Programa de estimulación temprana para niños y niñas de 12 a 18 meses de edad
Enviado por Andrés Muller
- Introducción
- Antecedentes
- Justificación
- Perfil de los(as) participantes en el Programa de Estimulación Temprana
- Causas y Consecuencias del desarrollo infantil temprano
- Principales hitos del desarrollo evolutivo biológico acorde a la Neurociencia
- Cronograma de actividades
- Diseño y organización del espacio de intervención
- Rol de los profesionales que ejecutan el programa de estimulación temprana (Educadora de Párvulos y Terapeuta Ocupacional)
- Programa de Estimulación Temprana
- Programa de estimulación temprana desde el hogar, rol de la familia en la formación de hábitos y autonomía
- Costos del programa
- Evaluación del programa
- Bibliografía
- Anexos
Introducción
Una de las preocupaciones centrales recientes en nuestro país ha sido la cobertura pre-escolar y escolar completa. Por ende, el enfoque de las discusiones y decisiones políticas, ha sido dar total cobertura educativa a los niños y las niñas. Como ejemplo de esta importancia, se creó el programa nacional Chile Crece Contigo. Esta instancia es un programa de acompañamiento, protección y apoyo integral a la infancia desde las familias.
Entendemos que la cobertura pre-escolar y escolar es un tema país. Entonces, el desarrollo óptimo de las capacidades del ser humano desde su gestación hasta la primera infancia es un eje movilizador. Por tanto, la Estimulación Temprana adquiere muchísima relevancia en este esquema. La Estimulación Temprana da la oportunidad para que niños y niñas reciban la estimulación necesaria para el desarrollo de su inteligencia y aprendizaje. Entendiendo, que esta inteligencia no es sólo cognitiva, sino también motora, psicológica, lingüística y socio-emocional. La idea es que si un niño o niña se ha desarrollado al máximo, todo irá bien y si se encuentra con algún obstáculo tendrá las herramientas para sortearlo con éxito. Si el niño o la niña trae un riesgo (social, emocional, genético, etc.), se puede mitigar o bloquear su impacto. De esta manera, podemos potenciar al máximo a cada individuo.
Esta inteligencia y capacidad de aprendizaje ocurre en nuestro cerebro. Resulta que dentro del cerebro de un ser humano, las conexiones neuronales se irán creando a medida que el niño crece a través de la estimulación de los sentidos que reciba de su entorno y de su yo. La conexión neuronal es un proceso potenciado por el aprendizaje y que demuestra la gran plasticidad que tiene el cerebro humano. El cerebro de los humanos nace con una infinita capacidad para asimilar experiencias, especialmente aquellas que sucedan en los primeros años de vida.
Está comenzando a ser desentrañada la relación entre el desarrollo del cerebro humano y los mecanismos biológicos que afectan el aprendizaje, el comportamiento y la salud del individuo. Los estudiosos de la neurociencia y el desarrollo biológico humano centran sus esfuerzos para alcanzar un máximo potencial dentro de los primeros 6 años de vida. O dicho de otra manera, los 6 primeros años de vida son un período de desarrollo de vital importancia en la formación del cerebro del niño o niña.
En consecuencia, están apareciendo otros temas. Durante siglos la familia ejercía el cuidado maternal en forma instintiva. Los padres sabían intuitivamente cómo cubrir las necesidades básicas de sus hijos e hijas. Sin embargo, estos nuevos conocimientos sobre el desarrollo del cerebro nos orientan de otra manera. Debemos enfocarnos hacia la sana nutrición, la buena salud, la temprana estimulación y la buena actitud desde el prenatal hasta los primeros años de vida.
Aquí se presenta una propuesta de acompañamiento del desarrollo cognitivo, socio-emocional y motor de niños y niñas de 12 a 18 meses de edad. Esta propuesta es un Programa de Estimulación Temprana, creado en el contexto de la cátedra Neurociencia y Educación de nuestra Universidad Santo Tomás. En este programa se plantean actividades que invitan al pequeño/a a escuchar, mirar, descubrir, experimentar emociones, compartir, entender el entorno, despertar la curiosidad e imaginar. En esta propuesta hacemos mucho hincapié en el juego como motor de aprendizaje y contacto con el medio. Mediante el juego y a través de los sentidos el niño o la niña está siendo estimulado para descubrir su mundo, entender su entorno, curiosear, etc. El juego es la actividad natural de los niños. Jugar, apoya y favorece su desarrollo como persona y puede ayudarle a aprender muchísimo, preparándose para las actividades que le esperan en el futuro. Nos valemos del lenguaje como una actividad que el niño/a disfruta intensamente desde sus primeros meses, y que continúa gozando durante toda la vida. Además, se entreteje a esto su "yo" en la interacción con su entorno cultural y social. La parte emocional debe cultivarse desde la cuna para que pueda afrontar sus emociones y desencuentros. Este individuo desarrollado al máximo de su potencialidad podrá ser un sujeto íntegro, creativo, que se exprese con seguridad y pueda enfrentar los retos complejos de su vida.
La información de esta sección corresponde al link1[1]
Antecedentes
Como ya expresamos, nuestra sociedad se ha sensibilizado respecto a la importancia de la Estimulación Temprana y las necesidades de los niños, las niñas y sus familias. Desde la psicología, la medicina, la fisioterapia y otras áreas, se ha expresado que la Estimulación Temprana es una guía o ruta a seguir durante los primeros años de vida de los niños y las niñas (de 0 a 6 años). Esta temprana intervención permite tener oportunidades precisas y suficientes para alcanzar un desarrollo evolutivo óptimo y eficaz. Porque potencia sus capacidades y habilidades futuras como un medio para romper las desigualdades sociales desde la cuna. En dicho sentido, las competencias lingüísticas y habilidades sociales del siglo XXI son un factor decisivo de integración social y cultural (CPEIP, 2008[2]
Hay consenso sobre la importancia de la estimulación temprana desde el nacimiento, a partir de los hallazgos de la neurociencia. Estos hallazgos dicen relación con el fabuloso potencial del cerebro y su plasticidad durante la infancia. También aportan luces sobre las reales competencias que los niños y las niñas pueden alcanzar en el ámbito de la comunicación, el lenguaje y otras áreas. Además, sobre la incidencia de desarrollar un pedagogía exigente y aprendizajes culturales desde tempranas edades.
Si bien es cierto podemos potenciar el desarrollo hasta su máximo en cada ser humano, nos percatamos que ese ser está mayormente con su familia o cuidadores en su primera infancia. Por lo tanto, los niños y las niñas pasan un tiempo mayoritario con sus padres o cuidadores. Además, hay una realidad que no podemos olvidar en nuestro país: "el factor estudiante/familia es el principal condicionante de los resultados escolares" (Brünner y Elacqua, 2003[3]39) y "las desigualdades se derivan principalmente de las transferencias culturales debidas a los lazos de filiación" (Fontaine, 2002, citado en Brünner y Elacqua, 2003: 46). Es decir, que la herencia cultural recibida en la convivencia con la familia y la comunidad de origen determina malos resultados escolares (malos aprendizajes) y desigualdades sociales. Por lo tanto, cualquier intervención temprana debe considerar, y servirse cuanto pueda de, la familia y el entorno social de nuestros niños y niñas. Entonces, lo mejor es llevar a cabo la Estimulación Temprana en presencia de los padres o cuidadores. Además, de mostrarles formas sanas de aprendizaje (o enseñanza) y acompañarles en sus dificultades diarias para que se queden con ese aprendizaje. Luego, ellos(as) lo podrán replicar con sus otros(as) hijos(as) y parientes generando espacios sanos de convivencia, mejorando los aprendizajes y oponiendo resistencia a las desigualdades sociales.
El cerebro dispone de una notable capacidad de autoprotección y recuperación ante situaciones adversas. Pero, la falta de afecto y cariño durante los primeros años de vida del niño o niña dejarán "huellas" duraderas en la mente de este pequeño/a. La Estimulación Temprana intenta borrar o atenuar estas huellas.
Para ver más argumentos a favor de la Estimulación Temprana ir al apartado 3.
Justificación
Este Programa de Estimulación Temprana presenta estrategias para el desarrollo humano de infantes de 12 a 18 meses con características de vulnerabilidad social y favorece la relación niño(a)-familia.
Este Programa está destinado a una población de 20 niños y niñas pertenecientes al Campamento Las Camelias de Puerto Montt, por un período de 10 meses de estimulación temprana.
3.1. ¿Por qué es importante un Programa de Estimulación Temprana?
Los aprendizajes oportunos y pertinentes son un derecho de niños y niñas desde que nacen, y desde antes que nazcan en muchos países. Además, la Educación Inicial es un eje central del desarrollo educativo de los lactantes e infantes en casi todo el mundo.
En comparación con otras especies, la maduración y el desarrollo del cerebro humano requieren mucho más tiempo. Al nacer, los bebés sólo cuentan con algunas habilidades innatas como succionar para alimentarse, respirar para obtener aire y llorar para conseguir atención sobre algo que les incomoda; dependiendo totalmente de sus padres o cuidadores. La maduración y el desarrollo del cerebro continúan hasta la adolescencia, asemejándose al de un adulto. Todos los niños y las niñas cuentan con cerebros que les permitirán desarrollar habilidades cada vez más complejas para progresar e interactuar con personas y medio ambiente haciéndose cada vez más independientes. La infancia y la adolescencia son dos períodos significativos en el desarrollo de las bases de la personalidad y las habilidades humanas. Recordar que trabajaremos con niños y niñas de 12 a 18 meses, o en período crítico de desarrollo (ver apartado 7.1).
La estimulación temprana es el conjunto de acciones o experiencias que deben proporcionarse al niño o la niña desde su nacimiento para desarrollar al máximo su potencial psicológico (Bralic y otros, 1979[4]y biológico (ver apartados 8.1 y 8.4).
Para ahondar más sobre las causas y las consecuencias de un Programa de Estimulación Temprana en el desarrollo infantil, por favor, dirigirse al apartado 7.
3.2. ¿Por qué los niños y las niñas del Campamento Las Camelias?
Una educación para los bebés del siglo XXI implica generar confianza y oportunidades para niños y niñas, aprovechando la riqueza humana de las familias y, los recursos y las situaciones que ofrece su medio natural y cultural. Por esta razón, trabajaremos en su unidad vecinal, para no desarraigarlos de su entorno social y cultural, y potenciaremos sus recursos y sus relaciones humanas.
Los niños y las niñas de Las Camelias tienen carencias y circunstancias especiales como, por ejemplo: no asisten a establecimientos educacionales tempranos; tienen escaso contacto social; 50 % tiene riesgo psicomotor y 20% retraso en el Test de Desarrollo Psicomotor EEDP (ver información sobre EEDP en apartado 15 y ver el instrumento en anexo 17.1.1); 20% presenta riesgo de desnutrición y 35% obesidad; sus madres y padres son muy jóvenes y primerizos; sus cuidadores son de avanzada edad; el nivel socio-económico familiar es bajo; y el nivel de escolaridad de padres, madres y cuidadores no sobrepasa la educación básica (trabajo avanzado).
Sus carencias y circunstancias no están potenciando sus aspectos vitales. Esto, a la larga, podría poner en peligro sus aprendizajes futuros. Entonces, es importante generar estrategias que permitan potenciar el desarrollo de las áreas del desarrollo humano del niño o niña. Estas áreas son motricidad, cognición y Socio-emocional. El apartado 8.4 entrega más información al respecto.
Creemos que podemos aportar estrategias de estimulación a este grupo carenciado de niños y niñas. Con el fin de potenciar sus aprendizajes actuales y fortalecer su desarrollo integral. Además, lograremos que puedan aprender por sí solos adecuadamente en el futuro.
2. Objetivos generales
1. Brindar y generar las condiciones necesarias para un programa de acompañamiento al niño y la niña de entre 12 a 18 meses y sus familias, procurando favorecer su crecimiento y desarrollo.
2. Generar instancias de trabajo conjunto entre redes sociales de apoyo familiar, escuela y comunidad para propiciar un sano ambiente de bienestar en el infante.
3. Proporcionar todos los instrumentos básicos que generen estimulación en los procesos de maduración y aprendizaje para favorecer su crecimiento y desarrollo.
3. Objetivos específicos
1. Despertar el interés de niños y niñas ante acontecimientos de la vida, por medio del desarrollo de actitudes frente a objetos, personas y estímulos en general.
2. Entregar un referente de normalización a las pautas de vida de las familias más disfuncionales participantes del programa, centrando la atención en los cuidados y acompañamiento que debe tener el niño o la niña de 12 a 18 meses.
3. Favorecer los grados crecientes de autonomía en el niño y la niña para alcanzar un nivel socio-educativo adecuado.
4. Disminuir de un 50% a un 30% los niños y las niñas con riesgo psicomotor.
Perfil de los(as) participantes en el Programa de Estimulación Temprana
6.1. Niños y niñas de 12 a 18 meses (fotografías en anexo 17.5):
no asisten a establecimientos de educación temprana.
escaso contacto social, pasan el día con su madre, padre o cuidador.
el 50 % presenta riesgo psicomotor y el 20% retraso, según el Test de Desarrollo Psicomotor EEDP (trabajo avanzado, ver apartado 15 y anexo 17.1.1).
el 20% presenta riesgo de desnutrición y el 35% obesidad, a pesar que los controles de salud están día.
6.2. Madre – padre o cuidadores:
madres y padres muy jóvenes, 70 % tiene entre 15 y 25 años.
madres y padres por primera vez.
los cuidadores(as) tienen 50 a 65 años y están encargados de sus nietos(as).
el nivel socio-económico de las familias es medio-bajo.
el promedio de escolaridad de padre, madre o cuidadores es de octavo básico.
6.3. Educadora de Párvulo y Terapeuta Ocupacional:
Personal con conocimiento sobre el proceso de desarrollo de los niños(as).
Profesionales entusiastas, empáticos y asertivos.
El equipo debe recordar permanentemente que cada niño o niña es una persona única, con su temperamento, con estilos de aprendizaje y con familia de determinado contexto sociocultural.
Causas y Consecuencias del desarrollo infantil temprano
7.1. Causas:
El desarrollo (cambios cualitativos, ordenados y coherentes que se dirigen a la madurez) es un proceso continuo, lógico y secuencial en donde las estructuras posteriores se construyen con base en las anteriores, de lo simple a lo complejo y hacia un equilibrio cada vez más estable. El bebé nace con un desarrollo muy completo de las estructuras subcorticales que le permiten regular funciones biológicas, mientras que su corteza cerebral aún es inmadura. Un ambiente enriquecido incrementa el nivel de desarrollo y funcionamiento cerebral, así como el número de conexiones neuronales (Alvarez, 2005[5]
El niño recién nacido aprende a través de los sentidos, con el contacto físico, con los olores y sabores (Dadidoff, 1989[6]Alvarez, 2005). Sólo necesita aprovechar los momentos de alimentación, baño, etc., cualquier instancia sirve para aprender (Alvarez, 2005).
La corteza cerebral es la última estructura cerebral en parar de crecer. Por esta razón, se cree que es la parte más sensible a las influencias del ambiente durante la niñez y la adolescencia (Berk, 1999b[7]Es justificado que se le estimule para asegurar su desarrollo al máximo.
La estimulación del cerebro es vital durante los "períodos críticos" en que el cerebro crece con más rapidez (la formación de sinapsis es mayor). Estos períodos concuerdan con el crecimiento en número de las conexiones nerviosas y coinciden con el rendimiento alto de los niños en las pruebas de inteligencia y con una transformación importante en la competencia cognitiva. Los períodos críticos de desarrollo son: 1,5-2; 9; 12; 15, y 18-20 años (Berk, 1999b; ir a 8.3 para detalle sobre períodos críticos). Recordar que trabajaremos con niños y niñas de 12 a 18 meses, o en período crítico de desarrollo.
7.2. Consecuencias:
Un ambiente desfavorable puede retrasar la maduración del sistema nervioso, pero un ambiente favorable raramente puede acelerarla. Antes que aparezcan ciertos tipos de aprendizaje, el individuo ha de conseguir un cierto nivel de maduración. Un bebé de 6 meses no puede aprender a controlar sus esfínteres porque ni su cerebro ni su cuerpo han madurado lo suficiente (Papalia y Wendkos, 2009[8]
Muchas de las neuronas mueren durante el embarazo y los primeros meses de vida. La estimulación de las neuronas se convierte en un importante factor de supervivencia para ellas. Las neuronas estimuladas por el ambiente se mantienen y aumentan sus conexiones o sinapsis (ir al apartado 8.1 para ver detalles) (Berk, 1999b). Esta es la base teórica de la Estimulación Temprana del Niño(a).
La estimulación temprana (desarrollada como tocar o frotar la piel) en recién nacidos pretérmino ayuda a que liberen determinados componentes químicos del cerebro que apoyan el crecimiento físico y suben de peso más rápidamente, y después del primer año de vida habían avanzado más que los no estimulados en cuanto a desarrollo mental y motor (Berk, 1999a[9]Estos componentes químicos y hormonas también deberían circular en niños y niñas no pretérmino y estimulados tempranamente.
Podemos aprovechar conscientemente la activación del sistema nervioso. La activación del sistema nervioso o de percepción tiene un nivel óptimo. Conforme aumenta la activación hasta un nivel satisfactorio, el aprendizaje deliberado y la solución de problemas se desarrollan más rápido. Los altos niveles de activación perturban el aprendizaje. La activación puede provenir de un suceso, emoción o estimulantes químicos. Durante la activación óptima, los niveles de neurotransmisores cerebrales y las hormonas en el cuerpo son los más provechosos para el aprendizaje (Dadidoff, 1989).
El niño(a) necesita que lo confronten con el medio ambiente y la cultura para formar parte activa de su comunidad y crecer intelectual y afectivamente. Se debe proporcionarle la mayor cantidad de experiencias. Los primeros años de vida son determinantes para el desempeño futuro, y en particular, para el aprendizaje académico. La estimulación temprana es importante para su salud y desarrollo cognitivo, motriz, del lenguaje y social. Las carencias y los factores de riesgo (ambiental, biológico y genético) afectan el desarrollo normal con un efecto significativamente mayor en períodos críticos del desarrollo temprano (para detalles sobre períodos críticos, ir a apartado 8.3). Sus efectos negativos se manifiestan antes de la edad de ingreso a la educación preescolar. De ahí que los períodos óptimos para la intervención sean los primeros años de la vida. La falta de una atención oportuna deriva posteriormente en dificultades en el aprendizaje escolar y por consiguiente, en el fracaso y la deserción de la escuela. Proporcionándole la mayor cantidad posible de experiencias, el pequeño tendrá mejores oportunidades. La estimulación temprana del bebé moldea la plasticidad de su corteza cerebral, aprovechando su inmadurez. Estas experiencias pueden tener efectos perdurables en la capacidad del sistema nervioso central para aprender y almacenar información (Alvarez, 2005). Las experiencias tempranas tienen un impacto positivo cuando son generadas en el marco de relaciones afectivas de cuidado, protección y estimulación. Tienen un impacto negativo cuando generan niveles elevados de estrés durante experiencias de abandono, hostilidad e insatisfacción de necesidades básicas. En este sentido, el desarrollo es modelado por el juego entre factores protectores (resiliencia) y factores de riesgo (vulnerabilidad). Lo más importante de las experiencias educativas tempranas es que lleguen a tener para el niño o la niña un significado social. No sólo le generen sensaciones de placer, relajación o activación; sino que, su propia respuesta a estos estímulos tenga la capacidad de inducir cambios en sí mismo o en otra(s) persona(s). Es decir, que se produzca interacción con su "yo" y/o con el "otro".
Además, los cambios físicos (sistema nervioso central, músculo-esquelético, etc.) se van produciendo en armonía con los cambios cognitivos, del lenguaje y de la capacidad de relacionarse con su entorno, lo que da paso a emociones y sentimientos. El desarrollo involucra siempre todos los aspectos de la vida humana: biológicos, psicológicos, emocionales, cognitivos y conductuales, que hacen posible la interacción con la sociedad y el ambiente.
La evidencia científica muestra que la intervención temprana es efectiva en prevenir el retraso del desarrollo, medido como menor repitencia de grado y menor necesidad de ubicación en escuelas especiales.
Principales hitos del desarrollo evolutivo biológico acorde a la Neurociencia
8.1. Desarrollo de las neuronas y el cerebro
El cerebro humano tiene 100 – 200 billones de neuronas que almacenan y transmiten información. Cada neurona pasa "secuencialmente" por tres etapas del desarrollo: producción celular ? migración celular ? diferenciación celular. Desde el tubo neural del embrión, las neuronas migran a las distintas partes del cerebro (y otras partes del cuerpo), siendo rodeadas por las células gliales. El proceso de migración está completo al final del segundo trimestre de embarazo. Mientras las neuronas se posicionan, muchas de ellas mueren por muerte celular programada ("apoptosis"). La estimulación de las neuronas se convierte en un importante factor de supervivencia para ellas. Las neuronas estimuladas indirectamente por el ambiente (desde el ambiente, pasando por los sentidos y llegando a zonas particulares del sistema nervioso que refuerzan sus conexiones y sobrevida) se mantienen y aumentan sus conexiones o sinapsis. Esta es la base teórica de la Estimulación Temprana del Niño(a). Las neuronas raramente estimuladas que no mueren, pierden sus conexiones. Este proceso se llama "reducción sináptica". Las células gliales no transmiten mensajes, sino que producen mielina que rodea a las neuronas gracias a la "mielinización". Este proceso aumenta la rapidez de la transferencia del (o de los) mensaje(s) (Berk, 1999b).
La corteza cerebral rodea al resto del cerebro. Es la estructura más grande del cerebro (85% del peso del cerebro adulto) y en ella se almacena la inteligencia inigualable de nuestra especie. La corteza cerebral es la última estructura cerebral en parar de crecer. Por esta razón, se cree que es la parte más sensible a las influencias del ambiente durante el prenatal y los primeros años de la infancia. La corteza cerebral tiene muchas funciones específicas, como recibir información de los sentidos, instruir al cuerpo a que se mueva y pensar, entre otras. Las áreas de la corteza cerebral se desarrollan ("maduran") a distintas velocidades. Por ejemplo, las áreas responsables del movimiento de la cabeza, los brazos y el pecho maduran antes que las que controlan el tronco y las piernas. La última porción de la corteza en desarrollar las conexiones neuronales y mielinizarse es el lóbulo frontal, responsable del pensamiento y de la conciencia. Desde los 2 años en adelante, el lóbulo frontal funciona con más eficacia (Berk, 1999b).
8.2. Desarrollo del sistema nervioso y su contribución a las funciones más complejas del cerebro
8.2.1. Equilibrio y control de los movimientos
El cerebelo, que está en la base posterior del cráneo, ayuda al equilibrio y control de los movimientos del cuerpo. Las fibras que asocian el cerebelo con la corteza cerebral comienzan a mielinizarse después del nacimiento, pero no se completa hasta los 4 años. Este cambio contribuye al aumento del control motor (Berk, 1999b).
8.2.2. Atención
La formación reticular del tronco cerebral, que nos mantiene en alerta y conscientes, se mieliniza durante la niñez, terminando en la adolescencia. La maduración de la formación reticular contribuye al aumento de la atención sostenida y controlada (Berk, 1999b).
8.2.3. Algunas habilidades muy complejas
El cuerpo calloso está formado por fibras nerviosas que conectan los 2 hemisferios para que se puedan comunicar. La mielinización del cuerpo calloso empieza al final del primer año de vida, avanza rápido en la primera infancia y se hace lento durante la segunda niñez. Este desarrollo explica que las habilidades del pensamiento abstracto y la creatividad aparezcan tarde (Berk, 1999b).
8.3. Períodos críticos de desarrollo cerebral
La estimulación del cerebro es vital durante los períodos en que el cerebro crece con más rapidez (la formación de sinapsis es mayor). Los investigadores han identificado espacios intermitentes de tiempo en que crecimientos de las conexiones nerviosas ocurren, basados en el aumento del peso del cerebro y en los cambios de la actividad eléctrica de la corteza medida con el electro-encéfalo-grama. Estos crecimientos coinciden con el rendimiento alto de los niños y las niñas en las pruebas de inteligencia y con una transformación importante en la competencia cognitiva. El primer período crítico ocurre alrededor de 1,5 a 2 años de edad; período en que prospera la representación y el lenguaje. Los siguientes períodos críticos ocurren a los 9, 12 y 15 años; probablemente reflejan la aparición y el refinamiento del pensamiento abstracto. El último período crítico aparece a los 18-20 años, señalando la capacidad para el pensamiento maduro y reflexivo (Berk, 1999b).
8.4. Maduración Psicomotora
La maduración psicomotora es un proceso, gradual y permanente, de transformaciones que ocurren en un niño(a), debido a la interacción con el medio ambiente que lo rodea y al avance de la madurez de su organismo (Casassas y otros, 2002[10]Este proceso se inicia desde la gestación y es acumulativo, gradual, continuo e integral (MINSAL, 1993[11]La maduración psicomotora puede ser evaluada a través de pruebas especiales (por ejemplo, el EEDP, ver apartado 15 y anexo 17.1.1). Estas evaluaciones consideran el grado de madurez que alcanza un niño en cuatro áreas básicas: motora, coordinación, social y lenguaje (Casassas y otros, 2002).
8.4.1. Area motora y desarrollo muscular
La maduración Psicomotora del área motora corresponde a la motricidad gruesa, coordinación de los movimientos corporales generales y específicos. Por ejemplo, cambiar de posición, sentarse, caminar. El recién nacido realiza movimientos de tipo reflejo (ver 8.5.1). Antes de los dos meses de edad es capaz de levantar la cabeza en 45 grados cuando está en posición prona, mantiene la cabeza erguida a los tres meses, se sienta con apoyo a los ocho meses, se para entre los nueve y diez meses y camina tomado de la mano al año de edad. Más tarde ensaya subir escaleras, lo que hace sin apoyo a los 2 años y medio (Casassas y otros, 2002).
El tejido muscular representa un 25% del peso corporal al nacer (40-50% en el adulto). El aumento muscular se inicia principalmente en el segundo semestre de vida, continúa activamente hasta los 5 años, haciéndose más lento en el período escolar. En la adolescencia, se observa un nuevo incremento que es más marcado en los varones. El aumento de masa muscular se debe al aumento en longitud, ancho y grosor de las fibras musculares. Este crecimiento depende de la nutrición y el ejercicio (Casassas y otros, 2002).
8.4.2. Area coordinación
La maduración Psicomotora del área coordinación corresponde a actividades que requieren de un ajuste de los movimientos con los órganos sensoriales. Por ejemplo, a partir del segundo mes, el niño sigue objetos en movimiento con la mirada, toma objetos a los 6-8 meses, después del año coloca objetos grandes dentro de otros y cerca del año y medio es capaz de introducir objetos pequeños en una botella y construye torres de dos o tres cubos. Copia un círculo a los tres años y un cuadrado a los cuatro (Casassas y otros, 2002).
8.4.3. Relación entre áreas motora y coordinación
La maduración de las áreas motoras y de coordinación trabajan al mismo tiempo y su interrelación se visualiza en lo siguiente: la actividad del recién nacido es eminentemente refleja y sus movimientos voluntarios son escasos. A medida que el sistema nervioso madura, los actos que el niño realiza son cada vez más complejos y certeros (voluntarios). Los movimientos de los niños son torpes y están acompañados de otros movimientos asociados (sincinesia). Lo que determina una falta de precisión en el gesto, que es normal hasta los 8 ó 9 años de edad. La mielinización es en parte la causa de la sincinesia y los movimientos torpes e imprecisos (Casassas y otros, 2002). El niño va adquiriendo fuerza muscular y control de sus movimientos, lo cual le va a permitir primero conocer su propio cuerpo y más adelante el mundo que lo rodea (MINSAL, 1993).
8.4.4. Area social y emotiva
La maduración Psicomotora del área social considera las habilidades de un niño para responder frente a la presencia y estímulo de otra persona, al igual que la capacidad de aprender por medio de la imitación. Por ejemplo, gesticular frente a la cara de un adulto. Desde el tercer mes es posible obtener sonrisa social, más tarde vuelve la cabeza atendiendo a los sonidos, cerca del año hace "tortitas" con las manos. Después del año es capaz de responder a la orden de "NO", al año y medio comienza el control de esfínteres y después de los dos años se pone y se saca la ropa y le gusta jugar con los amigos (Casassas y otros, 2002). El niño(a) aprende a relacionarse con las demás personas, aprende a querer y a ser querido y aceptado (MINSAL, 1993).
8.4.5. Area del lenguaje
La maduración Psicomotora del área del lenguaje implica la posibilidad de comunicarse y comprender. Esta área no la desarrollaremos en nuestro Programa de Estimulación Temprana. Igual agregamos esta información para mostrar todas las áreas relevantes. Porque la relación con el infante más grande será a través del lenguaje oral, y luego escrito. El área del lenguaje abarca el lenguaje verbal y no verbal, como los sonidos, vocalizaciones, gestos, palabras, frases. Por ejemplo, al mes de edad emite sonidos guturales, a los tres meses balbucea algunas vocales, pero sólo al año de edad dice mamá y papá. Al año y medio es capaz de hacer frases con dos palabras, a los dos años usa los pronombres y a los cinco años es capaz de hacer frases claras de cinco palabras. Un aspecto importante del lenguaje durante el primer año es el llanto. Los padres aprenden a conocer los distintos tipos de llanto de su hijo y a ayudar a atender al niño según lo requiera (Casassas y otros, 2002). El niño o la niña al aprender a hablar, logra comunicarse mejor con los demás (MINSAL, 1993).
8.5. Evolución de los reflejos y sentidos
8.5.1. Reflejos
El reflejo es un acto inconsciente dirigido por el sistema nervioso, sin la intervención de la voluntad. Para que se produzca una respuesta refleja es necesaria una estimulación periférica que sea conducida por vía sensitiva hasta el centro elaborador, donde se transforma en una respuesta motora, que es llevada por vía motora al emisor (generalmente, músculos). La actividad refleja comienza en la vida intrauterina. El recién nacido tiene reflejos arcaicos o de inmadurez, que van desapareciendo cuando el niño logra la madurez que le permite realizar la acción en forma voluntaria. Simultáneamente van apareciendo otros reflejos que indican maduración del sistema nervioso y que son precursores de la actividad motora voluntaria (Casassas y otros, 2002).
8.5.2. Tacto
El sentido del tacto está plenamente desarrollado al nacer, incluso en prematuros. Esto se hace evidente por sus movimientos en respuesta a los estímulos táctiles. Se ha demostrado que la estimulación táctil moderada y temprana lleva a un mayor aumento de peso, mayor actividad espontánea y respuestas motoras más maduras. La respuesta al tacto se desarrolla en una progresión céfalo-caudal. La primera respuesta al tacto se desencadena en la región facial (labios primero), luego en extremidades y finalmente en el tronco (Casassas y otros, 2002).
8.5.3. Sensibilidad al dolor
Los neonatos experimentan dolor. Durante el primer mes de vida, la respuesta al estímulo doloroso intenso es inmediata, difusa, con movimientos generalizados del cuerpo y posiblemente retiro reflejo del miembro estimulado. Entre los 7 y 9 meses hay una localización de la zona estimulada y el niño presenta movimientos de retiro voluntario. Después del año, hay una respuesta más localizada, que se manifiesta porque el niño lleva su mano a la zona sin llegar a precisar el lugar del dolor. A los 16 meses, por lo general, los niños tocan el lugar exacto del estímulo doloroso y, si es posible, incluso dirige la mirada a ese punto (Casassas y otros, 2002).
8.5.4. Audición
La maduración de los órganos auditivos está completa antes del nacimiento. Se ha comprobado que existe percepción de los sonidos a partir de las 24 semanas de gestación. (Esta audición es posible gracias a la audición ósea, no aérea, contribución personal). La audición (aérea) está presente en el recién nacido apenas el conducto auditivo queda libre de líquido amniótico u otras sustancias que lo ocuparon en la etapa prenatal. La capacidad que tiene el recién nacido de responder al sonido puede comprobarse por el reflejo de sobresalto. A fines del primer mes de vida, el niño ya es capaz de discriminar sonidos, lo que manifiesta con movimientos de los ojos. A los 4 meses puede reconocer voces familiares y localizar la dirección de un sonido. A los 6 meses ubica la fuente de un sonido volviendo la cabeza en dirección al sonido que escucha. A los 10 meses, el niño puede responder a su nombre. Durante el segundo año de vida, progresa con el lenguaje. Estructura frases de 2 ó 3 palabras al finalizar los 2 años. A los 7 años tiene una capacidad auditiva semejante a la de un adulto (Casassas y otros, 2002).
8.5.5. Visión
El globo ocular alcanza la forma y el tamaño del adulto a los 7-8 años. En el recién nacido, la función visual es imperfecta. Es capaz de percibir luz y sombra. Lo que demuestra con el parpadeo y la respuesta de contracción pupilar (miosis) frente a un estímulo luminoso (reflejo fotomotor). No percibe bien las imágenes, pero es capaz de enfocar el rostro humano a 20 cm (distancia entre él/ella y su madre cuando mama). Los recién nacidos enfocan un objeto en aproximadamente 10 segundos. Prefieren los patrones simples, por ejemplo, óvalos como la cara materna; también prefieren las imágenes nítidas a las difusas. Les gustan los colores muy contrastantes como blanco y negro (les fascinan las caricaturas, contribución personal). Además, ponen mucha atención a colores brillantes y lustrosos. Entre 3 y 5 meses, el lactante es capaz de percibir los colores primarios (rojo, amarillo y azul). A los 5 meses, el niño puede realizar ajustes oculares en relación a objetos ubicados a diversas distancias (acomodación). A fines del sexto mes, puede identificar detalles de los objetos observados (Casassas y otros, 2002).
8.5.6. Olfato
Todos los receptores olfatorios están maduros al nacer (Casassas y otros, 2002).
8.5.7. Gusto
El sentido del gusto está presente en el recién nacido, pero poco diferenciado. Sin embargo, existen evidencias que ya a fines de la segunda semana, el niño reacciona frente a determinados sabores, aumentando la succión con los estímulos dulces y haciendo gestos de desagrado con los ácidos y amargos. Entre los dos y tres meses, el sentido del gusto le permite discriminar cambios en el sabor de los alimentos (Casassas y otros, 2002).
Cronograma de actividades
9.1. Estrategias de intervención
1.- "Reunión de sensibilización" invitando a la familia de los niños seleccionados para dar a conocer formalmente el programa de estimulación y profesionales a cargo.
2.- "Visita domiciliaria inicial" realizada por el equipo de profesionales antes del inicio de la estimulación temprana activa para conocer a cada niño(a) y su familia en su entorno social.
3.- "Test de evaluación psicomotriz EEDP" realizado al niño(a) con el fin de conocer su nivel de logro (normal, riesgo, retraso; ver detalles en apartado 15; ver el instrumento en anexo 17.1.1). Tres evaluaciones: inicio (diagnóstico), desarrollo y cierre del programa.
4.- "Estimulación Temprana" en dos sesiones semanales de 80 minutos cada una, con los niños, niñas y el adulto responsable. El Programa dura 10 meses y es guiado por equipo multidisciplinario. Cada grupo consta de 4 niños y niñas
5.- "Taller de formación al adulto responsable" se realiza dos veces al mes, con una duración de 1 hora 30 minutos cada uno.
6.- "Visita domiciliaria mensual" en terreno a todos los niños y las niñas participantes del programa. Si existen necesidades y situaciones emergentes pueden ser más seguidas.
7.- "Reunión bimensual" con redes del sector salud, educación y Junta de Vecinos.
8.- "Derivación a Centros de Salud Familiar" en caso de enfermedades.
9.- "Derivación a Centros Educacionales" después de terminado el programa con el acuerdo de la familia.
La Carta GANTT con las actividades del Programa de Estimulación Temprana se presenta en el anexo 17.3.
Diseño y organización del espacio de intervención
10.1. Infraestructura Física
Local: El inmueble comunitario debe garantizar seguridad a los niños y niñas, con vías de escape expedito y evitar situaciones contaminantes o de riesgo.
Edificio: El edificio deberá tener piso, muros, cielos, techumbres, escaleras, pasillos e instalaciones en buen estado y garantizar la seguridad e higiene de los niños y niñas, sus familias y el personal especializado.
Entorno: El terreno aledaño al local no debe representar características riesgosas tales como cortes, desniveles, pendientes, canales, pozos abiertos, etc.
10.2. Espacios Educativos:
Superficie libre: La superficie libre mínima para Estimulación Temprana será de 25 metros cuadrados.
Iluminación: La iluminación será de luz natural y se podrá complementar con luz eléctrica.
Ventilación: La ventilación será adecuada permitiendo la renovación del aire permanentemente.
Aislamiento acústico: El aislamiento acústico permitirá la conversación a volúmenes normales.
Puertas: Las puertas deben abrirse hacia el exterior y no se permitirán correderas.
Enchufes eléctricos: Los enchufes eléctricos deben estar a una altura mínima de 130 centímetros sobre el nivel del suelo.
10.3. Equipamiento volante
La Sala de Estimulación debe contener materiales en cantidad requerida para las actividades indicadas: 2 colchonetas grandes 1m x 2m, 1 espejo 1m de ancho x 1,5m de largo, 4 sillas de adulto, 2 mesas para niños de 0 a 2 años y 6 sillas para niños de 0 a 2 años.
El baño debe contener 1 mudador, 3 sillas para bacinica, 3 bacinicas, 1 WC con tapa, 1 lavamanos, 1 toalla.
El material didáctico (ver anexo 17.4) debe ser lavable, resistente, no tóxico, seguro y adecuado a la edad de los niños y las niñas. Dentro del anexo 17.4, se ha clasificado el material didáctico de acuerdo al área cognitiva de estimulación.
Rol de los profesionales que ejecutan el programa de estimulación temprana (Educadora de Párvulos y Terapeuta Ocupacional)
11.1. Descripción
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