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Plan Colombia – Visones del mundo (página 2)

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4. Impactos Globales Del Plan Colombia

Los impactos del "Plan Colombia" pueden ubicarse en varios marcos: geográfico, seguridad, económico, ecológico y socio-político. El debate hasta ahora no ha involucrado mayormente a importantes actores de la sociedad civil, como los agricultores y las poblaciones involucradas de las cuencas de coca, marihuana y amapola. Los que están poniendo los muertos no tienen voz en estos debates. Por tanto, es indispensable convertir a los blancos de la violencia que el Plan Colombia desata, en sujetos de sus propias propuestas, en parte fundamental de la solución. En lo geográfico, la zona del conflicto tiene un área de 3,5 millones de Km2 de la región andino-amazónica, con 100 millones de habitantes en un teatro de operaciones que va de la Amazonía, Orinoquía, selvas del Chocó y golfo del Darién en los países fronterizos con Colombia. Se trata del pulmón del mundo, de la mayor reserva de agua dulce del planeta con incalculable riqueza biológica y crisol de culturas autóctonas con conocimientos secretos que la humanidad no debería destruir. En aspectos de seguridad, el Plan Colombia busca aumentar la presencia militar de EEUU en la región andina con el objetivo de controlar las convulsiones sociales que trae la aplicación de las políticas neoliberales. En lo económico, el Plan es el esfuerzo externo más significativo de EEUU en su lucha antidrogas: $1,300 millones, 748 millones para asuntos militares, pero también 272 millones para el "desarrollo alternativo", promover el respeto de los Derechos Humanos y fortalecer la justicia. No obstante, si se produce una escalada militar regional, las economías de los países se verán seriamente afectadas: disminución del crecimiento económico, incremento del déficit fiscal, presiones inflacionarias, bajón de ingresos y empleo, compresión de la demanda, recesión productiva, déficit de balanza comercial y de pagos, fuga de capitales, aumento de la deuda externa, etc. Para Venezuela, estos efectos serán particularmente graves pues nuestra cercanía con el país protagonista agudizaría la problemática socio-económica, particularmente en la zona limítrofe. En lo ecológico, la aplicación del Plan acentuará la ineficaz política de fumigación química y la "guerra biológica" con el uso del hongo Fusarium Oxysporum cuyo efecto será devastador ha reportado por investigadores serios. La erradicación forzosa, según la experiencia de los países andinos, ha llevado a la dispersión e internamiento de los cultivos hacia zonas alejadas con la consiguiente ampliación de la frontera agrícola, vía "tala y quema" de bosques, e instalación de cultivos en las cabeceras de las micro-cuencas con efecto devastador en épocas de lluvia. En lo social, aparte de los muertos y heridos de la "cotidianidad" colombiana, se estima que en el sur de Colombia provocará no menos de 30 mil desplazados hacia las fronteras con Ecuador y eventualmente el Perú y Venezuela. La conflictividad social de la región se agravará por la fragilidad social general y por la dramática crisis humanitaria por la que atraviesa la población desplazada (más de 1 millón de personas en Colombia desde 1995) y masacrada (más de 18 mil muertos sólo en el año 2000): la segunda mayor tragedia del mundo reciente después de Kosovo. En Venezuela los efectos sociales del Plan Colombia pueden expresarse en una mayor miseria a consecuencia del desvío de recursos públicos hacia actividades de seguridad.

5. Anexos

El Plan En Números La zona de conflicto tiene una área aproximada de 3.500.000 kilómetros cuadrados, e involucra a los países de la región Andina: Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Venezuela y parte de Brasil, con una población aproximada de 100 millones de habitantes. El teatro de operaciones directa de la guerra abarca una zona importante de la Amazonía, que a decir de los expertos, es el pulmón del mundo y la mayor reserva de agua dulce existente, además de que posee una riqueza biológica incalculable. Su fragilidad biológica ha sido amenazada permanentemente, debido a las actividades humanas que se han desarrollado a lo largo de estas décadas, tales como la extracción de petróleo y de la madera, la introducción de ganado y de cultivos de Palma Africana, etc. Del paquete económico entre el 70 y 80% se destina para fines militares, -y de estos más del 60 % se reparte en la industria bélica norteamericana- y apenas el 20 % del total se asignan para fondos que tienen que ver con política social. Con lo que el componente fuerte del "Plan Colombia" intensificará la guerra a lo largo y ancho del país y puede extenderla a los países fronterizos. Los 12.500 hombres que serán entrenados y organizados directamente a órdenes del Plan Colombia provenientes de la Policía, el Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea; los 500 asesores norteamericanos; los 80 helicópteros Huey y Black Hawk; los 60 millones de dólares destinados a los radares; en fin, el uso de la sofisticada tecnología militar norteamericana, iniciará de inmediato la denominada "Guerra del Sur", que cobijará los departamentos colombianos del Putumayo y Caquetá. La ayuda de US$ 1.300 millones fue aprobada por el Congreso bajo ciertas condiciones: que los soldados estadounidenses no participen directamente en operaciones de combate y que no haya simultáneamente en territorio colombiano mas de 500 efectivos y 300 contratistas.

Voces "¡Guillo!, Nos invade el plan Colombia" "Nada ha sido más elocuente sobre esta cultura de lo venezolano que la histeria colectiva desatada por el Plan Colombia y su potencial trágica repercusión de este lado del Arauca. La prensa se volcó a reseñar el tema con fruición y razón no le faltaba. La visita de Clinton a la vecina patria hubiera sido demasiado sosa si a ella no se le encontraba algo jugoso que explotar a lo largo de los días siguientes a su partida. Los prejuicios que siguen existiendo en contra de cualquier género de ayuda norteamericana a estos pobres países del sur, son capaces todavía de derramar litros de tinta editorial. Así que los opinadores encontraron terreno propicio para dedicarse a analizar cómo la aplicación de este instrumento político va a tener consecuencias apocalípticas para los países vecinos de la convulsionada Colombia. Me pregunto cuántos habrán tenido la acuciosidad de informarse en detalle acerca del contenido del temido Plan Colombia. Es bien cierto que no se han distribuido centenares de ejemplares de este programa en las calles venezolanas y que nosotros nos hacemos fácilmente propagadores de los ecos que generan otros igualmente desinformados. Ello también es elemento muy ilustrativo de la poca información que es necesario tener en esta tierra de gracia, para lanzarnos en una diatriba capaz de descalificar cualquier hecho, proyecto o persona, si el tema resulta sabroso para convertirse en el centro de una conversación de "cocktail" social o para abordar frente a una cervecita playera. Las opiniones van desde considerar que el equilibrio militar del continente se va a ver severamente alterado, como si en la agenda de nuestros países la disposición a la guerra estuviera a la vuelta de la esquina, hasta a pensar que hordas de desplazados de la violencia que desatarán las armas norteamericanas, vendrán a invadir los predios venezolanos. No faltó quien quisiera significar que el episodio de los refugiados del norte de Santander- familias desplazadas la semana pasada por las luchas entre guerrilla y paramilitares- eran ya una muestra de lo que nos ocurriría de manera exponencial cuando el Vietnam que se está fraguando al lado termine de tomar forma con la ayuda americana. De telenovela. ¿Es que nadie se ha dado cuenta que Colombia es un millón de veces mas peligrosa para sus vecinos sin el plan que con él? A quien le quepa duda, no tiene sino que sentarse frente a su televisor a mirar los noticieros de RCN todas las noches, para perder la tranquilidad y el sueño, al observar el nivel de violencia con que convive a diario la patria que respira del otro lado de la frontera. Droga y guerrilla son hechos tan corrientes del lado de allá, como los partidos de beisbol del lado de aquí. Aquel pobre país, en la realidad, ha tenido que amarrarse las tripas para en medio de las lágrimas tratar de construirse a sí mismo. No he escuchado aun a nadie decir, de Cúcuta para acá, que el crecimiento esperado del PIB de este año- que superará 3,2% luego de una caída de 4,46 % el año anterior también forma parte del plan que tanto torpedeamos. Ni que la inflación cercana a 10% que alcanzaran este año y que también forma parte de las propuestas del plan, ayudará a recuperar algo de bienestar para sus coterráneos. No he leído a nadie ponderando la ayuda de mas de 200 millones de dólares que los planes sociales colombianos recibirán de parte de Norteamérica, ni poner de relieve las bondades de los planes de sustitución de cultivos para provocar desarrollo en las zonas desnarcotizadas. Si no tuviéramos esa inclinación ancestral a mirarle la paja en el ojo ajeno hace rato nos habríamos percatado de otras cosas que son ciertas. Venezuela, desde que Colombia comenzó y ha continuado con eficiencia su gesta antinarcóticos, terminando con los carteles de Cali y de Medellín, se convirtió en el target obligado de quienes hacen de este delito un fabuloso y lucrativo negocio. Si no fuéramos tan miopes, lo que tendríamos es que estar preparándonos para fumigar nuestra casa porque el vecino ya comenzó a fumigar la suya. La posición fácil – y la sabrosa para criticar un rato- es la de encontrarle cuantos "peros" podamos a la iniciativa que les costará a los gringos 600 millones en equipamiento y en ayuda militar para combatir a un flagelo que tiene captados para el consumo a los niños de las escuelas en cada pueblo y ciudad americana. Más bien, yo invitaría a que miráramos con interés investigativo el uso que se dará a los otros dineros que se estarán invirtiendo por parte de Colombia y de terceros países e instituciones financieras internacionales para rescatar la dinámica social, promover el progreso económico, provocar la transformación institucional del país vecino y para hacer de esa tierra un lugar de paz. Una vez que se haya entendido el rumbo que se le intenta dar a Colombia con su plan, y el esfuerzo titánico que se ha hecho en conseguir la solidaridad internacional con ese rescate, quizá nos animemos nosotros a escribir menos en tono menos abrasivo y mas informado, y a exigirle a nuestras autoridades -¿por qué no?, como diría Pompeyo- un Plan Venezuela de este lado". Beatriz de Majo C., El Nacional, Martes, 5 de septiembre de 2000.

"Y ahora, ¿el plan Venezuela?" "Sentimos gran complacencia por el viraje en la política del Presidente Chávez sobre el Plan Colombia. No de otra manera tenía que ser y por ello tanto insistimos para que se entendiera la equivocada actitud que se venía asumiendo en el problema del vecino país. Era de esperarse, si no el apoyo, sí la aceptación nuestra, por cuanto como vecinos tenemos el derecho de reclamarle a Colombia nuestro consentimiento, consulta y participación, en una acción multinacional en su lucha contra la producción ilegal de drogas, que inevitablemente involucra su acción política contra la guerrilla, necesariamente militarizable. Era comprensible, mas no aceptable, la actitud personalista del Presidente en el tratamiento del problema colombiano, dada la escasa y elemental asesoría que venía recibiendo, totalmente alejada de la realidad política, vista solo con el prisma de la teoría del libro militar preglobalización. No por falta de especialistas en las materias, sino por el prurito revolucionario de no admitir el apoyo de los versados, sino de los convencidos. Es grave olvidar en la continuidad social y cultural de los pueblos, aún con revoluciones, que el conocimiento se macera con la experiencia y ésta se logra con la práctica y la vivencia, únicas formas culturales para actualizar la historia, corregir los errores y cambiar el pensamiento, bases insoslayables para la elaboración del concepto estratégico nacional en la relación internacional. El asunto no es para legos ni para aprendices coyunturales de política, por ello el llamado a la reflexión a fin de evitar continuar con el disparate. Las opiniones sobran. Muchas sinceras pero irreales, otras equilibradas pero apegadas a la coyuntura histórica sin sentido trascendente, por cuanto van al juego de lo histriónico, cuando se fundamentan en el equilibrio de fuerza o poder nacional, visto solo desde el punto de vista de la beligerancia entre dos actores, olvidando: el temido poder de la fuerza multinacional, la rapidez de la moderna acción bélica y la reacción globalizada regional, continental y mundial, cuyo principal reflejo, hoy inmediato, es la reducción de la economía local, el cierre u obstaculización de las fronteras económicas y la regresión de la pobreza. No se trata de un asunto tinturado de nacionalismo. No es el juego de una revolución otoñal, ni la oportunidad para el castigo a situaciones melodramática del pasado independentista. Ni siquiera, la opción oportuna para finiquitar las controversias limítrofes. Se trata de la limpieza de la casa, cuyo espíritu atenta contra el ánimo que tiende a pervertir la salud mental de los pueblos, embarcados con los Estados Unidos a la cabeza, en una escalada de consumo de drogas. Se trata de engullir el contenido del plan, bautizado como Plan Colombia, calificado por muchos, como el Plan América, el que necesariamente nos involucra, aún cuando su acción y ejecución sean soberanas de los actores. Un plan, del que no podremos escapar aunque queramos, con o sin terquedad. Máxime, cuando los principales actores son los dos mejores socios comerciales de Venezuela, uno en importación petrolera y otro en exportaciones no tradicionales. Otra visión es de mezquindad ignorante. Como se venía manejando el problema, con la óptica solo militarista, nos convertía en el país mas extraviado y contracorriente de la era globalizante tercer milenaria, tratando de resolver las diferencias interestatales atacando o acosando al vecino con la negación del apoyo solidario en su lucha política, sin intervenir en ella, como es de lógica internacional. Por ello consideramos que fue y sigue siendo un error militarizar el problema fronterizo venezolano, mezclándolo con el Plan Colombia. Mas aún, tratar de hacer una amalgama "bolivariano-santanderina", con el desfase de casi dos siglos de historia mal estudiada y mal entendida. De continuarse con esta práctica, volveríamos a las acciones antihistóricas, surgidas del caudillismo de mediados el siglo XIX. La incorporación de elementos comparativos del equilibrio del poder militar regional, ante la incorporación del elemento militar en el Plan Colombia aupado y apoyado por Estados Unidos, no es solo una gracia tonta, sino que tiende a la promoción de una carrera armamentista innecesaria y dañina para nuestras economías, que, sumada a la irracionalidad del uso de las Fuerzas Armadas en tareas, que bien pudieran servir para incrementar el empleo, no hacen otra cosa que dilapidar nuestros siempre escasos recursos. Se trata de utilizar nuestras instituciones en el fin para el cual fueron creadas, partiendo de la racionalidad jurídica, bastante deteriorada por la irracionalidad constituyente de dar funciones, sin especificidad orgánica. Es decir, crear primero el órgano y luego darle su función, en contra de la simple teoría organicista que, siguiendo las pautas de derecho natural o de la naturaleza, asigna la función al órgano más idóneo y apropiado, cuando no es de necesidad crearlo. Siempre hemos creído y así lo hemos expuesto, que el problema binacional fronterizo debe caracterizarse por un tratamiento jurídico y político diferente en cada uno de los Estados afectados y, la institucionalización del problema tiene que ser necesariamente diferente, cuando se involucra en él al componente militar. Para Colombia, el binomio droga-guerrilla, puede ser atacado por sus fuerzas armadas, como lo fue en su oportunidad atacado el problema guerrillero en Venezuela, mientras que en nuestro país, ese mismo binomio, partiendo de la nacionalidad colombiana, no puede asignarse al componente militar venezolano. Hemos insistido en que el problema guerrillero es un problema político en cada Estado, que no puede, por lógica soberana, traspasar las fronteras como delito. Por ello hemos insistido en que Venezuela no debe militarizar el problema de la guerrilla colombiana y, mucho menos darle relevancia jurídica en la jurisdicción militar, ya que ello conlleva internacionalizar el problema, cuya situación agrava las relaciones internacionales de ambos países. La situación en Colombia es de suma gravedad y más, de fragilidad político-militar, donde desde hace tiempo, el gobierno no ha podido con el problema mixtificado guerrilla, droga, paramilitares, sin que neguemos el esfuerzo que han hecho sus presidentes por lograr la pacificación, hoy concretado en el denominado Plan Colombia. Para Venezuela, fuera ideal mantenerse alejados del problema, pero sería una insensatez pensar en lograrlo y mucho menos intentarlo. Venezuela jamás podrá alejarse y ni siquiera evitar el efecto del problema colombiano, ya que se trata de un problema que nunca ha podido ser controlado por Colombia misma.

Debemos insistir en que Venezuela, como Estado vecino y de vívida influencia comercial y social con Colombia, no puede conformarse en estar o no de acuerdo con la solución "Plan Colombia", ya que con o sin intención, siempre hemos estado involucrados en el problema y lo único que nos queda, querámoslo o no, es prepararnos para enfrentarlo en la medida de su penetración. Surge entonces, como lo hemos propuesto, la necesidad de un plan paralelo o complementario, que hemos dado en llamar "Plan Venezuela", que obliga a la coordinación entre los dos gobiernos actores, sin menospreciar el apoyo ofrecido por Estados Unidos, la Unión Europea y otros Interventores internacionales. Es bien importante entender, que Venezuela tiene que desmilitarizar el Plan, ya que surge la necesidad de complementar la acción social promovida y ejecutada por actores específicos de este campo, incluyendo la acción policial liderizada o dirigida por la Guardia Nacional, (no la Fuerza Armada), en cumplimiento del contenido constitucional que da a este componente o fuerza militar, la conducción de las operaciones requeridas para el mantenimiento del orden interno. Es en función civil y no militar, función genérica de este órgano policial desde su creación, cuya misión justifica su existencia. Pueden mantenerse, modificarse o crearse nuevos teatros de operaciones, donde la función principal correspondería a la Guardia Nacional con la integración de Comandos Específicos para operar en dichos teatros, que no son organizaciones sino ámbitos territoriales para la operación. La Guardia estaría equipada policialmente y apoyada por los otros cuerpos policiales nacionales y regionales, por los órganos jurisdiccionales penales ordinarios y cualquier otro elemento organizacional necesario al esfuerzo policial. En la retaguardia estarían los otros componentes de la Fuerza Armada, para brindar su apoyo si fuere necesario. No debe escapar en el análisis, lo costoso que salen las operaciones militares y el desgaste y deterioro del equipamiento militar, que incluye la desmoralización de los hombres de las armas. En este respecto, pareciera que entraran en claridad los analistas militares, al comprender que el problema fronterizo es un problema político y social, engranado con una actividad delictiva "civil", que compete a las autoridades funcionales policiales. La acción militar por naturaleza tiende al fracaso cuando se le asignan tareas diferentes a la seguridad del Estado. Para eso son creadas y justificadas". Enrique Prieto Silva – Miércoles, 25 de abril de 2001 – Venezuela Analítica.

"Los escenarios de un nuevo mbr-200" "La nueva posición ante el Plan Colombia ha sido una de las razones de peso para llamar al renacimiento del MBR-200. Las presiones de EE.UU., las actitudes conservadores de los ejércitos de Colombia y Venezuela, y la antesala de la reunión en Quebec, en el marco de los acuerdos para crear el ALCA, son las razones más importantes para que el Presidente decidiera respaldar ahora al Plan Colombia. Por supuesto que ésta, no es la única razón para relanzar al MBR-200. Otras razones políticas conducen a esta incierta salida de última hora. El curso vegetativo que ha seguido el MVR, así como la generalizada corrupción, el descontento del soberano, la frustración de un proceso sin rumbo, el terreno ganado por la derecha, la pérdida de valores del pueblo, las agudas críticas que pudieran generarse por el respaldo al Plan Colombia, todo estas variables inducen a la generación de alternativas que revitalicen el poder del Presidente. Su anuncio, en el contexto de la política nacional, presenta dos posibles escenarios. Un primer escenario de amplitud. Dirigido a reunir a todas las fuerzas con ideales revolucionarios. Que se proyecte más allá del mismo MBR-200, para reconducir la gestión de gobierno hacia lo que tiene vigencia todavía del proyecto original. Este escenario exige limpieza del entorno. Reemplazar a los puntofijistas del gobierno por aquellos que han estado luchando toda la vida por un proceso de cambio estructural. Demanda tomar medidas de inmediato en el orden moral, penal y pecuniario contra los gestores de la corrupción. Exige convocar a los hombres que mantienen sus ideales y principios morales por encima de las desviaciones que produce la fascinación del poder. Rescatar con ellos la dignidad, el honor y todo el cuerpo de virtudes humanas que inducen la felicidad y el bien común del colectivo. Este escenario requiere reorientar los programas sociales hacia la autogestión de las comunidades organizadas. En este escenario el discurso del Presidente tiene que ser consecuente con su práctica. El Presidente tiene que ser un verdadero instrumento del pueblo. Dejar de lado el verbo manipulador de un populista, para sustituirlo por el buen juicio y el sentido común de un estadista. El segundo escenario es el sectario. Reeditar el Polo Patriótico bajo el espíritu del MBR-200. Este escenario convocaría solamente a quienes están a la orden del Presidente. La construcción de un aparato limitado, sin la participación de sectores vitales para la reconstrucción nacional. Este sería un escenario restringido, que reforzaría la plataforma política del Presidente. Sin trascendencia. Circunscrito solamente a este ámbito. No reuniría a todos los que han luchado y lo siguen haciendo comiéndose las verdes por parir un país que eleve el nivel de vida, la conciencia política y el bagaje cultural del pueblo. Definido los escenarios y con base a los anuncios hechos por el Presidente y de acuerdo a las primeras reacciones del sector político, el llamado apunta al segundo escenario. Por lo que, ante su inminente desenlace, dudo que una nueva versión del Polo Patriótico sea el factor para satisfacer las metas del MBR-200: Cambio en las relaciones de poder para crear el poder constituyente del pueblo. Transferirle al pueblo la toma de decisiones. Generar un sólido sector autogestionario que permita romper y disminuir muy significativamente la pobreza del pueblo. Respaldar y aupar las luchas sociales. Incentivar la riqueza y prosperidad de cada individuo. Defender hasta la muerte nuestra soberanía y no vacilar nunca en mantener el principio de la autodeterminación de los pueblos. La reedición del Polo Patriótico sin agrupar al resto de las fuerzas políticas identificadas con la lucha revolucionaria es fortalecer exclusivamente a la instancia presidencial, pero no al proceso revolucionario como un todo. Si de veras se quiere avanzar hacia la profundización de los cambios a nivel de la estructura social, hay que adentrarse en el significado de una revolución y retar inclusive a los propios centros de poder que hoy dominan al mundo". William E. Izarra – Lunes, 30 de abril de 2001 – Venezuela Analítica.

6. Bibliografía

BBC Mundo – Plan Colombia – "¿A qué juega Pastrana?" http://www.bbc.co.uk/spanish/extra0008colombiaintro.shtml

Colombia y Venezuela: ¿socios petroleros? II – http://www.analitica.com/va/economia/opinion/default.asp

Colombia – Venezuela: construir canales de comunicación para prevenir el conflicto – http://www.analitica.com/va/hispanica/colombia_paz/default.asp

El Plan América – http://www.analitica.com/va/hispanica/colombia_paz/default.asp

Falacias y verdades sobre el Plan Colombia – http://www.analitica.com/va/hispanica/colombia_paz/default.asp

¡Guillo!, nos invade el Plan Colombia – http://www.analitica.com/va/internacionales/fuentes/default.asp El escarpado camino de Caracas a Bogotá y Washington – http://www.analitica.com/va/internacionales/opinion/default.asp

El Plan Colombia – http://www.analitica.com/va/internacionales/fuentes/default.asp Venezuela-Colombia: Pastrana y Chávez liman asperezas – http://www.analitica.com/va/internacionales/politica_exterior/default.asp

Y ahora, ¿El Plan Venezuela? – http://www.analitica.com/va/internacionales/opinion/default.asp

Los escenarios de un nuevo MBR-200 – http://www.analitica.com/va/politica/opinion/default.asp Chávez ofrece 'apoyo pleno' al Plan Colombia – http://www.analitica.com/va/sintesis/nacionales/default.asp Estados Unidos aplaude a Chávez por apoyo al Plan Colombia – http://www.analitica.com/va/sintesis/internacionales/default.asp

 

 

Autor:

Bravo Vásquez

Do Couto G., Henrique

Partes: 1, 2
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