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El enfoque de género como complemento en la formación del trabajador social actual

Enviado por Dayetsi Amador Lopez


  1. Introducción
  2. Desarrollo
  3. Conclusiones
  4. Bibliografía

¨El enfoque de género como complemento en la formación del trabajador social actual¨

edu.red

Introducción

En la actualidad la Antropología y el Trabajo Social, la primera como ciencia y la segunda como profesión, en el contexto cubano tienen diferentes tendencias, en lo natural y social; por lo que se debe pensar en cómo se forma un trabajador social profesional, con el conocimiento teórico y práctico necesario para intervenir de manera positiva y efectiva, empleando métodos y técnicas capaces de suministrarle la mayor cantidad de información en las comunidades donde desarrolla la labor social.

El desempeño profesional de un trabajador social está caracterizado por el complemento de dos aspectos esenciales: existe una mayor actitud de las féminas por esta profesión y por tanto una mayor correspondencia de la influencia del sexo femenino. A partir del enfoque de género podemos formular estrategias que respondan a necesidades formativas, laborales y sociales de hombres y mujeres, y retomar los saberes adquiridos a través de la experiencia social.

El enfoque de género en la formación del trabajador social actual y que esté basado en el desempeño profesional, implica considerar que todo aprendizaje es social y que el desarrollo del desempeño está mediatizado por nuestra socialización como hombres o mujeres.

En la actualidad perfeccionar el modo de actuación de los trabajadores sociales se ha vuelto una necesidad impostergable, dotándolos de herramientas y el conocimiento necesario, que les facilite desarrollar trabajos de intervención social, en las diferentes áreas donde labora, con los individuos, grupos, familias y las comunidades objeto de su trabajo; esto implica fortalecer el desempeño profesional en materia de Trabajo Social y tomar como referencia el enfoque de género facilitaría el alcance de dicho propósito.

Desarrollo

Históricamente el proyecto antropológico visto en general en todos sus contornos, es imprescindible abordar que parte (del griego ?????p?? anthropos, 'hombre (humano)', y ?????, logos, 'conocimiento'), es la ciencia social que estudia al ser humano de forma holística. Combinando en una sola disciplina los enfoques de las ciencias naturales, sociales y humanas, la antropología es, sobre todo, una ciencia integradora que estudia al hombre en el marco de la sociedad y cultura a las que pertenece; y, al mismo tiempo, como producto de éstas. Se la puede definir como la ciencia que se ocupa de estudiar el origen y desarrollo de toda la gama de la variabilidad humana y los modos de comportamientos sociales a través del tiempo y el espacio, es decir, del proceso biosocial de la existencia de la especie humana. (De Wikipedia, la enciclopedia libre).

Precisamente se reconoce la antropología como ciencia que estudia al hombre en todas sus formas y naturalezas, en su evolución y actuación desde los diferentes niveles de intervención. Constituye el arte de la construcción del lenguaje, los referentes simbólicos y la base de los procesos culturales

En el presente trabajo se desarrollarán una serie de aspectos de vital importancia que facilitan que tengamos una visión más integral del enfoque de género y la relación que establece la acción profesional del trabajo social. El análisis se realiza de lo particular a lo general, primeramente se explicará la evolución del enfoque de género basado en la acción profesional del trabajo social, destacándose la trascendencia que tiene en Trabajo Social. Entonces es necesario que hagamos una explicación del Modelo de formación en Trabajo Social y de cómo se articula a partir de sus exigencias.

La búsqueda de alternativas para que mejore el proceso profesional, teniéndose como orientación la práctica y la introducción de procedimientos y metodologías que socialicen el proceso de formación, es una prioridad para los estudios antropológicos. En la actualidad este principio tiene como consecuencias notables cambios, que exigen un salto progresivo en diferentes contextos, es decir también resulta un gran reto, para los que se encuentran en otras latitudes.

Partiendo de la maravillosa idea que nos enseño el Prof. DrC. Jorge Pardillo Palomino que el estudio de la Antropología parte de esa necesidad humana de autointerpretación a través de la exégesis del mundo ya que al tratar de definir acontecimientos y acciones que nos son ajenas, de hecho nos definimos e inscribimos nuestro modo de ser en la común condición humana. Hemos consultado y definido el importante tema abordado en este trabajo. Enfatizando nuestro estudio en la realidad concreta que plantea su problema fundamental basado en el sujeto y objeto de estudio o investigación que se vuelve verdaderamente indisoluble. Donde centra su especial atención en el estudio de los seres humanos desde una perspectiva biológica, social y humanista. La antropología entendida en dos grandes campos:

  • La antropología física, que trata de la evolución biológica y la adaptación fisiológica de los seres humanos, y

  • La antropología social o cultural, que se ocupa de las formas en que las personas viven en sociedad, es decir, las formas de evolución de su lengua, cultura y costumbres.

Es preciso abordar por la importancia retribuida acerca de este tema en el desempeño de la labor del trabajo social como profesión, el énfasis en uno de los ejes temático de los estudios antropológicos tal es el caso de quién pudiéramos mencionar el Género que nos sirve de instrumento y vía para una amplia explicación y aplicación en el hombre en su sentido de la multiplicidad fenoménica.

Analizando el orden histórico lógico de este tema planteamos sobre las referencias de algunos autores como J.Blaut han destacado las similitudes entre el concepto de género de vida y el marxista de modo de producción, ya que ambos consideran el estudio de la base material y la relación con el medio físico como uno de los factores más importantes del desarrollo histórico. Carl Sauer también señalo las similitudes de este concepto con el más antropológico de complejo cultural tal y como es usado por la Escuela de Berkeley.

El concepto de género de vida ha recibido fuertes críticas. Principalmente se ha señalado que es inaplicable a las sociedades modernas, ya que Vidal de La Blache lo desarrolló como una herramienta para el estudio de sociedades agrícolas tradicionales tales como las existentes en Francia a principios del siglo XX. También se han criticado sus premisas ecológicas, hasta el punto de que el género de vida parece ser en su totalidad un producto de la búsqueda de adaptación al medio físico por parte del grupo.

Como seres humanos las personas presentamos muchas similitudes, pero también son evidentes las cosas que nos diferencian individual y grupalmente. Seguramente algunas veces nos hemos preguntado cuál es la causa de las diferencias que observamos en las conductas de mujeres y hombres. Conceptualmente cuando se comenta sobre el término de género resalta la categoría sexo como el conjunto de particulares biológicas con que nacen hombres y mujeres, sin embargo género es las características que definen lo femenino y lo masculino en una sociedad y en un momento histórico determinado, es decir definen identidades y relaciones entre hombres y mujeres.

A veces separamos rígidamente lo que pueden y deben hacer hombres y mujeres, limitando sus capacidades y potencialidades como seres humanos entonces existe preguntas como:

  • 1. ¿Ocurre esto en el desempeño profesional del trabajo social?

  • 2. ¿En qué otra forma se manifiesta la socialización de género desempeño profesional del trabajo social?

En la profesión del Trabajo Social las respuestas a estas preguntas pueden ser múltiples, pero lo esencial es que en la actualidad el enfoque de género es una exigencia del contexto y una necesidad percibida por las instituciones y los empleadores, y sí existe una correcta socialización entre ellas el desempeño profesional es más satisfactorio.

A partir de estos conceptos podemos decir que Género en el desempeño profesional, se manifiesta en las ocupaciones que elegimos mujeres y hombres, que obedecen a un proceso de actitud ante una profesión. Muchos talentos y vocaciones de hombres y mujeres, no reciben adecuada estimulación por influencia de la separación de los roles de género que, de forma rígida, han valorado ciertas actividades como «femeninas» y otras como «masculinas», y en el desempeño profesional el género influye en: conductas y actitudes que mantenemos hacia el proceso de aprendizaje, posibilidades reales de información, inserción y acceso a carreras, el tipo y cantidad de obstáculos reales durante la capacitación: locales, horarios, becas, accesibilidad a las situaciones de aprendizaje y a la infraestructura.

Adoptar un enfoque de género permite reflexionar sobre la ideología que se transmite en los espacios a partir de: comportamientos, actitudes, saberes, y competencias desde la identidad de hombres y mujeres.

Género y Trabajo Social son dos conceptos que se relacionan mutuamente y dentro de los ámbitos comunitarios, donde se desarrollan los trabajadores sociales, analizar el enfoque de género desde la acción profesional, facilita un fortalecimiento de los modos de actuación. En la actualidad la existencia de dos posiciones elementales cuando de género se trata, es decir desde la igualdad y la diferencia, destaca que se manifiestan matices de contrastes culturales como patrones educados por los valores de cada sociedad.

Dentro del desempeño del profesional en el trabajo social es importante que se tenga como principio que es una vía que fomenta un proceso de socialización, es decir vamos creando una serie de estereotipos que nos van condicionando poco a poco a considerar que un sexo tiene unas determinadas cualidades con respecto del otro y de la existencia de puntos de igualdad y de esta forma se puede fortalecer el desempeño profesional.

La determinación de la visión de género que tiene los trabajadores sociales y relacionarlo con su desempeño en la acción como profesión del trabajo social deben adquirir, y permitir elevar la calidad en el desempeño profesional de una actividad. Entonces existe un cuestionamiento constante que significa cómo formarlos desde una perspectiva de género y según las demandas del mercado laboral.

La introducción o el establecimiento de la relación entre género y el desempeño de la acción profesional facilitan una actuación adecuada y una mayor respuesta de las exigencias del contexto actual. Entonces el término de desempeño profesional que comenzó a ser utilizado como resultado de las investigaciones de David McClelland en los años 70, se enfocaron en la identificación de las variables que permitieran explicar el desempeño en el trabajo, pueden ser un punto de análisis satisfactorio para fundamentar la relación de género con este enfoque.

Según Le Boterf (1996) y Montmollin (1996), el desempeño en la acción profesional son características personales: saberes, conductas, aptitudes y actitudes, sin embargo para Gilbert y Palier (1992) y Levi-Leboyer (1997), el desempeño resulta de un saber actuar, por lo que no solo especifica conocimientos, sino también capacidades de acción, de comportamiento y de participación, y de esta forma se evidencia la diversidad de este término.

La formación basada en el desempeño, con un enfoque de género, permite responder a las necesidades de mujeres y hombres del país con lo que aumenta la calidad del sistema formativo y se logra una mejor respuesta a las demandas actuales del Trabajo Social.

El proyecto social cubano tiene planteado eliminar las desigualdades sociales, las diferencias de clases, raciales y de sexo entre los hombres y las mujeres. Para ello se ha esmerado en buscar la igualdad de oportunidades y de derechos sin diferencia alguna en cuanto al acceso a la educación, la salud, y el trabajo, sin establecer limitaciones de género en el plano privado y público.

De manera indirecta el tema género en Cuba se empezó a utilizarse en la década de los 70 partiendo de las diferencias notables cuando se utilizaba la variable sexo. Desde ese momento se observaba como se introducía una visión de género en Cuba, y se hacía cada vez más notable la supremacía de las mujeres y la feminización de la educación cubana. Ellas representaban según Karen (2008) cita que Núñez Sarmiento; M (1974-2001:8) "el 37.7% de los trabajadores y el 56 % de los profesionales y técnicos del sector estatal civil del país; el 52% de los egresados de las universidades y el 54 % de los egresados de centros de enseñanza media superior; siendo los niveles educacionales de las trabajadoras, en comparación con los hombres empleados, más altos."

Según números del mismo artículo, en 1991 el alfabetismo fue del 98 % para ambos sexos, el acceso a la educación primaria las mujeres representaban un 100 %, en la secundaria 98 %, la técnica 48 %, la preuniversitaria 47 % y en la enseñanza superior el 30 % de ese total de féminas; en todos los casos excepto en el nivel primario el acceso de la mujer desde ese entonces ya era superior al del hombre (Núñez Sarmiento, M. 1974-2001:8-9)

Actualmente queda demostrado las mujeres cubanas se gradúan en mayor número que los hombres en los niveles técnicos y universitarios, con el 56 y 57 % respectivamente contra el 44 y 43 % en los hombres. Su participación en la actividad económica ha aumentado de 32,4 % en 1980 a 39,7 en 1992; En 1994 estaban empleadas más del 44 % de las mujeres en edad laboral activa. Todo ello, evidencia el desarrollo de la mujer cubana en la sociedad y su incorporación creciente al ámbito público, aunque sus cifras todavía resultan muy insuficientes (Castañeda, I y Cols 1999:6).

En Cuba, como en otros países del mundo, el feminismo ha estado presente. Este ha sido influenciado por las principios de género promulgados por los países del entonces campo socialista. Este movimiento fue favorecido por el Proceso de Rectificación de Errores del Partido Comunista de Cuba en la segunda mitad de la década de los 80 y su Tercer Congreso en el año 1986, donde se propusieron enfatizar en la eliminación de las discriminaciones que a pesar de todo aún sufrían las mujeres cubana, además de elevar la participación en cargos de dirección y en la toma de decisiones, no solo de mujeres, sino también de negros y jóvenes.

En nuestro país en 1999 de la población femenina incorporada a la vida laboral, el 61,3 % se concentra en los servicios y el 87,9 % en plazas que reproducen sus roles reproductivos, las categorías de dirigente son ocupadas en el 27,9 %, cifra que no guarda relación con la alta calificación técnica alcanzada por el sexo femenino. En el sector obrero, dentro de las tareas que son tradicionalmente tipificadas como masculinas, las féminas ocupaban el 20,4 % de los trabajadores. Las mujeres representaban el 61 % de la fuerza técnica del país y el 22,8 % de las figuras en el parlamento cubano, que es mayor que en cualquier otro país del mundo en desarrollo, Verdeses, M. (1994:4).

La mujer cubana y su inserción en la comunidad, es un tema importante tratado en los estudios de género, lo que obedece al papel desempeñado por las organizaciones de las féminas a lo largo de la historia y en especial después del Triunfo Revolucionario del Primero de enero del 1959 hasta nuestros días, todas ellas encabezadas y dirigidas por la Federación de Mujeres Cubanas (FMC). A partir de 1991 por iniciativa de dicha organización, se constituyeron las Cátedras de la Mujer en la Universidad de La Habana y de la Mujer y la Familia en otros Centros de Educación Superior y Centros de Estudios sobre la Mujer en la totalidad de los municipios a lo largo y ancho del país. Para una mejor implementación de su objetivo crearon comisiones y espacios dedicados a analizar el comportamiento del género en la sociedad cubana, momentos de charlas y debates con participantes nacionales e invitados extranjeros acogidos en sedes como La Casa de las Américas, la UNEAC y universidades nacionales; estos intercambios propiciaron también la participación de las mujeres cubanas en eventos internacionales alrededor del mundo. (Núñez Sarmiento, M 1974-2001:9)

Para evaluar el desarrollo humano en Cuba, Castañeda, I y Cols (1999: 12) proponen dos indicadores que aparecen entre otros, que tratan de medir diferencias de género. El índice de Desarrollo de Género que contempla variables relacionadas con la educación, el ingreso y otros aspectos económicos y la participación social y el Índice de Potenciación de Género que evalúa aspectos relacionados con las brechas en la toma de decisiones y el poder.

La mayor parte de los estudios e investigaciones sobre género según Núñez Sarmiento, M (1974-2001:2), "estaban listos para se publicados en la década de los 90, década seriamente afectada al limitar la capacidad de impresión de las imprentas nacionales, varias llegaron a cerrarse. Dichas investigaciones trataban de rebasar los marcos de ambos sexos y abordar temas estrechamente ligados a ellos como el homosexualismo.

En la misma fuente se observa, entre las principales motivaciones que favorecieron un mayor interés a los científicos cubanos para trabajar temas concernientes al género entre los que se encuentran:

1) El afán por la justicia social y contra la discriminación de que eran objeto, en primer lugar, las mujeres y, después, los homosexuales.

2) Por imperativo científico.

3) Invitaciones para participar en distintos grupos multidisciplinarios surgidos en los noventa, que discutían estos temas entre cubanos y cubanas y con invitadas extranjeras.

4) Leer a autores extranjeros que escriben sobre género, conocerles personalmente y colaborar con ellos en Cuba y en el extranjero." Núñez Sarmiento, M (1974-2001:9-12)

En particular el trabajador social realiza su actividad profesional en múltiples y diversas áreas profesionales y ámbitos de desempeño, siendo una profesión centrada en la acción social. Detecta y reconoce las problemáticas sociales y diseña estrategias de acción de cara a modificar la realidad social a través de la relación de ayuda a las personas – en un proceso de prevención y solución de disfunciones- y la dinamización de recursos institucionales y comunitarios, con la finalidad última de aumentar el bienestar. Surge de los ideales humanistas y democráticos, y sus valores se basan en el respeto a la igualdad, libertad y dignidad de todo ser humano siendo los derechos humanos y la justicia social los elementos constitutivos de la motivación y justificación de su ejercicio profesional.

Para poder establecer el perfil profesional del trabajador social desde el enfoque de género hemos seguido un proceso de elaboración del mismo en base al análisis de las funciones, tareas, exigencias y condiciones de trabajo de cada ámbito profesional donde se insertan, que cuando se relaciona cada uno de estos indicadores se determinan las carpetas de las competencias de acción profesional.

Percibir el desempeño de la acción profesional como una fusión entre principios academicistas y profesionales, es un criterio que se comparte en este trabajo que se realiza, porque la mayoría de los estudios realizados parten del análisis de el desempeño de acción profesional para perfeccionar un determinado plan de estudio y efectuar análisis macro y micro curricular. Sin embargo tomar de referencia la práctica profesional desde el enfoque del desempeño permite que se diseñen planes de mejora; para la formación académica o profesional, que favorezca la socialización en las comunidades donde se enmarquen.

El desempeño de acción profesional se relacionan estrechamente con otros indicadores tales como: conocimientos, aptitudes, destrezas, habilidades, sociales, actitudes, habilidades de comunicación, expectativas. Cada uno de ellos se encuentra ejemplificados en la definición que indica que un individuo es competente cuando demuestra que sabe, sabe hacer, sabe ser y sabe estar, es decir posee competencias técnicas, metodológicas, participativas y sociales Echeverría (2002).

La utilización del enfoque de género en dicha investigación nos permitirá formular estrategias formativas que respondan a necesidades formativas, laborales y sociales de hombres y mujeres y retomar los saberes adquiridos a través de la experiencia social.

Cuando nos adentramos a la visión de género que se tiene respecto a las tareas que debe desarrollar o no las mujeres y los hombres consideramos muy necesario conocer las cualidades que les atribuyen nuestras egresadas a estos, la misma arrojó los siguientes resultados.

Mujeres:

  • Sencilla, honesta, disciplinada, dulce, agradable responsable, profesional, decente, honrada, preparada, buena esposa, buena madre, sincera debe saber expresarse, tener buena presencia, sensibilidad humana, responsabilidad, solidaria, amabilidad, humilde, amiga, desinteresada, sacrificada, femenina y trabajadora.

Hombres:

  • Sencillo, fiel, honesto, disciplinado, agradable responsable, profesional, decente, honrado, preparado, buen esposo, buen padre, sincero, debe saber expresarse, tener buena presencia, sensibilidad humana, responsabilidad, solidaria, amabilidad, humilde, amigo, desinteresado, sacrificado, varonil y trabajador.

Conclusiones

Se concluyó en el desarrollo de la investigación que:

  • 1. La antropología es una ciencia que estudia al hombre en todas sus formas y naturalezas.

  • 2. Los estudios antropológicos constituyen la base de la organización social en sus entornos naturales en los diferentes contextos culturales e históricos.

  • 3. El enfoque de género constituye un importante requerimiento para lograr una mayor calidad en la profesión del trabajo social, logrando un profesional competente que responda a las exigencias del contexto socio-laboral debido a la responsabilidad que poseen en el desarrollo regional comunitario.

  • 4. La visión del Programa de Trabajadores Sociales sobre el comportamiento, participación y roles desempeñados por ambos sexos en la actividad profesional poseen concepciones sobre género que permite asegurar que las mismas son adecuadas pues reflejan criterios de equidad en relación al sexo.

Bibliografía

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Autor:

Dayetsi Amador López.

Ciego de Ávila.

Chambas 2011