- Introducción
- Sabiduría
- Ley
- Mandamientos
- Preceptos
- Enseñanza – pedagógica
- Finanzas
- Dominio propio
- Planeación efectiva
- Elogio a la mujer
Introducción
AUTOR: SALOMON
LIBRO DE PROVERBIO: Proverbios, libro del Antiguo Testamento pletórico de expresiones de sabiduría y experiencia. Es uno de los libros que forman la tercera parte, los Hagiográficos, del canon hebreo. Los comentaristas y especialistas lo consideran como uno de los ejemplos de la literatura sapiencial del Antiguo Testamento. La tradición ha adjudicado la obra entera al rey hebreo Salomón, de cuya sabiduría se decía que 'era mayor que la sabiduría de todos los hijos de Oriente y que toda la sabiduría de Egipto' (1 Re. 5,10).
Sin embargo, en la actualidad esta tradición se reconoce como ejemplo de una antigua costumbre de rendir tributo a personajes famosos y atraer para las nuevas obras el prestigio atribuido a los grandes nombres. Los proverbios son una colección de breves proverbios morales compuestos o compilados por una serie de personas anónimas. La opinión más generalizada es que estas personas eran sabios que ofrecían instrucción moral y religiosa a los jóvenes judíos de la clase alta. Aunque parte del material contenido en los Proverbios se remonta tal vez a la época salomónica, e incluso a la pre salomónica, lo más probable es que la colección íntegra adquiriese su forma actual durante el siglo V o IV a.C.
Según el encabezado textual, Proverbios consta de las ocho secciones siguientes: 1,1-9,18, 'proverbios de Salomón, hijo de David, Rey de Israel'; 10,1-22-16, 'proverbios de Salomón'; 22,17-24,22, 'las palabras de los sabios'; 24,23-34, texto que también 'pertenece a los sabios'; 25,1-29,27, 'proverbios de Salomón, transcritos por los hombres de Ezequías, rey de Judá'; capítulo 30, 'palabras de Agur, hijo de Yaqué'; 31,1-9, 'palabras de Lemuel, rey de Massá'; y 31,10-31, alabanza de 'la mujer completa'.
La primera sección incluye una breve introducción (1,1-6), donde se expone el título y el objeto de la obra. De esta sección, considerada por numerosos especialistas como el material más tardío del libro, se cree que es obra de un maestro del siglo IV a.C., quien quizá compilase también el libro íntegro para su uso educativo. Sus dos personificaciones de la sabiduría (1,20-33; 8,1-36) han sido propuestas como el origen de la doctrina del Logos, o Verbo, en el Evangelio de Juan.
La segunda y quinta secciones constan de dichos proverbiales atribuidos a Salomón. Con escasas excepciones, cada proverbio es una línea poética separada, cuyas dos mitades se equilibran. Los proverbios se refieren a diversas virtudes y vicios, y a sus consecuencias. En cuanto a la segunda sección, se piensa que contiene el material más antiguo del libro. El modelo de la tercera sección se basa en gran medida en la Sabiduría de Amenemope, obra egipcia cuya datación es objeto de polémica entre los especialistas, que la sitúan entre el 1000 y el 600 a.C. La sección contiene 30 máximas y consejos referidos a la conducta personal, también escritos en líneas poéticas equilibradas. La cuarta sección, de fecha indeterminada, es similar a la tercera tanto en su contenido como en su forma.
Las secciones sexta y séptima quizá fueran escritas por dos personas, que no se identifican pero que es posible que pertenecieran a los pueblos cananeos vecinos. La sexta sección consta de un diálogo que recuerda bastante a los más prolongados diálogos escépticos del libro de Job, y de una colección de proverbios numéricos. Un ejemplo de este tipo de proverbio es el 30,29-31. La octava sección es una descripción poética de la esposa ideal. En hebreo, esta última sección es un poema acróstico de 22 líneas, cada una de las cuales comienza por una letra sucesiva del alfabeto hebreo.
Proverbios, libro del Antiguo Testamento pletórico de expresiones de sabiduría y experiencia. Es uno de los libros que forman la tercera parte, los Hagiográficos, del canon hebreo. Los comentaristas y especialistas lo consideran como uno de los ejemplos de la literatura sapiencial del Antiguo Testamento. La tradición ha adjudicado la obra entera al rey hebreo Salomón, de cuya sabiduría se decía que 'era mayor que la sabiduría de todos los hijos de Oriente y que toda la sabiduría de Egipto' (1 Re. 5,10).
Sin embargo, en la actualidad esta tradición se reconoce como ejemplo de una antigua costumbre de rendir tributo a personajes famosos y atraer para las nuevas obras el prestigio atribuido a los grandes nombres. Los proverbios son una colección de breves proverbios morales compuestos o compilados por una serie de personas anónimas. La opinión más generalizada es que estas personas eran sabios que ofrecían instrucción moral y religiosa a los jóvenes judíos de la clase alta. Aunque parte del material contenido en los Proverbios se remonta tal vez a la época salomónica, e incluso a la pre salomónica, lo más probable es que la colección íntegra adquiriese su forma actual durante el siglo V o IV a.C.
Según el encabezado textual, Proverbios consta de las ocho secciones siguientes: 1,1-9,18, 'proverbios de Salomón, hijo de David, Rey de Israel'; 10,1-22-16, 'proverbios de Salomón'; 22,17-24,22, 'las palabras de los sabios'; 24,23-34, texto que también 'pertenece a los sabios'; 25,1-29,27, 'proverbios de Salomón, transcritos por los hombres de Ezequías, rey de Judá'; capítulo 30, 'palabras de Agur, hijo de Yaqué'; 31,1-9, 'palabras de Lemuel, rey de Massá'; y 31,10-31, alabanza de 'la mujer completa'.
La primera sección incluye una breve introducción (1,1-6), donde se expone el título y el objeto de la obra. De esta sección, considerada por numerosos especialistas como el material más tardío del libro, se cree que es obra de un maestro del siglo IV a.C., quien quizá compilase también el libro íntegro para su uso educativo. Sus dos personificaciones de la sabiduría (1,20-33; 8,1-36) han sido propuestas como el origen de la doctrina del Logos, o Verbo, en el Evangelio de Juan.
La segunda y quinta secciones constan de dichos proverbiales atribuidos a Salomón. Con escasas excepciones, cada proverbio es una línea poética separada, cuyas dos mitades se equilibran. Los proverbios se refieren a diversas virtudes y vicios, y a sus consecuencias. En cuanto a la segunda sección, se piensa que contiene el material más antiguo del libro. El modelo de la tercera sección se basa en gran medida en la Sabiduría de Amenemope, obra egipcia cuya datación es objeto de polémica entre los especialistas, que la sitúan entre el 1000 y el 600 a.C. La sección contiene 30 máximas y consejos referidos a la conducta personal, también escritos en líneas poéticas equilibradas. La cuarta sección, de fecha indeterminada, es similar a la tercera tanto en su contenido como en su forma.
Las secciones sexta y séptima quizá fueran escritas por dos personas, que no se identifican pero que es posible que pertenecieran a los pueblos cananeos vecinos. La sexta sección consta de un diálogo que recuerda bastante a los más prolongados diálogos escépticos del libro de Job, y de una colección de proverbios numéricos. Un ejemplo de este tipo de proverbio es el 30,29-31. La octava sección es una descripción poética de la esposa ideal. En hebreo, esta última sección es un poema acróstico de 22 líneas, cada una de las cuales comienza por una letra sucesiva del alfabeto hebreo.
Sabiduría
Sabiduría (texto sagrado), libro del Antiguo Testamento incluido en las versiones de la Biblia posteriores a la Septuaginta griega (por lo general, versiones católicas y ortodoxas). No aparece en la Biblia hebrea. Es uno de los libros deuterocanónicos de la Biblia católica, en tanto que los protestantes lo incluyen entre los apócrifos.
El libro pretende ser un trabajo del rey hebreo Salomón, aunque desde hace mucho tiempo que los especialistas dudan de ello. Sobre el sustrato de las pruebas internas, en la actualidad muchos consideran que el libro es obra de un judío desconocido, tal vez asentado en la ciudad greco-egipcia de Alejandría, durante la segunda mitad del siglo I a.C. La opinión generalizada es que el idioma del original era el griego. Es posible que el autor haya utilizado fuentes palestinas y greco-egipcias, incluyendo materiales originales en hebreo. Al parecer, escribió para los judíos educados en la lengua griega.
Los primeros cinco capítulos del libro instan al lector a amar la rectitud y a buscar a Dios, ya que sólo así alcanzarán la sabiduría y la inmortalidad. Se compara el miserable sino de los impíos —es decir, los necios— con la esperada santificación de los justos. Los capítulos 6 al 9 representan una nueva alabanza del conocimiento como guía de la humanidad. Se describe la naturaleza de la sabiduría, su importancia, la forma de adquirirla y en primera persona, al parecer Salomón, describe su propia búsqueda de la sabiduría. En los primeros 10 capítulos la sabiduría suele personificarse como una mujer.
Sin embargo, en el resto del libro la palabra sabiduría apenas aparece, y su concepto resulta bastante abstracto. Los capítulos 10 al 19, los últimos del libro, describen cómo Israel y sus antepasados fueron salvados merced a la sabiduría. Así, los capítulos 10 al 12 ilustran el poder salvador de la sabiduría desde los tiempos del legendario padre de la humanidad, Adán, hasta la época de Moisés; los capítulos 16 al 19 ejemplifican la importancia de conducirse con sabiduría y piedad, describiendo el diferente trato que Dios dispensó a egipcios e israelitas. Los capítulos 13 al 15, una digresión, reflexionan sobre el origen y la insensatez de las diversas formas de idolatría. El libro parece acabar de forma abrupta. Es posible que se haya acabado la inspiración del autor o que se haya perdido el desenlace original del libro.
Ley
Ley, término que posee una gama plural de significados, como lo demuestra su frecuente uso en las ciencias experimentales (ley de la gravedad, leyes químicas, entre otros ejemplos) y en tantos otros órdenes (leyes religiosas o morales, leyes económicas) para designar toda norma o regla a la que deben someterse o ajustarse los hechos de que trata su objeto.
Ni siquiera en Derecho el vocablo ley posee un significado único. En un sentido amplio, equivale a norma jurídica, ya derive de los órganos del Estado, de la costumbre, o de cualquier otra fuente a la que el ordenamiento jurídico atribuya poder de dictar o crear normas. Ello sin excluir a la propia libertad de pactos (es así como se dice de forma taxativa que "el contrato es ley entre las partes que lo suscriben" o que "el testamento es la ley de la sucesión mortis causa").
En sentido material, ley significa norma jurídica escrita emanada de aquellos órganos a los que el Estado atribuye fuerza normativa creadora. Desde este punto de vista, es también ley la norma que dicta desde un determinado ministerio u órgano del gobierno o del poder ejecutivo, hasta un ayuntamiento o municipalidad (a través de los reglamentos u ordenanzas municipales). No lo es en cambio la costumbre, que emana de forma directa y con un impulso espontáneo del pueblo.
En sentido estricto y formal, sólo es ley la norma jurídica escrita que emana del poder legislativo. De esta forma, no son leyes todas y cada una de las normas que se dictan en un Estado, sino sólo las promulgadas por los órganos a los que cada constitución otorga la competencia para crearlas, que, en los sistemas democráticos, no son otros que los parlamentos.
Como características generales de la ley, se puede decir que son normas de carácter general y abstracto que regulan una serie de supuestos o relaciones indefinidas, conteniendo un efecto jurídico concreto para todos y cada uno de los supuestos a los que la propia ley se refiere; son normas escritas que para tener eficacia deben ser promulgadas, publicadas en el boletín diario, gaceta o periódico oficial que existe al efecto (Boletín Oficial del Estado, Gaceta Oficial), y aprobadas con arreglo al procedimiento formal de elaboración previsto para ello (principio de legalidad). Según la tradición se entendía que un requisito de la ley, para que pueda cumplir su finalidad de ir dirigida al bien común es el de su justicia interna, pero se trata más de una tendencia deseable que de un requisito inexcusable, pues de lo contrario las leyes injustas no serían leyes.
En la tipología o conjunto de leyes de un Estado debe observarse el principio de jerarquía normativa: así, una ley no puede oponerse a lo que dice la constitución, entendida ésta como ley suprema, ni un reglamento debe contradecir lo que dispone una ley, por tener ésta un rango superior.
Mandamientos
Diez Mandamientos, denominación de los preceptos que, según el Antiguo Testamento, fueron entregados por Dios a Moisés en el monte Sinaí. De acuerdo con Éxodo (31,18) fueron grabados por el propio Dios sobre dos tablas de piedra. Es probable que se tratara de tablas de arcilla, del tipo utilizado en la escritura cuneiforme. Más tarde, Moisés destruyó las tablas, enojado porque su pueblo había abandonado su fe. Dios le ordenó entonces labrar nuevas tablas, que fueron depositadas en el Arca de la Alianza.
En Éxodo (20,1-17) y en Deuteronomio (5,6-21) aparecen dos versiones diferentes de los mandamientos, aunque en ambas el espíritu es el mismo. La versión del Éxodo difiere de la del Deuteronomio en dos elementos: proporciona un motivo religioso, en lugar de humanitario, respecto a la observancia del sábado; y, al prohibir la codicia, incluye a la mujer del prójimo junto con el resto de sus propiedades, en lugar de hacerlo por separado.
Por tradición, los mandamientos han sido enumerados de acuerdo con tres criterios. La mayoría de los cristianos protestantes y ortodoxos dividen y enumeran los mandamientos del siguiente modo: (1) prohibición de adorar a cualquier divinidad que no sea Dios; (2) prohibición de la idolatría; (3) prohibición de tomar el nombre de Dios en vano; (4) observancia del sábado; (5) honrar a los padres; (6) prohibición de matar; (7) prohibición del adulterio; (8) prohibición de robar; (9) prohibición de prestar falso testimonio; (10) prohibición de codiciar la propiedad o desear a la mujer del prójimo.
Los católicos y los luteranos siguen la división utilizada por san Agustín de Hipona (siglo IV). El prólogo y las dos primeras prohibiciones están combinados, y el último mandamiento se divide en dos prohibiciones: desear a la mujer del prójimo y codiciar los bienes ajenos. Por ello, la enumeración de los demás mandamientos difiere en un número. En la tradición de la iglesia católica Romana, los mandamientos rezan así:
Amarás a Dios sobre todas las cosas.
No tomarás el nombre de Dios en vano.
Santificarás las fiestas.
Honrarás a tu padre y a tu madre.
No matarás.
No cometerás actos impuros.
No robarás.
No dirás falso testimonio ni mentirás. }
No consentirás pensamientos ni deseos impuros.
No codiciarás los bienes ajenos.
En la tradición judía el prólogo es considerado el primer mandamiento, las dos primeras prohibiciones se conjuran como segundo mandamiento, y el resto sigue el mismo orden que las tradiciones protestante y ortodoxa.
En realidad, los Diez Mandamientos engloban los principios comunes para toda la humanidad. Los filósofos y teólogos escolásticos del medioevo, como santo Tomás de Aquino y san Buenaventura, sostienen que todos los mandamientos son parte de la ley natural y, por consiguiente, aprehensibles para todos los seres racionales. Ambos alegaron que Dios reveló los mandamientos a Moisés para recordar a la humanidad sus obligaciones, olvidadas con facilidad por causa del pecado original.
En realidad, se hacían eco de una idea similar expresada por los primeros padres de la Iglesia, como Tertuliano y Agustino, que manifestaron que los mandamientos ya habían sido grabados en el corazón humano antes de ser escritos sobre tablas de piedra. Es posible hallar amplias secciones del Decálogo en las leyes de otros pueblos de la antigüedad. Por ejemplo, en la religión egipcia, eran de obligado cumplimiento determinados preceptos (las prohibiciones de robar, matar y comportarse de forma injusta) para entrar en el templo de Osiris, diosa y sacerdotisa de los muertos.
Preceptos
1 Ahora bien, si habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas que son de arriba, donde Cristo está sentado a la diestra de Dios Padre:
2 saboreaos en las cosas del cielo, no en las de la tierra.
3 Porque muertos estáis ya, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.
4 Cuando aparezca Cristo, que es vuestra vida, entonces apareceréis también vosotros con él gloriosos.
5 Haced morir, pues, los miembros del hombre terreno, que hay en vosotros: la fornicación, la impureza, las pasiones deshonestas, la concupiscencia desordenada y la avaricia, que viene a ser una idolatría:
6 por las cuales cosas descarga la ira de Dios sobre los incrédulos:
7 y en las cuales anduvisteis también vosotros en otro tiempo, pasando en aquellos desórdenes vuestra vida.
8 Mas ahora dad ya de mano a todas esas cosas: a la cólera, al enojo, a la malicia, a la maledicencia, y lejos de vuestra boca toda palabra deshonesta.
9 No mintáis los unos a los otros, en suma, desnudaos del hombre viejo con sus acciones,
10 y vestíos del nuevo, de aquel que por el conocimiento de la fe se renueva según la imagen del que te crió:
11 para con el cual no hay distinción de gentil y judío, de circunciso y no circunciso, de bárbaro y escita, de esclavo y libre: sino que Cristo es todo, y está en todos.
12 Revestíos, pues, como escogidos que sois de Dios, santos, y amados, revestíos de entrañas de compasión, de benignidad, de humildad, de modestia, de paciencia:
13 sufriéndoos los unos a los otros, y perdonándoos mutuamente, si alguno tiene queja contra otro: así como el Señor os ha perdonado, así lo habéis de hacer también vosotros.
14 Pero sobre todo, mantened la caridad, la cual es el vínculo de la perfección:
15 y la paz de Cristo triunfe en vuestros corazones, a la cual fuisteis asimismo llamados para formar un solo cuerpo: y sed agradecidos.
16 La palabra de Cristo tenga en abundancia su morada entre vosotros, con toda sabiduría, enseñándoos, y animándoos unos a otros, con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando de corazón, con gracia o edificación las alabanzas a Dios.
17 Todo cuanto hacéis, sea de palabra o de obra, hacedlo todo en nombre de nuestro Señor Jesucristo, dando por medio de él gracias a Dios Padre.
18 Mujeres, estad sujetas a los maridos, como es debido, en lo que es según el Señor.
19 Maridos, amad a vuestras mujeres, y no las tratéis con aspereza.
20 Hijos, obedeced a vuestros padres en todo: porque esto es agradable al Señor. 21 Padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos con excesiva severidad, para que no se hagan pusilánimes.
22 Siervos, obedeced en todo a vuestros amos temporales, no sirviéndolos sólo mientras tienen la vista sobre vosotros, como si no deseaseis más que complacer a los hombres, sino con sencillez de corazón, y temor de Dios.
23 Todo lo que hagáis, hacedlo de buena gana, como quien sirve a Dios, y no a hombres:
24 sabiendo que recibiréis del Señor la herencia del cielo por galardón: a Cristo nuestro Señor es a quien servís:
25 más el que obra mal llevará el pago de su injusticia: porque en Dios no hay acepción de personas.
Fuente: Col. 3:1-25. Sagrada Biblia. Traducida al castellano por Félix Torres Amat. Madrid: Apostolado de la Prensa, 1928.
Enseñanza – pedagógica
Enseñanza o Educación, presentación sistemática de hechos, ideas, habilidades y técnicas a los estudiantes. A pesar de que los seres humanos han sobrevivido y evolucionado como especie por su capacidad para transmitir conocimiento, la enseñanza (entendida como una profesión) no aparece hasta tiempos relativamente recientes. Las sociedades que en la antigüedad hicieron avances sustanciales en el conocimiento del mundo que nos rodea y en la organización social fueron sólo aquellas en las que personas especialmente designadas asumían la responsabilidad de educar a los jóvenes.
En la India antigua, en China, en Egipto o en Judea la enseñanza solía ser impartida por un sacerdote. El profesor gozaba de un elevado prestigio así como de privilegios. A los niños judíos se les enseñaba a honrar a sus profesores aún más que a sus padres, dado que el profesor era considerado el guía para la salvación.
Los antiguos griegos, cuyo amor por aprender es evidente en sus manifestaciones artísticas, literarias, políticas o filosóficas, dieron un gran valor a la educación de los niños. Los más ricos mantenían entre sus sirvientes a profesores que eran a menudo esclavos de pueblos conquistados. Algunos siglos después, cuando Roma estaba en toda la plenitud del Imperio, sus ciudadanos continuaron con esta práctica de acoger a profesores entre sus esclavos, normalmente griegos, integrados en el personal de sus casas.
En la edad media la Iglesia asumió la responsabilidad de la educación, que se realizaba en los monasterios o en centros de aprendizaje que gradualmente evolucionaron hasta convertirse en grandes universidades como la de París (Francia) y Bolonia (Italia). En los siglos XVII y XVIII hubo un renovado interés por la educación infantil y el conocimiento sobre los métodos de enseñanza se incrementó. El clérigo francés y educador Juan Bautista de la Salle, y posteriormente el pedagogo suizo Johann Pestalozzi, fundaron escuelas modelo para niños y jóvenes (véase Pedagogía). Fue a partir de la segunda mitad del siglo XIX cuando se organizaron los primeros sistemas nacionales de educación, principalmente en Europa y Estados Unidos. Véase Historia de la educación.
Finanzas
"El sabio ahorra para el futuro pero el necio derrocha cuando obtiene"
Proverbios 21: 20
Finanzas, término aplicado en economía al conjunto de operaciones de compra-venta de instrumentos legales, cuyos propietarios tienen ciertos derechos para percibir, en el futuro, una determinada cantidad monetaria. Estos instrumentos legales se denominan activos financieros o títulos valores e incluyen bonos, acciones y préstamos otorgados por instituciones financieras.
El primer emisor de un título valor se denomina prestatario, mientras que a la persona que compra el título valor se la conoce como prestamista. Los prestatarios necesitan dinero en efectivo, mientras que a los prestamistas les sobra liquidez. Cuando un prestatario emite un título valor que adquiere un prestamista, ambas partes se ven beneficiadas; el prestatario obtiene el efectivo que necesita
Años atrás era tonto ser conocido como un derrochador, un centavo ahorrado era un centavo ganado. Las personas compraban solo cuando tenían el dinero. Ahorraban para lo que querían y e aseguraban de dejar algo para el futuro. El carácter de una persona era juzgado por su habilidad para ahorrar y proteger un conjunto de valores ya fueran materiales o morales. La gente entendían la sabidurías de "ahorrar para el futuro" El principio del ahorro desarrolla una actitud valiosa.
Nuestros pensamientos estarán en preservar las cosas, hacerla que duren más tiempo, mantenerla en buen estado y darle mas uso Eso hará que paremos de gastar precipitadamente y nos obliguemos a pensar en la calidad y en el valor del producto, al punto que cambiara nuestros pensamientos ¿Qué más puedo comprar? A "Gracias Dios mió por lo que tengo" No es malo pensar en lo que nos gustaría tener, i esta controlado por un sistema de valore profundo. Nos ahorraremos muchas frustraciones si nos detenemos y nos preguntamos los siguientes antes de gastar:
¿lo necesito?
¿tengo dinero para comprarlo al contado?
¿Por qué lo quiero?
¿Cuándo lo puedo comprar?
Hemos desarrollado una sociedad desechable de autoservicios y estamos programados para pensar: "si lo quiero lo comprare, me lo merezco ahora, lo pagare con las tarjetas de crédito y haré fáciles pagos mensuales". Gastamos y gastamos tratando de satisfacernos a nosotros mism0s y estar a ritmo de los demás. Tontamente gastamos no solo lo que tenemos, sino además lo que no tenemos.
Dominio propio
Aunque la lengua e un momento pequeño de nuestro cuerpo, e muy difícil de controlar y puede creamos mucho problema. Podemos usarla para insultar, criticar difamar y destruir, o la podemos usar para bendecir, reconfortar y edificar a otros. E importante entender que cualquier cosa que digamos, regresara hacia nosotros. Lo que hablamos se nos devuelve, por que las palabras poderosas y pueden causar la ruina o traer soluciones.
Somos juzgados por lo que sale de nuestra boca. "De la abundancia del corazón habla la boca" (Lucas 6:45) La lengua tiene mas que ver con la ley de siembra y cosecha que cualquier otro miembro de nuestro cuerpo Proverbios 21:23 "Ten la boca cerrada y te libraras de muchos problemas" Este es un buen consejo; pues si no callamos o la controlamos se multiplicara nuestros problemas. A veces cuando hablamos demasiado nos podemos en ridícula y la gente nos juzgara por habladores, flojos o chismosos. Y luego trataremos de justificarlo o negarlo, agravando nuestros problemas. Una vez que mentimos tratamos de salvamos, se nos convierte en argumentos vicios que no tiene un buen final. Siempre es bueno ser amigable y sociable pero debemos disciplinar nuestra lengua cuando e trata de alardear exagerar, o habla de otros. No todo lo que bienes a nuestra mente tiene que ser dicho.
Cuantas veces nos hemos metido en problemas por hablar más de la cuenta, chismosear y regar rumores crea todo tipo de peleas que no separan de los miembros. De nuestra familia y amigos después de que se aclara la verdad, usualmente señalaremos aquellos que no controlan su lengua. Como una persona de negocio es importante que nuestra palabra muestre el control que tenemos y no la imposibilidad de nuestra lengua existen tres clases de personas que son cuidadosas con su lengua.
1. El hombre sabio: el entiende lo esencial de mantener un secreto.
2. El hombre integro: Nunca compromete sus principios con sus palabras.
3. El hombre inteligente: es lo suficiente humilde para saber que no sabe y no se expone abriendo su boca.
Si queremos tener una vida buena debemos para o controlar el flujo emocional de las palabras. El dominio propio debe controlar nuestra lengua debemos usarla para decir palabras que edifican es como sembrar bienes emillas que darán un fruto y un destino positivo no únicamente para nosotros mismos sino para potros también. Dios entiende el poder de las palabras, el creo el mundo hablando. Dios nos ha dado el poder y la habilidad de crear el bien o el mal por el poder de nuestras palabras. Luego sea cuidadoso con su lengua pues es futuro puede depender de ella.
Planeación efectiva
(Debemos hacer planes, confiando en que Dios nos dirija) Proverbios 16.9
Planear puede ser una meta por si misma pero las metas son principalmente estrategias establecidas dentro de un plan a largo o corto plazo. El plan es la primera gran imagen de los objetivo a largo plazo o de lo que queremos y las metas a coto plazo son como punto en el camino de las estrategia que utilizaremos para llegar allí. Cualquier cosa que hagamos en la vida debe ser hecho basándonos en un objetivo. I no sino tenemos una meta, entonces no tendremos instrucciones para nuestra vida y no convertiremos en parte del plan de otro.
Debemos entender que las cosas no pasan solas. Podemos soñar con posibilidades y con el futuro pero no para nada, a menos que hagamos un plan con metas para la semana o para el mes y como lograrlas. Siempre deberíamos trabajar con una agenda diaria o con una lista escrita de las cosas que tenemos que hacer diario y semanalmente. Esto nos dará una vida y un futuro emocionalmente pues estaremos progresando al hacer las cosas. Sin planeación y sin metas respondemos a las circunstancias como van llegando lo que no deja el sentimiento de que la vida esta llena de nada más que circunstancias.
Para logra hacer algo en la vida, se empieza por:
Saber donde estamos (conocimiento)
Tener la visión (el sueño)
Saber lo que queremos (las metas)
Tener un plan para llegar (una estrategia)
El 90% de nuestras vidas puede llegara a ser lo que nosotros queremos, si tenemos metas y seguimos trabajando en nuestro plan. Cuando planeamos nuestras actividades y alcanzamos los objetivo que establecimos para nosotros mimos tendremos un sentimiento grandioso de satisfacción no habremos convertido en vencedores. Debemos preguntarnos a nosotros mismos.
Elogio a la mujer
1 Los dichos del rey Lemuel. Oráculo mediante el cual[1] su madre lo instruyó:
2 "¿Qué pasa, hijo mío?
¿Qué pasa, hijo de mis entrañas?
¿Qué pasa, fruto de mis votos[2] al Señor?
3 No gastes tu vigor en las mujeres,
ni tu fuerza[3] en las que arruinan a los reyes.
4 "No conviene que los reyes, oh Lemuel,
no conviene que los reyes se den al vino,
ni que los gobernantes se entreguen al licor,
5 no sea que al beber se olviden de lo que la *ley ordena
y priven de sus derechos a todos los oprimidos.
6 Dales licor a los que están por morir,
y vino a los amargados;
7 ¡que beban y se olviden de su pobreza!
¡que no vuelvan a acordarse de sus penas!
8 "¡Levanta la voz por los que no tienen voz!
¡Defiende los derechos de los desposeídos!
9 ¡Levanta la voz, y hazles *justicia!
¡Defiende a los pobres y necesitados!"
Epílogo: Acróstico a la mujer ejemplar
10 [4] Álef – Mujer ejemplar,[5] ¿dónde se hallará?
¡Es más valiosa que las piedras preciosas!
11 Bet – Su esposo confía plenamente en ella
y no necesita de ganancias mal habidas.
12 Guímel – Ella le es fuente de bien, no de mal,
todos los días de su vida.
13 Dálet – Anda en busca de lana y de lino,
y gustosa trabaja con sus manos.
14 He – Es como los barcos mercantes,
que traen de muy lejos su alimento.
15 Vav – Se levanta de madrugada,
da de comer[6] a su familia
y asigna tareas a sus criadas.
16 Zayin – Calcula el valor de un campo y lo compra;
con sus ganancias[7] planta un viñedo.
Jet – Decidida se ciñe la cintura[8]
y se apresta para el trabajo.
18 Tet – Se complace en la prosperidad de sus negocios,
y no se apaga su lámpara en la noche.
19 Yod – Con una mano sostiene el huso
y con la otra tuerce el hilo.
20 Caf – Tiende la mano al pobre,
y con ella sostiene al necesitado.
21 Lámed – Si nieva, no tiene que preocuparse de su familia,
pues todos están bien abrigados.
22 Mem – Las colchas las cose ella misma,
y se viste de púrpura y lino fino.
23 Nun – Su esposo es respetado en la comunidad;[9]
ocupa un puesto entre las autoridades del lugar.
24 Sámej – Confecciona ropa de lino y la vende;
provee cinturones a los comerciantes.
25 Ayin – Se reviste de fuerza y dignidad,
y afronta segura el porvenir.
26 Pe – Cuando habla, lo hace con sabiduría;
cuando instruye, lo hace con amor.
27 Tsade – Está atenta a la marcha de su hogar,
y el pan que come no es fruto del ocio.
28 Qof – Sus hijos se levantan y la felicitan;
también su esposo la alaba:
29 Resh – "Muchas mujeres han realizado proezas,
pero tú las superas a todas."
30 Shin – Engañoso es el encanto y pasajera la belleza;
la mujer que teme al Señor es digna de alabanza.
31 Tav – ¡Sean reconocidos[10] sus logros,
y públicamente[11] alabadas sus obras!
Autor:
Joel Ching Meletz
(Jeshrum)
LA BELLA GUATEMALA 2012