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Manual de liderazgo. Ser líder no es fácil… pero no imposible (página 3)


Partes: 1, 2, 3, 4

Es probable que al meditar en estos tres interrogantes haya hecho un parangón con su vida y piense:"Si Jacob con esas "cualidades" llegó a cumplir una misión divina, ¿acaso no llegaré yo a ser un vaso útil en su obra?". Sin duda que puede. Resta que se someta al Creador y permita que El lime todas las aristas, de manera que pueda constituirse en el instrumento que necesita para cumplir Sus planes en medio nuestro.

Un líder es visionario, pero no ventajoso

Suelo recordar los tiempos acerca de los cuales nos compartía mi abuelo Angelino Barco sobre un Vijes tranquilo, de casas grandes y solares interminables, con tejas de barro, chambranas de madera tallada a mano y callecitas polvorientas en las que la palabra empeñada tenía el valor de una Escritura Pública.

El fue desde siempre el Notario Público de aquél pueblecito y ante él se suscribían los documentos para la compra y venta de inmuebles así como el registro de quienes nacían. Pero salvo anotar en los libros quiénes veían la luz de la vida, tenía poco trabajo. Por años los textos en los que debía asentar información sobre negocios permanecieron en blanco. ¿La razón? Las personas hacían cualquier negociación confiando solamente en la palabra de su interlocutor. Había seriedad y compromiso para cumplir lo prometido. La palabra era suficiente.

Los tiempos cambiaron. Hoy nadie confía en nadie y menos, alguien depositará su confianza en quienes históricamente han faltado a lo prometido. Esa es la razón por la cual deducimos que Jacob -hijo de Isaac, de quien podemos leer en el capítulo 25 del libro, no era persona con la cual que se podía hacer ningún trato.

¿Un ejemplo sencillo? Lo invito para que leamos las Escrituras, y como si estuviéramos presentes en la escena, observemos qué ocurrió: "Y guisó Jacob un potaje; y volviendo Esaú del campo, cansado, dijo a Jacob: Te ruego que me des a comer de ese guiso rojo, pues estoy muy cansado. Por tanto fue llamado su nombre Edom. Y Jacob respondió: Véndeme en este día tu primogenitura. Entonces dijo Esaú: He aquí yo me voy a morir; ¿para qué, pues, me servirá la primogenitura? Y dijo Jacob: Júramelo en este día. Y él le juró, y vendió a Jacob su primogenitura. Entonces Jacob dio a Esaú pan y del guisado de las lentejas; y él comió y bebió, y se levantó y se fue. Así menospreció Esaú la primogenitura. "Génesis 25:29-34).

Es probable que piense: "La culpa fue de Esaú que no valoró ser el primogénito", pero ¡Cuidado! No podemos pasar por alto los atributos negativos de Jacob: oportunista, ventajoso, egoísta, carente de toda sensibilidad humana y miserable. ¿Podría el Señor obrar a través de un hombre así? Sin duda, pero fue necesario que se matriculara en la "Escuela de Dios".

Algo que no podemos desconocer, sin embargo, es que Jacob pensó en el futuro. Fue visionario pero su forma de ejercer esa condición, y los medios que utilizó, no fueron los más recomendables.

¿Por qué utilizó Dios a Jacob? Para cumplir un plan previsto con antelación, en plena coincidencia con la promesa hecha a Isaac: "Habita como forastero en esta tierra, y estaré contigo, y te bendeciré; porque a ti y a tu descendencia daré todas estas tierras, y confirmaré el juramento que hice a Abraham tu padre. Multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, y daré a tu descendencia todas estas tierras; y todas las naciones de la tierra serán benditas en tu simiente,( por cuanto oyó Abraham mi voz, y guardó mi precepto, mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes."(Génesis 26:3-5). En tales circunstancias resultaba apropiado que Aquél que todo lo puede, puliera a Jacob hasta tenerlo en el punto necesario para ser Su instrumento.

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El líder se gana los beneficios, no los sustrae

Imagine un grupo de encuestadores que llega a un Instituto Bíblico en cualquier ciudad de cualquier país. Distribuyen los formatos y, en el momento de procesarlos, encuentra que los futuros pastores aspiran tener "Una congregación enorme con solidez económica".

Terminada la formación teológica, se encuentran con la necesidad de emprender la anhelada plantación de una iglesia a partir de cero, es decir, sin miembros, sin recursos económicos y sin templo.

¡Qué gran desilusión! Seguramente eso jamás lo imaginó el recién graduado. Esperaba que, concluido su ciclo académico, pondrían bajo sus hombros la guía de una comunidad de creyentes establecida. Olvidó que es necesario ganarse los beneficios y no esperar que todo caiga del cielo, como el maná.

Si Jacob hubiese ido al Instituto Bíblico, habría sido uno de tales estudiantes. Era el tipo de personas que esperan llegar a la cima, pero no subiendo el sendero, sino utilizando un teleférico.

¿Una razón? Lo que hizo para agenciarse la bendición de su anciano padre Isaac. Era ya viejo, no podía ver, y fácilmente podía confundir la voz de las personas.

En tales circunstancias "…llamó a Esaú su hijo mayor, y le dijo: Hijo mío. Y él respondió: Heme aquí. Y él dijo: He aquí ya soy viejo, no sé el día de mi muerte. Toma, pues, ahora tus armas, tu aljaba y tu arco, y sal al campo y tráeme caza; y hazme un guisado como a mí me gusta, y tráemelo, y comeré, para que yo te bendiga antes que muera Rebeca estaba oyendo, cuando hablaba Isaac a Esaú su hijo…"(Génesis 27:1-5).

Lo que describe el pasaje a continuación es muy similar al argumento de una novela de buenos y malos, en el que la madre malvada recomienda a su hijito Jacob que engañe a su padre utilizando piel de carnero en sus brazos y ropas de su hermano, para que al acercarse su progenitor le confunda con Esaú y obtener así la preciada bendición.

"Y se acercó Jacob a su padre Isaac, quien le palpó, y dijo: La voz es la voz de Jacob, pero las manos, las manos de Esaú. Y no le conoció, porque sus manos eran vellosas como las manos de Esaú; y le bendijo."(Génesis 27:18-23).

¿Se imagina la crisis que desencadenó este engaño? Jacob fue repudiado por su hermano Esaú cuando se enteró de las estratagemas que utilizó para robarle la bendición patriarcal. El desenlace lo podemos leer en el capítulo 27 del Génesis, versículos del 30 al 41.

Un líder cuida de sus acciones

Hace pocos días en la televisión observaba a un ministro evangélico mejicano. Resaltó en su conferencia la importancia de cuidar las acciones del presente, previniendo que en el futuro no experimentemos las consecuencias de los errores.

Sin embargo con frecuencia los líderes caen en el emocionalismo que les lleva a reaccionar más con el corazón que con la razón, o quizá bajo el amparo del cargo que ocupan y llegan a obrar con tiranía.

Todo lo que se deriva de sus actos se puede apreciar con el paso del tiempo. Eso fue justo lo que ocurrió con Jacob: "Y aborreció Esaú a Jacob por la bendición con que su padre le había bendecido, y dijo en su corazón: Llegarán los días del luto de mi padre, y yo mataré a mi hermano Jacob. Y fueron dichas a Rebeca las palabras de Esaú su hijo mayor; y ella envió y llamó a Jacob su hijo menor, y le dijo: He aquí, Esaú tu hermano se consuela acerca de ti con la idea de matarte. Ahora pues, hijo mío, obedece a mi voz; levántate y huye a casa de Labán mi hermano en Harán…"(Génesis 28:41-44).

¿Ha tomado tiempo para revisar sus actuaciones? Es importante que lo haga, cualquiera sea la posición de liderazgo que ocupe. Recuerde que en el futuro cosechará lo que sembró hoy.

El auto examen es fundamental en la vida del cristiano. Nos permite identificar errores y a la vez, crecer. Forma parte del proceso que cumplimos cuando, camino a ser líderes de excelencia, nos matriculamos en la "Escuela de Dios".

Capítulo 8

El secreto: aprender de los errores

Dios trae seguridad a la vida del líder

¿Estoy en el camino correcto?¿Los pasos que he dado hasta el momento llevarán al cumplimiento de los propósitos de Dios en mi vida?¿Por qué transcurre tanto tiempo sin que nada extraordinario ocurra?¿Acaso Dios no escucha mis oraciones?¿Por qué en la vida de otros líderes pareciera que todo se desenvuelve a las mil maravillas mientras que en el ministerio a mi cargo pareciera experimentar estancamiento?

Usted se encuentra dando vueltas en cama. Es pasada la medianoche y no halla respuestas para sus interrogantes, que aumentan con el correr de los días.

Hace pocas horas tuvo una reunión. Tres de los maestros de Escuela Dominical presentaron renuncia al cargo y advierte que hay cambios en el comportamiento del co-pastor; lo más seguro es que aceptó la oferta que le hicieron en una iglesia creciente del centro de la ciudad y pronto pasará la carta de dimisión.

¿He fallado en algo?"vuelve y se interroga. El reloj despertador ha corrido inmisericorde y todavía no logra conciliar el sueño."Señor, si tuviera una respuesta tuya…–.

Sin duda una y otra vez ha experimentado la misma situación. No es fácil. Solo usted y quienes conocen el desierto de dolor, preocupación e incertidumbre, saben de qué hablo.

La idea que muchos tienen en torno a que el camino de los líderes es color de rosa no solo es ajena a la realidad sino que además, no consulta el proceso de formación de quienes, en medio del trabajo, aprenden y a partir del nuevo conocimiento previenen fallas a futuro.

Jacob era tramposo. Nadie lo pone en duda. Aprovechaba las circunstancias difíciles de los demás y sacaba ventaja, estamos de acuerdo. Y a todas estas características sumaba una tercera que es contraproducente para quienes ejercen el liderazgo: tenía una excesiva dependencia de su madre.

En su caso particular, puede ser una dependencia enfermiza de un superior jerárquico o tal vez de la solidez económica con la que está seguro, podrá financiar los proyectos.

Es probable que depender sea una palabra que se aplica a su existencia cuando se refiere a la opinión de los demás. No hace absolutamente nada sin consultarles y, justo por estar haciendo consenso, termina obrando en contravía de lo que hubiese querido.

El líder debe romper toda observancia humana y someterse a Dios, quien no solo guía acertadamente nuestros pasos, sino que es quien nos llevó a trabajar en la obra del Reino. ¿Y si mi desempeño es secular? Igual, es necesario que rompa cadenas o como solemos repetir en Latinoamérica, que no estemos sujetos al "cordón umbilical".

Le invito para que volvamos las Páginas de nuestra Biblia y vamos, como espectadores que no quieren perder detalle, al tránsito de Jacob a Padan-aram, huyendo de su hermano Esaú:

"Salió, pues, Jacob de Beerseba, y fue a Harán. Y llegó a un cierto lugar, y durmió allí, porque ya el sol se había puesto; y tomó de las piedras de aquel paraje y puso a su cabecera, y se acostó en aquel lugar. Y soñó: y he aquí una escalera que estaba apoyada en tierra, y su extremo tocaba en el cielo; y he aquí ángeles de Dios que subían y descendían por ella. Y he aquí, Jehová estaba en lo alto de ella, el cual dijo: Yo soy Jehová, el Dios de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia. Será tu descendencia como el polvo de la tierra, y te extenderás al occidente, al oriente, al norte y al sur; y todas las familias de la tierra serán benditas en ti y en tu simiente. He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho. Y despertó Jacob de su sueño, y dijo: Ciertamente Jehová está en este lugar, y yo no lo sabía. Y tuvo miedo, y dijo: !!Cuán terrible es este lugar! No es otra cosa que casa de Dios, y puerta del cielo."(Génesis 28:10-18).

Dios nos acompaña

El encuentro que experimentó Jacob con Dios fue altamente favorable por varias razones. La primera, porque entendió que en medio de su trasegar no estaba solo. Por el contrario, Dios iba con El. "He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra".

¿Cuántas veces nos sentimos abandonados a nuestra suerte mientras desarrollamos algún ministerio? Los esfuerzos parecen infructuosos y es probable que hayamos razonado que estamos predicando en un desierto. Es factible incluso que nos embargue la sensación de que estamos dando todo de nosotros pero no recibimos nada a cambio.

Pero nos equivocamos. Dios conoce la situación que atravesamos y está esperando que volvamos a El nuestra mirada, en procura de Su intervención. No hará nada que vaya en contravía de lo que pensamos o hacemos. Pero tiene libertad plena cuando le pedimos no solo que trate con nuestra existencia sino que tome control del desenvolvimiento eclesial y secular.

Un segundo elemento que aprendió Jacob fue que:

Debemos permanecer en las promesas de Dios

Aunque todas las circunstancias estén en contra, es esencial permanecer en las promesas de Dios. Este hecho implica una total dependencia de Su voluntad y obrar en nosotros.

Cuando el Señor promete algo, debemos estar seguros de que cumplirá. La ilustración más aproximada a este concepto es el hombre que, tras el naufragio de la embarcación en la que se desplazaba, se prende de un pedazo de madera como su única posibilidad de salvar la vida.

Observe el texto nuevamente. El Señor fue claro al recordarle: "Yo soy Jehová, el Dios de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia. Será tu descendencia como el polvo de la tierra, y te extenderás al occidente, al oriente, al norte y al sur; y todas las familias de la tierra serán benditas en ti y en tu simiente".

La paz que embargó a Jacob renovó sus fuerzas. ¡Podía seguir luchando!… Valía la pena.

Aplique esa Palabra a su existencia. No desista del trabajo que está realizando. Si le asiste el convencimiento que es el propósito de Dios para usted, siga firme. No renuncie. No importa cuántos obstáculos puedan levantarse. Recuerde que ganador no es quien comienza la carrera con mucho entusiasmo y renuncia en la mitad del camino, sino quien llega hasta el final, así sea el último.

Un tercer principio que aprendió Jacob fue:

Hay que permanecer en la voluntad divina

Hay varias formas de desplazarse de Buenaventura, en Colombia, hasta Lima, en el Perú. Los dos son puertos. Imagine por un instante que debe transportar una carga enorme.

Usted puede acudir al desplazamiento por tierra. Tardará en lograr el objetivo, los costos serán altos, correrá peligro de ser asaltado en carretera, deberá hacer muchas pausas en ciudades y pueblos a los que llegue y posiblemente la mercancía llegará maltratada.

Una opción rápida aunque demasiado costosa es por avión. Nada impide que llegue a Quito, a menos que la aeronave se precipite a tierra. Es cierto, la mercancía llegará en buen estado pero lo más previsible es que el valor del flete será tan alto que disminuirán los márgenes de ganancia.

Una tercera alternativa es por vía marítima. El traslado se haría de puerto a puerto. Los costos son bajos, hay altos márgenes de seguridad, la movilización es relativamente rápida y los productos llegarán en buen estado.

Le pregunto. ¿Cuál de las tres posibilidades es la más aconsejable?. "El transporte por mar", me responderá. Y coincidimos, pero usted habría tenido la oportunidad de escoger.

Igual cuando el Señor depositó en nosotros una misión. Podemos hacerlo a la manera de Dios, a nuestra manera y a la manera del mundo. Sólo cuando marchamos en el centro mismo de la voluntad del Supremo Hacedor, tenemos asegurada la victoria.

Este principio debe llevarle a un examen juicioso de cómo está su desenvolvimiento. ¿Está en la voluntad divina?¿Obra conforme le orienta su corazón?¿Consulta qué decisiones tomar con todos los que pasan a su lado? El resultado de la evaluación permitirá que reoriente su sendero y le corroborará que es necesario hacer constantemente un alto en el camino para mirar si estamos transitando acertadamente hacia la meta.

La transparencia identifica al líder

Ya lo sabemos: Jacob era tramposo. Era una de sus muchas facetas. Quería llegar a la meta pero tomando atajos. Quien se desenvuelve así, no solo tendrá problemas a corto y mediano plazo sino que más temprano que tarde hallará un timador igual.

Y a nuestro líder experimentó esa situación. Primero, su suegro Labán lo hizo trabajar siete años por la mujer de sus sueños: Raquel, sin embargo le entregó primero a Lea aduciendo que así estilaban en la región, y después -por el trabajo de otros siete años"a Raquel. (Génesis 29: 16-30).

Con la inquietud en su corazón por semejantes tretas, a Jacob le tocó definir con Labán su salario. Tras pensarlo bastante, le pidió las ovejas manchadas de color y las oscuras (Génesis 30:31-36). Hasta allí todo estaba bien, sin embargo "Tomó luego Jacob varas verdes de álamo, de avellano y de castaño, y descortezó en ellas mondaduras blancas, descubriendo así lo blanco de las varas. Y puso las varas que había mondado delante del ganado, en los canales de los abrevaderos del agua donde venían a beber las ovejas, las cuales procreaban cuando venían a beber. Así concebían las ovejas delante de las varas; y parían borregos listados, pintados y salpicados de diversos colores. Y apartaba Jacob los corderos, y ponía con su propio rebaño los listados y todo lo que era oscuro del hato de Labán. Y ponía su hato aparte, y no lo ponía con las ovejas de Labán. "(Génesis 30:37- 40).

¿Le suena familiar esta actitud? Seguro que sí. Es el mismo Jacob de siempre. Probablemente con un poco más de barba y menos cabello, pero el mismo. No ha cambiado nada.

Es probable que le asistan no el engaño sino otros comportamientos que empañan su desenvolvimiento ministerial o secular. ¿Qué puede ocurrir? Que se estancará y siempre arrastrará la imagen de alguien en quien no se puede confiar. ¿Qué resta? Permitir que Dios trate con su existencia. El no utilizará a quienes todavía estén bajo el engaño y la mentira. No son prácticas que se estilan en el pueblo santo y, si le abre las puertas, operará los cambios que son necesarios en su existencia.

Jamás olvide que una de las pautas que aprende un buen líder es a rodear su desempeño con transparencia en todo cuanto piensa y hace.

El perdón debe primar en el líder

Llegar a una posición de liderazgo no nos otorga prerrogativas como el poder odiar y guardar resentimiento hacia aquellos que de una u otra manera nos provocaron mal. En absoluto. El perdón debe ser una característica que identifique nuestro desenvolvimiento tanto eclesial como secular.

El principio de perdonar lo debió aprender Jacob como ya lo había aplicado Esaú. Jamás imaginó que tendría que recurrir a su hermano, pero como solemos repetir en Latinoamérica "La vida da muchas vueltas y es probable quedar en el mismo sitio". Ante lo inevitable de un encuentro, envió varias delegaciones que le prepararan el camino con el recado: "Así dice tu siervo Jacob: Con Labán he morado, y me he detenido hasta ahora; y tengo vacas, asnos, ovejas, y siervos y siervas; y envío a decirlo a mi señor, para hallar gracia en tus ojos.". (Génesis 32:4, 5).

Contrario a lo que pensaba, Esaú tenía un corazón que en apariencia era duro pero estaba inclinado a dejar de lado las molestias que pudieran despertarle aquellos que le ofendían." Alzando Jacob sus ojos, miró, y he aquí venía Esaú, y los cuatrocientos hombres con él; entonces repartió él los niños entre Lea y Raquel y las dos siervas. Y él pasó delante de ellos y se inclinó a tierra siete veces, hasta que llegó a su hermano. Pero Esaú corrió a su encuentro y le abrazó, y se echó sobre su cuello, y le besó; y lloraron."(Génesis 33:1-4).

No puedo comprender cómo alguien puede ministrar con un corazón lleno de rencor y resentimiento hacia su prójimo. Si es su caso, llegó la hora de volver la mirada a Jesucristo y pedirle que trate con su vida de tal manera que sane las heridas emocionales y coloque perdón donde antes primaba el odio.

Recuerde que un líder que aspire llegar a la cumbre, debe estar dispuesto para que Dios aplique los ajustes necesarios en su existencia…

Capítulo 9

Los tropiezos en la vida del líder

Es necesario aprender a manejar la adversidad

La alegría del pastor Alfonso Cabrera jamás se vio diezmada pese a que, cuando saludaba a ciertos hermanos de la congregación con una sonrisa de oreja a oreja, se encontraba con respuestas frías y la expresión hosca que no hacía otra cosa que decir, sin palabras: "¿Para qué nos saluda si no queremos contestarle".

No dudo que debió pasar malos momentos y es probable que en más de una ocasión haya sentido el deseo de no hacerlo de nuevo. Pero era el pastor. Y aquellos esperaban que los saludara; de lo contrario hubiesen socializado entre los creyentes que "El pastor no se dignaba mirarlos".

Una situación que bien acompasa con un refrán popular en Latinoamérica: "Palo por que bogas, palo por que no bogas", al aludir a los duros tratos de los capataces a los esclavos en los períodos de colonización, quienes buscaban el menor pretexto para descargar su ira, rencor y frustraciones en las espaldas de quienes tenían a cargo.

Igual en la vida cristiana. Siempre encontraremos personas a las que, sin haberles causado daño alguno, buscan traer problemas y ponen tropiezo a quienes son sus líderes o también a aquellos que buscan vivir conforme a las pautas trazadas por nuestro amado Señor.

Si viajamos atrás en el tiempo nos hallaremos a José, quien aprendió a fuerza de depositar su confianza en Dios, de qué manera debía enfrentar airoso el cúmulo de dificultades que surgían a su paso.

Obrar en consonancia con sólidos principios

Al recorrer las páginas de la Biblia en procura de conocer la Hoja de Vida de José, hallamos que "…apacentaba José ovejas con sus hermanos…"(Génesis 37:2 a). Hasta allí todo normal. Se desenvolvía socialmente y al igual que usted y yo, tenía una ocupación con múltiples responsabilidades que atender. Sin embargo no compartía el desempeño amoral de quienes le rodeaban "…e informaba José a su padre la mala fama de ellos…".(Génesis 37:2 b).

Trabajar, estudiar o tener trato a diario con personas sin principios ni valores, no implica que debemos identificarnos con su comportamiento errado y menos que estemos obligados a asimilar lo que dicen o hacen. Es uno de los aspectos que debe asumir el líder en el trabajo seglar y en el plano eclesial.

Ahora, sin proponérselo"como puede ocurrir con su vida"algunas circunstancias que rodeaban a José despertaron los celos y animadversión de sus hermanos. "Y amaba Israel a José más que a todos sus hijos, porque lo había tenido en su vejez…"(Génesis 37:3).

¿Se da cuenta qué ocurre cuando alguien advierte preferencias alrededor? Emergen la envidia y un deseo sutil pero contundente y peligroso de causar daño a quien en la mayoría de los casos es inocente y recibe todas las atenciones.

Es un fenómeno universal. Ocurre en las empresas, en entidades académicas y también en la iglesia.

El recibir reconocimiento de su progenitor, llevó a que en la vida de José aparecieran los malos momentos porque sus hermanos "le aborrecían, y no podían hablarle pacíficamente"(versículo 4 b).

La prudencia, esencial en el líder

Cuando hay alrededor quienes expresan animadversión hacia usted, lo menos aconsejable es compartirles experiencias exitosas. Este hecho avivará la molestia que les embarga. ¿Qué hacer? La prudencia nos recomienda guardar silencio en estos casos. Al fin y al cabo, ¿qué gana usted proclamando sus logros? Aún si guarda silencio, tales logros hablarán por si solos poniendo de relieve sus ejecutorias.

Con la mejor de las intenciones y fruto de la nobleza de José, compartía a todos lo que acontecía en su vida. "Y soñó José un sueño, y lo contó a sus hermanos; y ellos llegaron a aborrecerlo más todavía"(Génesis 37:5).

Lo que soñaba, lo que pensaba, lo que hacía, todo se conjugaba en una sumatoria de motivos para que sus hermanos pusieran tropiezo a su desenvolvimiento(lea por favor los versículos 8 y 11).

Un hecho que cabe resaltar en este punto del análisis es que José no permitió que el resentimiento tomara forma en su corazón. Una pauta de Vida Cristiana Práctica que le invitamos a asumir: pida a Dios la prudencia y sabiduría necesarias para enfrentar exitosamente cualquier ataque producto de la envidia, que se produzca a su alrededor.

Hacer caso omiso de este principio dimensionará sin razón las diferencias que hayan con quienes le envidian hasta convertirse en un problema de impredecibles consecuencias.

Volvamos a José. Sus problemas no pararon solo en la molestia que despertaba en sus familiares. En cierta ocasión que iba camino de Dotán, en donde apacentaban ovejas, se encontró a boca de jarro con un incidente que cambió dramáticamente el curso de su historia. "Cuando ellos lo vieron de lejos, antes que llegara cerca de ellos, conspiraron contra él para matarle"(Génesis 37:18).

¿Quién sufre más? Sin duda quien guarda rencor. No solo recogerá aquello que siembra sino que además, tal actitud se reflejará en su propia salud y estado de ánimo. El veneno que acompañaba a los hermanos de José, les llevó a venderle como esclavo a un grupo de comerciantes ismaelitas que iban camino de Egipto (versículo 18). Estos a su vez lo vendieron a Potifar, oficial de Faraón, máximo gobernante egipcio.

Bendecidos para bendecir

Un hombre o mujer de Dios se convierte en instrumento de bendición donde quiera que vaya. La presencia del Altísimo nos acompaña y se reflejará en todo cuanto hagamos.

Aún en medio de la adversidad, nos permitirá bendecir a quienes nos rodean: en el hogar, en la universidad, en el trabajo y en la iglesia.

¿Dejó solo Dios a José? En ningún momento. Por el contrario, bendijo todo lo que tocaba. "Más Jehová estaba con José, y fue varón próspero; y estaba en la casa de su amo el egipcio"(Génesis 39:2).

¿Un jefe o superior jerárquico difícil? No faltarán donde quiera que estemos. Sin embargo si Dios marcha con nosotros, ocurrirá lo que con José y que se reflejó en su lugar de trabajo: "Así halló José gracia en sus ojos…"(versículo 4).

Hay un texto que me parece muy significativo y lo comparto con ustedes, tomado de una versión popular: "Sabemos que Dios obra en toda situación para el bien de los que lo aman, los que han sido llamados por Dios de acuerdo a su propósito"(Romanos 8:28. Nuevo Testamento: la Palabra de Dios para todos".

Es probable que sienta soledad. Quizá ha razonado que en medio de las circunstancias adversas, ni siquiera puede escuchar la voz de Dios. Pero está equivocado. A pesar de los densos nubarrones, nuestro Padre nos acompaña. No nos deja solos y, sin duda, no lo hará. ¿Una razón? Guardó a José en todo instante:

"…Jehová bendijo la casa del egipcio por causa de José, y la bendición de Jehová estaba sobre todo lo que tenía, así en casa como en el campo"(Génesis 39:5).

La transparencia moral en la vida del líder

Que alguien alrededor tenga un desliz moral nunca será tan cuestionado como cuando el protagonista no es alguien del común sino quien ocupa una posición de liderazgo, en la iglesia o en el plano secular.

De un evangelista internacional escuché decir que jamás se dejaba acompañar de una dama porque, señalaba: "Alguien podría tomar una fotografía y publicarla en los diarios aduciendo adulterio en mi vida".

¿Se va a los extremos? Creo que no. Por el contrario, es una forma sensata de cuidar su desenvolvimiento. No olvide que las personas que nos rodean esperan el más mínimo error para cuestionarnos.

Una oración que no debe faltar jamás en nuestro devocional, es pidiendo a Dios la fortaleza para vencer la tentación.

José experimentó una situación crítica cuando Satanás se atravesó en su paso, poniendo un motivo de hacerle caer. "Aconteció después de esto, que la mujer de su amo puso sus ojos en José, y dijo: Duerme conmigo, y él no quiso…"(Génesis 40:7, 8).

Las estratagemas de Satanás son tremendas; no en vano advirtió el apóstol Pedro:" Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar;"(1 Pedro 5:8).

Una vez el enemigo se da a la tarea de poner tropiezos, no descansará hasta encontrar el momento oportuno para producir nuestra caída. Por esa razón es necesario permanecer tomados de la mano del Señor Jesucristo.

Observe lo que desencadenó el mal deseo de la mujer de Potifar: aprovechó un momento que consideró oportuno y "… lo asió por su ropa, diciendo: Duerme conmigo. Entonces él dejó su ropa en manos de ella, y huyó y salió"(Génesis 39:12).

Como consecuencia de la calumnia, el joven israelita experimentó un nuevo vuelco en su existencia: "Y tomó su amo a José, y lo puso en la cárcel, donde estaban los presos del rey, y estuvo allí en la cárcel. Pero Jehová estaba con José y le extendió su misericordia, y le dio gracia en los ojos del jefe de la cárcel"(versículos 20, 21). Allí también se apreció lo que en casa de Potifar: por amor a José, Dios prosperó al carcelero.

El manejo de la desilusión

Algo a lo que no podemos sustraernos y menos quien está matriculado "En la escuela de Dios" camino al liderazgo, es que siempre encontraremos en el camino a los ingratos. Personas que no valoran lo que hagamos por ellos.

Su insensibilidad les lleva a sentir que, cuanto hicimos a su favor, es mínimo o no vale la pena considerarlo. Es el tipo de situaciones que debemos aprender a manejar en nuestro desenvolvimiento cotidiano.

¿Ejemplos claros? José y dos personas a las que cuidó en la cárcel. Uno era el copero de Faraón y el otro, su jefe de panaderos. Al primero le interpretó un sueño, por obra de Dios, que resultó para bien del hombre; al segundo, se le cumplió el anuncio pero en detrimento de su vida porque fue ajusticiado por orden del monarca.

A quien servía las copas en palacio, José le recomendó: "Acuérdate, pues, de mi cuando esté bien, y te ruego que uses conmigo de misericordia, y hagas mención de mi a Faraón, y me saques de esta casa. Y el jefe de los coperos no se acordó de José, sino que le olvidó"(Génesis 40:14, 23).

La gloria toda sea a Dios

¿Ha visto líderes que se roban toda la gloria y estando en la cumbre del éxito se olvidan de Dios y de que fue El quien les ayudó a ascender? Probablemente si. Hay pastores, obreros y hombres que parecen atribuir a sus méritos y no al poder divino, los logros que cosechan en su desenvolvimiento eclesial o secular.

Con el paso del tiempo, Faraón tuvo un sueño ¿Recuerda el incidente bíblico? Sí, está en lo correcto. Soñó con siete vacas flacas que devoraban igual número de vacas gordas y, a continuación, con siete espigas menudas que se tragaban a siete de buen tamaño y producción. La situación despertó preocupación en el gobernante.

En tales circunstancias, el jefe de los coperos le dijo al recordar su período en la cárcel: "Estaba allí con nosotros un joven hebreo, siervo del capitán de la guardia; y se lo contamos, y él interpretó nuestros sueños, y declaró a cada uno conforme a su sueño"(Génesis 41:12).

Aquí viene lo interesante. Cuando el joven hebreo fue llevado a presencia del monarca para resolver el asunto, "Respondió José a Faraón, diciendo: No está en mi; Dios será el que de respuesta propicia a Faraón"(versículo 16).

Pregúntese ahora cuántas veces ha robado a Dios el lugar de primacía que le corresponde. Es probable que como líder o siervo disfrute de los momentos de reconocimiento, pero es a El a quien debemos exaltar. Nunca olvide que usted y yo somos solo eso, siervos que cumplen una misión. La honra y gloria corresponden al Supremo Hacedor.

Capítulo 10

El líder se prepara para ejercer el liderazgo

Roboam fue un rey joven de la antigüedad. Joven, brillante y ambicioso. Su árbol genealógico era estupendo: bisnieto del rey David e hijo del rey Salomón. Asumió el poder cuando tenía algo más de cuarenta años, en el año 997 a.C.

¿Qué podemos decir de este joven monarca? Que estaba signado para ser un triunfador. El reino al cual iba a gobernar era sólido en el plano económico y militar. Gozaba de reconocimiento internacional y tenía enfrente una brecha para consolidarse como uno de los más fuertes en toda la historia de la humanidad; sin embargo terminó en división y fracaso.

¿La razón? El relato lo podemos leer en el primer libro de Reyes, capítulo 12, versículos del 1 al 33. Allí encontramos la respuesta: Roboam no estaba preparado para tres cosas. La primera, para asumir el poder y ejercerlo con equilibro; la segunda, para tomar decisiones oportunas, acertadas y eficaces asido de la mano de Dios, y tercera, para proyectar su reino hacia el futuro.

No se trata de un capítulo aparte en el devenir histórico, por el contrario, se repite con mucha frecuencia.

A posiciones de liderazgo llegan hombres y mujeres que no tienen la preparación suficiente, y a la incapacidad que les asiste añaden otro ingrediente: la auto suficiencia. No quieren depender ni de Dios ni del hombre y desechan todo consejo. Quien está revestido de estas dos características está condenado al fracaso.

Un líder no es pretencioso

Cuando José interpretó los sueños del Faraón, en los que además de siete años de prosperidad se avecinaban otros siete de hambruna y de miseria en el territorio, tal como lo leemos en el capítulo 41 del libro del Génesis, tenía la enorme responsabilidad de proponer una alternativa que librara a Egipto de una crisis financiera de impredecibles consecuencias, la que iría acompañada por la muerte de sinnúmero de personas.

Aunque tenía todas las posibilidades del mundo de sacar ventaja de la situación, sin mayores pretensiones recomendó al gobernante egipcio: "Por tanto, provéase ahora Faraón de un varón prudente y sabio, y póngalo sobre la tierra de Egipto. Haga esto Faraón, y ponga gobernadores sobre el país, y quinte la tierra de Egipto en los siete años de abundancia…"(versículos 33, 34).

Además de demostrar que pensaba en el ahora y también en el mañana, José planteó un plan a seguir. No pretendió obtener beneficios personales. Sin duda, una marcada vocación de servicio.

Aquí vale la pena hacer un paréntesis. En su vida personal y en la posición de liderazgo que ejerce, ¿ha visualizado qué puede ocurrir a vuelta de seis meses, en un año o quizá en una década? Es a esta característica que llamamos visión.

¿Tiene usted visión? Es esencial que se formule este interrogante y a la vez, busque una respuesta. De ella depende en gran medida el futuro de su liderazgo.

De plebeyo a Gobernador

José encarna la historia apasionante de un hombre que pasó de extremas condiciones de precariedad siendo plebeyo y peregrino a gobernante egipcio. Es como en el argumento de una novela de nuestros tiempos.

"El asunto pareció bien a Faraón y a sus siervos, y dijo Faraón a sus siervos:¿Acaso hallaremos a otro hombre como este en quien esté el Espíritu de Dios? Y dijo Faraón a José: Pues que Dios te ha hecho saber todo esto, no hay otro entendido ni sabio como tu. Tú estarás sobre mi casa, y por tu palabra se gobernara todo mi pueblo; solamente en el trono seré yo mayor que tu"(Génesis 41:37-40).

De esta manera llegó a tener poder sobre todo el territorio egipcio (versículo 41), fue vestido con atuendo real (versículo 42), y le permitió emparentar con la corte faraónica (versículo 45).

El líder obra con equilibrio

Un refrán popular en Latinoamérica identifica el comportamiento de algunos líderes: "El que nunca ha tenido y llega a tener, loco se quiere volver". Con esta frase tipifican a quienes no saben disfrutar y utilizar aquello que logran. También, arruinan lo que consiguen.

El líder cristiano o secular debe aprender a ejercer el poder. La autoridad no es imposición; se asocia más con motivación. Es comprometer a quienes nos rodean con la visión, misión y propósitos que nos asisten.

En José se manifiesta este grado de motivación a los demás y cordura en sus actuaciones.

"Recogió José trigo como arena del mar, mucho en extremo, hasta no poderse contar, porque no tenía número"(Génesis 41:49).

¿Cuál era el propósito de recoger tanto alimento? Proveer para el largo período de escasez que se avecinaba: "Y de toda la tierra venían a Egipto para comprar de José, porque por toda la tierra había crecido el hambre"(Génesis 41:57).

El líder frente al pasado

Hace algún tiempo vi una extraordinaria película. Se llama "El Chico" y la protagoniza Bruce Willis. ¿Por qué razón califico este filme de extraordinario? Por el mensaje que encierra.

Es la historia de un hombre que, una vez realizado como profesional, de pronto se ve confrontado con su pasado; específicamente con la infancia.

El reencuentro con el niño que lleva dentro le permitió identificar escenas traumáticas que se reflejaron en su presente. Solo de esta manera pudo encontrar el equilibrio necesario para alcanzar la realización personal.

Algo similar ocurrió con José. Las circunstancias llevaron a sus hermanos a viajar a Egipto. Las vueltas de la vida le llevaron a confrontarse cara a cara con quienes le vendieron como esclavo, años atrás: "Y José cuando vio a sus hermanos, los conoció; mas hizo como que no los conocía, y les habló ásperamente, y les dijo:¿De dónde habéis venido? Ellos respondieron: De la tierra de Canaán, para comprar alimentos. José, pues, conoció a sus hermanos; pero ellos no le conocieron"(Génesis 42:7, 8).

Algo que evidenció en su vida fue el perdón. ¿Cuál fue la razón para que tratara duramente a sus hermanos? El deseo de conocer más de los acontecimientos de sus vidas desde el momento en que se separó de ellos. Pese a su reacción, en apariencia distante, les ayudó como podemos leer desde los 42 al 48.

No les guardó rencor, por el contrario, les perdonó y les ofreció una nueva oportunidad. "Y dijo José a sus hermanos: yo soy José;¿vive aún mi padre? Y sus hermanos no pudieron responderle, porque estaban turbados delante de él. Entonces dijo José a sus hermanos: Acercaos ahora a mi. Y ellos se acercaron. Y él dijo: Yo soy José vuestro hermano, el que vendisteis para Egipto. Ahora pues, no os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; porque para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros"(Génesis 45:4-8).

Dios premio su perseverancia. Todos los acontecimientos obraron a su favor aunque al principio no parecía que nada bueno pudiera ocurrir. Se tornó realidad en José el postulado bíblico: "Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados"(Romanos 8:28).

Capítulo 11

Una misión específica para alguien específico

En la pantalla del televisor pasan las imágenes, primero del entorno selvático, y de fondo, la playa que lleva a un mar azul, tranquilo e infinito. Después, un acercamiento rápido de la cámara permite ver el rostro del hombre que sonríe mientras deja escapar unas lágrimas que se pierden en espesa barba espesa. Es un sobreviviente de un conjunto de doce personas que concursaron por ganar un premio de quinientos dólares.

A primera vista nadie explica el por qué de las lágrimas. Pero si usted conoce el contexto de la historia, se dará cuenta que participó junto con tres mil personas más en diferentes ciudades del país, para lograr la selección entre los aspirantes a sobrevivir a circunstancias difíciles en una isla distante. Una versión moderna de Robinson Crusoe, sólo que ahora hay cámaras de televisión por todos lados que llevan a la audiencia hasta el más mínimo detalle de cuanto ocurre en el lugar.

Los días se sucedieron con rapidez para la inmensa ola de teleespectadores que estaba frente al televisor cada noche después de las ocho. Para aquellos hombres y mujeres los días fueron excesivamente largos. No veían la hora en que terminara su odisea. Unos, para regresar tristes a casa, otros, para recibir un estímulo económico, y uno solo, para obtener la suma de dinero que lo motivó a enfrentar y sobreponerse a mil penurias.

Los realitys están tomando fuerza en el mundo entero. Millares de personas se inscriben para ser parte de las eliminatorias y selección. Hacen lo que esté en sus manos para ganar. Su más caro anhelo es participar y llegar hasta el final.

¿Imagina qué ocurriría si el llamamiento de hombres y mujeres a cumplir misiones específicas en circunstancias adversas tuviera tanta acogida? La respuesta es sencilla: el mundo no tendría problemas. Todo marcharía a las mil maravillas.

Sin embargo la realidad es otra. Si hay algo que encuentra resistencia es hacer algo, por si mismo y por los demás. ¿Ha visitado a alguien que habita zonas marginales de cualquier ciudad latinoamericana? Muchos se levantan cada día con un deseo indeclinable de sobreponerse a los problemas; una buena cantidad prefiere seguir así. No quieren esforzarse en lo más mínimo para salvar los obstáculos y atravesar el muro de las situaciones contrarias que les impiden salir adelante.

Alguien llamado a ser diferente de los demás…

Un líder es alguien distinto de los demás, así no se lo proponga. Su visión de la vida es diferente. Incluso su forma de pensar y de actuar, difiere de las concepciones que asisten a quienes le rodean. A algunos los caracteriza una perspectiva que razona y se mueve, no para el presente sino sentando bases para el futuro. Hay quienes son osados, obran midiendo consecuencias o tal vez con demasiada rapidez sin detenerse a calcular lo que podrían desencadenar sus acciones. Con virtudes y defectos, logran el cometido para el que fueron llamados, bien por sus superiores en el plano secular, o por Dios mismo, cuando se trata de alguien que sirve en la extensión del reino del Señor aquí en la tierra.

Moisés brilla con luz propia en la galería de hombres que sirvieron en un espacio específico de la historia de la humanidad. Su desempeño ejerció una poderosa influencia en los acontecimientos que rodearon al pueblo de Israel en su tránsito temporal por Egipto y su posterior establecimiento en la "tierra prometida".

¿Qué tarea le correspondió? Aliviar la carga impuesta por los egipcios quienes "… pusieron sobre ellos comisarios de tributos que los molestasen con sus cargas; y edificaron para Faraón las ciudades de almacenaje, Pitón y Ramesés. Pero cuanto más los oprimían, tanto más se multiplicaban y crecían, de manera que los egipcios temían a los hijos de Israel. Y los egipcios hicieron servir a los hijos de Israel con dureza, y amargaron su vida con dura servidumbre, en hacer barro y ladrillo, y en toda labor del campo y en todo su servicio, al cual los obligaban con rigor."(Éxodo 1:11-14).

No era una encomienda fácil; por el contrario, era de las más difíciles que un ser humano pueda asumir. Enfrentó problemas consigo mismo cuando quiso "hacer las cosas para Dios" pero a su manera; la incomprensión de sus congéneres a quienes buscaba liberar; la persecución de aquellos con quienes creció y en cuyo círculo real se desenvolvió por mucho tiempo, hasta llegar a una etapa crucial: el destierro.

Cuando alguien me comparte respecto a su desánimo por la situación que experimenta, no puedo menos que animarlo y caminar con él, a través de las páginas de la Biblia, hasta escenas como la de Moisés al nacer. Estaba condenado a ser un fracaso, sin embargo venció. ¡Dios estaba con él!, y eso es más que suficiente para asegurar que ningún obstáculo nos detendrá.

Por encima de la persecución

Cuando Dios escoge a alguien para que le sirva, ajusta cuidadosamente todas las condiciones que rodean su existencia para que cumpla el propósito para el que lo llamó. La orden real era que las parteras debían dar muerte a todo varón hebreo que naciera en el territorio. (Éxodo 1:15, 16). "Pero las parteras temieron a Dios, y no hicieron como les mandó el rey de Egipto, sino que preservaron la vida a los niños."(versículo 17). La fidelidad de estas mujeres al Señor llevó a que recibieran bendición(versículos 20, 21).

Es probable que usted haya sentido una y mil veces que va a desfallecer ante la concatenación de problemas que ponen obstáculos al desenvolvimiento ministerial que Dios le encomendó. Probablemente en el trabajo secular advierte que todo se encuentra ensombrecido. Muchos le persiguen, difaman, buscan oportunidad para hacerle tropezar y de inmediato levantar un dedo acusador en su contra. Pero aún cuando todo luzca poblado de densos nubarrones a su alrededor, no es hora de renunciar.

En momentos así, recuerde que usted sirve a un Dios de poder que está en control de todas las cosas y que si marcha en el centro mismo de Su voluntad, dependiendo de El y no de sus propias fuerzas, saldrá airoso en cualquier tormenta que enfrente. ¡Usted es un vencedor!

La historia de Moisés es muy conocida. Primero, porque está en la Biblia, y segundo, porque alrededor de su nacimiento se han escrito muchos artículos, se han filmado películas e incluso se han realizado sinnúmero de tiras cómicas. El argumento de esta novela es sencillo: nace de una familia descendiente de Leví, su madre le escondió tres meses y luego lo arroja al río Nilo en una barquilla recubierta con brea. La intervención divina hace que la hija del Faraón descubra al pequeño y contrata, a la propia madre de Moisés, para que le prodigue cuidados. Ella lo cuidó hasta que fue joven y lo entregó a la corte faraónica (Éxodo 2:1-10).

Trabajando a "nuestra manera"

Hasta aquí todo ha transcurrido bajo un marco de normalidad. El problema surgió realmente cuando, al crecer y por razones que no especifica el texto bíblico, Moisés se entera de su procedencia hebrea. Confrontado por la realidad social y económica de su pueblo, sometido por aquel entonces a la dureza del trato egipcio, decidió actuar… pero lo hizo a su manera…

"En aquellos días sucedió que crecido ya Moisés, salió a sus hermanos, y los vio en sus duras tareas, y observó a un egipcio que golpeaba a uno de los hebreos, sus hermanos. Entonces miró a todas partes, y viendo que no parecía nadie, mató al egipcio y lo escondió en la arena."(Éxodo 2:11, 12).

Dios no le hizo ese encargo, por el contrario, fue el razonamiento de humano más que la dependencia divina, lo que llevó a Moisés a pensar que así debían ser las cosas. Y cometió un grave error. Días después, cuando vio a dos hebreos peleándose e intervino para evitar que se hicieran daño, recibió como respuesta las siguientes palabras: "… ¿Quién te ha puesto a ti por príncipe y juez sobre nosotros? ¿Piensas matarme como mataste al egipcio? Entonces Moisés tuvo miedo, y dijo: Ciertamente esto ha sido descubierto."(Éxodo 2:14).

Me asalta aquí una pregunta y estoy seguro que a usted también: ¿Cuántas veces obramos a nuestra manera y no conforme Dios lo dispone?¿Hemos buscado la ayuda del Señor para salir airosos en toda empresa?¿Cuáles han sido las consecuencias?

Si le ha ocurrido tal como a mi, que por avanzar conforme a mi visión y fuerzas, he chocado sinnúmero de veces para encontrarme de nuevo en el suelo, aturdido por el impacto y sin deseos de seguir adelante, entonces estoy seguro que me comprenderá.

Este sencillo hecho debe llevarnos a reevaluar de qué manera pensamos, nos movenos y actuamos. Seguramente encontraremos que es necesario aplicar muchos correctivos al desenvolvimiento; al principio será duro, pero conforme pasa el tiempo y aprendemos de los errores, descubriremos que lo más sensato fue hacer un alto en el camino, identificar en qué estábamos fallando y cambiar la ruta…

El desánimo, poderoso aliado de Satanás

Cuando enfrentamos la incomprensión, inmediatamente nos asalta el desánimo y en la mayoría de los casos, una fuerte ola de desesperanza.

Esa situación que tal vez ha vivido muchas veces, fue la que enfrentó Moisés. ¡Su propio puedo, aquél por el cual luchaba, levantaba un dedo acusador para sacarle en cara la muerte de un egipcio!

Se sorprendería al saber cuántas personas vuelven atrás en sus sueños, metas y propósitos como consecuencia del desánimo. También quedaría sin palabras al saber de cuántos pastores, obreros, misioneros y líderes no siguieron adelante porque enfrentaron la intolerancia de la congregación o por que nadie valoró sus esfuerzos.

¿Qué hacer? Seguir adelante. Nada nos puede detener. Si tenemos conciencia de haber sido llamados por Dios, es necesario que nos tomemos de Su mano y demos un nuevo paso. No fuimos llamados a la derrota sino a vencer. Esa es la característica con la que nos creó el Señor y que por el sacrificio de Jesús en la cruz, quedó reafirmada en nuestra vida.

Ahora, si volvemos a la escena, nos encontramos a un hombre lleno de incertidumbres, sobre quien pesa una amenaza de muerte de Faraón (Exodo 2:15 a). La reacción no se dejó esperar "…pero Moisés huyó de delante de Faraón, y habitó en la tierra de Madián."(versículo 15 b).

Sin proponérselo, forzado por las circunstancias, este líder en potencia entró en la Escuela de Dios, donde recibió la formación necesaria para cumplir los planes y propósitos del Señor en su existencia.

Capítulo 12

"Dios, ¿tengo las capacidades para asumir esta misión?"

Un líder frente a sus limitaciones

"¿Seré capaz de asumir ese reto?". Sin duda es la pregunta que se ha formulado muchas veces. Yo también. En general, todos. En uno u otro momento de la existencia, lo hacemos. Nos despierta temor vernos confrontados por un cambio que se avecina o tal vez, una tarea para la que consideramos que no tenemos las capacidades.

En sí el interrogante arroja resultados positivos. Nos permite evaluar hasta qué punto nos hemos preparado para asumir compromisos grandes. También pone de manifiesto nuestras falencias. Todo se traduce en puntos positivos y puntos en los que es necesario aplicar ajustes.

¿Sabía usted que muchas personas, una vez se encuentran dando vueltas a esta pregunta, se dan por vencidos sin haber siquiera comenzado a trabajar en aquello que les desafía y prefieren volver atrás, dejando incluso parte del trabajo que habían adelantado?

Cuando leemos acerca de la vida de Moisés es fundamental que aprendamos de todas las etapas por las que atravesó. En particular, su llamamiento nos pone frente a un espejo en el que probablemente nos miramos muchas veces asumiendo que tenemos limitaciones antes que valorar las enormes ventajas y posibilidades que nos asisten.

El patriarca israelita es muy cercano a nuestras vivencias. Si bien es cierto se constituyó en un gran líder, no nació así. Pagó el precio. Ese precio estuvo representado en el aprendizaje a partir de las dificultades, pero también, en aplicar ajustes una vez identificaba que un camino no era el más apropiado para alcanzar las metas propuestas.

Moisés: un líder que aprendió a esperar

El primer paso en su larga asignatura en la "Escuela de Dios", fue aprender el valor de la espera. El exilio fue el camino para que comprendiera que no todo se puede lograr inmediatamente y que hay una enorme brecha entre aquello que anhelamos y lo que finalmente se logra.

Generalmente imaginamos situaciones, con pelos y detalles, pero en la práctica las circunstancias son totalmente diferentes. Moisés no pudo liberar al pueblo israelita a su manera, por el contrario, debió huir y lo hallamos en el desierto…

¿Ha atravesado períodos de la vida en los que considera que sus metas quedaron atrás?¿Llegó acaso a sentir desánimo?¿Pensó que tal vez Dios se había olvidado de usted? Se preguntó, ¿de qué sirvió tanto esfuerzo? Si alguna de estas inquietudes le asaltó en alguna ocasión, seguramente comprenderá a Moisés.

Cuando creía que sus días terminarían escuchando el balido de las ovejas mientras que largas extensiones de desierto o quizá rocosas montañas serían lo último que vería, tuvo un encuentro personal con Dios. La espera había concluido. Igual con usted: es probable que esté a punto de rendirse y echar por la borda todos los sueños, metas y esperanzas que ha albergado por años. Cree que nada ocurrirá. Puede estar equivocado. Recuerde que, cuando estamos en el plan de Dios, cualquier cosa puede ocurrir. El llega en el momento oportuno, no cuando nosotros queremos…

En cierta ocasión, mientras cuidaba el rebaño de su suegro Jetro, llegó al monte de Roed. "Estando allí, el ángel del Señor se le apareció entre las llamas de una zarza ardiente. Moisés notó que la zarza estaba envuelta en llamas, pero que no se consumía, así que pensó: "¡Qué increíble!" Voy a ver por qué no se consume la zarza"(Éxodo 3:3. Nueva Versión Internacional).

Puede que en su caso específico no haya sido una zarza ardiendo sino otra señal la que utilizó el Señor para llamarle.

Escuché al Hermano Pablo, el evangelista latinoamericano que ha llegado por años a nuestros hogares con "Un mensaje a su conciencia", mientras relataba su llamamiento a la obra misionera.

Insiste que no quería. Consideraba que aquello no era para él. Y en visión pudo apreciar un campo de algodones florecidos. Las bellotas, conforme iban pasando los minutos, tomaron formas de rostros y entendió que era los hombres y mujeres de todos los países americanos en los que no se había predicado la Palabra. De pronto uno de ellos le dijo: "Ven, compártenos la Palabra".

Aquella imagen fue definitiva. Comprendió que aquel llamamiento al que se negaba era justamente lo que Dios quería para El.

En ocasiones el Señor nos llama de una manera inverosímil. Al fin y al cabo somos importantes delante de Su presencia, y el tratamiento es individual, único e irrepetible.

Tú eres el escogido

La idea que tenemos de un líder capaz es la misma que nos vendieron las películas o tal vez las telenovelas.

No sabemos de dónde sacó Moisés la imagen que tenía sobre las cualidades que debía reunir quien ejerciera liderazgo, pero evidentemente él no figuraba entre los elegibles.

Apenas Dios le habla desde la zarza, algo que él jamás imaginó ni siquiera pudo concebir, le compartió sus planes de liberar a los israelitas de la opresión egipcia. Inmediatamente le anuncia que los llevaría a buena tierra, fértil y próspera. Y concluye: "Así que disponte a partir. Voy a enviarte al faraón para que saques de Egipto a los israelitas, que son mi pueblo"(Éxodo 3:6-10. Nueva Versión Internacional).

Imagínese. Moisés no alcanzaba a salir de su asombro frente a las noticias, y encima, Dios le indica que él, Mosiés, sería el encargado de cumplir la tarea. No solo se sorprendió sino que estuvo a punto de sufrir un colapso.

Tal vez ha ocurrido con usted. En el plano secular recibió noticia sobre su promoción a un cargo que jamás siquiera pensó, o en la iglesia el pastor le confirma su designación en un ministerio para el cual considera que los demás están mejor preparados.

¿Qué hacer? Generalmente alguien que experimenta una sorpresa así, se niega. Lo más fácil es decir: "No puedo". Lo más complejo y verdaderamente valioso es decir:"Voy a hacerlo". Lo apenas aceptable es que diga: "Voy a intentarlo". Moisés se limitó a expresar su escepticismo: "¿Y quién soy yo para presentarme ante el faraón y sacar de Egipto a los israelitas?"(versículo 11).

Dios trata con nuestra vida

Es un hecho que humanamente miramos y en cierta medida nos dejamos llevar por las apariencias. Dios mira el corazón. No presta atención a lo que se aprecia a primera vista. Le interesa lo que hay dentro de cada uno. Esa es la razón por la cual, cuando llama a alguien, no mira lo que es ahora sino lo que podría a llegar a ser en sus manos.

¿Recuerda al Señor Jesús cuando llamó a los discípulos? El no reparaba en lo rustico de Pedro, lo ambicioso de Mateo o lo delicado de Juan. Veía en ellos a potenciales líderes que serían fundamentales en la tarea de extender el Reino de Dios.

En el proceso de prepararnos para una tarea, el Supremo Hacedor trata con nuestra vida. Eso fue exactamente lo que le anunció a Moisés: "Yo estaré contigo"le respondió Dios–. Y te voy a dar una señal de que soy yo quien te envía;: Cuando hayas sacado de Egipto a mi pueblo, todos ustedes me rendirán culto en esta misma montaña"(Éxodo 3:11).

Dios es quien concede la autoridad

Si algo me parece apasionante en el diálogo que sostiene el patriarca con el Padre, es la serie de inconvenientes que pone de presente. Primero, esgrimió la posibilidad de que no creyeran a su misión de sacar al pueblo israelita de Egipto porque, creía, desconocerían quién lo había mandado.

""Yo soy el que soy"respondió Dios a Moisés–. Y esto es lo que tienes que decirle a los israelitas: Yo soy me ha enviado a ustedes"(versículo 14).

Eso bastaba, pero a este pastor asombrado por su reto, no le pareció así. Desconocía o al menos no quería entender que Dios concede autoridad a aquél a quien envía.

Dios es quien provee los medios

En su rápido razonamiento sobre la forma de salirse del compromiso, Moisés salió al paso con un nuevo impedimento: ¿Qué ocurriría si no le creían?.

Dios inmediatamente le preguntó que tenía en su mano. Era una vara. ""Déjala caer al suelo"ordenó el Señor. Moisés la dejó caer al suelo, y la vara se convirtió en una serpiente. Moisés trató de huir de ella, pero el Señor le mandó que la agarrara por la cola. En cuanto Moisés agarró la serpiente, ésta se convirtió en una vara en sus propias manos."Esto es para que crean que yo el Señor, el Dios de tus padres, Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, me he aparecido a ti…""(Éxodo 4:3-6. Nueva Versión Internacional).

Dios mismo nos proveerá de los medios necesarios para que cumplamos la tarea cabal y exitosamente. No se preocupe por eso; preocúpese por disponerse para El.

Dios es quien concede la capacidad

Un tercer pretexto de Moisés fue su incapacidad física, específicamente en cuanto al habla. ""Señor, yo nunca me he distinguido por mi facilidad de palabra"objetó Moisés–. Y esto no es algo que haya comenzado ayer ni anteayer, ni hoy que te diriges a este servidor tuyo. Francamente, me cuesta mucho trabajo hablar"(Éxodo 4:10).

Con frecuencia Satanás nos vende la idea de que no tenemos las capacidades para desarrollar alguna tarea, bien en el plano secular o eclesial. Pero no es otra cosa que su estratagema para sacarnos del camino. Dios no busca hombres perfectos, porque quizá el orgullo los ha doblegado y no podrán cumplir su misión. Busca hombres que permitan el trato divino. Es a ellos a quienes puede moldear y a quienes usa en sus planes.

Por eso le respondió que El podría suplir esa situación. Y fue tajante: "Anda, ponte en marcha, que yo te ayudaré a hablar y te diré lo que debas decir"(versículo 12).

"¿Por qué a mi, por qué ahora?"

Esta frase popularizada entre quienes rehuir grandes responsabilidades, fue la que expresó Moisés como última alternativa. "Señor"insistió Moisés–, te ruego que envíes a otra persona"(versículo 13).

Hay quienes desprecian enormes oportunidades porque dimensionaron lo que creían eran sus limitaciones físicas, académicas o de liderazgo. Con el paso del tiempo se arrepienten.

El Señor tiene grandes planes para usted. Basta que se decida a serle útil. Es comprensible que sienta miedo, pero recuerde que Dios está en control de todo. No lo dejará solo. El velará por usted, y además, le ayudará a cumplir su misión…

Piénselo. Tal vez debe tomar esa decisión ahora. No tarde. Dios y el mundo le esperan para grandes misiones…

Capítulo 13

Un líder en la encrucijada

Tomar decisiones que cambien el curso de nuestra historia no ha sido fácil y seguramente nunca lo será. Decidir implica modificar cosas, hacer ajustes y reorientar planes.

Ahora sume otro ingrediente. A la complejidad de tomar una determinación acompañe un anuncio: el camino que le resta es difícil y jamás faltarán los obstáculos. ¿Le parece estimulante una situación así? Sin duda que no.

Moisés recibió instrucciones específicas del Señor para que abandonara Madián, en donde tras el exilio se encontraba cómodo con su familia, ¡para regresar a Egipto!.

"Y dijo Jehová a Moisés: Cuando hayas vuelto a Egipto, mira que hagas delante de Faraón todas las maravillas que he puesto en tu mano; pero yo endureceré su corazón de modo que no dejarán ir a mi pueblo"(Éxodo 4:21). El reto no solamente era muy grande sino que a la luz de la razón parecía no tener lógica.

Imagine por un instante la situación de un estudiante de seminario bíblico que recibe, justo cuando está cursando el último semestre, notificación de que una vez graduado debe ir a un sector rural distante de la ciudad. "No será fácil"advierte la comunicación"pero confiamos que Dios le acompañará en este propósito de plantar una nueva congregación en ese lugar. De momento se encontrará con una familia de creyentes. Son los únicos".

Sobra decir que llegar al sitio fue traumático. Era necesario viajar cinco horas en carro por una carretera sin pavimentar que más parecía una trocha. Los cinco cristianos, pertenecientes a una sola familia, le asignaron en medio de su pobreza una habitación donde abundaban toda suerte de bichos.

Fue de parcela en parcela predicando y después de dos años y tres meses, se reunían en los cultos dominicales, treinta y dos personas.

¡Ahora sí encontraba sentido a la misión que le habían encomendado!.

Justo en esas condiciones le envían una nueva carta. Debe desplazarse a la capital para iniciar trabajo en un barrio marginal. Allí no hay ningún creyente conocido, pero la denominación desea plantar una iglesia en el sector.

¿Qué hacer? ¿Renunciar? ¿Seguir adelante? Ese es el punto crucial. Es tanto como caminar en medio de una encrucijada.

Las asignaturas complicadas en la Escuela de Dios

Cuando tenemos la firme determinación de estar en el centro mismo de la voluntad del Señor, es necesario cursar las asignaturas más complicadas. Usted lo sabe, lo ha sabido siempre y si no es así, es probable que actualmente esté aprendiendo el precio que debe pagar quien se matricula en la Escuela de Dios.

Nadie que no haya sido tratado de manera personal por el Creador, podrá aspirar a grandes misiones.

El hecho de que haya recibido una orden directamente del Supremo Hacedor, no significa que todos atenderán sus instrucciones. Así es que no manifieste extrañeza cuando aquellos a quienes enseña en la congregación o quizá en un grupo de estudio bíblico, expresan rebeldía. Es previsible. Ocurre cuando algo choca contra sus concepciones de siempre. No quieren recibir algo nuevo.

¿Comprende ahora lo que podía sentir Moisés? Su condición emocional no era la mejor. "Entonces el rey de Egipto les dijo: Moisés y arón, ¿por qué hacéis cesar al pueblo de su trabajo? Volved a vuestras tareas"(Éxodo 5:4).

La corte faraónica no esperaba que alguien diferente a sus magos les hablara de deidades. Y más tratándose de Moisés que había sido de la realeza y fruto de dar muerte a un egipcio, se había dado a la fuga.

Luis Sánchez, quien lidera una creciente congregación del sur de Santiago de Cali insiste en lo complicado que resulta a un ex pandillero, quizá a un ex delincuente o otrora borracho o adúltero predicar una vez se convierte a Jesucristo. ¿La razón? Quienes están alrededor desestiman sus mensajes o piensan que el cambio será transitorio. Están a la expectativa de que caigan en pecado. Sencillamente no lo pueden concebir.

En respuesta a la exhortación de Moisés, el Faraón impuso nuevos trabajos y más pesados que los anteriores a los israelitas, por aquél tiempo esclavos (Éxodo 5:5-11).

Rechazado por su pueblo

Con frecuencia recuerdo la historia de un pastor a quien le correspondió una dura tarea: plantar una iglesia en un sector popular de una ciudad. No fue fácil. Llegar con el evangelio de Jesucristo a gente sumida por mucho tiempo en las tradiciones, no hizo otra cosa que generar rechazo.

Finalmente, cuando ya tenía un buen número de congregantes, alguien se levantó en división. Lo dejaron literalmente solo y para destruir su ministerio, tres personas del liderazgo levantaron calumnias. Le tocó comenzar de nuevo.

El día que literalmente me sacaron del templo, descubrí el enorme dolor que despierta ser rechazado por aquellos por quienes sufriste desvelos y situaciones complicadas"me dijo.

A Moisés la escena no le fue ajena. "Y encontrando a Moisés y a Aarón, que estaban a la vista de ellos cuando salían del Faraón, les dijeron: Mire Jehová sobre vosotros, y juzgue; pues nos habéis hecho abominables delante de Faraón y de sus siervos, poniéndoles la espada en la mano para que nos maten"(Éxodo 5:20, 21).

El impacto debió ser demoledor para el patriarca. Es probable que se preguntara si valía la pena tanto esfuerzo. "¿Qué gano yo a cambio de esta tarea?", se preguntaba mientras miraba el desierto a lo lejos.

¿Se ha preguntado acaso de qué sirven sus desvelos? Es probable. Pero recuerde como líder que, justo cuando llegan las circunstancias adversas es cuando debe volver su mirada al Señor en procura de ayuda.

En las fuerzas de Dios, no en las nuestras

El líder que permite que las cargas producto de su labor ministerial o secular se acumulen y busca resolverlas a su manera, probablemente desistirá de las tareas a su cargo o se dará por vencido con la firme decisión de no intentarlo nuevamente jamás.

¿Qué hacer en casos así? ir a nuestro Padre en procura de su ayuda, como hizo Moisés.

"Entonces Moisés se volvió a Jehová, y dijo: Señor, ¿por qué afliges a este pueblo?¿Para qué me enviaste? Porque desde que yo vine a Faraón para hablar en tu hombre, ha afligido a este pueblo; y tu no has librado a tu pueblo"(Éxodo 5:22, 23).

Dios no espera que luchemos en nuestras fuerzas sino en las de El. Este principio bíblico tiene aplicación tanto en nuestro desempeño eclesial como secular. Es una pauta que debemos tornar práctica. Los resultados no se harán esperar, como ocurrió con Moisés:

"Jehová respondió a Moisés: Ahora verás lo que yo haré a Faraón; porque con mano fuerte los dejará ir, y con mano fuerte los echará de su tierra"(Éxodo 6:1).

Es necesario que aprendamos a desarrollar una confianza plena en Aquél que tiene control de absolutamente todas las cosas y nos puede ayudar a superar las crisis, cualesquiera que sean.

La decisión como alguien que sirve a Jesucristo y tal vez está en una encrucijada, es dejar en manos del Señor sus cargas y no dar lugar para que el desgano o la desilusión ganen terreno. ¡Usted puede lograrlo!

Cambie su concepción de "todo-lo-puedo" de quienes luchan a su manera con los obstáculos y no en las pautas y principios trazados por el Señor.

Capítulo 14

La dura tarea de subir la montaña

¿Alguna vez escaló una montaña? Sin duda descubrió que conforme salvamos la distancia que nos separa de la cima, las dificultades para avanzar y respirar son mayores. La presión, el viento y otros factores ajenos a nuestro manejo, tornan imposible desplazarnos con la rapidez que anhelamos.

La imagen de un hombre o mujer subiendo a una cumbre es la mejor ilustración sobre las múltiples tentaciones que asaltan a un líder cuando cumple una misión. Hay quienes desisten rápidamente y, así hayan andado la mitad del trecho, vuelven atrás. Otros se desaniman porque consideran que "todavía falta mucho" para llegar al punto más alto y no persisten. Un buen número prosigue la marcha pero influidos por sus compañeros, llegan a considerar que las jornadas son muy difíciles. El grupo que llega a la cresta de la montaña es reducido, sino es que solamente uno solo lo logra.

¿Ha experimentado una situación similar? Entonces comprenderá los complejos momentos que atravesaron Moisés y Aarón en el proceso de librar a los israelitas del cautiverio egipcio.

No se desespere ¡Dios lo respalda!

Graciela Fleytas es una misionera argentina de las Asambleas de Dios asignada a Mozambique, en el África. Llegó al lugar con una y mil iniciativas que pronto encontraron resistencia. Entre ellas la creación de un orfanato y de un hospitalito.

Emprender la tarea no ha sido fácil. Por el contrario, en un mundo animista como el que habita en ese continente, problemas y obstáculos son lo que encontró a su paso. Pero no se dejó vencer. Avanzar asida de la mano del Señor Jesús constituyó la base para sobreponerse a la adversidad.

¿Qué descubrió en su ministerio? Que si Dios da la visión, el concede la provisión y asegura la bendición. Tres elementos determinantes para toda persona que asume una enorme misión. ¿Quién permitirá materializar la misión? El Señor mismo.

¿Recuerda dónde quedamos en las lecturas sobre la difícil tarea asignada a Moisés? Pues bien, sus tropiezos iniciales no fueron nada comparado con lo que vendría. Tales hechos y la forma como los enfrentó representan un ejemplo para nosotros hoy.

Los primeros versículos del capítulo 7 del Éxodo nos revelan aspectos sumamente interesantes que le invito a considerar y a aplicar en su vida.

"Toma en cuenta le dijo el Señor a Moisés que te pongo por Dios ante el faraón. Tu hermano Aarón será tu profeta. Tu obligación es decir todo lo que yo te ordene que digas; tu hermano Aarón, por su parte, le pedirá al faraón que deje salir de su país a los israelitas. Yo voy a endurecer el corazón del faraón, y aunque haré muchas señales milagrosas y prodigios en Egipto, él no les hará caso. Entonces descargaré mi poder sobre Egipto; ¡con grandes actos de justicia sacaré de allí a los escuadrones de mi pueblo, los israelitas! Y cuando yo despliegue mi poder contra Egipto y saque de allí a los israelitas, sabrán los egipcios que yo soy el Señor."(Exodo 7:1-5. Nueva Versión Internacional).

Representamos a Dios mismo

Colóquese por un instante en los zapatos de Moisés. Aquél que todo lo puede le encomendó una misión. En ningún momento le prometió que sería fácil; por el contrario, es a través de la dura experiencia de estar matriculado y cursando asignaturas en la "Escuela de Dios", que aprendió sobre los alcances de su nueva condición.

Al decir sí al llamamiento divino, se convirtió en Su representante ante Faraón.

Moisés fue puesto "por Dios ante el faraón". Son las credenciales del Todopoderoso las que confieren autoridad y las posibilidades para desarrollar el trabajo propuesto. No es en nuestras fuerzas, sino en las de Dios.

Quizá usted oró por un trabajo. El se lo proveyó. Hoy siente que no puede. ¿Quién respondió a sus oraciones? El Señor mismo. Es sabio y por tanto, abrirá una salida a vista suya. No está solo ni en un laberinto del que no puede salir.

¿Ejerce el liderazgo en una iglesia y siente que no puede seguir adelante?¿Todos están en contra suya?¿Enfrenta la intolerancia y la incomprensión? Es posible vencer. Usted es el representante de Dios. ¿Acaso no depende de Él? Entonces, ¿qué impide que alcance los objetivos de la misión que recibió?.

Nuestra obligación: Cumplir aquello que dispuso Dios

El Señor no necesita que le demos "una ayudadita". El es poderoso para hacer cuanto se ha propuesto. Empujar junto a Dios no es otra cosa que poner un obstáculo atravesarnos en Su camino. Es necesario dejarlo que obre.

Dios fue claro con Moisés: "Tu obligación es decir todo lo que yo te ordene que digas; tu hermano Aarón, por su parte, le pedirá al faraón que deje salir de su país a los israelitas".

¿Ha intentado hacer las cosas a su manera creyendo que Dios le respaldará? La advertencia del Supremo Hacedor fue clara: el patriarca debía limitarse a hacer aquello que se le había ordenado. Igual nosotros. Obediencia es una de las palabras clave para un ministerio exitoso.

Partes: 1, 2, 3, 4
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