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La política en las novelas de Argentina Díaz Lozano (página 2)

Enviado por Ariel Batres V.


Partes: 1, 2
? Sandalias sobre Europa (1964), libro de crónicas. ? Historia de Centroamérica (1964). Especial para estudiantes de enseñanza media (secundaria). Guatemala : Editada por ?Cultural Centroamericana, S.A.?. ? Aquí viene un hombre : biografía de Clemente Marroquín Rojas ; político, periodista y escritor de Guatemala (1968). ? Walt Whitman /Primer poeta auténticamente americano (1976); Guatemala : Servicio Informativo y Cultural de los Estados Unidos. ? Vista aérea sobre Honduras. Compendio geográfico e histórico. Símbolos. (1980- 1984, ilustrado), 17 pp.: edición única. Sin datos de lugar o fecha de publicación. 32 Artículos de prensa ? Véase los periódicos guatemaltecos: Diario de Centroamérica, El Imparcial (columnas ?Para ellas? y ?Con vosotros?), Prensa Libre y La Hora (columna ?Jueves literarios?). Las tres novelas que aquí se anotan como inéditas son mencionadas en Albizúrez Palma, Francisco y Barrios y Barrios, Catalina; Historia de la Literatura Guatemalteca. Op. Cit. página 285. No se encontró el documento, que según algunos tiene una extensión de 34 páginas pero en Google libros se indica 47. Véase: Ávila, Myron Alberto; De aparente color rosa. Op. Cit., páginas 103 y 270. Ávila, Myron Alberto; De aparente color rosa. Op. Cit., páginas 259, 262 y 270. 20

edu.red III. ? ? ? ? 33 34 RESEÑA DE ALGUNAS NOVELAS POLÍTICAS Aunque en algunos catálogos de librería las novelas publicadas por la escritora hondureña Argentina Díaz Lozano (1912-1999) son clasificadas como de color rosa, siguiendo el refrán popular puede afirmarse que no todo es color de rosa en su producción literaria y que tras el título sugerente de amores y desilusiones de que tratan algunas, el lector avezado encontrará que la autora esconde toda una historia real envuelta en el ropaje del misticismo, romanticismo y de un color desleído para no pasar por historiadora, y eso que tiene en su haber un libro de historia de Centroamérica para estudiantes de nivel medio de la educación, publicado en 1964. 33 Un interesante análisis de varias obras de la novelista lo ofrece el guatemalteco Ávila, Myron Alberto; De aparente color rosa. Discurso sentimental en las novelas de Argentina Díaz Lozano. Tegucigalpa, Honduras : Editorial Guaymuras, 2010, atreviéndose quien esto escribe a publicar un comentario en su oportunidad acerca de tan magnífica obra. 34 Ejemplos de novelas rosa de Argentina Díaz Lozano que no necesariamente tienen relación con dicho color más que en su título, son las siguientes: 49 días en la vida de una mujer (1956) Y tenemos que vivir… (1960) Aquel año rojo (1973) Eran las doce… y de noche. Un amor y una época (1976) Las cuatro han sido seleccionadas porque tienen un denominador común: tratan de un asunto político que se desarrolla en Guatemala o bien en Honduras (caso de Aquel año rojo). Otra característica es que no indican el nombre del país en cuestión sino que la autora inventa uno (San Julián por ejemplo, para referirse a Honduras donde funciona La Compañía frutera –la Cuyamel, nombre que la autora cambia por Cutamel–,) o bien señalan genéricamente un país centroamericano. Pero las señales son evidentes. No pueden incluirse en la selección anterior novelas como Mayapán (1950) o Fuego en la ciudad (1966), porque aunque ambas tienen un escenario histórico (Yucatán en 1511 y Nicaragua en 1856), el contenido no trata directamente problemas políticos sino del primer mestizaje en Yucatán y de la invasión filibustera en Nicaragua. Díaz Lozano, Argentina; Historia de Centroamérica /Especial para estudiantes de enseñanza media (secundaria). Guatemala : Editado por Cultural Centroamericana, S.A., impreso por Editorial San Antonio, 1964. Batres Villagrán, Ariel; Comentario a ?De aparente color rosa? de Myron Alberto Ávila. Posteado por: diariodelgallo el 18 de febrero de 2011 http://diariodelgallo.wordpress.com/2011/02/18/comentario-de-ariel- batres-villagran-a-de-aparente-color-rosa-de-myron-alberto-avila/#comment-2409 21

edu.red Ciudad Errante (1983) tampoco cabe en esta selección de novelas políticas de Díaz Lozano, toda vez que esta se refiere a las tres traslaciones que tuvo la ciudad de Guatemala entre 1524 y 1776, con un personaje que en cada época es el mismo, cual si fuera el judío errante. Igual cabe decir de la novela Caoba y orquídeas (1986) en la cual la autora desarrolla la trama en la ficticia ciudad de ?Bananika?, creada en clara referencia a la población de Bananera en dicho departamento de Guatemala, donde un contratista maderero hace negocios con La Compañía, toda vez que aparte de dicha relación todo el contexto romántico se reduce al caso de la infidelidad de dicho contratista para con su esposa. Ergo, en páginas que siguen se efectúa un modesto análisis de las cuatro novelas aquí denominadas políticas, y por tanto lo de color rosa es solo una traza que por su título podría confundir al lector que solo se ?orienta? por el mismo sin ver el contenido. 22

edu.red 1. 49 días en la vida de una mujer (1956) Foto c. 1956 49 días en la vida de una mujer. Novela histórica. México : Editora Latino Americana, S.A., 1956. El autor de estas líneas se atrevió a construir el Ensayo 49 días en la vida de una mujer y Guatemala desgarrándose en 1954, a través del cual efectúa el análisis de la novela 49 días en la vida de una mujer con el agregado acerca de la rasgadura que sufría el país en junio de 1954 –caída de Jacobo Arbenz Guzmán– y el arribo al poder de Carlos Castillo Armas, tema alrededor del cual gira dicha novela. Dicho Ensayo fue publicado en las siguientes ediciones digitales: ? The Blackbox, La Bitacora Economica y Política de Guatemala, 12 de octubre de 2010, en el post ?La contrarrevolución de 1954 en una novela? http://ca-bi.com/blackbox/?p=4321 ? El Diario del Gallo, 18 de octubre de 2010 http://diariodelgallo.wordpress.com/2010/10/18/49-dias-en-la-vida-de-una-mujer-y- guatemala-desgarrandose-en-1954-por-ariel-batres-villagran-ensayo/ ? Monografías.com, 19 de octubre de 2010 http://www.monografias.com/trabajos-pdf4/dias-vida-mujer-guatemala- desgarrandose/dias-vida-mujer-guatemala-desgarrandose Por tal razón, del Ensayo citado se toma únicamente lo referente a la ?Presentación?, para conocimiento de los amables lectores, siendo que ésta contiene en sí la reseña de dicha ficción. La misma se inserta a continuación textualmente, aunque en algunos tramos se 23

edu.red adicionaron elementos no incluidos en la versión original, lo cual se advierte en las respectivas notas aclaratorias. En 1956 la escritora y periodista hondureña Argentina Díaz Lozano (1912-1999) publicó en México su novela 49 días en la vida de una mujer, misma que lleva el subtítulo de Novela histórica. Como la portada sugiere que se trata de un novela rosa, el lector se lleva tremenda sorpresa al enterarse –por su contenido– que la autora expone un asunto político, desde su propia óptica claro está, como lo fueron los días que precedieron la caída del Presidente Jacobo Arbenz Guzmán (1913-1971) el 28 de junio de 1954, y cuatro días más que concluyen el 3 de julio de dicho año en que hace su entrada ?triunfal? a la capital el Teniente Coronel Carlos Castillo Armas (1914-1957). La novela, que en el presente Ensayo podría anotarse como ?49 días de felicidad?, debe su nombre original y el respectivo subtítulo, a que los hechos que describe se desarrollan entre el 16 de mayo y 3 de julio de 1954. Aunque nunca indica el nombre del personaje principal, ?Ella?, ni el de su amor otoñal, ?Él?, no por ello el lector perderá el interés de saber en qué consiste la verdad que explicará a todos, especialmente a su familia de quien no se sabe si está integrada por un esposo e hijos, pues a través de sus páginas da la sensación que quiere contar acerca de una posible infidelidad o bien de un embarazo fuera del matrimonio, para al final llegar a deducir –pues la autora no lo aclara abiertamente– que ?Ella? es una mujer viuda que decide volver a empezar su vida con una pareja, ?Él?, a quien en la novela sólo ve furtivamente, en casas de amigas, cafeterías del centro de la ciudad o en el Cerrito del Carmen donde concluye la historia. Esto es: la autora sabe mantener la expectación en el lector respecto a cuál será el gran secreto de ?Ella?, cuál su verdad definitiva, toda vez que en páginas salteadas va contando en frases cortas qué es lo que quiere: salir de la rutina casera, ser ella misma y dejar de seguir siendo tratada como objeto en su propia casa, por los suyos –tal vez hijos– donde prácticamente con la única persona con quien habla es ¡con la cocinera!, a quien imparte órdenes respecto al menú del día y que a veces le lleva chismes de lo que sucede en la calle, por esos días en que los aviones P-47 Thunderbolt del ejército norteamericano lanzaban panfletos conteniendo arengas dirigidas al pueblo para que apoyara la ?revolución? de Castillo Armas, mismos que del 18 al 20 de junio ametrallaron el Palacio Nacional y otros objetivos militares, situación que Díaz Lozano describe admirablemente, con pasión y hasta en forma cáustica, lo cual es natural si se toma en cuenta que al haber publicado la novela en 1956 se exponía a ser detenida si criticaba abiertamente al régimen anticomunista, al que de hecho admira o por lo menos confía en que hará su mejor papel, en tanto que su ?líder rebelde? ama entrañablemente a Guatemala, y por nada del mundo antepondría sus intereses personales a los del país; por lo menos eso es lo que ella dice. Empero, no se piense que Díaz Lozano simpatizaba con el gobierno de Jacobo Arbenz por el hecho que en algunas páginas reconozca las oportunas decisiones que tomó en bien del país; a éste también lo cuestiona y le atribuye la culpa de la intervención –a la que 24

edu.red 35 denomina revolución– por atreverse no sólo a poner en vigencia la Ley de Reforma Agraria sino a expropiarle a la United Fruit Company (UFCo) sus propiedades; suficiente era con el Código de Trabajo que dejó Juan José Arévalo en 1947, como para pretender llevar a cabo medidas de corte socialista sin tomar en cuenta que allá en el Norte el Gobierno de los Estados Unidos estaba muy cerca, y éste no iba a permitir que un país subdesarrollado cayera en la órbita de la Rusia Soviética. Una muestra de lo que Díaz Lozano opinaba de Arbenz se encuentra en su Historia de Centroamérica (1964) donde refiere que la obra de Juan José Arévalo fue notable, en tanto que la del ?Soldado del pueblo? imprudente: ?[…] El Coronel Jacobo Arbenz Guzmán, muy popular entre el pueblo durante esa época. Asumió el mando, en marzo de 1951. Arbenz gobernó con poca prudencia y quiso llevar las medidas socialistas con demasiada celeridad. Algunos oportunistas de su gobierno cometieron excesos y arbitrariedades que provocaron violenta reacción en gran sector ciudadano. Fue derrocado a los tres años, en Junio de 1954 por el Coronel Carlos Castillo Armas, jefe del movimiento que se llamó de «Liberación».? 35 Nótese que en dicha Historia no menciona que la ?violenta reacción? provino de los terratenientes, de la UFCo, de la CIA y el Departamento de Estado norteamericano que organizaron las fuerzas mercenarias de Carlos Castillo Armas. Tampoco evalúa el gobierno de este pues dicha Historia llega precisamente hasta el año 1954. Lo anterior es lo que señala la autora a través de los personajes que aparecen en la trama de su novela, como Alma la periodista y su amiga íntima, una anticomunista convencida, para quien no se trataba de una intervención extranjera sino de una revolución nacional, pues a su juicio el 80% de los invasores eran guatemaltecos y el otro 20% centroamericanos; no cuenta que hubo soldados mercenarios norteamericanos, a lo que agrega su confianza en que el Gobierno de Castillo Armas sería centrista (ideas en boga en la Francia de esa época), a lo que adiciona su ciega creencia en que como éste supuestamente había ?participado? en el derrocamiento de Jorge Ubico Castañeda en 1944, seguramente no se prestaría para volver a aplicar los métodos tiránicos del Tatite Presidente, ni a variar el rumbo de la Revolución de Octubre de 1944. El equívoco de Alma solo la historia pudo demostrarlo. Y para que se aprecie mejor el panorama político en mayo-junio de 1954, Díaz Lozano inserta a dos personajes que representan la antítesis ideológica: Roberto, escultor, quien se declara izquierdista, a favor del Gobierno de Arbenz y que siempre mantiene la confianza en que éste sabrá responder ante la situación provocada por la intervención mercenaria de Díaz Lozano, Argentina; Historia de Centroamérica /Especial para estudiantes de enseñanza media (secundaria). Guatemala : Editado por Cultural Centroamericana, S.A., impreso por Editorial San Antonio, 1964. Página 161. 25

edu.red los norteamericanos –encabezados por el Departamento de Estado y la CIA, y financiados por la UFCo–, incluso saliendo a dirigir al Ejército Nacional y enfrentar al enemigo ofrendando su propia vida, aunque al final se decepciona porque la realidad fue otra. En el extremo opuesto, la autora incluye a Federico Luna, un anticomunista que no oculta sus sentimientos contra el gobierno y espera que la ?revolución? triunfe para sacar a esos comunistas que tanto daño hacían a Guatemala, a quienes habrá que perseguir, capturar y desterrar, como ellos lo hicieron con sus enemigos políticos conservadores, mismos que estaban emergiendo de sus cenizas, coaligados en distintos partidos de derecha. En consecuencia, los ?49 días de felicidad? se refieren a que mientras el país se desgarraba por la intervención norteamericana para quitar de en medio al Presidente Arbenz, ?Ella? vive su idilio furtivo con ?Él?, mismo del que a pesar que ya dio cuenta a quienes le rodean –aunque no se sabe cuándo ni cómo– no tomará la decisión final de hacer vida juntos sino hasta que pase la situación, se calmen las aguas y el ?revolucionario rebelde?, como llama a Carlos Castillo Armas, logre el control del país. De todos modos, a ?Ella? no le interesaban los arbencistas ni los castilloarmistas, los comunistas o los centristas, así como tampoco sus bombas o ametralladoras, sus radiodifusoras o ?su guerra?, en virtud que el mundo lo llevaba en el corazón que ya no le pertenecía sino sólo a ?Él. No se puede cuestionar la posición de ?Ella? únicamente porque el mundo fuera su propio conflicto personal, decir o no a todos lo que pensaba hacer, sin interesarle lo que estaba ocurriendo en el país, prácticamente desgarrado; cada quien ve y hace lo que decide es lo mejor para ?su? vida, pues al final a los demás no les incumbe, y preocuparse por un país donde cada quien ve el derecho de su nariz pues no reditúa un posible sacrificio. La novela 49 días en la vida de una mujer (1956) de Argentina Díaz Lozano es autobiográfica. Aunque no indica el nombre del personaje principal, ?Ella?, ni el de su amor otoñal, ?Él?, todo apunta para señalar que se trata de la autora y que ?Él? es su segundo esposo, Darío Morales García. En 49 días en la vida de una mujer, la autora menciona que en su momento dirá a los suyos toda la verdad, pues en esos días –entre el 16 de mayo y 3 de julio de 1954– debe esperar a que la situación política se calme. En el texto no especifica quiénes son los suyos, ni hijos ni esposo, por lo que cabe suponer que ?Ella? es viuda, aunque podría tratarse de una mujer divorciada. En la novela ?Ella? escucha el Vals de la Viuda Alegre por la radio, lo cual confirma o permite intuir que dicho personaje era una viuda, que se atrevía a amar nuevamente, pero con temor de decírselo a los suyos, quizá hijos, aunque la autora no aclara este punto. De la vida real de Díaz Lozano, por deducción realizada con base en distintas notas que ella misma deja percibir en sus novelas, posiblemente entre 1952 y 1954 se casó con el diplomático guatemalteco Darío Morales García, a quien acompañó durante el período 1956-1960 cuando éste se desempeñó como Cónsul de Guatemala en Amberes, Bélgica. Aún no ha sido factible determinar la fecha exacta de su divorcio del hondureño Porfirio 26

edu.red 36 Díaz Lozano. Lo cierto es que su hijo y tres hijas son producto del primer matrimonio y del segundo no tuvo descendencia. A su primer esposo le dedica la novela Mayapán (1950), en tanto que al segundo 49 días en la vida de una mujer (1956) y otras. Por la forma en que estructura el amor otoñal en la novela, cabe colegir que su personaje ?Ella?, es una mujer mayor de 40 años, con hijos adultos a quienes ya puede dejar solos, quienes además la ven como alguien que les sirve y atiende, sin pensar en que también tiene sus propios deseos, necesidades y ambiciones. En el caso de ?Él?, casi no participa en la trama de la novela, se ven a escondidas de la familia de ?Ella?, en casas de amigas y cafeterías del centro de la ciudad. Empero, bien puede tratarse de Darío Morales García –su segundo esposo– toda vez que los hechos se desarrollan entre mayo y julio de 1954; ?Ella? está informada de lo que sucede en el país aunque no le interese; tiene amistades de izquierda y derecha que le confían sus opiniones políticas; una amiga tiene como esposo a alguien que apoya directamente al mercenario y traidor de Castillo Armas, a cuyo régimen sirvió Darío en calidad de diplomático durante el período 1956-1960; la novela 49 días en la vida de una mujer se la dedica a él, como esposo y ?Caballero del amor?. El autor de estas líneas se atreve a señalar que la novela 49 días en la vida de una mujer (1956) es autobiográfica, en virtud que trata acerca de una mujer en el otoño de su vida, que decide rehacerla pero por temor a qué dirán los suyos, decide esperar para contar ?su verdad?, lo cual hará después que terminen los sucesos que dieron al traste con el gobierno de Jacobo Arbenz Guzmán en junio de 1954. Y, como habrá notado el amable lector, si acerca de la novela Luz en la senda (1937), el abogado y cuentista hondureño Carlos Alberto Uclés Soto (1854-1942) comentó que ?Esta preciosa novelita de doña Argentina Díaz Lozano, […], me ha sugerido esta breve nota preliminar. […] La escena pasa en una ciudad de Centro América. […] Las personas dramáticas que interesan no son tres, sino dos, él, y ella, […]?, 36 con la diferencia que los personajes principales en esta novela son dos, él y ella, con nombre propio, en tanto que en 49 días en la vida de una mujer, él y ella no tienen nombre; otra diferencia consiste en que Luz en la senda presenta a una mujer arrepentida de su matrimonio apenas cinco años después de haberse realizado y por ello busca a través de la infidelidad cómo recuperar el tiempo perdido y ser ella misma, en tanto que el personaje de ?Ella? en 49 días en la vida de una mujer busca el amor pero después de haber cumplido con los suyos, aunque nunca se indica si es viuda o divorciada. La similitud entre ambas novelas se establece en el sentido que ?Ella? es la heroína de la ficción, el modelo femenino a seguir, como en Caoba y orquídeas (1973), donde el personaje Laura es el principal elemento alrededor del cual gira la trama. Díaz Lozano, Argentina; Luz en la senda. Tegucigalpa, Honduras : Talleres Tipográficos Nacionales, 1937. Sección de ?Algunos juicios de varios literatos?, página 111. 27

edu.red 37 Solo resta agregar que en la reseña bibliográfica de Gilberto Valenzuela Reyna se indica acerca de la novela y de su autora: ?DÍAZ LOZANO (Argentina) 49 DÍAS EN LA VIDA DE UNA MUJER. Editorial =Latinoamericana, S.A.‘, México, Calle Rhin, No. 37. Largo es el historial literario de Argentina Díaz Lozano; le hemos seguido desde 1930 cuando aún tenía 18 años y escribió su libro =Perlas de mi Rosario‘, su novela =Luz en la Senda‘ en 1935 y otras producciones que narraremos en nuestra Bibliografía Guatemalteca. ‘49 Días en la Vida de una Mujer‘, novela histórica, ha llenado detalle por detalle, mucho de la historia que estamos viviendo; con pocos personajes hace una descripción del movimiento liberacionista e instruye y hace gozar al lector. La prensa ha hecho grandes comentarios sobre la obra de la señora Díaz Lozano. =Diario de Centroamérica‘, 7 de noviembre, y =La Hora‘, 13 de noviembre de 1956.?37 NOTAS ACLARATORIAS: 1 El autor del presente trabajo reconoce la siguiente errata no advertida cuando publicó en octubre de 2010 el ensayo 49 días en la vida de una mujer y Guatemala desgarrándose en 1954: resulta que una obra literaria fue atribuida a Mario López Villatoro, siendo lo correcto Mario Efraín Nájera Farfán. En páginas 50 (a pié de página) y 105 dice: López Villatoro, Mario; La Realidad de un mensaje : pláticas presidenciales. Guatemala : Tipografía Nacional, 1957. Debe decir: En página 50: Nájera Farfán, Mario Efraín; La Realidad de un mensaje : pláticas presidenciales. Prologadas, ordenadas y cotejadas por Mario Efraín Nájera Farfán. Guatemala : Tipografía Nacional, 1957. En página 105: Valenzuela Reyna, Gilberto; Bibliografía guatemalteca: 1951 – 1960. Tomo X. Guatemala : Tipografía Nacional, 1964. Página 261. 28

edu.red ? ? ? ? ? ? ? ? ? Borrar o tachar el nombre del autor y de la obra, toda vez que en página 106 se lista adecuadamente. 2 Cabe reconocer que en el Ensayo 49 días en la vida de una mujer y Guatemala desgarrándose en 1954 –páginas 14 y 15– se anotó incorrectamente 1935 como el año de publicación de la novela Luz en la senda, siendo lo adecuado 1937. 3 La época de la Revolución de Octubre, diez años de primavera democrática (19441954), la reforma agraria y en especial las razones que se esgrimieron para el derrocamiento de Jacobo Arbenz Guzmán incluyendo su doloroso exilio merecen un estudio detenido, el autor de estas líneas se permite sugerir la lectura de las siguientes obras: García Ferreira, Roberto; Bajo vigilancia la CIA, la policía uruguaya y el exilio de Arbenz (1957-1960). Guatemala : CEUR, USAC, 2013. —————; Guatemala y la guerra fría en América Latina 1947-1977. Guatemala : CEUR, USAC, 2010. —————; La CIA y el caso Arbenz. Guatemala : CEUR, USAC, 2009. —————; Operaciones en contra: La CIA y el exilio de Jacobo Arbenz. Guatemala : FLACSO, 2013. Gleijeses, Piero; La esperanza rota : la revolución guatemalteca y los Estados Unidos, 1944-1954. Guatemala : Editorial Universitaria, Universidad de San Carlos de Guatemala, 2008. NOTA: Primera edición en español de la original en inglés: Shattered Hope : the Guatemalan revolution and the United States, 1944-1954 [1991]. Handy, Jim; Revolución en el Área Rural: conflicto rural y reforma agraria en Guatemala, (1944-1954). Primera edición en español. Guatemala : CEUR, USAC, 2013 [1994]. Sabino, Carlos; Guatemala, la historia silenciada (1944-1989). Tomo I, Revolución y liberación (); y, Tomo II, El dominó que no cayó. Guatemala : Fondo de Cultura Económica, 2007 y 2008. —————; Tiempos de Jorge Ubico en Guatemala y el mundo. Guatemala : Fondo de Cultura Económica, 2013. Tischler Visquerra, Sergio; Guatemala 1944: Crisis y revolución. Ocaso y quiebre de una forma estatal. Segunda edición, primera reimpresión. Guatemala : F&G Editores, 2009 [1998]. 29

edu.red 38 2. Y tenemos que vivir… (1960) Foto c. 1965 Y tenemos que vivir… México : Editora Latino Americana, S.A., 1961. Originalmente la novela se editó en idioma francés, con el título Il faut vivre (Bruselas, Bélgica: Editorial Simone Eve Landercy, 1960); el nombre de la capital belga distingue la época en que su autora todavía radicaba en dicho país al lado de su esposo, Cónsul en la ciudad de Amberes 1956-1960. También tuvo una edición en inglés intitulada And We Have to Live (Morgan Press, 1978). La edición consultada en el presente Ensayo corresponde a la primera en español, México 1961. Aunque el título de la misma no hace referencia a hecho histórico alguno, ni tiene un subtítulo que así lo indique, se puede anotar que es una novela con trasfondo fidedigno en virtud que trata acerca de la vida de Raúl el narrador, a partir de sus cuatro años de edad, principiando el desarrollo de la misma en 1920, de cómo conoce al idealista intelectual y revolucionario de nombre Juan Fermín, concluyendo exactamente el 20 de octubre de 1944, cuando cae en forma definitiva la dictadura de Jorge Ubico en Guatemala, que pretendió ser continuada por su sucesor Federico Ponce Vaides. En el epílogo hay una referencia al año 1957, cuando Raúl comenta que vio a Juan Fermín durante su exilio en Europa. Lo de que Juan Fermín fuese encontrado en Europa podría ser una reminiscencia de la autora en cuanto a su vida personal. Precisamente en 1957 ella se encontraba acompañando a su esposo Darío Morales García quien se desempeñó en calidad de diplomático durante el período 1956-1960, ocupando el cargo de Cónsul de Guatemala en Amberes, Bélgica. Aunado a ello, la hondureña –junto con su esposo– realizó un periplo por Europa aprovechando la época de vacaciones, el cual narra en su libro de viajes Sandalias sobre Europa (1964), 38 aunque la crónica que ahí relata es posterior a la edición de Y tenemos Díaz Lozano, Argentina; Sandalias sobre Europa. Guatemala : Asociación de Autores y Amigos del Libro Nacional, 1964. 30

edu.red que vivir… (1960); se anota como referencia pues transmite las emociones que la autora sintió y gozó en los países donde residió (Bélgica) y visitó durante su estancia en Europa (Holanda, Francia, España, Alemania e Italia) entre 1957 a 1959. La historia principia en 1920; Raúl tiene 4 años de edad y el régimen de Manuel Estrada Cabrera (1857-1924) recién concluye (en abril de dicho año) y gobierna Carlos Herrera y Luna (1856-1930), aunque estos personajes reales no figuran ni son mencionados en la novela. Raúl narra desde Europa, no se sabe en cuál país, sus recuerdos de niñez y juventud. Rememora cuando tenía 4 años, con una madre que es maestra e imparte clases en una escuela rural, de padre ya fallecido, un hermano menor en dos años y medio (Felipe) y dos hermanas más pequeñas (de año y medio la primera y de meses la segunda), edades que se deducen por lo apuntado en página 87 (Capítulo XI). Como en la novela Peregrinaje (1944), en esta novela de 1960 la autora mantiene la estructura de una madre pobre y abnegada, que es maestra de escuela rural, con la diferencia que en tanto que en ésta es muy apegada a su hija Elena, en el caso de Raúl no goza de iguales muestras de afecto. Raúl describe las pobrezas y el hambre en su casa, donde él y su hermano son cuidados inicialmente por la abuela Dolores –extrañamente el nombre de ésta queda anotado hasta en Capítulo XVII, página 137– y la madre trabaja en una escuela de aldea llegando a visitarlos únicamente los fines de semana, llevándose a las niñas. De sus hermanas y madre, Raúl no indica cómo se llamaban, pero sí recuerda que ésta no los puede mantener a todos porque: ?El sueldo miserable que ganaba era equivalente a catorce dólares; era en aquellos tiempos vergonzosos para Guatemala en que una mula de algún general recibía el doble de un maestro de escuela. Porque un general recibía treinta dólares para el mantenimiento y cuidado de la mula que montaba.? (Capítulo VIII, página 63). Al igual que lo hizo en Peregrinaje y lo hará después en Caoba y orquídeas (1986), Díaz Lozano se conduele de la situación y del ?problema del indio?, reflejando las ideas vigentes en la época, donde aún se hablaba de la eugenesia, de mezclar la raza blanca con la del indio para ?regenerarlo?, redimirlo y educarlo. Así por ejemplo, a través de Raúl comenta: ?Lejos de ser felices fueron para mí aquellos años de escuela primaria. Con frecuencia se me adjudicó el despreciativo adjetivo de =ishto‘ que en mi país y en lengua indígena significa =indio‘. ¡Oh! el indio despreciado, abandonado y explotado de la América Morena, la América que se expresa en español. Carne cobriza, de lodos y maíces americanos, carne de vilipendio, de escarnio y de dolor de siglos, para la que no ha habido independencia, que todavía espera su redención. En mi niñez me dolía como latigazo de afrenta el adjetivo de =ishto‘, ahora me enorgullezco de llevar en mis venas ese veinte o treinta por ciento de sangre de 31

edu.red =ishto‘ que me viene de algún lejano bisabuelo en línea paterna. Porque los indígenas son los auténticos, legítimos, americanos.? (Capítulo III, páginas 30 a 31). ?Ahora me hace enrojecer el recuerdo y pienso: =carne indígena… carne de sufrimiento y vilipendio… barro americano que espera redención…‘? (Capítulo VII, página 58). ?[…] los indios desventurados de mi tierra mueren casi como perros, abandonados en sus ranchos, entregados a la miseria, enfermedades, ignorancia y superstición. Mueren así como la Juana Suxuy… la jodide que se murió de un dolor de barriga que no se le quitó ni con agua de pericón ni con sinapismos de ceniza caliente… El blanco, despectivamente habla de =tú‘ o de =vos‘ al indígena guatemalteco. Aun los mismos mestizos tutean con desprecio a los indios. El respetuoso =usted‘ no se dirige nunca a un nativo. Por eso el indio no sabe usar más que el =vos‘… y en inocente revancha también tutea o =vosea‘ al blanco o al mestizo altanero. […] Los blancos y los mestizos han acabado por aceptar este tuteo por parte de los indígenas, a quienes ven con mal disimulado desprecio o cristiana condescendencia, según la psicología de cada uno.? (Capítulo VII, páginas 60 a 61). ?miseria de los miles que trabajaban en las grandes plantaciones de café, cuyos dueños sacaban su lujo y sus viajes a Europa, del sudor de sus compatriotas ignorantes y atrasados que vivían en un rancho… casi como animales, ganando quince centavos de dólar por día.? (Capítulo XIII, página 102). ?Muy bonita la iglesia… representa muchos sudores y trabajo sin pago de los indígenas maltratados de la Colonia. Esta iglesia es de los últimos años de la dominación española en nuestra tierra.? (Capítulo XIII, página 106). ?Para mí… los indios eran seres que sufrían solos… sin que nadie se ocupara de ellos o se interesara mucho en su suerte.? (Capítulo XIII, página 114). ?—Así quieren tenerlos los blancos… porque les conviene… ignorantes y alegres como niños… inconscientes de su embrutecimiento y de la lenta extinción de su raza por las enfermedades, la miseria, el alcoholismo. Cuando sufren hambre o latigazos, cuando son objeto de arbitrariedades y crueldades, sólo saben llorar o sonreír servilmente.? (Capítulo XIV, página 116). En 1930 Raúl tiene 14 años de edad y consiguió empleo de escribiente o ayudante del Secretario de la Municipalidad, que le reporta 6 dólares mensuales y hasta es tomado como ejemplo de honradez y dedicación por las madres de otros jóvenes que no quieren trabajar ni estudiar. 32

edu.red Mientras tanto, en la capital la campaña electoral está en su apogeo, con Jorge Ubico como el principal contendiente, aunque esto no lo dice la novela. En 1936 Raúl tiene 16 años, puede colegirse el por qué no se había dado cuenta ni interesado por la situación nacional. Será en ese año cuando empiece a observar que existe una dictadura cruel y sanguinaria, la de Jorge Ubico quien recién se acaba de reelegir en el poder, representada por el Comandante militar que opera en el pueblo, ?gordo, esbirro servil de aquella dictadura, de la cual yo había vivido hasta entonces tan ignorante.? (Capítulo XII, página 93). ¿Cómo fue el despertar de Raúl? Resulta que en su calidad de Secretario Municipal es mandado a llamar por el Comandante para que levante el acta de defunción de un ?muerto… porque fue asesi… quiero decir matado? (página 95), según el mensaje que le transmite el auxiliar de la Alcaldía. Al preguntar si fue asesinado, Raúl recibe la siguiente respuesta: ?—Shhh… don Raulito, no diga eso. Eso se piensa… pero es mejor no decirlo. La verdad es que el matado era un reo que llevaba una escolta y se quiso fugar… entonces se lo tronaron… […] A eso iba yo aquella noche de perros. A levantar una =acta circunstanciada‘ que verificara la muerte de un desgraciado que había caído cuando buscaba la libertad. Y entonces acudió a mi mente aquella palabra que yo había oído a varias personas de mi pueblo, dicha siempre en medio de cierto misterio y temor, en voz baja, como si fuera una palabra vergonzosa: =leyfugados‘… Años después y ya con mente y oídos abiertos sabría yo ese sombrío capítulo de una dictadura, cuando muchos inocentes cayeron bajo las balas de los esbirros con el pretexto de que quisieron =escaparse‘ de las ergástulas donde hacinaban a los reos políticos, o de algún apartado camino por donde los conducían a la prisión más cercana.? (Página 95). Días después, al preguntarle al Alcalde –don Eulogio– si dicho asesinato y el de otros en el departamento de San Marcos, ocurrieron en aplicación de la ley fuga, éste lo reprende pidiéndole que mejor se calle pues: ?—Las paredes tienen oídos, muchacho, y aquí todo lo sabe el nuevo comandante. Solo te diré que como no hubo elecciones presidenciales sino que el general Ubico se ha quedado en el poder mediante ese =plebicito‘… y han apretado los tornillos por todos lados, hasta en los últimos rincones del país. Dicen que han fusilado a muchos en la capital y en las cabeceras departamentales… hay terror… y no olvides que con este comandante aquí, hay que ser muy prudente… muy prudente.? (Página 101). En dicha novela se ?descubre? también que la autora hace referencia a Arbenz sin dar su nombre ni apellido. Raúl escribe el acta de defunción de un ?leyfugado?, y establece en la 33

edu.red 39 40 misma no solo el lugar sino el año exacto, 1936 (página 98). En el mismo la pomposamente llamada ?base militar? es dirigida por el comandante brusco, de quien se deduce su poca cultura y adhesión incondicional al general Ubico. Precisamente en dicho año actuaba en tal lugar en calidad de ?segundo de a bordo? quien sería después Presidente de la República, el recién graduado de la Escuela Politécnica Jacobo Arbenz Guzmán. En efecto: ?Arbenz se graduó en diciembre de 1935. Había impresionado tanto a sus superiores que hicieron que lo volvieran a trasladar a la academia a principios de 1937, cuando quedó un puesto vacante. En el intervalo, Arbenz experimentó la escuálida vida de un oficial subalterno del ejército de Ubico, sirviendo primero en el Fuerte San José, en la capital, y luego en la diminuta guarnición del pequeño pueblo de San Juan Sacatepéquez, =bajo un coronel analfabeto‘.? 39 Lo descrito por Gleijeses en 1991 coincide con lo afirmado por García Ferreira en 2013, cuando anota de Arbenz, sin especificar el año 1936 pero esto se deduce: ?Una vez culminados sus estudios en diciembre de 1935, cumplió funciones de Instructor de tropa del Fuerte de San José, donde =le tocó estar al mando de los pelotones de soldados que escoltaban a las cuadrillas de presidiarios encadenados (incluyendo prisioneros políticos) que hacían trabajos forzados‘. Más tarde fue Instructor especial en San Juan Sacatepéquez y desde 1937 regresó como profesor a la Escuela.? 40 En el pueblo, Raúl también conoce de la dictadura de Ubico por medio del Comandante gordo, quien abusa de los indios aplicando la Ley de Vialidad, obligándolos a trabajar por más del tiempo que ésta establece, en la reparación de caminos y sin paga. Será su amigo Juan Fermín de 27 años, quien le ayudará a comprender las cosas (página 120); éste llega al pueblo y se convierte en su guía intelectual y político, pues se presenta al mismo con el propósito de escribir un libro sobre la historia de la independencia de Guatemala y de cómo ésta no significó libertad para los indios, manteniéndose con los artículos que escribe para uno o dos periódicos de la capital (página 115). Respecto a la ley y en general acerca del gobierno de los 14 años y el orden y paz de los cementerios que impuso, a la par de la construcción de obra pública, a Jorge Ubico se ?le achaca haber utilizado una mano extremadamente dura para lograr dicho orden y seguridad interna, señalando que el servilismo y a la vez el temor de la población eran la regla, amén de resaltar que dicha obra pudo levantarse con mano de obra gratuita y forzosa, en Gleijeses, Piero; La esperanza rota : la revolución guatemalteca y los Estado Unidos, 1944-1954. Guatemala : Editorial Universitaria, Universidad de San Carlos de Guatemala, 2008. Página 181. NOTA: Primera edición en español de la original en inglés: Shattered Hope : the Guatemalan revolution and the United States, 1944-1954 (1991). García Ferreira, Roberto; Operaciones en contra: La CIA y el exilio de Jacobo Arbenz. Guatemala : FLACSO, 2013. Página 17. 34

edu.red 41 cumplimiento a la Ley de Vialidad emitida por el gobernante en 1934 a través del Decreto Gubernativo No. 1474, y servilmente ratificada por el Decreto Legislativo No. 1961 del 22 de marzo de 1934, publicado el 9 de abril del mismo año. Posteriormente, el dictador emite el Decreto Gubernativo No. 3086, publicado el 24 de diciembre de 1943, modificando el artículo 4 de la Ley de Vialidad en el sentido que todos los individuos afectos al servicio de vialidad podrán conmutar dicho servicio a razón de Q 1.50 por cada semana obligatoria de trabajo en el semestre; esto es: les daba el =derecho‘ de comprar su libertad y no verse obligados a trabajar gratis, pagando por tal canonjía. Cabe anotar que el Decreto 1474 de 1934 y sus reformas, fue derogado por el Decreto No. 7 de la Junta Revolucionaria de Gobierno, publicado el 1 de noviembre de 1944.? 41 A partir de página 115, de las 186 de que consta la novela, será Juan Fermín quien asuma el papel protagónico; Raúl quedará al margen contando básicamente lo que su amigo hace y cree. Como éste dice a las claras lo que piensa acerca de la situación de los indios, discute con el Comandante respecto a su exceso de celo en la aplicación de la Ley de Vialidad y de la ley fuga, se gana la animadversión y es acusado de comunista, encarcelado y de paso Raúl también. No se les imputa de nada, pero esa es la táctica de la dictadura: el terror (página 144) para que nadie se levante en contra (página 145). La Ley de Vialidad fue similar a la Ley contra la Vagancia; obligaba a trabajar durante dos semanas en los caminos públicos. Se aplicó principalmente contra los indios, aunque por períodos más largos, de cuatro a seis semanas. Esto es lo que de hecho denuncia Díaz Lozano en la novela Y tenemos que vivir…, cuando Raúl –su personaje principal, de 17 años en 1936– se da cuenta de la situación al caminar por el parque con su amigo Juan Fermín; éste observa que una india como de quince años está llorando por su bebé de tres meses que no quiere comer por padecer de cólicos. Al preguntarle por el papá del niño ella contesta: ?—Se lo llevaron los soldados a trabajar a las carreteras… pero como no le pagan nada porque son trabajos pa el gobierno… yo tengo que venir a vender los huevos de unas gallinitas que tengo. Ya acabé de vender todos mis pollos…? (página 114). Más adelante, cuando el Comandante de la población donde reside Raúl ordena agarrar a seis indios para llevarlos a trabajar a los caminos, interviene Juan Fermín abogando por uno de ellos, pues su esposa dice que de llevárselo la cosecha del maíz nadie la podrá realizar y en consecuencia se perderá: ?Las siluetas de los hombres en fila tenían algo de irreal bajo la niebla de las cinco de la mañana, que bajaba densa desde la sierra. El comandante apareció. Gordo, poderoso, brutal, metido en traje de campaña color kaki. Batres Villagrán, Ariel; Jorge Ubico redivivo. Publicado en The Black Box –Blog económico y político de Centroamérica (Guatemala), el 21 de septiembre de 2010; edición electrónica en: http://ca- bi.com/blackbox/?p=4221 35

edu.red —¿Ya apuntaste los nombres de los dos? Una voz servil repuso: —Ya, señor. Pero Eulogio López dice que si lo dejan ir a hacer sus semanas de trabajo a la carretera hasta dentro de un mes, porque tiene que cosechar su milpa… y que su mujer está enferma… —¡Nada de pamplinas! ¡A trabajar se ha dicho! ¡Hay que trabajar para tener buenos caminos! Entonces se perfiló una nueva silueta que se había ido acercando lentamente al grupo, y su voz se hizo oír clara y vibrante: —¿Cuánto les paga el gobierno a estos hombres por trabajar haciendo caminos? —¿Qué dice usted? ¿Quién le manda meterse en lo que no le importa? El gobierno no paga nada a estos hombres porque es obligación de ellos hacer las carreteras de la patria. —Sólo en los tiempos de la esclavitud no se pagaba el trabajo de los hombres. Lo que se hace, es injusto señor comandante. Pero no tiene usted la culpa directamente porque está cumpliendo órdenes superiores. Sin embargo… podría no ser muy severo y dejar a Eulogio López que se quede un mes más y que vaya a trabajar después. Si no cosecha su maíz a tiempo se le perderá… su mujer no puede ayudarle porque está enferma, los hijos están muy pequeños. —¿Y a mí que me importa todo eso? Ya se me hacía usted sospechoso… veo que no está usted de acuerdo con las medidas del señor Presidente… medidas que son para el progreso del país…? (Capítulo XV, páginas 117 a 118). Después de que Raúl es encarcelado, su tío Luciano de mala gana intercede por él; junto con el Alcalde don Eulogio logra que el Comandante lo perdone y saque de la cárcel, no así a Juan Fermín, quien es enviado a la penitenciaría de la capital junto con dos reos más; Raúl queda con la duda si le aplicarán también la ley fuga en el trayecto (página 159), lo que por fortuna no ocurre. Juan Fermín le escribe desde la capital contándole que ya salió de la cárcel, invitándolo a irse con él; que le conseguirá un trabajo y que ambos vivirán en la casa de una tía de éste. Dicho y hecho: Raúl parte a la capital, se reúne con su amigo e ingresa a trabajar a la Cámara de Comercio (página 180). Aquí concluye la novela. Sin embargo, Díaz Lozano inserta un Epílogo –sin numeración de capítulo– por medio del cual Raúl comenta que el 20 de octubre de 1944 el pueblo y los estudiantes dieron por tierra con la autocracia de los 14 años, reconociendo que los frutos de la Revolución lo fueron la autonomía universitaria, el Código de Trabajo, el Seguro Social, la Facultad de Humanidades, el Banco de Guatemala, etc. De su amigo comenta: ?Juan Fermín fue herido en aquella jornada épica, como para afirmar con su sangre sus palabras escritas y habladas. Su lucha nacionalista es idea y hechos. Ya sufrió su primer exilio. Pero su valor, su bondad, su amor a los tristes y desheredados de su 36

edu.red 42 43 patria, sigue inalterable. Lo vi en 1957 aquí en Europa durante un breve viaje que hizo para =ampliar sus horizontes culturales‘ (para emplear su propia frase). Ya peina muchos hilos de plata que nimban su noble rostro.? (Páginas 185 a 186). Lo de que Raúl se fue a Europa para ?ampliar sus horizontes culturales? demuestra una evocación de la propia autora en virtud que precisamente eso fue lo que le recomendó a ella su señora madre. En efecto, en mayo de 1956 Díaz Lozano parte a la ciudad de Amberes, Bélgica, no sólo para acompañar a su esposo Darío quien ocupará el cargo de Cónsul en dicha ciudad, sino para extender conocimientos, y también porque su señora madre Trinidad Mejía la insta a hacerlo, aunque ella no quiere y le duele dejar a su hijo Walter, y a sus hijas Mimí y Rubenia al cuidado de la abuela materna, llevándose solamente a Tatiana Trinidad, su pequeña hija de nueve años. Es la madre quien valientemente le dice: ?«¡Vete!… vete… que te espera la vida, el mundo, que tienes la obligación de conocer más ampliamente. Siempre debes hacerte digna de tu destino!» Con ella en mi alma, con mis hijos en el corazón, partí para Europa procurando ser valiente pensando en que tenía que cumplir —como escritora y novelista, como maestra que ocupa esa cátedra de tremenda responsabilidad que es el periodismo— con el deber de ampliar mis conocimientos viendo más mundo y habitantes de otras latitudes. En Europa buscaría nuestros orígenes raciales y culturales.? 42 Toda vez que la autora era hondureña, el Epílogo de la novela da la idea que lo escribió pensando en el también hondureño y escritor Ramón Amaya-Amador (1916-1966), autor de la novela Amanecer (Guatemala, 1953), en la que describe hechos ocurridos entre 1939 a 1947, durante la dictadura de Ubico y los primeros dos años de gobierno de Juan José Arévalo. El novelista llegó a Guatemala en 1944, escribió en periódicos semi oficiales a favor de Arévalo y Jacobo Arbenz y en 1954 salió al exilio a la Argentina. En 1957 regresó a Honduras, partiendo en 1959 con destino a Checoslovaquia, no en calidad de exiliado sino para trabajar en la ciudad de Praga, en la plana de redacción de la revista Problems of Peace and Socialism hasta su muerte en noviembre de 1966, debida a un accidente de aviación que ocurre en Bratislava, Eslovaquia. 43 Díaz Lozano, Argentina; Sandalias sobre Europa. Op. Cit., página 9. Batres Villagrán, Ariel; Ramón Amaya-Amador: Amanecer en la Revolución de Octubre de 1944, publicado el 21 de octubre de 2009 en Monografías.com. http://www.monografias.com/trabajos-pdf2/ramon- amaya-amador-amancer/ramon-amaya-amador-amancer 37

edu.red 3. Aquel año rojo (1973) Foto c. 1973 Aquel año rojo. México : B. Costa-Amic, Editor, 1973. Como entretención de unas tres horas de lectura, la novela cumple su cometido; presenta un conjunto de elementos que giran alrededor de la maestra rural Fernanda, viuda que debe cuidar a su hija inicialmente de 9 años, que llega al pueblo grande de San Julián ubicado en la costa atlántica de Honduras –este país no se menciona pero es fácil deducirlo–, aproximadamente en junio de 1927, proveniente de otro pueblo, toda vez que ella sólo acepta empleos en el magisterio, en lugares que se ubiquen en zonas rurales ya que su vocación por el magisterio sólo le permite desempeñarse en locaciones donde pueda ayudar a los pobres desde la cátedra con infantes, generalmente niñas, siendo su propia hija una de sus alumnas del tercer grado de la educación primaria. Al llegar al pueblo, se ve asediada por la maledicencia de la gente chismosa, que como no sabe por qué no tiene marido ni ella ha comentado que es viuda, la creen casi una cualquiera que tiene una hija a saber de quién. Es asediada por dos pretendientes, Julián y Juan Pedro pero como éste viola a una muchacha negra de 13 años, se inclina por Julián, no sin antes hacerle prometer que la cuidará como esposa y protegerá a su hija Jesusita. Lo de rojo podría aplicarse a la sangre que se derrama cada sábado por parte de los trabajadores de La Compañía –la Cuyamel, nombre que la autora cambia por Cutamel–, quienes gastan su paga semanal, recibida en dólares, utilizándola generalmente para ingerir licor durante tal día –olvidándose que tienen esposa e hijos que mantener, justificado en que más del 60% son analfabetas y por tanto no saben lo que hacen– y bajo los efectos de este generan riñas que terminan en puñetazos, machetazos, balazos y más de algún muerto. La lucha ofrecida contra el monopolio bananero no es tal. Se queda en una simple denuncia por parte de un finquero terrateniente, que se niega a vender 3 caballerías de su tierra a La Compañía y para presionarlo ésta decide asustarlo ?venadeando? a su hijo Juan Pedro, quien después de varios días de convalecer sobrevive al ataque. La denuncia del finquero 38

edu.red don Pablo se publica en los periódicos y hasta manda una carta al Presidente de la República, pero sólo logra que cambien de lugar de trabajo al comandante local que actuó como esbirro de La Compañía disparando a su hijo, y aun así está contento; es todo un logro en la región donde la misma es todopoderosa, de tal suerte que habrá que esperar un viento fuerte –como el de la novela de Miguel Ángel Asturias– que se lleve a la compañía. Esto es, a la misma sólo lograrán vencerla elementos naturales como quizá lo pueda ser un huracán que arrase con la plantación de bananos y el ingenio azucarero de la empresa, así como con el comisariato donde ésta recupera los dólares que paga cada semana a los trabajadores, pero no será por medio de la lucha que quiso iniciar don Pablo ni la de nadie más. El destino manifiesto en su apogeo y mejor que la ficción se quede en una casi novela rosa. La lucha que desarrolla don Pablo es tan intensa, que hasta su esposa doña Mercedes le pide que se calme y no siga con sus denuncias pues La Compañía es poderosa, a lo que éste responde, con fuerte enjundia nacionalista: ?Más poderoso debe ser nuestro pueblo? (página 115), como un llamado a la pelea contra un monopolio. En esta expresión se destaca el interés de la autora por denunciar, por señalar que no todos sucumbieron a los intereses de la Cuyamel en Honduras, que bien podría tratarse también de la United Fruit Company en Guatemala durante la misma época. Puede apreciarse que el resumen de la solapa de la novela, escrito por el editor, está alejado de su contenido al reseñar de ésta que ?AQUEL AÑO ROJO, de gran contenido social, en la que relata las luchas políticas de los patriotas centroamericanos frente a compañías multinacionales.? Lástima que se perdió en el intento de denuncia y todo quedó en promesa del editor o mejor dicho, en gancho para venta de la obra a los lectores, quienes resentirán el engaño. La sensibilidad social de Díaz Lozano interviene en la trama, y si antes implicó a un periodista ?comunista? que escribe a favor de la lucha de don Pablo, ahora mete a Leandro, un escritor fracasado, y su nacionalismo que no distingue si la lucha es realizada por un pobre o un rico terrateniente, con tal de defender los intereses de la nación, atacada por una empresa extranjera que poco a poco se ha ido adueñando de buena parte del territorio. Vaticinio de la abuela: los blancos creen que las muchachas negras sólo sirven para un rato y después las desprecian (página 68). La autora incorpora en su novela algunos rasgos o características de la gente pobre del pueblo de San Julián, utilizando la figura de la negra Epifania y su situación de penuria económica, quien no sólo cuida a sus cuatro nietos sino a la vez debe proveerles el sustento necesario, ropa prácticamente nada pues visten de andrajos, habida cuenta que el padre es como el 60% de los habitantes: analfabeta, desobligado, pendenciero y fiel amigo de la botella durante los días sábados, donde ?invierte? el sueldo semanal que lo recibe en dólares. 39

edu.red Al final, el lector quedará un tanto desencantado con Díaz Lozano, en virtud que ?aquel año rojo? que trataba de relatar la lucha iniciada contra el monopolio bananero, se desdibuja y limita a las denuncias de don Pablo, privilegiando el conflicto interno de Fernanda ante los problemas económicos y sociales que más bien se convierten en un telón de fondo y no el lugar privilegiado en la ficción. En consecuencia, de la oferta anunciada en la solapa de la novela, en el sentido que se trata de la lucha contra un monopolio extranjero, no queda nada. Solamente el ofrecimiento del editor. Igual ocurre con la dedicatoria, pues aunque destinada a aquellos que lucharon contra el enclave bananero en Honduras, ninguno de los mismos figura en la trama. A diferencia de novelas anteriores, cuyo ofrecimiento es para su esposo (el primero o el segundo, según el caso), sus hijas e hijo, algún pariente o literato a quien admira, y quizá recordando lo que escribiera en Historia de Centroamérica (1964), Argentina Díaz Lozano entrega Aquel año rojo: ?Admirativamente dedicada a quienes fueron pioneros en la lucha encaminada a lograr que las compañías extranjeras y sus incondicionales antipatriotas, respetasen –en estas costas caribeñas de Centroamérica– la soberanía de las repúblicas que antaño formaron la Capitanía General de Guatemala y luego la República Federal de Centro América; la dignidad de sus autoridades y sus leyes, y los derechos del pueblo.? Página 7. Corresponde ahora determinar si la descripción ofrecida por el Editor de la novela, coincide con su contenido. Para tal efecto, tomando en cuenta que los capítulos de la novela adolecen de título alguno que oriente al lector respecto a su contenido, el autor de esta reseña se toma la libertad de anotar el que considera se aproxima al relato respectivo, ofreciendo la descripción resumida de lo que expone Díaz Lozano, con algunas digresiones referentes al contexto en que se sitúan los ?hechos? que narra y analogías con otras novelas de la misma, especialmente Peregrinaje (1944). Capítulo 1. Presentación de Fernanda y Jesusita (páginas 9 a 13) Fernanda, de aproximadamente 25 años, una maestra rural destinada siempre a impartir educación en escuelas primarias, llega al pueblo de San Julián, situado en la costa norte de un país centroamericano, acompañada de su hija Jesusita que a la sazón cuenta con 8 años de edad. 40

edu.red Tal parece que la escuela no ha funcionado durante mucho tiempo, toda vez que Fernanda irá a abrirla y para iniciar sus labores primero tendrá que limpiarla de mucho polvo, telarañas, ratones y murciélagos. En el pueblo Jesusita conoce a su tío Leandro, hermano de Fernanda, a quien califica de medio loco porque habla con palabras raras o extrañas para ella, y hasta en verso, como resultado de su principal entretención: leer grandes libros, revistas y periódicos que le llegan por correo desde la capital. Las para ella palabras raras son por ejemplo: saurios, antediluvianos, las Hespérides, iguanas y garrobos, y otras parecidas que no forman parte de su léxico de niña y que aún no comprende. Empero, el tío medio loco sabe mucho y le brindará algunas buenas enseñanzas. En casa donde vivirán Fernanda y su hija trabaja como sirvienta y cocinera la negra Epifania, junto con sus tres hijos a quien en forma paternalista la maestra se acostumbra a decir ?negritos?, pues en el pueblo esa es la norma, y también les denominan ?morenos? para no ofender. La maestra ha sido contratada por el Alcalde municipal para impartir clases en la escuela de niñas y a la vez desempeñarse como Directora. A su vez, ella contratará a otra maestra para que actúe como Subdirectora y ambas se repartirán dos grados cada una, de los cuatro a que llega la escuela. En caso el próximo año hubiesen más niñas, podrían abrir un quinto grado del nivel primario. Por su edad y porque ya sabe leer y escribir, algo de aritmética y por lo menos puede buscar en el mapa dónde queda Centroamérica, Honduras y Guatemala, la hija de la maestra estudiará en el tercer grado de primaria y a la vez será su alumna. Es un caso similar al que Díaz Lozano plantea en Peregrinaje (1944), con la pequeña diferencia que en dicha novela la niña tiene 7 años y en ésta 8, aunque en ambas la escuela se ubica en el área rural. Capítulo 2. El pueblo grande de San Julián (páginas 15 a 19) Que Leandro sea hermano de Fernanda no se indica en el capítulo 1, sino hasta en el 2 (página 19), lo mismo que la ubicación en el trópico del pueblo de San Julián. La escuela y el pueblo distan apenas seis cuadras (aproximadamente 600 metros) de la línea del tren propiedad de La Compañía bananera, en el cual se transportan bananos al puerto, que se encuentra a 30 kilómetros. El destino de la fruta verde es Europa y los Estados Unidos (página 17). Para la niña Jesusita se trata de un pueblo grande, diferente a otros donde junto a su madre ha residido en los dos años anteriores, siempre en el área rural donde esta gusta impartir clases. Tiene de 400 a 500 casas (página 16), algunas de adobe y bien construidas, habitadas por la gente bien, funcionarios gubernamentales y locales, así como de La Compañía, en tanto que la mayoría de ?viviendas? son de paredes de bajareque, techo de palma, utilizadas por la gente pobre, especialmente los negros o morenos (páginas 16 a 17). 41

edu.red El tío Leandro ya no trabaja, debido a su edad y por causa de una enfermedad que casi lo lleva a la tumba; antes se dedicaba a la tarea de receptor de rentas (página 18), una tarea no siempre bien vista en el pueblo, aunque no por ello fue considerado como el recaudador de impuestos bíblico. Capítulo 3. La familia Banegas (páginas 21 a 28) Como todo pueblo que se precie de afirmar las diferencias entre clases sociales, San Julián no sólo tiene prejuicios contra los negros o morenos, sino también sus familias pudientes. Una de ellas, quizá la principal, lo constituyen los Banegas, integrada por el padre don Pablo de 56 años, su esposa Mercedes de similar edad, su hijo Juan Pedro de 25 años, que se cree un ?Juan Tenorio? y tres hijas más (página 21), entre ellas Ana Luisa de 13 que es alumna de Fernanda y se encuentra repitiendo el cuarto grado de primaria, para que se le quede más. Los Banegas son propietarios de una finca ?de muchas caballerías? de terreno (página 27), que La Compañía bananera insiste en comprarle, aunque sean tres caballerías, pues necesita construir un ramal del tren que les ahorre camino hacia el puerto, pero la familia se niega a vender toda vez que la propiedad les pertenece desde tiempos del bisabuelo paterno (página 28). Según se desprende del relato de Díaz Lozano, San Julián es un pueblo ?próspero? de los años treinta del siglo XX, que debe su ?progreso? a La Compañía bananera, que a la vez cultiva también caña de azúcar (página 25). Antes que ésta llegara, era un pueblo pobre, de pocas casas; después, se convirtió en un hervidero de gente trabajando en el corte del banano y la caña, con mano de obra de origen africano, negros caribes. Quizá por ello el nombre indígena y original del pueblo, ?Sholola?, está olvidado; y no necesariamente por culpa de los gringos propietarios de La Compañía, o de los negros que vinieron del África a las costas de Centroamérica, sino desde tiempos de la Colonia cuando un cura español se preocupó del cambio del nombre y de evitar que los indios pronunciaran el original (página 25). Como el pueblo vecino a San Julián es San Pedro, que a la vez es el asiento de la cabecera departamental (página 27), podría considerarse que ambos se ubican en Honduras, aunque esto no lo señala la autora. Y así como hay clases sociales en el pueblo, las mismas también tienen sus prejuicios. Los negros son supersticiosos y las damas de las familias bien, blancas, se dedican al chismorreo. Por eso existe preocupación en algunas respecto a la maestra Fernanda no sería aceptada por las más ?encumbradas?, pues cómo va a ser eso que se relacionen con una maestra que no se sabe si es viuda o divorciada, tiene una niña de ocho años y llega al pueblo sin marido, y por tanto quién sabe si es o fue casada (páginas 22 y 23). 42

edu.red Si en el segundo capítulo se establece que Leandro es hermano de Fernanda, será hasta en este tercero cuando la autora mencione los apellidos de ella: López Villa (página 22), como un intento de ir generando expectación en el lector, y de no contarle la historia o antecedentes de ésta, sino poco a poco. Por su parte, como Juan Banegas es el ?Juan Tenorio? del pueblo, cuando se entera de la llegada de la maestra, sin conocerla se convierte en su objeto del deseo (página 28), habida cuenta que está acostumbrado a tomar lo que quiere, especialmente del género femenino, así sean blancas o negras (perdón, morenas), que para él no hay distingos. Total, son para un rato. Capítulo 4. La Compañía bananera (páginas 29 a 34) El Gerente General de La Compañía, Mister Walter Brown, decide aumentar en diez mil dólares la oferta que hará a don Pablo Banegas para que le venda por lo menos tres caballerías del terreno de su Hacienda, enviando para el efecto a su representante, el Gerente Mister George Morris, para que efectúe el ofrecimiento, ya que son órdenes de la Casa Matriz ubicada en Nueva York. Ambos gringos vivían en la aldea ?Las Vegas?, localizada a 30 kilómetros de San Julián, en amplios y bellos ?bungalows? exclusivos para altos y pequeños empleados de La Compañía. En la puerta principal de la casa de Mr. Brown, hay un letrero chocante para la sensibilidad social de la autora de la novela y seguramente por ello lo escribe con mayúsculas: NO SE PERMITE ENTRAR A LOS NATIVOS SIN PERMISO. Esto es: aunque en otras novelas Díaz Lozano no deja de traslucir su admiración por lo norteamericano, en esta ficción se atreve a denunciar el trato que éstos dan a los ?nativos? y de cómo algunos son tan serviles que muy contentos quedan con las migajas que reciben. ?Aquella era tierra prohibida para los nacionales. Prohibido el salón de cine que era sólo para los norteamericanos empleados de todas las categorías del monopolio bananero, aunque se hacían ciertas excepciones con algunos ingenieros, capataces o contadores del país… o con algunos empleados del Gobierno con quienes se quería quedar bien para favorecer ciertos intereses. Prohibido también el club donde tenían sus borracheras […] A estos jolgorios se sentían muy honrados de asistir algunos invitados nativos, como gente rica de San Pedro y San Julián, empleados del Gobierno, profesionales de la Medicina o de la Ingeniería y Derecho, y ¡claro! Las muchachas bellas de la zona, de esas =agringadas‘ que chapucean el inglés y se sientes felices de ser cortejadas por algún rubio norteamericano inculto, de esos =tirados con honda‘ a estas tierras de pan llevar.? Página 30. Pero; siempre hay un pero: si don Pablo no atiende razones económicas, habrá que enviar al Comandante Joaquín Landa para que le dé un buen susto: a punta de dólares o a punta de… tendrá que entender este terrateniente que se opone al progreso de San Julián, pues sólo eso es lo que recibe por la benefactora mano de La Compañía (página 31). Total, La Compañía 43

edu.red 44 ya lo ha hecho antes, comprando diputados y hasta presidentes. Así pues, Mr. Morris irá con don Pablo para hablarle del asunto y convencerlo y de paso tratará de visitar a la maestra Fernanda, pues él también está enterado de su presencia en el pueblo y no estaría mal ?combinar sabiamente el trabajo con el placer?, página 32. La razón que esgrime La Compañía para demostrar la necesidad de comprar o quitar sus tierras a los Banegas es tan simple en su presentación (ahorrar camino para llegar al puerto) como tremenda en sus implicaciones económicas. La disminución en kilómetros para llegar a ?Cutamel? (página 32) es la obsesión o necesidad de acrecentar la exportación de banano pero disminuyendo costos en la transportación por medio del ferrocarril propiedad de la misma. Y esto de ?Cutamel? bien podría ser una clara intención de la autora para ofrecer una pista al lector en cuanto a la ubicación geográfica de los acontecimientos que narra. Si en Guatemala existió una United Fruit Company que dominó el medio durante más de 60 años en el siglo XX, incluido el período 1918-1940, en Honduras también operó pero tuvo la fuerte competencia de la Cuyamel a la que terminó absorbiendo, no sin antes casi provocar una guerra entre los dos países, cuyos tontos Presidentes –dominados por la respectiva empresa– pecaron de ingenuos pretendiendo defender el respectivo territorio con el patrioterismo aldeano que los caracterizaba, lo cual narra magistralmente Virgilio Rodríguez Beteta (1885-1967) en No es guerra de hermanos sino de bananos ; como evité la guerra en Centroamérica en 1928 (1969) Así era aquel mundo de 1918 a 1940: ?dominado por la gran compañía bananera, que podía armar revoluciones […] y tener de su lado, siempre al Gobierno de turno, en la pequeña república centroamericana?, página 33. Mundo con su selva verde que se iba perdiendo por la mano del hombre, patrocinada por los dólares verdes que en el futuro sólo traerían más pobreza. Como para Díaz Lozano queda la esperanza que algún día todo este dominio extranjero se acabe por medio de un fuerte viento que se lleve a La Compañía (página 34), el lector no podrá dejar de pensar que para decir esto se inspiró en Miguel Ángel Asturias y su trilogía bananera, especialmente Viento Fuerte (1950); al respecto no se ofrece disquisición alguna, para evitar alargar esta reseña. Solo se comenta que Rubén Darío en tres opúsculos escritos en su juventud habla del aquilón o viento violento, fuerte, que viene del norte. 44 En Mayapán (1950), la autora concluye la novela señalando que el mundo de los mayas llegó a su fin con un poderoso viento, el cual creció hasta hacerse huracán, pero de cuatro vientos. Nótese que Díaz Lozano indica que el período histórico que cubre en su novela se sitúa entre 1918 a 1940. Esto lleva a razonar que si Jesusita tiene casi diez años, aunque al inicio de la ficción es de ocho, es porque nació precisamente en 1918 y Díaz Lozano en 1912: ¡casi una coincidencia! ¿Autobiográfica como en Peregrinaje (1944)? Darío, Rubén; Primeros tres opúsculos. Prólogos de José Jirón Terán. Presentación y notas de Fernando Solís B. Managua, Nicaragua : Colección ?Biblioteca Dariana?, Fondo Editorial CIRA, 2003. Páginas 22, 36 y 50. 44

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