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Visibilidad – Tecnologías de la visión – Cultura visual

Enviado por Fernando Correa


    Indice1. Arte rupestre: imagen, luz, sombras y conocimiento. 2. Algunos datos sobre la percepción 3. Los medios de comunicación 4. La jerarquía de los sentidos 5. Los campos de la percepción 6. Bibliografía utilizada

    1. Arte rupestre: imagen, luz, sombras y conocimiento.

    Todos los medios son prolongaciones de alguna facultad humana, psíquica o física. Los medios, al modificar el ambiente, suscitan percepciones sensoriales de proporciones únicas. La prolongación de cualquier sentido modifica nuestra manera de pensar y de actuar – nuestra manera de percibir el mundo.

    Cuando esas proporciones cambian, los hombres cambian. Marshall McLuhan

    Pretendo examinar de manera rigurosa, pero sin prejuicios de ninguna naturaleza algunos de los asuntos centrales que aparecen en la problemática de la percepción de la realidad a través de vista. Tratare de delinear cómo el sujeto hoy se encuentra ante una reconfiguración de los modos y medios de comunicación (instituciones de poder), una reestructuración de la percepción de la realidad y una metamorfosis cognitiva, de acuerdo a los cuales funcionan los procesos de orden social y las instituciones.

    La supremacía de la vista y la cultura audiovisual (y sus ordenes epistémicos) produjeron, producen y producirán cambios en la organización perceptual del espacio y el tiempo organizados electrónicamente, en la generación, procesamiento y consumo de la información. Esta nueva percepción de la realidad indudablemente trae aparejadas consecuencias en los procesos de la codificación de modelos del orden social, ruptura en el marco psíquico del pensamiento humano, redefinición de la subjetividad y los objetivos políticos de la sociedad.

    Como el orden de los factores no altera el producto no voy a escribir de lo más importante a lo menos importante. Voy a desplegar algunos puntos paradigmáticos a manera de croquis.

    Hay una causalidad recíproca entre la metamorfosis de los modos y medios de comunicación y la estructuración de la percepción tal como lo demuestran las conexiones entre el despliegue y el hundimiento de la oralidad en la constitución de la cultura clásica. Cada formación histórica ve y hace todo lo que puede, en función de sus condiciones de visibilidad, al igual que dice todo lo que puede en función de sus condiciones de enunciado. Los enunciados y las visibilidades son elementos bajo los cuales todas las ideas se formulan y los comportamientos se manifiestan en un momento determinado. A propósito de esto, me remonto en el tiempo para dar un ejemplo de percepción visual de la realidad, conocimiento y sociedad de control:

    Hace unos treinta mil años, en el interior de una caverna, ubicada en una formación caliza en la Francia Meridional, varios adolescentes temblaban en la oscuridad. Estaban esperando una iniciación al culto de los hacedores de herramientas. Las semanas de ayuno y abstinencia, las pruebas de silencio y sufrimiento, los rituales de toque de tambor, cantos y danzas estaban a punto de alcanzar el clímax. Un paleontólogo contemporáneo argumenta que las actividades en aquellas cavernas estaban estrechamente relacionadas con una serie de cambios que se producían en el pensamiento y la acción humanos y que continúan reverberando hoy en día. Las cavernas de Lascaux y otros lugares similares podrían ser sitios donde se llevaba a cabo el aprendizaje.

    Una vez al año, los candidatos que habían cumplido cierta edad eran llevados al interior de las cavernas, por un grupo de fabricantes de herramientas, chamanes y artistas cuyas actividades cambiaban el modo en que la raza humana trabajaba y vivía. Luego de recorrer pasillos oscuros, estrechos, laberínticos, profundos, se llegaba a cámaras especiales. Después de los cánticos, los mitos y textos susurrados, la oscuridad era rota por antorchas y lámparas dispuestas a intervalos estratégicos. Los jóvenes que estaban situados en posiciones predeterminadas con exactitud, veían de pronto figuras sobrenaturales que flotaban en el espacio delante de ellos: bisontes, pájaros, símbolos, figuras humanas que saltaban desde la oscuridad llenando su campo de visión.

    En este momento de miedo y temblor inducido audiovisualmente, se impartían los primeros secretos tecnológicos. La psique sensibilizada, de los iniciados se enmarcaba con secuencias elaboradas de visiones y sonidos. Los conocimientos, la información, eran grabados en los cerebros de nuestros ancestros con el acompañamiento de un espectáculo tridimensional de luz y sonido.

    En la época en que se crearon las pinturas rupestres, nació una nueva forma de vida. Se fueron produciendo cambios en casi todos los campos del entendimiento humano. Muchas de las pinturas de estas cavernas son figuras distorsionadas sobre protuberancias y depresiones naturales en la piedra caliza, a fin de que las representaciones tuvieran una apariencia tridimensional al ser vistas bajo una luz y un ángulo adecuados. Otras imágenes fueron talladas en la pared de modo que solo se vieran cuando se movía una luz que incidía en ellas desde un ángulo apropiado. Todo esto se podría deber a la intención de crear un "estado de conciencia alterado" para favorecer la impresión de información en la mente de nuestros ancestros, se llevaba a cabo el aprendizaje.

    El tema subyacente es la continuidad. El hoy es el resultado de la elaboración creciente y de escala mayor, de fuerzas liberadas ayer durante el paleolítico superior. La tarea de procesar y analizar la información es aún decisiva, y así es la tarea de la comunicación: crear símbolos más compactos, nuevos, imágenes más refinadas sobre las pantallas del tipo de televisión (TV, PC, etc.). La supervivencia sigue dependiendo del uso de todos los recursos, del arte y la ceremonia, así como de la tecnología, para construir sociedades "estables", organizadas a partir de una cantidad creciente de individuos ariscos e impredecibles que necesitan ser "disciplinados".

    El rápido desarrollo de las técnicas de gráfica computarizada es parte de la reconfiguración de las relaciones entre una observación subjetiva y modos de representación que invalidan definitivamente la mayoría de los significados culturalmente establecidos para los términos observador y representación. La difusión y la formalización de imágenes generadas por computadoras prometen la implantación omnipresente de "espacios" visuales fabricados. Pero espacios diametralmente distintos a los espacios miméticos como el cine la fotografía o la televisión.

    Las técnicas (realidad virtual, ideografía dinámica, hipertextos, resonancia magnética, holografía, sensores multiespectrales, etc.) para la producción de imágenes están relocalizando la visión, la percepción, en un plano separado del observador humano. A la vez, estas técnicas se están convirtiendo en los modelos dominantes de visualización, de acuerdo a los cuales funcionan los procesos de orden social y las instituciones.

    No es difícil darse cuenta que el Estado aplica estrategias y tácticas particulares de gobierno, para que los sujetos y las poblaciones adopten comportamientos deseados por el poder, a través de diferentes mecanismos. En realidad "dos grandes mecanismos que son la fuerza que actúa sobre los cuerpos" y la fuerza que ejerce sobre la población".

    Como uno de los paso necesario para la adopción de comportamientos por parte del sujeto las funciones del ojo humano están siendo suplantadas por prácticas en las cuales las imágenes visuales, ya no tienen ninguna referencia respecto de la posición de un observador en un mundo "real", ópticamente perceptible (Internet). Crecientemente la visibilidad está situada en un terreno cibernético y electromagnético, donde la abstracción visual y los elementos lingüísticos se entremezclan y coinciden, se consumen e intercambian en el ámbito global.

    Estamos ante un proceso por el cual el capitalismo desarraiga y hace móvil lo que esta fijo, despeja o destruye lo que impide la circulación, y hace intercambiable lo que es singular. Todo esto es lo que sucede en este proceso de modernización, donde el sujeto humano se constituye o se lo constituye de acuerdo a los nuevos acontecimientos, fuerzas e instituciones y regímenes de visibilidad. Las sociedades capitalistas controlan a la población por medio de la "gigantesca maquinaría de instituciones (familia, medios de comunicación, la escuela, centros de trabajo, clubes sociales y deportivos, partidos políticos, etc.) que encuadran a los individuos a lo largo de su existencia" y de acuerdo con practicas disciplinarias tendientes a ordenar, clasificar y constituir los cuerpos de los sujetos, sus posiciones y desplazamientos de los espacios íntimos, en los espacios privados y en los espacios públicos. Así como controlar la dimensión temporal de sus vidas.

    A comienzos del siglo XIX, una nueva serie de relaciones entre el cuerpo, por un lado, y las formas del poder institucional y discursivo, por el otro, redefinieron el campo perceptual del sujeto observador. El corte con los modelos clásicos de visión y de observador en este siglo fue mucho más que un simple cambio en la apariencia de las imágenes y obras de arte, o en los sistemas de convenciones representacionales. Este corte fue, mas bien inseparable de una masiva reorganización del conocimiento y las prácticas sociales que modificaron de múltiples maneras las capacidades productivas, deseantes y cognitivas del sujeto humano.

    La historia de la visión, como herramienta para la percepción de la realidad, depende mucho más que de un resumen de los cambios o variaciones en las practicas representacionales, depende del problemático fenómeno del observador. La visión y sus efectos son siempre inseparables de las posibilidades de un sujeto observador, cuyo cuerpo es a la vez un producto histórico y el asiento de ciertas prácticas, técnicas, instituciones y procedimientos de subjetivización.

    A través de las practicas comunicacionales las instituciones (y los medios de comunicación como parte de ellas) buscan "individuarnos según las exigencias del poder" y normalizarnos, es decir vincular a cada individuo a una identidad sabida, conocida, determinada.

    En este sentido, los placeres y rituales de la comunicación (en apariencia libres) están fuertemente codificados por el poder según "regímenes de visibilidad" y discursivos que prescriben lo que puede ser visto, dicho, leído o escuchado, lo deseable y lo indeseable, lo placentero y lo no placentero, lo que se puede hacer y lo que no por determinados sujetos en tiempos, espacios y situaciones socialmente definidas. Se habla sobre el ejercicio del poder de los medios a través de los discursos, de los contenidos de los mismos. Sin embargo el poder también se ejerce y constituye merced a practicas no discursivas, que actúan sobre los cuerpos de manera más sutil.

    "Nuestras sociedades disciplinarias pasan por categorías de poder que pueden definirse así: imponer una tarea cualquiera o producir un efecto útil, controlar una población cualquiera o gestionar la vida".

    Así, el establecimiento de una "normalidad" en la medicina, en psicología y en otros terrenos se tornó una parte esencial de la modernización del individuo según los requerimientos del poder institucional del siglo XIX, y fue a través de estas disciplinas que el sujeto, en un sentido se volvió visible. La discusión científica y filosófica de la visión, en el siglo XIX acumuló el conocimiento sobre el rol constitutivo del cuerpo en la aprehensión del mundo visible y a posteriori se descubrió la importancia que la eficiencia y la racionalización en muchas áreas de la actividad humana dependían de la información sobre las capacidades del ojo humano. El resultado de una óptica fisiológica fue el de exponer la idiosincracia del ojo "normal". Esto genero nuevas tecnologías para imponer una visión normativa sobre el observador.

    Los medios electrónicos de comunicación pueden ser considerados como disciplinadores (si se tiene en cuenta la noción de disciplina desarrollada por Foucault a partir del análisis del "Panóptico de Bentham" como modelo de las instituciones de encierro del siglo pasado) en la medida en que van transformando la definición de los espacios urbanos y se ha trastocado la división tradicional entre espacio público y espacio privado e incluso íntimo, gracias a la emergencia de las nuevas tecnologías de la información, la informática y todas las formas de comunicación a distancia y según las necesidades del gobierno de la población.

    La estandarización de la imaginería visual del S. XIX debe ser vista como un proceso de normalización y sujeción del observador. Los artefactos ópticos involucraron dispositivos de cuerpos en el espacio, regulaciones de actividad y despliegue de cuerpos individuales, lo que significó y normalizó al observador con sistemas rígidamente definidos de consumo visual.

    El poder busca tener la ubicación precisa de los individuos y una distribución de ellos en un espacio susceptible de ser analizado. El documento de identidad es en las sociedades contemporáneas, "condición de existencia". Los documentos de identidad y localización son regímenes de visibilidad, permiten saber quién es quién, cómo y dónde encontrar a cada sujeto, y de esa manera, vigilar o por lo menos predecir su conducta.

    En el contexto de la ciudad moderna, la casa, dominio de la institución familiar y espacio tradicionalmente privado, gracias al impacto de las nuevas tecnologías comunicativas, se ha ido metamorfoseando. El hogar fue objeto de invasión del poder público, quien interviene, en particular, a través de la televisión y la radio. Estos medios, en la vida cotidiana, reordenan los espacios y las actividades que en ellos se realizan. Producen una metamorfosis de poder – saber. Por mediación de ellos el poder individualiza a los sujetos y disciplina a los cuerpos.

    Así, también los medios de comunicación a distancia las actividades públicas a los espacios privados. El poder busca a través de los medios electrónicos restringir el contacto físico de los cuerpos, disminuir los desplazamientos, evitar aglomeraciones, hacer innecesario que la gente tenga que salir de sus casas (espacio de control de cuerpos en donde los sujetos se encuentran "encerrados" voluntariamente) y con ello impedir las situaciones de encuentro colectivo.

    Gracias a la comunicación mediada (teléfono, computadora, fax, etc.) el poder inscribe al individuo en el hogar ya que desde ahí el sujeto puede realizar las distintas actividades cotidianas de trabajo y diversión sin necesidad de desplazarse. La casa es una metáfora de la celda y la ciudad se convierte en la gran prisión controlada por la mirada del poder que se introduce vía la pantalla, en el centro mismo del espacio "íntimo" del hogar.

    La propaganda paranoica de los medios de comunicación, alientan a la población a permanecer en casa y evitar los "peligros" de la calle, las incomodidades de las concentraciones humanas y la convivencia colectiva, y las molestias del contacto con otros cuerpos. Los ciudadanos se convierten en individuos solitarios secuestrados en su propia casa y virtualmente observados por los padres, los maestros, los jefes, etc.

    Observare significa "confrontar la propia acción, consentir en", como cuando observamos reglas, códigos regulaciones y prácticas. Un observador es alguien que ve con una gama de posibilidades preescritas, alguien que está inmerso en un sistema de convenciones y limitaciones. Hablar de un observador es irreductible al sistema de las relaciones discursivas, sociales, tecnológicas e institucionales. No hay sujeto previo a este campo en continuo movimiento y transformación. Lo que cambia son las fuerzas heterogéneas y las reglas de composición del campo en el que la percepción ocurre. Y lo que determina la visión en cada momento histórico no es alguna estructura profunda, base económica o visión del mundo, sino el funcionamiento de un compuesto colectivo de partes dispersas sobre una única superficie social.

    El ojo electrónico nos mira virtualmente y frente a él hay que comportarse siempre "correctamente". Justamente la mecanización del poder estriba en que el sujeto se sabe vigilado sin necesidad de ver a quien lo vigila, de manera que el poder es introyectado por el sujeto hasta el punto de que "él que esta sometido a un campo de visibilidad, y lo sabe, reproduce por su cuenta las coacciones del poder; las hace jugar espontáneamente sobre sí mismo".

    Desde los ojos electrónicos que nos vigilan en el supermercado hasta la pantalla televisiva que nos acompaña en nuestro hogar (cocina, living, habitación), en la cotidianeidad, los medios electrónicos se constituyen en el entorno permanente de todas nuestras actividades, como presencia continua. Panóptico virtual que representa imaginariamente la mirada omnipresente del poder, la mirada del "Otro" como el ojo del vigilante del "Gran Hermano" en la novela 1984 de Owell. El efecto del poder del panóptico radica en que induce en el sujeto "un estado consciente y permanente de visibilidad que garantiza el funcionamiento automático del poder".

    Los medios de comunicación como instituciones del Estado, al inscribiese en el centro de la vida cotidiana de los sujetos, cumple la función de encuadre y organización de las rutinas diarias en su dimensión temporal.

    Para Baudrillard, la modernidad esta íntimamente ligada a la capacidad de los grupos y clases sociales recientemente llegados al poder para superar la exclusividad de los signos y para iniciar una proliferación de la demanda de los signos. Imitaciones, copias, falsificaciones, y las técnicas para producirlas fueron todos desafíos al monopolio y control aristocrático de los signos. La mímesis en este caso es una cuestión de poder social, un poder fundado en la capacidad de producir equivalencias.

    El tiempo libre y el tiempo de trabajo son dos momentos complementarios de la dimensión temporal de la vida de la población ajustada a las necesidades del aparato de producción. Por ello es necesario dinamizar el consumo, y ofrecer a la población nuevas formas de entretenimiento y organización del tiempo libre. El aparato de producción, los medios electrónicos de comunicación, la publicidad, la mercadotecnia, etc. se transformaron en una retícula de instituciones y dispositivos de fiscalización y control de la totalidad del tiempo vital del individuo.

    El tiempo libre del sujeto (encaminado al consumo, a la reproducción) es en el que los mecanismos y dispositivos de consumo y la publicidad ejercen un control general del tiempo encaminado a drenar la economía de la población y controlar la forma y el momento en que los sujetos utilizan su salario.

    La televisión y todos los equipamientos tecnológicos se privilegiaron un lugar en el espacio privado familiar e intimo. Constituyen un campo de visibilidad, de manera que la pantalla articulada al resto de medios de comunicación y rituales de consumo y de comunicación, sostiene la vida de los sujetos y organiza la rutina de sus actividades, en series, a lo largo del tiempo. Organizan la vida privada de los sujetos en el calendario de la vida nacional (fiestas, fechas patrias, días de la madre, del niño, del padre, del amigo, etc.).

    Tenemos así que todos los deseos, las formas de ver y de decir están codificadas por la cultura. La percepción se configura a través de la mirada y de los lenguajes de los otros.

    Todo es cuestión de interpretaciones, todo es cuestión de relaciones de poder y correlaciones de fuerza, solo hay maquinas deseantes y voluntad de poder, fuerzas productivas y relaciones de producción, han intentado convencer al mundo de que el conocimiento científico no es más digno ni más universal que un anuncio publicitario, o un ritual chamánico, de que la verdad de una palabra, de una imagen, de una representación solo reside en su eficacia práctica o en su rendimiento comercial y en definitiva, de que todo vale.

    "Por un lado cada estrato o formación histórica implica una distribución de lo visible y de lo articulable que actúa sobre la propia formación, por otro lado, de un estrato al otro hay una variación en la distribución porque la propia visibilidad cambia de estilo, en tanto los enunciados cambian ellos mismos su sistema".

    A modo de reflexión, la resistencia a esta configuración tecnocultural puede ampliarse para el observador crítico, y no mero resonador de los signos de los tiempos, hay que tener deseo en otro lugar que el socialmente sancionado, hay que sustraerse a la norma, tomar distancia frente a los signos naturalizados de la cultura visual, ser un "desadaptado", un insumiso, un desarraigado de los "valores" establecidos. Entonces la lucha por la subjetividad como derecho a la diferencia y derecho a la variación, a la metamorfosis es interminable, permanente.

    La televisión, los medios de comunicación en sí, y los equipamientos tecnológicos (cualesquiera sean) deben ser utilizados por los seres humanos, no depender de ellos y terminar alienados en la "comunicación impersonal" que genera incomunicación.

    La circulación y la recepción de toda la imaginería visual está tan estrechamente interrelacionada para mediados del siglo, que cualquier forma de representación visual ya no tiene, por sí sola, una identidad autónoma significativa. Los sentidos y los efectos de cada imagen son siempre adyacentes tanto a este ambiente sobrecargado y plurisensorial como al observador que lo habita. Lo que se inicia en las primeras décadas del siglo XIX, es un reposicionamiento del observador, que deja fuera las relaciones fijas de interior / exterior propuestas por la cámara oscura y se interna en un terreno en el cual la línea entre la sensación interna y signos externos se hace borrosa. Los imperativos de la modernización capitalista a la vez que demolieron el campo de la visión clásica, generaron técnicas de imponer la atención visual, racionalizar la sensación y organizar la percepción. Estas fueron las técnicas disciplinarias que obligaron a concebir al acto de ver como instrumental modificable y abstracto.

    Es importante considerar como parte de la imaginería al procesamiento de los datos personales, de los datos que tienen en su poder la policía, los departamentos administrativos y de seguridad. Como hecho anecdótico me gustaría señalar que de acuerdo Miguel Bonasso, en su libro Don Alfredo, expone que Yabran tenía un servicio de inteligencia que manejaba información (dataimagen) de más de un millón y medio de personas, que manejaba a través de todas sus empresas.

    Aplicada a la información personal, el incremento en la capacidad para procesar recuperar datos tiene implicaciones trascendentales para la vigilancia, pues la nueva mediación tecnológica de los datos y la construcción, comunicación y uso informatizado de los archivos con datos personales plantea una serie de cuestiones. Dicho se de paso y me parece relevante: en la última reforma de la constitución nacional se adoso un articulo, el 43 donde dice que "toda persona podrá interponer el recurso de hábeas data para tomar conocimiento de los datos a ella referidos y de su finalidad, que consten el registro o bancos de datos públicos, o los privados destinados a proveer informes, y en el caso de falsedad o discriminación, para exigir la supresión, rectificación, confidencialidad o actuación de aquellos. No podrá afectarse el secreto de las fuentes de información periodística."

    Cada vez es más fácil poder disponer de perfiles integrados de ciudadanos individuales. La capacidad de vigilancia aumenta gracias al uso de las nuevas tecnologías.

    2. Algunos datos sobre la percepción

    La percepción, como el vinculo vital de la conexión del hombre al mundo, incluye al sujeto como perceptor, al acto de percibir y el contenido de lo percibido. El sujeto humano perceptor visualiza al mundo como campo vivido, horizontal y este acto une al sujeto con lo percibido. Lo percibido, sus contenidos, que resultan del tal acto, afecta la influencia del sujeto en el mundo. Obtenemos así que la percepción es un todo reflexivo, integral que abarca, al perceptor, el acto de percibir y el contenido de lo percibido.

    La percepción como todo reflexivo e integral es el contexto inmanente y hermenéutico en el cual localizar todo contenido de pensamiento. Esta percepción está limitada por tres factores, a saber:

    • Los medios de comunicación que encuadran y facilitan la percepción.
    • La jerarquía de los sentidos, es decir, el oído, el tacto, el olfato, el gusto y la vista, que estructura el sujeto como perceptor encarnado.
    • Las presuposiciones epistémicas que ordenan el contenido de lo percibido.

    Estos tres factores están relacionados e interactúan. Este conjunto constituye un campo de percepción. Estudios recientes revelan que los medios de comunicación, la jerarquía de los sentidos y las presuposiciones epistémicas cambian con el correr del tiempo.

    3. Los medios de comunicación

    En este siglo proliferan los medios de comunicación, cada uno de los cuales se sucede y se sobrepone a los anteriores. Estos no solo transmiten la información sino que también la empacan y la filtran, cambiando así su significado.

    A la cultura se la puede concebir como oral, quirográfica, tipográfica o electrónica, según el soporte mediático que utilicen. Cada uno de estos tipos de cultura organiza y enmarca el conocimiento en forma distinta de los otros tres.

    Una cultura oral no tiene lenguaje escrito, por esta razón, no tiene registros, no posee textos. Aquí el habla cumple una combinación de funciones que la cultura tipográfica separara en compartimentos. En la cultura tipográfica el habla es comunicación, en tanto que el conocimiento se conserva no ya a través del habla sino de la prensa. En cambio en una cultura oral, sin registros escritos, el habla tiene que satisfacer obligatoriamente las dos funciones: la de conservar el conocimiento así como también la comunicación, ya que sólo en el acto del habla puede permanecer su conocimiento. Sin el apoyo de la imprenta, el habla en la cultura oral es ayudada por la memoria. El conocimiento en la cultura oral tiende a ser conservador, no especializado, y su contenido no es analítico sino formulaico.

    En el siglo XX, estamos ingresando en una cultura electrónica, una cultura de la comunicación basada en medios eléctricos y electrónicos, como el telégrafo, el teléfono, la radio, el cinematógrafo, el televisor, la videocasetera, el tocadiscos, el CD rom, DVD, la computadora, etc. Esta nueva cultura electrónica se está superponiendo a la antigua cultura tipográfica, sin desplazarla por completo. Está es una época de transición. El cambio se da en la comunicación por medio del "tipo" a la comunicación por medio del "bit".

    La lógica de la ciencia objetiva esta siendo desplazada por la lógica binaria – digital de las ciencias de las computadoras.

    4. La jerarquía de los sentidos

    Podemos decir que ninguno de los sentidos es completamente autónomo. Estos, en su conjunto, nos brindan la experiencia de la realidad. El oído se caracteriza por ser el más continuo y ponderante. La vista siempre va dirigida a lo que está enfrente, no demasiado lejos ni demasiado cerca, ya que de otra manera no se podría ver claramente. La vista es considerada el más noble de los sentidos. En cambio, el sonido es más sugestivo y más cercano que la vista. La vista siempre realiza la percepción de una superficie desde un ángulo especifico. La calidad del sonido es fundamentalmente más vital y conmovedora que la vista.

    De los cinco sentidos, el tacto es el más realista y más seguro. A lo que se ve u oye siempre se tiende a verificarlo y a esto se lo hace a través del tacto. El tacto da la seguridad de aquello que se ve u oye.

    A la realidad cotidiana la percibimos no sólo a través de la vista sino mediante una combinación de los cinco sentidos, que se verifican y se refuerzan unos a otros. Cada ser humano tiene una combinación ligeramente distinta de capacidad de percibir sensaciones, como así también una diferente experiencia de la realidad debido a la distinta combinación de los cinco sentidos.

    Los medios electrónicos extienden nuestros sentidos, han extendido y extrapolado la vista y el oído alterando nuestra realidad cotidiana.

    En la modernidad el cine y la televisión crearon una "realidad" basada en la visión y el sonido extendido sin ninguna referencia a los otros tres sentidos. Al hablar de fotografía, cine y televisión hablamos de mímesis. En la actualidad, a diario, el sujeto humano es bombardeado con estas nuevas imágenes visuales y auditivas.

    5. Los campos de la percepción

    Desde el aquí y el ahora, el hombre, enfoca el mundo como campo horizontal. La dimensión espacial entre aquí y ahora y la dimensión temporal entre ahora y entonces, son las coordenadas perceptuales que definen el marco de vida para el sujeto humano. Se caracteriza por ser un campo horizontal, ya que el sujeto lo enfoca perspectivamente, desde lo íntimo y familiar hasta lo distante y tipificado, con la intención de vivir. "En cada período la cultura de los mass media forja el acto de percibir; el sujeto queda delimitado por una diferente organización jerárquica de los sentidos, y el contenido de lo percibido lo ofrece un conjunto distinto de reglas".

    En la Edad Media, el campo de la percepción estaba conformado por una cultura oral-quirografica, una jerarquía de los sentidos que daba preferencia al oído y al tacto. El mundo de la Edad Media, perceptualmente no era centrado en sí mismo sino ilimitado. De acuerdo a su visión teocentrica.

    El campo perceptual en el renacimiento fue reconstituido por una cultura oral – quirográfica, una jerarquía de los sentidos que daba preferencia al oído y al tacto y al orden epistémico de la analogía.

    La percepción renacentista, fue reconstituida por una cultura de los medios de comunicación en transición, de la quirografía a la tipografía, aunque con la persistencia de la oralidad subyacente en el ámbito popular. Un cambio gradual en la jerarquía de los sentidos, de la preferencia por el oído y el tacto a la supremacía de la vista.

    En los siglos XVII y XVIII, un nuevo campo perceptual, constituido por la cultura tipográfica, la supremacía de la vista y el orden de la representación en el espacio se sobrepuso a los anteriores. Un campo no reflexivo, visual y cuantitativo.

    El campo perceptual en la sociedad burguesa estuvo conformado por una cultura de carácter tipográfica que se complemento con la revolución fotográfica y merced a ello, por una visualidad extendida. En cambio, el campo perceptual del siglo XX esta constituido por la cultura electrónica y por la extrapolación de vista y sonido. El contenido del conocimiento, es determinado por el campo de percepción.

    En la burguesía la principal característica de la percepción fue la linealidad. La supremacía visual y la razón objetiva, respaldadas por la cultura tipográfica, aislaron ciertos fenómenos percibidos como causa y otros como efecto.

    La revolución perceptual, de los años que van desde 1905 hasta 1915, metamorfoseo el campo burgués de la percepción. La linealidad visual fue característica principal de la percepción en la sociedad burguesa. Lo que surgió en su lugar fue la aceptación de diferentes relaciones perspectivas dentro de una sola disciplina. La multiperspectividad desembocó en un nuevo campo perceptual en el siglo XX para reflejar la estructura controlada de la sociedad burocrática de consumo controlado.

    El nuevo campo perceptual, de nuestro siglo, está constituido por una cultura electrónica, por la extrapolación del sonido y de la vista, y la sistematización sincrónica de oposiciones binarias y diferencias sin identidad. La revolución perceptual destruyó el campo ideal de una personalidad individual así como la causalidad freudiana del subconsciente ya no es viable, pues la persona contemporánea tiene mucho menos de personalidad integrada, mucho menos de interior. El campo de la percepción determina el contenido del conocimiento. Pero ese campo es, a su vez, determinado por la sociedad como totalidad, pues el conocimiento dentro de la totalidad es mucho más que una simple ideología o superestructura. Es la conciencia intencional dentro del campo perceptual. Pero los medios de comunicación, la jerarquía de los sentidos, y el orden epistémico que constituyen ese campo están determinados por la estructura de la totalidad.

    Una vuelta de tuerca más…

    Hasta aquí intente mostrar los modos y maneras de "ver" la "realidad", la dimensión que adquiere la percepción visual para nuestra cultura, y cómo quienes ostentan el poder utilizan la noción de disciplina desarrollada por Foucault a partir del análisis del "Panóptico de Bentham", como modelo de las instituciones de encierro del siglo pasado. La sociedad capitalista industrial, los medios electrónicos de comunicación, la publicidad, la mercadotecnia, etc. se transformaron en una "retícula" de instituciones y dispositivos de fiscalización y control de la totalidad del tiempo vital del individuo, para lo cual la visión desempeña un papel de fundamental importancia.

    La vista se aparece en un principio como un dato natural, como un dato continúo, el sentido de la vista esta implicado en una continuidad. Incluso si uno cierra los ojos, o al dormir, en las imágenes mentales o en los sueños, nuestro sentido de la "vista" sigue en funcionamiento. Se puede decir que nuestro estado normal de conciencia es de por sí una simulación hiperrealista. Nosotros construimos modelos (en nuestra "pantalla mental") del mundo en nuestra mente, usando los datos que provienen de los órganos de nuestros sentidos y las aptitudes de procesamiento de información de nuestro cerebro.

    Existe una obligación de ver no relacionada directamente con las tecnologías, que solo canalizan esta obligación. Para darle impulso a la obligación de ver son necesarias la fuerza de voluntad de ver (que depende de la subjetividad individual y en cierta medida constituye un mecanismo de defensa ante la imposición visual), la orientación de la mirada, un conjunto de creencias y costumbres sociales y una red de relaciones.

    La proporción y la cantidad de entrada auditiva y visual con respecto a la recepción / percepción dominante de la realidad fueron alteradas por la radio y por los teléfonos y luego vueltas a alterar por la televisión; nosotros vemos, oímos, aprehendemos y "nos enseñan", así el mundo de una forma diferente.

    Como lo adelantara Marshall McLuhan: "Los medios electrónicos alteran las proporciones entre los sentidos", pero, además, se podría agregar que "no existe una realidad absoluta, sino solo visiones o concepciones subjetivas, y en parte totalmente opuestas, de la realidad, de las que se supone ingenuamente que responden a la realidad "real", a la "verdadera" realidad".

    6. Bibliografía utilizada

    -Jonathan Crary, "La modernidad y la cuestión del observador", 1996.

    -Richard Lowe, "Historia de la percepción Burguesa".

    -Paul Watzlawick, ¿Es real la realidad?, Editorial Herder, Barcelona, 1989

    -David Lyon, "El ojo electrónico", Ed. Alianza Editorial.

    -Deleuze – Foucault, "Lo Visible y lo Invisible".

    -G. Deleuze, Foucault. Madrid, Paidós, 1987.

    -John Pfeiffer, The creative explosion, 1982.

    -M. Foucault, cuarta y quinta conferencia, en La verdad y las Formas Jurídicas, Gedisa, 11981.

    -M. C. de la Peza Casares, Medios de comunicación, gobierno de la población y sujetos.

    -Pardo, José Luis, Tiempo de subjetividad, Paidós.

    -Alejandro Piscitelli, Ciberculturas, Paidós.

    -Marshall MacLuhan, El medio es el masaje.

    -Virilo P. El complejo de los medios, en "El arte del Motor", Ed. Manantial, Bs. Aires, 1993.

    -Miguel Bonasso, "Don Alfredo" Ed Planeta, Buenos Aires, 1999.

    Palabras Clave: Visibilidad, visión, control, realidad, capitalismo, percepción, medios de comunicación, individuos, cultura, Imagen, panóptico.

    Categoría: Creo que puede incluirse en Estudios Sociales.

    Resumen:

    En este pretendo examinar la problemática de la percepción de la realidad a través de vista. Tratare de delinear cómo el sujeto hoy se encuentra ante una reconfiguración de los modos y medios de comunicación (instituciones de poder), una reestructuración de la percepción de la realidad y una metamorfosis cognitiva, de acuerdo a los cuales funcionan los procesos de orden social y las instituciones.

     

     

    Autor:

    Fernando G. Correafernancorrea[arroba]yahoo.com.ar

    Estudiante de Licenciatura en Comunicación Social Universidad Nacional del Comahue. Rio Negro