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Boves a su paso por San Joaquín. Narración Histórica ficticia (página 2)


Partes: 1, 2, 3, 4

Todo lo que sucede tiene su motivo de ser y para ser, en esta oportunidad, este trabajo tiene su motivo, siendo su origen la lectura de textos de historias, en los cuales se refleja el comportamiento de personas, civilizaciones completas etc.… y particularmente, aquí en nuestra patria, el comportamiento de líderes militares patriotas y realistas que de una u otra forma han llenado de glorias las paginas de la historia, fortaleciendo así, el conocimiento de quienes somos, y como hemos logrado una patria grande, noble y soberana.

Cuando se recorre el pueblo de San Joaquín, nos podemos dar cuenta que son escasos los vestigios, que aun permanecen de la comarca colonial, y al tropezarnos con lo poco que queda se activa la imaginación de cómo pudo haber sido ese bucólico pueblo de antaño y cuantas cosas sucedieron en sus solariegas casonas, a decir verdad esos vestigios fueron los que me catapultaron a escribir tal narración histórica.

El presente trabajo, siendo una ficción histórica, no deja de requerir la indagación bibliografía, razón por la cual hubo necesidad de consultar algunas notas históricas, a fin de fortalecer y tratar de darle mas realismo a muchos pasajes presentados. La historia siendo una fuente inagotable de recursos, me obligó a recurrir a ella, porque es el manantial de hechos ocurridos en el pasado.

Dentro del objetivo especifico perseguido con la presente obra, es incentivar, a todas aquellas persona, con grandes potenciales para escribir algo y no se han atrevido hacerlo, que acudan a la historia a fin de que puedan soltar las riendas de su intelecto creativo, su ficción o su investigación, particularmente en nuestro pueblo que a pesar de que tiene mucha historia, carece de mucha bibliografía al respecto, y con estas obras se esta incentivando a esas generaciones presentes y futuras así como ir nutriendo el acervo cultural de San Joaquín.

El objetivo general, es lograr que todos los amantes de la lectura, tengan a la mano algo más que leer y conocer en ciertas medidas algunos pasajes reales de nuestras efemérides.

Es lógico pensar, que toda narración cuya naturaleza es la ficción, presenta sus dificultades, porque se debe tener una clara y amplia imaginación, crear una película en la mente de lo que se quiere y desea escribir todo esto aunado a sólidos conocimiento de la historia patria o universal, en este caso especifico nuestra historia, lograr conjugar y conformar un binomio, imaginación – hechos y plasmar sobre el papel el producto de esos dos factores, mente y lo acontecido, con esto llegar a feliz termino de lo que nos hemos propuesto.

El presente trabajo buscando la facilidad y coherencia de su lectura entre los temas presentados, se ha estructurado de la siguiente manera: El prologo, Introducción, Ocho capítulos, Palabras finales del autor y un Apéndice.

Este relato, producto de la versatilidad de la mente me ha obligado a retroceder en el tiempo ciento ochenta y cuatro años e instalarme en el sitio de los acontecimientos, siendo propicia la oportunidad, he seleccionado a mi pueblo, hoy día Municipio Autónomo de San Joaquín, para narrar las mas crueles fechorías que las hordas de Boves bajo su conducción y su mirada complaciente, en junio del año de 1814, cometieron a el paso por este antiguo y desolado caserío.

El autor

Coronel (Av.) ® Juan Enrique Laurentin Rojas

"…El hombre es naturalmente bueno pero la sociedad corrompe esta bondad y que por lo tanto es necesario volver a la virtud primitiva…"

Juan Jacobo Rousseau.

Su obra el Gran Emilio

C A P I T U L O I

Acontecimientos…1812

"…Pero el enemigo… formidable por sus numerosos secuaces, por la atrocidad de los hechos, nublaba el horizonte, con sus huestes desenfrenadas. Boves seguido por un enjambre de ladrones y asesinos después de haber desvastados desde las márgenes del Orinoco, hasta la cercanía de los Valles de Aragua, amenazaba a Valencia y a Caracas. En esa marcha destruyo todas las poblaciones por donde pasó e hizo matar a todos sus habitantes…"

General Daniel Florencio O´Leary

Sus memorias 1813.

Corría el año de 1812, las hostilidades entre los bandos o ejércitos patriotas y realistas se había exacerbado, llegando al extremo de tal manera, que muchas amistades se habían roto por defender la causa independentista, otras por estar de acuerdo y defender a ultranzas y sentirse subordinado a la Real Corona Española, su Majestad el Rey, mientras esto acontecía en el espíritu de los habitantes del territorio, particularmente aquí en San Joaquín, en otros sitios geográficos, se conformaban grupos de montoneras, hombres con grandes ansias de aventuras y con un total desconocimiento del desarrollo de los acontecimientos, lo cual, los impulsaba a seguir al primer líder que consideraban era el mejor o con el que iban a obtener todo lo que habían deseado desbordando así, las pasiones reprimidas por mucho tiempo.

Venezuela, era para esa época un caos social, económicos y políticos, prácticamente las finanzas de la nación estaban en cero, motivado a la guerra, la sociedad se había disuelto a punto de desaparecer, presenciando con horror como la célula fundamental de la misma, se extinguía y desaparecía, algunas veces por el desmembramiento familiar, por motivo de la guerra, otras por criterios ajenos y adversos entre los mismos miembros de la familia, los campos donde se obtenía el sustento diario de las familias, ya no producían, sus dueños habían abandonado las tierras y sus propiedades, se había cambiado la producción de los insumos, por el abono de la sangre, patriotas y realistas, abonaban los campos y montañas con su sangre, y la savia de sus cadáveres se mezclaba con la tierra que en una época había dado de comer a muchos hombres y mujeres. Venezuela era un campo santo, cadáveres, cruces y recuerdos por todas partes. Las grandes y señoriales casonas, que un día habían albergado a familias de abolengo, sus amplias y ventiladas salas, las cuales habían sido testigo mudo de muchas fiestas, espectaculares bailes, con sus grandes ventanales permitían las melodías de un minuet o pajarillo se escaparan, eran casa tristes por su desolación, las cuales solo servían para alojar soldados y hacer de ellas un cuartel general, sin importar cual fuera el bando.

Venezuela estaba sumida en la tristeza mas grande desde todo punto de vista, era un país completamente gris, el aroma eterno de los árboles primaverales había cedido el paso a la pestilencia de los cadáveres descompuestos a lo largo y ancho de los caminos, nadie tenia una idea clara lo que el destino le depararía a los habitantes del país, los cuales arengaban a favor o en contra de la causa a los cuales ellos consideraban la correcta y otros lo que pensaban que el grito independentista, no pasaba mas allá de ser algo descabellado y que podía interpretarse como una aventura de los seudo revolucionarios de la época, el clero, con su verbo encendido, condenaba y pedía castigo para los culpables de la incisión con la corona, llegando al extremo de comparar al monarca español con el ser divino, era una deidad, enviado por Dios, todos aquellos que se le revelaran cometían un pecado mortal, lo cual les impediría, ni siquiera acercarse a las puertas del cielo, a la vez fustigaban a todas aquellas personas activas o simpatizantes que apoyaban la causa independentista.

Fue el año de 1812,en el cual los acontecimientos empezaron a tomar auge, las acciones bélicas ya era el preludio de lo que se avecinaba, estas fueron paulatinamente agravándose, ya Venezuela se estaba convirtiendo en un teatro de la guerra, en todas partes se veía y notaba la presencia del soldado realista o el miliciano venezolano, marcando entre ambos una gran diferencia, el soldado bajo las ordenes del ejercito español, era portador de su indumentaria con mucho celo e impecable presentación, comandados por oficiales de escuela que tenían el método para internalizar en sus subordinados, todos los aspectos referente a disciplina y una formación militar acorde con lo establecido, la conformación de los cuadros militares realistas, se incluían españoles y venezolanos, estos últimos eran hombres nacidos en esta tierra, por lo general de padres españoles, los cuales con orgullo y lealtad prestaban su servicio a su majestad, el Rey. Por su parte los soldados venezolanos, que no se daban cuenta lo que estaba sucediendo, eran indisciplinados, desordenados y uno que otro aventureros, comandado por oficiales formados en el fragor de los combates, los cuales tuvieron que aplicar la pena capital, a muchos efectivos de tropas para sentar precedentes y tratar de disciplinar estas tropas, el uniforme del soldado criollo se limitaba a uno pantalones bombachos y algo con que cubrirse el torso, con sombrero o algo con que taparse la cabeza del inclemente sol, fue en la Batalla de Carabobo, donde nuestras tropas combatieron con uniforme de regia gala, exceptuando a los llaneros del General José Antonio Páez, los cuales nunca abandonaron sus bombachos y sombreros. El miliciano venezolano, durante el desarrollo y fragor de los combates era autónomo, osado y valiente, no tenía que esperar ordenes de sus superiores para actuar, resolviendo las situaciones a la manera que el consideraba era la correcta, puede decirse que esta actitud del miliciano venezolano, fue preponderante en el triunfo de muchas batallas y por la otra parte la derrota de muchos combates.

La razón que se atribuye a la conducta del miliciano venezolano, se debía al tipo de hostilidad que se estaba desarrollando, ya que la guerra no era estática ni de posiciones, eran combates de mucho movimiento, donde el oficial perdía el control sobre sus subordinados de igual forma se hacía presente la lucha cuerpo a cuerpo, y el combatiente tenía que resolver la situación cuando eran apremiantes y no esperar una orden por parte del superior.

Para el año de 1812, Venezuela es testigo mudo de grandes acontecimientos que marcarían hito en la historia republicana, Morales, Monteverde, Rosete, Antoñanzas, Zuazola, y otros, que estaban haciendo su aparición en diferentes partes de la republica, muchos de ellos habían llegado al país procedentes de España por ordenes del Rey, con un solo propósito, poner orden en la colonia a toda costa y reducir hasta su extinción, las montoneras que estaban siendo comandadas por los imberbes seudo revolucionarios venezolanos, que deseaban para la posteridad una Venezuela libre y sin ninguna dependencia de potencia alguna. Las escaramuzas eran la orden del día, combates, batallas, algunas con saldo rojo otras con saldo positivo, pero a la larga habían perdidas de vida.

La guerra que se libraba era más de odio y desesperación que independentista, así notamos que mientras Monteverde se dirige a someter a Caracas con la misión de reducir las tropas patriotas a su mínima expresión por otro lado se libran escaramuzas, emboscadas en cualquier parte del territorio nacional, citemos la derrota y el aniquilamiento, por parte del Coronel escocés, Mc Gregor, quien unilateralmente aplicó la pena capital a los prisioneros de guerra a una columna realista después de haberla derrotado, cuyo sitio para llevar a cabo las ejecuciones fue la plaza de San Joaquín.

El año de 1812, el ambiente de miedo se había apoderado de la nación entera, los habitantes tenebrosos, no deseaban la presencia de la oscuridad de la noche, el sueño placentero se había extinguido siendo remplazado por noches de angustias y graves premoniciones, a pesar de no saber que podía ocurrir en el futuro si se imaginaban lo que en un momento dado, podía acontecer, al comenzar un nuevo día, la soledad se había apoderado de los pueblos y comarcas, los pocos habitantes solo les quedaba el tiempo para los quehaceres rutinarios incluyendo la oración diaria, dando rienda suelta a la imaginación, en el atraso que se encontraba el país, debió haber sido bien triste la vida en todo el territorio nacional.

En San Joaquín, sus habitantes, vivían en una constante y permanente angustia, encontrándose en una encrucijada, por la presencia de jefes realistas o patriotas, a los cuales había que atender colmándolo de atenciones, en consecuencias temían que al llegar uno de estos jefes militares fuesen a tomar represalias con los habitantes del pueblo producto de esas atenciones, si uno de ellos era realista temían que por parte de los patriotas se podía interpretar, que los habitantes del pueblo estaban en contra de la causa emancipadora y si era un patriota las represalias por parte de los realistas no se hacía esperar.

Uno de los mas connotados jefes realista fue el Coronel Tomas Morales, quien en mas de una oportunidad demostró, con su presencia, la admiración que sentía por la comarca de San Joaquín, el cual pernoctaba en la casa parroquial, cuya dirección estaba en manos del Párroco José. D. Sauvens, fundador del pueblo, en las conversaciones que el Coronel Tomas Morales mantenía con el Prebistero, le manifestaba, que una vez terminara la guerra, establecería su residencia en esta comunidad, ya que le agradaba lo apacible y tranquilidad del pueblo así como las familias que lo conformaban. Esta bondad del prelado le trajo muchas complicaciones, algunas veces con los realistas y otras veces con los patriotas, unos lo tildaban de pro-realistas y otros de pro-patriotas, sin tomar en cuenta que el era un líder espiritual y como tal no debía plegarse a ningún bando, de igual forma como se comportaba con los realistas así se comportaba con los patriotas, era el cura del pueblo.

Como era y es común en las iglesias, la semana santa es celebrada para recordar el martirio al cual fue sometido Jesús de Nazaret, San Joaquín, donde todos sus habitantes eran cristianos, que profesaban la religión católica, no podía, a pesar de las calamidades y lo convulsionado que estaba el país, dejar de conmemorar la semana mayor, ya cercano a esta ceremonia religiosa, los feligreses se preparaban para cumplir con tan sagrada actividad, efectuar retiros espirituales, cumplir con las promesas ofrecidas, guardar el ayuno y asistir a el Tedeum el viernes santo a fin de escuchar las siete palabras por boca del Párroco del municipio.

El calor en el pueblo era sofocante, las ramas y hojas de los árboles dormían placidamente, como si se tratara del sueño eterno, a este calor se sumaba el recogimiento espiritual de sus habitantes, parecía un pueblo fantasma el binomio calor-silencio era algo espeluznante sobre todo en la noche o cuando estaba cayendo la tarde, los pocos faroles que le daban luz a la población se iba extinguiendo lentamente como si la vida se les estuviera escapando, se vivía y se sentía la guerra, pero a pesar de estas calamidades y limitaciones vividas, las aguas cristalinas del río el Ereigue así como el de las Raíces, como otros riachuelos mas, eran los encargados de calmar en muchas personas las altas temperatura que sufría el cuerpo humano, era una odisea aventurarse ir a esos sitios, motivado a la situación reinante, la gente hacía pronósticos de las lluvias que se aproximaban, otros mas avezados, manifestaban que iba a temblar y dormían en un chinchorro o hamaca en el corral de su casa.

El 26 de Marzo de 1812, se conmemoraba el Jueves Santo, en la mañana se había celebrado la misa para iniciar la liturgia correspondiente a ese día, la iglesia permanecería abierta a fin de que aquellas personas que deseaban hacer un retiro espiritual lo llevaran a cabo sin ningún contratiempo, los rezos por parte de la gran mayoría de las personas era para que cesaran las hostilidades que se sucedían en el país.

A las cuatro de la tarde se iniciaría el lavado de los pies, conformados los apóstoles de Cristo por niños de la comunidad, era un rito netamente cristiano, costumbre que se llevaba a cabo todos los años, con niños escogidos por las catequistas del pueblo.

Se empezó a llenar el templo de las personas que asistirían a la ceremonia, los niños habían sido colocados en el sitio del lavatorio de los pies, el calor en el interior del templo era insoportable, las pocas flores que caían de las matas de caobas se mezclaban con el olor característico de la esperma de las velas cuando se derriten y el humo que de ellas se esparcía en el interior del templo.

Fuera del templo un personaje típico de los pueblos, gritaba a todo pulmón que el fin del mundo estaba cerca, se arrodillaba al frente de la iglesia abría los brazos hacia los lados y pedía perdón por todos los humanos, a esto se sumo un perro callejero que empezó a aullar y a escarbar como buscando algo en la tierra, muchas personas se santiguaban otras se reían de las ocurrencias del orate.

Muchas personas en el interior del templo, presentían que algo inusitado iba a suceder, súbitamente, comenzó un ruido aterrador que iba de menos fuerte a mas, sin conocer la procedencia del mismo, muy similar a un aluvión de piedras, las lámparas que adornaban la nave central y colgaban del techo de la iglesia, empezaron a balancearse de menos a más, parecían péndulos sin control muchas de ellas largaron los cristales que conformaban las lagrimas, las campanas que habían callado por ser Jueves Santo, empezaron a sonar desenfrenadamente, el piso se movía en diferentes direcciones, las grandes puertas se batían como alas de mariposas, muchas efigies y figuras que representaban a diferentes santos, se movieron con tal fuerza que algunas se salieron de los nichos, otras cayeron al suelo, los bancos se desplazaban de un lado a otro sin ningún control, la cara de los feligreses era de terror, gritos destemplados y desgarradores por la desesperación, un numero ínfimo de los feligreses entraron en un estado de letargo, no se movían solo veían a el resto de las personas, manifestación del pánico en el cual habían caídos, varios de los asistentes a la ceremonia, queriendo alcanzar las puertas de la iglesia, corrieron y rodaron por el suelo siendo pisoteados por los otros, el fenómeno natural, no cesaba, algunos recordaron lo que el orate había dicho antes de la ceremonia, el fenómeno no cesaba dando la impresión que cada segundo que pasaba era mas fuerte y movía mas la tierra, el movimiento duró un minuto y cinco segundos, lo cual parecía una eternidad, una vez que los feligreses lograron llegar a la plaza o alameda, las escenas eran de terror, personas casi infartadas, otros pidiendo clemencia, se oían llantos y gritos de pavor, algunas señoras recibían auxilio por parte de los familiares con abanicos los aireaban, muchas personas sufrieron desmayos, las mas beatas formaron de inmediato grupitos para orar y pedir perdón al cielo, el párroco, aprovecho la oportunidad para arengar y fustigar a los feligreses culpándolos por sus múltiples pecados, el templo, el cual se creía se iba a desplomar, no sufrió ni siquiera una mínima grieta, si hubo daño en las efigies, santos partidos y una de las puertas que sufrió el desprendimiento de sus bisagras, una de las campanas pequeñas se desprendió y sufrió una fractura de consideración, aislados del resto del país, se hacían conjeturas e imaginaciones de lo que pudo haber sucedido en otros sitios, hubo señoras, que culpaban a los revolucionarios por su osadía de insubordinarse al su majestad El Rey, y lo que había sucedido era castigo del cielo como advertencia a que no siguieran en esa practica llamada independencia.

El fenómeno acaecido, era el terremoto del 26 de Marzo de 1812, aunado a este fenómeno natural, el Precursor Francisco de Miranda firmaba la capitulación de Valencia, lo que trajo como consecuencias funesta para el país, la perdida de la primera republica, hizo acto de presencia una grave crisis social pasó el tiempo y fue curando ese recuerdo tenebroso, al final se trato de restablecer el vinculo con la corona, pero no existió la continuidad.

El Libertador Simón Bolívar, quien ya era conocido por su ímpetu para lograr la independencia, hizo un análisis objetivo relacionado con la caída de la primera republica, en su manifiesto de Cartagena expresaba lo siguiente: "…La adopción del sistema federal en la constitución, la aprobación de una legislación acomodada a la situación, impedía tomar las drásticas medidas necesarias para la consolidación de la Republica, el idealismo, en la organización del ejercito, se pretendió un voluntariado militar que a la vez era ineficaz para una guerra como la que se planteó, no se estableció un ejercito unificado y organizado centralmente, las rivalidades entre las ciudades y las provincias , a todo esto se unió el terremoto del 26 de marzo, que fue aprovechado por la mayoría del clero para atacar despiadamente las ideas y acciones independentistas así como culpar a los revolucionarios de ser los únicos culpables del terremoto, como castigo de Dios…."

Ya en los albores del año de 1812, "…se comienza a sentir una situación grave de vacío de poder, específicamente en el bando criollo donde se manifiesta las palpables divisiones, todo por la debilidad del poder republicano el cual queda paralizado su extensión, pero no solo el bando republicano sufría esta debilidad, sino también el sector realista con la siguiente división, el poder militar lo poseía Monteverde y el poder político lo poseía el Capitán General Mijares…"

Con la llegada del año de 1813, se agudiza la situación en el país surgen nuevos eventos, aparecen nuevos personaje en la geografía del país, se tiene conocimientos que el Libertador Simón Bolívar ha hecho su entrada con un ejercito conformado por la gran mayoría de oficiales y soldados colombianos, desde la Grita, sitio por el cual penetro a territorio venezolano, se dirigió a Mérida, donde fue proclamado Libertador, allí recibió las quejas de los merideños de los desmanes que los españoles estaban cometiendo con los nacionales, al llegar a la ciudad de Trujillo dicto y firmó el polémico "Decreto de Guerra a muerte".

Fue un año sangriento para ambos bandos, hace acto de presencia nuevos actores y la guerra se instala en el territorio venezolano, los cuales le darían un vuelco dramático y trágico a la situación que se vivía.

C A P I T U L O II

Comentarios 1814

"…Un día le presentan a Boves, en su marcha hacia Caracas, a un anciano enfermo y descarnado, único habitante del pueblo de donde habían huido los demás al saber su llegada. Después de algunas preguntas a la que el anciano respondió con dulzura y veracidad, le mando a decapitar. Al instante salió de entre sus filas un joven que frisaba los quince años y postrándose de rodilla ante el caballo del bárbaro, le dijo. "le dijo, os ruego señor, por la santísima virgen, que perdone a este hombre que es mi padre, salvadle y seré vuestro esclavo" Bien dijo el monstruo sonriendo al oír las suplicas fervientes del joven. "para salvar su vida dejaras que te corten la nariz y las orejas sin un quejido, si, si, respondió el infeliz, os doy mi vida pero salvad la de mi padre" el muchacho sufrió con admirable serenidad la horrible prueba, visto lo cual, Boves mando que lo matasen junto con el padre por ser demasiado valiente y por temer que se convirtiera también en insurgente…"

Durante el lapso de 1812 1814, se agotaron los recursos para restablecer la Republica, la cual vendría a ser "La segunda Republica," el desenlace es un nuevo restablecimiento del Poder Monárquico, en el cual tiene una influencia decisiva el asturiano José Tomas Boves.

Esta nueva situación de los defensores de la emancipación, con el decreto de la guerra a muerte en la práctica se reduce a un intento de reconstrucción de una republica criolla, todo ello conduce a una contra reacción de las masas populares explotadas que siguen a una nueva generación de caudillos realistas y entre estos el mas importante José Tomas Boves

San Joaquín, era un pueblito con olor a colonia, la paz y tranquilidad Vivian en el, era la orden del día, solo el ladrido de un perro podía alterar esa tranquilidad sepulcral, las anchas y grandes paredes de las solariegas casas, recogían y protegían en su interior, las familias de abolengos, al comienzo de la noche solo se oía el ruido de la vara con el mechurrio, cuando golpeaba el farol de las calles para darle luz al pueblo y luego la altisonante voz del sereno al dar las horas durante la noche y la madrugada, así transcurrían las horas del pueblo, la época de terror y los horrores de la guerra no habían alterado las costumbres,

ya arraigadas en la comunidad, el habitual paseo vespertino de los habitantes de la comarca por las calles y la alameda de la misma, no habían hecho mella en estas costumbres de la sociedad sanjoaquinera.

Algo que mantenía la dinámica del pueblo, era la información que tenían de los sucesos que se sucedían a diario fuera de la geografía de la comarca, en particular el sereno era la persona que siempre obtenía la información de primera mano y luego la diseminaba entre los habitantes del municipio, eran un algo exageradas, porque si una persona le comunicaba algo, el, le inyectaba su toque personal y así la comunicaba, si la noticias se daba, tal como el la había transmitido, pasaba a ser un hombre creíble en lo que decía. Los cientos de habitantes de San Joaquín, estaban pendiente de algún forastero que atravesara o pernoctara en la comunidad, las lluvias de preguntas no se hacían esperar, y cobraba más importancia si el viajero venía de la capital o de zonas donde la guerra era vivida en carne propia.

La gran pesadilla de los sanjoaquineros, eran los comentarios que habían llegado a oídos de muchas personas residentes de la comunidad, relacionado con un personaje que había hecho aparición en los llanos de Guarico y Apure que no se sabe si es realista o es patriota, pero lo que si se conoce era su nombre, un tal José Tomas Boves, personaje siniestro y malo que emulaba a el desaparecido Tirano Aguirre, se llegó a temerle tanto, que en las casas de familia efectuaban rosarios para que ese ser nunca hiciera acto de presencia en el pueblo.

Motivado a la falta y ausencia de medios de comunicaciones, los comentarios y rumores con su toque de inventiva fácilmente se apoderaban de los habitantes del pueblo, estos comentarios se esparcían haciendo que el ambiente que se vivía era muy pesado, mucho miedo y terror, más aun cuando las noticias que llegaban era de la derrota sufrida por uno de los bandos, realistas o patriotas, cada vez que llegaban las ultimas noticias de los acontecimientos en el resto del país, a los habitantes del pueblo se les ponía la piel de gallina, a los viajeros se les atiborraba de preguntas como una forma de saciar su sed de información, las preguntas obligadas eran las de siempre, por ejemplo:

¿Qué se dice de la guerra?

¿Qué Sabe Ud. en relación a refuerzos que el Rey envió a exterminar a los

Patriotas?

¿Será verdad lo que comentan de un tal Boves?

¿Bolívar y que está aquí en Venezuela?

¿Y será verdad que Boves donde llega acaba con la población?

¿Ud cree que Boves venga para acá?

Estas y otras eran parte de la batería de preguntas que los habitantes de San Joaquín, hacían a todo aquel que ellos consideraban, que debía haber oído algo, muchos eran incrédulos y se resistían a creer en la magnitud y realidad de la guerra, hacían comentarios de las noticias y se negaban a creer en las fechorías de Boves, aceptaban que a lo mejor era malo pero no tanto como la gente que viene de afuera comenta, si es malo, debe ser con los que el agarra prisionero una vez que triunfa en un combate, eran los comentarios obligados de algunas personas en el pueblo.

Entre los comentarios con relación a Boves, era referentes a lo poderoso de su ejercito el cual lo conformaban negros y sambos del llano, con una alta moral y que no conocían el miedo, los patriotas le tenían respeto con un matiz de miedo, se hacía llamar el "taita" permitía de igual manera que sus comandados, hicieran lo que ellos desearan o les viniera en gana, ya que el consideraba que ese era el mejor botín con el cual, podía recompensar a sus soldados, el pillaje, el saqueo, las violaciones y el ultraje.

Uno de los tantos comentarios en torno a su persona y a la forma de conducir su ejercito era que este asturiano, estaba llevando una guerra solitaria, a pesar de recibir ayuda de los relistas, era su guerra personal, su interés era, su bienestar y el bienestar de sus subalternos, porque en la medida que el tuviera y se identificara con sus subalternos y estos le respondieran como el quería, se sentía poderoso y único guerrero, lo animaba un odio ilimitado por la alta sociedad, los aristócratas fuesen venezolanos o españoles, los mantuanos y todo aquello que le oliera a patriota.

El ejercito Real supo interpretar casi a la perfección las intenciones de Boves, a través de la guerra que estaba llevando, sabían que el objetivo fundamental que el perseguía era la destrucción y exterminio de la aristocracia, esto trajo como consecuencias que los realistas vieran en el un apoyo y ayuda para lograr restablecer el hilo colonial que se había roto por culpa de los seudo-revolucionarios, el propósito de los realistas no era el exterminio de la aristocracia, sino restituir la colonia a España y procurar a toda costa y regresar al orden anterior, disciplinar a los disidente y castigarlos, razón por la cual España se vio en la obligación de enviar un contingente de hombre bien armados y comandados por la elite de los oficiales españoles, Morillo, La torre, Monteverde y otros que viviendo aquí en el país se enrolaron a la causa real y otros a la causa emancipadora, entre estos se pueden mencionar al Coronel Morales, José Tomas Boves, Antoñanzas Etc..Quienes se plegaron a la Corona Española, por la causa independentista uno de los mas connotado hombres de nacionalidad española se plegó abiertamente a los patriotas fue Campo Elías, quien se juró, exterminar a los españoles del suelo patrio y al final el se inmolaría para que no existieran vestigios de españoles en Venezuela, el mismo Boves al comienzo de los movimientos independentista, fue un ferviente luchador por esa causa y al final se plegó a la corona.

Las montoneras de José Tomas Boves, la conformaban negros y sambos llaneros, se incluían algunos esclavos, masa de hombres decepcionados por las múltiples promesas no cumplidas por los grandes señores y el maltrato e irrespeto por parte de ellos a las esposas e hijas de los esclavos, así que vieron en el Taita, un hombre con todas las características del líder preocupado por sus seguidores y que sería quien solucionaría todas sus penurias, lo mas importante a diferencia de los patriotas es que el no obligaba a nadie que lo siguieran, porque su sola presencia expresaba confianza y temor logrando con este binomio que lo siguieran espontáneamente, era el carisma del cual estaba dotado, con su forma de ser llegó a formar el ejército mas grande que haya pisado suelo latinoamericano, se calcula que llegó a comandar unos diez y ocho mil hombres todos armados con lanzas y caballos, a pesar de que no tuvo la oportunidad de salir del suelo patrio, se acepta el símil con Alejandro Magno por sus capacidades de estratega, con Atila por su maldad y hombre implacable, fue marino mercante y su formación militar la adquirió en los campos de batalla, pero con su psicología supo conocer y entender a sus subordinados, conociendo a fondo sus necesidades y los deseos que los impulsaban a tomar esta bandera con José Tomas Boves.

El asturiano, como líder autocrático no tenía un segundo desde el punto de vista operacional, aunque con el estaba el Coronel Francisco Tomas Morales, pero quien ordenaba todo era Boves.

Veamos lo que nos narra el Escritor Arturo Sosa en su libro: Colonia y Emancipación de Venezuela en la pp. 36: "…Llega el terrible año de 1814, para las armas de la Republica se consolida la reacción realista y aparece un nuevo caudillo, José Tomas Boves, quien durante los años 1812, 1813, 1814. Se convertiría en líder de una inmensa legión de hombres del pueblo, llaneros y esclavos, con gran rencor hacia los mantuanos, culpables en mayor o menor grado de la situación semi-feudal en que vivían esos sectores de la población. Boves fue un hombre que se identificó perfectamente con los llanos y la idiosincrasia de su gente. Este caudillo encabezó una rebelión popular que acabo virtualmente con la segunda Republica, sus hordas llaneras arrasaron con la Republica de los mantuanos, dedicados al pillaje, saqueo, desolación y muerte por donde pasaba…"

Como cambian los tiempos antes todo era paz y tranquilidad el terror y el miedo nunca estaba presente hoy día tenemos que vivir con el, dormir y levantarnos con el, eran comentarios que los habitantes e San Joaquín hacían en sus tertulias vespertinas, aparte de eso recordaban con cierto orgullo, el hecho mas importante para el pueblo, cuando el año de 1813, el Libertador en su marcha triunfal hacia Caracas acampó en el poblado y deteniéndose en algunas casa compartió con sus habitantes y tomó agua del tinajero, eran bonitos e inolvidables recuerdos que se veían ensombrecidos por el manto del terror y la muerte, a la vez esta tranquilidad de los habitantes de la población se trastocaba cuando se recibían informaciones de las últimas fechorías del funesto personaje, que días antes había pasado por las armas a la gente de Villa de Cura, Ortiz, Caguas, Turmero y había acabado con el ejercito patriota en la Puerta, el solo hecho de su presencia asolaba los pueblos , no era un mito era realidad.

San Joaquín, veía y sentía como se estaba quedando sin jóvenes y hombres maduros, muchos de ellos, simpatizando con el movimiento emancipador, de una forma voluntaria habían ido a prestar sus servicios en el ejercito republicano, otros se habían enrolado en el ejercito realista, unos mas con menos suerte habían sido obligados a engrosar las filas de cualquiera de los dos ejércitos que había hecho presencia en el pueblo y estaban necesitado de sangre nueva, muchos jóvenes en conocimiento de lo que se avecinaba, habían escapado a sitios ocultos y seguros.

Una de las bondades que ofrecía el pueblo es que era paso obligatorio para todos los viandantes, en particular los que iban hacia Caracas o venían de ella, con un solo propósito, buscar un sitio seguro donde no corriera riesgo, por la guerra que se libraba en todo el territorio nacional, San Joaquín era un oasis atravesado por el camino real, hoy día carretera nacional, este camino de las mil pisadas, estaba privilegiado por la naturaleza, al ofrecer a sus asiduos viajeros, los grandes árboles como ceibas, samanes, cedros, y caobas, los cuales aportaban su cuota de humanidad al brindar sus sombras al caminante, de tal manera el viajero se sintiera cómodo y que la maravilla del creador le extendiera una mano, pero así como brindaban comodidad al viandante, de igual manera estos gigantescos árboles fueron testigo mudo de la penurias y sufrimiento de muchos clérigos y hombres del pueblo, como escarmiento por parte de algún jefe militar amparándose en el polémico Decreto de Guerra Muerte, era un campo santo a todo lo largo del camino, por esta vía se desplazaron las tropas realistas y patriotas, algunas veces huyendo de algún acoso o en desplazamiento hacia algún lugar para enfrentarse al enemigo.

C A P I T U L O III

San Joaquín y sus habitantes

"…Boves se revela como una de las mas formidables demagogias, recorría aldeas vecinas, formaba batallones, decretaba la libertad a los esclavos, y por primera vez en América, daba a la gente de color altos cargos en la oficialidad, y con el fin de estimular conveniente emulación entre sus tropas, bautizaba los diversos batallones con el nombre de las aldeas o villas a que pertenecían sus gentes, para servirse del regionalismo característico de las poblaciones venezolanas…"

San Joaquín estaba conformado por un grupo de familias que sumaban trece, entre ese grupo de familia se pueden mencionar algunas como: Aguirre, Conde de Tovar, Domingo Tovar, Urraca, Zuloaga, Egusquiza, Izquierdo, Sotillo, Correa, Elizalde, Quintana, y otras que fueron las primeras familias pobladoras de San Joaquín dedicadas a la agricultura, en tierras cedidas por el Conde de Tovar para que se iniciaran en las labores agrícolas, se puede decir que estas familias fueron el génesis del mantuanismo en el pueblo con libertos y esclavos, como satélites a estas familias que habitaban las grandes casonas se encontraban los peones y esclavos negros, trabajadores de las haciendas, comerciantes pequeños, pero existía una preocupación común que no era patrimonio de ninguna clase social, la guerra y José Tomas Boves, pero analizando la situación bélica que se vivía en el país, se puede aseverar que era mas la preocupación de los grandes señores que la de los trabajadores y los esclavos que en su mayoría eran negros y mulatos.

San Joaquín era parte del corazón del país, sus habitantes no podían ser indiferentes a lo que estaba sucediendo y no deseaban que su terruño fuese convertido en un teatro de operaciones, por eso en los rezos diarios pedían que todo se solucionara y que la guerra nunca hiciera acto de presencia en el poblado. Las tertulias obligadas en grupos de amigos, eran los acontecimientos que se sucedían mas allá de la frontera del caserío, era prácticamente la comidilla diaria, para todos los sanjoaquineros y hasta el toque personal hacia acto de presencia, pero lo mas intrigante, motivo de extrema preocupación, era la aparición del asturiano José Tomas Boves, quien aupaba a sus huestes u hordas con el lema de "muerte a los godos".

Los grandes señores y terratenientes se preocupaban por sus finanzas, las cuales se encontraban con saldo rojo, motivado a que el tabaco, no producía el capital de los años setenta el añil, cacao, la caña, todo estaba paralizado como consecuencias de la guerra.

Estos habitantes de alta alcurnia del pueblo de San Joaquín, tenían unas características muy particular, personas que de una u otra manera se habían culturizado, y esto se notaba en la forma de hablar y de expresarse, con un alto aire de arrogancia, su forma de vestir era la típica de la persona de antaño a la usanza de la madre patria, en las grandes fiestas se presentaban con su paltó de levita, camisa de encajes con corbatín y zapatos de charol, si era obligatorio usar sombrero este era de copa alta y un bastón como accesorio, si se trataba de las damas de la alta sociedad, con su vestido largo un armador, blusa de seda sombrero o sombrilla, unas botas trenzadas y un peinado alto con un tocado, toda la tela era de la mejor calidad e importada, esta vestimenta un poco mas sobrias la usaban para pasear en la alameda o por las calles de la población, una vez terminado el paseo vespertino, por lo general en parejas, se acostumbraba sentarse en la puerta de sus casas a seguir la tertulia hasta que el sereno, anunciaba las nueve de la noche hora tenebrosa, porque era la hora de los seres indeseables que aterraban a la población, de inmediato la iglesia daba la bienvenida a estos seres con toques de campanas en forma de dobles, un repique largo y dos repiques cortos, todos los habitantes se recogían en el sepulcral silencio de sus mansiones, dejando como luz un farol o una lámpara de carburo, la luz de las calles la conformaban los faroles en cada esquina que eran encendidos por el sereno apenas hacia acto de presencia la oscuridad y duraba encendido hasta que se apagara por si solo, indicativo de que el combustible utilizado se había consumido, por lo general carburo con agua.

Los peones y esclavos vestían de una manera diferente, un sombrero de cogollo o paja, camisa de liencillo o una blusa blanca con un pantalón a la altura de la rodilla tipo bermuda, algunos usaban alpargatas otros preferían andar descalzos, la gran brecha que existía entre estas dos clases era lo típico en todo el país, las adolescentes hijas de los esclavos eran escogidas por la señora de la casa, para que fuera su dama de compañía a todas partes, de allí surgió la expresión de "las paga peo" porque estas damas de la sociedad descargaban sus nauseabundos gases y se lo atribuían con unos sombrerillazos por la cabeza a la pobre damita de compañía, por lo general sucedía en la iglesia o en las tertulias diarias, el gran señor de la casa consideraba que las damitas, hijas de los esclavos le pertenecían y era frecuente las violaciones hacia ellas. sin que nadie pudiera decir o hacer algo, porque era el amo quien estaba llevando a cabo su aberración. Todas estas cosas que sucedían a diario, eran comentadas por los peones y esclavos y en su yo intimo preferían luchar al lado de los realistas que con los señoriítos de la alta sociedad, a lo largo de la historia nos damos cuenta lo que costó convencer a esta clase para que se plegara a la gesta emancipadora, esa brecha entre ambas clases fue el caldo de cultivo para que caudillos que surgieron de la nada, como Boves, se les facilitara engrosar las filas del ejercito realista y conformar un ejercito particular, llenos de odio y resentimientos, el escritor e historiador Arturo Sosa, dice en su obra: "Colonia y emancipación de Venezuela"..cita…Las aspiraciones por la igualdad y la lucha por ella se arraiga profundamente en toda la sociedad colonial y crece proporcionalmente a la extensión del proceso de mestizaje que convierte a los pardos en una clase amplia y significativa en la vida económica del país, de la misma manera en una sociedad esclavista con las aspiraciones de libertad y los diferentes tipos de lucha para lograrlo se presentan muy temprano y en forma muy variadas…"De igual manera el autor expresa lo siguiente: "…Los negros están de parte de los realistas porque no pueden confiar en las promesas de quienes son sus amos, igualmente la jerarquía eclesiástica y buena parte del clero…"

En cuanto a la forma estructural de San Joaquín, su punto de partida era la plaza o alameda como solía llamarse, las solariegas casas era el refugio obligado de las familias de abolengo y alta alcurnias residenciadas en la población, cuyas casonas les permitían recibir aquellas personas que consideraban eran importantes del resto tenían, que solicitar audiencia para hablar con uno de los señores, tampoco permitían que alguien en la calle se le acercara hacerle algún planteamiento o buscarle conversación y las damas eran por el mismo tenor, solo tenían acceso a ellas las de su clase y las visitas eran anticipadas con anticipación.

Las calles del pueblo eran solitarias, solo el canto de un gallo o el ladrido de un perro eran los que de una forma natural, perturbaban la siesta de los grandes señores y ese silencio sepulcral se respetaba, la siesta, como tradición y costumbre de la madre patria era una institución, nada ni por nadie podía ser alterada, so pena de sanción por parte de las autoridades y a petición del gran señor.

En el pueblo no existía fuerza pública porque los mismos habitantes eran los encargados de administrar justicia aplicando las leyes a un infractor, en sí eran prácticamente los alcaldes y corregidores, por lo general esta administración de las leyes era dirigida a un esclavo o un peón que había incurrido en alguna falta, diferente, si un gran señor había cometido una falta, entre los de su clase, le buscaban la solución y se excusaban de la infracción cometida, al menos que fuera por deudas en dinero o una afrenta moral, la cual dilucidaban de acuerdo a la mancha de su honor.

A pesar de estas grandes brechas sociales, todos los habitantes de la población estaban en conocimiento de las encarnizadas luchas que se libraban entre patriotas y realistas, según comentarios, eran verdaderas carnicerías, en Caracas, oriente, los llanos etc. Y abrigaban la esperanza de que ese fantasma de la guerra no hiciera acto de presencia en el poblado, apacible por excelencia, pero a la vez estaban convencido y hasta estrategias habían establecido por si algún día la guerra se estacionaba en el pueblo, esperaban así, que de sucederse, no pasará mas allá de algunas escaramuzas y nunca verse envuelto en la guerra total que era librada por los tres ejércitos empeñados en esta contienda.

San Joaquín, como todo pueblo producto de la conquista española y colonial no podía escapar a la estructura de la sociedad y el mismo estaba conformado de la siguiente manera:

*Clase de terratenientes y comerciantes, formados en su mayoría por los blancos criollos y peninsulares.

*Clase media formada por los llamados blancos de orilla, pequeños comerciantes funcionarios de bajo nivel y pardos propietarios.

*Clase trabajadora, formada por los jornaleros rurales y urbanos, arrendatarios campesino.

*Clase esclava formada por los negros y mulatos en condición esclava.

*Grupos marginales situados a diferentes niveles de la escala social.

Referente a las actividades financieras el dinero que los grandes señores ganaban o recibían, eran muy bien guardadas y custodiadas en grandes vasijas de barro, conocidas como botijuelas, cuando estaba completamente llena con el dinero percibido, procedía a enterrarla en algún sitio de la casa, cuenta la tradición que el gran señor, seleccionaba a un esclavo de confianza o un peón para que lo acompañara abrir el hueco donde enterraría la botija, una vez colocada la botija en el hueco procedía a matar al esclavo o peón y luego lo enterraba con el funesto entierro. en el sitio sembraba una mata, por lo general de taparas.

Se comentaba en los predios de la sociedad reinante, que en el convento que existió diagonal a la plaza, era vivienda de religiosas, el mismo se comunicaba con la casa parroquial por debajo de la alameda a través de un túnel secreto, cuya boca de entrada estaba en el altar mayor, cuyo propósito era el facilitar el desplazamiento secreto de los religiosos, a fin de protegerse por alguna adversidad.

Así era el pueblo donde las personas sabían quien era quien, para esa época contaba con muy pocos habitantes a lo sumo unos dos mil aproximadamente, incluyendo los peones y esclavos. Los niños que crecían en la población tenían el cuidado de una institutriz, la cual se encargaba de ellos con mucho celo y gran responsabilidad, por lo general era una esclava, dentro de sus obligaciones estaba enseñarlos a comer, leer y escribir y todo lo que ellos iban a necesitar durante su vida y poder desenvolverse en sociedad a la cual pertenecían, así mismo gozaban de la protección de algunos esclavos o ayas, las cuales con mano firme y bondadosa lograban que ese niño se comportara cónsone con su edad, muchas de estas ayas tenían que soportar las malacrianzas de ellos, ya que era el señorcito de la casa, la gran mayoría de estas ayas amamantaban a los niños recién nacidos, a fin de evitar que la matrona sufriera deformación de su busto o que sus actividades sociales se vieran entorpecidas.

C A P I T U L O IV

Los tres ejércitos 1814 y su concepción estratégicas

"…Cajigal, quien trató de reasumir la dirección de las operaciones y para lograrlo ordenó a Boves incorporar sus fuerzas a las tropas regulares españolas, ya listas para avanzar sobre la capital…" "…He recobrado, -le contestó insolentemente el llanero- las armas, las municiones y el honor de las banderas españolas que vuestra excelencia perdió en Carabobo…"

Venezuela, como se ha venido mencionando desde el comienzo de la obra, se encontraba sumida en una guerra total, esta contienda podría aseverarse que era una guerra entre clases sociales, con ansias de ser libres de toda opresión extranjera, el historiador Arturo Sosa manifiesta lo siguiente: "…La guerra social tan temida por los caudillos y peninsulares es un hecho, las fuerzas que siguen a los caudillos populares que defienden la causa del rey representan anhelos de libertad e igualdad que no se corresponden con los designios de los otros sectores que defienden la causa…" (Venezuela y emancipación op. cit. P. 36). El Decreto de Guerra a muerte, buscaba fortalecer y reconstruir una republica criolla, pero sus consecuencias eran el temor al polémico decreto por parte del ciudadano común, el espíritu del mismo no era bien conocido y cada quien lo interpretaba a su forma y manera, aparte de estas interpretaciones, existía el rumor y el toque personal de la inventiva criolla.

Se conocía por boca de muchos que habían escapado o desertados de las filas realistas y patriotas, lo encarnizado de los combates y a esto se sumaba el baño de sangre por las ejecuciones llevadas a cabo, en aquellos que habían caídos mal herido durante el combate o escaramuzas, de igual manera a los que por desgracia caían como prisioneros, a los cuales se les aplicaba la pena capital, sin ningún tipo de contemplación, la impresión que se tenia, era que el Decreto de Guerra a Muerte. era para los dos bandos, era una sed de sangre, exterminio y muerte eran las frases predilectas, en particular en las hordas de Boves.

Estos actos barbáricos se sucedían a diario, la pena capital era el horizonte de la guerra que se libraba entre patriotas y relistas, a esta destrucción humana había que agregar las muertes de ciudadanos civiles que no estaban directamente involucrados en la contienda, Venezuela, se estaba quedando desolada por causa de la cruenta guerra, hogares y familias desaparecidas y uno que otro bando se culpaban de ser los causantes de tan aberrante e inmoral acción.

Al analizar la guerra de independencia y estudiar la situación de Venezuela desde 1811 a 1814, se conocen tres bandos armados y en pie de guerra, los cuales se disputan el país, por supuesto que con diferentes razones, los bandos señalados tenían una clara posición en cuanto a la fratricida lucha que estaban librando, aun mas cuando sus cuadros lo conformaban hombres con nacionalidades heterogéneas, españoles, canarios, venezolanos, colombianos, etc. En el ejército patriota, encontramos hombres de diferentes latitudes, entre ellos se pueden señalar, a MC Gregor, O ` Leary, Piar, Campo Elías, Girardot, Farriar, Scoot, etc. Pudiéndose notar que el ejercito realista se conformaba por llaneros y españoles, siendo mayor el numero de efectivos venezolanos que extranjeros, se menciona la conformación de los ejércitos que estaban presente en territorio patrio con el propósito fundamental de analizar cada uno de estos bandos empeñados en esta lucha así como el objetivo estratégico de cada uno de ellos.

El ejército patriota, tenía un objetivo específico, lograr por medio de los combates, desarticular y destruir al ejército realista, incluyendo al comandado por Boves, así como justificar la guerra que estaba librando en pro de la independencia.

Su concepción estratégica se limitaba a dividir el país en tres zonas o áreas, el centro, el occidente y el oriente, de tal manera, los jefes militares patriotas, mantuvieran un control sobre el desplazamiento de los realistas, por supuesto que con sus graves consecuencias para las tropas del rey, parque en la medida fueran controlados aunado a la división del terreno, estos iban perdiendo terreno, y su evolución se les veía mermada, al ver estrangulada su zona de desplazamiento.

En cuanto a su organización el ejército venezolano estaba conformado de la siguiente manera: Venezolanos y una mayoría considerable de colombianos así como muchos españoles y canarios, simpatizantes de la independencia del país, su orden de batalla la constituían, tres batallones formaban una brigada y dos brigadas una división, cada batallón se componía de una compañía de granaderos, y seis de fusileros de cien plazas cada uno, siendo el batallón la unidad táctica , en la caballería, tres escuadrones que formaban un regimiento y cada escuadrón estaba compuesto de tres compañías de cincuenta hombres cada una, se podía notar la ausencia de la artillería, esta organización del ejercito patriota, el cual no sufrió variación alguna desde su nacimiento, era una copia fiel y exacta del ejercito realista. Se puede aseverar que a pesar de las interrupciones a todo lo largo de la vida republicana de esta organización, el génesis del ejercito actual, se encuentra en el ejercito que combatió y logró la independencia de cinco naciones.

El ejército español tenía a su favor un mejor armamento y su cuerpo de ejército lo conformaban tanto españoles como venezolanos, a pesar, del despliegue militar por parte de los patriotas, los realistas mantenían un control muy cerrado en todo el país, la misión del ejercito español era el exterminio del ejercito patriota, su concepto estratégico era doblegar la moral del enemigo con ataques sorpresivos, emboscadas, ejecuciones etc. Y en el mejor momento dar el zarpazo final, a la vez sacarle el mejor provecho al clero para que con su verbo encendido, lograra que los ciudadanos le dieran la espalda y no colaboraran con la causa independista y en particular a los patriotas.

El ejército español, tenía la siguiente organización táctica: las unidades de infantería estaban organizadas en regimientos de dos batallones, dos regimientos formaban una brigada, dos brigadas formaban una división posteriormente suprimieron los regimientos y quedaron únicamente los batallones y divisiones, a esta ventaja se sumaba la artillería.

Una de las fallas encontradas en el ejército español, que confiaban mas en su disciplina que en su arrojo y valor en los combates, la sorpresa les daba mas confianza que en los ataques regulares y subestimaban el ejercito patriota, al creer firmemente que el ejercito republicano no eran capaces de actuar de acuerdo a los principios de la guerra, de igual manera consideraban que el ejercito adversario no tenían un concepto claro de la maniobra y el movimiento, de todos modos los realistas sabían que el ejercito patriota lo adornaban las virtudes del valor e iniciativa.

Bolívar, un gran visionario, logró con su polémico decreto de Guerra a Muerte, doblegar en cierta forma la moral del enemigo, lo cual se manifestó con las deserciones de sus filas, incluyendo a oficiales y soldados, en particular aquellos que eran de nacionalidad venezolana, yendo a ponerse a la orden del Libertador, lo que permitió el fortalecimiento del ejercito patriota.

Estos dos ejércitos, el patriota y el realista, tenían un problema común como era el divorcio entre el poder político y el poder militar, siendo más grave el de los patriotas por la disparidad de criterios entre los comandantes militares dentro del ejército y las regiones.

El otro ejército o cuerpo de guerreros que hacía vida en el teatro de la guerra, era el del asturiano José Tomas Boves, ejercito que se vanagloriaba de haber vencido al ejercito patriota cuantas veces se encontraron en particular, las dos batallas de la Puerta, Valencia, La Victoria, San mateo, Calabozo, Villas de Cura y la última Urica, en ésta ultima batalla, vencieron desde el punto de vista táctico pero fueron derrotados estratégicamente, los integrantes de su ejercito, era de esclavos y peones huidos de las haciendas así como una cantidad de aventureros y facinerosos que iban en busca de algún botín porque nunca habían tenido nada y consideraban que ésta era la gran oportunidad de hacerse de alguna riqueza, al igual que a José Tomas Boves, a ellos no les interesaba luchar por alguna causa real, sino por su bienestar personal, el asturiano, nunca manifestó que su lucha o participación en la guerra era por la causa real, sino su consigna era el exterminio de la aristocracia, con su grito de guerra de "mueran los mantuanos" si supo muy bien sacar el mejor provecho del ejercito realista, con armas y pertrechos, los realistas creían tener un aliado leal en José Tomas Boves, algo que nunca se pudo descifrar, se caracterizaba este guerrero por su carisma, personalista al extremo, con mucho arrojo y valiente, nunca tuvo miedo y eso sirvió para que sus subordinados confiaran y lo siguieran ciegamente, interesante su liderazgo porque con sus acciones llegaba hasta el último de sus hombres era para sus seguidores un Dios, al extremo de llamarlo y se hizo conocer como el "taita."

José Tomas Boves, fue marino mercante, no tuvo estudios militares, pero poseía la psicología e inteligencia, que le permitía apreciar y sacarle el mejor provecho a cualquier circunstancia y situación por muy insignificante que fuera, supo desplegar y poner en practica sus virtudes como líder, su arrojo, valentía y su sangre fría, el codeo con sus hombres y soportar las penurias y limitaciones que la guerra exigía, junto e igual que a sus hombres, le permitió erigirse en dueño absoluto de los llanos de Guarico y Apure, lo que le permitió conformar el ejercito mas grande y poderoso que haya pisado tierra venezolana, aproximadamente unos diez mil hombres todos a caballos, fueron llamados como los lanceros de Boves, su armamento clásico era una lanza de aproximadamente tres metros de largo y una cuchilla amarrada con cuero de ganado, este guerrero actuaba solo, no recibía ni aceptaba ordenes de ningún jefe español y llegó a autonombrarse "…Capitán General de los Ejércitos Españoles…" Boves, se alejo de todos, y convirtió el pueblo de Guayabal en su Cuartel General, donde organizó su ejercito cuantas veces fue necesario, el segundo en la línea de Comando era el Coronel Francisco Tomas Morales, quien tuvo una pobre actuación en la Batalla de Carabobo, por desavenencia con el Mariscal de Campos Miguel de La torre.

Es de suponer que en sus planes de guerra, tenía su propio concepto estratégico, hacer creer a los realista que era partidario del Rey, y ayudaría a establecer una monarquía en Venezuela, pero toda su intención se limitaba a el exterminio del ejercito patriota y una vez logrado su cometido y consolidada su posición como jefe militar triunfador, reclamar sus derechos, e irse en contra del ejercito realista e iniciar una guerra contra ellos y tomar el puesto de Simón Bolívar, seguro que de lograr sus intenciones su ejercito se hubiera fortalecido y hubiese sido invencible, se puede aseverar que muchos patriotas habrían buscado sentar plazas en su ejercito, es posible que si eso hubiera sucedido, serian los bustos y estatuas de José Tomas Boves, que adornarían nuestras plazas como el Libertador de Venezuela, el ejercito del asturiano se caracterizaba en dar repetidas carga con la mayor furia a lo mas denso de las filas enemigas, hasta lograr poner en desorden la formación y proceder luego a destrozar todo lo que tenían en torno suyo con el empleo masivo de su caballería, el símbolo de su ejercito a la que llamó "La legión infernal" la conformaban tres banderolas, una negra con una calavera descansando sobre dos huesos cruzados, una roja que significaba sangre y la bandera española por ser el nativo de España.

Con la desaparición del caudillo, en Urica el año de 1814, gran cantidad de sus seguidores, con ansias de libertad se pasaron al ejercito patriota y muchos fueron laureados como héroes de la guerra, el caso del Coronel Rondón, el Teniente Pedro Camejo (a)Negro primero y así otros que fueron menos importantes pero también engrosaron las filas patriotas, llenando hoy día las paginas de nuestra historia patria, con la muerte de Boves, la guerra dejó de ser populista, le permitió a el pacificador Pablo Morillo reestructurar su ejercito, porque en cierto modo el ejercito de Boves era una gran ayuda y también un obstáculo para actuar de acuerdo a lo establecido en tácticas militares. Los ejércitos de boves y el ejército realista nunca se enfrentaron en combate y es posible, siendo producto de la mente, lo que se va exponer, que los mandos realistas estuvieron pensando de la misma forma como pensaba Boves, o sea poner en práctica su propio concepto estratégico, y poder sacarlo del escenario político militar venezolano.

El Coronel (Ej.) ® Arturo Santana, hace un comentario de la formación del llanero, razones por las cuales eran excelentes combatientes….CITA…"…En la caza o en el campo, caballo y jinete parecen que obran por un solo impulso, pues la sagacidad del primero, le hace comprender el mas leve movimiento del segundo. Los llaneros tienen malos vestidos y equipos, son valientes en las operaciones militares, son diestros y activos, y ejecutan cualquier movimiento que se les mande con asombrosa celeridad. Su única arma es la lanza, cuya asta, hecha de madera ligera y elástica, pero fuerte y duradera mide de nueve a doce pies de largo (2,50 a 3,50 mts). El hierro de la lanza no es como el de la caballería europea, sino que tiene la figura de una gran cuchilla cuyo corte son tan afilados como el de una navaja de buena calidad, metal y temple. Aseguran el hierro con correas de cueros, que se ciñen fuertemente al asta desde el punto de encaje hasta ocho pulgadas mas abajo. El llanero da a sus hijos, cuando son todavía muy pequeños una lanza corta para acostumbrarlos a manejarla, y antes de ser admitidos en las filas, es preciso que estén bien instruidos en el uso de esta arma y que sepan coger un caballo salvaje que nunca ha sido montado, y después ponerle el grande y duro bocado que ellos usan, salir al campo inmediatamente. Por lo tanto comienzan hacerse jinetes desde el momento en que pueden tenerse sobre el caballo de sus padres…"…FIN DE LA CITA…

C A P I T U L O V

El espanto ronda a San Joaquín

"…En San Mateo en una de tales cargas, en las que Boves combatió siempre en las primeras líneas su caballo ATINOO cayo mortalmente herido, y cuentan las crónicas que aquel hombre de hierro, impasible ante la muerte de miles de seres humanos, desesperado de dolor se abrazó al cuerpo agonizante del noble bruto y ante sus hombres silenciosos lloró como un niño, luego levantó el puño en dirección a las trincheras enemigas y de sus labios brotó un terrible juramento de venganza…"

El canto de un gallo anunciaba la llegada de un nuevo día, los pocos perros callejeros ladraban a cualquier persona que vieran, las esclavas se preparaban a barrer el solar, otras en el pilón preparando el maíz pilado para luego preparar la masa y confeccionar las arepas para el desayuno de las familias, atizaban la leña en el fogón, la limpieza de la casa era muy necesaria y el lavado de la ropa de los señores y matrona era mandatario, con todos estos quehaceres hogareños, la gente se olvidaba momentáneamente los horrores de la guerra, todos los días, los habitantes del pueblo esperaban una noticia que les confortara y alegrara el nuevo amanecer que se iniciaba, pero era todo lo contrario, las noticias y los comentarios llegados de otras zonas geográficas sumían en el mas profundo dolor a los sanjoaquineros, los cuales no veían futuro ni salida a lo que se estaba viviendo.

San Joaquín, estaba atravesado por el camino real, pueblo apacible y bucólico, parecía que era indiferente a las luchas que se desarrollaban en todo el territorio nacional, el mismo, con pocos habitantes, desde el punto de vista geográfico no representaba un objetivo de primer orden, solo era un pueblo mas en el escenario de la guerra, como se mencionó, estaba en el eje del camino real, su utilidad era el descanso y saborear las aguas para tomar, provenientes del Río el Ereigue, para desmontar o cambiar de cabalgadura, pero a decir verdad, como sitio estratégico, no representaba nada, salvo las riquezas representadas por las solariegas casonas que se unían a la tranquilidad del pueblo.

Así empezaban los días en el pueblo y los mismos transcurrían de una forma tranquila, cada quien en sus obligaciones cuotidianas, las dos pulperías que hacían vida en la comunidad, abrían sus puertas a las seis de la mañana y se preparaban a satisfacer las necesidades logística de las familias, llenando de víveres y comestibles las cestas que el negro esclavo o la negra esclava llevaban para la comida diaria, el sereno hacía su recorrido de las pocas calles del poblado, las cuales eran. Una principal y cuatro secundarias y ocho calles de tierra que corrían de norte a sur, todas con sus faroles que le daban una luz muy tenue al poblado, el combustible utilizado era carburo con agua, ese olor penetrante era un aroma a colonia, como se mencionó, el sereno procedía apagar los faroles que en cada esquina estaban instalados, y a las seis de la tarde iniciaba su diaria labor de encenderlos nuevamente, e irse a dormir su trasnocho motivado a su trabajo, los fieles, los feligreses, las beatas a el primer repique de campana se apresuraban para ir a cumplir con el sagrado deber espiritual, al iniciarse en las primeras horas de la mañana esa procesión de fieles, era común ver a las señoras de abolengo, mejor conocidas como las mantuanas, luciendo sus atuendos de la época, con dos esclavas de su extrema confianza, una entrada en años y una jovencita adolescente, llamada "…la paga peo…" cuyo nombre son por las razones anteriormente señaladas, la esclava mas vieja tenía como misión darle protección a la ama y efectuarle algunas diligencias en caso tal las necesitara.

Muy significativo, que a pesar de estarse sucediendo una cruenta guerra, las pocas actividades del pueblito, se desarrollaban sin ningún contratiempo, lógico es pensar que los habitantes de San Joaquín, vivían permanentemente con el temor de ser el escenario de una batalla, una escaramuza, o un combate, y el pueblo cuya característica era la pasividad, se viese ensangrentado o se llevaran algunos de los pocos jóvenes que quedaban en el pueblo de una manera forzosa a los frentes de guerra, como había sucedido en anteriores ocasiones, de igual forma temían por las ejecuciones producto del Decreto de Guerra a Muerte, el cual había sido puesto en práctica tanto por los patriotas como por los realistas, ya que por algún comentario infundado con mala intención a muchos inocentes se les aplicó la pena capital, fusilamiento o la horca.

Por el poblado atravesaba todo tipo de persona, unos que huían de los sitios donde los combates eran mas recios, otros porque habían desertado de las filas militares y otros que buscaban refugio en algún sitio. El pueblo era muy tranquilo y sus habitantes los caracterizaban la cordialidad, tenían desconfianzas de las personas que llegaban de otros sitios y eran desconocidas las razones por las cuales se encontraban en el pueblo.

Un día normal durante la semana, se corrió la voz, de que por los lados de la Hacienda Cura, y específicamente los caminos que conducían a ésta hacienda, se encontraban merodeando unos desconocidos, se debía ser lo suficientemente prudente al toparse con ellos, porque aparte de que andaban a caballo su aspecto era deprimente, todos andrajosos y sucios, muchas personas decían que eran nuevos peones de la hacienda, otros comentaban que posiblemente , eran soldados que habían desertados o huían después de la derrota que le infringió Boves a los patriotas en la batalla de la Puerta, ya que el ejercito republicano había sido diezmado y perseguido hasta el exterminio por parte de las hordas del asturiano. Otros mas osados en sus opiniones los catalogaban como cuatreros y asaltantes de caminos, la pregunta obligada, ¿por que no se dejaban ver y ni siquiera entre ellos entablaban conversación? Las pocas personas que tuvieron la oportunidad de verlos o toparse con ellos, los describían con rostros de muy pocos amigos, quemados por el sol, algunos usando alpargatas otros descalzos y la clásica vestimenta del llanero, el sombrero de ala ancha caída, que no permitía se le viera la cara, estos comentarios lo efectuaban con la mayor prudencia y por lo general en circulo de amigos muy íntimos o en los círculos familiares.

Pasaron los días y la interrogante eran los jinetes paseándose por toda la comarca de las plantaciones de la hacienda Cura, ¿Quiénes son? ¿De donde vienen? Eran las preguntas obligadas por parte de los temerosos habitantes del poblado, el tiempo pasó y los jinetes desconocidos ya no eran tomados en cuenta, nadie hablaba de ellos, pero allí estaban, nadie los vio de frente, sino de reojo, su apariencia era de crueldad, si se topaban con alguien, les escondían la mirada o lo veían con ojos de odio, si alguien los saludaba o les daba los buenos días o buenas tarde, se quedaban con la palabra en la boca, permanecían viendo a la persona de pies a cabeza como una revisión o una evaluación, el número de jinetes eran doce, con caballos muy bien cuidados y por cabalgadura utilizaban un fuste con sus aperos y estribos abierto, una cobija burrera, un rollo de soga, un pote mata gusano y un machete del lado derecho, todos estos implementos colgados del fuste y hacia el pico del fuste un porta lanza.

Lo menos que esperaban las habitantes de San Joaquín, es que un día muy temprano cuando se realizaban los oficios religiosos, los jinetes hicieron acto de presencia en el poblado, entrando por las calles principales, distribuidos de la siguiente manera, cuatro por cada calle, una vez que estos misteriosos jinetes recorrieron el pueblo de este a oeste, se dirigieron a la plaza y se detuvieron al frente de la iglesia, la pierna derecha la sacaron del estribo y colocaron la rodilla sobre el pico del fuste, que servía de silla de montar. En su alto frente a la iglesia estaban en una actitud observadora, se fijaban mucho en las personas comunes y en particular aquellas que venían de las solariegas casas, también observaban el tipo de feligreses que asistían a los servicios religiosos, la casa de alto diagonal a la plaza o alameda, fue una de las tantas que les llamó la atención, de igual manera todas las que estaban a su alrededor, aparentemente se dieron cuenta de lo tranquilo y lo apacible del poblado, un solo incidente ocurrió con los jinetes, al frente de la plaza había una pequeña pulpería y cuyo dueño era un señor a quien por cariño lo llamaban "el isleño", con muchos años de haber llegado a esta población, muy apreciado por los habitantes del pueblo, se dedicaba a vender los víveres normales, aparte de eso, se podía comprar chicha, carato, guarapo dulce, y otros dulces caseros como majaretes, conservas de coco, igualmente cambures, plátanos. etc…

Los jinetes al percatarse del negocio, se acercaron con intenciones de comprar algo, se desmontaron de sus caballos, pidieron caratos, se desayunaron con cazabe y cambures, una vez satisfecha sus demandas, uno de ellos preguntó cuanto debían, el isleño, les informó cuanto había sido lo consumido, uno de los negros que era bizco y sin dentadura, que fungía como jefe del grupo, se abrió paso entre el resto de los jinetes se acerco al Isleño, y le informó que ellos lo que tenían era hambre y no dinero para pagar, el isleño, discutió con ellos y montó en cólera, deseándole todo lo malo que les podía pasar, amenazándolos de que si volvían les echaría agua caliente, y los conminó a salir del negocio so pena de arrepentimiento, los jinetes muy pasivos se montaron en sus cabalgaduras alejándose lentamente del sitio, atrás quedaba el celebre pulpero, sumido en la peor de sus rabietas, antes de salir del pueblo, los jinetes se fueron haciendo zig-zag a todo lo largo de las calles de la población en dirección al este, con destino desconocido.

Pasó el tiempo y los misteriosos jinetes se desaparecieron del pueblo, nadie mas comento algo relacionado con ellos, quedaba el misterio, de quienes serían, solo el isleño, que de paso tenía fama de tacaño, se retorcía en su rabia, cada vez que le recordaban la mala jugada que le hicieron los extraños forasteros.

Permanentemente, a el pueblo llegaban muchas personas desconocidas, los habitantes se extrañaban de la afluencia de tantas personas venidas de otros lares, con el correr del tiempo, cuando nadie recordaba a los jinetes, un viajero que se estacionó en el poblado por pocas horas, narró que el vivió las mismas experiencias en el Socorro, ya que esos visitantes extraños, integraban las hordas de Boves, de igual manera manifestó que exactamente sucedió en Villa de Cura, San Mateo, Turmero y otros pueblos mas, y que no sería extraño que Boves estuviera preparando una visita al pueblo, posteriormente se confirmó que los forasteros eran parte del destacamento precursor del asturiano, era costumbre pasearse por los pueblos para jalonar el terreno, observar e informarse de la gente que allí habitaban incluyendo a las actividades a la cual se dedicaban, esta información tenía que ser muy precisa y completa, para hacérsela llegar con todos los detalles a el Taita, como era llamado por sus llaneros.

C A P I T U L O VI

Los tres estandartes 1814

"…Un día en las proximidades de Angostura, pasó revista a cuatro mil jinetes; Boves montado en su caballo ATINOO, su soberbio caballo negro, el mayor amor de este personaje semi bárbaro, arengó aquellas hordas, que el mismo llamó "La legión infernal" y les entrego una extraña bandera negra, pendón de la muerte, según su grafica expresión, una bandera roja, que significaba sangre y la bandera de España…"

Las calles de San Joaquín se encontraban solitarias con un sol abrasador, la tranquilidad de la tarde de ese día, era algo normal en el pueblo, esa paz colonial, permitía que la gran mayoría de los habitantes se fueran a disfrutar de la siesta, como era habitual, otros a cumplir con ciertas responsabilidades inherente a sus trabajos, frisaba el mes de junio y el sol se mostraba inclemente, el olor al café recién colado se esparcía por toda la comarca en espera de que el señor y la señora de la casa se levantaran de dormir la siesta.

Serían las tres de la tarde, cuando esa tranquilidad sepulcral mencionada anteriormente, se vio perturbada por una secuencias de repiques fúnebres que procedían de las campanas de la iglesia, ¿Quién falleció? Era la pregunta obligada ..Ave María Purísima…que su alma descanse en paz..Santa María gracias a Dios…eran las letanías de las beatas y de los creyentes, inexplicablemente este repique de campana cesó, y el silencio se apoderó del pueblo nuevamente, al mismo tiempo, por el camino real vía Valencia, entraban a el poblado unos treinta hombres a caballos, identificándose con un símbolo que aterraba, era algo tétrico, una bandera negra con una calavera en el centro, o sea la identificación de la muerte y otros portaban una bandera roja como símbolo de la sangre, el asta era una puntiaguda y cortante lanza de acero de aproximadamente tres metros de largo, la madera dura y flexible, algunos de los jinetes llevaba el fusil terciado a la banderola, o sea colocado en la espalda de una forma diagonal, su vestimenta era muy escasa, un pantalón bombacho, algunos sin camisas, otros con una blusa que en un tiempo fue blanca, sucia y desteñida, trancada hasta el cuello, algunos mostraban collares de colores como una contra, no podía faltar las supersticiones del negro, la gran mayoría usaban como tapa sol sombreros de palma o cogollo, era común los pañuelos rojos amarrado a la cabeza, como a la usanza de los piratas, calzaban alpargatas y cotizas de trapo, algunos mostraban orgullosos uniformes e insignias militares y correajes que habían obtenido como botín de guerra de los patriotas, en el descalabros sufrido por los republicanos en la Batalla de la Puerta, y de otros sitios donde habían despedazado a las tropas patriotas.

Era una montonera, con una presencia deprimente, al frente iba un jinete bien apertrechado, que fungía como corneta de orden del grupo, el cual no dejaba de tocar a todo pulmón, con toques militares, dando la impresión de que estuviese dando ordenes para iniciar un ataque al enemigo.

El aspecto individual era deprimente, con la ropa sucia y rota, quemados por el sol, algunos con la cabalgadura y unos aperos careciendo en sí de una silla para montar se podía ver las pócimas mata gusanos elaboradas por ellos mismos y no podía faltar la cobija burrera en el anca del caballo así como un rollo de soga a ambos lados, un bozal por freno, del fuste salían unas correas de cuero que sujetaban una vaina hecha de cuero de res y alojaba un machete puntiagudo y otros de palma ancha muy bien afilados por ambos lados. En cuanto a las bestias se notaba que le dispensaban un cuidado especial, algunos con las crines tejidas en forma de crinejas, otros la tenían cortada al rape lo mismo la cola, algunos caballos usaban casquillos, cuyo paso por las calles a pesar de ser de tierra y piedra producían un ruido como de un hierro suelto.

Como se mencionó anteriormente los jinetes presentaban una apariencia desastrosa, pero la destreza y su forma de montar los presentaba como hombres duchos en ésta profesión, su aspecto era de hombres duros y recios, producto de las mas fuertes tareas del llano, la compasión y la bondad en ellos brillaba por su ausencia, cuando hicieron su entrada al pueblo, el cortejo parecía una procesión de diablos personificados, muchos de ellos durante su desplazamiento a lo largo de la calle real, dejaron su huella de chimó que venían masticando a través de un escupitazo en cualquier sitio de la calle.

La maleficencia se les notaba en el rostro los cuales no inspiraban una pizca de confianza, su mirada era de odio y desprecio, otros, con mirada socarrona como si la vida de los sanjoaquineros no valiera nada para ellos.

Junto con estos extraños actores que llegaron al pueblo, también llegó el miedo y el terror, así como la angustia e incertidumbre los cuales se apoderaron de los habitantes del pueblo.

El dispositivo para el desplazamiento a través de la población, fue muy bien planificado por parte de los extraños e indeseables visitantes, lo efectuaron en pequeñas oleadas, el jinete con la corneta o clarín no cesaba de interpretar las notas militares, las cuales penetraban a través de las ventanas a las solariegas casas, su distribución era de tres en tres, con el jinete del clarín iniciando la marcha siendo la distancia era de unos cien metros aproximadamente entre grupo y grupo, este dispositivo les permitía controlar a todo lo largo y ancho el área que cubría el pueblo, a el paso de estos jinetes muchas o la mayoría de las familias cerraron los portones de la casa, actitud que no les agradó a los soldados, los curiosos a través de las romanillas instaladas en las ventanas, husmeaban a los extraños visitantes, …¿Qué deseaban conocer?…sus rostros, sus vestimenta y todo cuanto les llamara la atención de esas personas, el propósito de muchos curiosos era tener el patrimonio de un argumento, para alimentar los comentarios que saldrían a flote, una vez que se retiraran del pueblo, algunos de los jinetes se daban cuenta que los estaban observando y bastaba con que le devolvieran la mirada hacia la romanilla para que la curiosidad llegara a su fin.

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