- A manera de introducción
- Tesis central
- La crisis no es única, ni aleatoria ni sectorial
- Los orígenes de la crisis
- El Modelo neoliberal y la política monetarista
- La globalización financiera: características y efectos
- Los efectos desastrosos no se han hecho esperar
A manera de introducción
Cuando el 14 de Marzo de 2007, se supo que el número de impagos en el sector financiero de los Estados Unidos se elevaba a 6 millones de usuarios o contratos y un valor de 600 mil millones, de dólares, una cohorte académica y política defensores del neoliberalismo y otro grupo amplio de estudiosos de esta disciplina entraron a sospechar que algo andaba mal en ese sector.
Un mes más tarde, es decir en el mes de abril del 2007, el New Century Financial suspende pagos, el Citigroup, reconoce pérdidas por 5 mil millones de pérdidas y en julio, quiebran dos fondos de inversión del Banco Bear Steam. A comienzos del mes de agosto, de ese mismo año, los bancos de Estados Unidos endurecen los requisitos para conceder préstamos, tras comprobar que 70 firmas hipotecarias de ese país están en bancarrota. A esto se sumaba la declaratoria de suspensión de pagos de 10 bancos y el inicio de investigación de la Comisión de Valores de Estados Unidos a los estados financieros de las firmas de Wall Street: Goldman Sachs, Merrill Linch y Bear Steam. El 8 de agosto de 2007, las bolsas de todo el mundo protagonizaron fuertes caídas en sus valores cotizados, haciéndose entonces visible una crisis en los mercados financieros globales que venía larvándose desde hacía tiempo. El 2007 se cierra con un acuerdo entre el FED y el BCE y los bancos centrales de Inglaterra, Suiza y Canadá para adoptar un plan para afrontar la liquidez.
Los acontecimientos del 2008, como ya se sabe, giraron en torno a la declaratoria de cuantiosas pérdidas y con la quiebra de innumerables bancos e instituciones hipotecarias, además de las fusiones, adquisiciones y el salvamento de otros tantos establecimientos con dinero público. Estos hechos, agudizaron la preocupación y la angustia del sector financiero y de otros sectores de la economía y de los trabajadores. No hay dudas que fue otro septiembre negro del 2008 para el capitalismo.
Una rápida mirada a lo sucedido, da cuenta que el problema radicaba en que pleno fragor del auge inmobiliario se había generado un nuevo negocio en la emisión de títulos «suprime», que consistía en prestar a las familias más humildes, las que quedaban por debajo de la puntuación «óptima» que establecían los bancos, a cambio de un mayor interés. A su vez, la entidad acreedora transformaba las hipotecas en títulos que ponía a la venta en los mercados financieros internos e internacionales, con un rendimiento alto que compensase riesgo. Y realmente eran muy rentables. Esta especie de pirámide financiera funcionaba mientras los precios de la vivienda siguieran subiendo pues, en teoría, el hipotecado siempre podría vender la vivienda por más de lo que le costó y cancelar el préstamo.
Los compradores aceptaron pagar sólo intereses durante los primeros años de su hipoteca, sin tomar en cuenta que los intereses estaban subiendo. Para colmo de males, las hipotecas de alto riesgo no tienen interés fijo, sino variable. Esto, como ya se sabe, se convirtió en una pesadilla para el comprador, al tener que pagar unos intereses cada vez más altos, por la variación de los intereses, hasta que la cadena no resistió más. Sólo en California, el escandaloso aumento de las ejecuciones hipotecarias (foreclosures) fue 360 por ciento entre mayo de 2006 y mayo de 2007. Se trata de propietarios que no pueden seguir pagando hipotecas de alto riesgo (subprimas), que usaron para comprar sus casas en los últimos años, cuando los precios de las propiedades alcanzaron niveles sin precedentes. Tan complicado y peligroso es el tema de las ejecuciones en Estados Unidos, que organizaciones de derechos civiles afroamericanas y latinas han venido insistiendo en una moratoria para impedir que familias humildes pierdan sus viviendas. No parece que tal moratoria vaya a ocurrir. El caso es que hasta hace dos meses más de tres millones de personas han perdido su vivienda y otros tantos sus puestos de trabajo.
La solución dada a este problema por varios gobiernos, recordemos, ha descansado en una serie de compras, fusiones, cierre de bancos y, principalmente, la intervención del sector público que con fondos privados se pretende conjurar la crisis mediante la inyección en Estados Unidos de Un billón de dólares para el sector financiero y bancario, otro billón para el sector automotriz y otro billón para el sector de los consumidores. En otros paises, como Francia, Italia, Alemania, Gran Bretaña, los gobiernos también han destinado gruesas sumas de dinero para hacer frente a la crisis.
Como quiera que estos acontecimientos encendieron las alarmas sobre lo que ha venido ocurriendo, los defensores del neoliberalismo, han sido los primeros en salir a decir y en sostener que la crisis es sectorial y aleatoria, es decir, se da por algún suceso fortuito; que la culpa es del señor Allan Grennspan, y del señor George Busch y, además, la han venido atribuyendon a la codicia excesiva de unos pocos banqueros. Sin tapujos, han agregado que la situación se arregla cambiando a estas personas y jalándole los cabellos a los codiciosos. Fue lo que hizo el señor presidente de los Estados Unidos con Wall Street pero fue, también, lo que acaba de hacer pueblo norteamericano con el propio Busch en cabez de McCain.
Otros, por el contrario, estamos convencidos que, si bien era cierto que Grennspan y Busch tenían mucha responsabilidad en la crisis, ésta no era casual ni sectorial, que iba mucho más allá de señalar la responsabilidad a unas personas o a codicia de otros, que no era solo en el sector financiero que algo andaba mal sino, sino que la crisis, en ese momento financiera, hundía sus raíces en el fracaso de la política neoliberal pero, de manera particular y en general, en la insostenibilidad del modo de producción capitalista. A quienes sosteníamos esa tesis, muchos, se apresuraron en tildarnos de excesivamente dramáticos. Cómo ya se conoce, es evidente que las cosas vienen andando mal desde hace mucho tiempo en la economía mundial y cada día que pasa los hechos evidencian que tenemos razón.
Sin embargo, estos acontecimientos no solo nos daban razón y apuntalan nuestro punto de vista sino que también nos ha obligado a la búsqueda de explicaciones inicialmente sobre las características de la crisis y, luego, sobre las causas y los efectos de la misma, especialmente en nuestro país y en los sectores populares. Celebro que hoy lo estamos haciendo aquí, es lo menos que se puede hacer frente a algo que amenaza escandalosamente nuestras exiguas finanzas, nuestro bienestar, el empleo, los salarios de la mayoría, y, en últimas, nuestra propia existencia. Eso, creo, es lo que aquí estamos haciendo.
Tesis central
La tesis que aquí sostengo es que ésta no es aleatoria ni aislada, ni pasajera, ni esta circunscrita solo a dos o tres paises desarrollados o al sector financiero, ni los culpables de la misma, como algunos quieren señalar, son dos o tres personas que han actuado con inapropiadas y criminales conductas financieras, sino que la crisis es recurrente, progresiva hunde sus raíces en el fracasado modelo neoliberal y en la insostenibilidad del modo de producción capitalista. En la historia del pensamiento económico, se pueden apreciar tres corrientes básicas de análisis en torno a la reproducción capitalista. (A. Shaikh) La primera es la idea dominante entre la burguesía que señala que el capitalismo es capaz de reproducirse así mismo automáticamente; la segunda, que afirma que el sistema capitalista es incapaz de reproducirse o de ampliarse, por si mismo y, la tercera, que afirma que aunque el capitalismo sea capaz de auto-expandirse, el proceso de acumulación profundiza ahonda las contradicciones internas en que se basa hasta que estalla la crisis. La tesis propuesta, se fundamenta en esta última apreciación y sostiene, que es una crisis circunscrita al enfoque al análisis del desarrollo más restringido de la capacidad de consumo de las masas, originada en el estado anárquico de la producción, como consecuencia de la brutal competencia presentada entre las grandes empresa y de la tasa decreciente de la ganancia.
Los próximos minutos van destinados a tratar de defender este planteamiento. Para ello he divido la ponencia en tres partes: una primera, que trata de explicar los orígenes y las características de la crisis; una segunda parte, dedicada a mirar una vez el fenómeno de la globalización; y, finalmente, analizaríamos los efectos de la crisis sobre el país y los sectores
La crisis no es única, ni aleatoria ni sectorial
En un sentido amplio, el término "crisis", se refiere a un conjunto de fallas generalizadas en las relaciones económicas y políticas de reproducción capitalista. (Anwar Sahikh, 1991). Es la interrupción del proceso normal de reproducción capitalista.
Las crisis se presentan de diversas formas: en forma de destrucción material de los elementos de la reproducción, como consecuencia de la pérdida de cosechas, guerras, epidemias, etc. Sin embargo, este tipo de crisis, no se corresponde con el momento actual. La actual crisis se corresponde con un giro o fluctuación de los negocios, es una crisis que es capitalista por su naturaleza, que se explica porque los consumidores no tienen capacidad de pago. Esta es una crisis que se inicia en el campo de los activos financieros derivados, de fondos de inversión, de cobertura, de pensiones, que compraron hipotecas a los bancos, confiados en la calidad de los préstamos por las recomendaciones de las empresas calificadoras de riesgos como Moody"s, Standard and Poors, etc. , pero que se ha extendido a otros sectores.
Es una crisis que se da, paradójicamente, en un momento en el que la fuerzas productivas se encuentra en un nivel de desarrollo elevado, en medio de un uso intensivo y acelerado de las modernas tecnologías y en el que el papel del conocimiento científico-tecnológico se hace más evidente en el proceso productivo. Crisis que se enmarca en medio de un aumento considerable del capital frente al factor trabajo aunado a un declive del movimiento sindical; en medio de un acrecentamiento del desarrollo desigual entre las naciones y en medio de una expansión de los agujeros negros de la miseria. Es una crisis, en fin, que se presenta en un momento en el que las diferentes economías del mundo son más interdependientes a escala global y se dan nuevas formas de relaciones entre la economía, el Estado y la sociedad civil.
Las crisis financieras son el espejo de las crisis económicas. No hay la una sin la otra. Hasta ahora, a primera vista, parece ser o, al menos, no se observa la profundización de crisis económica en ninguna parte del mundo. Sin embargo, cuando se examina con detenimiento la dinámica económica estadounidense se puede apreciar que el PIB de la construcción y de otros sectores viene decayendo hace más de dos años. En Colombia, ya hemos escuchado la desaceleración de la economía y el incremento del desempleo.Se esperan los resultados de este último trimestre para observar de una mejor manera las cosas.
De ser ésta la única y esporádica crisis del sistema financiero internacional, uno podría pensar que los defensores de la tesis de que el mercado es la única fuerza capaz de resolver los desequilibrios económicos de la sociedad, tendrían razón pero las cosas no son así. Los economistas y estudiosos que le siguen el paso a la historia de los fenómenos empíricos, en general, dan cuenta de la regularidad y la periodicidad de las crisis en el sistema capitalista. Algunos autores señalan que solo en los Estados Unidos en el período que va de 1810 a 1920, se presentaron 15 crisis. Otro autor, muy familiar para todos nosotros, Paul Samuelson, señala 7 recesiones en los años que van de 1945 a 1975, entre ellas la Gran depresión de los años treinta que duró más de 10 años.
Desde los años setenta, es decir, tan solo en el último cuarto del siglo pasado, el sistema financiero ha sufrido tantas crisis y no han sido tan de poca monta. Señalemos algunas de las crisis para demostrar esta afirmación, no sin señalar antes que las crisis en el capitalismo han venido siendo analizadas desde diversos enfoques, especialmente por Carlos Marx, Rosa Luxemburgo, Lenin, Paul Baran, Paul Sweezy, entre otros, y por teóricos capitalistas como Malthus, Kondratieff , Keynes y Schumpeter entre otros.
Después de la crisis de la segunda guerra mundial y de los Acuerdos de Bretton Woods, en los que Estados Unidos se alza como potencia única y el dólar como moneda única universal, tan solo pasaron escasos 15 años, cuando esta moneda sufrió uno de los primeros descalabros como consecuencia de las guerras de Viet Nam y Afganistan. Iniciando los setenta y como consecuencia de los cuantiosos déficits comercial y fiscal de Estados Unidos, el Sistema de Bretton Woods se desploma y con ello el prestigio del dólar. Le siguió a estos hechos graves, la primera crisis del petróleo y luego, la crisis de los cereales de finales de los años setenta. Iniciados los años ochenta, se observa la segunda crisis del petróleo y luego, de inmediato, se agudiza la de los precios de las materias primas y como consecuencia de esto, la de la deuda externa latinoamericana.
A mediados de los ochenta recordamos la crisis hipotecaria de Japón y seguidamente el crac de la bolsa de valores de Estados Unidos y otros paises. Por su impacto, todavía no olvidamos la década de los años 90 en la que varios el mundo presenció: la continuación de la crisis de la deuda externa para América Latina con repercusiones mundiales; la crisis del peso mexicano en 1994 y 1995; la crisis de la divisa tailandesa; la crisis financiera de varios paises del sudeste asiático; la crisis rusa en 1998; luego las crisis de Argentina, Brasil y, por supuesto Colombia para finales del siglo pasado y comienzos del presente.
No puede pasarse por alto la crisis bancaria e inmobiliaria de Japón en la década de los 90, la burbuja financiera de internet y el posterior contagio al macro sector de las telecomunicaciones y media tecnología desde el 200 hasta el 2003 y por supuesto la crisis que nos convoca de Estados Unidos, en principio del sector hipotecario pero extendida hoy a todo el sector financiero y a otros sectores. Todas estas crisis se dieron en cadena, con efectos devastadores y profundos en la que no solo se vio afectado el sector financiero, sino el sector real y con esto todo el conjunto de la economía.
Los orígenes de la crisis
Con todas estas sucesivas y recurrentes crisis, por lo demás profundas, en las que en se ha visto afectado el sector real de la economía y en las que los verdaderos perdedores han sido los deudores pobres del S.F.y la población trabajadora, puede creerse, acaso, que la causa de las mismas puede obedecer a la irresponsabilidad de una o dos personas, una administración o de dos o tres bancos hipotecarios? No creo. Es indudable que la causa de estos fenómenos obedece a otras circunstancias más de fondo ligadas al desempleo y a la baja capacidad de pago de los trabajadores, debido, en primera instancia, al modelo económico imperante pero, en general, al modo o sistema económico vigente.
Lo grave de todo esto es que no ha resultado fácil para los gobiernos el superar estas crisis, y muy difícil les resultará con las medidas que precisamente han causado o han sido el origen del problema. En nuestro país, precisamente, la solución planteada fue, entre otras, el profundizar el modelo neoliberal a través de diseñar una supuesta seguridad por medio de la guerra, el autoritarismo y el terror. Los últimos sucesos sucedidos en el país nos ofrecen explicaciones de sobra sobre lo ocurrido. Pero, que fue lo que pasó. Veámoslo más en detalle.
El Modelo neoliberal y la política monetarista
El modelo neoliberal se ha alzado como una doctrina que actúa sobre la economía nacional e internacional y que hunde sus raíces en los principios neoclásicos e impulsados por Estados Unidos y Gran Bretaña desde los acuerdos de B.W. No fue sin, embargo para la década de los años 70, que la doctrina toma un mayor impulso y definición, alzándose como una doctrina única e insustituible. Es un modo de pensar y actuar de manera integral con repercusiones sobre todas las realidades políticas, económicas, sociales y filosóficas.
Como ya se ha repetido en varios escenarios, Pone el acento:
1. En las libertades de actuación de los agentes económicos individuales, personas o empresas privadas;
2. En la defensa absoluta de la propiedad privada de los medios de producción, las ganancias y en la defensa del patrimonio; y,
3. Profesa como verdad absoluta el libre mercado y propugna que la intervención del Estado en la economía es perjudicial, de ahí su ropaje pseudotécnico.
La teoría y la política Monetarista.
Milton Friedman, al lado de Friedrich Hayeck y Von mises, son los máximos exponentes de esta corriente y han rehabilitado la teoría cuantitativa del dinero. Los supuestos fundamentales de esta corriente son: primero que el mercado se ajusta de manera continua, instantánea y automática; y, segundo que el Estado no tiene nada que hacer en la economía para tratar de reactivarla.
El asalto al poder de esta doctrina se inicia a comienzos de los años setenta mediante el uso de la fuerza y el apoyo militar. Inicialmente se presentó como un programa económico, pero en realidad es todo un programa político severamente represivo y autoritario que incentiva la ganancia privada fundamentada en el poder; ha sido esto precisamente lo que ha llevado al fascismo, para poder extraer la máxima acumulación y centralización de capital posible con el mínimo costo salarial y social.
Este modelo monetarista de la Balanza de pagos o de una economía abierta, es el modelo que más se ha aplicado en América Latina y sostiene, entre otros aspectos, que la inflación es el producto del déficit fiscal o del gasto social del Estado, lo que ha originado, según ellos, una política monetaria de dinero abundante y fácil. Agregan, además, que las elevadas tasas impositivas a las empresas y al patrimonio, frenan la innovación de las empresas y la productividad del trabajador.
La globalización financiera: características y efectos
El acuerdo del Hotel Plaza de New York en 1985, entre los siete países mas desarrollados del mundo, en medio de la más grave turbulencia económica a nivel mundial, determinó la desregularización de los mercados financieros. Este hecho abrió el campo a una nueva fase de capitalismo global y de acumulación transnacional en la que se establece una nueva relación entre el capital y la mano de obra y cuya característica esencial radica en que el capital no tiene reciprocidad con la mano de obra. Esta mano de obra surgida tras estos acuerdos, es una mano de obra flexible, subcontratada, desregulada, en la que la mujer tiene una mayor presencia y, quizás lo más importante, los estados abandonaron a la suerte del mercado todo lo relativo a la cuestión laboral.
Características de esta economía global.
Esta economía global es un nuevo sistema de producción y de finanzas que es transnacional como jamás lo habíamos visto. De tal manera, que surgen circuitos globales de acumulación y de todos los paises se han visto obligados a pasar por el rasero de los ajustes económicos, políticos y sociales del neoliberalismo y a integrarse a éste nuevo sistema productivo y financiero del capitalismo global. De esta manera, hasta antes del inicio de esta última crisis del 2007 y del 2008, los Estados Unidos, responden a las exigencias del capital y no pueden absorber las demandas populares, cumpliendo un rol más policíaco que político.
Los efectos de esta globalización financiera
Los efectos de esta desregularización financiera a escala mundial, tuvo los siguientes efectos:
1. La desconexión de las finanzas de la economía real, lo cual crea inestabilidad e incertidumbre al favorecer las actividades especulativas;
2. La financiarización del tipo de cambio y de las relaciones internacionales, lo que desconecta los mercados cambiarios de la producción y forman lo que se denomina una "economía internacional de especulación";
3. El surgimiento de nuevos riesgos en los créditos y en los mecanismos de pagos en la medida en que las instituciones financieras comprometidas en el proceso de globalización corren el riesgo de la volatilidad cambiaria o en el de las tasas de interés, sin mencionar el riesgo por cualquier variación en el empleo o en la demanda de los consumidores;
Por otra parte, esta economía global es un proceso que tiene múltiples dimensiones y también diferentes actores pero, la dinámica del proceso está determinada por el carácter desigual de los actores participantes. Predomina el poder de los gobiernos de los paises desarrollados, las instituciones de carácter multilateral y supranacional y las empresas transnacionales y, en gran medida, las organizaciones de la sociedad civil.
El fracaso Neoliberal
Con la recesión desencadenada por el crac de 1987 y luego las medidas anti cíclicas de 1990, la bancarrota de los valores hipotecarios entre 1983 y 1987, la quiebra de grandes bancos y aseguradoras de Estados Unidos y de otros paises, la ilusión neoliberal comenzó a naufragar. El desempleo, alcanzó índices elevados y la pugna por los mercados nacionales se agudizo creando hondos conflictos económicos y financieros entre Estados Unidos, Europa y Japón.
¿Qué es lo que realmente ha sucedido?
Es innegable que ha surgido una clase capitalista global, dueña del capital transnacional que ha accedido al poder y ha implantado una serie de mecanismos que han posibilitado:
1. Una interdependencia transnacional de los capitales;
2. Una gigantesca corriente de flujos de capitales a nivel mundial fuera de control;
3. Una expansión, también sin control alguno de las empresas transnacionales, operando sobre cinco sectores básicos de la economía: alimentos y materias primas; finanzas, alta tecnología; armamentos y sectores claves energéticos.
4. Una posesión transnacional de capitales financieros, de accione e inversiones mutua, con alianzas estratégicas y cadenas de contratación y, lógicamente, un entrelazamiento transnacional de las juntas directivas. Nos enfrentamos, sin lugar a dudas a un poder transnacional que no desestima ningún procedimiento por brutal y criminal que este sea para afincar y mantener su poder a escala mundial;
5. Este capital transnacional impone su voluntad sobre la voluntad de los pueblos para adelantar ajustes macros para el proceso de acumulación, para propiciar las infraestructura necesaria para el desenvolvimiento del capital y, sin lugar a equívos, para ejercer un férreo control social y laboral.
Los efectos desastrosos no se han hecho esperar
Durante muchos años el FMI y los que defiendes sus políticas han afirmado que la más exigua forma de control del capital vendría a desestabilizar el sistema financiero mundial. Las evidencian empíricas han demostrado todo lo contrario. Las dos últimas décadas han estado marcadas por una creciente frecuencia de crisis bancarias y monetarias, muchas de las cuales, desembocaron en crisis internacionales. Cerca de tres cuartas partes de los 184 paises afiliados al FMI, incluyendo a varios paises industrializados, han sufrido o registraron una o más arremetidas de crisis bancarias durante el período comprendido entre 1990 y 2000, incluso antes de la crisis asiática de 1990, como ya lo hemos visto. Y tenía que suceder así ya que lo montado alrededor de los tipos de cambio libre, ha dado ocasión para sorpresivas e inesperadas fluctuaciones de las monedas, incertidumbre, especulación incremento en los precios y en el costo de vida, inflación, desequilibrios económicos en aumento y, en fin, permanente inestabilidad económica para la que se precisa un férreo control militar, judicial y social, sobre la comunidad.
Qué tenemos hoy y cuáles son sus repercusiones en la economía nacional?
Con mayor preocupación, se presencia una caída del precio del dólar bastante acentuada y una crisis hipotecaria, originada en Estados Unidos pero extendida hoy a varios paises Europeos y a muchos otros paises en desarrollo del mundo. A esta crisis se ha sumado la volatilidad del precio del petróleo, con repercusiones graves a todas las economías. Los efectos de esta crisis han afectado no solo el mapa financiero y económico mundial, sino que la onda expansiva ha llegado a muchos paises, incluido Colombia, a muchos bancos del mundo y varios sectores económicos.
Tras el incuestionable progreso industrial observado entre 1953 y 1973, las sucesivas crisis presentadas demuestran el carácter estructural de las mismas y la necesidad de una mayor transparencia y control no solo sobre el sector financiero, sino todos los actores centrales de la economía. No puede ser que la especulación y la codicia de unos pocos acaben con el bienestar de muchos;
La volatilidad del precio del petróleo y el resto de los precios de las materias primas comienza a enviar señales preocupantes a los paises exportadores de estos productos básicos, cuando aún no se ha abierto una corriente de alguna magnitud en otras exportaciones;
Es indudable el impacto del mega fraude inmobiliario en los otros sectores de la economía y vemos como la desconfianza entre los bancos sigue en aumento y las bolsas de valores de todo el mundo continúan en un peligroso vaivén sin que nadie se atreva a plantear solución alguna. No es equivoco señalar que lo visto en perspectiva es otro de los muchos detonantes que lleva décadas incubándose desde que Richard Nixon, ante el insoportable costo de la agresión a Vietnam, desligó el dólar del patrón oro y abrió la llave a la inundación del planeta por un dólar chatarra que ha terminado por ahogar su economía.
A ambos lados del Atlántico, quienes exaltaban el libre mercado y el debilitamiento del Estado como fórmula única de prosperidad, de un día para otro, justifican hoy con golpes de pecho su intervención sin precedente contra el desastre ocasionado por aquel, y, sin que nadie les crea, argumentan la necesidad de la regulación y la transparencia. En Alemania el ministro de economía anuncia el fin de Estados Unidos como potencia financiera y la prensa inglesa no ahorra palabras para vaticinar la desintegración del andamiaje financiero mundial del momento. En Rusia, por su parte se reclama el cambio del dólar como moneda mundial.
Los directivos del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, cuyas recetas cimentaron la crisis, anuncian un largo periodo de estancamiento económico y alza inflacionaria, "especialmente en los países pobres". Un manto oscuro de esquizofrenia invade hoy los centros de poder del llamdo "primer mundo". Lo que se esconde en el fondo es perplejidad y pánico ante un desbarajuste de consecuencias y proporciones mayúsculas y no tienen ni idea de cómo remediarlo. No es para menos aunque no ha sido por falta de advertencias. Economistas marxistas y no marxistas y estadistas revolucionarios como Fidel Castro han pronosticado hace tiempo esta hecatombe pero algunos estudiosos dentro del establishment también dispararon las alarmas. Habría bastado que los señores amos del capital financiero reflexionaran sobre las adevertencias del premio Nobel Joseph Stiglitz o de Paul Krugman en The New York Times.
En Estados Unidos como en México, por ejemplo, los subsidios a la vivienda se han disminuido considerablemente, se ha presentado un endurecimiento del crédito, millones de personas han perdido sus empleos, sus viviendas y otras tantas han visto desplomar el precio de las mismas. Las compañías de tarjetas de crédito han perdido hasta la fecha 55 millones de dólares y los salarios han caído un poco más del 8 por ciento. Es indudable que tanto en estados Unidos como en México, el problema central está en cómo defender el empleo.
Hasta el momento, es posible pensar que América Latina ha resistido, de un modo u otro, la crisis, sin embargo, se nota con bastante claridad algunas señales que los efectos de la crisis pronto llegarán con inusitada fuerza contra los sectores sociales y los trabajadores.
Desde el primer semestre de este año, Colombia se ha visto enfrentada a una inflación elevada que ha socavado los salarios y los ingresos de los más pobres y hace poco más de una semana, el ministro de hacienda, reconocía una desaceleración de la economía y una disminución en la tasa de crecimiento económico, al tiempo que se presentaba un incremento considerable del desempleo. Este año hemos visto numerosas protestas y huelgas laborales en el país, la de la Drumond, la de la rama judicial y los maestros.
Hace poco menos de una semana, el pasado domingo 2 de de noviembre. la Minga indígena y social que debatió en la Finca La María del municipio de Piendamó, Departamento del Cauca, planteaban al presidente de Colombia, varios puntos, que sin duda alguna sirven de marco y referente especial para buscarle explicación a la preocupación que nos convoca hoy. Planteaba Elides Pechene y Aida Quicue, dos voceros de la Minga, entre varios más, los siguientes puntos: la defensa de la libertad, la defensa de la tierra, una posición contundente y muy clara contra el modelo neoliberal, el TLC, las empresas multinacionales y el tipo de desarrollo económico y social adelantado por la administración actual. También se pronunciaron para completar el cuadro contra las fumigaciones, los desplazamientos, las expropiaciones y contra la violación de los derechos humanos.
No creo que haya un mejor marco de análisis tan propicio y tan oportuno para los propósitos de este panel al que hoy hemos sido convocados, y para finalizar esta intervención como este planteamiento que la MINGA indígena y social ha planteado al presidente de Colombia. Sumémosle a este acontecimiento los reclamos por la triste y lamentable situación en que se encuentran de de los corteros de caña de las poderosas productoras de azúcar en el Valle del Cauca y el marco referencial termina por completarse. Felicitaciones y nuestra voz de respaldo desde este escenario a la Minga indígena nacional y social y, a los corteros de caña y, desde luego, a quienes han convocado a este panel sobre una problemática que ha sido, sospechosamente soslayada por la clase dirigente del país.
Autor:
Leonardo Gutiérrez Berdejo.
Economista. Docente. Miembro del Taller de Escritores Gabriel García Marquez.