.

Johsua Isaac. "La crise de 1929: priemiere entre toutes, unique et pourtant exemplaire". Crises structurelles et financieres de capitalisme au 20 siecle", Syllepse, Paris 2001.

Malloy Mary, Post Charlie. "A reply to Robert Brenner" Against the current, n 79, March/ April 1999. Amin Samir. "The political economy of the twentieth century" Monthly Review n 2, vol 52, june 2000

Dumenil Gerard, Levy Dominique. "Sortie de crise, menaces de crises et noveau capitalisme". Une nouvelle phase du capitalisme? Syllepse, Paris 2001. Bocarra Paul. "Pour un création monétaire partagée". Le Monde, 2 ocotobre 2001. Wilno Henri. Un nouvel ordre productif ?. Imprecor n 451, octobre 2000. Husson Michel. "Nouvelle economie: capitaliste toujours". Critique Communiste n 159-160, Eté-automme 2000. Husson Michel. "Annes 70: la crise et ses lecons". Crises structurelles et financieres de capitalisme au 20 siecle", Syllepse, Paris 2001. Rigacci Gianni. "Le systeme capitaliste ná pas surmonté l´onde longue de stagnation" . Imprecor n 451, octobre 2000. Went Robert. Globalisation, IIRE- Pluto Press, 2000.

Esta caracterización no es compartida por los autores que prefieren hablar de una "fase final del ciclo Kondratieff descendente" (Wallerstein) o que pronostican que esta caída alcanzará su punto terminal en los próximos 10 años (Arrighi). Wallerstein Immanuel. Mondialisation our ere de transition?". Une nouvelle phase du capitalisme? Syllepse, Paris 2001. Arrighi Giovanni, Moore Jason. "Capitalist development in world history perspective".

Albritton R, Itoh M, Zuege A. (eds). Phases of capitalist development. Boom, crisis and globalisation , Palgrave, London , 2001.

Bujarin interpretaba que esta mutiplicidad de contradicciones se sintetizaba en el choque entre las tendencias internacionalizantes y proteccionistas del capital, en la compulsión a la guerra interimperialista y en el enfrentamiento de la URSS con sus enemigos capitalistas. Bujarin Nikolai. imperialismo y la acumulación de capital. De Tiempo Contemporáneo, Buenos Aires, 1973.(cap 5). La economía mundial y el imperialismo. Pasado y presente n 21, Buenos Aires, 1971.(cap 1,2,3,8,13). Ver también: Andreu Maurice. Que faire des theories sur la plusvalue. Congres Marx International III, Paris, 26-29 septembre 2001.

Rosldolsky, Roman. Génesis y estructura de El capital de Marx. Siglo XXI, México, 1979 (cap 30).

-Mandel, Ernest. Cien años de controversia en torno al Capital, Siglo XXI, Madrid, 1985.( 143-152, 151-156, 196-198). El Capitalismo tardío (cap n 1 y 12). ERA, México, 1976. "Une modele socio-economique alternative". Le capitalisme tardif, Nouvelle Edition, La Pasion, Paris, 1998.

Altvater E. "La crisis de 1929 e o debate marxista sobre a a teoria da crise". Historia del marxismo, vol 8, Paz e terra, Rio de Janeiro, 1987. Itoh Makoto. La crise mondiale, EDI, Paris, 1987. (cap 5).

En un análisis empírico Sherman ilustra como inciden ambas esferas en el ciclo económico norteamericano. Mientras que en la recuperación los ingresos se elevan más aceleradamente que los costos, en la prosperidad estas relaciones se invierten y en la crisis, el primero se desploma y el segundo comienza a subir hasta que el ingreso remonta en condiciones de costos aún bajos. Sherman, Howard. The Business Cycle. Princenton University Press, New Jersey, 1991. "Realization and costs: reply to Goldstein". Review of Radical Political Economy vol 34, n 2 Spring 2002.

Laibman presenta este modelo. Por un lado reconoce la existencia de crisis de valorización (ascenso de la composición del capital), de realización (a nivel de la demanda y en función de la participación de las ganancias en el ingreso) y de "liquidación" (desplazamiento de capitales sobreacumulados en la esfera financiera). Pero por otra parte, también describe como la acción de esos sucesivos desfasajes pueden analizarse en sus distintos ámbitos de localización. Laibman David. "El capitalismo como historia". Arriola J, Guerrero D. La nueva economía política de la globalización. Universidad de País Vasco, Bilbao 2000. Un ensayo sobre la estructura y la dinámica de la sociedad capitalista I, II y III. Realidad Económica, n 135, 136 y 137, noviembre de 1995, diciembre 1995 y enero 1996, Buenos Aires. "Capitalism as history: a taxonomy of crisis potentials". Science and society vol 63, n 4, winter 1999-2000.

Moseley Fred. "The Unites States economy at the turn of the century: entering a new era of prosperity" Capital and class 67, spring 1999. Wolff Edward. "The recent rise of profit in the United States" Review ofr Radical Political Economics, vol 33, n 3, summer 2001.

Este dato no es menor, porque define la depuración de los capitales que condiciona el ascenso de la tasa de ganancia. Mientras que algunos autores (Malloy, Hossein, Gabb) destacan que el repunte del beneficio pudo consumarse sin la desvalorización masiva que precedió los grandes booms de largo plazo, otros analistas (Dimicoli) puntualizan que la ausencia de esta depuración obstaculiza la vigencia de una fase expansiva. Malloy Mary. On Brenner"s politics os U.S. decline". Against the Current, July-august 1995, Detroit. Hossein Zadeh Ismael, Gabb Anthony, "Making sense of the currente expansion of the US Economy. A long wave approach and a critique" Review of Radical Political Economics, vol 32, n 3, september 2000. Dimicoli Yves. "Une nouvelle economie?" Congres Marx International III, Paris, 26-29 septembre 2001.

Distinguir la evolución de la tasa de ganancia de largo plazo de su equivalente de corto plazo es vital para estudiar las fases de cada etapa, porque la ley de Marx se aplica al primer tipo de variable. Shaik utiliza la masa de ganancia como referencia analítica de esta misma investigación. Shaik Anwar. "La onda larga de la economía mundial". Arriola J, Guerrero D. La nueva economía olítica de la globalización. Universidad de País Vasco, Bilbao 2000.

Wallersteien se equivoca al estimar que predomina el aumento y no la reducción de los costos.

Las "tendencias sistémicas" que resalta (declinación del ruralismo, desequilibrios ecológicos y expansión de la democratización) no operan por sí mismas, sino a través de su impacto sobre la plusvalía, el capital variable y el capital constante. Al omitir este análisis, observa encarecimientos dónde se registraran abaratamientos de costos. Wallerstein I "A left politics". Monthly Review 8 v 53, January 2002.

Algunos economistas inspirados en Kalecki clasifican esta variedad de situaciones en dos tipos de modelos: "economías impulsadas por salarios o por ganancias". Pero desvinculan esta descripción de las contradicciones del capitalismo y no explican porqué aparecen y decaen estos modelos. Taylor, Lance. "Crecimiento económico, intervención del estado y teoría del desarrollo. Pensamiento Iberoamericano, n 29, enero-junio 1996. Blecker Robert. "International competition, income distribution and economic growth". Cambridge Joural of Economics, vol 13, n 3 1989. Marglin Stephen, Bhaduri Amit. "Unemployement and the real wage". Cambridge Economic Journal, vol 14, 1990

Rasselet, Gilles. "L'analyse marxiene de crise de superproduction". Actualiser l'economie de Marx. Congres Marx Internacional. PUF, 1996.

Ver: Husson, Michel. Misere du capital. Syros, Paris, 1996. (Cap 1 y 2). Husson Michel. "L´ecole de la regulation, de Marx a la fondation Saint Simon: un aller sans retour?" . Bidet Jacques, Kouvélakis Eustache. Dictionaire Marx Contemporaine, Puf, Paris 2001.

Rosenthal atribuye una equivocada significación a la capacidad de compra de los capitalistas. Rosenthal John. "Value and consumption". Capital and class n 51, autoumm 1993.

Un trabajo reciente de su principal exponente es: Brenner Robert. "The economy after the boon". Against the current, n 98, may-june 2002.

Las grandes corporaciones inflaron utilidades registrando transacciones ficticias para aumentar la capitalización bursátil de las compañías y mejorar las remuneraciones de los ejecutivos con la complicidad de los auditores. Cuando el divorcio entre los balances y realidad de las empresa ya no pudo sostenerse sobrevino el desplome accionario, que golpea también a los grandes bancos acreedores de las empresas en quiebra. La petrolera Enron inauguró esta secuencia de convulsiones, pero ya ha sido superada por World.Com y en el mismo pelotón se ubican compañías de telecomunicaciones (Global Crossing), líderes de fusiones (AOL-Time Warner) y gigantes de todos los sectores (Xerox, Adelphia, Quest, Dynergy, Implcare). El derrumbe accionario afecta a la masa de pequeños ahorristas y especialmente a los trabajadores que apostaron su próxima jubilación a Fondos de Inversión embarcados en el casino bursátil. Gran parte de la administración de Bush está implicada en algún delito relacionado con el encubrimiento o con el tráfico de información confidencial. Estas vinculaciones provocan una pérdida de confianza en la conducta de las empresas, es decir en principios ético que el capitalismo vulnera sistemáticamente, pero que la población norteamericana mayoritariamente respeta. Las críticas al "debilitamiento de las regulaciones" se multiplican, mientras el gobierno intenta preservar la impunidad de los estafadores, mediante cambios superficiales que no impiden a los financistas continuar operando indiscriminadamente en cualquier segmento del mercado.

Un generalizado pesimismo embarga a los creyentes de la "nueva economía", que auguran ahora el fin del cambio informático. Esta mutación anímica no ha modificado, sin embargo, "tecnodeterministas" de sus teorías, que postulan la sustitución del ciclo económico por un nuevo "ciclo tecnológico" dependiente del mercado bursátil. Mandel Michael J. Depressao.com, Record Sao Paulo, 2000 (cap 1 a 4).

También decrece la influencia de los teóricos del nuevo "capitalismo cognitivo" que reemplazaría la producción de bienes por la coordinación de las actividades informacionales, convirtiendo al conocimiento en la fuente principal de valorización. Esta concepción olvida que la generación de ganancias depende de la producción material y de la explotación de los asalariados. La creciente gravitación del "trabajo informacional" no implica su preeminencia como fuente de plusvalor. Qué ciertas contradicciones del capitalismo se desplacen hacia la esfera informática solo confirma el creciente choque entre la socialización y la mercantilización del conocimiento, porque el mayor entrelazamiento del proceso productivo (y el consiguiente uso compartido de la información) coexiste con la apropiación privada de los frutos de esta actividad.

Ver Moulier-Boutang Yann. "Marx en Californie: le troisieme capitalisme et la vielle economie politique". Congres Marx International III, Paris, 26-29 septembre 2001. También: Lojkine Jean. "L´espirit du capitalisme a l´epreuve de ses practiques: une approche sociologique de la crise du capitalisme informationnel". Congres Marx International III, Paris, 26-29 septembre 2001.

Resulta especialmente fallido el intento de Holloway de presentar la "financiarización especulativa" actual como una manifestación de esta fuga, porque no logra demostrar cuáles son los nexos que vinculan las luchas populares con la hinchazón financiera. Estas conexiones no se han observado en ningún caso concreto de la última décadas, ni en el tequila mexicano, ni en el desplome ruso, ni en la debacle tailandesa. Holloway John. "Valor, crisis y lucha de clases". Herramienta 15, otoño 2001.

Esta visión tuvo numerosos exponente entre los teóricos de la II Internacional y sus sucesores stalinistas, que identificaban las leyes del capital con principios naturalistas, determinantes de un avance inexorables hacia el socialismo.

Mandel utilizó este esquema para analizar la interacción entre condicionamientos económicos y acciones de la clase obrera. También lo aplicó a su caracterización de las ondas largas, señalando que las fases ascendentes de estos períodos derivan de algún desenlace estratégico "exógeno" de la batalla social favorable a la burguesía, mientras que las fases descendentes surgen de la acumulación de contradicciones "endógenas" del capitalismo. Sobre este aspecto se concentran en cambio los estudios que por ejemplo vinculan la duración de un período al tipo de industrialización predominante (liviana, pesada o de consumo durable).Ver: Albritton Robert. "Capitalism in the future perfect tense". Albritton R, Itoh M, Zuege A. (eds). Phases of capitalist development. Boom, crisis and globalisation , Palgrave, London , 2001.

Si Holloway invierte esta realidad con su tesis de la "insubordinación del trabajo", Negri recurre a una distorsión mayor cuando presenta a la globalización como un resultado de los "deseos de liberación" de los trabajadores que buscan emanciparse de las tiranías disciplinarias del taylorismo. En esta inversión, un mecanismo de intensificación de la concurrencia entre los trabajadores es visto como un canal de satisfacción de los impulsos emancipatorios del pueblo, desconociendo que la expansión geográfica del capital es la antítesis y no la coronación de las batallas sociales de los oprimidos. Negri Antonio, Hardt Michael. Imperio, Paidos, Buenos Aires, 2002. (cap 11 y 12)

 

 

 

 

Autor:

Claudio Katz

  

Economista, profesor de la Universidad de Buenos Aires e investigador del CONICET

URL: http://katz.lahaine.org

Partes: 1, 2, 3
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