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Alternativa pedagógica para la prevención de la drogadicción en estudiantes


Partes: 1, 2, 3

  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Marco teórico referencial
  4. Metodología para el desarrollo del proceso investigativo.
  5. Análisis de los resultados
  6. Conclusiones
  7. Recomendaciones
  8. Bibliografía
  9. Anexos

Resumen

En la Universidad de Ciencias de la Cultura Física y el Deporte de Villa Clara en el enfrentamiento preventivo contra la drogadicción se efectúan acciones en el orden práctico e investigativo, rectoradas por la Comisión Antidroga del Centro, desde cuyo marco emerge la presente investigación. Su dirección es proponer una alternativa pedagógica preventiva que favorezcan el nivel de conocimientos relacionado con el consumo de drogas. Se trabaja con una muestra de 24 estudiantes, 20 del sexo masculino y 4 del sexo femenino, con una edad promedio de 23 años que cursan el cuarto año de la Carrera, en el curso para atletas Se emplean los métodos del nivel teórico y empírico, con predominio de la metodología cualitativa, sobre todo la investigación-acción-participación, apoyándose en el auto desarrollo y elementos del método grupo formativo. Para el procesamiento de los resultados se utiliza la estadística descriptiva y se evalúa la propuesta de talleres adecuándose elementos del cono invertido de Pichón Reviere. Los principales resultados del diagnostico se concretan en la necesidad de adquirir conocimientos sobre los efectos perjudiciales de las drogas, así como influir en hábitos y estilos de vida. Se propone una alternativa pedagógica que aborda en profundidad el tema. Se emplean técnicas participativas contextualizadas que constituyen un instrumento de utilidad para el facilitador en el trabajo preventivo de la drogadicción, en la medida que ofrecen información y orientación atendiendo a las necesidades grupales.

Introducción

El consumo de sustancias que afectan la conciencia y el comportamiento, parece remontarse a los orígenes de la humanidad, cuando el hombre primitivo en su etapa de recolector comenzó a interesarse por el efecto de las plantas y logró acumular conocimientos sobre las mismas, desde muchos miles de años antes de que apareciera la escritura.

La incorporación masiva de la droga al estilo de vida actual, prolifera en las sociedades de consumo. Se establece con mayor nitidez en el pasado siglo XX, a partir de la década del sesenta, y coincide con la nefasta y progresiva caracterización de la droga como mercancía de comercialización altamente rentable, así como el incremento del dopaje como manifestación de este problema en el deporte, a la par del acelerado desarrollo de la ciencia y la tecnología.

Cuba ha demostrado su disposición invariable a la cooperación en el enfrentamiento al tráfico ilícito y uso indebido de drogas, por ser un fenómeno mundial que solo puede encararse con el concurso de todas las naciones, como una responsabilidad común y compartida, que exige una acción integral en conformación con los objetivos y principios de la Carta de la ONU y el derecho internacional[1]

Por ello en 1998 se crea la Comisión Nacional de Drogas (CND); a partir de ese momento se establece el Programa Nacional Integral Cubano para prevenir el uso indebido de drogas. Consecuentemente, se crea el Grupo Nacional para la prevención del uso indebido de drogas en la Educación Superior. En el año 2000, se establece el Programa de Prevención, que constituye la base del trabajo desplegado por las Universidades hasta la fecha .

El sector educacional tiene un papel de vital importancia en la actividad de prevención del uso indebido de las drogas, por su responsabilidad en la educación y formación de las nuevas generaciones. Lo anterior tiene como base la promoción de mejores cualidades y estilos de vida saludables, la buena conducta, los mejores valores éticos, la práctica de deportes, actividades culturales, recreativas y una buena utilización del tiempo libre.

Dentro de la Comisión Nacional de Drogas, al Ministerio de Educación y de Educación Superior les corresponde promover y garantizar la efectividad de sistemáticos encuentros profilácticos y preventivos en el amplio ámbito educacional cubano. En estrecha relación con otros integrantes de la Comisión, estos ministerios trabajan para promover un cúmulo de tareas en el orden preventivo entre los alumnos de distintas enseñanzas, como parte de los esfuerzos necesarios [2]

En la actualidad las instituciones de la Educación Superior trabajan con mayor énfasis en las direcciones siguientes: integración de la prevención al sistema de trabajo cotidiano, jerarquizar el trabajo en los eslabones de base y, la atención directa a las personas más propensas a consumir drogas.

La prevención en la Educación Superior, es de gran importancia y trascendencia en el marco de la lucha contra el uso indebido de las drogas y las adicciones, por lo que se hace necesario establecer programas de prevención amplios, eficaces y técnicamente aplicables que contribuyan a la reducción del consumo. Sin embargo no todas las personas están en condiciones apropiadas para intercambiar con los sujetos en función de prevenirlos en cuanto a los efectos nocivos del consumo de drogas, pues se podrían causar resultados contrarios en el oyente. Es por ello que cuando se trate de dar información sobre las drogas, es importante asegurarse de la idoneidad de las fuentes debido a que puede despertar curiosidad e influir en el consumo de forma involuntaria. Lo anterior justifica el por qué los educadores cubanos deben realizar esfuerzos encaminados a la prevención de este mal en los jóvenes estudiantes, más allá del aula, como puede ser la intervención comunitaria.

En la comunidad de la Universidad de Ciencias de la Cultura Física y el Deporte de Villa Clara, se efectúan acciones preventivas de orden práctico e investigativo, rectoradas por la comisión Antidroga del Centro, entre las que se encuentran los conversatorios con grupos de estudiantes y profesores sobre el peligro de la drogadicción y formas de luchar contra este flagelo; la realización con los miembros de la comunidad universitaria de conferencias, charlas y cine – debates donde se aborda la temática; el enriquecimiento del fondo bibliográfico sobre el tema; la divulgación por la Radio Universitaria de mensajes educativos y spot preventivos relacionados con la temática de las drogas y el dopaje; introducción en el proyecto educativo de las brigadas de acciones preventivas contra la drogadicción y el dopaje. La realización de festivales deportivos recreativos en los diferentes tipos de cursos y años; la participación de estudiantes en Círculos Científicos Estudiantiles sobre la prevención del uso de drogas, desde hace cinco cursos y presentación de sus ponencias en eventos científicos y en ejercicios de culminación de estudio, con dos Trabajos de Diploma. Además, la presentación de resultados del equipo de investigación en eventos nacionales de las Brigadas Técnicas Juveniles y de Ciencias Sociales; así como la realización en el Centro de dos concursos sobre la prevención del uso de la droga y la presentación de exposición del MININT en el enfrentamiento a las mismas.

Sin embargo a pesar de la extensa relación de acciones efectuadas, el esfuerzo de los organizadores y el alto grado de comprometimiento de la Institución estas intervenciones no han resultado efectiva, dado el bajo nivel de participación e implicación de los estudiantes. Esta realidad está presente en muchos de los proyectos de intervención comunitaria, incluso, más allá de nuestro país.

Se conoce que la intervención comunitaria, se manifiesta en nuestros días como una necesidad, pues el desarrollo comunitario en gran medida implica el desarrollo social. Por ello el trabajo comunitario integrado constituye hoy la política oficial vigente encaminada a lograr el desarrollo sostenible de la comunidad, lo cual implica una serie de retos, cuya solución precisa de una práctica profesional continua.

En la investigación realizada por Flores y Pérez con la colaboración de sus tutores en esta comunidad universitaria se detectan que los niveles de adicción a las drogas legales sobre todo al alcohol, se comportan con valores similares a los de la población juvenil cubana. Este resultado, aunque favorable no resulta alentador si tenemos en cuenta las particularidades del grupo social juventud y el enfrentamiento preventivo de las drogas desplegado hasta ese momento. El posterior estudio de Gómez en esta misma comunidad con estudiantes del último año de la carrera, refleja que el nivel de conocimientos sobre consumo de drogas legales no es adecuado y resulta insuficiente el trabajo de prevención comunitaria [3][4].

A partir del análisis de los anteriores resultados se plantea como situación problémica que los estudiantes no poseen conocimientos suficientes acerca del peligro de la adicción a las drogas, tanto las consideradas legales como a las ilegales, ni se encuentran sensibilizados con la importancia de no consumirlas.

Los argumentos anteriores justifican la realización de esta investigación de prevención de la drogadicción en la comunidad universitaria mencionada, por lo que se plantea el siguiente problema científico:

¿Cómo contribuir a la prevención del consumo de drogas en estudiantes de la Universidad de Ciencias de la Cultura Física y el Deporte de Villa Clara?

El objetivo general de este trabajo consiste en:

Proponer una alternativa pedagógica que favorezca el nivel de conocimientos relacionados con la prevención del consumo de drogas, en estudiantes de la Universidad de Ciencias de la Cultura Física y el Deporte de Villa Clara.

Los objetivos específicos son:

  • 1. Diagnosticar las tendencias con respecto al consumo de drogas en estudiantes de la Universidad de Ciencias de la Cultura Física y el Deporte de Villa Clara.

  • 2. Elaborar una alternativa pedagógica que favorezca el nivel de conocimientos relacionados con la prevención del consumo de drogas en estudiantes de la Universidad de Ciencias de la Cultura Física y el Deporte de Villa Clara.

  • 3. Implementar la alternativa pedagógica propuesta.

  • 4. Evaluar desde el criterio de los sujetos implicados el efecto de la alternativa que se propone.

La novedad del tema está en:

Ofrecer una alternativa pedagógica que incluye el trabajo con el grupo formativo, lo que propicia el crecimiento personal de los estudiantes, desde la reflexión con óptica crítica sobre la adicción a las drogas. Además, puede contribuir en la efectividad de la labor preventiva al brindar instrumentos, como técnicas participativas contextualizadas, con un amplio sustento en información concreta y actualizada sobre la drogadicción y el dopaje.

El objeto queda definido como:

La prevención del consumo de drogas.

El campo de acción se limita a:

El nivel de conocimientos de los estudiantes de la Universidad de Ciencias de la Cultura Física y el Deporte de Villa Clara para la prevención del consumo de drogas.

En el marco metodológico se emplean los siguientes métodos y / o técnicas: análisis de documentos, entrevista, encuesta, cuestionario, observación, grupo formativo, técnicas participativas y cono invertido de Pichón Riviere. De la Estadística Descriptiva se utiliza la distribución empírica de frecuencia.

Capítulo 1.

Marco teórico referencial

Significación de la drogadicción para la sociedad cubana.

En la actualidad, la sociedad está experimentando cambios que han influido en el aumento del uso indebido de las drogas en todos los rincones del Mundo, los que son el resultado de las crisis económica, la violencia social, el cambio de valores que experimenta la sociedad, la desintegración de la unidad familiar, la disponibilidad y promoción de las drogas lícitas y el tráfico de drogas ilícitas[5]

El impacto de las toxicomanías en el ser humano desde el punto de vista bio-psico-socio-espiritual, constituye una tragedia mundial que convierte a la drogadicción en un problema global; entiéndase por problemas globales, procesos y fenómenos que se dan en la sociedad; afectan puntos vitales de la misma y por tanto requieren del esfuerzo mancomunado de toda ella para su para su solución.

Cuando la globalización neoliberal estimula a las mafias del tráfico de drogas a la búsqueda de nuevas vías, métodos y mercados para seguir expandiéndose, Cuba como integrante de la comunidad internacional también se enfrenta a amenazas y riesgos cada vez mayores, que se erigen en peligrosos desafíos para nuestra seguridad, con manifestaciones cualitativamente más complejas, ante las cuales la respuesta de la Revolución y su pueblo ha sido y será contundente y ejemplar[6]

Pero: ¿cómo afecta este flagelo a la sociedad cubana?. A grandes rasgos podemos agruparlo en tres puntos: el primero, recalo por nuestras costas; el segundo, Cuba como corredor aéreo; y el tercero, Cuba como mercado potencial.

La posición geográfica de nuestro país nos ubica en el centro de los corredores aéreos y marítimos por donde transita el 45% de la droga dirigida por el narcotráfico internacional El uso indebido de drogas en nuestra sociedad muestra índices crecientes, aunque muy discretos en comparación con otras naciones.

González refiere que el contexto macrosocial contemporáneo de Cuba se comprenderá mejor si se destaca que somos importantes productores de café, tabaco y caña de azúcar con la consecuente producción ronera que nos ubica en la categoría de nación vitivinícola[7]

Por su parte Arias plantea que existe un incipiente mercado de expendio y consumo de drogas, que pudiera tender a incrementarse, si no se combate, en la medida en que el país se abre cada vez más al comercio, al turismo, el intercambio de visitantes y las relaciones económicas, políticas, culturales y deportivas con el exterior. La presencia de cocaína y fundamentalmente marihuana en determinados centros recreativos y lugares públicos para su venta minoritaria, es otro rasgo que identifica esta problemática en la actualidad. En el periodo de 1996 al 1997 se registraron 111 y 146 recalos de marihuana y cocaína respectivamente en nuestras costas. Tanto en los hechos como en el volumen continúan predominando la marihuana[8]

En 1998 se registran 1216 detenciones por tenencia y tráfico interno, lo que demuestra el incremento de esta actividad delictiva, que comienza a caracterizarse, además, por la incidencia de estas actividades en hechos de carácter violento, cuyo móvil fundamental es la droga, en los cuales está presente la extorsión, el ajuste de cuentas, el delito o simplemente la estafa con el empleo de armas blancas o de fuego.

Según reportes de la Comisión Provincial de Droga de Villa Clara, gracias a la operación Coraza Popular en el 2003, se detectaron 264 casos; el análsis psicosocial permitió destacar que el mayor porcentaje de delito está asociado al bajo nivel cultural, por lo que al respecto plantean que la educación constituye un factor de protección, con lo cual concordamos. Es por ello, que la influencia educativa sobre los diferentes patrones de consumo de tóxicos es uno de los más trascendentes factores en la prevención de las consecuencias de los mismos[9]

La idea de consumo social de las drogas existe entre los jóvenes de manera similar a como ocurre con el alcohol; sin embargo la comunidad científica internacional ha alertado que no existe el consumo social, por la potencialidad de adicción que estos desencadenan en periodos muy breves de tiempo.

"Así, por cada diez personas iniciadas en el consumo de drogas ilegales, entre cinco y ocho se convertirán rápidamente en drogadictos, por lo que la prevención es sin duda alguna el recurso mas poderoso para enfrentar esta tragedia que hoy se expande mundialmente." El consumo de drogas representa una forma de conducta del hombre en la sociedad, cuando este ha perdido el deseo de crecer y se implica en un proceder autodestructivo, necesita valores sociales, sentimientos, creencias y motivaciones como elementos básicos para su recuperación, y sólo lo logrará con el apoyo de la familia, de la escuela y de la sociedad en su conjunto[10]

Estas opiniones especializadas aportan suficientes elementos para comprender que estamos ante un tema altamente preocupante, la humanidad no debe esperar soluciones milagrosas o externas, debiendo asumir una lucha constante en todas las formas posibles en pos de disminuir cualquier manifestación de hábitos de consumo de sustancias tóxicas, sin detenerse en cuan legales o no, se clasifiquen estas. Por ello el país dedica especial atención a la prevención del consumo de drogas en las edades correspondientes a la infancia, la adolescencia y la juventud, utilizando estrategias de prevención extendidas a todos los actores sociales con influencia potencial en el fenómeno"[11].

Prevención de la drogadicción.

Según Riera la prevención es mucho más que un conjunto de proyecciones o un programa; aunque esta sea la parte visible de lo que se hace al respecto, "es una concepción del mundo, de esencia humanista, es una actitud ante la vida, una postura ante determinados fenómenos, una creencia, un conjunto de valores y principios, un aprendizaje, una posición de anticipación, lo opuesto a la curación; elementos estos que deben ser sistematizados y reflexionados para no caer en activismos insanos" .

De las definiciones de prevención se asume que muestran un profundo contenido social, al considerar que "tiene como propósito la intervención social en determinados aspectos de las relaciones sociales a partir del conocimiento de los fenómenos, que las personas eviten determinados patrones comportamentales, que los pueden hacer vulnerables a problemas específicos como la hipertensión, el tabaquismo, o la drogadicción, entre otras"[12].

1.3. Objetivos de la prevención de drogas

Según la Organización Mundial de la Salud, el objetivo de la prevención de los problemas de droga es, en general, conseguir que los miembros de una población no abusen de ellas y no se expongan a sufrir daños ni provocar males sociales. Sin embargo, la resistencia de los intereses establecidos a renunciar a los beneficios de la venta y la actitud de la población usuaria, que no está dispuesta a abandonar sus hábitos, representan obstáculos importantes en todo intento de abolición, y rara vez constituye un objetivo realista. En la mayoría de las sociedades humanas no sólo se tolera el uso habitual de alguna sustancia psicoactiva, sino que la cultura lo permite. Lo que es más, algunos hábitos de uso de drogas reportan ventajas sociales importantes que pueden compensar los efectos negativos, sobre todo cuando estos sólo se dejan sentir en una minoría de usuarios así, la abolición del uso de drogas puede ser tan desventajosa como inalcanzable.

En el caso del consumo tradicional o socialmente arraigado, el objetivo de la prevención puede no ser la abstinencia, sino el control de las modalidades de uso normalmente asociadas con complicaciones. Otro objetivo de la prevención puede ser el control de ciertas consecuencias, y no del uso de las drogas, en sí mismo. Los objetivos de la prevención de los problemas de drogas se suelen fijar según los criterios de conveniencia, factibilidad y carácter del problema, y que a continuación se describen.

Criterio de Conveniencia.

Si las limitaciones del uso no se perciben como útiles, puede que ni las autoridades, ni la población en general las consideren objetivos de prevención adecuados. Del mismo modo, una percepción social negativa, aunque no guarde relación con la peligrosidad del hábito, hará que la comunidad respalde los objetivos de abolición total. Toda reducción drástica del consumo se dejará sentir en la frecuencia de los problemas de drogas. Sin embargo, antes de resolverse emprender campañas de " erradicación" conviene estudiar bien el riesgo de que esos hábitos sean reemplazados por otros quizás peores.

Criterio de factibilidad.

El objetivo de una sociedad exenta de drogas suele ser inalcanzable. La magnitud de las campañas y los recursos necesarios para ello es tal que ese objetivo se debe considerar ilusorio y excesivamente oneroso. Quizás sea preferible una prevención conducente a la reducción y el control del uso o de las complicaciones de éste. Elegir objetivos realistas es no sólo, principio de buena administración, también un modo de conseguir que la acción preventiva haga mejorar la situación.

Carácter del problema.

Cuanto más viable es el daño producido por la droga, menor es la posibilidad de optar por medidas preventivas para combatirla. Las toxicomanías que perjudican al individuo o a la comunidad suelen propiciar programas de eliminación de la droga de que se trate. Las sustancias menos tóxicas y que sólo ocasionan complicaciones crónicas cuando el consumo es excesivo, permiten fijar otros objetivos, por ejemplo un uso moderado o limitado[13]

Teniendo en cuenta estos criterios y en función del combate a la drogadicción en las universidades, la prevención debe ser considerada como un proceso, cuyo objetivo es despertar y mejorar la comprensión de las causas mediatas e inmediatas que inducen a recurrir a las drogas, así como ayudar a jóvenes y adultos para hallar soluciones a sus dificultades y vivir sin tener que consumir drogas.

Al respecto concordamos con Rodríguez en que la prevención no se hace en un día dado el carácter sistemático que requiere para lograr sus objetivos; y al considerar que prevenir no es solo informar si no que: "la verdadera prevención es una labor educativa permanente que comienza en la casa y continua en la institución educativa"; y destaca que la prevención en la Educación Superior, es de gran importancia y trascendencia en el marco de la lucha contra el uso indebido de drogas y las adicciones, de ahí la necesidad de establecer programas de prevención amplios, eficaces y técnicamente aplicables.

Para comprender las causas del consumo de drogas es fundamental señalar que el ser humano vive en la búsqueda constante de la satisfacción de sus necesidades. La insatisfacción de una ó más de ellas, puede predisponer al consumo de drogas y a la separación de la familia, la escuela y la sociedad.

En la literatura consultada se plantea que existen múltiples causas por las cuales algunos jóvenes consumen drogas, entre las que se señalan: deficientes relaciones afectivas en la familia; ausencia ó inadecuada comunicación con y entre padres, maestros y estudiantes; deseo de escapar de la realidad; necesidad de aceptación o presión del grupo de amigos; curiosidad y fácil acceso a la droga; e insuficiencias en el proceso de educación del hogar y centros educativos. Conocer estas causas es importante para poder accionar con ellas y desarrollar un mejor trabajo en la prevención.

Resulta oportuno comentar que no constituyen tareas únicas en materia de prevención abordar tópicos referentes a las drogas y sus efectos que buscan crear una actitud de aversión frente las mismas; o trabajar con un enfoque más integral al hacer alusión a la calidad de las relaciones en la familia, barrio, y escuela, que determinan o favorecen la aparición del problema. No se puede creer que una charla, una película o un ciclo de conferencias sean suficientes, si no se atienden, en la práctica, las fallas en las relaciones del hogar y la escuela, tales como: la ausencia del diálogo, el irrespeto, el mal ejemplo, el maltrato; además, si no se estimula la creatividad, el uso adecuado del tiempo libre o la capacidad de los estudiantes para tomar decisiones acertadas; y no se fomenta la autoestima. Estas razones conllevan a que resulte débil e insuficiente el esfuerzo de la información.

La prevención no se hace en un día, sino adoptando una conducta cotidiana que facilite el crecimiento, en un ambiente de seguridad para el desarrollo de la autoestima, proceso en el cual constituyen las mejores herramientas el afecto, el diálogo, la comprensión, las oportunidades para la toma de decisiones con una real participación[14]

Entendida la participación como el proceso que abarca desde la definición del problema pasando por la toma de decisiones y el ejercicio de acciones encaminadas a su solución para promover salud.

Al respecto los autores Otero y Vasallo consideran que "su práctica envuelve la satisfacción de necesidades no menos básica, como la interacción con otros hombres, la autoexpresión y el desarrollo del pensamiento reflexivo", llegando a formular varias premisas para que el proceso interventivo alcance los resultados esperados, entre las que resaltan: partir de las motivaciones de los sujetos implicados; poseer preparación especializada; posibilidades reales del sujeto para desarrollar el acto creativo; claridad de la estrategia a seguir según las necesidades individuales y grupales; conocer bien el escenario de participación[15]

Gómez Anoceto refiere que "en el caso del disfrute de actividades, la participación o la observación de estas pueden promover conversatorios, talleres así como otras formas para el tratamiento colectivo de los principales problemas que pueden estar afectando al grupo[16]

El asesoramiento periódico sobre abuso de sustancias puede contribuir considerablemente al compromiso y participación de la comunidad en los programas de prevención. Pero, es importante asegurarse de la idoneidad de las fuentes. No todo el mundo está en condiciones apropiadas para hacerlo, pues podría causar efectos contrarios en el oyente, por lo que se recomienda prudencia al tratar esta temática, si no se cuenta con elementos de juicio científicos suficientes.

Se sugiere que en la educación preventiva deben utilizarse metodologías alternativas en el abordaje de la problemática de las drogas. La metodología tradicional se muestra poco efectiva. Por ello, en prevención se asume la horizontalidad como el eje del dominio del proceso de ínter aprendizaje; y se sugiere la utilización de una metodología activo participativa de carácter no formal, de manera tal que en el proceso de aprendizaje, el educador o capacitador, deja de ser un mero transmisor de conocimientos al poner en práctica una metodología dinámica, flexible y participativa, que garantice una reflexión-acción .

Queda claro que, según lo planteado por Rodríguez en la educación preventiva deben utilizarse metodologías alternativas, en las que se evite la relación vertical tradicional, donde se recibe información sin dar espacio al debate. En este sentido, las actividades alternativas constituyen la mejor forma de realizar prevención.

Se denominan actividades alternativas aquellas que permiten la satisfacción de las necesidades individuales y grupales. Pueden ser recreativas, productivas, creativas y formativas; y constituyen una forma de acercamiento entre las personas.

Las actividades alternativas preventivas difieren de las comunes, por que son planteadas por los estudiantes en un ambiente democrático, sobre la base del análisis de sus necesidades. La mayoría de las actividades que se realizan en el ámbito educacional deben tener el carácter de alternativas por su naturaleza esencialmente formativa[17]

Las metodologías relacionadas con la intervención comunitaria contienen varios de los elementos considerados imprescindibles en la educación preventiva, pudiendo funcionar como alternativas para el abordaje de la problemática si tenemos en cuenta que contiene los fundamentos que han sido expresados en párrafos anteriores como necesarios para el trabajo preventivo sobre el consumo de drogas y que a continuación comentaremos[18]

1.4. Consideraciones sobre las alternativas pedagógicas y autodesarrollo.

Asumir de manera constante procesos renovadores que condicionen de manera favorable el desarrollo y la educación de la personalidad solo es posible buscando alternativas, que posibiliten prácticas pedagógicas transformadoras. El análisis semántico del término, apunta hacia un elemento común en las definiciones registradas, en todos los casos la alternativa es definida como una opción[19]

Sierra las define como una opción entre dos o más variantes con que cuenta el subsistema dirigente (educador) para trabajar con el subsistema dirigido (educandos), partiendo de las características, posibilidades de estos y de su contexto de actuación[20]

Reflexiones en relación al tema evidencian diferentes aristas del análisis de carácter histórico, teórico conceptual y pedagógico. Las precisiones históricas que aducen a la necesidad de sistemas alternativos, centran la atención en la aparición en los siglos XIX y XX de la escolarización masiva, que conduce a que los sistemas de enseñanza sean utilizados para formar hombres que adolezcan de una actitud crítica y creativa. Ante esta situación se produce la reacción de la pedagogía crítica que aboga por sistemas educativos de carácter democrático que posibiliten la activación del aprendizaje y asuman las características de los entornos en los que se realizan[21]

En el orden teórico conceptual Gimez y Puiggri definen las alternativas pedagógicas como una categoría que abre posibilidades para recopilar una variedad importante de eventos, que tienen en común contener elementos que se distinguen del modelo educativo dominante, posibilita construir los discursos pedagógicos y poseen un carácter complejo, tanto desde el punto de vista de los sujetos que las constituyen, como de los fundamentos ideológicos y de sus componentes pedagógicos[22]

Según García la visión pedagógica de las alternativas, refleja a las mismas como un proceso educativo diferente, que posibilita la implicación de los diversos factores en la toma de decisiones en el que la asamblea juega un lugar fundamental, el aprendizaje tiene un carácter bidireccional, condiciona la construcción y reconstrucción del conocimiento y el papel activo de los alumnos en dicho proceso y el aprendizaje significativo en el que las experiencias cotidianas y lo que se aprende en la escuela constituyen una unidad.

Para esta autora las principales características que identifican a las alternativas pedagógicas están relacionadas al hecho de que son proyectos pensados y puestos en práctica desde la base; en ellas se produce la unidad de la teoría y la práctica; están sustentadas en valores democráticos y de justicia social; intervención de toda la comunidad educativa en la toma de decisiones, como vía para la conciliación de intereses individuales y colectivos; todas las personas implicadas en el proceso de enseñanza aprendizaje asumen responsabilidades; consideran las diferencias individuales y la diversidad como fuente de riqueza y aprendizaje; los conocimientos y habilidades de todos los participantes son compartidos y enseñados, el aprendizaje es bidireccional; el alumno mantiene una postura activa en el proceso de enseñanza aprendizaje, reconstruyendo el conocimiento para aprender de forma significativa; el profesor asume el rol de facilitador del proceso; las metodologías empleadas en el proceso de enseñanza aprendizaje son participativas; la evaluación es formativa y continua[23]

El análisis realizado de la literatura existente indica que las alternativas pedagógicas constituyen una vía que posibilita enfrentar el tratamiento de la drogadicción en el ámbito universitario deportivo, considerando como viables los principios fundamentales que las sustentan asociados al carácter democrático, activador y consensuado del aprendizaje. Sin embargo en el diseño de una alternativa para labor preventiva de la drogadicción, tendemos que el aprendizaje debe ser pluridireccional dadas las interacciones que deben producirse entre los miembros del grupo y el propio facilitador, las cuales hacen posible que el proceso de enseñanza aprendizaje se desarrolle con la reconstrucción del conocimiento desde las propias bases de la comunidad a la que pertenecen.

El centro de la alternativa pedagógica que se proponga para el enfrentamiento preventivo de la drogadicción, debe lograr una proyección del proceso en la que el facilitador logre la implicación del grupo con la actividad que realiza, aprovechando las posibilidades de los entornos en las que se desarrollan los estudiantes atletas para lo cual deberá propiciar un clima de participación que posibilite un aprendizaje significativo.

Convenimos con Del Toro al asumir la alternativas como una opción educativa sustentada en posiciones cosmovisivas y pedagógicas, que buscan la transformación de la realidad desde posiciones participativas y que revelan las identidades de los entornos y sujetos hacia los que está dirigida[24]

Por su parte el autodesarrollo, según algunos autores se define como participar en la solución de necesidades (individuales o colectivas) a través de proyectos que impulsan la emancipación humana empleando sus propias potencialidades.

El autodesarrollo comunitario no es solo transformar al grupo, sino entender qué puede hacer el grupo por los demás, requiriendo multiplicar lo logrado para que sea sostenible. Requiere comprender el espacio comunitario, en este caso, en nuestra Universidad y el de las mediaciones de lo político, económico, ideológico y cultural para el propio desarrollo comunitario. A partir de los criterios más actualizados y la propia experiencia en la aplicación, podemos plantear que: el autodesarrollo constituye un enfoque viable en el proceso de investigación transformación.

Esta metodología posibilita la búsqueda de vías prácticas, colectivas, colaborativas y participativas en torno al escenario de aplicación lo cual permite:

… Acceder a la comprensión de los aspectos conflictivos y contradictorios.

…Comprender la situación en la que los participantes actúan, que frustran o favorecen el logro de sus fines.

… Comprender que las autocomprensiones del individuo están formadas por creencias que son producto de las estructuras y relaciones sociales.

… Discernir entre interpretaciones ideológicamente "distorsionadas" y las que no lo son, y proveer a las personas de herramientas que les permitan hacerlo de manera autónoma asumiendo ante esa realidad una actitud crítica y transformadora.

… Incorporar los resultados de la investigación a una práctica profesional que se caracterice por un análisis autocrítico.

Estos cinco elementos planteados por Joaquín Alonso y colaboradores del Centro de Estudios Comunitarios de la Universidad Central Marta Abreu de las Villas, constituyen proposiciones importantes a considerar posteriormente en el análisis de los resultados del proceso interventivo.

La utilización del grupo formativo como instrumento para potenciar el autodesarrollo demuestra las ventajas que poseen los grupos socio-psicológicos como espacios ideales para la transformación personal-social; confirma la tesis acerca del vínculo intrasubjetivo como fundador del desarrollo de la personalidad y con ello la idea de que lo intrapsíquico deviene de lo intersubjetivo en una relación de mutuas influencias; pone exitosamente a prueba una estrategia de educación para la emancipación y el autodesarrollo sin esquemas ni recetas preconcebidas, centrada en un proceso de participación, cuya esencia está en la estimulación de la conciencia crítica de los participantes, en el análisis de las contradicciones y la búsqueda de alternativas y soluciones.

Se reconoce entonces el impacto del grupo formativo para reforzar "la conciencia de los sujetos sobre los procesos sociales, insta a la participación para el desarrollo personal social, enfrenta al sujeto social a las contradicciones de su vida cotidiana, posibilita la adquisición de conocimientos, de destrezas intelectuales, el desarrollo de habilidades de observación y de análisis, transforma actitudes y comportamientos, a través de un aprendizaje activo y la construcción de un saber colectivo" [25]

El trabajo con el grupo formativo, a su vez, posibilita el uso de las técnicas participativas, estas nacieron de la práctica pedagógica no directiva y se insertan como parte del proceso de la enseñanza basado en los principios de la nueva educación. Constituyen respuestas pedagógicas para resolver los problemas del aprendizaje. No son toda la educación en si misma, sino solo herramientas de apoyo. La técnica es el instrumento, el estímulo que propicia la participación para la generación de los conocimientos. No es el aprendizaje mismo.

Como instrumento educativo, al igual que toda herramienta, tienen sus características, sus alcances, sus limitaciones y para utilizarlas, hay que conocerlas y saber manejarlas. Recogen hechos, situaciones, contenidos, conceptos, valores; reflejan la realidad en sus diversos aspectos y las interpretaciones que sobre ella se tienen. Contienen, uno o varios elementos que se comunican al grupo en forma de códigos, estimuladores del análisis e interpretación.

Este aspecto de la realidad, ese concepto que se quiere manejar (enseñar), es "traducido" cuando se diseña o aplica una técnica a un determinado código (visual, audio-visual, auditivo, verticalista- sino "abierto", provocador y generador de un proceso participativo de "descodificación".

La "descodificación" realizada grupalmente, encuentra, descubre, explica, analiza, valora, interpreta y sintetiza el conocimiento o situación que se ha comunicado mediante el código. Deben provocar cuestionamiento mediante la reflexión de la realidad haciendo posible que se visualice lo que en muchas ocasiones no se ve.

Cada técnica deberá ser aplicada de acuerdo con el momento del proceso educativo en que sean viable las mismas. Así, a cada momento programático, en función del tema que se desarrolle, corresponderá la aplicación de una o varias técnicas, para poder alcanzar el objetivo previsto. La aplicación de éstas depende de las características del grupo relacionadas con el número, el sexo, la edad y procedencia social; de las condiciones objetivas y materiales en que se desarrolla el proceso, de los temas y sobre todo los objetivos que se quieren alcanzar; así como el eje temático que orienta y condiciona el uso de las técnicas.

Del Toro plantea algunos elementos a tener en cuenta para la correcta aplicación de las técnicas como: el ordenamiento de hechos o situaciones normalmente vistas o enseñadas en formas parcial, anárquicas, desordenada; el desordenamiento o rompimiento de la lógica de lo cotidiano; el uso de nuevos códigos en relación al hecho o situación; el cambio de código (oral en visual ó audio visual ó viceversa); la exageración medida; el humor; la ironía; el dramatismo: la sorpresa; y el vivir situaciones, actuando, jugando roles, participando vivencialmente en dinámicas activas[26]

Varios autores destacan otros aspectos a tener en cuenta a la hora de aplicar las técnicas participativas como:

  • 1. Se usan para que la gente participe; o para animar, desinhibir o integrar a los participantes, o para hacer más sencillos los contenidos.

  • 2. No son herramientas aisladas aplicables mecánicamente a cualquier circunstancia, contexto o grupo.

  • 3. Son herramientas educativas, abiertas a la reflexión y el análisis, sin cerrar dogmáticamente un tema para siempre.

  • 4. Recogen lo objetivo y subjetivo de la práctica o realidad en la que se mueve un grupo u organización, permitiendo la reflexión educativa de la misma.

  • 5. Deben tomar en cuenta la realidad cultural, e histórica de los grupos con que se trabaja, sus códigos de comunicación, sus tradiciones, sus valores, sus luchas, su lenguaje[27]

Resulta esencial para la presente investigación definir el concepto de comunidad que será asumido al designar como tal al colectivo estudiantil de la Universidad de las Ciencias de la Cultura Física y el Deporte, por constituir "el grupo que comparte espacio donde la participación y cooperación de sus miembros posibilitan la elección consciente de proyectos de transformación dirigidos a la solución gradual y progresivas de las contradicciones potenciadoras de su autodesarrollo[28]

Partes: 1, 2, 3
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