- Prólogo
- La estrategia cívico-militar del gobierno de Buenos Aires después de Tucumán y Salta
- Prolegómenos de la campaña
- Teatro de operaciones
- Ayohuma
- Epílogo
- Fuentes
En base a los testimonios de los generales Paz y La Madrid
Junio – diciembre de 1813
Fue grande en la victoria, y aún mucho más en la adversidad.
Campaña al Alto Perú Comandada por el general Manuel Belgrano
Marzo a noviembre de 1813
Batalla de Salta
Prólogo
La campaña al Alto Perú de 1813 no logró los objetivos trazados por el gobierno de Buenos Aires.
Sin embargo, al adentrarme en sus alternativas, no pude menos que experimentar respeto y admiración por la abnegada y heroica defensa de nuestras armas, que asumió con honor el general Belgrano y sus hombres, durante todo el transcurso de la misma.
Su conductor demostró en esas horas de infortunio, la dignidad y el temple de los grandes de verdad.
La campaña adoleció de ausencias; carencias y hasta lo incidental, resultó aún más decisivo que sus propios errores; en aquel estéril tránsito hacia Lima, centro del poder político y militar realista.
No sería este el camino adecuado para arribar a esa meta. Así lo comprendería el general San Martín, quien, al tiempo, encontraría una alternativa hasta entonces inadvertida.
Aunque pudiera resultar un dato de valoración secundaria, sería injusto no destacar las ejemplares retiradas del ejército a partir de sus derrotas, las que fueron un ejemplo de disciplina que amerita el temple y el patriotismo que su general supo infundir a su menguado ejército. (1)
Las memorias de los generales José María Paz y Gregorio Aráoz de La Madrid, atesoran una invalorable contribución para el esclarecimiento de esa campaña. Tan así, que resulta imposible sustraerse al pintoresco subjetivismo de Lamadrid, tanto como adentrarnos en la cosmovisión circunspecta y objetiva de Paz. Las que, más allá de cualquier juicio de valor, resultaron insoslayables, a la hora de penetrar en la intimidad de tales sucesos.
1) El general Paz abismado en el vergonzoso desbande de Sipe- Sipe, (1815) nos cuenta que este "no fue el efecto del terror ya que el enemigo no nos persiguió; sino del desorden y de la incapacidad más absoluta" T. I. p. 275 "¡Ah!, que comparaciones hacíamos con las retiradas del general Belgrano, en que habiendo dejado atrás tres cuartas partes de su ejército en el campo de batalla, salvaba lo que le quedaba conservando la disciplina y el honor de nuestras armas". Memorias T. I, p. 272. Decía Lamadrid: "Belgrano ha sido el más justo y el más patriota de nuestros generales, sin agravio a ninguno. Si él hubiese sobrevivido algún tiempo más, muchos mayores servicios habría yo prestado a la patria" Memorias, Eudeba Tomo I p. 106. Otro tanto pasó en Huaqui, (1811) donde casi no hubo lucha y de un ejército de 9.000 hombres solo se pudo contar luego de la derrota con escasos 1.500.
Gral. G. A. de La Madrid 1795/1857
Gral. José M. Paz 1791/1854
Capitulo I
La estrategia cívico-militar del gobierno de Buenos Aires después de Tucumán y Salta
La victoria de Salta había sido un golpe de rayo para los jefes realistas, el general Goyeneche aturdido completamente abandonó las provincias de Potosí y chuquisaca y se retiró a Oruro.
I-La estrategia cívico-militar del gobierno de Buenos Aires y su retemplado espíritu revolucionario después de Tucumán y Salta.
A partir de tales sucesos se hizo evidente la firme determinación del segundo Triunvirato de dar impulso a las acciones militares (Plaza de Montevideo y Alto Perú)
El legado trascendente de ese poder político de manifiesto espíritu libertario, cuyo instrumento legislativo fue la Asamblea General Constituyente (1) cuya magna tarea se tradujo en la aplicación de principios liberales en todos los resortes del estado.
Dichas trasformaciones posibilitaron una nueva identidad, en consonancia con el espíritu independentista, solo postergado por circunstancias derivadas del contexto internacional. (2)
Era previsible esta decidida actitud del gobierno ya que desde el llano, fueron sus hombres, férreos opositores de la administración precedente, a la que se le imputaba falta de determinación en la conducción de la guerra. En consecuencia, no escatimó recursos, retemplando su espíritu en el frente interno, tanto como en las líneas de fuego.
Así pues, su acción se tradujo en un mando centralizado y dominante.
Luego del providencial triunfo de nuestras armas en Tucumán, el gobierno envió al norte los refuerzos antes retaceados, los que al cabo, posibilitaron la resonante capitulación de todo el ejército realista en Salta.
II- Objetivos de la Campaña
Los objetivos que se mencionan a continuación fueron la razón y el fundamento de las tres campañas enviadas por el gobierno de Buenos Aires al Alto Perú.
"Ocupar el territorio altoperuano y asegurar su posesión; afirmar con ello, moral y materialmente, la soberanía argentina en esa parte del antiguo virreinato, neutralizando al mismo tiempo la tendencia autonomista que por razones geográficas y raciales había empezado a manifestarse
Apoyar a las republiquetas (guerrillas) que allí operaban contra los realistas, con la ventaja consiguiente para las operaciones propias.
En caso de éxito, emprender la ofensiva sobre Lima. (3)
Notas
1) El gobierno constituido por La Asamblea General Constituyente y su órgano ejecutivo: el segundo Triunvirato.
2) Los decretos de la Asamblea General Constituyente que ordenaron el cambio de los símbolos reales por emblemas republicanos, como el escudo, la moneda, el himno nacional, la escarapela etc. Lo cual equivalía a una verdadera declaración de independencia, sin la máscara utilizada en 1810.
3) Cnel. Martín Suárez, Atlas Histórico Militar Argentino,
Capitulo II
Prolegómenos de la campaña
"Porque no hay uno, que desde su cama bien mullida y estando a dos mil leguas del lugar y de las cosas, que no quiera disponer y decidir" M. Belgrano
I-Prolegómenos de la campaña vista a través de la correspondencia entre el gobierno de Buenos Aires y el general Belgrano.
Esta denota tal como se ha dicho precedentemente, la firme determinación del gobierno de impulsar la campaña sin dilaciones pese a las múltiples dificultades que enfrentaba Belgrano en el frente norte, para dar cumplimiento a tan taxativo mandato. Transcribo algunos párrafos que prueban lo expresado. (1)
6/3/1813. De Belgrano al gobierno:
"Después de una acción, tanto el que gana como el que pierde queda descalabrado; así me sucede a mí". Mas adelante daba cuenta de que, tenía que componer el material, remplazar hombres para ponerse en marcha y que siendo el mes de de las aguas, y hallándose los ríos crecidos a más de otras mil causas "le impedían volar como quisiera, para aprovecharse del terror de los enemigos", y que el chucho (fiebre intermitente) había empezado a hacer estragos en el ejército y que pensaba salir a las alturas para salvarse del flagelo. Le informaba de su falta de numerario para emprender una campaña en un país pobre de recursos en que todo era preciso pagarlo. Terminaba con estas palabras: "Por milagro continuado de la providencia, subsiste la tropa impaga y contenta con buenas cuentas ¡ridículas!
13/4. Del gobierno a Belgrano
Lo ponía en conocimiento de los recientes sucesos desgraciados de Chile que hacían presagiar su próxima caída y lo incitaba a no perder momentos (Para el inicio de la campaña)
3/5. Del gobierno a Belgrano
Recibía éste la siguiente reconvención: "Por no haber puesto rápidamente en movimiento las divisiones disponibles" "Malogrando las medidas pertinentes que requería el estado de los pueblos evacuados por el enemigo"
10/5. Del gobierno a Belgrano
"Nada es tan importante en estas circunstancias como la aceleración de las marchas del ejército auxiliador, a cuyo fin se hace necesario el último esfuerzo de actividad" (Vísperas de Rancagua, derrota de los patriotas en Chile)
12/5. De Belgrano al gobierno
Explica las causas de su demora. Viéndose obligado a hacer consideraciones tales como preguntarse de que sirven las decisiones y los propósitos en países sin proposiciones sin recursos, sin transportes sin caminos y sin medios para subsanarlo. Donde las distancias son grandes y las dificultades enormes. Y agregaba a título de reflexión, ó tal vez de enseñanza que: "No hay un autor militar que aconseje se hallen las avanzadas de un ejército a 120 leguas de su cuartel general" (2) y continuaba con esta reflexión que sonaba a presagio: "Sin nos vencieran sería nuestra ruina total y no es prudencia bajo ningún concepto fiarse de la debilidad del enemigo, ni de su cobardía". Y agregaba "Que se puede hacer sin calzado, sin ropas, sin freno para la caballería, ni espuelas, la artillería sin las cureñas precisas y sin contar con repuestos, y sin haber sustituido a los hombres muertos en combate, con heridos y numerosos enfermos, no solo para continuar la marcha, cuanto para sacar de una victoria obtenida el máximo provecho" 3) Más adelante se lamentaba diciendo "Es una injusticia, sea dicho con todo respeto, atribuirme el más pequeño descuido, porque no lo tengo…" Y terminaba diciendo "Aseguro a V.E. que me sería de la mayor satisfacción que viniese otro a vencer ó a allanar los obstáculos que embargan la marcha del ejército y que por más que redoblo esfuerzos, todo lo hallo lento, y lo peor, es que sin que lo pueda remediar, sino con el tiempo. Con gusto serviría con el fusil al hombro a sus órdenes" (4)
30/5: De Belgrano al gobierno
Se quejaba que las autoridades prestaban oídos a cartas de oficiales a sus órdenes que no podían estar al tanto de las muchas cosas, ni en conocimiento de lo que eran sus proyectos (5) confesaba que no tenía plan predeterminado, ni conocimiento de la zona a la cual había de dirigirse, es decir que se carecía de un plan militar, conocimientos topográficos y aún geográficos que se aproximara a la realidad del lugar, que era una "cosa bien singular, para uno a quien se le llama general".
Pero tampoco el gobierno lo tenía, limitándose a reconvenciones y opiniones fuera de lugar y sobre todo al margen de la realidad. Con gran sinceridad y no menos valentía, aunque en forma educada, pero enérgica, Belgrano le hacía ver al gobierno que no era posible dar órdenes a través de meras comunicaciones oficiales y mucho menos a 400 ó 500 leguas de distancia (6)
3/6: Del gobierno a Belgrano
Cuando el gobierno había creído puntualizadas las diferentes órdenes que ha librado para que avanzaran rápidamente las divisiones disponibles del ejército que V.E. manda, ha visto en el contexto de su comunicación del 22 de abril, eludidas sus esperanzas, fundadas en los auxilios que constan remitidos desde el Tucumán, en los recursos pecuniarios que se han proporcionado a V.E. y en las instrucciones que se le han remitido, y se agrava más el desconsuelo de haberse frustrado las medidas más eficaces y ejecutivas que demandaba el estado de los pueblos evacuados por el enemigo, cuando se advierten sus acechanzas y maquinaciones, aprovechándose tal vez con buen suceso de las ideas menos favorables y arroja el retardo de nuestras tropas. Tenga usted presente que los enemigos han tenido auxilios y proporciones para llegar descansadamente, aunque en derrota por el despoblado (Camino menos transitado que se extiende de Jujuy hasta Oruro) y que el ejército de la Patria, después de dos meses y medio transcurridos, por una parálisis de sus movimientos, no ha podido ocupar la Villa de Potosí, con trecientos hombres a lo menos. Cuando los resultados están en contradicción con las medidas, no son las intenciones las que pueden salvar a los pueblos y llenar los grandes objetos de la campaña.
Siempre que vuestra excelencia no se aproveche de la consternación moral que produjo la victoria, los efectos serán inevitablemente contrarios a los mejores sentimientos; pero solo será necesario que supla la fuerza lo que dejó de hacer la oportunidad (6)
II- Divergencias en torno a la oportunidad de abrir la campaña
Transcribiré distintas opiniones con relación a la oportunidad de efectuarla.
De su lectura, resulta sorprendente advertir pareceres contrapuestos en torno a la inmediatez de su apertura.
El sector más influyente de la Asamblea General Constituyente era el sector que se daba en llamar partido "peruanista" cuya cabeza más visible era Bernardo Monteagudo, partidario ultramontano de dar impulso y celeridad las operaciones militares en los dos frentes. Resulta claro pues, que las órdenes dadas a Belgrano para que avanzara hacia el norte, tornábanse ya imperativas, haciendo caso omiso de los atenuantes y objeciones de aquel, con relación a los inconvenientes que demoraban su ejecución inmediata.
No obstante, San Martín y Alvear opinaban que, ante una amenaza potencial tan grave como era la plaza de Montevideo, (referencia como factible receptora de contingentes realistas procedentes de la península) resultaría altamente imprudente permitir que el general Belgrano, se internara en las provincias peruanas, aventurando su brillante ejército a enormes distancias de su base de operaciones, sin plan preconcebido y sin más punto de miras que una azarosa marcha sobre Lima. Lo sensato era cerrar las entradas de Jujuy con el ejército victorioso y movilizar a los bravos jinetes de Salta para que hicieran la guerra de partidarios, con rápidas incursiones sobre el enemigo. De tal manera se aseguraba el frente norte de toda invasión realista. Convenía concentrar en la capital los medios de una poderosa resistencia, apoyada por numerosos cuerpos de caballería que maniobrando en la campaña descalabrasen, poco a poco, las fuerzas y los recursos de la anunciada expedición realista. (7)
Dijo el general José María Paz
"Si aún todavía se hubiera marchado con rapidez, si se hubiera hecho lo últimos esfuerzos para dar más poder al ejército e impulsión a sus operaciones, si hubiéramos podido aprovechar del terror que nuestra victoria había inspirado a los restos del ejército enemigo que se hallaba en Oruro, casi en estado de disolución, se hubiera remediado aquella falta, más no fue así, y el ejército real tuvo tiempo de volver en sí, reforzarse con los juramentados y reorganizarse para vencer a su vez. (9)
Dijo el general Mitre:
"Sacar fruto es la gran habilidad de un general. Belgrano, si obtuvo algunos resultados favorables de la de Salta, no alcanzó todas las ventajas que eran de esperarse, y que, el enemigote brindaba con sus faltas. Si Goyeneche en vez de replegarse a Oruro, hubiera reconcentrado en Potosí sus guarniciones diseminadas, cubriéndose con las divisiones de Picoaga en Jujuy, la inacción de Belgrano, en presencia de 4.000 hombres habría sido justificable, puesto que él tenía apenas 2.500 en estado de invadir después de las pérdidas de la batalla. Pero abierto el camino; aterrado el enemigo, retirándose casi en fuga. Sublevados espontáneamente Potosí y Chuquisaca, aún sin esperar su auxilio; llamado además por los patriotas de La Paz, Cochabamba y Santa Cruz de la Sierra, no se comprende como todo esto, no le decidió a proseguir su victoria, con más vigor y más actividad, aunque fuese arriesgándolo algo. (¿O todo?) Demasiado ocupado en escribir correspondencia y proclamas, dejaba pasar la primera impresión de la catástrofe en los enemigos, daba tiempo al virrey de Lima para que los auxiliase con nuevas tropas, y a los pueblos para que su entusiasmo se entibiara.
Cierto es que no faltaba razones para no desarrollar inmediatamente operaciones en grande escala; pero eran razones buenas para tiempos ordinarios, no cuando la fuerza moral de una gran victoria suple la falta de fuerzas materiales. (9)
Sin embargo, en otra de sus obras, Mitre analiza las bases argumentales del plan de operaciones de San Martín, de igual destino pero con distinto rumbo. Alude con suma claridad que lograr abatir el poderío español para llegar finalmente a Lima a través del Alto Perú resultaba una empresa poco menos que imposible.(10) tal como se infiere de lo que transcribo seguidamente "Aún dadas las condiciones más favorables y sin las derrotas que habían obstado fatalmente al logro de ese grandioso propósito, pretender renovar la famosa marcha de Alejandro al través de Asia, con un ejército inconsistente y relativamente débil, lanzando al espacio sin base de operaciones, sin objetivo claro, sin línea de comunicaciones terrestres seguras y sin posibles comunicaciones marítimas en lo futuro, y esto a través de diversas zonas en un trayecto de 4.700 kms (2.200 de Salta a Lima) por un país montañoso que no tiene sino caminos de herradura, era una empresa superior a los medios materiales y a la fuerza humana de que entonces podía disponer la revolución argentina. Aún realizada felizmente tan aventurada campaña, recorriendo en triunfo su largo trayecto desde Buenos Aires hasta Lima, se encontraría al fin en situación más difícil que en su punto de partida con el mar Pacífico dominado por las escuadras españolas, con su base lejana y operaciones desguarnecidas; con Chile armado en su contra sobre su flanco y a su retaguardia y a su frente todo el poder del rey en la América Meridional desde Chiloé hasta México, pues a la sazón (1814) todas las insurrecciones contra el rey habían sido sojuzgadas ó iban camino a serlo, incluso la de Chile, de manera que solo mantenían la lucha por la independencia las Provincias Unidas del Río de la Plata, que no contaban, ni debían contar con más fuerza que la suya propia"(11)
Las insurrecciones populares en el Alto y Bajo Perú que tenían principalmente como núcleo el elemento indígena, tan heroicas como inorgánicas, políticas y militarmente inconsistentes, no podían por lo tanto, ni dar base sólida, ni alimentar una guerra de conquista, de ocupación y de redención, ni consolidar alianzas eficientes"
Dijo Vicente Fidel López (12)
"Puesto a la defensa de las fronteras argentinas, por el tiempo necesario de atacar y rendir Montevideo, el precioso ejército que había triunfado en Tucumán y Salta hubiera sido un antemural formidable que las tropas enemigas no hubieran podido doblar jamás. En seguida hubiera sido reforzado por los vencedores de Montevideo hasta el número de 10.000 hombres (13) y bien recibido por los pueblos del tránsito, habría marchado sin obstáculo serio hasta Lima; y terminado la guerra de la Independencia en la campaña de 1814. En éstas presunciones no hay nada de vago ni de imaginario, prueba de su verosimilitud, se halla en lo que hubo de realizar el general Alvear después de la rendición de Montevideo, en condiciones mucho menos favorables, y en la que realizó el general San Martín, después de la victoria de Maipú, con menos fuerzas aún.
En vez de esto que era lo único sensato, el gobierno y el general ¿Belgrano?, cediendo a motivos morales de honra y de lealtad, resolvieron (El lector habrá observado que Belgrano no fue el que decidió la apertura de esa malhadada campaña, al respecto dice Paz en sus Memorias P. 187: (El general Belgrano dio siempre las muestras de una completa subordinación y de las más resignada conformidad) llevar la protección de sus armas a las provincias altas, que aunque desalojadas por Goyeneche en los primeros terrores que le causó el desastre de los suyos en Salta, estaban todavía expuestas, sin duda, a que los realistas volviesen a ocuparlas.
El general Belgrano tenía ya una prueba evidente de la influencia poderosa que podía haber ejercido conservando esas posiciones. Se la había dado el propio Goyeneche, cuando a la primera noticia del triunfo de los argentinos en Salta, había desalojado todas esas provincias y reconcentrándose en Oruro. El sucesor de Goyeneche había querido volver a ocupar Potosí, y aún había salido de Oruro con esa intención, pero ante solo la posibilidad de que el ejército argentino apareciese por el sur, había bastado para retraerlo y hacerlo retirar de nuevo detrás del cordón de serranías que lo parapetaban. Puesto pues, en actitud de efectuar su entrada cuando bien le pareciese, el general Belgrano, podía proteger a los patriotas del Alto Perú con el solo amago poderoso de su ejército.
Obrar de otro modo y comprometer ese ejército en una marcha escabrosa y larga, sin plan estratégico bien definido, sin medios ni fuerzas suficientes, y dejando a 200 leguas la base natural de sus operaciones, para ir a buscar al ejército realista concentrado en Oruro y en las alturas dominantes de Condo- Condo, era aventurarlo todo en una completa ignorancia de las condiciones con que se había reorganizado material y moralmente… los errores capitales fueron:
1°) Abrir la campaña prematuramente y sin necesidad;
2° Emprenderla sin recursos suficientes para expulsar inmediatamente al enemigo de las posiciones que ocupaba,
3°) El haber dividido (El gobierno) sobre dos extremidades lejanísimas e inconexas las fuerzas que pudieran conservarlo en una posición inexpugnable y amenazadora"
II-Resumen de los motivos que mantuvieron paralizado al ejército después de Salta.
La "terciana , chucho o paludismo" (14) había hecho estragos en sus hombres
Compañías diezmadas por las bajas de la batalla.
Falta de ganados para proveer a al alimentación de su tropa.
Falta de equipamiento general y demora en el envío de la artillería anclada en Tucumán.
Insuficiente movilidad, arrias de mulas y caballos.
El propio Belgrano fue víctima de la fiebre palúdica al punto, que hasta le resultaba penoso hablar.
Aún frente a la diversidad de las circunstancias desfavorables expuestas, su actitud fue criticada acerbamente por el gobierno que consideraba la inacción como una inadecuada demora. Sin reflexionar que lo contrario hubiera sido iniciar una mera y peligrosa aventura. Sin contar, tal como se ha mencionado, con un plan orgánico bien definido y detalladamente analizado. Además no evaluaba objetivamente que el hecho de alejarse 200 leguas de lo que debía ser la base natural de operaciones, era de por sí, una empresa riesgosa para los parámetros de la época.
Sin embargo, el gobierno tomó la firme determinación de impulsar la campaña pese a estar en la imposibilidad de reforzarlo en la medida de la importancia de la misma (La prioridad era por entonces la toma de Montevideo y hacía allí se orientaba sus recursos) y las justificadas reservas de Belgrano.
Después de la derrota, quedó claro que sus responsables no asumieron sus costos. Al que sentaron ante un tribunal de honor fue a Belgrano, entre otros motivos para derivar sus propias responsabilidades ante la opinión pública.
Notas del Capitulo II
1) "Epistolario Belgraniano", Nueva dimensión argentina, dirigida por Gregorio Weinberg Alfaguara 2001
2/6) A ese objeto afirma Carl Von Clausewicz: "Esa antigua costumbre de manejar la estrategia y las decisiones en el gabinete y no junto al ejército, lo cual solo es admisible, cuando el gabinete está tan cerca de la fuerza que puede tomarse por su cuartel general. De la Guerra, T. II. p.254 Círculo Militar Bs. As.
3) Muy distinta actitud tuvo Pueyrredón en 1816/17, por entonces Director supremo del Estado, parco en imposiciones, aunque muy diligente en poner a disposición del general San Martín todos los recursos del estado, con vistas a equipar adecuadamente al ejército de Los Andes.
4) Es la reacción natural de un hombre que se debate en tremendas dificultades y que por toda ayuda recibe de sus superiores ese tipo de reconvención. Además agregaba "- Que si el gobierno creía contar con un hombre de más capacidad, el ofrecía el cargo-En las acciones de Belgrano, en todas sin excepción, nunca estaba su persona de por medio, sino la patria por la cual y para la cual luchaba.
5) Lo que demuestra bajo que singulares condiciones debía desarrollar su de por sí, compleja labor. Pues además de sus preocupaciones tendientes a poner en estado operativo su ejército, nunca contó con el equipamiento imprescindible, por lo demás debía disimular las indiscreciones de sus propios oficiales al gobierno. Ovidio Giménez, Vida, Época y Obra de Manuel Belgrano. P. 535 Ateneo, Bs.As. 1993
6) De lo cual surge la irrevocable decisión del poder político de impulsar a ultranza la campaña sin sopesar la magnitud de la empresa a encarar, que ciertamente sobrepasaba las reales posibilidades del pequeño ejército de Belgrano, "lanzándolo a la buena de Dios"
7) Se refiere a la trunca expedición del general Morillo.
8) La plaza de Montevideo en poder de los realistas era potencial base de operaciones de un poderoso ejército profesional, que según informaciones de esos días, amagaba con un inminente arribo. (Morillo)
9) Memorias del Gral. Paz, Ob. Cit. P. 94
10) Mitre, Historia de Belgrano y de la Independencia Argentina T.II. p.236 4ta. Edición 1887.
10/11) Historia de San Martín y La Emancipación Sudamericana p.175 Ed. Péuser 1952
12 Historia Argentina, T.II, p.565, Sopena 9na. Edic. 1975
13) No creo que se hubiera llegado a reunir ese número y en caso de llegar a los 5/6.000 también se hubieran presentado serios problemas con su impedimenta y avituallamiento, en un país que no proveía en la medida suficiente el tipo de recursos para el normal abasto de un ejército de ese número. El éxito de una operación militar en ese medio y en esa época, no pasaba por el número de sus efectivos, si por su equipamiento, transporte (Mulas y caballos, acopio y transporte de su mantención, en la medida necesaria para dinamizar las marchas, y aportar mayor capacidad operativa en los enfrentamientos.
Pero la realidad fue otra. Veamos lo que dice Paz al respecto: Toda nuestra tropa cabalgaba en mulas muy flacas y muy malas y sin siquiera herrarse. Capitulo III P.35
Lo primordial era: plan estratégico, equipamiento adecuado y mandos con versatilidad táctica en la acción. (El general San Martín con un ejército de solo 4.000 efectivos, bien equipados y entrenados, realizó exitosamente su epopeya)
14) Es una enfermedad infecciosa de larga duración epidémica que se transmite por medio de una especie particular de zancudos y que existe en todo el Perú y norte argentino. Constituyendo un poderoso factor de decadencia física e intelectual de los afectados. Se manifiesta comúnmente por accesos de calor-frío con fiebre y sudor.
Capitulo III
Teatro de operaciones
La campaña se abría con dos notorias ausencias: Las de Antonio Alvarez de Arenales y Manuel Dorrego, los que juntamente con Zelaya eran los jefes más capaces del ejército. (En Vilcapugio, no pudo contar ni siquiera con Zelaya)
I- Topografía del teatro de operaciones
Geográficamente el Alto Perú era por su estructura la continuación de la región montañosa del Bajo Perú y etnográficamente una parte integrante de ella por la preponderancia del elemento indígena.
La línea de operaciones por donde debía avanzar el ejército patriota "Era irregular desértica y en razón de una serie ininterrumpida de grandes elevaciones, desprovista de vegetación agua y de temperaturas extremas. Abruptas montañas la conformaban con alturas que sobrepasaban los cinco mil metros. País árido y desolado, verdadera Tebaida (1) dice Mitre, donde acababa toda vegetación. Enormes grupos de rocas cenicientas se alzaban en confuso desorden sobre valles estrechos. Yermos barridos por el cierzo y los helados vendavales.
Los caminos eran antiguas grieta causadas por las convulsiones de la propia naturaleza, encontrándose al transitar, tanto al ascender a elevadas alturas como en los descensos, con profundas y peligrosas hondonadas. Existían dos caminos: "El Principal de Postas" y el llamado "Del Despoblado"
Muy atrás habrían de quedar para el soldado argentino Salta y Tucumán, tierras bajas, llanas llenas de vida. Los aborígenes, mano de obra de los terratenientes, saludarían con entusiasmo la irrupción del ejército patriota en aquel nuevo teatro, que debía poner a prueba la fortaleza de alma de Belgrano acometida tal como veremos, por una ininterrumpida serie de infortunios.
II-Ausencias irremplazables
La campaña se abría con dos notorias ausencias en sus cuadros superiores, la de los coroneles Álvarez de Arenales, (José Antonio), el cual había tenido mucho que ver en el plan estratégico implementado en la batalla de Salta como gestor de la maniobra decisiva y que luego fuera comisionado por Belgrano para administra Cochabamba. Y la de Dorrego (Manuel) (2) que se había hecho separar por indisciplina. Pese a que sus aptitudes lo hacían irremplazable; tales la vivacidad de sus talentos, la oportunidad de sus inspiraciones, la bravura deslumbrante con que daba impulso a su línea y la confianza con que todos los otros cuerpos ponían en él la vista, en los momentos del encuentro.
III-Apertura de la Campaña
"Visto en el caso de avanzar, el Ejército del Norte habría de atravesar una geografía hostil más tal como ya a sido expresado, la carencia de recursos básicos necesarios para su subsistencia y movilidad. Así pues, se preparó a vivir del país ocupado, si expoliar a los pueblos por el contrario, haciéndole sentir los benéficos efectos del orden y de la moralidad.
En marcha por la línea de operaciones prevista (Por el camino principal, Real de Postas) el ejército atravesaba aldeas indígenas, excepto Mocaya, (que era un pueblo de regular importancia).
A principios de mayo su vanguardia alcanzó Potosí. Desde allí desprendió una avanzada de 500 hombres (3) en observación del enemigo que permanecía concentrado en Oruro. Dicho cuerpo llegó a alejarse unas trenita leguas del cuerpo principal. Hecho lo cual regresó para ubicarse a nueve leguas de Potosí.
Enterado de la sublevación de Cochabamba Belgrano envió a Zelaya con 100 hombres de línea con el objetivo de formar un nuevo regimiento y poner orden a su milicia.
Ya era tiempo que Belgrano apareciera en aquel teatro, dada la cauta actitud del enemigo y el espíritu del ejército que mandaba, todo hacía indispensable su presencia, la que un mes antes habría decidido la campaña, y que aún en aquella oportunidad podría producir los mismos resultados obrando con actividad". Mitre ob. cit.
IV- Potosí
Paz: (Ob.Cit, p. 100/101) "La disciplina de los ejércitos comandados por Belgrano fue siempre admirable y de manera más pronunciada cuando transitó el Alto Perú. "Las órdenes del general en jefe eran tan terminantes, que recuerdo de un bando militar que se publicó en el ejército; del que uno de sus artículos estaba concebido estas formales palabras: -Se respetarán los usos, costumbres y aún preocupaciones de los pueblos; el que se burlare de ellos con acciones, palabras y aún con gestos, será pasado por las armas- El general Belgrano aún no había llegado Potosí, pero el bando y sus efectos le habían precedido"
"Preciso es decirlo francamente, la causa de la Revolución bajo la dirección del general Belgrano, recuperó en la opinión de los pueblos del Perú, lo que había perdido en la administración del señor Castelli" (Ob. Cit. P. 112)
Mitre: "Potosí era el centro de la aristocracia del Alto Perú. No era afecta a la nueva causa, era el pueblo que menos simpatía tuvo por la revolución. Sus residentes constituían lo más rancio del espíritu absolutista. Jamás perdonaron la emancipación de la raza indígena de su cautiverio, la supresión de los tributos y la abolición de la mita, bárbara contribución de trabajo personal, que tenía como objeto la explotación de sus minas de plata.
Sin duda poderosas razones por las cuales la población dueña de los recursos e influencias les era hostil en alto grado. En consecuencia, como centro de opinión, no era el punto más adecuado para situar al ejército y lo probó el hecho de que muy luego, empezó a hacerse notable la deserción. (Años después se lamentaba ante su amigo Rivadavia, de haber elegido a esa ciudad como base de operaciones)
El buen sentido indicaba que debía haber elegido a Cochabamba, esta era rica en recursos y decidida por la causa de la revolución, cuartel general ideal para las operaciones. Además, tomaba por el flanco a los enemigos situados en Oruro y los obligaba por tal hecho a retirarse ya fuese a La Paz, ya hasta el Desaguadero (Puerta de entrada al Perú)
Un decidido jefe realista, Ramírez Orozco (Juan) intentó desalojar a los patriotas de Potosí, sin embargo la mayoría de sus jefes no fue de ese parecer".
Vilcapugio
"Vilka Puckyo", Pozo Santo
"La batalla era definitoria. Si Pezuela era vencido, la suerte del Perú
se inclinaría decididamente en favor de los patriotas"
V-Orden de formación de ambos ejércitos.
Patriota: El total de la fuerza, no superaba los 3.600 hombres.
A la derecha el batallón de cazadores; al mando del sargento mayor Ramón Echeverría, que remplazaba a Dorrego en su ausencia. seguían hacia el centro, los batallones 1º y 2º del regimiento Nº 6, a las órdenes de los comandantes Carlos Forest y Miguel Aráoz; a continuación el batallón de Pardos y Morenos al mando del coronel José Superí. A la izquierda estaba el regimiento Nº 8ª cargo del coronel Benito Álvarez y su segundo el sargento mayor Patricio Beldón. Según Mitre, Estos cuerpos formaban una línea de columnas en masa, tendida de norte a sur, dando el frente al noroeste. Los dos flancos de esta línea, estaban cubiertos por dos alas de caballería, que situadas un poco a retaguardia, se escalonaban con la línea general. El ala de la derecha, la mandaba el coronel don Diego Balcarce y el mayor Máximo Zamudio. La de la izquierda los comandantes Bernáldez Polledo y Arévalo. A retaguardia del Nº 8, que ocupaba la izquiera, y como a distancia de sesenta pasos, estaba la reserva, el regimiento Nº 1 a las òrdenes del coronel Gregorio Perdriel. La artillería arrastrada a brazo por los indios, estaba distribuída por secciones en los intervalos. Esta formación que no era en general mal calculada con relación al terreno, adolecía sin embargo de tres defectos graves. El primero era la subdivisión de la caballería, que no pasando de quinientos hombres, se presentaba débil en todos los puntos y compraba con esta desventaja notable, la conveniencia que resultaba de cubrir los flancos de la línea".
-Con todo respeto no comparto tal afirmación ya que la caballería que cubrían ambas alas del ejército realista no era mucho más numerosa y además peor montada que la nuestra, el resultado del choque entre los beligerantes de igual arma demostró la superioridad incontrastable de nuestra caballería en ambas alas. Sigue Mitre diciendo que: "El segundo error, fue la subdivisión de la artillería, cuyo vicio se había hecho notar ya en las batallas de Tucumán y Salta. (4) (La concentración de fuego es de rotunda eficacia tal como había quedado demostrado en el ámbito local con la toma de Montevideo por los ingleses y en la batalla de Maipú, cuando la derecha realista avanzaba incontenible. (Por lo demás era una de las características de la estrategia napoleónica) "El tercero era la inmediatez de la reserva a la línea de batalla y al alcance de tiro de fusil, lo que debía dar por resultado que participase de todas las vicisitudes de la batalla, tal como en efecto sucedió".
Realista:
La derecha estaba integrada por tres batallones de infantería, un escuadrón de caballería. Artillería: 3 piezas.
El ala estaba al mando del coronel Picoaga, revistaba como segundo el teniente coronel Olañeta (Pedro Antonio) Quien, juntamente con Pezuela, serían en adelante, los jefes realistas más destacados y exitosos en la guerra por la independencia por el lado realista. Teatro de la acción que abarcaba el norte de nuestra actual geografía y el Alto Perú (hoy Bolivia)
El Centro, al mando del coronel Lombera y el teniente coronel Zavala, estaba integrado por tres batallones de infantería, un escuadrón de caballería y cuatro piezas de artillería.
La izquierda, comandada por el coronel La Hera estaba conformada por dos batallones de infantería, un escuadrón de caballería y tres piezas de montaña.
Pezuela había previsto una reserva compuesta por un batallón de infantería y dos piezas de artillería.
Toda la artillería era de bajo calibre (de a cuatro) ya que los caminos del Perú no permitían rodados. Llamada de montaña, era muy ligera y podía cargarse a lomo de mula. Excepcionalmente se usaban las de mayor calibre, transportadas con prensas-zorras, cuyo mayor inconveniente era disponer de ellas con celeridad.
El mando estaba a cargo de los militares avezados y profesionales. El general en jefe era el brigadier Joaquín de la Pezuela y figuraba como mayor general el brigadier Juan Ramírez Orozco.
El total de la fuerza sumaba unos 4.000 hombres.
VI-Recreación esquemática (Adjunta) de los movimientos tácticos desarrollados en la batalla de Vilcapugio por ambos ejércitos. Tomando en cuenta tales como ya he mencionado: 1º: los testimonios de José María Paz y de Gregorio Aráoz de La Madrid y la visión que de los mismos, nos muestra el general Mitre en su documentada Historia de Belgrano y de la Independencia Argentina. (5)
Fase 1º
1) Repliegue de una "descubierta" de caballería patriota al mando de José Bernáldez Polledo que había sido comisionado por el general Belgrano en tareas de reconocimiento de los movimientos del ejército realista. Se describe en el esquema el tránsito de regreso a su lugar asignado en la derecha de la línea patriota. (Participaba en esta misión, el entonces capitán La Madrid, tal como este lo relata en sus "Memorias")
2) El ejército realista al mando del brigadier Joaquín de la Pezuela descendió de los cerros "por una senda áspera pendiente y penetra en los llanos de Vilcapugio en la madrugada del 1º de octubre de 1813".
3) Posición inicial del ejército patriota.
4) Los realistas se sitúan como a media legua (Unos 2.800 metros de la línea independentista)
5) Despliegan allí su línea de batalla, dividiendo su ejército en tres cuerpos, interpolando en ellos las tres armas, al igual que en la reserva situada a retaguardia.
5ª) En esta formación avanzó ganando terreno, oblicuando un poco sobre su derecha con el propósito de flanquear y cerrar el camino a Potosí–
("Uno debería apuntar al flanco del enemigo y de allí su línea de retirada")
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