- Prefacio
- Resumen
- Arquitectura – ciudad, Un mismo escenario
- La ciudad imaginada
- La megaforma. El bunker urbano
- Todos contra el espacio público
- Bibliografía
"no importa quien habla, dijo alguien, no importa quien habla."
Beckett.
En el desarrollo de estas paginas me he dando cuenta lo simple que es escribir cuando se cree ciegamente en algo (este dista mucho de ser ese caso y las palabras se presentan con angustiosa letanía). La retórica del dogmatismo es una continua hilaridad de palabras y significados con un solo propósito, la sacralidad de su teoría, por eso se encuentran tantas páginas con ese objetivo.
Quien como yo, carece de convencimientos puntuales – mejor dicho, mi firme convencimiento es que no debo cegarme por una sola luz – se expone a no terminar nunca una pagina, ya que cada palabra escrita será desmembrada (para no decir "desconstruida") tratando de encontrar un seguro equivoco.
Este ensayo carece de una exposición sistemática, ya que sus bases quieren afianzarse en el fangoso terreno de la incertidumbre. Estas endebles bases son hostilizadas por ávidas preguntas, las cuales necesitan ser respondidas; pero reconocen la imposibilidad de alcanzar algún grado de veracidad, por estar expuestas a una rigurosa autocrítica, la cual lleva a una dolorosa conciencia de la incapacidad humana de conceptualizar lo real.
La implementación de un discurso superpuesto, entrecruzado; de una dialéctica constante con lo escrito y lo pensado (por escribir), muchas veces provocaran al lector juzgar – sin equivocarse – que quien ha escrito a caído en confusiones y olvidos.
Como ya es evidente, en estas austeras hojas solo se encontrara una forma de ver y sentir el ambiente urbano, la cual estará enfrentada a explicaciones o visiones cientificistas, es decir, en estas paginas solo se remarcara la absoluta equivocación de una postura dogmática, como las izadas y defendidas a fuerza del poder de una retórica cientificista.
"…las palabras de la arquitectura son fruto de una retórica falaz; prometen lo que no dan, proponen utopías, modelos de vida que son imposibles; la arquitectura es ahora cómplice de las fuerzas mistificadoras de la sociedad; en el capitalismo hay una intrínseca necesidad de recubrir la realidad de las cosas con discursos, llenos de trampas, añagazas, manipulaciones… ".
Para que las palabras de este trabajo no caigan en la ceguera de los oyentes de la arquitectura, como tampoco lleguen a ser cómplices de una obtusa ortodoxia arquitectónica, se expone claramente que la duda, el continuo cuestionamiento de lo existente como de lo escrito, estarán presente en cada párrafo de este texto.
Si bien este trabajo no pretende responder a una necesidad académica, debe hacerlo…
La característica de ensayo del presente texto me permitirá ramificar los cuestionamientos hacia sectores en los cuales el urbanismo es uno de los conjuntos teóricos que se superponen a la hora de imaginar – hacer la ciudad; esta malgama de conceptos y visiones conciernen a diferentes cuerpos teóricos pertenecientes a campos como la sociología, política, arte, etc.
La carencia de respuestas directas (pero si se encontraran respuestas tangenciales) a cuestionamientos tales como:
- El objeto de la disciplina urbanística.
- La finalidad de la disciplina urbanística.
- Relaciones entre la transformación de la ciudad y las ideas urbanísticas.
- La estructura física de la ciudad; definiciones y elementos componentes.
- Los componentes básicos del hecho urbano histórico: sitio, trazado, tejido y monumentos.
- Reconocimiento y análisis de los elementos espaciales y formales esenciales de la organización urbana
no deberá verse como una falta, ya que en forma mediocre (seguramente) se ha respondido a estas preguntas en el año académico, por el cual se a accedido a la instancia de promoción.
La intención del ensayo radicará en el esbozo de la decadencia de lo público y se desarrollara uno de los elementos potencializadores de este hecho; la megaforma se presentara como una condensación de diferentes síntomas que se perciben en la ciudad como en la sociedad. Así también se tocara en diversas partes el concepto de ciudad postmoderna, fragmentada; la cual constituye uno de los factores principales en el decaimiento de lo público.
La narración de las consecuencias producidas tanto sociales como urbanas por la implementación de este tipo de recursos podrá parecer creación de una mente perseguida por una teoría conspiracional, pero solo es producto de la absoluta subjetividad de una mente débil, pero ávida de respuestas.
Estos cuestionamientos recomienzan incesantes, ávidos de una respuesta que no llegara. Cual neurótico lleno de vacíos me desplazare en estas páginas.
Este será mi objetivo…
"He trabajado al azar de mi biblioteca."
J. L. Borges
En una situación global donde la imagen ha derrotado a la idea, los encargados de construir la ciudad, así como la formación de las personas, optan por lo vulgarmente popular; la actitud ética del pensador se ha derrumbado y en su lugar se ha erguido la bandera de "es lo que el público quiere". Otros más honestamente directamente dirán: el público solo quiere pan y circo y nosotros se lo brindamos.
Las metrópolis contemporáneas se ven beneficiadas por la imagen que les impregnan el simbolismo de las megaformas. La gran escala es un recurso urbanístico de condición híbrida, con el cual la ciudad se ha saturado de un gigantismo contagioso. La masa de ciudadanos necesita un lugar para congregarse y convivir socialmente, y este "atractor" civilizador permite al hombre urbano, miembro de la "multitud solitaria" satisfacer sus demandas de convivencia.
La contemporaneidad urbana es el resultado de una suma de factores cercanos a lo político manipulativo mas que una búsqueda del buen habitar.
El Movimiento Moderno, personificado por Le Corbusier, propone el uso de este recurso para la solución de la problemática de la vivienda en una ciudad roída por la industrialización. Esta ultima finalidad para la gran escala, si bien proveniente de un pensamiento dogmático, el cual no reconoce la particularidad al pensar en una respuesta universal, y ha mantener una posición moral respecto la praxis arquitectónica como la expuesta por Mies donde la "responsabilidad social" era una orden, una imposición, ha sido tal vez el único intento de la utilización de la gran escala con una finalidad no trivial y fundamentalmente la carencia de un discurso falaz.
A pesar de la aportación ideológica del M. M. y el Team X hacia el Urbanismo y la Arquitectura, la batalla para la implementación de la gran escala ha sido ganada por la futilidad, por la vacuidad de la imagen.
Los preceptos de Aldo Van Eyck han sido utilizados a la perfección, pero vaciados de contenido.
"…el espacio en la imagen del hombre es el lugar, y el tiempo en la imagen del hombre es la ocasión… proporcionad ese lugar, articulad esa ocasión…"
Como se ha llegado a esto es solo parte de una descripción histórica, sin embargo la pregunta contemporánea debe estar establecida con estricta critica en la función o no de las megaformas en la ciudad contemporánea. La preguntas deben exigir respuestas tales como si la megaforma es una estrategia adecuada para la potencialización urbana de la ciudad presente.
Con ese objetivo debemos reflexionar.
Arquitectura – Ciudad, un mismo escenario.
La arquitectura construye ciudad con cada ladrillo que se superpone, con cada pared levantada. Pero en la construcción de la ciudad, acaso solo se levantan formas, se construyen espacios, acaso espera la arquitectura que la sociedad llene el vacío delimitado por ella. Pues entonces esta arquitectura es un chiste, y como la arquitectura construye ciudad, la ciudad es una broma gigantesca.
Con esto no se intenta izar la bandera de que la arquitectura es la encargada de cambiar la sociedad, como creían los modernos, sino que la arquitectura esta obligada a dar algo más que meras formas sin contenido.
La arquitectura como la sociedad se contenta con meras formas sin significado, se enorgullece de "pieles morfológicas".
"Me inclino a creer que los hechos urbanos persistentes se identifican con los monumentos, y que los monumentos son persistentes en la ciudad y persisten físicamente. Esta persistencia viene dada por su valor constitutivo, por la historia y el arte, por el ser y la memoria."
Mas adelante hablaré tangencialmente sobre los "nuevos monumentos", pero es necesario destacar en esta parte de la monografía la diferencia y hasta la falta de respeto hacia las diferentes nociones de ciudad, como ha la descripción de sus componentes – que ha sido plasmada en una basta bibliografía – que se desarrolla en la ciudad contemporánea.
Dado que los monumentos de hoy no tienen persistencia por su valor constitutivo, por la historia ni el arte, mucho menos por el ser y la memoria, ya que estos espacios tienden a crear un lugar donde no exista la memoria, no se logre identificación alguna, procurando un anonimato totalmente contrario a la noción de ser. Estos nuevos monumentos son no lugares.
La unión de lo bello, lo apropiado y lo necesario. En el actual escenario de la ciudad esta oración no tiene cabida.
Un criterio de critica máxima, presupone una conciencia de formar parte de un momento histórico llevado a cabo en el presente, es decir, en un punto espacio-temporal. Si queremos analizar los escenarios actuales, se debe actuar en forma concisa en la evaluación de estos, sin buscar justificaciones, sino con cartesiana duda.
"El mundo global ya no es el mundo de los Estados sino el mundo de las ciudades, ciudades en competencia que se proponen como otras fronteras."
Estas ciudades que contienen acontecimientos, tendientes a –como dice Amendola- convertirse en "la ciudad acontecimiento", adquieren nuevos elementos que la capacitan para competir en un mejor grado, y las megaformas son un recurso del cual se sirve la ciudad para adquirir trascendencia en los imaginarios colectivos.
Es decir, la ciudad que contiene a un mall como el de Canadá aparecerá en el Guinness, y le permitirá ostentar con un titulo (tan necesario en la contemporaneidad) que la reconozca como mejor competidora ante el imaginario colectivo de los posibles consumidores, tanto locales como globales. Empero, se ponderan a priori las imagines y conceptos, pero se desprecian las consecuencias a posteriori, es decir, si el beneficio supera al costo, racionalmente no hay que argumentar nada mas. Los costos, las degradaciones de zonas, el desequilibrio espacial y situaciones urbanas ruinosas son olvidadas por el leve destello que produce la imagen, la cual oculta un vaciamiento cultural, económico, etc.
Estas nuevas ciudades, las cuales han ocupado el rol del estado en cuanto a la competencia transfronteriza interactúan de una forma dialéctica por medio de transacciones simbólicas, las cuales son constitutivas por imágenes (la mayoría fuera de contexto).
Este grupo de metrópolis que tienen la condición de ser cúmulo de una franja social, la cual tiene la posibilidad de visitar, invertir u influir de algún modo en la porción del globo que mas le atraiga; es blanco del ataque del simbolismo de la imagen con el fin de cargar con un buen concepto en el imaginario de este sector social global, para que de este modo sean objeto de sus deseos (de cualquier tipo).
El impacto en el imaginario colectivo que provoca el elemento arquitectónico ha sido un principio estructural en las diferentes culturas a lo largo de la historia. En el periodo cultural contemporáneo donde reina una globalizadora mentalidad de mercado, sin lugar a duda la megaforma es el mejor recurso para trascender imaginarios y acaparar la mayor cantidad de consumidores en un solo "bolsillo".
Esta mediática ciudad de la hiperrealidad y del imaginario necesita transmitir una atmósfera de seguridad y continuidad para permanecer siendo el centro de inversiones y visitas. Está tácitamente obligada a buscar este objetivo, el cual solo se puede lograr con una diferenciación espacial, donde un rico y basto sector sea objeto de miradas y disfrutes globales y otro sector (al mas grande) donde se acumula todo lo que ha sido rechazado del otro lado; podría decirse que es la cuna del pauperismo.
Las nuevas formas de segregación espacial, donde no se impide el ingreso en forma física pero existe una rigurosa barrera simbólica que filtra los que están capacitados para acceder a estos espacios ideales, donde la imaginación reina y establece distancias y muros que refuerzan las barreras físicas; son las que reinan y manipulan al recurso urbano de las megaformas.
En una ciudad que se vuelve más espesa al cargarse con sueños heterogéneos, donde en base a esta diversidad se establecen pautas firmes en cuanto a una dicotomía social por medio de una segregación espacial.
Estos sueños que varían en su profundidad, desde sacarse la lotería hasta tener un plato de puchero para el próximo día, se ven y se viven en la megaforma; aquellos pocos intrusos que logran entrar en estos filtrados espacios se toman unos minutos para mirar en las góndolas lo apetecible que se ven la mayoría de los comestibles que nunca probaron y nunca probaran (a menos que los roben) para luego retirase – con su escueto changuito – de una atmósfera en la cual se les hace muy difícil respirar; mientras que la "gente como uno", se toma horas para mirar todos los objetos del lugar – inútiles en lo profundo – (audio, video, fitnness, etc.).
En una ciudad que necesita competir y entrar en los imaginarios de un modo cargado de marketing, esta obligada a ocultar de la mesa esta bifrontalidad o al menos reconocerla como no conflictiva, para no espantar a la imagen con caóticos escenarios.
Shopinng mall, parques temáticos, espacios identificados por su gran escala son los que responden al imaginario – ideal (doblemente ficticio), por lo cual deben ser espacios regulados en cuanto a su receptividad social.
La segregación física instituida por estos "enclaves fortificados'', es exacerbada por cambios en los hábitos y rituales familiares, donde estas mudanzas apuntan únicamente a responder una necesidad global producto de un mercado; es decir, la ciudad y la sociedad se ha vuelto esclava del mercado, donde nada ni nadie importa, donde todos son un instrumento, un engranaje de la maquinaria capitalista y nadie puede ser.
¿No ha llegado entonces el momento de admitir, sin sentimentalismos, la desaparición de la ciudad tradicional y de preguntarse sobre lo que la ha sustituido, esto es, sobre la naturaleza de la urbanización y sobre la no-ciudad que parece haberse convertido en el destino de las sociedades occidentales avanzadas?
Si aun no he respondido la estructural pregunta de Choay, sostendré sin preámbulos que la ciudad tradicional hace tiempo que ha dejado de existir, tal vez su decaimiento comenzó junto con el olvido de la expresión del ser.
La académica definición de ciudad no tiene sostén en la realidad contemporánea más que en un marco políticamente retórico, donde la negación es fundamento estructural de la conformación de la imagen.
El búnker urbano
La ciudad contemporánea posee un elemento de características particulares, el cual, tanto por su magnitud escalar como por su importancia simbólica, hasta por su función, tiene una fuerte influencia a nivel urbano, regional, metropolitano y transfronterizo, dentro del imaginario colectivo como en la ciudad empírica.
Si bien dentro de esta distinción del elemento urbano "megaforma" existen diferentes grados de contraste se apuntara a describir la influencia que ejerce este atractor en la ciudad dentro de un orden estructural, en el cual todos los grados de contraste coinciden.
En nuestro contexto tercermundista las Megaformas se ven limitadas (algo positivo que se comienza a perder) a grandes cadenas de supermercados, shopping mall y algún elemento particular que entra dentro de esta caracterización.
Al igual que en el caso europeo estos atractores son implantados en la periferia de la ciudad, sin que esto presente un gran beneficio a nivel de construcción de ciudad. En Buenos Aires como en otras capitales latinoamericanas (Chile, Venezuela, etc.) algunos de estos elementos logran filtrarse hasta el centro de la ciudad (Galerías Pacifico) construyéndose en algunos espacios vacantes, como resemantizando construcciones existentes.
En nuestros casos donde la escala del edificio no se presenta en la magnitud escalar del Pompidou, ni del Domo del milenio, la característica de megaforma esta adquirida por la calidad de atractor de personas, es decir, el cúmulo de "espectadores" que puede albergar en comparación con otros contenedores mucho mas austeros.
Reconociendo la diferencia con el caso norteamericano donde las megaformas se encuentran diseminadas por todo el territorio dado la horizontalidad a que tienden las ciudades norteamericanas, donde "El shopping mall nace como una invención del mundo suburbano en cuanto sustituto de la ciudad para quienes vivían al margen de la propia ciudad. En los suburbios dormitorios donde no había nada de vida social, el mall constituía también la plaza, el espacio publico indispensable para crear comunidad."; es decir, en una sociedad donde la frialdad del condicionamiento es prácticamente absoluta este tipo de recursos urbanos es una necesidad; pero en el caso europeo, como en el nuestro (fruto de una raíz europea) la implementación de este recurso impulsa cambios sociales y espaciales con funestos finales.
Por su tamaño, estos objetos constituyen una nueva forma de monumento; este nuevo formato es inverso a aquel utilizado tradicionalmente, donde el monumento construye ciudad. Las megaformas inauguran nuevas relaciones entre lo construido-privado y lo construido-público, donde al igual que en los no lugares el visitante debe certificar que forma parte del sector que esta habilitado a permanecer en estos espacios.
Estos nuevos espacios "públicos" (en teoría) de la ciudad se rigen sobre la negación del principio de la accesibilidad horizontal, tradicionalmente considerado como principio estructural y formativo del espacio publico de la ciudad occidental.
En origen el concepto de megaforma es totalmente opuesto al que en estas paginas se encuentran esbozados, es decir, aquel comienzo en donde las Megaformas servían para dar solución a necesidades sociales tan profundas como es la vivienda (tal vez la mas primaria del ser humano) se ve hoy totalmente deformado para ser utilizado por también necesidades sociales, pero en absoluto profundas y de equivalencia a las pensadas por Le Corbusier.
El reconocimiento de diferentes gradientes en el concepto se presenta engorroso, ya que el estudio de cada caso necesita de un análisis espacio – temporal; es decir, toda megaforma se encuentra implantada en un territorio físico con características particulares así como en un tiempo, el cual relativaza definiciones duras.
Por esto me limitare a esbozar los "tipos" de megaforma que encontramos en nuestro contexto.
Aeropuertos, shopinng mall, acaso forman parte de un mismo grupo? Seguramente que no lo hacen, las características que los diferencias son muchas, sin embargo se debe reconocer que en ambos casos estamos hablando de no lugares. Me inclinare por desarrollar los que en nuestro contexto se reproducen poco a poco, que son los shopinng mall, en los cuales se pueden incluir a los hipermercados.
Tratando de no caer en un razonamiento inductivo me negare a generalizar aspectos concernientes a un análisis espacio – temporal; sin embargo, remarcare aquí como en todo el trabajo, la estructural significación de la megaforma (el común denominador) como elemento que responde a necesidades de consumo, y por lo tanto es el resultado de requerimientos sociales sin ningún tipo de profundidad ontológica. Si bien no cabe duda que este es un argumento influenciado por el marxismo, sostendré que mi interés en él solo se encuentra en la búsqueda de una igualdad mucho mas humana a la que debemos soportar. Esta igualdad se plasmaría en la ciudad encontrando un equilibrio espacial.
El concepto de megaforma aquí trabajado es un síntoma social de la contemporaneidad, es decir, así como el cuerpo humano desarrolla síntomas ante las enfermedades contraídas, los cuales en forma visible pueden ser manchas, segregaciones, pústulas y demás; la sociedad desarrolla a través de la arquitectura y el urbanismo síntomas de enfermedad tangibles en la ciudad tales como las la fragmentación postmoderna, el desequilibrio espacial, la megaforma, y muchos mas.
Si bien seria de absoluta ignorancia no reconocer los beneficios que conlleva estos recursos urbanos en contextos tales como el de Canadá, Finlandia, donde los factores climáticos imposibilitan un desarrollo social en lugares desprovistos de ciertas necesidades básicas para el sustento humano; me limitare a describir aspectos estructurales (como ya he comenzado a hacerlo).
Estos edificios gigantes, adaptables, multifunciónales y son capaces de cubrir la mayor parte de las funciones de una ciudad, ocupan una posición intermedia entre el edificio y la ciudad; donde su característica de hibridez no continua en la finalidad de estos edificios, ya que esta absolutamente definida.
La megaforma es indudablemente anti-urbana, compite con la ciudad quitándole protagonismo a esta y sirviéndose de esta hasta absorber todo tipo de sociavilización del espacio publico de la ciudad.
La implantación de estos edificios esta dada según un estratégico plan de ventas, para el beneficio de capitales privados y no desde un beneficio hacia la ciudad.
La mayor acumulación de personas presupone una mayor magnitud de flujo económico, es decir, un mayor rédito monetario. Esto es el mero objetivo de esta híbrida estructura; este gigantesco objeto modificara la ciudad en modo sustancial, es decir, en aquellas que funcionan como acumuladores de personas producen un vacío en otras partes de la ciudad. Los flujos de transito se ven modificados trayendo con esto problemas a la ciudad, pero eso esta moralmente claro, es un problema únicamente de la ciudad, donde la iniciativa privada no debe inmiscuirse, esta solo se sirve de la ciudad para la producción de capital (en el caso de empresas multinacionales provocan un vaciamiento del capital económico liquido), pero no colabora en la "producción de ciudad" en un modo cualitativo.
Sola Morales dice que el empirismo se nutre de las concepciones del Movimiento Moderno para la arquitectura y la ciudad, pero introduce limitaciones claras en la exaltación de lo colectivo a favor de lo individual, sin duda la megaforma actual (diferenciada a la del MM) se encuentra muy distanciada de este empirismo, se encuentra enmarcada en una pragmática económica totalmente despersonalizada.
El "orgman" es el hombre organizado; poseedor de un carácter "dirigido desde afuera", formado por impulsos condicionados socialmente, y que mejor lugar para reunirlos, manejarlos, que un no – lugar. Un espacio donde no se sientan identificados interiormente, donde sea terreno social neutro, pero propiedad de lo trivial, propiedad de los condicionadores. La ilusión es tal que nos hace olvidarnos del carácter comercial de estos ambientes oníricos y las condiciones de sujetos manipulados que asumimos en su interior.
Ya que consideraré a la megaforma como un no lugar expondré este concepto como la a definido Marc Augé: "El lugar simboliza la relación de cada uno de sus ocupantes consigo mismo, con los demás ocupantes y con su historia común. El no lugar es un espacio en el que ni la identidad, ni la relación ni la historia están simbolizadas."
Borges decía que hay verdades tan absolutas que solo basta con abrir los ojos para reconocerlas; este seria un caso muy claro donde el espacio se apropia del concepto con fuerza extrema, y no le importa negarlo, sino que lo remarca como un objetivo proyectual a nivel global.
Observemos los casos donde firmas multinacionales resuelven al objeto arquitectónico con un mismo lenguaje, respondiendo a una misma funcionalidad, sin importar el lugar donde se encuentre implantado dicho objeto. El visitante (cliente) no se encuentra en su casa, pero tampoco se encuentra en la casa de otros.
Este espacio de ficción estructurado y separado de lo cotidiano puede estar ubicado en cualquier ciudad del mundo, filtrado en cualquier cultura, absorbiendo futuro pero dando presente, dando instantes. Según Borges "…el hombre vive en el tiempo, en la sucesión, y el mágico animal, en la actualidad, en la eternidad del instante." Pues parecemos animales dentro de gigantescos espacios, donde solo vivimos en la eternidad de ese instante en que disfrutamos las comodidades y lujos de estos lugares; satisfacemos no tanto a las necesidades sino a nuestros deseos.
Los rostros se perciben iluminados (y no por todas las luces del lugar), rozagantes de placer al ver tantos objetos bellos que la mayoría no puede alcanzar y a la otra mayoría de nada sirven, pero los autómatas se ven infinitamente atraídos por el brillo de los objetos.
Las personas se mueven en una suspensión no solo física sino también psicológica y del juicio; esta suspensión del tiempo y del espacio, produce un distanciamiento del clima e incluso de la realidad.
…que edificios gigantescos, y todo lo que tienen adentro! Cuanta gente! Cuanto lugar para estacionar! Que cómodo es hacer todo lo que uno necesita en un solo lugar, acá siempre esta lindo, viste…, con el calor que hace afuera…te dan ganas de quedarte todo el día…, viste viejo…
Son una ciudad en la ciudad, artificial y deslocalizada, protegida y acondicionada. Estos "nuevos monumentos" están destinados a un segmento particular de la población, el cual debe ser un grupo homogéneo y filtrado de la ciudad (suciedad).
Amendola sostiene que: "El objetivo proyectual, la sociabilidad, se alcanzan también y sobre todo gracias a una subrayada atmósfera de seguridad."; en realidad, la socializad que se crea en estos espacios es únicamente en los patios de comida, que conforman 1/3 del edificio; entonces es lo mismo sostener que lo que crea sociabilidad es el consumo, es decir, es lo que mantiene unida a la sociedad. Este podría ser el factor por el cual las diferentes sociedades se ven expuestas a acontecimientos horrorosos.
La imposibilidad de "consumo" de una mayoría creciente en forma abrumadora posibilita que este tejido social se vaya desfigurando y que no exista ningún tipo de "unión". Pero sin duda Amendola esta en lo cierto, cuan agradable es estar en un patio de comidas de un shopping mall, saciando apetitos ficticios sin que ningún niño nos moleste con sus odiosas estampitas.
En esta ciudadela fortificada dentro de la ciudad se vive un exceso de signos, de culturas, de opciones. Quienes se atreven a pasar los filtros sociales e ingresar a estos espacios no solo quedan expuestos a la mirada de los que se sienten con derecho propio del lugar, sino que experimentan la angustia y la desesperación de quienes están en la imposibilidad de escoger. Quien ingresa a esta isla mágica en la ciudad real con sus vestimentas reales, sabemos que no volverá.
Aquellos nuevos atractores que son creados en el centro de la ciudad se convierten en monumentos a la nueva demanda de ciudad; una puerta de entrada al vacío en plena calle Florida. La ciudad se presenta disimulada, como un gran escenario urbano, donde el protagonista son las Galerías Pacifico.
"El hombre, tanto como por necesidad como por hastío desea existir en sociedad y gregariamente."
En estos espacios se puede llevar este precepto a su máxima potencia, es decir nuestras mas profundas () necesidades se hallaran satisfechas aquí.
La construcción del no lugar como una "regresión infantil", es sin duda el objetivo de los arquitectos encargados de estos lugares. Juegos, luces, aromas, todos los recursos fenoménicos los implementaremos en este gran espacio y dejemos que los niños vengan a el.
Todos contra el espacio público
Comencemos a tratar de construir el concepto de espacio público que se trabaja en esta monografía.
Sin lugar a duda el libre acceso es la condición fundamental de la cual es portadora un espacio para que se jacte de la condición de publico. El Ágora de los griegos es la raíz de toda sociavilizacion (en la cultura occidental) y por ende nuestro obligado referente.
La horizontalidad en cuanto a jerarquías sociales es otro fundamento para acceder al concepto de lo público. Este es el espacio donde los ideales democráticos son izados y defendidos.
Alejándonos de lo teórico y comenzando a transitar el espacio empírico nos damos cuenta cuan numerosos son los ejemplos que demuestran la escasa jerarquía de los espacios públicos que se mantienen en la ciudad actualmente. Estos son bienes urbanos que hemos heredado, pero no hemos sustentado cualitativamente. Tampoco hemos incrementado la cantidad de espacio publico en la ciudad, solo se ha "dejado" lo que existía.
El vaciamiento de los bienes del Estado no solo es tangible en cuanto a valor económico, sino que llega a todas las personas que comparten un territorio en la pérdida de espacio público. Dado el costo en mantenimiento que tiene lo publico y la deficiencia en el control de los organismos estatales (esta es causa fundamental), lo privado o (en teoría) semi publico se presenta como el camino mas racional para concretar espacios de cierta calidad.
Estos espacios se presentan hasta en la forma de cementerios (privados por supuesto) donde se accede al descanso eterno en paz y armonía en un lugar que permite estas características, mientras en los cementerios municipales (públicos) el descanso no esta garantizado por estar cimentado en un lugar en extremo degradado y conflictivo. Con este ejemplo poco ortodoxo por cierto, se muestra un escenario donde lo publico solo pasa ha ser "privilegio" de los excluidos.
Cuando se comenzó a desintegrar el espacio publico mas usado? Por que?
Las calles se han vaciado y se formo otra ciudad echa expresamente para el consumo y en un escenario global absolutamente manejado por una cultura consumista, donde hasta la ociosa contemplación se da prácticamente en estos tipos de espacios, esta nueva ciudad va devorando el concepto de ciudad tradicional, va empujando a la ciudad a su fin.
En palabras de Amendola: "El shopping mall es la calle de la nueva aldea global". Ese mismo shopping mall – megaforma, que nos da trascendencia a nivel translocal conspira para la erradicación de la ciudad tradicional, de lo verdaderamente libre y publico. Por esta marcada raíz segregacionista estos puntos son portadores de un virus terriblemente contaminante, cada uno de estos grandes espacios son centro de indignación social.
La muerte de la calle se percibe a cada instante, la violencia que descargan los marginados en el único lugar donde gozan de cierto grado de libertad, ya que tienen vedado el paso a ciertas áreas urbanas y ciertos espacios en teoría públicos, llevan a la sociedad participe del sistema a utilizar la calle como una vía de circulación, la cual debe permitir el paso mas rápido posible, para salir de la exposición al peligro, a la incomodidad de lo natural, a la realidad de mas de 3000 años del pensamiento Occidental; para alojarnos en el seno de lo artificialmente seguro, lo virtualmente beatico.
Una cultura de la protección sobrevigilada se alía con nuevas reglas de distinción para privatizar espacios públicos y separar más abruptamente que en el pasado a los sectores sociales. El imaginario se vuelve hacia el interior, rechaza la calle, fija normas cada vez más rígidas de inclusión y exclusión. El espacio público de las calles queda como espacio abandonado, síntoma de la desurbanización y del olvido de los ideales modernos de apertura, igualdad y comunidad; en vez de la universalidad de derechos, la separación entre sectores diferentes, inconciliables, que quieren dejar de ser visibles y de ver a los otros.
Quien atenta contra el espacio publico no es obviamente el objeto arquitectónico, sino es la misma sociedad quien en sus movimientos va creando nuevas formas de desarrollo – muchas veces consideradas diversidad de consumo – nuevas formas de sufrimiento; y manipula a la arquitectura hasta perder todo fundamento ético, el cual alguna vez se busco y respeto como principio epistémico del pensamiento arquitectónico.
"La mutación de la ciudad no es solo estructural sino que es en primer lugar cultural."
"Lo que se ha producido en el curso de algo más de un siglo no es una trivial evolución sino una mutación"; esta ha deformado la ciudad, ha borrado sus limites y significados; la kafkiana metamorfosis empujada por nosotros (nosotros ciudadanos y nosotros arquitectos) quienes hemos manipulado lo instrumentos que han contribuido a la destrucción de la ciudad tradicional, a llevado a considerar a algunos que el fin de la ciudad hace tiempo forma parte del mismo significante.
El espacio publico es historia viva, este deja percibir fácilmente las cicatrices que ha dejado el tiempo en la ciudad, nos muestra a cada paso lo que fuimos, lo que tuvimos que sobrevivir para poder existir hoy. La incansable sobre escritura de la ciudad, que lleva a un palimpsesto complejo de descifrar, siempre es bondadosa con quien la lee, siempre trae recuerdos de amigos, familiares, del pasado, recuerdos de quien fuimos y quien quisimos ser, nostálgicos recuerdos donde nuestras esperanzas hoy se han transformado en desilusión. Por que nos quieren quitar el dolor del recordar, porque dejamos que nos desensibilicen y porque somos cómplices (arquitectos) de quienes sus egoístas intereses pasan por la acumulación de capital a costa del infortunio de una cada vez mas creciente capa social, inclusive la escasez de nuestro trabajo se debe estructuralmente a este tipo de barbaridades económicas a las que están expuestas las sociedades tercermundistas.
Diferentes autores se enfrentan tangencialmente con cuestionamientos de esta índole, empero, las respuestas se ven obstruidas por una retórica academicista, la cual no deja ninguna respuesta clara, sino que solo provoca mas interrogantes que los cuales dieron comienzo al proceso retórico.
Sola Morales nos dice que en torno a los nuevos generadores de actividad urbana la ciudad parece hacerse plástica y moldeable.
Mi parecer es que entorno a estos lugares la ciudad se hace frágil y quebradiza; ya que estos "productores urbanos" solo contribuyen a fragmentar la ciudad y sembrar resentimientos sociales. Si bien se debe reconocer que estos contenedores reivindicarían la periferia y que su implantación en está es producto de una lógica "protectora" de la trama urbana, distan mucho de ser elementos primarios de la jerarquía que estos tenían tradicionalmente.
Si bien en un análisis superficial parecen responder al significado de elemento primario, es decir, aquellos elementos que potencializan la actividad urbana; en un análisis profundo nos encontramos que su misma característica de elemento autónomo autosustentable deja de lado la noción de dialéctica urbana, ya que solo es un recurso retórico, que como tal se vale de si mismo y para si. Esa misma actividad que produce, la hace para alimentarse, no para alimentar a la ciudad.
Estos edificios autosustentables, no necesitan de la ciudad, solo de sus habitantes, no le interesan las condiciones de la ciudad, solo le incumben las condiciones que le impondrá la ciudad para producción un máximo de reditúo económico.
Esta es la lógica del objeto autónomo a la cual la ciudad debe adaptarse en forma obligatoria, por que sino lo hace, es amenazada simbólicamente con la muy odiada falta de modernidad.
Franco Purini expresa que pensar que la realidad es solo un mercado es un mero conformismo, en el cual cualquier operación urbana encuentra su propio fundamento solo por el hecho de responder a procesos de naturaleza esencialmente económica.
No debemos conformarnos con la obtusa realidad-mercado, como tampoco podemos justificar las operaciones urbanas desde este punto de vista, la realidad en la cual el mercado es quien posibilita la implementación de políticas urbanas particulares se debe a que no existe una política urbana éticamente correcta orientada hacia la búsqueda de un equilibrio espacial de la ciudad; y por ende una mas acertada y humana nivelación social.
"Una ciudad bifronte: benéfica según algunos, efigie del progreso y de la belleza, fermento de vida social incluso en el anonimato de la multitud; maléfico según otros sinónimos de caos de perversión de una indigencia". Esta cita expresa claramente la lectura contemporánea de lo privado, y lo publico y como la preferencia social se inclina hacia un sector caracterizado por lo privado, por la obtención de beneficios (privilegios), los cuales le permiten una vida que oculta la angustiosa realidad.
En escenarios como los de Norteamérica y Europa, esta patética (a mi juicio) cerrazón es posible llevarla adelante ya que las condiciones económicas sociales lo permiten. Pero en escenarios tercermundistas como es nuestro caso, donde la creciente declinación económica nos impide que los sectores sociales se mantengan en un lugar; la realidad es totalmente diferente a la anterior, ya que día a día sectores que antes podían acceder a beneficios sociales, se ven impedidos de un momento a otro a seguir disfrutando de los privilegios brindados por los entes privados.
La arquitectura como el urbanismo se ha visto imposibilitada de remarcar aspectos que atañen a su competencia y para los cuales trabaja; sin embargo han sido remarcados con horrorosa veracidad por diferentes medios artísticos; su base perceptiva esta fundamentada en lo sensible, por eso le permite observar y vivir la realidad de un modo donde la entropía urbana potencia los sentidos, posibilitando la percepción de los diferentes estratos de lo urbano.
En cambio en la dureza de las pretensiones cientificistas de la arquitectura como del urbanismo, con sus "tipos" legados años tras años en el limitado pensamiento académico, la ciudad se vuelve abstracta, insensible, irreal; nunca cobra vida y por ende todas las intervenciones provenientes de este pensamiento serán inanimadas y desechables, pero significativamente son en el mayor de los casos las propuestas que alcanzan la opción de ser construidas
Hay partes de la urbe que se vuelven invisibles cuando la ciudad comunicacional comienza a prevalecer sobre la ciudad transitada, estas partes negadas al reconocimiento de las personas que han tratado de fugarse del espacio publico por antonomasia – la calle – y que tienen la oportunidad (temporal aunque ellos no lo reconozcan) de escapar de lo vulgar que significa para el escueto imaginario de un mediocre e egoísta burgués el concepto de "publico" (baño publico, colegio publico, etc.); se vuelven transparentes para ellos las personas que habitan en los espacio que ellos solo transitan – lo mas fugazmente posible –, tomando corporeidad únicamente cuando estas personas se presentan en forma de amenaza contra su modo de vida.
Las ciudades no se hacen sólo para habitarlas, sino también para atravesar su espacio; si bien esta ciudad postmoderna compuesta por una conjunto de partes conectada por redes propone un atravesamiento del espacio de la ciudad para llegar de un fragmento a otro que componen la urbe contemporánea, este transito no significa un habitar, no significa un disfrutar de la vida social que en algún momento fueron características de la ciudades como nuestra Buenos Aires.
Hay algo inquietante, algo singular, esta realidad aquí descrita no es el producto de una débil mente anhelante de criterios románticos, sino es producto de la escueta narración que puede lograr un frágil intelecto a la hora de comprender razones.
Volver a socializar la calle, tal vez esto ya sea parte de una futura utopía, así como de un alado recuerdo.
Es de reconocida inteligencia quien piensa que no hay certeza absoluta, que los paradigmas dogmáticos son cerrados e inútiles; pero esto no significa que no haya ideas, fundamentos teóricos sustentables, que no haya critica analítica, que no se pueda crear algo certero, algo útil, algo que no sea solo una mera piel, un mero significante.
Estos son los escenarios en los que la arquitectura se hace física, son los escenarios superficiales, vacuos, creando una arquitectura de las mismas características. Son pocos los arquitectos que han podido resistir el condicionamiento y en forma conciente proponen una utilidad potencializadora de estas situaciones para lograr una arquitectura consciente y con una utilidad mas profunda que la perceptiva. La comunicación fenomenológica no significa solo la estimulación de la percepción, sino poner lo percibido en síntesis con lo racional, de esta forma se logra una superación del hombre y por ende de la arquitectura, de la sociedad.
Remarcando que todo argumento es una incitación a la duda (para una persona despierta), pero hay un momento en el cual se necesita participación, se necesita cierto develamiento de la duda, la aproximación a una certeza, una decisión. Tenemos que decidir que es lo que queremos hacer con nuestras ciudades, con nuestras sociedades.
La arquitectura necesita una posición tomada, el objeto arquitectónico carece de lo permisible de la teoría, dado que su fin es ser un objeto físico. Debemos no solo actuar en los escenarios de la contemporaneidad, sino construir, crear, para su utilidad; no solo formas, sino una síntesis de estas con los contenidos. No solo representaciones culturales, sino signos, los cuales posean un significante y un significado, una forma y un contenido.
La gente está tan fascinada con el entretenimiento de masas, que difícilmente puede pensar en otro nivel. La responsabilidad del arquitecto – urbanista en estos nuevos escenarios es demostrar ¿por qué va uno (el normal de la gente, así como nosotros, los estudiantes de arquitectura que caemos en los mismos errores banales, de los que no poseen los conocimientos que se supone somos portadores) a querer otra cosa que no sean el entretenimiento masivo o las pieles morfológicas?
Estamos ufanos de estímulos inútiles, cuentos, símbolos de trivialidad; sin embargo las necesidades ontológicas se encuentran pálidas, insatisfechas, agónicas; en un modo tan profundo que se ha confundido la ontología con un programa de televisión.
En los nuevos escenarios lo ontológico cubre el campo de lo fútil y ordinario, abarca las formas, desprecia el ser; sin duda este es el común en todos los escenarios posibles.
Sin una política urbana no puede existir urbanismo. La relación del Urbanismo – Política talvez sea mas fuerte que la del Urbanismo – Arquitectura. Es decir, sin una política urbana solo existen trabajos urbanísticos de orden académico, sometidos a los limites tan tangibles de este campo. Como algunos autores expresan "hacer Arquitectura es hacer Ciudad", cabe plantearse si algún tipo de arquitectura no complota contra la ciudad, y tiende a destruirla empujándola hacia el fin de la ciudad, un fin el cual demuestra una profunda mutación (y no una evolución) de la sociedad y de su forma de hacer ciudad.
Los cambios en las formas y repertorios figurativos no son producto de una simple mutación del gesto sino el resultado de cambios epistemológicos que afectan a la cultura del momento y por extensión también a la arquitectura.
En este escenario donde los emprendimientos privados, donde los malls, etc. no pretenden formar parte de la ciudad sino competir con ella, he intentar reemplazarla, acaso no le concierne al estado la protección de la ciudad, la intención de lograr una equilibrada distribución del espacio?
En nuestro contexto observamos como vías circulatorias son cambiadas de sentido, grandes parcelas de terrenos estatales son prácticamente regaladas para la construcción de "estos edificios", sin tener en cuenta el costo-beneficio para la ciudad; sin medir cuales serán las Dificultades, Amenazas y Fortalezas, Oportunidades que este elemento autónomo le planteara a la ciudad.
Todo apunta a un trabajo en conjunto de parte de las empresas privadas y una sociedad con un grado profundo de anomia para que la ciudad llegue a su fin; tal vez para que la sociedad llegue a su fin, o se pueda conservar un solo sector, aquel que tiene los mismos sueños, esos sueños caracterizados por la futilidad de sus contenidos, esos sueños cargados de ortodoxia, cargados de alineación.
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JAVIER VALENZUELA
Trabajo propuesto por la cátedra de Urbanismo I
Universidad Nacional del Litoral
Facultad de Arquitectura y Urbanismo
2003