Atalía (885-878 A.C.) Nieta de Omri, e hija de Acab y Jezabel. Fue reina por siete años. Nadie sabe a ciencia cierta por que fue elegida como esposa de Joram, hijo del piadoso Josafat. Su perniciosa influencia indujo a la idolatría y al crimen, tanto a su marido como a su hijo Ocozías. Luego de la muerte de éstos, usurpó el trono e hizo degollar a sus demás descendientes. Pero no murió Joás, el menor de los hijos de Ocozías, gracias a que fue escondido en un lugar del Templo por su tía Josaba. Así, la línea davídica no se rompió. Pasados seis años, Joás fue sacado del lugar de su refugio y coronado por el valeroso sacerdote Joiada. Luego, éste participó en un complot contra la usurpadora Atalía, siendo ayudado por el oficial Elisafat. La infeliz reina murió destrozada por el pueblo al salir del Templo.
Joás (878-838 A.C.) Hijo de Ocozías y Sibia. Casado con Joadam. Gracias a la participación de Joiada sucedió a Ocozías. Reinó 41 años. Por espacio de 23 años Joás sirvió a Dios y prosperó. Los ídolos fueron extirpados y el Templo reparado. Pero luego Joás apostató de su fe, siendo reprendido por el sumo sacerdote Zacarías. Este inconsciente rey lo hizo lapidar por el pueblo. En breve, Joás fue avasallado varias veces por los sirios bajo Hazael, a quien entregó los tesoros del Templo como rescate. Seguidamente enfermó; aunque pronto fue asesinado en Milo por sus siervos Josacar y Jozabad.
Amasías (838-810 A.C.) Corregente con su padre durante más de un año. Comenzó a reinar a los 25 años en Jerusalén, cosa que hizo por 29 años. Una vez en el trono, hizo asesinar a los que dieron muerte a su padre; levantó un ejército de 300.000 hombres de Judá, y contrató a 100.000 de Israel para hacer la guerra a Edom. Después, por mandato de Dios los licenció, obteniendo luego una contundente victoria sobre los edomitas. Sin embrago, la idolatría de este pueblo fue asimilada por Amasias, quien llevó algunos ídolos a Jerusalén. Como castigo divino a esta ofensa, entró en guerra contra Joás, rey de Israel, en la cual fue derrotado y humillado y llevado cautivo a su ciudad, habiéndosele obligado a conseguir su rescate mediante tesoros y rehenes. Además, parte de las murallas de Jerusalén fueron destruidas. Quince años después, Amasías fue muerto por unos conspiradores, luego de haber huido a Alachis con miras a salvarse de ellos.
Azarías o Uzías (810-758 A.C.) Esposo de Jerusa. Inició su reinado a los 16 años, y lo hizo por 52 años. El primer periodo de su reinado fue próspero y feliz. En su tiempo hubo un fuerte terremoto. Luego, atreviéndose a ofrecer incienso en el Templo, Azarías fue herido de lepra. Así continuaría hasta la hora de su muerte. Les pagó tributo a los asirios. Fue reprendido por otro profeta Zacarías. En ese tiempo, Joel predijo la ruina de este monarca.
Jotam (758-741 A.C.) Al parecer fue regente junto a su leproso padre, pero ascendió al trono a la edad de 25 años, y reinó 16 años. Exitoso y probo. Edificó la puerta mayor de la casa de Jehová, así como ciudades en las montañas de Judá, y construyó fortalezas y torres en los bosques. Volvió a subyugar a los amonitas, los cuales le pagaron por tres años un tributo de 100 talentos de plata, diez mil coros de trigo, y diez mil de cebada. Jotam se hizo fuerte porque preparó sus caminos delante de Jehová. Aunque ya los sirios comenzaron a afligir a Judá. En su tiempo profetizaron Isaías y Micaías.
Acaz o Joacaz (741-726 A.C.) Ascendió al trono a los 20 años y también reinó 16. Se conocido como un rey impío y apartado de Dios; siendo dirigidas en su contra profecías de Isaías. Fomentó la idolatría y fue uno de los peores reyes. Hizo pasar por fuego a sus propios hijos, consagrándolos a los ídolos, e introdujo los dioses sirios a Jerusalén, alteró el Templo de acuerdo al modelo sirio, y aun lo cerró totalmente. Habiendo perdido así el auxilio de Jehová, sufrió varias derrotas en la guerra contra Peka y Resín. De igual forma Zicri, hombre poderoso de Efraín, mató a Maasías hijo de Acaz, a Azricam su mayordomo, y a Elcana, segundo después de este rey. También los edomitas se rebelaron y junto con los filisteos devastaron sus fronteras. Acaz pidió ayuda al rey asirio Pul. Este fatal paso lo hizo tributario de este monarca y de Tiglat-pileser, su sucesor. Luego, Acaz le entregó a este último todo el oro que había en el Templo. Al morir le fue negado un sepulcro con sus antecesores.
Ezequías (726-697 A.C.) Esposo de la piadosa Hepsiba. Habiendo sido asociado al reino por su padre, luego lo gobernó completamente, llegando a reinar 29 años. Embelleció el Templo. Reformador religioso y próspero gobernante. A diferencia de su padre, destruyó los ídolos y quitó los lugares altos. Hizo prosperar el comercio y la agricultura. Fortificó Jerusalén y la dotó de agua potable, construyendo un túnel desde la fuente de Gihón, a través de la colina, unos 600 metros, hasta el estanque de Siloé. Una gran hazaña de ingeniería antigua. Dos grupos de obreros, trabajando cada uno de cada lado, se encontraron en el centro. Ezequías destruyó la serpiente de bronce que los israelitas habían conservado desde el desierto, a la cual llamó peyorativamente Nehustán, que se había convertido en un ídolo. Se rebelo abiertamente contra los asirios, lo cual dio motivo a la invasión de Judá, y la captura de ciudades fortificadas y el pago de un tributo. Dos años después, habiendo fracasado Senaquerib en una invasión a Egipto, el aliado de Ezequías, se volvió y se portó traidoramente, atacando a Laquis. Entonces vinieron las cartas amenazadoras del rey asirio desde esta ciudad y de Libna. Las oraciones de Ezequías fueron contestadas por su Dios, al destruir milagrosamente el ejército asirio, conforme lo profetizara Isaías. El Ángel de Jehová mató a 185.000 soldados asirios. Luego de haber sido sanado por Dios de una enfermedad incurable, añadiéndole Jehová quince años más de vida, Ezequías recibió a unos embajadores babilonios enviados por Merodac-baladam, a los cuales imprudentemente les mostró todos sus tesoros. Por esto, el profeta Isaías lo amonesta prediciendo el fin del reino. Ezequías coleccionó los proverbios de Salomón. Las profecías de Oseas y de Miqueas fueron hechas en parte durante su reinado.
Manasés (697-642 A.C.) Comenzó su reinado a los doce años, lo cual hizo por 55 años. Fue un idólatra que persiguió a los adoradores de Jehová de los ejércitos. Sus hijos sufrieron un bautismo de fuego habiendo sido dedicados a Moloc. El culto a Baal y de Asera fue restablecido. En el Templo mismo se erigieron imágenes impuras, con sacerdotes desautorizados; los altares y el Arca de Jehová fueron traslados a otra parte; el sábado profanado, y los sacerdotes y profetas cruelmente asesinados, incluso, según la tradición, mandó a aserrar al profeta Isaías. Casó con Mesulemet, con quien tuvo a Amón. El año 22 de su reinado, el rey de Asiria Esarhadón invadió Jerusalén y lo apresó, llevándoselo cautivo a Babilonia; sin embargo, el infeliz Manasés se humilló tanto a Jehová, que Este hizo que Esarhadón le permitiera ocupar de nuevo su trono en Jerusalén. De ahí en adelante, Manasés cambio totalmente tratando de arreglar todo lo mal hecho. Suprimió los ídolos que había adorado, y abolió las prácticas de los adivinos a quienes había consultado. Llevó a cabo muchas reformas para el bien espiritual y moral del reino; reparó las fortificaciones de Jerusalén, cercando con un muro un nuevo espacio en el O., y a Ofel en el SE.; y reforzó las ciudades amuralladas. Murió en paz y fue enterrado en el sepulcro de los reyes.
Amón (642-640 A.C.) Subió al trono a los 22 años de edad, y reinó sólo dos años. Su esposa era la devota Tedida. Siguió en las prácticas idolátricas de su padre, abandonando a Jehová y adorando ídolos. Debido a su impiedad, murió asesinado en su casa por sus propios siervos; pero el pueblo se levantó contra los magnicidas y los mató, y colocó en el trono a su hijo Josías. Amón fue sepultado en el jardín de Uza, al lado de su padre.
Josías (640-609 A.C.) Biznieto de Ezequías. Comenzó a reinar a los 8 años de edad. Reinó por 31 años. Uno de los más nobles monarcas judíos. Marido de Hamutal, con las que tuvo a Joacaz y a Sedequías. En su tiempo hubo reformas religiosas y se reparó el muro de la ciudad. A los 16 años de estar gobernando aplicó una sistemática acción para borrar todo vestigio de idolatría entre el pueblo. Siendo el más esforzado en esto. Cuatro años después tomo medidas más enérgicas, extendiendo su acción en dirección del norte hasta Neftalí, profanando los altares del los ídolos de Betel, quemando en ellos los huesos sacados de las tumbas de los sacerdotes, según había sido predicho más de tres siglos antes. En el año 18 de su gobierno, Helcías el sumo sacerdote halló allí un ejemplar de los cinco libros de la ley, tal vez el original, escrito por la mano misma de Moisés. Josías quedó impresionado con las últimas palabras de los últimos capítulos del libro de Deuteronomio (el quinto), como si nunca los hubiera leído hasta entonces. Para evitar los castigos dichos allí, se humilló ante Dios y procuró aún más al pueblo al arrepentimiento. Al efecto los reunió, les leyó parte del libro de la ley, hizo que renovasen su pacto con Jehová, y celebró la Pascua con una solemnidad semejante a la de su primera institución. Pero el pueblo hizo caso omiso, y los juicios divinos vinieron sobre ellos. A Josías, sin embargo, se le libró del mal que, según la profecía de Hulda, había de sobrevenirle al pueblo. Sus días terminaron cuando Faraón Necao intentó pasar por su territorio en su guerra contra los asirios. Josías le salió al paso sin consultar a Jehová, ni al prudente consejo. Necao fue por mar al puerto de Acco, en tierra de Aser, y amonestó a Josías con palabras que "procedían de la boca de Dios", con todo, Josías le salió al encuentro en el gran valle de Esdrelón. Allí recibió una herida mortal cerca de Meguido. Pero antes de llegar a Jerusalén falleció. Esta muerte fue lamentada sobremanera por el pueblo y, especialmente, por el profeta Jeremías, quien sobre este acontecimiento compuso una elegía para el uso del pueblo.
Joacaz o Salum (609 A.C.) Tercer hijo del precedente. Reinó solamente tres meses. Fue un impío que con sus tropelías frustro las esperanzas del pueblo. Faraón Necao lo venció, cambiándolo por Joacim. El rey Joacaz fue llevado cautivo a Egipto donde moriría, así como estaba predicho.
Joacim (609-598 A.C.) Hermano del anterior, segundo hijo de Josías. Su nombre fue cambiado por el de Eliaquín. Los 11 años que reinó los pasó en la molicie, la extorsión y la idolatría. Asesinó al fiel profeta Urías, quien lo reprendió, y no conforme también ultrajó su cadáver. En el tercer año de su reinado, Nabucodonosor invadió su territorio y se llevó a Babilonia parte de sus príncipes y tesoros (comenzaba así el Poder Mundial de los Gentiles sobre Tierra Santa). Habiendo hecho Joacim una alianza con los egipcios, un año después éstos fueron derrotados en el Éufrates. De nada valieron las amonestaciones de Jeremías, y en un acto diabólico echó al fuego el rollo de su libro (el primer rollo de estas). Por último, Joacim se rebeló contra Nabucodonosor, pero fue derrotado, muerto y enterrado como un asno. Tal como estaba profetizado de él.
Joaquín o Jeconías (598 A.C.) Hijo del precedente y padre de Malquiram. Reino sólo tres meses, pues, Nabucodonosor lo apreso llevándolo cautivo, por la alianza que su padre había hecho con Egipto. Con el se llevó toda la familia real, a la flor del pueblo, y los tesoros sagrados y reales. Joaquín también persiguió al profeta Jeremías. Nabucodonosor puso en el trono a Matanías, al que dio el nombre de Sedecías. Sus abominables pecados le costarían a Joaquín 37 años de cárcel, pasados los cuales, fue puesto en libertad y favorecido por Evil-Merodac.
Matanías o Sedecías (598-588 A.C.) Hijo de Josías y Amutal, hermano carnal de Joacaz y tío de Jeconías. El rey babilonio lo puso en el trono con la promesa de que permaneciera fiel. Matanías contaba 21 años de edad cuando empezó a reinar en Jerusalén; cosa que hizo por 11 años. Practicó lo pecaminoso ante Dios, cometiendo los mismos crímenes que Joaquín. En el año noveno Matanías se rebeló contra Babilonia, confiando en la fuerza de Faraón Necao, la cual resultó ineficaz. Despreciando las amonestaciones del valiente Jeremías, lo aprisionó en la cárcel. Sedecías se negó a pagar el tributo que le impusieran. Nabucodonosor derrotó al rey de Egipto y sitió Judá, tomando los lugares fortificados. Durante 18 meses los judíos resistieron heroicamente; pero diezmados por el hambre y la peste fueron vencidos. El día noveno del mes cuarto (julio), Jerusalén fue tomada (Caída de Jerusalén). Amparados en la oscuridad de la noche, el rey y el pueblo trataron de huir; pero fueron alcanzados por los caldeos en el llano de Jericó. Sedecías fue apresado y llevado a Ribla, ante Nabucodonosor, quien le echó en cara su perfidia, mató en su presencia a sus cinco hijos y le sacó los ojos a él; después cargándolo con cadenas de cobre, lo hizo levar a Babilonia, donde fue puesto en prisión; es decir, en la casa de las visitaciones o castigos, probablemente para trabajar de por vida como Sansón. Cumplimiento de las predicciones de los profetas Jeremías y Ezequiel. Fue el último monarca de este reino, y el último del linaje real de David. La toma de la ciudad fue un duro juicio de Jehová de los ejércitos sobre su pueblo. En su libro de Lamentaciones, el profeta Jeremías presenta un triste cuadro del sufrimiento padecido. Ciertamente Dios es amor, pero también es fuego que consume.
La tierra pasaría a ser sojuzgada por los babilonios. Nabucodonosor nombró como gobernador de Mizpa (ciudad benjamita) a Gedalías, quien gobernaría sobre un remanente judío que se le permitió permanecer allí, entre los que estaba el profeta Jeremías, del cual era amigo. La seguridad del pueblo quedaría en manos del capitán Jezanías. Mientras, los exiliados fueron llevados a la región mesopotámica de Halah. Pero Ismael, un príncipe de Judá, hijo de Letanías, que había huido a los amonitas cuando Jerusalén fue destruida, volvió con un numeroso ejército y asesinó a Gedalías, y a otros muchos caldeos y judíos, atacando también a unos 70 peregrinos que venían trayendo ofrendas, a los cuales mató echando dentro de una cisterna. También tomó Ismael muchos prisioneros y los despojos y regresó a Amón. Pero Johanán, hijo de Carea, lo alcanzó privándolo de su presa, teniendo Ismael que huir para salvar su vida. Y por temor a los caldeos, Johanán obligó a los habitantes de la ciudad a huir a Egipto, siendo Jeremías y su amanuense Baruc parte de este grupo. Llegaron a la ciudad fortificada de Tafnes, en la ribera oriental del Nilo. Allí cayeron en la idolatría, por lo que también serían llevados cautivos por Nabucodonosor, cuando éste invadió a Egipto, en 570 A.C.
Capítulo XV
Primera diáspora judía (721-536 A.C.)
EL término Diáspora era aplicado a los judíos que vivían fuera de Palestina, y que morando entre gentiles (los no judíos) mantenían la fe de sus mayores (el judaísmo). Ya para el siglo primero de esta era, la diáspora era varias veces la población de Palestina.
La dispersión en calidad de cautivos de los judíos, le fue profetizada por todos los videntes, desde su salida de Egipto. Dios exigía de ellos la máxima obediencia; sin embargo, desde su liberación no cesaron de irrespetar los mandatos divinos. Y pese a las matanzas que sufrieron de pueblos hostiles, y del Señor mismo, lo siguieron haciendo. Y si bien, por lo general una vez que las tribus se dividieron, la conducta de sus monarcas dejó mucho que desear, fue el reino de Israel quien más profano se condujo. Debido a esto, las tribus del norte serían las primeras en ser arrancadas de su tierra. Unos 115 años después, les tocaría a las de Judá y Benjamín.
Y si bien, los habitantes del Reino del Norte fueron deportados por los asirios, y los del Reino del Sur, por los babilonios, al final todos los hebreos exiliados serían sojuzgados por estos últimos, puesto que a fines del siglo VII los ejércitos babilonios aliados a los escitas destruyeron al reino asirio, integrando sus territorios a los del Imperio de Babilonia.
Como leímos, siendo poseída la tierra por los babilonios ese año de 588, quedó gobernando en Mizpa Gedalías, adonde se había trasladado la capitalidad. El ayuno del mes séptimo, instituido en memoria de las calamidades que atrajo sobre Judá e Israel la muerte de Gedalías, se observa todavía por los judíos.
Con el establecimiento de los aqueménidas en el poder, y habiendo terminado los setenta años de disciplina divina, los hebreos pertenecientes a las tribus de Judá, Benjamín y algunos de los otras tribus, especialmente a la de Leví regresarían a la Tierra Prometida, en el año 536 A.C.
Desde el siglo VI A.C. existía en la isla de Elefantina, en el Nilo, una comunidad de israelitas. También en el norte de África (Libia), había numerosos asentamientos. De igual manera, en Asia Menor se establecieron comunidades judías en las principales ciudades. En todas estas latitudes se ocuparon en variadas actividades.
Mardoqueo y Hadasa
Mardoqueo fue hijo de Fair, y biznieto de un benjamita llamado Cis, que fue llevado cautivo a Babilonia con el rey Joaquín (598 A.C.), que no regresaron con el Edicto de Ciro. Era primo y tutor de Hadasa, cuyo nombre en lengua persa equivalía a Ester. Nacida más allá del Tigris, cerca de 500 años A.C. Habiendo muerto los padres de ella, Mardoqueo se hizo cargo de su educación. En estos años reinaba en Persia Asuero (Jerjes I) (486-465 A.C.), y un suceso daría protagonismo a Mardoqueo y a Ester. En un principio, ambos develaron un plan para asesinar a Asuero, orquestado por Bigtán. Luego de que el monarca se divorció de su esposa la reina Vasti, se casó con Ester, con pompa real. Esto hizo posible que cinco años después, ella pudiera evitar que la numerosísima generación judía del reino persa fuera masacrada por un complot, armado por Amán, favorito y ministro del rey. Amán era un amalecita que odiaba a Mardoqueo, y tramó el exterminio de todos los judíos. Caído en desgracia, Amán se ahorcó, por el año 473. De esta forma, Ester salvó a su pueblo, y llegó a ser reina del rey Asuero. Grandes matanzas como esta que se intentó se practicarían en el mundo en el futuro.
La historia de Ester es tan admirable como la de José y la de Daniel, y su vida se refiere en el libro que lleva su nombre, y cuya autoría, por lo general, se atribuye a Mardoqueo. Lo acontecido comprueba cuatro cosas: que el orgullo precede a la destrucción; que la providencia de Dios lo dirige todo; que su pueblo está a salvo en medio de los peligros, y que sus enemigos deben perecer.
Más tarde, en el año 351, Ochus rey de Persia radicaría unos judíos cerca del mar Caspio, al norte del reino. Luego, bajo el régimen de Alejandro el Grande y los tolomeos, gran número de judíos se establecieron en Egipto, donde disfrutaron de muchos privilegios. En Alejandría llegaron a ser extraordinariamente numerosos, y allí bajo el patrocinio de Tolomeo Filadelfo, los judíos eruditos hicieron la Septuaginta o Versión de los Setenta. Traducción al griego del Antiguo Testamento. Al comienzo, como parte integrante de Celesiria, Palestina pasó a ser una posesión de Laomedonte de Mitilene. El año 320, Palestina fue invadida por Tolomeo I, quien tomó Jerusalén un día sábado y se llevó a muchos samaritanos y a muchos miles de judíos a Alejandría y Cirene, de donde se esparcirían por Egipto. Pero cinco años después, Tierra Santa cayó en poder de Siria; pero luego de la batalla de Pisos, quedó de nuevo incorporada a Egipto y permaneció así casi un siglo (301-202). El año 300, Seleuco I, fundador de Antioquia, atrajo a los hebreos a la nueva capital, otorgándoles los mismos derechos que a los ciudadanos griegos; y desde allí se fueron extendiendo paulatinamente por las principales ciudades de Asia Menor. En Alejandría, el año 216, Tolomeo Folópator, a quien se le impidió entrar en el Lugar Santísimo, en el Templo de Jerusalén, quiso destruir a los judíos, pero se le impide milagrosamente que lo hiciera.
Por el año 168 A.C., bajo el reinado de Tolomeo VI, los judíos al mando del sumo sacerdote Onías, que se había refugiado en Egipto luego de ser expulsado de Judea por el usurpador Jasón, erigieron un templo en Leontópolis en el Bajo Egipto, parecido al de Jerusalén, y practicaban su culto según el ritual mosaico. Este templo también sería destruido en el reinado de Vespasiano. El sucesor de este Tolomeo persiguió a los judíos acusándolos de ser aliados de los sirios.
Durante el reinado de Nerón, por el año 60, Aretas, el rey de Arabia Pétrea, y suegro de Herodes Antipas, se posesionó de Damasco. En ese tiempo la ciudad estaba tan llena de judíos, que por orden de Nerón fueron condenados a muerte y ejecutados 10.000 de ellos a un tiempo.
Capítulo XVI
Ministerio de los profetas hebreos
UN profeta no es, como comúnmente se entiende, cualquier paisano. No, un profeta es alguien que ha sido llamado por Dios para hacerlo instrumento suyo, con el fin de comunicar su voluntad a su pueblo (formado en un principio por judíos; y en esta era por judíos y gentiles). Es decir, un profeta es voz de Dios entre su pueblo.
Desde la antigüedad existieron profetas y profetisas. También eran llamados videntes. La primera referencia que hace La Biblia sobre ellos fue refiriéndose a Moisés. Se han venido clasificando en Profetas Mayores y Profetas Menores __todos hombres__, los cuales escribieron los 17 libros históricos del Antiguo Testamento. Haciéndose esta clasificación sobre la base de la extensión de sus escritos.
También existieron escuelas de profetas, cuyo fin era formar maestros que interpretaran y enseñaran la Ley y denunciaran el pecado del pueblo. Para lo cual, los miembros de dichas escuelas se reunían alrededor de los grandes profetas como Samuel y Elías para adorar juntos, así como para mantener la comunión religiosa y la instrucción del pueblo.
Durante el periodo monárquico, los profetas eran quienes ungían con aceite al que sería el rey; le colocaban la corona en su cabeza y le ponían el cetro en su mano. Además, por voluntad de Dios podían interpretar sueños y visiones. Los profetas eran conocidos por todos por su patrón de vida. Por ser dados a la frugalidad, vestían con ropas de cilicio; eran personas humildes de palabra y hecho; llevaban una vida consagrada a su Señor; no tomaban vino ni pasaban navaja por su cabeza. Algunos videntes profetizaron una sola vez, y otros toda su vida. Al igual que los Jueces y los Reyes, tenían un cementerio aparte en la falda occidental del monte de los Olivos.
En este Pacto que vivimos en esta Dispensación de la Gracia, entre los ministerios que el Señor reparte en su Iglesia, es el de Profeta el segundo después del de Apóstol. Siendo estos últimos particularmente privilegiados, puesto que los doce primeros convivieron con el Mesías. Ya ningún profeta escribe libro sagrado alguno. Sólo se encargan de hacer saber a las congregaciones algún propósito de Dios, en particular. Además, entre los dones que el Espíritu Santo reparte entre los creyentes está el de profecía, que en concomitancia con otro de dichos dones: el de interpretación de lenguas, es instrumento para exhortar a la Iglesia o confirmar el mensaje de los profetas.
Seguidamente la lista de todos los profetas hebreos. La fecha aproximada de duración de su ministerio se encierra entre paréntesis.
Profetas Mayores
Isaías (759-699 A.C.) Hijo de Amoz, y padre de dos hijos. Inició su ministerio en Jerusalén hacia el fin del reinado de Uzías, continuándolo en los de Jotam, Acaz, Ezequias y Manasés, extendiéndose su labor por 60 años. Contemporáneo de Miqueas, Oseas y Obed. Isaías es el primero de estos profetas mayores y prominentemente de la redención. Tuvo una visión del Templo y anunció la venida del Mesías. A Isaías se le conoce como el "profeta mesiánico", puesto que predijo su primera venida, relatando sus padeceres y su triunfo sobre la Muerte. Lo que, por supuesto, a su tiempo tuvo su cumplimiento. Según los talmudistas, debido a sus constantes correcciones, murió aserrado por orden del rey Manasés, en el valle Cedrón. El sitio donde fue matado está ocupado por una morera. Su libro contiene predicciones contra las naciones, y profecías de juicios y futuras bendiciones para los hebreos. Además de unas 13 profecías sobre el Mesías.
Jeremías (627-585 A.C.) Profeta y sacerdote. De la familia de Abiatar. Nacido en Anatot, e hijo de Helcías. Destinado por Dios para ser profeta, y consagrado a ese objeto antes de su nacimiento. Jeremías es uno de los principales videntes del Antiguo Testamento. Ministró en Judá durante los reinados de los últimos cinco monarcas: Josías, Joacaz, Joacim, Joaquín y Sedecías, desde el año décimo tercero del primero. Cooperó con Josías en abolir la idolatría y a una profunda reforma religiosa. Sus paisanos lo persiguieron, y luego extendió su ministerio a Jerusalén. Su amanuense fue Baruc. En el cuarto año del reinado de Joaquim, Jeremías escribió su primer rollo de amonestaciones y predicciones. Debido a lo cual, cuando el rey lo leyó, lo hizo pedazos y lo quemó, tratando también de quitarle la vida al profeta. Pero luego éste escribió un segundo rollo, anunciando entre otras cosas la cercana cautividad de Judá y Benjamín por espacio de 70 años, y la caída de Babilonia. Así mismo advirtió a Joacim contra la formación de una alianza con Egipto. Entonces Jeremías y Baruc fueron perseguidos por los nobles. El príncipe Pasur hizo arrestar al profeta y meterlo en el cepo, cosa que hizo el capitán Irías. Jeremías también instruyó a Sedecías, advirtiéndole de los castigos; pero sin resultado alguno. Jeremías envió una carta con Elasa, mensajero del rey, para los exiliados en Babilonia.
Cuando los babilonios tomaron Jerusalén en 588, el profeta Jeremías se encontraba encarcelado. El rey Nabucodonosor se mostró magnánimo con el profeta, a quien liberó de la prisión por medio de su capitán Nabuzaradán, agente de este rey en el saqueo y destrucción de Jerusalén. Siguiendo las instrucciones del rey, trató con muchas consideraciones a Jeremías, a quien ofreció casa en Babilonia; pero él prefirió quedarse con el pequeño remanente dejado en Jerusalén. Sin embargo, al otro año, Jeremías sería llevado cautivo a la ciudad egipcia de Tafnes. Su ministerio lo continuaría en esta tierra, hasta la hora de su muerte. Fue profeta por espacio de 42 años.
Además del libro que lleva su nombre también escribió las Lamentaciones de Jeremías, donde describe los castigos divinos sufridos por las tribus de Judá y Benjamín, durante la toma del reino. Sus sagrados escritos contienen oráculos contra las naciones extranjeras: Egipto, Filistea, Moab, Edom, Damasco, Cedar, Azor, Elam y Babilonia, que, por supuesto, tuvieron su inexorable cumplimiento.
Hay una epístola de Jeremías que amonesta a sus compatriotas cautivos respecto a la idolatría de Babilonia. Fue escrita en griego, y no en hebreo. Pero nunca ha sido aceptada como inspirada por Dios, porque no lo es.
Ezequiel (593-571 A.C.) Hijo de Buzi. Al igual que Jeremías fue profeta y sacerdote. Vidente del exilio, deportado a Babilonia junto con el rey Joaquín, el año 598. Vivió junto al río Quebar. Comenzó su ministerio a los 30 años, continuándolo por 22 años, hasta el décimo cuarto de la cautividad. Más bien el trigésimo después de la renovación del pacto con Dios en el reinado de Josías, el cual corresponde con el quinto año de la cautividad de Ezequiel. Fue contemporáneo con Jeremías y Daniel. Los ancianos del pueblo iban a buscar consejo de él. Ezequiel también tuvo una visión del Templo. Su libro trata de advertir y al mismo tiempo consolar a Israel. Contiene oráculos contra Tiro y demás naciones extranjeras, y promesas de futura restauración de Israel.
Daniel (desde el 605 A.C.) Descendiente de la familia real de David. Deportado a Babilonia en el año 605 A.C. Allí le dieron el nombre de Beltsasar, y en compañía de otros tres amigos suyos, Azarías (a quien llamaron Abednego), Ananías (Sadrac) y Misahel (Mesac) fueron recibidos en la corte del rey. Semejante a José en Egipto, Daniel llegó a ocupar importantes posiciones durante los reinados de Nabucodonosor, Belsasar, Ciro y Darío. Manifestó sus dones proféticos interpretando un sueño a Nabucodonosor, que predecía el Poder Mundial de los Gentiles, por lo que fue hecho gobernador de Babilonia y jefe de la clase instruida y sacerdotal. Tiempo después, interpretó otro sueño a este rey, prediciendo su locura y recuperación.
En el primer año del reinado de Belsasar, Daniel tuvo una visión, que complementaba la visión del Poder Mundial de los Gentiles, pero mostrando su carácter espiritual. También sobre el Juicio Final. Dos años luego, Daniel tuvo una visión a orillas del río Ulai sobre los Imperios persa y el greco-macedónico (la lucha entre un carnero y un macho cabrío). También sobre el Juicio Final. Dios le declaró que el carnero representaba a los reyes de Media y Persia, y que el macho cabrío era el rey de Grecia. Esta profecía se cumpliría en dos partes: la primera en 539, con la destrucción del Imperio de Babilonia, por la coalición medo-persa (el carnero); la segunda, en el 312, cuando el Imperio Persa cae ante el avance de Alejandro (el macho cabrío), y la muerte de este monarca (323), cuando el Tercer Gran Imperio se dividió en cuatro partes, y de entre una de ellas saldría Antioco Epífanes. Luego, Daniel tuvo la visión de las Setenta Semanas (último periodo de prueba del pueblo hebreo). Años después, Daniel pudo descifrar la escritura en la pared vista por Belsasar, que profetizó su caída y la destrucción del reino babilónico. Por esto, Belsasar nombró a Daniel el tercero del reino. Nombramiento que luego sería confirmado por los reyes persas.
En el tercer año de Ciro, tuvo Daniel una visión a orillas del río Hidekel sobre los reyes de Siria y Egipto. Darío el Medo hizo a Daniel "primer presidente" de unos 120 príncipes. La envidia hizo que formaran un complot para que se le echara a la cueva de los leones, acto que les atrajo su propia destrucción. Puesto que los leones se portaron como aletargados no atacando a Daniel. Entonces el rey entendiendo que el Dios de Daniel era Verdadero y el Único. Mandó meter en esa misma cueva a los conspiradores, y expidió un decreto para que todos sus súbditos adorasen al Dios de Daniel. Al parecer, este decreto tuvo validez hasta la muerte de este rey. El año de esta visión corresponde con el año 536, que fue el año cuando los judíos regresaron a Judea. Nada más se sabe de Daniel. Si presenció este regreso no tomó parte en él, puesto que no está registrado en los libros sagrados escritos en ese tiempo.
En su libro aparece el sueño de Nabucodonosor, con una gran estatua cuya cabeza era de oro, su pecho y sus brazos de plata, el vientre de cobre y las piernas de hierro y los pies de hierro y barro, pero que era derribada por una piedra que dio contra ellas. Su interpretación era que la cabeza representaba a Nabucodonosor como cabeza del Imperio babilónico, el pecho y los brazos el Imperio medo-persa y las piernas y los pies el Imperio Romano, y que la roca que derribara la estatua representaba un quinto reino que subyugaría todos estos imperios, y que sería indestructible. También el juicio por fuego en un horno (aplicado como pena capital por los caldeos), etcétera.
Profetas Menores
Oseas (784-725 A.C.) Hijo de Beeri. Ejerció su ministerio en tiempos de Uzías, Jotam, Acaz y de Ezequías reyes de Judá, y Jeroboam II de Israel. Contemporáneo de Isaías, Miqueas, Joel y Amós. Oseas fue esposo de Gomer y padre de Jezreel, de Loruhama y de Loammi, nombres simbólicos para significar el castigo y restauración de Israel. Profetizó durante unos 60 años. Su libro amonesta y consuela también a Judá, y predice la unión de las doce tribus en los últimos días. Sus mayores reprobaciones se refieren a Samaria por su idolatría y vida disoluta que llevaba.
Joel (810-758 A.C.) Ejerció su ministerio en Judá, y en un tiempo en que el Templo y el culto que en él se rendía aún existía. Joel es tenido como el primero de los profetas canónicos. En su libro habla de una plaga de langostas, como castigo de Dios. Refiriéndose con esto, tanto a las plagas de langostas propiamente dichas y de terribles sequías, como también a las huestes extranjeras que someterían la tierra, arruinando el reino. Su escrito predice la efusión del Espíritu Santo, y las señales y maravillas, y la prosperidad espiritual del reino del Mesías. Es a propósito para infundir ánimo a los seguidores del Todopoderoso de todos los tiempos.
Amós (800-787 A.C.) Natural de Tecoa, a 20 kilómetros de Jerusalén, donde se ocupaba del pastoreo. Profetizó sin embargo respecto de Israel, en Betel, en tiempos de Uzías rey de Judá, y de Jeroboam II, a quien reprendió. Igual cosa hizo con los habitantes de Beer-seba. Fue contemporáneo de Oseas y de Joel. El sacerdote del becerro de oro en Betel, Amasías, denunció a este profeta ante el rey Jeroboam II, y trató de hacerlo desterrar a Judá por su fidelidad, pero Amasías lo pagó con su vida. Las predicciones del Libro de Amós van contra las naciones circunvecinas. Siendo las tribus del norte el principal objeto de sus profecías.
Abdías (desde 587 A.C.) Se ignora con certeza cuando vivió, pero es probable que haya sido contemporáneo de Jeremías y de Ezequiel, por denunciar los mismos juicios sobre los idumeos, por haberse burlado de los judíos cuando fueron deportados. La destrucción de los idumeos acontecería inicialmente unos cinco años después de la destrucción de Jerusalén (583 A.C.). Su libro también contiene profecías sobre el triunfo final de Sion. Si la fecha anotada es cierta, entonces Abdías sería junto con Jeremías los últimos videntes del reino.
Jonás (desde 825 A.C.) Oriundo de Gat-hefer en Zabulón. Hijo de Amitai. Ministró en Israel cuando Jeroboam II, a quien predijo que triunfaría en la guerra contra los sirios. Este profeta es muy conocido por el episodio que vivió: habiendo recibido de Dios la orden de ir a la ciudad de Nínive a predicar contra sus habitantes, y predecir la destrucción de la ciudad de no volverse de su mal camino, intentó huir lejos embarcándose en Jope (en tierra de Dan) para Tarsis. Pero fue alcanzado por una borrasca, y sospechando que dicho suceso se debía a un juicio divino sobre Jonás, los tripulantes de la nave lo lanzaron al agua. Fue entonces cuando un gran pez lo tragó, llegando a permanecer dentro del vientre del animal tres días. Luego éste lo vomitó en la playa, tal vez cerca de Sidón. Allí recibió de nuevo la orden de Dios, no quedándole otra cosa que armarse de valor y cumplirla. La liberación milagrosa de Jonás debió saberse en Nínive y de haberle preparado el camino para el desempeño de su misión. Así lo hizo el profeta, y el rey (quizá Salmanasar II) oyó y creyó, mandando sobre el pueblo un ayuno rígido, y la ciudad fue perdonada. De esta forma, la agresividad de los ninivitas menguaría, al menos durante la vida de este rey. Así, el hebreo Jonás salvó a Asiria.
Miqueas (750-698 A.C.) El morastita, esto es, de Morasti-gat, al oeste de Judá. Como todos los profetas fue osado y fiel. Ejerció su ministerio durante los reinados de Jotam, Acaz y Ezequias, por unos 50 años. En su libro predice la caída de Samaria y de Jerusalén; el regreso de la cautividad, y del castigo de sus enemigos. Anuncia también la venida del Mesías, especificando que nacería de una mujer en Belén de Judá, y que sería golpeado. Así se cumpliría siglos después.
Nahum (726-697 A.C.) Natural de Elcos, una población de Galilea. Contemporáneo de Isaías y de Miqueas. Ejerció su ministerio en tiempos de Ezequías, después de la guerra de Senaquerib en Egipto. Predijo la caída de Tebas, famosa ciudad egipcia (capital de Egipto durante la 18ª dinastía, centro del culto al dios Amón, denunciada por los profetas). Invadida por los asirios en 663 A.C. También en su libro detalla la caída de Nínive, y de la cautividad y dispersión de las diez tribus de Israel.
Habacuc (630-610 A.C.) Contemporáneo de Jeremías. Su ministerio lo realizó en Judá, desde el decimosegundo año del reinado de Josías, hasta el año 610, antes de la primera invasión de Judá por Nabucodonosor. En su libro, Habacuc profetiza la ruina del reino por parte de los rapaces caldeos, y el posterior castigo a éstos, además de una inspiradísima oda de confianza en Dios (Habacuc, capítulo 3).
Sofonías (630-620 A.C.) Uno de los dos hijos de Cusi, y biznieto de Ezequías. Ministró en tiempos de Josías, antes que las reformas introducidas por este buen rey fueran terminadas. Contemporáneo de Habacuc. Predijo la caída de Nínive. Su libro contiene disciplinas contra Judá y Jerusalén. Juicios contra Filistea, Moab, Amón, Etiopía y Asiria. También la restauración del pueblo hebreo. La destrucción de Nínive sucedió probablemente en el tiempo que medió entre Sofonías y Ezequiel; y las amenazas contra los demás las ejecutó el mismo Josías.
Hageo (desde 520 A.C.) Se cree que acompañó a Zorobabel y al profeta Zacarías durante el primer regreso de la cautividad de Babilonia (536). Ejerció su ministerio en Judea, durante el segundo año de Darío Histaspes, instando a sus paisanos a la reconstrucción estructural y religiosa, que ya dejaran por 14 años, y al fin suspendidas. Le enseñó Hageo al pueblo que la observancia escrupulosa de los ritos externos no pueden expiar la desobediencia con Dios. El Libro de Hageo trata sobre el estímulo para reedificar y la esperanza mesiánica.
Zacarías (desde 520 A.C.) Nació en Babilonia. Hijo de Berequías y nieto de Iddo el sacerdote, y sucesor suyo en el sacerdocio. Empezó a profetizar desde muy joven (en el segundo año del reinado del persa Darío Histaspes), dos meses después que Hageo. Con el cual se alió para reactivar en el pueblo el amor Dios, a Jerusalén y al Templo, del cual habíanse construido sus cimientos en tiempos de Ciro, pero durante los reinados de Cambises y de Esmerdis se había interrumpido el trabajo debido a la hostilidad de los samaritanos. El favor mostrado por Darío los animó para reasumir la obra; hasta el año 16, a contar desde el regreso de la primera partida de los israelitas del destierro. En su libro aparecen predicciones sobre la destrucción de los enemigos de Dios; la conversión de las naciones paganas, además de tres profecías sobre el Mesías.
Malaquías (desde 416 A.C.) Último de los 12 Profetas Menores. Profetizó en la última parte de la administración de Nehemías y después de Hageo y Zacarías, época de gran desorden entre los sacerdotes y el pueblo. Según se cree también profetizo en la cautividad. Su libro habla de los pecados de los sacerdotes y los del pueblo. Especialmente en lo tocante a los diezmos y ofrendas. Dios llama ladrones a quienes no los entregan. Malaquías predice la venida de Juan el Bautista en el espíritu y poder de Elías. Profetiza también las dos venidas del Señor Jesucristo, y las bendiciones para aquellos que temen y aman a Dios con genuinidad. Con su libro se cierra el canon del Antiguo Testamento.
Demás Profetas del Antiguo Testamento
(Las fechas en cursiva corresponden
al nacimiento y muerte)
Henoc o Enoc (3680-3315 A.C.) Séptimo desde Adán, hijo de Tared y padre de Matusalén. Fue un eminente patriarca que vivió cerca de Dios por medio de su fe en el futuro Redentor, hablando de un juicio venidero y final. Profecía esta mencionada en la epístola de Judas. Enoc sólo vivió 365 años. Dice la Escritura que anduvo con Dios y que tuvo testimonio de esto, lo cual el Creador lo confirmó ante sus demás congéneres, arrebatándolo al Cielo, sin conocer muerte; tal como sucedería muchos siglos después con Elías. Existe un libro apócrifo que lleva el nombre de Enoc, el cual habla de esto. Escrito por algún creyente piadoso, en el primer siglo, pero que no es tenido como inspirado por el Espíritu de Dios.
Noé (2948-1998 A.C.) Décimo desde Adán e hijo de Lamec y nieto de Matusalén. Fue padre de tres hijos: Sem, Cam y Jafet. Cumpliendo los designios de Dios, comenzó a construir una gran arca y a profetizar que vendría sobre el mundo un gran diluvio como castigo por los pecados, cosa esta que hizo por muchos años. Como dijo sucedió. Un año después de comenzar este diluvio, salió del arca, y Jehová hizo pacto con él y con el mundo, poniendo como prueba el arco iris. Noé también profetizó sobre el futuro de sus hijos. Vivió unos seis siglos antes del Diluvio, y 350 años después de éste. Murió dos años antes del nacimiento de Abraham, a la edad de 950 años. En el Nuevo Testamento, Noé es presentado como "pregonero de justicia".
Abram, y luego Abraham (1996-1821 A.C.) Nativo de Caldea. Designado por Dios como tronco del pueblo que elegiría como suyo, y cuya historia escribo. Abandonó su país y llegó adonde lo llevó Jehová: Canaán (la Tierra Prometida). Fue padre de Ismael y de Isaac. Gran Patriarca venerado por árabes y judíos. Luego de la muerte de Sara, tomó por mujer a Cetura, con la que tuvo seis hijos, antepasados de muchas tribus árabes. Siendo probado por Dios, se fue al monte Moriah a sacrificar a su hijo Isaac. Este patriarca murió a la edad de 175 años, siendo enterrado en la cueva de Macpela, al lado de Sara. Abraham fue y siempre será conocido como "amigo de Dios".
Isaac (1896-1716 A.C.) Hijo de Abraham y de Sara. Heredero legítimo de la Promesa. Fue el primero circuncidado el octavo día. Tomó por mujer a su prima Rebeca, con la cual tuvo sus dos hijos, Esaú y Jacob. Isaac profetizó la subyugación de Edom, cosa que hizo David. Así mismo, Isaac predijo que se independizaría, lo que aconteció durante el reinado de Joram de Judá. A la edad de 137 años, Isaac bendijo a Jacob y lo envió a Mesopotamia. Murió Isaac a los 180 años.
Jacob (1836-1689 A.C.) Hermano gemelo de Esaú, concebidos milagrosamente. En Penuel el Ángel de Jehová le cambió el nombre por el de Israel. Antes de su muerte predijo a Simeón y Leví que lo cometido por ellos contra los siquemitas, muertos por ellos en ocasión a la violación sufrida por su hermana Dina, a manos de Siquem, fue un gran pecado y que el castigo recaería sobre sus descendientes. Así sucedería. Jacob se reunió con su hijo José en Egipto. También profetizó el futuro de sus hijos, poco antes de morir a los 147 años (Génesis, capítulo 49).
José (1745-1635 A.C.) El décimoprimer hijo de Jacob. Siendo vendido como esclavo y llevado a Egipto, en esa tierra estuvo preso injustamente hasta que fue nombrado como el Señor de los egipcios. Profetizó sobre la salida de Egipto de las doce tribus. Murió a la edad de 110 años. Sus restos fueron llevados por sus hermanos cuando salieron de ese país.
Aarón (1491 A.C.) Hermano mayor de Moisés y de María. Su esposa fue Elisabeth, y sus cuatro hijos fueron Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar. Salió al desierto a encontrarse con Moisés cuando éste venía de Madián. Jehová de los Ejércitos lo hizo el profeta de Moisés, y fue el intermediario entre Moisés y el faraón. También era el que utilizaba la vara de Moisés. Después del cruce del mar Rojo, cuando sustituyó a su hermano al subir éste al monte Sinaí, no supo mantener el orden ni pudo resistir las exigencias del pueblo de Israel. Para complacerlos hizo un becerro de oro. Aarón fue nombrado sumo sacerdote. Dios confirmó la autoridad de su sacerdocio frente a la rebelión de Coré, con el milagroso florecimiento de su vara.
María o Miriam (1491 A.C.) Hermana de Aarón y de Moisés. Era como de 12 años cuando vio que Moisés era colocado en la arquilla. Como profetiza dirigió a las mujeres de Israel en un cántico de adoración y acción de gracias rendidas a Dios, con motivo del ahogamiento de los egipcios. Por haber criticado el matrimonio entre Moisés y una cusita, fue disciplinada con una lepra que cubrió su cuerpo, y de la que luego de siete días Dios la sanó. Al morir fue enterrada en Cades-barnea, en la segunda visita que los hebreos hicieron a esta región, 38 años después del Éxodo. Al igual que sus dos hermanos tampoco entró en la Tierra Prometida.
Moisés (1571-1451 A.C.) Es el primero denominado como profeta. Además fue guerrero, político, legislador, escritor, historiador y poeta. La máxima figura del Antiguo Testamento. A la edad de 80 años fue llamado por Dios para ser líder del pueblo de su promesa, y conducirlo hasta Canaán. Moisés sería el instrumento utilizado por Dios para establecer al pueblo hebreo el Pacto de la Ley. Así lo hizo, y en su deambular por el desierto de Sinaí, escribió las tablas de la Ley y los cinco primeros libros de La Biblia, conocidos como el Pentateuco. Estableciendo el judaísmo como religión, así como un sistema de cortes de justicia. Debido a su pecado de Meriba, no se le permitió entrar en la tierra; sólo verla a lo lejos. Murió a los 120 años. Moisés fue "fiel en toda la casa de Jehová".
Los setenta ancianos (1498 A.C.) Elegidos por Moisés, fueron tocados por el Espíritu de Jehová y profetizaron en el campo, entre los cuales estaban Eldad y Medad.
Débora (1296-1256 A.C.) Esposa de Lapidot. Como profetiza que era, se encargó de exhortar al pueblo a la adoración a Jehová. Del cual recibió un mensaje dirigido a Barac, para que éste peleara contra los opresores cananeos. A Barac le faltó valor y aceptó hacerlo sólo con la compañía de Débora. Bajo su mando, el ejército hebreo venció las fuerzas del general Sísara, libertando al pueblo.
Un profeta anónimo (siglo XIII A.C.) Enviado por Jehová a amonestar al pueblo, como respuesta a un clamor que hizo por la opresión que sufría por mano de Madián.
Samuel (1155-1060 A.C.) Ungió como reyes a Saúl y David. La tradición establece como suya la paternidad de los dos libros del Antiguo Testamento que llevan su nombre y algunos capítulos (hasta el 24) del Primer Libro de los Reyes. Los dos libros de Samuel no pudieron ser escritos en su totalidad por él, puesto que su muerte se refiere el primero de ellos. En cuanto a los capítulos restantes, se atribuyen a Gad y a Natán, profetas que florecieron en tiempos de los dos primeros reyes. En estos libros aparece la historia de Samuel, Saúl y David, abarcan un periodo de unos 150 años y forman el eslabón entre la era teocrática y la monárquica.
Saúl (1096 A.C.) Primer rey de los hebreos. En una oportunidad el Espíritu de Jehová vino sobre él y profetizó, por lo cual la gente dijo: "¿También Saúl entre los profetas?" Luego, por haber consultado a una adivina fue completamente desechado por Dios. Conforme a la predicción en su contra, murió con sus dos hijos luchando contra los filisteos.
Una compañía de videntes que con sus instrumentos musicales profetizaron delante del rey Saúl.
Otra compañía de profetas presidida por Samuel profetizaron. Unos mensajeros de Saúl también profetizaron. Saúl envió en dos ocasiones otros mensajeros y también lo hicieron.
Un profeta en una curiosa situación reprendió al rey Saúl por haber perdonado la vida al rey de Siria.
David (1056-1016 A.C.) Fue el rey más amado por el pueblo hebreo, y uno de los mejores poetas de Israel, por inspiración divina escribió 73 salmos; proféticos algunos (2,8,16,22,40,45,69,72,97,110,118), que predicen la venida del Mesías, su ministerio, muerte y resurrección. David fue antepasado del Señor Jesucristo, quien conforme a la profecía será su heredero en el trono, luego de la Batalla de Armagedón.
Asaf, Jedutún y Hemán (1056-1016 A.C.) Músicos cantores, directores de la música del Templo en tiempos de David, que junto con sus hijos profetizaban con arpa para aclamar y alabar a Jehová, bajo las órdenes de David.
Natán (desde 1056 A.C.) Padre de Zabud. Amigo y consejero de David y Salomón. Ayudó a David a organizar el culto público y el servicio del Templo. Actuó durante los reinados de David y Salomón. A este último llamó Jedidías cuando nació, y predijo que sería quien construiría el Templo para adorar a Jehová de los ejércitos. Reprendió a David por su pecado cometido con Betsabé. Ayudó a obtener el trono para Salomón. Escribió las crónicas del reinado de ambos soberanos.
Gad (1056-1016 A.C.) Amigo del rey David, al cual siguió cuando era perseguido por Saúl. Por su conducto le fue dado a David mensajes divinos. Gad escribió una historia de la vida de este rey.
Sadoc (desde 1056 A.C.) Hijo de Ahitob y padre de Ahimaaz. Además de ser vidente, fue investido por Salomón como sumo sacerdote, cargo este del que fue despojado Abiatar por conspirar contra Salomón. Sadoc acompañó a David cuando la rebelión de Absalón. Luego fue el enlace entre David y Husai. También fue fiel a Salomón cuando la traición de Abiatar.
Ahías (desde 1016 A.C.) Natural de Silo. Además de cronista, profetizó en tiempos de Salomón y de Jeroboam I. Al primero habló cuando construía el Templo, reprendiéndolo después cuando cayó en pecado; y al último profetizó la separación de Judá y la fundación de su casa al ser elegido rey, y cuya ruina predijo después.
Un profeta desconocido (siglo X A.C.) Reprendió a Jeroboam I, y profetizó contra el altar que éste había erigido. Luego por desobedecer a Jehová, éste vidente fue muerto por un león.
Iddo (975-955 A.C.) Profeta de Judá, que reprendió a Roboam y Abías, y cuyas historias escribió. Se cree que Iddo también fue enviado a Jeroboam en Betel. Iddo fue contemporáneo de Semeías.
Semeías (975-958 A.C.) Ejerció su ministerio en Judá, durante el reinado de Roboam, de quien fue cronista, y a quien prohibió guerrear contra Israel para recuperar por las armas las diez tribus rebeladas. Años después este profeta, con motivo de la invasión de Sisac, exhortó a Roboam y a su corte a arrepentirse. Esfuerzo que resultó vano.
Hananí (955-914 A.C.) Padre del también profeta Jehú. Su ministerio lo ejerció en Judá en tiempos del rey Asa, al cual reprendió, y quien por esto lo redujo a prisión.
Azarías (955-914 A.C.) Hijo de Obed. Ejerció su ministerio durante el reinado de Asa, rey de Judá, a quien amonestó.
Jehú (desde 953 A.C.) Hijo del profeta Hananí. Enviado como mensajero de Dios al rey de Israel Baasa, y 30 años después a Josafat rey de Judá, sobre cuya vida escribió.
Micaías (918-897 A.C.) Hijo de Imla. Vivió en Samaria en tiempos de Acab. Contemporáneo de Elías. Consultado por Acab a petición de Josafat, en cuanto al éxito de su proyectada campaña en contra de los sirios, fue puesto en prisión hasta que supiese el resultado, el cual coincidió con sus predicciones, y probablemente le valió su libertad. Predicciones que desmintieron lo dicho por los 400 profetas falsos que aconsejaban a Acab, y que daban culto a sus becerros, como bien lo sabía Josafat, cuya muerte Miqueas predijo. Se cree que reprendió a Acab por no haber condenado a muerte al sirio Benadad.
Jahaziel (914-892 A.C.) Levita, uno de los hijos de Asaf, que ejerció su ministerio en el reinado de Josafat. Contemporáneo del profeta Jehú. Jahaziel anunció a Josafat su victoria sobre los moabitas.
Elías (918-896 A.C.) Natural de Tisbe, pueblo de Neftalí. A mi juicio el profeta de mayor altura. Su apariencia era piadosa y modesta. Ejerció su ministerio en Israel en tiempos del rey Acab. Al cual se enfrentó y a su esposa Jezabel. Profetizó tres años de sequía y de hambre por los pecados nacionales. Por orden de Dios se escondió en el arroyo de Querit, donde fue milagrosamente alimentado por cuervos. Luego, por mandato divino vivió en Fenicia, lejos del alcance de Acab, en casa de una viuda, cuyo hijo resucitó. Pasados tres años, se presentó ante el rey, y con el manifiesto poder de Dios, en el monte Carmelo desacreditó al dios Baal, ejecutando luego a 450 de sus paganos profetas y 400 de Astoret. Por lo cual también sería perseguido. Ungió a Eliseo como su sucesor en el ministerio profético. Después reprendió a Acab por el asesinato de Nabot. También predijo la muerte de Ocozías, hijo de Acab y sucesor suyo. Luego hizo llover fuego del cielo sobre dos bandas de soldados que intentaron apresarlo. Habiéndosele anunciado su traslación, da sus últimos consejos a los profetas de su escuela, cruza milagrosamente el Jordán, y es llevado al cielo en un carro de fuego, hacia el año 896 A.C. Elías no conoció muerte. Previamente había escrito la carta que ocho años después anunciaba al rey Joram su próxima enfermedad y muerte. Siglos después, Elías aparecería al lado de Moisés en Jerusalén acompañando al Señor Jesucristo, en el monte de la Transfiguración. Por su natural y vehemente celo por las cosas de Dios, Eliseo lo llamó "Padre mío, padre mío, carro de Israel y su gente de a caballo".
Los cien profetas (fines del siglo X A.C.) Fueron protegidos por Abías, el oficial principal de la casa del rey Acab. A éstos libró de la crueldad de Jezabel, ocultándolos en dos cuevas y proporcionándoles alimento.
Eliseo (896-838 A.C.) Nativo de Abel-mehola e hijo de Safat. Fue ungido por Elías como su sucesor. Su ministerio se prolongó en los reinados de Joram, Jehú, Ocozías, Joacaz y Joás, reyes de Israel. Realizó diversos milagros. Siendo el primero de ellos abrir las aguas del río Jordán, golpeándolas con el manto que se le cayera a Elías al ser arrebatado al cielo. Manto que Eliseo llevaría hasta la hora de su muerte. También resucitó a un niño y curó la lepra de Naamán, general de Benadad II rey de la Siria damasquina. Y cumpliendo la orden dada por Jehová a Elías, ungió a Jehú como rey de Israel, en lugar de Joram, y a Hazael como rey de Siria, en lugar del mencionado Benadad.
Eliezer (914-892 A.C.) Hijo de Dodava, de Maresa. Profetizó contra el rey Josafat por la alianza comercial que hizo con Ocozías de Israel.
Zacarías (810-758 A.C.) Profeta que instruyó al rey Uzías en el temor de Dios, y que actuó como su consejero.
La esposa del profeta Isaías (759-699 A.C.) Las Sagradas Escrituras la presentan como profetiza.
Obed (758-738 A.C.) Ejerció su ministerio en Israel. Estando en Samaria cuando los israelitas, bajo el rey Peka, volvieron de la guerra contra Judá llevando 200.000 cautivos, fue a encontrarlos y los reconvino por su procedimiento, de manera que los principales hombres de Samaria cuidaron de los prisioneros, les dieron vestidos, alimento y otros auxilios, y llevaron a los más débiles en asnos. De ese modo los condujeron de vuelta a Jericó.
Hulda (623-609 A.C.) Esposa de Salum. Su ministerio lo realizó en tiempos de Josías. Este envió a su oficial Ahicam a preguntarle sobre el libro de la Ley, hallado en el Templo. Fue contemporánea de Habacuc.
Urías (desde 609 A.C.) Nativo de Quiriat-jeraim. Judaíta hijo de Semarías. Profetizó en Judá en tiempos de Joacim. Confirmó las predicciones de Jeremías contra Judá, y habiendo huido a Egipto en busca de refugio contra la cólera del rey, fue de allí enviado a Jerusalén por Faraón Necao. Al llegar, por orden de Joacim fue asesinado de manera ignominiosa, y sepultado sin honores.
Ana (4 ó 3 A.C.) Hija de Fanuel de la tribu de Aser. Viuda y profetiza, que a la edad de 82 años reconoció a Jesús como el Mesías, cuando fue traído al Templo. Fue inspirada para anunciar la llegada del Mesías Prometido.
Elisabeth (4 A.C.) Mujer piadosa, descendiente de Aarón. Esposa de Zacarías y madre de Juan el Bautista, y prima de María la madre del Señor Jesucristo. Cuando Elisabeth fue visitada por María recibió inspiración bendiciéndola.
Zacarías o Abías (3 ó 2 A.C.) Sacerdote que pertenecía a la octava clase, esposo de Elisabeth y padre de Juan el Bautista. Cuando tuvo el privilegio de ofrecer el incienso, se le presentó el ángel Gabriel y le prometió que tendría un hijo (siendo ya anciano y su esposa estéril). Por no creer este anuncio quedó mudo. Cuando el niño nació recuperó el habla, e inspirado por el Espíritu del Señor, profetizó sobre el Salvador. Zacarías fue un hombre piadoso e irreprochable.
Profetas del Nuevo Testamento
(Las fechas en cursiva corresponden al nacimiento y muerte)
Juan el Bautista (4 A.C.-30) El Precursor del Mesías. Hijo de Zacarías y Elisabeth. Nació en Juta, unos seis meses antes que el Señor. Su nacimiento, nombre y cargo fueron también predichos por el ángel Gabriel a su padre Zacarías. La Escritura lo presenta con la indumentaria de los profetas, y comiendo langostas con miel. Predicó el bautismo del arrepentimiento en preparación de la venida del Salvador, a quien tuvo el gran privilegio de bautizar. Anunció que Jesús era el Mesías. Finalizada su misión, Juan fue aprisionado por orden de Herodes, llegando este infeliz rey a mandarlo a decapitar, sólo por complacer a una bailarina.
El Señor Jesucristo (4 ó 3 A.C.-30 D.C.) El PROFETA SUPREMO. El Dios Todopoderoso hecho carne. El cual redimió a la humanidad del pecado y de la muerte, con su inmenso sacrificio hecho en la cruz, y el cual es esperado por todos sus seguidores. Y conforme a lo predicho por Isaías, Miqueas y Juan, reinará sobre esta tierra por mil años, durante los cuales todo el pueblo hebreo lo adorará con su Dios y Rey.
Caifás (año 30) Sumo sacerdote, perteneciente a los saduceos, y enemigo encarnizado del Maestro. Sin saberlo, Caifás profetizó la muerte de Nuestro Señor Jesucristo.
Judas Barsabás (siglo I) Un maestro evangélico enviado a Antioquía con Pablo, Bernabé y Silas para llevar la decisión del concilio de Jerusalén.
Simón Níger (siglo I) Uno de los cinco profetas-maestros de la iglesia de Antioquia.
Lucio de Cierene (siglo I) Profeta y maestro, que trabajaba en la iglesia de Antioquia. Posiblemente fue uno de los primeros misioneros que llegó a la iglesia.
Pablo (?-68 D.C.) Llamado Saulo de Tarso antes de su conversión por el Señor Jesucristo, mientras perseguía a los evangélicos. Además del ministerio de profeta, Pablo recibió los otros cuatro ministerios repartidos por Dios entre su Iglesia: apóstol, evangelista, pastor y maestro. En su Epístola a los Tesalonicenses (cuya iglesia la formó el año 52) profetizó el Arrebatamiento de La Iglesia (Maravilloso suceso que espera su pronto cumplimiento). Escribió, además, otras epístolas dirigidas a las iglesias evangélicas establecidas por él. De todos los apóstoles, Pablo fue el que, en su vida pasada, más pecados cometió, aún contra los cristianos 1; y de igual forma, fue el mayor ministro del Nuevo Testamento, siendo conocido como el apóstol de los gentiles. Murió crucificado en Roma, quizá en compañía de Pedro.
Silas (desde el 51) Además de profeta también era apóstol. Comisionado por Judas Barsabás para acompañar a Pablo y a Bernabé a Antioquía, para llevar el decreto del concilio de Jerusalén.
Bernabé (desde el 30) Levita de la isla de Chipre. Además de profeta también fue apóstol. En compañía de Pablo y Silas fue portador de la decisión del concilio de Jerusalén. La Biblia presenta a Bernabé como"varón bueno y lleno del Espíritu Santo y de fe."
Las cuatro hijas de Felipe (inicios del siglo I) Felipe, el evangelista, uno de los primeros siete diáconos de la iglesia primitiva de Jerusalén. Tenía cuatro hijas que estaban dotadas del don de profecía, y vivían en Cesárea y en cuya casa el apóstol Pablo paró.
Agarbo (desde el 30) Habitante de Jerusalén, quizá uno de los 70 discípulos de Cristo, que profetizó una gran hambre universal, la cual se cumplió el año 44, durante el reinado de Claudio. Esta hambruna fue muy severa en Judea, siendo mandado auxilio de Antioquia a la iglesia de Jerusalén. Años después, Agarbo predijo en Cesárea los sufrimientos del apóstol Pablo a manos de los judíos. Así sucedió, Pablo fue arrestado en esa ciudad y sometido a castigos.
Los evangelistas Mateo, Marcos y Lucas, y los apóstoles Santiago, Pedro y Judas, si bien no son denominados profetas, en sus libros escribieron sobre sucesos proféticos, y es justicia que se añadan a esta lista. Especialmente Juan, que escribió el Apocalipsis.
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1 Se aplica este denominativo a los habitantes de los países que abrazan la fe católica y por extensión a los occidentales; pero esto es incorrecto, ya que, desde el punto de vista bíblico (el único valedero en todos los casos), para llegar a ser un cristiano verdadero, no basta con creer en JESUCRISTO, es menester seguir sus pasos. Vale decir, guardar su Palabra; ser Evangélico.
Capítulo XVII
LA palabra que en el Nuevo Testamento traduce "sacerdote" está relacionada con un vocablo que significa "santo", e indica la persona consagrada al servicio de una causa santa. La palabra hebrea que traduce "sacerdote" es de origen incierto, pero pareciera haber significado originariamente "veedor", como así mismo el que tiene que ver con asuntos divinos. Un sacerdote es un ministro en cualquier religión, sea pagano o bíblico. En un principio los individuos eran sacerdotes; más tarde actuaban en esa jerarquía los padres de familia, los príncipes, los reyes, eran sacerdotes en sus propias habitaciones. Caín, Abel, Noé, Abraham, Job, Abimelec, Labán, Isaac y Jacob, ofrecían personalmente sus propios sacrificios. Moisés como líder de los hebreos, desempeñó el cargo de mediador, llenando las funciones sacerdotales, hasta que Jehová Dios estableció el sacerdocio como institución. El sacerdocio del pueblo hebreo se inició en el desierto de Sinaí, en el año 1491 A.C., luego de la promulgación de la Ley. Habiéndose reservado para sí el Señor a los primogénitos de Israel, por haberlos librado del ángel destructor en Egipto, aceptó la tribu de Leví para el sacerdocio del Tabernáculo. De esta forma, toda la tribu de Leví fue asignada para el ministerio sagrado, aunque no todos sus miembros por igual, ya que de los tres hijos de Leví, Gersón, Coat y Merari, cabezas de las tres grandes familias, Dios eligió la de Coat, y de entre ésta a la casa de Aarón para ejercer las funciones del sacerdocio. Así, todo el resto de la familia de Coat, aún los hijos de Moisés y su descendencia, permanecieron entre los levitas.
Los sacerdotes aarónicos tenían que ajustarse a normas sumamente rígidas. En el santuario oficiaban con vestiduras especiales y se regulaban por un ritual determinado. Estaban divididos en grupos que se turnaban en el ministerio. Representaban al pueblo ante Dios ofreciendo sacrificios y orando en su favor. En todo esto, los sacerdotes eran supervisados por el sumo sacerdote, quien oficiaba continuamente durante su vida. Los levitas servían como asistentes de los sacerdotes aarónicos.
El sumo sacerdote, que heredaba su cargo como hijo mayor, estaba a la cabeza de todos los asuntos religiosos, y era el juez ordinario de todas las dificultades que con relación a ellos se suscitasen; y aun de otras de un carácter distinto y más general, por estar a la cabeza de todos los sacerdotes por quienes la justicia de la nación hebrea era administrada. El que lo seguía en autoridad se llamaba sagán o vicario, nombrado a menudo para oficiar cuando el verdadero sumo sacerdote estaba imposibilitado de hacerlo. Sólo el sumo sacerdote tenía el privilegio de entrar al Lugar Santísimo una vez al año, en el día de la expiación solemne, para hacer expiación por los pecados de toda la nación. El sacerdote tenía que estar exento de defectos corporales. En general, ningún sacerdote que tuviese tales defectos podía ofrecer sacrificios o entrar al Lugar Santo a presentar el pan de la proposición; pero a los tales se les había de mantener con los sacrificios ofrecidos en el tabernáculo. Los sacerdotes recibían también un diezmo de los levitas. Les estaba prohibido tomar vino y afeitarse, además de hacer demostraciones de duelo, aun por sus padres.
El sumo sacerdote consultaba la voluntad de Dios recurriendo al Urim y Tumim. En tiempos de guerra recibía mensajes divinos, y también de los profetas, junto con los cuales daba consejos a los líderes del pueblo. Los sacerdotes, por su parte, hacían cánticos adecuados. Así mismo, el sumo sacerdote acompañado del sagán tocaba con las trompetas de plata el toque de guerra.
La vestidura sagrada del sacerdote consistía en calzones cortos de lino; túnica ajustada, de lino fino, tejida en figuras cuadradas o de la forma de un diamante, "bordada", que llegaba hasta los pies, y provista de mangas; cinturón de lino fino, entretejido de azul, púrpura y escarlata. También efods sencillos de lino, y bonetes o turbantes también de lino fino en muchos dobleces. Los sacerdotes oficiaban siempre con los pies descalzos. El sumo sacerdote usaba casi la misma vestidura que los sacerdotes, y otros artículos más, a saber: una túnica exterior, llamada la túnica del efod, tejida en una sola pieza, de color azul, con un ribete ornamentado alrededor del cuello, y un fleco en la parte interior hecho de granadas y campanillas de oro; un efod azul, púrpura, y escarlata, hecho de lino fino con hilos de oro entretejidos, el cual le cubría el cuerpo desde el cuello hasta los muslos, teniendo presillas sujetas a los hombros por medio de broches de oro, a los que estaba atado un pectoral por sus cuatro ángulos que tenía los nombres de las doce tribus de Israel grabados en doce piedras preciosas; también un cinturón de lino fino tejido de azul, púrpura, escarlata y oro; y la mitra, especie de turbante alto y ornamentado, que tenía en el frente una plancha de oro con la inscripción "Santidad al Señor". Ni él ni los sacerdotes llevan sus sagradas vestiduras fuera del Tabernáculo ni del Templo.
Los profetas hicieron las veces de sumos sacerdotes como medios o conductos de las revelaciones divinas. Al principio, como jefe de todos lo sacerdotes, estaba a la cabeza de todos los asuntos religiosos de Israel, y aún de la administración de justicia. Luego, en el tiempo de los reyes, éstos se ocupaban del poder civil. El cargo de sumo sacerdote era hereditario.
Las funciones sacerdotales eran inusurpables. Sólo debían ser efectuadas por los sacerdotes. Lamentablemente así lo entendió Uzías, el décimo rey de Judá (806-758 A.C.), quien sin estar autorizado trató de ofrecer incienso en el Templo, por lo que fue herido de lepra. Jamás se sanaría de esta penosa enfermedad.
En el reinado de Saúl, David huyó a la ciudad de Nob, una ciudad de sacerdotes ubicada en la comarca de la tribu de Benjamín, en un cerro cercano a Jerusalén. Sus habitantes le brindaron hospitalidad a David, por lo que Saúl ordenó a sus soldados que pasaran a cuchillo a todos sus habitantes, incluyendo a 85 sacerdotes.
Reinando David, se hizo una división de los sacerdotes en 24 órdenes, y cada una de ellas servía en su turno durante una semana. Durante la cautividad, este arreglo debió de sufrir algún trastorno. Cada día, durante la noche y la mañana el sacerdote designado por suerte al principio de la semana, llevaba al santuario un incensario de humeante incienso, y lo colocaba sobre el altar de oro o altar del incienso.
En el Nuevo Testamento se presenta al Señor Jesucristo como sumo sacerdote según el orden de Melquisedec. Con Jesucristo quedaría abolido el sacerdocio aarónico. El Señor por su muerte expió los pecados de todos los hombres de una vez y para siempre. Las enseñanzas neo testamentaria dicen que los seguidores de Cristo son sacerdotes; comparten su actividad sacerdotal llevando la palabra a los hombres, y llevando a éstos a Cristo.
En su primera etapa, el sacerdocio hebreo existió hasta el año 588 A.C., cuando los ejércitos babilonios asolaron Jerusalén y destruyeron el Templo, poniendo fin a los sacrificios, habiendo perdurado el sacerdocio por espacio de 903 años; 480 en el Tabernáculo y 423 en el Templo. Luego de la restauración de las tribus del sur (536 A.C.), Zorobabel construyó un segundo Templo, sobre las bases del primero, y que luego de una suspensión temporal, concluyó el año 516 A.C. Aquí, los sacerdotes ministrarían hasta el año 20 A.C., en la oportunidad en que Herodes el Grande, ordenó derribarlo y reedificarlo. En esta segunda etapa se suman 495 años más. El tercer Templo se terminó en 9 años (11 A.C.), si bien durante el ministerio de nuestro Señor Jesucristo, aún se construían los edificios anexos. Este Templo funcionaría hasta el año 70 de esta era, cuando las legiones romanas lo destruyeron, luego de una vida de 81 años. Entonces, si sumamos estas tres etapas, tenemos, 903+495+81: 1479 años. Este fue el tiempo de duración del sacerdocio hebreo, durante el cual oficiaron unos 80 sumos sacerdotes.
A partir de Onías I, la aristocracia sacerdotal formó el Gerusía, como un consejo de estado. Luego de Simón el Justo (310-291 A.C.), el sumo sacerdote se convirtió en instrumento que los gobernantes civiles empleaban para la ejecución de sus designios. Algunos de los que asumieron ese cargo en tiempo de los reyes sirogriegos, fueron hombres indignos, apóstatas de su religión. Después pasó a los ilustres Macabeos, y estuvo generalmente unido a la dignidad y al título real de 105 a 63 A.C., en que Jerusalén fue tomada; pero los Asmoneos conservaron el poder real y sacerdotal hasta que Herodes se hizo rey (37 A.C.). Entre el advenimiento de éste, y la destrucción de Jerusalén, hubo 28 sumos sacerdotes; varios de ellos coetáneos.
La presente lista contiene los nombres de algunos de los sumos sacerdotes hebreos. Por supuesto se anotan sólo los del Reino de Judá y de Judea, puesto que en el Reino de Israel no existió sacerdocio divino. Los que hubo no fueron ordenados por Dios, sino por los monarcas de este reino.
1. Melquisedec: Rey y sacerdote de Salem. Recibió los diezmos de manos de Abraham. De acuerdo a la tipología bíblica, Melquisedec es un tipo del Señor Jesucristo.
2. Aarón: Primer sumo sacerdote judío. Cargo que fue confirmado por Dios. Fue padre de Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar. Los dos primeros fueron muertos por fuego divino por sus pecados. En esta oportunidad, Aarón, presentado en las Escrituras como fiel y abnegado, calló humildemente. Tenía 83 años cuando Dios lo mandó a que se uniese a Moisés en el desierto que se hallaba cerca de Horeb.
3. Eleazar: Después de la muerte de Nadab y Abiú; sin tener hijos, Eleazar e Itamar fueron designados para reemplazarlos en el sacerdocio. Luego de la muerte de Aarón, lo sucedió Eleazar como sumo sacerdote. El sumo sacerdocio continuó en la familia por siete generaciones, hasta el tiempo de Elí, en que fue transferido a la línea de Itamar. Pero en el reinado de Salomón ese cargo sería restituido a la familia de Eleazar. Así continuó hasta después del cautiverio.
4. Finees: Le infligió la muerte a Zimri, príncipe de Simeón, por adulterar con una madianita.
5. Abisúa: Probablemente contemporáneo de Eglón y de Aod.
6. Buqui.
7. Uzi.
8. Zeraías.
9. Meraiot.
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10. Elí: El primero en la línea de Itamar, y también Juez de Israel por 40 años. Fue padre de tres hijos, Ofni, Finees y Ahitob. Murió de pesar por la pérdida del Arca y la muerte de sus dos primeros hijos, a manos de los filisteos.
11. Ahitob: Nieto de Elí e hijo de Finees, cuyo lugar ocupó ascendiendo al sumo sacerdocio al morir Elí.
12. Ahimelec o Ahías: Hermano de Abías. Durante su sacerdocio en su casa se guardó el Tabernáculo cuando estuvo en Nob. Recibió a David cuando iba huyendo de Saúl; y le dio el pan de la proposición y la espada de Goliat. Por esto, Saúl ordenó la muerte de los habitantes de esa ciudad, incluyendo a los sacerdotes y al mismo Ahimelec.
13. Joiada: A la cabeza de 3.700 aaronitas armados se unió a David.
14. Abiatar: Cuarto sumo sacerdote descendiente de Elí. Confirmado como tal por David. Pero luego se adhirió a Adonías contra David. Fue despojado de su investidura por Salomón y enviado a Anatot. El sumo sacerdocio pasó a la línea de Sadoc. Se cumplía así la profecía contra Elí, hecha unos 150 años antes.
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15. Sadoc: Vidente. Confirmado como único sumo sacerdote por el rey Salomón. Compañero de Abiatar durante los reinados de David y Salomón
16. Ahimaás: Ya antes había ayudado a David.
17. Azarías.
18. Johanán.
19. Meraiot.
20. Azarías.
21. Amarías.
22. Ahitob
23. Joiada: Salvó al niño Joás de Atalía, que pretendía asesinarlo como lo hizo con el resto de sus hermanos. De esta forma, gracias a este valeroso sacerdote, la línea de David no pudo ser rota. Así lo prometió Dios a David; su lámpara siempre estaría encendida en el trono de Judá. Cuando Joás cumplió los siete años, Joiada, con la ayuda de Elisafat lo sacó del Templo y lo coronó rey, y mandó a matar a la usurpadora Atalía.
24. Zacarías: Presentado en las Escrituras como "el testigo fiel". Fue mandado a apedrear por el rey Joás.
25. Azarías: Se enfrentó al rey Uzías, que profanó el Templo.
26. Urías: Fabricó un altar que le ordenó Acaz, según el modelo sirio.
27. Azarías.
28. Sadoc.
29. Salum.
30. Azarías.
31. Hilcías: Halló en el Templo "el libro de la ley", la copia sagrada del Pentateuco, y ayudó al rey Josías en las reformas que éste hizo.
32. Azarías.
33. Josué.
34. Joiacim.
35. Jonatán.
36. Seraías: Antepasado de Esdras. Ejercía el cargo cuando los babilonios tomaron Jerusalén. Fue apresado en Ribla, por el rey Nabucodonosor, quien lo condenó a muerte.
37. Josadac: Sucedió a su padre Seraías, pero fue llevado cautivo a Babilonia.
PERIODO DE SILENCIO (588-536 A.C.)
En la restauración
38. Josué o Jesúa: Hijo de Josadac. Acompañó a Zorobabel cuando el retorno a Judea. Resistió los artificios de los samaritanos, desempeñando bien su papel en la restauración de la ciudad, del Templo y del culto divino. Su nombre se halla en la profecía de aquella época.
39. Joiacim.
40. Eliasib: Tomó parte activa en la reedificación de la ciudad de Jerusalén. Luego fue reprendido por haber profanado el Templo, dando el uso de una de sus piezas a unos paganos.
41. Joiada.
42. Johanán o Jonatán.
43. Jaddua: Leyó a Alejandro el Grande las profecías de Daniel, concernientes a él.
44. Onías I.
45. Simón el Justo.
46. Eleazar.
47. Manasés.
48. Onías II.
49. Simón II.
50. Onías III: Por cuanto era partidario de los seleucos y contrario a los tolomeos, se negó a pagarle tributo a Tolomeo III. Como consecuencia de esto el sacerdocio perdió buena parte de su poder temporal. La integridad de Judea se salvó mediante la intervención de José ben Tobías. Onías fue depuesto de su cargo por el nuevo sumo sacerdote, y se refugió en Egipto donde construiría un templo. Luego Jasón conspiró en su contra e incitó a Andrónico para que lo matara, cosa que hizo. Pero por esto Antioco mandó a matar a Andrónico.
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