La Sociedad Patriótica y el primer gran debate político del Perú independiente (página 2)
Enviado por Jorge
"Esta opción de gobierno indudablemente resultó atractiva a la élite criolla, conformada por aristócratas y nobles titulados, en la medida en que no implicaba un cambio radical, como lo suponía la república, y además les permitía mantener vigentes ciertos códigos de relación afines a su calidad y clase". (27)
Francisco Javier Mariátegui, con su lenguaje incisivo, señala que habiendo sido establecida la Sociedad Patriótica como una institución literaria encargada de analizar las cuestiones que se les sometiera a sus "miembros cuya mayoría nada entendían de literatura. No eran literatos los primeros nombrados, los Condes, Marqueses, Generales, Comerciantes y algún clérigo español que apenas sabía del Latín y la Moral de Lárraga. Había, era verdad hombres a quienes se reputaban y eran verdaderos literatos, pero estaban en minoría, así como estaban en minoría los republicanos". (28)
Tiene toda la razón Víctor Samuel Rivera al señalar que:
"No hay que hacerse la imagen de la Sociedad Patriótica como una comunidad revolucionaria. Se trataba más bien de un grupo selecto de sabios y nobles titulados, burócratas o vecinos notables, muchos de los cuales venían de trabajar apenas meses atrás con el último virrey absolutista. En este contexto, Monteagudo aparecía como el pensador, el profeta de la revolución, y su destino consistía en crear estados independientes y liberales entre los restos de la antigua Monarquía religiosa española. Para Monteagudo el tema era muy simple: dentro del lenguaje propio de las ideas liberales en el Perú de 1822, defender una monarquía independiente con argumentos tomados de algún autor que los circunstantes, estos nobles y burócratas coloniales, no consideraran demasiado extremista: Montesquieu". (29)
La Sociedad Patriótica se reunió por vez primera el 20 de enero de 1822, en el local de la Universidad de San Marcos (de conformidad con el artículo 6 del decreto de 10 de enero de 1822) el cual se encontraba ubicado donde actualmente se encuentra el Congreso de la República, que lo venía ocupando desde 1576 y que con anterioridad había sido sede el antiguo hospicio de San Juan de la Penitencia. (30) El encargado del discurso de apertura fue Bernardo Monteagudo, quien expresó las esperanzas que el gobierno albergaba de que los trabajos de la Sociedad produjesen los mismos efectos que otras similares habían producido en otras ciudades capitales. Asimismo, manifestó la amplia protección de la cual gozaría la Sociedad. Después de ello se procedió a elegir los cargos directivos, que quedaron conformados de la siguiente manera:
Vicepresidente: Hipólito Unanue
Censores: José Cavero y Salazar, Francisco Valdivieso y Manuel Pérez de
Tudela.
Contador: Antonio Álvarez del Villar.
Tesorero: Diego Aliaga.
Secretario: Francisco Javier Mariátegui.
Personajes todos estos de gran figuración social, política e intelectual, como es el caso del muy conocido y bien estudiado Hipólito Unanue. Algunos de ellos verdaderos personajes puentes entre la colonia y la etapa independiente, habiendo militado bajo ambas banderas, para decirlo de alguna manera. El caso mejor estudiado es el de Hipólito Unanue. Pero lo es también José Cavero y Salazar, por solo mencionar un caso más, quien en su condición de Rector de la Universidad de San Marcos tuvo a su cargo, el 20 de noviembre de 1816, el elogio del virrey Pezuela. Lo característico de este tipo de discursos queda patentizado en lo que en esa ocasión dijo Cavero y Salazar y que pone claramente de manifiesto su pensamiento para aquella época: "Se diría de V.E. con la misma verdad que dijo Cicerón de Pompeyo, que solo en el transcurso de esa época ha militado en más campañas que las que otros muchos han podido leer en ella". "El cielo no pudiera desatender nuestros ruegos; ni Fernando este soberano digno de mandar al mundo….Pezuela es el destinado a mandarnos… ¡Oh que halagüeños anuncios! Pezuela es nuestro virrey. ¡Que verdad tan lisonjera! (31)
El 12 de febrero, aniversario de la batalla de Chacabuco, se llevó a cabo la solemne instalación esta Sociedad. Monteagudo, en su discurso de aquella oportunidad, expresó:
"Mientras nosotros hacemos esta guerra, que tanto y con tanta razón temen los tiranos, dejemos que los libertadores del Perú acaben de serlo, asegurando la obra, que han preparado las luces del siglo y que ellas solas podrán consolidar. Pero no nos separemos de aquí, señores, sin rendir gracias a los vencedores de Chacabuco, que en este memorable día restituyeron la libertad a Chile y divisaron con orgullo las orillas del Rímac, desde la cumbre de aquella famosa montaña. ¡Honor eterno al jefe de los valientes y a cuantos tuvieron parte en la jornada del 12 de febrero de 1817!
En fin, quiera el que habita en la inmensidad y el que ha visto nuestra opresión, aun antes que nosotros existiésemos, conceder al pueblo peruano la absoluta posesión de sus derechos y que la sociedad patriótica de Lima celebre por más de cien siglos el aniversario de su instalación, junto con el de esa gran batalla, en cuyo campo quedó trazada la unión que existirá siempre entre los estados independientes del Perú, Chile y Provincias del Río de la Plata". (32)
En la sesión del 22 del mismo mes, su presidente, Bernardo Monteagudo, en cumplimiento del artículo 27 del reglamento de la Sociedad, (33) propuso tres asuntos para debatir:
1° ¿Cuál es la forma de gobierno más adaptable al Estado Peruano, según su extensión, población, costumbres y grado que ocupa en la escala de la civilización?
2° Ensayo sobre las causas que han retardado en Lima la revolución, comprobada por los sucesos particulares.
3° Ensayo sobre la necesidad de mantener el orden público para terminar la guerra y perpetuar la paz.
En la sesión del 1 de marzo de 1822 se trató, por vez primera, el tema de la forma de gobierno. Se iniciaron allí las primeras expresiones de discrepancias con la finalidad misma de la institución. Se manifestaron desconfianzas en tratar sobre tan delicado asunto sin las necesarias seguridades para los participantes en ella, para lo cual se necesitaba de absoluta y asegurada libertad de opinión. Asimismo, se hizo notar las nefastas consecuencias que podrían desprenderse del debate.
Luna Pizarro manifestó su opinión en el sentido que era inconveniente tratar, en la Sociedad, sobre la forma de gobierno porque dicho tema únicamente podía ser discutido con plena y absoluta legalidad y libertad por un congreso en el cual los diputados gozan de inmunidad. Que para llevar a cabo el debate en la Sociedad se requería que previamente el gobierno asegurase el máximo de libertad de opinión. Bernardo Monteagudo, Presidente de la Sociedad, repuso, a nombre del Gobierno, que este concedía, a los miembros de la institución, el máximo de libertad de opinión. El martes 5 de marzo, Torre Tagle, encargado del gobierno, expidió un decreto, publicado al día siguiente en La Gaceta del Gobierno, que establecía que "Los miembros de la sociedad patriótica de Lima, no son responsables por sus opiniones que en ella sostuvieren en materias especulativas, con el celo y candor propio del que busca la verdad".
Por su parte, Pérez de Tudela insistió sobre lo inconveniente que podía resultar el discutir sobre dicho tema, lo cual podía generar un grave caos toda vez que las conclusiones a que llegase la Sociedad solo representaría la expresión de la capital y de ninguna manera la de todo el Perú, pudiendo producirse una anarquía semejante a la acontecida en las Provincias Unidas del Río de la Plata.
Hay un punto muy interesante de enfatizarse y es que las posibles conclusiones o recomendaciones de la Sociedad Patriótica no tenían, no lo podían tener, carácter vinculante, toda vez que unos pocos días antes de la creación de la Sociedad se había convocado a un Congreso General Constituyente de los departamentos libres de Perú para establecer la forma definitiva de gobierno así como la dación de una constitución (el decreto es del 27 de diciembre de 1821 y apareció publicado dos días después en la Gaceta del Gobierno). Probablemente, San Martín, Monteagudo y los monarquistas, nativos y extranjeros, del régimen protectoral no pensaron en ello o no lo establecieron porque no podían estar seguros lo que podía allí ocurrir. Considerar que la Sociedad Patriótica fuera creada solo con la solo idea "de apaciguar la exaltación de los liberales peruanos, los que exigían la reunión de un congreso que tradujera la voluntad popular y resolviera la forma de gobierno más conveniente a la nación" (34) no nos parece consistente con los anteriores pasos que siguió el régimen para tratar de establecer la monarquía. Su objetivo era mucho más decisivo: crear conciencia favorable para que el sistema monárquico fuera establecido por el Congreso que había sido convocado y que era quien tenía que decidir sobre dicho punto. El régimen jugaba una difícil carta y como lo sabemos, la perdió. Por ello es que el fin de la Sociedad Patriótica en julio de 1822 coincide con el extrañamiento de Bernardo Monteagudo, su principal gestor. Tiene plena razón el historiador Cosamalón (35) cuando señala que derrotada la propuesta monárquico constitucional de San Martín su salida era cuestión de tiempo. Constituye, innegablemente, uno de los factores que precipitó la decisión de San Martín de ausentarse del Perú, entregando el mando al primer congreso peruano el cual tendría como principal tarea el establecer la forma de gobierno que debía tener el estado peruano.
En cuanto a la garantía exigida para llevar a cabo el debate, ya hemos señalado que se expidió el decreto del 5 de marzo de 1822 en el cual se creaba una especie de inmunidad para los societarios sin otra restricción que lo establecido por el artículo 8 del decreto protectoral del 10 de enero de 1822, es decir el no atacar ni las leyes del país ni el honor de ciudadano alguno. (36)
También se produjo polémica en lo que se refería a la mecánica a seguirse. Hipólito Unanue consideró conveniente el señalar impugnadores y defensores del asunto a debatir. Moreno rebatió esta sugerencia arguyendo que tal sistema era inconveniente pues podía llevar a que algunos tuvieran que sostener una proposición contraria a sus convicciones.
Vencidas todas las dudas sobre la inconveniencia del debate y, por otra parte, fijado el sistema del mismo, este se dio inicio con la tesis de José Ignacio Moreno. Quien había señalado los ponentes encargados de desarrollar respectivas propuestas monarquistas y republicanas fue don Hipólito Unanue, Vicepresidente de la Sociedad.
Como hemos señalado, el encargado de iniciar el debate acerca de la forma de gobierno que convenía al Perú fue José Ignacio Moreno. López Soria hace una concisa pero precisa referencia a este presbítero guayaquileño que había seguido la carrera sacerdotal y jurídica en Lima, participando activamente en la vida política y académica en Perú. Desempeñó la cátedra de leyes y cánones en la Universidad de San Marcos y contribuyó a la reforma de los estudios en el Convictorio de San Carlos. Moreno sigue los pasos de la "ilustración católica" (Feijoo y Jovellanos) y el providencialismo de Bossuet, se adhiere inicialmente a la política de "sumisión y concordia" promovida por el virrey Abascal, pero luego se incorpora a la propuesta independentista y, declarada la independencia, forma parte de la Sociedad Patriótica de Lima. (37).
Por su parte, Fernán Altuve-Febres precisa el contexto ideológico que permite comprender el pensamiento de Moreno. Señala al respecto:
"A diferencia del trujillano Blas de Ostolaza que encarnó el pensamiento contrailustrado de cuño español, o del chuquisaqueño Bernardo de Monteagudo que trajo al Perú el ideario conservador de perfil inglés; José Ignacio Moreno acogió la crítica de los contrarrevolucionarios franceses contra el liberalismo adaptándola a la realidad hispanoamericana, pues creía que el derrumbe de la monarquía en este continente había abierto una crisis de legitimidad tan grande que no podría ser solucionada si no se reconocía a la tradición política cristiana como única fuente para recomponer a una civilización fracturada por la rebelión laicista". (38)
El 1 de marzo de 1822, Moreno, "muy conocido por su godismo, servilismo y por su oposición a todo lo que es digno y capaz de engrandecer al hombre", según el injusto juicio de Mariátegui, (39) desarrolló la defensa del sistema monárquico como el más conveniente para el Perú. Si bien es cierto que el original de la ponencia se ha extraviado, sin embargo se cuenta con un buen resumen de ella y que fue publicado en El Sol del Perú, órgano oficial de la Sociedad, el 28 de marzo. Basado fundamentalmente en Montesquieu, Moreno sostenía que al Perú le convenía la monarquía en atención al siguiente argumento: "La difusión del poder político está en razón directa de la ilustración y civilización del pueblo, y en razón inversa de la grandeza del territorio que ocupa". Según esta concepción, la democracia solo se aplicaría a estados pequeños, en tanto que los grandes siempre han sido, son y deberán ser monárquicos. Para ello recurre al testimonio de la historia. Aplicado este principio al Perú, resultaba que en virtud de su gran extensión, debería ser, necesariamente, una monarquía.
Otro argumento, y tal vez el de mayor impacto y peso porque no pudo ser rebatido por los republicanistas tan contundentemente como hicieron con otras argumentaciones esgrimidas por Moreno, fue el recurso que hizo a la larga tradición monárquica entre los indígenas peruanos los cuales, según Moreno, eran particularmente ardorosos defensores de dicho sistema por haber vivido desde los tiempos prehispánicos bajo dicho sistema político, siendo la conquista solo una breve etapa intermedia entre el régimen monárquico inca y el monárquico español.
Si bien es cierto que el discurso de Moreno, según Paz Soldán, agradó mucho a San Martín y Monteagudo, sin embargo "produjo profunda y muy desagradable impresión en gran número de los otros socios y entre los patriotas: se atacaron sus doctrinas en lo público y privado y por la prensa, al extremo que tuvo que dar una explicación diciendo que esa era una simple teoría". (40) Moreno, según señala Rivera, entrelíneas defendió unas ideas teológico-políticas que espantaron a la Sociedad Patriótica entera, al extremo de que es posible que el Perú del auditorio de condes y marqueses de 1822 haya devenido no mucho después en una República a causa de la polémica que las ideas de Moreno desencadenaron. Tal el impacto paradojal del mejor defensor del sistema monárquico y de allí que Walker señale que a San Martín y a Monteagudo, al establecer la Sociedad Patriótica, "el tiro les salió por la culata" ("His plans, however, backfired").
Un aspecto muy importante puesto de manifiesto por Charles Walker es que en la propuesta de los monarquistas que se manifiesta notablemente en la sociedad Patriótica, se incorpora al indígena dentro de su retórica lo que obligó, pero con vacilaciones y contradicciones, a hacer lo propio a los republicanos. Walker precisa que los intelectuales patriotas, a pesar que muchos de ellos procedían o estaban en contacto con las zonas andinas, el interactuar con esas poblaciones no les llevó a una mayor comprensión de sus habitantes nativos, algo más, coadyuvó a fortalecer los estereotipos que sobre ellos se tenía en cuanto a su racionalidad y potencial como ciudadanos. (41)
Otro ideólogo monarquista fue José Cavero y Salazar, el cual, en la sesión del 15 de marzo, sostuvo que al Perú le convenía la monarquía de tipo constitucional. Los argumentos de Cavero y Salazar seguían la línea argumentativa de Moreno. Según Cavero y Salazar, lo que tipificaba a un estado libre era el hecho de que sus ciudadanos son sus propios legisladores. Pero que esto era materialmente imposible en los estados de gran extensión y población, razón por la cual se había adoptado el régimen representativo. Para su punto de vista el sistema monárquico constitucional era el más perfecto, toda vez que el pueblo, a través de sus representantes, ejerce el poder legislativo aunque cede el ejecutivo al rey.
En el seno de la Sociedad Patriótica, Manuel Pérez de Tudela y Mariano José de Arce fueron los más destacados impugnadores del sistema monárquico y, por lo tanto, los más connotados defensores del régimen republicano. Pérez de Tudela, en la sesión del 8 de marzo de 1822, dedicóse a refutar al monarquista J. I. Moreno. Para Pérez de Tudela la forma de gobierno no está determinada ni por la extensión del territorio ni por la ilustración o educación del pueblo. Para él, la forma de gobierno es el resultado de las necesidades y facultades del hombre combinadas con las circunstancias. La masa indígena, sector mayoritario e incivilizado, y, según la tesis de Moreno, uno de los factores para no adoptarse el régimen republicano, no era realmente, según Pérez Tudela, un obstáculo para la elección de un gobierno sabio, pues el indio "es patriota por naturaleza, ha procurado siempre recobrar la libertad en sus desgracias; ha conservado su idioma, un odio a sus superiores, y un vestido lúgubre por la pérdida de su libertad".
El presbítero Mariano José de Arce refiriéndose a las ideas de Moreno señalaba que le parecían dignas "de Bossuet y del siglo de Luis XIV y además más a propósito para afianzar el trono y el altar". Por supuesto que esto molestó a Moreno quien solicitó el retiro de las expresiones consideradas por él como ofensivas a su persona. El incidente se solucionó con la actitud conciliadora de Fernando López Aldana. Mariano Arce, afirmando su posición republicana, señaló que la existencia de un Congreso Constituyente en el Perú era el mejor desmentido a los principios monarquistas de Moreno. Este argumento de Arce se fundamentaba en el hecho, que ya hemos mencionado, de que el Congreso había sido convocado por el Decreto N° 146 de 27 de diciembre de 1821, habiéndose señalado para el 1 de mayo de 1822 su instalación (lo que sufriría postergaciones hasta su definitiva instalación el 20 de setiembre de 1822).
José Faustino Sánchez Carrión, intelectual de gran valía, partidario y defensor del sistema republicano, por méritos propios debió haber sido nombrado miembro de la Sociedad Patriótica. Él, sin embargo, intervendría en el debate ideológico sobre la forma de gobierno recurriendo al género epistolar. Se encontraba en el pueblito de Sayán cuando decide participar en el debate mediante misivas que firma con el seudónimo de "El Solitario de Sayán". Ya hemos señalado que Sánchez Carrión envió una carta a la Sociedad Patriótica para que fuese leída en dicha reunión pero que habiéndose informado Monteagudo de su contenido contrario al monarquismo y en defensa del sistema republicano impidió su lectura en la reunión del 8 de marzo. Sin embargo, los liberales se dieron maña para que fuese leída en la sesión del 12 de abril, según lo señala Pacheco Vélez (42)
En la primera de ellas, de 1 de marzo de 1822, después de señalar la trascendencia de los temas a tratarse y en particular el referente al régimen que más le convenía al Perú, pasa a señalar que en el fondo gobierno y sociedad son una misma cosa y que el gobierno está dado por el conjunto de principios que tienen a resguardar los derechos de los hombres. Para el Perú, considera firmemente, es inconcebible el sistema monárquico en atención tanto "a la blandura del carácter peruano, y su predisposición a recibir las formas que se le quiere dar, y mucho más, si se adoptan maneras agradables e insinuantes" como a consecuencia de la larga opresión en la que ha vivido. Sostiene Sánchez Carrión que todo esto llevaría al Perú a convertirse en un reino más despótico que los de Asia. Sin embargo, considera Sánchez Carrión, tratando de salir de esa imagen pesimista sobre el carácter del poblador peruano, que nada de ello implica desconocer "nuestra actitud reactiva contra el despotismo". Dos son los factores, según Sánchez Carrión, a que debe atenerse para la determinación de la forma del gobierno peruano:
"1° a la conservación de los derechos imprescriptibles e irrenunciables, cuales son libertad, seguridad y propiedad, en término que nunca jamás puedan ser defraudados, y sí, disfrutados en toda la plenitud de su ejercicio conforme al espíritu de la convención civil.
2° a la conveniencia de esta inomitible base con las medidas posteriores, que demandan los respectos apuntados en la enunciación del problema". (43)
La monarquía, absolutista o constitucional, en función a lo anteriormente señalado, no era el sistema ideal para resguardar dichos derechos naturales del hombre, pues "ser rey e imaginarse dueño de vidas y haciendas, todo es uno; que los pueblos son considerados como vasallos de estas divinidades, y que su industria y su trabajo deben convertirse en su grandeza. Pero, lo que es más doloroso, los mismos vasallos llegan a persuadirse de esto, por la práctica de hincar las rodillas,…" (44). Aún señala Sánchez Carrión algo más, cual es el que se debe tener presente que la independencia del Perú es la independencia de una de las secciones de Hispanoamérica y que ya los otros estados, que antes habían dependido de España, habíanse constituido bajo el sistema republicano y que constituirse en una monarquía sería despertar la desconfianza entre dichos gobiernos. Sánchez Carrión expresa: "No infundamos desconfianza, y vaya a creerse, que procuramos atentar con el tiempo su independencia; antes sí, manifestemos, que en todo somos perfectamente iguales, y que habiendo levantado el grito contra un rey, aún la memoria de este nombre nos autoriza. Verdaderamente, que con sólo pensarlo, ya oyen de nuevo los peruanos el ronco son de las cadenas que acaban de romper". (45) (46).
Conclusión
La Sociedad Patriótica de Lima fue una de las varias estrategias que empleó el régimen sanmartiniano en su idea de implantar la monarquía constitucional como un sistema de transición en atención a la realidad social, política y cultural del pueblo peruano. Si es excesivo decir que este proyecto nació huérfano de todo apoyo, sin embargo, es justo reconocer, él no contó con la simpatía de gran parte del pueblo peruano, muy especialmente del mayoritario sector de su intelectualidad que se había formado bajo planteamientos liberales como los impartidos en Real Convictorio de San Carlos. Esto parece ser que no fue evaluado adecuadamente por San Martín ni por Monteagudo y si lo hicieron pensaron que se podía revertir la situación ganándose a un sector de la aristocracia criolla. Como nos recuerda O"Phelan, San Martín venía con la recomendación de Bernardo O"Higgins de hacer contacto con el titulado José Bernardo de Torre Tagle, "su condiscípulo, tocayo y amigo", (47) quien pasó de funcionario de la monarquía española a autoridad del naciente estado, casi de un día para otro. Pero este acercamiento y este coqueteo con la aristocracia criolla peruana tuvo un gravísimo defecto: la política antiespañola llevada a cabo por Monteagudo y es justo decirlo realmente por el gobierno de San Martín. El haber encargado a Monteagudo, personaje pésimamente mal visto por los criollos peruanos, llevar a cabo la Sociedad Patriótica hacía que esta naciese con pocas, por no decir nulas, posibilidades de éxito en su objetivo de lograr consenso para establecer una monarquía peruana. Sin un decidido y franco apoyo de la élite peruana ello era imposible. Como dice Carmen Villanueva: "el monarquismo propiciado por un personaje odiado, tenía que sostenerse en una nobleza sólida que, en el caso del Perú «no ofrecía un apoyo compacto y prestigioso a tales ideas, pues inclusive el más relevante e sus miembros, Riva Agüero, fomentaba una propaganda díscola» y por último, los posibles futuros reyes no mostraron ningún interés por los proyectados reinos americanos" (48)
Lo más resaltante de este ensayo de debate democrático propiciado por monarquistas, reconozcámoslo, liberales, fue la apabullante y decidida participación de los liberales peruanos partidarios del régimen republicano y entre ellos fundamentalmente la de José Faustino Sánchez Carrión y entre bastidores, como siempre, la de Francisco Javier de Luna Pizarro. Debido a todos ellos hoy el Perú es una República.
Siglas y notas
DASM. Documentos del Archivo de San Martín. Buenos Aires: Imprenta De Coni Hnos., 1910.
CDIP. Comisión Nacional del Sesquicentenario de la Independencia del Perú. "Colección Documental de la Independencia del Perú",
CLDO. Quirós, Mariano Santos de "Colección de Leyes, decretos y órdenes publicados en el Perú desde su independencia", Lima, 1831-1854,
(1) Sobrevilla Perea, Natalia. Entre proclamas, actas y una capitulación la independencia peruana vista en sus actos de fundación, [en línea]. Skidmore College.
http://www.skidmore.edu/~jdym/IndependenciasProgram/Sobrevilla-Declarando_Independencias_Peru.pdf
(2) Gamio Palacio, Fernando (1971). "El proceso de la emancipación nacional y los actos de la Declaración, proclamación y jura de la independencia del Perú".
Versión electrónica en:
http://biblioteca.munlima.gob.pe/biblioteca/biblioteca_municipal_archivo_historico/biblioteca_municipal_virtual/biblioteca_virtual/Descarga/emancipacion.pdf
——————————- "Jura de la independencia del Perú". El Comercio, Lima, miércoles 28 de julio de 1971, pág. VII.
(3) Texto completo de las Instrucciones del Senado chileno del 23 de junio de 1820, en:
Herrera, José Hipólito (1862). El Álbum de Ayacucho. Colección de los principales documentos de la guerra de la independencia del Perú y de los cantos de victoria y poesías relativas a ella". Lima, Tipografía de Aurelio Alfaro, pp. 5-7.
(4) CDIP, La expedición libertadora, t. VIII, v. 3°, pp. 360-364
Quirós, Mariano Santos de "Colección de Leyes, decretos y órdenes publicados en
el Perú desde su independencia", Lima, 1831-1854, t. I, pp. 1-4
(5) CDIP, "La expedición libertadora", t. VIII, v. 3°, p. 365
DASM, t. VII, p. 293
(6) Irrazabal Larraín, José M. (1949). "San Martín y sus enigmas". Santiago de Chile, t. I, p. 400.
(7) Herrera, José Hipólito (1862). Op. Cit., pp. 44-45.
(8) Herrera, José Hipólito (1862). Op. Cit., pp. 45-46
(9) Documentos del Archivo de San Martín, tomo XI, pp. 419-422
Herrera, J. H. El álbum de Ayacucho, pp. 43-44
Valega, J. M. La gesta emancipadora del Perú, tomo III, pp. 3-6
(10) Documentos del Archivo de San Martín, tomo XI, pp. 331-335
Valega, J. M. Op. cit., tomo III, pp. 8-13
Pareja Paz Soldán, J. Las Constituciones del Perú, pp. 407-411
(11) Torre de Albertis, Agustín. El Consejo de Estado del Protectorado. (El Comercio,
Lima, de 07-3-1792.
(12) Walker, Charles (2009). La Sociedad Patriótica: Discusiones y omisiones en torno a los indígenas durante la guerra de independencia en el Perú". En: Charles Walker. Diálogos con el Perú, Ensayos de Historia. Lima: Fondo Editorial del Pedagógico San marcos, pp.234-259.
Versión original:
Walker, Charles (1998). The Patriotic Society: Discussions and omissions about Indians en the Peruvian war of independence. The Americas, LV, 2, pp. 275-298. Versión electrónica en:
http://www.rci.rutgers.edu/~triner/global/Walker.pdf .
(13) Pasquali, Patricia (2004). San Martín. La fuerza de la misión y la soledad de la gloria. Buenos Aires, Emecé Editores S.A., p. 227
(14) Gandía, Enrique de. "San Martín, su pensamiento político", p. 77.
(15) Hampe Martínez. Teodoro (2010). Bernardo Monteagudo y su intervención el proyecto monárquico para el Perú, [en línea]. UNMSM. Revista electrónica del Vicerrectorado de Investigación, año 1, número 1, dic. 2010, p. 61
(16) Lynch, John (2009). San Martín. Soldado argentino, héroe americano. Barcelona, Crítica S.L., p. 221
(17) Altuna, Elena (2002). Un letrado de la Emancipación: Bernardo de Monteagudo, [en línea]. Andes. Universidad Nacional de Salta
http://redalyc.uaemex.mx/pdf/127/12701302.pdf
(18) Mariátegui, Francisco Javier (1869). Anotaciones a la Historia del Perú Independiente por Mariano Felipe Paz Soldán. Lima. Imp. De "El Nacional", p. 119
(19) Guerrero Lira, Cristián (2006). La propaganda monarquista en el gobierno de San Martín en el Perú. La Sociedad Patriótica de Lima, [en línea]. Universidad de Chile. Facultad de Filosofía y Humanidades. Departamento de Ciencias Históricas. Revista de Estudios Históricos, Volumen 3, Nº 1. Agosto de 2006.
http://www.estudioshistoricos.uchile.cl/CDA/est_hist_impresion/0,1476,SCID%253D18817%2526ISID%253D650,00.html
(20) Demélas, Marie – Danielle (2003). "La invención política. Bolivia, Ecuador, Perú en el siglo XIX", Lima, Instituto Francés de Estudios Andinos / Instituto de Estudios Peruanos.
(21) Ministerio de Relaciones Exteriores (1924). . "La Orden El Sol del Perú". Lima, Ministerio de Relaciones Exteriores, p. 16.
(22) Op. cit., p. 21.
(23) Op. cit., p. 42
(24) El texto completo de los acuerdos tomados el 24 de diciembre de 1822 por el Protector y su Consejo de Estado sobre la misión de García del Río y Diego Paroissien, en la obra de M. F. Paz Soldán "Historia del Perú Independiente". También lo transcribe en forma íntegra Ernesto de la Cruz, en su "Entrevista de Guayaquil" (1914), pp. 32-34. Pedro Ugarteche lo publicó, asimismo, en El Comercio, el 14 de diciembre de 1971.
(25) Vargas Ugarte, Rubén (1966). Historia de General del Perú. Emancipación (1816-1825), tomo VI. Lima: Editor Carlos Milla Batres.
(26) Ministerio de Educación. Universidad Nacional de la Plata (1950). Gaceta del Gobierno de Lima Independiente. Gaceta del Gobierno del sábado 12 de enero de 1822. Buenos Aires, tomo II, N° 4, pp. 2-3.
(27) O"Phelan Godoy, Scarlett (2010). El general don José de San Martín y su paso por el Perú. Lima, Fondo Editorial del Congreso del Perú, p. 52.
(28) Mariátegui, Francisco Javier (1869). Anotaciones a la Historia del Perú Independiente por Mariano Felipe Paz Soldán. Lima. Imp. De "El Nacional", p. 117
(29) Rivera, Víctor Samuel (2013). José Ignacio Moreno. Un teólogo peruano. Entre Montesquieu y Joseph de Maistre, [en línea]. Araucaria. Revista Iberoamericana de Filosofía, Política y Humanidades, año 15, nº 29. Primer semestre de 2013, pp. 225-226.
http://institucional.us.es/araucaria/nro29/perfiles29.pdf
(30) Augustin Burneo, Reinhard (2013). Orígenes y evolución del conjunto arquitectónico de la Casona de San Marcos. Lima, Programa de Cooperación Hispano Peruano, p. 16.
(31) Cavero y Salazar, José (1816). Elogio del Excmo Sr. Don Joaquín de la Pezuela y Sánchez, Virrey del Perú, el 20de noviembre de 1816, [en línea] Harvard University Library. Page Delivery Service .
http://pds.lib.harvard.edu/pds/view/4780097?n=1&s=4&printThumbnails=no
(32) Monteagudo, Bernardo. Oración inaugural de la Sociedad Patriótica de Lima, [en línea]. Proyecto Biblioteca Digital Argentina.
http://www.biblioteca.clarin.com/pbda/ensayo/monteagudo/b-612085.htm
(33) Artículo 27 del reglamento de la Sociedad Patriótica: "El presidente propondrá en la junta general de enero, dos asuntos para que sobre ellos se escriba, y se señalarán por la sociedad cuatro premios, dos para los que obtuviesen la preferencia y otros dos para los que consiguiesen el accésit.
(34) Porras Barrenechea, Raúl (1974). Ideólogos de la Emancipación. Lima, Editorial Milla Batres, p. 92
(35) Cosamalón Aguilar, Jesús A. (2011). Identidades políticas locales y cambios en los primeros años de la República del Perú. En: Mazzeo De Vivó, Cristina, editora (2011). Las relaciones de poder en el Perú. Estado, regiones e identidades locales. Siglos XVII-XIX. Lima, Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, pp. 215-235.
(36) Gaceta del Gobierno del miércoles 6 de marzo de 1822.
(37) López Soria, José Ignacio (2013). Las independencias y la Filosofía, [en línea]. Nueva Corónica, 1, enero.
http://sociales.unmsm.edu.pe/ftp/nuevacoronica/VCNH.%20Lopez%20Soria%202.pdf
(38) Altuve-Febres, Fernán (2008). José Ignacio Moreno y la ilustración católica, [en línea]. Anales de la Fundación Francisco Elías de Tejada, Nº. 14, 2008, págs. 143-152
http://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/2860805.pdf
(39) Mariátegui, Francisco Javier (1869). Anotaciones a la Historia del Perú Independiente por Mariano Felipe Paz Soldán. Lima. Imp. De "El Nacional", p. 117
(40) Paz Soldán, Mariano Felipe (1868). Historia del Perú Independiente. Primer periodo, 1819-1822. Lima, pp. 269-270.
(41) Walker, Charles (2009). Op. Cit.
(42) Paniagua Corazao, Valentín (2003). Los orígenes del gobierno representativo en el Perú. Las elecciones (1809-1826). Lima, Fondo de Cultura Económica y Fondo Editorial de la Pontifica Universidad Católica del Perú, p. 285.
(43) Comisión Nacional del Sesquicentenario de la Independencia del Perú (1972). "Antología de la Independencia del Perú". Lima: Imprenta del Colegio Militar del Perú, p. 447.
(44) Op. Cit., p. 448
(45) Op,. Cit., p. 451
(46) Esta carta y otros documentos importantes de J. F. Sánchez Carrión, en versión electrónica, en:
Alva Castro, Luis y Fernando Ayllón Dulanto, Selección y Prólogo. (2012). En defensa de la Patria. José Faustino Sánchez Carrión, [en línea]. Congreso del Perú.
http://www.congreso.gob.pe/museo/congreso/sanchez_carrion.pdf
(47) O"Phelan Godoy, Scarlett (2010). El general don José de San Martín y su paso por el Perú. Lima, Fondo Editorial del Congreso del Perú, p. 17.
(48) Villanueva, Carmen (1995). Francisco Javier de Luna Pizarro. Lima, Editorial Brasa S.A., p. 34
Autor:
Jorge G. Paredes M.
*El trabajo ha sido originalmente publicado en la Revista electrónica "Nueva Corónica" de la Escuela de Historia de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima-Perú, Número 2, julio 2013, pp. 253-274.
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