Educación afectivo-sexual en jóvenes con discapacidad intelectual
Enviado por Ing.Licdo. Yunior Andrés Castillo Silverio
- Introducción
- Etiología de conductas sexuales inadecuadas
- Objetivos de la educación sexual en educación secundaria obligatoria
- Orientaciones generales para realizar un adecuado enfoque educativo
- Orientaciones a las familias
- Papel de los profesionales en educación sexual
- Conductas sexuales
- Bibliografía recomendada y artículos de interés para trabajar la educación afectivo-sexual en alumnado con discapacidad intelectual
El actual modelo de educación emocional se fundamenta en las aportaciones científicas de Salowey y Mayer que definieron en 1990 la Inteligencia Emocional como aquella competencia para conocer y regular las emociones propias y las de los demás. No obstante, fue la publicación en 1995 de Daniel Goleman "Inteligencia Emocional" el libro que dio a conocer a la opinión pública la importancia que para la realización personal tiene la Inteligencia Emocional. Tras este constructo, se esconde la confirmación de que quien posee una adecuada inteligencia lógica no tiene por qué poseer una parecida Inteligencia Emocional, y viceversa. De la misma forma, el/la menor con una Discapacidad Intelectual presenta un problema, pero ello no implica necesariamente el mismo nivel de discapacidad emocional y, aunque no quepa duda que la influencia negativa de la primera discapacidad influirá decisivamente sobre la segunda característica, en principio nada debería impedir el desarrollo de la capacidad emocional que cada persona pudiera asumir.
Existen aspectos diferenciales que influyen en las manifestaciones sexuales de las personas con discapacidad psíquica. Estos matices se derivan de dos aspectos fundamentales: la deficiente socialización sexual y la imposibilidad de construir la propia intimidad. Esta restricción se produce por un intento de protección de las personas con discapacidad intelectual de los peligros de lo sexual, peligros que tienen sentido si se parte de una actitud sobre la sexualidad marcada por una valoración negativa de la misma, y no entendiéndola como una dimensión a cultivar en la propia persona.
El mecanismo de protección se ha establecido mediante varios aspectos esenciales:
Negación de la sexualidad.
Basándose en la idea previa de que los niñ@s no tienen sexualidad. Las personas con discapacidad intelectual permanecen ancladas en esta etapa de infantilización.
Represión enérgica de cualquier manifestación erótica.
La idea esencial es que las personas con discapacidad tienen una sexualidad incontrolable y por ello llena de peligros, y por tanto, la única opción es evitar su manifestación.
Restringido acceso a la construcción de la propia intimidad.
Esto se deriva de una sobredimensión de la protección a estas personas. Al estar siempre pendientes y querer protegerlos tanto, es imposible que se desarrolle la intimidad. En este caso todas las conductas se producen en el único ámbito existente: el público.
Como resultado de todo ello obtenemos que las personas con discapacidad intelectual tienen una socialización sexual escasa y torpe, lo que provoca que, en no pocos casos exista un conflicto derivado de la pulsión privada del sujeto (de sus deseos…) con las normas sociales que definen como deben resolverse esas pulsiones en nuestra sociedad (normas que son desconocidas debido a la deficiente socialización). Escudados bajo la idea de proteger a las personas con discapacidad de cualquier daño y de los riesgos del sexo, logramos promover conductas desajustadas y nos intentamos proteger de una sexualidad que no comprendemos y nos resulta amenazante por nuestros propios miedos y temores.
Cuando se habla de personas con discapacidad, podemos poner el énfasis en la persona o en la Discapacidad. En general, la mayoría se fija más en la discapacidad que en la persona. Así nos centramos en las limitaciones, en las dificultades y no en la potencialidad ni en las posibilidades. Pensamos que debido a esas dificultades "nunca van a tener pareja", "no van a poder ser madres o padres" o "no son atractivos"… detrás de todas estas concepciones que influyen en entender que no es necesario abordar la educación sexual con las personas con discapacidad psíquica se esconde una visión que remarca, subraya y enfatiza la discapacidad como elemento esencial y definitorio de estas personas. No se plantean qué es lo que podemos hacer, qué pueden hacer para ser felices sino que nos fijamos en lo que no pueden hacer.
Privan a las personas con Discapacidad Intelectual de voluntad, de capacidad de decisión y con ello los "cosifican". Plantean una visión de estas personas como sujetos pasivos, sujetos que se dejan hacer pero no que buscan, hacen o deciden. Así no se plantea que puedan tener relaciones sexuales consentidas, deseadas y satisfactorias; si no que se les etiqueta víctimas de abusos, ya que son personas que no saben decir que no… Pero ¿pensamos que pueden decir que sí?
Se les estigmatiza como sujetos a proteger y ello despierta todos los instintos de protección, de cuidado y cercena el desarrollo de la autonomía y la independencia. Llegamos a protegerlos en todo, los abusos sexuales, evitar conductas eróticas por miedo al embarazo… pero incluso no queremos que se enamoren porque se ilusionan y luego vienen las frustraciones… los queremos proteger tanto que los protegemos de la propia vida. Además, con esta protección estamos volviendo a dirigir la mirada a sus limitaciones porque de base, no los consideramos capaces de superar esta situación. Debemos reflexionar si en ocasiones a pesar de luchar y trabajar por la normalización y la integración, con nuestra hiperprotección no estamos generando el efecto contrario, y somos nosotros mismos los que los queremos hacer diferentes (no queremos que se enamoren, no queremos que tengan desengaños amorosos, etc.).
Es evidente que el camino sólo ha comenzado, que se requieren cambios en la percepción social de las personas con discapacidad intelectual para lograr que tengan un desarrollo adecuado de su sexualidad. Necesitan que se favorezcan espacios, tiempo y formas para que puedan expresarse, para que puedan encontrarse, en definitiva: para que puedan vivir su sexualidad.
Debemos ser conscientes del ámbito social donde nos movemos, debemos tener cuidado con el efecto "burbuja" (como nosotros tenemos una idea clara de los derechos de las personas con discapacidad intelectual y de sus capacidades y potencialidades; pensar que toda la sociedad tiene esa misma visión). La sociedad no tiene aceptado, ni asumido que las personas con discapacidad intelectual son personas sexuadas, ni que tienen derecho y pueden tener una expresión feliz y placentera de su sexualidad. Hacer educación sexual es educar a la persona con discapacidad intelectual desde la perspectiva de ser una persona sexuada con sus derechos, apoyándonos en sus capacidades y potencialidades, creer en ellos/ellas y ayudarles a desarrollar su autonomía todo cuanto podamos… Si no vigilamos el efecto "burbuja", podemos frustrarnos con determinadas respuestas que se pueden dar en nuestra sociedad.
Etiología de conductas sexuales inadecuadas
Las conductas sexuales inadecuadas y/o disfunciones sexuales pueden ser originadas por una serie de factores que a continuación señalamos:
( Baja autoestima y autovaloración.
( Imagen corporal alterada.
( Sentimientos ambivalentes de la propia masculinidad o feminidad.
( Escasa capacidad de relación con los demás.
( Experiencias sexuales traumáticas o deficientes.
( Capacidad limitada para desarrollar conceptos y vivencias
( Manejo inadecuado de conductas o intereses sexuales.
( Falta de afecto, cariño y estimulación.
( Experiencias de explotación sexual.
Objetivos de la educación sexual en educación secundaria obligatoria
Los objetivos deben entenderse como principios guía de trabajo, ser un marco de referencia general, adaptables a cada contexto particular, centro o grupo de menores con los que vayamos a trabajar o y no tanto como un listado interminable y reduccionista de los efectos previstos de la enseñanza,
1. Potenciar la construcción del conocimiento sexual respecto al conocimiento de sí mismos y de las demás personas, las relaciones interpersonales y el conocimiento de las instituciones supone promover un cambio conceptual de las ideas previas o teorías autónomas aun conociendo las dificultades para que estas ideas cambien. El conocimiento no surge por acumulación o comprensión súbita de los conceptos, requiere la reestructuración interna de las teorías autónomas del alumnado. Esta labor exige una acción prolongada.
2. Incorporar las dimensiones cultural, social, biológica, psicológica, afectiva y moral de cada uno de los temas. No podemos olvidar, el carácter interdisciplinar de los conceptos sexuales. Si queremos contribuir a explicar de una forma completa la sexualidad hemos de contemplar la información procedente de las diferentes ciencias. El profesorado deberá favorecer esta integración de variables progresivamente, mediante las diferentes propuestas de aprendizaje.
3. Cambiar las actitudes hacia la sexualidad en este período entendiéndola como parte de un proceso permanente en el ser humano, asumiendo las manifestaciones como una forma de relación completa, no sustitutiva de la sexualidad de las personas adultas. Sabemos que las actitudes no son fáciles de cambiar, por ello cobra sentido plantearnos este objetivo para lograrlo en un período amplio de tiempo. Es muy importante el cambio de las mismas dado su triple componente cognoscitivo, afectivo y conductual.
4. Romper los tabúes, mitos y miedos relacionados especialmente con la autoestimulación, las primeras relaciones sexuales tanto hetero como homosexuales, métodos anticonceptivos, menstruación, virginidad, modelos estéticos de belleza al uso, relación entre los genitales y el placer, y la genitalización sexual. Por referirnos a algunos tópicos, la idea errónea de las primeras relaciones sexuales asociadas a sufrimiento o dolor en algunos casos. Las ideas de dolor con relación a la menstruación o la mayor presencia de deseo sexual en el hombre son fruto de la ausencia de información o de un tratamiento inadecuado de la educación sexual. Por ello, es necesario dar paso a una visión exenta de estos errores conceptuales que promueva una perspectiva más humanizada y amplia de la sexualidad humana.
5. Favorecer una aceptación e integración equilibrada de los cambios biofisiológicos y psicológicos que comienzan en el período comprendido entre los doce y los dieciséis años: desarrollo sexual, capacidad reproductiva, menstruación e identidad juvenil de género, sin que genere una disminución de
la autoestima, especialmente en el caso de las chicas. Dado que la sexualidad humana no es solamente el ejercicio de facultades biológicas, es muy importante el conocimiento de estos cambios para conseguir una integración positiva en relación a uno mismo y a los distintos grupos de referencia.
6. Restablecer la comunicación en las relaciones de amistad, relaciones de pareja, experiencias de enamoramiento y amor, para aprender a compartir las preocupaciones, sentimientos y vivencias sexuales.
El desarrollo de Habilidades Sociales y especialmente la comunicación cobra una especial importancia como base sólida para la consecución de una sexualidad plena y satisfactoria. Restablecer la comunicación, supondrá dotar a la sexualidad de un carácter colectivo y público, aprender a compartir las preocupaciones y dudas y a no magnificar los problemas personales. En definitiva, aprender a resolver los conflictos personales en relación al sexo exige aprender a comunicarnos.
7. Comprender el carácter convencional y arbitrario de determinados aspectos de la sexualidad humana, analizándolos críticamente, contrastando con otras culturas para, -en consecuencia-, aceptarlos o transformarlos. Su comprensión ayudará a percibir la sexualidad de forma natural, admitiendo la gran diversidad de aspectos que comporta y favorecerá el respeto por las diferentes opciones sexuales.
8. Desculpabilizar y liberar de angustia el comportamiento sexual, integrándolo como forma de desarrollo personal, especialmente en lo que se refiere a la construcción del deseo sexual, las primeras relaciones sexuales con penetración, homosexualidad, autoestimulación y heteroestimulación.
9. Diferenciar sexualidad de reproducción, descubriendo e incorporando de forma consciente las potencialidades de nuestro cuerpo como fuente de afecto, comunicación y placer, evitando la pérdida de facultades, por ejemplo, a través de la genitalización. Hemos de erradicar la identificación entre sexualidad, heterosexualidad, genitalidad y reproducción para dar paso a una concepción más abierta y completa que incremente las posibilidades de disfrutar y ser felices en vez de restringirlas.
10. Incorporar la información sexual para explicar y comprender la sexualidad, así como adquirir un vocabulario adecuado. Se deben analizar críticamente los términos al uso que denoten menosprecio o discriminación. El aprendizaje de un vocabulario adecuado nos ayudará a comprender la sexualidad y será un elemento facilitador de la comunicación de nuestras inquietudes y concepciones, pero no hemos de omitir la relación del vocabulario con los conceptos subyacentes para lograr su transformación.
11. Desterrar la idea de que la información sexual despierta prematuramente el comportamiento sexual. Con demasiada frecuencia los programas de educación sexual sufren un cierto retroceso a consecuencia de la creencia implícita en el objetivo expuesto. No ha sido demostrado en ningún estudio que esto sea cierto. Son especulaciones carentes de sentido científico..
12. Promover una educación no sexista y no discriminatoria como propuesta coeducativa.
Orientaciones generales para realizar un adecuado enfoque educativo
Los aspectos a tratar serían:
Diferencias entre: público/ privado, apropiado/ inapropiado.
Formas adecuadas en la expresión del afecto: habilidades en la conversación y valores estables en las relaciones con otros de igual o distinto sexo.
Explicar las diferencias sexuales entre hombres y mujeres y el papel de cada uno/a en la sexualidad.
Desdramatizar la práctica de la masturbación, intentando hacerles ver que no es más que un medio de autorrelación y de satisfacción de una necesidad natural.
Explicar en qué consiste el acto sexual y sus consecuencias, con el fin de evitar conceptos erróneos.
Aclarar el sentido que tienen las sensaciones y los impulsos sexuales y la importancia de saber controlarlos.
Establecer normas claras y orientaciones para evitar el acoso y abuso sexual.
Consensuar ciertos comportamientos adaptativos relativos a la privacidad, proporcionándole el lugar y el momento adecuado.
Mejorar las posibilidades de expresión (no utilizar a otros/as ni objetos inadecuados).
Enseñar el respeto al compañero/a que no desea esa relación. El "no" debe ser respetado.
La educación sexual de los menores con Discapacidad Intelectual, al igual que para el resto de las personas, no debe quedar jamás ajena a la intervención de las familias, por ello es preciso programar actividades informativas y formativas, en las que a nivel individual o grupal, se aborden las diferentes cuestiones que esta labor implica. Está constatado que en la medida que van teniendo conocimientos reales de la sexualidad como instrumento para el intercambio afectivo, de relación social y de realización personal se genera un cambio actitudinal al respecto de forma más positiva y realista y, se van convirtiendo en agentes más activos y efectivos en este proceso.
Las familias, siguiendo la cultura social en la que se han desarrollado, no son ajenos a las influencias que ésta despliega en materia de sexualidad, teniendo muchas más dificultades para enfocar y encauzar la sexualidad de los hij@s con Discapacidad. Y ello por varios motivos:
Por la propia conciencia que los padres/madres tienen de la incapacidad de los hij@s, enmascarando para que esta capacidad no llegue a despertarse. Y en otros casos, esto mismo se expresa a través de la conciencia que tienen los padres/madres de que sus hijos poseen una capacidad normal, y esto les lleva a ofrecer más información de la cuenta o a dejar que evolucionen espontáneamente en este aspecto como cualquier otro menor.
Por los miedos que les genera la posibilidad que los discapacitados intelectuales puedan llegar a formar parejas, más o menos estables, y las consecuencias que esto pueda acarrear: manejar un hogar, educación de la posible descendencia, continua supervisión de estas parejas, la posible transmisión hereditarias a la descendencia, etc.
La falsa idea de que la sexualidad de los discapacitados intelectuales es sinónimo de promiscuidad o, por el contrario, que son eternos niñ@s y, por tanto, incapaces de tener una vida sexual plena.
Qué deben hacer:
Estar atentos/as para saber reconocer las primeras manifestaciones sexuales de sus hij@s y poner en práctica las estrategias apropiadas para encauzarlas.
Cómo ven ellos la sexualidad en general, y de forma particular su propia sexualidad y la de sus hij@s.
Ayudar a los hij@s a que se sientan seguros para expresar sus dudas al respecto, sabiendo esperar a que éstos lo hagan.
Explicarles lo que nos pregunten de forma que ellos puedan comprenderlo (adaptar nuestro lenguaje a sus posibilidades cognitivas).
No darles más información de la que demandan y decirles siempre la verdad.
Hacerles conscientes que la sexualidad es educable y, como tal, tienen el deber y la obligación de afrontarla, aportándoles los medios técnicos oportunos.
No demorarnos en responder sus preguntas.
Consultar con profesionales en caso de dudas o anomalías.
En última instancia, ofrecer siempre respuestas claras, concisas y veraces.
Qué no deben hacer:
No prestar atención a sus manifestaciones sexuales o reprimirlas como si fueran algo vergonzoso o sucio.
Impedirles hablar o preguntar sobre el tema.
Darles una explicación excesivamente técnica o desadaptada a su nivel de comprensión que impida la comprensión del hij@
Dar más información de la que demandan.
Facilitar una información engañosa o temerosa de algún posible castigo.
Olvidarnos de atender sus demandas.
Papel de los profesionales en educación sexual
El protagonismo de la familia y del centro educativo es esencial ya que el grupo de iguales habitualmente se restringe a los compañeros/as existentes en el propio centro, y la vida social que tienen es muy limitada en la mayor parte de los casos.
El personal docente y no docente de los centros educativos son profesionales con formación básica esencial para la educación y la formación en valores, siendo esto lo verdaderamente importante a la hora de abordar la formación en educación sexual. Como se comprueba a través de la experiencia, hacer educación sexual no es más que educar en otros campos. Lo específico de la formación en educación sexual es una parte mínima de los conocimientos y habilidades necesarios para realizarla, lo esencial es saber educar.
Ventajas
La experiencia con personas con discapacidad es esencial para desarrollar este trabajo. Las familias tienen la perspectiva de un caso concreto, los educadores/as tienen la perspectiva de haber trabajado con muchas personas durante muchos años.
Como profesionales pueden analizar y plantear los temas con una adecuada distancia emocional, imprescindible para tener un adecuado acercamiento al tema. En este sentido debemos recalcar que la distancia profesional es imprescindible, no creemos conveniente que se utilicen (para ejemplificar) aspectos de la vida privada de los educadores/as,
Conocen cómo se relacionan en grupo, elemento esencial en el abordaje de la dimensión afectivo-sexual. El único ámbito de relación social existente para las personas con discapacidad intelectual suele ser el propio centro.
Disponen de una relación privilegiada con los menores y con las familias, a lo largo de muchos años de relación. Con esta relación es más fácil llegar a acuerdos y consensos.
Son modelos para las personas con discapacidad intelectual. Otro elemento que entendemos esencial a la hora de plantearnos la educación sexual en los centros educativos.
Saben reconocer la importancia del otro agente educativo esencial que es la familia. dado que de sobra es conocido que no debemos invadir competencias. Debemos partir de intentar comprender, entender y conocer las motivaciones reales de los familiares; y plantear actuaciones consensuadas y aceptadas por ellos.
Tener claro que es un largo camino, y que no debemos frustrarnos por no llegar donde nos gustaría en los primeros intentos. Los/as profesionales deben desarrollar una función de motor de arrastre que provoque que la familia avance poco a poco. No intentar hacer todo en el primer momento, y no olvidar que tenemos que avanzar de la mano.
VI.1 Masturbación.
La masturbación individual es una conducta de autoestimulación erótica con una alta prevalencia en la población. Descubrir el placer sexual con conductas autoeróticas y repetirlas, debe considerarse una conducta saludable y de buen pronóstico. Por todo ello, entendemos que el objetivo no debe pasar por evitar o erradicar esta conducta, haciendo uso de los procedimientos de modificación de la conducta sino por enmarcarla en un ámbito socialmente aceptable, discriminando las dimensiones de lo íntimo y de lo público. Este comportamiento se autorregula, con diferencias individuales muy importantes, y se aprende a practicar en la intimidad. En este sentido, el objetivo es que la persona sepa "dónde" y "cuando" puede realizar esta conducta.
Los indicadores de masturbación saludable más importantes, según F.López (2002) los podríamos resumir en:
La capacidad de autocontrol, de manera que puedan demorar la conducta si lo desean.
Poder practicarla en la intimidad, a partir de los tres o cuatro años.
Buscar soluciones para no tener que repetir inadecuadamente durante largos periodos de tiempo dicha conducta para ceder la excitación sexual.
Eliminar los sentimientos de culpa.
Realizarlo en condiciones de higiene y sin usar objetos que supongan un peligro.
Que no sea debido a una enfermedad y/o infección.
Que no se produzca como respuesta a una situación conflictiva o llamada de atención.
Que no haya sido como respuesta a una situación de abuso sexual.
Que no obstaculice las actividades y actuaciones que se tengan previstas.
Que no interfiera en las relaciones interpersonales.
Para intervenir, como ya hemos señalado, partimos del principio de que la masturbación es una conducta normal que no debemos suprimir, sino que debemos asesorar para que sea apropiada. La intervención debe ir encaminada a informar al menor de que puede practicarla dentro de unos criterios saludables y las situaciones más frecuentes podrían ser:
Cuando aparece la conducta en un ámbito público el educador/a que se encuentre presente se acercará y con gesto neutro le dirá: "Veo que te gusta pero esto aquí no se hace, esto cuando estés tú sólo en el baño, en tu habitación o donde la gente no te vea". El gesto neutro tiene importancia para intentar no transmitir que culpabilizamos esta conducta, sino que lo que se pretende es enseñar a realizar esta conducta de una forma socialmente aceptable y que permita con ello una adecuada integración social, o más bien que no la dificulte. Es importante definir el lugar donde consideramos que esta conducta esta permitida por ser socialmente aceptada, y sin duda, tiene que ser un lugar de la esfera íntima.
Si se está produciendo durante un período de actividad docente, no podemos suspender la actividad por esta conducta, con lo cual en ese momento no hay apoyo gestual, sino que simplemente se da la instrucción verbal "Esto aquí no se hace, esto cuando estés tu sólo en el baño".
En caso de que la conducta se este originando en un momento de ocio o tiempo libre, a la frase anterior se puede acompañar con un gesto de apoyo, llevando al menor al baño. En este momento se debería reforzar el mensaje educativo sobre las medidas higiénicas.
Cuando los discapacitados/as no pueden entender estas órdenes o no tienen capacidad de autocontrol, debemos plantearnos un tipo de intervención más conductual, por ejemplo, llevarles a un lugar privado, distraerlos, proponerles actividades incompatibles con la masturbación
VI.2 Manifestaciones Afectivas/Sexuales.
La mayor parte de los adolescentes, aprenden y ponen en práctica estas con-ductas que nos permiten establecer relaciones afectivo-sexuales en el ámbito educativo inicialmente y en el grupo de iguales posteriormente. Pero es más, en muchas ocasiones las personas con discapacidad intelectual no tienen otros ámbitos, en especial en la zona rural, donde establecer relaciones Sin embargo, a los menores con Discapacidad Intelectual se les suele restringir una vez más cualquier experiencia de aprendizaje en este campo, siempre por el miedo a lo que pueda pasar.
El criterio que debe establecerse sobre lo que puede hacerse o no en público, debe ser el criterio social. En definitiva, podemos aceptar las conductas de amistad y de preferencia sexual y evitar aquellas conductas que impliquen una búsqueda de excitación sexual explícita, bien por la intimidad de posturas adoptadas, o bien por manifestaciones conductuales de inequívoco significado sexual. Este criterio social puede tener fronteras confusas y diferentes según las personas, pero es fundamental para la convivencia y respeto de toda la comunidad educativa de un centro.
En la práctica, primero, debemos establecer unas normas claras y conocidas por todos. El centro no es el lugar de expresión de determinadas conductas eróticas que pertenecen al ámbito privado. En segundo lugar, pueden existir conductas que se pueden permitir durante el tiempo de ocio o descanso; y no durante actividades formativas si distraen la atención de los demás.
Debe respetarse el "no", de manera que para que una manifestación afectiva o sexual sea aceptada tiene que ser consentida por quien la recibe. El "no" debe ser respetado y no deben permitirse situaciones que puedan tener contenidos más o menos claros de acoso o abuso. Hay además que tener en cuenta que algunos menores discapacitados pueden haber sufrido abusos, por lo que puede haber un riesgo añadido, en el sentido de que lo aprendido en la situación de abuso sea transferido a otros.
VI.3 Abusos Sexuales.
Entendemos por abusos sexuales cuando una persona impone su voluntad a otra, valiéndose para ello de una mayor fuerza física, o superioridad intelectual o con algún tipo de chantaje emocional o de otro tipo, con objeto de mantener algún tipo de relación erótica.
Existen numerosas creencias que sin duda facilitan, de alguna manera, que se produzcan estos hechos.
Las personas con discapacidad intelectual no son atractivas, y por tanto, nadie se interesa por ellas sexualmente, con lo que están a salvo de sufrir abusos sexuales.
Los abusos son difíciles de evitar, y no podemos hacer nada más que protegerlos.
No comprenden ni sienten el daño, por lo que es menos grave.
No pueden aprender nada sobre este tema.
Otros elementos que están influyendo son:
Menor grado de autonomía, dependen más de los demás.
Menor grado de discriminación, para darse cuenta de las intenciones del agresor.
Menor capacidad de defensa, menor capacidad de negarse a hacer algo que no les gusta.
Se les educa para confiar y depender de los adultos.
Se les educa para que obedezcan a los adultos con formas de disciplina autoritaria, sin explicarles los motivos de las normas.
No tienen formación sobre sexualidad, es fácil que no lleguen a etiquetar un abuso sexual como tal.
Están acostumbrados a que muchas personas accedan a su intimidad, a su cuerpo para ayudarles.
Convivencia en centros donde existen personas de diferentes características, asimetría de edad y de capacidad.
Escasas posibilidades de expresar su sexualidad.
Normalmente los menores discapacitados no han recibido formación e ignoran casi todo sobre la sexualidad, por lo que durante un tiempo es más probable que no sepan lo que está pasando, cuando se inicia un abuso. Esta falta de información les puede hacer más difícil comunicar el abuso que han sufrido e incluso lo lleguen a considerar como una conducta positiva hacia ellos cuando el agresor lo consideran un amigo que les ofrece cariño, comprensión
Para prevenir los abusos proponemos tener en cuenta los siguientes aspectos:
1. Conocimiento del cuerpo, respeto y cuidado del mismo; y reconocimiento del mismo como propio y cuyo acceso al mismo depende de su voluntad.
2. Desarrollo del concepto de intimidad, tanto en los espacios, como en la corporeidad.
3. Identificar las emociones, los sentimientos.
4. Aprender a rechazar lo que no se desea. Establecer estrategias para decir "no". Establecer conductas de protección, de búsqueda de ayuda…
5. Creer en la autonomía, intentar explicar las normas, de cualquier tipo. Las personas con discapacidad tienen opinión, pueden y deben opinar. En definitiva, no desarrollamos una obediencia ciega en el adulto, sino una obediencia razonada, que les vaya dotando de recursos para poder negarse a determinadas ordenes.
6. Trabajar la autoestima, y la autoimagen.
7. Aprender a respetar a otras personas y a que nos respeten.
VI.4 Preguntas sobre Sexualidad.
Los menores con Discapacidad Intelectual pasan una gran parte de su tiempo en el centro escolar. Esto hace que los profesores/as se conviertan en personas de referencia para ellos. .
Como hemos expuesto anteriormente, muchos menores con Discapacidad Intelectual han tenido una deficiente socialización social y motivados por el miedo se ha intentado evitar cualquier acceso a una información formal sobre sexualidad. Con ello lo que hemos conseguido es promover conductas desajustadas, y evitar que pudieran progresar en tener una vivencia feliz de su sexualidad.
En muchas ocasiones, las familias piensan que sus hijos son eternos niños/as y que esto de la sexualidad no tiene nada que ver con ellos. Comentan que no realizan preguntas sobre estos temas en casa… pero en múltiples casos, lo que ha ocurrido es que fruto de esa negación que hemos establecido sobre la sexualidad de nuestro hijo/a con discapacidad intelectual, con el objeto de protegerle y protegernos de los peligros del "sexo", hemos dejado de ser un referente en este campo para nuestro propio hijo/a.
Algunas estrategias que cabría destacar a la hora de abordar estas situaciones, serían:
(No siempre se pregunta lo que se desea saber, debemos ir más allá de las palabras y buscar lo que de verdad se quiere saber.
(No respondemos preguntas sino a quién nos pregunta. Debemos contemplar quién nos pregunta, el contexto, etc. y no responder de forma automática, como para salir del paso. Es imprescindible ver porque se genera esa pregunta, y responder adaptándonos a quién nos pregunta. Contemplar sus intereses, necesidades y capacidades.
( Huir de la reactividad, pregunta- respuesta. Intentar construir un diálogo, donde podremos ver y apreciar los aspectos anteriormente explicitados; y mediante el cual mostraremos nuestra disposición a hablar del tema.
( La naturalidad y disposición a hablar del tema es fundamental y nos confirma como personas de referencia para ellos y ellas. Debemos educar en la idea de que se puede hablar de este tema, que no es algo oculto o prohibido. Es conveniente asumir que no todo lo sabemos, reconocerlo sin miedo porque no es necesario disimular.
( Si se producen preguntas personales, es el/la profesor/a, el que pone el límite. No tenemos porque responder a todo, existen temas que entran dentro de nuestra propia intimidad y como hemos observado anteriormente educar en el respeto a la intimidad se conforma como un eje vertebrador de cualquier intervención en el ámbito de la educación sexual en las personas con discapacidad intelectual.
Bibliografía recomendada y artículos de interés para trabajar la educación afectivo-sexual en alumnado con discapacidad intelectual
FAMILUME, M. A. (2001). "El Cisne". Periódico Mensual sobre Discapacidad.
GARCÍA, J. L. (2000). Educación Sexual y Afectiva en Personas con Minusvalías Psíquicas. Asociación Síndrome de Down Cádiz y Bahía. Cádiz. 300 pág. (ISBN: 84-607-0692-3).
GÓMEZ ZAPIAIN, J. (2004). Sexualidad y Afectividad en Personas con Deficiencia. Pautas de Actuación.
http://www.educacionenvalores.org/IMG/pdf/sexualitatea_eta_afektibitatea.pdf
GARCÍA FERNÁNDEZ, J. L. La Educación Sexual y Afectivade Personas con Minusvalías Psíquicas:Una Propuesta de Intervención para Profesionales, Padres y Madres.
http://www.educared.pe/modulo/upload/44625503.doc.
LÓPEZ SÁNCHEZ, F. (2002).Sexo y Afecto en Personas con Discapacidad. Biblioteca Nueva. Madrid.
LÓPEZ SÁNCHEZ, F. Educación Sexual y Discapacidad. (2000). Universidad de Salamanca.
http://www.usal.es/~inico/actividades/actasuruguay2001/9.pdf
MASTER, W; JONSON, V. (1974). "El Vínculo del Placer". Grijalbo, 14ª edición, 1994.
SALOWEY y MAYER en Bisquerra, R. (2000). Educación emocional y bienestar. Barcelona: Praxis
VV AA. Sexualidad y Personas con Discapacidad Psíquica. (2000). Colección FEAPS Nº 1. Madrid: FEAPS,
Los Capítulos del libro completo pueden descargarse en:
http://www.feaps.org/biblioteca/libros/coleccion_tex7.htm
ÍNDICE
Presentación. CARLOS MARÍA MARTÍNEZ MARTÍNEZ
Introducción. JOSÉ RAMÓN AMOR PAN
Sociedad y deficiencia mental: entre la tutela y el respeto. JAVIERGAFO FERNANDEZ
El sexo de los ángeles. ALFREDO FIERRO.
Desarrollo afectivo-sexual de la persona con discapacidad psíquica: presentación. JOSÉ I. NAVARRO GUZMAN
Desarrollo de la sexualidad del discapacitado psíquico. ANTONIO CLEMENTE
Educación sexual y afectiva en personas con minusvalía psíquica: una propuesta de intervención. JOSÉ LUIS GARCÍA
Guión resumen del taller sobre servicios de apoyo e igualdad de oportunidades. JUAN JOSÉ LACASTA
La relación madre-hijo. M. ISABEL ZULUETA
Autonomía y responsabilidad de la persona con discapacidad psíquica. FEDERICO O SAINZ DE ROBLES
¿Derecho a tener hijos? PAULINO AZÚA
Las personas con deficiencia mental, ¿tienen derecho a tener hijos? JOSÉ RAMÓN AMOR PAN
Tratamiento de las difunciones sexuales en el discapacitado psíquico. JOSÉ CÁCERES CARRASCO
El derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen. ANTONIO MARTÍNEZ MAROTO
Inicios de un programa de educación afectivo-sexual. INMACULADA E. DÍAZ OJEDA
Experiencia de un programa afectivo-sexual. NEREIDA SANTANA GARCÍA
Campaña del Plan Canario de Educación y Atención a la Sexualidad Juvenil. Una campaña innovadora y progresista. BELÉN HERNANDEZ LUIS
Una experiencia de orientación y cambio de actitudes para el desarrollo afectivo-sexual. ELISA SOTO NAVARRO y AMALIA DE CASTRO ELIOZONDO
La sexualidad en la Fundación Centro San Cebarían
Desarrollo de la sexualidad en personas con discapacidad psíquica. CENTRO EDUCATIVO ASISTENCIAL CIUDAD SAN JUAN DE DIOS ALCALA DE GUADAIRA (SEVILLA)
Repercusión de la conducta sexual desadaptada en los recursos competenciaIes de relación. EMILIO A. MARTÍN TEJEDOR, CRISTINA URIBETXEBERRÍA y AMAIA GARATE SAMANIEGO
Programa de autonomía en deficientes. EQUIPO DOCENTE DE LA FUNDACIÓN INSTITUTO SAN JOSÉ
Programa de educación ambiental en deficientes. EQUIPO DOCENTEDE LA A FUNDACIÓN INSTITUTO SAN JOSÉ
Habilidades sociales y relaciones interpersonales. ÁNGELA RIVAS TILVE
EL envejecimiento y la sexualidad en personas con discapacidad psiquica. M. VICTORIA PRIEGO ANDÚJAR y MARINA MARÍN LUCAS
El matrimonio de las personas con deficiencia mental. JOSÉ RAMÓN AMOR PAN
Aspectos éticos y jurídicos de la esterilización de personas con discapacidad psíquica. JOSÉ ANTONIO SEOANE RODRÍ GUEZ
Prevención del SIDA en personas con discapacidad psíquica. FCO. GALA LEÓN, M. LUPIANI JIMÉNEZ, C. GUILLÉN GESTOSO, A. GÓMEZ SANABRIA y C. BENÍTEZ GARAY
Sexualidad y enfermedad mental crónica. L. SALVADOR-CARRULLA, C. RODRÍGUEZ-BLAZQUEZ, D. SALAS Y T. MAGALLANES
VV AA. Sexualidad y Discapacidad Intelectual. http://www.adimeco.org/sexualidad/ponencias/marta_pino_quintario.pdf
VV AA. Programa de Educación Afectivo-Sexual. Educación Primaria. (2006). Junta de Andalucía. http://www.educacionenvalores.org/article.php3?id_article=1112
Nuestro cuerpo Nuestro origen Nos relacionamos El juego y el juguete Las personas trabajan Guía para el profesorado.
LISTADO BIBLIOGRÁFICO para trabajar la Educación Afectivo-Sexual en Educación Infantil, Primaria, Secundaria para Alumnado, Profesionales de la Educación y Familias.
http://animalec.iespana.es/guias/afectivo.htm
Enviado por:
Ing.+Lic. Yunior Andrés Castillo S.
"NO A LA CULTURA DEL SECRETO, SI A LA LIBERTAD DE INFORMACION"®
www.monografias.com/usuario/perfiles/ing_lic_yunior_andra_s_castillo_s/monografias
Santiago de los Caballeros,
República Dominicana,
2015.
"DIOS, JUAN PABLO DUARTE Y JUAN BOSCH -POR SIEMPRE"®