La educación musical en la formación del ciudadano. Papel del maestro
El propósito de la escuela es enseñar y educar al hombre para la vida, y la principal función del maestro es preparar a los seres humanos para que sean buenos ciudadanos, desarrollen la actitud para el trabajo, para el uso inteligente de su tiempo libre y cultiven valores que propicien una vida más plena.
Para el Estado cubano la educación ciudadana de las nuevas generaciones constituye un propósito fundamental, en el que participa toda la sociedad, con énfasis el sector educacional que tiene una gran responsabilidad con la formación del hombre nuevo. La educación ciudadana permite el análisis crítico de la realidad y formular proyectos y propuestas coherentes en la vida. El maestro cubano debe tener presente que la formación del ciudadano, significa además, desarrollar patriotas solidarios, dignos y cultos, capaces de llevar adelante el proyecto social que se construye.
La formación del ciudadano ha sido y es el centro de la preocupación y ocupación de la educación en nuestro país y se desarrolla con el fin de lograr personalidades capacitadas para convivir y participar en el desarrollo de la sociedad, y en este sentido jugaron un papel importantísimo y marcaron pauta personalidades como Félix Varela, José de la Luz y Caballero y José Martí, destacando en sus obras la importancia de la formación ética y política.
La educación que se recibe tanto en la casa como en la escuela contribuye al desarrollo de la sociedad. Cuando se educa correctamente se logra transformar, obteniendo avances progresivos en el comportamiento y accionar diario de cada ser humano.
A partir del triunfo de la Revolución en 1959 la sociedad cubana se propuso alcanzar nuevos objetivos, de acuerdo con las necesidades e intereses existentes en aquel momento histórico, y de acuerdo con la construcción socialista. Se exigía de seres humanos con una educación dirigida a las relaciones sociales, que buscaran fortalecer los espacios de convivencia social entre las personas; que fueran solidarios y cooperativos con los demás, con un correcto comportamiento; y es ahí donde entra a jugar un importantísimo papel el maestro, con la responsabilidad de enseñarles la manera de conducirse, de comportarse, de comunicarse y de cumplir con sus deberes y derechos.
El Programa director para la educación en el sistema de valores de la Revolución cubana constituye un instrumento en el que se aboga por una correcta educación ciudadana de las nuevas generaciones y de la sociedad en general, con el objetivo de formar jóvenes con conocimientos y sentimientos, con correctos hábitos de educación, cortesía, respeto y estilos de vida saludable, que se manifiesten en su actuar cotidiano, que sepan comportarse en cada momento y lugar, que conozcan y respeten a los demás y que defiendan la ideología de la Revolución cubana.
Para lograr estos objetivos es preciso fortalecer primeramente la formación ciudadana de los jóvenes para que estos constituyan un manantial donde pueda beber el resto de la sociedad, y de esta forma se conviertan en portadores y transmisores.
Diversas son las manifestaciones artísticas que se pueden utilizar en este sentido, o sea, en función de contribuir a mejorar la formación del ciudadano, la música es una de estas manifestaciones, la cual proporciona mayor atracción a los jóvenes y ejerce una influencia directa en la sociedad, por lo que constituiría una magnifica alternativa, atendiendo a que puede contribuir positivamente a la formación, siempre y cuando se le atribuya un tratamiento adecuado.
La música forma parte de la actividad artística, desarrolla la capacidad y actividad creadora, la armonía de la personalidad y puede contribuir de forma positiva al mejoramiento del proceso educativo; siempre y cuando se utilice como es debido, proporciona también un acercamiento a los lenguajes de las diferentes disciplinas artísticas y permite nuevos y distintos modos de comunicación y expresión.
Desde el punto de vista de la autora resulta de vital importancia llevar la educación musical a todos y cada uno de los centros educacionales y ámbitos de la vida cotidiana, utilizando para ello los medios más diversos que se tienen al alcance de las manos.
Constituye una necesidad para el fortalecimiento espiritual y desarrollo humano de los pueblos el cultivo de la educación y la música, si se considera que ambas han de caminar juntas de la mano, interrelacionarse entre sí y conducir a un mayor desarrollo del ciudadano al posibilitar una formación más completa del hombre nuevo.
La educación artística, en sus diferentes manifestaciones del arte: música, artes visuales, danza, teatro, literatura y lo audiovisual: cine, radio y televisión contribuye favorablemente al desarrollo cultural, con sus buenas y malas influencias, forma parte de la vida cotidiana de todos y cada uno de los seres humanos, y sobre todo en la vida de nuestros jóvenes. Las funciones comunicativa y creativa del arte conllevan al enriquecimiento de la personalidad y al desarrollo social, puesto que implican el desarrollo de habilidades y capacidades generales de comunicación, entendiendo siempre el establecimiento del diálogo con los demás seres humanos.
Los aspectos contemplados en la política cultural de Cuba, referidos a la actividad artística, han de constituir fundamentos que sustenten el proceso de formación de los jóvenes, dirigidos al desarrollo de la cultura musical; considerando que el arte es el principal propiciador del disfrute estético y el mismo contribuye positivamente a la educación del pueblo.
El arte posee un carácter generalizador y educativo constituyendo un factor importante para contribuir a fortalecer hábitos de vida y trabajo en sociedad, por lo que se reconocen sus enormes posibilidades de formación y transformación del hombre.
Desde las civilizaciones antiguas, donde por primera vez la enseñanza de la música se concibe como objetivo de la educación debido a su contribución a la modificación de la conducta de las personas; hasta la primera mitad del siglo XIX, en que empezó a gestarse la verdadera pedagogía del arte con base en las ciencias de la educación, los criterios y enfoques aunque aislados y diversos coinciden en la importancia y el papel destacado de la música en la educación del hombre con propuestas concretas para su mejor aprendizaje. Las cuales se reconocieron como sustento para las transformaciones que en el campo de la pedagogía musical se realizaron en los inicios del siglo XX, a partir del movimiento de la Escuela Nueva.
En su libro "La Música en Cuba", Alejo Carpentier manifiesta que las primeras manifestaciones de enseñanza de la musical fueron alrededor del pasado ya siglo XVI, pero realmente, no es hasta el siglo XIX que se considera como punto de partida la enseñanza musical, con el surgimiento de academias y profesores de carácter privado.
Con el propósito de contribuir al desarrollo de la cultura musical de las personas como parte de su formación, estudios de corte psicopedagógico refieren lo conveniente de conocer el nivel cualitativo y estético-ideológico de los gustos musicales y la medida en que son buenos los productos por los que se sienten atraídos los jóvenes, no dejarse llevar por la frecuencia de la participación en presentaciones musicales; el sistema de valores de su medio, el efecto del grupo que se manifiesta marcadamente durante el desarrollo de actividades en colectivo; así como el entorno sonoro que rodea al joven.
La formación ciudadana comienza tempranamente, se pudiera decir que desde el vientre materno y luego continúa con el posterior nacimiento, pues forma parte del proceso de socialización de los individuos, ofreciéndoles a los mismos valores éticos que contribuyen a su desarrollo.
El lenguaje de la música como comunicación humana está presente cuando la madre suele cantarle canciones de cuna a su bebé y además realiza con él juegos rítmicos musicales, transmitiéndole conocimientos, emociones y sentimientos. La importancia de esos primeros momentos de comunicación, afecto y transmisión cultural que constituyen los primeros intercambios de las madres acunando a sus hijos son momentos mágicos, que se repiten una y otra vez y se reproducen en las distintas sociedades, culturas y en diferentes épocas.
La influencia de la educación musical en el nivel inicial adquiere gran importancia porque de esta forma nos nutrirnos de la sensibilidad y la emotividad de los pequeños, enseñándolos a conocer la belleza y a descubrir el placer estético.
La educación musical contribuye al desarrollo de las esferas cognitiva, afectiva y psicomotora de la personalidad y su influencia en la conducta. Mediante una educación musical adecuada se intenta convertir a cada ser humano en un creador, un intérprete y quizás un ejecutor del arte de la música; igualmente se busca interpretar el deseo de expresarse a través de sus facultades emotivas y su imaginación.
La utilización sistemática de los contenidos de la educación musical en el proceso de aprendizaje de la música contribuirá favorablemente al desarrollo en el individuo de las capacidades, conocimientos, habilidades y hábitos que le permitirán demostrar rasgos de sensibilidad ante hechos determinados.
La música forma parte de la vida de cada ser humano, sirviéndole como una forma de expresión, comunicación y de relación con los demás integrantes de la sociedad. Es el principal contenido de enseñanza dentro del campo de la educación musical, constituyendo uno de los elementos que identifica, como expresión de la identidad de un pueblo, a las prácticas educativas y; todos los seres humanos, independientemente de su ocupación laboral y de su cultura tiene algún tipo de relación con la música.
A través de la educación musical de desarrolla la socialización, la expresión de sentimientos, se despierta el sentido crítico, sirve para motivar, se educa la sensibilidad artística, permite cultivar el gusto estético y ayuda a desarrollar la creatividad.
Disfrutar de la música depende, en gran medida, de nuestra capacidad para comprenderla, lo cual depende, a su vez, del conocimiento de algunos de los elementos del lenguaje musical y del desarrollo de ciertas habilidades.
Dirigir procesos como el de la educación musical en cualquier nivel educacional, a partir de su repercusión en la sociedad, implica que la contribución al desarrollo de la cultura musical de los profesionales de la educación se conciba como un desafío. El ciudadano debe poseer cultura musical como componente de la cultura general integral, a este propósito debe contribuir el docente.
La educación musical estimula todas las facultades del ser humano: abstracción, razonamiento lógico y matemático, imaginación, memoria, orden, creatividad, comunicación y perfeccionamiento de los sentidos.
La educación musical y la música generan experiencias estéticas muy necesarias para el hombre. Constituyen fuentes de gratificación que nacen de sentimientos de realización y dominio en situaciones no competitivas. El sentimiento de ser competente y la autoestima son absolutamente necesarios para el desarrollo del ser humano.
La música está directamente ligada a nuestra historia, a la religión, al arte, a la filosofía, a nuestras tradiciones, en definitiva, forma parte inseparable de nuestra cultura; por lo que debemos conocerla, apreciarla y cultivarla integrándola a nuestro quehacer cotidiano, constituye además parte de nuestro patrimonio cultural, que es preciso apreciar y valorar, porque los pueblos que olvidan su cultura pierden sus señas de identidad y su esencia.
La educación musical posee una gran importancia en la formación integral del hombre, proporcionando experiencias del conocimiento como el lenguaje y la ciencia y experiencias sensitivas como el arte.
Desde el nivel inicial se hace necesaria y prescindible la educación musical, es una forma de poner la música al alcance de las manos de todos para su disfrute y valoración como parte de la formación integral del hombre. La música como recurso pedagógico enriquecerá la formación integral y podemos aprovecharla para diseñar y aplicar estrategias para la formación en valores.
El proceso de la educación musical tiene como fin colaborar en el proceso educativo para lograr el desarrollo integral y armonioso del niño, adolescente y joven, proponiéndose atender aspectos intelectuales, éticos, estéticos y físicos. La educación musical intenta hacer de cada persona un intérprete y ejecutor del arte, buscando despertar el deseo de expresarse mediante sus facultades emotivas.
Es preciso continuar educando musicalmente a la sociedad en general, y sobre todo dar seguimiento en este sentido a los jóvenes, pues muchas veces nos descuidamos, creyendo que ya están bien formados y perdemos de ellos todo lo que habíamos logrado con respecto a una adecuada educación musical y formación cultural general como ciudadanos.
La educación nos deslumbra cada día más con sus avances y nuevos métodos, siempre con el compromiso de llevar adelante los más disímiles retos y estrategias que contribuyen a garantizar el mantenimiento de la especie humana y el mejoramiento de la sociedad, reconociéndola además como un proceso de mejoramiento de la persona, que trasciende los límites del período estudiantil, y que históricamente ha sido la encargada de formar a las personas para su convivencia con los demás y para que constituyan pilares importantes en la preservación de lo que es considerado como valioso y bueno.
Hoy en día formar ciudadanos, significa educar y enseñar mediante un proceso complejo de construcción y reconstrucción de sus propios conocimientos, habilidades, actitudes, afectos, formas de comportamiento y valores. Es hacerlos que sean conscientes y se sientan responsables de sus actos, para que de esta forma reconozcan que una adecuada formación del hombre resulta necesaria y adquiere una gran connotación a nivel mundial, siendo este un proceso por el que debe atravesar todo ser humano en el transcurso de su vida; considerando que este proceso debe ser un proceso guiado por la escuela, la familia y la sociedad en general.
El maestro orienta, guía, enseña y tiene a su cargo la dirección del proceso de enseñanza-aprendizaje y debe permanecer en constante interacción y comunicación con sus alumnos, colegas de trabajo y toda la comunidad de la institución donde labora. Es importante resaltar que mediante el proceso de enseñanza-aprendizaje no se transforma a objetos materiales inanimados sino que se transforma a los seres humanos. El ser humano es una persona que se modifica a sí misma, pero contando con la ayuda de otras personas más capacitadas para ello, especialmente mediante el maestro, quien desempeña un papel especial en todo el proceso de formación del ciudadano.
La formación de ciudadanos es una tarea fundamental del maestro del sistema educativo cubano, sobre todo en el presente siglo XXI, que nos lleva a poner en práctica modelos donde el alumno sea el receptor del problema, se involucre y a la vez busque posibles soluciones para resolverlos, convirtiéndolo de esta manera en un ciudadano más preparado.
El rol del maestro como educador se expresa mediante las tareas que desempeña en los diferentes contextos de actuación, ya sea en la escuela, en la familia o en la comunidad. El maestro debe trazarse como meta formar en el alumno un ciudadano competente, responsable, con un desempeño altamente eficiente, que sea capaz de convivir en armonía con los demás y que tribute al desarrollo favorable de la sociedad en que vive.
Es preciso que el maestro explore y explote todas las oportunidades formativas que se le ofrezcan al alumno entorno a asumir responsabilidades, adquirir compromisos solidarios y colaborar con los demás.
El educador ante todo debe ser ejemplo de conducta personal y de responsabilidad ciudadana, convirtiéndose en orientador de sus educandos, partiendo del conocimiento real que tenga de ellos, tanto dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje como del medio familiar y comunitario. Contribuyendo además, a partir de su experiencia laboral, a la formación y orientación vocacional de ellos.
Cuba cuenta con una enorme experiencia en lo que se refiere a la labor educativa y su metodología, como resultado de la labor de maestros experimentados, la cual debe ser sistematizada e incorporada a la labor formativa, enriquecida además con experiencias internacionales.
Nuestro sistema educacional plantea la necesidad de que la escuela no sea solamente un lugar donde se trasmitan conocimientos, sino que también se convierta en un lugar donde se aprenda a convivir, a respetar a los demás y donde las normas, actitudes y valores morales constituyan objetivos básicos en el proceso educativo de las nuevas generaciones de la Cuba de hoy.
Las instituciones formadoras de maestros tienen la responsabilidad de formar profesionales con una cultura general, que sean capaces de convertir a sus alumnos en ciudadanos dignos, capaces de vivir y convivir en y con la sociedad, con valores y sentido de pertenencia por su patria y su familia.
Debemos formar maestros que sean conocedores de la naturaleza, del arte, del deporte y de la literatura, para que pueda desarrollar su labor educativa y pueda influir de manera positiva en el desarrollo de una cultura general integral en sus educandos; y como ente de esta sociedad, debe partir de su ejemplo como persona y profesional, como una manera de influir en toda la sociedad y de esta forma contribuir al desarrollo económico, político, cultural y social de la humanidad.
Mucho se puede decir sobre el rol que tiene el maestro frente a la labor educativa, pues estudios al respecto concuerdan en que el desempeño del educador es trabajar en la función pedagógica para lograr la formación integral del hombre nuevo; y su práctica se aprecia en el proceso educativo, que no es otra cosa, que la construcción consciente del ser humano.
Cada vez más la tarea del docente adquiere una mayor importancia y trascendencia a nivel mundial.
Desde el triunfo revolucionario del 1ro. de enero de 1959 se ha tratado de mantener la mayor igualdad posible y la mayor justicia entre los ciudadanos, donde los docentes tienen un papel decisivo, pues la escuela cubana debe seguir trabajando para fortalecer la labor que realiza, con un enfoque más integral en lo que respecta al proceder educativo y alcanzar una mayor exigencia en la disciplina, logrando una responsabilidad cada vez mayor, de manera colectiva e individual, tanto de los estudiantes como de todo el personal docente involucrado en el proceso educativo.
Es preciso que el maestro pueda crear en el aula una atmósfera agradable, que involucre a todos los alumnos y los invite a investigar, a aprender, a construir su aprendizaje, y no sólo a reproducir todo lo que él hace o dice dentro del aula.
El papel del maestro no es solamente el de proporcionar información y controlar la disciplina, sino ser un mediador entre el alumno y la sociedad. Dejando de ser el protagonista del aprendizaje para convertirse en guía, amigo y acompañante del alumno.