Los problemas actuales de las Biotecnologías para la conversión de biomasa en productos de alto valor agregado (página 2)
Enviado por Dra. Lic. Marta Alessandrini D�az
DESARROLLO:
En la sociedad capitalista, donde las leyes que predominan son más mercantilistas que humanistas, las transnacionales empeñadas en el desarrollo de la bioindustria no ocultan sus ambiciones. Cotizadas muchas veces en la Bolsa, apoyadas por importantes grupos financieros, entregadas a una competencia en la que los imperativos comerciales y científicos guardan estrecha relación, estas sociedades se proponen ganar mucho dinero, aun a riesgo de tener que proseguir durante años y con pérdidas las investigaciones necesarias para descubrir las cepas y los procedimientos capaces de dar los mejores resultados en el ámbito de la industria. De hecho, los mercados potenciales de la bioindustria representan miles de millones de dólares, lo que explica la dureza de la competencia entre los laboratorios, la carrera de patentes y el secreto que rodea algunas investigaciones (Sasson, 1985).
Bioética.
La Ética estudia los principios, las normas, las valoraciones e ideales que rigen la vida de los individuos y de la sociedad en un contexto determinado.
La Bioética significa la Ética de la Vida. Se refiere realmente al estudio de las relaciones entre el hombre y la naturaleza, y el estudio de las interacciones que surgen de la relación humana con todo lo vivo y no vivo que le rodea.
La Bioética incluye valoraciones acerca de los riesgos y los beneficios producidos por la intervención de la mano del hombre auxiliado por las nuevas tecnologías, así como el desarrollo de la investigación científica en la naturaleza siguiendo las normas establecidas y un rigor y control estrictos.
Fundamentalmente la Bioética debe su existencia a la Revolución Tecnológica y la aplicación de tecnologías que permitan avanzar en el conocimiento para preservar al hombre y a la naturaleza, impidiendo que la aplicación irresponsable de los conocimientos de la Ciencia deteriore el ambiente y la propia humanidad, y se trabaje no con fines humanísticos, sino por el contrario, con fines destructivos.
La Bioética demanda que se valore el impacto de las aplicaciones tecnológicas en la sociedad y en la vida de los individuos.
A partir de lo expresado anteriormente, resulta fácil comprender que el punto esencial del debate bioético no radica precisamente en las ventajas y desventajas que aportan las nuevas tecnologías. Dicho de otro modo: el sistema social y los valores éticos y morales de la sociedad dictarán el desarrollo de la investigación científica y la aplicación de sus resultados, algo que por su carácter global no sólo incidirá en el país donde se hagan los descubrimientos, sino que tendrá un alcance aun mayor. Este hecho complica el análisis bioético de este problema que requerirá que lo mejor de los científicos del mundo tomen partido en definir, entre otros, el curso correcto de las investigaciones y compartir con toda la humanidad los resultados, no privando de ellos a la gran mayoría de la población mundial que vive en la pobreza ( Negrín y Col., 2005).
Principales áreas de atención para el desarrollo de la Bioindustria, sus problemas, retos y desafíos (Sasson, 1985).
Las áreas de atención fundamentales para el desarrollo de la Bioindustria en las cuales se centran los principales problemas sociales son las siguientes:
1. Formación de personal calificado. 2. Nuevas relaciones entre la Universidad y la Industria / empresa. 3. Patentes y explotación de inventos. 4. Problemas éticos y profesionales.
5. Elección, transferencia y adopción de las biotecnologías.
6. Cooperación internacional.
- Formación de personal calificado.
El desarrollo de las investigaciones y aplicaciones en Microbiología y en los diversos sectores de las biotecnologías creó necesidades de personal calificado que los países se esforzaron por solucionar recurriendo a los especialistas de las disciplinas biológicas ( Microbiología, Genética, Inmunología, Biología Molecular, Enzimología, Fisiología Celular, Farmacología ) y de la Ingeniería (Ingeniería Química y Bioquímica, Agronomía). Estos especialistas recibieron entonces una formación para sus nuevas tareas en los laboratorios de investigación: el Ingeniero químico se dedicó más a la Bioquímica y el microbiólogo se interesó más por los procedimientos y las técnicas de producción en mayor o menor escala de diversas sustancias de interés medicinal, farmacéutico o alimentario.
Sin embargo, la planificación de la formación no es fácil, pues la aparición de nuevos campos de investigación y aplicación biotecnológica es difícil de prever. Más que una cuestión de número total de investigadores, se trata de un problema de adaptación a una evolución bastante rápida.
La formación de personal calificado no debe limitarse a la de investigadores o ingenieros. Comprende también la de los técnicos de laboratorio, cuyo concurso no sólo es precioso para la realización de experiencias y para el funcionamiento y mantenimiento del material, sino también para la ejecución de trabajos tediosos sin embargo indispensables, tales como el aislamiento y la selección de las cepas microbianas, que determinan el éxito de muchas empresas bioindustriales.
El fomento de la bioindustria en los países industrializados creó las condiciones para el establecimiento de nuevas relaciones entre las instituciones y las empresas industriales.
Esos vínculos fueron motivo de un amplio debate sobre la función y finalidades de las instituciones académicas y sobre su independencia con respecto al mundo industrial, y las posiciones adoptadas reflejaron un espectro de opiniones bastante amplio que iban desde la cooperación más estrecha hasta una definición estricta de las respectivas esferas de acción.
Así había algunos universitarios eminentes que no tenían inconveniente en capacitar en sus laboratorios a expertos para las nacientes industrias y estimaban que la simbiosis entre la industria y el mundo académico era beneficiosa para ambas partes, tal como lo había demostrado, por ejemplo, el desarrollo de la industria química. De todas maneras, les parecía necesaria la separación entre la industria y la universidad en materia de investigación: la segunda debía atenerse a la lógica interna de la Ciencia y su dinámica propia; el estudio de los problemas no debía estar ligado a las necesidades predeterminadas por la industria. Pero la investigación se refiere a una continuidad de problemas, desde los que están definidos por la lógica interna de la Ciencia hasta los que plantea el entorno, y las biotecnologías ofrecen buenos ejemplos de esa continuidad.
La disminución de sus recursos obligó a las universidades a crear otros medios de financiamiento, en particular tratando con las firmas industriales. Algunos gobiernos se mostraban favorable a esa tendencia, pero las opiniones de los miembros de los cuerpos docentes estaban divididas: algunos consideraban que sus Departamentos en las Universidades estaban en condiciones de realizar las primeras etapas de algunos trabajos para producción de medicamentos importantes, mientras las firmas industriales debían aportar las sumas de dinero necesarias para pasar a la etapa de producción en gran escala. Otros académicos criticaban toda asociación con la industria en el plano financiero y comparaban el dinero proveniente de tal cooperación con el virus que estimulaba el crecimiento de su huésped, pero que terminaba por matarlo.
Era difícil negar la existencia de ciertos problemas, por ejemplo, el mantenimiento del secreto cuando se trataba de investigaciones emprendidas en colaboración con la industria, el establecimiento de un orden de prioridad entre los investigadores, los conflictos entre investigadores que efectuaban trabajos fundamentales y los del mismo laboratorio que realizaban investigaciones con fines comerciales, las diferencias de salarios, el empleo de estudiantes y la utilización de las instalaciones universitarias con fondos provenientes de la Universidad. Todo ello ocasionó que algunas universidades prefirieron los acuerdos tradicionales con las firmas industriales, mientras que otras buscaban la financiación de la industria.
De manera general, y para muchos especialistas, los problemas planteados por las relaciones entre la bioindustria y la universidad parecían superados, pues ya era un hecho la búsqueda de nuevas formas de asociación entre las instituciones universitarias y las empresas industriales. Por eso, algunos investigadores no vacilaron en proponer nuevas reglas de colaboración: por ejemplo, el intercambio de materiales biológicos se realizaría libremente dentro de una misma institución, pero exigiría un acuerdo si se trataba de varias instituciones; toda aplicación comercial de los resultados de la investigación fundamental exigiría la negociación de las condiciones de pago o derechos. Parecía cada vez más conveniente que los propios científicos tomaran la iniciativa de proyectar nuevas formas de colaboración entre la industria y la universidad. De esa manera, estarían en mejores condiciones para comprender las dificultades e inconvenientes de esta evolución y adoptar las medidas correctivas necesarias. Además, en general ambas partes estaban de acuerdo en que los contratos de investigación debían rodearse del secreto estrictamente indispensable.
- Nuevas relaciones entre la Universidad y la Industria.
La obtención de patentes constituye un medio de proteger las investigaciones biotecnológicas y de dotarlas de la legitimidad necesaria. La Oficina de Patentes debe conceder la patente solicitada, a menos que se demuestre que la invención es ya conocida.
Debe concederse una patente a cualquiera que hubiese inventado o descubierto un procedimiento nuevo y útil, una máquina o un producto manufacturado. Sin embargo, desde hace más de treinta años algunos gobiernos votaron a favor de conceder patentes a nuevas variedades de plantas cultivadas, por lo que algunos se preguntaban si no se anticipaba el advenimiento de un mundo donde los laboratorios tendrían el monopolio de manipular la vida bajo la protección de la institución jurídica.
En conclusión, dar patentes para cepas bacterianas, modificadas o no por las técnicas de recombinación genética, no deja de plantear problemas de orden filosófico y jurídico; pero más allá de las cuestiones de principio, se advierten también razones económicas y prácticas.
- Patentes y explotación de inventos:
La actividad de los equipos de investigadores que efectúan sus trabajos en el campo de las biotecnologías se caracteriza por una competencia donde los imperativos comerciales y científicos están íntimamente ligados. Divididos entre el mundo académico y el mundo industrial y comercial, los investigadores se enfrentan con una situación conflictiva entre la necesidad de publicar rápidamente sus trabajos en el primero de esos mundos, y la obligación de guardar secreto y respetar la reglamentación sobre las patentes en el segundo. Algunos, por temor a que alguien se les adelante, no utilizan el canal tradicional de comunicación que son las revistas científicas. Otros no revelan a sus colegas resultados detallados de sus investigaciones subvencionadas por la industria: el silencio que durante años cubrió los trabajos sobre el interferón es sintomático de tal tendencia.
- Problemas éticos y profesionales.
El auge de las biotecnologías y las ventajas que cabe esperar amenazan con agravar aún más las profundas disparidades que existen entre los países en desarrollo y los países industrializados, e incluso dentro de estos últimos.
La elección y la transferencia de las biotecnologías merecen, por lo tanto, especial atención, a fin de incorporar sistemas tecnológicos que se adapten a situaciones económicas, sociales y culturales particulares.
Tanto en los países en desarrollo como en los países industrializados, una de las prioridades esenciales de la economía es reducir el costo energético de la producción de las proteínas. La creación de cadenas más cortas de producción de proteínas y, por lo tanto menos costosas, recurre a biotecnologías en pequeña escala, a diferencia de aquellas cuyo objetivo es la fabricación masiva de aminoácidos. Además, esas cadenas de producción más cortas tendrían la ventaja de proteger los suelos, reducir la deforestación y fijar las poblaciones en el medio rural.
Las biotecnologías pueden contribuir a resolver los problemas de la escasez de alimentos y del abastecimiento de energía en los países en desarrollo, si se vigilan las condiciones de su elección, su transferencia y su adopción en función del contexto económico, social y cultural propio de esos países. La difusión de las vacunas, que constituyó la "primera revolución biotecnológica", consecuencia de los trabajos de Pasteur y sus contemporáneos, permitió salvar muchas vidas. La "segunda revolución biotecnológica" , resultado de los progresos de las Ciencias Biológicas en las últimas tres décadas, NO podrá dejar morir de hambre a los niños cuya protección contra las enfermedades infecciosas está asegurada gracias a vacunas de eficacia intensificada, particularmente en países como Cuba, en los cuales dichos avances científicos benefician a toda la población.
Es por consiguiente en el terreno de la escasez de alimentos que las biotecnologías deberían aportar una contribución decisiva hacia la que merecería orientarse la transferencia de conocimientos técnicos, técnicas y equipos. Mediante programas de investigación y de formación llevados a cabo en cooperación entre los países en desarrollo y los países industrializados, y en función de las condiciones y necesidades locales. De esa forma, sería posible no sólo mejorar la utilización de las biotecnologías tradicionales y por lo tanto, la explotación y gestión de los recursos alimentarios y energéticos, reducir la vulnerabilidad del sistema agroalimentario, sino también estimular la investigación fundamental cuyos resultados condicionarían, a su vez, el perfeccionamiento y el mejor rendimiento de las biotecnologías.
- Elección, transferencia y adopción de las biotecnologías.
- Cooperación internacional.
La cooperación internacional y regional puede desempeñar un papel importante en la correcta implementación de los progresos biotecnológicos, a fin de asegurar la transferencia de las tecnologías adecuadas al contexto económico-social de los países en desarrollo. Por ejemplo, la producción de biogás, la bioenergética y la fabricación de vacunas eficaces, son campos que ofrecen beneficios seguros y a corto plazo y que se prestan a investigaciones orientadas de calidad.
Cabe destacar, que desde hace algunos años, los programas de la FAO, la OMS y la UNESCO tienden a desarrollar y ampliar la cooperación internacional en materia de microbiología aplicada y biotecnologías.
Fue así como la UNESCO patrocinó la creación de la Organización Internacional de Investigaciones Celulares (ICRO) y luego se asoció con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) con el fin de lanzar un programa mundial destinado a salvaguardar el patrimonio genético constituido por los recursos microbianos y a poner estos últimos a disposición de los países en desarrollo.
La UNESCO ha ayudado también a los Estados Miembros a establecer políticas de investigación y a realizar proyectos de microbiología aplicada y biotecnología, prestando especial atención a la formación de personal especializado y al fortalecimiento de la capacidad de elección de las tecnologías más adecuadas.
Entre los resultados de investigaciones desarrolladas en este campo, se encuentran aquellos relacionados con la conversión de desechos y sub-productos agrícolas e industriales como fuente de biomasa para la obtención de productos de alto valor agregado.
Biomasa y energía.
La capa vegetal que cubre la tierra equivale a más de mil ochocientos miles de millones de toneladas de materia seca, esto es, el equivalente energético en el orden de unos 30.21²¹ julios, que corresponden a las reservas verificadas de energía "fósil". Los bosques representan aproximadamente el 68% de la biomasa terrestre, los ecosistemas herbáceos alrededor del 16% y las tierras cultivadas tan sólo el 8%. En todo el planeta, los ciento setenta y tres mil millones de materia seca producido cada año por la fotosíntesis suponían, en 1980, más de veinte veces la energía "fósil" consumida en el mundo o bien doscientas veces la energía incluida en la alimentación de los cuatro mil millones de habitantes de la tierra (Chartier, 1980; y Chartier y Mériaux, 1980).
Este considerable potencial energético de biomasa se explotaba desde hace años, ya que en 1979, la séptima parte de la energía consumida en el mundo procedía de la biomasa, esto es, el equivalente a tres millones de toneladas de petróleo al día. Las formas de energía no comercializadas (leña, carbón de leña, bosta seca de vaca, etc.) suponían más del 85% del consumo de energía en el medio rural en todo el mundo.
Biogás:
En lo que se refiere a materia seca, el medio más sencillo de transformar la biomasa en energía es la combustión, que proporciona calor, convertible a su vez en fuerza motriz o en electricidad. Por el contrario, la conversión en biogás (metano) es el tipo de transformación más antiguo y más eficaz de los materiales húmedos.
La expansión del programa biogás resultaba favorecida por los siguientes factores: la disminución de las desigualdades económicas, que permitía a numerosos hogares adquirir un digestor y la instalación correspondiente de cría porcina; la descentralización industrial que facilitara la construcción de digestores; la utilización de materiales locales más baratos y una política activa en materia de educación de higiene del medio y saneamiento, que señale a cada comunidad los progresos que debe realizar ( Da Silva, 1980)..
Producción de etanol:
Las ventajas económicas de la producción de alcohol etílico dependen de los sistemas de cultivos (los países productores de Caña de azúcar y de melazas en gran escala o que cuentan con excedentes agrícolas son los mejor preparados para desarrollar programas de producción de etanol ), del costo de las materias primas obtenidas de la biomasa y de la fuente de combustible, de los costos de capital de las fábricas, de los costos de distribución (en los países de difícil acceso o en regiones alejadas de infraestructura pobre, el elevadísimo valor económico de un producto de sustitución de la gasolina puede justificar la producción de etanol, incluso siendo altos los precios de la materia prima y/o los costos de instalación de las fábricas).
En 1975, el gobierno brasileño decidió producir alcohol en gran escala a partir de la caña de azúcar o la mandioca, en sustitución de la gasolina. Esta decisión obedecía a la elevación del precio del petróleo, y en menor medida, a la baja de la cotización del azúcar en el mercado mundial. Sin embargo, este programa tropezó con algunas dificultades para desarrollarse, pues el rendimiento medio de la caña de azúcar (cincuenta toneladas por hectárea) no favorecía el aumento de la producción (un rendimiento de 150 toneladas / hectárea es corriente en las plantaciones modernas, lo que equivale a 100-150 hectolitros de alcohol por hectárea). No obstante, en 1980, los sucesivos aumentos del precio del petróleo obligaron al gobierno a otorgar gran prioridad a este programa y a dedicarle grandes créditos, con la intención de sustituir en un tercio de las importaciones de petróleo por alcohol y que circularan unos tres millones de automóviles, que representaban la tercera parte del parque automovilístico en 1985 (Cosse-Maniére, 1981).
A su vez, se estudiaron otras fuentes de materias primas fermentables distintas del azúcar de caña. La mandioca parecía responder bien a esta transformación: una tonelada de mandioca producía ochenta litros de alcohol, en tanto que sólo se obtenían sesenta y cinco litros de alcohol de la misma cantidad de caña de azúcar. La elección de la mandioca presentaba las siguientes ventajas:
- no desviar al cultivo de la caña de azúcar de su objetivo original: la producción de azúcar.
- garantizaba trabajo a las fábricas durante todo el año, lo que no ocurre con la caña de azúcar, cuya producción era estacionaria.
- generación de un mayor número de empleos que el de la caña de azúcar, mucho más mecanizada.
A partir de estos estudios, varios países latinoamericanos (Costa Rica y Venezuela, entre otros), africanos (Níger, Malí) y asiáticos (Filipinas) mostraron gran interés por la experiencia brasileña, debido sobre todo a que la producción y recolección de la caña, su distribución y consumo se producían en territorio nacional.
En los Estados Unidos de América, la producción de etanol alcanzó 609,000 toneladas en 1980, sin contar las bebidas alcohólicas. Esto equivalió a un volumen de venta de 297 millones de dólares en ese año y también se comercializaron mezclas de 6 a 9 partes de gasolina por una parte de etanol ("gasohol"), que se vendían en 800 estaciones de servicio distribuidas en 28 Estados.
En Francia, se intentó producir alcohol a partir de la remolacha azucarera y otros cultivos, pero el etanol salía de tres a cinco veces más caro que la gasolina.
Biomasa para la obtención de productos de alto valor agregado.
Las biotecnologías para la conversión de biomasa en productos de alto valor agregado constituyen un campo en plena evolución que estimula a realizar inversiones indispensables y a aplicar políticas de formación del personal necesario y de orientación de las investigaciones.
El cultivo de microorganismos para la producción industrial de diversas sustancias a los ensayos de laboratorio, el control de la composición del medio de cultivo y de los diversos parámetros físico-químicos en los fermentadores, así como la mejora de los rendimientos, hacen necesarias instalaciones cada vez más complejas. No obstante, en la actualidad los mercados de la bioindustria en el mundo agrupa varios sectores y tipos de productos, como son los siguientes:
- Industria farmacéutica: antibióticos, interferón, vacunas, productos sanguíneos y reactivos de diagnóstico, hormonas, vitaminas y otros derivados.
- Industria agroalimentaria: productos del maíz, aminoácidos, ácidos orgánicos y Enzimas.
- Agricultura: Semillas y otros productos.
- Industria química: Etanol y otros productos.
Productos de alto valor agregado a partir de la biomasa forestal:
Por otra parte, se ha trabajado casi de forma simultánea en la obtención de productos alto valor agregado a partir de la biomasa forestal, ya que en los últimos años, la idea de que los bosques valen únicamente como fuentes de madera en un contexto macroeconómico ha cambiado en presencia de pruebas abrumadoras de lo contrario, combinadas con la creciente preocupación de proporcionar utilidades de manera sostenida tanto en el plano local como nacional. Hoy es evidente que los bosques proveen otros productos y beneficios además de la madera. Es necesario cuantificar y evaluar dichos productos para transformar el uso de aquellos que pueden ser viables desde el punto de vista comercial, social y ecológico de un medio de subsistencia a un medio para el desarrollo (Montalembert, 1991, citado por Díaz 1998).
Conciliar la evaluación de las necesidades de la sociedad con un bosque sano y estable es un nuevo interés en el mundo, debido a la necesidad de disponer de un medio natural menos afectado por las actividades humanas, de ahí surge el término de Productos Forestales No Maderables (PFNM) para definir "toda materia biológica vegetal (excluyendo la madera en rollo industrial y sus derivados de madera serrada, astillas, tableros de madera y pasta) que se extraiga de los ecosistemas naturales, plantaciones ordenadas, etc., y que se utilice en el hogar, se venda en el mercado o tenga algún significado social, cultural o religioso. Por consiguiente, entre los PFNM se encuentran todas las plantas utilizadas como alimentos, forraje, combustible, medicinas, fibras, productos químico-biológicos, también lo son los animales", Wickens, 1991.
Estadísticas oficiales en Brasilia demostrasron que una tonelada de PFNM, genera valores equivalentes a 25 toneladas de madera. Esto confirma que la demanda entre la extracción de biomasa y renta, es mucho más favorable en el caso de los PFNM (Becker, 1992).
Productos de alto valor agregado a partir de la biomasa forestal: Perspectivas, retos y desafíos para el desarrollo de una industria local en Pinar del Río, Cuba.
Entre los productos de alto valor agregado más importantes obtenidos a partir de la biomasa forestal en Pinar del Río, Cuba, pueden citarse los siguientes:
- Resina de pino y sus derivados: colofonia, colofonias modificadas y aceite de trementina (Pastor, 1999).
- Derivados del follaje de pino: cera conífera, pasta clorofila-caroteno, aceites esenciales, clorofilín de sodio, concentrado provitamínico y suplemento alimenticio para animales (Díaz, 1998; Cordero, 2000).
- Extractos naturales como preservantes de madera: extractos fenólicos de la corteza de pino caribe (Vargas, 2002).
Estos productos han sido obtenidos en su mayoría a escala de laboratorio, escala de banco y a nivel de Planta Piloto e industrial solamente en el caso de los derivados de la resina de pino.
Entre los problemas que limitan el desarrollo de la bioindustria en la región, se pueden citar los siguientes:
- disponibilidad de la materia prima, que pertenece al Ministerio de la Agricultura (MINAGRI) como entidad que atiende la Rama Forestal en el país,
- la cooperación nacional e internacional referente a la necesaria inversión para la conversión de biomasa en diversos productos de valor agregado,
- incipiente nivel de desarrollo en las relaciones entre la Universidad, como generador principal de los resultados, y la Industria en la región, representada por el Ministerio de la Industria Básica (MINBAS).
- la adecuada elección de algunas tecnologías.
A partir de lo expresado anteriormente, se puede afirmar que el reto más importante en la actualidad consiste por una parte, en establecer los acuerdos necesarios entre la Universidad y la Empresa introductora y, por otra, lograr el capital necesario a partir de un proyecto conjunto de innovación tecnológica que permita el establecimiento de la Planta Piloto para el procesamiento del follaje de especies forestales y medicinales a partir de la tecnología tradicional aprobada en la región .
Impacto social del desarrollo de una bioindustria para la conversión de biomasa en productos de alto valor agregado.
A nuestro juicio, el impacto social del desarrollo de una bioindustria para la conversión de biomasa en productos de alto valor agregado puede resumirse en los aspectos siguientes:
- Uso y valor agregado a residuos que son en la actualidad fuentes de contaminación y hospederos de plagas en las comunidades ubicadas cerca de los bosques y las industrias de la madera, con daños a la salud.
- Aparecen nuevos productos de uso comunitario como son los aceites esenciales, derivados de clorofilas, ceras y suplementos alimenticios para animales.
- Diversificación de la producción en las comunidades.
- Generación de nuevas fuentes de empleo, con enfoque de género, por las perspectivas de desarrollo para la mujer que vive en la ciudad y en zonas rurales.
- Evita el éxodo hacia otros lugares distantes en busca de empleo.
- Se eleva el nivel cultural de los miembros de la comunidad a través de cursos, talleres, seminarios y proyectos.
- Se mejora la calidad de vida en la familia.
- Se adquiere una nueva dimensión del amor a la naturaleza.
- Acercamiento a formas de desarrollo sostenible.
Por último, se debe destacar que en caso de aplicarse estas tecnologías en otras regiones de países en desarrollo, especialmente en poblaciones de diversas culturas o etnias, entonces también se puede afirmar que otro impacto social estaría relacionado con el derecho a la propiedad de los pueblos indígenas.
CONCLUSIONES.
Los principales problemas sociales que en la actualidad limitan el desarrollo de biotecnologías para la conversión de biomasa en energía y otros productos de alto valor agregado son: la formación de personal calificado, las nuevas relaciones entre la Universidad y la Industria / empresa, las patentes y explotación de inventos, los problemas éticos y profesionales, la elección, transferencia y adopción de las biotecnologías adecuadas y la cooperación internacional.
En el caso particular del desarrollo de la bioindustria a partir de la biomasa forestal en Pinar del Río, Cuba, se han considerado como los de mayor incidencia los problemas sociales siguientes: el incipiente nivel de desarrollo en las relaciones entre la Universidad, como generador principal de los resultados, y la Industria en la región; la necesaria cooperación nacional e internacional referente a la inversión de capital y, la adecuada elección de algunas tecnologías para el aprovechamiento del follaje de especies forestales.
El impacto social del desarrollo de una bioindustria en la región está dado por el uso y valor agregado a residuos que son en la actualidad fuentes de contaminación y hospederos de plagas en las comunidades ubicadas cerca de los bosques y las industrias de la madera, con daños a la salud, lo que redundaría en la generación de nuevas fuentes de empleo, con enfoque de género, diversificación de la producción en las comunidades, elevación del nivel cultural de los pobladores y a su vez, un acercamiento a formas de desarrollo sostenible.
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Autora:
Dra. Lic. Marta Alessandrini Díaz.
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