De aquí se sigue que la relación padres-hijo debería ser el punto de concentración para el trabajo en torno de la prevención, tratamiento y manejo del maltrato y abandono infantiles. Es en este nivel que los psicólogos como nosotros podemos aportar una contribución significativa.
Como sugiere el modelo, el grado de involucramiento de los padres en la relación con el niño dependerá de la personalidad o el carácter y su patología, como seria el mal control del temperamento y los desordenes psiquiátricos. Estos factores de personalidad pueden ser resultado de las experiencias sociales tempranas del padre o la madre; de hecho, muchos padres que maltratan informan que ellos mismos fueron víctimas del maltrato cuando eran niños.
Finalmente, como se indica al comienzo del presente capítulo, los valores culturales y comunitarios pueden afectar las normas y estilos del comportamiento los padres. Éstos recibirán la influencia de su posición social, en lo que se refiere a edad, sexo, educación, condición, socioeconómica, grupo étnico y antecedentes de clase social.
Un grupo importante de padres que maltrata o abusa de sus hijos han padecido en su infancia falta de afecto y maltrato. Esto suele asociarse a una insuficiente maduración psicológica para asumir el rol de crianza, inseguridades, y perspectivas o expectativas que no se ajustan a lo que es de esperar en cada etapa evolutiva de sus hijos. Como señala Kempe, estas características psicológicas en sus padres, son un importante potencial del maltrato. De tal forma que:
"Cualquier pequeño hecho de la vida cotidiana, todo comportamiento del niño que se considere irritante, si encuentra a su progenitor en situación de crisis, con escasas defensas anímicas y con dificultades para requerir apoyo externo, puede desatar la violencia".
Resumiendo, los factores que estos autores relacionan con el maltrato son:
1)La repetición de una generación a otra de una pauta de hechos violentos, negligencia o privación física o emocional por parte de sus padres.
2)El niño es considerado indigno de ser amado o es desagradable, en tanto las percepciones que los padres tienen de sus hijos no se adecuan a la realidad que los niños son, además, consideran que el castigo físico es un método apropiado para "corregirlo" y llevarlos a un punto más cercano a sus expectativas.
3)Es más probable que los malos tratos tengan lugar en momentos de crisis. Esto se asocia con el hecho de que muchos padres maltratantes tienen escasa capacidad de adaptarse a la vida adulta.
4)En el momento conflictivo no hay líneas de comunicación con las fuentes externas de las que podrían recibir apoyo. En general estos padres tienen dificultades para pedir ayuda a otras personas. Tienden a aislarse y carecen de amigos o personas de confianza.
3.3. CARACTERISTICAS DEL NIÑO GOLPEADO Y EL AGENTE AGRESOR
El niño no solamente es maltratado a través de la agresión física, sino también por la privación del alimento, cuidados físicos y estimulación sensorial tan necesaria para su desarrollo. Así, la desnutrición, las malas condiciones higiénicas del niño, el retraso en las esferas del
lenguaje y personal social, clásicamente consideradas como medidas de la estimulación que el niño recibe de su ambiente, son la regla, en nuestra muestra y en la de otros autores. A lo anterior se suma el deterioro de las funciones intelectuales como secuela de lesiones al sistema nervioso central. De acuerdo con algunos autores, este tipo de secuelas llega al 40%.
En nuestra serie basta enfatizar la presencia en el 17% de los casos de secuelas neurólogas severas y retraso importante en el desarrollo en el 50% de los niños afectados.
En algunos casos cabe la posibilidad de que el retraso y apariencia poco agraciada del menor disparasen la ira del agresor. Pero en otros muchos puede plantearse la posibilidad inversa: que el retraso fuese secuela de asaltos previos y retroalimente la ira de desencadenarse de agresiones posteriores. En no pocas veces, inclusive, sirve para justificar al agresor en sus nuevos ataques al niño.
El panorama se vuelve más sombrío si recordamos, como lo han demostrado varios trabajos, que la desnutrición por sí misma es capaz de afectar en sentido negativo y en forma irreversible el crecimiento y el desarrollo. Para algunos autores, la "falla para crecer" en un niño, puede ser el primer dato que oriente hacia el
Estos niños muestran un patrón de comportamiento muy característico cuando están internados en el hospital. Aun en ausencia de lesiones que comprometan el estado general, el niño aparece triste, apático y en ocasiones estupor oso; rehúye el acercamiento del adulto y frecuentemente se oculta bajo las sábanas. En general, es un niño que llora y no se muestra ansioso, cuando se trata un lactante mayor o un preescolar, por la ausencia de la madre y aun puede mostrar franco rechazo hacia ésta cuando ha sido la agresora. La conducta del niño cambia relativamente poco tiempo a una de aferramiento excesivo hacia el personal del hospital, con gran necesidad de contacto físico, al mismo tiempo que hay periodos patentes de agresividad cuando se les frustra; estos niños pegan y aun llegan a morder a las enfermeras, a pesar de que éstas muestra especial afecto y cuidado al menor cuando se enteran del problema.
Se han señalado también patrones de comportamiento característicos del agente agresor en el hospital; poco interés del familiar involucrado acerca de la seriedad de las lesiones y
evolución del padecimiento, con abandono del niño en el hospital o, al menos, visitas cortas muy esporádicas y el comentario frecuentes de las enfermeras de la sala "de no conocer al padre o madre del niño", a pesar de estancias prolongadas. Sin embargo, esto no es necesariamente un comportamiento característico del familiar agresor; en ocasiones, el
padre o familiar involucrado parece mostrar una gran preocupación por la enfermedad del pequeño paciente, con actitudes francas de sobreprotección hacia éste, lo cual hace más difícil para el médico, la enfermera y aun la trabajadora social con experiencia en el manejo de este problema, aceptar la posible culpabilidad en una persona tan aparentemente interesada en el bienestar del menor.
En nuestra serie, al igual de lo que sucede al comparar los reportes de diversos autores, existe cierta discrepancia en lo que se refiere al familiar involucrado como agresor. Si tomamos en cuenta sólo los casos en los cuales la identificación del agresor fue calificada como "comprobada" o "muy posible", el padre aparece como agresor en el 26% de los casos y la madre en el 58%; en el 16% restantes, estuvieron involucrados padrastros, madrastras y un hermano mayor.
Hay acuerdo general en que se trata de personas jóvenes y aun cuando existe la creencia de que el maltrato físico extremo está confinado a la clase socioeconómicamente baja y/o personas de inteligencia baja, la mayor parte de los reportes, así como nuestra experiencia, están de acuerdo en que los padres golpeados provienen de todas las clases sociales y están dentro de todos los niveles de inteligencia. En un trabajo se señala que "es probable que algunos padres estén psicológicamente propensos a este desastre particular, pero esto no tiene nada que ver con la clase social o inteligencia"
Se han descrito muchos rasgos característicos del agente del agresor. Entre ellos estaría la inmadurez emocional, la cual es la consecuencia de insatisfacción de la misma durante la niñez.
Sentimientos de ira, coraje y frustración hacia los hijos, son normales; pero comúnmente están balanceados por sentimientos igualmente importantes de protección y cariño y, sólo rara vez, bajo presiones desorbitadas del ambiente, resultan en una perdida total del control. En los agresores, se ha enfatizado también, la existencia de un grado especialmente alto de impulsividad y pobres mecanismos de control para la misma, lo cual hace que un estimulo aparentemente pequeño, que generalmente toleran bien la mayor parte de los padres, provoque la reacción agresiva intensa hacia el menor involucrado. Sin embargo, otros autores enfatizan que el agresor funciona bien fuera de la presencia del niño agredido y que este último es dotado de características reales o supuestas, que desencadenan el maltrato y/o actitudes abiertas de rechazo. Estas características pueden ir desde inquietud motora marcada, llanto excesivo, aspecto físico del menor, enfermedades frecuentes, etc., hasta otras más sutiles y las cuales requieren de una investigación cuidadosa para descubrirlas, como son el conferir al niño características del adulto. Muy frecuentemente, estos padres tienen dificultad para ver al bebe como tal y esperan que coma sin dejar nada de la ración ofrecida o demandan hábitos de limpieza por encima de la edad del niño, especialmente un control muy precoz esfínteres anal y vesical por lo que los ataques al niño suelen ocurrir alrededor de la hora de comida o de la defecación. No es raro también que una madre insatisfecha en sus relaciones interpersonales, especialmente con el esposo, tome al bebe como única fuente de satisfacción; si responde como ella quiere, no hay problema; pero si es llorón o no acepta el alimento ofrecido, puede pensar que el bebe la rechaza, la critica y dispararse así la agresión. En otras ocasiones se desplaza hacia el menor parte de la conflictiva del agresor; tal sería el suponer que el niño, concebido en relaciones pre o extramaritales, es un estigma, y por ello generados de culpa e ira del agresor. Más difícil de descubrir es un hecho encontrado en dos de nuestros casos: el niño es tomado como un rival que acapara los cuidados del otro cónyuge, atención que es requerida en exclusividad, y con ello surgen los celos, la ira y la agresión.
Fuera de lo antes señalado, los agresores presentan escasa o nula psicopatología, cuando menos aparente. Muy frecuentemente, el agresor, en quien la sola presencia del niño provoca un estado afectivo incontrolable, trata de manejar sus emociones apartándose del menor a través de relegar los cuidados al otro padre u otra persona; es cuando se rompe este arreglo que ocurre la agresión. Esto último explicaría la mayor frecuencia del llamado "Síndrome del Niño Golpeado" durante los primeros dieciocho meses de vida, lo cual, inclusive, ha hecho que también se conozca este problema como "Síndrome del Bebé Golpeado". Cuando el niño empieza a caminar y más aún cuando es capaz de aprender a rehuir al agresor, las agresiones son más frecuentes.
3.4. Consecuencias
Los niños criados en hogares donde se les maltrata suelen mostrar desórdenes postraumáticos y emocionales. Muchos experimentan sentimientos de escasa autoestima y sufren de depresión y ansiedad por lo que suelen utilizar el alcohol u otras drogas para mitigar su distress psicológico siendo la adicción al llegar la adultez, más frecuente que en la población general.
Los efectos que produce el maltrato infantil, no cesan la niñez, mostrando muchos de ellos dificultades para establecer una sana interrelación al llegar a la adultez.
Algunos niños sienten temor de hablar de lo que les pasa por que piensan que nadie les creerá. Otras veces no se dan cuenta que el maltrato a que son objeto es un comportamiento anormal así aprenden a repetir este "modelo" inconscientemente. La falta de un modelo familiar positivo y la dificultad en crecer y desarrollarse copiándolo, aumenta las dificultades de establecer relaciones.
Puede que no vean la verdadera raíz de sus problemas emocionales, hasta que al llegar a adultos busquen ayuda para solucionarlos.
"Para muchos niños / as que sufren de maltrato, la violencia del abusador se transforma en una forma de vida. Crecen pensando y creyendo que la gente que lastima es parte de la vida cotidiana, por lo tanto este comportamiento se toma "aceptable" y el ciclo del abuso continua cuando ellos se transforman en padres que abusan de su hijos y estos de los suyos, continuando así el ciclo vicioso por generaciones".
Muchas personas no pueden cortar el ciclo del abuso, pero hay niños al que la bibliografía mundial denomina "residentes" que poseen características que les permite superar este obstáculo. Estos niños tienen la habilidad de llamar positivamente la atención de otras personas, se comunican bien, poseen una inteligencia promedio, se nota en ellos un deseo por superarse y creen en sí mismos. Muchas veces es la aparición de un adulto preocupado por ellos lo que les permite desarrollar esta habilidad y romper con el ciclo del abuso.
Como todos sabemos, los niños aprenden de lo que viven.
El niño aprende lo que vive
Si vive con tolerancia aprende a ser paciente
Si vive criticado aprende a condenar
Si vive con aprobación aprende a confiar en sí mismo
Si vive engañado aprende a mentir
Si vive en equidad aprende a ser justo
Si vive con vergüenza aprende a sentirse culpable
Si vive con seguridad aprende a tener fe en sí mismo
Si vive hostilizado aprende a pelear
Si vive en la aceptación y la amistad aprende a encontrar el amor en el mundo.
Problemas de conducta
La literatura sobre el tema de abuso infantil coinciden manifestar que los niños que sufren malos tratos presentan un funcionamiento comportamental problemático (Cerezo, 1997c. En España, de forma consistente a lo encontrado en otros países, se observa que comparando a niños que reciben abuso con niños que no lo reciben, los primeros manifiestan más problemas de conducta, tanto cuando la información procede de los padres como cuando procede de los maestros. Las conductas que se han descrito en estos niños han sido: agresividad, verbal y física, hostilidad, oposición, robos, mentiras, absentismo, que se integrarían en la categoría de problemas de conducta externalizantes. En un estudio longitudinal encontraron que la experiencia del daño físico intencional sufrido durante los primeros cinco años estaba asociado con un incremento considerable del riesgo a sufrir problemas de conducta externalizantes. Pero aunque estos problemas sean los más frecuentes, sin embargo, también algunos de estos niños presentan problemas de eliminación, miedos, desobediencia encubierta, pero incluso algunos niños presentan combinación de ambas categorías.
CAPÍTULO IV
CÓMO AYUDAR A LAS VÍCTIMAS DEL MALTRATO
4.1. Formas de ayuda
La mejor manera de ayudar al niño /a es:
Identificando los casos de maltrato.
Realizando intervenciones en las situaciones detectadas, a través del gabinete o de docentes sensibles y capacitados.
Derivado y /o denunciado los casos de maltrato a los organismos pertinentes.
Aquí proponemos algunas líneas de trabajo que la escuela puede desarrollar con los niños y sus familias:
Realizar tareas de sensibilidad y capacitación.
Realizar talleres reflexivos.
Desarrollar accidentes de difusión y sensibilidad entre los niños, las familias y la comunidad acerca de los derechos del niño.
Articular con la currícula, actividades dirigidas a revisar el problema críticamente.
Estimular la confianza y la autoestima de los niños / as.
Para desarrollar con éxito la función preventiva, la escuela como institución debe ser capaz de revisar sus propias actitudes hacia el control de las conductas de los niños y adolescentes.
Ofrecer a los alumnos el espacio y las oportunidades para experimentar formas no violentas de resolución de los conflictos. Llevar a cabo asambleas, consejos de aula y todo medio que estimule la participación democrática en la vida escolar.
4.2. Institución de ayuda en CHINCHA
4.2.1. Institución CASAS HOGARES, ORFANATOS
A los niños y niñas han sufrido algún maltrato, se le brinda determinada rehabilitación, para sus reincorporación a la sociedad se de la manera más fácil.
Atención médica y psicológica al niño maltratado
Atención psiquiátrica o psicológica del agresor
Orientación familiar
Separación del medio de peligro
Establecimientos de asilos temporales
Adopción
Objetivos del ORFANATOS en la atención del niño maltratado
Fomentar el sano crecimiento, tanto físico como mental de la niñez y la formación de su crítica
Investigar la problemática del niño, de la madre y de la familia a fin de proponer las soluciones adecuadas.
Proporcionar servicios asistenciales a los menores abandonados
Prestar asistencia jurídica a los menores y a las familias para la atención de los objetivos de la institución
Coordinación con otras instituciones afines, cuyo propósito sea la obtención del bienestar social.
CAPÍTULO V
MALTRATO INFANTIL EN CHINCHA
La principal forma de agresión a los derechos de los niños en CHINCHA es la falta de cuidados, pues muchas madres dejan a sus hijos "abandonados a su suerte" en su casa cuando se van a trabajar.
Cada mes, llegan a la Policía 19 casos de niños abandonados en sus casas por conducto de llamadas anónimas de vecinos.
La violencia física y la violencia constituyen la segunda y tercera formas de maltrato a menores con mayor frecuencia.
Lo que sí es evidente es que la conciencia y la participación de la sociedad en este problema tiene mayor fuerza.. Las denuncias corresponden de personas de escasos recursos de poblaciones marginadas especialmente las zonas alejadas de la ciudad como pueblos jóvenes etc .
La omisión de los cuidados es una forma de agresión a los menores porque al dejarlos solos en la casa se les expone a sufrir un accidente en cualquier momento.
En los casos de violencia física contra los niños, la madre también agrede a sus hijos con elevada frecuencia.
Muchas veces ellas no se dan cuentan del daño que causan a sus hijos porque creen que están haciendo lo mejor para ellos.
El hombre sigue siendo el principal agresor, pues si le proporcionara a su familia lo que necesita para vivir, la madre no tendría que abandonar a los niños a su suerte para ir a ganarse el sustento.
La falta de tolerancia que muchas mujeres muestran cuando golpean a sus hijos no es más que una muestra inconsciente de que ya no pueden con la carga extra de responsabilidad.
Los "instrumentos" que los padres de familia utilizaban para "corregir" a sus hijos, como sogas o cinturones, va quedando en olvido, pues en los últimos año el uso de cables, maderas o colillas del el cigarro son cada día de uso común.
La mayoría de las víctimas del maltrato infantil son niños de cero a cinco años, que no
Pueden denunciar la situación en la que viven.
Cuando los métodos correctivos son más violentos es que reflejan, en el padre o tutor, un sentimiento de ira profundo contra el menor
La falta de una figura paterna, la presión de mantener económicamente el hogar y la frustración de no concretar ciertas metas, convierten a la madre de familia en el principal verdugo de sus hijos.
Cuando pierden la paciencia, lo único en lo que piensan es en quitar el enojo sin medir las consecuencias.
Debido en el que el medio cultural de la violencia como método correctivo es común, los padres no se percatan del daño que les hacen a sus hijos al abusar física y emocionalmente de ellos.
El exponer a los menores a estos dos tipos de maltratos es ocasionar en ellos conductas agresivas, aislamiento e hiperactividad.
El maltrato , es mucho mayor en niños de cero a cinco años.
Los padres se aprovechan de quel el infante tiene mucho miedo, no entiende lo que pasa o no tiene contacto con otros adultos, como los maestros para contarles su problema.
El maltrato también surge cuando la mujer siente que sus hijos han frustrados sus planes.
La madre suele ser más agresiva con un embarazo no deseado.
El maltrato físico y psicológico, así como la violación son los hechos más comunes en los que mujeres y niños son las principales víctimas.
En CHINCHA la Procuraduría de Defensa del Menor y la Familia asegura que al año recibe cerca de 4 mil denuncias en área jurídica, sin contar los que llegan por otras fuentes y en las que requieren de personal capacitado por el sistema de los Derechos Humanos en CHINCHA.
Además, de esas 4 mil denuncias, 632 son por maltrato a menores y un número similar por el abandono de los mismos.
La existencia de violencia en las familias CHINCHANAS , sobre todo en la zona rural, son los índices crecientes de denuncias por violación, especialmente en el renglón del incesto, donde el padre abusa de la hija.
En el caso de menores de dad que son maltratados por su propia familia, se, observa que en los últimos 16 meses, 114 niños ingresaron al Centro de Atención Integral al Menor en Desamparo, por condiciones de maltrato, abuso y abandono.
Los niños no sólo pueden ser víctimas de la violación familiar, ya que también en algunos casos son quienes la promueven, y aunque puede parecer exagerado, actualmente hay en CHINCHA 19 niños a quienes el sistema gubernamental ya se les puso la etiqueta de "incorregibles".
Por lo menos un 70 porciento de los niños CHINCHANOS sufre hoy en día algún tipo
maltrato invisible, cuyos daños emocionales y psicológicos suelen ser mas desbastadores que el propio maltrato físico.
De hecho la desatención,, la negligencia y la indiferencia, que constituyen en sí el fenómeno del "maltrato invisible", suelen también conducir al suicidio y a la autodestrucción paulatina por diversos métodos
El reflejo directo de este fenómeno es el gran número de accidentes domésticos, que son en realidad el disfraz del suicidio o intentos de suicidio a nivel infantil.
En los últimos cinco años se han registrados en CHINCHA cuatro casos de suicidio infantil.
CHINCHA : primer lugar en el maltrato físico y/o emocional dirigido a niñas y niños por:
Amenazas de muerte, ofensas a la familia, violación golpes en la cara, empujones, golpes en la boca, privación de la libertad, acoso sexual y ataduras.
Los niños maltratados, generalmente se convierten después en padres que también abusan de sus hijos, de modo que es necesario romper ese circulo vicioso para reducir el problema.
Hay mayor conciencia sobre el síndrome del niño maltratado y cada vez son mas las personas que hacen a un lado sus temores personales y denuncias esos casos.
Hoy en día las escuelas se han convertido en una de las mejores instancias para detectar y denunciar esos delícitos.
Los afectados lo sufren desde recién nacidos hasta la adolescencia, y la mayor parte de las veces son agresiones físicas y el resto de tipo psicológico y emocional.
Los malos tratos o falta de atención durante la niñez y adolescencia, que derivan baja autoestima, son identificados como las principales causas de anorexia y la bulimia, trastornos alimenticios que pueden conducir a la muerte.
De acuerdo a investigaciones, el 95 porciento de quienes padecen alguna de esas adicciones, sufrieron durante los primeros años de su vida de abusos físicos, o el abandono del ser querido, como los padres o la pareja.
Es conveniente contar con leyes que obliguen a las parejas que planean contraer matrimonio a tomar cursos sobre la vida conyugal y la educación de los hijos, pues esa, pues esa preparación evitaría parte de las causas de la violencia intrafamiliar que afecta a los vástagos.
La preparación de los padres también evitaría otros problemas, como la procreación de hijos con alguna discapacidad, que ocurre cuando no se toman en cuenta aspectos congénitos.
En tres años se incremento alarmantemente en el Estado el maltrato a menores, el año pasado se registraron 146 casos de niños de cinco a 10 años que fueron agredidos físicamente por la madre o el padre de familia.
Este tipo de violencia infantil es producida por la falta de educación de los padres.
Los padres de los infantes carecen de nivel educativo, provocando en sus hijos traumas psicológicos y emocionales, los cuales repercuten en su modo de vida.
CONCLUSIONES
El maltrato a los menores siempre ha existido desde los tiempos antiguos, pero no se había formulado derechos exclusivos para ellos por lo tanto los padres o personas mayores pensaban que tenían la autoridad sobre ellos.
Se debería concientizar más a la población adulta, que la salud de los menores debe ser cuidada de tal manera que no se exponga a un desequilibrio por causas de maltrato, que como ya se mencionó, puede ser de diferentes maneras y afectan de diversas maneras a los menores pudiéndole causar en casos graves la muerte.
También se debe programar pláticas en las escuelas referente a la violencia familiar y la manera de prevenirla para que en un futuro, al formar una familia no traten mal a sus hijos.
Todo niño maltratado tiene derecho a vivir una vida como cualquier otro niño y se le debe de dar la ayuda necesaria para poder superar este problema.
Ay que hacer conciencia a los padres que dar una buena educación a sus hijos no es pegarles ni hacerlos menos, si no que al contrario dar amor, cuidado y protección, es la mejor manera de brindar una buena educación a nuestros hijos.
CONCLUSIONES. II
-Encontramos que la mitad de los accidentes fueron traumas menores, que ocurrieron en su mayoría en niños de 3 años de edad y en horario de la tarde.
-La mayor parte de los accidentes ocurrieron en el hogar (más del 70 %), en hijos de madres trabajadoras.
-No existen diferencias significativas entre la accidentabilidad en niños de 1 a 5 años en cuanto a época del año.
-Los hijos de madres con escolaridad secundaria sufrieron más de la mitad de los accidentes.
– Existió un predominio de niños accidentados en el sexo masculino.
-Las expectativas favorables de recuperación estuvo en relación con la naturaleza del accidente predominante.
-A pesar de haber arrojado la encuesta que más del 90% de los familiares tenían instrucción sobre cómo prevenir accidentes, el hecho ocurrió, lo que denota una pobre educación en este sentido.
-La falta de conocimiento y sensibilización en el tema y el temor a implicaciones jurídicas, la discordinación de profesionales sanitarios y legales y la carencia de una norma legal tipo que abarque esta problemática y fije una conducta a seguir, dificulta la disponibilidad de cifras suficientemente fiables de casos de accidentes en niños que puedan tener implicación jurídica.
-Existe una tendencia estable desde el año 95 en el comportamiento en la tramitación legal de asuntos que tengan que ver con los derechos del niño y la obligación de los padres para con estos en materia de protección. Es decir una ausencia total de tramitación de asuntos que eliminen o modifiquen el ejercicio de la Patria Potestad, a diferencia de una creciente tramitación de casos que varían la Guarda y Cuidado de menores.
Desde el punto de vista penal, aún cuando no pudimos contar con datos estadísticos exactos, se aprecia una tendencia al decrecimiento en la penalización de asuntos que puedan encerrar alguna dosis de maltrato infantil pasivo, como consecuencia de la negligencia familiar.
Recomendaciones
Si usted es padre, no pierda la paciencia.
Disciplínelo no lo maltrate.
Si un niño va en busca de su ayuda crea en su palabra.
No culpabilizarle en ningún caso.
Investigue la verdad.
Consulte con otros profesionales.
Recurra a las autoridades correspondientes.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
1. Dr. Galeano, Francisco. Ayudando a aliviar el dolor. Maltrato Infantil. Página Internet:
2. ¿Qué es el maltrato infantil?. La Violencia contra los niños. Página Internet: www.vidahumana.com
3. Dole Sierra, Laura y Ma. Ángeles Cerezo Jiménez. Maltrato parental y problemas infantiles. Unidad de investigación. Página Internet: Altavista.com
4. Diane E. Papalia y Sally Wendkos Old. Desarrollo Humano. Naucalpan Juárez, PERU: Ed. Mc Graw Hill, 1990, 753 págs.
5. IMSS. Maltrato Físico al niño. Análisis psiquiátricos, médicos de trabajo y jurídicos. PERU: sin Ed., 1971,68 págs.
6. Maher, Peter. Abuso contra los niños [Zulán Marcela Fuentes Ortega]. Grijalvo, México D.F.: Ed., 1990, 379 págs.
7. Mussen, Paul Henry. Desarrollo de la Personalidad en el niño. México: Ed. Trillas, 1990 563 págs.
8. Fuentes de la Hemeroteca José María Pinosuárez.
9. Entrevista en el Hospital T1 con el Dr. Jorge Carlos González Cepeda.
10. Entrevista en el Hospital T1 con el Dr. Saúl Hernández García.
11. Entrevista en un centro de salud con la trabajadora social Gilda María Castro.
Autor:
Deibby Coaquira Castro
UNIVERSIDAD PRIVADA "SAN JUAN BAUTISTA"
CURSO TECNICAS DE ESTUDIO
AL MG DAVID AURIS VILLEGAS.
FACULTAD Derecho
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