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Estado de la investigación sobre calidad de vida

Enviado por arlettepichardo


    1. Resumen
    2. Desarrollo
    3. Conclusiones
    4. Bibliografía básica recomendad

    Resumen

    A partir de una intensa y exhaustiva búsqueda de bibliografía, – tanto por medio físicos, como virtuales – se realiza un recorrido por la producción de conocimientos, informaciones y experiencias sobre calidad de vida. En particular, lo que se refiere a la calidad de vida de las personas. A pesar que se ha tratado de hacer un recuento lo más completo posible; no – necesariamente – se ha logrado incluir y abarcar la cantidad y diversidad de producción sobre el tema.

    El recuento bibliográfico incluye una clasificación de los principales textos localizados; así como, un balance del contenido de los mismos, en términos de aportes, potencialidades, vacíos y limitaciones. A partir de lo cual es posible identificar aristas de investigación, de utilidad para el futuro esclarecimiento del papel de la calidad de vida humana en el conocimiento y el desarrollo.

    Palabras clave

    Investigación – Calidad de Vida – Desarrollo

    Introducción

    Calidad de vida es un concepto de relativo uso cotidiano, aunque sus referentes explícitos no siempre sean comparables y se utilice de manera indiscriminada para hacer referencia a estilos o formas de vida, o bien a nivel o estándar de vida (esto último, la mayoría de las veces referido a consumo de bienes). Para algunas personas, es un lujo de los países desarrollados; en particular de aquellos que a lo largo de su historia han realizado amplias inversiones en capital humano y capital social, así como en profundas transformaciones institucionales.

    Para otras, es una expresión ambigua que se presta a múltiples interpretaciones, o un concepto que por los grados de complejidad y dificultades en su aprehensión no merece ser definido o medido. Para una gran mayoría, calidad de vida es un concepto restringido a etapas últimas de la vida adulta, vinculada –en muchos casos – a enfermedades terminales o al uso del tiempo libre. Incluso, hay para quienes, calidad de vida es un sinónimo de vivir sin preocupaciones, ni complicaciones de ninguna clase.

    Desarrollo

    La definición de una vida "buena", ha estado presente en las preocupaciones del pensamiento económico y social desde los tiempos de Aristóteles. Adam Smith y Karl Marx, no desarrollan el concepto de calidad de vida, pero consideran al trabajo –aunque con concepciones diferentes y opuestas en cierto sentido – como la fuente de la riqueza y responsable de las condiciones de vida. De modo que, la preocupación por la calidad de vida atraviesa el debate de las ciencias humanas, en particular de la filosofía, la economía, la sociología y, más recientemente, de las ciencias de la salud y la educación.

    En una manera similar, la preocupación por la calidad de vida también ha estado presente en las preocupaciones por el desarrollo. Aparece tímidamente en la literatura de la década de 1950 en las sociedades industrializadas e irrumpe con relativa fuerza a finales de 1960 y principios de 1970. Especialmente, en vinculación con las teorías del bienestar y a búsqueda de articulación entre las políticas económicas y sociales e influenciado por los movimientos de calidad de los productos y prestación de servicios. Luego tiende a apagarse con la aparición del neoliberalismo, la preeminencia del reestablecimiento del equilibrio financiero y el surgimiento de los llamados "tigres asiáticos" como paradigma de conducción nacional.

    Aunque en la Conferencia de Estocolmo sobre el Medio Ambiente, en 1972, se plantea el tema de la calidad de vida; éste no aparece en la declaración correspondiente. Posteriormente, en Nuestro Futuro en Común (1987) – mejor conocido como el Informe Brundlant – en la Conferencia de Río´92 y las iniciativas posteriores vinculadas al desarrollo sostenible se retoma el interés por la calidad de vida, al introducir el componente generacional, rescatando su particularidad desde el punto de vista ambiental de la calidad del entorno y asociado – principalmente – al ámbito de experiencias locales y de planificación urbana.

    Una consideración explicita a la calidad de vida como finalidad del desarrollo sostenible, aparece en la Declaración de la Alianza para el Desarrollo Sostenible (ALIDES), suscrita por los Presidentes de Centroamérica y el Primer Ministro de Belice en 1994 y refrendada –posteriormente – por el Presidente de la República Dominicana.

    Asimismo, entre las recomendaciones del reporte de la Conferencia Europa Sostenible realizada en Bélgica, en 1995, se plantea el tema de calidad de vida. Sin embargo, en la Cumbre de las Américas, realizada en Bolivia, un año después, aunque el Informe Nacional de la Sociedad Civil de México, plantea el acceso a una mejor calidad de vida como uno de los temas para esa cumbre, el mismo no aparece recogido entre las resoluciones finales de dicha cumbre.

    La búsqueda de conocimientos, informaciones y experiencias sobre calidad de vida, está marcada por la presencia de una gran cantidad de bibliografía sobre el tema (libros, artículos en revistas y periódicos, seminarios, trabajos de tesis, planes y programas de desarrollo, documentos técnicos y otros). La mayoría de esa bibliografía se encuentra dispersa y aislada.

    Menciones y alusiones a calidad de vida son de uso frecuente en la vida académica y política. Incluso, como parte de títulos de artículos o noticias, pero luego no hacen referencia a qué entienden por ese concepto, o cuál es la relación con el tema central tratado.

    Una situación similar se observa en las experiencias prácticas de mejoramiento de la calidad de vida de grupos humanos específicos alrededor del mundo, un importante grupo de éstas no plantean un referendo teórico-conceptual explícito. Esta afirmación, por supuesto, que de modo alguno desmerita los notables aportes prácticos al mejoramiento de aspectos importantes de la calidad de vida de los grupos sociales a los cuales destinan sus acciones.

    La intensa, minuciosa y sistemática búsqueda de bibliografía realizada utilizando el Internet, por medio del buscador electrónico Google, muestra un incremento constante de bibliografía sobre calidad de vida. De hecho, a la fecha de redactar este ensayo, aparecen más de un millón de registros en el tema de calidad de vida, casi 100 mil en calidad de vida humana y cerca de un centenar en investigaciones sobre calidad de vida. En Monografías.com, aparecen 69 registros

    La literatura más difundida sobre calidad de vida se asocia tanto con fenómenos globales como el crecimiento económico (Clarke, 1977), el nivel de vida (Levi y Anderson, 1980 y Sen, 1987), el bienestar (Dasgupta, 1988), la expansión demográfica (Lassonde, 1997); como con los aspectos sectoriales del desarrollo, la productividad y los procesos y condiciones de trabajo (Drucker, 1983 y García, 1983), la vida en las ciudades (Velásquez, editor: 1988), la participación social y comunitaria, la práctica de vida saludable, la espiritualidad y la búsqueda de satisfacción de la felicidad o necesidades individuales (Morgan y Murgatroyd, 1994; Stanley, 1994; Holcombe, 1995; Diener, 1984) y se alude ampliamente a las dificultades para su medición (principalmente, Brock, 1995 y Milbrath, 1978), sin propuestas concretas de cómo resolver tales dificultades.

    Menciones interesantes a la calidad de vida como expresión del desarrollo integral y no tanto de la cantidad disponible de bienes y servicios se encuentran en Toffer (1970) y de manera reiterada en los difundidos Informes de Desarrollo Humano del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD -de 1990 en adelante). Por su parte, Iglesias (1993: 13) señala que las insuficiencias en calidad de vida y en la formación de recursos humanos se plantean como uno de los principales obstáculos para un desarrollo más moderno, más competitivo y más dinámico en el futuro. No obstante, en ninguno de esos casos se desarrolla una propuesta conceptual clara sobre tales conexiones.

    Tanto en publicaciones como en laboratorios, se encuentra una profusa literatura de investigaciones aplicadas de calidad de vida en el campo de la salud, lo que implica una redefinición -desde el punto de vista de la ética profesional- de las relaciones entre los profesionales de la salud y las personas aquejadas por enfermedades diversas, tales como dolencias respiratorias, trastornos neurológicos (el caso de la Epilepsia y el Mal de Alzheimer), enfermedades terminales (tales como el cáncer o el SIDA), el climaterio, personas con problemas de discapacidad, personas mayores, o bien con desórdenes traumáticos como producto de efectos de guerra u otras situaciones de violencia.

    De igual modo, se destacan los estudios en el campo de la educación, de manera especial ligados a poblaciones en condiciones especiales (Verdugo y Vicent, 2004; Verdugo, 1995 y 1998; Wild, 1999, Sander, 1990, entre otros).

    En de otro orden, se ubican trabajos referentes a calidad de vida enfocados en acceso a recursos y redes de información, espiritualidad, y condiciones de trabajo y migraciones. En las interrelaciones se destacan los trabajos sobre medio ambiente y calidad de vida; así como, bioética y calidad de vida .

    Con respecto a los esfuerzos por articular estudios de calidad de vida se destacan, tanto los trabajos auspiciados, como las publicaciones realizadas por The Internacional Society of Quality-of-Life Studies (ISQOLS) (http://www.cob.vt.edu/market/isqols). Dicha organización, del 10 al 14 de noviembre de 2004, lleva a cabo en Philadelphia, la Conferencia Internacional "Avanzando en Calidad de Vida en un mundo turbulento", con el propósito de incrementar el conocimiento de los estudios sobre calidad de vida, involucrando temas relativos a los aspectos objetivos y subjetivos del bienestar de individuos, grupos, comunidades y sociedades, focalizado en el concepto de calidad de vida: su conceptualización y medición (http://business.wm.edu/isqols/).

    En Europa, en 1996, la OECD, realiza el taller de expertos sobre el tema "Valores, bienestar y calidad de vida". Un estudio presentado sobre transporte y los cambios de hábitos de las personas, plantea que los valores juegan un papel importante en las decisiones en busca de bienestar y mejoramiento de la calidad de vida. Por su parte, la Unión Europea, en el marco del Quinto Programa Marco de Investigación y Desarrollo desarrolla trabajos en "Calidad de vida y gestión de los recursos vivos" (1994-1998), con el objetivo fundamental de lograr mejoras en la competitividad de la industria europea y en la calidad de vida de la ciudadanía. Los resultados de las líneas de investigación desarrolladas son recogidos por un segundo programa (1998-2002), el cual representa un cambio en relación con el anterior, al orientarse más a tomar en cuenta los aspectos económicos de las investigaciones, con el propósito de vincular la capacidad de investigación de la Unión Europea en ciencias de la vida, con el sistema productivo, y así responder a las demandas de la sociedad y las personas consumidoras (http://www.sost.es/VPM/programa1.htm).

    Tanto desde el punto de vista conceptual, como operativo, la bibliografía sobre calidad de vida de las personas desde un enfoque integral y abarcadora, es escasa y dispersa. A pesar de que, en los últimos cinco años, es observable un repunte de la bibliografía sobre calidad de vida. Más aún, algunos aspectos del abordaje conceptual han evolucionado positivamente. Avanzándose en superar la tendencia anterior de concentrarse en resaltar la ambigüedad conceptual y adentrándose en formulaciones operativas para su superación (Reig, 2002 y 2004; Schalock y Verdugo, 2003; Verdugo y Vicent, 2004).

    Sin lugar a dudas, el tratamiento más completo sobre calidad de vida –aun sin llegar a consideraciones concluyentes sobre su aplicabilidad práctica– aparece en la compilación bajo el mismo título de Martha Nussbaum y Amartya Sen.

    Ese libro es producto de la conferencia promovida por el WIDER (World Institute for Development Economics Research), de la Universidad de las Naciones Unidas, Helsinki, en 1988. Es publicado por primera cinco años después (1988) y la versión en español es editada en 1996..

    Los autores citados arriba, proponen considerar aspectos sociales o humanos para definir y medir la calidad de vida de las personas, tales como la expectativa de vida, la educación, la salud, la satisfacción en el trabajo, la dignidad, las relaciones laborales, familiares y entre los géneros y los valores que permiten presuponer que la vida es más que un conjunto de relaciones comerciales.

    Destacan que cuando nos preguntamos acerca de la prosperidad de una nación o región del mundo y la calidad de vida de sus habitantes surgen una serie de preguntas, entre ellas: ¿Cómo determinar la calidad de vida? ¿Qué información requerimos? ¿Qué criterios son relevantes? Y señalan:

    La prosperidad de una nación y la calidad de vida de sus habitantes,

    son aspectos indisolublemente ligados .

    El problema es complejo y necesitamos saber, por ejemplo, de la esperanza de vida

    al nacer, de los cuidados de salud, de los servicios médicos y la educación -tanto su disponibilidad como calidad-, de las posibilidades de empleo, los derechos laborales

    y las relaciones de trabajo.

    Necesitamos conocer las formas cómo la ciudadanía ejerce sus derechos,

    cómo se estructuran las relaciones entre mujeres y hombres y

    cómo esas estructuras facilitan o impiden otros aspectos de la actividad humana.

    Necesitamos saber, puntualizan quizás por encima de todo,

    cómo la sociedad hace posible que las personas tengan imaginación,

    puedan maravillarse y sentir emociones, tales como el amor y la gratitud.

    Nussbaum y Sen, The Quality of Life, 1993.

    Intentos interesantes para definir calidad de vida aparecen en Gildenberger (1998: 4), Camacho (2000: s.p.), Fallas (2000: 427-28), y el Proyecto Estado de la Nación de Desarrollo Humano Sostenible (2000: 1). Sin embargo, tanto la definición de Gildenberger como la de Camacho son muy generales, hacen asociación con bienestar, pero sin definir su medición; la del tercer autor alude más a las implicaciones en términos de políticas públicas y la última, aunque alude a "ideales" no hace mayores precisiones en términos de referentes medibles.

    En el plano micro social, contribuciones importantes para articular una propuesta integral de evaluación de la calidad de vida de las personas, se encuentran en la escala de satisfacción con la vida de Pavot y Diener (1994); así como, en los modelos conceptuales propuestos por Borthwick-Duffy y colaboradores (1992), quienes sugieren cuatro dimensiones esenciales de la calidad de vida: entorno, relaciones interpersonales, involucramiento con la comunidad y estabilidad y definen a la calidad de vida como la combinación entre las condiciones objetivas de vida y la satisfacción de las personas con sus condiciones de vida.

    Por su parte, Felce y Perry (1996), agregan la intermediación de los valores y las aspiraciones de las personas, como factor de ponderación entre la calidad de las condiciones objetivas de vida y la satisfacción personal y Felce (1997) señala que las dimensiones de la calidad de vida deben satisfacer dos criterios: tener en cuenta la complejidad de la vida y reflejar los asuntos que son importantes para las personas.

    Como parte del abordaje anterior, Verdugo y Vicent (2004: 21) señalan que la calidad de vida es interpretada de diferentes maneras por distintos autores. Por ejemplo, como un "sentido interno" (Taylor y Bogdan, 1996); como un correlato del temperamento o personalidad (Edgerton, 1996), como un constructo sensible a las influencias antropológicas, sociológicas y sicológicas (Brown, 2000a) o como un producto de la interacción entre la persona y el ambiente (Rapley, 2000). En la base de esas interpretaciones, como de la construcción de los modelos anteriores, subyace la discusión no resuelta, reproducida también por Verdugo y Vicent (Ibídem: 22), acerca de la naturaleza de las relaciones entre los factores objetivos y subjetivos del bienestar de las personas.

    Autores como Schalock y Keith (1993), han construido una escala de valoración aplicada a personas con problemas de discapacidad, agrupada en cuatro categorías: satisfacción, competencia/productividad, autodeterminación/independencia y pertenencia social/integración de la comunidad.

    Por su lado, Schalock (1996), reconoce ocho dimensiones de la calidad de vida: bienestar emocional (seguridad, espiritualidad, felicidad), relaciones interpersonales (intimidad, afecto, familia), bienestar material (propiedades, posesiones, seguridad financiera), desarrollo personal (educación, destrezas, competencias personales), bienestar físico (salud, nutrición, recreación), autodeterminación (autonomía, control personal), inclusión social (aceptación, status, roles) y derechos (privacidad, debido proceso, elecciones). En los últimos años, ese último autor se ha dedicado a establecer un nexo entre calidad de vida y la organización de servicios sociales (2004).

    En el mismo sentido, Schalock y Verdugo (2002) en lugar de definir a la calidad de vida, han optado por proponer un modelo compuesto por dimensiones e indicadores centrales de una vida de calidad y establecen principios para entender la calidad de vida y sugieren tres niveles que afectan la calidad de vida: micro sistema (crecimiento personal y desarrollo de oportunidades), meso sistema (técnicas de mejoras del programa y del entorno) y macro sistema (políticas sociales).

    Las experiencias más conocidas alrededor del mundo para mejorar la calidad vida de las personas muestran que somos las únicas personas preocupadas por esta búsqueda. No obstante, reproducen la situación encontrada en la literatura y se remiten, en lo fundamental, a iniciativas de laboratorios, universidades y comunidades norteamericanas y europeas en aspectos de salud, tales como dolencias respiratorias y enfermedades terminales (el cáncer o el SIDA), personas mayores o con discapacidades, o bien desórdenes traumáticos como producto de efectos de guerra, así como acceso a recursos y redes de información, espiritualidad y condiciones de trabajo.

    Referente a indicadores de calidad de vida, como parte del movimiento que emerge en cuesionamiento al PIB o a las rentas nacionales como indicador de bienestar, se destacan varias publicaciones (Principalmente, Sen, 1980; Max.Neef, 1984 y 1986; Nussbaum y Sen, op, cit.). Otros esfuerzos han sido desarrollados, particularmente en el marco de las preocupaciones por la sostenibilidad, aunque los mismos no se orientan de manera directa a la medición de calidad de vida, constituyen iniciativas útiles para los fines de este ensayo.

    Entre ellas, el Proyecto Sistemas Ambientales Venezolanos, el Índice de Progreso Social, el Índice de Desarrollo Humano (IDH) la Agenda 21, el Índice de Desarrollo Social, el QALY (Quality-Adjusment Life Years), el Índice de Bienestar Económico Sustentable (conocido com o ISEW, por su siglas en inglés), el Programa MECOVI., el Latinobarómetro, el Indice de Calidad de Vida lanzando por el The Economist Intelligence Unit y la Encuesta Mercer.

    En el marco de experiencias comunitarias, se pueden citar el Quality of Life Index for the Grand Traverse Region (http://www.nmc.edu), el Kingston Quality of Life Index (http://www.advantagekignston.on.ca) y el Colorado Task Force on Quality Standards (http://www.supporting.com/outcomes.htm) A tales esfuerzos se abona el hecho en común de que son experiencias participativas, que buscan incidir en la toma de decisiones políticas e institucionales y utilizan marcos de referencias amplios que abarcan una diversidad de aspectos relacionados con la vida de la gente.

    Desde el punto de vista de la sostenibilidad se destaca la conocida y difundida experiencia de Seattle Sostenible, iniciativa cívica y voluntaria creada en 1991 en el Estado de Washington (http://www.sustainableseattle.org), Es notable en ese proceso la identificación de la vida del salmón salvaje como un indicador relevante de las tendencias de sostenibilidad en declive; reflejando así la importancia de indicadores que den cuenta de las especificidades económicas, históricas, sociales y culturales de las poblaciones. A partir de esa experiencia se inspiraron muchas otras alrededor del mundo, merece mencionarse por el giro hacia la calidad de vida la experiencia Quality of Life in Jacksonville (http://www.jcci.org), que identifica las siguientes áreas de indicadores: educación, economía, ambiente natural y social, cultura y recreación, salud, gobierno y políticas, movilidad y seguridad pública. A pesar de las contribuciones de esas variadas experiencias aún es mucho el trecho que queda por recorrer en materia de indicadores de calidad de vida.

    Para el caso particular de premiaciones por contribuciones al mejoramiento de la calidad de vida, se destacan las otorgadas por universidades, gobiernos locales, organizaciones empresariales y sociales (tanto en Estados Unidos como en Europa). En Costa Rica, desde 1883, existe el Premio por aportes al mejoramiento de la Calidad de Vida, una iniciativa impulsada por la Defensoría de los Habitantes, con el apoyo de la Universidad de Costa Rica, la Universidad Nacional, la Universidad Estatal a Distancia, el Instituto Tecnológico de Costa Rica y el Consejo Nacional de Rectores (CONARE) (http://www.dhr.go.cr/premio/Calidad/Principal.htm).

    La revisión teórico-conceptual, de experiencias prácticas e indicadores, permite reafirmar que la calidad de vida de las personas denota procesos sociales complejos, con múltiples componentes. Su conceptualización, debe tener en cuenta las opiniones de las personas y su medición requiere de un sistema de indicadores, de validez relativa para cierta época histórica, contextos y variables. A esas aspiraciones, es que este trabajo –de dimensiones modestas– pretende contibuir.

    ¿Cuánto hemos avanzado en el marco del proyecto sobre calidad de vida desarrollado en el Centro Internacional de Política Económica (CINPE), de la Universidad Nacional, en Costa Rica, para el cumplimiento de los propósitos anteriores?

    Una primera aproximación con el título Calidad de Vida y Desarrollo Sostenible (1998) establece la relación, de manera exploratoria, entre los dos conceptos mencionados (http://www.mideplan.go.cr/sinades/PUBLICACIONES/cambioactitud/Artículo%20Arlette%20Pichardo.html). Una segunda, titulada ¿Podemos innovar para ser competitivos en Calidad de Vida? trata de vincular la calidad de vida con los procesos de innovación y competitividad (1998) (http://cinpe.una.ac.cr/calidad/documentos/innovacion.pdf). Una tercera, es la publicada como Anexo al 6to. Informe del Estado de la Nación en Desarrollo Humano Sostenible (2000), que incluye resultados de un ejercicio de consulta para identificar componentes o elementos de calidad de vida, una propuesta preliminar de indicadores y su ilustración con datos de interés. Una cuarta, es el artículo "Calidad de Vida: un ámbito de conocimiento e innovaciones" (2004).

    El camino recorrido ha sido arduo y poblado de una gran cantidad de dificultades teóricas, metodológicas y prácticas, de diversos órdenes y magnitudes. Incluso, en ocasiones, se han realizado búsquedas infructuosas y se han seguido pistas metodológicas de relativa escasa utilidad, en función de los propósitos finales de la investigación.

    Conclusiones

    La búsqueda de niveles deseables y sostenibles de mejoramiento de la calidad de vida es una preocupación que, con intereses y puntos de vista diversos, siempre ha estado presente en la historia de la humanidad.

    No obstante, es reciente el interés y esfuerzos por conceptualizarla y medirla desde una perspectiva integral y abarcadora. Es decir, que incorpore un conjunto de asuntos de interés para la vida de las personas y no sólo los aspectos de acceso a rentas, ingresos o recursos; como sinónimos de opulencia o comodidades; o bien la búsqueda del placer, la felicidad o la satisfacción de los deseos.

    En una medida similar, el concepto de calidad de vida también ha estado presente en las preocupaciones por el desarrollo y se conecta con la búsqueda de excelencia en los aspectos esenciales de la existencia humana, de manera particular en el campo de la salud, en el cual adquiere su mayor operatividad.

    En este contexto, a pesar de que algunas definiciones son parciales e inconclusas y no siempre ha emergido con la fuerza requerida, la calidad de vida, en tanto categoría de análisis, está llamada a convertirse en un poderoso instrumento de análisis y acción de las políticas públicas, tanto por su capacidad de interpelación hacia diferentes sectores sociales – independientemente de su clase social, etnia, y otras consideraciones – como por las posibilidades que ofrece para superar las limitaciones conceptuales de los estudios de pobreza y articular desde una perspectiva integral los enfoques de inclusión social y equidad, desarrollo humano y desarrollo sostenible.

    Adicionalmente, podría guiar la prestación de servicios hacia prácticas más centradas en las personas. Esto en el marco de una ciudadanía cada vez más informada y con capacidades de demanda y de gestión, orientada por sus valores positivos y aspiraciones sociales legítimas, para hacer valer su derecho a una mejor calidad de vida.

    BIBLIOGRAFÍA BÁSICA RECOMENDADA:

    Gómez-Vela, María y Eliana Sabet:"Calidad de Vida: evolución del concepto y su influencia en la investigación y en la práctica".

    En http://www3.usal.es/~inico/investigacion/invesinico/calidad.ht

    Max-Neef, Manfred (1986): La Economía Descalza (Señales de un mundo invisible) Editorial Nordam. Estocolmo (Suecia)

    Max-Neef, Manfred y colaboradores (1998): Desarrollo a Escala Humana (Conceptos, aplicaciones y algunas reflexiones). Editorial Nordam-Comunidad. Montevideo (Uruguay)

    Verdugo Alonso, Miguel Ángel y Vicent Ramos, Carmen (2004): Evaluación de la Calidad de Vida en empleo con apoyo: Proyecto ALSOI. Publicaciones del INICO, Salamanca, España

    Schalock, Robert y Verdugo, Miguel Ángel (2003): Calidad de Vida. Manual para profesionales de educación, salud y servicios sociales. Alianza Editorial, Madrid, España

    Nussbaum, Martha y Sen, Amartya (editores) (1998). La Calidad de Vida. Fondo de Cultura Económica. México

    Pichardo Muñiz, Arlette (1985): Planificación y Programación Social. Editorial de la Universidad de Costa Rica. San José (Costa Rica)

    Sen, Amartya (1987): "The Standard of Living". En Tanner Lectures on Human Values. Cambridge University Press.

    —————- (2000): Desarrollo y Libertad. Ediciones Planeta. Barcelona (España).

    Arlette Pichardo Muñiz

    Nace en Santo Domingo, República Dominicana, en 1957.

    Catedrática de la Universidad Nacional, en Costa Rica (rango máximo en el escalafón universitario costarricense).

    Actualmente es Coordinadora Académica del Proyecto de Investigación Calidad de Vida, del cual forma parte este ensayo, en el Centro Internacional de Política Económica (CINPE) de la Universidad Nacional, del cual fue Directora General.

    Es autora de los libros Planificación y Programación Social y Evaluación del Impacto Social, ambos de amplia difusión hemisférica.