Organización estructural. Los estímulos que se presentan deben estar organizados y jerarquizados, de manera que posibiliten recibir correctamente la información
Determinantes internos
Los determinantes internos o propios de la persona, son los que dependen del individuo, son propios de él y condicionan aún más, no sólo la capacidad y desarrollo de la atención, sino también su rendimiento.
Estado orgánico ó Estadiorgánico. Este factor se relaciona con las pulsiones que experimenta el individuo al momento de recibir la estimulación. (p.e. si una persona se encuentra sedienta, es seguro que le atraerán más intensamente los estímulos relacionados con la satisfacción de su necesidad.)
Intereses. Esto se refiere a aquello que atrae la atención en función de los intereses que se tengan. (Por ejemplo,. un aficionado al alpinismo se sentirá fuertemente atraído por una vista de montañas nevadas, mientras que un biólogo será atrapado por la imagen de una especie en peligro de extinción.)
Sugestión social. Puede llegar a atraer la atención de otras personas por invitación, que es más que por simple imitación.
Curso del pensamiento. Independientemente de las pulsiones o de los intereses del individuo, si el curso de su pensamiento se encuentra siguiendo ciertas ideas y el estímulo relacionado se presenta entre si en ese momento, este último captará su atención en forma inmediata.
Fenómenos atencionales
Existen tres tipos de Fenómenos atencionales:
La atención como mecanismo de selección de información: Los mecanismos de atención permiten seleccionar una fracción relevante de todos los mensajes concurrentes, y procesarla intensamente, mientras que el resto de la información (eventualmente irrelevante) quedará amortiguada y recibirá un procesamiento mínimo o nulo. El procesador humano no es un mero receptor pasivo de información, si no que gracias a su atención selecciona y decide a cada instante que aspectos del entorno son relevantes y requieren una elaboración cognitiva.
La atención como mecanismo de capacidad limitada: esto resulta obvio en nuestra experiencia cotidiana. Si intentamos realizar simultáneamente dos tareas complejas como por ejemplo la lectura de este trabajo y escuchar un noticiario en la radio, probablemente encontraremos serias dificultades. Naturalmente podemos emplear una estrategia bastante eficaz consistente en cambiar el foco de nuestra atención alternativamente de uno a otro mensaje, de modo que escucharemos algunos fragmentos del mensaje de radio intercalados con algunos fragmentos del texto leído. Si ambos mensajes son sencillos (Ej: familiares y predecibles), el resultado será una comprensión aceptable de ellos. Sin embargo, el hecho que nos interesa destacar es que no podemos procesar el significado de dos mensajes verbales simultáneamente aunque queramos hacerlo. En general, no podemos realizar eficazmente dos tareas complejas al mismo tiempo, y cuando lo hacemos, nuestros recursos atencionales limitados deben distribuirse entre ellas, produciéndose interferencias y bajo rendimiento. Hay una excepción aparente en esta regla: a veces podemos realizar correctamente dos tareas complejas, tales como conducir un automóvil y llevar una conversación coherente; o bien, comprender el contenido de una conferencia al tiempo que se toman notas escritas. La explicación usual de estos fenómenos no es incompatible con la hipótesis de una capacidad atencional limitada. En los ejemplos anteriores una de las tareas se realiza automáticamente, es decir, sin utilizar la atención (Ej.: conducir, escribir) y la atención queda así disponible para emplearse en la otra tarea concurrente (conversar o comprender la conferencia).
La atención como mecanismo de alerta: La alerta es una disposición general del organismo para procesar información. Para comprender la importancia del estado de alerta en el procesamiento de los estímulos basta comparar las diferencias dramáticas en capacidad de procesamiento que existen entre un sujeto dormido (bajo nivel de alerta) y un sujeto despierto. El sujeto en estado de vigilia es capaz de responder a gran variedad de mensajes y ejecutar multitud de tareas que requieren habilidades, mientras que un sujeto con un nivel bajo de alerta (dormido) presenta una conducta desorganizada y poco eficaz o bien no responde en absoluto. Los estados de alerta se caracterizan por fluctuar considerablemente, presentando oscilaciones rápidas (alerta fásica) o lentas (alerta tónica). La alerta fásica es un estado transitorio de preparación para procesar un estímulo en una situación específica. La alerta tónica supone cambios muchos más lentos en la disponibilidad del organismo para procesar estímulos.
Atención y conciencia
El estudio de la atención, pese a que la metodología empleada no es instrospeccionista, esta muy relacionada con los fenómenos de la conciencia. Dicha relación probablemente no es de identidad sino de concurrencia. La atención sería el fenómeno subyacente a una serie de rasgos conductuales cuantificables y al fenómeno experiencial de la conciencia.
Atención y memoria activa (Memoria a Corto Plazo)
La memoria a corto plazo se consideraba como un espacio de trabajo de capacidad limitada en donde se ejecutan procesos de control y coordinación propios del pensamiento, tales como la resolución de problemas aritméticos, razonamiento verbal, etc. En este sentido, la memoria activa resulta indistinguible de los procesos atencionales controlados.
Baddeley y Hitch utilizan la técnica experimental consistente en cargar la memoria activa del sujeto durante un período de tiempo en el que este realiza otra tarea concurrente de razonamiento abstracto. El grado de interferencia entre la tarea de retención y la de razonamiento se consideraba como un índice de que ambas tareas demandan recursos del mismo sistema de capacidad limitada, es decir la memoria activa u operativa. El paradigma de atención dividida es esencialmente igual a lo que acabamos de describir, con la única diferencia de que los resultados se interpretan en términos de recursos atencionales limitados.
MODELOS DE FILTROS
Las primitivas investigaciones sobre la atención, se basaron generalmente en experimentos con mensajes Sicóticos. Las personas recibían simultáneamente dos mensajes verbales (uno en cada oído) y el experimentador tomaba ciertas medidas para que el sujeto atendiese a uno solo de los dos mensajes. Los resultados habituales en estos experimentos muestran un recuerdo bueno del mensaje atendido, y una ausencia total de memorización del mensaje no atendido. Para interpretar este fenómeno se elaboraros algunos modelos teóricos que enfatizan el carácter selectivo de la atención, uno de los cuyos mecanismos básicos sería el filtro. Dicho filtro seleccionaría uno solo de los mensajes que alcanzan los receptores y rechazaría todos los demás. La metáfora del filtro aparentemente simple y autosuficiente, sin embargo no es más que el punto de partida para la elaboración de modelos.
Paradigma de atención dividida
La atención se concibe como un proceso asociado a la recepción de información. Sin embargo, en indudable que la atención interviene también activamente cuando realizamos tareas, no únicamente cuando recibimos mensajes verbales.
Básicamente, en este nuevo enfoque experimental se pide a los sujetos que realicen dos tareas más o menos simultáneamente, y el grado de deterioro en el rendimiento de una de ellas se considera como un indicio de la demanda de atención de la otra tarea. Es interesante destacar que la atención en este tipo de habilidades ejecutivas no impone una selección rígida como en los procesos receptivos; es decir, que de hecho podemos realizar frecuentemente dos tareas al mismo tiempo.
En la vida cotidiana es frecuente la realización simultanea de ambas tareas, por ejemplo caminar y hablar al mismo tiempo. Sin embargo, es en estas situaciones de doble tarea concurrente en las que se ponen de manifiesto las limitaciones de la atención. Hay que reconocer que hacer dos tareas al mismo tiempo es más difícil habitualmente que hacerlas por separado. Incluso, cuando una de las tareas es muy compleja el rendimiento en la otra tarea se deteriora considerablemente (se cometen mucho errores). Si vamos por la calle caminando y hablando al mismo tiempo, normalmente realizamos ambas tareas con fluidez (no nos tropezamos al andar ni nos trabamos en nuestra conversación); pero si le pedimos a nuestro amigo que haga una multiplicación mental, probablemente se detendrá. La tarea propuesta de cálculo exige tal esfuerzo de atención que interfiere con la tarea secundaria de caminar. Se puede concebir igualmente otro ejemplo hipotético en el que la tarea de caminar requiera tal esfuerzo de atención que interfiera con la tarea de hablar. Supongamos que le pedimos a nuestro amigo que camine sobre una barra haciendo equilibrios al mismo tiempo que nos responde a una serie de preguntas. Si nuestro amigo acepta, seguramente la latencia de sus respuestas verbales se incrementará, e incluso es posible que se quede completamente callado. Se puede concluir de estos ejemplos que la realización simultánea de dos tareas es posible cuando ambas tienen una baja demanda de atención, pero cuando se incrementan las demandas atencionales de una de ellas, se produce un deterioro en la realización de la otra. Ello indica claramente que las dos tareas hacen uso de los mismos recursos.
Procesos automáticos y procesos controlados
Según KAHNEMAN disponemos de recursos atencionales que deben distribuirse entre los procesos o tareas que realizamos en un instante dado. Puesto que los recursos son limitados, las demandas de los procesos o tareas concurrentes pueden muy bien exceder nuestra capacidad atencional con el consiguiente deterioro del rendimiento. Sin embargo, el propio sistema cognitivo dispone de medios para contrarrestar en alguna medida las limitaciones de atención. Concretamente, algunas tareas o procesos llegan finalmente a volverse automáticos. Los procesos automáticos, al contrario que los controlados, no consumen atención y por tanto pueden realizarse de modo simultáneo a otros procesos sin apreciarse apenas interferencias.
En esta sección analizaremos detalladamente la dicotomía conceptual procesos automáticos vs. procesos controlados. Las diferencias básicas entre ambos se esbozan en la tabla 3.1 y se desarrollan de modo más exhaustivo en las próximas páginas.
TABLA 3.1. Principales rasgos diferenciales entre los procesos automáticos y controlados.
Automáticos | Controlados |
| Consumen atención No son rutinas aprendidas Son flexibles y se adaptan a situaciones novedosas Son concientes y van acompañados de la impresión subjetiva de esfuerzo Pierden eficacia en situaciones de arousal elevado Gran interferencia en situaciones de doble tarea |
A. Características de los procesos automáticos.
Son procesos relativamente libres de demandas atencionales. Sin embargo, este hecho tiene como contrapartida el que las rutinas automáticas se realicen sin conciencia ni intencionalidad por parte del sujeto. Por otra parte, los automatismos son el resultado de un aprendizaje bastante laborioso (a excepción de algunos automatismos innatos.). En la mayoría de los casos se adquieren como consecuencia de la repetición frecuente de una tarea o proceso que inicialmente requería atención controlada. Por ejemplo, las primeras prácticas de conducción de automóviles requieren por parte del aprendiz un procesamiento controlado de cada secuencia de movimientos. Solo al cabo de muchas horas de entrenamiento el conductor automatiza su conducta quedando su atención relativamente libre y disponible para otras tareas simultaneas ( vg.: llevar una conversación).
Una vez adquiridos, los procesos automáticos son difíciles de modificar. Por ejemplo, una mecanógrafa profesional que ha alcanzado un gran nivel de automatismo tendría enorme dificultades para escribir con fluidez en una maquina cuya disposición de las letras fuese diferente de la habitual. Los viejos automatismos adquiridos interferían, más que facilitar, el aprendizaje del nuevo teclado. Por otra parte, el rendimiento en una tarea automática alcanza un nivel asintótico, de modo que la práctica a partir de cierto momento no produce ya mejoras sustanciales. Es obvio, por ejemplo, que una mecanógrafa experimentada no mejora su rendimiento (velocidad y precisión de la escritura) por mucha practica que añada a su experiencia anterior.
Los procesos automáticos implican una considerable economía para el procesador.
En efecto, un sistema cognitivo de recursos limitados trabaja de modo mas eficiente cursos atencionales , quedando estos disponibles para operaciones menos frecuentes, mas complejas o mas relevantes. Es indudable la enorme liberación que supone la realización automática de decenas de rutinas que llevamos a cabo durante el día, desplazando al mismo tiempo el foco de nuestra atención hacia tareas mas problemáticas.
W. JAMES fue el primero en destacar la importancia de los procesos automáticos que el denomino <>, y que en sus propios términos no requieren <<nuestra voluntad consciente>>. Imaginemos, decía lo intolerable que resultaría nuestra vida si nos vestimos, lavamos, abrimos una puerta, etc. En algunos cuadros psicopatológicos el paciente se enfrenta a una perdida de automatismos, con el consiguiente deterioro de todos los procesos mentales. Por ejemplo, algunos esquizofrénicos manifiestan un procesamiento controlado o con esfuerzo de tareas cotidianas tan elementales como levantarse de una silla, coger objetos, comer etc. ( McGhie, 1969).Todas estas habilidades habían dejado de ser automáticas, de modo que los sujetos se veían forzados a planificar de antemano y decidir conscientemente cada movimiento, con el consiguiente detrimento de otra tareas cognitivas mas complejas que no recibían así el suministro atencional necesario.
Otra ventaja de los automatismos ya ha sido mencionada anteriormente. En las situaciones de gran estrés o arousal se da una disminución de los re cursos atencionales, y los sujetos solo pueden realizar eficazmente procesos muy automatizados.
B. Características de los procesos controlados
Los procesos controlados, también denominados procesos conscientes o procesos con esfuerzos, son operaciones que consumen atención. Por tanto son sensibles a las limitaciones de los recursos disponibles. Esto se puede apreciar empíricamente en los estudios de atención dividida en los que el sujeto debe realizar dos tareas simultaneas; cuando se produce interferencia entre ellas, se puede inferir que ambas tareas son controladas y demandan atención de la misma fuente de re cursos limitados.
Los procesos y controlados son especialmente adecuados para enfrentarse a situaciones novedosas y relativamente problemáticas para las que no existen rutinas automáticas establecidas. Pero, a cambio, el sujeto tiene un acceso más directo a ello, en el sentido que entran de lleno en el foco de la conciencia, y el individuo percibe las sucesivas decisiones, estrategias e intencionalidad. Los procesos controlados generan aprendizaje y almacenamiento de nueva información en los dispositivos de memoria. Por otra parte, intervienen en las operaciones cognitivas de alto nivel, tales como los mecanismos de control (repetición, recodificación, imágenes mentales, etc.) y, en general todas esas estrategias "inteligentes" que desarrollamos de forma consciente y con una impresión subjetiva de esfuerzo.
El coste atencional de los procesos controlados se ve compensado por su flexibilidad y adaptabilidad. En efecto, si solo tuviésemos procesos automáticos nuestra conducta seria sumamente esteriotipada y solo seria adecuada para adaptarse a un número limitado de situaciones problema. Por el contrario, los procesos controlados nos permiten encarar con posibilidades de éxito situaciones muy novedosas, ya que no se tratan de repertorios conductuales o cognitivos rígidos, sino sumamente modificables.
Conviene señalar que la distinción entre procesos controlados y automáticos no siempre se puede perfilar con precisión. Las dificultades se derivan de que ambos tipos de procesos pueden operar conjuntamente en la resolución de una determinada tarea. Por ejemplo, se puede concebir perfectamente que ante un determinado flujo de inputs el sujeto utiliza un secuencia de rutinas automáticas que en si mismas no requieren atención. Pero la selección y ordenación de dichos procesos automáticos puede a su ver requerir una operación controlada. Así, en la resolución de un problema matemático pueden requerirse cálculos numéricos muy automatizados, pero su realización puede estar guiada por estrategias de razonamiento abstracto controlada. Por otra parte los limites entre un proceso automático y uno controlado son a veces difusos. Téngase en cuenta que los procesos automáticos adquiridos en alguna etapa inicial del aprendizaje han sido operaciones controladas. Entre el estado final de automatismo y el inicial de operación controlada existen estados intermedios en que la realización de una tarea podría exigir muy poca atención, y en este sentido nos sentiríamos inclinados a considerarla automática. Pero al mismo tiempo el rendimiento puede no haber alcanzado su nivel asintótico, y por tanto ser susceptible de ulteriores mejoras con más entrenamiento, lo cual sugiere una ausencia de automatismo.
En general tal como veremos en la próxima sección se intenta determinar la automaticidad o control de los procesos y/o tareas en función de criterios empíricos.
La psicología cognitiva es fundamentalmente una ciencia empírica y debo por tanto intentar justificar sus constructos basándose en criterios experimentales que hayan sido empleados para catalogar una determinada tarea como controlada o automática (LOGAN, 1978, 1979). Concretamente: a) criterio de sensibilidad al numero de alternativas, b) criterio de interferencia sobre nuevos aprendizajes, y c) criterio de interferencia entre dos tareas concurrentes.
Criterio de sensibilidad al número de alternativas
Imaginemos una tarea en la que se pide a un sujeto que detecte lo mas rápidamente posible una letra (por ejemplo la V) entre una seria de letras situadas en una hoja. Si repetimos esta experiencia cierto número de veces, variando cada vez el número de letras de la página, y midiendo el TR de las respuestas del sujeto, podrían obtenerse dos pautas de resultado. El tiempo de reacción se alarga a medida que se incrementa el número de letras de la página; o bien, la latencia de respuestas es relativamente estable e independiente del número de letras alternativas presentadas en la página. La primera pauta de resultados sugiere que el sujeto detecta que la letra crítica explorando secuencialmente toda la pagina, y se interpreta como un indicio de un proceso controlado. La segunda pauta de resultados indica un procesamiento simultáneo de toda la página, y como el número de alternativas no tiene consecuencias sobre el rendimiento se considera que el proceso de explotación subyacente debe ser automático.
Criterio de interferencia sobre nuevos aprendizajes
Como consecuencia de la rigidez y escasa susceptibilidad al cambio de los procesos automáticos se puede hacer la siguiente predicción: cuando existe un proceso automático asociado a un determinado input, será muy difícil adquirir un nuevo aprendizaje ante dicho input, ya que el proceso automático inicial genera interferencia.
Existe un fenómeno conocido hace mucho tiempo, que nos puede servir para ilustrar la interferencia de los automatismos sobre nuevas respuestas. Se trata del efecto Stroop (STROOP, 1935; DYER, 1973). Cuando un sujeto se le pide que nombre un color escrito en letras negras, su respuesta tendrá una latencia muy breve; de igual modo la respuesta es rápida si le pedimos al sujeto que diga el nombre del color de un campo visual uniforme. Sin embargo, una combinación de ambas tareas produce resultados muy curiosos. Por ejemplo si se le presenta al sujeto la palabra ROJO escrita con tinta azul y previamente se le pide que nombre el color de la tinta, la latencia de respuesta será sorprendentemente alta, y las probabilidades de error se incrementaran. Una interpretación del efecto de STROOP adecuada a nuestro contexto seria la siguiente. La lectura de una palabra cuando se presentan al sujeto caracteres escritos en una respuesta automática. En la situación diseñada por STROOP se le pide al sujeto una respuesta no usual ante la palabra escrita, y que además es incompatible; consecuentemente el automatismo lector interfiere sobre la nueva respuesta.
En suma, la interferencia con nuevos aprendizajes o respuestas es una de las características definitorias de los procesos automáticos, y de ahí que su observación empírica sea un criterio óptimo para decidir si una tarea es o no automática.
Criterios de interferencia entre dos tareas concurrentes
Dadas dos tareas simultáneas (tarea primaria y tarea secundaria), tal como se presenta en el paradigma de atención dividida pueden ocurrir varias pautas empíricas de interferencia entre ellas, que proporcionan una valiosa información sobre el carácter automático o controlado de la tarea primaria. Supongamos una tarea secundaria con tres niveles de dificultad (alto, medio y bajo) que se presenta aisladamente o bien de forma simultanea a la tarea primaria. Los análisis empíricos se ajustarían a tres tipos posibles de fenómenos de interferencia. A) aditividad estadística, que se manifiesta en el hecho de que la tarea secundaria produce un deterioro constante en la tarea primaria, cualquiera que sea el nivel de dificultad de esta ultima; B) interacción divergente, cuando el efecto de la tarea secundaria aumenta a medida que se incrementa el grado de dificultad de la tarea primaria; y C) interacción convergente cuando el efecto de interferencia de la tarea secundaria disminuye a medida que se incrementa el grado de dificultad de la tarea primaria.
Los tres tipos de interferencia han sido hallados empíricamente utilizando diversas tareas, aun cuando la última pauta (interacción convergente) es muy rara. Sin embargo, la interpretación difiere considerablemente según el tipo de resultados. La primera pauta es muy frecuente, y no siempre se considera como un indicio claro de proceso controlado. De hecho, por muy automatizada que este la tarea, siempre se observa un cierto deterioro en la realización cuando se hace de forma paralela a otra tarea. Por tanto, la aditividad estadística puede interpretarse como un efecto de automatismo de la tarea primaria. Solo la interacción divergente permite concluir una demanda atencional y por tanto un proceso controlado asociado a la tarea primaria. El tercer tipo de interacción es poco frecuente y su interpretación no es clara.
Consumo de recursos en los estadios de procesamiento
Hasta ahora los términos "automático" y "controlado" han sido utilizados como calificativos propios de las tareas cognitivas. Sin embargo hemos de llamar la atención sobre un hecho importante; la realización de una tarea implica en realidad un conjunto de procesos y operaciones elementales, tales como la codificación del estimulo. Los proceso de búsqueda, comparación, selección de respuestas, etc. (vg: STERBERG, 1969). Asumiendo esta disposición, secuencial o no, de procesos subyacentes a una tarea, cabe preguntarse si todos ellos son igualmente controlados o automáticos, o, por el contrario, en la realización de una tarea pueden concurrir determinadas operaciones o estadios automáticos y otros controlados. Alo largo de esta sección veremos algunas investigaciones que tratan de dar respuesta a esta cuestión. Trataremos, en primer lugar, estudios analíticos globales, que intentan descubrir las demandas atencionales de varios estadios (codificación, comparación, selección de respuestas, etc.). Posteriormente, nos detendremos en investigaciones mas minuciosas que estudian en profundidad el gasto atencional de la codificación y la percepción.
Consideraciones finales
El estudio de la atención es un tema prioritario de la psicología cognitiva. No obstante, aquí se ha visto la transitoriedad de muchos modelos inicialmente prometedores. Resulta patente desde la privilegiada perspectiva actual, que los modelos de filtro incurrirían en errores de bulto, al atribuir los fenómenos empíricos de la selección de información a un mecanismo atencional de filtro. Naturalmente, en la década de los 60 los "errores" no eran tan obvios, y los programas de investigación se guiaban por el heuristico del "filtro". Los autores mas revolucionarios del momento no cuestionaban el carácter estructural de la atención y únicamente desarrollaban variaciones teóricas sobre el mismo tema.
¿Que opinión deben merecernos los modelos y teorías de recursos limitados? La proximidad temporal de su desarrollo y la ausencia de alternativas impiden seguramente un análisis crítico tan desapasionado y certero como los que se han dirigido a los modelos de la etapa anterior. No obstante, hay algunas cuestiones que requieren alguna reflexión.
Problemas de la operacionalización. Cuando KAHNEMAN postula la noción de recursos atencionales, les atribuye una triple caracterización, fenomenologica, fisiológica y conductual. En primer lugar, los recursos administrados a una tarea están asociados a manifestaciones fenomenológicas de "esfuerzo". En segundo lugar, los recursos tiene cierto grado de correspondencia con las manifestaciones autonómicas del arousal (vg: ritmo cardiaco, tamaño pupilar). Por ultimo, la medida de los recursos empleados en una tarea o proceso se establece registrando el grado de interferencia producido por otra tarea simultánea.
Las manifestaciones fenomenológicas constituyen un terreno resbaladizo en el que no es factible un análisis científico. En cuanto a las relaciones entre arousal y recursos atencionales, KAHNEMAN les dedica un amplio capitulo de su obra, pero al final no queda muy clara la relación entre ambos constructos. Los patrones empíricos son complejos; así, el incremento ene l nivel de arousal incrementa los recursos disponibles, pero solo hasta cierto nivel en que la relación se invierte. Por otra parte, los índices de arousal no siempre coinciden. Después de todo, ¿puede identificarse el arousal con los recursos atencionales o el esfuerzo?; ¿se trata de dos sistemas que interactúan? La caracterización fisiológica de la atención plantea más problemas de los que resuelve.
Consideremos ahora las medidas conductuales de la atención. El único procedimiento existente se basa en el paradigma de doble tarea. Una de ellas es fija (la secundaria) mientras que la otra se hace variar en grado de dificultad. Los patrones de interferencia, se dicen, indican de modo indirecto si las tareas comparten recursos y en que medida. ¿Pero se trata de una verdadera medida atencional? Los datos empíricos obtenidos consisten en modificaciones en las asas de error producidas por el grado de dificultad de la tarea primaria y la concurrencia de la secundaria. ¿Cómo transformar estos índices en unidades de recursos atencionales? (ALLPORT, 1980).
En torno a los límites de la atención. Las investigaciones atencionales de los últimos 25 años coinciden en señalar que la atención es limitada. Inicialmente se hablaba de un canal central de capacidad limitada, en la actualidad se sostiene la existencia de recursos limitados de uso general. Las limitaciones de capacidad constituyen una creencia fácil de aceptar intuitivamente. Al fin y al cabo todos tenemos la experiencia subjetiva de no poder atender a 2 conversaciones simultáneas o hacer dos tareas al mismo tiempo. Sin embargo, los límites en el rendimiento no significan necesariamente unas estructuras o recursos limitados. Ya hemos visto que la selección de información no exige un mecanismo selector (NEISSER y BLECKLEN, 1975; NEISSER, 1976; BAHRICK et al., 1981). Algunos investigadores se sienten también inclinados a rechazar la idea de recursos limitados (ALLPORT, 1980; NEISSER, 1976; SPELKE et al., 1976; HIRTS et al., 1980; NEISSER et al., 1981).
En una investigación clásica, SOLOMONS y STEIN (1896) lograron tras largos entrenamientos una forma de "escritura automática". Concretamente, los autores eran capaces de escribir al dictado un texto mientras leían en voz alta otro texto. La realización simultánea de dos tareas complejas no es incompatible con las nociones de KAHNEMAN y sus sucesores. Basta con que una de las tareas de automatice, es decir deje de demandar recursos, para resultar compatible con la otra tarea. En el viejo experimento de SOLOMONS y STEIN, la escritura se convertía en una rutina automática, hasta el punto de que el sujeto no era consciente de lo que escribía. Recientemente NEISSER y sus colaboradores (SPELKE, HIRTS y NEISSER, 1976), repitieron el experimento con dos sujetos. Al cabo de dos semanas estos fueron capaces de leer textos a velocidad normal al tiempo que escribían al dictado palabras aisladas. Llegado este punto en que se alcanzo la escritura automática, los investigadores exigieron a los sujetos una interpretación semántica de las palabras escritas. Concretamente, debían escribir en lugar de la palabra escuchada (vg: mesa) su categoría semántica (vg: mueble). Con entrenamiento adicional los sujetos mantuvieron su velocidad y comprensión lectora mientras categorizaban las palabras del dictado. En un experimento posterior, realizado con 8 sujetos, HIRST et al. (1980), consiguieron que los individuos escribiesen al dictado frases de 5 palabras mientras leian a velocidad normal, comprendiendo el texto. Cuando posteriormente se les sometió a una prueba de memoria sobre las palabras del dictado, el recuerdo fue superior para las frases que para las palabras aisladas, al como cabria esperar de un procesamiento semántico activo.
La interpretación de estos resultados (NEISSER, 1976) plantea ciertas dificultades a las teorías de recursos. Las tareas concurrentes de lectura y escritura son ambas complejas y demandan un procesamiento semántico. Los sujetos, efectivamente "entienden" ambos textos; ellos contradicen la idea de proceso automático de la escritura. ¿Qué ocurre por tanto? Quizás el entrenamiento incrementa los recursos atencionales disponibles. Sin embargo, esto no se confirma fenomenologicamente, pues los sujetos a medida que progresan en la doble tarea manifiestan menos esfuerzo subjetivo (uno de los correlatos de la atención). Otra posibilidad es que los sujetos alternan rápidamente sui atención entre ambas tareas, y "reconstruyan" el significado de ambos mensajes, basándose en las redundancias y predictibilidad de la narración. Sin embrago, esta explicación es poco plausible, pues los individuos aprenden con igual eficiencia la doble tarea cuando el texto es familiar y redundante que cuando es difícil.
Naturalmente, siempre existe la posibilidad de aferrarse a la idea de que una de las tareas se ejecuta automáticamente. Por ejemplo, la categorización semántica en el dictado podría considerarse una rutina automática sin recurso atencional (LUCAS y BUB, 1981).
En cualquier caso los trabajadores de NEISSER y sus colabores cuestionan la idea de un conjunto de recursos atencionales de propósitos general. Los límites en el rendimiento podrían basarse en actores periféricos (mecanismos efectores, agudeza visual, articulaciones, masas de las partes del cuerpo) y en los planes y esquemas de acción que ejecuta el sujeto dirigidos a las metas ambientales (HIRST, et al., 1980).
Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH): descripción y diagnóstico
ÚLTIMA REVISIÓN VIERNES 11 MAYO DE 2007
Dr. César Soutullo EsperónEspecialista en PsiquiatríaConsultor Clínico. Departamento de Psiquiatría y Psicología MédicaCLINICA UNIVERSITARIA DE NAVARRA
El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es uno de los problemas psiquiátricos más frecuentes en niños en edad escolar y también es frecuente en adolescentes. Es una de las principales razones por las que los niños son evaluados por profesionales de la salud mental. Se ha descrito desde 1865 por Hoffman y 1902 por Still. Inicialmente se llamó disfunción (o daño) cerebral mínima, y desde 1950 síndrome hipercinético. Desde los años 1960 se describe el síndrome del niño hiperactivo, y más recientemente se detectó el aspecto del déficit de atención. En el 1980 se cambia el nombre de reacción hipercinética de la infancia a trastorno por déficit de atención (con o sin hiperactividad) (TDA con h, TDA sin h), poniendo más énfasis en la inatención y la impulsividad. Desde el 1994 se llama TDAH, y hay tres tipos (combinado, inatento e hiperactivo-impulsivo), según los síntomas predominantes que presente el niño. Los estudios de prevalencia (frecuencia) no coinciden debido principalmente a diferencias importantes en terminología, definición del síndrome, y metodología; por éste motivo las prevalencias oscilan entre 2% y el 12%, aunque la cifra más aceptada entre los expertos es una prevalencia de entre el 2 y el 5%. Estudios en ee.uu. Indican que la prevalencia máxima (8%) ocurre entre los 6 a 9 años de edad.
El TDAH está presente en todas las zonas y culturas del mundo y es más frecuente en varones (9%) que en niñas (3,3%). El ratio niño/niña es de 4:1 para el tipo hiperactivo-impulsivo y 2:1 para el tipo inatento. Los niños con TDAH tienen problemas de atención, impulsividad (cognitiva y del comportamiento) y exceso de actividad y, debido a éstos síntomas, tienen dificultades de interacción social, problemas de comportamiento y relación en la familia y mal rendimiento escolar. Muchos de éstos niños además presentan otros problemas psiquiátricos como trastorno oposicional o negativista desafiante, trastorno de conducta (hasta el 40%), y también depresión y ansiedad. Aún está en estudio la posible relación entre algunas formas de tdah y enfermedades del humor como la enfermedad bipolar (maniaco-depresiva).
ORIGEN Y CAUSAS DEL TDAH
El origen del TDAH es todavía desconocido, pero se sabe que no se produce por problemas ambientales, problemas familiares o sociales ni por alergias alimentarias.
El TDAH es un trastorno altamente genético (75% de la causa es genética) y que se origina por un problema de algunos neurotransmisores (o mensajeros) cerebrales como la dopamina y la noradrenalina. Estos neurotransmisores no funcionan correctamente en la parte frontal del cerebro que es la encargada de la llamada función ejecutiva. Gracias al sistema ejecutivo frontal podemos empezar una acción y continuar haciéndola a pesar de las distracciones. Además podemos enfocar nuestra atención en algo concreto inhibiendo otras respuestas o ideas. También el sistema ejecutivo ayuda a hacer dos cosas a la vez sin perder el hilo. Finalmente, el sistema ejecutivo gobierna el control de la impulsividad y nos permite pensar mentalmente una acción antes de hacerla y decidir con antelación si nos interesa realizarla. Los niños con TDAH tienen dificultades en la atención mantenida y no terminan las cosas, distrayéndose frecuentemente. También tienen problemas en concentrarse en una cosa mientras hay otras posibles distracciones. Además, son muy impulsivos y actúan antes de pensar las consecuencias de sus actos. Esto se debe al fallo en los neurotransmisores del área frontal que gobierna el sistema ejecutivo.
Además del riesgo genético, otros riesgos son, el uso de tabaco o alcohol por la madre durante el embarazo, gran adversidad psicosocial (pobreza, abandono, abuso…) Y los problemas peri natales como bajo peso del niño al nacer o hipoxia (falta de oxigeno) en el parto.
En familias donde uno de los niños tiene TDAH el riesgo para los hermanos sube del 5 % de la población general hasta un 30al 40 %. También se eleva el riesgo si uno de los padres tiene TDAH( multiplica el riesgo por 8).
DESCRIPCIÓN CLÍNICA
El dsm-iv define tres subtipos de TDAH: 1) tipo combinado (cumple criterios de inatención y además criterios de hiperactividad-impulsividad), 2) tipo predominantemente inatento, y 3) tipo predominantemente hiperactivo-impulsivo. El tipo combinado es el que más se parece a las descripciones clásicas del niño hiperactivo. En niños el tipo combinado es el mas frecuente (80%) y luego el tipo inatento (17 %). En niñas también el tipo combinado es más frecuente, aunque menos que en niños (60%) y el tipo inatento es mas frecuente que en niños (30%). Las niñas son menos frecuentemente enviadas al médico para que las evalúe porque al se r menos hiperactivas crean menos problemas de manejo y de conducta en casa y en el colegio, por ello hay que estar atento a los síntomas en las niñas. A continuación se revisan los criterios diagnósticos (dsm-iv) del TDAH. Las características clínicas centrales del TDAH son siete:
Actividad excesiva e inapropiada sin relación a la tarea. Es una actividad molesta, sin objetivo, y fuera de su asiento, que dificulta el trabajo del niño y de otros niños en el colegio e interrumpe al profesor/a. El niño enreda mucho, es ruidoso y habla en exceso, produciendo consecuencias sociales negativas. Con el desarrollo del niño tiende a disminuir, pero queda una intranquilidad interna. Éste síntoma responde bien a medicación estimulante.
poca atención mantenida. Esto produce un trabajo escolar pobre y un mal rendimiento escolar y en los juegos (produciendo impopularidad con otros niños). La atención es variable y depende de la motivación, es peor para tareas aburridas, pero también está por debajo de lo normal en juegos. El niño se distrae fácilmente por estímulos irrelevantes. También responde a medicación estimulante.
dificultad para inhibir impulsos. Dificultad para retrasar la respuesta a una señal. Es el síntoma más duradero, y puede durar hasta la edad adulta, con rendimientos académicos y sociales por debajo de su potencial debido a acciones y decisiones impulsivas. En el niño se traduce en no esperar su turno, interrumpir a otros, responder sin pensar, y tener mayor propensión a accidentes, heridas, etc. Éste síntoma mejora con estimulantes.
dificultad en llevarse bien. Suelen ser impopulares con los padres, hermanos y profesores. Tienen pocas amistades duraderas. Estos niños suelen meterse en líos y meter a otros en líos, y les es difícil ajustar su respuesta a la situación (por ejemplo: pasar de los juegos y bromas del recreo al trabajo de clase). Este síntoma también mejora con la medicación.
bajo rendimiento escolar. Tienen problemas de aprendizaje por mala organización, mala memoria secuencial, déficit en actividades psicomotrices finas y gruesas, y habilidades cognitivas improductivas.
baja autoestima. Debido a su impopularidad, a tener pocos amigos, a meterse siempre en problemas con padres, hermanos, profesores, y al mal rendimiento escolar, estos niños tienen una sensación crónica de fallar en todo y no hacer nada bien, a pesar de intentarlo.
comorbilidad ( tener otros problemas además del TDAH). Es la norma y no la excepción. Trastornos frecuentemente comórbidos con el TDAH son: trastorno oposicional-desafiante, trastorno de la conducta, trastornos de aprendizaje (verbal y no verbal), ansiedad y depresión.
Para hacer un diagnóstico no solamente se requiere la presencia de suficientes síntomas de forma persistente, sino que tienen que estar presentes en más de un ambiente de la vida del niño (casa, colegio, con amigos…) Y además crear problemas importantes. Los síntomas deben estar presentes por encima de lo normal para la edad del niño. Un niño con con tdah no detectado a tiempo puede tener considerables problemas académicos, de relación familiar, de relación social, de conducta en el colegio y riesgo elevado de abuso de sustancias. En niños correctamente diagnosticados y tratados, se pueden prevenir y reconducir las complicaciones. Entre un 40 a un 60% de los niños con TDAH seguirán teniendo síntomas en la edad adulta.
Diagnóstico diferencial
Hay una gran variedad de problemas médicos y psiquiátricos que pueden parecerse al TDAH. Causas médicas o físicas de problemas de atención incluyen problemas de visión o audición, epilepsia, secuelas de traumatismo craneal, enfermedad médica aguda o crónica, malnutrición, o sueño insuficiente por trastorno del sueño o problemas ambientales. Trastorno de ansiedad, o miedo real, depresión (produciendo falta de interés), o las secuelas de abuso o abandono de las necesidades del niño pueden interferir con la atención. Medicaciones como fenobarbital o carbamacepina, y drogas, como alcohol, marihuana (porros), cocaina, inhalantes volátiles, etc. Pueden disminuir la atención. No está claro aún si la medicación antiasmática teofilina puede inducir síntomas de TDAH. Además, niños con distintos grados de retraso mental leve, capacidad intelectual en el límite con el retraso mental, y trastornos de aprendizaje pueden ser confundidos con el TDAH. Respecto a la hiperactividad, algunos niños en la parte alta del espectro normal de actividad pueden parecerse a niños con TDAH, o niños con un temperamento difícil. También la enfermedad bipolar de comienzo temprano se puede parecer al TDAH.
Trastorno de Déficit de Atención en Adultos
El TDAH ha sido reconocido y tratado en niños por casi un siglo, pero la comprensión de que el TDAH con frecuencia perdura hasta la edad adulta se ha dado en las últimas décadas. La creencia que prevaleció entre los profesionales durante muchos años era que los niños y adolescentes podían superar los síntomas del TDAH en la pubertad y con certeza en la adultez. Sin embargo, investigaciones contemporáneas nos muestran que cerca del 67% de los niños diagnosticados con TDAH continúan presentando los síntomas del Trastorno que interfieren significativamente con su vida académica, vocacional o social en su vida adulta. Los síntomas principales del TDAH como inatención, impulsividad e hiperactividad aparecen en la infancia (usualmente alrededor de los siete años) y resultan en un patrón crónico que deteriora su desempeño. El TDAH en adultos es visto como un "trastorno escondido" porque los síntomas del TDAH frecuentemente se ocultan con frecuencia detrás de problemas en las relaciones interpersonales, organización, cambios de humor, abuso de sustancias, dificultades en el trabajo y otras dificultades psicológicas. El TDAH es muy complejo y sólo debe ser diagnosticado por profesionales calificados y con experiencia. El TDAH es identificado en algunos adultos porque tienen problemas de depresión, ansiedad, abuso de sustancias o impulsividad. Otros identifican que pueden tener TDAH después de que sus hijos son diagnosticados. A pesar de que se ha incrementado la conciencia y la identificación del Trastorno en adultos, muchos permanecen sin diagnóstico y sin tratamiento.
Características de los Adultos con TDAH
El crecimiento de niños y adultos con TDAH y el renovado interés en las investigaciones han contribuido en el incremento en la identificación del desorden en niños y adultos. Muchos adultos crecieron en una época en que los doctores, educadores, padres y público en general conocían muy poco acerca del TDAH, su diagnóstico y su tratamiento. En consecuencia, el que haya una mayor conciencia en la gente ha aumentado el número de adultos que buscan evaluación y tratamiento para el TDAH y sus síntomas asociados. Los actuales criterios de diagnósticos para el TDAH (adaptados ligeramente para ser más apropiados para adultos) de acuerdo al más reciente Manual de Diagnóstico y Estadístico de Desórdenes Mentales (DSM-IV) son:
No lograr mantener la atención a detalles o cometer errores por descuido en el trabajo.
Realizar movimientos nerviosos con manos o pies, o retorcerse en el asiento
Tener dificultad para mantener la atención en tareas o actividades de diversión
Pararse en situaciones en las que se espera que permanezca sentado
No escuchar cuando le hablan directamente
Sentirse intranquilo e inquieto
No seguir instrucciones y no terminar el trabajo exitosamente
Dificultad para involucrarse en actividades calmadas en sus ratos de ocio
Dificultad para organizar tareas y actividades
Sentirse "en marcha" o "empujado por un motor"
Evita y le disgustan los trabajos que requieren un esfuerzo mental sostenido
Hablar excesivamente
Perder cosas necesarias para tareas y actividades
Contestar abruptamente antes de que terminen de preguntarte algo
Se distrae con facilidad
Tiene dificultad para esperar su turno (impaciente)
Olvida sus deberes diarios
Interrumpir o entrometerse en lo que otros están haciendo.
A pesar de que se utilizan otra lista de síntomas para el diagnóstico de adultos con TDAH, los criterios del DSM-IV son considerados los más válidos empíricamente. Los síntomas principales del TDAH con frecuencia están asociados a problemas y consecuencias que coexisten en los adultos con TDAH. Estos pueden incluir:
Problemas con el autocontrol y regulación del comportamiento.
Memoria de trabajo deficiente
Deficiencia en la persistencia de los esfuerzos para realizar tareas
Dificultades con la regulación de emociones y motivación
Variabilidad mayor a lo normal en el desempeño en el trabajo
Tardanza crónica, tiene baja percepción del paso del tiempo
Se aburre con facilidad
Baja autoestima
Ansiedad
Depresión
Cambios de humor repentinos
Dificultades en su trabajo
Problemas con sus relaciones interpersonales
Abuso de sustancias
Comportamientos riesgosos
Mala administración del tiempo
El impedimento que surge tanto de los síntomas principales como de las características asociadas al TDAH puede variar de leve a severo en su impacto en la vida académica, social y vocacional, así como en su funcionamiento en la vida diaria. Aunque los síntomas del TDAH son comunes a otras condiciones médicas y psiquiátricas y a algunos factores de estrés situacionales o de medio ambiente, los adultos no deben auto diagnosticarse y deben buscar un diagnóstico de profesionales calificados.
Las investigaciones indican que el TDAH se presenta en un 3 a 5% de la población de niños en edad escolar, y aproximadamente de un 2 a un 4% en adultos. En la infancia, se presenta en una relación de 3 niños por cada niña con TDAH. En los adultos, es una relación de 2 a 1 o menor. El trastorno existe en todos los países en los cuales ha sido estudiado, incluyendo Norte América, Sudamérica, Gran Bretaña, Escandinava, Europa, Japón, China, Turquía y Oriente medio. No recibe el mismo nombre en todos los países, y puede ser tratado de manera diferente, pero no hay duda de que el trastorno es universal.
¿Qué causa TDAH?
No hay respuestas definitivas todavía. A la fecha, no hay indicadores biológicos, psicológicos o genéticos que puedan con certeza identificar el trastorno. Las investigaciones han demostrado que el TDAH tiene fuertes bases biológicas. A pesar de que las causas no han sido bien identificadas, existe poca duda de que la herencia hace la mayor aportación a la expresión del trastorno en la población. En casos en los que la herencia no se identifica como factor, las dificultades en el embarazo, el consumo de alcohol y tabaco en la madre embarazada, los partos prematuros que implican bajo peso al nacer, niveles de plomo altos en el cuerpo y lesiones postnatales en las regiones frontales del cerebro pueden contribuir al riesgo de tener TDAH en diferentes grados. Las investigaciones no apoyan el popular punto de vista de que el TDAH es originado por el excesivo consumo de azúcar, aditivos en las comidas, exceso de ver televisión, un mal manejo de los padres, o factores sociales o ambientales como el caos familiar o la pobreza.
Diagnóstico de TDAH en Adultos.
Un médico o un equipo de clínicos que tengan experiencia en el TDAH y sus factores asociados pueden asegurar una evaluación comprensiva. Este equipo puede incluir un neurólogo o psiquiatra, un psicólogo clínico o un psicólogo educacional. La evaluación del TDAH debe incluir una entrevista clínica sobre la sintomatología pasada y presente del TDAH, historial médico, historia escolar, historia laboral, historia psiquiátrica incluyendo cualquier medicamento que le hayan recetado, ajustes sociales y problemáticas de adaptación en el día a día. (Por ejemplo, habilidad para conocer las demandas de la vida diaria). La entrevista, es primero con la intención de identificar los síntomas principales del TDAH (hiperactividad, inatención, impulsividad) y después para asegurar que la historia de esos síntomas es crónica y generalizada. Esto no se puede saber con un examen simple y breve. Usualmente requiere de una a dos horas como mínimo. Idealmente, la entrevista puede hacerse con varios informantes (un padre o alguien cercano) y en cuestionario de comportamiento para múltiples situaciones (escuela, trabajo, casa). También es importante que el doctor intente averiguar en otros diagnósticos psiquiátricos que puedan explicar la presencia de los síntomas. La evaluación del adulto puede también utilizar el la medición de escalas de los síntomas del TDAH en el DSM-IV, revisar cualquier registro pasado como informes de calificaciones, evaluaciones previas, , y en algunos casos utilizar un examen psicológico para determinar cualquier debilidad de aprendizaje que pudiese subyacer al impedimento funcional. Una evaluación amplia se requiere por tres motivos: establecimiento de un adecuado diagnóstico, evaluación de la presencia de condiciones médicas coexistentes y para descartar las explicaciones alternativas para las dificultades presentadas en la vida personal, ocupacional o académica.
¿Por qué identificar el TDAH en adultos?
Crecer sin un diagnóstico de TDAH puede tener efectos devastadores en el adulto. Para algunos, el diagnóstico y educación que siguen después de una evaluación pueden ser una experiencia profundamente curativa. El diagnóstico apropiado puede ayudar a los adultos a poner las dificultades en perspectiva y entender las razones para muchos síntomas a lo largo de la vida. Los adultos con TDAH frecuentemente desarrollan percepciones negativas sobre sí mismos, como "flojo", "estúpido" o incluso "loco". Un diagnóstico adecuado y un tratamiento efectivo pueden ayudar a mejorar la autoestima, el desempeño en el trabajo y habilidades de estudio y aptitudes sociales. Muchos adultos con TDAH son protegidos por el Acta Americana de Discapacidades de 1990, la cual prohíbe la discriminación en el empleo a cualquier individuo que tenga un impedimento físico o mental que limite una o más actividades de su vida incluyendo el aprendizaje y el trabajo.
¿Qué sigue después del diagnóstico?
Aunque no hay una cura para el TDAH, muchos tratamientos pueden ayudar eficazmente a manejar los síntomas. Lo principal de estos tratamientos es la educación de los adultos con el TDAH y los miembros de su familia acerca de la naturaleza del trastorno y su tratamiento. Las investigaciones comparativas de diferentes tipos de tratamiento coinciden que lo mejor para mejorar los síntomas del TDAH es el tratamiento que incluye medicamento combinado con terapia. Las evidencias muestran que algunos antidepresivos tricíclicos pueden ser efectivos en el manejo de los síntomas del TDAH así como condiciones coexistentes como cambios de humor y ansiedad. Así como no hay un solo examen para diagnosticar el TDAH, no hay un solo enfoque de tratamiento que sea adecuado para todos. Los tratamientos necesitan ser confeccionados para un individuo y dirigidos a sus áreas de necesidad específicas. Hay una variedad de aspectos de comportamiento social, académico, vocacional o de relaciones interpersonales para el adulto que tiene TDAH. Para algunos, solamente tener el diagnóstico y entender cuáles eran las razones para muchas dificultades pasadas puede ser extremadamente útil. Los adultos con TDAH también pueden beneficiarse con terapias sobre su condición, asesoría vocacional y guía para encontrar el más adecuado ambiente de trabajo, administración del tiempo y asistencia organizacional, coaching, buscar trabajo y estrategias de administración de conocimiento.
En resumen, algunos componentes comunes en los planes de tratamiento para adultos con TDAH incluyen:
1. Consulta con profesionales médicos
2. Educación acerca del TDAH
3. Medicamentos
4. Grupos de apoyo
5. Desarrollo de destrezas conductuales tales como hacer listas, plantación diaria, elaboración de rutinas.
6. Terapias individuales o de pareja
7. Liderazgo (Coaching)
8. Orientación vocacional
9. Asistencia para elegir las mejores opciones educacionales y vocacionales
10. Perseverancia y trabajo arduo
11. Buscar la mejor opción académica
12. Perseverancia y trabajo duro
13. Buscar trabajos y escuelas apropiados
Se considera que un plan de tratamiento multimodal, que combine la medicación, la educación y los tratamientos de comportamiento y psicosociales, es el enfoque más efectivo. A pesar de que falta más investigación en tratamiento psicosocial del adulto con TDAH, algunos estudios sugieren que la terapia y la educación pueden resultar efectivos en el tratamiento de adultos con TDAH. Un tratamiento combinado, que se mantenga durante un largo período, puede ayudar a administrar los efectos del desorden y ayudar a estos adultos a tener vidas más satisfactorias y productivas.
This article first appeared as CHADD Fact Sheet No. 7, Spring 2000
FUMAR DURANTE EL EMBARAZO MULTIPLICA POR NUEVE EL RIESGO DE DÉFICIT DE ATENCIÓN CON HIPERACTIVIDAD EN LOS HIJOS
MADRID, 27-MAY-2007 Fumar durante el embarazo puede multiplicar por nueve el riesgo de los hijos de sufrir déficit de atención con hiperactividad, según una investigación realizada en Estados Unidos, de la que se hace eco el diario "The Guardian. El trabajo de la Universidad Washington de Saint Louis (Missouri) señala que el tabaco dispara el riesgo cuando los niños ya tienen una predisposición genética a este trastorno. Según Rosalind Neuman, que ha dirigido la investigación, los peligros para la salud de fumar durante el embarazo ya se conocían, sin embargo el vínculo entre el tabaquismo y este trastorno no se había probado hasta ahora. En el estudio participaron 5.000 familias del Estado de Missouri, con hijos gemelos de edades comprendidas entre los 7 y los 18 años. Sus padres rellenaron cuestionarios sobre el comportamiento de sus hijos y sobre los hábitos de la madre durante el embarazo. Más del 24% de las encuestadas afirmó que había fumado durante el embarazo, y de ellas, el 75% lo había hecho durante toda la gestación. Los síntomas del déficit eran más frecuentes en los hijos de las que habían fumado durante el embarazo, y aún más en los niños que tenían predisposición genética a esta dolencia. El consumo de alcohol, sin embargo, no parecía influir en las posibilidades de los niños de desarrollar el trastorno. Según estadísticas recientes, en Estados Unidos, en torno al 3,3% de los niños menores de 10 años tienen diagnosticado el déficit de atención con hiperactividad, cuyos síntomas comienzan a edad temprana. Las personas que lo sufren tienen más posibilidades de desarrollar otras adicciones, a lo largo de su vida según los expertos.
Bibliografía
"Centro de Estudiantes de Psicología" Universidad de Buenos Aires. Materia Psicología Cognitiva. Año 2004.
"Trastornos escolares" María E. Narvate. Editorial Lesla. Año 2004
http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/attentiondeficithyperactivitydisorder.html
Autor:
Yanina Cardillo
Yanina García
Ezequiel Pérez
Titular: Rosario Graciela Urquiza.
Carrera: Lic. Psicomotricidad.
Materia: Psicología Cognitiva.
Año: 2009.
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