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Características de personalidad de los hombres que asisten al CICH

Enviado por Daly Acosta


Partes: 1, 2

  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Marco teórico
  4. Marco metodológico
  5. Presentación y análisis de los resultados
  6. Discusión
  7. Conclusiones
  8. Recomendaciones
  9. Bibliografía
  10. Anexos

Resumen

Esta investigación Descriptiva tiene como objetivo general Identificar las Características de Personalidad de los Hombres que Asisten al Centro de Intervención Conductual para Hombres Durante el Periodo Febrero-Julio 2013, para este fin se utilizo un tipo de muestreo no probabilístico intencional y una muestra de 40 sujetos a quienes se le aplicaron de forma colectiva el Cuestionario de Personalidad 16 FP y el Cuestionario para identificar características relacionadas con trastornos paranoide ,antisocial y limite ,y con la tipología Pitbull y cobra, donde se concluyo que no hay características de personalidad asociadas a trastornos de personalidad que influya de manera directa en la conducta agresiva del hombre hacia la mujer.

Capítulo I. Introducción

Justificación

Unos de los problema sociales que más impacto tiene a nivel mundial en los últimos tiempos es la violencia; la cual se refiere a toda agresión, física, psicológica, sexual, o daño a las propiedades que deja como consecuencia dolor, trastornos emocionales, herida y en los casos más extremos provoca la muerte.

De acuerdo a la investigación realizada por OMS (Organización Mundial de la Salud) cada año mueren más de 1.6 millones de personas en todo el mundo a causa de la violencia. Lo que nos revela un panorama de cómo esa problemática afecta mundialmente.

En República Dominicana las denuncias y los actos de violencia de género aumenta cada día, razones por la cual esta investigación tiene como objetivo principal, identificar las características de personalidad del hombre agresor, con la finalidad de implementar herramientas y programas educativos que ayuden a erradicar la misma, ya que es un problema social que afecta individualmente a la mujer, impidiéndole un desarrollo pleno en los diferentes ámbitos de su vida.

La carencia de valores morales que sufre la sociedad dominicana ha hecho que este problema se agudice cada vez más, trayendo como consecuencia la descomposición familiar. Y tal es el auge que se puede ver casos de violencia genero en todos los sectores de la vida social .Cada vez son más las mujeres maltratadas, todo esto conlleva a crímenes, violaciones sexuales, maltrato físico y verbal, que muchas veces se quedan impunes porque las autoridades que tienen que tomar carta en el asunto no lo hacen con la eficacia que deberían, es por ello que se considera de vital importancia esta investigación.

Desde el punto de vista científico, es una investigación donde se busca confirmar si los hombres que cometen agresión de género poseen características relacionadas con algunos trastornos de personalidad, ya que existen pocas investigaciones que traten esa relación.

Objetivo General Determinar las Características de Personalidad de los Hombres que Asisten al Centro de Intervención Conductual para Hombres.

Objetivos Específicos 1. Establecer las características de personalidad más sobresalientes en hombres en proceso de intervención.

2. Identificar características de personalidad relacionadas con los trastornos de personalidad que puedan influir en una conducta agresiva.

3. Relacionar la tipología del hombre agresor con las características de personalidad.

4. Identificar la edad de los hombres con conducta agresiva.

5. Determinar el nivel de escolaridad de los hombres intervenidos.

Antecedentes Internacionales.

– En una investigación realizada por Javier Fernández Montalvo,(Perfil del Maltratador Violento, 2008), de la Facultad de Psicología de la Universidad Pública de Navarra y Enrique Echevarría, catedrático de Psicología Clínica en la Universidad del País Vasco, cuyo objetivo general era Determinar Trastornos de Personalidad y Tendencias Psicopáticas en el Hombre Maltratador, tras analizar la existencia de alteraciones de personalidad y psicopatías en 76 hombres, de 19 a 71 años, que estaban en prisión por haber cometido un delito de violencia de género.

El dato más relevante de la investigación señala que el 86,8% de los reclusos por malos tratos muestra al menos un trastorno de personalidad y un 14,4% tiene tendencias psicopáticas claras. Tras un maltratador se oculta un hombre machista o uno emocionalmente inestable y dependiente. También puede esconderse alguien enganchado al alcohol y a las drogas, o que sufre una enfermedad mental. Pero tras la mayoría de los que cometen los delitos más graves habitan uno o varios trastornos de la personalidad y muchos de ellos tienen tendencias psicopáticas. Son personas que saben perfectamente lo que hacen.

– Santiago Boira, psicólogo clínico y doctor por la Universidad de Zaragoza, España, recoge en un libro varios años de trabajo con Maltratadores que se Sometieron a Tratamiento en el Servicio Espacio, un Recurso del Instituto Aragonés de la Mujer (IAM). El estudio se hizo sobre 230 hombres que pasaron por este recurso entre el año 2000 y hasta el 2007. La investigación reveló, por ejemplo, que en más de la mitad de los casos (el 53,7%), el primer episodio de violencia ocurrió en el primer año de noviazgo o convivencia. Sin embargo, la mayoría de estos hombres no recordaba cuál fue ese día ni valoró la causa o las consecuencias para su pareja. Veían el episodio violento como algo aislado y atribuían los problemas a la víctima y a causas externas, como la intrusión de terceras personas que "contaminaban" a su mujer.

"La mayoría de estos hombres no sufren trastornos graves", concreta Boira. Sí que suele verse una escalada de violencia y otros aspectos.

"Suelen ser gente normal, que en muchos casos padece un fuerte sentimiento de inferioridad e inseguridad que intenta disfrazar de puertas para fuera. Estos hombres necesitan alguien al lado sobre quien construir su propia identidad".

-En una investigación titulada :Trastornos de Personalidad en Hombres Maltratadores a la Pareja: Perfil Diferencial entre Agresores en Prisión y Agresores con Suspensión de Condena,2011,de José Antonio Echauri Tijeras, María Martínez Sarasa, Javier Fernández Montalvo, del Instituto de Psicología Jurídica y Forense, España, cuyo objetivo es describir los trastornos de personalidad en una muestra de 217 hombres Maltratadores .Los resultados mostraron que el 79.3% de los agresores presentaba al menos un trastorno de personalidad, pero los trastornos que mas a parecen son (obsesivo-compulsivo 61.3%, paranoide 30% y dependiente).

Antecedentes Nacionales -En la monografía realizada por Ligia Campusano y colaboradores acerca de las Estrategias en el Tratamiento de la violencia Física Leve Utilizada por el Centro Conductual para Hombre en el 2009, en la universidad Autónoma De Santo Domingo (UASD), donde el objetivo general de esta investigación fue identificar las estrategias de tratamiento de la violencia física leve recibida por hombre de 25 a 30 años de edad. E identificar cuáles son los tipos de estrategia terapéuticas utilizadas en el tratamiento de la violencia física leve en el centro conductual para hombres.

En dicha investigación se concluye que la agresión más frecuente fue la violencia física leve que se realiza en diversas formas, trompones, galletas, bofeteadas, rasguños, tirones de pelo, entre otros. A su vez se confirmo que los hombres se pueden comportar agresivamente sin importar el estrato social ni los niveles educativos.

-En la investigación realizada por el Centro de Intervención Conductual para Hombres, 2012(Factores Psicosociales en Hombres Internos por Feminicidios en el Nuevo Modelo de Gestión Penitenciaria en la República Dominicana, en el periodo noviembre-diciembre 2011).Es el primero de esa naturaleza que se realiza en el país.

4 Reveló dentro de los principales hallazgos la confirmación del círculo de la violencia en que se vieron atrapadas gran parte de las víctimas de Feminicidios, quienes habían sido violentadas en varias ocasiones por sus victimarios. Con los resultados obtenidos en esta investigación se extrajeron las siguientes concluciones:1)El aprendizaje de la violencia como una respuesta instrumental desde temprana edad y la normalización de la misma en las relaciones interpersonales fueron confirmadas en esta investigación como un componente activo en el origen y mantenimiento de la violencia.2)La victimización en la niñez a través de trabajos que interrumpían el ciclo normal de desarrollo y ser objeto de violencia frecuentes por parte de las figuras cuidadoras se potenciaba con factores de desestructuración familiar.3)La presencia de un bajo nivel académico y la ausencia de un nivel mínimo de exposición a contenidos temáticos que inviten al buen trato por parte de espacios institucionalizados -El Centro de Intervención Conductual para Hombres en su documento Aportes y Desafíos Para la Intervención con Hombres Agresores 2013, con el auspicio de la ONU, revela los siguientes datos: Un hallazgo importante, desde el punto de la detección de riesgo y peligrosidad en que se encuentran las víctimas, es el reconocimiento de que un porcentaje significativo (43%) de hombres que asisten al Centro, conviven aún con las parejas. Esta información pone en evidencia la necesidad de trabajar con ellas en programas especializados que las ayuden a salirse del Círculo en que se encuentran atrapadas. Por la caracterización de hombres agresores presentada en este estudio muchas de ellas corren peligro, sobre todo las que conviven con hombres con personalidad anti social y límite. Un 26% ti ene algún tipo de dificultades con el abuso de sustancias prohibidas, mientras que un porcentaje significativo lo tuvo con el alcohol, un alto porcentaje (63%) reconoció haber sido maltratado en la infancia.

El rango de edad de 30 – 40 años (37%) es el más frecuente, seguido por el rango de 40 – 50 (29%). Entre ambos rangos permiten reconocer que la mayor concentración de violencia está presente entre los 30 y 50 año. Un porcentaje del 26% de la población estudiada se encuentra desempleada, lo que agrega una variable estresante a los factores primarios reconocidos asociados a la violencia en contra de la mujer. En un 28% de los casos, el primer episodio de violencia se produjo en el primer año de la relación.

Capítulo II Marco Teórico

Personalidad

La personalidad individual se describe en función de características como la confianza en sí mismo, autoridad, autonomía, sociabilidad, agresividad, estabilidad emocional, afiliación y adaptabilidad. La personalidad puede ser una variable útil en el análisis de la conducta del consumidor, esto porque si las empresas descubren características de personalidad en sus clientes potenciales, podrán mejorar o cambiar su publicidad y así sus ventas. Es "el concepto de sí mismo o autoimagen de una persona, la cual es una compleja imagen mental que las personas tienen de sí mismos."( Kotler ,1996.) En general, el término personalidad se refiere a cualquier comportamiento integrado y organizado del individuo que lo caracteriza como tal, es decir, como una persona única, distinta de los demás; el término indica ordinariamente los aspectos no intelectuales o intencionales del individuo; (Mancilla, Durán, Ocampo y López, 1992).

La estructura de personalidad es desequilibrada: las dimensiones de un determinado nivel de la jerarquía difieren en su nivel de abstracción. Por ejemplo, mientras la emotividad positiva y la emotividad negativa se mantienen estables a nivel de cuatro y tres dimensiones, la desinhicion no, sugeriendo que la desinhision es mas abstacta que las dos anteriores. (Markon ,2205).

En esta investigación es fundamental tener alguna noción de lo que es la relación entre la conducta violenta y la personalidad.

Explicación más obvia es que el maltrato influye en el desarrollo de determinadas características de personalidad, bien sea a través de procesos biológicos y exigenticos, o bien a través de procesos de aprendizaje .Así los hijos de Maltratadores aprenderían patrones de conductas impulsivas (Andrews, 1997), o interiorizarían cogniciones depresivas tras las verbalizaciones recibidas de los Maltratadores psicológicos durante la infancia (Rose y Abramson, 1992). En las últimas décadas el modelo de personalidad de Eysenck fue una de la propuesta dominante en el ámbito de la personalidad y en el de la psicología en general.

6 Este modelo se fundamenta en una visión bidimensional de la psicopatología, ha intentado también ligar a dimensiones básicas a procesos psicobiologicos subyacentes.

Así este modelo propone tres dimensiones básicas universales con base biológica: la extraversión, el neurocitismo y el psicoticismo. La extraversión contempla aspectos básicamente de sociabilidad .El neurocitismo por su parte es una dimensión de vulnerabilidad sensibilidad emocional, sobre todo emociones de carácter negativo. Y por ultimo esta el psicoticismo caracterizada por la vulnerabilidad a conductas impulsivas, agresivas o a la baja empatía. (Eysenck y Eysenck,1985).

Desde el marco de las transacciones persona-ambiente se han propuesto diversos (reactivos evocativos y proactivos) por los que la personalidad podría influir o interactuar con factores ambientales, y que sugerirían explicaciones alternativas (Capsi,1993; Widiger y Smith ,2008).

En un estudio de adopción se encontró que adolescente con vulnerabilidad genética para la conducta antisocial elicitaban mayor hostilidad por parte de los padres adoptivos que otros niños adoptados,por lo que niños con características desinhibidas evocarían ambientes de mayor riesgo que otros niños. (O` Connor, Deater –Deckard ,Fulker,Rutter y Plomin(1998).

Las tendencias básicas, los rasgos, son el núcleo básico de la personalidad pero en rigor son meras potencialidades que sólo se expresan al concretarse en las adaptaciones características (McCrae y Costa, 1999).

Teorías de los Rasgos o Factores de la Personalidad El rasgo probablemente sea el concepto que más investigación ha generado en psicología de la personalidad y el que ha tenido más repercusión en el campo de las aplicaciones .Luego de etapas de florecimiento y etapas de caída, la evolución de la disciplina lo ubica hoy en un lugar preponderante y determinante al momento de entender la personalidad. Describir la historia de la psicología de la personalidad, es, en parte, describir los avatares de los rasgos. Tal ingente, aunque deseable, propósito escapa a los límites de este trabajo por lo que no será abordado en esta oportunidad.

Más sintéticamente, habremos de referirnos a aquellos aportes que se relacionan específicamente con nuestro objetivo (Romero ,2005).

El concepto de rasgo ha oscilado entre un lugar fundamental dentro de la disciplina, generando múltiples investigaciones, a un lugar de ostracismo y olvido. Actualmente, ha recuperado su lugar preponderante gracias a los desarrollos surgidos desde el Modelo de los Cinco Factores de la Personalidad (MCF), que unificó las diferentes líneas de trabajo que intentaban proponer un modelo factor alista de la personalidad Extraversión (y su polo opuesto introversión), amabilidad (antagonismo), responsabilidad (irresponsabilidad), neurocitismo (estabilidad emocional) y apertura a la experiencia (cerrado a la experiencia) son las dimensiones polares a partir de las cuales es posible describir la personalidad según el MCF. Estos cinco factores, los "cinco grandes", engloban una amplia serie de características distintas de la personalidad en un nivel mayor de abstracción y de allí su denominación de "grandes" (John y Srivastava, 1999).

Al hablar de los rasgos, y como en otras tantas cuestiones relacionadas con la psicología de la personalidad, Allport refiere "Personalidad: una interpretación psicológica". Allí define a los rasgos como predisposiciones a responder, de manera igual o similar, a diferentes tipos de estímulos, como formas congruentes y duraderas de reaccionar al ambiente. Gordon Allport 1937) Los rasgos se consideran como disposiciones (tendencias, inclinaciones, propensiones) que se expresan en patrones de comportamiento (y, para algunos, también de pensamientos y sentimientos) relativamente estables y consistentes (Romero, 2005).

En sus trabajos originales McCrae y Costa evaluaron la personalidad con cuestionarios construidos por frases y no por adjetivos, partiendo del 16PF ("16 factores de personalidad") cuestionario para evaluar la personalidad desde el modelo de Cattell. Como se dijo, Costa y McCrae postulan una versión fuerte del modelo, que sostiene la existencia real, biológica, de los rasgos de personalidad donde la herencia genética tiene un peso considerable. (McCrae y Costa, 1990).

Así, mientras que la herencia compartida explicaría el parecido familiar en rasgos de la personalidad, el ambiente no compartido contribuiría a las diferencias entre los miembros de una familia (Plomin, 2002).

Para Allport, los rasgos que más interesan a la psicología de la personalidad deberían analizarse en cada individuo, a través de estudios ideográficos; rechazó las iniciativas que se limitaban a buscar rasgos comunes a todos los individuos y a compararlos en términos cuantitativos. Rechazó, en definitiva, las aproximaciones diferenciales, dimensionales y factoriales que son las que más se han desarrollado (Romero, 2002).

El modelo de los Cinco Grandes se fundamenta en la consideración de que cinco amplias dimensiones de personalidad pueden abarcar la mayor parte de los rasgos de personalidad existentes. Los Cinco Grandes representarían la estructura común de la personalidad humana, que trascendería las diferencias culturales. El modelo de los Cinco Grandes comprende los siguientes factores: ( Plomin y otros (2002) E. Extraversión (I).

m. Amabilidad (o cordialidad) (II) R. Responsabilidad (o escrupulosidad) (III) N. Neurocitismo (IV) Ap. Apertura a la experiencia (V) La Teoría de los Cinco Factores de la Personalidad destaca la distinción entre las tendencias básicas, de base biológica, y las adaptaciones, características condicionadas culturalmente. Las tendencias básicas abarcan los potenciales y las disposiciones innatas mientras que las adaptaciones características incluyen lo adquirido: las habilidades, los hábitos, las creencias, los papeles y las relaciones. Como se advierte, todos los rasgos de personalidad se comprenden como tendencias básicas exógenas. En otras palabras, la personalidad emerge del temperamento. (McCrae, 2004).

Trastornos de la personalidad En diversos estudios se ha demostrado que los trastornos de la personalidad (TP) representan un riesgo clínico significativo para las conductas violentas. E. Esbec & E. Echeburúa2010 examinan la relación entre los Trastornos de Personalidad y la violencia en función de cuatro dimensiones de personalidad fundamentales: 1) la impulsividad; 2) la falta de regulación emocional; 3) el narcisismo y las amenazas al yo; y 4) el estilo de personalidad paranoide. Dos de estas dimensiones –la impulsividad y la falta de regulación emocional- están implicadas en todos los TP relacionados con la violencia.

El narcisismo o las amenazas al yo y el estilo de personalidad paranoide se han asociado empí- ricamente a la violencia y a los trastornos mentales. Los síntomas de los TP han mostrado ser mejores predictores de la violencia que los Trastornos de Personalidad por sí mismos. De hecho, los síntomas del clúster A o B de los TP, tales como los síntomas paranoides, narcisistas y antisociales, correlacionan de forma significativa con la violencia. Por último, hay tres principios fundamentales sobre la relación entre los TP y la violencia: 1) los TP son habitualmente egosintó-nicos; 2) los TP muestran comorbilidad con otros trastornos del Eje I o del Eje II; y 3) la violencia y el riesgo de violencia están asociados con frecuencia al abuso de drogas. Se comentan las implicaciones de esta revisión para la investigación futura. (Echeburúa2010).

Según el DS M-IV, un trastorno de la personalidad es un patrón permanente e inflexible de experiencia interna y de comportamiento que se aparta acusadamente de las expectativas de la cultura del sujeto, tiene su inicio en la adolescencia o principio de la edad adulta, es estable a lo largo del tiempo y comporta malestar o perjuicios para el sujeto.

Basándonos en la clasificación de los trastornos de personalidad del DSM-IV y sus criterios, se revisaran a continuación las características de tres de los trastornos que están más relacionados con la conducta violenta:

Trastorno antisocial de la personalidad La característica esencial del trastorno antisocial de la personalidad es un patrón general de desprecio y violación de los derechos de los demás, que comienza en la infancia o el principio de la adolescencia y continúa en la edad adulta.

Este patrón también ha sido denominado psicopatía, sociopatía o trastorno disocial de la personalidad.

Puesto que el engaño y la manipulación son características centrales del trastorno antisocial de la personalidad, puede ser especialmente útil integrar la información obtenida en la evaluación clínica sistemática con la información recogida de fuentes colaterales. Para que se pueda establecer este diagnóstico el sujeto debe tener al menos 18 años y tener historia de algunos síntomas de un trastorno disocial antes de los 15 años. (DSM-IV).

El trastorno disocial implica un patrón repetitivo y persistente de comportamiento en el que se violan los derechos básicos de los demás o las principales reglas o normas sociales apropiadas para la edad. Los comportamientos característicos específicos del trastorno disocial forman parte de una de estas cuatro categorías: agresión a la gente o los animales, destrucción de la propiedad, fraudes o hurtos, o violación grave de las normas. Frecuentemente, engañan y manipulan con tal de conseguir provecho o placer personales (por ejemplo, para obtener dinero, sexo o poder). Pueden mentir repetidamente, utilizar un alias, estafar a otros o simular una enfermedad. Se puede poner de manifiesto un patrón de impulsividad mediante la incapacidad para planificar el futuro. Las decisiones se toman sin pensar, sin prevenir nada y sin tener en cuenta las consecuencias para uno mismo o para los demás, lo que puede ocasionar cambios repentinos de trabajo, de lugar de residencia o de amistades. Los sujetos con un trastorno antisocial de la personalidad tienden a ser irritables y agresivos y pueden tener peleas físicas repetidas o cometer actos de agresión (incluidos los malos tratos al cónyuge o a los niños). Los actos agresivos necesarios para defenderse a uno mismo o a otra persona no se consideran indicadores de este ítem. Estos individuos también muestran una despreocupación imprudente por su seguridad o la de los demás. Esto puede demostrarse en su forma de conducir (repetidos excesos de velocidad, conducir estando intoxicado, accidentes múltiples).

Pueden involucrarse en comportamientos sexuales o consumo de sustancias que tengan un alto riesgo de producir consecuencias perjudiciales. Pueden descuidar o abandonar el cuidado de un niño de forma que puede poner a ese niño en peligro. (DSM-IV) Los sujetos con trastorno antisocial de la personalidad también tienden a ser continua y extremadamente irresponsables. Los individuos con trastorno antisocial de la personalidad tienen pocos remordimientos por las consecuencias de sus actos. Pueden ser indiferentes o dar justificaciones superficiales por haber ofendido, maltratado o robado a alguien (por ejemplo, «la vida es dura», «el que es perdedor es porque lo merece» o «de todas formas le hubiese ocurrido»). Estas personas pueden culpar a las víctimas por ser tontos, débiles o por merecer su mala suerte, pueden minimizar las consecuencias desagradables de sus actos o, simplemente, mostrar una completa indiferencia. (DSM-IV) Trastorno paranoide de la personalidad La característica esencial del trastorno paranoide de la personalidad es un patrón de desconfianza y suspicacia general hacia los otros, de forma que las intenciones de éstos son interpretadas como maliciosas. Este patrón empieza al principio de la edad adulta y aparece en diversos contextos. Los individuos con este trastorno dan por hecho que los demás se van a aprovechar de ellos, les van a hacer daño o les van a engañar, aunque no tengan prueba alguna que apoye estas previsiones .Con pocas o ninguna prueba, tienen base suficiente para sospechar que los demás están urdiendo algún complot en su contra y que pueden ser atacados en cualquier momento, de repente y sin ninguna razón. Frecuentemente, sin que haya prueba objetiva de ello, sienten que han sido ofendidos profunda e irreversiblemente por otra persona o personas. Están preocupados por dudas no justificadas acerca de la lealtad o la fidelidad de sus amigos y socios, cuyos actos son escrutados minuciosamente en busca de pruebas de intenciones hostiles.

Cualquier desviación que perciban en la fidelidad o la lealtad sirve como prueba a sus suposiciones. Cuando algún amigo o socio se muestra leal con ellos, están tan sorprendidos, que no pueden tener confianza o creer en él. Si se encuentran con problemas, piensan que lo que van a hacer sus amigos o socios es atacarles o ignorarles.

Los individuos con este trastorno suelen albergar rencores y son incapaces de olvidar los insultos, injurias o desprecios de que creen haber sido objeto. El menor desprecio provoca una gran hostilidad, que persiste durante mucho tiempo. Puesto que siempre están pendientes de las malas intenciones de los demás, sienten a menudo que su persona o su reputación han sido atacadas o que se les ha mostrado desconsideración de alguna otra manera. Contraatacan con rapidez y reaccionan con ira ante los ultrajes que perciben. Los sujetos con este trastorno pueden ser patológicamente celosos, sospechando a menudo que su cónyuge o su pareja les es infiel sin tener una justificación adecuada. (DSM-IV) Los sujetos con trastorno paranoide de la personalidad son personas con las que generalmente es difícil llevarse bien y suelen tener problemas en las relaciones personales. Su suspicacia y hostilidad excesivas pueden expresarse mediante las protestas directas, las quejas recurrentes o por un distanciamiento silencioso claramente hostil. Puesto que están excesivamente atentos a las posibles amenazas, pueden comportarse de una forma cautelosa, reservada o tortuosa y aparentan ser «fríos» y no tener sentimientos de compasión. Aunque a veces parecen objetivos, racionales y no emotivos, con mayor frecuencia muestran una gama afectiva lábil en la que predominan las expresiones de hostilidad, obstinación y sarcasmo. (DSM-IV).

Trastorno límite de la personalidad La característica esencial del trastorno límite de la personalidad es un patrón general de inestabilidad en las relaciones interpersonales, la autoimagen y la afectividad, y una notable impulsividad que comienza al principio de la edad adulta y se da en diversos contextos. Los sujetos con un trastorno límite de la personalidad realizan frenéticos esfuerzos para evitar un abandono real o imaginado. La percepción de una inminente separación o rechazo, o la pérdida de la estructura externa, pueden ocasionar cambios profundos en la autoimagen, afectividad, cognición y comportamiento, enfurecimiento cuando alguien importante para ellos se retrasa aunque sea sólo unos minutos o cuando tiene que cancelar su cita. (DSM"IV).

Los individuos con un trastorno límite de la personalidad presentan un patrón de relaciones inestables e intensas. Pueden idealizar a quienes se ocupan de ellos o a sus amantes las primeras veces que se tratan, pedirles que estén mucho tiempo a su lado y compartir muy pronto los detalles más íntimos. Sin embargo, cambian rápidamente de idealizar a los demás a devaluarlos, pensando que no les prestan suficiente atención, no les dan demasiado o no «están» lo suficiente. Estos sujetos pueden empatizar y ofrecer algo a los demás, pero sólo con la expectativa de que la otra persona «esté allí» para corresponderles satisfaciendo sus propias necesidades o demandas. Son propensos asimismo a los cambios dramáticos en su opinión sobre los demás, que pueden ser vistos alternativamente como apoyos beneficiosos o cruelmente punitivos. Tales cambios suelen reflejar la desilusión con alguna de las personas que se ocupa de ellos y cuyas cualidades positivas han sido idealizadas o de quien se espera el rechazo o abandono. (DSM-IV).

Características de Personalidad del Maltratador La agresividad ha sido muchas veces plasmada en sujetos con características más bien deformes, desagradables o anormales, como si con esto asintiesen la fantasía generalizada de que los violentos, los hombres dañinos o peligrosos, son personas mentalmente desequilibradas y físicamente reconocibles por sus siniestras facciones (Pastor, 1994).

Por supuesto que la correlación entre aspecto físico y temperamento hoy ya no es un tema creíble como lo fue en las épocas en que estuvieron de moda las tipologías. Sin embargo, no hay que olvidar que todo observador tiende, según la teoría perceptiva de atribución, a figurarse o formarse una idea del temperamento y personalidad de los demás basándose en su aspecto físico, de modo que una persona que no resulte " agradable a la vista" tiene más probabilidad de que le acusen de un crimen violento, que otra con facciones normales o agradables ( Dion, K. K., 1972).

Más creíble es, aunque tampoco demostrada del todo, la creencia de atribuir agresividad extrema a desequilibrados psíquicos, a enfermos mentales o con desajustes emotivos. Cierto es que la agitación y la psicomotricidad exaltada que manifiesta un enfermo dominado por tensiones afectivas, impulsan muchas veces a cometer actos violentos de agresión.

Más en concreto, las personalidades psicopáticas se caracterizan por una enorme desproporción entre sus reacciones agresivas y los estímulos que las provocan; ya que estas son inadaptadas y de conducta antisocial (Pastor, 1994).

No obstante, aunque entre los hombres violentos se encuentre un porcentaje más elevado de psicópatas y neuróticos que entre la población normal la agresividad no es causa solo de este perfil de personas. Esto, se demuestra cuando el hombre " normal" que arremete sabe que hace un daño a su víctima y por esto, trata de disculparse mediante el remordimiento o la autocrítica. De hecho, la estrategia del arrepentimiento, la utilizan para captarse de benevolencia ante el juicio social que esto conlleva y así reducir los posibles riesgos de ser castigado. Otras veces, emplean la auto justificación a través de la racionalización, criticando así la " maldad" de su víctima haciendo de esta manera comprensible su actitud agresiva contra ella. (Conger y Miller, 1966).

Un gran porcentaje de Maltratadores han sido víctimas o testigos de malos tratos, adoptando este comportamiento como una forma normal de relacionarse. Lo han experimentado como sistema de poder, aprendiendo que ejerciéndolo en el hogar, obtienen la máxima autoridad y consiguen lo que quieren. El hombre violento es el resultado de un sistema social que ofrece los ingredientes para alimentar esta forma de actuar. Aspira a ejercer un poder y control absolutos sobre su pareja en lo que hace y en sus pensamientos y sentimientos más íntimos. Consideran a su pareja como una posesión que tienen derecho a controlar en todos los aspectos de su vida (Espada y Torres, 1996).

Ravazzola, sostiene en su libro: "Historias infames. Los maltratos en las relaciones" que las personas abusadoras a su criterio las que ejercen violencia, presentan ciertos aspectos desarrollados: dueñez, impunidad, centralidad, control, autoridad sin confrontaciones, parecen ser aspectos in cuestionados por los que cometen abusos. (Ravazzola , M. 1999).

A continuación se desarrollarán cada uno:

a) Dueñez: aparecen pensamientos y conductas que dejan suponer que el abusador se siente en cierto modo dueño de la persona de al cual abusa, como si la persona le perteneciera.

Las expresiones corresponden con la noción histórica de familia patriarcal en la que el padre era el dueño de la hacienda, los sirvientes, la mujer y los hijos.

b) Impunidad: el abusador tiene la idea de que la acción maltratante no es punible supone que la explicación que ofrece de su actitud va a ser aceptada y comprendida por las personas del contexto, y aun por la persona abusada.

c) Centralidad: los abusadores son personas que se justifican a sí mismas, aun cuando su acción esté dañando francamente a otros, daño que tienden a no registrar o minimizar. El abusador siente que no puede ni debe tolerar que le contraríen. Y que, si así ocurre, la persona a la que él atribuye el origen de su contrariedad debe ser castigada de alguna manera.

d) Control: El abusador cree muchas veces sobre todo cuando se trata de un padre, que él debe controlar las conductas de los miembros de la familia. En este marco, algunos hombres se sienten a cargo de un disciplinamiento torturante para con su núcleo familiar. Estas jerarquías y responsabilizaciones sociales son muy rígidas.

e) Autoridad: en nuestro sistema social las mujeres no están acostumbradas a verse como figuras de autoridad en su propia familiar el padre es visto como el real jefe de la familia, en quien reside la autoridad real: es la persona "realmente" importante, cuyo sueño y cuyo humor hay que cuidar por encima de los demás, la propia mujer sostiene la figura de autoridad el padre, en tanto representante que la sociedad percibe y toma en cuenta. Y en el momento de reivindicar su autoridad materna, hace mucho que los hijos y el marido se han dado cuenta de que ella no ocupa ese lugar, y ya ni la escuchan. (Ravazzola , M. 1999) Corsi identificó distintas características comportamentales, cognitivas, emocionales e interaccionales en el modo de actuar de los maltratadores. Desde el punto de vista del comportamiento, identifico antecedentes de violencia con otras parejas, resistencia al cambio, el fenómeno de la "doble fachada" y abuso de sustancias, entre ellas, de forma significativa el alcohol. En el plano cognitivo observó definiciones rígidas de masculinidad y feminidad, distorsiones cognitivas (generalización, minimización, justificación y negación del maltrato). Emocionalmente, se detecto baja autoestima, racionalización emocional, falta de habilidades, racionalización de sentimientos, dependencia e inseguridad. Por último, en la dinámica de relación del agresor con su víctima, se producían diferentes conductas de control, de asedio manipulación, de aislamiento de las redes de apoyo de la víctima y de falta de habilidades de resolución de conflictos. Corsi (1995).

Tipología del Hombre Agresor Los agresores suelen venir de hogares violentos y padecer trastornos psicológicos. Muchos de ellos utilizan el alcohol y las drogas, lo cual produce que se potencie su agresividad. Asimismo, tienen un perfil determinado de inmadurez, dependencia afectiva, inseguridad, inestabilidad emocional, impaciencia e impulsividad. En una investigación de los psicólogos norteamericanos (John Gottman y Neil Jacobson ,2002), señalan que los hombres maltratadores se clasifican en 2 categorías: Pitbull y cobra, con sus propias características personales.

Los hombres categorizados como Pitbull presentan las siguientes particulares:

1. Resultan violentos solamente con las personas que aman.

2. Son celosos y temerosos al abandono.

3. Privan a la pareja de su independencia.

4. Pronto ruegan, vigilan y atacan públicamente a su propia pareja.

5. Reaccionan con su cuerpo impulsivamente durante una discusión.

6. Tienen potencial para la rehabilitación.

7. No han sido acusados de ningún crimen.

8. Posiblemente tuvieron un padre abusivo.

En cuanto a los que tienen la condición de cobra, suelen ser:

1. Agresivos con todo el mundo 2. Propensos a amenazar con cuchillos o revólveres 3. Calmados internamente, a medida que se vuelven violentos 4. De difícil trato en la terapia psicológica 5. Dependientes de otra persona emocionalmente, pero insisten en que esta haga lo que él desea.

6. Posibles cometedores de algún crimen por el que fueran acusados.

7. Consumidores en exceso de alcohol y drogas.

En ocasiones la violencia del maltratador oculta el miedo o la inseguridad que sintiera en la niñez ante un padre abusivo que lo golpeaba con frecuencia, por lo que al alcanzar la etapa adulta prefiere adoptar la personalidad del padre abusador a sentirse débil y asustado. En otros casos, los comportamientos ofensivos son la consecuencia de una infancia demasiado permisiva, durante la cual los padres complacieron al niño en todo, lo cual conduce a que este se crea superior al llegar a la adultez y piense que está por encima de la ley, o sea, que puede hacer lo que desee y abusar de quien quiera, así como ser merecedor de un trato especial, mejor que el de los demás. Hay una raíz cultural histórica primeramente, pues durante mucho tiempo la sociedad ha sido muy machista, el hombre ha creído que tiene el derecho primario a controlar, a disciplinar con severidad, incluso a abusar de la vida de la mujer y los hijos, lo cual ha sucedido bajo la apariencia de la función económica del hombre, quien es proveedor de la alimentación. John Gottman y Neil Jacobson, 2002).

Todos los hombres y las mujeres lo poseen, pero en la persona normal esos centros se comunican con la parte consciente del hombre, lo cual diferencia al ser humano del animal. Al usar o abusar del alcohol o las drogas, los recuerdos, valores y consejos no funcionan, entonces aparece la violencia familiar. Como los hijos imitan a los padres, se da con frecuencia que, quienes en la niñez fueron testigos de abusos físicos entre sus padres, repiten la misma conducta cuando alcanzan el estado adulto, pues aprendieron que los problemas y conflictos se afrontan con la fuerza bruta y ese aprendizaje negativo se arraiga tanto, que muchas veces pasa de generación en generación. (John Gottman y Neil Jacobson).

Existen tres tipos de hombres maltratadores: el primero de ellos se correspondería con aquellos hombres únicamente violentos en el entorno familiar y caracterizado por presentar bajos niveles de violencia dentro y fuera de la familia y apenas psicopatología. El segundo tipo de hombres, bordeline/disfórico presentaría niveles moderados o severos de violencia con la pareja y bajos niveles de violencia en otros contextos. Mostrarían, asimismo, dificultades psicológicas y características de personalidad límite.

18 Por último, el tercer tipo, antisocial/violento ejercería niveles moderados o severos de violencia la pareja, altos niveles de violencia general y desórdenes característicos de las personalidades antisociales. (Holtzworth- Munroe y Stuart ,1994).

Es clásica también la tipología de Dutton y Golant, estos autores identificaron tres tipos generales de agresores: 1) los psicopáticos, 2) los hipercontrolados, cuyo rasgo más distintivo es el distanciamiento emocional, presentando un perfil de evitación y agresión pasiva y 3) los cíclicos/emocionalmente inestables, que se caracterizan por cometer actos de violencia de forma esporádica y únicamente son violentos con su pareja. (Dutton y Golant ,1997).

Definiciones de Violencia Violencia es todo aquello que impide que la gente satisfaga sus necesidades fundamentales: alimentación, vivienda, vestido, sí, pero también dignidad." En esta misma línea, se sitúan los planteamientos de Johan Galtung, para quien la violencia consistiría en amenazas evitables contra la satisfacción de las necesidades humanas básicas; disminuyendo el nivel real de satisfacción de las necesidades por debajo de lo que sería potencialmente posible. En otras palabras, "la violencia está presente cuando los seres humanos se ven influidos de tal manera que sus realizaciones efectivas, somáticas y mentales, están por debajo de sus realizaciones potenciales", de modo que "cuando lo potencial es mayor. (J. M. Tortosa (1994).

Otra forma de entender la violencia, supone identificarla con actos de violencia entre personas concretas, fundamentalmente actos de violencia física. De esta manera, podríamos definir violencia como el "uso intencionado de la fuerza física en contra de un semejante con el propósito de herir, abusar, robar, humillar, dominar, ultrajar, torturar, destruir o causar la muerte". (L. Rojas (1995).

La Organización Mundial de la Salud (OMS (2002), define la violencia como: El uso intencional de la fuerza o el poder físico, de hecho o como amenaza, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones.

Partes: 1, 2
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