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La Perla de Asia (La Higuera de DIOS)


Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8

  1. Preámbulo
  2. Introducción
  3. Llamamiento del caldeo Abram
  4. Ismael e Isaac-Esaú y Jacob
  5. Jacob en Mesopotamia
  6. Regreso a Canaán
  7. Israel en Egipto
  8. Moisés (el Libertador)
  9. El Éxodo (1491-1451 A.C.)
  10. Conquista de la Tierra Prometida (1451-1445)
  11. Repartimiento de la tierra
  12. Jueces de Israel (la Teocracia)
  13. Reino Integrado de Israel (1096-975 A.C.)
  14. División del Reino Integrado (975 A.C.)
  15. Reino del Norte o de Israel (975-721 A.C.)
  16. Reino del Sur o de Judá (975-588 A.C.)
  17. Primera diáspora judía (721-536 A.C.)
  18. Ministerio de los profetas hebreos
  19. Sacerdocio hebreo
  20. Primera restauración judía (536-444 A.C.)
  21. El Nuevo Israel
  22. La Palestina Gentil (70-1948)
  23. Segunda y total diáspora judía (70-1948)
  24. Creación del Estado de Israel (1948)
  25. Epílogo
  26. Apéndice

La historia de un pueblo

concebido por el TODOPODEROSO

para hacerlo su mayor heredad:

ISRAEL

"Bienaventurado, tú, oh Israel.

¿Quién como tú,

Pueblo salvo por Jehová,

Escudo de tu socorro,

Y espada de tu triunfo." ?

(Deuteronomio, 33:29)

Este conciso libro lo dedico

al Dios de Abraham, Dios de Isaac

y Dios de Israel: el Señor JESUCRISTO.

IMPORTANTE

La historia del pueblo hebreo

está íntimamente ligada a las Sagradas Escrituras.

Su génesis, vida y futuro se detallan en los 66 libros

que las forman. La invitación es a escudriñarlos.

De acuerdo a la cronología bíblica,

las fechas anotadas (antes de nuestra era)

son las más exactas.

El Apéndice trata de hechos futuros.

Si bien en la Biblia dichos sucesos están explicados

e implícitamente fechados,

ningún terrenal conoce su momento de inicio.

Preámbulo

EL vocablo "hebreo" es un adjetivo gentilicio que designa el linaje del pueblo judío, la nación de Israel. Generalmente se cree que el término viene de Heber, bisnieto de Sem, prominente hombre del antiguo Medio Oriente. Heber fue un descendiente de Noé a través de Sem y un antepasado de Abraham. Fue el último de los patriarcas que tuvieron larga vida, y sobrevivió a Abraham mismo, unos 64 años. Luego de la muerte de éste, Heber fue el único antepasado de Isaac y de Jacob que siguió con vida. De ahí que lo consideren como epónimo de los hebreos. Heber, significa literalmente: «del otro lado», lo que quizás se refiera a la partida de Abraham desde Ur. De los descendientes de Heber, se destacan Abraham, Nacor y Lot. De Abraham descenderían los árabes (por Ismael) y los hebreos (por Isaac). Son, pues, los hebreos aquella rama de la posteridad de Abraham cuyo domicilio estaba en la Tierra de promisión. Este nombre se aplicó en un principio a Abraham mismo

Otros derivan este nombre del verbo hebreo Abar, pasar sobre, y se supone que se le aplicó a Abraham por los cananeos, como el hombre de más allá del Éufrates. "Hebreos" según parece fue el nombre dado al pueblo escogido por Dios, y usado por éste en sus relaciones con los extranjeros. Su nombre nacional, es decir, el nombre que llevaba dentro de su propio país, era el de "los Hijos de Israel". El nombre "judíos" aplicado primero a los habitantes de Judea solamente, se hizo después más general.

Algunos creen que el pueblo llamado habiru (o gabiru) que se menciona en textos de Mesopotamia y Siria Palestina del segundo milenio a.C. son los hebreos. Sin embargo, habiru se refiere más a cierto estrato social que a una raza. Es posible que los hebreos se incluyeran algunas veces entre los habiru (aunque de esto no hay certeza), pero los dos términos son sinónimos.

En los orígenes del pueblo hebreo, como en los de todo pueblo, hay huellas de la existencia de diferentes mezclas. Cuando el pueblo salió de Egipto los acompañó una multitud de gentes, quizá esclavos de otras tierras. En el Antiguo Testamento, hay una considerable evidencia de que los mismos hebreos se consideraron una raza mixta. En el tiempo que vagaron por el desierto y durante sus primeros años en Canaán, los hebreos experimentaron una mezcla de sangres debido a los matrimonios con las naciones vecinas. Cuando Abraham deseaba una esposa conveniente para Isaac, envió a buscar a Padan-aram, cerca de Harán, a Rebeca, hija del arameo Betuel. Jacob encontró a Raquel en el mismo lugar.

La sangre egipcia también apareció en la familia de José a través de los dos hijos de Asenat, Efraín y Manasés. Moisés tuvo una esposa madianita, Séfora, y una esposa etíope.

Introducción

EL teatro de los acontecimientos que estudiaremos en este sintetizado libro tendrá su epicentro en Asia Occidental. En efecto, de acuerdo al irrefutable relato bíblico, en esta región el Dios Todopoderoso, durante el sexto día de su creación, plantó un huerto en Edén, donde creó a los dos primeros vivientes, en algún lugar de lo que se conocería como Mesopotamia. Territorio este ubicado entre los ríos Tigris y Éufrates y los montes de Armenia.

La ubicación exacta de este huerto se desconoce. No obstante, las Escrituras Sagradas dicen que de Edén salía un rió que se repartía en cuatro ramales: Pisón, Gihón, Tigris y Éufrates. Pisón, conocido ahora como Fasis o Halys, se desliza por el NO. del mar Negro, por toda la tierra de Havila, y cuyo oro es de excelente calidad; el Gihón o Arases, que corre por el NO. del Golfo Pérsico, al sur; el Tigris o Hiddekel, corre por el sur del Golfo Pérsico, y el río Éufrates en el margen oeste, que confluye con el anterior en Iraq, para formar el Satt al´Arab. Una región como esta existe en la altiplanicie de Armenia al O. del monte Ararat (Turquía), sobre los 5.000 metros sobre el nivel del mar. Allí, dentro de un círculo de pocas millas de diámetro nacen los ríos mencionados. Como quiera que sea, pese a que este huerto ha sido buscado hasta la saciedad jamás ha sido encontrado.

En dicho huerto, Dios hizo barro con lodo y con sus manos formó al que sería el primer hombre, al cual dio aliento de vida, y así fue un ser viviente. Dios lo llamó Adán. A su imagen y semejanza lo hizo. Una contundente prueba de que Dios tiene forma de hombre y no de animal, como algunos creen. Luego de esto, viendo Dios que el hombre necesitaba compañía, envió sueño sobre él, y de una de sus costillas hizo a la mujer, a quien llamó Eva, y la trajo a Adán y se la dio por esposa; por compañera idónea. Este al ver que siendo parecida a él también era diferente, la llamó varona, pues del varón fue tomada.

A ambos los dejó Dios allí en el huerto, en el cual existían muchos animales y también árboles frutales para que se alimentaran, dándoles potestad de comer de ellos, además de recibir autoridad sobre todas las bestias del campo, del cielo y de los que estaban debajo del agua. También estaban el "Árbol de Verdad" y el "Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal". Pero Dios les estableció un parámetro: no podían comer de ellos, especialmente del "Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal". La Santa Biblia no explica qué árboles eran estos.

La inocencia de Adán y de Eva era tanta que ninguno se inhibía pese a su desnudez. Y habiéndolos dotado de un libre albedrío, su Creador los dejó solos para que quedara demostrado que tan fieles eran. Esto fue aprovechado por Satanás, que por medio de una serpiente y con palabras suaves indujo a Eva a comer del fruto del Árbol del Bien y del Mal. La convenció de que si comía el fruto, sería igual a Dios y, además, inmortal. Desoyendo la voz de su Creador, Eva no sólo comió del fruto del árbol, sino que dio a Adán, el cual también comió. Fue esta la Caída del Hombre. La tradición dice que este fruto era una manzana, pero eso no es más que una suposición, no valedera como verdad única, puesto que pudo haber sido cualquier otra, vaya usted a saber.

Como castigo ambos fueron expulsados del Paraíso, llevando a cuestas juicios de Dios y habitando una tierra maldecida por su pecado. Desde ahora morirían, debiendo también trabajar para sobrevivir, y la mujer, además, por ser la artífice de este gravísimo pecado, daría a luz sus hijos con dolor y quedaría sojuzgada por el hombre que fuera su marido. Antes de partir del huerto, Dios les hizo túnicas de pieles con las que cubrieron su desnudez.

Luego de este suceso, Adán y Eva tuvieron dos hijos: Caín y Abel, el último de los cuales siguió haciendo el oficio de su padre, pastor de ovejas. Por su parte, Caín se convirtió en agricultor. Un día ambos decidieron ofrecer un sacrificio a Dios. El primer sacrificio de que se tiene noticia. Abel ofreció un carnerito. Caín ofreció frutos de la tierra. Pero por cuanto el corazón de Abel era más recto que el de su hermano, su sacrificio fue aceptado, mientras el de Caín no. Por esto la envidia entró en su corazón y se levantó y mató a su hermano Abel. En castigó, Dios lo condenó a vivir errante, despreciado y dando hijos para esclavitud, y con la sentencia de que quien lo matara sería siete veces maldito. Fue desterrado por Dios a la tierra de Nod, al E. de Edén. Allí conoció a su mujer con la que engendró a Henoc, su primer hijo. Sin lugar a dudas debemos entender que su mujer fue un familiar suyo, que conoció años después.

Entre tanto, Dios consoló a Adán y a Eva con un tercer hijo, Set, quien sería alegría para su casa y padre de una serie de patriarcas bíblicos, de los cuales salió Noé, quien pasaría a los anales bíblicos como el segundo fundador de la raza humana, y cuyo primogénito Sem, continuaría con el desarrollo dinástico de Set.

Y debido a la normal propensión al coito y al hecho de que todos los pueblos de la antigüedad practicaban la poligamia y a que el índice de infertilidad era ínfimo, los hombres se reprodujeron prolijamente. Pero así como se multiplicó su número, también hubo desfavorables cambios en su conducta, pervirtiéndose grandemente, al punto tal que su Creador decidió destruir a dicha generación. Sólo Noé halló gracia ante los ojos de Dios. A éste le habló sobre su decisión de destruir a la humanidad, ordenándole que construyera un arca, cuyas características le explicó, y que alertara a todos que debían apartarse de sus malos actos, o de lo contrario vendría sobre el mundo un gran diluvio que cubriría la tierra. Movido por su sublime fe y bajo la dirección divina, Noé comenzó a fabricar el arca. La cual la hizo de madera ligera de Gofer; de 450 pies de longitud, 75 a lo ancho, y 45 de alto. Su interior lo calafateó con brea, para hacer la nave impermeable. Su forma era oblonga y de tres pisos y con una puerta en el costado, tenía ventanas a los lados y el techo plano. Mientras la fabricaba le predicó a la gente alertándola sobre los venideros juicios. Decíales que vendría un gran diluvio sobre la tierra. No obstante hacer esto por mucho tiempo, nadie le creyó y el Diluvio llegó. Su fecha aproximada fue 2468 A.C.

Habiendo ya metido adentro las especies animales ordenadas por Dios, Noé y su familia (su esposa, sus tres hijos y sus nueras) entraron al arca y su puerta fue cerrada por Dios mismo. Era el año seiscientos de Noé, el mes segundo a los diecisiete días. Llovió con fuerza durante 40 días. Luego por cinco meses más subió el nivel de las aguas sobrepasando hasta 15 codos sobre el pico del monte más alto donde pudieron refugiarse los vivientes. El agua empezó a descender. Apareció el pico más elevado, y el arca descansó sobre el monte Ararat, en lo ahora es Armenia. Pasados tres meses, los cerros empezaron a descubrirse. Cuarenta días después, Noé investigó el estado de la superficie enviando un cuervo, y seguidamente por tres veces una paloma, con intervalos de una semana, hasta que no regresaron; prueba fehaciente de que las aguas habían bajado en su totalidad.

Finalmente quitó la cubierta del arca y vio que la lluvia había desparecido; salió de la nave y levantó un altar, donde ofreció adoración a Jehová, quien hizo con Noé un pacto de no volver a destruir la humanidad por medio de agua, extendiendo en el cielo un colorido arco como señal de este pacto (Pacto Noénico). Había pasado 349 días desde que entrara en el arca. Luego Dios les dio a los sobrevivientes un mandamiento (que al parecer ha sido el único guardado por todos los seres humanos): "Fructificad y multiplicaos, y llenad la tierra." De allí del monte Ararat salieron a la tierra de Sinar.

El Diluvio fue un portentoso juicio de lo cual son testimonio las muchas pruebas halladas por arqueólogos e investigadores de historia. Como la leyenda de los griegos referente a Deucalión y a Pirrho. Además de las medallas grabadas en Apamea, en Frigia, en la época del emperador Pertinax. También se han hallado leyendas relativas a este acontecimiento, entre los hindúes, los persas, los chinos, los polinesios y los mejicanos.

Ciertamente, los hijos de Noé se reprodujeron poblando el mundo todo. Sem engendró cinco hijos: Elam, Asur, Arfaxad, Lud y Aram (cuya descendencia, semitas, pobló el norte de Asia, hasta el Golfo Pérsico). Cam tuvo cuatro hijos: Cus, Mizraim, Fut y Canaán (sus descendientes, camitas, habitaron África). Por su parte, Jafet engendró siete hijos: Gomer, Magog, Madai, Javán, Tubal, Mesec y Tiras (sus descendientes, jafetitas, poblaron Asia Oriental, y principalmente Europa).

Ciento veinte años después del diluvio, aparece Nimrod o Nimrud, hijo de Cus y nieto de Cam, el primer rey de que nos habla la Biblia, mencionado desde los tiempos antiguos como poderoso cazador y guerrero, y que no temía ni a Dios ni al hombre, que reunió alrededor suyo una cuadrilla de aventureros, y que extendió sus conquistas desde Etiopía hasta la llanura de Sinar, su tierra nativa. En Caldea, nombre dado a la parte baja de Mesopotamia, Nimrod fundó las ciudades de Babel, Erec, Accad y Calne (reinos de Sinar). Luego allí, en Babel, Nimrod se alió con otros y comenzaron a construir una torre (al parecer un zigurat), la cual fue llamada también Babel, con claros signos de idolatría. Siendo este territorio pantanoso, se utilizaron para esto adobes de barro. Para neutralizar este acto idolátrico, Dios obró entre ellos, dando milagrosamente a diferentes porciones del pueblo idiomas diversos, o diferentes modos de pronunciar y dialectos divergentes del lenguaje primitivo del hombre, haciendo así que se dispersaran en el globo. Fue esta la conocida Confusión de Lenguas.

La torre se dejó incompleta, pero en sus alrededores se levantó después la ciudad de Babel, a orillas del Éufrates. Babel luego sería reconstruida con el nombre de Belus, consagrada al culto del dios Bel, cuyo templo contenía inmensos tesoros, incluyendo varias estatuas de oro macizo, una de las cuales media cuarenta pies de altura. La ciudad fue llamada más tarde Babilonia, y con el tiempo toda la región adoptó este nombre. Babilonia fue una de las ciudades más grandes y ricas de Oriente. Se la menciona por vez primera en la Biblia en su primer libro. Sargón el Grande sometió sus habitantes, fundando así el Imperio acadio. Babilonia (una forma griega de la palabra "Babel") llegó a ser capital, tanto de los caldeos, y en algunas oportunidades de los asirios. Sus murallas eran de cincuenta millas de circunferencia, trescientos pies de altura, y setenta y cinco de ancho. Un profundo foso corría paralelo a estos muros. Sus cien puertas de bronce (25 en cada costado) y sus prensiles se contaban entre las maravillas del mundo. La habitaba un pueblo belicoso y de origen y lengua cusita. Babilonia y toda la Mesopotamia fueron conquistadas por los medos y los persas (539 A.C.). Luego anexada por los Imperios macedonio, romano y otros, después de lo cual los historiadores la mencionan rara vez, y eso como lugar de poca importancia. Hoy sólo existen sus ruinas, llamadas Birs-Nimrud.

Luego de lo ocurrido en Babel, Nimrod y quienes hablaban su misma lengua salieron hacia la Alta Mesopotamia. Allí edificaron cuatro ciudades más: Nínive, Recobot, Cale y Resén, fundando así Nimrod el Imperio asirio. Cuyos monarcas extenderían sus conquistas hacia el oeste, llegando a dominar a los caldeos. Las inscripciones cuneiformes nos informan acerca de la historia asiria desde el siglo XIX A.C. Siendo los asirios vasallos de Caldea y Egipto, consiguieron independizarse, y sus reyes, tras numerosas victorias, impusieron su dominación al resto de Asia Occidental y de Egipto __como lo sería la formación de todos los imperios habidos y por haber__. Asiria ocupaba la parte media de la cuenca del Tigris. Tuvo sucesivamente por capital: Assur (en la orilla derecha del Tigris, Calah (situada a alguna distancia de Nínive, y Resén quedaba entre ésta y aquélla), y Nínive.

Nínive, en frente de la actual Mosul, estaba protegida con gruesos muros de decenas de pies de altura, de gran anchura y con incontables torres muy altas. Pueblo de gente rica y belicosa. Esta ciudad fue llamada por los griegos y los romanos "la gran Ninus". Por cerca de 15 siglos después no se menciona, aunque proféticamente se nombra. En los libros de Jonás y Nahum, se describe como una inmensa ciudad de tres jornadas en circuito, que contenía más de 120.000 niños pequeños, incluyendo tal vez otros ignorados, lo cual indica una población de medio millón o más de habitantes. Nínive fue por largo tiempo la señora del Oriente, pero a causa de su molicie y sus maldades, sería enviado el profeta Jonás (más de 800 años antes de Cristo), a amonestar a sus habitantes acerca de su pronta destrucción. Su oportuno arrepentimiento retardó algún tiempo la caída de la ciudad; pero por el año 753 A.C. (periodo de la fundación de Roma), fue tomada por los medos bajo el mando de Abraces; y casi siglo y medio después, de acuerdo con las predicciones de Nahum y de Sofonías, fue tomada por segunda vez por Cyaxares el Medo y Nabopolassar de Babilonia quienes la destruyeron.

Ya para entonces habían transcurrido desde la creación del hombre, más de 33 siglos.

Capítulo I

Llamamiento del caldeo Abram

EN el III milenio A.C., se funda la ciudad de Ur, al sur de Mesopotamia, a unos 225 kilómetros de Babilonia. Ur entró en la historia con las dos primeras dinastías, que sucumbieron ante el Imperio de Acad. Luego se levantó la tercera dinastía de Ur y dominó el territorio. Para el siglo XIX A.C., encontramos en esta ciudad a Abram, hijo de Taré y descendiente de Sem, quien pese a habitar en medio de un pueblo idólatra por tradición, se había mantenido fuera de esa esfera. Abram era casado con Sarai, y no tenían hijos. De allí se mudó con su familia para Harán, donde se radicaron. En esta región murió su padre Taré, a los 205 años de edad (1922). Después, a la edad de 75 años, el Altísimo le ordenó a Abram que saliera de ese lugar con toda su parentela y pertenencias a una tierra que le daría a un pueblo que formaría de él: "Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra." (Génesis, 12:1-3). La promesa de una descendencia suya lo llenó de incertidumbre puesto que era ya anciano y su esposa Sarai también era anciana y, además, estéril. Pero obedeciendo la voz del Señor, Abram abandonó Caldea dirigiéndose a la que sería la Tierra Prometida. Llegó a Canaán, hasta el valle de More, en Siquem. En este sitio, Jehová volvió a parecer a Abram y le confirmó la promesa de que a su descendencia daría esa tierra. Entonces Abram edificó un altar donde adoró. Pasó a un monte al oriente de Betel, donde plantó su campamento. De allí siguió al desierto del Neguev. Para comunicarse con los habitantes de esa tierra, Abram debió aprender la lengua hablada allí: el hebreo o dialecto de Canaán, que junto con el arameano o aramaico y el árabe, eran las tres principales lenguas semíticas (habladas por los descendientes de Sem). Pero al otro año, habiendo una hambruna en la tierra __tan común para la época como la carestía ahora__, Abram bajó a Egipto para morar allá con Sarai y su sobrino Lot. En ese país, el faraón quiso tomar a Sarai como mujer, porque Abram le había dicho que ésta era su hermana. Pero el rey no pudo tomarla. Las promesas de bendiciones y de prosperidad, pronto se cumplieron, puesto que Abram y su sobrino regresaron a Canaán ricos en hatos y rebaños.

Salió, pues, Abram de tierra egipcia yéndose hasta el sitio donde había erigido el altar, y allí invocó el nombre de Dios. No pudiendo convivir en paz Abram y Lot, debido a las muchas pertenencias que tenían, y a las contiendas de los siervos de ambos, caritativamente Abram dejó que su sobrino eligiera un lugar para establecerse, y éste escogió el valle de Sidim, al SE. del Mar Muerto. Allí habitó en la ciudad de Sodoma, que juntamente con Adma, Gomorra, Zeboim y Zoar formaban "las ciudades de la llanura", una especie de Liga gobernada por un rey mayor. Siendo Sodoma la ciudad principal; su rey Bera era el rey de la federación. Era conocida también como la pentápolis del Jordán 1. Nuevas bendiciones le son confirmadas al patriarca, y este se va a Mamre, en Hebrón, donde edificó otro altar.

Un tiempo después, en días de Amrafel rey de Sinar, Arioc rey de Elasar, Quedorlaomer, rey de Elam (país al E. del Tigres, frente a Babilonia), y Nidal rey de Goim, se aliaron y atacaron las "ciudades de la llanura", porque 12 años habían servido a Quedorlaomer, y se habían rebelado. Por tanto, atacaron a Bera rey de Sodoma, a Birsa rey de Gomorra, a Sinab rey de Adma, a Semeber rey de Zeboim, y al rey de Bela, que es Zoar. Quedorlaomer y los reyes que con él estaban, derrotaron a los refaítas en Astarot Karnaim, a los zuzitas en Ham, a los emitas en Save-quiriataim, y a los horeos en el monte Seir. Durante la lucha, los atacados huyeron y los invasores tomaron cautivos. Entre los que se encontraban Lot y sus amigos. Enterado de lo sucedido, Abram pidió ayuda al príncipe amorreo Mamre y a sus hermanos Escol y Aner, para pelear contra estos reyes. Pudieron vencerlos y rescataron a los cautivos, y tomaron grandes despojos, cual era la costumbre de esos tiempos __la vida y las pertenencias del derrotado eran de quien lo derrotara__. De nuevo libre, Lot regresó a Sodoma. Después Abram pagó diezmos a Melquisedec, rey y sumo sacerdote de Salem (posterior Jerusalén), el cual lo bendijo. De este rey no se conoce principio ni fin de días, y es tipo del Señor Jesucristo.

En Hebrón Dios confirma su pacto con Abram (Pacto Abrámico), diciéndole que su descendencia sería como las estrellas del cielo, y como los granos de la arena del mar, que serían tantos que nadie podría contar. También le dijo que sería esclava en tierra extraña cuatro siglos, pero que de allí saldría con gran riqueza, para luego Dios castigar a quienes la oprimieron. "Entonces Jehová dijo a Abram: Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida cuatrocientos años. Mas también a la nación a la cual servirán, juzgaré yo; y después de esto saldrán con gran riqueza." (Génesis, 15:13,14). Así mismo, le fijó los límites de la tierra que le daría: desde el río de Egipto hasta el río Éufrates.

Pero la poca fe de Sarai de ser madre la hizo perder la paciencia y dio su esclava a su esposo, para que éste engendrara un hijo en ella. La mujer se llamaba Agar y era egipcia. Según costumbre de la época, una mujer estéril podía entregar a una de sus criadas a su esposo para que concibiera. La esclava pariría en el regazo de su ama, la cual pasaba a ser madre de la criatura. Abram se llegó a Agar, y ella concibió. Sabiendo que tendría un hijo de su señor, Agar veía con desprecio a Sarai, por lo que ésta comenzó a afligirla, y Agar huyó de su presencia. Se detuvo en una fuente de agua en el desierto, junto a la fuente que estaba en el camino de Shur, y allí se le presentó el Ángel de Jehová, quien la mandó regresar a casa de su señora, diciéndole, además, que daría a luz un hijo y que le pusiera por nombre Ismael; que su descendencia sería muchísima, y que sería un pueblo fiero y poderoso.

De esta forma, Agar dio a luz a un varón que Abram llamó Ismael (1910 A.C.). Pero este no era el hijo del cual saldría la descendencia prometida a este patriarca. Sería uno parido por Sarai. Después del nacimiento de Ismael, Dios renueva su pacto con Abram y les cambió el nombre a éste y a su esposa. Desde ahora Abram se llamaría Abraham ("padre de multitudes"), y Sarai, Sara: "He aquí mi pacto es contigo, y serás padre de muchedumbre de gentes. Y no se llamará más tu nombre Abram, sino que será tu nombre Abraham, porque te he puesto por padre de muchedumbre de gentes." (Génesis, 17:4,5). Además le establece la circuncisión 2 como señal, siendo Abraham de 99 años: "Este es mi pacto, que guardaréis entre mí y vosotros y tu descendencia después de ti: Será circuncidado todo varón de entre vosotros." (Génesis, 17:10). Aquí le promete que tendrá un hijo con Sara, al cual debían poner por nombre Isaac. También le promete que de Ismael saldrían doce tribus y que haría de él una gran nación, aunque el pacto sería con Isaac y no con Ismael. Ese mismo día fueron circuncidados Abraham e Ismael su hijo (ya de trece años), así como todos los demás varones de su casa. Después, en el valle de Mamre, a Abraham se le aparecieron tres ángeles, uno de los cuales es el Ángel del Pacto, el cual le dice nuevamente que Sara tendría un hijo suyo: "¿Hay para Dios alguna cosa difícil? Al tiempo señalado volveré a ti, y según el tiempo de la vida, Sara tendrá un hijo." (Génesis, 18:14). El Ángel de Jehová también le reveló que había decidido destruir las ciudades de Sodoma y Gomorra. Ante esto, Abraham intercede por su sobrino Lot. Dios aceptó su intercesión y envió a alertar a Lot.

Juicio divino contra las "ciudades de la llanura"

La maldad y corrupción existentes en estas "ciudades de la llanura", o la pentápolis del Jordán, especialmente la práctica de la sodomía provocó su destrucción. El hedor de su pecado había subido hasta la presencia de Dios, el cual decidió pagarles de acuerdo a sus obras. Pero gracias a la intersección de Abraham y al hecho de que Lot se mantenía alejado de las prácticas de sus congéneres, le envió aviso por medio de sus ángeles. Dos de los cuales se presentaron en casa de Lot y lo alertaron sobre lo que sucedería, e indicándoles que en la huida no debían voltear hacia atrás. Lot tenía una mujer y dos hijas, que estaban comprometidas para casarse. A estos yernos habló Lot, alertándolos que Jehová iba a destruir el lugar; pero no quisieron creerle. Lot sí creyó el mensaje de los ángeles, y junto con su esposa y sus dos hijas abandonó apresuradamente la ciudad. Al momento comenzó a caer del cielo una lluvia de fuego y azufre sobre dichas ciudades. Pero la mujer de Lot, sintiendo curiosidad volteó, convirtiéndose en estatua de sal. Lot y sus hijas llegaron a Zoar, pero sintiendo miedo de que esta ciudad fuera destruida también, subieron al monte, donde se refugiaron. Hicieron bien, puesto que las cinco ciudades fueron destruidas, colapsando el lugar. Nunca más se volvería a saber de ellas. Pasando el nombre de Sodoma a ser sinónimo de miseria espiritual y aborrecible pecado. Quedaría, también, como enseñanza lo acontecido a la mujer de Lot, significando que quien deja atrás todo para servir a Dios, no debe echar de menos su antigua vida, puesto que se interpreta como adulterio espiritual. Corría entonces el año 1897 A.C.

Pero aunque las hijas de Lot vieron cómo la maldad era castigada por Dios, dejándose llevar por la simiente de Adán y la corrupción de Sodoma, cometieron un vergonzoso incesto, pues embriagaron a su padre, llegándose a él ambas. Como consecuencia, concibieron y tuvieron dos hijos: Moab y Amón. De ellos descenderían dos pueblos grandes y fuertes: los moabitas y los amonitas, quienes serían perpetuos enemigos de los hebreos.

El área ocupada por esta pentápolis está ahora cubierta por las aguas del Mar Muerto. Debido a esto, este mar también sería conocido como el "mar de Lot". Pese a este juicio divino, en la actualidad, para vergüenza de las nuevas generaciones, esta inmoral práctica de "las ciudades de la llanura", está muy de moda, incluso entre políticos y religiosos. Y si en el reino del hombre entran los homosexuales, en el Reino de Dios no, ni ellos ni quienes los apoyan.

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1 En la antigüedad y en la Edad Media, se denominaba pentápolis a los territorios que comprendían cinco ciudades principales. Habiendo, además de la anotada, otros cuatro pentápolis más: la pentápolis de los Filisteos, o Palestina propia; la pentápolis Doria del SO. de Asia Menor; la pentápolis de Libia, de la cirenaica, África; la pentápolis Italiana, conquistada a los lombardos por Pepino el Breve, que la dio a los papas.

2 La circuncisión era el corte circular del prepucio en los varones. Un rito instituido por Dios como señal del pacto entre él y Abraham y sus descendientes de que sería su Dios, y ellos adorarlo y obedecerlo solamente a él. Moisés le dio fuerza legal en el desierto. Los niños varones eran circuncidados al octavo día después de su nacimiento. El rito también lo practicaron otros pueblos aparte de los judíos (egipcios, árabes, etcétera). En el Nuevo Pacto (de la Gracia) este mandamiento fue derogado. Exigiendo ahora Dios la circuncisión del corazón. Muchísimo más dolorosa que la primera.

Capítulo II

Ismael e Isaac-Esaú y Jacob

LUEGO de lo acontecido, Abraham volvió al Neguev, y acampó en Cades y Shur, y vivió como forastero en Gerar. Allí se repitió la misma historia que en Egipto con respecto a Sara. Abraham dijo que ella era su hermana (lo cual era cierto), ocultando que era su esposa, esto ante el temor de que lo mataran para quitársela. Abimelec el rey de esa tierra, en la creencia de que Sara era soltera quiso tomarla como esposa, pero Dios se le rebeló en sueños prohibiéndoselo y mandándolo a devolvérsela a Abraham. Así lo hizo Abimelec, dándole también a Abraham un cuantioso presente a modo de disculpa. Abraham también oró por este rey, y Dios sanó a Abimelec, a su mujer y a sus siervas, y fueron sanados, ya que Jehová había cerrado toda matriz de la casa de Abimelec a causa de Sara.

Después del nacimiento de Ismael, llegado el tiempo, tal como prometiera Jehová, Sara concibió y parió un hijo, que Abraham llamó Isaac. Era Abraham de edad de cien años cuando nació Isaac. Nombre este que significa Risa, por haber reído Sara cuando recibió la promesa de ser madre. Quien, de acuerdo a los designios de Dios, sería el heredero de la Tierra Prometida, porque en él le sería llamada descendencia a Abraham. Algo sencillo de entender: Ismael era hijo de una esclava, mientras que Isaac era hijo legítimo. Tal como Jehová lo ordenara, Abraham circuncidó a Isaac al octavo día. Muy pronto, los celos entre ellas se agudizaron, hasta que habiendo sido víctima Isaac de Ismael desde su niñez, Sara convenció a su esposo de que expulsara a su criada de la hacienda. Abraham no quiso en un principio, pero por consejo divino accedió a la expulsión. La que era esclava salió de allí con su hijo y tomó el camino de Egipto. Cansada de caminar decidió acampar en el desierto de Parán, al sur de Canaán. Allí Jehová se le apareció a Agar y le proveyó agua para el muchacho y le prometió que estaría con Ismael y que de él saldrían doce tribus que compondrían un pueblo. Agar continuaría vagando por el desierto junto con Ismael, para entonces de más de 17 años de edad, llevando una vida de nomadismo. Indudablemente que Dios les proveyó sustento hasta que Ismael estuvo en condiciones de proveerse por sí mismo. Con los siglos, esta promesa indefectiblemente se cumpliría. De Ismael descenderían los árabes o ismaelitas, cuya historia se desarrolla en un curso paralelo.

Pasado esto, probando la fe de Abraham, Dios le ordenó sacrificarle su hijo, y éste sin dudar aceptó. En el monte Moriah, en el sitio llamado Este, Dios se glorificó. Manteniendo Isaac en todo tiempo docilidad y obediencia; características básicas de los adoradores de Dios. En este momento Jehová confirma el pacto con Abraham: "Y llamó el ángel de Jehová a Abraham segunda vez desde el cielo, y dijo: Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo; de cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos. En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz." (Génesis, 22:15-18)

Y Abraham con sus siervos se fue a Beerseba, y allí habitaron. Luego, estando en Quiriat-arba, Sara murió a los 127 años de edad, y Abraham la enterró en la cueva de la heredad de Macpela, al oriente de Hebrón, comprada en 400 monedas de plata a los hijos de Het (descendientes de Het, segundo hijo de Cam).

Cuando Isaac cumplió los cuarenta años, Abraham envió a su criado a Mesopotamia a buscar esposa para él en casa de su hermano Nacor. El siervo de Abraham encontró aquella que Dios había designado: Rebeca, hermosa doncella, hija de Betuel y prima de Isaac. Con esta se casó Isaac, lo cual fue de consolación para él luego de la muerte de su madre.

Por su parte, Ismael adoptó la vida de cazador, tomó por esposa a una egipcia, y conforme a la predicción tuvo doce hijos: Nebaiot, Cedar, Abdeel, Mibsam, Misma, Duma, Massa, Hadar, Tema, Jetur, Nafis y Cedema, y de una hija que luego se casaría con Esaú. Estos serían cabezas de las tribus árabes. Los descendientes de Ismael habitaron desde el Havila hasta un punto llamado Sur, enfrente de Egipto, probablemente en la parte septentrional de Arabia, entre el Mar Rojo y la cabecera del Golfo Pérsico. Después éstos con los descendientes de Joctán, cuarta generación de Sem, y de Jocsán, uno de los hijos de Cetura, y quizá también con algunos de los hermanos de Joctán y de Jocsán; además de las tribus cusitas que estaban en el Sur, ocuparían toda la península árabe.

Pasada la muerte de Sara, Abraham tomó por mujer a Cetura, la cual dio a luz a Zimram, Jocsán (antepasado de los sabeanos y decanitas de la Arabia meridional, y progenitor de los árabes del norte), Medán, Madián (madianitas, idólatras y enemigos de Israel), Isbac y Súa (suitas). A éstos dio dones y estableció en la parte oriental del país, fuera de la residencia de Isaac, y llegaron a ser los antepasados de muchas tribus árabes. Y dio Abraham todo cuanto tenía a Isaac. Después, el año 1821 murió Abraham de 175 años de edad, anciano y lleno de días, y fue unido a su pueblo. Sus dos hijos Isaac e Ismael lo sepultaron en la cueva de Macpela, junto a Sara. Luego de lo cual, Jehová bendijo a Isaac, quien habitó junto al pozo del Viviente-que-me-ve.

Pero Rebeca era estéril, por lo que Isaac oró a Dios, y Este oyó su clamor. De esta forma, Rebeca concibió gemelos. Pero la mujer sentía cómo los que serían sus hijos luchaban en su matriz, y consultando a Jehová, tuvo respuesta: "y le respondió Jehová: Dos naciones hay en tu seno, y dos pueblos serán divididos desde tus entrañas; el un pueblo será más fuerte que el otro pueblo, y el mayor servirá al menor." (Génesis, 25:23). Al llegar el tiempo del alumbramiento, salió el primero, y el otro salió con su mano trabada al calcañar del primero. El primero fue llamado Esaú, y el segundo Jacob. Para entonces, Isaac tenía sesenta años de edad.

Y crecieron los niños, y Esaú fue diestro en la caza; hombre del campo, pero Jacob era tranquilo y habitaba en tiendas. Y por cuanto Isaac comía de la caza de Esaú, lo amó más; pero Rebeca amaba a Jacob. Ahora bien, Esaú era el primogénito, el que heredaría los derechos; no Jacob. No obstante, según los planes divinos sería Jacob quien lo hiciera. Este siempre fue un hombre temeroso de Dios, mientras que Esaú era concupiscente. Así, mediante astucia, Jacob logró que su hermano le vendiera su primogenitura por un plato de lentejas; un guisado color rojo, por lo que Esaú sería llamado Edom, y edomitas sus descendientes, perennes adversarios de los hebreos.

Luego se presentó otra hambruna, como se presentara en días de Abraham, e Isaac dirigido por Dios deja Canaán y se va para Gerar, en territorio filisteo, a la sazón su ciudad principal, donde le son confirmadas las promesas: "Habita como forastero en esta tierra, y estaré contigo, y te bendeciré; porque a ti y a tu descendencia daré todas estas tierras, y confirmaré el juramento que hice a Abraham tu padre. Multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, y daré a tu descendencia todas estas tierras; y todas las naciones de la tierra serán benditas en tu simiente." (Génesis, 26:3,4). Allí en Gerar sucede con Rebeca algo parecido con Sara. No obstante, Isaac habitó en esa tierra dedicándose al trabajo del campo, y Dios lo prosperó sobremanera, y tuvo hatos de ovejas y vacas, y mucha labranza, y se engrandeció hasta hacerse poderoso, por lo que los filisteos tuvieron envidia, e Isaac hubo de abandonar aquella tierra. Llegó a Beerseba, y allí Jehová le confirma la promesa hecha a Abraham. Isaac edificó un altar, e invocó el nombre de Dios, y plantó allí su tienda.

Cuando Esaú cumplió los cuarenta años tomó dos mujeres, Judit y Basemat, las cuales eran heteas, y Mahalat, la hija de Ismael. Lo cual fue de amargura de espíritu para Isaac y Rebeca, ya que éstas no pertenecían a su parentela.

Después de la muerte de Ismael, a los 137 años, Isaac ya había quedado ciego, y entonces Jacob, asistido por su madre aprovechó esto y obtuvo la bendición de su padre. Este lo hizo en la creencia de que era su hijo Esaú. Bendición esta que daría cumplimiento a la profecía de la supremacía de Jacob sobre su hermano Esaú: "Y Jacob se acercó, y le besó; y olió Isaac el olor de sus vestidos, y le bendijo, diciendo: Mira, el olor de mi hijo, como el olor del campo que Jehová ha bendecido; Dios, pues, te dé del rocío del cielo, y de las grosuras de la tierra, y abundancia de trigo y de mosto. Sírvante pueblos, y naciones se inclinen a ti; sé señor de tus hermanos, y se inclinen a ti los hijos de tu madre. Malditos los que te maldijeren, y benditos los que te bendijeren." (Génesis, 27:27-29). Así, Jacob sería su heredero. La bendición de Isaac a Jacob fue la confirmación de la de Jehová a la descendencia de Abram en Isaac, el pueblo hebreo sería bendecido con bienes y fortuna, además de poder sobre los pueblos de la tierra, y sobre quienes lo maldijeren caería la maldición de Dios.

Cuando Esaú llegó ante su padre ya era demasiado tarde. Al enterarse de que su hermano había obtenido la bendición que le correspondía a él, se angustió amargamente rogándole a su padre que lo bendijera también, y así Esaú recibió una bendición de Isaac, pero menor a la recibida por su hermano: si bien su descendencia sería próspera, estaría sometido por mucho tiempo por la de Jacob. Debido a esto, Esaú aborreció a su hermano, y quiso vengar la afrenta sufrida. Esta ofensa se sumaba a la pérdida de la primogenitura, y planeó matarlo luego de que su padre muriera. Pero Rebeca lo supo, y por su consejo Isaac envió a Jacob a Padan-aram, a casa de Betuel, abuelo de Jacob, y le encargó que no tomara mujer de Canaán, sino de su parentela.

Capítulo III

Jacob en Mesopotamia

(Su prosperidad)

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8
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