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La racionalidad productiva en la familia campesina venezolana (página 2)

Enviado por Orlando Chirinos


Partes: 1, 2

 

1. ASPECTO METODOLÓGICO

Abordamos esta investigación siguiendo los lineamientos metodológicos que nos brinda el diseño "no experimental, transeccional y descriptivo" (Hernández S, 2001). Todo ello con la finalidad de realizar una interpretación aproximada de los datos estadísticos obtenidos entre familias productoras en las comunidades campesinas de Tomoporo de Tierra y San Roque (Municipio Baralt – Estado Zulia). Se usaron técnicas del método etnográfico tales como: la observación participante, conversaciones, entrevistas y cuestionarios y, técnicas cuantitativas para la elaboración de una base de datos para el análisis estadístico.

Ambos técnicas se aplicaron en cincuenta familias (50) productoras siguiendo la reflexión de W. Goode, que dice: "La cuantificación no hace más que lograr una mayor precisión y confiabilidad de la medición de las cualidades que se considera que son importantes…de igual modo, la más cualitativa de las investigaciones sociales intenta una medición aproximada…En cada una de estas afirmaciones, están implícitas mediciones de importantes cualidades" (Goode, 1975)

1.1. Recolección de información cualitativa y cuantitativa

La información cualitativa se obtuvo mediante la aplicación del método etnográfico, especialmente la técnica de la observación participante; según Nanda, "continúa siendo el sello distintivo de la antropología como disciplina" (Nanda, 1987). Así mismo, se recurrió a entrevistas, conversaciones y cuestionarios aplicados a informantes claves.

La información cuantitativa se obtuvo mediante un cuestionario, con el cual se indagó sobre "lo que las personas encuestadas son, hacen, opinan, piensan, sienten, esperan, quieren o desprecian, aprueban o desaprueban, o a los motivos de sus actos, opiniones y actitudes" (Sierra ,2001). Se entrenaron tres estudiantes universitarias que habitan en las comunidades mencionadas, quienes en un lapso de dos (02) semanas aplicaron el cuestionario entrevista a cincuenta (50) familias campesinas. Aquí aplicamos el método de muestreo estratificado con el fin de dar representatividad a los distintos factores que integran el universo o población de estudio. Se realizaron grabaciones a productores representativos ubicados en los rangos de "grandes" y "pequeños" productores (Muestreo intencionado).

2. EL CAMPO DE LA ANTROPOLOGÍA CULTURAL

"La antropología cultural estudia la conducta humana que es aprendida, en lugar de la trasmitida genéticamente y que es típica de un grupo humano en particular. A estas formas aprendidas y compartidas de conducta humana (incluyendo los resultados materiales de esta conducta) se les llama Cultura". (Nanda. 1987). La capacidad de adaptarse, transformar e integrarse a un modo particular de economía determina que, de acuerdo al tipo de sociedad, existan tipos de estructuras familiares con identidades culturales específicas que le imprimen a sus integrantes y a las formas de organizarse para el trabajo, una particularidad específica.

A la estructura del proceso tradicional de producción agrícola de los campesinos medios, en el espacio rural venezolano, se le han agregado nuevas funciones relacionadas con el mejoramiento de la calidad de vida, conservación del medio ambiente, incorporación de servicios a las actividades agropecuarias y una mayor movilidad de los integrantes del grupo familiar que lo relaciona fuertemente con el exterior, pero sin perder su especificidad, que se manifiesta en la forma en que se organizan para el trabajo. El campesino medio es aquel que, según Brito Figueroa, "forma parte de una capa oprimida por los amos de la tierra en sentido tradicional y por los empresarios agropecuarios capitalistas, sometida a la especulación financiera por los comerciantes y prestamistas" (Brito, 1984). Cabe señalar que la familia productora campesina representada como microempresa familiar no genera empleo más allá del que le proporciona a la familia involucrada.

Una de las principales causas por la que fracasaron innumerables proyectos de desarrollo rural en el tercer mundo fue su escasa o nula adecuación al marco cultural de las poblaciones receptoras, de aquí es donde surge la polémica entre la compleja relación que se da entre cultura y desarrollo y en donde la Sociología y la Antropología y en general las ciencias sociales entran a formar parte de los nuevos proyectos de desarrollo. La participación de antropólogos en la elaboración, ejecución y evaluación de proyectos de desarrollo para los países de América Latina, Asia y África fue bastante tardía. "El Banco Mundial contrata el primer antropólogo en 1972, la Agencia para el Desarrollo de los Estados Unidos (USAID) sólo tenía una antropólogo en 1974" (Viola, 2000). Hoy es indiscutible que la adecuación cultural de un proyecto de desarrollo incide en su éxito final. En la era de la globalización, término con el que se presenta el paradigma del desarrollo, muchos teóricos consideraban que la cultura sería hegemonía de las grandes potencias. Otros vaticinaron que ello traería consigo una reculturalización o una nueva valoración de la diversidad cultural. Esta última propuesta parece ser la que está tomando cuerpo si partimos de las terminologías implícitas en los proyectos de desarrollo: desarrollo endógeno, equilibrio territorial, ecoturismo y desarrollo sustentable.

2.1. La familia campesina

Lo rural es un concepto que se debe elaborar en base al conocimiento que se tenga del espacio y de región donde se trabaja. Lo rural se relaciona con la densidad de población, con el modo de vida de sus habitantes, por su pertenencia a colectividades en las que se producen fuertes lazos sociales, por la forma en que se organizan para el trabajo, las características étnicas de sus habitantes y en especial con lo agrario, su base estratégica. Es una noción con una riqueza cualitativa inagotable. Estas particularidades también le corresponden a las comunidades de Tomoporo de Tierra y San Roque en el Municipio Baralt del Estado Zulia, en las que se analizó el papel que desempeña la familia como unidad productora dominante y el peso de su actividad económica en el circuito de comercialización campo ? ciudad.

La familia campesina es el grupo social más significativo en el medio rural, su lógica económica es producir bienes transables, que en su conjunto, es decir, la sumatoria de la producción de todas las familias campesinas, tienen efecto sobre los precios de los mercados locales y regionales. De modo que los precios del mercado no son un elemento exógeno al modo de producción del pequeño o mediano productor, y aunque parezca paradójico, la práctica económica tradicional campesina, basada en su unidad básica de producción, el grupo familiar, es un aliado, en lo económico, de una entidad superior, la economía de mercado (opinión contraria a lo común). La modalidad de producción en estas comunidades es la agricultura intensiva con uso permanente de los campos, es un sistema de tenencia de tierras caracterizado por un minifundio extremo en donde se producen para alimentar a la familia y para los mercados regionales.

El carácter minifundista de estas comunidades tiene su origen en la colonización de las tierras que se producen en los años 60 con los programas de ocupación impulsados por la Ley de Reforma Agraria (1960), en la cual se favorecía y se protegía de manera especial las cooperativas agrícolas y se estimulaba la creación de empresas comunitarias donde la explotación de la tierra fuera de carácter comunal. El Estado llevó a cabo la repartición de tierras, se organizaron numerosos asentamientos campesinos y la política agraria se encaminaba hacia una nueva reorganización del agro, sin embargo, el carácter paternalista del Estado y los compromisos partidistas – clientelares redundaron en el fracaso de la Reforma Agraria, a pesar de las urgencias por la que atravesaban las economías emergentes. En otras palabras y citando a Lucio Reca, "la llamada paradoja de la agricultura consiste en reconocer, verbalmente, la importancia del sector, pero en la práctica relegarlo en términos de prioridades de inversión y discusión seria de su problemática" (Reca, 1998). En consecuencia, la Reforma Agraria no logró transformar la estructura agraria, pero la recampesiniza, al duplicar el número de unidades de explotación de "15.106 unidades en un área de 1.879.166 hectáreas. Año 1985" (OCEI, V Censo Agrícola) a "35.486 unidades de explotación en un área de 3.872.001 hectáreas. Año 1998" (INE. VI Censo Agrícola).

Es importante señalar el análisis realizado por Thayer Scudder sobre 34 proyectos de colonización de tierras financiados por el Banco Mundial, que si bien algunos lograron sus objetivos, la gran mayoría no logró su cometido por varias razones; entre estas: "que el asiento ecológicamente sostenible desde cero es un asunto complejo y constituye una de las más difíciles intervenciones para el desarrollo. Con frecuencia la tarea resulta aún más obstaculizada por las políticas gubernamentales desfavorables que obligan a las personas de bajos ingresos a ocupar tierras fronterizas propensas a los problemas y en las muchas de estas personas continúan viviendo en la pobreza" (Cernea, 1995).

Para minimizar los efectos de la colonización forzada o voluntaria el autor propone un modelo que denomina "Modelo Dinámico del Proceso de Colonización en Cuatro Etapas" (Cernea, 1995). Estas cuatro etapas deberán, por lo menos, abarcar una generación de colonos y son:

"1) Planificación, desarrollo de la infraestructura inicial y reclutamiento de los colonos.

2) Transición (etapa de ambientación y acomodo)

3) Desarrollo económico y social. (etapa de inversión en el patrimonio familiar, consolidación de servicios, vincularse con poblaciones vecinas).

4) Entrega-recepción e incorporación. (control de los colonos sobre el proyecto y las funciones administrativas de la comunidad)". (Cernea, 1995).

Cuando algunas de estas normas no se aplican puede ocurrir como ocurrió en el sur oriente del lago de Maracaibo, específicamente en la zona norte de la Planicie del Río Motatán donde el proceso de colonización impulsado por la Reforma Agraria (1960), y en el cual fueron repartidos más de 700 pequeños lotes de tierras entre campesinos traídos del pie de monte de los andes venezolanos.

De acuerdo al modelo propuesto por Scudder, se observa que el asentamiento jamás superó la etapa de economía de subsistencia (la segunda etapa) y que el paso hacia la tercera sólo se produjo a medias. Los colonos no fueron seleccionados de acuerdo a las recomendaciones del modelo, fueron elegidos por organizaciones políticas en base a criterios clientelares, o ellos llegaron a la zona por iniciativa propia; de manera que no todos provenían de un mismo lugar ni tampoco tenían relaciones de parentesco, salvo que se movilizara con la familia; por otro lado se prestó poca ayuda para la consolidación de los servicios básicos, casi todo tuvo que ser hecho por cuenta de los colonos.

Pero quizás lo más importante fue que los términos de intercambio económico y relación histórica con las poblaciones vecinas preexistentes, se establecieron de manera desventajosa, con la consecuente dependencia de los nuevos asentamientos.

La Reforma Agraria fue un proyecto que se planteó la modernización del agro venezolano, pero sin profundizar mucho en la estructura de poder sobre la posesión de la tierra puesto que no se le restó mucho poder a la clase terrateniente y la marginalidad campesina se fortalece porque se crean nuevos contingentes de campesinos, pero no se logran las aspiraciones de integrar al campesino al modelo de sociedad moderna. La familia campesina o la unidad doméstica de producción o microempresas familiares de producción (como la denominamos) sobrevivió a este fracaso desarrollista porque fue capaz de adaptarse "no al azar, sino a través de una adaptación creadora y libre que puede decidir entre alternativas, es una adaptación con propósitos" (Palerm, 1982).

2.2. Conformación de la familia campesina.

El 70% lo conforman familias entre 3 y 6 miembros. Existe un solo caso de hogares con 10 miembros y 2 de familias con 9 miembros. Ambos representan tan solo el 1,2% del total. El promedio de individuos por familia, en las comunidades citadas, es de 5 miembros, lo que representa un 20% de las familias.

En cuanto a las edades, la mitad de los miembros de los hogares encuestados se ubican por debajo de los 24 años, y dentro de dicho rango el mayor porcentaje se consigue entre los 15 y 19 años y los menores de 14 años representan aproximadamente una cuarta parte de la población.

En cuanto a la organización para el trabajo, la mitad de los miembros que califican en la condición de "hijos" en los hogares, son estudiantes (el 54,6%) y el 26,1% se declararon como obreros; lo cual suma las ¾ partes de esta categoría de parentesco. La cuarta parte restante se entienden como dedicados a diversas ocupaciones entre las cuales se pueden contar los oficios del hogar (5.0%) (mujeres jóvenes que ayudan a sus padres), productores agropecuarios (2,5%), profesionales universitarios (4,2%), docentes, pescadores, comerciantes y otros. Los miembros que forman parte de este grupo de parentesco (hijos) constituyen la mitad de todos los miembros de familia (el 50,8%). Respecto a la ocupación de esposo(a) podemos observar que la mayoría (el 62,2%) se dedican a oficios del hogar.

Tabla 1

Ocupación del miembro de la familia

Ocupación

Parentesco

Total

%

Hijo (a)

%

Esposo (a)

%

Ego

%

Estudiante

54.6

2.7

 

36

Profesional Universitario.

4.2

2.7

2.1

3.1

Productor Agropecuario.

2.5

10.8

75

18.9

Oficios del Hogar

5.0

62.2

12.5

16.2

Obrero

26.1

2.7

6.3

17.1

Desempleado

1.7

  

1.3

Docente

0.8

2.7

 

0.9

Pescador

0.8

  

0.4

Doméstica

1.7

2.7

 

1.3

Comerciante

1.7

10.8

2.1

3.5

Otros (enfermera, camarera, etc)

0.8

2.7

2.1

1.3

TOTAL

   

100

Fuente: Elaboración propia.

En cuanto a la "profesión" que ejercen los miembros de los grupos familiares encontramos los siguientes datos. Oficios del hogar es la ocupación predominante de las mujeres en las poblaciones estudiadas, la cual, junto con la ocupación de comerciante suman el 81.3%. El hecho de que no aparezcan mujeres con la condición de "productor agropecuario" no significa que no asuman esta tarea en las fincas. Cuando la mujer no tiene pareja, ellas asumen ese papel, pero si poseen pareja, ellas no se autodefinen como tales, es el hombre quien se define como "productor agropecuario". La ocupación productor agropecuario es un rasgo dominante entre los hombres (80%).

Lo anterior conduce a lo siguiente:

  1. En la zona y en lo que refiere a las fincas estudiadas, cuando hombre y mujer forman pareja, existe una tendencia a que él asuma la administración y labores pesadas dentro de las fincas (o se las delegue a un encargado del sexo masculino) y ella se dedique a oficios del hogar y en menor medida al comercio u otra actividad complementaria. Esto aporta indicios también sobre el papel de la mujer en las parejas que viven en fincas como generadoras de ingresos complementarios no- agrícolas.
  2. Existe igualmente, una tendencia a que la mujer deje de estudiar cuando contrae matrimonio. Se consiguió solamente un caso de este tipo en la zona de estudio.
  3. No obstante las mujeres tienen mayor grado de instrucción y se encuentran hoy en día más dedicadas a la educación formal en todos los niveles que los hombres. Esto no se revierte en mayores responsabilidades en las fincas, sino en la generación de ingresos no agrícolas.
  4. Las mujeres que viven sin pareja formal sí asumen, en cambio, responsabilidades de producción en las fincas.

Tabla 2

Profesión de los miembros de la familia por sexo

SEXO

OCUPACIÓN

%

Masculino

Productor Agropecuario

80

Comerciante

20

Total

 

100

Femenino

Estudiante

3.1

Profesional Universitario.

3.1

Oficios del Hogar

71.9

Obrera

3.1

Docente

3.1

Doméstica

3.1

Comerciante

9.4

Otras (enfermera, camarera, etc)

3.1

Total

 

100

Fuente: Elaboración propia.

3. FORMAS DE PRODUCCIÓN Y TENENCIA DE LA TIERRA

A los informantes se les interrogó sobre la fecha de adquisición de las tierras u ocupación de la misma y el inicio de las labores agrícolas, dando claros indicios de que hubo una gran movilidad en la compra- venta y adquisiciones en la década del 80 y 90 con porcentajes similares entre ambas. Las dos décadas suman aproximadamente la mitad de las ocupaciones de tierras o compra- ventas ocurridas (Ver tabla 3).

Se puede apreciar que en Tomoporo de Tierra la compra- venta u ocupación de tierras había subido en la década de los 60 para luego disminuir en la década siguiente, aunque sin alcanzar los niveles de los 80. En San Roque en cambio, el crecimiento ha sido sostenido y alcanzó su punto máximo en la década de los 90. De hecho, los cambios no han sido tan acusados en Tomoporo de Tierra y se podría decir que se han mantenido a un ritmo de 6 o 7 transacciones por década desde los años 60 y por espacio de 50 años. En San Roque, dicho comportamiento es más difícil de señalar, y más bien debe hablarse de un crecimiento sostenido hasta la década de los 90, sin que haya decaído la tasa en ningún momento o haya alcanzado algún nivel de estabilización.

Tabla 3

Períodos de ocupación de las tierras

FECHA ADQUISICIÓN

COMUNIDAD

TOTAL

TOMOPORO DE TIERRA

SAN ROQUE

Antes de 1949

1

1

1950-1959

5

5

1960-1969

7

1

8

1970-1979

5

3

8

1980-1989

8

4

12

1990-1999

7

6

13

2000 y después

2

 

2

TOTAL

35

14

49

Fuente: Elaboración propia.

Se encuestaron un total de 50 fincas en toda la zona. 36 pertenecientes a Tomoporo de Tierra y 14 a San Roque, lo que corresponde a un 72% contra un 28% respectivamente. La mayor parte de las fincas son de 10 hectáreas. Para el caso específico de San Roque las fincas encuestadas que poseen 10 hectáreas o menos de esa cantidad, constituyen la casi totalidad de las mismas con una cifra cercana al 80% (78,6%), y sólo 2 fincas poseen entre 11 y 20 hectáreas (un 14,3%) y una entre 31 y 40 hectáreas. En San Roque no existen fincas de más de 40 hectáreas.

El tamaño de las parcelas guarda relación con el momento de formación de la comunidad. Se trata de un asentamiento campesino planificado por el gobierno nacional en función de los criterios de la Reforma Agraria y con la planificación del antiguo Instituto Agrario Nacional (IAN). Fue pensado para que tuviese precisamente pequeñas parcelas.

Según algunos de sus miembros fundadores a cada campesino se le otorgaron menos de 10 hectáreas como término medio, aunque dependía del uso que se le daría a la tierra. Esta situación indica, sin embargo, que después de muchos años transcurridos no ha habido concentración de tierras en manos de unos pocos, el tamaño de las parcelas continúa siendo el mismo, lo que no quiere decir, por supuesto, que la tierra no haya cambiado de propietarios y que la compra- venta de fincas no haya ocurrido de manera frecuente, sino tan solo que no ha habido acumulación de tierras después de la repartición del Estado.

En el caso de Tomoporo de Tierra, la propiedad sobre la tierra es similar al caso anterior. Las fincas más frecuentes son las menores de 10 hectáreas, sin embargo, existen propiedades con muchas más hectáreas. El 80% de las fincas en San Roque tiene menos de 10 hectáreas y en Tomoporo de Tierra sólo la mitad de las mismas tiene ese tamaño, lo cual puede verse en la tabla 4 donde se comparan los porcentajes.

Tabla 4

Tamaño de las fincas

Hectáreas

Comunidad

Total

Tomoporo de Tierra

San Roque

1 ? 10

18

11

29

11 ? 20

5

2

7

21 ? 30

3

 

3

31 ? 40

 

1

1

51 ? 60

2

 

2

61 ? 70

1

 

1

71 ? 80

1

 

1

81 ? 90

2

 

2

100 –

4

 

4

Total

36

14

50

Fuente: Elaboración propia.

4. LA RACIONALIDAD EN LA PRODUCCIÓN

El cultivo más antiguo del que tienen memoria los informantes es el plátano (1950), y le sigue el maíz (1965) y la yuca con una referencia al año 1966. Los cultivos de plátano, maíz y yuca son muy antiguos y todavía se mantienen como importantes. Existieron cultivos que fueron sembrados en décadas determinadas y que luego desaparecieron, como el algodón, el sorgo y el girasol que corresponden la década de los 80. Existen cultivos que han aparecido recientemente (en cuanto a su uso comercial) como la Guayaba (década del 90), la lechosa (primera década del nuevo milenio), limón (década de los 80), y parchita (década de los 80). Si a esto le agregamos lo anterior, se podría decir que la zona muestra una tendencia hacia la introducción de los frutales como forma dominante de explotación comercial en la agricultura.

Tabla 5

Rubro y superficie cultivada

RUBRO

SUPERFICIES PARA EL CULTIVO

HECTÁREAS

No. de cultivos

% hts ocupadas

% en San Roque

% en Tomoporo de Tierra.

Plátano

35.50

17

30.4

7.1

23.3

Guayaba

62

17

30.4

7.1

23.3

Limón

9

7

12.5

3.6

8.9

Yuca

7.75

4

7.1

5.3

1.8

Sorgo

68

3

5.4

 

5.4

Lechosa

14

2

3.6

 

3.6

Maíz

19

2

3.6

 

3.6

TOTAL

215.25

52

93

23.1

69.9

Fuente: Elaboración propia.

Los cultivos tradicionales (plátano, maíz y yuca) se han mantenido estables aunque con un ligero aumento específicamente a finales de la década de los 80, mediados de 1989 y comienzos de los 90.

El Sistema de Capacitación para el Manejo de los Recursos Naturales Renovables (CAMAREN), editó un Manual relacionado con los tipos de racionalidades que caracterizan al productor del campo: (Apollin F y Eberhart Ch, 1999). Estos se clasifican de la siguiente forma:

  • Racionalidad de Subsistencia
  • La Racionalidad del uso intensivo de la Tierra
  • La Racionalidad del uso extensivo de la tierra
  • La Racionalidad de la maximización de la tasa de ganancia.

Estas racionalidades pueden presentarse simultáneamente durante el proceso de producción. En el caso que nos compete observamos que la familia productora recurre a variadas prácticas de producción para minimizar las desventajas que le impone las formas de intercambio, especialmente la inestabilidad de los precios sobre lo que produce y el tener que vender parte de su fuerza de trabajo (subsistencia). El pertenecer a una unidad doméstica de producción, le deja cierta libertad al campesino de tener algún control sobre su fuerza de trabajo que aprovechará para fortalecer el patrimonio familiar.

Esta ha sido una conducta generalizada entre el campesino medio, quien a entender de Brito Figueroa, "es una capa que produce para el mercado…cultiva la tierra con los demás miembros de la familia, se endeuda, participa en actividades comerciales, obtiene otros beneficios de labores no estrictamente agrícolas" (Brito. 1982).

Algunas formas de comercialización de la carne beneficiada en minifundios de las comunidades mencionadas se insertan en procesos donde la confianza, derivada de vínculos familiares, es la garantía para el mantenimiento de algunas actividades laborales. Por ejemplo, Adalberto se inicia en la compra – venta del ganado en la zona a través de determinadas relaciones de parentesco.

Desde joven estuvo trabajando con un primo, cuya actividad fue el negocio de la compra ? venta de ganado y comercialización de productos lácteos. Comercializar carne y productos lácteos al parecer implica la construcción y mantenimiento de profundos procesos de confianza mutua, lo cual estaría relacionado a la habilidad desarrollada por el comprador en el campo de la negociación y a la honestidad o transparencia en el negocio. "? y así pues me realicé, y ya por último cuando tenía mi edad, él me dio poder (el primo) para empezar a trabajar, y estaba trabajando bien, entonces con la gente? Así fue que crié a mi familia, trabajando".

La comercialización de carne, leche y sus derivados, en el caso citado, se basa en una racionalidad muy ligada a las oportunidades que en un momento determinado brinda el mercado. Si uno de los dos productos no deja la ganancia esperada, se recurre a otro. "pero como ahora subió la leche, entonces en estos días voy para Caracas para llevar queso, ya que por aquí lo quieren fiado, entonces es mejor ganar un poquito menos, pero es de una vez el dinero."

La racionalidad del intermediario, no difiere mucho de la del productor, ambos no se limitan a reproducir mecánicamente una práctica comercial, si así fuera, ni el campesino ni la familia existieran como entidad productora. A. Palerm señala que entre las condiciones esenciales para el éxito de las adaptaciones del campesino "es que el campesino logre que sus formas de producción mantengan alguna ventaja comparativa con las formas capitalistas de producción. La unidad doméstica de producción campesina produce primariamente para satisfacer sus propias necesidades y generar un mínimo de productividad para mantener la reproducción de la unidad" (Palerm, 1982).

Otro ejemplo derivado de la racionalidad para enfrentar los retos que le impone el sistema económico es el que ha estado practicando un próspero comerciante de la zona. La forma como este personaje acumuló capital se inserta en una de las estrategias más comunes en la zona estudiada: dedicarse al comercio de productos agrícolas en lugar de dedicarse solamente a la producción agrícola.

El comercio ofrecería los ingresos necesarios para mantenerse mientras la finca crece y adquiere el nivel de producción que permita un nivel de ingresos suficiente, lo cual tiene que ser visto en la exacta dimensión. Inicialmente, las familias adquirían las parcelas sin infraestructura y con cero producción, hasta el punto que no permitían vivir de ellas. Se le impone a los parceleros iniciar el proceso de acumulación hasta un nivel determinado, lo cual toma años. La pregunta es: ¿de qué vivirá mientras logra colocar su unidad en el nivel de ingresos adecuado? Él debe generar ingresos propios extraordinarios mientras eso ocurre. Los campesinos deberán producir lo mínimo, de tal manea que se puedan sufragar los gastos de la cesta básica de alimentos (para usar la denominación venezolana).

En el caso de las familias campesinas se deben considerar las consecuencias o compromisos tácitos en la distribución de alimentos producidos en la finca: el regalo, el intercambio de trabajo, etc

En consecuencia, el comercio de productos no agrícolas brinda la oportunidad de no depender de la finca como unidad de producción, y por lo tanto, conservarla como tal. Los agricultores entrevistados que son comerciantes, mantienen un standard de vida superior al resto. El informante entrevistado, antes de ser comerciante de carne, había incursionado en el comercio de ropa y mercancía seca. "Lo que hacía entonces, era que trabajaba en la bodega en la mañana y por las tarde salía en la bicicleta a vender ropa y "así me fui". Luego, compré la casa; luego una parcela y entonces, una vez que tuve la parcela empecé comprar ganado". El orden de los primeros logros, en consecuencia, fue el siguiente:

Bodeguita ® comerciante ambulante de ropa ® casa ® finca ® ganado

¿Por qué decidió salir de la bodega a vender en la calle? Normalmente, se entiende que si se hubiese quedado sólo con la bodega probablemente, hubiese terminado como la mayor parte de los bodegueros, es decir, con un ingreso de subsistencia. Este fue, sin duda, un salto importante en su vida. Si no es así, cuando menos refleja su inquietud natural por remediar la escasez o insuficiencia de ingresos en los primeros negocios. Decíamos que el campesino ha sobrevivido en esta economía signada por la acumulación de capital por su extraordinaria adaptación creadora y por la riqueza cultural acumulada y todo ello en función de responder a necesidades distintas y en entornos distintos.

La forma de cuidar el ganado también refleja la riqueza de conocimientos que poseen los agricultores y que se integran a las costumbres locales como un patrimonio cultural. Es normal que los agricultores realicen una gran diversidad de tareas en el cuidado del ganado: "capan" (cortan los testículos para favorecer el crecimiento de algunos machos), "descornaba" (cortar los cuernos), "vacunaba" e "inyectaba en la vena", sólo llamaba al veterinario en casos extremos. El campesino pareciera que recurre a la técnica moderna pero sin abandonar sus costumbres, esto lo explica Kottak C., a través de la llamada "Regla de Romer", la cual sintetizamos así: los antecesores de los vertebrados terrestres evolucionaron sus patas no para vivir en la tierra sino para regresar a ella cuando no encontraban charcos donde vivir, conservando su condición acuática. Extrapolando el ejemplo a los campesinos se obtiene que estos "desean cambiar para conservar lo que tienen. De esta forma, el cambio aparece como una estrategia de adaptación, necesaria para conservarse" (Cernea, 1995)

Cabe señalar que las prácticas autóctonas se extienden también a los cultivos; nuestro entrevistado explicó lo que hacía con el limón persa: Lo tenía sembrado en potreros en los cuales comían los becerros, de manera que combinaba estas dos actividades, es decir, ganado y frutal. Las razones por las cuales tiene estos dos cultivos es porque sigue un patrón preestablecido: El campesino que le vendió la parcela ya tenía sembrado limón persa. El cual se vende en cestas de 30 kilogramos a aprecios que oscilan entre los Bs. 5.000 y los Bs. 8.000. A su juicio se trataba de un precio que se encontraba por debajo del precio normal y le echó la culpa a los intermediarios (en el mercado de mayoristas de Maracaibo el precio promedio a finales de marzo del 2005 era de Bs. 66.000).

CONCLUSIONES

En atención a la problemática analizada en el conjunto de las comunidades estudiadas podemos afirmar que la familia productora, cohesionada por su particular forma de producir, sigue siendo el motor de la economía rural en las unidades productoras minifundistas. Por consiguiente la sumatoria de lo que se produce en cada unidad se transfiere a la cadena de comercialización que se establece entre el productor, el intermediario y el mercado regional.

La dinámica económica impuesta por la economía de mercado no se percibe como un elemento exógeno a las formas de producción minifundistas, es por ello que su forma de producir está sujeta a las leyes de mercado, en especial de la especulación practicada por intermediarios. Cabe considerar, por otro parte, que el carácter de economía de subsistencia observado entre algunas familias campesinas tiene sus orígenes en el proceso de colonización forzada por la Reforma Agraria, la cual no superó la etapa de "planificación, desarrollo de la infraestructura inicial y reclutamiento de los colonos" (Cernea, 1995). La posterior adaptación del campesino al medio fue el producto de su creatividad y la posesión de un repertorio cultural intrínseco a su condición de campesino, habida cuenta que los espacios o parcelas asignadas no superaban las 10 hectáreas.

El promedio de individuos en cada familia oscila entre 3 y 6 miembros con edades promedios que no superan los 19 años y en donde la mujer se asume como ama de casa y el hombre como productor agropecuario. Tenemos pues, que la actual familia en las comunidades mencionadas representa la tercera generación de ocupantes de parcelas colonizadas, lo que en perspectiva se presenta como una continuidad del modelo productivo estudiado.

En cuanto a la producción agrícola se observó que se mantienen algunos rubros que tradicionalmente se han sembrado (maíz, yuca y plátano). Pero es evidente que las necesidades del mercado han influenciado para que los frutales desplacen a los cereales y raíces. La guayaba y el limón junto con el plátano se configuran como los más rentables y los que minimizan las desventajas que le impone las formas de intercambio. Por supuesto que estas estrategias de mercado se refuerzan con las prácticas no tan empíricas que le proporcionan los patrones culturales. Combinando la técnica con la tradición se configura una modalidad de estrategia de adaptación que les permite conservar lo que tienen.

Bibliografía

BRITO FGUEROA, F. 1984. Historia Económica y social de Venezuela. Tomo III. Ediciones de la Biblioteca de la Universidad Central de Venezuela, Caracas (Venezuela).

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Orlando José Chirinos

La Universidad del Zulia (LUZ). Facultad Experimental de Ciencias. Departamento de Ciencias Humanas. Unidad de Antropología.

Nota: Artículo publicado en la Revista OPCIÓN. No 49.Abril 2006. Maracaibo (Venezuela)

 

Partes: 1, 2
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