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El marxismo en el Perú (página 2)

Enviado por tauripiedra


Partes: 1, 2

2. – Por la Unidad Política de América Latina.

3. – Por la nacionalización de tierras e industrias.

4. – Por la Internacionalización del Canal de Panamá y

5. – Por la Solidaridad con todos los pueblos y clases oprimidas del mundo.

Mariátegui aceptó el planteamiento de Haya de la Torre y en 1926, al fundar la revista "Amauta", lo pone al servicio del proyecto. Sin embargo, el Apra no tuvo organicidad en el Perú, pero si estuvo activo con células en algunas ciudades del extranjero formado por exiliados peruanos, entre ellas, Méjico, Buenos Aires, París, La Paz. La principal razón para que en el Perú el Apra no tenga organicidad, era que Haya de La Torre estaba desterrado y Mariátegui por esa época (hasta 1927) -en una posición muy singular- tenía mentalidad "espontaneista", pensando en que la lucha directa de los pueblos llevaría al socialismo o en todo caso empujaría a organizaciones pequeñoburgesas para que enrrumben el movimiento al socialismo, poniendo el ejemplo de China y Méjico. Al fracasar esos movimientos, Mariátegui saca la conclusión de que es necesario un partido revolucionario de claros principios marxistas, ya que las organizaciones pequeño burguesas, atrapadas entre el imperialismo y el pueblo, a la final optan por el imperialismo. Haya de la Torre todo lo contrario, reivindica las direcciones "pequeño burguesas" del proceso chino y mejicano, intentando convertir al Apra en el Kuomingtang latinoamericano, después que esa organización (en 1927) había asesinado a miles de revolucionarios.

En 1928 Haya de la Torre, en vez de su proyecto de un frente único, intenta fundar un "Partido Nacionalista" lanzando prematuramente su candidatura a la presidencia de la república, lo que es rechazado por Mariátegui como "caudillismo pequeñoburgués", proponiendo como alternativa el proyecto inicial para formar un gran frente. Ese año Mariátegui funda el Partido Socialista y el quincenario "Labor", y en 1929 la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP).

El Partido Socialista se reclamaba de obreros y campesinos, en tanto la clase obrera y los campesinos (de las comunidades andinas), eran pilares en el proyecto socialista. Esta propuesta de partido en Mariátegui era diferente a la propuesta stalinista que entre 1926 a 1928 también promovía partidos de obreros y campesinos pero delimitaban la revolución dentro de los marcos burgueses para desarrollar el capitalismo.

Mientras vivió Mariátegui el stalinismo no prosperó en el Perú, y Haya de la Torre y el Apra fueron reducidos a su mínima expresión, por lo cual, para lanzar su candidatura a la presidencia, Haya de la Torre lo hace a nombre de un inexistente "Partido Nacionalista".

El 16 de abril de 1930 muere Mariátegui polemizando con la tercera internacional stalinista y con el "caudillismo pequeñoburgués" de Haya de la Torre. En mayo se cambia de nombre al Partido Socialista por el de "Comunista", simbolizando su sometimiento a la dirección stalinista por mediación de Eudocio Ravines. El partido aprista se funda en setiembre de ese año, siendo su primer secretario general Luís Eduardo Enríquez, que a la postre denunciaría al Apra y Haya de la Torre como "La Estafa Política más Grande de América Latina" , conforme al título de su libro aparecido en 1951.

En realidad, en 1924 y años posteriores, el APRA -aparte de su programa de cinco puntos- no tenía ideario preciso, coherente. Haya de la Torre se decía marxista y en sus artículos de la época -recopilados en 1927 en su libro "Por la Emancipación de América Latina"-, se caracterizaba por su radicalismo, a veces extremo, por ejemplo cuando en 1925 escribió que las comunidades indígenas servirían de bases para extirpar desde la raíz la propiedad en el agro. En 1928 cuando rompe con Mariátegui, Haya de la Torre se niega a llamarse públicamente socialista, menos marxista, aunque en secreto, al comunicarse con sectores revolucionarios, no escatima en utilizar terminología marxista. Ya muerto Mariátegui, Haya de la Torre se reclama auténtico marxista, criticando al "marxismo congelado" de Moscú. No obstante la claudicación de sus líderes, el aprismo en América Latina se mantiene hasta la década del cuarenta a la izquierda del stalinismo.

Mariátegui vaticinó que luego de una "temporal borrachera nacionalista", el aprismo caería en brazos del imperialismo.

Al estallar la gran crisis mundial de los años treinta, los trabajadores, organizados políticamente en el Partido Socialista transformado en comunista y en el aprismo, mostraron en todo momento su espíritu de lucha, sucumbiendo por falta de orientación. Los comunistas (stalinistas) permitieron que el aprismo, de corriente arrinconada y sin organicidad en el Perú, se abriera paso como alternativa de masas contra la oligarquía.

Haya de la Torre, conforme lo exponemos en otro capítulo21, decía que la clase obrera peruana es minoritaria, incapaz de liderar una revolución. Pero el 7 de julio de 1932 estalla en Trujillo una revolución obrera popular liderada por sindicalistas apristas -de las haciendas de caña de azúcar-, que entendían al aprismo como la forma de ser marxista en América Latina. Los insurrectos tomaron por asalto un cuartel militar, se apoderaron de la ciudad, -por ese entonces Trujillo era la ciudad más importante luego de Lima- destituyeron a las autoridades oficiales reemplazándolas por otras, creando un poder popular que irradió su acción hasta las serranías de Ancash. Fueron derrotados por falta de coordinación en el ámbito nacional y por falta de orientación política. Los principales líderes apristas brillaron por su ausencia, mientras el stalinismo tildaba al Apra de "socialfascista", aunque cuando estalló la revolución apoyaron a los insurrectos. El gobierno de Sánchez Cerro reprimió a los revolucionarios por aire, mar y tierra. La resistencia popular duró cuatro días. A centenares de combatientes, antes de ser fusilados, se les obligó cavar su propia sepulturas en las afueras de la ciudad, en las ruinas pre hispánicas de Chan chán. La historiografía académica designa ese acontecimiento como la "revolución aprista", pero aún no reconoce que además de haber sido promovido por apristas de base, fue el primer intento de la clase obrera peruana de organizar su propio poder.

Del programa inicial aprista, Haya de la Torre, en su acercamiento al imperialismo norteamericano, suprimió la palabra yanqui. En un inicio fue crítico de la política -de "buena vecindad"- del presidente norteamericano Franklin Delano Roosvelt, pero pronto, para competir con los frentes populares stalinistas, se declara partidario de la política del "buen vecino", maquillando su claudicación con el lema: "ínter americanismo democrático sin imperio".

Cuando por presiones del imperialismo Stalin liquida la Tercera Internacional en 1943, Haya de la Torre alude al "rompan filas" de esa organización, sindicando a Stalin como el "mejor dialéctico", ya que la lucha -dijo Haya de la Torre- no es entre clases, sino entre pueblos y Stalin representa al gran nacionalismo "eslavo". En 1945 Haya de la Torre señaló que el principal problema del Perú y América Latina no era el económico, sino el "complejo de inferioridad" frente a las grandes potencias. Por esa época, mediante su teoría del "espacio tiempo histórico", decía que del mismo modo que Marx y Engels reivindicando la dialéctica hegeliana superaron al hegelianismo, en el siglo veinte, Haya de la Torre reivindicando la dialéctica marxista, ha superado al marxismo. Años después, dijo que la solución a los problemas es el capitalismo y la democracia burguesa.

Legado de Mariátegui, stalinismo, trotskysmo, aprismo

A la muerte de Mariátegui una agrupación de trotskystas argentinos se declaran sus discípulos y, por mediación de ellos, su figura y pensamiento estuvo asociado a la Oposición de Izquierda Internacional que en 1938 diera nacimiento a la Cuarta Internacional. Uno de los precoces seguidores argentinos de Mariátegui (y Trotsky), Antonio Gallo, de sólo 17 años, escribió en 1930: "Sobre todo, conviene reivindicar a Mariátegui, socialista y revolucionario, ahora que ha aparecido toda la tropa pequeño burguesa -que él mismo odiara- a llorar al "humanista", al "intelectual22". (Además de sus escritos periodísticos, las ideas de Mariátegui y sus divergencias con el stalinismo se evidenciaron en 1929, en la conferencia sindical de Montevideo y en la conferencia de partidos comunistas de Buenos Aires).

También personalidades trotskystas que discrepaban de Mariátegui, entre ellos Liborio Justo, que reconoció la influencia de Mariátegui en Argentina y a la vez lo criticó como ultra izquierdista, porque supuestamente está en contra de la "liberación nacional", tiempo después, Nahuel Moreno clasifica a Mariátegui entre los "positivistas" o "neoliberales marxistas", porque para el autor de los 7 Ensayos la conquista española impuso la feudalidad, en contra de la tesis de que el capitalismo en Indoamérica surgió con la compraventa de mercancías desde la conquista.

Sobre esto, recordemos que uno de los fundamentos del positivismo, es asemejar el desenvolvimiento social al desenvolvimiento (evolución) natural, que en su versión conservadora, tiende a negar que en el devenir social existan saltos, esperando los cambios con todas sus fases, como se espera el fruto de un árbol o las estaciones del año. Por eso, para los "positivistas" en el seno del marxismo, -entre ellos los stalinistas- mientras no exista el capitalismo plenamente desarrollado, no puede existir revolución socialista. Mariátegui es ajeno a todo eso, por lo que, desde las contradicciones de una sociedad precapitalista, "semifeudal", proyecta una solución socialista acaudillada por la clase obrera, encontrando en las comunidades andinas, los pilares para la colectivización de la agricultura.

El criterio de catalogar a Indoamérica de capitalista desde la conquista, es una de las peores aberraciones dentro del marxismo, en tanto deja de lado las relaciones entre clases que a fin de cuentas sustenta todo modo de producción. No sabemos la génesis de esta teoría contraria al legado creador de Marx, de Lenin, de Trotsky, de Rosa Luxemburgo, etc. Cuando en Rusia algunos historiadores negaban la existencia del feudalismo en ese país, Trotsky, en su "Historia de la Revolución Rusa" esclareció que existió feudalismo, que sólo se diferenciaba del feudalismo de Europa Occidental por su pobreza cultural. Y a pesar de la reforma agraria burguesa de 1861, grandes rezagos precapitalistas, entre ellos, feudales sobrevivieron en el siglo veinte, por lo que los bolcheviques tuvieron entre sus consignas para tomar por asalto el poder: ¡tierra para los campesinos!".

Una cosa es decir que mediante el colonialismo se incorpora a la acumulación del capital a diversidad de formas de vida, y otra muy distinta decir que existe el modo de producción capitalista solo por el hecho de existir compraventa de mercancías.

El stalinismo, en la década del treinta, tuvo entre sus consignas para América Latina, liquidar al "luxemburguismo", al "trotskysmo" y al "mariateguismo". Para lo último, la consigna era: "¡Acabar con el Amautismo!", es decir, con el pensamiento de Mariátegui.".

"El luxemburguismo no es nuestra divisa en tanto doctrina llena de errores…" "El luxemburguismo tiene poco contacto con el leninismo…" Pero se dice que la propia Rosa Luxemburgo combatió el luxemburguismo. Concluyendo: "Con Carlos -se refieren a Carlos Liebnecht, junto a Rosa Luxemburgo líderes de la insurrección espartaquista alemana de 1919-, con Marx y Engels, con Lenin y Stalin vamos a triunfar, contra el trotskysmo, el luxemburguismo y otras ideologías que tratan de desviarnos …"

Entre esas otras ideologías está el "mariateguismo", que es definido como "una confusión de ideas procedentes de las más diversas fuentes. No hay casi tendencia que no esté representada en él…" "Son en realidad muy pocos los puntos de contacto entre el leninismo y el mariateguismo y estos contactos son mas bien incidentales. El mariateguismo confunde el problema nacional con el problema agrario, atribuye al imperialismo y al capitalismo en el Perú una función progresista; sustituye la táctica y la estrategia revolucionaria por el debate y la discusión".

Se hace un llamado a la lucha "implacable e irreconciliable" contra el mariateguismo, que impide la "bolchevización orgánica e ideológica" para colocarse a la cabeza de los "grandes acontecimientos". Pero sería el propio Mariátegui, aun muerto, el principal crítico del mariateguismo: "El primero en reconocer esa esencia del mariateguismo y por lo tanto de combatirlo sin piedad ha sido el mismo camarada Mariátegui. Con haber muerto, no quiere decir que pueda seguir combatiendo con nosotros contra el mariateguismo, el aprismo, el anarquismo, el reformismo y demás tendencias que nada tienen en común con los intereses de clase del proletariado23"

En otro documento se acusa a Mariátegui de preconizar que el imperialismo, aliado a la burguesía y los terratenientes, impulse el proceso de liquidación de la feudalidad, criticando así mismo por oponerse a la creación de "repúblicas autónomas" de aymaras y quechuas. Sobre el Partido Socialista se dice que fue conspirativo. Del aprismo de tiempos heroicos se dice que utiliza "el arsenal contrarrevolucionario de la literatura trotskysta (el trotskysmo no ha sido desenmascarado aún ante los ojos de los trabajadores del Perú24…" ).

El aprismo a inicios de loa década del treinta era catalogado por el stalinismo de fascista o socialfascista y Mariátegui presentado como aprista o que no logró desprenderse de su pasado aprista. En un informe previo al VII congreso de la tercera internacional se dice que Mariátegui: "Conservó su ilusión sobre el papel revolucionario de la burguesía peruana y subestimó la cuestión nacional indígena a la que identificaba como cuestión campesina. En el Partido Comunista Peruano, incluso hasta hoy, se deja sentir la presencia de diversos restos de Mariateguismo, que repercuten en su trabajo práctico25"

En otros capítulos hemos expuesto el pensamiento de Mariátegui y no hace falta volver a referirnos a él. Sólo diremos que la crítica stalinista es una burda falsificación, semejante a los juicios de Moscú que condenaron a muerte a la plana mayor bolchevique acusándolos ser espías y contrarrevolucionarios.

En la década del cuarenta se publica en versión castellana un escrito de Víctor Miroshevsky, -intelectual stalinista-, acusando a Mariátegui de ser populista26, porque supuestamente intentaba crear un socialismo basado en las comunidades andinas al margen de la clase obrera. Entonces aparecieron "defensores" de Mariátegui en las filas del comunismo (stalinismo) peruano. Comenzaba, -lo ha señalado Alberto Flores Galindo-, la canonización de Mariátegui por el stalinismo, inaugurado con un escrito de Jorge del Prado27.

Manuel Arroyo Posadas28 criticó en forma directa a Miroshevsky, argumentando que Mariátegui no era populista porque reconoció a la clase obrera como dirigente de la revolución, recordando además que Marx y Engels en la segunda mitad del siglo diecinueve habían visto la posibilidad de que Rusia realice su socialismo sobre la base de las comunas rurales. Sin embargo, Arroyo Posadas concuerda con Miroshevsky en que la sociedad incaica no era "socialista" como decía Mariátegui, sino esclavista, y de que la revolución en el Perú era democrática burguesa para desarrollar el capitalismo.

(Cuando Mariátegui señaló a la sociedad inca como "socialista", reconocía que era diferente al comunismo primitivo y diferente al comunismo moderno, con lo cual, conscientemente se apartaba de los cánones marxistas establecidos. De las culturas de la antigüedad, con la que menos afinidad tiene la sociedad incayca, es con las sociedades esclavistas. El esclavismo en el incario se reducía a una parte del servicio doméstico y quizá a sectores minoritarios de poblaciones mitimaes. Con la que más similitudes formales tiene la sociedad inca es con lo que se ha llamado "modo de producción asiático", aunque con grandes diferencias. Ninguna de esas sociedades realizó la proeza de los Incas: solucionar el problema del hambre y ninguna de esas sociedades utilizó la biodiversidad para planificar su economía con la finalidad de autoabastecerse).

Los escritos de Jorge del Prado y Manuel Arroyo Posadas, no obstante su sentido conservador, se ubicaban a la izquierda de la línea oficial durante el periodo de máxima claudicación de los comunistas (stalinistas) peruanos, época que según Luís Alberto Sánchez, al presidente Manuel Prado (1939-1945), -representante del sector urbano industrial de la oligarquía-, lo llamaban "Stalin peruano". En esto, eran consecuentes con la política stalinista de que a la coexistencia entre estados socialistas y capitalistas corresponde la unidad entre burguesía y clase obrera. A los críticos a esa errada política, sobre todo en el sector sindical, los tildaron de "trotskystas". Los rebeldes se dieron la tarea de buscar el significado de este término ("trotskysmo") y, en unidad con disidentes del Apra forman la primera agrupación trotskysta en el Perú: el Grupo Obrero Marxista. En el primer número de su prensa pusieron de portada el retrato de Trotsky y, con letras en grandes caracteres, la palabra: "¡Vive!".

En la década del sesenta surge el maoísmo en el Perú que, antes que las ideas de Mao Tse Tung o las enseñanzas de la revolución china, cargaron los pesados lastres stalinistas, sea del periodo ultra izquierdista o derechista, que en los últimos tiempos, cuanto más se comprometen con las luchas sociales, tienden a superarlo.

En el Apra, algunos líderes e intelectuales, entre ellos Luis Alberto Sánchez, luego de muerto Mariátegui, decían que no existieron divergencias ideológicas entre Haya de la Torre y Mariátegui y que la ruptura se debió a intrigas de agentes stalinistas. También reivindicaron a su manera a Trotsky. Contingentes de trabajadores e intelectuales que estaban en el proyecto socialista de Mariátegui se pasaron a filas del aprismo, que por ese entonces se reclamaba marxista y criticaba al "marxismo congelado" de Moscú. En la clandestinidad, los apristas primigenios se daban maña en hacer público sus ideas que iban desde la economía a la política, desde la religión al arte.

Trotsky, durante su exilio en Méjico, entabló amistad con desterrados apristas peruanos. Durante un congreso antifascista (1938) patrocinado por el stalinismo, los apristas peruanos desterrados, -que asistieron por propia iniciativa, al margen de su dirección-, conjuntamente a representantes de Puerto Rico, hicieron aprobar una resolución de condena a toda forma de imperialismo, en contra de la posición stalinista que pedía una condena solamente a los países fascistas. Trotsky29, que saludo ese hecho como lo mejor del congreso, en cierta ocasión llamó "demócrata" a Haya de a Torre. Los desterrados apristas protestaron porque a su criterio, el líder aprista era un auténtico revolucionario, un socialista. La respuesta de Trotsky fue que los demócratas en los países imperialistas por lo general son reaccionarios, pero los demócratas en colonias y semicolonias, si son consecuentes, están del lado del progreso y la justicia, por lo que en el caso de Haya de la Torre es mejor ser un buen demócrata antes que un mal socialista. Pero aún así, como demócrata, -concluyó Trotsky- Haya de la Torre defecciona, porque en vez de buscar la unidad con los trabajadores norteamericanos, se supedita a la política imperialista de "buena vecindad" de Roosvelt.

No obstante lo anterior, incluso cuando había claudicado en todas las formas, para pasar a defender los intereses de la oligarquía, del gamonalismo y del imperialismo, Haya de la Torre en 1977 escribió que Trotsky desde su exilio en Méjico lo envió un mensaje que decía: "Díganle a Haya de la Torre que cuando discutimos en Rusia no lo entendí cabalmente, pero que ahora, desde su Indoamérica lo comprendo30".

No pudieron demostrar la existencia de ese mensaje.

Tres concepciones sobre la revolución en Indoamérica

A finales de la década del veinte surgen tres concepciones sobre la revolución en Indoamérica: La stalinista de la tercera internacional; la pequeña burguesa de Haya de la Torre y la marxista de Mariátegui. Las tres concepciones señalaban al Perú como un país precapitalista, (semifeudal), estando a la orden del día las reivindicaciones democrático burguesas. La semifeudalidad, Mariátegui lo asignaba para los países andinos, mientras que el stalinismo y Haya de la Torre lo extendían al conjunto de Indoamérica.

El stalinismo negaba que el imperialismo, de acuerdo a sus intereses, promueva el desarrollo capitalista, mientras que para Haya de la Torre y Mariátegui, el capitalismo es impulsado por intereses imperialistas, por lo que a mayor capitalismo hay mayor dependencia.

Para el stalinismo, era necesario que el capitalismo se desarrolle plenamente antes de llegar al socialismo. Por eso, hasta 1928, con toda claridad, señalaban que las reivindicaciones democrático burguesas se cumplirían en una revolución burguesa dirigida por la burguesía nacional "revolucionaria", para que desarrolle el capitalismo que implicaba a la vez independencia nacional. A partir de 1928, se da un viraje al ultraizquierdismo y, a cuanta organización no comulgue con ellos, se les designaba como "socialfascista". A pesar de esto, a pesar que se llama a formar soviets (asambleas populares), de acuerdo a lo que expusieron en la reunión de partidos comunistas de Buenos Aires en 1929, si bien no se menciona a la burguesía nacional "revolucionaria" como caudilla del proceso, pero se hace incapié en que el socialismo es un objetivo remoto en América Latina, ya que previamente, en una serie de etapas se debe desarrollar plenamente el capitalismo. A partir de 1933, con la política de los frentes populares, se vuelve a le versión original de subordinación a organizaciones burguesas, incluyendo a las que poco antes habían designado como "socialfascistas". En 1943, presionado por sus socios imperialistas "democráticos", el stalinismo disuelve la Tercera Internacional y pregona que a la coexistencia entre estados capitalistas y socialistas corresponde la unidad entre burguesía y proletariado, quedando el socialismo como un objetivo remoto.

Haya de la Torre decía que la burguesía nacional está entrelazada al feudalismo y subordinada al imperialismo, por lo que la revolución lo acaudillarían las "clases" medias y dentro de ellas, los intelectuales, por mediación de un estado antiimperialista promotor del desarrollo capitalista diferente al imperialista, para que posteriormente venga el socialismo. Se debe vigilar a las clases medias para que no evolucionen a gran burguesía, ya que sería una "regresión" al imperialismo. A la burguesía nacional, Haya de la Torre lo incluye dentro de su propuesta corporativa del Congreso Económico Nacional, junto al estado y los trabajadores, para discutir la "realidad".

Para Mariátegui las tareas democráticas burguesas serían impulsadas por la alianza de obreros, campesinos y el conjunto del pueblo, pero no se detendrían en reivindicaciones burguesas, sino que partiendo de ellas harían avanzar la revolución al socialismo. Las comunidades indígenas serían pilares en la colectivización del agro, con la ayuda de la ciencia y la técnica, inmersos en la revolución mundial.

Mientras Stalin proclama el socialismo en un sólo país, Haya de la Torre y Mariátegui estaban convencidos de la necesidad de la revolución mundial para el triunfo del socialismo. El fundador del aprismo dijo expresamente que para que triunfe el socialismo en Rusia es necesario la revolución mundial. Mariátegui reivindicaba de Trotsky su internacionalismo y su la lucha contra el burocratismo.

El stalinismo tildó a Trotsky de derrotista, porque supuestamente está contra las realizaciones socialistas en Rusia. Recordemos al respecto que en 1924 Trotsky propuso la planificación de la economía para comenzar la edificación del socialismo y fue Stalin quien se opuso, argumentando que es la cumbre de la utopía, sin proponer ninguna alternativa. En 1928, forzado por los acontecimientos, el stalinismo da inicio a la planificación mediante los planes quinquenales.

Una cosa es iniciar el proceso socialista en un país, para concluir en el ámbito internacional, y otro distinto, intentar establecer el socialismo en un sólo país, cosa imposible, porque ni siquiera el desarrollo capitalista es posible al margen del sistema económico mundial.

Marxismo y modernidad

Desde su aparición, el marxismo se ha constituido en parte fundamental de la modernidad en su tendencia libertaria, en confluencia con los demás movimientos emancipatorios, reivindicando todo el legado progresivo de la humanidad, promoviendo, proyectando, una nueva sociedad.

La modernidad en forma orgánica, como mentalidad y modo de vida, adviene con el capitalismo pero no es patrimonio de este régimen sino que lo trasciende, en tanto la burguesía europea, sobre todo al hacerse del poder político, reniega de las ideas libertarias modernas que en parte utilizó para hegemonizar la lucha contra la aristocracia feudal y son las clases populares quienes las reivindican, cohesionándolas para la acción política, surgiendo el socialismo.

Lo intrínseco al ser humano es la subversión contra toda forma de opresión y enajenación. Por eso Hegel decía que la historia es el devenir en lucha por la libertad31, lo cual es evidente desde los orígenes, cuando una criatura logra sobresalir por encima de las demás especies animales, emergiendo el ser humano, que jamás se ha postrado ante las injusticias y, -a pesar de todas las precariedades-, desde las culturas más primigenias ha soñado con establecer una sociedad igualitaria y libertaria, al inicio bajo manto mítico religioso, luego, -con el advenimiento de la modernidad- basado en sus propias fuerzas, por que ha comprendido que la verdad del hombre debe buscarse en el hombre mismo.

Mentalidades conservadoras y reaccionarias tildan al marxismo de ser una utopía, porque, según ellos, el proyecto socialista es irrealizable. Son incapaces de comprender que el devenir humano es una constante realización de utopías32. No es de extrañar por eso que incluso las tendencias libertarias de las religiones, desde tiempos antiquísimos, se ponen del lado de los humildes, confluyendo con la conquista de grandes reivindicaciones populares, y además, tienen como meta establecer el paraíso bíblico en la tierra.

En la antigua Grecia, frente a las luchas de los esclavos por la libertad y la igualdad, Aristóteles decía en tono de burla que la esclavitud desaparecería cuando las hilanderías y telares caminen solos. No imaginó que en nuestros días, -cuando la invención humana hace posible la creación de vida-, no sólo hilanderías y telares caminan solos, sino también máquinas que oradan espacios interestelares, lo cual es un indicativo de que las condiciones materiales para establecer una sociedad libertaria están dadas.

Hoy, el capitalismo se parece a culturas decadentes de la antigüedad, cuyas instituciones públicas y privadas eran copadas por la corrupción en todas sus formas. No obstante, para sus apologistas, si es que no vivimos en el mejor de los mundos, vivimos en el único posible. Eso mismo decían los autócratas, los esclavistas, los señores feudales, etc., a cuyos regímenes los recordamos como oprobiosos.

Todas las reivindicaciones que tiendan a dignificar la condición humana, han sido fruto de grandes luchas por parte de las clases explotadas y oprimidas, pero siempre ha sido una clase que se ha hecho del poder político, la misma que ha usufructuando los mejores logros materiales y espirituales. La explicación a esto es de que las clases explotadas no estaban preparadas para hacerse del poder, y los intereses particulares, privados, de la clase que ascendía al poder, no ha llegado ha coincidir, a confluir, con el conjunto de los intereses de la humanidad. El movimiento marxista y demás movimientos emancipatorios -feministas, ecologistas, etc.- encarnan en clases explotadas como la obrera y otros sectores sociales, cuyos intereses coinciden con todos los intereses humanos, del pasado, del presente y del porvenir.

Para los defensores del colonialismo, en el Perú la historia comienza con la conquista. Todo lo anterior para ellos, es "exotismo", con lo cual no solamente legitiman el genocidio del pasado, sino también la explotación y opresión del presente sobre las mayorías. Con el surgimiento de movimientos libertarios, entre ellos el anarquismo, el indigenismo y el marxismo, para lo último, con la propuesta de Mariátegui y del primigenio movimiento aprista que también se reclamaba marxista, se comienza a demoler, de manera orgánica, el edificio espiritual colonialista de las clases dominantes, surgiendo una nueva visión en las ciencias sociales. La historia en la nueva visión, comienza con las culturas más primigenias que, domesticando plantas y animales, legaron, entre otras cosas, parte de lo que hoy constituye la base de la alimentación mundial. Y la sociedad incaica, -que ha decir de Arnold Toynbee, está entre las siete u ocho "civilizaciones" sobre las que se erige el mundo moderno-, a la par que la más solidaria entre las culturas primigenias, es la única en el devenir universal que con una economía planificada logró solucionar el problema del hambre. Por eso Mariátegui decía que el socialismo indoamericano tiene raíces en nuestra tradición.

El marxismo es la concepción filosófica más coherente de la cultura moderna, que en el Perú irrumpe contra la sociedad de castas representado por la oligarquía. A la par que las grandes conquistas sociales, en el siglo veinte nuestros más insignes valores de las letras y las artes han surgido inmersos en la inquietud de cambio promovidas principalmente por el marxismo y otros movimientos emancipatorios como el indigenismo. Muchos se han arrepentido de su inicial osadía, pero su obra queda de testimonio que dieron su voto por el porvenir.

Desde hace algunos decenios se ha propagado la idea apocalíptica de que la historia humana ha llegado a su fin, que lo entienden como el final de la realización de los grandes ideales altruistas cohesionados en la modernidad, incluyendo en el seno de las religiones, por lo que para ellos, el final de la historia, el final de las ideologías, significa también el final de la era moderna y el advenimiento de la "postmodernidad".

En realidad, lo que ha sucedido, es que la burguesía se ha tornado en una clase sin historia, en tanto sus intereses particulares, privados, han dejado de coincidir con los intereses humanos, con la lucha por la libertad, renunciando a la solución de los grandes problemas humanos y, al igual que todas las clases dominantes, identifica su destino con el destino de la humanidad. Cuando la aristocracia feudal europea era desplazada por la burguesía, presentaba ese hecho como el final de la humanidad, pero era solo el final de una clase cuyos intereses se habían tornado arcaicos para el devenir.

Notas

1.- Mariátegui: "Lo Nacional y lo exótico". En "Peruanicemos al Perú".

2.- Mariátegui: "Oriente y Occidente". En "La Escena Contemporánea". (Aclaración importante: La Tercera Internacional se creó en 1919 y no en 1920 como dice Mariátegui)

3.- Mariátegui: "Mensaje al Congreso Obrero" (1927). En "Ideología y Política".

4.- Sobre esto ver en el presente estudio: "Las comunidades indígenas y el socialismo".

5.- Trotsky: "Prólogo" a su libro "La revolución permanente".

6.- Carlos Marx viendo la perspectiva del desenvolvimiento de los pueblos conquistados, escribía: "El pueblo conquistador somete al conquistado a su propio modo de producción (es lo que los ingleses hacen en este siglo en Irlanda y parcialmente en la India); o bien se deja subsistir el antiguo modo de producción y se limita a obtener un tributo (por ejemplo los turcos y los romanos), o bien se produce una interacción, de la que sale una nueva forma, una síntesis (particularmente las conquistas romanas). En todos los casos, el modo de producción, sea el del pueblo conquistador como del pueblo conquistado, o el que resulte de la fusión de los dos, es determinante para la nueva producción que se establece." ("Fundamentos de la Crítica de la Economía Política")

Se enunciaba así la distinción entre formación económica social y modo de producción. La primera categoría engloba el conjunto social donde confluyen diversas formas de producción, siendo una de ellas (determinado modo de producción) la que predomina o hegemoniza, modificando las "tonalidades particulares".

Sin embargo, en el contexto europeo de mediados del siglo diecinueve inmerso en el cual Marx formuló su teoría, una "producción determinada" (un modo de producción) no necesariamente puede modificar todas las "tonalidades particulares", sobre todo en países atrasados como Alemania, donde Marx se dio cuenta que coexisten los "males" modernos y pasados, capitalistas y precapitalistas, porque el capitalismo no ha podido dar su "tonalidad" al conjunto, sino que convive y coexiste, con diversas formas que conservan gran autonomía. Esto se extrema en los países de Europa Oriental que eran los más atrasados en el desenvolvimiento capitalista europeo y se extrema aún más en las colonias donde la incorporación para la acumulación originaria del capital se vale de diversidad de formas de trabajo coexistiendo y combinándose entre sí, con el agravante de que en esos pueblos, en vez de configurar una formación social inter relacionada internamente por lo menos en lo económico, como en algunos países europeos, los balcaniza, los divide en actividades económicas de acuerdo a los requerimientos de las potencias colonizadoras, hecho que aún se deja sentir en el presente siglo veintiuno.

Los populistas rusos, que se reclamaban discípulos de Marx, teniendo en cuenta las diferencias en el devenir de su país respecto de Europa Occidental, negaban que el capitalismo pueda desarrollarse en Rusia, por su "originalidad", llegando al jingoísmo, al chauvinismo, a la eslavofilia, proyectando como solución un socialismo sobre la base de las comunidades rurales subsistentes, al margen del devenir mundial. Los primeros marxistas rusos, entre ellos Plejanov, al contrario, esperaban un desarrollo capitalista ruso similar a Europa Occidental para que acabe con la feudalidad subsistente y en una etapa posterior, venga el socialismo.

Pero contrariamente a lo que creían los populistas, el desarrollo capitalista, que se aceleró con la reforma agraria de 1861, desintegraba la economía rural, dentro de ello a las comunas, lo cual indujo a Carlos Marx señalar, que de seguir así el proceso, se "desperdiciará la más bella ocasión que la historia a ofrecido a un pueblo para esquivar todas las fatales vicisitudes del régimen capitalista" ("El Capital", tomo I) Marx tenía la esperanza de que Rusia marche al socialismo, -saltándose las fatales vicisitudes del proceso capitalista-, teniendo de base las comunas rurales subsistentes. Pero, a diferencia de los populistas que se enclaustraban, Marx esperaba que paralelo a la rusa, estalle la revolución europea para que ayude con la ciencia y la técnica.

Sin embargo, tampoco el capitalismo se desenvolvía de modo idéntico a Europa Occidental como creían los primeros marxistas rusos imbuidos de una mentalidad evolucionista, sino con grandes especificidades, entre ellas, la coexistencia del capitalismo, incluso con tecnología moderna, con formas pre capitalistas subsistentes por siglos.

El populismo fue el movimiento por el que inicialmente pasaron gran parte de los que serían preclaros exponentes del marxismo, entre ellos León Trotsky (1879-1940), que desde su juventud se propuso descifrar la especificidad u originalidad del desenvolvimiento ruso, pero a diferencia de los populistas (sus primeros maestros) que se enclaustraron en el chauvinismo y eslavofilia, y a diferencia de los primeros marxistas "ortodoxos" (Plejanov) que tenían a los países adelantados de occidente como modelo a seguir, Trotsky ubicó a Rusia en el contexto del sistema económico mundial inmerso en desigualdades y combinaciones, dentro del cual es imposible un devenir "lineal", ya que el sistema mundial los engloba, impidiendo autonomía, y las formas precapitalistas, por esa época predominantes en la mayor parte del planeta, van siendo incorporadas como parte de la acumulación del capital. Esto ya estaba inmerso o intuido, en sus primeras obras, entre ellas "1905" y "Resultados y Perspectivas", escritos entre 1905 y 1906, ambas, teniendo de precedente la revolución (derrotada) de 1905 y las perspectivas de la lucha de clases partiendo de reivindicaciones democrático burguesas que conducirían al socialismo, propuesta conocida como teoría de la revolución perramente. Pero es en su "Historia de la Revolución Rusa", (publicada en 1932), donde expone de manera más coherente la teoría del desarrollo desigual y combinado:

"El capitalismo prepara y, hasta cierto punto, realiza la universalidad y permanencia en la evolución de la humanidad. Con esto se excluye ya la posibilidad de que se repitan las formas evolutivas en las diversas naciones. Obligado a seguir a los países avanzados, el país atrasado no se ajusta en su desarrollo a la concatenación de las etapas sucesivas. El privilegio de los países históricamente rezagados, que lo es realmente- está en poder asimilar las cosas o, mejor dicho, a obligarles a asimilárselas antes del plazo previsto, pasando por alto toda una serie de etapas intermedias. Los salvajes pasan de la flecha al fusil de golpe, sin recorrer la senda que separa en el pasado esas dos armas. Los colonizadores europeos de América no tuvieron necesidad de volver empezar la historia de nuevo…"

"De esta ley universal del desarrollo de la cultura se deriva otra que, a falta de nombre más adecuado, la calificaremos de ley del desarrollo combinado, aludiendo a la aproximación de las distintas etapas del camino y a la fusión de distintas fases, a la amalgama de formas arcaicas y modernas. Sin acudir a esta ley, enfocada, naturalmente, en la integridad de su contenido material, sería imposible conocer la historia de Rusia ni la de ningún otro país de avance cultural rezagado, cualquiera que sea su grado". (Trotsky: "Características del desarrollo del Rusia". Capítulo primero de su: "Historia de la revolución rusa")

Los modos de producción y las formaciones económico sociales teorizados por Marx encuentran mayor concreción inmersos en las desigualdades, combinaciones y coexistencia de diversas formas de vida teorizadas por Trotsky, tanto en el ámbito de un territorio, como en el ámbito del sistema económico mundial.

7.- César Lévano: "La lucha por las ocho horas en el Perú". En, La Jornada, suplemento laboral del diario La Prensa. Lima, 29 de abril de 1975.

8.- Respuesta de Arguedas en una entrevista a un periodista chileno. Citado por William Rowe, en: "Mito e Ideología en la obra de José María Arguedas".

9. – Julio Cotler: "Clases estado y Nación en el Perú". IEP, LIma 1978, págs. 66-67.

10. – Virgilio Roel Pineda: "Grandezas y Miserias de la Independencia"

11. – Víctor Andrés Belaunde: "La Realidad Nacional". Editorial Le Livre Libre, París, 1931. (En español).

12. – Francisco García Calderón: "El Perú Contemporáneo". La primera edición fue en francés (1907).

13. – Julio Cotler: Obra Citada, pág. 122.

14. – Existe intelectuales técnico científicos e intelectuales de las ideas. Los primeros encargados de hacer funcionar todo el proceso productivo y los segundos encargados de cohesionar determinada concepción del mundo, legitimando o criticando el orden imperante. Dentro de los intelectuales de la ideología Mariátegui hacía la distinción ´-en el campo de la sociedad burguesa-, entre los que defienden determinadas clases o facciones de clase de la burguesía (o clase dominante), que pueden ser interese agrarios, industriales, bancarios, etc.; y los que defienden al orden en su conjunto. Un ejemplo de los últimos a decir de Mariátegui son políticos europeos como Nitti, Lloyd George, que les interesa el porvenir de Europa en su conjunto, aunque no les interesa el porvenir de los países sojuzgados.

15.- Sebastián Salazar Bondy: "Lima la horrible". Populibros Peruanos, Lima (s/f), pág. 28. (Según los editores, la primera edición fue de Ediciones ERA, Méjico, 1964)

16.- Manuel Burga, Alberto Flores Galindo: "La mentalidad oligárquica". En, "Apogeo y Crisis de la República Aristocrática". Lima, 1979.

17.- Mariátegui: "Peruanicemos al Perú", pág. 26.

18.- Pablo Macera: "Los proyectos nacionales". Retablo Ediciones, Lima, (s/f).

19.- César Lévano: Obra citada.

20.- Michael Lowy: "Puntos de referencia para una historia del marxismo en América Latina".

21.- "Haya de la Torre y Mariátegui", en la Cuarta Parte del presente estudio

22.- Horacio Tarcus: "Samuel Glusberg, entre Mariátegui y Trotsky". En la revista "El Rodaballo". La primera parte en el Año 2, N° 4, otoño invierno 1996, y la segunda parte en Año 3, N° 5, verano 1996/97, Buenos Aires. La parte referida a Mariátegui está bajo el título: "el silencioso recorrido del mariateguismo argentino".

23.- "Bajo la Bandera de Lenin, instructiva sobre la jornada de las tres "L" (Se refieren a Lenin, Luxemburgo y Liebnecht). Publicado en diciembre de 1933 o en enero de 1934 por el Partido Comunista Peruano. Reproducido en la revista "Socialismo y Participación", Nº 11, Lima, setiembre de 1980.

24.- "La Situación Revolucionaria del Perú y las tareas del Partido comunista Peruano". Publicado como folleto por el buró sudamericano de la tercera internacional. Buenos Aires, enero de 1932. Reproducido en "Socialismo y Participación" Nº 11.

25.- Documento del buró sudamericano de la tercera internacional, previo al VII Congreso de la misma. Reproducido en "Socialismo y Participación" Nº 11.

26.- V. Miroshevsky: "El "Populismo" en el Perú". Revista "Dialéctica" N° 1 Mayo Junio de 1942, La Habana, Cuba.

27.- El texto de Jorge del Prado fue: "Mariátegui, marxista leninista, fundador del Partido Comunista. Primer divulgador y aplicador del marxismo en el Perú". Revista "Dialéctica" N° 8, Año 2, julio agosto 1943. El autor, a pesar de las evidencias, siempre negó toda diferencia entre Mariátegui y el stalinismo. Mariátegui no fundó ningún partido comunista. Todo esto lo abordamos en la Tercera Parte del presente estudio.

28.- Manuel Arroyo Posadas: "A propósito del artículo "El Populismo en el Perú" de V. Miroshevsky". Revista "Dialéctica" N° 17, Año V, Enero febrero, 1946.

29.- Escritos de Trotsky al respecto fueron publicados bajo el título lapidario de "Trotsky contra el Apra" (Ediciones Clave, Lima). Hoy pueden encontrarse sus escritos en Internet.

Fernando León de Vivero, uno de los exiliados apristas peruanos en Méjico que asistió al congreso antifascista, da sus testimonio en una entrevista en la revista Claridad, Año 1, N° 4-5, noviembre 1978, Lima.

La posición de los apristas en el congreso antifascista era contrario a la línea oficial de su partido, es decir contrario a Haya de la Torre, quién, por esa época, ya había claudicado en su crítica al imperialismo yanqui, siendo partidario de la política de la "buena vecindad" de Roosvelt.

(Isaac Deutscher, en "El Profeta Desarmado", señala que Trotsky escribió un artículo para "Trinchera Aprista")

30.- Haya de la Torre: "Prólogo" a sus "Obras Completas". Ed. Juan Mejía Baca, tomo I, pág. XXX, Lima, 1977.

31.- Esto lo exponemos en "Historia", capítulo primero de nuestro estudio "Barbarie y Modernidad: el Perú en la globalización capitalista".

32.- Mariátegui: "La Imaginación y el Progreso". Incluido en "Ideología y Política".

Setiembre 2011

*En 1980 publicamos "Mariátegui o la revolución permanente". Al volverlo a redactar dio como fruto una versión renovada y ampliada, a la cual pertenece el texto que ofrecemos (R.H.R.).

 

 

Autor:

Rafael Herrera Robles

Enviado por:

Tauripiedra

 

Partes: 1, 2
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