- El principio de la recursividad
- El principio dialógico
- Principio hologramático
- La organización sistémica
- Bibliografía
El pensamiento complejo, analizado y propuesto por Edgar Morin, desde su concepción de la complejidad humana, y sus escritos sobre método, educación,
ciencia y conciencia de la complejidad, sociología y muchas otras de sus obras, ha introducido en las ciencias sociales un debate que implica no sólo a la cuestión epistemológica, sino a la filosofía misma del ser humano, su existencia y finalidad dentro del cosmos, su forma de ser y de existir como ser bioético-
antropo-sociológico en un medio eco-socialcósmico, que lo hace ciudadano del mundo y del universo mismo, con capacidades de conocimiento únicas, en relación con los demás seres vivientes conocidos, lo que acarrea un cambio radical en el paradigma dominante en el proceso de conocimiento.
De acuerdo con Morin (2003: 12): "Se dice cada vez más a menudo "eso es complejo" para evitar explicar. Es necesario proponer una verdadera ruptura y poner de manifiesto que la complejidad es un reto que el espíritu debe y puede conquistar".
En ese sentido, El objetivo que buscamos en este trabajo, es analizar los supuestos de este nuevo paradigma y su influencia en los procesos de aprendizaje y construcción de conocimiento en la educación superior.
En este artículo primeramente se aborda el problema de la epistemología de la complejidad, su importancia para las teorías del conocimiento, y la elaboración de un nuevo paradigma de las ciencias sociales, en particular para la sociología, a partir de reconocer la complejidad de la realidad social, de la naturaleza y del cosmos, que en esta visión se ven estrechamente relacionadas como una red de interrelaciones intrincada y también conflictiva.
En segundo lugar, se trata la relación hombre-naturaleza sociedad, en tanto que el hombre es un ser bio-éticocultural, analizando de manera somera las fuentes del pensamiento moriniano y los principios del conocimiento de la epistemología de la complejidad.
En un tercer momento se disciernen las consecuencias que este pensamiento complejo tiene en relación con el proceso de desarrollo social, y su importancia en la educación desde el nivel preescolar hasta el superior.
El material analizado son las propuestas del paradigma de la complejidad hechas por Edgar Morin en diferentes escritos, particularmente en el texto "Los siete saberes fundamentales para la Educación del Futuro" (2000), mediante un
método de análisis documental, lógico-epistémico aplicado a las teorías sugeridas por este autor.
Así, en una sociedad cada vez más compleja, en el sentido del entramado de relaciones que se establecen entre individuos, organizaciones y naciones, tanto desde el punto de vista económico, como político, religioso, cultural y social, en el plano de las relaciones individuales y colectivas, la realidad se presenta de forma compleja. La epistemología tradicional y las ciencias compartamentalizadas, han tratado de reducir la realidad a manifestaciones simples y sencillas para poder analizarla reconstruyendo el conjunto a partir de las partes.
Desde los años sesenta se comenzó a utilizar, en particular en los Estados Unidos y en Europa, el discurso de lo complejo con una acepción tan amplia que condujo a incluir en esta denominación casi todo lo que se consideraba llamativo y de actualidad. En realidad, aparte de aceptar que lo complejo es lo que se entrelaza e implica de manera conjunta, no es fácil ponerse de acuerdo en lo que entendemos por complejo.
Lo único acerca de lo cual existe certeza es que lo complejo apunta más a una comprensión que a una disciplina, teoría o nueva religión, por lo cual se ubica necesariamente en el campo de la epistemología y de un nuevo Método para abordar la realidad "mostrando de esta manera, la unidad compleja, uñitas multiplex, entre la subjetividad y objetividad, entre "lo vivo del sujeto" y lo "vivo del objeto, en un proceso dialógico en el cual la subjetividad del investigador se infiltra en la objetividad del objeto investigado y como, a su vez, el objeto investigado afecta a la subjetividad del investigador.
En este sentido, se entiende lo complejo en oposición a lo sencillo y no como lo difícil opuesto a lo fácil o lo simple. Lo anterior nos permite avanzar que existen pensadores complejos más no especialistas en lo complejo.
Edgar Nahum Morin nace en París, el 8 de Julio de 1921. Huérfano de madre a los 10 años, se refugia en la lectura, dándose una formación autodidacta enciclopédica, base de todos sus trabajos posteriores. Licenciado en Historia, Geografía y Derecho, por "La Sorbonne" en 1942. Miembro del Partido Comunista Francés, y de la Resistencia francesa contra la invasión alemán a Francia. A causa de la persecución contra los judíos y los miembros del partido comunista adoptará el apellido Morin asumiendo una doble clandestinidad por ser: judío y comunista. En 1945, es nombrado Teniente Coronel e incorporado al gobierno militar de la zona francesa de ocupación.
En su carrera académica ha sido objeto de múltiples condecoraciones científico académicas y su obra científica abarca más de 50 libros y numerosos artículos: ha recibido el "Doctorado Honoris Causa" de muchas universidades en Europa, Estados Unidos y América Latina. Es el fundador del pensamiento complejo, nuevo paradigma que propone la interdisciplinariedad, la trans-disciplinariedad y el pensamiento sistémico. Entre sus obras destaca "El Método" en seis volúmenes publicados entre 1977 y el 2004.
Y las relacionadas con la educación, como "Los Siete Saberes necesarios para una Educación del Futuro, publicado por la UNESCO en el año 2000; y el que da pie para este artículo "Introducción al Pensamiento Complejo", publicado en 1990 por la editorial ESF.
Bajo esta perspectiva epistemológica, el conocimiento del ser humano se construye a partir de la relación dialógica entre la realidad externa al sujeto
y la aprehensión subjetiva de esa realidad por parte del sujeto, ubicados ambos en un contexto sociopolítico- económico-cultural, bio-antropo-socialcósmico,
de experiencia cognitiva que, en términos de Morin podemos afirmar que "es necesario concebir "la unidualidad" compleja de nuestro ser natural cultural, de nuestro cerebro-espíritu. Nuestra realidad que es a la vez natural y meta natural, es decir cosmofísica-bio-antropo-sociológica.
El conocimiento, por tanto, es construido a partir y en la relación dialógica entre el sujeto y el objeto, que supera la dialéctica hegeliana, por cuanto la relación sujeto-objeto no se resuelve en una síntesis que subsume al sujeto y al objeto, sino en una relación siempre presente, de diálogo entre sujeto cognoscente y objeto conocido (que puede ser otro sujeto) ambos ubicados en el contexto histórico-socialcósmico que da identidad a cada individualidad bioantropo-sociológica.
Es la apertura de la antroposociología a la vida humana, reconociendo la plena realidad del hombre con sus ilusiones y temores, deseos y frustraciones, miedos y alegrías, amores y tristezas, amor y odio, compasión y desprecio en su contexto con una visión compleja de la vida, que permite desarrollar una visión aún m ás compleja del ser humano: El ser bio-cultural, "esta definición significa al mismo tiempo que el hombre es un ser totalmente biológico y totalmente cultural."
Los retos de la complejidad, se pueden resumir de la manera siguiente: Homo economicus se considera racional en el sentido que el bienestar, tal como se define en la función de utilidad, es optimizado según las oportunidades percibidas. Es decir, el individuo trata de alcanzar objetivos muy específicos y predeterminados en la mayor medida posible con el menor coste posible.
Romper con la idea de la separación del sujeto y el objeto, por cuanto se encuentran imbricados en el proceso de conocimiento y de desmitificación
del universo, como algo que se debe desglosar en sus componentes elementales, por el contrario: "tenemos que darnos cuenta que lo propio de la teoría no es el reducir lo complejo a lo simple, sino de traducir la complejidad en teoría".
La ruptura con el método cartesiano conduce a la vinculación necesaria de lo que se pensaba que eran campos independientes del conocimiento científico: la física, la biología y la ciencia del hombre, para conducir el pensamiento de lo simple a lo compuesto, la unidad en la multiplicidad; la ruptura con el orden determinista de lo físico fundamentado en lo elemental para descubrir el principio orden/desorden/organización.
Este principio de la complejidad "lo encontramos en la vida del hombre, como fundamento de la auto-reorganización y como fundamento de la existencia individual".
La ruptura con el pensamiento simplificador que confunde lo simplificado y lo simple es otro de los retos que enfrenta el pensamiento complejo, por cuanto "lo simplificado es un producto de la separación, reducción y de la extracción; pero no es lo simple. La simplificación fabrica lo simplificado, y cree haber encontrado lo simple. Lo simple –es decir, la evidencia inmediata global, como un llamado, una mirada, una caricia, un deseo, una mirada afectiva–es la emergencia de una fabulosa complejidad ".
Si este proceso ha sido necesario para las ciencias duras, con mayor razón se impone en el campo de las ciencias humanas que no pueden evitar el tener que enfrentar la complejidad en sus análisis, si quieren producir conocimiento científico sobre la complejidad de lo que denominamos realidad.
Ruptura con la epistemología clásica que parte de un principio de realidad simple, para penetrar la realidad y llegar a conocerla. El principio de explicación
de la ciencia clásica no toma en cuenta la organización por sí misma, aun cuando reconocer sistemas organizados no hace objeto de su estudio la organización por sí misma.
Las ciencias modernas reconocen y aceptan una teoría de la organización lo que nos permite concebir una teoría de la autoorganización, necesaria para pensar y entender a los seres vivos.
Se trata de superar la concepción de la contradicción como un error de lógica, para ubicarse en el proceso de dos ideas contrarias para explicar un mismo fenómeno, cuando los datos exigen de manera coherente y lógica la asociación de estas ideas para entender la explicación y el fenómeno mismo.
El principio de explicación simple sustituido por un principio de explicación complejo que tome en cuenta las contradicciones, las oposiciones de la complejidad del tejido microfísico del cosmos: que no es una máquina perfecta, sino un proceso en vías de desintegración y de organización al mismo tiempo.
El principio de complejidad que se funda también en la necesidad de distinguir y de analizar, como el principio de explicación clásico, trata de establecer la comunicación entre lo distinguido y quien distingue, entre el observador y lo observado, sin sacrificar la parte por el todo, ni el todo por la parte. Pero la complejidad no es sólo material, es también de carácter lógico dado que el método deductivo es insuficiente para aportar una prueba en un sistema de pensamiento complejo, por lo que surgen contradicciones que devienen insuperables.
Es el caso de las aporías, como la aporía en la que cae el Estado Dominicano cuando declara que los nacidos en territorio dominicano no son dominicanos cuando no hay ningún contenido jurídico que sostenga ese planteamiento que no sea la visión nacionalista de diferentes grupos de ultraderecha que tratan de confundir el jus soli con intereses nacionales, específicamente en contra de una minoría sin estado y sin recursos económicos, producto de la dilapidación de la clase política dirigente convertida en empresario y no en político con vocación de desarrollo nacional e internacional.
Esta situación forma parte de la realidad compleja dominicana actual, a partir del despojo cultural que han sufrido los pueblos latinoamericanos desde la Colonia, primero, y, después durante las intervenciones norteamericanas.
Esto significa en el pensamiento de Edgar Morin (1998) la necesidad de la auto-exo-referencia, por cuanto para identificarme como sujeto requiero del principio de identidad complejo que posibilita todas las operaciones de tratamiento objetivo, que me permite tratarme a mí mismo, referirme a mí mismo, porque necesito un mínimo de objetivación de mí mismo a la vez que permanezco como yo-sujeto libre, libertad que no viene del cielo sino que emerge de la auto-eco-organización, siendo la más compleja la autoeco- organización antroposocial.
Por ello requiero también la referencia externa al otro, al alter, al mundo externo. Este proceso de auto-exoreferencia es el que constituye mi identidad subjetiva. Es aquí donde se opera la distinción entre sí/ no-sí, mí/no-mí, entre el yo y los otros yo. Por ello, cuando no logramos establecer claramente esta distinción existe la posibilidad del error, ya que entramos en el mundo de la cognición y éste conlleva errores tomando el no-sí por un sí producto del pensamiento complejo; producto también de las dificultades de inter-comunicabilidad que se efectúa a través de la objetivación del lenguaje, cuyo dominio insuficiente nos lleva a expresar o a captar las ideas del otro de manera errónea, produciendo incomprensiones y malos entendidos, por tanto falseando el conocimiento.
La complejidad del pensamiento así como la reconstrucción de la realidad por el sujeto cognoscente nos lleva necesariamente a la trans-disciplinariedad como método de investigación y como epistemología de la investigación y del conocimiento, que nos ayuda a penetrar en el conocimiento de la vida, la existencia, el conocimiento, el desarrollo humano, la educación y las disciplinas en las que se ha compartamentalizado el conocimiento científico.
En la sociedad cada vez más compleja, sus antagonismos, desórdenes y conflictos conllevan necesariamente una ligazón de fraternidad espontánea y voluntaria. No hay otra garantía contra la fragilidad de la complejidad que la autorregeneración permanente de la propia complejidad. Es decir, que si queremos ser libres, tenemos que arrostrar los riesgos de la libertad, " las sociedades opresivas son las que no quieren correr ningún riesgo, pero por eso mismo, corren el riesgo, a un cierto plazo, de su hundimiento".
Los fundamentos del paradigma de la complejidad
El paradigma de la complejidad propuesto por Morín, se fundamenta en cuatro principios u operadores del conocimiento:
El principio de recursividad organizacional
El principio dialógico
El principio hologramático
La organización sistémica
Estos cuatro procesos constituyen otros tantos operadores del conocimiento, que contribuyen a despejar las incógnitas del pensamiento complejo y ayudan a desenredar la madeja de interacciones concurrentes en un evento.
El principio de la recursividad
Todas las acciones del hombre, la naturaleza misma, son repetibles, vuelven con cierta frecuencia, se pueden redescubrir, refundar, renovar, reestructurar, reinventar: "La ciencia clásica había desenterrado las nociones de cosmos, de naturaleza, de vida, de singularidad, de hombre y de sujeto una sociología refundad redes. Cubre [en el mundo social] la complejidad, la riqueza, la belleza, la poesía, el misterio, la crueldad y el horro: la vida y la humanidad".
Esta refundación impulsa la conciencia de la complejidad que desemboca en la toma de conciencia de la necesidad de cambiar el paradigma de las ciencias humanas.
El principio dialógico ciertamente implica la dialéctica, pero no se resuelve en una síntesis de los contrarios, sino en su permanencia en paralelo y en diálogo continuo. Estas dos posiciones antagónicas se conservan sin que la dualidad se pierda en la unidad.
Es el caso del hombre, llamado por Morin "unidual", que es totalmente biológico y totalmente cultural, es decir, realidad ontológica y realidad histórica en la unidad del ser existente, concreto, único, aunque colectivo. La dialógica encuentra su fundamento en la relatividad de lo que necesita de la alteridad para afirmarse e identificarse ya que en su seno también hay contradicciones, incertidumbres, ambigüedades.
Este principio es muy importante para los procesos de multiculturalidad e interculturalidad cuando hablamos de educación y de relaciones interculturales.
Todos los sujetos sociales, independientemente de la raza, la etnia, o el grupo social al que se pertenezca, permanecemos lado a lado, en diálogo franco o conflictivo, pero sin resolvernos en la unicidad de la sociedad impuesta por las ideas dominantes sino en diálogo y conflicto permanente, ya que la interculturalidad no significa univocidad de pensamiento, de ideas y de prácticas sociales, sino de intercambio en el respeto mutuo de las diferencias.
En este sentido, se puede considerar la interculturalidad como el proceso de unificación manteniendo la diversidad, es decir, el derecho a la diferencia. La idea central de una cultura transdisciplinaria está en introducir la reflexividad y la conciencia en las ciencias; es constatar que, en el conocimiento de cada saber institucionalizado por una disciplina con sus conceptos propios, existe un paradigma de complejidad, cuya toma de conciencia pone de manifiesto el carácter organizacional, interactivo, generativo y degenerativo de dicho saber. "Nuestro pensamiento no es abstracción, escribe Morin: " es ante todo vitalidad; siendo algo vivo, está sometido a degeneración y corrupción".
A partir de entonces, toda la reflexión epistemológica de la obra moriniana tendrá por principal motivo la ejemplificación de un modo de pensar transdisciplinario.
Este operador del pensamiento lo retoma Morin como categoría cognitiva del pensamiento pascaliano y lo enuncia de la siguiente manera: no sólo las partes están en el todo, sino el todo está en las partes. Las células están en el ente y el ente completo está en las células, trátese del hombre, de un animal o del mundo vegetal. Desde el punto de vista epistemológico, este principio nos permite conocer el todo a partir de las partes.
En las ciencias sociales da origen al estructuralismo que formula que el conocimiento del todo se puede lograr conociendo las partes ya que estas contienen en sí la estructura del todo y viceversa.
Esta organización constituye otro operador del conocimiento ya que permite epistemológicamente relacionar el todo con las partes y éstas con el todo. Es decir que las partes están íntimamente relacionadas en una organización compleja, que produce el todo y a la vez son producidas por el todo. Durkheim mencionaba que los individuos constituyen a la sociedad, pero una vez creada, ésta se impone y produce al individuo.
Estos cuatro principios u operadores del conocimiento son la base de la epistemología de la complejidad, rompiendo con la epistemología clásica de la adecuación objetiva entre el observador y el o lo observado. El paradigma de la complejidad, por tanto, se funda ciertamente en el enlace de la distinción, ya que todos los operadores del conocimiento son concurrentes en una mutua implicación e inseparabilidad.
No se trata pues, de desunir, de reducir o subsumir, en una realidad a las otras, sino de distinguir en una unidad dialógica, es decir de implicaciones mutuas: el hombre es espíritu y cerebro dentro de una unidualidad compleja.
Este paradigma, entonces, surge de tres fuentes principales: la cibernética, la teoría de la información, y la teoría de sistemas, retomada a partir de la autoorganización de la biología y el orden a partir del ruido.
La cibernética es una "teoría de las máquinas", " pero no estudia objetos sino modos de comportamiento. No pregunta: ¿qué es esto?, sino: ¿qué hace? […] es, por lo tanto, esencialmente funcional y conductista […] trata todas las formas de conducta en la medida en que son determinables, regulares o reproducibles"
En términos generales la cibernética estudia los modos de comportamiento de las máquinas y de los organismos vivos, para lograr procesos cada vez más automáticos en las máquinas, similares a los de los organismos vivos. Pero, en un sentido más profundo, esos comportamientos automáticos podemos entenderlos como procesos de cambio, por lo cual el objeto de estudio de la cibernética es el cambio y el cambio permanente en todos los campos del conocimiento y de la realidad social, biológica, geoespacial político-económica, cultural y ética de la humanidad.
b) La información o teoría de la información tiene que ver con el acceso a la información a través de las nuevas tecnologías que dan sustento a la sociedad
de la información y del conocimiento. Ya no nos limitamos a las comunicaciones cara a cara, sino a comunicaciones mediadas a través del teléfono, las redes sociales por la Internet, la computadora, además de poder acceder a cantidad de información a través de la televisión, la radio, la Internet, y los medios tradicionales como revistas y periódicos.
Hay una desterritorialización de la información, ya no pertenece a este o a aquel lugar, sino a todo el mundo: "La experiencia cultural que es específica de la modernidad global y distinta de las propiedades generales de fluidez, movilidad e interactividad atribuibles a todas las culturas históricas".
Las nuevas tecnologías de la comunicación hacen posible la comunicación instantánea, y la relación mediada en tiempo real entre emisor y receptor. Todo ello confluye para Edgar Morin en la construcción del nuevo paradigma de la complejidad.
La teoría de sistemas es el tercer pie sobre el cual se sostiene el paradigma ya que para Morin: El medio social es un ecosistema ya que el conjunto de los fenómenos de un nicho ecológico constituye, por sus interacciones, un sistema de tipo original: el ecosistema. De igual manera todo organismo (sistema abierto) está íntimamente ligado al ecosistema mediante una relación fundamental de dependencia/independencia en el que la independencia crece al mismo tiempo que la dependencia.
Esto implica necesariamente que el hombre en su medio social está inmerso en un complejo sistema de dependencias crecientes, en las cuales su independencia le lleva a involucrarse y a ser cada día más "compleja su interrelación" y por tanto más dependiente; lo que nuestro autor denomina dependencia ecosistémica. Las interacciones y las interdependencias se producen entre el bullicio desordenado de la vida cotidiana que disimula y produce un orden, en el cual se producen y reproducen equilibrios entre las tasas de reproducción y las de mortalidad, entre las interacciones de complementariedad y de antagonismo.
De aquí se deriva que un medio urbano puede ser considerado como un ecosistema dentro un ecosistema mayor, que es el natural y éste a su vez se ubica en el ecosistema tierra, y planetario:
Precisamente en relación con la incertidumbre Morin señala: El conocimiento es en efecto, navegar en un océano de incertidumbres sembrado de archipiélagos de certidumbres. Ciertamente nuestra lógica nos es indispensable para verificar y controlar, pero el pensamiento finalmente opera, de las transgresiones a esa lógica. La racionalidad no se reduce a la lógica, sino que esta última se utiliza como un instrumento". Y agrega un poco más adelante: "Es necesario pensar en la incertidumbre porque nadie puede prever lo que pasara mañana o después de mañana. Además, ha resultado fallida para nosotros, la promesa de un progreso infaliblemente predicho por las leyes de la historia o por el desarrollo ineluctable de la ciencia y la razón.
Nosotros estamos en una situación donde debemos tomar conciencia trágicamente de las necesidades de vinculación y de solidaridad, así como de trabajar en la incertidumbre.
En conclusión, con el análisis del pensamiento complejo no se trata de suprimir las disciplinas, sino por el contrario, se trata de hacerlas aún más útiles, coordinándolas e integrándolas, lo cual implica una educación mental y una estructura de pensamiento capaz de afrontar la complejidad, que es el mejor antídoto contra los pensamientos únicos.
La búsqueda del conocimiento nos lleva a procurar que más personas formadas en disciplinas diferentes, avancen hacia una comprensión compleja, comprensión que ya había advertido Pascal cuando afirmó: "siendo todas las cosas causadas y causantes (…) yo tengo por imposible conocer las partes sin conocer el todo, así como conocer el todo sin conocer particularmente las partes.
Lo cual es diametralmente opuesto al pensamiento estructuralista, que nos propone que conociendo la parte podemos conocer el todo dado que forma parte de la estructura total que se reproduce en la parte. Esta misma imposibilidad se reproduce en la vida misma que es una incertidumbre por cuanto desconocemos el futuro inmediato.
De aquí la importancia de analizar la propuesta de Morin (2000) sobre los
"Siete saberes para la educación del futuro". Se trata de un texto paradigmático por la visión prospectiva que se manifiesta en torno a la educación y a las disciplinas o conocimientos necesarios para enfrentar el futuro próximo. En este texto propone siete conceptos que son ignorados o existen fragmentados en los planes y programas de estudio: el error, la ilusión, el conocimiento pertinente, el real significado de ser humanos, la posibilidad de afrontar las incertidumbres, la necesidad de comprensión y la antropoética o ética del género humano.
Estos principios tienen que ver de manera directa con el pensamiento complejo y su epistemología: superar el error, aprendiendo a partir del error. Superar la ilusión a través del conocimiento científico y la búsqueda de la comprensión tan necesaria. Estos principios constituyen la base filosófico-epistémica de la propuesta de Edgar Morin para formarnos en la epistemología de la complejidad.
Esta formación implica un proceso continuo, ya que es imposible capturar la realidad en toda su complejidad en un solo movimiento de la mente dado que este proceso compromete la bio-psique y la sociabilidad del sujeto en su contexto eco-sociogeo- cósmico, como "conditio sine que non" del conocimiento científico social.
La importancia para la educación en general y en particular para la educación superior, está fuera de duda por cuanto implica no sólo la formación profesional de carácter científico, sino una formación humana, ética y moral que considera inconmensurable al espíritu humano, por lo que necesita de reflexión permanente sobre sí mismo, sobre su presencia en el contexto geo-cósmico y en el proceso de comunicación intercultural, sobre la gestión democrática de la sociedad y sus constantes cambios y, sobre todo, sobre la libertad del Sujeto personal.
La educación para el pensamiento complejo requiere de y conduce a la formación ciudadana participativa, propositiva e impulsora de políticas públicas beneficiosas para el conjunto de la sociedad; formación en libertad para brindar la posibilidad de participación en la vida pública, en la política, en la cultura, en la educación y en la vida del espíritu; atención a las demandas particulares y colectivas de los alumnos y alumnas, más allá de las normas de la socialización y de las competencias profesionales, de acuerdo con el nivel escolar.
La educación en pensamiento complejo se constituye en una respuesta a las necesidades de los Sujetos, a sus incertidumbres, y a sus condiciones sociales bioantropoéticas. El pensamiento complejo y su consecuente formación para la comunicación intercultural y para la comprensión de la dimensión dialógica de la cultura contemporánea, dispone a los estudiantes a la tolerancia, la apertura y la aceptación de la diferencia, de la diversidad, de la distinción de género en un mundo globalizado, donde lo lejano está cerca de nosotros y lo cultural parece englobar a todas las sociedades disimulando las luchas por mantener la propia identidad.
"El reconocimiento del Otro no puede separarse del conocimiento de uno mismo como Sujeto libre" en la era de la información y de la comunicación global, pero al mismo tiempo, como lo menciona Touraine "de desocialización y aislamiento", provocada, incluso, por los medios cibernéticos de telecomunicaciones, en un fenómeno social que podríamos denominar "la presencia ausente", cuando se prefiere chatear con alguien lejano que conversar con el que está a tu lado.
Pensando desde la epistemología de la complejidad, podemos afirmar que la educación contemporánea debe entonces la formación homogeneizante para
reafirmar la diversidad, la otredad como diferente de la yoidad; que para una educación fundamentada en la libertad del Sujeto frente a los valores anquilosantes de una religión dominante y alienante o de ideologías totalitarias, es necesaria la escuela laica; y que frente a un laicismo antirreligioso, es necesaria la reflexión sobre las necesidades espirituales de los alumnos y alumnas que brindan las diferentes religiones.
Finalmente, la educación ofrecida por la institución escolar tendrá que ir más allá que la simple instrucción, dado que no se trata de formar científica y técnicamente a los alumnos para el ejercicio de una profesión o de un oficio sino de brindarles una formación general, acompañada del saber hacer profesional para lograr formar Sujetos libres, creativos, participativos y comprometidos socialmente en el respeto y la aceptación de la diferencia y la
diversidad, para crear una sociedad más equitativa y con mejores oportunidades para todos, particularmente para los marginados de la sociedad de la información del conocimiento.
Considerando la teoría de sistemas mencionada arriba, no es suficiente con el aceptar al Otro, es necesario comprender al Otro. De allí, la exigencia
de conocer el lenguaje; en la medida en que sepamos manejar el lenguaje es que podremos descifrar el discurso del Otro y llegar a conocerlo: a partir del
intercambio de ideas que se da a través del lenguaje podemos comprendernos, entendernos y llegar a convivir en un mundo diverso, diferente, pero globalizado.
Cuando la institución escolar falla en la formación de la competencia lectora y en la comprensión del mensaje, paradójicamente está fortaleciendo la desigualdad social y la diferenciación de oportunidades, particularmente para los menos dotados social, económica y culturalmente.
De esta realidad se desprende la necesidad de una escuela inclusiva, en donde todos tengan cabida, no sólo las élites, sino también los miembros de las clases populares, indígenas, campesinos y los marginados urbanos, así como los que presentan necesidades especiales de aprendizaje. Una escuela que forme la para creación, que logre en primer término " la formación de una capacidad de actuar y pensar en nombre de una libertad creadora personal que no pude desarrollarse sino en contacto directo con las construcciones intelectuales, técnicas y morales del presente y el pasado", con orientación hacia el futuro, es decir recuperar el conocimiento del pasado, actualizado en el presente y potenciado para el futuro. De esta manera, la escuela formaría ciudadanos responsables, pero también capaces de ejercer competitivamente una profesión o ejercer un oficio.
La perspectiva de la complejidad nos permite sustentar que la educación en valores es necesaria en una sociedad dominada por la violencia y amenazada
por el crimen organizado.
No sólo como moral, sino también como práctica de la libertad, en términos de Freyre: ejercicio de la democracia. La democracia implica participación en la vida política, ciertamente, pero también en la vida social, en el acceso a una vida mejor, a un hogar digno, a la conservación y/o recuperación de la salud, a un trabajo bien remunerado, en el acceso a una educación de calidad y formadora del espíritu humano y de una buena preparación científica y técnica, humanística y social; la posibilidad de la recreación y al ocio creativo, es decir, a la libertad y al reconocimiento y respeto de la libertad del Otro como Sujeto personal en interacción con los otros Sujetos personales en el proceso de construcción permanente de la vida
colectiva.
La escuela, desde el nivel preescolar, hasta el postgrado será la expresión de la democracia en plenitud, a partir de la formación intelectual, cognitiva, volitiva, psicosocial, política, cultural para participar activamente en la sociedad y en su economía, y en su interés por la formación ética de los Sujetos que pasan por sus aulas. La calidad de la educación no es cuestión únicamente de la excelente formación de los docentes o del buen trabajo de los alumnos, sino de un trabajo conjunto en el cual se conjugue las dos voluntades, la de enseñar y la de aprender, para caminar y aprender juntos en un trabajo de formación no sólo para el trabajo, sino para la vida, entendida ésta como plenitud de participación social en todos los campos del ser humano o, como lo manifestó el informe de la Comisión de la Unesco presidida por Jacques Delors (1998), de "aprender a vivir juntos desarrollando el conocimiento de los otros, de su historia, sus tradiciones y su espiritualidad"; al mismo tiempo que nuestra historia, nuestros conocimientos, nuestra espiritualidad, en la construcción de un mundo, ciertamente complejo, pero más comprensible.
El paradigma de la complejidad, con su exigencia de una epistemología del pensamiento complejo implica un reto tanto para las ciencias duras como para las sociales y las humanidades, compromete a la institución escolar para orientar el pensamiento de la niñez y la juventud contemporánea en este proceso de discernimiento cognitivo, e implica el trabajo individual de los sujetos cognoscentes, de manera que su aprendizaje sea producto del auto aprendizaje, del trabajo colaborativo y de la relación dialógica con los problemas de su tiempo y su propio devenir bio-socio-antropo-eco-cultural-histórico, en un mundo cambiante y lleno de incertidumbres, en el cual ante la crisis de sus fundamentos y ante el desafío de la complejidad de la realidad, todo conocimiento debe ser reflexionado, reconocido, situado y problematizado:
"De ahora en adelante, la necesidad legítima de todo sujeto cognoscente, quien quiera que sea, donde quiera que esté, debería ser: ningún conocimiento
sin conocimiento del conocimiento".
Alcoberro, R. (2011). ¿Homo o economicus o idiota
moral? Consultado el 15 de mayo de 2011 en:
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Bourdieu, P. (2000). Les structures sociales de
L"economie. París: Seuil.
Autor:
Francisco Artiles, M.A.
CANDIDATO A DOCTOR EN EDUCACION POR LA UNIVERSIDAD INTERNACIONAL DE ATLANTA.