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Franja prebabeliana

Enviado por Jesús Castro


Partes: 1, 2

  1. La torre de Babel
  2. Nemrod
  3. Franja temporal prebabeliana
  4. Disolución del testimonio histórico patriarcal y decadencia ético-moral
  5. Conclusión

Este artículo pretende contestar lo más satisfactoriamente posible la siguiente pregunta, basada en las Santas Escrituras: ¿Cómo mermó, en la antigüedad posdiluviana, la creencia de que el origen de la vida sobre la Tierra se produjo durante el llamado "Tercer día creativo" del Génesis?

La torre de Babel.

El tomo 1 de PERSPICACIA PARA COMPRENDER LAS ESCRITURAS, páginas 270 y 271, editado en español y otros idiomas en 1991 por la Sociedad Watchtower de Biblias y Tratados, lee:

«BABEL significa "Confusión". [Fue] una de las primeras ciudades construidas después del Diluvio. Fue en ella donde Dios "confundió el lenguaje de toda la tierra" (Génesis 11: 9). El nombre se deriva del verbo "balál", que significa "confundir". Sin embargo, sus habitantes, considerando que era la sede del gobierno de Dios, afirmaban que el nombre estaba compuesto de Bab (Puerta) e Ilu (Dios) y que por lo tanto significaba "Puerta de Dios".

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Nemrod, el "poderoso cazador en oposición a Jehová", comenzó su reinado en Babel, ubicada "en la tierra de Sinar", la llanura aluvial formada por el cieno de los desbordamientos de los ríos Éufrates y Tigris (Génesis 10: 9, 10). Al no haber piedras disponibles para la construcción, los edificadores hicieron uso de los extensos depósitos de barro. Dijeron: "Hagamos ladrillos y cozámoslos con un procedimiento de quema". Como tampoco tenían cal, usaron betún como argamasa (Génesis 11: 3).

En desafío a Dios, Babel se centró en el proyecto de construcción de una torre religiosa "con su cúspide en los cielos". Esta torre no se construyó para la adoración y alabanza de Jehová, sino que estaba dedicada a la religión falsa de origen humano, y el propósito de los edificadores era hacerse un "nombre célebre" con ella (Génesis 11: 4).

El tiempo aproximado de su construcción se puede deducir de la siguiente información: Péleg vivió desde 2269 hasta 2030 antes de la EC. Su nombre significa: "División", pues "en sus días se dividió la tierra" (es decir, "la población de la tierra"); "de allí los había esparcido Jehová sobre toda la superficie de la tierra" (Génesis 10: 25; 11: 9). Un texto de Sharkalisharri, rey de Agadé (Akkad) en el tiempo de los patriarcas, menciona que restauró una torre-templo en Babilonia, con lo que da a entender que tal edificio existía antes de su reinado».

Nemrod.

El tomo 2 de PERSPICACIA PARA COMPRENDER LAS ESCRITURAS, páginas 481 y 482, dice acerca de NEMROD:

«Hijo de Cus (1 Crónicas 1: 10). Los escritos rabínicos derivan el nombre Nimrod del verbo hebreo "marádh", que significa "rebelarse", por lo que el Talmud de Babilonia (Eruvín 53a) dice: "Entonces, ¿por qué se le llamó Nemrod? Porque incitó al mundo entero a rebelarse (himrid) contra Su soberanía [la de Dios]" (Encyclopedia of Biblical Interpretation, de Menahem M. Kasher, volumen 2, 1955, página 79).

Nemrod fue el fundador y rey del primer imperio que llegó a existir después del Diluvio. Se distinguió como poderoso cazador "delante de" (en un sentido desfavorable; en hebreo "lifnéh"; "en contra" o "en oposición a") o "enfrente de" Jehová (Génesis 10: 9, nota de la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras con Referencias y Notas Marginales). Aunque en este caso algunos doctos atribuyen un sentido favorable a la preposición hebrea que significa "enfrente de", los "targumes" judíos, los escritos del historiador Josefo y también el contexto del capítulo 10 del Génesis indican que Nemrod era un poderoso cazador opuesto a Jehová.

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En un principio, el reino de Nemrod fueron las ciudades de Babel, Erec, Akkad y Calné, todas ellas en la tierra de Sinar (Génesis 10: 10). Por lo tanto, la edificación de Babel y su torre probablemente empezó bajo su dirección. Esta conclusión también concuerda con el punto de vista tradicional judío. Josefo escribió: "[Nebrodes (Nemrod)] paulatinamente convirtió el gobierno en una tiranía, viendo que la única forma de quitar a los hombres el temor a Dios era […] atarlos cada vez más a su propia dominación. Afirmó que si Dios se proponía ahogar al mundo de nuevo, haría construir una torre tan alta que las aguas jamás la alcanzarían, y al mismo tiempo se vengaría de Dios por haber aniquilado a sus antepasados. La multitud estuvo dispuesta a seguir los dictados de Nebrodes [Nemrod] y a considerar una cobardía someterse a Dios. Y levantaron la torre […] más rápido de lo que sería de esperar" (Antigüedades Judías, libro I, capítulo IV, seciones 2 y 3).

Parece ser que después de la construcción de la Torre de Babel, Nemrod extendió su dominio al territorio de Asiria, y allí edificó a "Nínive y a Rehobot-Ir y a Cálah y a Resen entre Nínive y Cálah: ésta es la gran ciudad" (Génesis 10: 11, 12; compárese con Miqueas 5: 6). Ya que Asiria debió recibir su nombre de Asur, el hijo de Sem, Nemrod, nieto de Cam, invadió el territorio semita. Por lo tanto, parece que Nemrod fue el primero que se hizo un poderoso o héroe, no sólo como cazador de animales, sino también como guerrero u hombre agresivo (Génesis 10: 8). La Cyclopædia de M"Clintock y Strong, dice a este respecto: "La expresión "poderoso cazador" no parece limitarse a la caza, como puede verse por el hecho de que se relacione con la construcción de ocho ciudades. […] Lo que Nemrod hizo como cazador no fue más que una muestra de lo que haría como conquistador, pues la caza y el heroísmo estuvieron desde antiguo especial y naturalmente relacionados […]. En los monumentos asirios se representan muchas hazañas de caza, y la palabra misma se empleó con frecuencia para referirse a las campañas militares. […] La caza y la guerra, que en el mismo país estuvieron posteriormente muy relacionadas, pueden prácticamente relacionarse o identificarse aquí. Por consiguiente, la expresión significaría que Nemrod fue el primero que fundó un reino después del Diluvio, con el objeto de unir los fragmentos de gobierno patriarcal esparcido y consolidarlos bajo su liderazgo como único jefe y amo, todo en abierto desafío a Jehová, pues se trataba de una violenta intrusión del poder camítico en territorio semítico" (1894, volumen 7, página 109)».

Franja temporal prebabeliana.

En el artículo anterior, G024 (Creencias bioetiológicas posdiluvianas), se ha denominado FRANJA TEMPORAL PREBABELIANA al periodo de tiempo, de aproximadamente 200 años, que se extiende desde el final del Diluvio hasta la construcción de la Torre de Babel.

Según se puede observar en la tabla inmediata inferior, donde la línea temporal se traza en vertical (de arriba abajo: de mayor a menor antigüedad) y la línea genealógica en horizontal (de izquierda a derecha: de padres a hijos), el promedio de la duración de la vida humana desciende abruptamente tras el Diluvio. Posiblemente esta drástica reducción se debió en gran parte al cambio en las condiciones planetarias posdiluvianas relativas a la atmósfera, clima, suelo y suministro de alimentos. Se ha sugerido que tales factores debieron incidir enormemente en el genoma, especialmente en la dotación epigenética (ver G024), acarreando severas consecuencias para la prole.

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En G024 se habla de la transmisión hereditaria de características epigenéticas por la vía germinal o de padres a hijos, como, por ejemplo, los efectos de la dieta del padre sobre el metabolismo de los hijos. Esto, unido al hecho de que las investigaciones también apuntan hacia influjos ambientales de casi cualquier tipo (climatología, estilo de vida, etc.) capaces de modificar el epigenoma germinal, permite pensar, con las debidas prevenciones (es decir, evitando caer en el simplismo), que existe la posibilidad de que los patriarcas que sobrevivieron al Diluvio (Noé, Sem, Cam y Jafet), y sus respectivas esposas, fueran afectados en sus células germinales por los estímulos medioambientales del medio posdiluviano, con la consiguiente transmisión a la prole: una transmisión perjudicial, al menos en lo que a longevidad se refiere.

El descenso de la longevidad prebabeliana es muchísimo más acusado en el periodo posbabeliano (después del desastre de la Torre de Babel), según muestra el Génesis. Con ello, la transmisión del relato creativo referente al origen de la vida en el "Tercer Día" se ve sumamente diluido en la memoria colectiva de la humanidad, perviviendo sólo un débil resplandor del mismo en el seno de unas cuantas familias patriarcales que van desde Abrahán hasta Jacob.

Pero no sólo el descenso de la longevidad debió afectar negativamente a la memoria colectiva humana, sino también el aumento de las taras psicofísicas por el avance progresivo de la imperfección antrópica. De hecho, en la propia línea genealógica de Cam, hijo de Noé, apareció muy pronto una serie de características morales indeseables que probablemente alcanzaron y hasta potenciaron la conducta pervertida del indeseable Nemrod.

Disolución del testimonio histórico patriarcal y decadencia ético-moral.

El acortamiento de la longevidad, dentro de la franja prebabeliana y hasta poco después, apenas influiría en la pérdida de la creencia de que el origen de la vida terrestre aconteció durante el Tercer Día Creativo; pero el avance progresivo del error conductual sí debió ser muy influyente hasta incluso algún tiempo bastante anterior al fin de la franja prebabeliana. Este error conductual (ver NOTA, abajo) siempre ha estado latente en la prole de Adán a causa de la "defección" heredada, según las Santas Escrituras; pero ahora, en la franja prebabeliana, podría haberse potenciado mucho a través de la descendencia de Cam (esto se considerará en el artículo "G026: La prole de Cam").

NOTA:

De acuerdo con la Wikipedia, el concepto de CONDUCTA está enmarcado dentro de otro concepto más amplio denominado COMPORTAMIENTO. En psicología y biología, el COMPORTAMIENTO es la manera de proceder que tienen las personas u organismos, en relación con su entorno o mundo de estímulos. El comportamiento puede ser consciente o inconsciente, voluntario o involuntario, público o privado, según las circunstancias que lo afecten. La ciencia que estudia la conducta y el comportamiento animal es la Etología.

El Comportamiento se define como el conjunto de respuestas motoras frente a estímulos tanto internos como externos. La función del comportamiento en primera instancia parece ser la supervivencia del individuo, que conlleva a la supervivencia de la especie. Dentro del comportamiento, está la conducta observable de los animales. El comportamiento de las especies es estudiado por la Etología, que forma parte tanto de la biología como de la psicología experimental. En psicología el término sólo se aplica respecto de animales con un sistema cognitivo suficientemente complejo.

En ciencias sociales el Comportamiento incluye, además de aspectos psicológicos, aspectos genéticos, culturales, sociológicos y económicos. En el habla común, no en el discurso científico, el término "comportamiento" tiene una connotación definitoria: a una persona, incluso a un grupo social, como suma de personas, se les define y clasifica por sus comportamientos, quizás más que por sus ideas, y esto ya sirve para fijar las expectativas al respecto.

La CONDUCTA es el comportamiento de un espécimen biológico que se atiene a patrones de actuación estables y hasta previsibles, mediados por la historia de la especie o grupo al que pertenece, y resguardados y perpetuados por la herencia genética que ha recibido de sus progenitores. Esta conducta se manifiesta a través de sus cualidades adaptativas, dentro de un contexto o una comunidad .

Una conducta humana se considera "formal" cuando en el comportamiento se cumplen una serie de reglas reconocidas como valiosas en el seno de una comunidad o sociedad. En las sociedades occidentales, por ejemplo, se considera formal ser explícito, determinado, preciso, serio y puntual.

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El vocablo CONDUCTA deriva del término latino de la misma forma, cuyo significado es "conducida o guiada". Desde el punto de vista antropológico tradicional es la manera con que los hombres se comportan en su vida y acciones, y desde la óptica biológica es el conjunto de las acciones con que un ser vivo responde a una situación.

Con la expresión "error (o pecado) conductual" aludimos implícitamente, en parte, a la Ética y a la Moral, disciplinas que se ocupan de analizar el comportamiento del hombre para con el hombre desde un prisma judicial o valorativo, asignándole una calificación positiva o negativa, buena o mala. En opinión de los entendidos, no es lo mismo Ética que Moral, aunque muchas veces ambos términos se usen como sinónimos (ver NOTA, abajo).

NOTA:

Creemos que una buena explicación académica de la diferencia entre los conceptos de Ética y Moral la ofrece el profesor Joseph Anthony Sampson, psicólogo y psicoanalista de la Universidad del Valle, de Cali, Colombia. Parte de su formación técnica la ha recibido en la Universidad VIII de París y en la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis y otras, de Francia. Entre sus muchos escritos, figura uno del año 1998, publicado por la Universidad Nacional de Colombia con el título de "Ética, moral y psicoanálisis", al que nos remitiremos.

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Según este autor, "la Moral, bajo la forma que se la considere, consiste básicamente en un código o conjunto de reglas coercitivas (no necesariamente compendiadas ni escritas) que estipulan cuál debe ser el comportamiento del individuo y cuáles sus deberes y obligaciones a lo largo de su vida. Presupone que el ser humano no sólo es moldeable sino que ha de ser moldeado, debe ser moldeado y tiene que ser moldeado. La Moral postula siempre que la naturaleza humana debe ser vigilada constantemente, dada su condición propensa al error. Por eso su artículo fundamental declara que, si no fuese por un código que lo constriñe y dirige, el ser humano, dejado a sí mismo, inevitablemente sería llevado a niveles infrahumanos de degradación y animalización. En resumidas cuentas, el ser humano debe ser gobernado por su propio bien, porque, de otro modo, perdería el buen camino". Otras ideas aportadas por él son:

«La Moral, entonces, dicta normas, legisla, establece pautas y vigila para que sean cumplidas por el débil ser humano, proclive al error. Está impregnada de un espíritu de combate y lucha contra un enemigo animal, reconocido como más poderoso que ella; pero ésta (la Moral) puede aliarse con la razón y hacerse discursiva, logrando sobreponerse a las tendencias animalescas y alcanzar la victoria. Por lo tanto, la Moral impone al hombre un esfuerzo, un ideal abnegado, un autocontrol y una superación.

La Moral es contraria a la naturaleza del hombre, pues le es impuesta a éste durante su crianza y educación, y requiere de un número importante de auto-restricciones y sacrificios, hasta que por fin se torna en un hábito incoercible. La Moral actúa de tutor sobre alguien inmaduro o menor de edad, que por su incompetencia debe remitirse a la dirección y consejo de un maestro humano o virtual (el código de normas morales), supuestamente sereno y libre de las tentaciones a las que se halla sometido el individuo que está siendo moldeado.

La Ética, en cambio, no posee ni postula un código que reglamente los comportamientos y las acciones humanas. No opera a partir de mandamiento externo alguno, ni divino ni humano. No se fundamenta en ninguna escritura, santa o docta. Precisamente, la Ética implica y exige que el individuo sea maduro o mayor de edad. Pero no es equivalente ni reductible a un cuerpo de mandamientos interiorizados: el fenómeno que consiste en que el individuo se convierte en su propio juez y fiscal, examinándose continuamente para ver si ha cumplido cabal y rigurosamente todo aquello que exige y preconiza el código.

La Ética, por tanto, no estriba en una lucha del individuo contra sus bajas tendencias, en el interés de adquirir un estado superior. Significa más bien que el individuo se asume a sí mismo, responsabilizándose de sí mismo, en total independencia de autoridad externa, costumbre o presión social.

Ahora bien, esta diferenciación entre Ética y Moral no significa que ambos conceptos no tengan nada en común. Guardan relaciones particularmente complejas, ambiguas y cambiantes. Nunca pueden ser estables ni dadas de antemano y para todo tiempo. Puede haber conflicto entre ambos. Tampoco puede decirse categóricamente que la Moral es asunto de masas o de rebaño, mientras que la Ética pertenece al individuo que ha logrado emanciparse del yugo de la normativa moral pública o común. Pues realmente la Ética no puede practicarse fuera del contexto social en el que el individuo se halla inmerso».

Etimológicamente hablando, la palabra "Moral" tiene su origen en el término latino "Mores", cuyo significado es "costumbre". "Moralis" es una palabra latina procedente del griego "Mos" (costumbre). Por lo tanto "Moral" no acarreaba por sí el concepto de malo o de bueno en un principio. Eran, entonces, las costumbres las que podían ser virtuosas o perniciosas. Sin embargo, posteriormente, Moral sí ha llegado a ser sinónimo de "Código de normas", tal como sucede actualmente.

Ética proviene del griego "ethika", de "ethos" (comportamiento, costumbre). "Éthos" significa "carácter", que se logra mediante el hábito y no por naturaleza. Dichos hábitos nacen "por repetición de actos iguales".

Ética y moral confluyen etimológicamente y también en cuanto a su significado antiguo. La ética griega es casi lo mismo que la moral latina, y pueden por lo tanto usarse como sinónimos. Sin embargo, posteriormente se han diferenciado ambos conceptos, de tal manera que Ética y Moral no son sinónimos, como bien ha hecho notar el profesor Sampson.

La revista LA ATALAYA del 1-12-2004, páginas 3 y 4, de la Sociedad Watchtower, bajo el título "¿Qué es la ética?", comenta lo siguiente:

«La ética se ha definido como la "disciplina filosófica que estudia el bien y el mal y sus relaciones con la moral" (Diccionario de uso del español de América y España). El escritor Eric J. Easton dice: "Las palabras "ético" y "moral" tienen en su raíz el mismo significado. La primera procede del griego (ethikós) y la segunda del latín (moralis), y se refieren en ambos casos a la autoridad de la costumbre y la tradición".

Desde hace mucho, por lo general ha sido la religión la que ha determinado las normas éticas que la gente debe seguir. La Palabra de Dios, la Biblia, ha sido una fuerza impulsora en muchas sociedades. Sin embargo, un número creciente de personas han rechazado las diversas normas religiosas por considerarlas poco prácticas y han descartado el código moral de la Biblia pensando que está anticuado. ¿Qué ha ocupado ese vacío? El libro Ethics in Business Life (La ética en los negocios) afirma que "el criterio seglar ha […] prevalecido sobre la autoridad que antes ostentaba la religión". En vez de acudir a fuentes religiosas, muchos buscan la guía de expertos en estudios éticos. El especialista en bioética Paul McNeill comenta: "Creo que los éticos son los sacerdotes seglares. […] La gente ahora expresa en términos de ética lo que antes hubiera expresado en términos de religión"».

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Nosotros entenderemos por Ética el conjunto de principios o valores conductuales que un individuo, o bien una pequeña colectividad de individuos, adopta para sí en el seno de una gran colectividad de personas, y siempre en relación a los tratos para con cualquier habitante del entorno. Esto explicaría por qué suele hablarse de "ética personal" y "ética profesional". Y entenderemos por Moral el conjunto de principios o valores conductuales (frecuentemente tomados de las costumbres y las tradiciones) que una colectividad de personas adopta para sí y que espera sea acatado y defendido por todos y cada uno de los miembros que componen dicha colectividad. Esto explicaría por qué se suele hablar de "moral pública" y "decencia pública".

Desde este prisma, se comprende que una gran colectividad pueda admitir varios enfoques éticos aunque un solo esquema moral. Los individuos que la componen tienen que sujetarse a la misma moral social, pero cada uno de ellos puede adoptar para sí un código ético particular. Lo que sí parece claro es que cada código ético particular no puede, ni debe, desentonar de la moral generalmente aceptada. Por ejemplo, un médico debe aceptar las normas morales de la sociedad en la que ejerce su profesión, aunque, además, tenga su propio código ético profesional más o menos estricto.

Parece que tanto la ética como la moral son consecuencias o resultados de una entidad más intangible que se denomina CONCIENCIA, esto es, una especie de voz interior que casi todo ser humano posee en mayor o menor grado y que actúa como juez de nuestros actos pasados, presentes o futuros (ver NOTA, abajo). Dicha "conciencia" puede operar a nivel de individuo o a nivel de colectividad.

NOTA:

La obra PERSPICACIA PARA COMPRENDER LAS ESCRITURAS, tomo 1, páginas 520 y 521, explica lo siguiente:

«[La] palabra [CONCIENCIA] se traduce del griego "synéidesis", de "syn" (con) y "éidesis" (conocimiento), de modo que significa "co-conocimiento", o conocimiento con uno mismo. La conciencia es la capacidad de la persona de mirarse a sí misma y enjuiciarse, de darse testimonio a sí misma…

La conciencia es inherente al ser humano; Dios la hizo parte de la persona. Es un sentido interno de lo correcto y lo incorrecto, sentido que excusa o acusa al individuo. Siendo así, la conciencia dicta juicio. Los pensamientos y las acciones, las creencias y las reglas que el estudio y la experiencia implantan en la mente humana también pueden educarla. La conciencia compara este conocimiento con la acción que se emprende o que se piensa emprender, y da una advertencia cuando las normas de la persona entran en conflicto con la acción que piensa llevar a cabo, a menos que violaciones continuas de sus advertencias la hayan "cauterizado" o insensibilizado…

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El hombre ha tenido una conciencia desde el mismo principio. Adán y Eva así lo mostraron, pues se escondieron tan pronto como quebrantaron la ley de Dios (Génesis 3:7)… Esta facultad pasó de Adán y Eva a toda la humanidad. Muchas leyes de las naciones están en armonía con la conciencia cristiana, aunque es posible que el cristianismo no haya influido en manera alguna en tales naciones y legisladores. Las leyes se promulgaron según los dictados de sus propias conciencias. Todas las personas tienen la facultad de la conciencia, y es a ésta a la que los cristianos apelan por su predicación y su modo de vivir.

La conciencia puede convertirse en una guía insegura, y como tal, puede engañarnos, a menos que se la eduque según normas justas, de acuerdo con la verdad. El ambiente, las costumbres, la adoración y los hábitos pueden educar erróneamente la conciencia. Al amparo de estas normas o valores erróneos, la conciencia podría equivocarse al juzgar lo correcto o incorrecto de un asunto. Tan sólo una conciencia educada de manera adecuada por la Palabra de Dios puede evaluar y rectificar con corrección los asuntos de la vida. Para este fin hemos de tener normas rectas y estables: las normas de Dios.

La persona debe acercarse a [Dios] con una conciencia limpia. El cristiano ha de esforzarse constantemente por mantener una conciencia honrada en todas las cosas… La Ley Mosaica y sus sacrificios de animales no podían perfeccionar a una persona de tal modo que su conciencia la considerase libre de culpa. No obstante, […] para conseguir la salvación hay que tener una conciencia buena, limpia y recta.

En vista de que la conciencia debe ser educada de manera completa y exacta por la Palabra de Dios para que pueda hacer evaluaciones correctas, una conciencia no educada puede ser débil, es decir, puede ser suprimida fácil e imprudentemente, o a la persona pueden ofenderla las acciones o palabras de otros, incluso en ocasiones en las que no existe ninguna acción incorrecta. Al cristiano que tiene conocimiento y una conciencia bien educada se le manda que sea considerado y tolerante con el que tiene una conciencia débil, y que no use toda su libertad ni insista en todos sus "derechos" personales para siempre obrar como le plazca. Aquél que hiere la conciencia débil de un compañero cristiano está "pecando contra Cristo"… [El] débil, por su parte, ha de tener consideración por su hermano y esforzarse por alcanzar madurez obteniendo más conocimiento e instrucción, de manera que su conciencia no se ofenda con facilidad y vea de modo equivocado a los demás.

Cuando se desatienden repetidas veces los dictados de la conciencia, se llega al extremo de contaminarla e insensibilizarla, de modo que ya no provee advertencias ni guía segura. En tal caso, es el temor a ser descubierto y al castigo lo que llega a controlar la conducta, más bien que una buena conciencia. Las personas con una conciencia así no pueden distinguir lo bueno de lo malo. No aprecian la libertad que Dios les ofrece y se rebelan, de modo que acaban siendo esclavos de una mala conciencia. Es fácil contaminar la propia conciencia…».

Al parecer, la denominada "voz de la conciencia" ha sido el principal agente promotor del surgimiento de la ética y la moral (ver NOTA, abajo). Por lo visto, a más tardar en la Grecia Clásica, cuando emergió la Filosofía, también prosperaron una serie de ramas de ésta entre las que se encontraba la ética. Posteriormente, cuando los romanos establecieron su Imperio, la moral tomó el lugar de la ética y prácticamente se interesó por los mismos asuntos.

NOTA:

La revista LA ATALAYA del 15-10-2007, páginas 20 a 24, publicada por la Sociedad Watchtower, comenta lo siguiente:

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«Un joven de 20 años estaba esperando el tren. De repente, sufrió un ataque epiléptico y se cayó a las vías. Nada más verlo, un padre de familia dejó a sus dos hijas en el andén y saltó a ayudarlo. Lo arrastró al foso situado entre las vías y lo cubrió con su cuerpo para protegerlo del paso del tren. Muchos calificarían a este rescatador de héroe, pero él no opina igual: "Era lo que había que hacer. He actuado así por amor al prójimo, y no para que me den las gracias o ser famoso".

Quizás conozcamos a alguien que arriesgó su vida por sus semejantes. Eso fue lo que hicieron muchas personas al ocultar a extraños durante la II Guerra Mundial… A menudo, los seres humanos se ayudan unos a otros, aunque para ello tengan que hacer sacrificios personales. Por eso, no es de extrañar que la bondad hacia los semejantes reciba el nombre de "humanidad".

Esa disposición a ayudar, aunque implique echar a un lado los propios intereses, se ve en todas las razas y culturas. Este hecho contradice la teoría de que el hombre es el resultado de la evolución, es decir, de un proceso regido por la ley de la selva en el que sobreviven las especies más aptas. Así lo reconoció Francis S. Collins, genetista al que la administración estadounidense puso a cargo del equipo que trazó el mapa del genoma humano (ADN): "El altruismo presenta un grave desafío al evolucionista. […] Es imposible entender que exista ese espíritu desinteresado partiendo de genes egoístas cuyo único afán es perpetuarse". Y en otra ocasión comentó: "Algunas personas se sacrifican por otras, ajenas a su grupo, con las cuales nada tienen en común […]. Al parecer, esto no puede explicarse con el modelo darwiniano"… El doctor Collins da la siguiente definición del impulso altruista: "[Es] la voz de la conciencia invitándonos a ayudar a los demás aunque no vayamos a recibir nada a cambio".

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Una razón muy importante por la que todos debemos reconocer la existencia de Dios y actuar en consecuencia es que estamos dotados en nuestro interior de un sentido del bien y del mal, o sea, de una conciencia. Entre las indicaciones de que tenemos conciencia figura nuestro sentido de la justicia. Imaginemos la siguiente situación. Unos niños aguardan en fila para utilizar los columpios. Pero uno de los chicos se cuela, y los demás protestan: "No es justo". Ahora preguntémonos: "¿Cómo es posible que hasta los niños pequeños demuestren espontáneamente que tienen un sentido de la justicia?"…

Esta inclinación moral se ha podido constatar en muchos países. Un profesor de Cambridge mencionó que entre los babilonios, egipcios y griegos, así como entre los nativos de Australia y América, encontramos "expresiones de repudio contra la opresión, el asesinato, la traición y la falsedad, y […] exhortaciones a tratar con bondad a los ancianos, los niños y los débiles". Por otro lado, el doctor Collins escribió: "El concepto del bien y del mal aparece como una constante entre todos los miembros del género humano"…

La Biblia indica que la conciencia es la facultad que tenemos de contemplar y evaluar personalmente nuestras acciones. Por decirlo así, es una voz interior que nos señala si determinada conducta está bien o está mal… Pues bien, esta voz tal vez nos hable por adelantado cuando vayamos a tomar decisiones que tengan implicaciones morales. En tal caso, la conciencia pudiera ayudarnos a evaluar los actos futuros y mostrarnos cómo nos sentiríamos si los lleváramos a cabo.

Pero es más frecuente que la conciencia entre en juego después que uno ha actuado… Actuamos de cierta forma y más tarde sentimos desasosiego y preocupación. La conciencia mortifica tanto a algunas personas que las lleva a pagar los impuestos que evadieron en su día, o a confesar en algún momento a su cónyuge que cometieron adulterio. Sin embargo, cuando uno obra en armonía con su conciencia, siente paz y satisfacción.

En vista de lo anterior, quizás alguien diga: "Con que uno se guíe por los dictados de su conciencia, ya es suficiente". Pues bien, es verdad que debemos escuchar a la conciencia, pero también es cierto que esta pudiera transmitirnos un mensaje muy engañoso… Residir en una región puede llevarnos a hablar con cierto acento o emplear expresiones características de la zona. De igual modo, la exposición a un determinado ambiente y cultura suele dejar huella en la conciencia de las personas. Sin duda, esto es lo que tuvo que haberles ocurrido a los asirios. Aquel antiguo pueblo era conocido por su espíritu militarista, como se ve en numerosos relieves de piedra donde aparecen torturando a los cautivos. La Biblia indica que, en tiempos de Jonás, los habitantes de la ciudad asiria de Nínive desconocían "la diferencia entre su mano derecha y su izquierda". En otras palabras, carecían de un buen criterio para juzgar lo que estaba bien o mal a los ojos de Dios. [Mucho] debía de afectar este ambiente a la conciencia de los ninivitas desde su más tierna [infancia]. Hoy, igualmente, la actitud de quienes nos rodean tal vez influya en nuestra conciencia.

Jehová dotó a Adán y Eva de conciencia, y todos los seres humanos hemos heredado de ellos dicha facultad. Génesis 1: 27 señala que estamos hechos a la imagen de Dios. Por supuesto, no somos como Dios físicamente, ya que él es un espíritu y nosotros somos de carne y hueso. Más bien, el que estemos hechos a su imagen quiere decir que tenemos en nuestro interior sus mismas cualidades, entre ellas el sentido moral característico de la conciencia. En vista del origen de estas cualidades, si queremos educar nuestra voz interior y lograr que sea más confiable, tenemos que conocer mejor al Creador y acercarnos a él.

La Biblia indica que, en el sentido más amplio del término, Jehová [Dios] es el Padre [o Creador] de la humanidad entera. Además, todos los […] fieles […] podemos llamar Padre [celestial] a Dios (Mateo 6: 9). Por eso, todos deberíamos estar deseosos de acercarnos cada vez más a él y aprender sus normas y criterios. Sin embargo, muchas personas no tienen ningún interés en hacerlo… Nosotros [,en cambio,] sí podemos lograr que [la] palabra [escrita de Dios] se convierta en parte de [nuestro ser], lo que nos permite asimilar la forma de sentir y actuar de Jehová [Dios].

Eso es precisamente lo que había hecho José, [hijo de Jacob o Israel,] como vemos en el pasaje [de la historia sagrada] que habla de su servicio en casa de Potifar. Cuando la esposa de aquel egipcio trató de seducir a José, aún no estaba escrito ningún libro de la Biblia ni se habían dado los Diez Mandamientos. No obstante, él reaccionó diciendo: "¿Cómo podría yo cometer esta gran maldad y realmente pecar contra Dios?" (Génesis 39: 9). El motivo principal por el que respondió así no era el deseo de complacer a sus familiares, ya que estos vivían lejos. Lo que más quería era agradar a Dios, ya que conocía la norma divina: el matrimonio es una unión en la que sólo hay lugar para un hombre y una mujer que forman "una sola carne". Además, tuvo que haberse enterado del incidente de su abuela Rebeca con Abimélec. Cuando este rey descubrió que era una mujer casada, comprendió que ningún hombre de su reino debía unirse a ella, pues quien lo hiciera cometería un pecado y acarrearía culpa a su pueblo. Y Jehová dio su bendición, lo que reveló su punto de vista acerca del adulterio. Sin duda, el conocimiento que tenía José de estos asuntos contribuyó a que la voz de su conciencia resonara aún con más fuerza y lo moviera a rechazar la inmoralidad sexual.

[Hoy día] contamos con más ayudas. Ahora disponemos de la Biblia completa para aprender la manera de pensar y sentir de nuestro Padre [celestial], lo que incluye qué cosas aprueba y cuáles prohíbe. Cuanto más familiarizados estemos con las [Santas] Escrituras, más fácil nos será acercarnos a Dios y copiar su ejemplo. Y, por consiguiente, lo que nos diga la conciencia reflejará cada vez mejor la manera de pensar de nuestro Padre [celestial] y estará en sintonía con su voluntad.

Ahora bien, ¿qué podemos decir del ambiente, el otro factor que moldea la conciencia? Seguramente hemos podido ver cuánto ha influido en nosotros el medio en el que crecimos y, sobre todo, la manera de pensar y actuar de nuestra familia. Es posible que la voz de la conciencia nos haya hablado con sonido débil o distorsionado, y con el "acento" de quienes nos rodeaban. Aunque es obvio que no podemos cambiar el pasado, sí tenemos la opción de elegir buenas amistades y un ambiente beneficioso para nuestra conciencia. Para ello es fundamental que frecuentemos la compañía de [hombres y mujeres] devotos que lleven años esforzándose por imitar a su Padre celestial… En resumen, debemos esforzarnos por afinar nuestra voz interior para ponerla de acuerdo con los principios de nuestro Padre [celestial] y, además, hemos de absorber las buenas influencias de nuestros [compañeros creyentes]. ¿Qué lograremos de este modo? Tendremos una conciencia más confiable, lo que nos animará aún más a escucharla».

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Parece que el sentido ético puede ser un subproducto de la operación de la conciencia, esto es, un derivado de la aplicación de la conciencia hacia los tratos con las demás personas. Según las Santas Escrituras, el primer hombre fue dotado de una personalidad (o conjunto de cualidades que constituyen a la persona o sujeto inteligente) parecida o semejante a la de su Creador. Por lo tanto, la capacidad de autoanálisis, autorreferencia, autoestudio, autoevaluación, autoobservación…, donde probablemente se asienta la conciencia, es algo recibido por diseño creativo.

Sin embargo, sabemos por experiencia que los procesos mentales conscientes que envuelven estudio, examen, investigación y reflexión suelen ser lentos y laboriosos, poco útiles para una emergencia que atañe a una toma urgente de decisiones. Por lo tanto, se requeriría un dispositivo ágil y rápido, que facilitara al máximo la gestión de valoración de decisiones imperiosas. Y tal parece que la conciencia, la "voz interior" que nos avisa de las consecuencias de nuestras acciones u omisiones, cumple admirablemente bien dicha tarea. Es posible que exista una gran componente de intuición en su funcionamiento, lo cual pudiera convertir a veces a la conciencia en una especie de intuición valorativa (ver NOTA, abajo).

NOTA:

La revista DESPERTAD del 22-3-1992, páginas 16 a 19, publicada por la Sociedad Watchtower, bajo el tema "¿Qué es la intuición?", comenta lo siguiente:

«Una tarde de 1893, el empleado de una empresa carbonífera de Detroit (Michigan, E.U.A.) vio pasar calle abajo un extraño y ruidoso armatoste hecho de piezas sueltas y con ruedas de bicicleta. En ese momento tuvo un presentimiento, una intuición luminosa. De algún modo supo que aquel invento tendría futuro. Sacó sin demora los ahorros de toda su vida, unos mil dólares, y sin hacer caso de las burlas de los expertos, que auguraban que aquel extraño ingenio jamás sería muy popular, los invirtió en la empresa del inventor. Unos treinta años después vendió sus acciones en la fábrica de automóviles de Henry Ford por treinta y cinco millones de dólares. Una intuición afortunada.

El famoso científico Albert Einstein también respondió a un impulso intuitivo. Tuvo una idea — de la que después diría que había sido la más feliz de su vida— que le llevó a la formulación de la famosa teoría de la relatividad. Por eso concluyó que el sentido intuitivo era esencial para descubrir las leyes naturales. Sin embargo, no todos sus presentimientos fueron tan afortunados. Él mismo reconoció que una vez perdió el equivalente a dos años de duro trabajo por insistir en una intuición engañosa que jamás resultó cierta.

Como es natural, la intuición no siempre da fama y dinero, ni es propiedad exclusiva de genios y multimillonarios. Para la mayor parte de la gente, la intuición es una experiencia cotidiana que puede influir en muchas de sus decisiones, como desconfiar de un extraño, llegar a un acuerdo comercial o suponer que a un amigo le ocurre algo debido a que el tono de su voz suena algo extraño por teléfono.

No obstante, muchas personas se fían de la intuición para tomar decisiones mucho más importantes, como qué carrera emprender, dónde vivir, con quién casarse o qué religión escoger. Sin embargo, si la intuición fallara en cuestiones como éstas, habría que pagar un precio mucho más alto que el de los dos años de trabajo que Einstein perdió. Entonces, ¿qué se debe entender por "intuición"? ¿Cómo funciona? ¿Es fiable?

En el libro "The Intuitive Edge" (La ventaja intuitiva), de Philip Goldberg, se cita la respuesta de una adolescente: "Intuición es saber algo y luego preguntarse "¿cómo lo he sabido?"". No obstante, la acción de intuir se define como "percibir instantáneamente una idea sin el proceso del razonamiento". Es como si de un salto se pasase de la percepción de un problema a conocer su solución.

De repente sabemos la respuesta o entendemos la situación, lo que no quiere decir que la intuición sea igual a un mero impulso o deseo.

Por ejemplo, cuando alguien dice: "Con sólo verlo, supe que no podía pasar sin ello", expresa un deseo, no una intuición. Si bien la intuición y el deseo se asemejan por cuanto no obedecen a un proceso racional, metódico, el origen de la intuición dista mucho de ser tan emocional y misterioso como el de los deseos, que emanan de un corazón que suele ser "traicionero".

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