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Breviario de lecciones de liderazgo (página 4)

Enviado por Lenin Sànchez Miño


Partes: 1, 2, 3, 4

El líder eficaz

El desafío y la oportunidad caracterizan el papel del líder en la Armada. Le ofrecen desafío el alcance y la diversidad de sus asignaciones y encuentra oportunidad continua para asumir responsabilidades y desarrollar el ingenio. Además, el líder encuentra una necesidad urgente para utilizar todos sus recursos personales en la que quizás sea la más exigente de las tareas, el don de mando.

En los capítulos anteriores se explicaron los fundamentos del don de mando y las normas personales que se requieren del líder. Los aspectos del comportamiento individual y de grupo se explicaron para hacer concienciar al comandante de la interacción entre él y sus subordinados y entre los miembros de su institución. Además, se señalaron algunos de los procesos del don de mando que requieren acción directa del comandante. La intención de este capítulo es enfocar al líder y relacionar su papel con todo lo anteriormente presentado.

EFECTIVIDAD DE COMANDO

La influencia separa el don de mando de otras funciones de comando tales como la administración, que tiene que ver con el uso de todos los recursos disponibles. Aún cuando se debe considerar el efecto sobre el personal sin importar la función de comando, el don de mando o liderazgo, es el único que se enfoca directa y fundamentalmente en influir sobre los hombres y las organizaciones.

La efectividad del proceso de don de mando se puede juzgar sólo en términos de los resultados obtenidos. En consecuencia, cada acto de don de mando, cada decisión de mando, y cada consideración de un problema de don de mando debe tener como su consideración primordial su efecto sobre la ejecución. La medición final del don de mando efectivo es la calidad de la ejecución demostrada por los subordinados individualmente y como unidad.

La ejecución como medida requiere que cada acción y decisión se compare con la norma de "nueva ejecución". Como el comandante es tan bueno como buenos sean los resultados que obtiene, sería un fracaso si este hombre no puede influir en sus tropas para que ejecuten sus obligaciones.

COMO MANDAR UNA UNIDAD

El empleo cabal de los subordinados requiere la organización de obligaciones y funciones a fin de conseguir la ejecución más productiva de sus capacidades humanas. Requiere así mismo el reconocimiento de los subordinados como un recurso que tiene habilidades individuales, limitaciones, y característica que requieren la misma atención y mantenimiento con mayor dedicación que ningún otro recurso. También requiere el reconocimiento del recurso del humano con sus personalidades, estado legal, emociones, y control sobre que tan bien y cuanto ejecutan. En consecuencia, los miembros de una organización requieren motivación, satisfacción, recompensa, inspiración, y consideración. Dejar de reconocer estos requisitos puede causar serios problemas y como resultado, una unidad ineficaz.

COMO MANDAR A LOS SUBALTERNOS

La necesidad de reconocer la individualidad de los subalternos no le quita nada al líder. Debe aún proporcionar guía, tomar decisiones, ver que se hagan los planes, ver que la ejecución de los subalternos sea satisfactoria, y así por el estilo. Sin embargo, es responsable de ver que el trabajo se haga en vez hacerlo el mismo. Por lo tanto, frecuentemente se enfrenta al problema de las relaciones entre él y sus subalternos. Al respecto en nuestra Armada, se ha mantenido una actitud errónea por parte de los oficiales, que no han designado el cumplimiento de responsabilidades a los subordinados en los diferentes niveles, por el temor a que se cometan errores, yéndose contra el proceso antiquísimo del mando al no emitir una orden y supervisar su cumplimiento, si no que en su defecto han terminado por hacer el trabajo ellos mismos; como consecuencia de esta práctica errónea (como se mencionó) los suboficiales han visto coartada su capacidad de actuación y cumplimientote asignaciones a su nivel, restando paulatinamente su iniciativa. Se debe crear una relación que no haga daño, pero que contribuya al esfuerzo principal del logro de la misión. Esto requiere el reconocimiento de la individualidad en cada uno de sus subalternos, y el uso de este conocimiento al ejercer el don de mando.

El logro de las misiones a través de las acciones de otros requiere que el líder sepa cómo comunicarse con los subalternos, como conseguir que ellos se comuniquen con él, como transformar información en decisiones, y cómo convertir sus decisiones en acción.

El líder debe crear buenas condiciones de trabajo, no solo con la única idea de hacer que sus hombres se "sientan felices", sino para que él pueda cumplir mejor con la misión de la unidad y alcance los máximos estándares de eficiencia y profesionalismo. Sin duda, crear un buen clima de trabajo toma tiempo, energía, y paciencia. De hecho si el líder no desarrolla buenas condiciones de trabajo y no incluye a sus hombres en el logro de la misión de la unidad, los costos en términos de decisiones equivocadas, talento desperdiciado, frustraciones personales, e ineficiencia serán enormes. El líder será más efectivo si crea condiciones para motivar a sus subalternos y explorar sus capacidades.

ESTILOS DE LIDERAZGO O DON DE MANDO

Los estilos de liderazgo o don de mando, varían de la personalidad del comandante, sus subordinados y la situación. El estilo ha sido por mucho tiempo un tema de discusión y de consideración tanto entre los subordinados como entre sus comandantes. Aun cuando es un interesante tópico de discusión, en el último análisis, el estilo propio para cualquier comandante es aquél que lo ayuda a mandar mejor.

Los comandantes no están restringidos a ningún estilo estereotipado de mando; de hecho, un comandante dependiendo de la situación, debería utilizar un estilo autoritario en una situación y un estilo consensual en otra.

Un comandante completamente autoritario se reserva el control para sí. Un comandante consensual incluye a sus subordinados en el proceso de la toma de decisiones, pero se reserva la decisión para sí.

El comandante puede escoger el estilo de don de mando que mejor le ayudará en el logro de su misión. Antes de hacer la selección, sin embargo, se debe dar cuenta de que es responsable de todo lo que su unidad haga o deje de hacer. Por lo tanto, debe estar preparado para ajustar a su estilo, (dependiendo de los resultados que obtenga) las diversas facetas de su personalidad, sus sistema de valores, su confianza en sus subalternos, y todo aquello que influya en su estilo.

Su sistema de valores influirá en su selección de estilo ya que si un líder cree y está convencido de que el debe tomar todas las decisiones, sin consultar a nadie, porque su experiencia acumulada en la Armada y el conocimiento adquirido así lo garantizan, entonces, así lo hará. Si siente que los subalternos deben compartir la toma de decisiones, se inclinará a seleccionar u estilo que apoye este valor.

El grado de confianza en sus subordinados también influirá en su estilo; si no tiene confianza en sus subordinados, entonces el comandante seguramente no los incluirá en las decisiones. Estrechamente asociado con esta idea es el hecho de si el comandante considera que esta mejor calificado, por su conocimiento, para tomar decisiones. A menudo tendrá más fe, sea justificado o no, en sus propias habilidades. El comandante que no esta seguro de su habilidad está más inclinado a ser autoritario que "participativo". Los comandantes autoritarios frecuentemente consideran que si otorgan algo del control en la toma de decisiones, no podrán predecir los resultados, y por tanto la seguridad de la correcta ejecución puede verse amenazada.

Estas son algunas de las variables personales que afectan la selección del estilo de mando. Si un comandante se da cuenta de que estas fuerzas, ya sea consciente o inconscientemente, influyen en su estilo, podrá comprender mejor sus acciones y, con algo criterio juicio, actuar de modo de ser un buen comandante.

El grupo o unidad influye también en la selección del estilo del jefe. Debe darse cuenta de que sus subordinados, al igual que él, tienen muchas variables personales que afectan su comportamiento. Además, el tamaño del grupo, las metas del grupo, el conocimiento experto del grupo, y lo que el grupo espera del jefe son algunos de los factores relacionados con el grupo que el jefe debe comprender antes de seleccionar su estilo. Mientras mejor comprenda el jefe estos factores, mejor será su estilo.

Cuanto afectan estos factores la selección del estilo del comandante. Debe darse cuenta de que sus subordinados al igual que él, tienen muchas variables personales que afectan su comportamiento, además, el tamaño del grupo, sus metas, y el conocimiento pleno del grupo y lo que los subordinados esperan del comandante, son algunos de los factores relacionados con el escenario que el comandante debe comprender antes de seleccionar su estilo. Mientras mejor comprenda el comandante estos factores, mejor será su estilo.

Las personas generalmente no reaccionan a las variaciones en el estilo o comportamiento de un líder si lo respetan y le tienen confianza. Las grandes variaciones en el comportamiento y estilo, sin embargo, se deben mantener al mínimo. Si continúan por un período de tiempo, la confianza y el respeto pueden disminuir y la eficiencia de la unidad también disminuirá.

Como los individuos, las organizaciones tiene valores y tradiciones que influyen en el comportamiento de las personas que están asignadas a ellas. Usted, antes de asumir el comando de la unidad a la que está destinado, debe inteligenciarse del estado general de la misma, sus fortalezas y debilidades, además de un perfil de los dos últimos comandantes –al menos- y los resultados de esa unidad, para que de alguna manera, tenga un termómetro referencial de la situación.

Antes de seleccionar un estilo de mando, el comandante debe considerar que también trabajan sus subordinados en conjunto y el grado de confianza que tienen en sus habilidades para resolver problemas. Finalmente, cosas como la cohesión, la aceptación mutua, y la comunidad de propósito influirán también en el "funcionamiento" del grupo.

La naturaleza del problema puede además influir en el estilo que usará un comandante. Debe determinar si sus subalternos tienen o no el conocimiento requerido antes de permitirles tomar una decisión. La pregunta clave que se debe hacer en cualquier caso es, ¿He escuchado las ideas de todos los que pueden hacer una contribución significativa a la solución de este problema?.

La presión del tiempo es quizás la que se hace sentir más claramente sobre el comandante. Mientras más sienta la necesidad de una decisión inmediata, más difícil será incluir a otras personas en este proceso. En estado de crisis o un programa de emergencia, es más usual encontrar comandantes que usan un alto grado de mando autoritario, con poca participación de los subalternos. Cuando se dispone de poco tiempo, se vuelve menos factible hacer participar a los subalternos en el proceso de tomar decisiones

Estas son, pues, las principales fuerzas que influyen en el comandante y determinan su comportamiento en relación con sus subalternos. Solo después de evaluar todas estas fuerzas puede escoger un estilo de mando. En aquellos casos donde el tiempo no es crítico y los subordinados son conocedores y confían en sus habilidades, el estilo de mando consensual puede ser el mejor. En otras circunstancias cuando el tiempo es critico y el comandante tiene conocimiento para tomar la decisión, el estilo autoritario puede ser la única selección. Como no hay un solo estilo que sea el mejor en todas las circunstancias, el estilo del comandante debe ser idealmente el que logra su meta inmediata dentro de las limitaciones que tiene que enfrentar.

Al tratar de controlar estas variables, sin embargo, el comandante debe decidir lo que quiere lograr. Cuando esta libre de la presión de las misiones inmediatas, la mayoría de los comandantes deberán:

  • ? Mejorar la motivación de los subalternos.

  • ? Aumentar la disposición de los subalternos a aceptar el mando.

  • ? Mejorar la calidad de la ejecución de los subalternos.

  • ? Desarrollar el trabajo en equipo con elevada moral y espíritu de cuerpo.

El logro de estos objetivos de largo alcance debe ser la meta de todo líder.

LAS DESTREZAS DEL MANDO

Un sólido don de mando no se basa en adivinanza ni en habilidad intrínseca; sus fundamentos pueden ser analizados y cultivados por la mayoría de los subalternos. De hecho este conjunto de ideas y experiencias recogidas a manera de un manual de lecciones objetivas y pragmáticas, se basa en la creencia de que; " el don de mando intuitivo de por si no es suficiente". El líder puede mejorar su acción por medio de estudio, del análisis de su propio comportamiento al mandar, y la practica; y por sobre todo, reconocer que ha cometido errores y ha aprendido de ellos, para que no se repitan.

De hecho una persona puede saber todo lo que hay en este manual y aún así ser sólo un jefe sin constituirse en líder. No hay ninguna respuesta tajante para la mayoría de los problemas de mando. Cada situación se debe tratar como una situación nueva, que requiere imaginación, comprensión y acción habilidosa. Un líder se debe preocupar de evaluar conocimientos y encontrar cursos de acción apropiados. Sin él aprovecha las ideas presentadas en este manual, la evaluación de la situación le mostrara que dirección debe tomar sus acciones.

INDICADORES DE DON DE MANDO

Hay cuatro características de una unidad que indican éxito o fracaso en el ejercicio de don de mando naval militar: la moral, la disciplina, el espíritu de cuerpo, y la destreza. Estos indicadores se pueden usar como calibrador para medir la efectividad de una unidad.

Ciertos factores pueden surtir efecto sobre más de uno de los indicadores. Por ejemplo un bajo índice de faltas disciplinarias, podría indicar no solo buena disciplina, sino alta moral y espíritu de cuerpo. Aun cuando la disciplina, el espíritu de cuerpo, y la destreza son dependientes del grado de moral que haya presente, los "cuatro" son de igual importancia. Los otros tres dependen de la moral, porque es la suma total de todas las actitudes del subordinado. La moral es la tierra fértil donde se cosechan las semillas de la disciplina, el espíritu de cuerpo y la destreza. De esta manera, mientras que el líder debe tratar de aumentar la moral, sus esfuerzos se deben dirigir siempre al fortalecimiento de todos los indicadores del don de mando.

MORAL

La moral es el estado de ánimo de la persona, por tanto la moral de un individuo depende de su actitud hacia todo lo que le afecta: Sus compañeros, sus superiores jerárquicos, la vida de la armada en general, y otras cosas importantes para el. Entonces nos resulta fácil comprender que la moral está estrechamente relacionada con satisfacer las necesidades del individuo. Si la instrucción, administración, y operaciones de combate de una unidad se realizan de modo que las necesidades de los hombres se satisfagan, se desarrollará una actitud favorable. Una alta moral es un estado mental que le da al hombre el sentido de confianza y bienestar que le permite enfrentarse a las penalidades con coraje, entereza y determinación.

El estado de la moral puede estar sujeto a cambios constantemente, por tanto es una tarea del comandante, verificar el estado de la misma y adoptar los correctivos necesarios para que la de su unidad este elevada todo el tiempo; esto se logra con la praxis de todos los principios y valores de los que hemos hablado, con actitudes que se constituyan en ejemplo y sin adoptar posiciones mesiánicas o ególatras, creyendo que el comandante sabe todo y no tiene nada que aprender. Sin lugar a dudas, la moral de una unidad es un reflejo de que ella tiene al mando un líder o tan solo un jefe.

El comandante puede medir la moral mediante estrecha observación de sus subordinados en sus actividades diarias, mediante inspecciones, y por conversación con ellos.

Los puntos específicos que debe observar son:

  • 1. La apariencia.

  • 2. La conducta personal.

  • 3. Las normas de cortesía naval militar.

  • 4. La higiene personal.

  • 5. El uso de las instalaciones de recreación y deportivas.

  • 6. Las discusiones excesivas entre miembros de su unidad.

  • 7. Los rumores dañinos o irresponsables.

  • 8. La condición del comedor y las áreas de vivienda.

  • 9. El cuidado del equipo.

  • 10. La reacción a las órdenes y directrices.

  • 11. La motivación durante el adiestramiento.

  • 12. La evaluación de los informes administrativos puede además ayudar a medir la moral. De particular valor son los informes que se refieren a:

  • a) Los arrestos y reportes de conducta (recuerde que hoy ya existen arrestos civiles por agresión a la mujer, etc.)

  • b) Los daños al equipo, o las pérdidas del mismo, por descuido.

  • c) Los problemas en familia.

  • d) Las deudas.

  • e) Los que evaden sus deberes.

  • f) Los tripulantes que se ausentan sin permiso y los desertores.

  • g) Los pedidos para transbordos

  • h) La cantidad de permisos por enfermedad.

13. Problemas de exceso de bebida (bastante común y debe ser tratado con seriedad y energía, mediante un trabajo en equipo con personal especializado en el tema)

ESPÍRITU DE CUERPO

El espíritu de cuerpo es la lealtad, el orgullo y entusiasmo que por la unidad muestran sus miembros. Mientras que la moral se refiere a la actitud del individuo el espíritu de cuerpo es el espíritu de la unidad. Es el espíritu común reflejado por todos los miembros de una unidad y proporciona solidaridad de grupo; implica devolución y lealtad hacia la unidad y por todo lo que representa, y un gran respeto por su historia, tradiciones, y honor. El espíritu de cuerpo es la personalidad de la unidad y expresa la voluntad de la unidad para combatir y triunfar, aun en situaciones que parecen insuperables. El espíritu de cuerpo depende de la satisfacción que los miembros obtienen de pertenecer a una unidad, sus actitudes hacia otros miembros de ella y la confianza en sus jefes. La evaluación de espíritu de cuerpo se refiere a:

  • 1. Las expresiones de los subordinados que muestran entusiasmo y orgullo por su unidad.

  • 2. Una buena reputación entre las otras unidades.

  • 3. Un fuerte espíritu de competencia.

  • 4. Una participación entusiasta por parte de los miembros en las actividades de la unidad.

  • 5. Un orgullo en las tradiciones e historia de la unidad.

  • 6. La anuencia de los miembros de una unidad en ayudarse unos a otros.

  • 7. La creencia y convencimiento de que su unidad es mejor que cualquier otra unidad en la Armada.

  • 8. Un alto índice de alistamiento en la unidad.

LA DISCIPLINA

La disciplina es la actitud individual o de grupo que asegura la pronta obediencia a las órdenes y a la iniciación de la acción apropiada, a falta de órdenes. Cuando se logra en una unidad, es una actitud que mantiene a los hombres haciendo lo que se supone deben hacer por fuerte convicción interna. La buena disciplina es constante y funciona ya sea que haya presión o supervisión externas presentes. Es el resultado de una buena instrucción y don de mando inteligente que ayuda a los subordinados a resistir el choque de la batalla en tiempos de guerra y a enfrentar situaciones difíciles sin vacilar en tiempos de paz. Como el éxito en el combate frecuentemente depende de la respuesta positiva inmediata de la unidad con todos sus integrantes, la disciplina lo permite en otras ocupaciones, a menudo en las que hay ausencia de órdenes, es allí cuando cada hombre o mujer debe tener una comprensión de lo que se debe hacer y el papel que debe desempeñar. Esto requiere adiestramiento antes de que él o ella puedan responder a las órdenes, precisan una clara comprensión de las mismas y el necesario desarrollo de sus habilidades, así como de confianza en sus superiores. Esto requiere de un liderazgo y Don de mando eficaz.

La disciplina requiere la evaluación de estos factores:

  • 1. La atención de los detalles.

  • 2. Las relaciones armoniosas entre la institución y sus miembros.

  • 3. La devoción al deber.

  • 4. Las debidas relaciones entre el superior y el subalterno.

  • 5. La debida conducta en el servicio y fuera de él.

  • 6. Las normas de limpieza, vestuario, y cortesía naval militar.

  • 7. La prontitud para responder a los comandos y las directrices.

  • 8. La adhesión a la cadena de mando.

  • 9. La habilidad y disponibilidad para trabajar eficazmente con poca o ninguna supervisión.

DESTREZA O CAPACIDAD

La destreza es la habilidad técnica, táctica, y física del individuo y de la unidad para ejecutar el trabajo o la misión. La destreza de la unidad es la suma de las habilidades de todos los miembros de la misma, cohesionados en un puño, liderados por el comandante para convertirlo en un equipo que funcione eficientemente. Una unidad alcanzará la destreza cuando su comandante exija altas normas de ejecución individual y de grupo. La destreza resulta mayormente de la instrucción. En consecuencia, gran parte del tiempo del comandante se debe indicar a supervisar la instrucción.

Algunos de los factores que se deben considerar para evaluar la destreza son:

  • 1. La apariencia personal y la condición física de los subordinados.

  • 2. La apariencia y condición de las armas, equipo y las áreas de la unidad.

  • 3. El tiempo de reacción de la unidad bajo diversas situaciones y condiciones.

  • 4. La actitud profesional demostrada por la unidad y sus miembros.

  • 5. La habilidad de los jefes subalternos para dirigir a sus subordinados.

  • 6. El grado de habilidad demostrado cuando se ejecutan las tareas.

EL DESARROLLO DE LOS INDICADORES DEL DON DE MANDO

El desarrollo de los indicadores del don de mando es un proceso continuo. Si el comandante comprende los factores y fuerzas que producen los resultados deseados, podrá dirigir mejor su esfuerzo por líneas productivas.

Hay ciertas acciones que ayudaran en el desarrollo de indicadores específicos. Una acción diseñada para mejorar uno de los indicadores del don de mando puede además tener efecto en los demás. A continuación se dan los indicadores y algunos pasos específicos que desarrollarán a cada uno:

PARA EL DESARROLLO DE LA MORAL

Enseñar a tener confianza en la causa y en la misión.

Inducir en sus subordinados confianza en ellos mismo, en sus jefes, en su instrucción, y en su equipo.

Ayudar al logro de que cada subordinado sienta satisfacción en el trabajo diario, considerando cuidadosamente las asignaciones de los trabajos.

Mantener conscientes a sus subordinados de su preocupación y el interés de la Armada, en su bienestar físico, moral, y espiritual, al igual que el de sus dependientes.

Recuerde poner en practica consejos sencillos como los mencionados a continuación:

1. Establecer un programa efectivo de incentivos.

2. Hacer sentir a los subordinados que son esenciales para la unidad.

3. Reconocer el deseo del subordinado porque se respete y se entienda su individualidad

4. Alentar el fortalecimiento de sus lazos con su hogar, familiar, y asociación religiosa.

PARA EL DESARROLLO DEL ESPÍRITU DE CUERPO

Comenzar bien la integración de los subordinados recién asignados por medio de un programa de recepción que incluya una explicación de la historia, tradiciones, y papel actual de la unidad.

  • 1. Desarrollar el sentido de que la unidad debe sobresalir.

  • 2. Reconocer y darle publicidad a los logros de la unidad y de sus miembros.

  • 3. En las ceremonias militares, arengar a sus tropas, hacer uso de símbolos, consignas, y música militar.

  • 4. Usar la competencia para desarrollar el trabajo de equipo.

  • 5. Hacer uso debido de las condecoraciones y los premios.

PARA EL DESARROLLO DE LA DISCIPLINA

1. Demostrar disciplina con su propia conducta y ejemplo.

2. Instituir un sistema justo e imparcial para los castigos y una distribución equitativa de los privilegios y recompensas.

3. Obtener confianza y respeto mutuo a través de la instrucción.

4. Alentar y promover el establecimiento de la auto-disciplina entre sus subordinados.

5. Estar alerta a los factores que conduzcan a las violaciones de disciplina y eliminarlas cuando sea posible.

PARA EL DESARROLLO DE DESTREZA O CAPACIDAD

1. Adiestrar concienzudamente a sus hombres en sus obligaciones.

2. Instituir el trabajo de equipo a través de la cadena de mando.

3. Establecer un programa sólido de acondicionamiento físico.

4. Proporcionar instrucción complementaria en otros deberes.

5. Participar en ejercicios de adiestramiento.

6. Proporcionar a los subordinados frecuentes oportunidades para ejecutar obligaciones del próximo escalón superior.

7. Asegurase por inspecciones y pruebas de instrucción que su unidad se desarrolla de acuerdo con los programas y doctrinas de instrucción prescritos por la autoridades superiores.

8. Fijar altas normas de ejecución e instar a que se cumplan.

En resumen un líder eficaz es aquel que sigue los principios del don de mando con una conciencia de las fuerzas que influyen tanto en su comportamiento como en el de sus subordinados. Se comprende a si mismo, a sus subordinados, su trabajo, y la situación. La comprensión, sin embargo, no es suficiente; el líder eficaz siempre deberá evaluar su unidad utilizando los indicadores del don de mando y tomando las acciones del caso. Es aquel que puede actuar con serenidad frente a las situaciones más difíciles, para que sus decisiones y actitudes no se vean negativamente influenciadas por la situación, y así obtener los mejores resultados para cada uno de los subordinados que dependen de él y por ende para la unidad que comanda.

EL COMBATIENTE ANTE EL FACTOR PSICOLOGICO

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LA INFLUENCIA DE LA MORAL

La guerra es librada mediante una combinación de la moral, fuego y movimiento.

Estos factores deben por lo tanto, ser estudiados en conjunto. La moral, que se hace evidente en el espíritu agresivo, es la única fuerza motriz- ante el enemigo- que la máquina bélica posee. Sin esta, los conceptos tácticos solo son deseos académicos sin ninguna posibilidad de realizarse, pues no serían concretados en el campo de batalla. La conservación de nuestra moral y la destrucción de la del enemigo, por lo tanto, requieren prioridad en la selección de objetivos a lograr.

En la guerra, para el análisis del poder relativo de combate entre las fuerzas oponentes, nunca se debe dejar de tomar en consideración un coeficiente desconocido "X", que es la moral de los combatientes. La ciencia militar, viendo en la historia una infinidad de ejemplos en los cuales la masa de un ejército no correspondía a su real potencia combativa, como aquel en que números inferiores de hombres y equipos, vencen a números superiores, vagamente reconoce la existencia de ese factor desconocido y trata de buscarlo algunas veces en una posición geométrica de las tropas, algunas veces en la superioridad de armas y mas frecuentemente en el don de mando de sus conductores. Pero ninguno de estos factores producen resultados que concuerden con el hecho histórico. El factor "X" es el espíritu de combate de ese ejercito, su deseo de compartir y combatir los peligros, algo que decididamente nada tiene en común con las formaciones o con la máquina bélica más sofisticada.

El primer encuentro del soldado con el enemigo es, (tanto para él como individuo, como para la unidad a la que pertenece) algo realmente desconocido. También es algo desconocido para la mente del soldado, quien se encuentra influido por el miedo, el instinto de la propia conservación y el varonil deseo de resistir el desafío; por lo tanto se puede establecer como un hecho, que el miedo y el instinto de conservación son los elementos predominantes poco antes y durante el primer encuentro con el enemigo, y que para vencer al primero hay que emplear todas las fuerzas espirituales y físicas innatas y adquiridas. Si las fuerzas positivas tienen éxito en lograr aún un pequeño indicio, suficiente para poner en movimiento las habilidades del combate adquiridas se asegurará una acción racional. Si por el contrario, nuestros subordinados desconocen todos los valores adquiridos e instruidos, y proceden emocionalmente, sólo representan un estorbo en la organización militar. Estas condiciones pueden provocar la postración nerviosa psicológica, la cual puede definirse como la reacción involuntaria de la mente humana hacia el miedo, un miedo que surge súbitamente y cuya causa por regla general, no puede ser determinada con exactitud. El miedo, se contrapone cuando experimentamos inseguridad, es el temor a lo desconocido, o a algo que sabemos representa un riesgo para nosotros de distintas maneras, el miedo es uno de los efectos más primitivos por la humanidad. Es producido bien por impresiones ópticas o acústicas con las cuales, súbitamente, la percepción o suposición de un peligro actual o imaginado es relacionada como amenaza a nuestro cuerpo o a la vida.

Un peligro de esta naturaleza desconocido o supuesto, despierta en el ser humano, el instinto dominante de su propia conservación. Entre uno de los efectos del miedo, está el efecto paralizante, porque limita el mundo de las percepciones, limita el poder del pensamiento y el poder de la voluntad para rechazar instintivamente la amenaza actual o supuesta, y con esta amenaza domina al hombre completamente.

El bautismo de fuego

El bautismo de fuego de una unidad constituye uno los momentos más críticos que deberá sobrellevar en el combate. Este bautismo deberá programarse de tal forma de eliminar toda posibilidad que el enemigo logre la sorpresa, ya que de por si el primer encuentro con él, constituye una sorpresa psicológica para cada individuo, al presentarse los hechos de una manera distinta a lo descrito durante el adiestramiento.

Una forma de reducir esa posibilidad es a través de permanentes y adecuadas medidas de reconocimiento, exploración y seguridad. La capacidad para ejecutar este tipo de operaciones debe haber sido adquirida en el adiestramiento, durante el cual no debería existir ninguna situación, ejercicios, instrucción u operativo en los cuales no esté incluido, practicado y analizado en todos los niveles.

En el pasado, el Oficial naval, blandiendo las espadas y los incitadores toques de clarín cuando procedían al abordaje de una nave enemiga, podía detener la momentánea parálisis que se desencadenaba durante el bautismo de fuego. Sin embargo en la era actual, el factor sorpresa aún en la era nuclear, podría decidir el resultado de la batalla inmediatamente.

EL VALOR DE LA DISCIPLINA

De todas las medidas que imprimen carácter, la disciplina reviste particular importancia. Un examen de los ejemplos históricos nos enseña que el barco mejor disciplinado logró más u obtuvo la victoria, aún cuando los otros factores a considerarse en el combate no eran iguales. La inspiración de la disciplina asegurará que el combatiente automáticamente subordine su propio interés. La unidad que actúe bajo esta dirección, lo hará de manera más rápida y neutralizará sus reacciones al miedo, lo cual, siendo de otra forma, podía ocasionarle una postración nerviosa que le incapacitaría. en casi completo dominio de si mismo, mas rápida y mientras mas estrictamente sea disciplinada una Unidad de esta dirección, mas rápida y resueltamente neutralizará sus reacciones al miedo, lo cual podría ocasionarle una postración nerviosa que la incapacitaría. Sin embargo, no debe ser meramente el premio de su sistema militar lo que haga que el combatiente se someta a la disciplina. Mientras más voluntaria sea la disciplina del individuo, mas eficaz será, especialmente cuando ese sometimiento voluntario e inteligente está respaldado por conocer la razón por la cual se combate.

Se puede distinguir por lo tanto, las siguientes categorías separadas de la disciplina:

1. La disciplina de la mente, con el objeto de adiestrar al soldado a mantener la serenidad mental mediante acciones escogidas cuidadosamente que se orienten a fortalecer su mente frente a situaciones de presión, miedo, etc.

2. La disciplina del cuerpo, con el objeto de fortalecerlos para defenderse con reacciones físicas recurrentes que no den curso a una postración nerviosa.

3. La disciplina del individuo como tal, con el objeto de obtener de él obediencia sin condicionamientos, aún en casos en que el individuo está sometido a un gran esfuerzo y se prueba mas severamente su valor.

4. Finalmente la disciplina de la unidad de combate, dentro de cuya organización el individuo es obligado a resistir la postración nerviosa, con el objeto de templar su espíritu para integrar un equipo que pueda combatir eficientemente.

La disciplina y la obediencia incondicionales poseen el mayor valor de todos los medios para evitar la postración nerviosa. Todo estudio histórico del presente al igual que del pasado, demuestra que el grupo más disciplinado en la guerra ha evidenciado la mayor tenacidad, la acción más eficaz y, como consecuencia, ha sido el grupo victorioso.

Las tensiones: sus causas y efectos

La causa básica del miedo es el temor a la muerte. En estrecha relación le sigue el quedar mutilado o desfigurado. El miedo es contagioso, un marino que muestre los efectos del miedo puede ocasionar que otros que han estado refrenando su propio miedo, empiecen también ha manifestarlo. Una persona que ha venido soportando la tensión del miedo, podría dar libre expresión a sus emociones cuando unos de sus camaradas llegue a su punto de límite y flaquea.

El temor a lo desconocido es la causa más manifiesta de tensión. Podría ser que el individuo no sepa ni es capaz de sobrevivir en la situación que enfrenta; podría no saber que esperar.

La falta de confianza en si mismo podría hacer que un marino dude de su habilidad para hacer el máximo uso de sus armas o de sus destrezas. También se sabe, a través de los análisis psicológicos del comportamiento de las tropas en combate, que el miedo es el resultado de las percepciones de los sentidos, con los cuales la persona -l con o sin razón- relaciona la idea de peligro crítico con su vida y bienestar personal, tal como se ha planteado previamente. Ya que el miedo es una de las emociones más básicas, todas las personas están sujetas a ellas aunque en un grado diferente, dependiendo de la susceptibilidad particular de cada uno.

Si de repente surge un peligro verdadero o imaginado, la alarma puede resultar en temor y este a su vez degenerar en pánico si no nos controlamos. Dependiendo de su naturaleza subjetiva, el individuo que es vencido, se convierte en presa de una inhabilidad que lo hace incapaz de cualquier acción o se entrega a una acción puramente instintiva, cuyo objetivo es solamente la preservación de su vida.

La acrecentada condición de alerta demanda mayor concentración; como resultado, se intensifican los esfuerzos de las funciones corporales y todos los sentidos se avivan considerablemente. La mente comienza a analizar cualquier pequeño ruido, movimiento u olor, y a clasificarlo como natural o como algo que aumenta el peligro eminente. Las tensiones impuestas son acumulativas, demandando más y más concentración mental y disposición física.

Las personas bien adaptadas pueden soportar una mayor tensión porque comprenden que el peligro pasará eventualmente; pero cada persona tiene su tiempo límite, el punto mas allá del cual uno ya no puede soportar mas tensión y en el cual se ve obligado a tomar alguna acción abiertamente para disipar las tensiones acumuladas.

Las cuatro reacciones generales a la incontrolable tensión nerviosa generada por los instintos de conservación y agresividad son: la regresión, el ocultamiento, el pánico y la explosión de reacciones psicosomáticas. La regresión es el retroceso mental a una forma de vida más simple y que le provee más seguridad. Un adulto podría volver a su niñez, a una etapa en la cual el no enfrentaba tensiones incontrolables. Un combatiente en este estado de regresión podría buscar a su madre, volverse más jactancioso, creer que la magia o los talismanes le protegerán, tartamudear o balbucear y, en las etapas más avanzadas, llorar y hasta balbucear incoherentemente.

La reacción de ocultamiento hace a la persona ocultarse o camuflarse buscando que el peligro pase o le deje ileso, la "piel de gallina" por ejemplo, hace la piel más sensible a los cambios ambientales y le permite al cuerpo reaccionar al peligro mucho más rápidamente. La tensión extrema podría causar manchas oscuras en la piel, condición que se conoce como "melanosis de miedo", un primitivo esfuerzo por confundirse entre los alrededores. El efecto impactante más común en una persona con la reacción de ocultamiento es el quedarse inmóvil en su lugar, el permanecer inmóvil en la creencia de que así no será visto. La reacción psicosomática es un intento inconsciente por evadir una situación peligrosa desarrollando una reacción honorable o socialmente aceptable. En muchos casos la reacción psicosomática causa enfermedades reales. La tensión constante puede crear un exceso de jugos gástricos en él estomago, los cuales eventualmente pueden causar úlcera estomacal, una enfermedad real aunque provocada inconscientemente.

La experiencia demuestra de que antes de que se haya hecho contacto, la falta de información -incertidumbre- acerca del enemigo es factor común y que aún en el combate son muy pocos los informes que le llegan al comandante. En las guerras de movimientos las unidades pequeñas generalmente estarán obligadas a combatir con poco conocimiento de las fuerzas enemigas y amigas. Estas se enfrentan, obligadas por las circunstancias condicionadas a protegerse ellas mismas, de moverse y de atacar al enemigo en la oscuridad. Esta experiencia, es común en la guerra de guerrillas, fue muy efectiva en contra de los ejércitos de los EEUU en Vietnam y han subsistido por más de medio siglo en Colombia.

Existe una línea bien definida que separa el factor motivador del estimulante de la moral. La motivación le da al hombre la voluntad de hacer algo que de lo contrario no haría. En combate es la fuerza que lo mantiene activo y – en ocasiones- lo hace desempeñar más de lo que sus deberes asignados exigen. El hombre que posee una motivación arraigada tiene pocos problemas respecto a la moral.

El espíritu de cuerpo

Un aumento del espíritu de cuerpo en las unidades de la Armada, genera un acrecentamiento de la moral en cada una de ellas. Aquí no hay necesidad de explicar el mérito del espíritu de cuerpo para producir una eficaz unidad combatiente. El espíritu de cuerpo no es nada más que una manifestación de la confianza de los hombres en si mismos y en sus comandantes. Los indicios de un alto espíritu de cuerpo son el orgullo de la unidad y sus logros, el deseo acrecentar el historial con nuevos galardones, un ambiente tangible de camaradería sincera y reciproca, un halo de equipo armónico entrenado para lo más difícil.

En todas las guerras el espíritu de cuerpo ha sido el factor por el cual muchas unidades han hecho más de lo que les correspondía, en aquellas unidades hubo individuos cuya moral podía estar disminuida, pero que no obstante hicieron su parte debido a su lealtad para con el grupo. Para el combatiente individual, el hecho de pertenecer a una unidad que tradicionalmente posee alto espíritu, el gozar de la camaradería y respeto de sus miembros, son factores altamente estimulantes tanto para la motivación como para la moral.

LAS NORMAS A OBSERVAR

Integrando la experiencia de las últimas guerras en un solo grupo de factores básicos, factibles de ser controlados por el líder combatiente para enfrentar el miedo propio y actuar positivamente sobre el miedo de sus subalternos, surgen:

1. ADIESTRAMIENTO: Se deberá establecer un programa de instrucción y adiestramiento claro y preciso para aclarar lo que es el miedo, que se puede esperar de sus efectos y las formas de contrarrestarlo. El individuo debe aprender que la disciplina y la eficiencia desarrolladas en las destrezas de combate, son dos de las mejores defensas contra las parálisis del miedo. Los hombres en combate ejecutan instintivamente aquello que se les enseñó y practicaron durante el adiestramiento. El comandante debe asegurar que ese adiestramiento sea conducido con la mayor realidad posible. El soldado de aire mar y tierra, deberá ser condicionado para soportar con estoicismo el rigor de una guerra, con la certeza de que de su capacidad, entrenamiento y coraje serán los factores que determinan el triunfo o la derrota, la vida o la muerte de los hombres y mujeres que comanda..

2. ACONDICIONAMIENTO FISICO: Todo marino de guerra debe entrar en combate en impecable condición física, lo contrario es inaceptable y nos estaríamos engañando nosotros mismo. El combate esta lleno de peligros y riesgos que atacan simultáneamente la mente y el cuerpo, que solo aquellos físicamente aptos pueden abrigar esperanzas de sobrevivir sus efectos.

3. ESPIRITU DE CUERPO: El espíritu de cuerpo es básicamente el producto del adiestramiento físico y de combate, inspirado por el don de mando de líderes altamente profesionales. Este espíritu, como ya fuera citado, ayuda a contrarrestar los efectos de miedo, al transformar un combatiente individualista en un combatiente con fuerte sentimiento de lealtad hacia su grupo. Se preocupa entonces mucho más de evitar fallarle a su equipo que de su propio miedo, ese combatiente cree que su unidad dispone de los mejores oficiales y tripulantes, y que en el campo de batalla ellos serán invencibles. Todos los ejércitos victoriosos han mantenido su alto espíritu de cuerpo; en cada una de las especialidades de la Armada y de manera especial la Infantería de Marina nos enorgullece y nos entusiasma pensar en nuestro espíritu de cuerpo como algo realmente distintivo y superlativo. Mientras así pensemos, pues así será.

4. LA FE RELIGIOSA: La fe ejerce un fuerte efecto estabilizador sobre los combatiente bajo el fuego enemigo. Un hombre que cree con vehemencia en lo que hace, practica y predica, está mejor preparado para vencer. Nuestra profesión es tal vez la más noble de todas porque estamos dispuestos a ofrendar nuestras vidas en defensa de la soberanía de nuestra nación y de las vidas de compatriotas a los que ni siquiera conocemos, esa fe en lo que hacemos nos hace fuertes e invencibles. Mucho tiene que ver la fe religiosa que tenga un soldado, el pensamiento de que existe un ser superior que rige los destinos de este planeta y los caminos de la vida y la muerte, surte un efecto tranquilizante para enfrentar el combate en cada día, con entereza y esperanza. Usted como líder debe respetar las creencias y practicas religiosas de sus hombres y ser lo suficientemente inteligente, para que ellos busquen ser mejores soldados, mejores ciudadanos, cumpliendo lo que la religión pregona.

5. DAR EJEMPLO: Usted, el líder, por sus actos debe ejercer una fuerte influencia en el combate. Deberá siempre encontrarse por sobre toda situación, sin desmayar venciendo sus propios temores y dominando de la mejor forma sus emociones, recuerde que sus hombres ven en usted el icono referencial de cada acto.

6. MANTENGAN A SUS HOMBRES OCUPADOS: Recuerde el sabio refrán: "El ocio es la madre de todos los vicios" La actividad de por sí, es como un antídoto contra el miedo. Una vez que el individuo queda involucrado en las técnicas y procedimientos del combate, el miedo inicial comienza a desvanecerse. Deje que sus hombres queden inactivos por un corto lapso y los temores se implantaran nuevamente. Asegúrese que los jefes de las unidades menores subordinadas mantienen a su gente activa y bajo control. El ver a un compañero o escuchar la voz del comandante son factores positivos que tienden a calmar la incertidumbre.

7. UTILICE SUS ARMAS EFICAZMENTE: Asegúrese de aprovechar de la mejor manera cada sistema de armas del que disponga su buque, submarino o cada gramo del fuego de apoyo disponible. Los Infantes de Marina que dependan de sus comandos estarán mas confiados en sus probabilidades de sobrevivir si saben que son guiados por un líder que utiliza al máximo los fuegos de apoyo disponibles.

LO QUE NO DEBE OLVIDARSE: Para finalizar, recuerde siempre que el control de la incidencia negativa de los factores psicológicos en el combate es una responsabilidad directa y principal del líder, del hombre a cargo, cualquiera sea el nivel del que se trate.

El signo negativo de cada uno de ellos solo podrá ser modificado por hombres bien adiestrados, físicamente aptos, que tienen confianza en sí mismo, en sus líderes y en el espíritu de combate de su Unidad.

Napoleón dijo: "El espíritu vencerá siempre a la espada"

REFLEXIONES NECESARIAS ACERCA DE CONCEPTOS Y LECCIONES DEJADAS POR LIDERES

EL HOMBRE BAJO LA AUTORIDAD

"Aquí la principal hazaña es obedecer

y el modo como ha de ser

es ni pedir ni rehusar.

Aquí en fin, la cortesía, el buen trato, la verdad,

La firmeza, la lealtad, el valor,

La bizarría, el crédito, la opinión,

La constancia, la paciencia, la humildad,

La obediencia, fama, honor y vida,

Son caudal de nobles marinos

Que en buena o mala fortuna,

La milicia no es más que una religión de hombres honrados"

CALDERON DE LA BARCA

La palabra disciplina proviene de una palabra de raíz latina que significa "aprender"" y lleva la connotación de un comportamiento aprendido. Entre las muchas definiciones de la palabra, halladas en el diccionario Larousse de la lengua castellana figuran:

El entrenamiento o curso de entrenamiento que corrige, amolda, fortalece, o perfecciona. . El control logrado mediante la observancia de la obediencia o el orden.

Un gobierno estricto, como de un grupo, para una acción eficaz.

La calidad o estado de orden logrado mediana un dominio de si mismo.

La disciplina militar comprende todas esas definiciones. Reducidas a su termino más simples, la esencia de la disciplina y la obediencia se puede hallar en la observación del Centurión a Cristo según figura en el libro de Mateo;

"Yo soy un hombre bajo la autoridad, con hombres a mi cargo. Yo le digo a este hombre: vaya, el va; y a otro venga, y él viene. . ."

Para que una fuerza militar sea eficaz, debe ser ante todo confiable. Fue la absoluta practica de la sencilla formula de aquel centurión lo que hizo de las legiones romanas la fuerza militar más poderosa y eficiente de los tiempos antiguos.

Periódicamente, a medida que enormes cantidades de hombres del mundo civil pasan por las fuerzas armadas en tiempo de paz, han habido inclinaciones hacia un relajamiento de las rigidez de la disciplina militar, esfuerzos por hacer los servicios atractivos y mas "democráticos", reducir a lo mínimo o eliminar los que se han llamados los aspectos "duros" de la vida militar. Sin duda todavía existe un numero de oficiales y tripulantes el servicio de hoy ida que pueden recordar una era en que la disciplina al nivel del Centurión con la firmeza del carácter y mano firme del contramaestre abordo o el sargento de compañía en los repartos de la Infantería de Marina.

En un tiempo en que muchos de los males del mundo civil se han atribuido a una excesiva tolerancia en el manejo de nuestra juventud, es significativo que un subcomité investigador de la Cámara de los EEUU concluyera que la causa de los desordenes de hace más de una década, en los portaaviones Kitty Hawk y Constelación se pudo originar por una "excesiva tolerancia"- lo cual es simplemente otro factor para un imprudente relajamiento de la disciplina.

Vivimos una era en que nuestra juventud es más vocinglera que antes para exigir sus derechos; sin embargo, demuestra menos respeto por los antiguos valores y están menos inclinados a reconocer que junto con los derechos van también los deberes a la sociedad de la cual ellos son miembros.

El mantenimiento del orden y la disciplina ha sido la principal preocupación de los líderes y pensadores militares de toda la historia. En un tiempo en que existe presión para que se relajen las normas disciplinarias de nuestras fuerzas, lo que podría literalmente arriesgar la seguridad de la republica, en el escenario de la anarquía, donde cada quien hace lo que desea, sin que importe las afectaciones sobre los demás. Vivimos tiempos en los que se difunde cada vez más el equívoco criterio de que el someterse a un conjunto de reglas y mantener una disciplina establecida es perdida de la identidad de cada quien, es sometimiento, es denigrarse. Al no observar estos principios, estaremos en camino de unirnos a aquellos estados en que Herodoto nos dice eran "anteriormente grandes. . .en tiempos antiguos"; es bueno mirar atrás en la historia y examinar lo que algunos ex-líderes y pensadores han dicho sobre el asunto.

En la China, escribiendo unos 500 años a. j. c., el sabio guerrero y autor del tratado "El arte de la Guerra", Sun Tzu, tenía esto que decir:

"Los soldados deben ser tratados con humanidad, pero mantenidos bajo control mediante una disciplina de hierro. Esto es un camino seguro hacia la victoria. Si al entrenar soldados se obedecen habitualmente las órdenes de los comandantes, el ejército estará bien disciplinado. . . Sí, sin embargo, usted es indulgente, pero no puede hacer sentir su autoridad: bondadoso pero incapaz de hacer que se ejecuten órdenes; e incapaz, además, de sofocar un desorden, entonces sus soldados tienen que considerarse como niños consentidos: ellos son inútiles para cualquier propósito práctico".

Significativamente, el ejército mas grande del mundo hoy en día, el de la China Comunista, así como todas las naciones, se jactan por estar unidos por una " disciplina de hierro " También es digno de notar que los pensadores militares chinos de hoy ida le prestan una seria atención a las obras de sus antiguos eruditos militares, incluso SUN TZU.

Un siglo después de Sun Tzu, las ciudades estados griegas estaban lanzándose precipitadamente en su caótica pero localizada "guerra mundial" en el Peloponeso, a medida que alianzas contrarias encabezadas por Atenas y Esparta se esforzaban por la supremacía. Analice usted las palabras de Arquidamo, Rey de Esparta, cuando exhortaba a sus tropas antes de marcharse a la guerra:

"Recuerden que, por donde ustedes sean dirigidos, deben considerar la disciplina y vigilancia como de primera importancia y obedezcan con seriedad las ordenes emitidas, ya que nadie contribuye tanto a la reputación y seguridad del ejercito como la unión de grandes cuerpos por una sola disciplina".

Medio siglo antes, el trágico poeta Esquilo, quien había combatido con distinción como un lancero armado de armas pesadas, tanto en Maratón como Platea, observó que: "La obediencia es la madre del éxito, la esposa de la seguridad".

Solo algunos años después de Arquidamo, Jenofonte habría de decir:

"En lo que respecta al servicio militar. . .es la disciplina lo que hace a uno sentirse seguro, mientras que una falta de las misma ha destruido a mucha gente antes que ahora".

Jenofonte, quizás más que todos los otros, podía hablar sobre ambos aspectos del problema pues la suya fue la tarea más difícil que jamás había enfrentado un líder militar, la de reconstruir un ejército totalmente desmoralizado, excedido y atrapado profundamente por el enemigo, y dirigirlo airosamente y traerlo nuevamente a salvo al país.

Nicolás Maquiavelo es mejor conocido por sus tratados políticos y se considera generalmente como el padre de la ciencia política moderna. Menos conocido es el hecho de que él era un meditabundo estudiante de asuntos militares. Obteniendo de sus lecturas de la historia, grandes lecciones especialmente de la de antiguos romanos a quienes él admiraba.

"Según el dicho de Ciro de Jenofonte, no es el numero de hombres lo que da la ventaja".

En otras partes de la misma obra Maquiavelo indicaba la fuente de esos buenos hombres:

No es el valor natural de los hombres lo que hace osado a un ejército, sino el orden y buena disciplina.. Hasta los griegos y los romanos, siendo notables por una natural ferocidad o una amplia obediencia a sus príncipes, estaban obligados a recurrir a una buena disciplina".

El famoso sultán otomano Mahomed II, mejor conocido como Mahomed el conquistador derribó el ultimo bastión del una vez gran imperio bizantino cuando en mayo de 1453 ocupó a Constantinopla después de un asedio de 53 días. Siguiendo la costumbre de los tiempos, hizo un largo discurso de exhortación a sus oficiales y tropas antes de l asalto final contra la muralla de la ciudad. Registrado después este acontecimiento por su escriba griego, Cristobulo, el discurso incluía este pasaje.

"Sean entonces valientes ustedes mismos y exijan a todos sus hombres a su cargo a que los sigan valientemente y que usen todo celo y diligencia en la misión, en la creencia de que existen tres elementos para combatir bien: La voluntad para combatir, de lo que es y lo que no es honorable y obediencia a la autoridad. Sépase que esta obediencia permite que cada uno mantenga su propia posición y se lance al ataque silenciosamente, en buen orden de modo que cada uno pueda oír rápidamente las órdenes que se les da y pasarlas a los demás. Cuando tengan que avanzar silenciosamente, mantengan silencio, y cuando tengan que gritar, que lo hagan con gritos que infundan temor. Porque bien muchas de estas cosas son prudentes en todo tipo de combate no son de ninguna manera así, en las batallas contra murallas. En cuanto a las demás órdenes, que hagan todo bien y en buen orden y disciplina".

En la listas de los importantes escritores militares esta el nombre de Karl Clausewitz. Es apropiado notar que Clausewitz afirma terminantemente:

"No hay nada que sea de mayor importancia en una guerra que la obediencia".

En una carta al congresista Washburner antes de la batalla de Snwin, el general Ulyses Grant escribió:

"Mientras yo sea un oficial en el ejército no tengo ningunos pareceres míos propios por los cuales guiarme. Sean cuales fueren las órdenes de mis superiores y la ley, yo las ejecutare. Ningún hombre puede ser eficiente como comandante si pone sus propias nociones entre la ley y aquellos a quienes el ha jurado obedecer. Cuando el congreso apruebe algo demasiado odioso para yo ejecutar, renunciaré"

De seguir este dictamen fundamental de Grant, no le hubiera significado el súbito relevo al general Douglas Mac Arthur por parte del presidente Truman. MacArthur, uno de los más grandes soldados de la historia de los EEUU, en esta sola ocasión fracasó en el deber de un soldado; el continuó su argumento mas allá del punto de decisión final de todos sus comandantes en un asunto militar. El se puso de frente a un hombre que, aunque su esencial experiencia militar había cesado dos guerras antes en el grado de capitán; era -no obstante-, ahora su comandante en jefe.

El Mariscal de Campo Erwin Rommel, comentando sobre su reacción a la fútil orden de Hitler de "mantenerse firme o morir" en el Alemein, dijo: "Yo siempre había exigido de otros una obediencia incondicional y consecuentemente, deseaba aplicar el mismo principio a mi mismo."

Comentando, antes de su muerte, sobre la ordenada retirada de sus fuerzas a través del África del norte ante la abrumadora presión de ejércitos superiores aliados, Rommel manifestó sobre la disciplina alemana:

"De mis oficiales, yo exigía la mayor abnegación y un continuo ejemplo personal y como resultado, el ejercito tenían un magnifico espíritu de cooperación. Nunca hubo ningún rendimiento debido a apatía o fatiga. La disciplina fue siempre mantenida y nunca tuvo que hacerse observar hasta en las situaciones mas terribles".

El Mayor Burton F, Hood, escribiendo unos años atrás en la Military Review, advirtió que:

En nuestra prisa por lograr una superioridad de armas sobre nuestro potencial enemigo, existe un constante peligro en que pasemos por alto la habilidad de grupos de hombres determinados, para decidir grandes asuntos mediante una hazaña denodada"

Cuantas cosas han parecido imposibles, que no obstante, se han hecho por hombres determinados, que no tenían ningún otro recurso sino la muerte"

Y el General Matthew B. Ridgway ha dicho.

Existe todavía un arma absoluta la única arma capaz de operar con completa efectividad, de dominar cada pulgada de terreno donde seres humanos viven y combaten, y de hacerlo bajo todas condiciones de luz y oscuridad, calor y frío, desiertos y bosques, montañas y llanos. Esa arma es el hombre mismo".

Debemos despertar y estar conscientes que el recurso humano es de infinito valor y preocuparnos por ejercer un verdadero liderazgo en beneficio de la Armada y del país.

En tanto en cuanto, yo habré de continuar elevando mi plegaria cada día:

"Concédeme Señor el inmenso honor de comandar un grupo de hombres que tengan iniciativa antes que genialidad, que acepten el sudor en sus uniformes y la fatiga en sus cuerpos como un identificativo diario, que consideren que la fría tempestad, el escarpado risco y el mar embravecido son las condiciones apropiadas para operar.

Que profesen y practiquen su amor por la Patria, la familia y la Armada, que tengan por gallardete distintivo los ideales mas nobles y puros, que tengan por espada la justicia, y por escudo las plegarias y oraciones de quienes bien los aman, seres de belleza interior, que no se olviden de sonreír aun en las circunstancias más adversas, que busquen dar antes que recibir, seres cuya valentía no degenere en temeridad, que no acepten capitular y que jamás consideren una derrota como definitiva. Seres cuya honestidad y sencillez sean su santo y seña y cuyo objetivo permanente sea la manutención de la preciosa paz. Con estos hombres Señor, la Patria puede asignarme la misión que hasta hoy no ha podido ser cumplida"

CPFG-EM LENIN SANCHEZ MIÑO

Las lecciones de valor dejadas por los militares en la historia del mundo, son conmovedoras, y las páginas de esa historia atestiguan elocuentemente con numerosos ejemplos su verdad. Pero para que esas lecciones y palabras tengan significado, para que esos ejemplos se hayan realizado en el pasado u ocurra en nuestros días y en el futuro, siempre ha habido, y siempre habrá, un ingrediente esencial en la estructura de la organización militar y de sus miembros individuales: LA DISCIPLINA.

Según se esfuerce por organizar una fuerza, tenga eso en cuenta y nunca permita ningún relajamiento poco juicioso de las normas disciplinarias que podrían finalmente poner en riesgo nuestro país y su gente en este mundo incierto.

Nuestros líderes en todos los niveles de mando deben comprender y fomentar un alto sentido de disciplina, esa indispensable cualidad que es un cimiento seguro para una fuerza militar eficaz y confiable.

 

 

Autor:

Lenin Sànchez Miño

 

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