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Política cultural en la República Dominicana

Enviado por casaarte


    En la palabra

    1. ¿Qué es cultura?
    2. ¿Qué se entiende por cultura en la sociedad contemporánea?
    3. ¿Qué significa Política Cultural?
    4. ¿Entonces, existe una política cultural en la República Dominicana?
    5. La Primera Intervención Norteamericana (1916-1924),
    6. Este error de asumir la cultura desde el Estado
    7. Asume el poder el Partido Revolucionario Dominicano (PRD),
    8. El Partido de la Liberación Dominicana (PLD).
    9. La instauración de la Secretaría de Cultura,
    10. Obras consultadas

    ¿Qué es cultura y qué se entiende por ella en la sociedad contemporánea? ¿Qué significa política cultural? ¿Existe una política cultural en la República Dominicana?. Éstas y otras preguntas podrían uno hacerse, antes de iniciar tan arriesgado eje temático. Nos sostendremos en la realidad para responderlas, tomando en cuenta los conceptos actuales. En la medida que desarrollemos el trabajo, podríamos buscar un método de análisis distinto en bien de lo formulado.

     1.0 ¿Qué es cultura? No importa la nacionalidad, somos producto de una composición cultural, que nos permitió nacer en un territorio que se reafirma a través de lo que somos, es decir, la cultura es todo lo que somos. Por su naturaleza, es la esencia de lo humano, sin ella fuese imposible la existencia. Existimos porque ella es la conciencia del hombre y de todo lo habitable.

     La cultura como fenómeno es una concreción personal que se socializa, pese a sus múltiples definiciones y que, algunos han querido apropiarse de algo que es de todos. Las instituciones no son más que instrumentos canalizadores de la cultura, cuando existe una organización en el accionar cultural podría decirse que estamos en presencia de una planificación, que no debe confundirse con política cultural, ésta se produce cuando interviene el Estado. Pero, el hecho de que éste coordine las iniciativas culturales de una nación, no le da potestad para manipularla.

     La cultura es una especie de propiedad social que le corresponde a cada ser humano, sin exclusión de ningún tipo. Ésta es la que nos permite discernir y actuar de una manera natural e inteligente, para la conformación de una sociedad con derechos y deberes. Somos seres eminentemente culturales, que nos adherimos a ella consciente o inconscientemente, bajo ninguna circunstancia podemos desprendernos de su realización material, espiritual, mental y artística. La cultura es la que nos identifica en términos individuales y colectivos, dentro y fuera de otras.

    La cultura es la personalidad de un país, el concepto de nación debe empezar por la cultura, para que a partir de ella, los valores históricos se reafirmen como fundamentos culturales. Esta posibilidad hace obligatorio que la cultura de cada pueblo esté consignado constitucionalmente. Antes los países lo hacían, desde el punto de vista de la preservación y la difusión. Ahora han tenido que asumirla, con un elemento indispensable para el desarrollo, no se puede hablar de progreso si no se incluye la cultura. Esto ha provocado una nueva concepción del término, donde los gobiernos han tenido que contraer compromisos gubernamentales y revisar sus políticas culturales.

    1. ¿Qué se entiende por cultura en la sociedad contemporánea?

    Al respecto María Elena Ditrén Flores, nos señala: "En la década de los `80, en el pensamiento occidental, se reinicia la discusión profunda sobre la dimensión cultural. Se distinguen cuatro enfoques diferentes: el fenomenológico-hermenéutico (Bergen, Geerz), la antropología cultural (M. Douglas), el neoestructuralismo ( Foucault, Derrida), y el neomarxismo (Habermas, Offe, N. García). De toda la serie de definiciones a las que nos referimos anteriormente, han surgido una serie de interpretaciones del término cultura. Entre ellas hemos recogido las tres concepciones principales, que se entienden:

     1. La cultura como adquisición de un conjunto de saberes y como producto resultante de esa adquisición, a ésta se le conoce como cultura cultivada. 2. La cultura como estilo de ser, de hacer y pensar y como conjunto de obras e instituciones; esta definición se identifica con la cultura culta. 3. Por último, la cultura como creación de un destino personal y colectivo, hablaríamos, de cultura constructiva.

    Podría decirse que las dos primeras, son las formas tradicionales en que entendemos la cultura; sin embargo, interesa de manera especial, la concepción de la cultura como creación de futuro, ya que a partir de ésta, la acción o política cultural no se centra fundamentalmente en la democratización de la cultura que supone la difusión de los beneficios de la cultura a población, sino, en la democracia cultural. Se trataría, de que todos los individuos dispongan de los instrumentos necesarios para desarrollar una vida cultural que le permita proyectar hacia el futuro, estimulando así la creatividad". (1)

     Después de estas tres concepciones, las cuales nos revelan la evolución que ha adquirido el término de cultura en la contemporaneidad, también había que agregarle la década de los 90. Fue a partir de ésta que por iniciativa de la UNESCO, la sociedad actual empezó a entender la importancia incuestionable de la cultura para el desarrollo de las sociedades. "La idea de una Comisión Mundial de Cultura y Desarrollo fue propuesta en la UNESCO por varios representantes de los países nórdicos con el fin de plantear, debatir y, de ser posible, responder a preguntas como estas. A todas luces, se inspiraron para ello en el proceso que llevó el Informe Brundtland a la Cumbre de Río y al proceso posterior. Consideraban que había llegado el momento de hacer por la "cultura y el desarrollo" lo mismo que se había hecho por el "medio ambiente y el desarrollo".

     Esta convicción era ampliamente compartida. Del mismo que la Comisión Brunndtland había logrado convencer a la comunidad internacional de que se requería una alianza entre la economía y la ecología, poniendo en marcha una nueva agenda mundial con esa finalidad, se consideró que era necesario aclarar y profundizar de manera práctica y constructiva la relación entre cultura y desarrollo. En su XXVI reunión, celebrada en 1991, la Conferencia General de la UNESCO aprobó una resolución en la que pedía al Director General que, en colaboración con el Secretario General de las Naciones Unidas, creará "una comisión mundial independiente sobre cultura y el desarrollo, integrada por mujeres y hombres de todas las regiones, destacados en diversas disciplinas, para preparar un informe mundial sobre cultura y desarrollo y propuestas para actividades inmediatas y a largo plazo, a fin de atender las necesidades culturales en el contexto del desarrollo". Esta petición obtuvo el respaldo de una solución que aprobó semanas después la Asamblea General de las Naciones Unidas. En noviembre de 1992, Boutros Boutros-Ghali y Federico Mayor me hicieron el honor de nombrarme Presidente de la Comisión (…) La Comisión comenzó su trabajo en la primavera de 1993, en un mundo lleno de promesas y oportunidades por la apertura de nuevas puertas, pero también cargado de incertidumbre y esperanzas frustradas". (2)

     Estas circunstancias históricas hicieron posible que la cultura pasara de ser un mero enunciado antropológico, hacer un ente trascendental para el desarrollo sostenible de las sociedades contemporáneas. Dejo de ser un simple instrumente para ser el instrumento mismo del desarrollo, lo que obligó que los países dejara de ver la cultura como un gasto, para ser un componente decisivo en las ejecutorias de desarrollo.

     (…) "Todos estaban convencidos de que la cultura es una variable fundamental para explicar las distintas pautas del cambio y un factor esencial, cuando no la esencia misma, del desarrollo sostenible, en la medida en que las actitudes y los estilos de vida determinan la forma en que administramos nuestros recursos renovables". (…) "Nuestro objetivo es mostrarles cómo la cultura moldea nuestro pensamiento, nuestra imaginación y nuestro comportamiento. La cultura es la transmisión de comportamiento y también una fuente dinámica de cambio, creatividad y libertad, que abre posibilidades de innovación. "(…) El desafío que tiene ante sí la humanidad es adoptar nuevas formas de pensar, actuar y organizarse en sociedad; en resumen, nuevas formas de vivir. El desafío consiste también en promover vías de desarrollo diferentes, informadas por el reconocimiento de cómo los factores culturales modelan la manera en que las sociedades conciben sus propios futuros y eligen los medios para alcanzarlos" (3)

    Estos antecedentes posibilitaron una nueva definición de la cultura en nuestras sociedades, dejando atrás su concepción instrumetalista e infuncionalista desde el Estado. La cultura dejó de ser una pose politiquera para ser asumida como un componente vital del desarrollo.

     "Un desarrollo disociado de su contexto humano y cultural es un crecimiento sin alma. El florecimiento pleno del desarrollo económico forma parte de la cultura de un pueblo, aunque esta no sea la opinión común. El punto de vista más convencional considera la cultura como un elemento que contribuye al desarrollo económico o lo entorpece; de ahí el llamamiento "a tomar en cuenta los factores culturales en el desarrollo" (…) El papel de la cultura no se reduce a ser un medio para alcanzar fines –pese a que, en sentido restringido del concepto, ese es uno de sus papeles-, sino que constituye la basa social de los fines mismos. El desarrollo y la economía forman parte de la cultura de los pueblos. A diferencia del ambiente natural, cuyos dones no nos atreveríamos a perfeccionar, la cultura es la fuente de nuestro progreso y creatividad. Al cambiar de perspectiva y dejar de asignar un papel puramente instrumental a la cultura para atribuirle un papel constructivo, constitutivo y creativo, hay que concebir el desarrollo en términos que incluyan el crecimiento cultural". (4)

     2.0 ¿Qué significa Política Cultural?

    Las definiciones van a depender de la concepción de los especialistas y del nivel de desarrollo de cada país. "La concepción actual sobre política cultural es el resultado de un largo proceso que tuvo como escenarios a Helsinki, Yogyakarta, Accra, Bogotá y México, lugares fundamentales donde se discutieron los diversos criterios regionales y mundiales con el auspicio de la UNESCO. Se considera un consenso destinar recursos a la cultura como dimensión del desarrollo o para decirlo textualmente, como señala la Conferencia Mundial de 1982, "Política Cultural es el conjunto de operaciones, principios, prácticas y procedimientos de gestión administrativa y presupuestaria, que sirven de base a la acción del Estado " (5).

    En los países desarrollados la política cultural es parte del progreso político, económico y social que ha alcanzado el Estado, asumiéndola como uno de los componentes vitales para el desarrollo. Fue a través de una imposición de algunos organismos internacionales, que los estados tuvieron que asignarle mayor interés a los asuntos culturales de sus respectivas naciones. Por los antecedentes convergen hacia una incorporación estatal para que la cultura sea vista como prioritaria, los países avanzados empezaron a consignar acuerdos entre ellos, hizo viable que el concepto empezara a aplicarse:

     "En las democracias occidentales los estamentos responsables de la formulación de una política cultural estatal no van a surgir sino hasta después de la Segunda Guerra Mundial. En los próximos años van surgiendo nuevos modelos de organismos ejecutores y coordinadores de las políticas culturales, basadas en un principio universal que lanza el ideal de la participación y el derecho al acceso a la cultura de todos los seres humanos, tomando como parámetro para ello la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la cual en su artículo 27 dice: "1. Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulte. 2. Toda persona tiene derecho a la protección de los intereses morales y materiales que le correspondan por razón de las producciones científicas, literarias o artículos de que sea autora"."La primera concreción de la realidad antes expresada, la va a constituir la creación en Francia y bajo la presidencia del General Charles de Gaulle del Ministerio de Asuntos Culturales en 1959, siendo asignado como el primer ministro de cultura, el laureado escritor André Malrau. Esta institución sirvió como modelo para el establecimiento, en diversos países alrededor del mundo, de organismos estatales centralizados con el propósito de emplear recursos económicos importantes en la cultura, profesionalizar la administración cultural y darle carácter gestionario al accionar cultural" (6)

    Nuestro país se mantuvo al margen de esos avances internacionales en términos culturales, cuando era signataria de algún acuerdo, el mismo nunca se aplicaba. Es decir, históricamente los gobernantes dominicanos no le han prestado atención a la significación de la cultura, para poder sostener los requerimientos del desarrollo de la nación.

    2.1 ¿Entonces, existe una política cultural en la República Dominicana?

    Antes de darle una respuesta a la interrogante, tenemos que hacer una panorámica breve de la historia contemporánea dominicana, para poder acceder con certeza a dicha pregunta. Aunque nuestra Primera Independencia en 1844, utilizó el teatro como instrumento de agitación política para liberar al pueblo de los 22 años de dominación haitiana, lo que verifica de alguna manera que los principios nacionales han sido defendido a través de la cultural, gracias al patriotismo de un grupo de valientes dirigidos por los patriotas Juan Pablo Duarte, Ramón Matías Mella y Francisco del Rosario Sánchez. Este es el acontecimiento histórico más decisivo en la recuperación de la identidad cultural dominicana del siglo XIX, pero haremos más referencia a los hechos históricos del siglo XX.

     2.2 La Primera Intervención Norteamericana (1916-1924), fue la que posibilitó que en 1930 llegara al poder *Rafael Leonidas Trujillo, uno de los más crueles dictadores del Caribe. Este sanguinario tirano, enlutó al pueblo eliminando las libertades públicas y sociales, para apropiarse de todo la sociedad dominicana, durante 32 años. Aunque nos cueste admitirlo éste creó los Cuadernos Dominicanos de Cultura (donde los más connotados escritores e intelectuales le escribían al régimen); la Orquesta Sinfónica Nacional (1941), el Conservatorio Nacional de Música (1942), la Escuela de Bellas Artes (1942), la Escuela Elemental de Música (1947), y el Coro Nacional (1955). También lo hizo en las telecomunicaciones, como por ejemplo, Radio Televisión Dominicana.

    Esto lo hizo Trujillo para beneficiarse, y esparcir sus gustos personales por medio de las instituciones culturales. Sin embargo, tenemos que reconocer nos guste o no, que con éstas empezó a presentarse en la República Dominicana el primer intento de difusión cultural. Ahora bien, las fundaciones de las mismas, no son suficientes para poder plantear que hubo una política cultural en la Era de Trujillo, como quieren establecer algunos teóricos de la cultura.

     2.3 Este error de asumir la cultura desde el Estado como un mero difundir, también continuó en los doce años de Balaguer, pero las edificaciones más contundentes se hicieron en los gobiernos de éste, desde la Plaza de la Cultura de Santo Domingo, donde se encuentran el Museo del Hombre Dominicano, el Museo de Historia y Geografía, el Museo de Historia Natural, el Museo de Arte Moderno, el Teatro Nacional, y la Biblioteca Nacional. Conjuntamente con esto, mandó a rescatar la zona colonial de Santo Domingo, logrando que se declara patrimonio cultural de la humanidad.Esta política de construcción prosiguió en otras ciudades, como por ejemplo, en *Santiago levantó el nuevo edificio de la Sociedad Cultural Los Amantes de la Luz (1976), el Centro de la Cultura (1979), luego inaugurado por el fallecido presidente don Antonio Guzmán Fernández; Gran Teatro Regional del Cibao (1995). Igualmente trató de conformar la Plaza de la Cultura Santiago Apóstol, proyecto que presidió Monseñor Roque Adames y Tácito Cordero, su ubicación sería en los alrededores del Parque Duarte, y contaría con una serie de instituciones culturales; pero fracaso porque Balaguer se cansó de invertir recursos y no ver resultados tangibles, solamente quedó de este proyecto el Instituto de Cultura y Arte (ICA) 1993, éste es único en el país en ofrecer un bachillerato en artes, ahora acaba de cerrar los departamentos de folklore y de teatro.

     Lo que sí queda claro, para la historia cultural, es que Trujillo y Balaguer fueron los que hicieron la infraestructura física del accionar cultural dominicano en el siglo XX. Esto tampoco es de extrañarnos, en razón de que el doctor Joaquín Balaguer fue uno de los funcionarios más protegidos, por el propio dictador. En la Era de Trujillo, podemos comprobar que hubo un modelo de retención de la cultura, porque ni siquiera los que sabían leer tenían acceso a ella, sólo se podía si era parte del régimen. Mientras, la Era de Balaguer, se fundamentó en el concepto monumentalista de la cultura, dándole paso a la difusión y preservación. Nunca le interesó crear una Secretaría de Cultura, todas sus acciones eran dirigidas a través de decretos presidenciales y patronatos que centralizaban y monopolizaban el sector cultural nacional. En ambos casos, los modelos eran infuncionales para el desarrollo de la cultura en la sociedad dominicana.

     Trujillo duró 32 dos años en el poder y Balaguer 12, es decir, el pueblo dominicano ha tendido 44 años de dictadura, en su historia contemporánea. A estos no le sumamos sus últimos dos períodos, porque se respetaron más los derechos humanos, aunque al final asesinaron al profesor universitario y periodista Narciso González (Narcisazo), en 1994.

     2.4 En 1963 asume el poder el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), con el profesor Juan Bosch, quien duró siete meses en el gobierno. Quizás fue la única oportunidad que tuvo el Estado dominicano de realizar una política cultural, en razón de que él era uno de los escritores fundamentales de las letras hispanoamericanas y era respetado por toda la intelectualidad caribeña, y dominaba la cultura como un eje definitorio para el desarrollo de los pueblos.

    Luego vuelve Balaguer a la Presidencia de la República en 1986, sin hacer ningún aporte significativo, porque siguió su viejo modelo cultural. Eso mismo pasó con el período de Antonio Guzmán Fernández (1979), es decir, los gobiernos del Partido Revolucionario Dominicano PRD, fueron incapaces de realizar la transformación de las instituciones culturales dominicanas, las cuales ameritaban una estructura que terminara con la dispersión de las mismas en términos de ejecutorias programáticas y presupuestarias.

     Tampoco las expectativas culturales en el segundo gobierno el PRD fueron resultas, cuando ganó el doctor Salvador Jorge Blanco, aunque se trato de crear una comisión para la creación del Instituto Nacional de Cultura, el cual seguiría como modelo el de Cuba y Puerto Rico, pero esta iniciativa fue congelada por el Congreso Nacional.

    2.5 En el 1996 producto de una alianza política con el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), gana el Partido de la Liberación Dominicana (PLD). Este triunfo provocó una gran expectativa en el ámbito cultural nacional, porque era el partido que había fundado un escritor de la estirpe cultural de Juan Bosch, además tenía una plebeya de escritores e intelectuales, pero las perspectivas no fueron concretadas.

     El presidente Leonel Fernández, creó mediante decreto el Consejo Presidencial de Cultura, el cual se convirtió en otra institución cultural del Estado. Esto fue otra carga presupuestaria donde dentro existía una decena de instituciones las cuales trabajaban dispersas y no tenían autoridad para concatenar una visión y un programa que unificará bajo un mismo propósito a las instituciones culturales del Estado dominicano. Aunque debemos destacar algunos logros, como son los siguientes: la creación de la Comisión Permanente de la Feria del Libro de Santo Domingo, encabezada por el prestante escritor, intelectual y gestor cultural José Rafael Lantigua, quien logró internacionalizar y democratizar con un esplendor única vista en la cultura libresca dominicana, conjuntamente logró editar dentro del programa de Ediciones Ferilibro docenas de obras literarias y culturales indispensables en la bibliografía nacional. El Diagnóstico Participativo del Sector Cultural (1997-1998), el Diálogo Nacional, que provocó que los artistas solicitaron la creación de una Secretaría de Estado de Cultura. El registro de dicha Ley se contempla en la Gaceta Oficial del 28 de junio de 2000. Desde esta fecha se conocía que el ocupante de dicha cartera sería el Lic. Tony Raful, pero no se hizo efectiva su designación hasta la toma de posesión del Ing. Agrónomo Hipólito Mejía Domínguez, como Presidente de la República el 16 de agosto de 2000.

     2.6 Con la instauración de la Secretaría de Cultura, los partidos políticos dominicanos vinieron a satisfacer los anhelos de los intelectuales y trabajadores culturales. El reto de dirigir un organismo que sólo cuenta con una infraestructura es difícil, más aún en un país que nunca había tenido una verdadera política cultural. Ya tiene dos años de funcionamiento, por lo tanto, podemos decir que tiene aciertos y desaciertos. Enumeraremos los primeros: 1) el funcionamiento de Secretaría de Cultura, a través de la Ley No. 41-00, donde están depositados los reglamentos que ordenan y dirigen toda la política cultural del Estado dominicana; 2) la realización de XII Foro de Ministros de Cultura de América Latina y el Caribe Pedro Henríquez Ureña; 3) el Foro Consultivo Plan Decenal de Cultura; 4) el Primer Congreso de Cultura y Desarrollo; 5) continuidad de las Ferias Nacionales e Internacionales del Libro; 6) los cursos de formación y gestión cultural; y 7) la realización de la VI Conferencia Iberoamericana de Cultura y la conferencia de Nésto García Canclini: ¿Cómo nos globalizamos los latinoamericanos?

     Asimismo, podemos señalar, pero con su reserva todavía, los Consejos de Cultura y la Editora Nacional. Los Consejos por su estructura son infuncionales desde el punto de vista operativo, es decir, son una justificación para aparentar una democratización de la cultura. La Editora Nacional (sólo ha publicado varios libros, y los mismos eran compromisos editoriales de otras instituciones, como por ejemplo, los Premios Nacionales de Literarua), todavía no cuenta con una política editorial definida, su gran responsabilidad sería editar las obras más significativas de la literatura nacional, entre las que ya autorizó el presidente Hipólito Mejía, la edición de las Obras Completas de Pedro Henríquez Ureña.

     A nuestro entender, los desaciertos empiezan con: 1) la misma formulación de la Ley, cuando se crea asumiendo los conceptos y los modelos culturales internaciones, desconociendo que la realidad institucional, política, económica y cultural es distinta a los modelos imitados. Esto significa que quisimos apropiarnos de una modernidad formulatoria del hacer cultural internacional, sin estar preparados para su ejecución, ya que esta sociedad no posee la conciencia institucional para la realización de los proyectos culturales, como lo plantea la Ley. 2) Continuidad de la improvisación y dispersión de los recursos en los programas de las instituciones culturales del Estado -que en principio fue la piedra angular de la creación de la Secretaria.

     3) Continuidad del oscurantismo sistemático en la ejecución de los planes vía los directores, patronatos y fundaciones culturales; 4) la centralización presupuestaria a través de las instituciones y eventos de Santo Domingo; 5) no haber seleccionado un personal técnico capacitado para la gerencia media de la gestión cultural estatal; 6) falta de fiscalización de los recursos, programas y actividades de las instituciones culturales gubernamentales, esto a su vez ha provocado un manejo injustificado en la nómina cultural, nombrando como Gestores Culturales a particulares que nunca han realizado vida en los predios de la cultura y de repente aparecen nombrados para la ejecución de propuestas de desarrollo cultural; 7) no haber tenido un plan sobre la ubicación física de las Casas de la Cultura y no contar con una independencia presupuestaria para la realización de actividades; y 8) no tomar en cuenta a entidades culturales privadas que han realizado con anterioridad un trabajo digno de continuidad y apoyo, no solamente moral sino tangible en cuanto a la infraestructura física y económica.

     2.7 Este trabajo no tuvo como propósito desconocer el apoyo dado tanto del Presidente de la República como del Secretario de Cultura, su finalidad fue escribir sobre la Política Cultural en la República Dominicana, sin embargo para su realización era necesario hacer un muestreo, para revelar las lagunas históricas y actuales del hacer cultural nacional, siempre asumiendo la responsabilidad de hacerlo de una manera justa y real, dejando atrás cualquier interés personal o grupal, porque como dije en una ocasión: La cultura no es un decir, sino un hacer.

    Además de que nuestros intelectuales han sido incapaces de elaborar una tesis que nos identifique como dominicanos, todavía seguimos pensando en quiénes somos: hasta nos rechazamos, queremos ser norteamericanos, europeos, puertorriqueños, cubanos, menos dominicanos. Podemos hablar de política cultural en un país que se niega así mismo, definitivamente no. La política cultural es la ideología de un pueblo, y hemos sido una sociedad sin ideología, aunque hemos tenido principios de nación. Con esto no pretendemos negar el pasado como fundamento histórico, sino señalar un problema que es fundamentar resolver antes de escribir sobre política cultural en la República Dominicana.

    Obras consultadas:

    (1) Ditrén Flores, Elena María: Panorama y Política Cultural Dominicana (Diplomado en Gestión Cultural), Santiago, 2002, p.5. (2) Pérez de Cuéllar, Javier: Nuestra Diversidad Creativa (Informe de la Comisión Mundial de Cultura y Desarrollo) Edición realizada en el mes de septiembre de 1997, p. 13. (3) Ibid, pp. 14,15 y 16. (4) Ibid, p. 19. (5) Morrison, Mateo: Política Cultural en República Dominicana reto inaplazable. Editora Gente, Santo Domingo, 1997, pp 13-14. (6) Hacia un programa de desarrollo cultural para República Dominicana: Informes sobre el Diagnóstico Participativo del Sector Cultural, tomo I Compendio de Legislación Cultural. Editores Dr. Luis O. Brea Franco y Lic. Ramón A Vitoriano M. Santo Domingo, Noviembre, 1998. Consejo Presidencial de Cultura, pp 14-15.

    * Quien quiera investigar sobre la cultura en la Era de Trujillo, favor de leerse el libro Mito y Cultura en la Era de Trujillo, de Andrés L Mateo.

    * Para mayor información, véase Cien Años de Cultura en Santiago, en mi libro En la palabra. Colección Fin de Siglo, Consejo Presidencial de Cultura, Santo Domingo 2000, p. 191.

     * Enegildo Peña nació en Santiago de los Caballeros, República Dominicana, el 9 de agosto de 1965. Forma parte de la promoción de los poetas de los ’90. Es uno de los más activos promotores literarios de la ciudad cibaeña. Director y fundador del Taller Literario Virgilio Díaz Grullón y de la revista Voz Literaria del (CURSA-UASD). Co-fundador del Círculo de Escritores de Santiago y miembro fundador del Taller Literario Líttera.

     Poeta, ensayista, promotor cultural y periodista, ha ganado premios de poesía; ha publicado poemas y estudios en la prensa; textos suyos han aparecido en antologías como Juego de Imágenes (Ediciones Hojarasca, 1995); Antología del Ateneo Insular (Colección en la Interior Bodega, 1995); Antología del Ateneo Insular (Colección en la Interior Bodega, 1997); ha sido antologado en el Diccionario Enciclopédico Dominicano (1988), y por el Azul del mar –(encuentro artístico dominico-español, 1995); también esta incluido en la Antología de este lado del país llamado El Norte, colección Comisión Permanente Feria Nacional del Libro ’98. También apare- ce antologado en los libros premiados de la Alianza Cibaeña. Ha dictado conferencias en la mayoría de las universidades del país y los centros culturales, además ha sido conferen-iante invitado a Puerto Rico y el Festival del Caribe, que se realiza en Santiago de Cuba.

     Autor del libro de poesía Más allá de mi sombra (1993), testimonio de sus inquietudes filosóficas. Su producción poética revela a un ser preocupado por el sentido de la vida y el mundo, y en sus reflexiones hay verdades poéticas que atrapan la huella de lo trascendente, esto lo dice, el doctor Bruno Rosario Candelier en su antología interiorista. Enegildo Peña, fue premiado por su destacada participación en la Primera Feria Regional del Libro Santiago ’97, con el máximo galardón Gregorio Luperón. Actualmente es Director Ejecutivo cultural de Casa de Arte, colaborador de los periódicos Listín Darío y La Información, en la actualidad es comen-arista de televisión.

     

    Enegildo Peña