Introducción
El medio ambiente se convirtió en una cuestión de importancia internacional en 1972, cuando se celebró en Estocolmo la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano. En los años subsiguientes, las actividades encaminadas a integrar el medio ambiente en los planes de desarrollo y en los procesos de adopción de decisiones en el plano nacional no llegaron muy lejos. Aunque se avanzó algo respecto de cuestiones científicas y técnicas, se siguió soslayando la cuestión del medio ambiente en el plano político y se fueron agravando, entre otros problemas ambientales, el agotamiento del ozono, el calentamiento de la Tierra y la degradación de los bosques.
Cuando las Naciones Unidas estableció la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo en 1983, era evidente que la protección del medio ambiente iba a convertirse en una cuestión de supervivencia para todos. La Comisión presidida por Gro Harlem Brundtland llegó a la conclusión de que para satisfacer "las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer las propias"; la protección del medio ambiente y el crecimiento económico habrían de abordarse como una sola cuestión. De resultas del Informe Brundtland, el 22DIC1989, la Asamblea General de la ONU pidió que se celebrara una reunión mundial en la cual pudieran elaborarse estrategias para detener e invertir los efectos de la degradación del medio ambiente "en el contexto de la intensificación de los esfuerzos nacionales e internacionales hechos para promover un desarrollo sostenible y ambientalmente racional en todos los países."
Es así que se convocó la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (CNUMAD), conocida como "Cumbre para la Tierra", que se celebró en Río de Janeiro del 3 al 14 de junio de 1992. Fue un momento decisivo en las negociaciones internacionales sobre las cuestiones del medio ambiente y el desarrollo. Los objetivos fundamentales de la Cumbre eran lograr un equilibrio justo entre las necesidades económicas, sociales y ambientales de las generaciones presentes y de las generaciones futuras y sentar las bases para una asociación mundial entre los países desarrollados y los países en desarrollo, así como entre los gobiernos y los sectores de la sociedad civil, sobre la base de la comprensión de las necesidades y los intereses comunes.
Como resultado de esta Conferencia se aprobó, el 14 de junio de 1992, el "PROGRAMA 21" o también conocida como AGENDA 21; se trata de un programa de acción amplio que hasta el siglo XXI darán aplicación los gobiernos, los organismos de desarrollo, las organizaciones de las Naciones Unidas y grupos del sector independiente en todas las áreas en las cuales la actividad económica humana tenga efectos sobre el medio ambiente.
Como aspecto fundamental de la Agenda 21 está la idea de que la humanidad se encuentra en un momento importante de su historia. Podemos seguir las políticas actuales, que perpetúan las diferencias económicas entre los países y dentro de ellos, aumentan la pobreza, el hambre, la enfermedad y el analfabetismo en todo el mundo y que causan el deterioro continuado de los ecosistemas de los que dependemos para sostener la vida en el planeta. O bien podemos cambiar de curso, mejorando los niveles de vida para los necesitados. Podemos ordenar y proteger mejor los ecosistemas y buscar un futuro más próspero para todos nosotros.
Este plan de acción que adoptó la comunidad internacional a favor del desarrollo sostenible, debía ser evaluada, por que las mejores estrategias son sólo buenas si su ejecución también lo es, por ello diez años después se organizó la Cumbre de Johannesburgo, presentándose una oportunidad para que los dirigentes adopten medidas concretas e identifiquen objetivos cuantificables para una mejor ejecución de la Agenda 21, como explicara el Secretario General de la ONU, en su informe preliminar a la cumbre indicando: "Un buen plan, una débil aplicación".
La Cumbre de Johannesburgo 2002 – denominada Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible – reunió a miles de participantes, entre los que se incluyeron los jefes de Estado y de Gobierno, los delegados nacionales y los dirigentes de las organizaciones no gubernamentales (ONG), empresas y otros grupos principales con el objetivo de centrar la atención del mundo y la acción directa en la resolución de complicados retos, tales como la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos y la conservación de nuestros recursos naturales en un mundo en el que la población crece cada vez más, aumentando así la demanda de alimentos, agua, vivienda, saneamiento, energía, servicios sanitarios y seguridad económica.
La Cumbre tuvo lugar en Johannesburgo, Sudáfrica, del 26 de agosto al 4 de septiembre de 2002. La Cumbre se celebró en el Sandton Convention Centre, a las afueras de Johannesburgo. También se celebró un foro no gubernamental en el cercano estado de Gallagher, esta cumbre es de vital importancia, por la evaluación que se efectuó a la Agenda 21 y la adopción de medidas concretas; también se efectuó una cumbre sobre esta materia en Panamá en el mes de Noviembre del 2003, pero la información de la misma todavía no esta disponible para el público.
En el ámbito nacional, en el mes de marzo de 1997, se realizó el PRIMER CONGRESO PERUANO DE ECOLOGIA, en la Universidad Nacional Agraria La Molina; uno de los resultados más importantes de este evento fue la fundación de la Asociación Peruana de Ecología (APE) y el establecimiento de las bases para implementar las medidas y recomendaciones de la Agenda 21 en la realidad peruana; La APE se constituyó como una institución de carácter técnico, científico, multidisciplinario, cultural y social, sin fines de lucro, representativa de un grupo de personas profesionales o no, así como de instituciones nacionales e internacionales establecidas en el país, relacionadas con el estudio de la ecología y la conservación del medio ambiente en general, de los ecosistemas y recursos naturales renovables en particular.
El Perú como miembro integrante de la ONU también ha participado en la Cumbre para la Tierra y la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible, representado en esta última por el Consejo Nacional del Ambiente (CONAM) organismo dependiente de la Presidencia del Consejo de Ministros.
El CONAM desarrolla actividades a nivel nacional en favor del desarrollo sostenible, por intermedio de los Gobiernos Regionales y Locales, a quienes ha proporcionado últimamente la Guía para el Sistema Local de Gestión Ambiental; otro aspecto importante es la educación, cultura y conciencia ambiental que difunde en los estamentos educativos, para formar verdadera conciencia para proteger nuestro ambiente y conservarlo para las futuras generaciones, mediante el uso racional y sostenible de los recursos naturales que posee nuestro país, guiados por el mismo sentimiento de la Cumbre para la Tierra, conocida como el Espíritu de Río, plasmado en la "Agenda 21".
En el presente trabajo individual para conocer adecuadamente la aplicación de las recomendaciones de la Agenda 21 en el ámbito nacional, exponemos en el marco teórico primero aspectos relacionados a los recursos naturales, el medio ambiente y el desarrollo sostenible, la cumbre de las Naciones Unidas y la Agenda 21, la realidad nacional respecto a los recursos naturales y medio ambiente, y la política nacional del ambiente.
Cabe indicar que existe la ponencia que no debe emplearse el término medio ambiente sino sólo "ambiente", por la redundancia que existe en el empleo de dichos términos, ya que ambos se refieren a todo lo que nos rodea, sin embargo en el presente trabajo emplearemos dichos términos indistintamente, conforme naciera y evolucionara este concepto.
CAPITULO I
Marco teórico
CONFERENCIA DE LAS NACIONES UNIDAS SOBRE EL MEDIO AMBIENTE Y EL DESARROLLO.
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (CNUMAD), también conocida como la 'Cumbre para la Tierra', tuvo lugar en Río de Janeiro, Brasil, del 3 al 14 de junio de 1992. Esta conferencia global, celebrada durante el vigésimo aniversario de la primera Conferencia Internacional sobre el Medio Humano (Estocolmo, 1972), reunió a políticos, diplomáticos, científicos, periodistas y representantes de organizaciones no gubernamentales (ONG) de 179 países, en un esfuerzo masivo por reconciliar el impacto de las actividades socio-económicas humanas en el medio ambiente y viceversa. Simultáneamente se celebró en Río de Janeiro el 'Foro Global de las ONG', al que asistieron un gran número de representantes de las ONG para explicar su propia visión del futuro estado medio ambiental y de desarrollo socio-económico del mundo.
La Conferencia de Estocolmo de 1972 centraba la atención internacional en temas medio ambientales, especialmente los relacionados con la degradación ambiental y la 'contaminación transfronteriza'. Este último concepto era muy importante, ya que señalaba el hecho de que la contaminación no reconoce los límites políticos o geográficos y afecta a los países, regiones y pueblos más allá de su punto de origen. Durante las décadas que siguieron a la Conferencia de Estocolmo, este concepto se amplió para abarcar temas medio ambientales que son de verdadero alcance transnacional y que requieren una acción conjunta de todos los países y regiones del mundo para enfrentarse a ellos de un modo efectivo. Estos problemas medio ambientales mundiales tan importantes incluyen, por ejemplo, todo tipo de contaminación, el cambio climático, la reducción de la capa de ozono, el uso y administración de los océanos y los recursos de agua dulce, la deforestación excesiva, la desertificación y la degradación de la tierra, los vertidos peligrosos y la disminución de la diversidad biológica.
En los años que siguieron, también se reconoció que los problemas medio ambientales regionales o locales, como la urbanización extensa, la deforestación, la desertificación, y la escasez general de recursos naturales, se pueden extender hasta el punto de tener graves repercusiones para la seguridad internacional. Por ejemplo, socavan la base económica y la estructura social de los países débiles y pobres, generan o exacerban las tensiones y los conflictos sociales y estimulan un mayor movimiento de refugiados. De este modo, la degradación ambiental en diversas partes del mundo desarrollado y en desarrollo puede afectar a los intereses políticos, económicos y sociales del mundo en su conjunto.
En la Cumbre para la Tierra de 1992 se reconoció internacionalmente el hecho de que la protección del medio ambiente y la administración de los recursos naturales deben integrarse en las cuestiones socio-económicas de pobreza y subdesarrollo. Esta idea ha sido recogida en la definición del término 'desarrollo sostenible' hecha por la Comisión Mundial del Medio Ambiente y del Desarrollo (la Comisión Brundtland) en 1987 como 'el desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la habilidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades'. Este concepto fue diseñado para satisfacer los requisitos de los partidarios del desarrollo económico así como los requisitos de los que están interesados principalmente en la conservación medio ambiental.
Por eso, la Cumbre para la Tierra marcó un hito al centrar la atención mundial en la idea, nueva en aquella época, de que los problemas medio ambientales del planeta estaban íntimamente relacionados con las condiciones económicas y los problemas de la justicia social. Demostró que las necesidades sociales, medio ambientales y económicas deben equilibrarse unas a otras para obtener resultados sostenibles a largo plazo. También demostró que si la gente es pobre, y las economías nacionales son débiles, el medio ambiente se resiente; si se abusa del medio ambiente y se consumen en exceso los recursos, la gente sufre y las economías se debilitan. La conferencia también señaló que las acciones o decisiones locales más insignificantes, buenas o malas, tienen repercusiones potenciales a escala mundial.
CNUMAD definió el concepto de desarrollo sostenible como un objetivo factible en todo el mundo, ya fuese a escala local, nacional, regional o internacional. Reconocía que la integración y el equilibrio de los intereses económicos, sociales y medio ambientales a la hora de satisfacer nuestras necesidades es vital para preservar la vida en el planeta, y que dicho enfoque integrado se puede alcanzar si unimos nuestra inteligencia y nuestro talento. También reconocía que para conseguir este tipo de integración y equilibrio entre las dimensiones económica, social y medio ambiental se necesitarían nuevas perspectivas de cómo producimos, cómo consumimos, cómo vivimos, cómo trabajamos, cómo nos relacionamos y cómo tomamos decisiones. El concepto fue revolucionario y, como toda idea original, desencadenó un acalorado debate entre los gobiernos, y entre éstos y sus ciudadanos sobre cómo conseguir la sostenibilidad.
LOS ACUERDOS DE LA CUMBRE PARA LA TIERRA Y LA AGENDA 21
Unos de los logros más importantes de CNUMAD fue la Agenda 21, un programa de acciones minucioso y amplio que exigía nuevas formas de invertir en nuestro futuro para poder alcanzar el desarrollo sostenible en el siglo XXI. Sus recomendaciones iban desde nuevos métodos educativos, hasta nuevas formas de preservar los recursos naturales, pasando por nuevos caminos para participar en el diseño de una economía sostenible. La pretensión global de la Agenda 21 era impresionante, ya que su objetivo era nada menos que crear un mundo seguro y justo en la que toda existencia fuese digna y plena.
En Río de Janeiro, 172 gobiernos, incluidos 108 Jefes de Estado y de Gobierno, aprobaron tres grandes acuerdos que habrían de regir la labor futura: "La Agenda 21", un plan de acción mundial para promover el desarrollo sostenible; la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, un conjunto de principios en los que se definían los derechos civiles y obligaciones de los Estados, y una Declaración de principios relativos a los bosques, serie de directrices para la ordenación más sostenible de los bosques en el mundo.
En la Agenda 21, que contiene más de 2.500 recomendaciones prácticas, se abordaron los problemas urgentes de hoy en día. La Agenda 21 tiene por objeto preparar al mundo para los retos del próximo siglo e incluye propuestas concretas en cuestiones sociales y económicas, como la lucha contra la pobreza, la evolución de las modalidades de producción y de consumo, la dinámica demográfica, la conservación y ordenación de nuestros recursos naturales, la protección de la atmósfera, los océanos y la diversidad biológica, la prevención de la deforestación y el fomento de la agricultura sostenible.
En la Agenda 21 se recomiendan maneras de fortalecer el papel de los grupos principales – las mujeres, los sindicatos, los agricultores, los niños y los jóvenes, las poblaciones indígenas, la comunidad científica, las autoridades locales, el comercio, la industria y las organizaciones no gubernamentales – con miras al desarrollo sostenible.
Al aprobar la Agenda 21, la Conferencia exhortó a los participantes a adoptar varias iniciativas importantes en esferas fundamentales del desarrollo sostenible. Entre esas iniciativas cabe señalar la Conferencia Mundial sobre el Desarrollo Sostenible de los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo, de la cual surgió un Programa de Acción para esos Estados, una Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación, de fuerza jurídica obligatoria, y la celebración de conversaciones sobre la prevención del agotamiento de las poblaciones de peces altamente migratorios y de las poblaciones de peces cuyos territorios se encuentran dentro y fuera de las zonas económicas exclusivas (poblaciones de peces transzonales).
Desde la Cumbre para la Tierra, el "Espíritu de Río" perdura en la acción de los gobiernos, las organizaciones no gubernamentales, los grupos principales y las personas de todo el mundo.
SECCIONES Y ARTICULOS DE LA AGENDA 21
Preámbulo
Sección I. Dimensiones sociales y económicas
2. Cooperación internacional para acelerar el desarrollo sostenible de los países en desarrollo y políticas internas conexas
3. Lucha contra la pobreza
4. Evolución de las modalidades de consumo
5. Dinámica demográfica y sostenibilidad
6. Protección y fomento de la salud humana
7. Fomento del desarrollo sostenible de los recursos humanos
8. Integración del medio ambiente y el desarrollo en la adopción de decisiones
Sección II. Conservación y gestión de los recursos para el desarrollo
9. Protección de la atmósfera
10. Enfoque integrado de la planificación y la ordenación de los recursos de tierras
11. Lucha contra la deforestación
12. Ordenación de los ecosistemas frágiles: lucha contra la desertificación y la sequía
13. Ordenación de los ecosistemas frágiles: desarrollo sostenible de las zonas de montaña
14. Fomento de la agricultura y del desarrollo rural sostenible
15. Conservación de la diversidad biológica
16. Gestión ecológicamente racional de la biotecnología
17. Protección de los océanos y de los mares de todo tipo, incluidos los mares cerrados y semicerrados, y de las zonas costeras, y protección, utilización racional y desarrollo de sus recursos vivos
18. Protección de la calidad y el suministro de los recursos de agua dulce: aplicación de criterios integrados para el aprovechamiento, ordenación y uso de los recursos de agua dulce
19. Gestión ecológicamente racional de los productos químicos tóxicos, incluida la prevención del tráfico internacional ilícito de productos tóxicos y peligrosos
20. Gestión ecológicamente racional de los desechos peligrosos, incluida la prevención del tráfico internacional ilícito de desechos peligrosos
21. Gestión ecológicamente racional de los desechos sólidos y cuestiones relacionadas con las aguas cloacoles
22. Gestión inocua y ecológicamente racional de los desechos radiactivos
Sección III. Fortalecimiento del papel de los grupos principales
23. Preámbulo
24. Medidas mundiales en favor de la mujer para lograr un desarrollo sostenible y equitativo
25. La infancia y la juventud en el desarrollo sostenible
26. Reconocimiento y fortalecimiento del papel de las poblaciones indígenas y sus comunidades
27. Fortalecimiento del papel de las organizaciones no gubernamental: asociadas en la búsqueda de un desarrollo sostenible
28. Iniciativas de las autoridades locales en apoyo de la Agenda 21
29. Fortalecimiento del papel de los trabajadores y sus sindicatos
30. Fortalecimiento del papel del comercio y la industria
31. La comunidad científica y tecnológica
32. Fortalecimiento del papel de los agricultores
Sección IV. Medios de ejecución
33. Recursos y mecanismos de financiación
34. Transferencia de tecnología ecológicamente racional, cooperación y aumento de la capacidad
35. La ciencia para el desarrollo sostenible
36. Fomento de la educación, la capacitación y la toma de conciencia
37. Mecanismos nacionales y cooperación internacional para aumentar la capacidad nacional en los países en desarrollo
38. Arreglos institucionales internacionales
39. Instrumentos y mecanismos jurídicos internacionales
40. Información para la adopción de decisiones
LA CUMBRE MUNDIAL SOBRE EL DESARROLLO SOSTENIBLE – JOHANNESBURGO 2002.
Del 26 de agosto al 4 de septiembre de 2002, en Johannesburgo, Sudáfrica, se realizó la "Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible". La Cumbre de Johannesburgo es una oportunidad muy importante para que el mundo logre avanzar en pos de un desarrollo sostenible para el futuro, en el cual todas las personas puedan satisfacer sus necesidades presentes y futuras, sin dañar al medio ambiente.
El desarrollo sostenible, significa abordar de una manera distinta la cuestión del desarrollo e implica una nueva modalidad de cooperación internacional, en la cual se reconoce que las decisiones tomadas en una parte del mundo pueden afectar a las personas de otras regiones. El desarrollo sostenible requiere emprender acciones que miren hacia el futuro y que impulsen el progreso mundial en beneficio de todos.
El camino a seguir se planteo hace diez años en la Cumbre realizada en Río de Janeiro. No obstante aún queda mucho por hacer pues existe una larga distancia entre las propuestas de Río y las acciones concretas que se han tomado desde entonces. La Cumbre de Johannesburgo busca promover la implementación de acciones concretas en tiempos delimitados.
El tema principal de la Cumbre es cómo se debe transformar al mundo para asegurar el desarrollo sostenible. Este propósito, implica abordar una gran variedad de cuestiones relevantes como la erradicación de la pobreza, el desarrollo social y económico, la protección del medio, la desertificación, el agua, la energía, la salud, la agricultura, la biodiversidad, el empleo, la educación, los océano, los bosques, las tierras áridas, los pantanos, el calentamiento mundial y la atmósfera, entre muchos otros.
En la Cumbre para la Tierra de 1992 la comunidad internacional adoptó la Agenda 21, un plan de acción global sin precedentes a favor del desarrollo sostenible. Pero las mejores estrategias son sólo buenas si su ejecución también lo es. Diez años después, la Cumbre de Johannesburgo presentó una magnífica oportunidad para que los dirigentes adopten medidas concretas e identifiquen objetivos cuantificables para una mejor ejecución de la Agenda 21.
Entre los preparativos para Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible, el Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan, publicó un informe de 63 páginas en el que se analiza el progreso logrado durante la última década para poner en ejecución la Agenda 21; el informe evalúa las tendencias económicas, sociales y ambientales de los últimos diez años y presenta sugerencias sobre cómo la comunidad internacional puede volver a enfocar sus esfuerzos para alcanzar las metas dispuestas en la Agenda 21.
Resumen del Informe[1]
La Agenda 21 y el Desarrollo Sostenible -Un buen plan, una débil aplicación.
El medio ambiente mundial sigue siendo demasiado frágil y las medidas existentes para su conservación están lejos de ser suficientes. Ha habido un progreso muy limitado en la reducción de la pobreza en los países en desarrollo, y la globalización, por sí misma, no ha beneficiado a la mayoría de la población mundial.
En general, los intentos para impulsar el desarrollo humano y para detener la degradación del medio ambiente, no han sido eficaces durante la pasada década. Los pocos recursos, la falta de voluntad política, un acercamiento fragmentado y no coordinado, y los continuos modelos derrochadores de producción y de consumo, han frustrados los esfuerzos de poner en ejecución el desarrollo sostenible, o el desarrollo equilibrado entre las necesidades económicas y sociales de la gente, y la capacidad de los recursos terrestres y de los ecosistemas para resolver necesidades presentes y futuras.
A pesar de una década de resultados pocos satisfactorios, la Agenda 21 -el acuerdo adoptado unánimemente en la Cumbre para la Tierra de 1992, en Río de Janeiro- sigue ofreciendo una poderosa visión de largo alcance que, hoy en día, continúa siendo válida.
El mundo ha cambiado en los diez años que han transcurrido desde Río, con nuevas necesidades y desafíos creados por la mundialización, la revolución de la información y las comunicaciones y la propagación del VIH/SIDA. No obstante, el desarrollo sostenible continúa siendo una alternativa viable en sintonía con el concepto de desarrollo, tal y como se aborda en la actualidad.
Hay oportunidades en el futuro. La Organización Mundial del Comercio (OMC), en su reunión en Doha, ubicó el tema del desarrollo en el epicentro de nuevas negociaciones. En Marzo, los gobiernos abordarán esta cuestión en Monterrey, México, durante la Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo. Uno de los objetivos principales de esa conferencia es orientar el mundo de las finanzas hacia el desarrollo.
ECOLOGÍA Y DESARROLLO EN EL PERÚ, PASADO, PRESENTE Y FUTURO[2]
Economía, Ecología y Desarrollo.
El bienestar es un anhelo generalizado de todos los seres humanos y los peruanos no son una excepción en este asunto, y este anhelo se ha traducido en un término utilizado a diestra y siniestra: el desarrollo. Después de las reuniones sobre desarrollo y medio ambiente de Estocolmo (1,972) y Río de Janeiro (1,992), se ha acuñado el término de desarrollo sostenible, que trata de hacer atender la necesidad de actuar hoy sin dejar de pensar en el futuro.
El desarrollo debe dirigirse, al menos, a cinco objetivos fundamentales: la paz, la justicia, la democracia, el progreso y la sostenibilidad en el tiempo. Si no se logran estos objetivos el desarrollo será, simplemente, insostenible.
La paz es el marco de seguridad y tranquilidad social sin el que es imposible no pensar en inversiones, crecimiento económico, progreso de las personas y las instituciones públicas y privadas. Todo desarrollo necesita de la paz en forma adecuada y todos deben colaborar en educar para la paz. Los peruanos hemos vivido perturbaciones muy fuertes de la paz interna a partir de 1980 y sabemos lo que eso significa para el desarrollo.
La justicia social y económica es otro aspecto fundamental para el desarrollo sostenible. Justicia significa que los ciudadanos cumplen con sus deberes y sus derechos son respetados, en un marco institucional adecuado igual para todos por el simple hecho de ser ciudadanos. Tanto el incumplimiento de deberes, como el atropello de los derechos ciudadanos y del equilibrio hombre – ambiente – recursos genera injusticia y perturba la paz.
La esencia de la democracia es la participación organizada de los ciudadanos en la toma de decisiones, con amplio respeto a los grupos minoritarios, que por su condición de tales no pueden ser atropellados. Si los ciudadanos no usan su derecho a organizarse para participar no puede haber un desarrollo sostenible. Organizaciones fuertes de productores, de indígenas, de empresarios, de profesionales y muchas otras son parte del desarrollo humano y económico.
El progreso implica dos aspectos claves: el económico y el humano. Generalmente se cree que sólo el crecimiento económico es desarrollo y se olvida el desarrollo de la persona y de los grupos de personas. Por una parte la acumulación de riqueza, en forma de capital y de bienes, es imprescindible para un desarrollo, pero por otra parte, el desarrollo del la persona y la identidad pluricultural también son parte del desarrollo. De otra manera puede darse la acumulación desequilibrada de la riqueza en pocas manos, sin distribución social de la misma, lo que hoy se denomina como "capitalismo salvaje".
La sostenibilidad del desarrollo es una premisa ineludible y depende de la oferta de recursos del ambiente. El desarrollo se basa primeramente en el uso de recursos, la producción de bienes y la transformación de éstos en riqueza. Todo desarrollo se inicia en la oferta ambiental de recursos y en la disponibilidad constante de los mismos.
Si el crecimiento económico merma el capital de recursos naturales o un sector económico genera riqueza destruyendo recursos, el desarrollo, en consecuencia, será insostenible. Por lo tanto la sostenibilidad de desarrollo dependerá del uso adecuado de los recursos como un capital natural, evitando al máximo la merma del capital natural o la descapitalización de la base de los recursos. La merma de bosques, suelos, aguas, fauna, flora y recursos humanos llevará a la merma de la generación de riqueza en forma sostenida.
Es por estas razones que la ecología, como ciencia del ambiente y de las relaciones entre el hombre y su entorno, tiene que ver mucho con el desarrollo, y el mal uso del ambiente y de los recursos que contiene u ofrece es un camino seguro hacia la insostenibilidad económica; hacia la inseguridad y perturbaciones de la paz; hacia la injusticia, y hacia perturbaciones en el progreso de la nación.
Debe quedar claro que el desarrollo sostenible se basa en cuatro economías: el capital social o el recurso humano; la economía del conocimiento o el capital de la ciencia y la tecnología; la economía de la naturaleza o el capital de los recursos naturales; y la economía del capital económico o la acumulación de bienes y riqueza.
El capital humano – la sociedad – debe acumular capital de conocimiento – ciencias y tecnología – para manejar adecuadamente el capital natural – la naturaleza y la base de recursos – para hacer posible la generación de riqueza en forma sostenida para beneficio de la sociedad.
En este sentido es muy importante no sólo el no deteriorar la base de los recursos del ambiente, sino también mejorar la base de recursos (agua, suelos, bosques, biodiversidad) a futuro, mejorando el capital natural para obtener mayores réditos con el tiempo.
Ecología y Desarrollo en el Perú: Pasado y Presente
En el largo proceso de desarrollo en el Perú podemos distinguir dos épocas muy claras: antes de 1,532 y después de 1,532, o sea, antes y después de la conquista.
Antes de 1,532 el proceso fue muy largo (unos 20,000 años) y el desarrollo de los grupos humanos se basó en la adaptación del ambiente a las necesidades de las diferentes sociedades humanas. Los logros fueron muy interesantes en varios aspectos claves.
Acumulación de conocimientos sobre la naturaleza y la utilización de recursos como el agua, el suelo, las plantas, los animales, los minerales, etc. Destacan la domesticación de 128 especies de plantas y el desarrollo de miles de variedades; la domesticación de cinco especies de animales (guanaco, vicuña, pato criollo, cuy y cochinilla); y el conocimiento de más de 4,000 plantas nativas para 49 usos distintos (alimento, medicina, tinte, condimento, sexo y natalidad, madera, leña, abono, etc.).
El desarrollo de tecnologías para el manejo del entorno y de los recursos como el agua, los suelos agrícolas, la flora, la fauna, los recursos genéticos, las pasturas, la pesca, la caza, la metalurgia, la textilería, la tintorería, la transformación y almacenamiento de alimentos, la vialidad, y el arte culinario, entre muchas otras.
El proceso histórico de las sucesivas culturas, que se desarrollaron en el complejo territorio peruano, se caracterizaron más en la asimilación de las culturas y conocimientos de las anteriores que en destrucción de las mismas y la imposición de nuevas realidades.
Después de 1,532 los procesos se invirtieron totalmente, y muchos logros se borraron o se prohibieron bajo el título de "extirpación de idolatrías", confundiéndose, con relativa frecuencia, idolatría con tecnología y cultura. Basta un botón como muestra: la tremenda reverencia a la "pachamama", como sostén económico de los ayllus, se confundió como vulgar idolatría hacia la tierra y los cerros.
El desarrollo moderno del Perú y su relación con el entorno, durante este periodo, se podría sintetizar en lo siguiente:
Imposición de una cultura delirantemente soberbia respecto a la relación del hombre con la naturaleza y la base de recursos, en la que éstos están a disposición de la ambición a través del saqueo más despiadado, bajo el lema de "creced y multiplicaos, y dominad la tierra".
Predominó más la imposición foránea que la asimilación de los logros locales, bajo un concepto que "lo local era cosa de indios, de salvajes, de incultos, de incivilizados". Es concepto mantiene su vigencia, al menos en parte, hasta el Perú de hoy.
Desde el punto de vista científico se acuñó el seudoprincipio que los conocimientos y tecnologías locales eran "empíricas" mas no dignas del mundo "científico". Bajo este concepto los logros locales, si son de utilidad, son simplemente tomados mas no reconocidos, en contraposición del ambiente académico – científico, donde si plantea la necesidad de reconocer derechos de propiedad intelectual.
El deterioro de los recursos y de los logros locales fue muy grande a partir de 1,532. Un dato es muy elocuente: expertos afirman que en 1,532 existían en la costa peruana unas 750,000 ha bajo riego; en 1,821 quedaban apenas 150,000 ha, y hoy llegamos a unas 800,000 ha.
El Perú independiente o republicano es una excepción en este proceso. La economía del Perú republicano, a partir de 1,821, se basó siempre en el saqueo de recursos más no en su manejo. Baste mencionar los grandes "booms" económicos del guano de isla, del gaucho y de la anchoveta, y los saqueos de la quina o cascarilla, de la chinchilla, de los lobos marinos, de la vicuña, de los bosques y de la minería con impactos ambientales muy intensos.
La ciencia ecológica fue desarrollada en el país por grandes científicos extranjeros y por pocos peruanos.
Entre los primeros destacan Ruiz y Pavón, descubridores de la flora peruana; Alexander Von Humboldt, como biogeógrafo; Juan J. Von Tschudi, estudioso de la fauna; Augusto Weberbauer, botánico insuperable; Hans Keopcke, estudioso de biotopos y biocenosis; María de Keopcke, estudiosa de las aves; y algunos otros, que se asomaron a este país por poco tiempo.
Entre los peruanos destacan Hipólito Unánue y varios en este siglo
Una cosa es muy clara: en la actualidad asistimos a un fuerte movimiento nacional tanto en la investigación como en la promoción de las ciencias del ambiente, en el marco del irreversible proceso de la globalización de la problemática ambiental.
Sin embargo, poco se ha destacado la tercera persistencia, a pesar de casi 500 años de imposiciones, de los pueblos aborígenes, que han logrado transmitir, conservar y rescatar conocimientos, "dignos de la más fina y sutil ciencia ecológica", sobre el ambiente y los recursos de este país. Ellos son hoy depositarios de conocimientos sobre el ambiente, las plantas, la fauna, una gran variedad de recursos genéticos y de manejo de recursos naturales, y que no tienen un reconocimiento justo sobre esos conocimientos porque no han pasado por aulas ni tienen acceso a cátedras.
Hoy en día varias realidades son ciertas en la relación entre el hombre, el desarrollo, la economía, el entorno y los recursos que contiene. Veamos algunas, en forma de ejemplos.
El Perú, como nación y como país emergente, no es lo suficientemente consciente de sus posibilidades de desarrollo sobre la base de la disponibilidad de recursos que le ofrece el entorno.
Se ignora, en el ámbito general, las posibilidades económicas que ofrecen las aguas continentales; los bosques amazónicos; la diversidad de especies de flora y de fauna; la variedad de recursos genéticos nativos; la diversidad cultural; la diversidad de pisos ecológicos y climáticos; la gran superficie de pasturas alto andinas y los camélidos; el engarce entre heterogeneidad ecológica, cultural e histórica; y la diversidad culinaria, basada en la diversidad biológica y cultural.
Seguimos entrampados, desde hace decenios, en que somos un país costero, minero y pesquero, y que hemos dado generosamente al mundo la papa, el oro y la plata.
El manejo del ambiente y de los recursos es deficitario, por que la mentalidad que prevalece es la del saqueo sobre la de manejo.
El panorama actual es de deterioro generalizado, marcadamente en:
Cuencas andinas, especialmente en las vertientes occidentales y orientales.
Deterioro de especies de la fauna y de los recursos hidrobiológicos, marinos y continentales.
Deterioro de los suelos agrícolas por la salinización y erosión por la falta de tecnologías adecuadas de riego y manejo.
Deterioro de los bosques secos del noreste, por tala y falta de manejo, y avance de la desertificación.
Deterioro de los manglares y sus recursos por sobre-extracción y tala.
Tala irracional de los bosques amazónicos, que llega a más de 6 millones de ha.
Deterioro de los recursos pesqueros amazónicos, base alimenticia de la población.
Contaminación creciente de los ambientes urbanos y de ríos, lagos y mar por el vertimiento de aguas residuales, basura, relaves mineros y desechos de la industria pesquera.
Decenas de especies de la fauna y flora nacional en peligro de extinción por caza, destrucción del hábitat y otras interferencias.
Erosión genética creciente de los valiosos e ingentes recursos genéticos de plantas y animales domésticos, y de flora y fauna silvestres de propiedades conocidas.
En medio de este panorama deprimente también hay algunos logros importantes, y que deben ser resaltados:
Recuperación de la población de camélidos, lobos marinos, aves guaneras y la pava de ala blanca.
El país tiene un programa de manejo de suelos y cuencas, y se está reforestando más que hace 10 años.
En numerosas universidades nacionales se tienen facultades y maestrías orientadas hacia la ingeniería ambiental, el manejo de recursos naturales, la ecología y aspectos relacionados.
Casi todos los órganos de prensa, hablados y escritos, tratan temas ambientales o tienen programas y páginas referidos al tema.
El país ha suscrito y ratificado los más importantes tratados y convenios internacionales sobre conservación y manejo de recursos.
La superficie titulada de tierras indígenas en la Amazonía ha llegado a cerca de 4,7 millones de ha.
La superficie nacional destinada de áreas protegidas y similares ha superado ya los 5 millones de ha.
Existe un agresivo programa de recuperación y manejo de camélidos sudamericanos.
Cada vez más se interrelacionan los aspectos ambientales con los económicos, y se comienza a considerar que el "medio ambiente puede ser un buen negocio para el país". Existen hoy empresarios y empresas que han comenzado a incluir la variable ambiental en su accionar.
El ecoturismo es una actividad económica en franco desarrollo en el país.
Ecología y Desarrollo: Los Desafíos al Futuro
El Perú es uno de los pocos países del planeta con una altísima diversidad de ventajas para un desarrollo sostenible y una producción diversificada. En efecto, posee una gran diversidad de climas; de pisos ecológicos y zonas de producción, y de ecosistemas productivos y de especies.
La diversidad de especies de la biodiversidad casi no tiene comparación a nivel mundial. Veamos algunos datos: de las 25,000 especies de flora del país se conocen las propiedades y usos de 4,230 de ellas para 49 fines distintos, desde alimenticios y medicinales hasta los condimenticios y los tintes y colorantes. En nuestro territorio se han domesticado 128 especies de plantas nativas con miles de variedades, lo que transforma a nuestro país en uno de los más importantes reservorios de recursos fitogenéticos. De la fauna nacional se han domesticado cinco especies (llama, alpaca, pato criollo, cuy y cochinilla), y existen muchas especies aptas a criarse desde mamíferos y aves hasta reptiles, anfibios e invertebrados.
Página siguiente |