Antigua y Barbuda (1993) | Subconjunto al azar de una muestra nacional de probabilidad | Todas las mujeres 20-45 (97) | 30% | Sí/1999 |
Argentina | N/D | N/D | N/D | Sí/1994 |
Bahamas | N/D | N/D | N/D | Sí/1991 |
Barbados (1993) | Muestra nacional de probabilidad de toda la isla | Todas las mujeres 20-45 (264) | 30% | Sí/1992 |
Belice | N/D | N/D | N/D | Sí/1992 |
Bolivia (1998) | 3 distritos | Todas las mujeres 20+ (289) | 17% (previos 12 meses) | Sí/1995 |
Brasil | N/D | N/D | N/D | Sí (incluida en la constitución federal en 1988, decreto legislativo específico, 1995) |
Chile (1993) | Santiago y provincia de Santiago | Mujeres actualmente casadas, 22-55 (1.000) | 60% (26% graves) | Sí/1994 |
Chile (1997) | Santiago | Mujeres actualmente casadas, 15-49 (312) | 23% (12 meses previos) | Sí/1994 |
Colombia (2000) | Nacional (DHS) | Mujeres alguna vez casadas, 15-49 (7.602) | 41% | Sí/1996 |
Costa Rica (1994) | Representativa del área metropolitana de San José | 1.312 mujeres | 10% | Sí/1996 |
Dominica | N/D | N/D | N/D | Sí/1996 |
Ecuador (1992) | Muestra del barrio de Quito | 200 mujeres de bajos ingresos | 60% | Sí/1995 |
El Salvador | N/D | N/D | N/D | Sí/1996 |
Guatemala (1990) | Muestra al azar de Sacatepequez | 1.000 mujeres | 49% | Sí/1999 |
Guyana | N/D | N/D | N/D | Sí/1996 |
Honduras | N/D | N/D | N/D | Sí/1997 |
Jamaica | N/D | N/D | N/D | Sí/1996 |
México (1996) | Metro Guadalajara | Mujeres alguna vez casadas (650) | 15% (12 meses previos), 27% (alguna vez) | Sí/1996 |
México (1996) | Monterrey | Mujeres alguna vez casadas, 15+ (1.064) | 17% (alguna vez) | Sí/1996 |
Nicaragua (1995) | León | Mujeres alguna vez casadas, 15-49 (360) | 27% (12 meses previos), 52% (alguna vez) | Sí/1996 |
Nicaragua (1995) | Managua | Mujeres alguna vez casadas, 15-49 (378) | 33% (12 meses previos), 69% (alguna vez) | Sí/1996 |
Nicaragua (1998) | Nacional (DHS) | Mujeres alguna vez casadas, 15-49 (8.507) | 12% (12 meses previos), 28% (alguna vez) | Sí/1996 |
Panamá | N/D | N/D | N/D | Sí/1999 |
Paraguay (2000) | Nacional (excepto región del Chaco) | Mujeres alguna vez casadas, 15-49 (5.940) | 10% (alguna vez) | Sí/2000 |
Perú (1997) | Metro Lima | Mujeres actualmente casadas, 17-55 (359) | 31% (12 meses previos) | Sí/1993 (reforzada en 1997) |
Puerto Rico (1995-1996) | Nacional | Mujeres alguna vez casadas, 15-49 (7.121) | 13% (alguna vez) | Sí/1989 |
República Dominicana | N/D | N/D | N/D | Sí/1997 |
Santa Lucía | N/D | N/D | N/D | Sí/1995 |
San Vicente y Las Granadinas | N/D | N/D | N/D | Sí/1984 |
Trinidad y Tobago | N/D | N/D | N/D | Sí/1999 |
Uruguay (1997) | Montevideo y Canelones | Mujeres actualmente casadas, 22-55 (545) | 10% (12 meses previos) | Sí/1995 |
CIFRAS Y CAUSAS DE LA VIOLENCIA
No sólo forma parte de una sensación general. Lo dicen las estadísticas y los estudios elaborados sobre el tema. En todo el mundo, la violencia contra el sexo femenino en cualquiera de sus manifestaciones no para de crecer.
Uno de los informes más completos sobre la dimensión del fenómeno a nivel global fue elaborado en el marco de un estudio general sobre el estado de la población planetaria por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA). El trabajo precisó que el número de mujeres que sufre algún tipo de mutilación sexual asciende a 120 millones y cada año gana 2 millones más.
Según otro estudio realizado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) sobre el escenario en América Latina, entre el 25 y el 50 por ciento de las mujeres que habitan en los países incluidos en esta región sufre algún tipo de violencia dentro de su hogar. El estudio incluye tanto violencia física -golpes, empujones, sacudones, patadas- como las agresiones verbales, la restricción de las libertades y las conductas que llevan a una disminución de la autoestima.
Pero hay muchos más. En un estudio presentado algunos años atrás, Amnistía Internacional denunció que cada vez más mujeres sufren una especie de existencia infernal cada día de su vida. En números concretos, se expuso que veinte de cada cien mujeres en el mundo son torturadas cotidianamente dentro de sus hogares y en los distintos ámbitos en los que se desenvuelven a diario.
En un escenario compuesto por esos números escalofriantes, las voces que se levantan para explicar por qué en las sociedades occidentales actuales siguen persistiendo todo tipo de modalidades de violencia contra la mujer son muchas.
Algunos de quienes vienen estudiando el fenómeno enmarcan la violencia de género como parte de una reacción de sectores de la sociedad que no pueden aún asimilar el cambio de roles y la creciente autonomía que han adquirido las mujeres sobre todo en la última mitad del siglo XX.
Pero otros estudios sociales más recientes sobre el fenómeno de las distintas formas de la violencia de género coinciden en poner el foco de atención en los procesos de socialización primaria, donde las personas van adquiriendo reglas y normas que luego ponen en práctica a lo largo de su vida.
En la vigencia de patrones culturales que legitiman socialmente la violencia contra la mujer y que están presentes en esos proceso de transmisión de valores está una de las claves para entender por qué en el mundo las agresiones de género cada vez ganan más víctimas.
Dentro de ese paradigma, algunos autores ponen el foco en la primera formación que obtienen niños y niñas dentro de los hogares y la esfera educativa. Mientras que los varones son educados en valores como la competencia, la conquista, la lucha, la fuerza y la imposición, a las nenas se les transmiten valores como la cooperación, la obediencia, la entrega y el pacto.
Así lo destaca, por caso, la abogada platense María del Carmen Taborcía, quien viene trabajando desde hace muchos años en el tema y es autora de un libro titulado "Terrorismo Familiar" junto al escritor y periodista Ricardo Santiago Katz.
"Desde siempre, la mujer es quien se ocupa principalmente de la crianza y educación de los chicos -afirma-. Y si bien ninguna madre le enseña a sus hijos que deben golpear y agredir a las mujeres, sí suelen transmitir algunas conductas claramente machistas. Pero el mayor problema, creo, está centrado no sólo en lo que los chicos reciben como educación, sino en lo que los chicos ven. Gran parte de los agresores han crecido en un ambiente donde la violencia era una conducta común, que ellos sólo repiten".
DENTRO DEL HOGAR
Las agresiones domésticas por parte de la pareja o de los hijos son una de las formas más tradicionales de ejercicio de violencia contra la mujer. Y forman parte de un fenómeno que a pesar del paso de los años no llega nunca a desaparecer. De acuerdo a los datos de la Organización Panamericana de la Salud, en América latina el 85 por ciento de los ataques físicos contra mujeres ocurren en el hogar.
Hasta hace algunos años atrás, los abusos, golpes y maltratos que se producían puertas para dentro del hogar eran considerados socialmente como "asuntos de pareja" que debían resolverse en privado, que no convenía ventilar y que se limitaban a la esfera privada de esa relación de a dos.
Hoy, aunque esa vieja concepción haya caído en desuso en términos generales, las agresiones tanto físicas como verbales que se dan en el ámbito doméstico no han cesado. Para muestra, sólo basta un dato de lo que sucede a nivel local. Según los datos difundidos hace algún tiempo por la Comisaría de la Mujer de La Plata, quienes agreden a las mujeres suelen ser las personas más cercanas a ellas; es decir, parejas y ex parejas.
Contra las grandes creencias populares en ese sentido, todos los especialistas coinciden en señalar que la violencia familiar no es algo que pertenezca exclusivamente a las clases bajas o a sectores marginales.
Así lo apunta Susana Volpi, testigo de miles de casos de violencia desde su trabajo en el Centro de Amparo City Bell. "Lo que vemos es que cada vez son más los episodios que se dan en el marco de familias de clase media o de clase alta. Lo que sucede es que ahí las denuncias son pocas, porque las mujeres temen la vergüenza pública o las consecuencias, que en muchos casos van por el lado de la pérdida de estatus o de la disminución de sus ingresos", explica.
Finalmente, a la hora de hablar de las consecuencias que puede dejar en la víctima un comportamiento de este tipo, los autores hablan de una pluralidad de marcas. Según señala Alejandra Patricia López, una lectora que envió un trabajo de su autoría sobre el tema, hay "fatiga física y psicológica, hay aislamiento y se generan estados de ansiedad y de estrés. Además, hay baja en la autoestima, ya que el hombre violento actúa como un descalificador permanente".
Mujeres victimas de maltratos que mataron en otros países
Reportaje a la Dra. Vera Baird, abogada y diputada, especialista en casos de mujeres que mataron a quienes las sometían a maltratos.
La abogada Vera Baird, diputada en el Parlamento de su país por el Partido Laborista, es una de las pocas especialistas en casos de mujeres que mataron a quienes las sometían a maltratos. Una tarea difícil por la característica de estos homicidios, pero sobre todo por la dificultad para demostrar la defensa propia cuando en general ellos las agreden con puños y ellas necesariamente utilizan armas. Desde el año 2001, la abogada Vera Baird es una de las casi cien mujeres que llegaron al Parlamento británico de manos del Partido Laborista. Pero antes de eso, y aún hoy, ella es sobre todo la principal referente para las mujeres víctimas de violencia de género que mataron a sus compañeros en defensa propia. Tuvo a su cargo la mitad de los casos que hubo en Gran Bretaña en los últimos 10 años. Muy pocas de esas mujeres fueron absueltas, pero en muchas causas se logró que les atenuaran la pena.
Como parlamentaria, Baird preside un grupo multipartidario dedicado a temas de violencia que trata de influenciar las políticas públicas y que tuvo un papel importante en la reciente sanción de la Ley sobre Violencia de su país. La anterior era de 1976, de otro gobierno laborista. "En el medio tuvimos 20 años de gobiernos conservadores en los que no se hizo nada, no les interesaba este tema. Ahora tenemos esta ley, pero fundamentalmente el tema de violencia es tomado como una política pública por el gobierno británico, con lo cual se destinó presupuesto para aumentar los refugios que hay para las víctimas, el tema es parte de la currícula escolar, se ha empezado a capacitar a los profesionales de la salud, la policía está obligada a contar en cada repartición con especialistas y nos quedan los juzgados, que son el ámbito más reacio por su formación conservadora."
Baird estuvo en Buenos Aires invitada por el British Council para participar de la conferencia Romper el silencio: El papel de las instituciones al abordar la violencia contra la mujer, que se realizó en noviembre pasado, y en la que participaron también Diana Maffia, Monique Altschul, María Luisa Storani y la jueza de la Suprema Corte bonaerense Hilda Kogan. La función de Baird era brindar un panorama sobre las respuestas que el gobierno británico está dando al tema de la violencia de género. "Yo llegué con la intención de hablar sólo de la nueva ley, pero después de algunas entrevistas informales y del conocimiento previo que yo tenía sobre Argentina por los informes de la Cedaw (Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer), me di cuenta de que para ustedes sería una información acotada. Porque aquí existe suficiente legislación. Creo que no necesitan más leyes, sino que las apliquen. Y que se hagan más cosas en relación con los profesionales de la salud, la educación de los niños, la capacitación de los jueces y la disponibilidad de viviendas para las víctimas."
-En la ley que acaba de sancionarse en su país, ¿hay alguna modificación en relación con las mujeres víctimas de violencia que matan en defensa propia?
-No. Yo propuse dos veces una cláusula sobre el tema, pero no se aceptó. Y eso que existe un gran informe en el que se recomiendan cambios en la legislación relacionados con este tema. Lo más importante de modificar es que la condena sea más leve si el homicidio se cometió en defensa propia. Pero, por ahora, la realidad es que las mujeres en esta situación son acusadas de homicidio y esto implica cadena perpetua.
-¿A qué recursos apela como abogada en estos casos?
-La ley dice que un atenuante es la provocación de la víctima. En ese caso, la sentencia es por homicidio leve y no grave, con lo cual no hay cadena perpetua, y a veces hasta se elimina la condena de prisión. La provocación actúa en los casos en los que alguien pierde el control por cosas que dijo o hizo la víctima. Pero para eso hay que probar que quien perdió el control es una "persona razonable", lo cual implica muchas pericias. Esta situación es muy fácil de resolver para el hombre que mató, sólo tiene que probar que ella le hizo perder el control. El problema es que esto no funciona con las mujeres, porque ellas no matan de la misma forma que los hombres. El 90 por ciento de los casos de mujeres que matan en defensa propia lo hacen con cuchillos de cocina. En algún momento de la persecución quedan arrinconadas en la cocina. En el discurso posterior ellas dicen que no sabían que estaban manoteando un cuchillo, que agarraron cualquier cosa al azar, pero yo dudo que esto sea así, cierto nivel de conciencia hay porque siempre agarran un cuchillo. Es la única arma que tienen para frenarlo. La defensa en estos casos no puede ser la provocación, sino la defensa propia. Pero para eso, el oponente debería tener un arma equivalente. Como eso nunca pasa, el jurado dice que lo único que él estaba usando eran puños o pies, que la fuerza de ella era mayor, y se las condena por homicidio grave. -O sea que usted también está arrinconada. -¿Qué hago yo? Intento demostrar que la mujer actuó en defensa propia y voy cambiando el eje de la provocación hasta encontrar el adecuado. Otra táctica es argumentar responsabilidad disminuida por alteración mental. Los psiquiatras desarrollaron muchas teorías alrededor del síndrome de la mujer golpeada. Se sabe que una mujer soporta alrededor de 35 veces las agresiones antes de atacar.
-¿No es peligroso apelar a este argumento? Es como quitarle entidad al acto de violencia cubriéndolo con la debilidad psíquica de la mujer.
-Algo de eso hay. Además ninguna quiere que se la defienda de esa forma. Pero si no hay otra salida, es el último manotazo de ahogado. Nosotros tenemos dos problemas graves con la ley actual: que con la misma norma, y en el mismo caso, la mujer recibe una condena grave y el hombre una leve.
-Teniendo en cuenta que el jurado en el sistema británico está compuesto por miembros de la sociedad, que el tema de la violencia de género sufrió cambios desde las políticas públicas, ¿los jurados modificaron la forma de fallar?
-No mucho. Más bien mejoraron los jueces. Tenemos un grave problema con los jueces en general porque aproximadamente el 85 por ciento son hombres de clase media alta que han vivido en un mundo masculino y se resisten a recibir capacitación sobre violencia porque piensan que perderían su independencia. Esto está empezando a modificarse porque estamos mejorando la forma de seleccionarlos. Pero la Corte de Apelaciones, que sería la segunda instancia, tuvo una actitud muy comprensiva hacia los casos de violencia contra las mujeres en los últimos años, expandiendo la interpretación de la ley. Hubo muchas condenas que logramos que se las pasara a homicidio leve en la Corte de Apelaciones.
-La falta de sensibilidad de los jurados hacia estos temas, ¿es representativa de la sociedad británica?
-No estoy segura. Yo creo que si la ley no está clara, es pedirles mucho a los jurados que dejen en libertad a una mujer si el hombre está muerto. Si la ley cambiara, en cambio, los jurados podrían percibirlo como un deseo de la sociedad de modificar su actitud hacia la violencia contra las mujeres.
- Violencia contra la Mujer en Argentina. Información y Artículos
El círculo de maltrato en el que están envueltas las mujeres dificulta la denuncia. Y cuando exponen los casos, las falencias del sistema complican aún más su situación.
En las mujeres que son víctimas de violencia predominan las características depresivas y una baja autoestima, como rasgos psicológicos sobresalientes. Los signos que pueden detectarse y la sintomatología característica de una mujer que sufre la violencia de su pareja son: la pasividad, escasa asertividad, baja autoestima, inseguridad, dependencia emocional, sentimientos de temor e indefensión vinculados con la pareja, entre otros. Rasgos que, sumados a las falencias del sistema, dificultan la salida del círculo de violencia.
"Los términos violencia familiar o violencia intrafamiliar, con una importante presencia en Sudamérica, se vienen utilizando desde 1988 y 1993 respectivamente debido a lo común que resulta la aparición de esta violencia en el ámbito familiar; además de que las leyes que penan la violencia contra la mujer suelen considerar como requisito que ésta sea esposa o mantenga con el sujeto activo una relación de análoga afectividad. Sin embargo, es obvio observar que el término en sí comprende a la violencia entre todos los miembros de la familia, cuando su uso en este sentido está limitando su contexto exclusivamente al ámbito marital o cuando el sujeto pasivo sea especialmente vulnerable.["
"Golpean hasta que una dice basta, porque si no te das cuenta de que entrás en la misma espiral de violencia que él y llegás a pensar que un día podes agarrar un cuchillo -prosigue Ana- para clavárselo y no importa lo que te pase en la cárcel porque lo único que querés es zafar de él. No sólo me golpeaba, no sólo me torturaba psicológicamente. Me obligaba a acostarme con él. Yo no quería, pero tenía que hacerlo, me daba asco. Un día, después de una discusión, fui a la cocina y agarré un cuchillo. Pero en ese momento pensé: "no vale la pena que por este tipo yo termine en el cárcel"."
La vida de Ana tomó otro rumbo cuando se fue de su casa, apartándose de su marido violento y, apoyada por sus hijos, recibió la asistencia de profesionales del Refugio Hogar Casa Abierta María Pueblo, una entidad en la provincia de Buenos Aires, donde llegan las mujeres víctimas de violencia sin necesidad de desprenderse de sus hijos. La dirección de la entidad se mantiene reservada por una resolución de la Suprema Corte de la Justicia bonaerense como medida de protección. Existen alrededor de diez refugios con estas características.
Ana no es su verdadero nombre. La violencia que hace tiempo selló su cuerpo hoy hace que prefiera permanecer en el anonimato, pero está convencida de que su testimonio puede ayudar a que su historia no se repita.
La violencia familiar, como algo oculto, puertas adentro, es parte de los testimonios. "Nadie me daba una mano por más que lo supieran. Hoy es un tema que se instaló y yo creo que fue porque hubo muchos niños y mujeres que murieron", sostuvo Ana.
"Si todas las mujeres que padecen violencia supieran que existen lugares donde las pueden ayudar y que hay leyes que las protegen, las cosas serían diferentes. Hay miles de mujeres que desconocen que existe otra vida además de la de los golpes. Quienes padecemos estos actos tenemos un miedo que nos aprisiona, aun cuando corre peligro nuestra vida. Yo nunca pensé en hacer la denuncia porque probablemente lo que se me venía después era peor, sabía que la policía no me iba a creer, que me iban a decir que algo hice. Además, cuando hacés una denuncia te mandan a tu casa de nuevo. ¿Qué loco, no? Me vuelvo a mi casa con el agresor", describe Ana.
Las agresiones empezaron siendo psicológicas "pero yo no me di cuenta. Un día la perra hizo caca adentro de la casa, yo venía de trabajar. El entró adelante y empezó a decirme que a mí me gustaba vivir en la mierda y fue al baño y tiró el papel higiénico del tacho de basura por toda la casa. Puedo contar cómo mi cabeza iba al inodoro, o que me agarraba del cuello y me ponía contra la pared. Como mi autoestima estaba muy baja, que me dijeran idiota era algo normal, o que no sirvo para nada, era algo normal. Y pasan los años y una se va acostumbrando. Y te quedás por los hijos".
Ana insiste: "Los golpes no tienen justificación. Un hombre violento te dice, después de que te golpea, que lo perdones, que no se dio cuenta y promete que no lo volverá a hacer más. Vos escuchás ese verso y después te golpea de nuevo".
Para Ana, el fin de esta historia comenzó cuando llegó un día tarde de su trabajo después de una larga jornada. "Al día siguiente tenía que presentar un informe. Esa noche él (su marido) me dijo que no quería que yo siguiera trabajando porque no podía ocuparme de los chicos y la casa. Yo le dije que iba a seguir trabajando sin importar lo que me dijera. Después, él quiso mantener relaciones y le dije que estaba cansada. Me rompió el diskette en el que había guardado todo lo que había hecho. Me dijo que quería una puta en la cama y yo le dije que si quería una puta que la pagara. Sabía que atrás de eso venía el tortazo. Entonces me levanté, me fui a la cocina. Siguió torturándome, quiso pegarme y en ese momento yo tenía un cuchillo en la mano y dije: no vale la pena. Me fui a la habitación, agarré mis cosas y me fui de casa. Le dije a mi hijo que me iba y me contestó: "Mamá, esto lo tendrías que haber hecho hace veinte años"."
Después de un tiempo, cuando "él vio que yo no volvía a casa fue a mi trabajo, abrió la puerta del despacho y me alzó pasándome del otro lado del mostrador". Ese mismo día se le hizo una exclusión de hogar "porque lo que sucedió salió en los diarios, porque yo trabajaba en el Concejo Deliberante de La Plata. Entonces volví a mi casa, él no se podía acercar y yo contaba con custodia policial. Cuando se levantó esa protección, entró por la puerta de atrás violando la norma. Mi hijo me defendió y me gritó que llamara a la policía".
La historia de Ana es la de muchas otras mujeres. Ana encontró ayuda en el refugio Casa Abierta. Tiene domicilio real reservado según un decreto de la Procuración bonaerense como medida de protección ante situaciones de violencia extrema. Desde septiembre de 2001 hasta febrero del año siguiente Ana estuvo en el refugio. "Hasta que no vieron que yo me podía sustentar económicamente, no me dejaron ir." Ana hizo hincapié en eso porque su marido "se quedó con todo. Por haberme golpeado fue sobreseído, adujo emoción violenta, es decir, que la situación lo superó. No pasó nada porque yo no tenía denuncias previas hechas". Uno de los fundadores del hogar, Darío Witt, relató a este diario que al hogar "se ingresa de manera voluntaria. Desde el primer encuentro las mujeres tienen que tomar decisiones, y eso es algo a lo que antes no estaban acostumbradas. Las víctimas de violencia nunca fueron escuchadas".
Ninguna de las personas que los llama queda sin atender. "El primer contacto es telefónico y luego se pasa a una entrevista en un lugar neutral, público, si es que la situación no es extremadamente urgente", explicó Witt. Y aclara: "La alternativa de ingreso al refugio es la última, es decir, cuando el riesgo de vida es extremo. Algunas mujeres sólo necesitan asistencia legal o que las acompañemos para que ellas tomen decisiones".
Por otra parte, en muchas ocasiones "sabemos que va a volver con su pareja. No condenamos a la que vuelve. La idea es que se plantee algunas preguntas, se replantee algunas cosas, es decir, que vuelva para cambiar. La base está no en si vuelve o no, sino en cómo vuelve". Para Witt es esencial recordar que "una víctima hace lo que puede, no lo que quiere".
El titular del refugio hizo hincapié en los oídos sordos de la sociedad "que escucha pero no hace nada. Es necesario que las cosas cambien. Necesitamos que el país sea más justo en este tema".
Asignaturas pendientes para eliminar la violencia contra las mujeres
Para la Argentina, la prevención y erradicación de la violencia contra las mujeres no es una política de Estado: no hay un plan nacional para enfrentar esta problemática, las partidas presupuestarias son escasas, persisten serios obstáculos para que las víctimas puedan acceder a la Justicia y faltan sistemas estadísticos serios que midan la real dimensión del fenómeno. Estas son los principales cuestionamientos que harán organizaciones no gubernamentales ante el comité de expertas de la OEA que evaluará el cumplimiento del país -y de la mayoría de naciones de América latina y el Caribe- del tratado internacional más importante para combatir la violencia de género conocido como Convención de Belém do Pará. Las especialistas sesionarán por primera vez en Buenos Aires. La reunión se extenderá entre mañana y el viernes y será inaugurada por el secretario general de la OEA, el chileno José Miguel Insulza, y el canciller Jorge Taiana.
La Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres fue aprobada por la Asamblea General de la OEA en 1994. Su importancia radica en que ordena a los países que la ratifican -Argentina lo hizo en 1996- acciones concretas para evitar y luchar contra esta pandemia. Define la violencia contra las mujeres como una violación de los derechos humanos y obliga a los Estados parte a adoptar medidas progresivas para modificar los patrones socioculturales que sostienen las relaciones desiguales de poder entre hombres y mujeres, que favorecen la persistencia de este fenómeno.
En su primer artículo, la Convención de Belém do Pará considera que "debe entenderse por violencia contra la mujer cualquier acción o conducta, basada en su género, que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer, tanto en el ámbito público como el privado".
Esta convención tiene dos mecanismos de seguimiento: un cuerpo político, integrado por representantes de los gobiernos, y un cuerpo técnico, formado por expertas independientes, una por cada uno de la treintena de países del continente que ha ratificado el tratado. Ambos mecanismos de monitoreo empezaron a funcionar en 2005. La que comienza mañana será la tercera reunión del comité de expertas y se hace en Buenos Aires, en lugar de Washington, donde tiene sede la OEA, porque en las dos oportunidades anteriores Estados Unidos le negó la visa a la representante de Venezuela.
La sesión inaugural será mañana a las 11.30 en el Palacio San Martín. Allí, las expertas llegadas de todo el continente evaluarán los avances y los obstáculos en el cumplimiento de la convención en 28 países. En el caso de Argentina, analizarán un reporte presentado por el Gobierno y otro alternativo, elaborado por un equipo de investigación de la filial argentina de Cladem (el Comité de América Latina por la Defensa de los derechos de las Mujeres). Además, escucharán a representantes de entidades de la sociedad civil, entre ellas, un consorcio de medio centenar de ONG que conforman la Red de Monitoreo de la Ley de Violencia Familiar de la provincia de Buenos Aires (ver aparte). Finalmente, el comité de expertas hará recomendaciones al país.
El contrainforme de Cladem Argentina, al que accedió Página/12, es muy crítico: señala los numerosos obstáculos que encuentran en la Argentina las mujeres que sufren violencia y la ausencia de una política nacional integral para prevenir y enfrentar esta problemática. Algunas de sus observaciones son las siguientes:
– Se cuestiona que las respuestas del Estado están focalizadas "casi exclusivamente en la violencia familiar, intrafamiliar y/o doméstica" como si se tratara de un conflicto hogareño, en lugar de una violación de derechos humanos. "No se advierte que es la condición de género el factor de riesgo", sostiene el contrainforme.
– Las organizaciones de mujeres coinciden en que existe "falta de voluntad política" para efectivizar programas de asistencia a víctimas de violencia que se sostengan en el tiempo. Además, "los que existen están localizados especialmente en las grandes ciudades", dejando sin respuesta a extensas regiones alejadas de los centros urbanos más importantes y a las zonas rurales.
– No existen guías de atención para mujeres víctimas de violencia en el Poder Judicial y la Policía.
– La adopción de respuestas preventivas de parte de los magistrados depende del criterio personal de cada uno. Muchas veces se demoran.
– Faltan refugios para que las mujeres puedan ser derivadas en caso de riesgo de vida. En toda la provincia de Buenos Aires hay solamente dos.
– Se denuncia una "dramática disminución" del presupuesto del Consejo Nacional de la Mujer, a través del cual el gobierno nacional instrumenta las políticas públicas de género. Del 2006 al 2007 la partida bajó un 80 por ciento y es de apenas 1.891.799 pesos.
– Una de las carencias "más significativas" por parte del Estado se resume en "la falta de un diseño de investigación" que permita tener estadísticas serias. "Este déficit no contribuye a visibilizar la problemática", considera el reporte.
– "No hay una política penal tendiente a la erradicación del feminicidio, ya que el mismo no es visibilizado como tal. En la medida en que persista la actitud negligente de las autoridades policiales y políticas que se niegan a reconocer que se trata de casos de grave violencia contra mujeres y prefieran, en cambio, clasificarlos como "crímenes pasionales", no existirá la sanción efectiva", señala el contrainforme de Cladem Argentina.
Congreso Nacional: "Las mujeres y los Vínculos libres de Violencia".
La Violencia contra la Mujer ha sido y es un tema prioritario para el Consejo. Desde su creación ha participado activamente en la formulación y seguimiento de proyectos dedicados a esta temática. En la sanción de la Ley Nº 24.417 del año 1994 sobre Protección de la Violencia Familiar realizó una serie de acciones tendientes a su consecución, y también participó en la Comisión del Ministerio de Justicia que elaboró su Decreto Reglamentario Nº 235/96; realizó el seguimiento de los proyectos de ley para la reforma del Título III del Libro Segundo del Código Penal "Delitos contra la Honestidad", y mantuvo contacto con legisladores/as para la sanción de la Ley Nº 25.087 que la modifica por "Delitos contra la integridad sexual" que recoge la mayoría de los cuestionamientos formulados por el movimiento de mujeres y el Consejo Nacional de la Mujer, así como las Recomendaciones de la CEDAW. Actualmente, promueve la sanción de una normativa en relación con el Acoso Sexual.
Plan Nacional de y Capacitación, Asistencia Técnica y Sensibilización en el tema de la Violencia contra la Mujer
En base a acuerdos celebrados con UNICEF, en el mes de noviembre de 1996 se puso en marcha el Plan Nacional de Capacitación, Asistencia Técnica y Sensibilización en la temática de la Violencia contra la Mujer. Este programa tiene por finalidad identificar estrategias desde el Estado Nacional, Áreas Mujer Provinciales y Municipales y organizaciones de la sociedad civil para la creación y/o fortalecimiento de servicios destinados a la prevención y asistencia de las mujeres objeto de violencia.
Como parte del desarrollo del mismo, el CNM ha preparado la Serie "La violencia contra las mujeres en el ámbito de las relaciones familiares" integrada por distintos materiales referidos al tema. Uno de ellos es un Manual pensado como un instrumento destinado a brindar orientaciones teóricas y metodológicas básicas para la intervención en situaciones de violencia contra la mujer en las relaciones intrafamiliares. Está dirigido a profesionales y personal con inserción en ámbitos institucionales o comunitarios (gubernamentales y no gubernamentales) que se encuentran trabajando en esta temática o interesados en comenzar a intervenir en esta área específica. Tiene como objetivos:
- Brindar lineamientos teóricos básicos para el abordaje de las situaciones de violencia contra la mujer;
- Aportar documentación sobre los aspectos legales referidos a la temática;
- Transferir orientaciones metodológicas básicas para la etapa de intervención a nivel local;
- Aportar lineamientos teóricos para la implementación de estrategias de intervención, tanto de prevención como de asistencia;
- Brindar orientaciones teóricas y metodológicas para la conformación y/o fortalecimiento de los equipos de los servicios de asistencia y/o prevención de la violencia contra la mujer.
El mencionado Manual desarrolla los siguientes temas:
- Surgimiento de la violencia contra la mujer como problema social;
- La violencia en el ámbito de las relaciones familiares;
- Metodologías de intervención a nivel local;
- Modalidades de intervención: prevención y asistencia.
El Manual se integra con dos Instructivos, uno, destinado a las capacitadoras y capacitadores y otro, para el Desarrollo de Talleres, para los/as participantes.
Esta asistencia técnica y capacitación es acordada de manera conjunta entre el organismo solicitante y el CNM, de acuerdo con las necesidades locales y/o regionales. Asimismo se brinda la posibilidad de fortalecer servicios especializados que ya estén en funcionamiento y quieran potenciar recursos propios y/o políticas de intervención transversales con otras áreas del propio gobierno provincial y/o local. Una prioridad en este programa es estimular la formación de redes de gobiernos provinciales y/o municipales y organizaciones de la sociedad civil para la asistencia a las mujeres víctimas de violencia.
Se hizo la presentación de los materiales a capacitadoras/es de todo el país y se hizo entrega de los mismos, así como a todas las Areas Mujer del país. Se realizaron de talleres de capacitación en las provincias de Santa Cruz, Corrientes, Jujuy, La Pampa y La Rioja.
Registro Unificado de Casos
En el reconocimiento de que la producción de información -sistemática y confiable- puede constituirse en una de las herramientas más valiosas para profundizar en el conocimiento, la investigación y la difusión de la problemática de la violencia familiar contra la mujer, el CNM ha puesto en marcha el desarrollo de un Sistema de Información y Monitoreo de la Violencia Familiar Contra la Mujer.
En el marco de ese Proyecto se ha diseñado un Instrumento de Registro de Casos, (conjuntamente con un Programa Informático para el Ingreso y Análisis de Información), destinado a Servicios especializados en la atención de la violencia familiar contra la mujer. El diseño de dicho Instrumento fue el resultado de diversas actividades desarrolladas con especialistas y profesionales dedicados/as a la atención de esta problemática provenientes de Servicios Gubernamentales, No Gubernamentales y Areas Académicas de todo el país.
El Instrumento se ha implementado de modo tal que permita estimar la prevalencia e incidencia de la demanda institucional (es decir, de los casos atendidos por los Servicios). Recabando datos sobre el perfil sociodemográfico de la población atendida, antecedentes familiares, motivos de consulta, situación vincular, antecedentes de maltrato, redes sociales, tiempo de exposición a la situación de violencia por la que se consulta, accesibilidad al servicio, entre muchas otras variables relevadas. Los Servicios interesados en participar de este Sistema suscriben un Acta de Entendimiento con el CNM a partir de la cual cada las instituciones firmante se comprometen a elevar al CNM la información relevada, mientras que éste se compromete a su difusión, divulgación (garantizando que todos los Servicios accedan a la información producida por todos) y a brindar asistencia técnica a los Servicios que así lo requieren. Actualmente más de 40 Servicios de todo el país han sido capacitados en el uso y aplicación de dichos Instrumento, y una gran parte de ellos han comenzado a producir información sobre la población atendida. A partir de la información que se está produciendo el CNM elaborará distintos materiales de difusión, a los efectos de divulgar la situación de las mujeres víctimas de violencia, que consultan en Servicios especializados. A partir de ellos se espera evaluar comparativamente la situación de los servicios y de las mujeres consultantes en distintas regiones del país.
Se han distribuido en Capital Federal 20.000 folletos sobre el acceso de las mujeres a la Ley Nº 24.417 y más de 40.000 ejemplares de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer
La información que se presenta proviene de los relevamientos realizados en el marco del Proyecto para el desarrollo de un Sistema de Información y Monitoreo de la Violencia Contra la Mujer, del Consejo Nacional de la Mujer. Este Proyecto se enmarca en el Programa Nacional de Capacitación, Asistencia Técnica y Sensibilización en el tema de la Violencia Contra la Mujer que llevan adelante el CNM desde la Dirección Nacional de Asistencia Técnica. Se ha desarrollado un Instrumento de Registro de Casos para evaluar la prevalencia de casos atendidos por los Servicios que participan del Sistema. Este Instrumento permite además caracterizar a la población según cuatro apartados temáticos:
1. Datos de identificación 2. Caracterización socio-demográfica 3. Evaluación de riesgo y antecedentes de violencia 4. Estrategia de intervención institucional
El apartado 1 es de uso interno de cada Servicio y permite contar con datos de identificación de la consultante y del agresor. El apartado 2 ofrece información sobre el perfil socioeconómico de las mujeres consultantes, su inserción en el mercado de trabajo, nivel de estudios, conformación familiar entre otras variables. El apartado 3 releva datos sobre antecedentes de violencia en la víctima y el agresor, motivos de consulta, nivel de riesgo de la consultante (medido por el daño físico y psicológico observado), las redes sociales disponibles y la historia vincular y de violencia con el agresor. Finalmente el capítulo 4 permite evaluar por qué medios de derivación o información llegan las mujeres a la consulta; qué historia de consultas previas tienen; y que estrategia de intervención interna e intersectorial se observa entre los servicios. En este apartado se presenta información proveniente de los siguientes Servicios (seleccionados del total de Servicios participantes por el volumen de información relevada): Servicio de Atención de Violencia Familiar de la Dirección del Menor y la Familia de la Municipalidad de Lomas de Zamora. Servicio de Atención de la Violencia Familiar de la Secretaría de Acción Social de la Municipalidad de Tigre. Servicio de Atención de Violencia Familiar de la Dirección Provincial del Menor, la Mujer y la Familia de la Provincia de Santa Fe. Servicio de Atención en Violencia Familiar de la Secretaría de Bienestar Social Area Mujer de la Municipalidad de Comodoro de Rivadavia. Servicio de Atención en Violencia Familiar de la Secretaría de Promoción de la Municipalidad de Rosario. Servicio de Atención en Violencia Familiar de la Municipalidad de Villa Constitución. Análisis de las tendencias observadas Los cuadros presentados en este apartado ofrece información sobre la población demandante a Servicios de atención en Violencia Familiar, registrada a través del Instrumento de Registro de Casos elaborado por el CNM. La información se presenta discriminada por Servicio. Dada las características del relevamiento los datos tienen carácter preliminar, e informan sobre tendencias que deberán confirmarse conforme avance el volumen de casos registrados y el número de Servicios usuarios del Instrumento. En la gran mayoría de los casos se observan tendencias convergentes en la información relevada entre los Servicios; abonando la consistencia y confiabilidad de dicha información.
a. Acceso, consultas previas y estacionalidad en la consulta a Servicios de Violencia Familiar.
Se observa que la principal vía de acceso de la población que consulta a Servicios de atención en Violencia Familiar lo hace a través de redes informales: información suministrada por conocidos o allegados. En segundo lugar -aunque en menor proporción- se ubica la derivación entre servicios, y en tercer término, pero excepcionalmente, se registran casos que llegan por la vía judicial. La derivación policial tiene muy escasa representación, con la excepción de un caso en el que se registra también una importante derivación del área de justicia. Aunque en la literatura sobre el tema se ha hablado de un aumento de la consulta en los días posteriores a períodos vacacionales, feriados y fines de semana (por la mayor exposición al contacto con el agresor, en el contexto del hogar) los datos relevados confirman ese comportamiento sólo en algunos de los Servicios analizados, en los que se observa un incremento de consulta relativamente más elevado, los días lunes. Las diferencias observadas no se explican tampoco por restricciones en los días de admisión (que concentrarían la demanda en esos días), ya que se han registrado casos de Servicios que disponen de instancias de admisión todos los días de la semana y que, sin embargo, no registran una mayor proporción de consulta los días lunes. La incidencia de consultas previas es relativamente escasa, si se tiene en cuenta la cronicidad de esta problemática: oscila entre el 7 y el 12% según los casos. Por el contrario los antecedentes de denuncias judiciales o policiales, son en todos los casos muy elevados, lo que permite pensar que las mujeres privilegian este recurso antes que los servicios especializados. Los porcentajes de antecedentes de denuncias judiciales o policiales rondan el 35 a 50% de los casos. De igual modo se puede inferir que la denuncia judicial o policial no implica necesariamente una posterior consulta a servicios especializados, y que, los efectores de la justicia o de la policía no promueven esa consulta
b. Motivo de consulta y vínculo entre consultante y agresor.
Los motivos de consulta pueden ser por "violencia psicológica" (que incluye insultos, maltrato verbal, degradación, etc.); "violencia física"; "violencia sexual" (abuso, violación, etc. aunque provenga de un compañero o cónyuge); "privación o restricción de la libertad" y "violencia económica" (restricción y controles sobre el uso del dinero en el hogar). De todas ellas la que registra mayor incidencia es la violencia física. Entre el 65 al 80% de las consultantes -según los Servicios- consultan por violencia física. La intensidad es variable aunque se registra en todos los casos una importante incidencia de "bastante frecuente" o "muy frecuente", lo que significa que la mujer recibe agresiones físicas diariamente o semanalmente. En la gran mayoría de los casos el agresor es "cónyuge o concubino" de la mujer maltratada (entre el 65 y el 80%) o ex – pareja (entre el 5 al 24%). Muy poca representación se registra en las restantes categorías; aunque en algunos casos la categoría "hijo" alcanza al 5%
c. Reproducción de la violencia.
La violencia hacia los hijos por parte del agresor y por parte de la víctima registra diferencias importantes: en todos los casos la víctima se declara mucho menos violenta hacia los propios hijos que lo que declara del agresor. Esas diferencias son muy distintas según los casos, pero siempre significativas (las máximas son de 5% para la víctima y 61% para el agresor y las mínimas de 2% para la víctima y 23% para el agresor). Sin embargo, dado que la respondente es la propia víctima cabe esperar un importante subregistro sobre la declaración de la violencia que ella ejerce sobre los hijos En lo que respecta a los antecedentes de violencia en la historia y familia de origen de la víctima y el agresor se registran también diferencias y variaciones entre los casos. En este indicador las tendencias son muy divergentes entre los Servicios, lo que no permite inferir una pauta característica. Los antecedentes de violencia en la familia de origen de la víctima oscilan entre un 15% a un 45%, computando las situaciones de "víctima de violencia"; "testigo de violencia"; "abandono de uno de los progenitores"; "violencia sexual"). En lo que respecta a los antecedentes del agresor se registran también variaciones que van desde un 15% a un 60%. La falta de información ha sido muy alta en este indicador, lo que puede deberse a las dificultades para tratar este tema en la consulta de admisión.
d. Indicadores de riesgo.
Finalmente se ha elaborado un "Indice de riesgo" que permite estimar el porcentaje de mujeres que llega a la consulta en situación de riesgo de vida. Este se mide computando indicadores sobre "intensidad registrada en el motivo de consulta" (casos en que la violencia es "bastante frecuente" o "muy frecuente") e indicadores de riesgo de vida: tener lesiones que requirieron atención médica, haber sido amenazada con arma de fuego, haber intentado suicidarse, haber sufrido abortos por causa de violencia. A partir de ellos se construye un índice que mide los niveles de riesgo. Según los datos relevados entre un 22% a un 40% de las mujeres llegan a la consulta en situación de "riesgo alto"; y entre un 4% y un 34% en situaciones de riesgo medio (cfr.
El mapa argentino de la violencia contra las mujeres
Miles de mujeres mueren, son golpeadas o abusadas todos los años en Argentina. Pero no se sabe exactamente cuántas. Ni en qué circunstancias. Las estadísticas a nivel nacional o provincial no existen o están dispersas. Y cuando existen, en la mayoría de los casos se trata de cifras aproximadas. Estimaciones. Números que dicen poco y mal. Por eso cabe la pregunta: ¿Si ni siquiera se conoce la dimensión del problema, cómo puede hacer el Estado para desarrollar políticas públicas para frenar la violencia contra las mujeres? En los primeros 66 días del año fueron asesinadas 33 mujeres y niñas de distintos sectores sociales como consecuencia de la violencia de género, según publicó la prensa el 8 de marzo, en el Día Internacional de la Mujer. La cifra se obtuvo a partir de la información que se publicó en los diferentes medios en ese período, porque en Argentina no hay estadísticas oficiales. ¿El resultado? La imposibilidad de realizar un abordaje integral para la violencia de género. Algo sumamente preocupante cuando se piensa que -según las estimaciones de la ONU– una de cada tres mujeres en el mundo tiene probabilidades de ser maltratada.
- En Catamarca más de 2000 casos por año.
- En Entre Ríos, cinco meses, cinco mujeres asesinadas.
- En Tucumán, en lo que va del año asistieron 1.200 casos de violencia familiar.
La jueza de la Suprema Corte de Justicia de Mendoza, Aída Kemelmajer, analizó la violencia intrafamiliar desde los organismos involucrados con esta problemática y afirmó que la principal falencia del sistema es la "falta de coordinación entre los distintos organismos y la falta de programas" que den solución a este tema.
Por otra parte un grupo de profesionales de salud mental de los Tribunales de Familia de Mendoza analizó cuáles son los rasgos de personalidad y los trastornos psíquicos que sufren las mujeres inmersas en círculos violentos. En las mujeres que son víctimas de violencia predominan las características depresivas y una baja autoestima, como rasgos psicológicos sobresalientes. Los signos que pueden detectarse y la sintomatología característica de una mujer que sufre la violencia de su pareja son: la pasividad, escasa asertividad, baja autoestima, inseguridad, dependencia emocional, sentimientos de temor e indefensión vinculados a la pareja, entre otros. Rasgos que, sumados a las falencias del sistema, dificultan la salida del círculo de violencia.
Así podríamos nombrar cada una de nuestras provincias, los números son tan parecidos como desalentadores.
Violencia familiar: obstáculos para acceder a la Justicia
Las soluciones todavía se hacen esperar, tibias, desarticuladas, inconsistentes. Llueven las denuncias y mueren en un cajón, muchas veces junto con sus víctimas como hemos visto ya en más de un caso en la ciudad de Salta Capital.
Ningún plan será integral si no toma en cuenta las dificultades tanto subjetivas como de orden práctico que enfrentan las mujeres en su recorrido previo hasta llegar a la ley. Los Juzgados de Familia, sólo en la Ciudad de Buenos Aires, recibieron 4.386 denuncias de violencia familiar durante el año 2006. Esto representa un incremento respecto de las denuncias recibidas durante el año anterior y la tendencia para el 2007 indica que seguirá en aumento. Del total de denuncias, en 6 de cada 10 casos la víctima es una mujer y, en más de la mitad de los casos las personas denunciadas son los cónyuges o concubinos, seguido por un 25% de denuncias contra el padre. Según la Cámara Nacional en lo Civil, las mujeres han tenido año tras año el triste privilegio de ser las principales denunciantes como víctimas de violencia familiar en proporciones que hasta el 2005 superaban el 75% de los casos, y que en el 2006 disminuyó al 58% por el dramático incremento de menores damnificados (que pasó de 620 casos en el 2.005 a 2093 denuncias en el 2006). Este incremento sostenido en las denuncias formuladas desde 1994 no necesariamente implica un aumento en los episodios de violencia familiar. Sólo significa un aumento en el número de casos en los que las personas involucradas han logrado vencer los obstáculos materiales y subjetivos que les impiden el uso de las herramientas legales para acceder a las medidas que contempla la Ley de Protección contra la Violencia Familiar, vigente desde 1994. En el marco de la reciente conmemoración del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres es imprescindible reflexionar acerca de las dificultades que expresan las voces de las víctimas y especialistas: qué motivos llevan a las mujeres que conviven con relaciones familiares violentas a sentir que pueden o que no pueden recurrir a las herramientas legales. A pocos años de sancionada la ley, una investigación señalaba que la mayor dificultad se vinculaba con la falta de acceso a la Justicia: la necesidad de contar como mínimo con patrocinio jurídico gratuito para realizar la denuncia (aun cuando el concepto de acceso a la Justicia sea más amplio). A más de diez años, el acceso a la Justicia todavía no está asegurado para la totalidad de las víctimas de violencia, ni para personas con otras varias necesidades jurídicas insatisfechas. La formulación de la denuncia de violencia familiar sosteniendo el proceso que llevará a la resolución del problema crítico es fundamental para comenzar a ponerle fin. Sin embargo, de acuerdo con un estudio reciente del ELA (Equipo Latinoamericano de Justicia y Género), sólo el 40% de las mujeres de las principales ciudades argentinas conocen la existencia de la ley de violencia familiar. Argentina no cuenta con información suficiente acerca de la dimensión del problema, a diferencia de países como Chile o México que han realizado encuestas nacionales para disponer de información estadística fundamental. Se carece de un plan nacional de prevención y protección de violencia familiar. Entre otras medidas, deberían desarrollarse campañas para promover la denuncia por parte de las mujeres que la sufren. Asimismo, las mujeres "como la sociedad en su conjunto" deben tomar conciencia que el acceso a la Justicia es un derecho y que es responsabilidad del Estado garantizarlo. Una reciente investigación de ELA sobre las opiniones de expertas y expertos y mujeres víctimas de violencia señala obstáculos adicionales que deberían tenerse en cuenta a la hora de informar las políticas públicas: la denuncia de violencia es la culminación de un proceso previo sin el cual la víctima se encuentra sola, desarmada y expuesta; es importante la generalización del conocimiento entre profesionales vinculados al tema acerca de las características de los vínculos violentos, así como de los lugares que prestan ayuda durante el proceso. Es imprescindible también llevar adelante campañas de prevención en todos los niveles, particularmente en las primeras relaciones amorosas desde la infancia y la pubertad, cuestionando los preconceptos y costumbres que favorecen el sometimiento y la denigración; debe promoverse el entendimiento del maltrato de cualquier índole en la pareja como motivo para pedir ayuda de modo de favorecer el inicio de la conciencia del problema y de la formación de la red de apoyo necesaria. La denuncia debe formalizarse en las mejores condiciones, cuando las mujeres cuentan con una red para sostenerla y afrontarla. La optimización del funcionamiento de los circuitos de ayuda incluyendo refugios y subsidios para mujeres o familias que quedarían sin techo o alimentos también resulta importante y en ocasiones indispensable. Un plan integral para luchar contra la violencia familiar que sufren en proporciones alarmantes las mujeres debe incluir acciones tendientes a la superación de los obstáculos que ellas enfrentan en sus procesos internos. La observación de los estándares establecidos por las convenciones internacionales y la sanción de normas locales que faciliten la operatividad de tales principios son fundamentales para brindar mecanismos efectivos contra la violencia. Sin embargo, serán insuficientes si no se toma en cuenta la otra cantidad de dificultades tanto subjetivas como de orden práctico, que enfrentan las mujeres en su recorrido previo hasta llegar a la ley.
Algunos Casos estremecedores en Argentina
SANTA FE
Prendió fuego al marido porque les pegaba a ella y a los hijos La pareja lleva 20 años junta y la esposa ya había denunciado ataques. El domingo, luego de que su marido le pegara a ella y a la hija menor, lo roció con nafta. El hombre está grave y ella fue detenida.
Soportó palizas durante años y vio como su marido golpeaba a los cuatro hijos mayores. Pero los golpes a su hija menor le resultaron insoportables. Enfurecida, tomó una botella plástica cargada con nafta, se la arrojó a su marido y lo prendió fuego. "Estaba cansada de que me cague a palos", se justificó luego, frente a la Policía, al ser detenida. En la seccional repitió la frase una y otra vez. El ataque ocurrió el domingo a la tarde en la casa de la pareja, ubicada en un barrio de calles de tierra de Villa Gobernador Gálvez, ocho kilómetros al sur de Rosario.
El hombre permanecía ayer internado con quemaduras "profundas" en el ochenta por ciento de su cuerpo. Su estado era "crítico", de acuerdo al parte médico del Hospital Provincial. La mujer, imputada de "lesiones graves", está detenida e incomunicada en la alcaldía de mujeres. Hoy va a declarar ante la Justicia. En pareja desde hace más de 20 años, Héctor Barboza y Lucía Boggio, ambos de 48 años, tuvieron cinco hijos. Según el relato de la familia y los vecinos, los cuatro mayores fueron golpeados por el hombre desde pequeños, pero jamás le había levantado la mano a la menor. Según los testimonios, era frecuente que el padre llegara alcoholizado y generara discusiones que terminaban en golpes.
Además de los golpes, su pareja le cuestionaba infidelidades y que, en los últimos tiempos, destinaba parte de sus ingresos a atender a los hijos de otra mujer. El hombre "tiene numerosos antecedentes por delitos contra la propiedad y las personas", confirmaron en la comisaría de Villa Gobernador Gálvez. El domingo, cerca de las cinco de la tarde, comenzó otra pelea. Barboza tomó de los pelos a su mujer y la tiró al piso, según contó Luciana, de 15 años, e hija menor de la pareja. La chica intentó mediar, pero por primera vez recibió varios cachetazos en el rostro y golpes en las piernas por parte de su padre. Fue demasiado para la madre, que buscó un hierro para defender a la adolescente y golpeó a su marido. Lejos de amedrentarse, el hombre tomó un machete. La hija se refugió en lo de un vecino y la madre salió al patio. Allí se hallaba un ciclomotor que el hombre había estado arreglando. Al lado de la motito había una botella plástica de gaseosa cargada con nafta. La mujer agarró la botella y se la arrojó al hombre por una ventana de la casilla y lo prendió fuego.
"Yo creo que en realidad quiso quemar la casilla para que él se fuera", especuló Luciana, quien no pudo ver lo ocurrido porque ya estaba en la casa del vecino. Cecilia, de 23, apuntó que ella y sus hermanos eran sometidos a castigos frecuentes. "Siempre venía con toda la bronca y se desquitaba con mi mamá. La casa era una locura. A nosotros nos pegó siempre, desde chicos", admitió con los ojos invadidos por el dolor y la impotencia. Las dos, aun consternadas por la situación de su madre y el estado de salud del padre, aseguraron que la mujer "nunca" había reaccionado de esa manera. A pesar de que en el pasado radicaron denuncias por malos tratos, últimamente ya no se presentaba en la comisaría. Las dos jóvenes que dialogaron con este diario no lograron explicar el por qué de esa actitud. Los vecinos, sin embargo, corroboraron la historia de la mujer. "La gente estaba cansada de escuchar los gritos y las peleas. Además, tenía problemas con todo el barrio", puntualizaron en la seccional.
Al ser detenida, la mujer estaba azorada. Los agentes constataron que no tenía marcas recientes de golpes. Sí, en cambio, comprobaron viejas cicatrices que le atravesaban distintas partes del cuerpo. Marcas de un maltrato continuado al que ahora decidió ponerle fin.
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