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El efecto Dragón en los mercados globales

Enviado por jrg1


    La enorme integración de los mercados globales ha traído consigo una gran interdependencia que ha probado ser un grave peligro a las economías internacionales. A fines de 1994 México experimentó una crisis cambiaría que prendió por primera vez la luz de alerta. El llamado efecto tequila trajo a la luz numerosos problemas económicos dentro de los llamados mercados emergentes. En foros internacionales se empezó a plantear el problema de la excesiva integración económica y sus posibles consecuencias. Sin embargo a mediados de 1997 problemas de tipo de cambio afectaron a la región, conocida por una mítica fortaleza económica, del Sudeste Asiático. La crisis cambiaría se desarrollo principalmente en Malasia, Tailandia e Indonesia (que contaban con tipos de cambio fijos o semifijos de bandas), afectando también a algunas economías Sudamericanas como Brasil (razón por la que se le dio el nombre de efecto samba) y Argentina. Su sistema de tipo de cambio utiliza un consejo monetario (sistema utilizado solamente por Hong Kong y Argentina). La fijación de la paridad fue determinada para ayudar a la estabilidad después de la grave crisis cambiaría precipitada por las negociaciones de 1983 para determinar el futuro de Hong Kong. Después que Taiwan y Corea del Sur dejaran deslizar sus monedas, apenas una semana antes, Hong Kong tenía la última de las monedas Asiáticas mayores sólidas desde que la región fuera víctima de devaluaciones comenzando en Tailandia en julio. Fuera de Japón, muchos inversionistas consideraban a Hong Kong como el mercado más líquido y abierto de Asia. El hecho de que su moneda este fija por tanto tiempo al dólar estadounidense hizo pensar que era bastante sólida. El dólar de Hong Kong estuvo bajo presiones desde el efecto tequila, pero desde la decisión de Tailandia de flotar el baht el 2 de julio se desató una crisis cambiaría en los mercados Asiáticos que afectó la Rupia de Indonesia, el Ringgit malayo, el peso filipino, el nuevo dólar taiwanés y al won coreano.

     

    La Gestación

    El lunes 20 de octubre de 1997 se cumplió el décimo aniversario del crash bursátil norteamericano con caídas pronunciadas en los mercados asiáticos. Las ventas se extendieron a todo el mundo pero en menor intensidad. El Indice Mundial Dow Jones aumentó un 0.19%; Tokio cayó 1.1% por las expectativas de que el paquete económico que se pretendía anunciar ese día desilusionaría; Londres perdió 1.1% después de los comentarios acerca del abandono a la unidad monetaria Europea. En Taiwan el Indice Ponderado cerró 307 puntos abajo, terminando en los 7316.78 puntos, un mínimo en 37 semanas, debido a la debilidad cambiaría (el nuevo dólar taiwanés cayó un 2.3% en contra del dólar norteamericano, un mínimo de diez años mientras que el Banco Central de Taiwan dejó flotar la moneda por tercer día consecutivo) y el problema relativo a las acciones tecnológicas. En Corea del Sur, que también sufrió pérdidas en la fortaleza de su moneda, el Indice KOSPI perdió un 3.3% debido principalmente a la venta, por parte de los extranjeros de acciones blue-chips. En Tailandia, el mercado accionario perdió 3.1% debido principalmente a la incertidumbre política después que el ministro de finanzas renunció a causa de la dificultad en la administración económico. En Malasia el Indice blue-chip Composite se redujo 3.4% como señal de la desaprobación del presupuesto anunciado para 1998. Por su parte el Indice Hang Seng de Hong Kong cerro 4.6% abajo, al situarse en los 12970.88 puntos, por primera vez por debajo de los 13000 puntos desde abril. Mientras que la caída del viernes anterior en Wall Street y tasas de interés domésticas a la alza presionaron las preocupaciones del tipo de cambio. Las acciones con más perdidas fueron las del sistema bancario, debido a la decisión de aumentar las tasas de interés hipotecarias y el sector conocido como red-chips, de empresas con respaldo de China continental, que cayó 6.5% debido a la lenta inyección de capital a las empresas de la isla.

    El día siguiente, martes 22, el mercado de Hong Kong recibió otro golpe al caer 4.4% (otro mínimo desde abril 15) al seguir la reciente debilidad cambiaría de Taiwan y Corea del Sur, pues muchos inversionistas temen que el dólar de Hong Kong sea la próxima moneda asiática en caer. Con el aumentó en las tasas interbancarias y en los intereses hipotecarios los inversionistas están preocupados de que las utilidades corporativas se encojan.

    Los inversionistas empezaron a abandonar rápidamente Hong Kong el miércoles 22 mandando el Indice Hang Seng 6.2% a la baja debido a especulaciones acerca de la fortaleza del sistema cambiario. El efecto acumulado en la semana sobre el Indice Hang Seng – el principal indicados de las acciones blue-chips – era ya de 14.4 puntos porcentuales perdidos. A pesar de contar con enormes reservas para defender la moneda, la pregunta era la disposición del gobierno a hacerlo. Aumentado los rumores de una posible devaluación se escucharon comentarios de personas importantes en la comunidad de negocios, a pesar de que oficiales del gobierno intentaron aumentar la confianza en la moneda aunque los mercados contaban otra historia. Las tasas de interés se dispararon aumentando la tasa interbancaria (Hibor) de 6.25% a los 9 puntos porcentuales. Empero el aumento en los réditos internos el dólar de Hong Kong perdió fuerza en contra de la divisa norteamericana debido a fuertes ventas de acciones y de monedas por parte de los inversionistas. En el resto del mundo el comportamiento de los mercados fue mixto con una tendencia mundial alcista.

     

    El Terremoto

    La crisis se desató propiamente el jueves 23. El mercado accionario accionario de Hong Kong se derrumbo un 10.4% lo que sacudió los mercados desde el epicentro en Asia hasta Europa y Nueva York. La pérdida acumulada de los cuatro días sumaba ya 23.3% y los inversionistas continuaban abandonando el mercado con un miedo creciente de que el dólar de Hong Kong se devaluara. La tasa Hibor alcanzó los 300 puntos porcentuales durante el día para cerrar en 150% con el fin de defender la moneda – durante previos ataques a la moneda local las tasas de interés habían alcanzado de 30 a 40 puntos porcentuales solamente -. El Hang Seng rompió barrera tras barrera, en un punto del día perdió 16% situándose por debajo de los 10000 puntos para colocarse en los 9766.22 puntos. En general, el Indice había perdido 37% desde el 7 de agosto, fecha en la que había alcanzado su máximo del año. Las acciones red-chips tuvieron su mayor golpe al perder cerca de un 30 por ciento para recuperarse y cerrar el día con una pérdida cercana al 10% solamente. Oficiales del gobierno y de la autoridad monetaria continuaban afirmando sus intenciones de conservar la paridad. El comportamiento de los mercados mundiales fue a la baja. Otras monedas asiáticas tuvieron un día difícil también; el dólar de Singapur, el Ringgit de Malasia y la Rupia de Indonesia cerraron a la alza, sin embargo eso no ayudo a sus mercados de capitales que perdieron 4.7%, 3.4% y 2.2% respectivamente. China continental por su parte perdió 5.7%, Japón 3%, Alemania 4.7%, Francia 3.2% y Londres 3.1%. La caída no era tan severa para cuando abrió el mercado norteamericano, pero fue un día ajetreado: el Indice Industrial Dow Jones eventualmente cayó 186.66 puntos, lo equivalente a un 2.3%.

    Para el viernes 24, la venta era masiva. La posición corta se volvió la obsesión de Wall Street. El Indice Industrial Dow Jones, que sufrió una de las pérdidas mínimas en el mundo el día anterior, vivió una de las mayores pérdidas el viernes cuando cayó 132.36 o 1.7% para acumula una pérdida acumulada durante los dos días de 319.24 puntos, la caída más grande desde el crash del 87, para caer en un nivel mínimo desde el 29 de agosto. Mientras que los participantes en el mercado de Hong Kong están acostumbrados a grandes ajustes, casi del 10% en cuestión de días, el mercado norteamericano no ha experimentado correcciones de 10 puntos porcentuales en años.

    Los grandes inversionistas vendieron acciones de empresas que consideraban con alta exposición asiática, principalmente de alta tecnología. El miedo se propago al sector bancario que podía tener perdidas por sobregiros en el mercado de divisas. El pánico se propagó hasta transformarse en decisiones viscerales. Una parte de los capitales se transfirió al mercado de bonos; el rendimiento del bono del tesoro con madurez a 30 años, que se mueve en dirección opuesta a su precio, disminuyó a 6.269%. Sin embargo, a pesar de los reveses los inversionistas norteamericanos todavía tenían utilidades saludables; a pesar del desplome, el Indice Industrial tenía un 20.71% por arriba de su nivel a principios de año, mientras que el Indice Standard & Poor's 500 conservaba un 21.12% y el Indice Nasdaq Composite tenía una ganancia en 1997 por un 21.97%. Irónicamente, el tratar de conservar las ganancias posiblemente contribuyó a las ventas posteriores.

    Durante la semana, los investigadores elaboraron listas de valores "seguros" exentos de exposición asiática. El oro, notablemente, estaba ausente de éstas listas y tuvo su precio más bajo en más de diez años, cayendo 16 dólares en un momento del viernes; probablemente se debió por la posibilidad de que la demanda asiática por el metal se esfumara. Por su parte las acciones tecnológicas sufrieron pérdidas severas también debido a que empresas de éste giro se han apoyado en los mercados asiáticos para aumentar sus ventas, a pesar de tener operaciones manufactureras en la región lo que compensaría una baja en los ingresos con un descenso en los costos. A pesar que Hong Kong tuvo un rebote alcista el viernes, ganando 6.9 puntos porcentuales (debido a la baja de los réditos bancarios desde sus niveles estratosféricos), la mayoría de los mercados mundiales cayeron. En Londres y el resto de Europa, las tempranas ganancias, debido al cierre positivo de Hong Kong y al cierre con 1.2% a favor en el mercado japonés, se esfumaron debido al fracaso en responder de Wall Street. Londres cayó 0.4%, Francia perdió 0.3% y el Indice IBIS DAX de Alemania, que monitorea el comportamiento de acciones del sector electrónico, disminuyó en 0.1%. Por su parte, los mercados emergentes latinoamericanos continuaron cayendo el viernes perdiendo 4.2% Argentina, 3% Brasil y 2.7% México.

    En Asia, aunque algunos economistas regionales ajustaban sus pronósticos de crecimiento a la baja para la mayoría de las economías del Sudeste Asiático, otros analistas de mercados creían que el fondo podía estar cerca debido a la magnitud de algunos descensos. Regresando a Hong Kong, la alza vio surgir a las acciones red-chips entre otras. El Indice Red-Chip aumentó en un 12.8%. El Indice NIKKEI 225 del mercado de Tokio disminuyó inicialmente, pero cerró el día 1.2 puntos porcentuales arriba. El mercado doméstico de Japón ya estaba deprimido por las desaceleraciones en el crecimiento económico del Sudeste Asiático. La reciente crisis en Hong Kong acrecentó los temores de la exposición de Japón al mercado de Hong Kong, así como de la disminución en la demanda de importaciones japonesas a Hong Kong. En Corea del Sur, el Indice Composite cayó un 5.5%. Tailandia, cuyo mercado permaneció cerrado el jueves durante lo peor del tifón financiero, cayó un 3.4% al reabrirse el viernes. Para una región que alguna vez había sido sinónimo de alto crecimiento, esto significaba un drástico revés de la fortuna. Ahora, aparte de vigilar la disminución del crecimiento de las ganancias corporativas, los inversionistas deberán considerar también el aumento en el riesgo político puesto que las crisis financieras empiezan a afectar seriamente a los pobres y a las clases medias.

    El lunes 27 de octubre, el mercado norteamericano alcanzó un récord que nadie quería lograr. El Indice Industrial Dow Jones se derrumbó 554.26 puntos para situarse en 7161.15, lo equivalente a una caída del 7.18 por ciento, la mayor en su historia en puntos pero la doceava en términos de porcentaje. El Indice de las llamadas blue-chips terminó el día en su nivel más bajo desde el 8 de mayo. Los mercados de acciones y de opciones suspendieron sus operaciones por 30 minutos para dar oportunidad a los participantes de calmarse, analizar la información y aminorar sus deseos de venta. Sin embargo la estrategia fracasó: Wall Street cerró uno de sus días más sangrientos al activarse el mecanismo de emergencia al caer el Indice Industrial más de 550 puntos. La venta masiva, que tenía al mercado 13.29% por debajo de su máximo registrado en agosto, no se confinó solo a las acciones blue-chips. El Standard & Poor's 500 bajó 64.65 puntos para colocarse en los 876.99 puntos, mientras que el Indice Nasdaq Composite, fuertemente expuesto al maltratado sector tecnológico se hundió 115.83 puntos al cerrar en 1525.09.

    La caída de Nueva York había sido precedida por una nueva caída en Hong Kong por 5.8 puntos porcentuales, causada a su vez por la pérdida del viernes anterior en Wall Street. El Indice Hang Seng de acciones blue-chip perdió 646.14 puntos situándose así en 10498.20 puntos. Las acciones bancarias y las de propiedad iniciaron las presiones de venta debido a los temores de que el impacto de las tasas de interés en los precios de propiedad y en las utilidades corporativas. En Tokio, las acciones cayeron 1.9% debido a los problemas del mercado de propiedad de Hong Kong y a temores de futuras caídas de acciones de Estados Unidos. El Indice NIKKEI 225 disminuyó 325.38 puntos hasta los 17038.36 puntos, su nivel más bajo en más de dos años, guiado por el sector bancario y el de electrónicos. En Corea del Sur el Indice KOSPI cayó 3.3% para terminar en un mínimo de cinco años en 530.47 atendiendo a una pronunciada pérdida del won coreano en contra del dólar americano. Las acciones del sector financiero se derrumbaron debido a temores por una crisis financiera, mientras que las grandes acciones blue-chip también tuvieron descensos pronunciados. Australia cerró perdiendo 3.4%. Por su parte, Europa despertaba con noticias alarmantes. Londres perdió 2.6%, Alemania, Francia e Italia perdieron 2.8% y entre los mercados pequeños, Finlandia cayó 5.7% y España 4.1%. Los analistas europeos explicaron que las ventas no fueron exclusivas de las acciones con sabor asiático. En los débiles mercados latinoamericanos tuvieron lugar las pérdidas más severas puesto que los inversionistas decidieron retirar las generosas utilidades registradas en esos mercados. El Indice Brasileño BOVESPA cerró casi un 15% abajo al caer en 9816 puntos; el Indice MERVAL argentino perdió 13.7%; el IPC mexicano cayó 13.3%; en Chile, el Indice IPSA se amortiguó por los controles de corto plazo sobre los capitales extranjeros y solo disminuyó en un 5.1%; El Indice Merinvest Composite venezolano se redujo 8.6%; y el Indice General de Perú se hundió un 6.4%. Las pérdidas latinoamericanas mayores fueron para empresas cotizadas en Nueva York, de los sectores telecomunicaciones y manufacturero principalmente.

    El Aparente Final

    El suspiro de alivio llegó el martes 29. La recuperación fue la más grande que el mercado norteamericano alguna vez vio. El Indice Industrial Dow Jones aumentó 337.17 puntos para cerrar en 7498.32, su asenso mayor en puntos en su historia, pero solo el setentavo en términos de porcentajes. Cuando el día comenzaba nadie sospechaba lo que sucedería, es mas, algunos hasta suponían otro retroceso debido a las bajas del día anterior que habían obligado un cierre del mercado temprano. Los mercados asiáticos y europeos habían sufrido más pérdidas. Pero la magnitud de las ventas del lunes combinado con un ambiente positivo por parte de las analistas, ayudaron a revertir la tendencia. Los analistas pensaban que el mercado estaba sobre vendido y empezaron a elaborar listas de inversiones atractivas, compañías con exposición al mercado asiático relativamente pequeña pero con fundamentales sólidos. En todo el mundo, los precios de las acciones, en términos de dólares empezaron a subir. El Indice Accionario Mundial Dow Jones aumentó 0.86 puntos para llegar a 160.86. 1.19 mil millones de acciones se comerciaron, mientras 1,805 acciones aumentaron de precio, 1,307 disminuyeron. El bono a 30 años del Tesoro cayó 2 6/32 puntos, el rendimiento aumentó hasta 6.28%. En operaciones tardías en Nueva York, el dólar cayó hasta los 1.7415 marcos y 120.39 yenes comparado con los 1.7515 marcos y 121.70 yenes cotizados al final del lunes.

    Uno por uno, el martes los mercados continuaban cayendo. Sin embargo la reacción positiva del mercado norteamericano cambió todo. El caos y la confusión reinaban. El mercado de Londres, por ejemplo, amplió la banda de fluctuación del valor de una sola acción de 10 a 25% antes de detener diez minutos sus operaciones. En Madrid, la avalancha de ordenes de compra – y las ordenes de cancelar ventas – obligaron a abrir una sesión especial de media hora, una hora después del cierre normal.

    Nueva Zelanda, de los primeros mercados en abrir, perdió un 12%. En Asia, Hong Kong perdió ante los persistentes temores del sostenimiento del tipo de cambio. El Hang Seng perdió 13.7%, su caída más severa en un solo día en términos de puntos durante su historia y la tercera más fuerte en términos porcentuales, y desató la caída de mercados de capitales por toda la región. El Indice NIKKEI 225 de Tokio cayó 4.26%, su nivel mínimo desde el25 de julio de 1995. En Londres el Indice FT-SE 100 llegó a caer 457.9 puntos antes de rebotar para terminar el día solo 1.8% abajo en el orden de los 4755.4 puntos. Algunas acciones hasta terminaron en terreno positivo. En Francia las acciones de France Telecom cerraron perdiendo solo 3.4% después de haber estado perdiendo 8.6%. Latinoamérica inició operaciones a la baja, pero siguió a Wall Street en el repunte. El Indice BOVESPA brasileño ganó 6.4% después de la caída de 15% del lunes anterior; con la empresa blue-chip de telecomunicaciones TELEBRAS aumentando 9%hasta los 127 reales por cada mil acciones.

     

    La Amenaza Latente

    Se puede decir que para la magnitud del llamado efecto dragón la recuperación fue rápida. Sin embargo esta ha sido la tercera llamada de atención a los mercados globales acerca de los riesgos implícitos en la integración mundial y el vertiginoso desarrollo de las tecnologías de la información. Hasta ahora las economías que han propiciado las tormentas han sido relativamente pequeñas – tomando en cuenta que Hong Kong es una economía predominantemente de servicios y con pocos nexos comerciales reales con el resto del mundo -. Sin embargo la situación ha puesto a flote algunos problemas económicos del mundo. ¿Qué pasaría si por alguna razón alguna economía líder en el mundo, con grandes flujos comerciales (y por consiguiente con mayores pretextos y motivos racionales para desatar una crisis) fuera la siguiente? El efecto sería realmente desastroso. Aunque resulta difícil pensar en un futuro efecto bávaro, sajón o simplemente un efecto hamburguesa, recientemente existen todavía dos economías que no se han estabilizado después del efecto dragón: Brasil y Japón.

    Debemos estar alertas de una renovada versión del efecto samba o de un probablemente desastroso efecto samurai. ¿Hasta dónde podrán soportar los mercados?, ¿qué medidas se deberán tomar?. La respuesta es difícil, pero urge.

    REPERCUSIONES EN LA POLÍTICA FINANCIERA Y EN EL MERCADO MEXICANO DE VALORES

    Antecedentes

    Después de que estalló en México la primera crisis de la globalización con el llamado "efecto tequila", el FMI trabajó en el diseño de medidas para evitar las crisis financieras internacionales. Sin embargo, en julio de 1997 se volvieron a presentar, ahora en Tailandia, depreciaciones aceleradas del tipo de cambio y volatilidad del mercado de valores que, hacia octubre del mismo año, se extenderían a otros países de la región asiática.

    Recordemos que en los últimos años la región del este asiático ha sido la de crecimiento crecimiento en el mundo, sin embargo a partir del surgimiento de la crisis y hasta mediados de noviembre de 1997, según datos de la revista Fortune: …los mercados de acciones asiáticos han perdido colectivamente 400 mil millones de dólares en valor. Como resultado de la caída de los mercados financieros y de la devaluación de sus monedas, la perspectiva de esos países es la reducción del ritmo de crecimiento, pues de tasas de alrededor del 8% en 1997, se pasará a tasas de 5% o menos para 1998.

    Unos días antes del estallido financiero en el sureste asiático, Stanley Fischer, alto funcionario del FMI, presentó un documento titulado "Cómo evadir crisis financieras internacionales y el papel del Fondo Monetario Internacional", en el que planteaba:

    Mientras que los beneficios a largo plazo de la liberalización financiera y la globalización no están en duda, el incremento del volumen y la volatilidad de los flujos de capital han expuesto vulnerabilidades en los países en desarrollo receptores que los han conducido a la mayor crisis financiera en los últimos tres años en México y Tailandia, con efectos contagiosos que ampliaron la crisis a otros países en América Latina y el Sureste de Asia respectivamente.

    En su documento el funcionario citado se preguntaba qué puede hacerse para reducir la probabilidad de crisis futuras. Para evadir crisis, recomienda que un país necesita sólidas políticas macroeconómicas que promueven crecimiento, mantienen baja inflación, pequeños déficit presupuestales y cuenta corriente sostenible; también se requiere un fuerte sistema financiero.

    Fischer reconoce la dificultad que generan los flujos de capital de corto plazo que responden a altas tasas de interés domésticas y aunque considera que no hay una respuesta fácil a este problema considera que …una estrecha política fiscal es la primer línea de defensa. Una segunda respuesta es incrementar la flexibilidad del tipo de cambio. En el mismo sentido, recomienda que para fortalecer el sistema financiero es necesario mejorar la supervisión, tener reglas prudenciales, provisiones para malos préstamos, límites a los créditos, información financiera pública.

    De acuerdo con Fischer, una de las muchas lecciones de la crisis mexicana de1994-1995 fue que empeoró por la pobre calidad de la información financiera, por lo cual el FMI estableció en 1996 el Special Data Dissemination Standard. Sin embargo, desde mi punto de vista, al observar la virulencia con que se ha presentado la crisis financiera del sureste asiático, concluiríamos que tal sistema informativo no dio los resultados esperados. Podemos adelantar que las instituciones financieras desarrollarán mecanismos para evadir los más adelantados esquemas de supervisión, o bien, las autoridades de inspección y vigilancia no ejercerán estrictamente lo estipulado por la ley. Después de cada crisis siempre se ha concluido con lo mismo y la historia vuelve a repetirse.

    A mi juicio, el papel del FMI ha sido cuestionado por los acontecimientos y rebasado por la realidad, pues las crisis tienden a ser cada vez más generales, así que su función de estabilizar el sistema financiero internacional a través de la prevención y de medidas para mitigar las crisis no se ha logrado, además que sus programas de ajuste presentan altos costos sociales.

    Unos días después de la crisis financiera de octubre de 1997 en algunos países de Asia, el director gerente del FMI, Michel Camdessus, expresaba: En estos días de mercados globales y turbulencia de mercados, la discusión de la economía internacional […? necesariamente gira sobre los efectos de la globalización . Después de reconocer los supuestos beneficios de este proceso que se traducen en aumentos en la inversión, creación de empleos, fuerte crecimiento, amplio rango de oportunidades de inversión, altos retornos sobre los ahorros, mas eficiente asignación de recursos a escala mundial, reconoce que:

    También hay aprehensión acerca de los muy serios riesgos asociados con la globalización. Realmente hoy los países son mas vulnerables a los cambios en las percepciones de mercado considerando su situación económica y política. Los cambios en las percepciones del mercado pueden disparar cambios masivos del capital que pueden precipitar la crisis del sector bancario y tener serios efectos de sobre extenderse en otras economías. Además, algunos países no están bien equipados para tomar ventaja de la expansión del comercio mundial y los flujos de capital […? Los presentes desarrollos en el sureste de Asia muestran que estos riesgos son significantes. Pero podría ser un error concluir que son insuperables o que obscurecen los beneficios de la globalización.

    Camdessus señala también que las dificultades en la región del sureste asiático se iniciaron en Tailandia, donde emergieron signos de problemas macroeconómicos, incluyendo la pérdida de la competitividad externa, lo cual muestra las debilidades de la economía, y agrega:

    incluyendo un frágil y sobreexpuesto sistema financiero, un mercado de la propiedad inflado y altos niveles de préstamos de corto plazo para el sector privado. Finalmente, en ausencia de suficientes medidas de política la crisis estalla. La inquietud de los mercados se extiende a otros países de la región y, mas recientemente, a mercados financieros de cualquier lugar del mundo.

    Desde mi punto de vista, y a pesar del discurso triunfalista del FMI respecto a los resultados de sus políticas de ajuste, es incontrovertible que las medidas aplicadas presentan serias limitaciones de acuerdo con los resultados obtenidos: De ahí que en febrero pasado, en la conferencia anual de Bretton Woods, Camdessus diseñara los lineamientos de la nueva arquitectura financiera que estarían basados en siete pilares:

    1. Transparencia y estandarización de las estadísticas económicas-financieras
    2. Supervisión regional […? del desempeño de las economías nacionales
    3. Reglamentación para una supervisión y previsión de los sistemas financieros
    4. Reorganización jurídica de mecanismos de endeudamiento y bancarrota a nivel mundial
    5. Avance ordenado en los procesos de liberalización financiera, fortaleciendo previamente los sistemas bancarios
    6. Lucha contra la corrupción y prácticas fraudulentas
    7. Fortalecimiento de los organismos financieros internacionales.

    Obsérvese cómo se hace hincapié en acentuar la supervisión de los países y en modificar los esquemas de vigilancia de los sistemas financieros. Llama la atención el planteamiento de un avance ordenado en los procesos de liberalización financiera, dado que seguramente se reconocen realidades como la mexicana, cuya apertura abrupta significó emisiones de títulos en moneda extranjera que posteriormente no pudieron sustentarse. La lucha contra la corrupción y prácticas fraudulentas llegarían muy tarde, pues en el caso de México una revisión exhaustiva de la operación del FOBAPROA nos llevaría a descubrir múltiples irregularidades. Sin embargo, hay ausencias notables en el análisis realizado por el FMI, pues no se trata simplemente de establecer controles de administración financiera; el verdadero peligro que no se aborda, quizá por razones obvias, está en el modus operandi del capital financiero, ya que la globalización financiera le ha permitido moverse de país en país y de región en región en una función de saqueo de altos niveles de ganancia en los distintos mercados de valores, hundiendo a los países al huir hacia los nuevos paraísos que les permitirán, nuevamente, altas ganancias de tipo especulativo.

    Por otra parte, Paul Krugman en una versión que considero más avanzada presentada en el documento "¿Qué pasó en Asia?", nos alerta acerca de las diversas predicciones que se habían elaborado, señalando que:

    Lo que actualmente estamos viendo es algo mas complejo y mas drástico: colapsos en los mercados de acciones domésticos, extensas fallas bancarias, bancarrota de muchas firmas y que pareciera ser mucho mas severa la caída que la mas negativa predicción.

    Las condiciones económicas de los países asiáticos son desiguales; la vulnerabilidad de algunos fue mayor que otros al contagio de la crisis. Para Krugman es entendible que se extendiera hacia Malasia, Indonesia y Tailandia por sus vínculos directos y lo extenso de la competencia en productos de exportación, pero aclara que:

    Corea del sur está muy lejos del sureste asiático -con menores vínculos económicos directos- y estructuralmente bastante diferentes", sin embargo agrega que: "en todos los países en problemas hubo un auge en el mercado de activos que precedió la crisis monetaria: los precios de acciones y de la tierra se elevaron, posteriormente se hundieron (aunque después de la crisis se hundieron aun mas).

    El común denominador con relación a las compañías financieras y bancos fueron los préstamos a corto plazo, incluso en dólares, a inversionistas especulativos del mercado accionario y de bienes raíces. Incluso en el caso de Corea del Sur, Krugman destaca que los bancos tomaron deudas de corto plazo y prestaron para financiar inversiones muy especulativas a corporaciones altamente endeudadas. Obsérvese que Krugman sí destaca como una de las causas el funcionamiento operativo del capital especulativo.

    La interpretación del FMI y sus seguidores plantea que la crisis se inicia por factores macroeconómicos, como el déficit fiscal, lo que puede ser puesto en duda frente a otros análisis que sitúan la causa en aspectos financieros, tal como lo plantea Krugman: …la historia de Asia es realmente sobre una burbuja y el consecuente colapso del valor de los activos en general, la crisis monetaria es mas un síntoma que una causa. El proceso a través del cual se desarrolló la crisis asiática, tuvo de acuerdo con Krugman, los siguientes pasos.

    • El problema se inicia con los intermediarios financieros, los cuales tienen un implícito apoyo gubernamental, desregulados y sujetos a severos problemas de daño moral.
    • Los préstamos de riesgo excesivo crearon inflación de los precios de los activos.
    • El sobreprecio de los activos se sostuvo en parte por un tipo de proceso circular, en el cual la proliferación de los préstamos riesgosos empujaban al alza los precios de los activos, haciendo que la condición financiera de los intermediarios pareciera mas sólida de lo que era.
    • La burbuja estalla, el proceso circular se realiza en reversa: caen los precios de los activos y se hace visible la insolvencia de los intermediarios. Esta situación descrita por Krugman fue analizada en el caso mexicano por diversos autores en 1995 en un proceso similar cuando estalló la crisis bancaria y se llegó a la quiebra técnica de los bancos en el mes de febrero del mismo año.

    A juicio de Krugman, la circularidad descrita explica la severidad de la crisis y la aparente vulnerabilidad de las economías asiáticas y nos ayuda a entender el fenómeno de contagio entre economías con pocos vínculos económicos visibles, aunque aclara que, seguramente, ésta no es la historia completa de la crisis asiática ya que hay otros posibles aspectos, pero el daño moral y la burbuja de activos parecen tener un fuerte papel.

    Preguntándonos acerca del resultado del proceso anteriormente descrito, es decir, quiénes resultaron beneficiados y quiénes no, consideramos que las pérdidas no han sido para todos; el capital financiero se ha retirado con ganancias de Asia y se ha dirigido a otros mercados, y temporalmente, a otro tipo de instrumentos de inversión. Al respecto, el analista León Opalin, fundamenta nuestro punto de vista, pues señalaba que:

    la crisis asiática ha traído beneficios de corto plazo a diferentes países industrializados de Europa y a Estados Unidos, debido a que sus mercados de bonos se han convertido en el principal refugio de los capitales que huyen de las depreciadas monedas asiáticas y de los volátiles mercados de esa región (Opalin, 1998-1).

    Lejos de considerar que el efecto dragón ha sido superado, muchos planteamos la hipótesis de que con la globalización nos encaminamos a crisis financieras cada vez más generalizadas, que ponen en duda no sólo las insuficientes medidas preventivas y de ajuste del FMI, sino el contenido del propio modelo económico. Al respecto de la crisis asiática, Opalin considera que:

    La extensa gama de circunstancias que convergen en la crisis asiática dificultan la evaluación de su profundidad y su futura trayectoria en el tiempo y en el espacio y por el momento no es previsible saber cuándo podría observarse el inicio de una recuperación, sobre todo si se tiene presente que la enorme carga financiera de varias naciones de la región, con vencimientos a corto plazo, ha creado una peligrosa incertidumbre hacia el futuro.

    Las lecciones de la crisis asiática deben ser estudiadas minuciosamente; como señalan múltiples analistas, los problemas que la originaron –al igual que la de México– ya estaban presentes con el surgimiento de la apertura comercial y financiera, amen de otros de tipo estructural, Benito Solís Mendoza recomienda extraer las siguientes enseñanzas para nuestro país:

    1. Excesivos desequilibrios de la balanza externa terminan perjudicando al sector productivo de los distintos países. Además, su financiamiento por medio de mayor deuda externa tiene que ser finalmente pagada por alguien. 2. La expansión del crédito interno que es avalada por el gobierno, es una forma de disfrazar el aumento del gasto público […? 3. La sobrevaluación del tipo de cambio termina perjudicando a los países, incluso a los asiáticos.

    Algunos de estos factores vuelven a reactivarse en la economía mexicana; a lo largo del presente año tenderán a aumentar los desequilibrios de la balanza comercial, la deuda interna se incrementará al convertir el FOBAPROA en pasivos públicos y, aunque el peso se ha ido ajustando, se ha mantenido en sobrevaluación. De acuerdo a David Márquez Ayala:

    A los tigres asiáticos, las economías emergentes mas pujantes del mundo, les ha tocado ahora comprobar los filos del sistema y la peligrosidad de la apertura financiera indiscriminada. La crisis que les han orquestado los capitales especulativos los han colocado en manos del FMI, el Banco Mundial y sus acreedores, y ahora habrán de tomar medidas amargas y dolorosas pero necesarias para ‘reestructurar’ sus economía al gusto del capital transnacional.

    México vivió plenamente esta experiencia en la crisis de 1995. Sin embargo, el "efecto dragón" también ha dejado secuelas en América Latina, el analista de la firma ING Baring de Nueva York, Arturo Porzecanski mencionaba entre otras: menores ingresos por concepto de exportaciones, caída en el precio de materias primas y menores flujos de capital, inversión foránea directa y préstamos bancarios. Paradójicamente, los mercados menos afectados han sido los de Europa y de Estados Unidos, muchos de los flujos salientes de Asia y América Latina encuentran inmediato refugio en otras alternativas de inversión en los países desarrollados, como los bonos del tesoro estaunidense.

    De esta forma, por los resultados enunciados anteriormente, el FMI se ha convertido en el garante del capital financiero, pues, como señala Bernardo Jiménez:

    Los que están ganando con la crisis asiática son los países que cuentan con exceso de recursos monetarios, ya que reciben una mayor tasa de interés de las economías emergentes que, a través del FMI, las obliga a mejorar la garantía de los préstamos otorgados. El FMI está funcionando como el organismo coercitivo con el que no contaban los ahorradores internacionales europeos, norteamericanos, árabes y japoneses.

    Como una conclusión previa, podemos considerar que los modelos tradicionales de control financiero del FMI han resultado fallidos e insuficientes y que las crisis financieras tienen cada vez efectos más generales, por lo cual dicho organismo ha resultado incapaz para prevenirlas y enfrentarlas.

    En sus análisis deja de lado el papel de la hiperconcentración financiera que tiene un efecto determinante en el surgimiento de las mencionadas crisis al desarrollar gran especulación en los mercados bursátiles y cambiarios. Los resultados nos muestran fallas estructurales del modelo de desarrollo que se pretende imponer, ya que las crisis sistémicas tienden a generalizarse ante la obsolescencia de las estrategias del FMI.

    No puede dejarse de lado que después de la crisis financiera se aplican los tradicionales programas de ajuste que afectan la estructura productiva y se entra de lleno a la suspensión de pagos, renegociación de créditos, quiebra masiva de empresas, venta de los activos bancarios e industriales al capital corporativo por debajo de su valor, entrega de los recursos del país para pagar los paquetes de ayuda y, finalmente, entrega del país. Los gobiernos nacionales se convierten en una especie de "ntendencia", quizá por eso la insistencia en revisar el concepto de soberanía a la luz de la globalización.

    A pesar de todas las declaraciones, el desarrollo social en el marco de la globalización se vuelve una variable prescindible, ya no importa el crecimiento de la desocupación y la marginación que dejan fuera del mercado a millones de personas como resultado de los elevados costos sociales, la agudización de los conflictos tiende a resolverse por la fuerza mientras intenta generarse un marco democrático que, supuestamente, es la clave de ingreso a las organizaciones comerciales mundiales.

    El efecto dragón en México

    Se ha puesto a nuestro país como el ejemplo a seguir para que los países asiáticos salgan de la crisis, sobre todo, de la supuesta efectividad del programa de ajuste que instrumenta el FMI. En una entrevista, Michel Camdessus dijo que:

    el modelo mexicano es el mejor ejemplo de lo que puede ocurrir en los países asiáticos si aplican los programas necesarios para salir de la crisis…En México encontramos los medios y el dinero necesario para calmar a los mercados y poner a ese país en un sendero de crecimiento. Ahora se beneficia del crecimiento más alto de su historia. Lo que tratamos de hacer en Asia es reproducir ese modelo.

    Sin embargo, subsisten problemas derivados de la crisis mexicana de 1994-1995, como el crediticio, que se ha convertido en el talón de Aquiles de la reactivación y que de nuevo se ha agravado con el efecto dragón, debido, sustancialmente, al aumento de las tasas de interés. Al respecto, algunos analistas consideran que:

    El sector más expuesto en el sistema financiero nacional ante una crisis como la ocurrida en Asia, sería la banca comercial, que aún no ejerce su función primordial de captación y préstamos, ya que las estrictas condiciones impuestas por las autoridades para otorgar créditos y su elevada cartera vencida por 138 mil millones de pesos la mantienen inestable.

    De acuerdo con datos del Banco de México, el financiamiento interno total que ha otorgado la banca comercial a empresas, particulares e intermediarios financieros no bancarios se había contraído en términos reales en –27.5% durante el periodo julio de 1996 a julio de 1997. Los datos anteriores muestran que los problemas para la reactivación crediticia continuaban y continuarán con el efecto dragón, y llevan a pensar que el sistema financiero no está cumpliendo su función de financiamiento del desarrollo, y que no lo podrá hacer antes del año 2000.

    Al respecto, el Banco de México esboza algunas de las causas que provocaron la contracción crediticia:

    1. el nivel de endeudamiento de un número significativo de personas y empresas es todavía elevado, lo cual ha limitado su capacidad para asumir compromisos crediticios adicionales
    2. el bajo nivel de salario real, a pesar de algunas recuperaciones en 1997.
    3. las tasas activas de la banca del país continúan siendo altas, a pesar de que han venido disminuyendo. A estas razones debe agregarse que la abundante liquidez existente en los mercados financieros internacionales, combinada con el elevado nivel de las tasas activas, han generado incentivos para que múltiples empresas, sobre todo grandes y medianas, contraten deuda en el exterior.

    Obsérvese cómo la no reactivación crediticia en México, en fechas previas a la crisis de los países del sureste asiático, provocó la dependencia del crédito externo para el crecimiento de la economía mexicana, con todos los riesgos para los usuarios de ese tipo de crédito ante la devaluación del peso de octubre de 1997. El peso continuaría deslizándose en el primer bimestre de 1998, pues se repitió el crecimiento del endeudamiento externo de las empresas, situación que agravó la crisis iniciada en 1994.

    La advertencia fue hecha por la Standard and Poor’s, según comenta el columnista Samuel García acerca de la peligrosa acumulación de deuda externa de corto plazo por parte del sector privado mexicano, que podría alcanzar los 37 mil millones de dólares Estos hechos niegan los propósitos establecidos en el PRONAFIDE (1997-2000), de basar el crecimiento en el ahorro interno.

    Adicionalmente, el aumento de las tasas de interés como respuesta a la inestabilidad financiera de fines de octubre de 1997 –entre 3.6 y 5.5 puntos– como medida para retener los capitales, afectaron a los deudores y contraerán más los niveles crediticios, y por tanto, reducen las perspectivas de recuperación.

    Al respecto Jorge Marín Santillán, presidente de la CONCAMIN, consideró que el sistema financiero …constituye uno de los puntos más débiles de la economía y todavía no ha podido recuperarse de las crisis que lo llevó a niveles de cartera vencida […? aun no están dadas las condiciones para decir que el financiamiento está fluyendo.

    Tanto el secretario de Hacienda como el gobernador del Banco de México recomendaban a los banqueros en torno a una eventual expansión del crédito que procedan con prudencia y cautela en la asunción de riesgos de crédito y de mercado, tomando en cuenta la volatilidad y difícil coyuntura por la que atraviesa la economía global.

    La baja en los precios del petróleo fue producto de una nueva fase del efecto dragón, debido a la reducción de los ritmos de crecimiento provocados en la economía de los países asiáticos y su influencia en la economía mundial. En el caso de México tuvieron que ajustarse los pronósticos y establecer nuevas perspectivas más acordes con los cambios, además de llevar a recortes del gasto público, aún cuando la caída de los precios se detenga por la reducción de la oferta derivada de acuerdos de países petroleros, porque en última instancia los ingresos de divisas finalmente también se reducirán.

    Se iniciaba la segunda fase del efecto dragón, que sigue afectando el sistema financiero y se ha trasladado a la estructura productiva al provocar la citada reducción de los precios del petróleo debido al desaceleramiento de la economía mundial. El analista Herminio Rebollo reseñaba lo que denominó como "vuelco en expectativas económicas", expresaba que:

    Hoy los expertos indican que por el menor crecimiento de la economía en el mundo –sobre todo en EU–, así como por la agresividad de los asiáticos con sus monedas ya devaluadas, más la caída en el precio del petróleo, el déficit en cuenta corriente podría acercarse a los 15 mil millones de dólares, lejos de los diez mil 800 aprobados en la estrategia oficial de diciembre.

    El mismo presidente Zedillo ha señalado que se avizora una competencia más difícil en los mercados internacionales durante los próximos meses a las mercancías mexicanas, debido ala débil situación económica mundial.

    En el mismo sentido se pronunció el presidente de la Asociación Nacional de Importadores y Exportadores de la República Mexicana, al exponer que la devaluación que han experimentado las monedas de la región Asiática fortalecerá su competitividad y sus productos entrarán con mayor facilidad a los mercados en los que México compite, especialmente Estados Unidos.

    Pese a que el modelo neoliberal ha demostrado su inefectividad para lograr un desarrollo sostenido y una distribución del ingreso menos desigual, los representantes de diversos grupos empresariales no consideran ni siquiera necesario discutir alternativas, mucho menos realizar reformas, sino más bien seguir adelante con la llamada segunda generación de reformas diseñadas por el FMI. Por ejemplo, Eduardo Bours, del Consejo Coordinador Empresarial, declaró que el gobierno debe mantener el esquema de privatizaciones, sobre todo de petroquímica, para allegarse de recursos que compensen la pérdida de ingresos y continuar con el camino de liberalización de la economía.

    El escenario que se fue construyendo era de una política monetaria restrictiva por parte del Banco de México, con lo cual se ha presiona al alza las tasas de interés que pueden atraer recursos externos de corto plazo, frenar el crecimiento y, por lo tanto, reducir las importaciones, lo que se complementaría con mayores deslizamientos del tipo de cambio tendiendo a ajustarse a su valor teórico, después de alcanzar una sobrevaluación de alrededor del 14% hasta septiembre de 1997, por la entrada masiva de capital en cartera. A este respecto, de no corregirse oportunamente existiría peligro de acuerdo a analistas del Grupo Santander

    el riesgo radica en la posibilidad de que el peso se fortalezca excesivamente y que eso coloque al país de nueva cuenta en una situación muy vulnerable, más considerando la posibilidad de que se produzcan choques externos adicionales en la primera mitad del año.

    Inversión extranjera en cartera

    En cuanto al ingreso masivo de capital en cartera, se empezó a generar la burbuja especulativa que tiene diversas interpretaciones según quién las haga; para las autoridades financieras y cúpulas empresariales es signo de confianza en el país. Desde mi punto de vista, es el preludio de una nueva crisis y tiende a distorsionar el valor real del tipo de cambio, que tarde o temprano se ha debido a ajustar a su valor teórico.

    Seguramente las autoridades financieras no fueron ajenas a este fenómeno ya que no se observaron medidas de fondo para su control. La política de regulación de dólares por parte del Banco de México, de hecho quedó rebasada por los acontecimientos de fines de octubre. Los efectos provocados, además de la citada sobrevaluación del tipo de cambio, fueron la sobrevaluación del precio de las acciones en la bolsa y altos intereses reales en el mercado de dinero.

    La entrada de capital externo destinada a fines especulativos durante los primeros nueve meses de 1997, fue en ascenso. Si analizamos el ingreso de capital a la bolsa de valores durante ese periodo, encontramos un foco rojo, pues habían ingresado al mercado de capitales la cantidad de 22,407 mdd. es decir, un incremento del 72.3% con respecto a diciembre de 1996, como podemos verlo en el cuadro 1.

    CUADRO 1

    Inversión extranjera en el mercado de capitales

    (millones de dólares)

    Periodo

    Inversión

    Variación Absoluta

    Variación Porcentual

    Dic. 1996

    30,978

     

     

     

     

     

     

    Sep. 1997

    53,385

    22,407

    72.3

    Oct.

    43,331

    -10,054

    -18.8

    Nov.

    47,409

    4,078

    9.4

    Dic.

    48,967

    1,558

    3.2

     

     

     

     

    Ene. 1998

    43,751

    5,216

    -10.6

    Feb.

    44,758

    1,007

    2.3

    Sep. 1997- Feb. 1998

     

    -8,627

    -16.1

    Se observa también la volatilidad inducida por el efecto dragón, pues en octubre de 1997, el mes de la caída de los mercados asiáticos, la inversión extranjera cayó en 18.8%; en enero de 1998 se sufrió nuevamente una reducción del 10.6% y durante todo el periodo de septiembre 1997 a febrero de 1998 hubo una disminución del 16.1% de la inversión extranjera en el mercado de capitales.

    La inversión extranjera en el mercado de dinero no ha vuelto a alcanzar la magnitud que tuvo en diciembre de 1994, que con el "episodio" de los tesobonos llegó en ese entonces a alrededor de 17 mil mdd. Sin embargo, aunque cuantitativamente no tiene la magnitud del mercado de capitales, también ha resentido los embates del efecto dragón, tal como lo podemos observar en el cuadro 2.

    CUADRO 2

    Inversión extranjera en el mercado de dinero

    valores gubernamentales

    (millones de dólares)

    Periodo

    Inversión

    Variación Absoluta

    Variación Porcentual

    Dic. 1996

    3,394

     

     

     

     

     

     

    Sep. 1997

    3,999

    605

    17.8

    Oct.

    3,090

    -909

    -22.7

    Nov.

    2,847

    -243

    -7.8

    Dic.

    3,320

    473

    16.6

     

     

     

     

    Ene. 1998

    3,087

    -233

    -7.0

    Feb.

    3,326

    239

    7.7

    Sep. 1997 – Feb. 1998

     

    -673

    -16.8

    Este mercado ha manifestado volatilidad, con una reducción del 22.7 en el mes de octubre de 1997, una disminución en enero de 1998 de 7% y, para el periodo septiembre-febrero, de –16.8%. Para tener una referencia del volumen de dólares que ingresaron y su relación con las divisas detentadas por el Banco de México para hacer frente a una salida abrupta de capitales externos, tenemos que el total de inversión extranjera en cartera en el mercado de dinero y capitales hasta fines del mes de julio de 1997 fue de 53,394 mdd., cantidad que supera los 21,730 mdd., que el Banco de México reportó como saldo de las reservas internacionales netas al 30 de junio de 1997, y al valor de los activos internacionales netos que para la misma fecha alcanzó 14,254 mdd., (Banco de México, 1997), por lo que estas magnitudes resultarían insuficientes en una retirada masiva del capital extranjero especulativo.

    Obsérvese que la inversión en cartera en el mercado de valores supera la previsión de inversión extranjera directa para 1998, pues el secretario de Comercio estimó que se captarán alrededor de 11 mil millones de dólares de capitales externos. Para el capital externo la incertidumbre continúa, sobre todo por la tendencia a la reducción de los precios del petróleo. El acuerdo entre diversos países petroleros, entre ellos México, para reducir la oferta y tratar de estabilizar los precios, ha conducido al segundo ajuste presupuestal del año. Esta situación de reducción de los flujos externos era previsible desde principios de 1998, pues a fines de enero señalaba la periodista Leonor Flores que:

    El cumulo de expectativas positivas para los mercados financieros que se estimaban para inicios de 1998 se ha visto afectado por diversos factores a nivel interno y externo, por lo que la inversión foránea no está fluyendo en la bolsa de valores a la velocidad esperada".

    Comportamiento del mercado de capitales

    El fenómeno anterior de crecimiento de la inversión extranjera en cartera se reflejó en los indicadores del mercado de capitales, pues en diciembre de 1996 el Índice de Precios y Cotizaciones alcanzó 3,361 puntos, mientras que para el martes 21 de octubre de 1997 llegó a 5,369 puntos, lo que representó un incremento en términos reales, descontando la inflación de alrededor del 45.7%, lo cual difícilmente podría obtenerse en negocios productivos. Los títulos se sobrevaluaron peligrosamente, si tomamos como referencia el indicador de precio de mercado/valor en libros, que indica a cómo se compra cada peso de activos reales, encontramos que al 30 de septiembre de 1997, dicha relación promedio de la bolsa fue de 2.54, es decir, la mencionada sobrevaluación era más del doble.

    En el caso de las empresas más sobrevaluadas, por ejemplo, para la fecha del 21 de octubre, previa al inicio de la caída, la relación precio/valor en libros era la siguiente: en el caso de Kimber cada peso de activos reales costaría 6 pesos, la de Cifra B 6.58, la de Gvideo 5.22, la de Visa en 3.71, Elektra 4.85 y GCarso costaría 4.98. Ante esta situación excesiva, en un ajuste a la baja, los precios de mercado de las acciones tenderían a ajustarse a su valor en libros, la proporción se acercaría a la unidad o pudiera situarse por abajo de la misma ante la salida masiva de capitales de la bolsa.

    La caída de la bolsa mexicana se inició desde el miércoles 22 y continuó hasta el llamado "lunes negro", y acumuló en ese periodo una pérdida de alrededor de 20.5%. Si consideramos que el valor del mercado accionario fue el equivalente a 164.5 miles de millones de dólares, la pérdida sufrida en esos días por la Bolsa ascendió a un equivalente de alrededor de 33.7 miles de mdd. Esta magnitud, de no haberse dado la reactivación inmediata del martes 28, seguramente habría empujado desde esa fecha el tipo de cambio arriba de los 9 pesos por dólar.

    El efecto dragón provocó también que el valor de capitalización en dólares del mercado accionario se haya reducido, tanto como resultado de la baja de precios de las acciones, como por el deslizamiento cambiario, tal como podemos observarlo en el cuadro No. 3

    CUADRO 3

    Valor de capitalización del mercado accionario

    (miles de millones de dólares)

    Periodo

    Valor de capitalización

    Sep. 97

    164

    Oct.

    139

    Dic.

    156

    Feb. 98

    134

    La reducción en el valor del mercado accionario en el periodo septiembre-febrero, fue del 18.2%. El Índice de Precios y Cotizaciones manifestó también el efecto de la volatilidad, tal como lo observamos en el siguiente cuadro:

    CUADRO 4

    Índice de precios y cotizaciones

    Periodo

    Valor del índice

    Variación %

    Dic. 1996

    3,361

     

    Sep. 1997

    5,321

    58.3

    Oct.

    4,647

    -12.6

    Nov.

    4,974

    7.0

    Dic.

    5,229

    5.1

    Ene. 1998

    4,569

    -12.6

    Feb.

    4,784

    4.7

    Mzo. (24)

    5,004

    4.5

    Las reducciones se presentaron en los meses de octubre de 1997 y enero de 1998, alcanzando el 12.6%. El efecto dragón vino a romper una tendencia marcadamente alcista; obsérvese cómo, de diciembre de 1996 a septiembre de 1997, el Índice de Precios y Cotizaciones había tenido un incremento de 58.6%, y para el 24 de marzo la incertidumbre no permitió alcanzar el nivel existente al estallar la crisis.

    Tipo de cambio

    Como ya se mencionó, la sobrevaluación del tipo de cambio derivada de la entrada masiva de capital extranjero de corto plazo, se había constituido en un foco de alerta del sistema financiero. Teóricamente, el tipo de cambio con el dólar se determina por los diferenciales de inflación entre Estados Unidos y México; en este sentido, su valor teórico para fines de septiembre de 1997 fue de 8.83 pesos por dólar, mientras que la cotización de mercado para la misma fecha fue de $7.78, lo que representó una sobrevaluación de 13.54%. La caída del lunes 27 de octubre simplemente tendió a ajustar al peso a su valor real, dado que se incrementó la demanda de dólares. La política de corto instrumentada por el banco de México ha tenido por objeto reducir el deslizamiento del tipo de cambio. Sin embargo, desde septiembre de 1997 en que el tipo de cambio fue de 7.78, hasta el 24 de marzo de 1998 que había alcanzado 8.65, representa una variación de 11.2% en el periodo mencionado. Sin embargo, según estimaciones el valor teórico para el fin de febrero era de 9.34, frente al valor real de 8.50, por lo cual el peso se mantuvo en una sobrevaluación del 8.29%.

    A pesar de la profunda crisis financiera y productiva de 1994-1995, en el sistema financiero rápidamente se reprodujeron condiciones que nos vuelven vulnerables, semejantes a los factores que estuvieron presentes en los países asiáticos, tales como el reinicio de la configuración de una burbuja especulativa en el mercado accionario, provocada por un acelerado ingreso de capital externo; también un fuerte endeudamiento de las empresas en el extranjero y la sobrevaluación del tipo de cambio.

    El modus operandi del capital financiero especulativo de corto plazo -no nos referimos a la inversión extranjera directa- y su consecuente desencadenamiento de las crisis debe llevarnos a la reflexión y al debate sobre las acciones a tomar, pues existen posiciones que van desde la del secretario de Hacienda, Ángel Gurría, que declara que es peligroso e inútil imponer candados al capital extranjero, hasta las de gobierno chileno que utiliza mecanismos de control dependiendo del plazo de permanencia del capital. Considero que no podemos esperar que las supuestas fuerzas libres del mercado financiero gobernado por unos cuantos grandes consorcios corporativos nos vuelvan a hundir como nación; en ese sentido sugiero, que el Congreso de la Unión realice un debate sobre los movimientos especulativos del capital y sus efectos desestabilizadores en la sociedad mexicana y, de ser necesario, que se le impongan mecanismos de control.

    Las propuestas del FMI y de las autoridades financieras mexicanas para fortalecer los mecanismos de supervisión y de regulación no son nuevas; de hecho, después de cada crisis se han planteado e introducido reformas a la legislación de los mercados financieros. De acuerdo con esa tendencia, las instituciones financieras buscarán evadir las medidas de control a fin de obtener ganancias extraordinarias y, en caso de registrar pérdidas, que las absorba la sociedad, como el caso actual de FOBAPROA.

    Es necesario abandonar los modelos ideologizados impuestos por el FMI, con sus mecanismos de prevención y rescate inoperantes y de alto costo social. Asimismo, que a través de la ciencia económica iniciemos un proceso de diagnóstico reflexivo y crítico de los resultados del modelos neoliberal y comencemos a diseñar uno alternativo, en donde el eje del funcionamiento deje de ser el capital financiero y el hombre vuelva a ocupar el papel central.

    Introduccion

    La interpretación de las causas y repercusiones del llamado efecto dragón se encuentra en etapa de elaboración, dado que estamos todavía en el filo de los acontecimientos y observamos que obedeció a situaciones de gran complejidad. Se genera en los países de la región asiática, cada uno con distinta problemática y condiciones de desarrollo diferente; en su etapa inicial se extiende hacia los países del área y, posteriormente, afecta en diverso grado los mercados financieros y la estructura productiva de América Latina y desde luego a México.

    El Fondo Monetario Internacional ha elaborado su interpretación y diseñado los paquetes de ayuda y los consabidos programas de ajuste que también se aplicaron en nuestro país a raíz de la crisis de 1994-1995. El presente artículo tiene como propósito hacer una revisión crítica de esa visión y medir sus efectos en el mercado de valores en el caso de México, a efecto de que pueda inferirse el grado de riesgo en que nos encontramos y obtener algunas conclusiones del fenómeno estudiado. De entrada podemos señalar que la acelerada apertura de los mercados financieros y la internacionalización del capital financiero como efectos de la globalización, han contribuido a la llamada crisis asiática y a la aplicación acrítica de las recetas que el FMI ensayó en México en 1995 con los programas de ajuste que hemos padecido.

     

     

    Autor:

    JORGE IGNACIO AGUILAR HERNÁNDEZ

    LIC. ADMINISTRACIÓN FINANCIERA