- Cuestión de género
- Anécdotas
- Primeras consideraciones
- Los primeros grandes torneos internacionales
- Capacidades femeninas y "la viveza de imaginación de que se hallan dotadas"
- Teorías y especulaciones
- Gays, lesbianas y trans
- Influencia de lo biológico
- Hombres y mujeres
- Conclusiones
¿Es el ajedrez un juego mayoritariamente jugado por hombres heterosexuales? ¿Qué relación tienen las mujeres y los homosexuales con el juego?
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Mientras que el sexo es biológico, el género sería una construcción cultural: es decir, los papeles o estereotipos que cada sociedad asigna a los distintos sexos. Esta distinción se ha mostrado muy adecuada para discernir entre los aspectos biológicos de la sexualidad (lo dado) y los factores culturales (lo construido).
El sexo se refiere a las características biológicas que entre otras, son comunes a todas las sociedades y culturas. Género, en cambio, se relaciona con los rasgos que han ido moldeándose a lo largo de la historia de las relaciones sociales. Las divergencias biológicas son el origen de las que se producen en materia de género, pero los modos en que se determina el papel que desempeñan mujeres y hombres van más allá de las particularidades físicas y biológicas que distinguen a cada sexo. Las diferencias en materia de género se construyen socialmente y se inculcan sobre la base de la percepción que tienen las distintas sociedades acerca de la diversidad física, los presupuestos de gustos, preferencias y capacidades entre mujeres y hombres. Es decir, mientras las disimilitudes en materia de sexo son inmutables, las de género varían según las culturas y cambian a través del tiempo para responder a las transformaciones de la sociedad.
Alrededor de la medianoche de un día de semana de 1970 viajaba en un colectivo desde Villa Maipú hasta mi casa en Martín Coronado. En unas horas habría de levantarme para ir al colegio hasta la ciudad capital, en el centro. Yo era el único pasajero. Iba mojado, ya que estaba lloviendo desde hacía rato y el agua me empapó cuando salí del club, después de jugar una fecha del torneo final de cuarta categoría de Faneba, la Federación de Ajedrez del Noreste de la provincia de Buenos Aires. Tenía 17 años. Éramos diez los clasificados y no había ninguna chica. Ni en ese ni ninguno de los torneos que por la zona oeste se jugaban en ese entonces.
Aguzando mi memoria creo que solo recuerdo haber visto ligada al ajedrez a María Angélica Berea de Benko, a la que sin embargo nunca vi jugar, sino solo fumar acompañando al maestro Francisco Benko, que a veces jugaba en algún club de nuestra zona, pues vivía en Ciudad Jardín de El Palomar, vecina a mi Martín Coronado.
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Finalmente amanece. "La niebla plomiza, gris y espesa que ensombreciese las vistas y las almas de los hombres durante las oscuras centurias que siguieron a la caída de Roma, se deshace lentamente, empujada por el tibio resplandor de los rayos que despuntan, sobre los cerros que rodean Granada." Es el dos de enero del nuevo año de nuestro Señor de 1492.
"Una silueta emerge de entre la gélida niebla, poco se distingue en la distancia; pareciese un centauro bajo cuyos cascos perece finalmente la oscuridad de un tiempo y por encima de cuyas crines ondeantes despunta la luz de una nueva era. La inteligencia supone algún bravo castellano sobre su briosa cabalgadura. Por detrás otra sombra emerge y otra y otra, un ejército que luego fulgura bajo los rayos del sol que se alza, marcando con parsimonia el tiempo sobre las llanuras de Granada. ¿Quién campea al frente del hidalgo ejército, acaso el Gran Capitán Don Gonzalo Fernández de Córdoba, ¿tal vez el mismísimo Don Fernando el católico, Rey de Aragón, Castilla, León y Sicilia? Pero aquellas crines encrespadas, que se adivinaban a lo lejos, resultan ser nada menos que la blonda cabellera de su Majestad Isabel, Reina de Castilla y León, quien, marchando al frente de las huestes castellanas junto a su esposo Don Fernando, se dirigen al encuentro de Abu Abd Allah Muhammad conocido entre los cristianos como Boabdil último rey musulmán de Granada. Boabdil entregará las llaves de la ciudad a los reyes católicos conforme lo pactado en las capitulaciones meses antes, poniendo con ello fin a un reino, a una época y a una edad oscura, conocida como la Edad Media Una mujer marcha al frente." (1)
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El sábado 15 de octubre 2011, a eso de las 20:30 el IM José Carlos Ibarra Jerez (2593) termina su última partida y gana el II Campeonato de Ajedrez de Europa Gay en el Palacio de Congresos y Exposiciones de la Costa del Sol en Torremolinos, Málaga, España. También había ganado el torneo el año anterior y esas fueron las únicas dos ediciones que se disputaron. Ambos torneos se jugaron con partidas a 10" por jugador y a ocho rondas, en el marco de las Ferias de Turismo y Negocios Gay, un espacio "integrador" en el que se promocionan viajes y actividades "gay-friendly".
El único requisito para participar era ser mayor de edad.
Con inscripción gratuita, hubo alrededor de 80 jugadores en el primer evento y 65 en el segundo. Seis mujeres en el primero y 4 en el segundo. ¿Cuántos gay? No se sabe. Ningún jugador así se ha manifestado y el bicampeón Ibarra Jerez está en pareja con Alejandra y se declara heterosexual por lo que en vista de los premios, que rondaban los 5 mil euros, con mil al primero y otros a varias categorías, nos quedaremos con la duda sobre si la mayoría o cuantos en realidad participaron solo por el dinero. Mucho dinero para 8 partidas blitz.
Llegados aquí entonces podemos preguntarnos si el ajedrez es un deporte, actividad, juego, etc., predominantemente masculino y heterosexual.
No nos remontaremos a los comienzos del juego alrededor del siglo VI de nuestra era en Asia, pero ya que estamos tratando su relación con los géneros permítanme hablar de la dama. Esa poderosa pieza del juego apareció recién en el siglo XV. Antes, su lugar en el tablero estaba ocupado por el alferza, o ferz, representando una especie de "guardián", "consejero" o visir del rey, pero cuya movilidad estaba limitada a una casilla de su alrededor, y luego a tres casillas. Las partidas eran lentas y de gran paridad ya que faltaba alguna pieza desequilibrante.
Hay muchas coincidencias en que fue en 1475 el año que podría tomarse como nacimiento y cambio de género de la pieza más valiosa del juego. Se toma esa fecha porque coincide con la aparición de una poema de 64 estrofas, Scachs d"amore (El Ajedrez del Amor) en el que se representa una partida en la que aparece por primera vez la dama con su forma actual.
La partida recogida en la obra es la siguiente: Marte vs. Venus
1.e4 d5 2.exd5 Dxd5 3.Cc3 Dd8 4.Ac4 Cf6 5.Cf3 Ag4 6.h3 Axf3 7.Dxf3 e6 8.Dxb7 Cbd7 9.Cb5 Tc8 10.Cxa7 Cb6 11.Cxc8 Cxc8 12.d4 Cd6 13.Ab5+ Cxb5 14.Dxb5+ Cd7 15.d5 exd5 16.Ae3 Ad6 17.Td1 Df6 18.Txd5 Dg6 19.Af4 Axf4 20.Dxd7+ Rf8 21.Dd8++ (1-0)
Se ha cuestionado el nivel técnico de la partida pero hay que considerar que la partida fue inventada para que las jugadas alegorizaran los lances amatorios que constituyen la trama literaria de base. Por ello a los autores no les interesaba gran cosa si los movimientos eran técnicamente buenos o malos, sino si armonizaban con el desarrollo de la trama literaria
El ajedrecista y estudioso holandés Govert Westerveld y un grupo de investigadores españoles, afirman que la introducción de la figura de "la reina" en el tablero de 64 casillas fue inspirada en la poderosa monarca Isabel La Católica, y la expulsión de los judíos de España en 1492, que eran muy afectos al juego, esparció la nueva figura y sus reglas por Europa.
Así en Italia comenzó a jugarse la variante "scacchi alla rabiosa" cuando se hacía con la dama en su forma actual.
"Nosotros hemos visto recientemente un documento donde se hace referencia al autor del primer libro de ajedrez en el mundo, el valenciano Francesch Vicent, cuyo libro fue publicado en 1495. Todo hace pensar que ese libro, que está hoy perdido, se mandó a la imprenta para dar ya un reglamento del ajedrez que se había inventado 20 años atrás," sostienen los autores de la investigación de marras. (2)
En esos tiempos muchas mujeres jugaban ajedrez en las cortes y en las familias nobles y adineradas, pero con el tiempo los hombres fueron afirmando su dominio sobre el juego.
Actualmente entre los jugadores federados solo hay un 7% de mujeres, y la cifra aunque exigua, crece, ya que a fines del s. XX solo representaban un 5%. Los chinos se han puesto a fabricar jugadores, de cualquier sexo, y van apareciendo así muchas jóvenes en el tablero.
La única jugadora que estuvo entre los tops ten fue la húngara Judith Polgar, que al momento de escribir estas líneas tiene un ranking de 2675, y a su lado con 2676 está la china Yifan Hou, en los puestos 64 y 65 del ranking FIDE.
Judit por consejo de su padre no juega competencias de ajedrez femenino, sino los campeonatos generales, con la premisa de que al mejorar la calidad de sus rivales, aumenta la fuerza de su juego. Hou es la cuarta campeona mundial de nacionalidad china en los últimos 30 años.
Por otro lado, los cuatro primeros varones, superan los 2800 puntos: Magnus Carlsen, noruego, (2853) actual campeón del mundo, Viswanathan Anand, indio, (2816) Veselin Topalov, búlgaro, (2816) y Hikari Nakamura, norteamericano (2814).
La tercera mujer que aparece en el ranking femenino de la FIDE es Hampy Koneru, de la india, con 2589 y cuarta la georgiana Nana Dzagnidze con 2573.
Los primeros grandes torneos internacionales
El primer gran torneo internacional masculino de ajedrez se jugó en Londres en 1851. Y aunque el favorito era el local Howard Stauton, también organizador, lo ganó el alemán Adolf Anderssen, de 35 años. Estuvieron los campeones de varios países de Europa y se jugó sin relojes, apelando al buen sentido de cada jugador. Sin embargo hubo partidas de diez horas y Stauton abandonó una cansado de esperar la movida de su oponente.
En ese torneo el campeón jugó la que quizá sea la partida m´s famosa de todos los tiempos, llamada "la inomortal": Anderssen vs Kieseritzky
1. e4 e5 2. f4 exf4 3. Ac4 Dh4+ 4. Rf1 b5 5. Axb5 Cf6 6. Cf3 Dh6 7. d3 Ch5 8. Ch4 Dg5 9. Cf5 c6 10. g4 Cf6 11. Tg1 cxb5 12. h4 Dg6 13. h5 Dg514. Df3 Cg8 15. Axf4 Df6 16. Cc3 Ac5 17. Cd5 Dxb2 18. Ad6 Axg1 19. e5 Dxa1+ 20. Re2 Ca6 21. Cxg7+ Rd8 22. Df6+ Cxf6 23. Ae7++ (1-0)
Como otra curiosidad digamos que Stauton fue el diseñador de las piezas de ajedrez cuya forma es la más común de las usadas en la actualidad, a pesar de que en Inglaterra se venden unas "originales".
Debieron pasar 46 años para que Londres otra vez fuera el organizador del primer gran torneo femenino de ajedrez para celebrar el jubileo de la Reina Victoria.
El torneo comenzó el 23 de Junio de 1897 en el Ladies Chess Club de Londres; se jugaron dos partidas al día (salvo el domingo); la primera de las 13 hs a las 17 hs y la segunda de las 19 hs hasta las 23 hs. Se exigía hacer un mínimo de 20 movimientos por hora ya que se jugó con relojes.
Un titánico esfuerzo el que tuvieron que realizar estas pioneras y que deja obsoleto el tópico de "sexo débil".
Participaron jugadoras de Inglaterra, Irlanda, EEUU, Italia y Bélgica.
La campeona fue la local Mary Rudge, que invicta obtuvo 18 victorias y una tablas.
Hubo un premio adicional a la mejor partida que fue la protagonizada por Forbes Sharpe vs. De la Vingne que curiosamente terminaron en los puestos 17° y 18° entre veinte, con 4 puntos.
He aquí el juego, que dado el lugar en que las rivales terminaron en la tabla, y el desarrollo del mismo, causa asombro que sea la partida elegida para premiar: Forbes Sharpe vs. De la Vingne
1.e4 e6 2.Cf3 Cc6 3.Ac4 d5 4.Ad3 dxe4 5.Axe4 Ad7 6.0–0 f5 7.Ad3 Cf6 8.Ae2 De7 9.d4 Dd6 10.c3 g6 11.Cbd2 Ag7 12.Cb3 Ce4 13.Ac4 Ce7 14.De2 e5 15.dxe5 Axe5 16.Cxe5 Dxe5 17.Ae3 Dd6 18.Tad1 Dc6 19.Ca5 Da4 20.b4 Cxc3 21.Dd2 Cxd1 22.Txd1 0–0–0 23.Tc1 b6 24.Dc3 Rb8 25.Aa6 Cd5 26.Dc4 c6 27.Af4+ Cc7 28.Axc7+ Rxc7 29.Df4++ (1–0)
Entre las 20 jugadoras había 11 "Ladies" y 9 "Miss".
Un extracto de una crónica sobre el torneo decía: "Las expresadas señoras han abierto un primer sendero en terreno virgen de toda huella, sendero que ellas mismas y las de otros países pueden transformar fácilmente en anchurosa y allanada vía. La índole del ajedrez es muy apropiada para calmar y fortalecer a la par, la viveza de imaginación de que se hallan dotadas, por lo general, las mujeres educadas e instruidas".
Capacidades femeninas y "la viveza de imaginación de que se hallan dotadas"
Sin duda las mujeres y los hombres tienen la misma capacidad para los trabajos intelectuales, y para los juegos también, pero no está claro cuántas de ellas sienten el mismo placer encarando la actividad ajedrecística. Prueba de que con una buena preparación se consiguen objetivos y desarrollo en el juego es el caso de las hermanas Polgar, en su momento y de la situación en China actualmente.
Sofía, Susan y Judith Polgar, no fueron al colegio y recibieron educación y entrenamiento en el ajedrez a través de sus padres, en su casa. Ellos, Lazlo y Klara querían demostrar que los genios no nacen, sino que se hacen. Y tuvieron éxito. Las tres hermanas descollaron en el juego: Judith llegó a superar los 2700 puntos en el ranking Fide, y ser top ten. Susan es GM y fue campeona mundial femenina; Sofía es también Maestra Internacional.
Judith también se casó, fue madre dos veces y allí hizo un alto, abandonó la práctica durante unos años y luego retomó el juego ubicándose en el ranking actual como citáramos más arriba. En 2014 anunció por Twitter su retiro del juego activo.
Pero la primera mujer en ganar un torneo de grandes maestros fue la soviética de Georgia Nona Gaprindashvili en 1977. Ganó por sistema de desempate, 6,5 puntos en 9, y compartieron ese puntaje el ruso Yuri Balashov, 2°, el argentino Oscar Panno 3° y 4° el yugoslavo Dragutin Sahovic.
Es muy curioso que en Georgia, hoy una nación democrática e independiente, el ajedrez sea casi más popular entre las mujeres que entre los hombres. La georgiana Sopiko Guramashvili explica por qué sus compatriotas son tan diestras dando jaques: "Hacia el siglo XIII, la reina Tamar estableció que cada mujer debía incluir en su dote nupcial un juego de ajedrez. La costumbre se extendió rápidamente y, cuando en 1962 Nona Gaprindashvili se proclamó campeona del mundo, la afición creció aún más". Sopiko también opina que a las mujeres les cuesta más superar una derrota: "Nos torturamos más".
Gaprindashvili perdió el título mundial femenino a manos de otra coterránea, Maia Chiburdanize, tras 13 años de reinado. Maia fue campeona durante 14 años, perdiendo el título a manos de la china Xie Jun en 1991. 27 años de primacía georgiana en el ajedrez femenino.
Por qué las damas logran menores rendimientos en ajedrez es tema de diversas teorías, pero debemos tener en cuenta un aspecto puramente numérico: con solo un 7% de jugadoras sobre el total federado, hay muchas menos chances de que algunas logren los puestos más altos del ranking.
También se especula que hay claras diferencias psicobiológicas entre hombres y mujeres, que determina que sean menos las mujeres que deseen encarar en profundidad el juego y el estudio de esta disciplina.
Un reciente estudio japonés de 2011, aplicable al ajedrez y a otros deportes, relacionaba el "instinto asesino" de los deportistas con la testosterona. Después de tomar muestras de saliva a un grupo de estudiantes, se comprobó que al jugar se producía un aumento generalizado de los niveles de testosterona y cortisol. Otros estudios precisan que cuando la partida ha sido difícil, el incremento es mayor. Parece que los hombres, que producen más testosterona, sienten mayor placer al ganar y se vuelven más competitivos.
Ese mismo año, otro estudio publicado por la Royal Society vinculaba la testosterona a un aspecto negativo: parejas a las que se había suministrado esta hormona tuvieron mayores problemas al desempeñar tareas conjuntas.
Sin embargo, no les perjudicaba cuando hacían el mismo trabajo de forma individual. De algún modo, la testosterona también nos vuelve más egocéntricos. Es curioso que las mayores "contraindicaciones" de la testosterona, que también afecta a la libido, la alopecia y la agresividad, no sean perjudiciales para el ajedrecista.
El periodista Leontxo García, especializado en ajedrez, se manifiesta de acuerdo con estas tesis y añade algo que nosotros constatamos en el ajedrez escolar nacional y es que profesores de numerosos países coinciden en que "hasta la pubertad, la fuerza de juego y el interés por el juego de chicas y chicos es similar, pero en ese punto la mayoría de las niñas huyen, mientras que los niños siguen jugando".
En una entrevista de José Grau en ABC, Cecilia Christiansen, elegida Mejor Profesora de Matemáticas de Suecia en 2011, declaraba en esa época, que los varones tienen más facilidad para lo abstracto. "Los chicos quieren hacer mucho aunque no entiendan, y luego entienden haciendo; en cambio las chicas quieren primero entender y luego hacer". El ajedrez es suficientemente complejo para que esto sea una barrera.
El gran maestro Reuben Fine, también psicoanalista, analiza la personalidad de los jugadores, aunque refiriéndose solo a hombres.
En un libro, publicado en 1956, que puede resultar controvertido, y en una recapitulación de sus ideas expresa: "los conflictos libidinales que se satisfacen en el ajedrez, se centran en torno a los que son comunes a todos los hombres en los niveles de desarrollo anal-fálico, particularmente agresividad, narcisismo y actitud hacia el pene. Todos ellos pueden simbolizarse sin dificultad en el juego; en el centro del simbolismo se yergue la figura del rey, que está sobredeterminado y tiene tres significaciones distintas: pene del muchacho en la etapa fálica, autoimagen de un hombre que se considera insustituible, indispensable, absolutamente importante y sin embargo, débil y el padre rebajado a la talla del chico".
"En el desarrollo histórico del jugador, el ajedrez forma parte de los esfuerzos del hijo para igualar y sobrepasar al padre. El ego manifiesta ciertos rasgos bien definidos. Es el que prefiere utilizar defensas intelectuales. No obstante, aunque hay una retirada hacia la fantasía el ajedrecista no se pierde dentro de sí mismo, también sale de su mundo imaginario. Existe mucha ansiedad, pero puede tolerarse bien. Es posible neutralizar las energías propulsoras para permitirse numerosos éxitos".
"En general, el ego da muestras de considerable fortaleza, especialmente en la destreza para emplear los recursos intelectuales y resistir situaciones comprometidas. La debilidad del ego reside principalmente en una fijación narcisista, que dificulta al hombre sus instintos de emerger del nivel homosexual hacia el desarrollo heterosexual". (3)
Una crítica habitual de la validez científica (experimental) de la teoría de la psicología freudiana del desarrollo psicosexual humano es que Sigmund Freud (1856-1939) estaba personalmente obsesionado por la sexualidad humana, por lo tanto, estaba a favor de definir al desarrollo humano con una teoría normativa del desarrollo psicológico y sexual.(4) Por lo tanto, la etapa fálica resultó polémica, por basarse en observaciones clínicas del complejo de Edipo.
Muchos críticos de Freud creen que los recuerdos y las fantasías de seducción infantil reportadas por Freud no eran recuerdos reales, sino construcciones que Freud creó y forzó en sus pacientes. (6) De acuerdo con Frederick Crews, la teoría de la seducción que Freud abandonó a finales de la década de 1890 actuó como un precedente de una ola de falsas acusaciones de abuso sexual infantil entre los años 1980 y 1990.
Si bien este es un arduo tema para nosotros ajedrecistas, lo cierto es que bastante poco se ha publicado al respecto sobre un tema que coincidiendo con Fine puede tener tan alto grado de simbolismo en sus piezas y su desarrollo.
Sin embargo la teoría de la evolución psicosexual según Fine analiza algo que constatamos en la realidad y es la ausencia casi absoluta de jugadores del tercer género, gays, lesbianas y trans.
Dice que el ajedrez está considerado un "juego apasionado". Absorbente. Un juego fundamentalmente masculino.
En una situación en que dos hombres permanecen juntos durante mucho tiempo sin que haya una mujer presente no podemos menos que tener en cuenta las implicancias homosexuales. Y la observación indica que la homosexualidad abierta en jugadores de ajedrez es casi desconocida.
Fine dice que no conoce un solo caso. Esto no deja de ser más sorprendente si se piensa que entre los artistas, con quienes les gusta compararse a los maestros de ajedrez, se dan con harta frecuencia casos de homosexualidad.
El abundante simbolismo fálico del ajedrez proporciona cierta fantasía del deseo homosexual, particularmente el deseo de masturbación mutua. Naturalmente reprimido por completo. En muchos aspectos el ego del homosexual es diametralmente opuesto al del ajedrecista.
La ansiedad que padece el jugador de ajedrez durante la partida no deja de ser, dice Fine, la agresividad y la homosexualidad reprimidas a fondo que continúan latentes: de ahí el constante temor al castigo. Dado que no hay elementos de azar, la derrota es producto del error propio.
Y concluye: ganar es vencer al padre y perder es ser sometido por él. La dureza del golpe finalmente queda minimizada porque es solo un juego. El homosexual tiene un ego débil que quizá no soporte este grado de tensión y ansiedad.
Fine opina que el ajedrecista se lleva bien con los hombres, merced a la represión de su agresividad y homosexualidad, pero le cuesta llevarse bien con las mujeres, por una carencia para desarrollar sentimientos de ternura.
El ajedrez es una competición entre dos personas que se adapta de modo particularmente apropiado a los conflictos que enmarcan la agresividad. Los otros impulsos libidinales que intervienen datan principalmente de los niveles de desarrollo anal-fálico.
El ajedrez ofrece satisfacciones al ego y a la libido. Como estas se presentan en grado diverso, es difícil establecer un tipo definido de ajedrecista.
Se sabe a través de la ciencia que hay diferencias claras entre el cerebro masculino y femenino. El de los hombres es en promedio más grande debido seguramente a que los hombres son también más grandes en su contextura física.
En los hombres hay un uso predominante del hemisferio izquierdo, relacionado con el pensamiento lógico y racional, mientras que el derecho se asocia a las emociones y la creatividad.
Estudios recientes sobre la conectividad cerebral concluyen que la conectividad entre las distintas partes del cerebro se desarrolla de forma diferente en los dos sexos. En las mujeres predominan las conexiones entre los dos hemisferios cerebrales y en los hombres prevalecen las conexiones internas dentro cada hemisferio. De todos modos esto no tiene ningún impacto sobre la inteligencia general.
En las mujeres, tanto el hemisferio derecho como el izquierdo son iguales en tamaño y función. Esto podría explicar por qué las mujeres parecen ser más emocionales que los hombres.
Los hombres parecen sobresalir en matemáticas; presumiblemente debido a su mayor razonamiento lógico, mientras que las mujeres tienden a destacar más en el aprendizaje de idiomas, debido al uso eficaz de las capacidades cognitivas que proporciona el hemisferio derecho.
Según Simon Baron-Cohen, el cerebro masculino se caracteriza por la sistematización de las tendencias, en este caso se entiende por sistematización la coherencia para analizar, explorar y construir un sistema. Los hombres tienden a averiguar más cómo funcionan las cosas y a menudo tratan de entender las reglas que rigen el comportamiento de un sistema, con el fin de predecir o reinventar el mismo.
Se dice que esta tendencia a la sistematización por parte de los hombres es un mecanismo evolutivo que en determinado momento fue muy necesario para inventar herramientas y armas, a fin de defenderse y proteger a los suyos de los enemigos. Asimismo, su capacidad de empatía más baja les ayudó a sobrevivir en la soledad durante las largas temporadas de caza y viajes; así como también a cometer actos de violencia interpersonal y agresiones, comportamientos que eran considerados necesarios dadas las competiciones masculinas.
De acuerdo a la forma en que trabaja el cerebro femenino, las mujeres, contrario a los hombres tienen mayor tendencia a la empatía.
La empatía es la que permite identificar las emociones y pensamientos de las otras personas para responder a ellos con una emoción adecuada. Las mujeres están predispuestas a entender mejor a las otras personas, predecir su comportamiento y conectarse emocionalmente con ellas. Ésto las hace más intuitivas con sus propios sentimientos y en sentido general, mejores comunicadoras de los mismos.
Estas tendencias y diferenciaciones se han desarrollado en respuesta a las diversas situaciones y ambientes a los que cada uno de los sexos se han enfrentado a los largo de milenios, por lo que hay un componente cultural insoslayable cuando se analiza por qué hay menos mujeres participando del juego del ajedrez en especial en forma competitiva.
Pero también las diferencias biológicas cerebrales deben sin duda determinar preferencias a la hora de encontrar una actividad lúdica o incluso laboral a la que dedicarse con gusto y profundidad. Y no parece ser el ajedrez un juego de preferencia femenina.
Los hombres tienen la amigdala cerebral más grande que las mujeres, razón por la cual el sexo puede ser un factor determinante a la hora de mostrar reacciones ante el estrés y sabemos que el ajedrez competitivo es un juego por demás estresante, ya que toda la tensión que se acumula no puede liberarse con movimientos corporales o desgaste físico como en otros deportes.
Está clara la igualdad de oportunidades para quienes deseen competir en ajedrez de alto nivel y esto se constata en China, donde desde hace algunos años, con la contratación de maestros rusos, se ha empezado a "fabricar" jugadores de ajedrez en cantidad increíble y sin distinción de género.
Esta formación de élite había llevado a que en 2009 haya 4 chinos entre los 100 mejores jugadores del mundo y 10 chinas entre las 100 mejores jugadoras del mundo. Hoy, 2015, esas cifras han aumentado a 9 en los hombres y a 12 en mujeres.
De todos modos conviene no olvidar que hay diferencias físicas que también influyen en el comportamiento entre hombres y mujeres en el ajedrez y en la consiguiente elección de este juego como actividad constante.
"Hay características biológicas que son distintas", señala Carolina Luján, 5 veces ganadora del campeonato argentino femenino. "La resistencia física por ejemplo. Estar sentado cuatro, cinco horas bajo tensión, afecta. Y más cuando se extiende durante nueve, diez días… Más allá del nivel ajedrecístico, yo, a mitad de torneo estoy más cansada que un hombre. Me agoto más rápido por ser mujer. Pero aunque esto puede influir no tendría que haber torneos femeninos. El tema de la resistencia también lo podés entrenar: hay ejercicios para mejorar eso", afirma.
La cubana Lisandra Ordaz coincide en la preparación física como otra causa del menor rendimiento de algunas mujeres. "Muchas somos vagas en ese aspecto y no hacemos la preparación correcta. A menudo jugamos durante seis o siete horas y a partir de la quinta ronda se nota el agotamiento. El hombre ahí nos supera".
Nino Maisuradze, francesa de origen georgiano, también cree que el ajedrez "es un juego físico". "La gente piensa que los ajedrecistas se sientan en una silla y no se mueven, pero se necesita una gran fortaleza. Los jugadores tienen momentos en los que empiezan a temblar por el estrés o los nervios. Es agotador. Por otro lado, una mujer no puede estar un mes seguido jugando solo al ajedrez, sin preocuparse por ninguna otra cosa".
La gran maestro, periodista y promotora Anastasia Karlovich apuntaba en la ceremonia inaugural en México que no todo es fuerza bruta. "Las mujeres somos muy emocionales y jugamos un ajedrez más atractivo para los espectadores. Nunca vemos tablas rápidas entre chicas."
La española Olga Alexandrova, de origen ucraniano, asegura que "las mujeres, a partir de cierta edad, se ocupan más de la familia". "La mayoría de los jugadores profesionales solo se dedican al ajedrez", añade, "pero si una mujer quiere hacerlo puede conseguirlo, como demostró Judit Polgar".
Su marido, Miguel Illescas, ocho veces campeón de España, encuentra razones antropológicas y se remonta a la época de los mamuts para explicar lo mismo. El hombre era quien salía a cazar, para lo cual era imprescindible algo de «mala leche». Las mujeres son más organizadoras y propensas a las relaciones sociales.
La argentina Marina Rizzo asegura que se puede cambiar mucho en los primeros años de enseñanza: "Tengo una escuela de ajedrez infantil en Buenos Aires y hay que cambiar el paradigma, no hablarles de que es un juego de guerra. La mujer hace la paz y hay que hablar en otros términos".
Hombre: Nuestro cerebro tiene dos hemisferios: el izquierdo (que procesa el pensamiento lógico) y el derecho (que maneja la información emocional). Según un artículo de la revista científica SZ Wissen, los hombres tienen menos conexiones entre estas dos mitades. En otras palabras, ellos separan más: "esto es sentimiento", "esto es racional".
Mujer: "Las mujeres tienen muchos millones de conexiones más que los hombres entre los dos hemisferios del cerebro y con ello entre regiones que asumen tareas emocionales y racionales", asegura un artículo de la revista científica SZ Wissen. Como resultado, a ellas les cuesta más evaluar contenidos racionales sin que se interponga su significado emocional.
Hombre: Los ejecutivos varones soportan mejor el estrés, algo muy valorado para puestos directivos, según un estudio realizado por investigadores de Toronto. En el terreno profesional, ellos se sienten más seguros que en el privado. Durante las reuniones de trabajo o conferencias hablan con más frecuencia y durante más tiempo.
Mujer: En el ámbito laboral, las mujeres mantienen mejores relaciones interpersonales y son socialmente más responsables que sus compañeros varones, según un estudio realizado por los mismos investigadores de Toronto. Incluso cuando tienen cargos altos, ellas suele incentivar los debates y pedir opinión a sus subordinados.
Sobre la propensión de las damas hacia la conversación hay una humorada del GM chileno Iván Morovic: "Las mujeres no juegan ajedrez porque no pueden mantener la boca cerrada por 5 horas".
Con el irónico título de «Los investigadores de la Universidad de Estocolmo tienen demasiado tiempo», The Week in Chess informaba hace poco de un estudio sobre el comportamiento de los ajedrecistas cuando se enfrentan a rivales atractivas. La conclusión principal: en casos así el macho adopta estrategias más arriesgadas, por lo general con menos probabilidades de éxito.
Los autores utilizaron una base de datos de unas 100.000 partidas de ajedrez, jugadas a lo largo de una década. Casi la mitad de los ajedrecistas eran mujeres. Lo primero que se analizaba de las partidas era la apertura elegida, ya que con anterioridad, un grupo de expertos las había clasificado en función de su agresividad.
Los resultados muestran que, en general, los hombres son más propensos a los sacrificios, gambitos y celadas de alto riesgo, pero más aún cuando juegan contra mujeres, y todavía más cuando estas son atractivas. Probablemente solo sea una forma inconsciente y atávica de llamar la atención, además de un modo menos peligroso que otros de perder la cabeza. "Que sepamos, dicen los autores del estudio, hasta ahora no se había estudiado la relación entre riesgo y atractivo físico".
Por el contrario, llama la atención que a ellas les resbala lo guapo que sea su oponente (o se dominan y lo disimulan mejor). El comportamiento masculino, por otro lado, no sirve para mejorar sus resultados, más bien al contrario.
Que no aprendemos es una conclusión obvia.
Investigadores anteriores ya habían comprobado que los hombres utilizan métodos de cortejo más atrevidos cuanto más bellas son las mujeres. En el estudio que nos ocupa se apunta que aunque no es lo mismo utilizar una apertura más valiente, es posible que exista un circuito que opera en segundo plano en el cerebro masculino y que se activa ante determinados estímulos sexuales. Quién sabe. (7)
Carolina Luján se acostumbró a jugar poco producida, siempre sin escote y jamás con pollera. "Si estoy concentrada, no quiero ponerme a pensar si se me ve algo. Hay chicas que juegan con polleras pero en los torneos de aficionados. En lo profesional, a lo sumo una pollera tubo. También hay viejos verdes que vienen y te hablan pavadas: avances, de tirarte los perros. Y eso les pasa a todas las jugadoras", dice y recuerda cuando a los quince un brasileño quiso distraerla haciéndose el seductor durante una partida del Torneo Panamericano. "Yo era la única mujer. Me quejé al árbitro. Pero el tipo seguía chamuyándome "
"Ninguno quiere perder con una mujer. En torneos abiertos, cuando ganan las mujeres, los tipos terminan haciendo comentarios desubicados. Hasta me tiraron las piezas al perder conmigo. A ciertos clubes no fui más porque eran todos hombres de una media de cuarenta, cincuenta años. Y también el elogio es machista: "Sí, vos sos mujer y jugás como un hombre". "No, juego bien. Punto", les respondo".
El inglés GMI Nigel Short, quien perdió ante Kasparov por el Campeonato Mundial en 1993, ha declarado que los hombres y las mujeres deberían simplemente aceptar que tienen "una programación distinta".
La revista New in Chess publicó sus opiniones respecto a la ausencia de mujeres ajedrecistas. Short dijo: "¿Por qué deberíamos [los hombres y las mujeres] funcionar de la misma manera? Yo no tengo el más mínimo problema en aceptar que mi esposa [Rea] tiene un nivel mucho más alto de inteligencia emocional que yo. De la misma manera, ella no se avergüenza de pedirme que saque el auto de un garaje estrecho.
"Sería fantástico ver más chicas jugando al ajedrez, agregó Short, y a un alto nivel, pero en lugar de preocuparnos por la falta de igualdad, quizá simplemente debamos aceptarla con dignidad, como un hecho".
Estas palabras, que a la luz de lo que hemos venido leyendo en esta nota, parecería una posible conclusión, levantaron en su momento una ola de protestas de jugadoras de todo el mundo.
No se trata aquí de dar aquí por acabado este debate, pero creo que suficientemente se han reafirmado varias cosas que la realidad nos muestra, andando los caminos del ajedrez competitivo: menos mujeres se entusiasman con esta disciplina como los hombres y a medida que entran en la pubertad son otros los juegos y actividades que las convocan. Sus tareas al frente del hogar o la maternidad son en muchos casos motivo de abandono de la actividad competitiva. Los gays y lesbianas no parecen tampoco muy atraídos por el ajedrez y es difícil determinar si las razones coinciden solo con lo expuesto por Fine, pero la realidad es concluyente: no participan de este juego competitivo. Entonces, no nos queda más que reafirmar que el ajedrez es un juego fundamentalmente masculino, como tantos otros.
Quizás porque una partida de ajedrez a los hombres apasionados nos enamora debido a algún vericueto psicológico insondable.
"Una partida de ajedrez se asemeja a una mujer: cada cual la sobreestima o menosprecia, pero ninguno es capaz de juzgarla fría y objetivamente". (GM Reuben Fine)
Una opinión de género.
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(1) Texto de Mauricio Durán Toro.(2) Govert Westerveld y José Antonio Garzón, investigadore(3) Reuben Fine. La psicología del jugador de ajedrez.(4) Frank Cioffi (2005) "Sigmund Freud" entry The Oxford Guide to Philosophy Oxford University Press:New York pp. 323–324(5) Crews, F. C. (2006). Follies of the Wise: Dissenting Essays. Shoemaker & Hoard. (6)Berzoff, Joan; Flanagan, Laura Melano; Hertz, Patricia (2008). Inside Out and Outside in: Psychodynamic Clinical Theory and Psychopathology in Contemporary Multicultural Contexts. Nueva York: Jason Aronson. pp. 229–242. (7) Federico Marín Bellón. http://abcblogs.abc.es/poker-ajedrez Marzo 2011
Autor:
Eduardo Oyarzú (2015)
Cátedra: Ajedrez, arte y cultura – Comisión 2
Profesor: Luis Tabet