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Economía de Argentina en Tiempos de Revolución

Enviado por isidro


    Litoral

    Comprendía las regiones ubicadas sobre los ríos Paraná, Uruguay y el Plata; sus principales ciudades eran Buenos Aires, Santa Fe, Corrientes y La Bajada.

    Su posición estratégica aseguraba la comunicación. Las actividades económicas más importantes fueron la ganadería y el comercio exterior e interior.

    La ganaderíaEl ganado se había desarrollado con gran facilidad. Las mulas nacían en el Litoral, se criaban en Córdoba o Tucumán, se vendían en Salta y se utilizaban en la zona alta del Alto Perú.

    La importancia de la ganadería fue en aumento por el valor del cuero en el mercado internacional. A comienzos del siglo XIX se practicaba la ganadería extensiva, que no requería grandes inversiones y aseguraba rentabilidad. La explotación estaba organizada en la estancia. Su propietario, el estanciero, generalmente vivía en la ciudad.

    Los saladerosA fines del siglo XVIII comenzó a surgir otro tipo de establecimiento derivado de la ganadería: los saladeros, que lograron una explotación integral del vacuno. Producían tasajo destinado a la alimentación de esclavos o de ejércitos en marcha; extraían el sebo y la grasa para la fabricación de las velas, el jabón y lubricantes para cueros. Desarrollaron la técnica de curtir los cueros.

    La agricultura

    La agricultura era escasa. Se reducía a los pequeños terrenos o chacras en los alrededores de las ciudades para su abastecimiento. Los cabildos fijaban los precios del cereal, lo que limitaba las ganancias de los labradores y hacia poco atractiva la actividad.

    Las actividades artesanales

    Adquirieron importancia, sobre todo en Buenos Aires: zapateros. sombrereros, plateros, sastres, fabricantes de velas y jabón. Con el cuero se fabricaban numerosos enseres: lazos, cortinas, baúles, canastas, petacas, calzado, muebles y tientos para techumbres, empleados en la construcción.

    Interior

    Comprendía el centro y noroeste de nuestro país, las llamadas provincias arribeñas. La importancia de esta región mediterránea en que conectaba a las zonas productoras de metales del perú con el litoral, por eso fueron las mas importantes las nacidas a lo largo de la ruta que unía Buenos Aires con Potosí. En todas ellas se desarrollaban la agricultura, la ganadería y las artesanías, especialmente la tejeduría, los trabajos en cueros y la alfarería de raíz indígena. Eran economías de autoabastecimiento.

    Situada en un lugar estratégico de la ruta entre el Litoral y el Alto Perú, Salta ejercía la hegemonía económica de la región. Era sede de las ferias que dominaban el comercio de las mulas que iban hacia Potosí y de los cucuyos (telas) que desde Cochabamba se enviaban hacia el Sur.

    Cuyo

    Estaba al margen de la ruta al Potosí. Sin embargo, mendocinos y sanjuaninos organizaban expediciones para vender sus productos en todo el virreinato.

    Su economía se caracterizaba por la producción de vid y olivo y la fabricación de vinos, licores y aguardientes que se vendían en todas las ciudades del Virreinato. La minería se desarrolló con escasos resultados.

    Paraguay

    Su centro más importante fue Asunción. Las producciones características fueron la ganadería y la agricultura del tabaco, caña de azúcar, algodón y yerba mate. Su producción se comercializaba por el puerto de Buenos Aires.

    Alto Perú

    Era una región minera. A su alrededor había surgido la villa de Potosí, principal centro de consumo, hacia el que estaba orientada la economía de las otras regiones, en el período hispano; contaba con una ceca, destinada a la acuñación de moneda.

    De ella provenía la plata destinada al pago de impuestos y a la adquisición de productos necesarios para la vida y la explotación minera: mulas, muebles, artículos de lujo importados, vinos, etcétera.

    El COMERCIO EN TIEMPOS DEL VIRREINATO

    La apertura del puerto de Buenos Aires

    El comercio exterior americano fue 1iberado en el XVIII. Se habilitaron numerosos puertos en América y España. Este sistema, llamado libre comercio español, continuaba siendo un monopolio.

    El Reglamento de Libre Comercio de 1778 habilitó los puertos de Buenos Aires y Montevideo para el comercio directo con la metrópoli. El comercio exterior adquirió dimensiones insospechadas. La aduana, institución destinada a controla el comercio exterior y recaudar los derechos de exportación e importación, acrecentó considerablemente la recaudación.

    Las nuevas concesiones comerciales

    En tiempos de guerra el comercio se paralizaba. Para paliar esta situación se recurría al contrabando, especialmente con los portugueses e ingleses. En 1795 se permitió el consta cio directo con colonias españolas y extranjeras.

    Monopolistas y librecambistas

    Los comerciantes porteños se dividieron fundamentalmente en dos grupos: los monopolistas ligados a las casas comerciales de España, que se oponían a las medidas de liberalización y reclamaban la vuelta al comercio libre español, una vez superados los conflictos exteriores y los librecambistas.

    La apertura del comercio con los ingleses

    Los ingleses mantuvieron a través del contrabando un intenso tráfico comercial con Buenos Aires. Durante las invasiones inglesas se comprobaron las ventajas del librecambio. Liniers les permitió continuar con las actividades comerciales. Cisneros inicialmente restringió el comercio con los ingleses. La medida tuvo como consecuencia la reducción del comercio y de la recaudación aduanera. Los ingleses presentaron en octubre de 1809 un petitorio para que se les permitiera comerciar. El virrey decidió consultar al Cabildo y al Consulado sobre la conveniencia o no de abrir el puerto. Esta actitud dio lugar a un debate. Los comerciantes españoles peninsulares se opusieron al proyecto. Los hacendados y comerciantes locales recurrieron a Mariano Moreno.

    Finalmente una junta aconsejó la sanción del Reglamento del libre comercio de 1809, que permitió el comercio con los ingleses, bajo determinadas condiciones, a través de consignatarios españoles. Los ingresos del tesoro aumentaron en 1810, la situación económica dejó de ser crítica

    LOS CAMBIOS ECONOMICOS DE LA REVOLUCION

    La revolución se propuso producir cambios, que asegurasen la prosperidad de los cambios. El librecambio sostenía el intercambio estricto con bajos aranceles aduaneros. De esa manera se garantizaría la expansión comercial.

    El librecambio y sus consecuencias

    La primera junta dispuso una rebaja de aranceles y la habilitación de nuevos puertos para favorecer la exportación directa de cueros. El Primer Triunvirato inició el librecambio sin restricciones. Autorizó a los comerciantes extranjeros a operar libremente en las Provincias Unidas. Las consecuencias de la nueva política económica fueron:

    Aumento de las exportaciones de cueros, sebo, crin y carnes saladas

    Incremento de las importaciones de productos manufacturados

    El valor de las importaciones superó a las exportaciones: la balanza comercial se tornó desfavorable.

    Salida de metálico hacia el exterior y escasez del mismo por falta de producción local.

    Aumento de la recaudación de la Aduana

    Los comerciantes ingleses llegaron a dominar el mercado.

    Los comerciantes locales se vieron perjudicados por la competencia de los británicos

    Se acentuó la orientación económica hacia el Atlántico. Londres y Liverpool se convirtieron en las nuevas metrópolis comerciales. Razones económicas y políticas obligaron a los gobiernos del período a ceder ante la presión de los comerciantes británicos para evitar toda interrupción del comercio poniendo en peligro la recaudación aduanera y la salida de productos del país.

    La desarticulación del comercio interior

    Con la revolución la guerra se instaló en el país. Sus consecuencias económicas fueron la reducción de la riqueza y la desarticulación de la red de comercialización virreinal. La pérdida del Alto Perú tuvo un doble efecto: la reducción del metálico circulante y la disminución del comercio. La economía de las ciudades situadas en la ruta del interior se resintió. La ocupación de Chile paralizó el activo comercio de Cuyo con esa región. La separación de la Liga de los Pueblos Libres redujo el comercio de Buenos Aires con el Litoral. Buenos Aires fue dominado por los comerciantes ingleses. Las rutas se tornaron inseguras: los enfrentamientos entre Buenos Aires y Santa Fe interrumpían la ruta del interior.

    La reducción de la riqueza ganadera

    El cuero, el sebo y el tasajo reemplazaron a la plata altoperuana corno principal rubro de las exportaciones. Su obtención genero una disminución de cabezas de ganado. El ganado mular decayó como consecuencia de la disminución de la actividad minera y la paralización del comercio con el Alto Perú. Las necesidades del ejército lo mantuvieron durante un tiempo.

    Intentos de desarrollar la agricultura

    Los gobiernos revolucionarios tomaron una serie de medidas tendientes a favorecer la agricultura: libre exportación de trigos y harinas; auxilio a labradores pobres para levantar sus cosechas: repartos de tierras destinadas a la agricultura en la frontera con el indio. Sin embargo, la baja rentabilidad, las exigencias del trabajo y la falta de herramientas adecuadas hicieron fracasar. En el interior se mantuvieron los cultivos extensivos, vinculados con las industrias artesanales. En Mendoza, San Juan, San Luis y La Rioja predominaron la vid y el olivo; en Catamarca, el algodón y el tabaco; en Salta se consolidó la caña de azúcar.

    La declinación de la minería

    La minería estaba en franca decadencia por el agotamiento del cerro de Potosí. La falta de mano de obra indígena agudizó el problema, desorganizando el sistema de extracción de metales.

    Las dificultades de la industria artesanal

    Las actividades industriales continuaron al margen de la Revolución Industrial que se operaba en Europa. El equipamiento y abastecimiento del ejército produjo un mercado importante para las industrias artesanales e hizo surgir industrias derivadas: fábricas de armas y de pólvora en Buenos Aires, Córdoba, Mendoza y Jujuy. En el interior se mantuvieron los tejidos de lana y algodón, los artículos de cuero, vestimenta, muebles, alimentos, carros, carretas y galeras, con mercados en declinación. En Buenos Aires y sus alrededores se expandió la industria de los saladeros; fue la Unica actividad industrial que progresó en el período revolucionario.

    Hacia 1817, se produjo en la capital una gran escasez de carne para el abasto. El director Pueyrredón convoco a reunión de los principales hacendados y dueños de saladeros pero no aportaron soluciones, por lo que resolvió el cierre de estos.

    Política arancelaria

    La política arancelaria fue librecambista. Dio prioridad a la exportación y a la recaudación aduanera. Como contrapartida de la exportación se producía la introducción de mercaderías extranjeras, especialmente inglesas, que por provenir de la producción fabril eran más baratas. El director Pueyrredón estableció en 1817 ,una suba general de aranceles de importación.

    Los problemas financieros

    Los gobiernos revolucionarios debieron enfrentar el serio problema de financiar la guerra. La otra fuente de recursos fueron los empréstitos patrióticos o forzosos, que recaían sobre enemigos de la revolución. En los primeros tiempos fueron numerosas las adhesiones a los empréstitos patrióticos y las donaciones de efecto para el ejercito del norte y de los andes. Las contribuciones se exigían en metálico a los comerciantes. Los esclavos fueron incluidos en las contribuciones e incorporados al ejercito. La Iglesia también participo cediendo sus riquezas y sus esclavos.

    La deuda interna

    Los empréstitos y contribuciones impuestos por el Estado en el período revolucionario, fueron acompañadas de una promesa de devolución al fin de la guerra. Para ese fin se entregaban a los afectados documentos oficiales que garantizaban la devolución de su contribución con intereses. Posteriormente se les dio curso como dinero efectivo para la Aduana. Al finalizar el período de las Guerras de la Independencia se había generado tina decida cuyo monto era muy difícil de determinar, por la diversidad de origen y por los intereses acumulados.

    La moneda

    La circulación de moneda fue escasa en el período revolucionario. Belgrano ocupó Potosí, donde se encontraba la ceca. El gobierno dispuso que se acuñara moneda respetando el valor de la española. pero con los distintivos del nuevo Estado. Sin embargo, el número limitado de ejemplares así acuñados no solucionó la falta de metálico circulante. La balanza comercial desfavorable, así como la exportación de metálico permitida en algunos períodos agravaron la situación, por lo que algunas operaciones llegaron a hacerse por medio de trueque.

    Proyectos de creación de un banco nacional

    Uno de los Proyectos de la época fue la creación de un banco nacional, que no pudo concretarse. En 1818 Pueyrredón creó la Caja de Fondos de Sud América destinada a obtener fondos para gastos del gobierno. Por los cuales se pagaría un interés.

    La política de la tierra

    La política de los gobiernos revolucionarios ante grandes extensiones de tierra sin poblar fue entregar en propiedad con la finalidad de destinarlas a la producción y arraigar a la población. La Asamblea del Año Xlll autorizó al Ejecutivo a realizar repartos.

    La desorganización de la economía colonial

    Las guerras por la independencia y las luchas civiles sacudieron todo el territorio del viejo Virreinato del Río de la Plata. Esta situación de conflicto permanente provocó una gran crisis en la vida económica de las Provincias Unidas.

    Las necesidades creadas por la guerra llevaron a los gobiernos revolucionarios a buscar diferentes formas de obtener recursos. Una de ellas fue aumentar los impuestos y las contribuciones extraordinarias a los sectores comerciales urbanos. Sólo los comerciantes británicos fueron excluidos de estos pagos, debido a que los gobiernos rioplatenses se cuidaron muy especialmente de mantener una buena relación con Inglaterra.

    Las zonas rurales también contribuyeron con sus trabajadores rurales y sus esclavos a aumentar las filas de los ejércitos. Esto acentuó la escasez de mano de obra.

    Otra consecuencia importante de las guerras fue la desorganización el sistema comercial vigente hasta 1810. Los circuitos comerciales criollos se destruyeron -como consecuencia de la ruina de los comerciantes y de la inseguridad de los caminos ante el peligro creado por las guerras y los saqueos.

    El nuevo orden comercial: el libre comercio

    En 1809, el virrey Cisneros había dictado un Reglamento Provisorio de Libre Comercio. Pero éste reglamento provisorio imponía limitaciones a los comerciantes extranjeros: no podían participar en el comercio interior ni vender al menudeo. En 1813 estas limitaciones fueron abandonadas definitivamente. El libre comercio liquidó todas las barreras monopólicas impuestas por los españoles.

    Libre comercio y economías regionales

    La liberalización del comercio no tuvo el mismo impacto en todo el territorio del antiguo Virreinato. Poco a poco se fueron diferenciando tres regiones económicas

    Buenos Aires

    La liberalización del comercio favoreció a Buenos- Aires, como ciudad y provincia dueña del puerto. Los gobiernos de Buenos Aires eran los que fijaban los aranceles que debían pagar los productos que entraban y salían por el puerto. Desde 1825, los ganaderos de Buenos Aires se convirtieron en los principales exportadores de cuero y de carne salada o tasajo.

    Los beneficios económicos que producía la exportación de derivados del ganado vacuno impulsaron la expansión de la frontera de los territorios de la provincia. A partir de 1830, antiguos hacendados, dirigentes políticos y militares, y los ricos comerciantes de la provincia de Buenos Aires, formaron el núcleo del grupo terrateniente bonaerense que tuvo cada vez mayor poder económico, político y social. La ciudad de Buenos Aires y su campaña se convirtieron en el centro económico del país.

    El Litoral

    Las guerras de la Revolución destruyeron en pocos años la producción ganadera del Litoral -especialmente la de Entre Ríos, el sur de Santa Fe y la Banda Oriental-, que había sido la región productiva más importante entre 1750 y 1800. Pero el conflicto entre el Litoral y Buenos Aires no se originaba por cuánto ganado producía cada una, sino por las posibilidades diferentes que cada región tenía para venderlo en el mercado internacional.

    Las provincias litorales que tenían costas sobre los ríos Paraná y Uruguay, y también la Banda Oriental, se dispusieron a competir con el puerto de Buenos Aires.

    Entre 1815 y 1820, Artigas abrió al comercio internacional los puertos de Maldonado y de Colonia, sobre el río de la Plata. Entre Ríos, Corrientes y Santa Fe, que formaban la Liga de los Pueblos Libres -liderada por Artigas- dejaron de utilizar el puerto de Buenos Aires para exportar.

    El interior

    Durante el desarrollo de las guerras de la Revolución, las provincias interiores quedaron aisladas. Este aislamiento les impidió cumplir su función de intermediarias en el comercio y en el transporte entre Buenos Aires y los importantes mercados de Chile y el Alto Perú. Ni Chile ni Bolivia necesitaban ya los productos ultramarinos que llegaban desde Buenos Aires.Chile y Bolivia se convirtieron, en cambio, en los centros abastecedores de las provincias interiores más próximas a sus territorios. Las diferentes regiones de las Provincias Unidas comenzaron entonces a reorganizar sus producciones agrícolas, ganaderas y artesanales que eran demandadas en el intercambio con los nuevos centros de comercio ultramarino.

    Economía

    El primer decenio posrevolucionario (1810-1820) estuvo signado por la lucha entre dos ciudades-puerto -Buenos Aires, y Montevideo- que disputaban el mismo hinterland, es decir la misma región continental en dependencia geográfico-económica de la cuenca del Plata. Durante esa década las provincias procuraron implantar su propio sistema económico, tendiente a salvaguardar sus artesanías y manufacturas locales cuyo exterminio era previsible ante el indiscriminado fluir de productos industriales europeos o, mejor dicho, británicos. Las barreras aduaneras interiores, la instauración del caudillismo y el régimen de pactos interprovinciales -todo ello característico de la segunda década- son índice de una lucha constante entre el librecambismo porteño y el proteccionismo provinciano.

    Mientras Montevideo estuvo en poder de las fuerzas del rey, Buenos Aires fue el único y obligado puerto de ultramar para los independentistas, que nada podían esperar del puerto rival. Pero a partir de 1815 la lucha se perfiló para Buenos Aires en tres frentes. Tras la tregua de Cepeda, los unitarios, herederos de los directoriales y personemos de la burguesía mercantil porteña, pretendieron anular la influencia poderosa de los estancieros bonaerenses, capitalizando la ciudad-puerto y dividiendo a la provincia, pero el ensayo fracasó rotundamente. Y la campaña comenzó a preparar su intento decisivo de hegemonía, que habría de consolidarse gracias al Pacto Federal de 1831.

    La victoria del litoral sobre Buenos Aires en 1820 produjo una efectiva disgregación de los grupos sociales y engendró la inmediata reacción sucesiva de las provincias interiores, mientras la campaña bonaerense veía fortificada su privilegiada situación. Esa crisis política desarticuló en apariencia el Estado nacional, pero creó las condiciones favorables para la iniciación del régimen de pactos, base del sistema federal (fedus significa pacto).

    Muy pronto se perfilaron buenas perspectivas en el campo financiero, e Inglaterra estableció su banca, obtuvo beneficiosas operaciones en el orden crediticio y ensayó grandes especulaciones en fracasados negocios mineros.

    Ideologías, intereses y rivalidades añejas

    En la segunda mitad del siglo XVIII fue alterado sensiblemente el equilibrio social en el Río de la Plata

    Desde la época de Felipe V la Casa de Borbón promovió diversas innovaciones tendientes al desarrollo de la industria y el comercio. biclones, los intereses y las realizaciones de la burguesa representaban una fuerza demasiado poderosa.

    Y esas premisas fueron planteadas por representantes conspicuos de la burguesa como lo eran, entre otros, Hipólito Vieytes, que desde el Telégrafo Mercantil postulaba una moderada fisiocracia, Manuel Belgrano, con su defensa del comercio libre y sus esfuerzos tendientes a fomentar la industria local y el laboreo agrícola, y Mariano Moreno, discípulo de Belgrano, cuya posición en materia económica resulta más clara en el violento Plan Revolucionario de Operaciones que en la tímida Representación de los Hacendados.

    Por su parte, los estancieros también buscaban liberarse del yugo de una administración que negaba el carácter de "fruto del país" a los cueros y aspiraban también a una mayor liberalización del intercambio. Y ambos grupos, pues, representativos del elemento revolucionario; tenían inquietudes coincidentes en materia económica y sumaron su oposición a la minoría europea de engolados funcionarios con pretensiones aristocráticas y grandes comerciantes vinculados de diversas maneras con los banqueros de Hamburgo que resultaban beneficiados con el sistema monopolista impuesto metrópoli.

    costa obtuvo marcado predominante sobre el interior, y a la postré, la ciudad costera por excelencia Buenos Aires, monopolizó todo 4 tráfico. La puja posrevolucionaria entre el gobierno central y las provincias es una expresión del choque de intereses entre la ciudad-puerto y el resto del país. Resultado de esa puja fue el autonomismo provinciano y la disgregación del antiguo Virreinato por la pérdida del Alto Perú, el Paraguay y la Banda Oriental. Además, esa rivalidad repercutió sobre la defensa de las fronteras, y fue notorio el avance de los malones que crearon serios problemas para las comunicaciones entre Santa Fe y Santiago del Estero, si bien esa misma dificultad produjo la apertura de la ruta por el Carcarañá, con beneficio para Santa Fe y Córdoba. El quid de la secesión rioplatense, en resumen, debe buscarse en la política económico-financiera seguida por Buenos Aires, con la secuela de resentimientos, desconfianzas y luchas intestinas que demoraron por muchos años la organización nacional.

    Los intentos porteños de unificación económico-financiera

    Después del Tratado del Pilar quedó la provincia de Buenos Aires dueña de su puerto y en inmejorables condiciones para fiscalizar, a corto plazo, la dirección política del país. 1 Privado el gobierno de Buenos Aires de la. representatividad nacional que hasta entonces había detentado, aprovechó la situación para estabilizar las condiciones financieras de la provincia, mientras se preparaba a planear la organización del país. El resto de las provincias inició el proceso de organización autonómica entre 1820 y 1821. Los Obstáculos puestos por Buenos Aires a la convocación del Congreso, el retiro de los diputados porteños enviados; a Córdoba para su realización y la firma del Tratado del Cuadrilátero (1822) son expresiones de la política proyectada por Buenos Aires. Los dirigentes del gobierno de Buenos Aires confiaban en reorganizar la provincia en el orden económico-financiero, y esperaban que tal organización sirviera de ejemplo y, al mismo tiempo, de anzuelo para que las demás provincias le entregaran la dirección del manejo de una política nacional, La libertad en materia económica implantada por el gobierno de Martín Rodríguez señala la eliminación radical de cualquier proteccionismo sincero.

    El programa del partido unitario encontró graves resistencias en diversos sectores; la actitud "paternalista" del gobierno no fue bien recibida por los artesanos ni por lo chacareros. Objetivo inmediato del gobierno de Rodríguez era estimular el rápido crecimiento de la población, con el fin de acelerar las ganancias de una política de intercambio. Para ello era imprescindible fomentar la inmigración y la colonización, estimulando al mismo tiempo las inversiones extranjeras y el acrecentamiento del comercio exterior. Además, desde el punto de vista financiero, era muy riesgoso para el gobierno bonaerense empeñarse en la difícil y costosa tarea del traslado de los colonos; y si financieramente era riesgoso, políticamente era dificilísimo lograrlo, pues la oposición de los hacendados a estos proyectos fue sistemática y se puso de manifiesto muy especialmente en la presidencia de Rivadavia.

    Una economía que, de acuerdo con el programa planteado, estuviera dirigida a expandir el comercio, sólo tenía dos posibilidades financieras: el aumento impositivo o la expansión del crédito. Burgin ha observado que la creación de un Banco Nacional tenla que servir no sólo como instrumento de estabilidad económica, sino también como medio de fiscalización política para el resto de las provincias. Tal vez se haya pensando que ésa era la forma de lograr la unificación económica y financiera del país bajo el- régimen unitario cristalizado en la Constitución de 1826.

    Las supuestas medidas progresistas

    Dispuesto el grupo unitario a cumplir sus planes, adoptó medidas administrativas diversas que suelen señalarse como obra de visionarios del progreso. La tierra era una enorme riqueza potencial, hasta entonces inutilizada, y se pensó en ordenar el régimen fiscal sobre la base del usufructo de la tierra. La Ley de enfiteusis y crédito público fue promulgada en 1821 para la provincia, de Buenos Aires, y más tarde, cuando Rivadavia accedió a su precaria presidencia, la extendió lisa y llanamente a toda la Nación. Conforme a esa ley, el dominio útil de la tierra pública sería cedido por un canon anual que serviría para amortizar la deuda pública, Pero, como ha señalado Alberdi en Sistema económico y rentístico de la Confederación Argentina, "cambiar una contribución por otra es como renovar los cimientos de un edificio sin deshacerlo, operación en que hay siempre un peligro de ruina"…Rivadavia entendía que la tierra debía ser dada en enfiteusis al inmigrante agricultor. Pero ocurría que tales inmigrantes no necesitaban acumular grandes extensiones, ni estaban en condiciones de hacerlo. Por otra parte, la inmovilización de la tierra pública quitó a los estancieros de la campaña la libertad de entrar impunemente en tierras de indios que hasta entonces incorporaban sin más a sus predios, extendiendo as! insensiblemente la frontera.

    En íntima relación con el régimen de enfiteusis estaban los planes de Rivadavia encaminados al fomento de la inmigración y la colonización agraria, para lo cual contaba con el aval económico de la Rivér Plate Agricultural Association y de la Sociedad Entrerriana. Los pueblos fronterizos de las provincias de Buenos Aires y Entre Ríosserían puntos obligados de arribo de inmigrantes. Él plan se cumplió en escala ínfima: la inmigración fue escasa y la colonización casi nula. Algunos escoceses que llegaron a la campaña entrerriana debieron alejarse por la airada reacción de los viejos pobladores.

    En cuanto al Banco de Descuentos, que en 1826 fue reemplazado por el Nacional, se manejó desde el comienzo con un exiguo capital real y no recibió depósitos; los billetes emitidos eran, en gran medida, inconvertibles. Sobre el particular, ha dicho Horacio William Bliss en Del Virreinato a Rosas. La búsqueda de metálico era preocupación especialísima del gobierno unitario de Buenos Aires que, por inspiración de Rivadavia, procuró auspiciar por una parte las inversiones extranjeras y, por otra, paralelamente, explotar los yacimientos mineros. Los mineros ingleses debieron enfrentarse a graves problemas que han sido relatados en forma dramática por el capitán Francis Bond Head, y el proyecto fracasó. Sin embargo, los impedimentos que pusieron los gobiernos provinciales imposibilitaron la acción de la River Plate; los mineros ingleses abandonaron el país, y por todas partes proliferaron las quejas y acusaciones contra Rivadavia.

    Producción y tecnología en la región pampeana

    A mediados del siglo pasado, si bien la mayor parte del territorio ocupado estaba distribuido entre grandes propietarios, el control efectivo, para su utilización económica, de las tierras de la región pampeana por parte de éste grupo se veía limitado. Era el viejo problema de los "vagos y malentretenidos" que durante siglos habían molestado a los grandes propietarios en su empleo de forjar una campaña dividida en grandes empresas -ganaderas principalmente-, en las que trabajara el grueso de la población rural. Los períodos de inestabilidad política, con frecuente participación de tribus indígenas en las contiendas cívicas, favorecían, por lo general, nuevas proliferaciones del gauchaje.

    En parte fue un factor que permitió poblar y estabilizar la situación en el campo, fortalecer la línea de fronteras, así como abaratar los alimentos y con ello la fuerza de trabajo; pero sobre todo valorizar las tierras detentadas por los grandes propietarios.

    La colonización agrícola se dirigió sobre todo a la provincia de Santa Fe, aunque adquirió también importancia en Entre Ríos. En ese período de excepcional desarrollo agrícola, gran número de estos trabajadores venía al país por los tres meses que duraba la cosecha, retornando luego a Europa, lo que habla a las claras de la tremenda escasez de brazos en relación a la magnitud de la demanda mundial de cereales y lino, ya que implica un nivel de salarios elevadísimo. La Argentina no se caracterizaba por ser un "espacio abierto", como lo fue por ejemplo Estados Unidos en la época de su colonización o 16 marcha hacia el oeste". Es decir que no se trata de tierras que los colonos encontraran libres o "liberaran" por sí mismos en el combate contra los indígenas allí donde era necesario, sino que la conquista y monopolización de las tierras se realizó antes de atraer el gran caudal inmigratorio. Se lo colocó ante la opción de conchabarse como peón o ser enviado a la frontera como soldado.

    Al ponerse en explotación rápidamente la potencialidad económica del Litoral (que por su proximidad a los puertos quedaba más directamente vinculado al comercio exterior), se fue acentuando el proceso de desplazamiento, en términos de peso económico y social, del Interior de la Argentina por el Litoral. La escasez de brazos con respecto a la demanda había favorecido la mecanización de las tareas agrícolas por consideraciones de rentabilidad de empresa.

    Producción ganadera y agrícola

    La ganadería fue descuidada, los animales se criaban libremente sin que a los hacendados les preocupara su reproducción. El desarrollo de la industria saladera contribuyó a disminuir la existencia de vacunos. En 1815 y debido a las guerras, la producción bajó y la miseria alcanzó un alto grado. Durante el gobierno de Bernardino Rivadavia, en el Sur comenzaron a organizarse las tareas ganaderas, eliminándose la matanza desmedida de animales. En la provincia de Buenos Aires se fomentó la producción agrícola. En 1820 se inició en Tucumán el cultivo de la caña de azúcar y en Mendoza se impulsó la plantación de la vid.

    Industria

    El gobierno revolucionario estableció una absoluta libertad de comercio, con la que aumentó el interés por la producción de carnes saladas. Entre 1810 y 1815 se instalaron los saladeros, primera actividad industrial importante del país. Los artículos de primera necesidad eran de fabricación casera. En cuanto al azúcar, el primer ingenio comenzó a funcionar en 1820.

    Comercio

    Con la revolución se estableció la libre entrada de barcos extranjeros en el Río de la Plata y se disminuyeron los derechos de importación y exportación. Estas medidas estimularon el comercio, siendo Gran Bretaña el país que mayores relaciones comerciales mantuvo con el nuestro.

    Hipótesis:

    Pregunta: Cómo afecta económicamente al interior la independencia de Chile y Bolivia?

    Respuesta: Una vez que Chile y Bolivia logran su independencia, ya no necesitan los productos ultramarinos que llegan desde Buenos Aires y pasan por el interior. Es decir, el interior ya no cumple la función de intermediario comercial de productos europeos.

    Bibliografía:

    • La Argentina: Una historia para pensar 1776-1996 (Ed. Kapelusz)
    • Crónica histórica Argentina Tomo 3 (Gibeli Nicolás y otros)
    • Diario Clarín del 11 de Octubre
    • Diario Clarín del 8 de Julio
    • Informe especial del Diario Clarín en Internet
    • Historia Europa moderna y América colonial (Ed. Aique)
    • Historia Integral Argentina Tomo 6- La clase media en el poder (Centro Editor de América Latina)

     

     

    Autor:

    Isidro Vega

    isidro[arroba]geocities.com